Foro de Amanecer zombie
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Cuando los zombies nos alcancen

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Mensaje  Alf Zombie Miér Mayo 26, 2010 8:06 am

PERSONAJES Y VIDAS:

CONSEJO:
Alicia (Abogada-Humano): Kealah. Very Happy Very Happy Very Happy Very Happy Very Happy lapida de piedra lapida de piedra

PERSONAJES:
Degtyarev (Rugby-Humano): DarkHades. Very Happy Very Happy Very Happy Very Happy lapida de piedra
Michael Sykes (Asesino-Humano): PauTL. Very Happy lapida de piedra lapida de piedra lapida de piedra lapida de piedra
Carlos (Estudiante-Humano): PeKaDoR. Very Happy lapida de piedra lapida de piedra lapida de piedra lapida de piedra ***ExclamationExclamation***
Ariel (Reportero-Humano): THE-VIL-JACK-KRAJER. Very Happy Very Happy lapida de piedra lapida de piedra lapida de piedra lapida de piedra
Cody Butters (Niño- Humano): Unit Zero W01 Very Happy lapida de piedra lapida de piedra lapida de piedra lapida de piedra lapida de piedra
Marco (Estudiante- Humano):Quimera Very Happy Very Happy lapida de piedra lapida de piedra lapida de piedra lapida de piedra
Connor (Estudiante- Humano) Cailan Very Happy Very Happy Very Happy Very Happy Very Happy
Fernando (Boxeador- Humano) Toletum Very Happy Very Happy lapida de piedra lapida de piedra lapida de piedra lapida de piedra
Gerard (Ladrón-Humano) Rodriux Very Happy lapida de piedra lapida de piedra lapida de piedra lapida de piedra
Ryukasi (Estudiante- Humano) Zero_Lawliet Very Happy Very Happy lapida de piedra lapida de piedra lapida de piedra

PERSONAJES NO JUGABLES (PNJ):
Facundo (Seguridad-Humano): -.
Arturo (Médico-Humano):-.
Sergio (Estudiante-Humano): -.
Joseph (Desertor -Humano) -.
Willis (Mascota-Ardilla) -.
Carl (Loco-Humano) -.
Marcus (Loco-Humano) -.
Anciano (Armero-Humano) -.
Emmy (Chica- Humana) -.
Rodrigo (Militar- Humano) -.
Oleg (Superviviente- Humano) -.
Jul (Música- Humana) -.
Spike (Músico- Humano) -.
Malik (Mecánico- Humano) -.
Caín (Experimento-Zombie): -.


PRÓLOGO

-¡AAAAAAHHHHH!
-¿Qué sucede? ¿Estás bien?
-Sí.
Alicia encendió la tenue luz proveniente de una pequeña lámpara al lado de su cama, tomó entre sus manos el rostro de Fernando, lo besó suavemente y lo abrazó mientras él sudaba frío. Después de un par de minutos, el joven arquero se levantó, fue al baño y se enjuagó la cara una y otra vez. Tenía la mirada fija en el espejo, sin embargo no le ponía atención a su reflejo, hasta que detrás de él apareció Alicia.
-¿Qué sucedió? –preguntó Alicia-. ¿Otra pesadilla con zombies?
-Sí –Fernando se remojó nuevamente la cara-. Pero esta vez fue diferente, lo sentí más real. Vi… vi cómo esos sujetos sin alma devoraban a Zed y a Facundo.
-Tranquilo, ellos estarán bien… Todo terminó, ahora estamos a salvo.
-No, no ha terminado… ¡Simón sigue con vida, lo sé!
-No, Simón murió en el bombardeo. Aquel Simón que capturaron en las noticias era muy diferente, que los nombres hayan sido los mismos fue una horrible coincidencia.
-No lo sé –bajó la voz Fernando-. Debo dormir –ambos regresaron a la cama, dieron vueltas unos minutos sin poder conciliar el sueño, hasta que cedieron y despertaron hasta la mañana siguiente.

***
Rodrigo estaba dentro de una prisión, era la tercera vez en los últimos dos años que estaba ahí por una insubordinación. Aquel lugar olía a humedad, la cama era una simple barra de cemento con grietas y manchas que no se habían borrado en años. De pronto, escuchó pasos, segundos después una llave había entrado en la cerradura y abierto aquella puerta de barrotes con un sonoro rechinido.
-Rodrigo, tenemos que hablar.
El preso se levantó y saludó a su superior con un ademán militar.
-Eres un gran elemento, tienes toda la confianza, no sólo mía, sino también de los altos mandos. Tu pericia y entrenamiento te convierten en uno de los hombres armados más letales del cuerpo militar.
-Señor, agradezco sus palabras.
-Sin embargo, eres impetuoso, pero pasaré por alto tu insulto al superior en turno, vendrás conmigo a una nueva misión.
-Estoy para servirle, ¿de qué se trata? –respondió Rodrigo interesado.
-¿Recuerdas la infección a la que escapaste hace dos años?
-Sí –el rostro de Rodrigo se desencajó.
-Bueno, pues acompáñame.

***

-Veamos, abra la boca… bien, terminamos.
-¿Qué tengo, doctor?
-Laringitis, nada grave, sólo compre estas pastillas, y en menos de una semana estará bien.
-Puede dirigirse a mí con menos propiedad, soy una estudiante, usted me dobla la edad.
-Lo dudo en realidad, soy más joven de lo que parezco, pero pasaron muchas cosas en mi vida hace dos años. Creo que ni el alcohol ni las mujeres me han ayudado a olvidarlo… Pero ya he hablado de más, si siguen las molestias regresa al consultorio.
-Necesito que me haga un justificante porque he faltado a clases.
-De acuerdo, ¿tu nombre?
-Effy…
-No hablarás en serio… No veo tu collar de mascota en el cuello.
-No se burle de mi nombre, seguro el suyo también es horroroso.
-Me llamo Arturo, un nombre como cualquiera.
La chica observó a Arturo, algo de él le impedía salir del consultorio médico, pero no sabía qué era. Tal vez que era la primera persona pensante con la que se topaba en meses, tal vez sólo se sentía sola.
-Bueno, Arturo, mucho gusto… Tal vez me arrepienta de decir esto pero, ¿tiene algo qué hacer por la noche?
-Bueno, pues no tengo mucho dinero… ¿cuál es la cuota?
-Otras chicas por menos que eso ya lo habrían abofeteado, pero a mí me dio gracia… Sólo quiero un acompañante para el cine, hace mucho que no voy, y no tengo con quién.
-Eres una chica hermosa, no sé por qué no tendrías con quién ir.
-Todos los chicos de mi edad son unos completos idiotas, sólo piensan en sexo, beben alcohol como si fuera agua y maldicen a cada rato.
-Bueno, lo único que me hace diferente a ellos es que uso bata.
La chica se rio escandalosamente, ambos pactaron verse para ir al cine.

***

Degtyarev salió de su entrenamiento diario de rugby, en esta ocasión el defensivo forntal le había dado un buen golpe en el costado, tenía un moretón prominente en la zona y deseaba que fuera el día siguiente para vengarse de aquella tacleada desmedida.
-¡Deg! –una chica morena de buena figura corrió hacia Degtyarev, tenía uniforme de animadora en tonos violetas.
-¡Paula! ¿Cómo estás?
-Bien, te vi entrenar y no pude resistir el saber cómo estabas de ese empujón.
-Se llama tacleada, Paula, tacleada.
-Pues estos artefactos que tengo no se llaman mecheros, y así los llamaste el otro día.
-Un montón de hilos sueltos no son un artefacto, Paula. Un artefacto es más elaborado.
-No me importan tus clases de física cuántica –Degtyarev levantó los ojos, no podía creer lo estúpida que era esa chica-. ¿Irás conmigo a la fiesta que organizó Saúl?
-No, tengo cosas qué hacer.
-¿Rezarle nuevamente a tu padre muerto?
-¡CÁLLATE, ZORRA! ¡No hables así de él!
-¿Sabes algo? Pierdo mi tiempo con un idiota que cree que su padre murió comido por zombies… Hasta luego.
Degtyarev se llevó los dedos pulgar e índice a los ojos, mientras apretaba los párpados, tratando de contener el llanto. Mientras tanto la chica corrió con sus amigas que estaban a una distancia prudente de ahí, las chicas se rieron mientras Degtyarev avanzaba hacia su casa sin voltear a ver a nadie.

***

“Mata al embajador paraguayo”, fue lo único que pudo leer en la nota. El mensaje era claro, debía ser su siguiente trabajo. Pasó buena parte de la mañana analizando los planes de la embajada paraguaya, después de eso se puso su chaqueta de piel, unos lentes oscuros y una gorra deportiva.
Sabía que en su trabajo nunca debía verse igual, debía ser maestro del disfraz sin llamar la atención de nadie. El asesino a sueldo salió de su habitación y caminó un par de cuadras hasta la embajada paraguaya.
El embajador salió de ahí un par de horas después, el asesino había dado unas tres vueltas con dos atuendos diferentes para no llamar la atención, se dio cuenta que su objetivo salió del edificio fuertemente escoltado y acompañado de una señorita. Rápidamente corrió a donde tenía estacionada su motocicleta, siguió el rastro del hombre poderoso sudamericano a lo largo de cuatro colonias.
Después de un rato se detuvieron en un hotel lujoso, el auto en el que estaba el embajador se metió al estacionamiento seguido por dos vehículos más de escoltas, uno más quedó aparcado afuera del enorme edificio.
El asesino se quitó el casco, detuvo su motocicleta en un cajón cercano del estacionamiento del minisupermercado que estaba enfrente del hotel. Entró al establecimiento de autoservicio y se compró un paquete de galletas y un cuadrito de leche de sabor fresa. Mientras se los comía, caminó enfrente de aquel hotel, rodeó la calle y buscó una entrada más pequeña, más sutil. Pronto consiguió noquear a un repartidor de carne que había entrado al hotel por un costado.
El asesino se escabulló por el cuarto de entrega de alimentos, y salió a un pasillo que llevaba a la cocina del restaurante principal del hotel. Pronto se encontraba en el looby y un montón de gente se arremolinaba por ahí, con maletas, enormes abrigos y niños por doquier.
Subió las escaleras que comunicaban a los diferentes cuartos, en uno de los pisos había un hombre vestido de etiqueta y con un radio en la mano, el asesino avanzó por el pasillo, no sin ser mirado por media docena de personal de seguridad. De su bolsillo sacó una tarjeta que introdujo en el cerrojo de una habitación, la puerta abrió y el entró. Aquella tarjeta tenía los códigos de todos los cuartos de hotel del país, le había servido en muchas ocasiones, en esta ocasión por fortuna no había nadie hospedado en ese cuarto, así que no tuvo que matar a nadie, por el momento…
Se preparó para salir de ahí, eludir de manera sorpresiva al personal de seguridad y asesinar al embajador paraguayo, que para ese momento ya debía estar en pleno acto sexual con su secretaria.

***

Simón estaba recostado como casi siempre a esa hora, de pronto se encendió la luz del pasillo, escuchó unos pasos firmes y apresurados, que pronto se plantaron frente a su celda blindada como si se tratara de King Kong. Frente a él estaba Tomás Moreno.
-Supongo que recibiste mi mensaje, Tomás.
-Sí.
-Dame el expediente del caso, lo revisaré.
-¿Sabe algo? Te daré la mitad del expediente, la otra mitad te la daré cuando me hayas dado datos que nos ayuden con el perfil del asesino.
-Me parece justo.
Moreno le pasó un folder con hojas por medio de la charola en la que le daban comida. Simón las abrió, las hojeó y las rompió después de eso.
-¿Me crees un idiota? Este expediente es falso, es imposible que me des los originales de un caso tan especial como éste. Hasta un simio sabe que me tenías que haber traído copias.
-Tienes razón, es falso –contestó Moreno-. Pero lo hicimos para proteger la identidad de los implicados, así como detalles que consideramos no debías saber.
-Me vale un carajo, quiero las copias del expediente real, y no mientas nuevamente o me daré cuenta.
-De acuerdo, mañana te enviaré unas copias con los nombres y direcciones tachados.
-Por cierto, Tomás… ¿Esa corbata es nueva? –el hombre se quedó callado, sólo transpiró un poco-. Es bueno saber que aún le interesas a tu esposa, por lo que veo, es una corbata muy exclusiva, sólo se encuentran en una tienda del centro a la que no he ido en cerca de dos años.
Moreno se fue de ahí rápidamente aparentando indiferencia. Simón sólo sonrió, levantó un pequeño vendaje que tenía en el pulgar izquierdo, lamió un poco de su sangre y regresó la curación a su lugar.

***

-¡YEAAAAHHHH, MOTHERFUCKEEEEERS!
Una explosión sacudió el escenario, esa era la señal para apagar las luces y dejar caer una enorme cortina con un enorme logo de “Blue Zombies” al centro. Zed y su banda caminaron hacia sus camerinos secándose el sudor con toallas que los miembros del staff les entregaban. Un selecto grupo de periodistas estaban ahí, les hicieron un par de preguntas, hasta que Zed dio por terminada la entrevista, entró al camerino común con los miembros del grupo y un par de chicas muy maquilladas y con blusas de “Blue Zombies”.
Todo parecía un concierto más de una gira como todas, la gente comenzó a desalojar el estadio entre empujones y gritos de júbilo por haber visto al grupo heavy del momento.
-¡Fue genial! ¡Atrapé un trozo del bajo roto de Will Perkins! –dijo uno de los chicos que se escabullía entre el tumulto de gente.
-¡Eso no es nada! Yo tengo la playera de Zed que lanzó al público mientras cantaba “I survived a zombie apocalypse”.
El público entero se había ido, excepto un hombre. Estaba escondido detrás de una de las mantas que quedaron del concierto, salió un par de minutos después de que el estadio estaba vacío, sólo había un par de miembros de seguridad que revisaban cada rincón del estadio por mera logística.
El hombre caminó hacia los camerinos, en la entrada del pasillo había uno más de los gorilas de seguridad, el hombre extrajo un enorme cuchillo militar de una de sus botas y se lo clavó de manera sorpresiva al hombre. Después de unos segundos, dejó de respirar, y el intruso caminó hacia el cuarto donde estaban Zed, Jorge, Will y Aaron con las dos fanáticas.

Facundo estaba en las gradas del estadio y había terminado su ronda, era momen to de ir a camerinos y beber con sus grandes amigos Zed y Jorge, así que tomó el radio para avisar que él había terminado antes que todos, como era su costumbre.
-Luis, voy para allá, todo en orden –dijo Facundo al radio… no hubo respuesta-. ¡Luis, despierta y hazme caso! ¡LUIS!
Facundo sabía que había algo mal, desenfundó su revólver y corrió hacia la zona de camerinos, el tramo era largo, puesto que se encontraba en la última fila de las gradas del estadio.

MISIÓN 0: LA CALMA QUE PRECEDE A LA MAREA.


Tiempo: 2 semanas (26 de mayo – 9 de junio)

Planteamiento: La vida sigue como todos los días, nada ha cambiado y se respira un ambiente de tranquilidad para la mayoría de la gente. Los zombies son cosa del pasado para los supervivientes de la primera infección, aunque algunos recuerdos siguen atormentándolos; para los demás, desconocen la situación y viven como siempre… rodeados de lujos y comodidades.

Objetivo: Describir la vida de los personajes previo a la segunda infección, todos desconocen lo que sucede, pero en un laboratorio secreto se gesta la segunda infección con dos especies experimentales: Caín y Abel.

Restricciones: Ningún personaje debe saber nada acerca de este laboratorio, excepto Rodrigo, que se enterará paulatinamente de lo que está por gestarse. Nadie más puede acercarse ni tener la menor idea de lo que sucede en este laboratorio hasta el término del tiempo establecido para la misión. Ningún PNJ podrá morir o ser herido de gravedad. De momento, ningún personaje perderá vidas por no postear durante esta misión.

Responsable(s): En esta misión cero, no hay responsables, sólo se castigará al que desobedezca las restricciones con una amonestación y la edición de su post. Exclamation


Última edición por Alf Zombie el Vie Ago 13, 2010 12:47 am, editado 29 veces
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Mensaje  Kealah Jue Mayo 27, 2010 5:36 pm

Alicia había conseguido rehacer su vida después de todo lo que sucedió hacía ya dos años. Fernando había contribuído a ello ya que ambos compartían sus vidas desde que consiguieran salir, gracias a Rodrigo, de aquel campamento militar justo antes de que la ciudad fuera bombardeada.
Arturo, Jorge, Fernando y Alicia, al igual que Zed y Facundo, habían perdido todo en aquella epidemia pero, por lo menos, se tenían los unos a los otros.

Poco tiempo después de su huída, Alicia y Fernando alquilaron un pequeño apartamento en una ciudad cercana. Era un pequeño ático, lo suficientemente grande para los dos y sus pequeños lujos. No medía más de 50 metros cuadrados y tenía dos habitaciones, el comedor, una cocina, un baño y una pequeña terraza donde por las noches salían a tomar una cerveza. De las dos habitaciones, una era la de ellos, donde dormían y guardaban su ropa. La otra habitación era la de los trastos, sólo tenía cacharros que ellos consideraban imprescindibles.
Allí guardaban el arco de Fernando, sus flechas (mucho más de veinte), un palo de golf y algunas armas de fuego ya que ambos habían obtenido su licencia después de lo sucedido. Era su pequeño almacen para prevenirse contra el Apocalipsis Zombie. Ninguno de los dos sabía si pasaría otra vez pero esta vez no les pillaría desprevenidos.
Sin embargo, donde más tiempo pasaban ambos era en esa pequeña habitación puesto que, además de los útiles para matar zombies, tenían allí un sofá color violeta, parecido a aquel en el que se dieron su primer beso, la consola, el ordenador y una televisión. Muchas horas habían pasado en ese sofá besandose durante aquellos dos años que llevaban juntos, jugando con la Play y la X Box o viendo películas.Echaban horas y horas jugando al FIFA, al Assesin´s Creed y demás juegos que descargaban de internet.
Se lo pasaban muy bien juntos y, por eso, les iba tan bien su relación. Eran felices, dentro y fuera de casa.

Sobretodo al principio, Alicia sufría constantes pesadillas con los podridos. Había una que la atormentaba sobremanera. Ella estaba bailando dulcemente con Fernando cuando los podridos entraban y él desaparecía. Se quedaba ella sola contra todos ellos. Sin embargo, pasaban de largo, no se la acercaban porque detrás de todos ellos, aparecía la figura de Simón, sonriendo y mirándola, con un cuchillo en la mano y sus labios sellados por un dedo. Se acercaba a ella, la besaba apasionadamente para terminar degollándola con su cuchillo, temrinando así el beso precipitadamente y despertándose ella ansiosa y sudorosa. Después de eso, ya no podía volver a dormirse. Se pasaba las noches llorando. Por eso decidió ir al psicólogo aunque nunca le contó la historia completa.

Estuvo casi un año yendo al psicologo pero sus pesadillas remitieron, excepto la de Simón y alguna que otra ocasional con los zombies. Trabajó durante un año y medio en un despacho de abogados. Medio año como becaria y uno completo como administrativa del despacho pero, como consecuencia de la crisis económica, fue despedida, así que optó por sacarse unas oposiciones mientras cobraba el paro.
Tiene más tiempo para pensar ahora que no está tan ocupada así que, unos meses atrás, decidió doblar sus horas en el gimnasio. Pasa todas las mañanas estudiando mientras Fernando duerme y por las tardes, mientras él trabaja, se va al gimnasio con Arturo. Su gran amigo desde que la salvó la vida casi robada por Simón.

Alicia tiene una gran amistad con todos los supervivientes pero sobretodo con Arturo que se ha convertido en su mejor amigo. Ambos practican Kickboxing todas las tardes. Se ha vuelto el mismo cabrón de siempre pero ahora a Alicia la tiene mucho cariño, se lo pasan bien juntos y cada semana va a cenar con ellos dos y con la pelandrusca de turno. Como montó una clínica de cirujía estética, la ha ofrecido mil veces quitarla la cicatriz del cuello y de paso, regalarla un aumento de pecho porque dice que "estaría más buena con más tetas"
ALicia se niega rotundamente. Al aumento de pecho porque dice que así está perfecta para ella y a quitarse la cicatriz también porque es un recuerdo de Simón y de la epidemia que no quiere olvidar nunca. Inconscientemente, sabe que está vivo en alguna parte, por mucho que Zed y Facundo se empeñen en decir que murió en el bombardeo. Ella y Fernando saben que no es así.
En secreto, ALicia guarda todos los recortes de periódico que encuentra sobre un asesino llamado Simón...

Hace tan solo tres semanas sucedió algo con Fernando... Alicia miró su dedo y sonrió. Estaba feliz. Después de todo había conseguido rehacer su vida. Pero sin darse cuenta, su otra mano se tocó su cicatriz del cuello... tenía un mal presentimiento.

************************************************************************************

Bueno, como nadie se atrevió a romper el hielo, la primera fue ALicia... Espero que la sigais pronto!
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Mensaje  PauTL Sáb Mayo 29, 2010 4:01 am

El Alfa...

5º Mandamiento: No mataras


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El asesino salio al pasillo, y se dirigio a un cobertizo de empleados, uso la targeta para abrir la puerta y na vez dentro se cambio de ropa.
Bajó unos pisos y entro en la recepcion, un empleado estaba frente a un ordenador comprobando los registros de las habitaciones. El asesino se acerco a el y le dijo:

-El jefe quiere verte un momento.
El empleado se extraño -¿Para que uiere verme?
-No me lo ha dicho, pero si quieres le digo que no vas- El asesino se dio la vuelta y comenzo a andar.
-Vale, ya voy, ocupate tu de esto- Dijo, señalando al ordenador.
El asesino sonrio. -Esta bien.

El asesino entro en los registros y busco la habitacion del embajador, la encontro, la 512. Cogió el ascensor hasta la ultima planta, y busco las escaleras que conducían a la azotea. Abrio la puerta que tambien funcionaba con tareta y salio al exterior, la vista desde alli era magnifica, pero no habia tiempo para contemplarla.
Sacó su movil y marcó un numero, enseguida una voz respondio:

-¿Tienes la ubicacion del objetivo?
-Si, necesito un envio, paquete 223, a la azotea del Hotel Dalian.
-Entendido.

El asesino colgo el telefono, al cabo de cinco minutos, un helicoptero paso volando bjo y solto una pequeña caja, el asesino la abrio, y cogio la USP .45 con silenciador, varios cargadores, una granada de humo, y un cuchillo de combate, tambien cogio la chaqueta gruesa y coloco las armas en los bolsillos interiores, cogio el equipo de rapel y se dirigio al filo de la azotea, ató el cable a un conducto de ventilacion y se deslizo hasta los balcones de la 5ª planta.
Fué salando de balcon a balcon hasta llegar a la que segun sus calculos debia ser la 512, las cortinas estaban hechadas, pego la oreja al cristal y escucho los gemidos de una mujer. -''Como no''- Penso.
El asesino golpeo flojo el cristal, de repente se dejaron de escuchar los gemidos, se escucharon unos pasos, alguien se dirigia al cristal, el asesino apunto al cristal, una silueta se recortaba tras la cortina.
Era el embaador, se notaba por su silueta corpulenta, cuando estuvo a punto de retirar la cortina, la bala ya habia atravesado su cabeza, su secretaria grito, al instante, la puerta de la habitacion se habrio con un estruendo.
Debian ser los gardaespaldas, para cuando abrieron la ventana, el asesino se habia esfumado, el guardaespaldas vio el cristal de la habitacion contigua roto.
-Se está escapando por el pasillo- Gritó al otro guardaespaldas, que inmediatmente salio al pasillo.
El asesino vio salir al guardaespaldas de la 512, esté intento apuntar al asesino, pero ya era tarde, su cuello estaba roto.
El asesino bajo las escaleras a toda velocidad, se cruzo con varias personas que le miraban extrañdos, por suerte, el traje de empleado contaba con una capucha, con lo que conseguia cubrirse los ojos y no podrian hacer un retrato robot de el.
Llegó a la planta baja, y camino velozmente hacia la salida.
-¡Eh, tu!- Gritaron a su espalda. -¡Alto!
El asesino se dió media vuelta, uno de los guardaespaldas se dirigia hacia el apuntandolo con una pistola.
El hombre cogio su walkie.
-Lo tengo- Dijó.
Se guardo el walkie.
-¡Que todo el mundo se aparte por favor!. Y tu de rodillas y las manos sobre la cabeza-
El asesino obedecio, el hombre se dispuso a colocarle una esposas,el hombre se coloco tras el le cogió de las manos con fuerza, el asesino entonces, aprovecho que el hombre habia guardado el arma para soltarse, darse la vuelta, y segar el suelo de una patada, el hombre cayó al suelo de espaldas, el asesino se levanto y corrio a la puerta, salio a la calle y corrio al callejon donde tenia su moto, observo que habia un camion que perenecia al Hotel, aparcado en la puerta trasera que daba al almacen. Se acerco con la moto, revento la cerradura de la parte trasera de un tiro y guardo la moto dentro, subio a la cabina, hizo un puente y salio a la calle.
Se dirigio a las afueras, donde abandonaria el camion en el desguace, y volvería a casa con la moto.

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Una pregunta Alf, ¿el que esta en el concierto de los blue zombies que mata al guardia soy yo?.
Es por si las moscas.
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Mensaje  Invitado Sáb Mayo 29, 2010 8:33 pm

Hace un año…

- Considera cada día de tu vida como el último, la hora que no esperas aparecerá como una grata sorpresa. Ven a verme, si deseas diversión me encontrarás en buen estado, gordo y lustroso, cual cerdo de la piara de picuro– recitaba Simón a la vez que iba sirviendo el vino a todos los comensales que se sentaban en su mesa.

Todos rieron.

- Y ahora te descubrimos plagiando textos de Horacio hábilmente – dijo el señor Guerrero levantando la copa hacia él y guiñándole un ojo.

Más risas.

Simón sonrió.

- Prodigioso, Pedro, prodigioso. – dijo Simón colocándose bien la corbata.

Se encontraban en la casa de Simón, había mandado construirla de nuevo, una reproducción exacta. Al morir sus padres, automáticamente él pasó a ser el propietario de la pequeña fortuna que poseían. Su apellido todavía significaba algo en la alta sociedad, así que decidió conservarlo y así poder sacarle el máximo provecho. Se rodeó de gente culta e influyente, del ámbito artístico, político, literario, etc. Estaba orgulloso del disfraz que se había elaborado. Esa noche se celebraba en su casa una fiesta benéfica con motivo de la fundación que Simón había creado para jóvenes talentos.

- Quería decir, Simón, en nombre del resto de la piara – más risas – disculpen, de la junta sinfónica, que estas veladas son siempre nuestra gran atracción.

Simón compuso su mejor sonrisa y agradeció el cumplido mientras seguía sirviendo el vino.

- Me siento culpable por gozar de esta encantadora velada mientras uno de nuestros músicos…continua desaparecido – manifestó la señorita Hidalgo con un suspiro.

Hacía una semana, Simón había acudido al concierto que celebraron sus invitados, y percibió que uno de los componentes de la orquesta desentonaba con el resto, le faltaba técnica, entusiasmo. Así que Simón decidió que como amigo de la junta sinfónica, debía ayudarles. Secuestró a aquel hombre, le mató y ahora sus invitados podían disfrutar de su hígado acompañado con habas y un buen quianti.

- ¿Puedo confesar algo perverso? – Dijo el señor Guerrero – No puedo evitar sentirme, aunque sea en una porción ínfima…aliviado. Oh, suena espantoso, lo sé, pero admitidlo, también lo es su forma de tocar.

Risas de nuevo.

- Simón, confiésalo, ¿en qué consiste este plato de aspecto tan divino? – preguntó la señora Martínez.

- Si os lo dijera…me temo que no lo probaríais – dijo Simón en un tono misterioso, pero sin dejar de sonreír.

Todos volvieron a reír y comenzaron a comer, mientras Simón los observaba. Estaba comenzando a excitarse.

La velada transcurrió con normalidad, todos comieron y bebieron en abundancia y finalmente se fueron ya entrada la madrugada. Simón estaba limpiando todo cuando llamaron a la puerta.

- Ivanka, que placer tan inesperado.

- Perdone que le moleste, ya sé que es muy tarde…

- No es molestia, querida, ambos somos aves nocturnas, pase, por favor.

- Gracias.

-Deme su abrigo.

Simón la llevó al amplio salón. Estaba decorado con muchos cuadros, pero los de William Blake predominaban. Había varias estanterías repartidas por toda la sala, todas repletas de libros, la mayoría trataban de psicología forense, anatomía, cocina, etc. En un estante, sobre un pedestal bañado en oro blanco, se encontraba el florete de Simón, y a su lado un arco inglés.

- ¿A qué debo el placer, querida?

Ivanka era una de las aprendices de esgrima a las que Simón enseñaba. Era morena, alta y atractiva, aunque no dominaba del todo el español. La opinión de Simón era que con ese bolso bueno y esos zapatos baratos tenía aspecto de hortera, aspecto de hortera apañada y con cierto gusto, la buena alimentación le había proporcionado una constitución fuerte, pero solo una generación la separaba del hambre. Y ese cutis que quisiera disimular era el típico cutis de una campesina.

- Señor Lasso, me avergüenza decirlo, pero pasaba cerca de aquí y sentí el impulso de verle – a medida que decía esto, unas manchitas rosas aparecían en sus mejillas.

- Impulsos…Esa fuerza que nos mueve a cometer actos exentos de toda lógica. Yo antes solía moverme a través de ellos. Y no acabó muy bien… - dijo Simón un tanto ensimismado mientras contemplaba su reflejo en un espejo.

- Creo…creo que no le comprendo, Señor Lasso.

Simón sonrió y le guiñó un ojo.

- La gente tiende a sentir miedo por aquello que no comprende, Ivanka, ¿me teme usted? – a medida que iba hablando, Simón se acercaba más a ella, hasta quedar con los rostros casi pegados.

Simón la agarró de la cintura suavemente y la besó con fuerza. Sabía a pasta de dientes, vino, perfume, y a paraíso en un día de gloria. Entonces le clavó el cuchillo en el abdomen.

Ella trataba de forcejear, tratando de liberarse, pero Simón la tenía apretada fuertemente contra él. Simón le susurraba al oído:

- Está en estado de shock. No deseo hacerle sufrir, dentro de poco empezará a sentirse mareada, luego somnolienta, no se resista, es muy suave, como un baño de agua cálida. – Simón retorció el cuchillo y la chica hacía esfuerzos por gritar, pero no podía – Lamento que haya acabado así, pero todo juego debe tener su final. Una muchacha excepcional, admiro mucho su talento. Creo que comeré su corazón…

Ahora…


Alicia se disponía a ir al gimnasio, cogió su bolsa de deporte y cruzó el umbral de la puerta cuando vio que había una carta en el suelo. Se agachó a recogerla, el sobre y el papel eran suaves y estaban ligeramente perfumados.

Mi querida Alicia, a estas alturas ya debes de estar curada, al menos por fuera. Espero que no estés muy desmejorada. Menuda colección de cicatrices debes haber acumulado. Nunca olvides quien te produjo las mejores y se agradecida, nuestras cicatrices tienen la virtud de recordarnos que el pasado fue real. Vivimos en una época primitiva, ¿verdad, Alicia? Salvaje y erudita. Su maldición son sus medias tintas. Cualquier sociedad racional me habría matado o habría sacado algún partido de mí. ¿Sueñas mucho, Alicia? Pienso a menudo en ti.

Tu viejo amigo, S.

Invitado
Invitado


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Mensaje  DarkHades Dom Mayo 30, 2010 11:16 pm

-Oye si que estan buenas estas cervezas he?Jajajaj
-Si están muy frias jajaj.-Reía Degtyarev mientras tomaba un largo trago y miraba a su alrededor.La gente bebía,charlaba y reía sonoramente.Degtyarev miraba la televisión del bar que sintonizaba un partido viejo de rugby.
-He Degtyarev,porque la cara larga?Es por la zorra esa que te dejó?-Preguntó Magno.
-Nah,sinceramente se puede ir al diablo,no tengo tiempo para esas estupideces.-Dijo Degtyarev mientras bebía su ahora tibia cerveza.
-Ok ok,mañana irás al taller?Hay un par de motocicletas que reparar y si lo hacemos el mismo día Valentín nos pagará una fortuna jajaj.
-Si si,mañana iré.No tengo entrenamiento ni nada.
-Genial estaré en el taller a las seis.Yo ya me voy que hay que madrugar por mas que sea viernes.
-Bien,me llevas?No da para ir caminando.
-Si vamos.

Ambos se levantaron y Degtyarev pagó lo debido al barman y se salió en busqueda de su amigo que yacía fuera del bar esperandole.Ambos se metieron dentro de la camioneta y empezaron el viaje.
-Oye con respecto a tu padre...
-Que tiene?-Preguntó bruscamente Degtyarev.
-Fue un gran hombre,cuando yo estaba en el ejercito el y yo fuimos buenos compañeros.
-Ya me lo habías dicho.
-Solo mira lo que te ha dejado,una gran casa de dos pisos,mucho dinero,y una Xbox genial jajaj.
-Tenía mucho mas de lo que aparentaba verdad?
-Si,siempre mentía sobre su edad,pillo.
-Los zombies no existen.-Prosiguió Magno.
-Si vas a empezar con eso me bajo ahora mismo de la camioneta.
-Ok ok me callo.
Pasaron unos minutos de incómodo silencio hasta que finalmente llegaron a su destino.
-Bien,aquí está,hogar dulce hogar.
-Buenas noches Magno.-Decia Degtyarev mientras cerraba la puerta de la camioneta.
-Buenas noches y que descanses.

Degtyarev entró a su casa,escondió las llaves debajo del tapete y encendió las luces.Todo estaba intacto,tal y como lo había dejado.Subió las escaleras y tomó una buena ducha tibia.Se puso una camiseta de Rammstein,unos boxers y se desplomó en su cama,no sin antes poner el despertador a las seis...
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Mensaje  Kealah Mar Jun 01, 2010 10:13 pm

Alicia estaba preparándose para ir al gimnasio mientras Fernando estaba trabajando. Después iría a comprar algo de comer para prepararle una suculenta cena y después de la cena tomar unas cervezas, ver la televisión o quién sabe...
Como cada tarde, había quedado con Arturo para tener unas sesiones de ejercicio. Muchas veces pensaba que era mejor ir sola que con él ya que siempre terminaban hablando sobre las conquistas amorosas de Arturo y dejaban de lado lo de hacer ejercicio. Aún así, se divertía mucho.
Sabía que esa tarde no harían nada. La última vez que habían hablado por teléfono, Arturo le había dicho algo acerca de una chica de la que pensaba que se estaba enamorando. Era una de sus pacientes. Alicia no le hizo mucho caso porque cada semana se enamoraba de siete mujeres pero era la primera vez que se lo decía tan entusiasmado por teléfono. Aún así, él no era el único que tenía nueva noticia.

Cuando terminó de preparar su mochila, Alicia salió por la puerta de su apartamento. Miró al suelo y recogió una carta que allí había. El papel era suave y estaba perfumado. Inconscientemente sonrió, Fernando la había dejado una carta antes de irse a trabajar. La sonrisa se borró de su cara cuando la abrió.

Mi querida Alicia, a estas alturas ya debes de estar curada, al menos por fuera. Espero que no estés muy desmejorada. Menuda colección de cicatrices debes haber acumulado. Nunca olvides quien te produjo las mejores y se agradecida, nuestras cicatrices tienen la virtud de recordarnos que el pasado fue real. Vivimos en una época primitiva, ¿verdad, Alicia? Salvaje y erudita. Su maldición son sus medias tintas. Cualquier sociedad racional me habría matado o habría sacado algún partido de mí. ¿Sueñas mucho, Alicia? Pienso a menudo en ti.

Tu viejo amigo, S.


Alicia miró a izquierda y a derecha del pasillo en el que se encontraba su apartamento pero no vio nada. Entró a su casa y cerró la puerta con llave. Era cierto. Sus temores se habían cumplido. Lo que había temido durante dos años se había hecho realidad. Simón estaba vivo y sabía dónde vivía, donde estaba su casa y cual era su apartamento. Probablemente estaría observando su reacción desde alguna parte.
Ella se sintió triste, agobiada y angustiada y toda la ilusión que sentía por el tema de la boda desapareció en el momento en el que leyó la carta de Simón. Se sentó abatida en el sofá y se sintió derrotada. Por un lapso de tiempo, había pensado que todo había vuelto a la normalidad, que los zombies no regresarían jamás y que Simón había muerto en aquel bombardeo. Había sido una estúpida, una completa estúpida por pensar que algo podía ir bien. Se echó a llorar tumbada en el sofá deseando no haber recibido aquella carta.

Sin embargo, esta vez estaba preparada. Se secó las lágrimas y fue a la habitación de los trastos, cogió una de las armas que allí guardaban y la colocó debajo del colchón. Fernando nunca miraría allí. Se preguntó por un momento si debía decírselo o no. Necesitaba hablar con alguien pero sabía como era Fernando y cómo reaccionaría así que decidió no decirle nada por el momento hasta estar segura de que la carta que había recibido era de quien parecía. El móvil de Alicia comenzó a sonar:
- Tía, ¿dónde coño te has metido? - dijo Arturo al otro lado de la línea telefónica.
- Estoy en casa Arturo. Ven rápido. Ha pasado algo.
- ¿Qué? ¿Ese larguirucho te ha hecho algo? Siempre te he dicho que soy más hombre que él y tú ni caso...
- Arturo, para, es algo serio.
- De acuerdo, en diez minutos llegaré a tu casa.

Arturo fue inmediatamente a casa de Alicia. Llamó al timbre y ella abrió. Tras asegurarse de que efectivamente era Arturo, abrió la puerta de casa y le dejó pasar. Alicia le contó lo de la carta y Arturo se puso inmediatamente en guardia.
- Arturo, tenemos que hacer algo. Sabe dónde vivo y es cuestión de tiempo que llegue hasta ti. Esta vez no nos dejará vivo a ninguno de los tres. Estoy preocupada por Fernando. Le hará sufrir más que a mí, si es posible. Ese chico está obsesionado conmigo y no me dejará nunca.
- Lo sé. No creo que debamos ir a la policía. Es una simple carta en papel perfumado. Allí te dirán que no van a investigar a cualquier admirador que tengas. Porque eso es lo que parece...
- Arturo, tengo miedo.
- Lo sé pequeña pero ese cabrón sucumbirá. Esta vez estamos preparados.
- Lo que más miedo me da es que ahora no sabemos cómo es. Puede ser cualquiera... Zed y Facundo dijeron que la ultima vez que le vieron estaba desfigurado.
- Estaremos atentos. ¿Qué vamos a hacer con Fernando y los demás?
- Creo que debemos esperar a después de la boda para decirselo, ¿no crees?

Aquella noche cenó con Arturo una tortilla de patata y dejó algo para que cenara Fernando. Cuando Arturo se fue, Alicia se quedó sóla y se fue a dormir pronto. Aquella noche soñó de nuevo con Simón. No se trataba de una pesadilla, al menos no al principio.
Alicia estaba dormida cuando se despertó sobresaltada por una pesadila. Miró a su alrededor pero no reconoció nada de lo que la rodeaba. Estaba en una amplia estancia en una cama de matrimonio para ella sola. Se levantó de la cama y, lejos de llevar su pijama, llevaba un camisón de seda y a los pies de la cama, una bata y unas zapatillas a juego reposaban esperando que se las pusiera. Salió de la habitación y bajó la larga escalinata hacia el piso de abajo.
- Cariño, ¿ya estás despierta? - Preguntó alguien que estaba de espaldas
- Sí, he tenido una de mis pesadillas - Respondió ella
- Ven aquí, pequeña, yo te protegeré - Dijo aquel hombre mientras se levantaba.
Fue hacia donde estaba ella, se encontró con Simón. Aquel Simón del instituto, tan guapo y perfecto como la primera vez que le conoció. El la besó dulcemente en los labios, la cogió en brazos y la tumbó en un sillón. La acarició el pelo a la vez que la besaba apasionadamente.
Alicia intentó moverse pero no podía hacerlo. La había inyectado algo que la paralizó por completo. Se levantó del sofá y fue a por una cajita. Allí llevaba sus armas preferidas de tortura: una cucharrilla, pinzas, tenazas, alicates...

En ese momento, Alicia se despertó en su cuarto angustiada. Miró a su alrededor y allí estaba Fernando mirándola mientras dormía.
- ¿Otra pesadilla?
- Sí...
- Vuelve a dormir, pequeña, voy a cenar y ahora vengo.
Alicia esperó a que Fernando saliera de la habitación y rozó con sus manos su pistola. Estaba preparada, se dijo a si misma una vez más.
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Mensaje  the_zombie_killer_71 Miér Jun 02, 2010 6:56 am

el concierto esta en su climax,los fans gritan como endemoniados...un silencio agobiente cubre el estadio de un momento a otro, las luces bajan al minimo, todos los fans desaparecen de un momento a otro, el estadio se ve invadido rapidamente por zombies, la banda deja de tocar y un olor a pudredumbre inunda el escenario, jorge mira a su alrededor, el resto de la banda se pone tensa, zed toma su guitarra con una mano y señala hacia la entrada, en la entrada se puede divisar la luz exterior, pero hay que abrirse paso entre toda la multitud para poder salir, ver toda la marabunta de zombies resulta agobiante, por su mente pasan recuerdos de la ciudad, debastada por esas criaturas, llevada completamente al exterminio... jorge mira nuevamente a su alrededor pero toda su banda ha desaparecido, se encuentra solo ante los zombies que ahora comienzan a trepar por el escenario...
-genial...y ahora que.... ¿acaso ahora voy a estar desnudo?-

como si de magia se tratase, su ropa desapareció, quedandose solo con boxers y y su guitarra para cubrirse, un zombie bastante alto y corpulento lo toma del cuello y comienza a abofetearle la cara, el zombie parece intentar hablar...

-¿que haces, tú no puedes hablar idiota?
-a quien llamas idiota tu...grandisimo cabrón- jorge despertó extrañado al ver esta respuesta, aquel que lo estaba golpeando era zed- mejor despierta de una vez antes de que llegue facundo y te dejemos fuera¡

unos minutos después unas pisadas se escucharon pìsadas fuera de la habitación....
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Mensaje  Tatsu-Kami Jue Jun 03, 2010 12:30 am

Solo faltaban unas horas para abandonar lo que tanto odiaba, aquel sitio que solo le había traído sufrimiento y del que cada noche soñaba con irse lejos para no regresar, sin embargo sentía miedo de salir de allí, después de todo eso era lo único que conocía, y no sabia como seria el mundo exterior. Estaba ensimismado en sus pensamientos cuando escucho el leve sonido de las zapatillas de uno de los instructores, mentalmente se preparo para lo peor porque llevaban una semana sin darle apenas golpes, y su ultimo confinamiento fue en la sala del ruido blanco. Es una sala que conocía muy bien, una sala blanca sin ventanas e insonorizada en la que simplemente te dejan allí con la luz encendida, después de unos días empezabas a ver cosas raras con la privación del sueño pero Alexander aprendió a evadirse de allí y afinar sus sentidos para que no le afectase. Solo tenia que cerrar los ojos y agudizar el oído para saber que el instructor que venia estaba relajado pero tenia prisa y por el ritmo de sus pisadas descompensado sabia que debía de tener un esguince.

El instructor abrió la puerta fuertemente y Alexander trago saliva y se puso en pie mirando al frente y sin ninguna expresión en la cara.
Instructor - Alexander, el director te llama. Y el doctor quiere que pases revisión antes de salir.

Sabia lo que significaba eso, irían a la consulta del doctor donde ese pedofilo enfermo seguramente volvería a abusar de el pero lo que le llamo la atención fue que el mismísimo director el Coronel Alister solicitase su presencia. Tal vez todo esto de la carta fuese una broma y le llevarían de "voluntario" a la brigada del coronel. De vez en cuando se llevaban a los mas mayores a la brigada, te daban la noticia el día antes y el director te decía que era un honor y que todo cambiaría. Pero había historias acerca de lo que pasaba en la brigada, historias increíbles de soldados capaces de resistir un cargador en pleno pecho y de matar a su adversario, y de que los "voluntarios" no regresaban siendo iguales que estaban en shock y que volvían locos.

No quería pasar por eso, por las noches se escuchaban los llantos de los voluntarios resonando por los pasillos en silencio. Pararon de andar y llegaron a la consulta medica donde también estaba el director. Genial pensó, así que el viejo coronel también es un cabrón enfermizo.

Coronel Alister - Alex hijo, me apena mucho decirte esto pero vas a tener que irte de aquí sin haber terminado tu adiestramiento.
Alex estaba de pie recto pensando en que si eso era entrenar a alguien como debería de ser una tortura para Alister.
Doctor - Es una pena eras uno de mis mejores muchachos, sano como un roble y ademas destacabas por tener un futuro brillante.
Coronel Alister - No cabe decir que todo lo que has aprendido aquí es estrictamente confidencial y no se lo debes de decir a nadie, pues seria una insensatez y nadie te creería. El Doctor tiene razón, eras uno de nuestros mas brillantes alumnos pero espero que hayas comprendido la finalidad de esta pequeña charla, ¿entendido muchacho?
Lo dijo con tono firme y autoritario a lo que respondió con un sonoro SI MI CORONEL.
Coronel Alister - Retírate a tu habitación un coche particular te esta esperando en las puertas y te llevara al aeropuerto.

Alexander se cuadro y se retiro, cogió su bolsa y fue andando rápido a la puerta estaba tan nervioso que no se lo podía creer iba a salir de allí ya. Se abrieron las puertas y un coche muy elegante negro a un un hombre muy corpulento le abrió la puerta de atrás. Paso todo el camino viendo el mundo a través de los cristales tintados del coche y lo primero que le llamo la atención fue que la gente sonreía y los niños jugaban, hacia mucho tiempo el también era así. Antes de darse cuenta llegaron al aeropuerto y una extraña sensación le sobrevino, la sensación de que algo le estaba acechando y de que corría peligro. Censo que era fruto de su imaginación y embarco la maleta directamente ahora quería disfrutar de todo el mundo aunque le diese miedo y le pareciese hostil.

Se sentó en el avión y vio como unas chicas le miraban le llamo la atención porque no había visto a una chica hacia mucho tiempo y se las quedo mirando como un idiota eran chicas de dinero estaba claro pero vestía camisetas de un grupo heavy-rock de moda en la que se veía a un cantante con la cabeza rapada y abajo un nombre Blue Zombies.
Todo le parecía raro pero la sensación de que algo iba mal le atormentaba, no lo pensó mucho y le dio la explicación a el ambiente y al estrés, cerro los ojos y se relajo lo que pudo allí como si no dejase de estar en alerta.

Llegaron a su destino por fin fue un viaje corto pero se relajo mas y salio en orden del avión no son antes fijarse en que una de las chicas le sonreía y le miraba, el solo pudo apartar la vista y sonrojarse como un estúpido, ¿que demonios le había pasado? se apresuro en coger su maleta y noto que alguien le estaba siguiendo, intento darle esquinazo varias veces a lo que la misteriosa persona parecía saber todo lo que iba a hacer y decidió meterse en uno de los WC del aeropuerto para darle un escarmiento y saber quien era.

Dejo la mochila en el suelo y abrió el grifo entonces paso una persona al lavabo era alta y delgada y vestía como un turista pero algo en el era diferente no era normal, se quito las gafas oscuras y fue en ese momento al mirarle los ojos cuando no pudo reprimir la expresión de sorpresa. Le temblaba todo el cuerpo literalmente y se había quedado paralizado y aquel tipo se estaba acercando y parecía que podía oler su miedo, le agarro de el pecho de la sudadera y lo levanto apoyándolo contra la pared hasta quedar a su altura.

??? - Dime me has reconocido verdad crió?
No podía dar crédito a lo que estaba viendo y lo que estaba pasando, estaba muerto de miedo y no paraba de temblar intentaba hablar y no podía articular palabra.
??? - Vamos contesta!!! ¿me conoces? Dime ¿ME CONOCES?
Alex - No señor... no le conozco...
El hombre se enfureció y le agarro del cuello soltando la sudadera sosteniéndolo en el aire
??? - Mientes!!! ¿Si no me conocías como sabias que te seguía?
El chico no sabia como explicarle que esos ojos son los que le paralizaron, los ojos de un asesino unos ojos que ya había visto antes muchas veces y que le llenaban de pavor, por eso se había puesto a temblar y por eso no podía articular palabra. El hombre metió la mano en la chaqueta para enseñarle una nota que era su única pista de quien podía ser, después de todo parecía que le había reconocido y los nervios y la manía persecutoria de su profesión le habían hecho perder los papeles.
En ese momento Alex se pensaba que iba a sacar una pistola y con una habilidad y rapidez asombrosa le intento partir el brazo por dos sitios, cosa que habría conseguido de no ser por la habilidad del asesino el cual tuvo que aflojar la presa, Alex cayo al suelo y ataco con una furia rapidez y precisión que no eran normales todos sus golpes iban a sitios vitales y los esquivaba por poco el asesino que tenia miedo de atacar y de herir al chico, no podía hacer otra cosa que esquivar cuando se fijo en la cara del muchacho. Lo que vio le perturbo ya no parecía el mismo sino que no tenia ninguna expresión, el chico miedoso de antes había desaparecido y ahora parecía estar disfrutando con el juego del ratón y el gato, como si jugase con el esperando a matare de un golpe. Tuvo que poner en practica toda su habilidad para esquivar sin herirlo y cuando le agarro de la sudadera el se escabullo rompiéndola y salio corriendo del WC.

El asesino salio tras el pero cuando cruzo la puerta es como si mágicamente hubiese desaparecido y nadie lo hubiese visto salir de allí, desconcertado pensó que tal vez habría dejado escapar la única pista de su pasado y se decidió a mirar en la maleta del joven haber si descubría algo.
??? - Eres bueno chaval pero todavía te falta mucho que aprender...

Alex estaba como loco no sabia que hacer ni que había pasado exactamente con aquel hombre, definitivamente no lo conocía y bien es verdad que no sentía una amenaza real tras su manera de comportarse, es mas como si hubiese jugado su ultima baza para saber algo, cuando se dio cuenta había salido del aeropuerto y tenia la sudadera completamente rota de la parte del cuello, se fijo bien y vio un gimnasio en el que se metió corriendo y acabo en uno de los vestuarios. Cerro los ojos y respiro hondo , tenia que encontrar ropa e ir a la dirección de la carta para el funeral después cobraría la herencia y ya se vería su nuevo paso, estaba pensando en sus cosas cuando se escucho una voz femenina relajada.

Alicia - Creo que te has equivocado de vestuario...
Alex se impresiono tanto que se dejo de sujetar la sudadera la cual el colgó del hombro y Alicia vio una cosa que le resultaba familiar y desagradable a la vez, el cuerpo del chico estaba lleno de cicatrices pero una de ellas estaba en el hombro cerca del cuello y tenia la forma de media luna... a los demás le habría pasado inadvertida pero ella diferencio la forma de una dentadura al instante y eso no la hizo sentirse bien...



Menuda paliza a escribir me he dado de vuelta a casa jajajaaja XD haber quien lo sigue Wink
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Mensaje  Kealah Vie Jun 04, 2010 9:42 pm

Alicia ya estaba algo más tranquila después de su "reencuentro" con Simón. Habían pasado varios dias desde que recibiera su carta y el tiempo comenzaba a hacer su efecto. Se había centrado en la preparación de su inminente boda con Fernando y se había olvidado de la carta que la guardó junto con los demás recortes de periódico de aquel asesino. Efectivamente, estaban en lo cierto: Simón no murió en aquel bombardeo.
Aquello la aterrorizaba y cuando tenía un momento de descanso, pensaba en el bueno de Simón. Su arma reposaba debajo del colchón, pensando en el día en que la necesitara.

Hacía dos meses que Fernando la había pedido que se casara con él. Ella nunca había estado de acuerdo con la iglesia, con el matrimonio ni con nada que tuviera nada que ver con ello. Sin embargo, el día que Fernando preparó la cena en casa y se presentó con un anillo, le miró a los ojos y no pudo hacer otra cosa que aceptar su proposición. Fernando lo había previsto todo, Alicia no tendría que hacer nada más que decidir la lista de invitados, enviar las invitaciones y preparar el catering y los adornos florales.
Fernando había decidido ya el día de la boda, había reservado la iglesia y había pedido a Facundo que fuera su padrino en la última ocasión en la que habían cenado todos juntos. Ella había tenido problemas con ese tema de "su madrina". Sus amistades femeninas escaseaban, de hecho, sus amistades escaseaban así que, por un lado, la lista de invitados sería corta y, por otro lado, no sabía a quién conceder ese honor. Tenía antiguas compañeras de trabajo con las que se llevaba muy bien pero no tenía confianza para pedirles tal honor.
Finalmente, Arturo sería quién la llevase hasta el altar y la entregase a su futuro marido: Fernando.

La boda se celebraría en una pequeña iglesia cercana a su casa. Era pequeña pero suficiente para invitar a sus amigos. Hacía ya un mes que habían enviado las invitaciones. Los invitados serían pocos. Zed, Jorge, Rodrigo, que aún no había contestado a la invitación, Facundo, Arturo y sus respectivos acompañantes por descontado. Algunos de los antiguos compañeros del bufete de Alicia, los vecinos de al lado, Gloria y Pedro con los que Alicia y Fernando tenían buena relación y un par de compañeros de trabajo de Fernando. Serían menos de veinte personas pero eso era lo que ellos querían. Una boda íntima celebrada con sus mejores amigos.
Tan sólo quedaba una semana para la boda. Todo estaba preparado. Los invitados confirmados, excepto Rodrigo, Zed, Jorge y Facundo habían cancelado sus tareas musicales para estar presentes, Arturo y los demás vendrían. Las flores estaban ya compradas y la empresa de catering contratada. Y lo más importante, ya había escogido el vestido, los zapatos y habían hecho las pruebas de maquillaje y peluquería con ayuda de Gloria. El día de la boda estaría preciosa.

Aquel día había terminado de organizarlo todo. Llamó a Arturo por teléfono para ver si iban al gimnasio aquella tarde. "No puedo, nena, he quedado con una preciosidad. Así que me pasaré toda la noche... ocupado. Ya te llamaré yo mañana y te cuento.... Es que está buenísima...."
Ante la negativa de Arturo, Alicia preparó su mochila y se fue ella sola al gimnasio. No la apetecía estar en casa sola y tampoco quería estudiar.

Después de estar un buen rato en la cinta, en la bicicleta y en las máquinas, se fue a la piscina donde se dio un largo baño para relajarse. Después se fue al vestuario y se dio una ducha para ir a casa y comer algo. Estaba hambrienta. Cuando estaba a punto de sacar la mochila de su taquilla, vio a un joven pequeño, con el pelo rapado y de aspecto algo rudo en el vestuario femenino.
Alicia: Creo que te has equivocado de vestuario....

Entonces vio una cicatriz en su cuello y se echó para atrás. Estuvo a punto de golpearse contra la puerta de su taquilla que seguía abierta. Eran demasiadas coincidencias, primero la carta de Simón, luego una cicatriz con forma de mordisco.. Quizá eran obsesiones suyas o quizá era que estaba a punto de pasar.
Alicia: ¿Quién eres y qué quieres de mí? - Dijo poniendose en guardia
Alex: Mi nombre es Alex. No sé quién eres y no quiero nada de ti.
Alicia: ¿Y cómo coño has dado conmigo?
Alex: Ha sido coincidencia. Estaba huyendo y termine aquí - Dijo agachando la cabeza
Alicia: ¿Huyendo de qué? - Gritó preocupada
Alex: De un tipo
Alicia: ¿El que te ha destrozado la sudadera? - Dijo visiblemente más tranquila al ver que no huía de los zombies
Alex: Sí...
Alicia: ¿Y por qué entraste en el vestuario de chicas?
Alex: Fue la primera puerta que vi... Solo quiero irme a mi casa pero no conozco nada de esta puta ciudad.
Alicia: Bueno, toma una sudadera. No creo que a Arturo le importe. - Dijo sacando una sudadera que tenía en su taquilla. Te qeudará grande pero al menos no está rota.
Alex: Muchas gracias. ¿Cómo puedo agradecértelo?
Alicia: Largandote de aquí.

Alicia cerró la puerta de su taquilla y se dispuso a salir detrás de aquel extraño joven que acababa de conocer. Giró a la izquierda para salir y el joven se detuvo. Se giró y la siguió. Salieron del gimnasio y el joven continuó siguiéndola. Alicia empezó a ponerse nerviosa:
Alicia: ¿Qué cojones quieres?
Alex: te lo he dicho, no conozco a nadie en esta ciudad y tú has sido la única que me ha ayudado.
Alicia: Eso no es manera de pedir ayuda. No sabes nada de mí y no me gusta que me sigan.
Alex: Lo siento - Agachó la cabeza.
Alicia: Está bien. ¿Qué necesitas? Espera un segundo, el móvil.

Alicia descolgó el teléfono. Era Fernando.
Alicia: Hola, niño. ¿^Qué tal el trabajo? ¿Qué ha pasado? No me digas... ¿Y dónde vamos a celebrar la boda ahora? Vaya mala suerte. Tenía que inundarse el sótano precisamente a una semana de la boda... ¿Y no lo van a reparar¿ ¡Dos semanas! Joder... ¿Y qué vamos a hacer ahora? Esta noche te veo. Si.. pensaremos en algo. Un beso.

Alicia se giró y allí estaba el pequeño Alex, sonriendo: Creo que sé como puedo devolverte el favor...
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Mensaje  Tatsu-Kami Sáb Jun 05, 2010 3:19 am

Al escuchar la conversación que acababa de tener Alicia la mente de Alex se activo como un resorte y todo encajo, tenia una casa enorme que le pertenecía por herencia y mucho dinero. La frase salió de su boca sin darse cuenta y sin pensar siquiera en que contestaría Alicia.
Alex – Creo que se como devolverte el favor… ¡celebrarlo en mi casa! Es muy grande y estará lista para antes de una semana.
Alicia – ¿Qué?, ¿estás loco? ¡Ni siquiera sabes mi nombre!
Alex no dijo nada solo agacho la cabeza, Alicia se puso andar hacia el coche y tras llegar se dio cuenta de que el chico seguía de pie detrás suyo. Después de la primera infección se había vuelto desconfiada con la gente y por nada del mundo montaría a un desconocido en su coche, pero ese chico parecía diferente y tenía una manera de comportarse que le resultaba familiar.
Alicia - Debo de estar loca. Alex ¿verdad?... Me llamo Alicia, ¿que necesitas?
Alex saco una carta del bolsillo y se la entrego. Conocía la dirección del remitente, pasaba cada mañana por delante de esa urbanización antes para ir al trabajo.
Alex – Necesito llegar ahí…
Alicia – Esta bien te llevare, monta en el coche. ¿Puedo preguntarte que es lo que has hecho para acabar con la ropa destrozada?
Alex – No lo se, estaba en el aeropuerto y un gilipollas se me acerco como loco gritándome...
Alicia – Los gritos no rompen la ropa. – Dijo Alicia mientras arrancaba el coche.
Alex – jeje… me agarro, me solté y Salí corriendo. Gracias por llevarme y portarte así.
Alicia – no hay de que, pero la próxima vez que huyas mira por dónde vas, no siempre tendrás tanta suerte. Por cierto ¿A qué venía eso de que celebrásemos la boda en tu casa?
Alex – Es lo mínimo que puedo hacer después de cómo me has ayudado.
Alicia - ¿Y que dirán tus padres cuando se enteren de que te metes en peleas he invitas a desconocidos a casa?
Alex – Nada, están muertos… - Dijo mientras miraba por la ventanilla del coche, sin apenas mostrar emoción en su cara.
Esa respuesta conmociono a Alicia no tanto por la respuesta en si sino por cómo había reaccionado el chico, con apenas sentimiento como si no fuese con el, eso le hizo a Alicia recordar cuando hace tiempo ella estaba rodeada de muerte y solo tenía de apoyo a Fernando, ¿ella también reaccionaba así ante la situación de los cadáveres que se amontonaban a su alrededor? No le gustaba pensar en ello porque le recordaba a las pesadillas que atormentaban por la noche a ella y a Fernando en las que veían morir a sus amigos y en las que Simon regresaba de entre las sombras para cumplir su deseo. Y pensó que todo era más fácil cuando tenía la edad de Alex, sin preocuparse de que los fantasmas del pasado regresasen para atormentarla, sin pesadillas y sin cadáveres que regresan a la vida.
Alex – antes en al baño cuando me vistes … reaccionaste de manera extraña como si esperases que pasase algo malo. – Dijo mientras seguía mirando por la ventana sin atreverse a mirarla a la cara. La pregunta saco de sus pensamientos a Alicia y la hizo gracia, ¿estaba tan paranoica que ni siquiera se lo podía ocultar a un joven?
Alicia – jajaja, y como crees que debería de reaccionar cuando un chico entra en el vestuario de mujeres??? Eres muy joven para hacer esas cosas. ¿Cuántos años tienes 14, 15? Deberías de estar estudiando no espiando a las mujeres en los vestuarios.
Alex – ¡¡¡No soy un crío!!! Y no tengo 15 años cumplí 17 hace ya un mes. Además no te estaba espiando estaba huyendo de un paranoico gilipollas, esta puta ciudad está llena de locos, no se cómo te sientes segura… - Alicia se sintió más relajada hasta le divertía meterse con el chico le cual ignoraba por lo que había pasado ella. El hablar con el y ver como reaccionaba le hacia sentir estar en un tiempo no muy lejano en el que su única preocupación era estudiar, trabajar y salir a divertirse.
Alicia – valla 17 hace ya un mes, menuda lengua chaval… Tengas 17 años o 90 años no me gusta que nadie utilice expresiones como puta ciudad o paranoico gilipollas en mi coche así que habla como una persona normal.
Alex - Perdón… no volverá a pasar. – Dijo mientras se sonrojaba y miraba por la ventanilla a la vez que jugaba con las mangas de la sudadera de Arturo la cual le hacia parecer mas delgado y bajo.
Alicia no pudo mas y arranco en carcajadas sonoras y sinceras ante la idea de que el chaval se comporto como lo que predicaba que no era al aceptar callarse y sonrojarse de esa manera con esa sudadera enorme… le pareció que la situación era tan insólita que era graciosa a mas no poder primero se da un susto de muerte al pensar que habían regresado los muertos vivientes solo para comprobar que en realidad su boda se iría a pique por las inundaciones, e inmediatamente después un chico le ofrece su casa para celebrarlo. Siguió conduciendo mientras disfrutaba de las risas, algo que no se podía permitir muy a menudo, solo con Fernando. Después de un rato en el que Alex no dijo palabra y Alicia seguía las instrucciones del gps llegaron a una enorme puerta de hierro de doble hoja con unas verjas altas de color negro, a través de ellas se veía una cabina de un guardia de seguridad que debía de vigilar la una casa enorme de diseño moderno, blanca y alta que se alzaba al fondo de un jardín muy cuidado. Alex se asomo por la ventanilla del coche y se quedo asombrado como Alicia.
Alicia – ¿Es esta tu casa? Porque pareces mas sorprendido que yo.
Alex – Si, es aquí la dirección…
Alicia – Bueno pues nada, anda dentro que tienen que estar preocupados por ti y no te vuelvas a meter en líos ¿ok? – dijo mientras abría el cerrojo de las puertas del coche.
Alex – Espera un momento… - Alex se acerco a la cabina del guardia y después de unos minutos salió con una tarjeta en la mano.
Alex – Toma esto y piénsate lo de la boda… si cambias de idea llama a este número a cualquier hora… gracias por todo… - Dijo sin mirarla a los ojos y dándose la vuelta para pasar por las enormes puertas.
De camino a casa Alicia estaba relajada, solo le apetecía llegar y acurrucarse junto a Fernando y jugar un rato a la consola o ver una película mientras cenaban algo. Una vez entro en el apartamento y dejo las cosas se acerco a saludar a Fernando, el cual estaba inmerso en un océano de tarjetas de restaurantes y con el teléfono echando humo y casi sin batería.
Fernando – Hola que ¿tal tu día cariño? – Dijo mientras tachaba otra dirección y número de teléfono de un salón de bodas.
Alicia – Surrealista jejeje.. un chaval entro en el vestuario huyendo de un lio y resulta que no podía volver a casa así que me ofrecí para acercarlo. Escucho la llamada y se ofreció a que celebrásemos la boda en su casa, jajajajaja.
Fernando – ¿Y le llevaste así de buena a primeras? Sin conocerlo… ¿y si llega a ser un psicópata o algo?
Alicia – Era bajito y delgado… poca cosa vamos, creo que podría haberme encargado de el fácilmente. – Dijo mientras hacía fuerza con el brazo como para sacar musculo.
Fernando – No me cabe duda… jajajaja- Dijo mientras la daba un beso profundo y con cariño.
Alicia – y ¿tu que tal? Has encontrado otro sitio?
Fernando – que va, ya he llamado a 5 sitios, hasta llame a aquel sitio que te gustaba el de la lámparas tan grandes, y nada de nada.
Alicia – Bueno no te preocupes… hay muchos más sitios, a los que llamar. Ya llamaremos mañana ¿ok?
Pasaron tres días y con el día de la boda cerca y habiendo llamado a todos los sitios Alicia pensaba que la tendrían que aplazar cosa que no la gustaba nada de nada y cuando hachaba su pantalón de chándal en la lavadora de le cayó la tarjeta que le dio Alex al suelo. La idea de celebrarlo allí se le antojaba como una posibilidad después de agotar los demás sitios. Después de hablar toda la mañana con Fernando al final este accedió a llamar solo para demostrar a Alicia que seria una posibilidad mas que agotar. Alicia cogió el teléfono y marco el numero.
Mujer – ¿Si? ¿Dígame?
Alicia – Hola buenas tardes, esto… Me llamo Alicia, Alex me dio este numero, ¿podría hablar con el un segundo?
Mujer – Si un momento por favor. – Se escucho durante unos segundos el silencio desde el otro lado y de pronto unos pasos acelerados y se escucho la voz de Alex.
Alex – Hola Alicia.
Alicia – Hola Alex, ¿Cómo estas?
Alex – Bien, Bien…
Alicia – Se que esto es muy rápido, pero me preguntaba ¿si todavía querías devolverme el favor?
Alex – Claro ¿te has pensado mejor lo de la boda? Podríamos quedar para tomar algo aquí y así ves la casa por dentro. Es alucinante y seguro que os va a gustar a los dos. ¿Os parece que quedemos dentro de un rato aquí en mi casa? ¿Recuerdas como llegar verdad?
Alicia – Si claro no hay problemas estaremos allí a las seis de la tarde ¿de acuerdo?
Alex – Bien… Hasta ahora… - Y colgó el teléfono, Alicia se lo dijo a Fernando y el dijo que porque no, que no se perdía nada por ir a ver la casa y ver si les gustaba.
Llegaron un poco antes de las seis y cuando Fernando vio las Puertas se quedo como ella y Alex, boquiabierto, parece que le gusto el jardín delantero. Pasaron dentro con una mujer que por el aspecto parecía la mujer del teléfono y debía de trabajar alli, se veía un comedor amplio con ventanales y con muebles caros y al fondo una puerta que daba a una terraza con una mesa y tres sillas una ocupada por Alex, el cual no parecía muy diferente del otro día vistiendo una sudadera verde y unos pantalones vaqueros anchos con unas deportivas negras.
Alicia – Hola Alex, ¿que tal?
Alex – Hola… os estaba esperando… - Dijo mientras se levantaba para saludarlos.
Alicia – Este es Fernando mi novio.
Fernando – Hola, Menuda casa que tienes no creo que te quejes ¿he? – Dijo mientras miraba la ropa de Alex y le daba la mano.
Alex – Hola que tal… me alegro de que os guste, espero que no sea demasiado pequeña.
Alicia – Tranquilo es solo para un grupo de amigos muy reducido solo nos quedaría hablar con el cura y dar la dirección al catering. Por cierto, no estas muy cambiado.
Alex – ¿Esperabas que me pusiese un traje o unos bonitos zapatos? Estoy cómodo con esto… - No podía dejar de mirar al suelo mientras hablaba y de paso las zapatillas de Fernando.
Fernando – Me alegra que no haya ningún problema con tan poco tiempo de antelación.
Alex – No es un problema tranquilo…
Alicia – ¿Y todo esto es tuyo?
Alex – Si por lo menos era de mi padrastro y mi madre de modo que lo he heredado todo.
Alicia – El otro día no pude decirte que lo siento mucho por lo de tus padres.
Fernando – Lo siento yo también, amigo.
Alex – No pasa nada, tranquilos… - Dijo mirando otra vez las zapatillas.
Fernando – ¿Te gustan colega? – Dijo al darse cuenta de que las miro varias veces- Seguro que te puedes comprar veinte pares si quieres teniendo esta casa jejeje.
Alex – Supongo… si.
Alicia – Entonces no te importa de verdad que lo celebremos aquí? No se cómo agradecértelo en serio.
Alex – No pasa nada te lo debía después de todo tu me dejaste la sudadera y me trajiste a mi casa. HA casi se me olvida. – Se dio media vuelta y saco de una bolsa la sudadera planchada y limpia.
Alicia – No debiste haberte molestado… gracias
Fernando – Pues entonces solo queda hablar con los demás para cambiar la dirección jejeje
Alex – Si y del cura y el catering no os preocupéis ya me encargo yo…
Fernando se volvió hacia Alicia y la miro con cara de felicidad, por fin habían encontrado un sitio para casarse y olvidar todo lo malo que les paso en el futuro, sin duda esta boda iniciaba un nuevo comienzo para los dos. La agarro y se besaron, dando después las gracias a Alex repetidas veces. La tarde transcurrió viendo el jardín de atrás y la casa entera y pensando como poner cada cosa en su lugar. Cuando terminaron por fin eran casi las 10 de la noche y después de conocer a Alex esa tarde a Fernando le cayó bien haciendo bromas con el y hablando de tiro con arco y de música. Llegaron a casa a eso de las 22:30 ese dia había sido productivo y a Alicia le apetecía celebrarlo de modo que nada mas entrar dejo las cosas en el sofá, Fernando se metió en el baño y ella se disponía a pedir una pizza cuando se fijo y bajo la puerta de entrada habia una carta, Alicia se pensó que sería para Fernando pero al acercarse sintió ese olor perfumado de la otra vez. ¿porque otra carta alli tal vez se le callese la carta en la entrada? Que estúpida había sido, se quedo pensando un momento y recordó que no podia ser que la carta se le callese porque la anterior carta la escondió junto con el arma bajo el colchón. Dios eso significaba que ¿Simon podia seguir vivo y que le estaba enviando esas cartas macabras para torturarla? Se sintió al limite apunto de estallar en llanto y de empezar a gritar. Fernando salió del baño y se fijo en Alicia.
Fernando – Cari ¿has llamado ya a la pizzería? Sino es asi pide una con extra de salsa ¿ok? – Se fijo mejor y vio que estaba pálida y con muy mala cara, Alicia se dio cuenta de que Fernando se percato que algo no iba bien y respondió enseguida.
Alicia – Estoy bien es que me he mareado un poco, creo que me sentó mal lo que tome en casa de Alex. Voy al baño un momento – dijo mientras cogía la carta y la escondía.
Alicia se sentó en el suelo del baño y se dispuso a leer la carta para ver que ponía, y mientras la abría le vino el mismo pensamiento de la otra vez que era una idiota por creer que podía ser feliz. Reunió fuerzas y se dispuso a leer la carta…
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Cuando los zombies nos alcancen Empty Re: Cuando los zombies nos alcancen

Mensaje  Invitado Sáb Jun 05, 2010 3:52 pm

Allá en las profundidades, bajo el herrumbroso amanecer, surgen los ruidos del día en el
pabellón de máxima seguridad. En esos sótanos donde nunca oscurece, los atormentados
intuyen la proximidad del día como un puñado de ostras metidos en un perdido barril
zarandeado por la marea. Eran criaturas de Dios que se dormían llorando, despertaban para
volver a llorar y en su desvarío carraspeaban para aclararse la garganta.

Simón Lasso estaba rígidamente de pie al fondo del pasillo, con a cara a un palmo de la pared.
Unas regias cintas de lona lo sujetaban fuertemente a la camilla de superficie inclinable, como
si fuese un reloj de pared. Bajo las cintas llevaba una camisa de fuerza y correas que le ataban
las piernas.

A espaldas de Simón, un enfermero bajo y de hombros caídos fregaba la celda del recluso.
Enrique supervisaba la sesión de limpieza, que tenía lugar tres veces por semana, y al mismo
tiempo registraba el recinto en busca de objetos prohibidos, obtenidos de contrabando. Los
encargados de la limpieza solían apresurarse, ya que la celda de Simón les producía aprensión.
Era Enrique el que, una vez finalizada la tarea, controlaba. Enrique lo comprobaba todo y no
descuidaba nada.

Era únicamente Enrique quien supervisaba la manipulación de Simón, ya que Enrique no olvidaba
jamás a quién tenía entre manos. Sus dos ayudantes, entretanto, contemplaban en la televisión
un programa dedicado a recoger las jugadas más sobresalientes de varios partidos de fútbol.

Simón Lasso se divertía; posee ingentes recursos internos, suficientes para entretenerse durante
años seguidos. Sus pensamientos se hallaban tan poco esclavizados por el miedo o la bondad como
los del doctor Sánchez por la física. Dentro de su cabeza era un ser libre.

El mundo interior de Simón posee vivos colores, intensos olores y escasos sonidos. Lo cierto es que
tuvo que esforzarse un poco para oír la voz de Alicia. Simón estaba meditando cual sería su próximo paso.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------

Mientras bajaba con Alonso por el psiquiátrico hacia el último pabellón, Moreno consiguió aislarse de
los portazos y de los gritos a pesar de notarlos en la piel como una corrente de aire. Notaba que aumentaba
la presión, como si estuviese hundiéndose en el agua hacia las profundidades.

Alonso oprimió el zumbador de la última puerta de seguridad.

- Enséñanos a preocuparnos y a no preocuparnos, enséñanos a estar sosegados.

- Perdone, ¿cómo dice? -djo Alonso, y Moreno supo que había hablado en voz alta.

Alonso la dejó en compañía del corpulento enfermero que abrió la puerta. Cuando el primero se alejaba,
Moreno le vio santiguarse.

- Me alegro de volver a verle -dijo el enfermero echando los pestillos nuevamente.

- Hola, Enrique.

Un libro de bolsillo envolvía el grueso dedo índice de Enrique que no quería perder la página. Era una novela
de Jane Austen. Moreno estaba dispuesto a verlo todo.

- ¿Cómo quiere las luces?

El pasillo que separaba las celdas estaba a oscuras. Al fondo, un chorro de luz procedente de la última
celda iluminaba el suelo del corredor.

- El señor Lasso está despierto.

- Por la noche, siempre; aunque apague la luz.

- Dejémoslas tal como están.

- Camine por el centro y al llegar allí no toque los barrotes, ¿de acuerdo?

- Quisiera apagar ese televisor.

El televisor se hallaba encarado hacia el centro. Algunos presos llegaban a ver la pantalla apoyando la cabeza
en los barrotes de la celda.

- No hay problema. Quite el sonido pero deje la imagen. A algunos les gusta mirarla. La silla, si la necesita,
está donde siempre.

Moreno avanzó a solas por el sombrío corredor. No quiso mirar hacia las celdas que había a ambos lados. Tenía
la impresión de que el ruido de sus pasos era atronador. Los únicos otros sonidos eran unos apagados ronquidos
procedentes de una celda, dos a lo sumo, y una risita sofocada que salía de otra.

No quiso mirar hacia el interior de la celda de Simón hasta estar seguro de que él le hubiese visto. Pasó ante ella,
notando un picor entre los hombros, se acercó al televisor y quitó el sonido.

En su blanca celda, Simón Lasso vestía el pijama blanco delos pacientes del psiquiátrico. La única nota de color la
proporcionaban el cabello, los ojos y la roja boca del psicópata, una boca que destacaba en una cara durante tanto
tiempo alejada de la luz del sol que llegaba a confundirse con la blancura que la rodeaba; las facciones de la cara
parecían flotar suspendidas encima del cuello del pijama. Estaba sentado en su mesa, tras la red de nailon que
lo mantenía a distancia de la reja. Dibujaba en papel parafinado, utilizando su propia mano de modelo. Estando
él contemplándole, dio la vuela a la mano, flexionó los dedos con la máxima tensión y se puso a dibujar la cara
interna del antebrazo. Usaba el dedo meñique para difuminar los trazos o modificar las líneas de carboncillo.

Moreno se acercó un poco a la reja y él levantó la vista. Moreno tuvo la impresión de que todas las sombras de la
celda volaron a acumularse en los ojos y en el puntiagudo nacimiento del cabello de aquella cara.

- Buenas noches, doctor Lasso.

Apareció la punta de la lengua, de un rojo tan intenso como el de los labios. Rozó el labio superior exactamente en el centro
y desapareció.

- Tomás.

Él oyó la leve aspereza metálica que caracterizaba a la voz de Simón y se preguntó cuánto tiempo haría que no hablaba.
Latidos de silencio...

- ¿Qué hace usted levantado a estas horas? ¿No tendría que estar arropando a su hijo?

Moreno no contestó.

- ¿Se hizo usted daño?

- No, yo...

- Lleva una tirita, Tomás.

Entonces lo recordó.

- Me he hecho un arañazo -La tirita no era visible, la llevaba en la pantorrilla. Debía haberla olido-.

- ¿Le importa si continúo dibujando mientras charlamos?

- No, en absoluto. Ha habido un nuevo asesinato a otra familia. Es la misma persona.

- ¿Vio usted los cadáveres?

- Sí.

¿Había visto alguna de las anteriores víctimas?

- No. Solo en fotografías.

- ¿Qué sintió usted?

- Angustia. Luego tuve que dedicarme a mi trabajo.

- Ha estudiado algo de psicología y también peritaje forense. En el punto en el que coinciden ambas ciencias es fácil
atrapar un pez. ¿Está usted pescando algo, Tomás?

- De momento, no.

- ¿Qué le dicen estas dos disciplinas acerca de nuestro asesino?

- Según el libro, es un sádico.

- La vida es demasiado escurridiza para los libros, Tomás; la ira se interpreta como lujuria, el lupus como urticaria- Simón terminó
de dibujar su mano izquierda con la derecha y luego cambió el carboncillo de mano y empezó a dibujar la derecha con la izquierda
con la misma precisión-. ¿Se refiere usted al tratado del doctor Rodríguez?

- Sí.

- Me ha buscado en ese libro, ¿verdad?

- Sí.

- ¿Cómo me describe?

- Como un socipata puro.

- ¿Diría que el doctor Rodrígues tiene razón?

- Sigo esperando en usted la superficialidad del afecto.

La sonrisa de Simón descubrió su pequeña y blanca dentadura.

- Tenemos expertos por todas partes, Tomás. El doctor Sánchez afirma que Dani, ese que está detrás de usted, es un esquizoide
hebefrénico, irremisiblemente perdido. ¿Sabe como se comportan normalmente los hebefrénicos? No se preocupe, no le oye.

- Son los más difíciles de tratar - repuso Moreno -. Generalmente se aislan por completo y presentan problemas de desintegración
de personalidad.

Simón rebuscó entre las hojas de papel parafinado, tomo un papel y lo depositó en la bandeja deslizante. Moreno tiró de ella.

- Ayer mismo Dani me envió esto a la hora de la cena.

Era un recorte de cartulina de construcción escrito con lápices de colores. Moreno leyó:

IO CIERO IR HAZIA CRISTO
IO CIERO IR CON JESU
IO PUEDO IR HAZIA CRISTO
SI ME PORTO MUI BIEN
DANI.


Moreno volvió la cabeza por encima del hombro y vio a Dani Miraba con expresión vacua hacia la pred de la celda, con la cabeza apoyada en los barrotes.

- ¿Quiere leerla en voz alta? No la oye.

Moreno leyó:

- Yo quiero ir hacia Cristo. Yo quiero ir con Jesús. Yo puedo ir hacia Cristo si me porto muy bien.

- No, no. Léalo con más énfasis. Déle el ritmo de un verso ifantil. Es posible que la métrica varíe, pero la intensidad es la misma- Simón empezó a dar suaves palmadas-.
"Cinco lobitos, tiene la loba..." Con ritmo intenso, ¿ve usted? Con fervor. "Yo quiero ir hacia Cristo, yo quiero ir con Jesús...

- Ya veo -dijo Moreno depositando nuevamente el papel en la bandeja.

- No, perdone que le diga que no ve nada en absoluto.- Simón Lasso se puso en pie de un brinco y con portentosa agilidad se agachó,
encorvó el cuerpo con grotesca postura y llevando el ritmo con palmadas se puso a dar saltos y a cantar a pleno pulmón-: "Yo quiero ir hacia Cristo..."

Repentinamente, a espaldas de Moreno, surgió la voz de Dani, atronadora como la tos de un leopardo, más estentórea que el alarido de un
mono; Dani de pie, machacándose la cara contra los barrotes, lívido, con las venas del cuello a punto de reventar, aullando:

YO QUIERO IR HACIA CRISTO
YO QUIERO IR CON JESÚS
YO PUEDO IR HACIA CRISTO
SI ME PORTO MUY BIEN


Silencio. Moreno descubrió que se hallaba de pie, que la silla plegable se había caído hacia atrás y que sus papeles yacían
desparramados por el suelo.

- Por favor -dijo Simón, erguido de nuevo y esbelto como un bailarín, invitando a Moreno a tomar asiento.Se dejó caer con elegancia en su silla y
apoyó la barbilla en la mano-. Usted no ve nada en absoluto - repitió -. Dani es un ser profundamente religioso. Lo único que ocurre
es que está decepcionado porque Jesús tarda mucho en venir. ¿Puedo decirle a Tomás el motivo por el que estás aquí, Dani?

Dani se agarró el mentón y detuvo el movimieto de la cara.

- Anda, dime que sí - le pidió Simón.

- Síííí - dijo Dani entre los dedos.

- Dani depositó la cabeza de su madre en la bandeja de la colecta dominical de la iglesia. Estaban cantando "Entrega tu más
valiosa ofrenda al señor" y así lo hizo; era lo mejor que tenía. - Por encima del hombro Simón dijo-: Gracias, Dani. Ya no necesito
nada más. Mira la televisión.

El alto recluso volvió a sentarse en el suelo, como antes y apoyó la cabeza entre los barrotes; las imágenes del televisor pululaban
en sus pupilas y en su rostro había ahora tres hilos plateados: saliva y lágrimas.

- Bien. Veamos si es capaz de concentrarse en el problema de Dani y quizá yo me concentre en el suyo, Tomás.

Moreno tuvo que exprimirse el seso.

- El verso transcurre desde "ir hacia Cristo" hasta "ir con Jesús" -dijo-. Se trata de una secuencia razonada: ir hacia, llegar a, ir con.

- Efectivamente. Estamos ante una progresión lineal. Una de las cosas que más me satisfacen es que sabe
que Jesús y Cristo son la misma persona. Es constituye un progreso. La idea de que un único Dios sea a la
vez una Trinidad es difícil de coinciliar, particularmente para Dani, que no está seguro de cuantas personas
hay en sí mismo.

- Dani ve una relación causal entre su comportamiento y sus objetivos, lo cual constituye la base del penamiento estructurado-
continuó diciendo Moreno-. Lo mismo puede decirse del manejo de la rima. No está totalmente aislado; está llorando. ¿Opina
usted que podría definírsele como un esquizoide catatónico?

- Sí. ¿Percibe usted el olor de su sudor? Ese peculiar olor a cabra es característico del ácido trans-3-metil-2 hexeonico.
Recuérdelo siempre; es el olor de la esquizofrenia.

- ¿Y cree usted que puede responder a tratamiento?

- Sí, y especialmente ahora, que sale de una fase de estupor. ¡Fíjese en cómo le brillan las mejillas!

- Señor Lasso...No lo comprendo. Usted no fue a ninguna universidad, ¿cómo ha podido usted aprender todo eso?

Simón se limitó a sonreír.

- Deme el expediente y vuelva mañana. Le transmitiré mis impresiones. Buenas noches, Tomás.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------

Enrique transportaba la camilla de Simón a través del pasillo del pabellón de máxima seguridad. Se dirigían hacia a enfermería para
hacerle un chequeo rutinario.

- ¿Enrique?

- Diga, señor Lasso.

- Se ha portado usted siempre muy bien conmigo. Quiero darle las gracias.

- No hay de qué.

- La próxima vez que Dani recupere el conocimiento, ¿querrá usted despedirme de él?

- ¿Despedirle de él? ¿A qué se refiere?

- Adiós, Enrique.

Enrique les pasó la camila a otro enfermero que le llevaría al área de enfermería y se quedó viendo como se alejaban. Algo
no iba bien.

Durante el tiempo que había estado recluido, con su inagotable curiosidad, Simón había aprendido muchos de los
secretos de las artes carcelarias. En el tiempo transcurrido después de que atacase a aquella enfermera, solo en dos
ocasiones se habían producido fallos de seguridad, ambos cuando Enrique tenía el día libre. El primero consistió en que
un psiquiatra llegado a interrogarle le prestó un bolígrafo y olvidó reclamárselo. Antes de que el psiquiatra hubiese salido
del pabellón, Simón ya había roto la envoltura de plástico del bolígrafo y arrojado los restos al retrete. El tubo de metal que
contenía la tinta fue a parar a la costura hueca que ribetea el colchón.

El único borde afilado de la celda de Simón era una arandela que poseía el extremo de un perno que sujetaba el colchón a la
pared. Era más que suficiente. Tras dos meses se frotar, Simón practicó dos incisiones necesarias, paralelas y de unos
cinco milímetros de longitud, efectuadas en sentido longitudinal a lo largo del tubo. Luego cortó el tubo de tinta en dos
pedazos a dos centímetros y medio del extremo abierto y arrojó el trozo largo, el que tenía la punta, al retrete. Enrique no
advirtió los callos que se le habían formado en los dedos tras tantas noches de frotar.

Varios meses después, un enfermero se dejó un clip sujetapapeles en ciertos documentos enviados a Simón por su abogado.
Dos centímetros y medio de dicho clip fueron introducidos en el interior del tubo y el resto fue a parar al retrete. El tubito, liso
y corto, era fácil de esconder, por eso Simón lo llevaba entre los dedos de la mano derecha.

El enfermero llevó a Simón a la enfermería, le quitó las cintas que le aprisionaban y le esposó a una barra de metal, dejando sus manos
colocadas a su espalda. La primera parte de la prueba consistía en sacarle sangre al recluso. El médico cogió la jeringuilla y se acercó
a Simón intentando no mirarle a los ojos. Sus rodillas temblaban. Simón estornudó y al médico se le cayó la jeringuilla.

Simón halló la cerradura de la esposa izquierda, introdujo la llave y la hizo girar. Notó saltar la esposa que quedó abierta en su muñeca.
Se pasó la llave a su mano izquierda y repitió el procedimiento.

El enfermero se inclinó para recoger la jeringuilla mientras que el médico buscaba otra. Veloz como el mordisco de una tortuga, la esposa
se cerró en la muñeca del enfermero y cuando éste giraba la vista hacia Simón la otra esposa se cerró en la barra de metal. Se abalanzó
hacia el enfermero y le rompió el cuello con sus fuertes manos.

El enfermero trataba de sacar el spray cegador de su cinturón, pero Simón le propinó un puntapié en la cara, lo cual lo aturdió durante unos
instantes, tiempo en el que Simón cogió la jeringuilla del suelo y se la clavó en la cara sin parar hasta que pasaron varios minutos y el enfermero
dejó de moverse.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------

El doctor Sánchez acababa de revisar a su último paciente y se dirigió a su despacho para recoger sus cosas e irse a casa. Cruzó el umbral
de la puerta, fue hasta su escritorio y comenzó a meter documentos en su maletín.

- Buenas noches, doctor Sánchez -dijo Simón, que se encontraba al lado de la puerta.

Una gota de sudor recorrió la espalda del doctor Sánchez.

- Es imposible...

- Yo diría poco probable. Por favor, no se moleste en intentar pedir ayuda. No llegarían a tiempo.

- ¿Qué...qué quiere?

- Quiero mi libertad de vuelta, doctor Sánchez. Quiero poder mirar de nuevo el cielo, sentir la brisa en mi rostro. Usted puede ayudarme a conseguirla.
Y así no tendría que hacerle daño.

- Jamás podrá salir de aquí. ¿Lo sabe, verdad?

- Se lo ruego, doctor. No siga insultando mi inteligencia. Tampoco podría haber llegado hasta aquí según usted, pero aquí estoy.

- De acuerdo...¿Cómo pretende hacerlo?

Simón sonrió. Pronto estaría de nuevo en libertad, había tanto por hacer, tanta gente a la que visitar. Era hora de retomar viejas amistades.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------

Por la gruesa moqueta del pasillo del hotel Marcus, un camarero empujaba un carrito de té.

Al llegar ante la puerta de la suite se detuvo y con unos nudillos enguantados llamó suavemente a la puerta. Ladeó la cabeza y volvió a llamar para hacerse oír por encima de la música; eran las Invenciones, segunda y tercera parte de Bach, interpretadas al piano por Glenn Gould.

-Pase. El caballero que llevaba un apósito de gasa cubriéndole la nariz, vestido con un batín, estaba sentado a la mesa escribiendo.

-Póngalo al lado de la ventana. ¿Me permite ver el vino? El camarero acercó la botella. El caballero la colocó bajo la luz de la lámpara de la mesa y después tocó el cuello de la botella con la mejilla.

-Ábrala, pero no la deje en hielo -ordenó al tiempo que añadía una generosa propina a la cuenta-. De momento no voy a beberla.

No quería que el camarero le sirviese una copa de vino y se lo diese a probar;

encontraba desagradable el olor que despedía la correa del reloj de aquel hombre.

Simón estaba de un humor excelente. La semana había transcurrido a su entera satisfacción. Su aspecto estaba cambiando tal y como había planeado y en cuanto quedasen subsanadas unas pocas e insignificantes decoloraciones, podría quitarse el apósito para hacerse fotografías de pasaporte.

El trabajo importante lo realizaba él personalmente: inyecciones de silicona en la nariz. El gel de silicona se vendía sin receta pero las agujas hipodérmicas y la novocaína no. Resolvió esta dificultad robando una receta en el mostrador de una frecuentada farmacia que había en las proximidades. Borró la enrevesada caligrafía del médico con tinta blanca de correcciones mecanográficas y después fotocopió la receta en blanco. La primera receta que redactó era una copia exacta de la que había robado, copia que devolvió a la farmacia para que no se echase en falta.

El efecto que la nariz de boxeador causaba a sus correctas facciones estaba lejos de ser agradable y sabía, además, que si no iba con cuidado, la silicona podía desplazarse, pero estaba seguro de que la obra duraría hasta que llegase a su destino.

Cuando sus aficiones empezaron a absorberle, mucho antes de producirse su arresto, Simón había hecho preparativos por si algún día se hallaba en situación de fugitivo de la justicia. En la pared de una casita de vacaciones situada a orillas de un río guardaba dinero y todos los documentos de una nueva identidad, incluido un pasaporte, así como los elementos cosméticos que había utilizado al hacerse las fotos de ese documento que estaría sin duda caducado, pero que podría renovar en pocos días. Se acordó que tenía que extender un cheque con la firma del difunto doctor Sánchez para pagar la factura del hotel y dar cinco días de tiempo para el cobro.

Esa noche estaba poniendo al día su correspondencia, que tendría que mandar a través de una agencia de envíos urgentes de Londres.

Le envió a Enrique una abultada propina así como una nota de agradecimiento por las atenciones que había tenido con él durante su estancia en el psiquiátrico.

Se sirvió una copa de aquel excelente Batard Montrachet y se sentó en la terraza con unos prismáticos. Ahí estaba, Alicia acababa de llegar a su casa y Fernando fue a la puerta para recibirla.

Simón tenía todo planeado, y al pensar en su plan no pudo evitar sonreír. Pronto se iba a divertir.


-------------------------------------------------------------------------------------------------------

Llamaron a la puerta y Alicia fue a abrir. Era el cartero, y llevaba un paquete recubierto por papel de regalo y un precioso lazo rojo.

- ¡Hola! - dijo Alicia animada - ¿Es para mí?

- Sí, si me hace el favor de firmar aquí. Vale, ya está. Que tenga un buen día.

Seguro que debe ser algún regalo de boda, pensó Alicia.

Con el paquete venía un sobre. Lo abrió y vio que era una de las invitaciones de boda. En el apartado de destinatario alguien había tachado el nombre de Luis, su mejor amigo cuando trabajaba en el bufete y había escrito "Simón". Y esa no era la letra de Fernando.

Le dio la vuelta a la tarjeta y vio algo escrito.

Querida Alicia, que desilusión me llevé al descubrir que no he sido invitado a tu magnífica boda. Pero tranquila, te perdono. Y para que veas lo buenas que son mis intenciones te he hecho un pequeño regalo de boda.

Simón.


Alicia abrió el paquete con manos temblorosas y vio la cabeza de Luis mirándola fijamente. No tenía párpados.

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Cuando los zombies nos alcancen Empty Re: Cuando los zombies nos alcancen

Mensaje  PeKaDoR Dom Jun 06, 2010 5:26 pm

Creó que aquí hablaré en primera persona. Y todo lo que diga mientras estoy solo, solo lo pienso.
........................................................................................
Pipipipi, pipipipi, pipipi.
El despertador se apagó y mi silueta bostezó y se levantó.
Era yo, que otra vez me había dejado el despertador puesto un sábado.
-Leche, no puedo descansar ni siquiera un fin de semana. Ahora que hago yo despierto a las 8 de la mañana un sábado.
Mejor será que me valla vistiendo y desayunando. Bien , ya no aguantó más son las 10 y solo están echando el programa de ana rosa y el engatusador de canes ¬¬ jejejeje.
Creo que iré a visitar a mi amigó Sergio.
ohh , que lógico , ya esta la maruja de la casa de al lado esperando a que salga de mi casa ara echarme un mal ojo jaja.
Bueno, menos mal que Sergio vive a 2 calles.
Rin, Rin....
-¿Quien es?
-Soy yo, Carlos.Me he dejado el despertador encendido y como sabía que tu estarías despierto pues he venido.
-A vale, pero pronto me iré a correr.
-No pasa nada también lo tuve en cuenta y me traje el chandal y los tenis puestos.
-Anda pasa maricón.
-Si en el fondo me quieres mucho jajajajajaja.
Bueno al menos he conseguido plan para esta mañana, veremos si Sergio tiene algo para esta noche.
-Bueno Carlitos, creo que esta oferta te puede interesar para esta noche.
-Anda ya tienes plan? Jeje que rápido que eres chico.
-Bueno, escucha, Ayer por la noche después de que te fueras del amanecer.(Un pub) José y yo conocimos a unas chicas que eran nuevas en la ciudad y buscaban gente para tener una amistad o algo más....
-Vamos, que sugieres ligártelas esta noche?
-Exacto, pero ellas son 3 y nosotros solo 2 así que si tu vinieras todo estaría mejor.
-Ok, yo perfecto, ademas está noche no tenía que hacer nada.
-Entonces, vamos a hacer footing y ya quedaremos sobre las 9 de la noche.
A las 11 llegué a mi casa después de estar corriendo con Sergio y me dispuse a ducharme y jugar un rato al ordenador.
Luego simplemente comí y descanse hasta las 6 de la tarde.
A esa hora salí a la calle a dar una vuelta, y me crucé con un tipo rarísimo vestido de negro que me preguntaba por un chico de unos 17 años bajito, rapado y de piel pálida.
Le dije que no, algo extrañado, pero parece que le dio igual y que sabía quién era así que me cogió y me lo repitió, pero esta vez con un tono más alto. Yo,le repetí que no sabía quien era, entonces el hombre me soltó y parecía como si quisiera sacarse algo del bolsillo.
No le di tiempo, rápidamente salté sobre un coche cercano estacionado y de ahí a un tejado de una casa. Seguí por los tejados hasta la calle del otro lado, luego simplemente corrí hasta mi casa y me encerré allí esperando a que el reloj marcara las 9 para ir a casa de mi amigo.
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Mensaje  .:Rodriux:. Mar Jun 08, 2010 6:22 pm

Rodrigo estaba tirado en una celda de máxima seguridad, oh bueno al menos eso decía un tonto cartel de colores que había colgado a poco más de dos metros del suelo, en el cuál marcaba también las reglas de la cárcel, horarios de visitas y horarios de la comida, cómo los horarios de las salidas al patio, aquellas salidas en las cuáles siempre habían peleas, muertos de vez en cuándo y heridos siempre. Rodrigo se había ganado respeto entre los presos, ya que la mayoría sabían de su larga y excelente carrera militar, que supuesta mente aun no había terminado. Todo eso se encontraba ni más ni menos que justo en el medio de un fuerte e impenetrable campamento militar. En donde se hacían varios experimentos, la mayoría probados en personas, si, los mismos presos que por distintas razones entraban allí, gente importante algunos. Eran usados como ratas de laboratorio, y no es que pensara Rodrigo que la mayoría se lo merecía por crímenes atroces contra la sociedad, pero había un puñado de gente como él, que solo estaban allí por no seguir la mera orden de aniquilar un poblado, matar gente de forma indiscriminada y sin razones, o solamente para apagar los secretos de estados que dentro de ellos como grandes ordenadores contenían. Rodrigo en su tercera estancia en esa misma cárcel, según decían por in subordinación, y aunque él supiera que era cierto, creía que tanta cosa era solo para ocultar algo, porque habían peores que él a quienes no le hacían nada, aunque claro que todos ellos no habían estado en el incorrecto lugar, bajo las incorrectas ordenes. Cada día que pasaba, se lamentaba de haber matado a tanta gente en el centro comercial de aquella vez, en donde los muertos caminaron sobre la Tierra, donde la infección se trasmitía como gripe, tanta gente muerta, en vano, todo por un estúpido error del gobierno. "Zombies?, pero a quien coño se le hubiera pasado por la puta cabeza hacer un virus que llevara a eso? Habrá gente loca en el mundo!" pensaba siempre Rodrigo.

Meses antes...

Meses antes, estando en un cuartel general de alta contención de químicos, en donde había estado comprobando armas y eso, le llegó una carta, era de Alicia, aquella joven llena de vida que tan bien le había caído. Si, aquella mujer que había salvado de forma cobarde tras escapar junto a Fernando aquella tarde, cuándo el cielo se cayó y exploto todo, una ciudad llena de podridos, algún que otro sobreviviente disperso y almas libres intentando escapar de la injusticia de los militares. Pues, volviendo al tema le había llegado una carta en el cuál le invitaba a su boda, se iba a casar con Fernando, eso era algo bueno ya que lo poco que los conoció se había dado cuenta la química que había entre ellos dos, era fuerte y por lo poco que Rodrigo sabía de esos temas, era amor. Por unos días pensó en no ir, ya que aunque bueno los había salvado, había que recordar que tiempo antes había aniquilado un montón de gente en ese centro comercial, algo que de seguro había despertando aunque sea un pequeño rencor en el corazón de los sobrevivientes. Pero bueno, al pasar una semana quizás un poco más, mentalizo y pensó en ir, si todo estaba libre, el no esteba en la cárcel ni en ninguna misión.

Primero que nada, ordenó a un conocido que vivía en la ciudad, el cuál también era militar, pero de la rama de las cosas de espías y esas cosas de películas, que de forma discreta averiguara el lugar donde se llevaría a cabo, el mismo amigo siguió de forma discreta a Alicia por un par de semanas, hasta averiguar que el lugar había cambiado y sería llevado a cabo en una Mansión, de la cuál normal parecía, así que luego de una llamada con ese señor, sabía donde sería la nueva boda, y estaba dispuesto a ir. Hasta que...luego de una junta con los altos mandos y otras personas importantes de empresas de reconocimientos como la CÍA, uno de sus mayores le dio una orden a la cuál, Rodrigo pudiera llevarla a cabo o no, no podía aceptar. Era una locura exterminar todo un poblado por una estúpida plaga, no cometería el mismo error dos veces, ya no mataría gente inocente que supuesta mente podría estar en alerta roja, algo muy malo cierto era. El Mayor le insistió, durante varios días, hasta que cansado de decirle a Rodrigo tantas veces que debía hacerlo, tomo por arte malas e intolerantes palabras, algo que le hizo fluir la sangre a Rodrigo, eso jamás debería de habérselo dicho. En un ataque de ira Rodrigo lo golpeo en la quijada un par de veces, con aquellas grandes y fuertes manos haciendo que el Mayor, sufriera varias contusiones, una pequeña hemorragia interna que era curable, como dolencias y marcas de por vida. Eso fue lo que lo llevó a parar a la cárcel de vuelta.

Días actuales...

La humedad de aquella celda ya lo estaba volviendo loco, era desquisiante pasar días enteros encerrados en ese lugar tan horrible, escaso de creatividad y tan poco cuidado a lo que le podía decir "lugar para dormir", un lugar seguro? nadie se creía eso ya. Escucho unos pasos, se pensó que era temprano en la mañana cómo para que la comida llegara, y ya que nadie más que ese guardia se pasaba por allí, de seguro estaba que ya lo sacarían a la libertad, o que ya estaban cansados de él y lo llevarían a una "desaparición misteriosa", cómo solían decir en los medios de comunicación cuándo mataban a alguien. Cerró los ojos un poco, pensando en Elise, quién de seguro estaba serca, en aquella base militar, aquella hermosa mujer que tanto lo había cautivado y que tanto cariño le tenía, la única ciertamente. Un hombre entró a la celda tras un rechinador sonido a metal oxidado, abriéndose luego de años de estar quieto.
-Rodrigo, tenemos que hablar.
El preso se levantó y saludó a su superior con un ademán militar.
-Eres un gran elemento, tienes toda la confianza, no sólo mía, sino también de los altos mandos. Tu pericia y entrenamiento te convierten en uno de los hombres armados más letales del cuerpo militar.
-Señor, agradezco sus palabras.
-Sin embargo, eres impetuoso, pero pasaré por alto tu insulto al superior en turno, vendrás conmigo a una nueva misión.
-Estoy para servirle, ¿de qué se trata? –respondió Rodrigo interesado.
-¿Recuerdas la infección a la que escapaste hace dos años?
- –el rostro de Rodrigo se desencajó.
-Bueno, pues acompáñame.

Rodrigo siguió a ese hombre, el cuál parecía bastante experimentado, más que el ciertamente, este mismo tenía cicatrizantes en su cara, por lo que vio le faltaba el dedo meñique de la mano derecha, y estaba un poco cojo de una pierna, la izquierda para ser más puntual. No le sorprendió ver a un tipo así, toda su vida había visto personas mal trechas, cicatrizas horrorosas, personas sin extremidades o faltas de alguna, también fallas funcionales en el cuerpo de otras.
Rodrigo siguió al hombre hasta una sala, en la cuál todo parecía fuera de lo común, ya que era como un container con una puerta, y desde afuera sólo parecía eso, una gran masa de metal con un agujero en el cuál de seguro todo estaría oscuro, pero sería así?
- Entre ahí soldado, tiene alguien esperándole- le dijo el superior a Rodrigo, sin mirarlo, solamente con la vista fija el frente.
- Señor, si señor - apenas dijo Rodrigo, a la espera de que el tipo ese se retirara para adentrarse en ese lugar.
- No salga de este lugar soldado, ya volveré en su búsqueda, seguiremos camino hacia destino luego de eso- El tipo parecía cabreado por tener que hacer esas cosas, sin esperar una respuesta se marchó de aquel lugar, caminando a paso lento, detrás de él un par de soldados cerraron otra gran puerta, la única puerta por donde se podía salir de ese galpón que de seguro era de aviones y ahora había sido vaciado, dejando sólo un gran container de metal dentro que de seguro, estaba que habían aprovisionado cómo una oficina, o algo por el estilo. Sin más y sin saber que sucedía, Rodrigo se adentró en ese lugar, abriendo una puerta que hizo un sonido parecido al sonido que se había efectuado en la celda rato antes. A primera vista era un lugar raro, cómo fuera de contexto para lo que era una base militar de alta seguridad, todo de seguro estaba preparado para aquel encuentro. A poco sólo se veía al entrar unas sillas, una mesa y una nevera que de seguro era a batería, o algo así. Cerró la puerta tras su paso y al voltear para ver la otra parte del lugar, se encontró que en un sofá sitiado del lado izquierdo, estaba Elise sentada, con un rostro sonriente que siempre llevaba y pareciente de que nada raro estaba sucediendo. Rodrigo no pudo entender a que se venía al caso aquella presencia, que tanto anhelaba de volver a ver, pero algo era seguro, él estaba feliz de volver a verla, hacía tiempo que la había perdido de vista. A pasos lentos y sin decir nada se sentó junto a ella.
- Hola, Rodrigo - dijo ella, mirándolo con una especie de emoción notable a simple vista ya.
- Ho..hola -dijo él, intentando unir cabos de la situación que estaba pasando.
- No tengo mucho tiempo, así que iré al grano, se está incubando algo nuevo debajo de estas instalaciones, en un laboratorios un tanto escondido se podría decir...- ella hizo una leve pausa para admirarlo -...me ordenaron que yo te lo dijera, porque saben que nos traemos algo nosotros...- fue interrumpida.
- Algo? a que te refieres? - pregunto él, interrumpiéndola y sólo pensando en eso, sin prestar mera importancia a los demás.
Elise negó con la cabeza- eres inteligente pero sigues igual de tonto en estos temas, nos has cambiado nada en este tiempo - ella dio una pequeña risita, algo que le impregnaría ternura a cualquier persona que la escuchara, menos a Rodrigo que conocía bien a ella y sabía que era capaz de cualquier cosa, era excelente.
Rodrigo simplemente levantó los hombros, sin saber que decir a la espera de que ella continuara.
Elise carraspeo un poco su garganta para volver a ponerse seria.
- Creo que pronto verás lo que eh intentado decirte - dijo mirando su reloj, viendo que ya era hora de que volviese el Mayor, y así fue como sucedió, se escucharon dos golpes a la puerta en forma de decir que el tiempo se había acabado, ella simplemente sonrió, le dio un pequeño beso en los labios a Rodrigo (quien seguía intentando unir cabos) y salió de la habitación, Rodrigo reacciono rápido para salir y detenerla, pero cuándo atravesó la puerta ella ya no estaba, solo el mismo hombre que lo había sacado de la celda, esperándolo.
- Continuemos...- dijo el hombre y comenzó a caminar, Rodrigo sólo asintió y lo siguió.

Abran transcurrido una hora y media como mucho, hasta que finalmente lograron entrar a aquel lugar luego de un papelo, era raro ya que la entrada a ese lugar tan importante era simplemente una puerta de un galpón parecido al de los aviones, solo que este estaba repleto de militares armados, cajas de municiones, un par de tanques de guerra y dos hombres extraños, sobresalientes del entorno militar que había. Llevaban puestos unos trajes químicos, con un gran sigo de alerta y un par de mochilas blancas, estilo las que llevaban los Astronautas para el oxigeno, solo que la manguera de está estaba suelta en esos momentos, no parecían prestarle importancia igual. Caminaron hasta una pequeña puerta, de seguro copiada a los submarinos, tenía una rueda de metal que había que girarla para poder entrar, se pusieron unos trajes parecidos a los de las personas que habían visto antes, y los hicieron entrar en una cámara de vidrio. Comenzó a caer una lluvia de líquidos verdes y calientes, al principio Rodrigo comenzó a moverme como loco para que me dejaran salir, pero luego sintió un golpe en el hombro de aquel hombre, como ademan de que se tranquilizara, así que no pudo hacer otra cosa que quedarse quieto.
La lluvia de químicos según Rodrigo paró luego de haber pasado unos cinco minutos de irrigación constante. Salieron de aquella cúpula de vidrio pero ahora por el otro lado, una nueva puerta había aparecido. Sin saber a donde llevaría ese lugar, lo primero que vio fue varios objetos, como de médicos o cirujanos. Vieron pasar a un par de tipos en los mismos trajes, con otras cosas en mano, había maquinaría por todos lados, unos ordenadores tenían en la pantalla dibujos de cadenas de ADN, pero no eran las normales. Todo esto a Rodrigo ya le estaba dando un mal presentimiento, algo malo estaba sucediendo, o por suceder.

- Bienvenido - dijo un doctor que le estrechó la mano a Rodrigo, obligandolo a hacerlo.
- Gracias, supongo, que diablos es todo esto? - dijo Rodrigo rápidamente, sin mirar al Mayor, solo mirando a los alrededores.
- El virus anterior no fue bueno, pero este será mejor, enserio...- dijo el doctor, arrastrándolo a una especie de pesera cuadrada y gigante, donde dentro había una especie de persona recostada sobre una camilla, toda manchada de sangre, según el color.
- Que...que es eso? - preguntó Rodrigo retrocediendo un par de pasos, sabiendo ya la respuesta, la misma mierda hecha dos veces.
El doctor simplemente lo miró, y sonriendo abriendo la boca para decirle algo.
.:Rodriux:.
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Mensaje  Kealah Mar Jun 08, 2010 10:34 pm

Alicia estaba emocionada con la boda. Sólamente faltaban unos pocos días para que se produjera el feliz enlace y ya se habían superado todos los inconvenientes iniciales. Habían tenido un inconveniente con el lugar de celebración de la ceremonia pero Alex, aquel joven de 17 años al que temió en el gimnasio, les ofreció la mansión que acababa de heredar.
Tuvieron más problemas con el cura porque Alicia no se llevaba muy bien con él. Ella sabía que él era un hombre religioso y piadoso pero ella nunca había tenido relación con la Iglesia más que cuando tenía siete años y su abuela la obligaba a ir para acompañarla a cotillear con las demás mujeres. Sin embargo, gracias a los dos metros de altura de Fernando, a la ausencia de Alicia el día que fueron a hablar con él y a la promesa de Arturo de rellenar con unos cuantos billetes el cepillo de la iglesia durante un par de domingos le hizo cambiar de opinión. Dirigiría la ceremonia en la mansión de Alex a pesar de que no era lo habitual.

Faltaban dos días para la boda y Alicia había pasado el día con Alex y con Fernando en casa de Alex preparando todo lo necesario para la boda y el banquete posterior. Afortunadamente no les costó mucho puesto que los invitados eran poco numerosos. A la 13 de la tarde ya habían terminado así que Fernando y Alicia se fueron a su casa para que Fernando comiese y se preparase para ir a trabajar. En su trabajo se habían portado bien, el viernes lo tendría libre pero el jueves no, así que había quedado por la tarde con Arturo para ir a hablar con el florista.
Eran las cinco de la tarde cuando el timbre de la puerta sonó. Era el cartero. Alicia se extrañó porque normalmente, el cartero solía ir por la mañana pero pensó que alguien le había enviado un regalo de boda. Firmó el albarán de entrega y cerró la puerta.

Con el paquete venía un sobre. Lo abrió y vio que era una de las invitaciones de boda. En el apartado de destinatario alguien había tachado el nombre de Luis, su mejor amigo cuando trabajaba en el bufete y había escrito "Simón". Y esa no era la letra de Fernando.
Le dio la vuelta a la tarjeta y vio algo escrito.

Querida Alicia, que desilusión me llevé al descubrir que no he sido invitado a tu magnífica boda. Pero tranquila, te perdono. Y para que veas lo buenas que son mis intenciones te he hecho un pequeño regalo de boda.
Simón.


Alicia abrió el paquete con manos temblorosas y vio la cabeza de Luis mirándola fijamente. Dejó caer la caja, perfectamente envuelta y perfumada y la cabeza de su antiguo compañero de trabajo, rodó por el suelo. La miraba fijamente con sus ojos negros, ahora carentes de párpados. Alicia corrió al baño a vomitar. Después de pasar unos minutos en el suelo, llorando y recuperándose, escuchó el timbre de la puerta.
Corrió a su habitación y cogió su pistola de debajo del colchón. Si era Simón, estaría preparada para devolverle el golpe. Miró a través de la mirilla y allí estaba Arturo. Abrió la puerta, pistola en mano y le obligó a entrar.
- Joder, ¿qué ha pasado? Estás horrible - Dijo Arturo mirando a Alicia cuando abrió la puerta. Tenía dos horribles chorretones de rímel descendiendo por sus mejillas.- ¿Y la pistola? - Alicia, sin pronunciar palabra, apuntó con la pistola a la cabeza de Luis que estaba en el suelo.
- Simón.... Alicia es hora de llamar a la policía y de que hables con Fernando. Deberías cancelar la boda.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Alicia y Arturo se sentaron en el sofá. El propio Arturo descolgó el teléfono y marcó el 091. Avisó a la policía. En cuestión de media hora, un hombre de mediana edad que se identificó como Tomás Moreno, se presentó en casa de Alicia y Fernando junto con un juez y un par de policías. Lo primero que vio al entrar fue la cabeza de Luis, ahora cubierta por una manta. Se alejaron de los compañeros de Moreno para conversar:
- Bien, creo que ustedes han llamado a la policía denunciando a un tal Simón Lasso. ¿es cierto?
- Sí, es cierto - dijo Arturo - Pensábamos que ese cabrón estaba muerto, que murió en la ex...
- Sí, en una explosión hace años - Interrumpió Alicia con la mirada perdida- Hace un par de daños... Tuvimos un encuentro. Y ahora Luis ha pagado la obsesión de Simón conmigo...
- Disculpe Señorita - Intervino Moreno - El Sr. Lasso ha estado encerrado en un psiquiátrico de alta seguridad durante más de un año. Hace unas semanas huyó de allí. Es un hombre muy peligroso que tiene un amplio historial de víctimas a sus espaldas. Y parece que a usted la conoce.
- Nos conocemos los dos, conoce a mi futuro marido, a Arturo y a mis amigos... Tengo miedo de que algo pueda sucedernos, Sr. Moreno. Los zombies no acabaron con él, las bombas tampoco y la policía por lo que veo tampoco... ¿Tendré que hacerlo yo misma? - Dijo Alicia aturdida, levantando el arma.
- Alicia, trae aquí eso - Dijo Arturo quitándola la pistola - Estás hablando demasiado. Discúlpela Sr. Moreno, ha sufrido un fuerte shock al ver a su amigo en ese estado. Además, se casa dentro de dos días y está preocupada. ¿Cree que debería cancelar la boda?
- No... Quiero casarme con Fernando. Despues de haber matado a un ejército de zombies por mí... Le quiero y Simón a pesar de haberme dejado esta bonita cicatriz... No impedirá que me case con él.
- ¿De qué está hablando, Señorita? ¿Zombies? - Dijo mirando a Arturo con cara de circunstancia mientras éste, para evitar sospechas, le indicaba con gestos que no la hiciera caso.
- Sí... Zombies... ¿Conoce el grupo Blue zombies? Todo es real. Hace dos años, en la ciudad que se hundió y de la que dijeron que hubo una explosión nuclear... Eran zombies devoradores de carne... Toda la ciudad.. Unos pocos y allí mismo su querido Sr. Lasso intentó matarme cortándome el cuello...
- Alicia - Dijo Arturo indignado - No la haga caso... Está divagando.
- ¿Saben? Nunca me creí la historia de los periódicos. Soy fan de "Blue Zombies" y creo que debería celebrar la boda. Siento mucho lo de su amigo pero si queremos atraparle, no puede dejar de celebrar la boda. La policía estará allí como invitados infiltrados. Sé que Simón es demasiado listo para caer en ello y sabrá quienes son. Probablemente, tendrá controlados todos sus movimientos pero, si de verdad está obsesionado con usted, estará en la boda. Así que usted estará protegida.
- Nadie está protegido de Simón. Le conozco, ¿sabe? Y no me dejará hasta que no sea suya.
- Jefe, ya hemos terminado - gritó un policía desde el otro extremo de la sala.
- De acuerdo. El día de la boda estaremos en su casa para llevarla hasta el lugar de la ceremonia y no nos separaremos de usted en ningún momento. Estará tranquila.
- La boda se celebrará en la dirección de la carta que se han llevado sus compañeros. Por si acaso, es esta- Dijo Arturo, entregándole la dirección en una hoja de papel - Gracias por todo.

Después de que la policía se fuera. Alicia se tomó un somnífero y se acostó en la cama mientras Arturo esperaba pacientemente a que se durmiese. Cuando llegó Fernando, encontró a Arturo en el sofá durmiendo a pierna suelta y le saludó con un estruendoso y tremendo pedo.
- Joder tío pero que guarro eres. Como huele.
- Bah, no te quejes que los ha habido peores y tú lo sabes. Este es para ti, con cariño. Tenemos que hablar.
Arturo contó a Fernando todo lo que había pasado aquella tarde. Incluyendo la conversación de Alicia con la policía. Su primera intención fui huir de allí pero saber que ALicia estaba dispuesta a casarse con él a pesar de todo, se sintió con ganas de casarse con ella. Cuando Arturo se fue, Fernando se acostó junto a Alicia y la abrazó.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Llegó el día de la boda. Alicia estaba radiante. Había dormido todo el día anterior y esa noche. Fernando se había ocupado de hablar con la policía y saber cómo llevarían a cabo la operación para capturar a Simón aunque sabía que era altamente complicado. Simón era demasiado inteligente para unos simples policías. Tenía que ser alguien que le conociera muy bien. Esa persona era Alicia y por eso, Fernando estaba acojonado.

Alicia estaba en su casa acompañada por Gloria, su vecina que la estaba ayudando a vestirse, a peinarse y a maquillarse. Fernando había pasado la noche con sus colegas: Facundo, Arturo, Zed, Jorge, un par de compañeros de trabajo y Pablo, su vecino había hecho una especie de fiesta en casa de Arturo, ajenos casi todos ellos a la historia de Simón. Tenían que pasar la noche separados porque traía mala suerte ver a la novia antes de la boda.
Alex llegó en su limusina a busca a Alicia exactamente a las 12:30. Antes de bajar, se miró por última vez en el espejo. Estaba preciosa con el pelo recogido en una coleta cayéndola todo él sobre los hombros, el maquillaje apenas parecía existir, aquel vestido blanco de tirantes con un fruncido en la cintura y con la cola totalmente sencilla hacían un perfecto conjunto. Lo mejor eran los zapatos. Le encantarían a Fernando.
Llevaba algo nuevo: el vestido, algo prestado: un colgante que la había regalado su vecina y algo azul: la liga. Se levanto el vestido por su lado derecho y ajustó su pequeña pistola. Sabía que la policía estaba allí pero con Simón había que tener mucho cuidado.
Bajó de su casa y allí estaba Alex perfectamente trajeado con su cabeza rapada y su traje nuevo de color negro. Montaron los tres en el coche y se dirigieron a casa de Alex.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Alicia llegó a la boda. Allí estaban todos sus amigos: Zed, Jorge, Arturo, Facundo, Alex, Pablo, sus compañeros de bufete, excepto Luis. En total unas veinticinco personas se reunieron para celebrar la unión entre Alicia y Fernando, además de los camareros, la policía, el servicio de Alex y el cura. Alicia observó a los invitados, entre ellos estaba Rodrigo, acompañado de una hermosa mujer, Zed y Jorge acompañados de dos chicas despanpanantes y Pablo. Sus compañeros de bufete, excepto Luis y la policía completaban el número de asistentes a la ceremonia.
Delante de ella, caminaban Gloria y Effy, la novia de Arturo que en el último momento había decidido que quería ser dama de honor y esperándola a su izquierda para llevarla al altar estaba Arturo. Se inició la marcha nupcial y caminaron hacia el altar.
Allí, tan impaciente como sonriente, se encontraba Fernando: su chico, a su lado su querido amigo Facundo y detrás de ambos estaba el cura que iba a casarles. Cuando llegaron al altar, Arturo la dio un beso en la mejilla y la situó al lado de Fernando. Alicia sonrió a su chico, se levantó ligeramente el vestido y su futuro marido sonrió: Llevaba puestas unas deportivas blancas por si tenía que salir corriendo.

La ceremonia iba a empezar. "Lo que el Apocalipsis Zombie ha unido que no lo separe el hombre y menos Simón"
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Mensaje  PauTL Mar Jun 08, 2010 11:29 pm

El preludio del fin

______________________________________________________________________________________________

El asesino no habia conseguido atrapar al chico, y el otro cabron se le habia escapado. En cuannto llego a su casa, se ducho, y se sento frente a la pantalla del portatil.
Tenia un nuevo correo, lo abrio.

''Ya sabemos la direccion del chico, pero va a celebrarse una boda, no me gustaria que hubiese derramamiento de sangre, por favor, se cauteloso''.

-Bien- Dijo para si mismo. -Vamos a ello.


El asesino habia escondido el cadaver del cura en su maletero, se puso su ropa, y entro en la mansion.
Entro en la sala donde iba a dar comienzo la ceremonia en unos instantes.
-Oye- Dijo el chico que se le habia escapado el otro dia. -Tu no eres el cu...- Se quedo sin habla, sabia quien era, y sabia lo que queria. El chico permanecio callado, no queria arruinar la boda.
-Mi compañero ha tenido un accidente, yo lo sustituyo. No te preocupes, hablaremos ras la boda, si me ayudas no te pasara nada.- Dijo el asesino. El chico asintio.

El asesino se dirigio a donde estaba el servicio del chico, y se puso a su lado, sonriendo.
En aquella habitacion habia tres policias de incognito, aquellos incompetentes no sabian disimular el bulto de las pistolas.

Tras unos momentos, la novia entro en la sala, con un precioso vestido, y se dirigio al altar, el asesino se coloco en el altar, frente a la biblia, se había empollado aquel rollo para que nadie sospechara.
El novio dio un beso a la novia en la mejilla, la chica se puso al lado de un amigo y se levanto ligeramente el vestido. -''¿Deportivas blancas?''- Penso el asesino. -''¿Quien va a su propia boda con deportivas?''.
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Mensaje  Tatsu-Kami Miér Jun 09, 2010 3:39 am

Solo quedaban 24 horas para la boda y Alex creía que no le daría tiempo a que el catering y la casa estuviesen listas, y todavía no había hablado con el dichoso cura. Por suerte para el ni Alicia ni Fernando sabían nada de nada, sino se le echarían encima como un par de perros de presa, el día antes estuvo hablando con los dos y le resultaba gracioso haber visto a el novio mas nervioso que la novia por si todo salia bien. En realidad las palabras que utilizo Fernando fueron - Alex, quiero que Alicia no se preocupe de nada antes de la boda y que todo salga perfecto, confió en que sabrás encontrar lo que la agrade. -
Encontrar a una pastelería que hiciese la tarta que querían no iba a ser fácil, y menos aun con tanta prisa y antelación, ademas de con el jaleo de los policías en la boda los cuales no decían porque estaban pero estaba claro por como se comportaban que buscaban alguien o algo... ¿puede que un invitado no deseado? de todos modos ya daba igual si no tenia tarta no había boda y adiós a lo que buscasen y a la confianza de sus nuevos amigos. Le acercaron el teléfono a toda prisa y se lo puso en la oreja sin saber que tocaba ahora, serian las flores , su traje que había pospuesto o el dilema de los lazos en el jardín.

Alex - Hola?
Mujer - Buenos días, le llamaba de la pastelería por el pastel de bodas que querían - Mientras hablaba por el teléfono le estaban midiendo para el dichoso traje -
Alex - Hee... si. Y ¿que pasa? al final pueden hacerse cargo o no?
Mujer - Si no hay ningún problema estará en unos tres días justo cuando nos dijo.
Alex - Tiene que haber un error señorita les dije para mañana por la mañana
Mujer - Oh, valla lo siento mucho se habrán equivocado al poner la fecha. Si se espera un segundo le diré si podemos hacernos cargo o no.
Alex - Por favor es muy importante... gra... gracias. - Después de unos segundos que se hacían eternos la mujer se puso el teléfono-
Mujer - Siento comunicarle que no se podrá tener preparado para la fecha que desea.
Alex - No podrían hacer una excepción... por favor.
Mujer - Lo lamento mucho, no es posible en un plazo tan corto de tiempo
Alex - Esta bien... adiós

Después de la llamada paso el día arreglando todo, posponiendo su ropa y la dichosa tarta, hasta que se le ocurrió a un hombre mayor del servicio que podrían comprar un horno industrial y hacerlo allí mismo. Se sorprendió ante la idea de que el dinero lo simplificaba todo y decidió que lo que hiciese aquel hombre estaría bien.

Y al día siguiente se despertó con el agradable olor dulce del horno y con el alboroto de la parte de abajo, le parecía increíble como una casa tan descomunal podía tener una acústica así de una punta a otra, después de asearse y ponerse el traje negro que tenia preparado bajo y tomo el coche para buscar a los novios. Cuando vio a Alicia bajar estaba deslumbrante con un vestido que le sentaba genial, pero vio que tenia cara de preocuparse por algo, montaron en el coche y llegaron a la boda done ultimaban los retoques a la ceremonia y se encontró con el cura que llegaba tarde, fue a decirle que estaba todo preparado pero cuando se acercaba se percato de que no era el. Alex fue a decirle que no era el cura y que demonios hacia allí pero se le heló la sangre cuando el misterioso hombre le miro a los ojos de nuevo y le dijo.

??? - Mi compañero ha tenido un accidente, yo lo sustituyo. No te preocupes, hablaremos tras la boda, si me ayudas no te pasara nada. - Barajo el acabar con esta farsa allí mismo pero en lugar de eso se callo mientras el falso cura se alejaba y se ponía con el servicio y sonreía. Debía de ser el al que estaban buscando, se olvido por un momento de su propio miedo y decidió acercarse a los invitados para actuar si algo salia mal, aunque con la policía por allí no podía arriesgarse, entonces se le acerco un camarero con una bandeja en la mano y le hablo extrañado.

Carlos - ¿estas bien colega? Creo que necesitas un trago, sírvete. - Se fijo en que no había una sola bebida que no tuviese alcohol-
Alex - No gracias estoy bien...
Carlos - ¿seguro? Estas blanco. - Un hombre grande que había a su lado y con cara familiar cogió una de las copas-
Zed - Tranquilo, si no lo quiere el ¿mas para los demás no? jajajajaja. Por cierto enano bonito peinado.
Carlos - ¿Tu eres Zed verdad? de Blue Zombie. Hostias tío estuve en el ultimo concierto que disteis aquí en esta misma ciudad.
Zed - Si, somos Blue Zombie. Pero si quieres agradecernos que estemos aquí porque no vas a por unas bebidas de verdad y no este champan para colegialas.
Carlos - claro tío eso esta hecho, pero que no se entere el dueño de la casa, se rumorea que es un idiota aburrido y estirado jajaja. - Alex se sorprendió de la ultima frase, pero tenia cosas serias en las que pensar, como el asesino que iba a casar a sus nuevos amigos. Alicia se acerco al altar precedida por dos atractivas damas de honor. Llego a donde la esperaba Fernando y sonrió después de darle un beso en la mejilla, después se levanto el vestido y vio que llevaba unas zapatillas de correr a lo que sonrieron los dos. La ceremonia empezaba oficialmente pero el presentimiento que que algo iba a salir mal seguía acechando la mente de Alex.
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Mensaje  Alf Zombie Jue Jun 10, 2010 9:55 am

Meses atrás:

Aaron y Will besaban a las dos fanáticas en los camerinos, no tenían recato alguno en acariciarlas en sus partes íntimas. Zed estaba sentado reclinado en una silla, con las piernas cruzadas sobre una mesa, mientras bebía una cerveza y reía. Jorge, por el contrario, tuvo mala noche y dormía algo descompuesto sobre uno de los sillones de aquella estancia. Zed se limitó a beber el último trago de la cerveza y azotar el envase contra la pared más cercana, se levantó y estaba listo para “convivir” con aquellas dos chicas.
-¡Eh, Jorge, despierta! –Zed le dio al guitarrista un par de cachetadas suaves para despertarlo, como no respondía, tuvo que golpearlo más fuerte-. ¡Mejor despierta de una vez antes de que llegue Facundo y te dejemos fuera¡
Jorge despertó sobresaltado, había tenido una pesadilla con zombies que invadían uno de sus conciertos. De pronto, fuera del camerino se escucharon pasos… eran cada vez más nítidos, alguien se acercaba. La puerta se abrió de golpe, los músicos dejaron de besar a las chicas y miraron a un sujeto postrado en la entrada con un enorme cuchillo en la mano, de aquella arma fluía un delicado líquido carmesí.
El sujeto se lanzó contra Zed, quien alcanzó a moverse. El cuchillo sólo desgarró un poco de su ropa, pero no lo hirió, el enorme cantante aprovechó esos valiosos segundos para estampar su codo en el rostro de aquel sujeto.
El extraño cayó al suelo chorreando sangre por la nariz, Zed pisó la mano del sujeto obligándole a soltar su arma. El enorme músico levantó por las solapas de la camisa al hombre, y lo tiró encima de un par de sillas que había ahí, las dos chicas tomaron su ropa, se cubrieron y salieron corriendo de ahí.
-¿Qué haces aquí, bastardo? –le dijo Zed al hombre.
-Tranquilo Zed… -dijo Aaron que trató de alejar a Zed de aquel hombre, en respuesta, el vocalista de “Blue Zombies” lo empujó con tal fuerza que el baterista cayó de bruces.
-Me respondes o te lo tengo que pedir de nuevo –Zed le dio una patada al hombre en la pantorrilla, cayó al suelo doliéndose como nunca en su vida.
-Vengo a matarte –Zed dio un paso atrás, la noticia le sorprendió, y antes de que aquel enorme mastodonte embistiera de nuevo, el hombre siguió hablando-. Parece que se te ha soltado demasiado la lengua, y el gobierno te quiere muerto.
Zed aprovechó que el hombre estaba maltrecho para darle un puntapié en el abdomen, el sujeto cayó al suelo tratando de recuperar la respiración, de pronto, con su mano izquierda rebuscó dentro de su bota, nadie se percató de que ahí tenía una navaja más pequeña. Por fin pudo extraerla, se levantó y apuntó al rostro de Zed…
Un disparo retumbó en el oído de los presentes, el extraño cayó al suelo muerto, en el umbral de la puerta se encontraba Facundo, con la pistola aún firme y con un pequeño hilo aperlado saliendo del extremo.

***

Un mes atrás:

Las investigaciones policiales misteriosamente desaparecieron, las pruebas eran contundentes. Aquel hombre que asesinó a un miembro del personal de seguridad de “Blue Zombies” era un loco como tantos que persiguen a la gente famosa. Aunque Zed en entrevistas insistía en que era obra del gobierno, los reporteros habían aprendido a ignorar sus declaraciones, que suponían se trataba sólo de publicidad.

-¡Jorge, Facundo! –gritó Zed una mañana, previo a un concierto que darían en la explanada mayor de Santiago de Chile-. ¡Alicia y Fernando se casan!
-¡Qué! –Facundo escupió el bocado de cereal y comenzó a brincar de alegría-. El chico vaya que se puso las pilas. ¿Cuándo?
-Dentro de un mes.
-¿No tenemos el concierto en Nueva York por esas fechas? –interrumpió Jorge.
-¡Me importa un carajo! –dijo Zed-. Cancelo lo que sea por asistir.

***

-¡Debe estar bromeando! –Rodrigo tenía los ojos fuera de órbita.
-No –respondió el doctor-. Es real, supongo que recuerdas aquella infección de hace dos años, por eso te hemos llamado.
-Así es, no hay noche que no duerma recordándolo.
-Bueno, en otra ocasión me platicarás si mojas o no la cama, ahora debo mostrarte algo.
El doctor caminó hacia una compuerta que estaba a unos diez metros de ahí. La entrada estaba blindada, al lado había un pequeño aparato pegado a la pared con una diminuta pantalla digital y números, el doctor tecleó una secuencia y la compuerta cedió, liberando una espesa masa de gas blanquecino que desapareció unos segundos después.
Rodrigo caminó hacia allí, dentro de la habitación había dos contenedores bastante amplios, en cada uno de ellos había una figura humanoide que rondaba dentro del contenedor. Uno de ellos estaba pegado al cristal tratando de atravesarlo sin éxito, el otro sólo daba vueltas en círculos de manera irregular.
-Te presento a Caín y Abel…
-No… puedo… creerlo –Rodrigo se apoyó con la pared y se sentó lentamente en una silla que estaba ahí-. ¿Volverán a hacerlo? ¿Cuándo?
-Lo estamos perfeccionando, estará listo en unos cinco años aproximadamente.
-Rodrigo –intervino el coronel-. Comprenderás que esto es altamente secreto, queremos que formes parte del proyecto porque lo conoces como nadie.
-Necesito… pensarlo.
-De acuerdo, puedes irte, eres libre. En cuanto estés listo puedes regresar a colaborar con el proyecto. Sólo recuerda, si no has regresado en una semana… te buscaremos.
Rodrigo ultimó algunos detalles con el coronel, un par de minutos después estaba fuera del laboratorio.
-¿Por qué le dijiste que estará listo en cinco años? –preguntó el coronel.
-No confío en su lealtad –respondió el doctor.
-Si supiera que estamos por liberarlo esta semana, y en esta misma ciudad…

***

El día de la boda:

-Se trata de un día soleado, estamos aquí reportando desde las afueras de la mansión donde presumiblemente se llevará a cabo la boda más intrascendente del siglo, pero que cobra relevancia gracias a la visita del grupo de moda, no sólo en la isla británica, sino en la mayor parte del globo… ¡Un momento! ¡Aquí tenemos a Will Perkins que llega, extravagante como siempre, vestido de etiqueta y montado en su motocicleta Harley! Me acercaré para entrevistarlo… ¡Hey! ¡Hey, Will! ¿Could you… Will? No, ha ignorado nuestras cámaras y simplemente entró a aquella enorme y lujosa casa donde, repito, se realizará una boda de gente desconocida, lo que hace más extraño todavía que Blue Zombies haya accedido a venir… ¡Aquí llega el resto de la banda, de la limusina bajan Aaron Grant, Jorge el guitarrista maravilla y el enorme, y lo digo en el extenso sentido de la palabra, Zed Craig! ¡Zed, una entrevista por favor!
-¿Qué quieres, enano? –respondió Zed, que venía acompañado de una voluptuosa y exuberante mujer.
-¡Vaya, nadie había hecho mofa de mi altura…! –respondió el reportero-. ¿A qué se debe la presencia de Blue Zombies en este evento privado?
-No vino Blue Zombies, vino Zed a la boda de un amigo –respondió Zed acercándose al reportero-. Y si tu siguiente pregunta no es interesante, tendré que romperte la cara.
-Eeehhhm… bueno, justo ahora me arrepiento de no seguir haciendo reportajes de la vida silvestre. Veamos, ¿quién es la chica que viene contigo? ¿Es una de tus tantas conquistas?
-¡Te lo advertí! –Zed dio un puñetazo en la nariz del reportero y se alejó de ahí, abriéndose paso entre una veintena de personas que querían su autógrafo-. Sólo le daré autógrafo a uno de ustedes.
Zed levantó la cabeza y de entre el tumulto de gente alguien le llamó la atención, se trataba de un hombre de aproximadamente cuarenta años, era pelirrojo y tenía un semblante alegre.
-Tú, ven aquí –señaló Zed al pelirrojo-. Has ganado mi autógrafo, ¿a nombre de quién lo pongo?
-Jericho, muchas gracias Zed, es un placer.
-Igual.
Zed le entregó un poster autografiado al hombrecillo y siguió su camino, entró a la mansión junto con Facundo y el resto de los Blue Zombies, así como la rubia que le acompañaba y otra chica que iba con Jorge.

Zed observó a su alrededor, todo era majestuoso… la casa, los arreglos, incluso había una tarima donde estaban colocados instrumentos musicales listos para ser usados por Blue Zombies horas más tarde para amenizar la fiesta. Un hombre pequeño, en comparación con Zed, se acercó y dio un abrazo fuerte al cantante.
-¡Creí que no vendrías, Shrek! –dijo Arturo mientras lo abrazaba fuertemente.
-¡Arturo! Siempre tan imbécil, no has cambiado.
-Tú sí, ahora ya sabes hablar en español –dijo Arturo con esa sonrisa sarcástica que le caracterizaba-. Me doy cuenta que te ha funcionado ver Plaza Sésamo todos los días.
Ambos rieron, pero Zed fue más estruendoso, poco después llegó una chica joven y atractiva con un vestido hermoso y que mostraba sus atributos.
-¿Es Zed, Zed Craig de Blue Zombies? ¡No lo puedo creer, creí que Arturo me había mentido todo este tiempo.
-¿Y tú eres…?
-Me llamo Effy, soy novia de Arturo. ¡Es increíble! Tengo que llamarle a mis amigas para contárselo, todas me envidiarán seguramente.
-¡Basta ya, o me pondré celoso! –dijo Arturo-. Por cierto, ¿quién es la hermosa chica que te acompaña? –Effy dio un golpe con el costado de su mano en el brazo de Arturo.
-Se llama Agatha –respondió Zed-. Dudo que comprenda algo de lo que dicen, es alemana y es modelo en su país.
La chica hizo una reverencia, Arturo disimuladamente observó el centro del gran escote de Agatha. A unos metros de ahí Fernando y Facundo conversaban animadamente, pese a la noche anterior que fueron de fiesta, no habían podido platicar tranquilamente en meses.
-¿Me extrañaste, chico? –preguntó Facundo.
-Por supuesto, cómo olvidar al que me salvó tantas veces el trasero.
-Y bien, dale algo de crédito a tu viejo, y dime… ¿qué hacen todos esos policías encubiertos?
-¿Tan obvios son?
-Sí, creo que llaman más la atención que Zed.
-Simón ha regresado, está vivo nos ha estado enviando cartas.
-¿Simón? ¡No puede ser! Murió en el bombardeo…
-No, está más vivo que tú y yo.
-De acuerdo, estaré alerta por si acaso.
-Gracias, amigo, me tranquiliza que estés aquí.
-¿Interrumpo?
-¡Rodrigo! Pensé que no vendrías.
El militar le dio un buen abrazo a Fernando, luego a Facundo y les presentó a Elise. Por unos minutos conversaron despreocupados, e incluso le hicieron olvidar a Fernando los nervios de la boda. Rodrigo aprovechó que lo habían dejado solo con Fernando.
-Chico, tenemos problemas…
-Seguro que puedes contármelos al final de la boda, en estos momentos quiero que todo sea perfecto.
-Tienes razón, soy un pésimo invitado –respondió Rodrigo-. No sólo te distraigo de lo importante de este día, sino que además olvidé tu regalo de bodas.

Zed estaba feliz de repartir autógrafos, primero fue Effy quien no sólo conversó con él, sino que se tomó fotos con su móvil. Después Alex, el dueño de la casa estaba fascinado de que dicha luminaria estuviera ahí, y fue más feliz de regresarle el favor a Alicia que nunca. Después uno de los policías encubiertos le pidió una fotografía, creyendo que así sería más creíble su pantalla de civil. Jorge estaba afinando su guitarra para que todo estuviera listo al final de la ceremonia. Sin embargo, uno de los meseros contratados se comportaba de manera extraña.
-¡Hey, chico! Ve a las mesas y coloca los cubiertos.
El extraño empleado se dirigió a la zona donde sería el brindis y posterior comida, y comenzó a acomodar los cubiertos correctamente. Le exasperaba el hecho de que todos estuvieran en donde no correspondían.
Una vez terminado su trabajo, se acariciaba la barba que se había dejado crecer desde hace un par de semanas, y no paraba de observar a los invitados. Su mirada estaba clavada en Fernando, sin embargo la novia no aparecía, el motivo de su presencia en aquel aburrido evento social aún no hacía aparición.

-Oiga, usted no es el sacerdote que contratamos para nuestra boda –dijo Fernando.
-Lamento haber venido de improviso, pero tuve que sustituir al cura asignado a esta celebración, tuvo un accidente.
-De acuerdo –respondió Fernando-, de todas formas no me agradaba el otro sacerdote.

De pronto hubo algarabía, se había anunciado que todos los invitados se acercaran al jardín, donde se realizaría la boda. Todos tomaron posiciones y aguardaban impacientes a la novia. Fernando estaba tembloroso, Facundo se remitió a tocarle el hombro de forma tranquilizadora.
En una misma fila de los asientos estaba el grupo completo de Blue Zombies junto con sus acompañantes, Aaron se asomaba impaciente para conocer a la chica de la que tanto hablaban Zed, Facundo y Jorge.

¡El corazón de todos se detuvo por un par de segundos! La marcha nupcial había comenzado, el sonido era fenomenal, todos voltearon impacientes, algunos incluso se levantaron para ver a Alicia. Fernando no podía ver nada, quería ver a Alicia enfundada en su hermoso vestido blanco, pero en vez de verla a ella, vieron a dos mujeres que abrieron paso. Una de ellas era Gloria, la vecina y gran amiga de la pareja, que caminaba a la par de Effy.
Ahora sí, detrás de ellas caminaba Alicia con un vestido majestuoso, el velo cubriéndole el rostro, que sin embargo no ocultaba aquella hermosa sonrisa de júbilo; por primera vez en el día, Zed dejó de ser la atracción de los presentes, algunos invitados no pudieron contener una expresión de entusiasmo, algunos incluso lloraron, entre ellos Facundo.
Ahí estaba Alicia, que caminaba lentamente tomada del brazo de Arturo. Lo estaba disfrutando, era el recorrido más corto y a la vez el más importante de su vida; Alicia pudo ver vagamente a los invitados, reconoció a Jorge, Zed, Rodrigo, Pablo y Alex. Por fin llegaron al frente, Arturo le dio un beso en la mejilla antes de entregarla a Fernando. El joven arquero estaba fascinado con lo que veía, estaba más enamorado que nunca y estaba seguro que haría lo que fuera por hacer feliz a esa mujer.
-Queridos hermano –comenzó el falso sacerdote-. Nos encontramos aquí reunidos para el enlace matrimonial de esta joven pareja. No somos los únicos testigos de esta unión de almas, Dios es parte importante de ello…

***

Fuera de la mansión las cosas estaban muy calmadas. El reportero ya se había ido de ahí con un pañuelo que detuviera la hemorragia de su nariz, eran pocos los fanáticos que esperaban un autógrafo de Blue Zombies. Una camioneta blindada se acercó a las inmediaciones de la mansión, se detuvo enfrente y una puerta se abrió.
De aquel vehículo bajó algo o alguien que caminaba erráticamente, tenía ropa negra deportiva con un gran logotipo blanco del lado izquierdo del pecho. Aquel ser caminaba hacia el pequeño grupo de seguidores que seguía postrado fuera de la mansión.
-Mira, Antonio, un ebrio –los dos chicos comenzaron a reír, pero aquella extraña figura seguía caminando hacia ellos. Para ese entonces la camioneta blindada ya se había ido de ahí.
-No le prestes atención, si lo ignoras se irá.
Ambos chicos giraron y seguían pendientes de aquella enorme casa en espera de que alguien del grupo musical saliera. De pronto uno de ellos gritó, el hombre con ropa oscura le había mordido el cuello…

***

Pasaron unos minutos, fuera de la mansión era un hervidero de gritos y golpes, los guardias encubiertos estaban cerca de la entrada.
-Este grupo de Blue Zombies mueve mucha gente, se escucha el triple de la que había hace unos minutos.
-Seguro lo mencionaron en la televisión, y por eso han venido los que no sabían.
Los golpes en el portón eran cada vez más insistentes y numerosos.
-Creo que debemos tranquilizarlos, si no echarán abajo esto y la situación se nos saldrá de control.
-Cierto, suficiente tenemos con esperar a un asesino psicópata como para que una turba de lerdos nos complique el día… Creo que con un par de balas al aire se calmarán.
Uno de los policías encubiertos abrió la enorme puerta de la entrada principal, antes de que pudiera siquiera apuntar con el arma, ya tenía encima media docena de podridos devorándolo.

-Hermanos, recuerden que Dios Todopoderoso está vigilándonos a cada momento –el falso sacerdote seguía con su sermón-. Dentro de su infinita gloria sabe quiénes han hecho bien, y quienes han pecado, y tarde o temprano caerá el castigo sobre los impuros –la mirada del sacerdote se clavó en los ojos de Alex, quien comprendió la indirecta y bajó la mirada-. Es por ello que les invito a ser rectos en esta vida para disfrutar de la vida eterna con total plenitud.
-Si sigue hablando pasaré a la vida eterna en pocos minutos –dijo Arturo a Pablo en voz baja, ambos rieron lo más discretamente posible.
-Fernando (…), ¿aceptas a Alicia (…) como tu esposa para amarla y respetarla en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe?
-Acepto –dijo Fernando visiblemente emocionado.
-Y tú, Alicia (…), ¿aceptas a Fernando (…) como tu esposo para amarlo y respetarlo en la salud y la enfermedad hasta que la muerte los separe?
Simón, a la distancia, acariciándose la barba espesa sonrió al reflexionar la ironía de aquella frase.
-Acepto –dijo Alicia.
-Si alguien se opone a que Dios reúna por toda la eternidad a esta pareja, que hable hoy o que calle para siempre…
Al otro lado del jardín se escuchó un gemido profundo, todos voltearon y muchos de ellos no daban crédito. Era una treintena de gente con sangre en la ropa y de caminar irregular, algunos de ellos vestían de etiqueta, evidentemente se trataba de los guardias de seguridad infiltrados.
-¡Debe ser una broma! –dijo Arturo-. ¿Quién fue el de la idea?
Uno de los meseros que caminaba por ahí fue interceptado por el grupo de infectados; acto seguido cayó al suelo y comenzó a ser mordido por al menos tres de ellos, la sangre brotaba copiosamente. En segundos, el caos se hizo presente en la casa de Alex.

FIN DE LA MISIÓN 0
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Mensaje  Kealah Jue Jun 10, 2010 5:02 pm

Alicia estaba feliz. Acababa de aceptar ser la mujer de Fernando en la salud y en la enfermedad, tan solo unos segundos antes. Sin embargo, Alicia no sabía que la muerte estaba más cerca de lo que ella pensaba. Justo cuando el cura estaba pronunciando las palabras finales de su sermón, "Si alguien se opone a que Dios reúna por toda la eternidad a esta pareja, que hable hoy o que calle para siempre…", antes de declararlos marido y mujer, un profundo gemido interrumpió su discurso.
Todos los asistentes a la boda se giraron para ver de dónde provenía ese sonido. Alicia, por un instante pensó que era una broma de sus amigos para recordar aquellos fatídicos momentos en los que la pareja iniciaba su andadura juntos. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que estaba un error. Los muertos empezaban a levantarse y su cara, antes radiante de felicidad, se torno en una desesperada mueca de terror cuando vio como uno de los policías encubiertos se lanzaba sobre el cuello de uno de los camareros.

En cuestión de segundos, el caos se hizo presa de todos los invitados. Fernando y Alicia se miraron por un segundo y después buscaron las caras de sus amigos, todas ellas desencajadas por el miedo.
Pablo, ajeno a toda la infección, se acercó a aquel joven camarero para quitarle de encima a los tres violentos que se le habían echado encima. Pese a los gritos de advertencia de Fernando, Pablo fue atacado por ellos y Gloria se volvió loca, salió corriendo hacia su dirección.
- Fernando, haz algo con Gloria. Detenla. - Gritó Alicia. Ante el grito, Fernando corrió hacia Gloria y la cogió al vuelo, llevándosela hacia el interior de la casa y gritando a Alicia que le siguiera.
- Muchachos - Gritó Rodrigo - ¡Qué hijos de puta! Lo han liberado aquí mismo... En vuestra boda
- Huyamos - Gritó Facundo, erigiéndose de nuevo como líder del grupo - Entremos a la casa.
- Corran, corran todos. Entrad en la casa - Gritaba Alicia desesperada por salvar al servicio y a los empleados.

Uno de los policías, ahora convertido en zombie se dirigió al altar, hacia donde estaba un pequeño grupo de invitados, el cura y la novia. Facundo le disparó pero no consiguió hacer blanco así que se dirigió hacia ellos. Cada uno salió corriendo en diferentes direcciones.
Fue entonces cuando Alicia vio al pequeño Alex, agazapado debajo de una de las mesas donde estaba el banquete. Salió corriendo hacia él y se perdió entre la multitud que corría despavorida hacia el interior de la casa.
- Alex, ¿qué coño haces aquí? Tienes que ponerte a salvo - Gritó mientras los zombies se acercaban peligrosamente. No obtuvo respuesta alguna pero Alex salió de debajo de la mesa. AMientras ayudaba a Alex, alguien la puso la mano en un hombro. Pensando que era un zombie, sujetó el brazo, se levantó de un salto y trató de golpearle. Era el cura. Pudo esquivar el golpe sin problemas. - Joder, qué susto me ha dado.
- Te vi salir corriendo hacia aquí.
- Ayúdele, llevelo dentro con los demás. Mierda, mi compañera Carla, tengo que ayudarla.
- Ahora sé por qué trajo usted deportivas. No se preocupe... Cuidaré de él - Dijo con un extraño brillo en los ojos. Sin levatar la cabeza, Alex se movió obediente y, acompañado por el cura, se metieron en la casa.

Alicia se había separado de todo el mundo. Quizá estaba loca pero no podía dejar que los zombies acabasen con todos sus amigos el día de la boda así que sacó el arma de debajo de su vestido y disparó al podrido. Estaba nerviosa así que no consiguió acabar con él pero dio a su amiga unos segundos muy valiosos para poder escapar. Se reunieron y salieron corriendo hacia la casa. Ya había estado allí antes pero apenas conocía el lugar así que entró por una de las puertas laterales. Una vez dentro, echó un vistazo fuera y la mayor parte de sus invitados y parte del servicio se dirigían hacia la casa ahora convertidos en zombies.
No había rastro de Fernando, Arturo, Zed, Jorge, Rodrigo, ni Gloria y tampoco de sus acompañantes. Eso era buena señal, todos estaban dentro. Miró a su derecha y vio como uno de los camareros se apoyaba en la pared para subir hasta uno de los balcones del primer piso. Quedó impresionada.
La gente corría despavorida. Para muchos ya era demasiado tarde pero otros todavía tenían oportunidad de escapar. Entre ellos estaba el Sr. Moreno, que había conseguido huir y entró por la puerta principal. Decidió que era hora de buscar ayuda y subió las escaleras que daban al primer piso acompañada de su antigua compañera de trabajo: Carla. No se percató que, entre las sombras del vestíbulo, una figura la observaba, dispuesta a atacarla cuando fuera preciso. Era Simón.

Alicia y Carla caminaban de la mano por las escaleras. Estaban casi a oscuras, exceptuando los rayos de sol que se filtraban desde la cocina y desde las ventanas de la planta superior. Avanzaban en silencio, atentas a cualquier ruido extraño. Cuando llegaron a la planta superior, Carla soltó la mano de Alicia. Caminaron unos metros separadas y justo, allí, en aquel pasillo, estaba el chofer de Alex, mirando al exterior.
- Pstttt, pstttt. ¿Está usted bien? - Susurró Alicia - Tenemos que escondernos.
Aquel hombre se dio la vuelta. Tenía la mandíbula desencajada y una sustancia púrpura supuraba de la herida. Se avalanzó sobre Alicia que estuvo a punto de caer y su pistola se la cayó de la mano. Justoa tiempo, alguien tiró de ella y la metió en un pequeño armario que daba a ese pasillo.
- Gracias tía, si no hubiera sido por ti...
- Estarías muerta - Respondió una voz de hombre que a Alicia la sonaba familiar - Hola, querida, cuánto tiempo.
- Si... Si... Simón. Cabrón!.- gritaba Alicia mientras le golpeaba. Allí estaban, Simón y Alicia de nuevo frente a frente. Sin embargo, aquel Simón ya no era el mismo. Había cambiado mucho físicamente, había crecido pero seguía conservando aquella mirada que sólo se intuía gracias a la escasa luz proviniente del exterior.
- ¿Así me agradeces que te haya salvado la vida una vez más? Yo siempre preocupado por ti... ¿Te gustó el regalo que te envié? !Desagradecida!
- Prefiero ser devorada por un puñado de zombies que estar aquí encerrada contigo, ¡maldito bastardo!
- ¿Aún no lo entiendes, estúpida? Fue tan fácil acabar con esos estúpidos de tu despacho de abogados, primero Luis y ahora Carla... Sólo estoy aquí por ti. Eres mía y nadie que no sea yo va a acabar contigo. Por cierto, felicidades por la boda. Veo que al final ese larguirucho y tú os habéis casado... ¿Sabes? Él no es suficiente para ti... deberías aspirar a algo mejor...
- No digas eso de él. Es mi marido.
- Te corrijo, querida. No es tu marido aún. El cura no terminó de decir su sermón. Fuisteis convenientemente interrumpidos. No pudisteis daros vuestro primer beso como marido y mujer. Pero no te preocupes, como ya te he dicho, eres mía. - Dijo Simón que acorraló a Alicia contra la pared sujetándola las manos a la espalda y pisándola el vestido de novia. La besó. Fue un beso intenso y apasionado, exactamente igual que la besaba en sus sueños. Alicia se retorció e intentó impedir que lo hiciera pero Simón era mucho más fuerte que antes y todos los intentos eran en vano así que Alicia mordió a Simón, haciéndole una pequeña herida en el labio.
- Suéltame, cabrón.
- Pequeña fierecilla, ahora me gustas más que antes. Serás una buena presa. ¿Te ha gustado? Sé que sí. Has soñado con ese beso muchas veces, ¿verdad?
- Si quieres matarme, mátame ya. Estamos solos y estoy desarmada. Es el momento.
- ¿Matarte, pequeña Alicia? No.... Tengo algo mucho mejor preparado para ti pero no es el momento. Todavía no... Si me disculpas, creo que alguien se acerca para esta zona. Aunque estoy segura de que no lo has oído, yo sí. Ese estúpido doctor utiliza una colonia muy fuerte.

Simón salió de aquel armario, dejando a Alicia en su interior, completamente asustada. Ahora no sólo tenía que temer a los zombies sino que Simón había regresado y tenía algo preparado para ella.
Alicia tenía que salir de allí, se dio cuenta de que el armario daba a otra habitación y abrió la puerta. Estaba en una de las habitaciones. Allí estaba el joven camarero que acababa de ver entrar por el balcón.
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Mensaje  PeKaDoR Jue Jun 10, 2010 11:06 pm

Aquella noche nos tocaba trabajar a Sergio y a mi en la boda de una pareja de la ciudad.
Ya que había que ganar algo de pasta extra o sino no tendríamos para el fin de semana siguiente.
La celebración iba sobre ruedas, incluso estaban allí los Blue Zombies que eran unos de mis cantantes preferidos.
Pero aquel cura me daba mala espina ya que el día anterior me trató bastante mal.
Pero al parecer el chico joven que buscaba era el dueño de la casa, vamos mi jefe ahora mismo.
Así que todo parecía normal, incuso Sergio salió un rato a echarse un pitillo.
Pero en aquel momento, justo en aquel en el que no debe hablar nadie y se debe guardar silenció ocurrió.
Por la puerta de entrada a la casa entraron a lo bestia una treintena de a lo que yo llamo zombies.
Aquello fué un caos:La gente huyendo como podía, los zombies mordiendo a quien pillaban.
A toda velocidad Sergio corrió hasta mi y nos dijimos al unísono que había que buscar un refugio provisional.
Y el mejor que pude ver era el balcón de la planta de arriba que se podía subir trepando por unos salientes de marmol.
-Corre Sergio, sube ahí yo te empujo.
-Pero estas loco? Si subimos arriba nos acorralaran.
-Ya estamos acorralados y es la mejor manera que veo de salir de aquí.
-Vale, pero empújame que con este traje no hay quien haga esto.
En un instante empujé a Sergio y seguidamente subí yo.
-Tio no aguanto tanta presión esto parece el resident evil voy a cambiarle el agua al canario.
-Vale sergio, pero no tardes. Tengo un plan.
Cuando Sergio entró al servicio me puse a pensar en que esto sería una broma de muy mal gusto pero de repente de detras apareció Alicia, la muchacha que se casaba.
-A sus pies señora :p
-Dejate de reverencias, sabes muy bien lo que está pasando y no es de broma.
-No se, he jugado a muchos juegos...
-!!!! ESTO NO ES UN JUEGO!!!!
-Vale, vale tranquila. Ademas tengo un plan para escabullirme si quieres venir..
-Y a donde irias?? Toda la mansión está llena de zombies.
-Si conseguimos llegar a la cocina, hay una trampilla que lleva a la bodega.
Y en la bodega hay una tapadera que lleva a las alcantarillas por si se tuviera que tirar algo.
Mi plan, es escapar por allí pero necesitaremos ayuda y algún arma.
-Anda y tu que haces aquí tía??
-No soy tu tía.
-Ya hombre es de buen rollo respondía Sergio.
-No es momento para estar de buen rollo chico.
-Vale Alicia, sabes a donde ha ido la gente.
-Pues la mayoría anda por aquí arriba, pero no podría asegurártelo.
-Da igual si encontramos a un grupo lo suficientemente grande, podremos salvar muchas vidas hoy.
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Mensaje  .:Rodriux:. Jue Jun 10, 2010 11:57 pm

Luego del emotivo re encuentro con todos sus amigos sobrevivientes, le habían venido a la mente Jack y Octavio que de forma tan estúpida había perdido, sabía que Elise era una buena compañera tanto de trabajo cómo emocional, pero nadie se le comparaba a aquello dos colegas con una excelente educación que de forma tan valiente y hasta necia habían servido. Ya nada sería igual y pensando en aquellas cosas que había visto en el laboratorio, si, aquellos dos especímenes de zombies, serían como dos Adán, joder que se pondría movida la cosa si esas cosas se llegaban a "escapar" por un error, porque vamos que Rodrigo sabía que los errores ahí dentro no se cometían, todo pasaba por una cosa y eso era todo orden de un mayor.

Rodrigo estaba sentado, mirando hacia delante y presente en la boda cumpliendo, pero su mente estaba en otro lado, a miles de kilómetros quizás. Tenía que alertarles a sus colegas sobre lo que se venía, pero no encontraba el momento adecuado ya que después de todo esto era una boda y no sabía encontrar palabras para explicarles sobre aquel nuevo problema que se acercaba cada vez más. Pasaron unos segundos de silencio en el cuál el cura había dicho "Que hablen ahora o callen para siempre", cuándo los ruidos provenientes supuestamente de los fans se escuchó ahora más fuerte que nunca. Todos miraron hacía atrás en esos momentos y fue allí cuándo lo menos esperado sucedió.

En ese momento toda la gente pareció cómo volverse loca, Rodrigo miró hacia el altar y se dio cuenta que los novios parecían estar preparados, "armas? vaya que eran listos", pensó Rodrigo quién ni un arma había llevado, pero que por suerte contaba con sus manos y piernas, más que suficientes para no sucumbir allí.

- Muchachos - Gritó Rodrigo - ¡Qué hijos de puta! Lo han liberado aquí mismo... En vuestra boda-
Escuchó cómo Fernando tras unos disparos a los que Alicia también había echo, dijo para que todos entraran a la casa y haciendole una seña a Elise, ella también corrió hasta poder haber llegado a la casa y adentrado en ella, a salvo. Ahora Rodrigo podía pelear con más entusiasmos ya que no tendría en mente la seguridad de ella.

Miró a Fernando salir corriendo con una chica hacía otro lado y a Alicia perderse entre la multitud, Rodrigo bien sabía que era una chica fuerte e inteligente así que no dudo en salir corriendo tras los descarriados que iban hacía una salida sin escapatoria. Mientras que corría tras ellos para volver por el camino correcto, pudo notar como era seguido por varios de los podridos, aunque ya que eran tan lentos no era algo que le molestaba en lo absoluto, sólo que el sonido que emitían era bastante molesto, por experiencias pasadas. Se detuvo y volteando pudo ver que apenas tres se le aproximaban, sonrió de lado mientras que ellos se aproximaban, uno afortunadamente era un guardia y llevaba consigo un arma como un comunicador, si podía conseguir un par más ya tenia comunicación para lo que se aproximaba. A solo metro y poco el primero ya se enfocaba delante de los ojos de Rodrigo, estaba un poco oxidado si pero las ganas de aquello no faltaban.

Lo tomó fuertemente del brazo y tirándolo hacia él con el puño derecho cerrado, el que tenía libre le efectuó un eficaz golpe en la mandíbula haciendo que esta misma se fuera a un lado y con un "crack" se quebrara el cuello del zombie, lo arrojó a un lado mirando que ya tenía al segundo delante de él, por suerte el tercero era el guardia y a quién le quitaría el arma, un segundo luego ya tenía a el segundo por poco respirando encima, pasó una pierna por detrás de él y posando una mano en su pecho hizo presión para que este terminara de un golpe en el suelo, intentando levantarse, de lo cuál no pudo más ya que termino con el zapato de Rodrigo en la cabeza, apretándosela por completo.

- Joder, creo que me pasé - dijo Rodrigo mirando hacia abajo, haciendo una muesca de asco.
El ultimo que a la vista había se le abalanzó y con una fuerza inexplicable logró tirar a Rodrigo al suelo cayendo él encima, claro no fue algo tan malo ya que de forma ágil Rodrigo se percató de lo sucedido y alejando a el podrido de la cara lo antes posible, forcejeó un poco con él pero luego termino siendo golpeando con la cabeza de Rodrigo, el zombie quedó en el suelo con una especie de temblequeo, hasta que Rodrigo le efectuó una patada en la cabeza y termino con la "vida" del podrido.
Mirando a lo que llevaba puesto le quitó el arma, "un seguro más de vida", pensó Rodrigo. Le quitó dos cargadores que llevaba también el tipo y los guardó en uno de los bolsillos más seguros que tenía, luego tomo el comunicador que había caído al suelo por suerte cercanamente, y seguir corriendo hacia la dirección que se dirija.

Afortunadamente metros delante estaba Fernando con otra chica, cuyo nombre e identidad Rodrigo desconocía.

- Ehh viejo, que no tienes experiencia en esto?- preguntó Rodrigo bromeando hacia Fernando.
Fernando volteó mirando hacia donde Rodrigo estaba de pie, como un poco desconcentrado, mientras que la otra mujer se escondía tras él.
- Ehh que suerte verte Tío, esto es una locura, una mierda...que ah pasado? que nos has querido decir antes de la boda? - preguntó todo Facundo de forma rápida, realmente estaba un poco tenso por la boda sumando los zombies se estaría volviendo loco con tanto de seguro.

- Esto, que habían nuevos proyectos, pero joder esos hijos de puta lo han soltado en vuestra boda, si serán desgraciados....- Dijo Rodrigo, bien cabreado notándose unas venas de la frente.

- Ya ya, luego hablaremos de eso, ahora solo volvamos hacia la casa que no tengo ganas de estar en estos lugares con esos podridos merodeando. - dijo él de vuelta, Rodrigo no dijo nada más, solo cargó el arma y la aprontó, volvió a asentir con la cabeza y como sabiendo que es lo que tenían que hacer comenzaron a caminar los tres hacia la casa, de regreso.
.:Rodriux:.
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Mensaje  Alf Zombie Sáb Jun 12, 2010 3:01 am

MISIÓN 1: TENEMOS LA GENTE, SÓLO NOS FALTAN LAS ARMAS


Tiempo: 8 publicaciones (al menos de cuatro usuarios diferentes)

Planteamiento: La boda de Alicia y Fernando fue interrumpida por Simón y una horda de zombies. Ahora le toca al grupo de nuevos (y viejos) supervivientes encontrar las armas necesarias para sobrevivir a la primera oleada.

Objetivo: Conseguir armas dentro de la casa y/o en los alrededores inmediatos de la casa. Este objetivo se puede ir cumpliendo paulatinamente, no requiere ser cumplido hasta el final de la misión.

Restricciones: El máximo de armas por personaje (real o bot) es de dos de fuego y una cuerpo a cuerpo. No todos los personajes deben tener armas.

Responsable(s): Cada quien es responsable de conseguir sus propias armas, por lo que no habrá castigo a alguien en particular.
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Mensaje  DarkHades Sáb Jun 12, 2010 3:25 am

Degtyarev habia salido ya de su casa,eran las 9:05 de la mañana y no habia recibido la llamada de Magno.
-Se habrá dormido el idiota-Decia mientras empuñaba la gran llave inglesa roja que le pidió prestada a Magno.
Levanto la mirada y fue cuando se dio cuenta de que habia varias manchas de humo en la ciudad.El cielo nublado sumado a las nubes de humo le daban un toque lugubre a la ciudad.Varias ambulancias pasaron a su izquierda seguidas de dos patrulleros a toda velocidad.
Degtyarev apuro el paso siguiendo el rumbo de las ambulancias y los patrulleros.Justo cuando los perdió en una esquina.Cuando se detuvo a tomar aire un gran estruendo tomó la atención de sus oidos.Rapidamente se dirigió al lugar de origen del ruido y quedó levemente impactado con la escena.Uno de los patrulleros yacia volcado en medio de la calle,el que supuestamente parecia ser el conductor yacia unos metros delante del patrullero con los sesos pintando la acera.
-Hey!Estas bien!?-Gritó Degtyarev mientras corria hacia el cadaver del conductor y le tomaba el pulso.

Cuando llegó se dio cuenta de que las calles estaban abandonadas y los comercios cerrados.Era bastante raro.El policia que parecia ser el conductor estaba muerto pero los tripulantes podian estar con vida.
A paso ligero se acercó al patrullero pero se detuvo bruscamente al ver a uno de los policias saliendo del patrullero y siendo mordido por un...un...zombie?
Un escalofrio recorrió todo su cuerpo,eestaba sucediendo,estaba sucediendo justo delante de él.El policia cayó inerte sobre el suelo con una gran mordida en el cuello que al parecer acabó con su vida.El zombie que parecia estar esposado,portaba una camisa de "Blue Zombies" con varias manchas de sangre en ella.Su piel era blanca pero se notaban varias grandes venas azules en su rostro y brazos.
El zombie se dirigia hacia a el a un paso ligero.
-Alejate de mi hijo de perra!-Gritó Degtyarev mientras retrocedia varios pasos y apretaba con fuerza su gran llave inglesa.

El zombie sin prestarle atención a sus palabras se dirigia hacia el pegando grandes dentelladas al aire haciendo un sonoro "crack" al impactar sus incisivos.
-Dije que te alejaras de mi!-Gritó mientras golpeaba su cabeza con su puño.

Temblaba horrorizado al ver como el zombie le levantaba sin siquiera sentir el menor daño alguno.El zombie se levantó rapidamente y se lanzó hacia el pero el impacto de la llave inglesa le detuvo.
El zombie cayó inerte en la acera con un gran hoyo en su frente.
Degtyarev lo observo un largo rato hasta que salió de su asombro al escuchar varios helicopteros encima de él seguidos de un camión de bomberos que pasaba justo detras de el.Fue cuando empezó a correr sin rumbo fijo mientras se daba la vuelta para contemplar como el policia que habia muerto minutos antes se levantaba con un gran mordisco en su cuello...
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Mensaje  PeKaDoR Sáb Jun 12, 2010 12:56 pm

Era claro que para conseguir huir de allí, necesitaríamos armas.
-Sergio, tu no tenías el permiso de armas? Pregunté
-Claro tronco. la seguridad ante todo.
-Me refiero a que si vas armado ahora mismo.
-Ahora mismo no, me la dejé en el coche.
-Leche, entonces que podemos hacer?
-Yo, tenía un arma pero se me calló en el pasillo. Afirmó Alicia.
-Vale entonces saldremos a cogerla y nos podriamos a ir a la cocina. Aquello es el paraíso de los cuchillos.
Seguimos planeando lo que haríamos unos 2 minutos, cuando sergio fue el primero en salir de la habitación.
Había demasiada calma, hace 5 minutos todo era un caos. Alicia alcanzó a ver su pistola cerca de la barandilla de la escalera, lo malo era que 3 zombies estaban al lado de la barandilla y se habían fijado en nosotros.
-Sergio, cuidado zombies a tu izquierda en la escalera.
-La pipa de Alicia está demasiado cerca de los zombies tronco, mejor vámonos.
-Ya Sergio, pero la necesitamos. Respondí
-Pero que me estas contando maricón, no ves que los tenemos casi encima.
-Sergio tiene razón Carlos, será mejor huir o esto puede acabar peor con los podridos. Razonó Alicia.
-Entonces como lo hacemos tronca?
-...... rápido enfrente a esa puerta, este pasillo es enorme. Quizás estén conectadas las habitaciones de enfrente y podamos llegar hasta la escalera. Dije pensativo.
-Estas de broma no Carlos, en fin aunque el pasillo sea grande ellos no son tan lentos.
-Tu entra rápido y ya esta.
-Esto se esta yendo de las manos joder, Carlos y ahora que???
-Yo que se tio!! estoy pensando, tu crees que esto es agradable para mi?
-Vosotros sabreis. Pero yo paso.
-Sergio, si no quieres morir espero que no salgas de esta habitación.
-Si??? Entonces?.
-Calmate un poco, ya encontré la puerta pero esta cerrada.
-Estas diciendo que hay que echarla abajo o nos comeran los zombies? Pero si ninguno tenemos fuerza para eso.
-Yo puedo intentarlo. Sorprendió Alicia.
-Vale haz lo que quieras chata, pero te vas a hacer pedazos el hombro y no vas a conseguir nada. Rió sergio.
Sergio y yo nos quedamos boquiabiertos al ver que Alicia sobrepasando la puerta de un solo golpe.
-Que? xD pensabais que era una chica indefensa?
-Bueno, corre, entra rápido, los zombies están apunto de entrar en la otra habitación. Dije algo asustado.
-Gracias Alicia, pero ahora como llegaremos hacia la escalera Carlos?
-Hola?
Todos nos giramos sorprendidos, habían 2 camareros escondidos en el armario muertos de miedo.
-estáis bien?
-Si, estábamos muy asustados y decidimos escondernos aquí.
-Vale, tranquilizaos, si queréis podéis venir con nosotros. Tranquilizo Alicia.
-Vale.
-Yo también. Respondieron más tranquilos.
-Sergio y Alicia, una cosa solo. La escalera, esta inmediatamente a la derecha de esta puerta, y la pistola delante si no recuerdo mal.
Me dispuse a abrir la puerta lentamente, los zombies habían picado y habían entrado en la otra habitación.
Era el momento de salir, así que rápidamente salimos otra vez al pasillo y cogimos el arma de Alicia.
-Bien chicos, ahora a la cocina a buscar cuchillos. Les propuse.
-Pero yo tengo que buscar a mi casi marido jeje. Respondió Alicia.
-Pero primero acompáñanos hasta la cocina, necesitamos más armas. Le intenté convencer.
-Ok, no me vendría mal tener un cuchillo por si acaso.
Bajamos las escaleras lentamente hasta que conseguimos ver a alguna gente intentando sobrevivir en la planta de abajo.
Pero había demasiados zombies, así que para rodear y llegar a la cocina tuvimos que entrar en la sala donde estuvieron apunto de desposarse. Allí vimos algo que nos extraño a todos enormemente.
El propio cura estaba repartiendo a troche y moche con 1 arma en cada mano. Una la pistola, y otra la biblia. Jajajajaja, en ese momento me partí el culo de risa, pero no había tiempo de eso, así que agachados entre los asientos fuimos arrastrándonos hasta la entrada de la cocina y cerramos la puerta.
Lo más curioso es que nadie nos siguió, ni zombies ni humanos.
Estaban demasiado ocupados a lo suyo.
-Mirad chicos aquí están los cuchillos, coged todos uno y procurad que sea grande y este afilado. Les dije.
Ah por cierto Alicia siento mucho lo de tu boda.
-Yo también tronca.
-Gracias a los 2 pero ya no se puede hacer nada.
-Bueno supongo, que ahora te irás a por tu "casi marido" jeje.
-Si,claro pero quiero que esteis a salvo y os quedéis aquí.
-Bueno, pero cuando esteis preparados os estaremos esperando Sergio, yo y los camareros.
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Mensaje  Kealah Sáb Jun 12, 2010 6:54 pm

Alicia todavía estaba aturdida de su encuentro con Simón. Se sentía como en una pesadilla en la que los dos peores temores de su vida se habían unido para destrozarla lo que debería haber sido bautizado como el día más feliz de su vida: Los zombies y Simón. Sin embargo, todo era real. Los zombies habían regresado de nuevo y ella estaba huyendo de ellos otra vez.
Fue entonces cuando se encontró con dos camareros que se identificaron como Carlos y Sergio. Alicia había visto a uno de ellos subir apoyándose en las paredes. La resultó curioso en el momento. Finalmente, tras una pequeña discusión sobre qué hacer llegaron hasta la cocina junto a otros dos camareros más.
Alicia estaba asustada y no la hacía gracia que aquellos dos jóvenes con los que se había encontrado se tomasen toda la situación a broma. Ella había visto amigos morir tan sólo dos años atrás y aquellos dos chicos no hacían otra cosa que carcajearse cada vez que veían a un zombie. Empezaba a ponerse nerviosa.

En la cocina, Alicia cogió un cuchillo largo y afilado y cogió el arma que había depositado sobre la encimera de la cocina.
- Bueno chicos, yo tengo que ir a buscar a mi marido y a mis amigos. Ya hemos pasado por esto antes y estarán preocupados por mí. ¿Os quedáis aquí?
- ¿Cómo que ya has pasado por esto antes? - Dijo Carlos.
- Sí. No es la primera vez, ¿de qué crees que conozco a Zed Craig? No dejéis que se os acerquen en caso de que lleguen aquí. Como imagino que sabréis, tenéis que golpear a la cabeza.
- Sí, tronca, ya lo sabemos. Hemos visto muchas películas ya - Dijo Sergio.
- NOOOOOOO - Gritó Alicia - Esto no es una película. Es real, ahí fuera está muriendo gente y nosotros también podríamos caer así que no me toquéis los cojones con las películas. No os lo toméis a risa.
- Joder, Alicia, que mala hostia tienes - Dijo Carlos casi riéndose.
Sin que Carlos se lo esperara, Alicia se avalanzó sobre él con su brazo sobre su cuello y le gritó.
- Gilipoyas, cuando un zombie esté a punto de acabar con tu vida veremos a ver si te ríes igual que ahora. Un arañazo basta para convertirte en uno de ellos. Además, los hijos de puta tenían que liberar el virus el puto día de mi boda...
- Tía, suéltale - Dijo Sergio tirando de ella hacia atrás - Estás loca.
- No, no estoy loca. Estoy muy cuerda. Sois vosotros los que todavía no entendisteis la situación. Lo siento Carlos. Estoy muy nerviosa. Me gustaría que os lo tomaseis más en serio. No querría bajar aquí de vuelta y encontrarme con cuatro podridos.
- No te preocupes, tía - Dijo Carlos- Todo bien. Controlaremos que la salida sea segura.
- ¿Te vas a ir tú sola? - Preguntó uno de los dos camareros que no conocía.
- Sí, tengo que hacerlo pero admito que alguien pueda venir conmigo. ¿Te vienes?
- Claro. Me llamo Marcos.
- Espera. Antes de irnos necesito hacer una cosa. Pásame unas tijeras.

Alicia dejó el arma de nuevo sobre la encimera de la cocina. Se quitó el velo y su perfecto pelo rizado cayó sobre sus hombros para posteriormente recogerlo en una coleta. Cogió las tijeras que Marcos la había pasado y cortó su precioso vestido de novia por encima de las rodillas, quedando como un vestido de tirantes. Necesitaba encontrar ropa y pronto. Fue entonces cuando se acordó del pequeño Alex. No le había visto en la habitación en la que estaba el cura y ella le había dejado con él. Además, para ir al otro lado del edificio tenía que pasar por aquella sala así que comprobaría si estaba allí Alex.
Alicia y aquel camarero salieron de la cocina. En primer lugar iba Alicia, con su arma y su cuchillo jamonero. El camarero no llevaba arma pero había cogido una de las sartenes. Caminaron por un pequeño pasillo en el que se encontraron con un zombie que estaba de espaldas a ellos. Alicia no quería perder su cuchillo enganchado en la cabeza de uno de los podridos así que le pidió a Marcos su sarten. Ella le golpeó repetidas veces en la cabeza de modo que su vestido de novio acabó completamente perdido de sangre. Marcos tuvo que detenerla pero Alicia no quería parar estaba demasiado nerviosa y enfadada por lo que estaba pasando.

Entraron en la pequeña habitación por la que habían pasado antes. El cura seguía acabando con los zombies y a su derecha, luchando contra él y cubierto por dos zombies estaba Alex. Alicia encontró raro que el cura llevase un arma debajo de la sotana pero todavía vio más raro que Alex luchase de la forma que lo hacía. No eran muchos los zombies contra los que se enfrentaban y acabaron con ellos en cuestión de minutos. Marcos y Alicia esperaron detrás de la puerta a que acabasen y en ese instante salieron.
- Alicia - gritó Alex cuando la vio- Me alegro de que no estés muerta.
- Lo mismo digo, Alex. Luchas muy bien, ¿no?
- Bueno.... - Dijo aganchando la cabeza- Lo importante es que no nos ha pasado nada. Ni un arañazo.
- Mejor....
- No os quedéis ahí parados, joder - Dijo el cura que estaba intentando mover una cómoda cercana a una puerta- Ayudadme a bloquear esta puerta. Si hay que salir lo haremos opr la otra pero es más fácil controlar una.
- Después de mover esto, nosotros dos nos vamos a buscar a mi marido. Cura, tienes que declararnos marido y mujer - Bromeó - ¿Nos acompañáis?
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Mensaje  Invitado Sáb Jun 12, 2010 9:58 pm

Y comeréis las carnes de vuestros hijos, y comeréis las carnes de vuestras hijas.

Levítico 26:29


-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

- Cinco lobitos, tiene la loba...

- No, por favor, no más... -musitaba Clara entre sollozos.

- Cinco lobitos, detrás de la escoba...

- No, no, por favor, mátame...

Clara sintió que el carrito en el que era transportada frenó en seco, y alguien se
posicionaba en frente suya y le secaba las lágrimas con ternura y suavidad.

- ¿Matarte? ¿Por quién me tomas? No soy un monstruo, querida. Deberías estar
agradecida. Te he ayudado a renacer, mírate, eres un capullo del que surgirá una
hermosa crisálida. Tu transformación está próxima. - dijo aquel hombre mientras
le acariciaba el pelo y volvía a empujar el carrito, ahora silbando la canción de cuna.

Clara preferiría haber muerto a manos de esas criaturas antes que haber caído
en las garras de Simón. La había dejado inconsciente, y cuando despertó vio que
le había amputado los brazos y las piernas, además, Simón había cortado la sangre
que manaba de sus extremidades. No moriría desangrada.

El transcurso de los acontecimientos había dejado a Simón un poco aturdido. Le
costaba creer que la situación de hace ya dos años volviese a repetirse. Aunque
mirándolo de otro modo, eso le devolvería su ansiada libertad. Tenía muchas
preguntas en su cabeza, pero ahora necesitaba mantener la mente clara y despejada.

Simón había cogido uno de los carritos de comida que había visto volcado y había
colocado allí a Clara. Hasta ahora estaba teniendo mucha suerte, se había encontrado
solo con dos infectados, pero no fueron problema, llevaba una pistola con silenciador.

Mientras que empujaba a Clara por los pasillos de la mansión, volvió a leer la nota que
les había escrito a los demás, estaba escrita con una caligrafía pulcra y delgada:

Queridos amigos:

¿Qué tal estáis? Os he echado de menos. Qué feliz coincidencia que nos volvamos a encontrar
justo cuando el Fin del Mundo se cierne sobre nosotros (otra vez). Eso me convertiría en uno de los Jinetes del
Apocalipsis, ¿no creeis?

Quiero proponeros un reto, si seguís mis reglas, todos podremos divertirnos, pero en
cambio, si elegís saltároslas...bueno, sólo tenéis que mirar a la pobre Clara para saber que
imaginación no me falta.

Hablando de Clara, me he asegurado de proporcionarle los mejores cuidados, así que dejando
aparte el hecho de que carece de extremidades, está perfectamente sana. ¿Qué haréis? ¿La
llevaréis a cuestas, o acabaréis con su vida?

La prueba consiste en encontrar al detective Tomás Moreno antes de que acabe infectado.
Debe de andar cerca, así que daros prisa. Cuando lo encontreis, quiero que le matéis.
Moreno fue uno de los policías que me capturó, tiene una mujer que le ama, y un hijo
que le adora. El perfecto cabeza de familia.

Si intentáis engañarme, lo sabré, así que por favor, no tratéis de insultar a mi inteligencia.
Ya está todo dicho, sólo me queda deseáros buena caza, compañeros.

P.D: Alicia, fue muy osado que me besáras momentos después de casarte. ¿Qué pensará
tu marido?

Vuestro amigo, Simón.


Simón continuó arrastrando el carrito, pasó al lado de una puerta y escuchó las voces de
algunos de los supervivientes. Llamó con los nudillos y se alejó por otro pasillo. Alcanzó a
oir como se abría la puerta y una sonrisa se dibujó en su rostro.

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