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Un zombie llama a la puerta

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Un zombie llama a la puerta - Página 8 Empty Re: Un zombie llama a la puerta

Mensaje  Kealah Dom Mar 28, 2010 2:11 pm

Era el turno de Alicia para la ducha, después de un día entero esperando para asearse y darse una ducha caliente por fin llegó el momento. Alicia se quitó su vieja camiseta de "Yo sobreviví a una Masacre Zombie" y la colocó encima de sus cosas. No quería perderla, aquella frase que tantas veces la había hecho gracia. La lavaría.
Alicia se volvía a encontrar sóla. Sus compañeros habían ido en busca de los demás supervivientes, incluídos Fernando y Facundo, cosa que no la hacía demasiada gracia por si les pasaba a algo. Sobretodo a Fernando. La daba rabia pero había empezado a sentir algo por aquel joven larguirucho que siempre la ayudaba y la tenía en cuenta. Aunque sabía que no era el mejor momento.

Por otro lado, estaba Simón. Ese chico que, apenas era mayor de edad, la había salvado la vida. Estaba asustada porque los demás, incluso Fernando, pensaban que no era de fiar. Pero ella consideraba que su vida podría haber acabado si no hubiese sido por él. No sabía que le pasaba, por mucho que ella intentaba acercarse a él, él cada vez estaba más callado y silencioso. Daba igual, cada uno es como es y punto. Lo único que sabía es que había algo en él que a la vez la atraía y la desconcertaba.

Sin embargo, lo que más fastidiaba a Alicia es que la hubieran dado esa tarea. Aguantar a 7 chiquillos llorones y gritones durante horas. Enseñándolos a leer y a escribir. Por Dios, ¿había trabajo más aburrido? Ella quería acción y la soportaría sin dudarlo pero tenía que cambiar su tarea. Sino, su existencia en aquel centro comercial iba a ser realmente aburrida.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando el chorro de agua caliente se cortó y empezó a salir agua fría.
- Bueno, Alicia. Te llamas así, ¿verdad? - dijo Laura desde el otro lado de la cortina - Aquí tienes una toalla y ropa limpia. Normalmente, las duchas son más cortas pero como acabais de llegar hemos hecho una excepción y os hemos dejado dos minutos más. Cuando salgas te llevaré a ver tu cuarto. ¿Qué tal la ducha?
- Pues bien, ahora que estoy limpia - rió Alicia- Dame dos minutos y salimos. Quiero conocer mi nuevo hogar.
- Eso está hecho. Me alegro de que haya alguna mujer más por aquí. En estos días, escaseamos. Beatriz, Marta, tú y yo somos las únicas que hemos conseguido llegar, además de las dos pequeñas a las que darás clase. Creo que todas tenemos historias similares que contar.
- Respecto a lo de las clases... sé que me habéis asignado ea tarea pero.. ¿no hay otra cosa mejor? - Mariana hubiera hecho mejor esa tarea que yo.
- No lo sé. Podemos hablar con Gerardo.
- ¿Vuestro líder?
- Sí, el se encarga del reparto de tareas y si te ha puesto ahí, será por algo.... - No me jodas pensó Alicia pero simplemente se limitó a sonreir y a ponerse la camiseta limpia.

Laura condujo a Alicia por todo el centro comercial. Constaba nada más y nada menos que de 5 plantas, lleno de tiendas de ropa, tiendas de deporte, cafeterías, restaurantes, incluso había una armería de la que obtendría munición durante bastante tiempo...
Debía de ser el centro comercial más grande de toda la zona, pensó Alicia, probablemente estaría lleno cuando sucedió todo. No sabía aún cómo habrían conseguido contener la infección allí dentro pero era real. Por el momento, estaban a salvo y con comida, ropa, combustible y agua caliente. Gerardo era un tío grande.

- Bueno, Ali. Te llamaré así. Este es vuestro cuarto. Si no te importa compartirlo, claro. Aquí dormireis el chico alto, Francisco o Fernando, perdona pero soy horrible para los nombres, el policía, el chico ese con el que estás casi siempre (Simón), ese militar, ¿Yeray? y tú. Vamos, los cinco que habéis venido. Dos cuartos más para allí, dormirán los nuevos cuando regresen.
- Perfecto, perfecto. No me importa dormir con ellos.
- Ey, ya veo que aquí la chavalita sabe donde va a dormir - una mujer de unos 35 años, desde la puerta sonreía a Alicia- Soy Beatriz y esta es Marta, mi pareja. Nos ha costado mil llegar hasta aquí y me alegro de encontrarme a más gente. Eso significa que no está todo perdido.
- Yo soy Alicia. Me alegro de conoceros.
- Dormimos en el cuarto de enfrente con Laura, otras dos niñas y un par de críos más. Nos han tomado como maestras o como madres... Gerardo es un buen tío pero un poco clásico, la verdad... - intervino Marta - Eso sí, nos ha dado agua, luz y calefacción así que le juramos fidelidad absoluta. - Alicia se puso en guardia. No sabía exactamente donde se había metido pero no podía hacer nada; sus compañeros no estaban y ella prefería esperar.

El Walkie Talkie de Laura sonó, parecía que habían regresado con más supervivientes. Laura se puso en camino y después de escoger cama (la que más lejos de la ventana), Alicia la siguió. Cuando llegaron a la entrada, Simón también estaba allí para recibir al grupo.
Fernando, Facundo, Zed, Arturo, Luis, Bergen, Samuel, Jorge, Gabriel y Mario habían llegado. Estos dos últimos escoltados por dos hombres del centro comercial. Fueron directamente al primer sótano para encerrarlos. Adán, fuertemente atado, estaba sujeto por Facundo y Bergen pero rápidamente fueron sustituídos por dos hombres, Carlos y David.
- Fernando, Facundo - gritó Alicia y salió corriendo dando un fuerte abrazo a Fernando- Me alegro de que estéis aquí. Os tengo que enseñar nuestra habitación, vamos a compartirla. No me separo de vosotros ni de coña...
- ¿Quién es esta chica? - preguntó Luis, tan bromista como siempre.
- Soy Alicia, idiota, jajaja! Me alegro de que estés bien. Aquí hay duchas... - Y le dio un beso en la mejilla.
- Bergen me alegro de que estés aquí. Tienes que ir a visitar a un médico. Veo que tienes esa nariz un poco fea... Jorge. Sr Arturo, te echaba de menos. Y... Zed, mi gran Zed! - Alicia estaba feliz de reencontrarse con sus amigos. Simón, a un lado, observaba toda esa escena. Le resultó divertido ver la felicidad de Alicia así que, sin darse cuenta, se encontró sonriendo. Sin embargo, sintió celos cuando abrazó a Fernando de aquella manera. Sentía la necesidad de que ella le abrazase. Ese sentimiento empezaba a ser peligroso.... - Vamos Fernando.
- Ya voy, ya voy, Alicia - dijo Fernando riéndose.
- Creo que yo también iré - interrumpió Simón - Tampoco he visto la habitación. ¿También duermo allí?
- Sí, sí, el grupo de cinco. Nosotros tres con Yeray y Facundo.
- Bien - dijo Simón - Tendré que escoger una cama...
- Creo que es mejor dejar los saludos para más tarde - dijo Gerardo rompiendo la alegría de Alicia e interrumpiendo la charla de Simón. Apareció por detrás de ellos- Me gustaría hablar con usted - dirigiéndose a Facundo - A sólas, si es posible.
- Está bien - dijo Facundo - Fernando, amigo, no te preocupes. Vete con Alicia y los demás a ver el cuarto. Me pido la cama debajo de la ventana - susurró.
- Vamos - dijo Alicia. Alicia echó a andar junto a Simón y se le colgó del brazo. No podía disimular su alegría. Por cierto, Simón, te he puesto en la lista de la ducha - dijo ella. Tu turno es dentro de una hora. Para que no tuvieses que esperar. Fernando va después tuyo.
- Muchas gracias. Ya verás que guapo estoy después de un lavado de cara - dijo Simón. Esta chica empezaba a preocuparse demasiado por él, sentía que le gustaba que ella se preocupase por él. Pero a la vez, era algo que detestaba.
Detrás Fernando con Luis y, a unos pocos pasos, Laura charlaba con Bergen y con Samuel. Arturo y Jorge iban detrás de ellos con Zed. De camino, se encontraron con Yeray que venía de la cocina.

Fernando estaba ausente, en sus propios pensamientos. Esa ducha había sentado muy bien a Alicia. Su pelo, aún mojado, caía sobre sus hombros que empezaba a formar pequeños tirabuzones. A pesar de los golpes que tenía, por su lucha con los presidiarios, sus ojos verdes seguían siendo los de siempre: fuertes y sinceros.
- Chaval, que te has quedado pillado. Es guapa, ehh - dijo Luis
- No, no pasa nada. Estoy cansado, solo es eso. - contestó Fernando - Es preciosa- se dijo para sus adentros.

************************************************************************************

Queríais poca acción y no desarrollar mucho.. Mientras todos ibais a por los demás supervivientes Alicia se quedó en el Centro Comercial e interactuó con los PNJ. Aquí los tenéis, jeje! Os he dejado a Facundo hablando con Gerardo....
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Mensaje  Toletum Dom Mar 28, 2010 4:01 pm

Cuando los nuevos supervivientes pasaron al centro comercial todas las miradas se posaron en Fernando, su altura no era muy comun y menos después de la masacre que se formo. Los cuchicheos cada vez eran más fuertes cuando vieron entrar a Zed con los demás. Las miradas de Zed y Fernando se cruzaron y andaron juntos hasta los dormitorios.

-Fuck, odio que me miren asi-Dijo Zed mirando a Fernando-Me siento raro.
-Ya a mi también me pasó cuando llegué la primera vez aqui-respondió Fernando sonriendo.
-Pero estamos protegidos al menos-Contestó Zed camiando hacia delante.

Una vez llegaron a la habitación todos se acomodaron y los chicos tomaron su turno de ducha. Facundo seguia hablando con Gerardo, desde lejos Alicia y Yeray contemplaban los gestos de los dos. Pero poco podían sacar en claro.

En la ducha, todos los supervivientes se ducharon sin importar lo fria que estaba el agua. Era la primera ducha que tomaban desde hacia ya bastante tiempo.
Las duchas de los chicos eran comunes, no habia compartimentos, pero dejaron sus verguenzas y como compañeros se ducharon a la vez.

-Cuidado con el jabón chicos que hace mucho que no cogemos mujeres- dijo Bergen riendo al ver un javon rodando por el suelo.
-Mierda, es imposible mantanerlo en las manos-Contestó Luis-Zed dale un patada hacia aqui al jabón por favor

Zed golpeó al jabón y lo lanzó deslizando hacia Luis que se agachó a recogerlo. 5 minutos después todos estaban limpios, pero por sus barbas de naufragos. Pensaron entre todos dejarlo pasar y afeitarse para la cena.

Fernando, Yeray, Bergen y Luis fueron a conseguir ropa limpia, no querian seguir llevando esas ropas manchadas de sangre y rotas por todos lados.
Al llegar a una de las muchas tiendas de ropa, vieron la cantidad de ropa que habia, tendrian un rato largo para elegir ropa y olvidarse del infierno pasado.

Yeray fue el primero en pasar, seguido por FErnando, Bergen y Luis. Fernando se fue directo a la sección de ropa ancha al ver unos vaqueros con dibujos de graffitis. Por otro lado Luis y Bergen fueron a la sección de caballero. Y Yeray al poco tiempo fue hacia Fernando con una torre de ropa que casi le tapaba a cara.

-Encontre un poco de ropa que podriamos compartir-dijó Yeray riendose al enseñarle la talla a Fernando que rió con él.
-¿Donde quieres que me ponga eso?, si me queda como un top-respondió Fernando poniendose una de las camisetas.
-Pues a más toco yo-Contestó Yeray.

Finalmente pasados 20 minutos los 4 salieron de la tienda con su nueva ropa en brazos y vestidos con algunas prendas nuevas.
Al pasar delante de Facundo y Gerardo ambos silbaron y rieron como niños pequeños. La cosa cambiaba habia mejores caras y podrian descansar por un dia.

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Esto es lo que da de mi hoy mi mente.
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Mensaje  Invitado Lun Mar 29, 2010 1:45 am

Simón estaba sentado en la mesa de la enfermería, antes farmacia. Allí se encontraban también Pepe y Lucía. Pepe era uno de los médicos, era bajito y algo grueso. Tenía el pelo de color castaño con una calva en la coronilla y unos rasgos que se asemejaban bastante a los de un jabalí. Lucía era una chica de quince años, era rubia y tenía el cabello recogido en un apretado moño. De constitución delgada y sumamente atractiva.

- Pues esto ya está, chico – le dijo Pepe a Simón mientras terminaba de colocarle el nuevo vendaje – vuelve mañana para que te vuelva a cambiar el vendaje.

- Gracias –dijo Simón bastante seco, se levantó y se volvió a poner su camisa, entonces su mirada se cruzó con la de Lucía, que se sonrojó.

Simón salió de la enfermería y se dirigió a donde tenían encerrado a Gabriel, pero antes se pasó por la tienda de juguetes, donde un hombre hacía inventario de todo.

- Hola, ¿tienes lo que te pedí? – Le preguntó Simón al hombre mientras se paseaba por la tienda.

- Sí, aunque no ha sido fácil, he tenido que ir a buscarlo a la quinta planta. – Le dijo el hombre con una nota de orgullo en su voz – aquí tienes
- Gracias – contestó Simón sin ni siquiera mirarle.

Cogió aquel paquete y se encaminó a dónde tenían encerrado a Gabriel. Cuando llegó vio que Gabriel y Roberto estaban encerrados en cuartos distintos.

Mejor, pensó Simón.

Entró en el cuarto de Gabriel, que constaba de una mesa, dos sillas y una cama en el rincón.

- Vaya, vaya, mira quien viene a visitarme – dijo Gabriel levantándose de la cama y sentándose en la silla.

- He podido conseguirlo – dijo Simón dejándose caer sobre la silla y colocando el paquete en la pequeña mesa.

- Bueno, esto amenizará bastante nuestros encuentros –dijo Gabriel mientras sacaba del paquete un tablero de ajedrez.
Colocaron las fichas y se pusieron a jugar mientras conversaban.

- Dime, ¿cómo están las cosas ahí fuera? ¿Cómo es ese Gerardo? – preguntó Gabriel sin dejar de observar su alfil.

- Sabe lo que hace, ha conseguido organizar a veintisiete personas y hacerlos productivos.

- ¿Y cómo se siente el grupo respecto a ti?

-…Han perdido la confianza en mí, aunque poco me importa ya. Alicia sigue pensando que soy una buena persona.

- Y dime ¿qué planes tienes para ella? – preguntó Gabriel

- …No sé a qué te refieres

- Vamos chico. El mal reconoce al mal. Y he visto como la miras.

Simón miró a Gabriel. Ciertamente había averiguado sus intenciones. Empezaba a descubrir que tenían muchas cosas en común ¿Podría ser su nuevo compañero de juegos?

- Jaque mate – dijo Gabriel haciendo caer su rey.

- Bien jugado, viejo. – dijo Simón sonriendo – mañana no tendrás tanta suerte.

Simón volvió a meter todo en el paquete y salió de la habitación. Volvió a subir a la primera planta y caminó hacia los lavabos.

- ¿Sueles seguir a la gente? – dijo Simón dándose la vuelta y hablándole a una columna – Oh vamos, sal de ahí Lucía.

Lucía salió de detrás de la columna, roja como un tomate.

- Pe-perdona, es que… -comenzó a tartamudear.

- Voy a suponer que querías ir al baño de las chicas – dijo Simón señalando la puerta de al lado y dándose la vuelta.

- ¡Espera! Oye, ¿puedo preguntarte algo?

- Supongo.

- ¿Por qué estabas jugando al ajedrez con el prisionero?

Simón sonrió.

- Prisionero. Creí que esa era una de las palabras que desaparecerían una vez empezado todo esto. No todo el mundo es bueno o malo, blanco o negro. Existen diferentes tonos de grises. ¿Hay que culpar a ese hombre por intentar sobrevivir con los medios de los que dispone? La gente hace lo que tiene que hacer, Lucía. ¿Te crees en el derecho de juzgarles?

Lucía se puso todavía más roja si cabía. Simón se dio la vuelta y siguió caminando con las manos en los bolsillos.

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Mensaje  Toletum Lun Mar 29, 2010 2:12 am

Fernando salia del baño, en ese momento se cruzó con Simón y este le guiño un ojo. Fernando respondió con un seco saludo con la mano.
Seguia caminando hacia la armeria para ver si podia conseguir y ver algo nuevo para él. Por el camino se encontró con una joven muchacha que andaba hacia la enfermeria.

-Hola jovencita, ¿Me podrias decir donde está la armeria por favor?-dijo Fernando con una amplia sonrisa.
-Claro, ves a la segunda planta, alli la encontraras-Contestó la joven muchacha.
-Gracias-respondió Fernando.

Fernando seguia caminando silbando una canción animada mientras se iba encontrando con gente que desconocia pero saludaba igual. Ahora poco le importaba no conocerla. Estaba feliz, la cosa ahora estaba bien, estaba limpio, descansado y con ropa limpia y comoda.
Al doblar la esquina se dió de bruces con Alicia.

-Auch! vaya golpe-Dijo Alicia dando un golpe en el brazo a Fernando-¿donde vas tan deprisa?
-Ups...lo siento Alicia, iba a la armeria haber si podia conseguir algo más pequeño que esta pistola-respondió enseñando la pistola.
-Bien, bien, te acompaño que yo también quiero conseguir algo más manejable-contestó Alicia empujando a Fernando.

Ambos comenzaron a caminar hacia la armeria, Fernando seguia silbando esa canción, Alicia por otra parte iba cantando una canción del grupo de Zed. Un grupo de niños interrumpieron el camino de los dos supervivientes.
Delante de Fernando se paró una pequeña niña y le hizo una pedorreta, justo después salió corriendo y se escondió detrás de unos setos.
Fernando instintivamente salió corriendo detrás y levantó por encima del seto. Seguian jugando bajo la mirada atenta de varios de los supervivientes del refugio.

Alicia se acerco al grupo y escucho atenta la conversación.

-Miralo viendo desde lejos da miedo por lo serio que esta, pero mirandolo ahora parece una buena persona-dijó uno de los supervivientes.
-¡Eey chico se te da bien eso de cuidar niños!-dijo riendose.

Fernando bajó a la niña y se acerco seriamente hacia él, la diferencia de altura y musculatura cambió la cara del hombre. Pero duro poco al comenzar a hablar el joven.

-Jajaja, si la verdad esque me siento comodo con ellos, pero no me traen buenos recuerdos.

.........................


lo dejo que es muy tarde
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Mensaje  DarkHades Lun Mar 29, 2010 3:17 am

Bergen y Luis le habian ido a pedir su permiso a Gerardo para poder salir afuera y buscar provisiones o algo que les fuera util en el refugio actual.Gerardo accedio y los acompaño a la armeria,donde se encontraron con Fernando y se dieron un calido abrazo,se vistieron y se abastecieron para salir afuera.
Salieron por una ventana del segundo piso en la cual habia una escalera oxidada.
Bergen hiba vestido con una campera negra,un jean gris impecable,y unas botas color crema,Luis en cambio llevaba dos remeras,una manga larga y una manga corta encima de la manga larga y unos zapatos desgastados y un jean azul.
Bergen llevaba su antigua Glock,ahora disponia de tres cargadores mas el que tenia puesto la glock,Luis solo llevaba un formidable bate de aluminio.
Habia empezado a llover,y habia un poco de frio,Bergen se adelanto a Luis.
-Genial,a donde vamos primero?-Pregunto Bergen entre pequeñas risas.
-Tranquilo chico,que aun hay monstruos aqui afuera-Dijo seriamente Luis.

Bergen se quedo parado pensando,no se queria encontrar una de esas cosas de pesadilla,tambien recordo que el gigante que les habia atacado a los de su peloton no era producto de su imaginacion,sino que era real y no se queria encontrar con algo como eso.
-Lose lose,pero me quiero divertir un poco,ya me di un baño y he comido bien,tengo ganas de explorar!-Dijo con entusiasmo Bergen.
-Ademas,podemos ir a alguna tienda de licor sabes?-La idea le encanto a Luis.
-Hmm,hace mucho que no bebo algo bueno,me has convencido,vamos-Dijo con gran esmero Luis.

Bergen sentia un gran afecto por ese ex militar,Luis le habia contado muchas historias sobre su pasado,de cuando estaba de servicio en el ejercito.
Ambos caminaron juntos unas seis manzanas,hasta que encontraron una pequeña licoreria,cuando entraron no habia absolutamente nada,solo botellas de licor rotas,vino barato,no habia mucho.Bergen encontro una puerta detras de una estanteria,ambos la abrieron con precaucion y tras tardar unos diez minutos en revisarla por completo encontraron una pequeña caja fuerte.
-Vaya mira esto,que crees que tenga dentro?-Pregunto Bergen.
-No lose,estaria genial que pudieramos llevarlo no crees?-Pregunto Luis.
-Si lose,pero pesa mucho,apenas puedo levantarla-Dijo desanimado Bergen.
-Mira podemos llevarla entre los dos.
Ambos pudieron levantarla.
Estaban a tan solo unos cincuenta metros del centro comercial,en las ventanas del segundo piso estaban Yerai,Facundo,Fernando y Samuel.
Estaban a 25 metros cuando empezaron a oir gritos y pasos rapidos hacia ellos,Luis miro detras y los vio,unos 20 zombies,venian corriendo hacia ellos dos,delante de ellos estaban Facundo,Yerai,Fernando y Samuel disparando hacia esas criaturas,Bergen y Luis apuraron el paso casi hiban corriendo,delante de ellos cuatro hombres curpulentos estaban abriendo las rejas del centro comercial para que pudieran entrar ellos dos,entre ellos estaba Gerardo.
Las balas les rozaban,los gritos y los pasos se oian mas cerca,finalmente ambos lanzaron la caja fuerte dentro del centro comercial y de un salto cayeron dentro del mismo,Gerardo y los tres hombres cerraron rapidamente las rejas,los zombies golpeaban y sacudian las rejas pero fue en vano.
-Joder!Si!Somos los mejores!-Gritaba Bergen mientras daba saltos.
-Si si lo que tu digas-Decia Luis mientras aun estaba en el piso.
-Vaya se han salvado por los pelos chicos-Dijo riendo Gerardo.
-Nosotros nos ocuparemos de estas bestias,vayan a descansar.
-Y que hacemos con la caja fuerte?-Pregunto Bergen.
-La abriremos luego,lo que sea que haya dentro es de ustedes dos chicos,si quieren comprartir algo con el refugio bienvenido sea-Dijo sonriendo Gerardo.

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Listo,ahora que lo continue otro.
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Mensaje  Kealah Lun Mar 29, 2010 4:43 pm

Alicia observaba divertida a Fernando mientras jugaba con aquel niño. Pese a su gran altura y a su aspecto de tipo duro, se llevaba muy bien con los niños pequeños. En tan solo unos pocos días allí, había conseguido alegrar a la mayor parte de los chavales del refugio. Jugaba con ellos, les leía cuentos, les contaba historias y no sólo eso, muchas veces les mimaba como si fueran sus hermanos pequeños. Dándoles ese cariño que los zombies les habían arrebatado.
De vez en cuando, ella pensaba que Fernando estaría mejor haciendo de profesor que ella misma. Ella no congeniaba tan bien con los niños pero es lo que la había tocado en suerte y sus intentos por cambiar su tarea no fueron para nada fructíferos. Gerardo alegaba que había asignado las tareas conforme iba apareciendo gente y que a ella la había tocado con los siete pequeños. Alicia achacaba que era una mujer de acción pero claro, era mujer y Gerardo un clásico.

Varios disparos, gritos y un fuerte golpe sacaron a Alicia de sus cabilaciones; enseguida sacó su arma que todavía no había sustituído y se puso alerta. Fernando a su lado, la agarró de una mano, con la otra sostuvo su arma y juntos fueron hacia la puerta de entrada. En el suelo, Bergen y Luis, rodeados de Gerardo, Facundo, Yeray y otros supervivientes, entre los que estaban Carlos, David y Laura.
- ¿Qué ha pasado? - gritó Fernando
- Nada, compañero, no te preocupes- dijo Luis - Estamos vivos.
- Ha faltado poco - dijo Bergen riéndose por culpa de la adrenalina - ¡¡¡¡Esto está mejor que cualquier subidón de coca!!!!! ¿Volvemos a salir, Luis?
- Anda, anda... que nos hemos salvado por un pelo. Vamos a ver que hay en la caja fuerte. - dijo Luis
- No saldréis más solos de aquí. Los grupos, por lo menos, serán de 5 personas de ahora en adelante. No podemos arriesgarnos de nuevo. - zanjó tajante Gerardo - que se había eregido como líder del grupo de Facundo.
Bergen y Luis miraron a Facundo, con intención de que les defendiera pero Facundo no pudo hacerlo.
- Venga chicos - dijo Facundo - Vamos a ver que contiene la caja que encontrasteis.
- Si hay pasta me la quedo - dijo Luis - A medias contigo amigo Bergen
- ¿De qué os vale ahora? - dijo Facundo.
- Facundo, nosotros íbamos a la armería. ¿Necesitas algo? - intervino Fernando
- No, gracias. Iré con Gerardo. Estaré en su despacho - contestó guiñando un ojo a Fernando a la vez que susurraba - Esta noche en la habitación hablaremos largo y tendido.
- Vamos Alicia - dijo Fernando tirando de ella. Se había olvidado de que seguían dados de la mano y así se dirigieron a la armería.
- Se te dan bien los niños, ehhhh - inició ella la conversación
- Psé... He cuidado siempre, quiero decir, ayudé a cuidar a mis dos hermanos pequeños. Uno tenía ya 15 años y el otro 11. Yo estaba con mi novia cuando empezó todo esto pero no sé donde estarían ellos. Supongo que con mis padres en alguna parte. ¿Estarán a salvo, Ali? - dijo Fernando derrumbándose por primera vez en días.
- No te puedo mentir, Fer. No lo sé. Yo también estoy preocupada pero no quiero pensar en ello. Tenía una hermana, ¿sabes? Sé que está en alguna parte aguantando lo que viene, ella sabía como actuar. Así que prefiero pensar que está lejos de aquí.

- Hola chicos - interrumpió Simón que subía por las escaleras y se quedó mirando fijamente a Alicia que daba la mano a Fernando- ¿Dónde vais?
- Íbamos a la armería a coger algunos repuestos - contestó Alicia - ¿Te vienes?
- Bueno, cancelé mi paseo a caballo de las 18 así que tengo la tarde libre - en realidad, no quería coger nada de la armería pero simplemente quería estudiarlos. Saber que armas escogerían porque eso determinaba su forma de ser. Y también, por qué no, quería interrumpir esos momentos de posible intimidad entre ambos. Alicia era suya y, aunque había intentado que no le importase, nadie se interpondría en su camino.

De camino a la armeria, no conversaban demasiado. Cada uno iba observando el lugar, sobretodo Simón que examinaba cada puerta, cada manguera, cada extintor, cada escalera, todo lo que le pudiera servir para conseguir sus propósitos. De una puerta entre abierta, a medio camino, salían retazos de una conversación que parecía mantenerse entre una mujer y un teléfono o walkie talkie:
- Sí. Los de la escuela ya han llegado. Los tenemos aquí vigilados. No harán ninguna tontería. De momento no haremos nada, seguiremos aquí dentro. De acuerdo. Órdenes recibidas. Espere un momento.
Sin abrir la puerta, la persona que se encontraba dentro de la habitación, cerró la puerta de golpe y dejaron de oir el resto de la conversación.
- ¿Qué era eso? - preguntó Alicia susurrando- ¿Quién era?
- No lo sé - dijo Fernando
- Creo que debemos irnos. EScuchar detrás de las puertas no está bien y no creo que le haga mucha gracia a esa persona. Mejor que no nos descubra aquí. - señaló Simón empujando a Alicia por la cintura, cosa que la onligó a soltar la mano de Fernando.
- Hay algo que me da mala espina. Esta noche lo hablaremos con Facundo en la habitación - dijo Fernando, clavando la mirada en Simón.

Los tres llegaron a la armería. Fernando escogió un revólver, bastante grande y algo de municion. Aademás, recuperó su arco. No era el mismo pero tenía las mismas características que el suyo y un carcaj con flechas. Simón un bate metálico, por coger algo y Alicia se quedó con el arma que le había entregado SImón días atrás y un palo de golf. La gustaba su equipación inicial así que decidió mantenerla.
- ¿Qué haces con eso? - preguntó una voz de mujer desconocida para ellos a espaldas de Alicia - Es mío.
- ¿Perdón? - dijo Alicia dándose la vuelta. Una chica, de unos veinte años, acompañada de un chico no mucho mayor que ella, la miraba desafiante. La chica no era muy agraciada y tenía cara de pocos amigos- Pensé que se podía coger cualquier cosa de la armería
- Sí, menos ese palo de golf. Es mío y lo quiero - dijo ella
- No te lo voy a dar. Estaba aquí. Además, hay más. Coge otro
- Tranquila, Alicia - dijeron Simón y Fernando a la vez, recordando que la última vez que alguien la llevo la contraria le pegó un tiro.
- Estoy muy tranquila. Pero no voy a devolverla el palo de golf, tiene muchos ahí
- Me lo vas a devolver sí o sí. Ninguna payasa va a venir a quitarme mis cosas.
- Perdona, te repito que no es tuyo. Que ahí tienes muchos y puedes coger el que quieras. Y si me lo permites, quiero irme de aquí. Déjame pasar por favor. - Alicia intentaba pasar pero la joven se encaró con ella y empujó a Alicia. - Mira, niña, que no quiero pelea. Déjame pasar. - La joven volvió a empujar a Alicia, esta vez la tiró al suelo.
- Será mejor que te la lleves - dijo Fernando al joven que la acompañaba. Simón ayudó a Alicia a levantarse
- Venga, nena, estos tres no tienen nada que hacer con nosotros.
- Sí, será mejor que os vayais - dijo Alicia, lo más calmada que pudo.
- Esta me la pagas, a mí nadie me dice que no - dijo la joven mientras salía por la puerta, llevándose por delante a Lucía y tropezando con Zed.
- Hola chicos - dijo Zed. - ¿Qué pasó?
- ESa chica se metió con Alicia - dijo Simón - Hola Lucía.
- Oh, oh- dijo Lucía- La habéis cagado. Esa chica era Sara, la hija de Gerardo, el líder del refugio.

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Un zombie llama a la puerta - Página 8 Empty Re: Un zombie llama a la puerta

Mensaje  Invitado Lun Mar 29, 2010 6:59 pm

- Veo que has pensado en todo. Pero recuerda, siempre debes…

- Lo sé, Gabriel. Nunca relajarme, estar siempre alerta. – dijo Simón mientras movía su peón.

Gabriel sonrió.

- Eres un chico listo, Simón. Es una lástima que la gente como nosotros deba vivir oculta entre la sociedad. Mañana es el día, ¿no?

- Sí, todo está meticulosamente preparado, hasta el último detalle. – Simón realizó un par de movimientos más – Has perdido, viejo.

Gabriel y Simón se levantaron y se observaron durante un segundo.

- Buena suerte, Simón. – dijo Gabriel extendiendo la mano.

- Lo mismo digo, viejo. – contestó Simón estrechándole la mano. Cuando sus manos se separaron, un destello metálico refulgió en la mano de Gabriel.

Simón salió del cuarto y volvió al primer piso. Todo estaba preparado para el día siguiente, así que tenía algo de tiempo libre. Se pasó por la tienda de antigüedades y ahí encontró a Lucía sosteniendo un florete.

- Yo tuve uno muy parecido. ¿Sabes? – dijo Simón apoyándose en el mostrador.

Lucía dio un respingo, se dio la vuelta y al verle se puso roja como un tomate. Simón no comprendía porque siempre reaccionaba así cada vez que hablaba con él.

- ¿Sabes utilizarlo? – preguntó Lucía

- Si me permites… -dijo Simón extendiendo la mano.

La chica le dio el florete.

- Verás –dijo Simón mientras hacía florituras con la espada – En la antigüedad, todos los héroes llevaban un florete, era…su marca de distinción por así decirlo.

La chica contempló asombrada las acrobacias que Simón realizaba con la espada.

- ¡Guau! ¿Podrías enseñarme? – preguntó la chiquilla ilusionada.

- Bueno…supongo que podría darte algunas nociones básicas. – Simón no supo muy bien porque dijo eso. ¿Para qué iba a perder el tiempo con una niña?

Fueron a una tienda de ropa de la cual se habían llevado todo menos los maniquíes y los pusieron en el centro. Habían cogido un par de floretes de la tienda, y cada uno llevaba uno atado a la cintura.

- Bueno, lo primero es sacarlo de la funda. – dijo Simón poniéndose junto a Lucía.

Lucía sacó el florete y lo mantuvo en ristre.

- Bien, ahora tienes que colocarte en una postura adecuada – le explicó Simón ayudándola a colocar sus brazos, momento en el que la chica se volvió a poner nerviosa.

Simón se colocó delante de ella, sacó su arma y la mantuvo apuntando abajo.

- Bueno, ven a por mí. Tú ataca y yo intentaré bloquear tus acometidas.

Lucía dudo un segundo pero luego se lanzó con ímpetu hacia Simón. Él, con un ligero movimiento hizo que el arma de Lucía cayese a un lado. Estuvieron practicando durante una hora, y luego, agotados, se sentaron en el suelo, apoyados en el mostrador.

- Simón… ¿Puedo preguntarte algo? – dijo Lucía mientras le pasaba una botella de agua.

- ¿Qué?

- ¿Qué le pasó a tu familia? Cuando…ya sabes, todo empezó. – preguntó Lucía un poco incómoda.

- Volvía a mi casa después de clase y la encontré en llamas. A mis padres no les había dado tiempo a salir. Entonces vi que mi madre salía arrastrándose por la ventana. – relataba Simón mientras colocaba su mano en el muslo de la muchacha, casi sin saber que estaba haciendo–tenía las piernas totalmente abrasadas, y todavía ardían. – a Simón le encantaba rememorar aquella escena, tanto que no se daba cuenta de que estaba haciendo. Cuando se fijó, vio que tenía la mano metida por dentro de su falda y que ya no se encontraba en el muslo, sino más arriba…

Lucía le miraba con una mezcla de placer y temor. Simón quitó rápidamente la mano. ¿Qué le estaba ocurriendo? Nunca había sentido ese impulso…Era demasiado extraño, demasiado…humano.

Estaba preparando una disculpa cuando Lucía se le abalanzó encima. Simón estaba sorprendido y confuso. Pero se dejó llevar e hicieron el amor allí mismo…

Simón se despertó en la cama de Lucía. Ella todavía estaba dormida y Simón la contempló largo rato. ¿Qué le había pasado? Siempre consideró el sexo una degradación para el ser humano, un acto sucio e indigno. Pero aún así había sido agradable…

Simón se levantó de la cama sin ni siquiera vestirse y miró por la ventana como un nuevo día comenzaba. Hoy era el día…el gran día…

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Ya vereis lo que tengo preparado para mi próximo relato >=)

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Mensaje  Kealah Mar Mar 30, 2010 10:11 am

Alicia, Fernando y Zedd estaban dando un paseo por el centro comercial. Últimamente, todos los supervivientes que consiguieron salir del aeropuerto en la avioneta estaban desperdigados por su nuevo hogar, haciendo las tareas que Gerardo les había encomendado.
Lo habitual era que los colocase en grupos con otros supervivientes del centro comercial pero nunca entre ellos. Los únicos afortunados habían sido Luis y Bergen, como consecuencia de las continuas negativas de Bergen a separarse de Luis. Le estaba ayudando mucho con lo suyo...
Por su parte, Facundo pasaba cada vez más tiempo con Gerardo. Fernando sabía que tenía que hablar con ellos pero ese momento nunca llegaba....
Así que, en cuanto tenían tiempo libre, se encontraban para dar un paseo. Sobretodo Alicia y Fernando que pasaban la mayor parte del tiempo libre juntos. A Simón y a Yeray sólo los veían en contadas ocasiones, cuando se iban a dormir o dando un paseo por el centro comercial. Yeray se pasaba el día haciendo misiones fuera del centro comercial, no le agradaba mucho pero... es lo que le había tocado así que como buen soldado hacía lo que se le pedía sin rechistar.

- Zedd, Tu disco - dijo Alicia sosteniendo el último CD de su grupo- ¿Por qué no nos cantas algo?
- Not Now. I miss my band. No puedo tocar sin ellos - dijo Zedd apesadumbrado.
- Sé de alguien al que no le importaría tocar contigo - intervino Fernando- Jorge sabe tocar la guitarra, me lo dijo un día en el avión. No le vendrá mal despejarse un poco.
- Seguro que alguien más sabe tocar - dijo Alicia - Yo sólo la Horner del instituto pero.... creo que no te sería de mucha ayuda. - Fernando se echó a reir
- Sorry, la "Horner" - dijo Zedd extrañado pues no sabía lo que era.
- Sí... la flauta, Zedd, la flauta- la estruendosa risa de Zedd se escuchó por toda la habitación.
- Ok. I will play tonight. Diselo a Jorge. A las 22 en el comedor. - dijo Zedd que salió de la tienda de disco, dejando allí sólos a Fernando y a Alicia.
- Sé que no debo Alicia pero ahora que estamos sólos, voy a hacer una cosa - Alicia se sobresaltó. Esperaba impaciente a que Fernando la diera ese beso que les uniera más de lo que ya estaban. Sin embargo, Fernando hizo una cosa totalmente inesperada. Cogió un viejo discman del mostrador, el cd de Zedd y un paquete de pilas. - Supongo que no nos dirán nada por llevarnos esto, ¿no?
- Igual por las pilas. Si, pero es un pequeño secreto entre nosotros - Dijo Alicia decepcionada en parte pero divertida por otra - Es el apocalipsis zombie y tú te preocupas porque te pillen robando. Fernando, eres muy grande!
- Lo sé. Mido 1,90 - rió Fernando - Vamos a decirselo a Jorge. ¿Crees que querá tocar?
- Espero que sí. Vamos.

Los dos salieron de la tienda y se dirigieron a la armería ya que, como antiguo propietario de una tienda de armas, ese era el mejor lugar para él. Además, aquel día era necesario hacer inventario. Habían desaparecido varias cosas, entre ellas un palo de golf.
- Jorge, ¿qué tal, compañero? - dijo Fernando dando un fuerte abrazo a Jorge - Casi no nos vemos.
- Ya, estoy aquí liado con el inventario. He oído que han desaparecido armas. Un arco, un palo de golf.. - Fernado y Alicia se miraron- ¿No sabreis nada de esto, verdad?
- Pues los tenemos nosotros pero no nos habían dicho nada. Todo el mundo va armado por aquí - dijo Fernando
- Seguro que fue esa pija - dijo Alicia, refiriéndose a la hija de Gerardo.
- Bueno, no hace falta que los traigais. Diré que alguno de los que hace misiones fuera los perdió. Creo que a Facundo no le importará cubriros las espaldas. ¿Qué haceis por aquí?
- Ahhh, es verdad. Pues hemos conseguido que Zedd dé un pequeño concierto, vamos que nos cante alguna canción y necesita un acompañante. Sabemos que tocas el bajo o la guitarra... Así que podrías ser su segundo de a bordo.
- Veeeengaaaaa - dijo Alicia.
- Bueno, lo haré por vosotros dos y porque tengo que despejarme de tanta arma.
- Perfecto. ESta noche a las 22 en el comedor nos vemos. Voy a seguir con esto.

Fernando y Alicia salieron de la armería y se cruzaron con Simón que iba con Lucía.
- Chicos, esta noche hay una sorpresa en el comedor. Pasaos por allí a las diez - dijo Fernando. Simón se sonrojó un poco porque iba con Lucía y Alicia los miró extrañada. - No corrais mucho la voz. Por si acaso nos echan la bronca...
- Vale, allí estaremos - dijo Simón agarrando de la mano a Lucía. Siguieron andando y se volvió para ver que hacía Alicia. Ella hizo lo mismo que él. Rápidamente, ambos se dieron la vuelta y siguieron por su camino.
- ¿Qué te parece si vamos a un sitio tranquilo a escuchar nuestra nueva adquisición?- dijo Fernando- Aún es pronto. Son sólo las seis de la tarde. Será divertido.
- Venga, vamos.

Fernando y Alicia encontraron una vieja tienda de muebles algo abandonada pero con los muebles en perfecto estado. Habían sacado las camas, los sofá- camas y las sillas pero los tresillos estaban intactos. Al final de la tienda, había un tresillo de color violeta que, no era muy bonito pero que Alicia y Fernando encontraron muy cómodo. Allí se sentaron a escuchar el último CD de Zedd, esperando a que llegasen las diez de la noche.

************************************************************************************

Bueno, ya contesté. Espero que os guste y que recordeis que esa noche tocarán Zedd y Jorge en la cafetería xDDDD Que no se os olvide Smile
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Mensaje  Invitado Mar Mar 30, 2010 2:29 pm

Por fin había llegado el día. El gran día. Simón sentía como un hormigueo recorría todo su cuerpo y le proveía de fuerza y determinación. Era un depredador, el depredador por excelencia. Y había aguardado pacientemente durante mucho tiempo para poder dar caza a su presa. Pero ese era el día, oh, sí. Era el día.

Había pasado una semana desde que los supervivientes llegaran al centro comercial. En ese tiempo a todos les había dado tiempo a integrarse en el grupo y pocas veces se les veía juntos. Es más, parecía como si Gerardo no quisiera que pasasen mucho tiempo juntos. Por eso les asignaba tareas que les mantenía separados.

Muchas veces los supervivientes se habían preguntado que era aquello que ocultaba Gerardo. Aunque en apariencia se veía bastante normal, percibieron algo siniestro en él. Además, se dieron cuenta de que siempre llevaba un séquito con él. ¿Por qué? ¿A caso necesitaba protección? ¿De quién quería protegerse?

Esa nimiedad no atraía la atención de Simón. Él tenía planes mucho más importantes e inmediatos. Miró su reloj, las 21:30. Debía ser rápido…
Simón sonrió. El placer de la caza, la previa espera…Que vivo se sentía. Todo estaba preparado, ya solo faltaba la última parte del puzle. La dulce Alicia.

En los últimos días Alicia había hecho que Simón se sintiese como un idiota. Estaba demasiado implicado, por eso debía…cortar “lazos”
Todo el mundo estaba en la cafetería, expectante a que empezase el improvisado concierto. Habían juntado muchas sillas y todos estaban sentados en ellas, delante habían colocado unas mesas que hiciesen de escenario. Es increíble que ocurra lo que ocurra, el ser humano siempre siga intentando aferrarse a sus viejas costumbres, pensó Simón.

Pero ahí no estaba Simón, no. Simón estaba en la habitación de los supervivientes, esperando…acechando. Simón le había contado a una mujer del centro comercial que había visto a alguien robando las cosas de Alicia, como era de esperar, la mujer corrió a contárselo a Alicia. Era cuestión de tiempo que entrase por esa puerta…

Solo tuvo que esperar cinco minutos más, y Alicia entró en la habitación. Simón, que estaba detrás de la puerta, se abalanzó hacia ella y le pasó una cuerda por el cuello. Apretó la cuerda contra su cuello e hizo que acabase de rodillas, sin poder respirar.

- Si me haces caso y no te resistes, vivirás más. Te lo prometo. Pero si decides intentar liberarte te mataré sin dudarlo. ¿Entendido? – dicho esto, Simón aflojó la cuerda lo justo para que pudiese respirar, pero no lo suficiente como para articular ninguna palabra.

Alicia asintió.

Simón había planeado el camino que tendrían que recorrer. Era bastante sencillo, a pocos pasos se encontraba la salida de incendios, era una escalera que llevaba hasta el segundo parking. Allí lo haría.

Había elegido ese lugar porque nadie pasaba por allí todos los coches estaban en el primer parking.

Llegaron al segundo parking y entraron en una caseta que antes habría pertenecido a un guardia. Lo primero que Alicia percibió al entrar fue que había tres personas fuertemente atadas a la pared, inmovilizadas totalmente. Rápidamente reconoció sus rostros, eran Lucía, Sara y Gustavo, el novio de Sara. Era una estancia pequeña, pero alguien había realizado allí un buen trabajo de limpieza, todavía se olía la lejía. En el centro de la caseta, había una mesa con herramientas de todo tipo, cuchillo, martillos, alicates, etc.

Simón ató a Alicia junto a los demás amenazándola con un cuchillo. Al ver que Simón iba en serio decidió no resistirse. Después de eso, Simón colocó una silla frente a ellos y les observó. Obviamente, les había colocado cinta adhesiva para que no pudiesen gritar. Los gritos no le gustaban a Simón.

Simón cogió uno de los cuchillos y se levantó.

- Voy a quitaros la cinta adhesiva que tenéis en la boca. Si alguno de vosotros grita, lo mataré sin miramientos. Y cuando la ayuda llegue, ya será tarde. – Simón observó sus reacciones y uno a uno les fue quitando la cinta adhesiva de un fuerte tirón.

- Hijo de puta, cuando mi padre se entere… -comenzó a decir Sara, pero Simón le dio una fuerte bofetada.

- Por el amor de Dios, sé un poco más independiente. Eres realmente patética. Además, cuando tu padre se entere tú estarás muerta y yo estaré lejos de aquí. – explicó Simón con mucha calma.

- ¿Po…por qué? – preguntó Alicia, que intentaba contener las lágrimas.

Simón soltó una risa fría y aguda.

- Porque me hace sentir vivo. Mato gente por pura diversión, aunque hace poco se convirtió en una necesidad. Además – dijo acercándose a Alicia y colocándose a escasos centímetros de su rostro- llevo mucho tiempo deseando hacerte esto.

- Mentira, no eres así…yo te conozco. – comenzó a decir Alicia casi entre sollozos.

- ¿Qué me conoces? Tú no sabes nada de mí, solo te he mostrado lo que querías ver. Al bueno y simpático de Simón. Ah, por cierto, yo maté a Mariana y a Elena, y a esa chica del laboratorio.

Alicia rompió a llorar.

- Pero nosotros no te hemos hecho nada –dijo titubeante Gustavo.

- Indirectamente sí. Verás, vosotros dos - dijo señalando a Sara y Gustavo – molestasteis a Alicia, y como podéis ver, Alicia es mía, y nadie la toca.

- Pe…pero yo… - comenzó a decir Lucía, que había estado todo el rato en silencio.

- Ya, lo sé. Pero tú eres una invitada de última hora. Quiero terminar un ciclo y tú formas parte de ese ciclo después de lo de anoche. Luego me iré y comenzaré mi vida en otro lugar. – dijo Simón mientras escogía que herramienta utilizaría.

- Ahora, si no os importa, os volveré a poner la cinta, no quiero que me molestéis con vuestros patéticos grititos. – les dijo mientras les volvía a colocar la cinta adhesiva.

Cogió una pequeña caja de madera que tenía sobre la mesa y se acercó a Gustavo.

- Verás, lo que voy a utilizar se llama cepo chino. – Le explicaba Simón mientras le colocaba la caja en los pies descalzos – es bastante sencillo de fabricar. Sólo necesitas una caja, una manivela y pronto tus pies de la talla 43 podrán caber en un zapato talla 31.

Simón se agachó junto a Gustavo y comenzó a girar la manivela. Gustavo apretaba la mandíbula intentando que Simón no percibiese el dolor que le estaba causando. Pero a los pocos segundos era insufrible e intentaba gritar pero no podía. Sólo se oía crujir de los huesos que hacían al romperse. Pasaron cuatro minutos y Simón le quitó la caja. Todos los huesos de sus pies estaban rotos, y algunos habían atravesado la piel, quedando al descubierto.

Gustavo no paraba de gimotear e hizo un intento de súplica, pero la cinta le impedía emitir sonido alguno. Simón cogió un cuchillo largo de la mesa, se lo metió dentro de la boca, y le traspasó la nuca. Gustavo estaba muerto.

- Bueno, le toca a la señorita “buenos modales” – dijo cogiendo diez astillas de madera muy finas y un martillo de la mesa – para ti tengo algo especial, verás, este método de tortura consiste en clavar filosas astillas de madera dentro de los dedos de los practicantes a través de la punta de la uña del dedo. En el proceso de martillado, la uña del dedo es arrancada completamente. Como la base de la uña del dedo es extremadamente sensible, el proceso de martillado causa un dolor excesivamente agudo que ni siquiera se puede describir – explicaba Simón sin poder contener su emoción, como un niño al que le compran un juguete nuevo- Comienza martillando una astilla de madera en un solo dedo. Si el detenido aun se rehúsa a doblegar su voluntad, entonces martilla astillas de bambú a más y más dedos hasta que hayan mutilado brutalmente los diez dedos. Lástima que no quiera ninguna información de ti como para parar. ¿Verdad?

La chica intentaba liberarse, pero era prácticamente imposible. Una miríada de cuerda la tenían atrapada contra la pared.
Diez minutos después, diez uñas yacían en el suelo y los dedos de Sara (la cual se había desmayado a causa del dolor) estaban completamente llenos de sangre. Simón cogió una cucharita de té y despertó a Sara a bofetadas.

- Eh, querida, despierta. No puedes perderte el gran final, es lo mejor. – decía Simón con una nota de burla en su voz.

Le colocó la cucharilla en su ojo y escarbó hasta que finalmente le consiguió sacara el globo ocular, el cual quedó pegado a la cuenca ocular
por una fina tira de carne. Luego Simón la degolló con el cuchillo largo.

Cogió de la mesa cuatro pequeños ganchos de metal y un bote en el que se leía “agua salda en alta concentración”.

- Es tu turno – dijo acercándose a Lucía y suspirando – has sido como un experimento social para mi, Lucía, y te doy las gracias – decía dulcemente Simón mientras le apartaba el pelo de la cara. Le quitó la cinta adhesiva y le dio un apasionado beso – pero todo experimento tiene su final. Y este es el tuyo.

- No…por favor… ¡haré lo que quieras, te lo juro, no le diré nada a nadie! –decía Lucía aceleradamente.

Simón sonrió y el propio mal se vio reflejado en sus azules ojos.

Simón cogió de la mesa una jeringuilla y se la inyectó a Lucía en el cuello.

- Gra…gracias –decía Lucía, que empezaba a sentir adormecida.

- Oh, no, no vas a estar dormida, ni vas a dejar de sentir dolor. Simplemente no puedes tener nada que obstruya tu boca en este procedimiento, y quiero ahorrarme tus gritos.

Simón le empezó a colocar los ganchitos, que le forzaban a abrir la boca, y los sujetaba clavándoselos en el mismo rostro. Luego comenzó a verter el agua salada en el interior de la boca de Lucía.

Lucía comenzó a convulsionar, y cuando Simón iba por el tercer bote echado, Lucía dejó de moverse…
Entonces Simón se acercó a Alicia.

- Y para ti he preparado algo especial, mi dulce Alicia… - dijo Simón acariciando su rostro suavemente.

- Yo sí que tengo algo para ti, hijo de puta. – dijo una voz a su espalda.

Simón se dio la vuelta y vio a Bergen apuntándole con una pistola y horrorizado ante aquel brutal panorama.

- Lo sabía, sabía que eras un puto psicópata, tú mataste a Mariana y Elena, y ahora has matado a esta pobre gente. Pero no tocarás a Alicia, ¡no!

Simón sonrió, burlón.

- Ten cuidado, Bergen…Si miras al abismo, el abismo siempre te devuelve la mirada – dijo Simón alejándose de Alicia, sin dejar de sonreír.

- ¿Qué coño significa e…

Se oyó un estruendo y Bergen cayó al suelo.

Detrás de Bergen, estaba Gabriel con una pistola en su mano.

- Gracias, viejo – le dijo Simón a Gabriel.

- Venga chaval, termina y vámonos, ya he cargado un montón de botes de gasolina en el hummer. No les queda gasolina ni para recargar un mechero. – dijo Gabriel mientras iba a por el coche.

Simón cogió un pequeño cuchillo de la mesa y se volvió a acercarse a Alicia.

- Siento no tener más tiempo, de verdad. Pero como ves, debo irme. – dijo Simón, y con un rápido movimiento, le rajó el cuello a Alicia. Inmediatamente comenzó a brotar sangre de una manera desmesurada.

Simón se dio la vuelta y salió corriendo hacia el parking del primer piso. Se metió en el hummer conducido por Gabriel y repletos de provisiones, se hicieron a la carretera…

……………………………………………

Fernando y Facundo fueron los primeros en acudir a la caseta del segundo parking.

- ¡Está viva! – gritó Fernando cuando se acercó Alicia, poniéndole un paño para parar la hemorragia.

- Cre…creo que Bergen también. –dijo Facundo encontrándole el pulso y observando el balazo que había recibido en la espalda.

Alicia veía todo borroso y se sentía muy mareada, estaba al borde del desmayo cuando lo dijo…

- Simón…

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Mensaje  Toletum Mar Mar 30, 2010 4:30 pm

Fernando alzo la vista hasta Facundo, su mirada reportaba ira, pedia venganza, sus ojos llameaban. Fernando caminó hacia la puerta de la garita. Donde aparecieron Yeray y Luis.

-Facundo cuida de ella y de Bergen, me las pagaran todas juntas-dijo Fernando con tono airado.
-No hagas tonterias Fernando-Contestó Facundo.

Fernando seguia caminando hacia hacia la garita. Cuando atravesó la garita corrió hacia las escaleras de emergencia, abrió la puerta y siguió bajando las escaleras de tres en tres con el fin de llegar pronto abajo y acortar distancias.
Una voz familiar sonó desde arriba.

-Espera grandullón, no pienso dejar que te vayas solo-dijo Facundo.
-No, esta vez soy yo quien elige y prefiero ir solo, no quiero poner en peligro a nadie más- respondió Fernando.
-Me da igual lo que digas ire contigo igualmente amigo, de Alicia y Bergen se encargaran Luis y Yeray me fio de ellos-Dijo tajante Facundo.

Sigueron bajando las escaleras a toda prisa. Cuando llegaron a la planta baja del centro comercial, corrieron hacia la puerta principal que estaba abierta de par en par.
Siguieron hacia fuera y se encontraron a dos de los supervivientes del centro comercial muertos con un disparo en la nuca. Pero quedaba uno vivo y fue quien los dijo la dirección que habian tomado.

Facundo y Fernando subieron a la barricada de los coches y saltaron de uno a otro para salir de alli. En uno de los saltos a Fernando se le salió una cruz de plata del cuello. Facundo se fijó en aquella cruz y le pregunto algo a Fernando.

-¿Eres cristiano?-Preguntó Facundo.
-Si, ¿Por qué lo preguntas?-Respondió Fernando guardandose la cruz de nuevo debajo de la camiseta.
-Me sorprende, nada más-Costestó Facundo.

En la ultima fila de coches se fijaron que faltaba uno, Facundo bajó a la acera e intentño arrancar uno de los coches, pero esto no arranco.
Parecia que se habian llevado la gasolina. Pronto se apagaron las luces del centro comercial y se encendió el motor de emergencia.
Los pocos zombies que quedaban cerca de la barricada comenzaron a seguir a los dos supervivientes.

Estaba anocheciendo, pero no podían dejar que escaparan, ahora no. Facundo y Fernando buscaron un modo de transporte cercano antes de que el sol los dejara de lado.
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Mensaje  Kealah Mar Mar 30, 2010 6:11 pm

Alicia y Fernando, ajenos a todo lo que sucedería a continuación, estaban en el tresillo de la tienda de muebles compartiendo los cascos y escuchando el último CD de Zedd y su grupo. Los dos estaban animados escuchando la música, hombro con hombro y cantando las canciones.
En el estribillo de su mejor canción, Fernando y Alicia cantaron al unísono el estribillo. Sus caras se acercaron más de lo habitual y no se resistieron más. Fernando y Alicia se fundieron en un cálido y apasionado beso. Cansados de disimular, de esperar un momento que no llegaba, de estar pendientes de huir, sólo necesitaban un momento de intimidad.... Allí, en aquel tresillo color violeta, por fin, lo encontraron.

Su pasión contenida durante un tiempo se desató. Fernando se avalanzó sobre Alicia y la besó intensamente. Mientras la besaba, Alicia perdió el equilibrio y los dos cayeron al suelo y Fernando cayó encima de Alicia. Los dos se rieron de su propia suerte.
- Jajajajaja, ¡qué mala suerte! - dijo Fernando, echándose a un lado- No se puede ser apasionado
- Sí, si que se puede - dijo Alicia besando a Fernando otra vez. Alicia se apoyó en su pecho y allí se recostó. - Pero... no volveré a besarte en un tresillo. Ni siquiera sé si voy a volver a sentarme en uno, jajajaja! Me he hecho daño....
- Bueno, ya encontraremos otro lugar íntimo para los dos - dijo Fernando. Volviendo a besarla.
Fernando y Alicia permanecieron tumbados en el suelo durante bastante tiempo. Dándose besos furtivos y disfrutando de sus momento a solas. Ambos tenían mucho en que pensar y no querían precipitar las cosas pero no se arrepentían de lo que estaba surgiendo entre ellos.

A las 9 de la noche, Fernando y Alicia fueron a preparar todo para el "concierto" de Zedd y Jorge. Por el pasillo, cogidos de la mano, no les importaba nada de lo que pasaba a su alrededor. Ni siquiera vieron a Simón, observándolos detrás de una taquilla mientras iba en busca de la inocente Lucía; deseando que llegasen las 22 de la noche para poner en marcha su plan. Alicia era suya y Fernando... se estaba interponiendo.

A las diez, Zedd y Jorge empezaron a tocar. Empezaron con una balada romántica que Fernando y Alicia bailaron muy acaramelados, dando envidia a todos los presentes, incluso a Facundo. Echaba de menos a su mujer y a sus hijas pero, no obstante, se alegraba por su amigo y por Alicia a los que había cogido un enorme cariño. Hacen una bonita pareja, el tan alto y ella tan menuda... - pensó Facundo.
No había terminado todavía la primera canción cuando una de las mujeres del centro comercial, interrumpió el momento.
- Alicia, me han informado de que alguien te ha robado algo - dijo la mujer
- ¿El qué? - contestó Alicia
- No sé. Pero me han dicho que han visto salir a alguien de allí y rebuscar entre tus cosas
- Mierda. Seguro que ha sido esa pija de Sara - dijo Alicia a Fernando - Voy a ver que falta.
- ¿Te acompaño? - dijo Fernando
- Déjalo, no hace falta. Ahora vengo - dijo Alicia. Despidiéndose de Fernando con un beso en los labios- No te muevas de aquí.
- Vale. Estaré con Facundo.

Alicia se dirigió a su cuarto. En los pasillos no había nadie, estaban todos en el concierto o haciendo guardia en la parte de fuera. Cuando llegó, allí estaba Simón. Ella se dio la vuelta para comprobar sus cosas y entonces fue cuando lo notó. No podía respirar, algo en su garganta la estaba oprimiendo. Era una cuerda, la estaban ahogando y Simón era el único que estaba allí. Entonces Simón la dijo unas breves palabras:

- Si me haces caso y no te resistes, vivirás más. Te lo prometo. Pero si decides intentar liberarte te mataré sin dudarlo. ¿Entendido? – dicho esto, Simón aflojó la cuerda lo justo para que pudiese respirar, pero no lo suficiente como para articular ninguna palabra. Alicia se limitó a asentir.

Simón la arrastró hasta un lugar desconocido para ella. Era una pequeña garita en el parking, en el segundo piso. Al menos eso ponía en la puerta de incendios que habían atravesado. Probablemente, la garita del guardia de seguridad de esa planta. Entraron en esa habitación que olía a lejía. Simón la sentó en una silla y la ató, después de ponerla cinta aislante para que no gritara.
Junto a ella, estaban Lucía, Sara y el novio de esta. Alicia estaba muy asustada. Había confiando en Simón y este la había traicionado. Pensaba que no podía ser verdad... Hacía tan solo ocho días la había salvado la vida. Fernando estaría preocupado, pensando donde estaba ella. Él la salvaría. O eso esperaba. Estaba segura de que la encontraría pero no sabía si a tiempo.
- Voy a quitaros la cinta adhesiva que tenéis en la boca. Si alguno de vosotros grita, lo mataré sin miramientos. Y cuando la ayuda llegue, ya será tarde. – Simón observó sus reacciones y uno a uno les fue quitando la cinta adhesiva de un fuerte tirón.

Sara, su novio y Lucía intentaron defenderse pero Simón no tuvo contemplaciones con ellos. Simón cambió completamente su forma de ser. Había dejado de ser aquel niño misterioso para convertirse en el ser más peligroso que conocía Alicia. Mucho peor que Alex, Mario o "El Anguila" Simón era un ser inteligente.

- ¿Po…por qué? – preguntó Alicia, intentando contener las lágrimas. Simón soltó una risa fría y aguda.
- Porque me hace sentir vivo. Mato gente por pura diversión, aunque hace poco se convirtió en una necesidad. Además – dijo acercándose a ella y colocándose a escasos centímetros de su rostro- llevo mucho tiempo deseando hacerte esto.
- Mentira, no eres así…yo te conozco. – comenzó a decir Alicia casi entre sollozos. Finalmente rompió a llorar.

Alicia prefirió cerrar los ojos para no contemplar el espectáculo. Sin embargo, podía oir los gritos de Sara y las cosas que les decía Simón. Alicia abrió los ojos justo en el momento en que Lucía sufría las convulsiones. Ver toda aquella escena era demasiado para ella. Se resistía a morir así, como un perro, a manos de un crío. Pero llegío su turno. Simón se acercó a ella, sentía su aliento tan cerca que se estremeció. Sentía verdadero miedo de aquel niño al que había salvado la vida tantas veces. ¿Así se lo pagaba? Si salía de esta, juró que se vengaría de él. Estaba asustada porque el resto habían muerto por culpa de ALicia, por haberse metido con ella. ¿A qué se refería Simón?

- Y para ti he preparado algo especial, mi dulce Alicia… - dijo Simón acariciando su rostro suavemente.

- Yo sí que tengo algo para ti, hijo de puta. – dijo una voz a su espalda.

Alicia no entendía nada pero veía cercano el final. De repente, la puerta se abrió. Bergen entró empuñando un arma. Alicia sintió alivio por un momento pero acto seguido, alguien salió entre las sombras y disparó a Bergen por la espalda. No pudo ver quién era pero metió prisa a Simón. Eso y Bergen quizá fue lo que la salvó la vida. Por un segundo, pensó que estaba a salvo pero, en el último momento, Simón se dio la vuelta, cogió un pequeño cuchillo de la mesa y se volvió a acercarse a ella.
- Siento no tener más tiempo, de verdad. Pero como ves, debo irme. – dijo Simón, y con un rápido movimiento, le rajó el cuello a Alicia.
Alicia empezó a sentir dolor, un dolor indescriptible y pronto, de su cuello empezó a brotar la sangre. Dos minutos después, Fernando y Facundo entraron por la puerta. La desataron y taponaron su herida. Justo antes de desmayarse sólo pudo decir una palabra:

- Simón....
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Mensaje  DarkHades Mar Mar 30, 2010 7:14 pm

Bergen veia muy borroso,nubarrones negros,cuando pudo identificar una silueta trato de hacer un buen esfuerzo para ver quien era.
-Oye,eso te pasa por no dejarme cubrirte la retaguardia-Dijo en tono chistoso Luis.
-Bah callate,donde mierda estoy?
-Estas en la enfermeria,con un disparo de 9mm en tu espalda.
-Fue el fenomeno de...
-Lose lose,mejor dicho lo sabemos,fue Simon.

Bergen se levanto de su camilla y vio a su lado a Alicia con una venda bañada en sangre.
-Ves lo que te pasa por sacar conclusiones antes de sabes la verdad?Jodida estupida.
-Donde estan los demas?-Pregunto Bergen.
-Facundo y Fernando se han ido tras ellos,les ayude a sacar gasolina a los demas coches,los hijos de perra se llevaron toda la gasolina que pudieron,Facundo y Fernando se fueron en una camioneta-Dijo Luis sin dejar de mirar a Alicia.
-Debemos ir con ellos.
-No,ha anochecido,y Gerardo no esta de humor,esta cabreado por todo lo que ha pasado.

La puerta de la enfermeria se abrio despacio y de ella salio Jorge,no le quitaba los ojos de encima a Bergen.
-No fuiste tu...tu no las mataste...-Dijo en un tono triste Jorge.
-Ah si?No me digas,no quiero tus disculpas-Dijo Bergen saliendo de la enfermeria.

-He?Se le ha olvidado algo

Instantaneamente Luis junto una pequeña carta arrugada que se le habia caido a Bergen,era el mismo trozo de papel que vio aquella vez que se descubrio su vicio,la guardo en su bolsillo.
Bergen paso al lado de Gerardo que estaba propinando varios gritos a sus hombres,vio que delante de el venia Zed corriendo como un toro.
-Where is Simon?¡-Dijo Zed empuñando su pesada guitarra.
-Se fue junto con el bastardo de Gabriel,se llevaron todo lo que pudieron,gasolina,comida,agua,lo que sea...-Dijo deshanimado Bergen.

Detras de ellos dos venia Gerardo con dos grandes mochilas.
-Chicos,se han llevado muchas cosas de vital importancia,comida,gasolina y demas,debemos recuperarnos de esto,tenemos varias linternas y baterias,debeis salir y buscar gasolina y provisiones,las necesitamos urgente,aqui tengo dos bidones para recojer la gasolina,y estas dos mochilas para juntar las provisiones que puedan.
-Ya veo,todavia puedo empuñar un arma,no importa la herida,Zed,vienes conmigo?
-Yeah dude,lets do it.
-No iran solo ustedes,tambien ira ese chico Samuel-Dijo Gerardo señalando a Samuel que salia de un baño con una mochila de gran tamaño,una linterna y un hacha de bomberos.
-Ah y otra cosa,traigan medicinas si quieren que esa chica Alicia se recupere,esta en un estado precario, y por ultimo,deben alejarse cinco kilometros,hemos recogido todos los suministros en un radio de cinco kilometros,no encontraran nada util a unas nueve manzanas,esta claro?

Bergen y Zed asintieron,junto a ellos hiba Samuel,estaban en la oscuridad de la noche solo con tres linternas,mientras se alejaban lograron escuchar como cerraban las pesadas rejas del centro comercial.

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Mensaje  Toletum Miér Mar 31, 2010 1:35 am

Facundo estaba al volante de una furgoneta, a su lado estaba Fernando sujetandose al salpicamanos por la velocidad del coche.
Facundo conducia muy bien, el coche iba acelerando cada vez más, la limpieza de las calles los favoreció por primera vez. Las aglomeración de infectados se hacia cada vez más presente en el centro de la ciudad.

Facundó giró la furgoneta y se metió por una de las calles secundarias de la ciudad, Facundo tuvo que parar el coche por una barricada improvisada por el ejercito. Un humvee obstruia la calle.
Un zombie salió del Humvee de él colgaba un rifle HK, en ese momento Fernando pensó en las armas que llevaban, con las prisas iban sólo su el revólver y Facundo con un hacha de emergencia de bombero.

-Espera un momento, casi no tenemos armas, dejame tu hacha-dijo Fernando agarrando el hacha y bajando del coche.
-Ten cuidado Fernando-respondió Facundo.

Fernando se iba acercando decidido a la criatura. Necesitaba aquel arma y soltar la ira retenida.
Agarró fuerte el hacha y cuando vió que estaba a la distancia justa descargo su rabia ante el. El hacha se clavo fuerte en la cabeza del zombie que dejó de gemir isofacto.

Le quitó el rifle aunque no sabia utilizarlo y se lo paso a Facundo. Rápidamente se acerco al Humvee y comprobo el interior en el cual encontro un par de cargadores y un subfusil MP5 con 3 cargadores más al lado del asiento trasero.

Un rugido heló la sangre de Fernando que poco a poco volteó hasta poder ver de donde sali el ruido.
Una mole en descomposición corria hacia su posición, debia alcanzar casi los dos metros y medio de alto y de ancho una barbaridad.

Facundo gritó un par de veces hasta poder reanimar a Fernando que corrió lo que pudo hacia el coche. Justo cuando entró al coche el infectado golpeó con gran fuerza haciendolo tambalear.
Facundo aceleró marcha atrás derribandolo por un segundo. El zombie se levantó y comenzo a correr hacia el coche.

Fernando sacó el subfusil y apretó el gatillo, pero el arma no disparó ni una sola vez.

-¿Qué coño le pasa a esta mierda?-preguntó nervioso Fernando.
-Tienes que amartillar el arma, coge la palanca y tira hacia ti-gritó Facundo.

Fernando obedeció las ordenes de Facundo y comenzó a disparar el subfusil. Apenas tenia retroceso y eso favorecio a Fernando en su punteria.
Apuntó a las piernas de haciendolo caer, pero aun asi no se detenia. Fernando quitó el cargador otra vez bajo las ordenes de Facundo y cargó el arma otra vez.

Facundo aceleró hacia la criatura y la derribó otra vez.

-Fernando, sal del coche coge todo lo que necesites y corre a aquella puerta, intentaremos sobrevivir aquí-gritó Facundo mientras salia del coche y corria hacia la puerta.
-De acuerdo Facundo, pero ¿Qué haremos con esa cosa?-Dijó Fernando siguiendo a Facundo de cerca.

Una vez dentro del portal, Facundo tumbó un armario y con la ayuda de Fernando lo pusieron como barricada en la puerta. Con otras dos estanterias y un banco atascaron el armario.

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Muahahah, recordad que no solo se tienen que pelear entre ellos tambien hay zombies.
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Mensaje  Alf Zombie Miér Mar 31, 2010 4:07 am

Zed estaba emocionado, por fin regresarían esas viejas glorias de gente escuchando su música, coreando “Fucking Politicians”. Aunque aquel no era el mejor escenario en el que había estado, sí servía para rendirle tributo a su extinto grupo de metal.
Un par de jóvenes del centro comercial se le acercaron antes de que se subiera a aquel escenario improvisado. Se trataba de Laura y Carlos.
-Ahora sé por qué me parecías tan conocido –dijo Laura que tomó del brazo a Zed-. Tú eres Zed Craig, el cantante de esa banda británica que vino a nuestro país la noche en que todo comenzó.
-Pues sí –respondió Zed con una sonrisa-. ¿Quieres un autógrafo?
-En realidad no, yo soy de música más tradicional, pero te escucharé porque no hay nada más divertido por aquí.
Zed se sintió contrariado, pero dio media vuelta y se subió a las mesas anchas de comedor, al lado suyo estaba Jorge con la guitarra lista. Zed observó a su alrededor, habían unas 20 personas ahí, entre los que pudo ver a Alicia y Fernando abrazados, comprendió perfectamente que al fin se habían decidido, así que en vez de iniciar con su mayor éxito “Fucking Politicians”, decidió cantar una de sus baladas, que no le enorgullecía, pero que les habían dado tantos millones en ventas, y la dedicó a Fernando y Alicia, que ante la mención se sonrojaron.

Después de cantar un par de canciones más con el acompañamiento de Jorge, una mujer interrumpió y le avisó a Alicia que alguien estaba tomando sus cosas. Ella se fue sola y Zed estaba listo para entonar su mayor éxito.
-Are you ready to screaaaaaaam? –gritó Zed a todo pulmón, y en breve se encontró cantando “Fucking Politicians” ante el coro de unos 8 sobrevivientes que la conocían. Así siguió aquel concierto improvisado, hasta que se escuchó un disparo. La mayoría de ahí se sobresaltaron, algunos regresaron a sus habitaciones, Zed se detuvo, tomó su vieja guitarra con la que había masacrado a tantos zombies y se dispuso a bajar, Fernando y Facundo corrieron hacia el sitio donde se produjo aquella percusión.

Aquello era un caos, Zed se dirigió también hacia el tumulto de gente. Se escuchaban gritos, histeria, gente de aquí para allá. Fernando estaba diciendo pestes, salió de ahí rápido y le siguió Facundo.
Zed no estaba seguro de qué pasaba, en realidad tendía a alejarse de la gente porque les provocaba miedo o porque no eran muy buenos hablando inglés, así que no sabía a quién preguntarle.
Desde donde estaba y gracias a su altura pudo ver los cuerpos sin vida de Sara, Lucía y Gustavo amarrados a la pared. Tenían heridas por todas partes y el cuarto estaba inundado de un penetrante olor a sangre y adrenalina.
De atrás llegó corriendo y empujando Gerardo, cuando llegó no hizo más que derrumbarse de rodillas y llorar amargamente por la muerte de su hija. Maldecía a todos, pateaba botes vacíos que había ahí, y les gritaba a todos que salieran de ahí. No tardaron en obedecerlo, mientras Laura y Arturo cargaban a Alicia que seguía con vida pero con un corte de cuchillo en el cuello, otros dos arrastraron a Bergen, que tenía un impacto de bala en la espalda.

Zed permaneció tranquilo, sentado afuera de aquel cuartillo, sólo escuchaba los lamentos de Gerardo, que salió de ahí unos minutos después. Zed se le puso enfrente tratando de ayudar, cosa contraria a su naturaleza, pero el tocar aquellas canciones que compartió durante años con sus tres amigos, le hizo ser un poco más sentimental.
-¿En qué ayudo? –preguntó Zed servicial.
-¡Nada, pedazo de cabrón! –gritó Gerardo que seguía deshecho y con los puños cerrados-. ¡Todo es culpa de su maldita tribu! Estábamos muy bien sin ustedes. Juró que Gabriel y ese pedazo de mierda llamada Simón la pagarán caro.
-¿Simón has dicho?
-¡Sí, ese hijo de puta mató a mi hija!

Gerardo partió de ahí lanzando maldiciones. Zed se dirigió a grandes zancadas al lugar donde seguía preso Mario, el otro de los presos que sobrevivió junto con Gabriel. Al llegar al lugar, Yeray y otro sujeto montaban guardia afuera de donde estaba Mario, Zed los empujó y entró sin pedir permiso.
-¿Dónde está Gabriel? –preguntó Zed con los ojos encendidos por la ira, tomó a Mario por el cuello y lo levantó lo más que pudo azotándolo contra la pared.
-Calma grandote –dijo Mario, que lo observó con su ojo blanquecino-. No tengo intenciones de morir, así que si me permites, te diré lo que quieras. Ese hijo de puta me traicionó, y ahora es justo que me cambie de bando.
-¿DÓNDE ESTÁ?
-Pues el pequeño Simón lo liberó –Zed soltó a Mario, estaba estupefacto por la noticia-. Así es, había venido aquí varias veces a jugar ajedrez con él, no sé porqué no sospecharon de él, y menos después de lo que hizo en la escuela.
-¿Qué hizo en escuela? –preguntó Zed que estaba contrariado por aquella dosis de información.
-Pues se alió con Gabriel –contestó Mario-. Después tomó un arma y mató a golpes a un infeliz que también hablaba inglés.
-Karl? No! It’s not true! IT CAN’T BE TRUEEE!!!
Yeray estaba detrás de Zed, le tomó por el hombro y trató de tranquilizarlo.
-Why??? –preguntó Zed-. ¿Por qué no dijeron que el asesino fue Simón?
-No lo sé –respondió Yeray-. Supongo que porque el resto del grupo lo había perdonado y no querían que tú supieras, de lo contrario lo matarías.
-¡Caray, grandote! –dijo Mario-. Veo que no puedes confiar ni en tus propios amigos, ahora sabes cómo me siento, que se hayan ido esos dos y me dejaran aquí solo.
Zed estaba encendido por la furia, así que empujó a Yeray fuera de aquella mini-prisión improvisada, cerró bien y comenzó a golpear a Mario. Poco después salió Zed con los puños llenos de sangre, Yeray entró a ver, pero Mario estaba muerto, el otro hombre que le hizo compañía no sabía qué hacer, se había dado cuenta lo temperamental que era aquel cantante.

Zed subió corriendo las escaleras y se dirigió al lugar donde estaban atendiendo a Bergen y Alicia, llevaba de nuevo consigo su guitarra, entró de golpe a la estancia donde Alicia estaba con trapos ensangrentados sobre el cuello y con un Bergen algo débil pero de pie. Gerardo estaba a corta distancia de ahí dando gritos a todo mundo tratando de ordenar la situación, aún estaba enardecido por lo que acababa de pasar.
-Where is Simon!? –dijo Zed, que tenía el rostro rojo de la ira contenida que necesitaba sacar como fuera.
-Se fue junto con el bastardo de Gabriel –dijo desanimado Bergen-, se llevaron todo lo que pudieron, gasolina, comida, agua, lo que sea...

Poco después, Gerardo les dio mochilas con provisiones y contenedores para gasolina, indicándoles que debían salir a buscar provisiones. Bergen, Zed y Samuel salieron del centro comercial en busca de lo que les encomendaron, mientras se alejaban lograron escuchar cómo cerraban las pesadas rejas del centro comercial.
-¿Por dónde empezamos, grandote? –preguntó Bergen.
-Don’t call me like that –dijo Zed furioso, esa palabra le recordaba la mirada irregular de Mario-. Yo no voy por provisiones, voy matar Simon.
-¿Pero qué dices? –respondió Samuel-. Fernando y Facundo ya van hacia allá, no hay nada que podamos hacer.
-Yo voy, ustedes se quedan –dijo Zed, que apresuró la marcha.
-Espera, Zed, a mí también me la debe ese cabrón –dijo Bergen mientras se sobaba la nariz que aún no sanaba del todo.
-¡Un momento, no podemos irnos así! –dijo Samuel-. Necesitamos ir por provisiones, la cosa se puso muy fea.
-Yo no sigo órdenes de Gerardo –dijo Samuel con una sonrisa.
-Pero no podemos dejar a los demás allá –Samuel seguía muy preocupado-. Alicia está muy grave, regresemos por Luis al menos.
-Dudo que Zed tenga la paciencia de regresar por Luis, Jorge o quien sea –dijo Bergen, que seguí avanzando decidido detrás de Zed, mientras tiraba las mochilas que les dieron, sólo quedándose con las linternas y las armas.
-Pero…
-Hey, motherfucker –Zed jaló el menudo cuerpo de Samuel hacía su rostro, quedaron frente con frente-. ¿Sigues o vuelves?
Samuel miró hacia atrás, ya habían recorrido un par de calles, todo estaba muy oscuro. Sabía que si regresaba y algún zombie lo tomaba por sorpresa no habría nadie que le ayudara, así que accedió a seguir con ellos.

***
Gerardo estaba destruido, tenía la mirada perdida, pronto llevarían a su hija al lugar donde enterraban a sus muertos. Sabía que merecía una mejor muerte, pero las cosas no estaban muy normales desde que aquel grupo de sobrevivientes llegaron. Traían a un psicópata que le quitó de sus manos a su retoño, a un cantante de rock inestable que mataba a cualquiera a la menor provocación, y a un zombie que era supuestamente la clave para hallar una vacuna.
Beatriz y David acompañaban a Gerardo, y aunque sabían que no era momento para preguntas, debían saber qué se avecinaba.
-Jefe –se anticipó David ante la mirada inquisitiva de Beatriz-. ¿Qué vamos a hacer? Esto está vuelto loco, no podemos perder a más gente.
-Lo sé –contestó Gerardo que seguía ensimismado mirando al horizonte-. Primero debemos ir con esos dos científicos que llegaron unas horas antes que esos desdichados.
Gerardo, David y Beatriz caminaron hacia la sala donde tenían a Adán, ahí dentro estaban los dos científicos del laboratorio que escaparon en la avioneta.
-Muy bien –dijo Gerardo-. Nosotros hemos cumplido con nuestra parte del trato, ninguno de los nuevos supervivientes sabe que ustedes están aquí. Ahora dígannos por qué es tan importante su trabajo.
-Este pequeño infectado que tenemos aquí –dijo uno de los científicos-, es la clave para desarrollar una vacuna.
-¿Cuándo estará lista? –preguntó David.
-Aún necesitamos hacer unas pruebas –contestó el otro científico-. Pero recuerden nuestro trato, nosotros permanecemos aquí en secreto, les damos algunas dosis de la vacuna y ustedes nos escoltan hasta los bordes de la ciudad.
-¿Para qué quieren ir al borde de la ciudad? –preguntó Beatriz-. Para este momento todo el mundo debe estar infectado, da igual que estén aquí o en la ciudad vecina.
-Recuerden la otra parte del trato –dijo un científico.
-De acuerdo –agregó Gerardo-, sin preguntas… Sólo tengo una: ¿Por qué huyen de los nuevos supervivientes? ¿Son peligrosos?
-Ah sí –respondió el otro científico-. Intentaron matarnos, seguro quieren derrocarte y quedarse con el poder, eso han hecho una y otra vez.
-¿También Facundo? –Gerardo desconfiaba cada vez más de ellos.
-Especialmente él.

Gerardo salió de ahí después de hablar con los científicos, se derrumbó y permaneció sentado llorando. Detrás de él estaban David y Beatriz.
-Calma, jefe –dijo Beatriz.
-Los quiero fuera de aquí –dijo Gerardo con un hilo de voz-. No me importa cómo salgan, si vivos o muertos, pero los quiero a todos fuera de este lugar.
-No podemos arriesgarnos –dijo David-. Aún hay algunos desperdigados por ahí, están armados y puede haber más bajas. Debemos ser inteligentes, primero hagamos que sus heridos nunca sanen. Empecemos por esa chica.
-Hagan lo que sea, pero los nuevos ya no son bienvenidos –se levantó Gerardo y empezó a caminar.
David y Beatriz siguieron conversando y se alejaron de ahí. Pasados un par de minutos salió una figura conocida que estaba escondida detrás de una gran maceta. Lo había escuchado todo, y no sabía qué debía hacer. Se trataba de Arturo, ahora sólo quería saber si era más seguro seguir defendiendo su bando o aliarse con Gerardo. Sin embargo, Arturo sólo presenció la última parte de la conversación en el pasillo, aún desconocía la presencia de los científicos en ese lugar.

___________________________________

Aquí les dejo mi parte del relato, traté de unir cosas que quedaron perdidas y puse una nueva dificultad al rol. Kealah, sólo te corrijo el hecho de que el otro exconvicto que quedaba vivo (además de Gabriel) era Mario, no Roberto, pero eso ya se solucionó, ahora ya todos están muertos. XD
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Mensaje  Kealah Miér Mar 31, 2010 4:34 pm

Alicia se despertó en la enfermería. Sentía un leve dolor en el cuello y un gran aturdimiento por los calmantes. En ese momento, no recordaba muy bien que es lo que había pasado e intentó abrir los ojos. Primero, la resultó bastante difícil porque los calmantes no se lo permitían pero poco a poco tuvo una visión de dónde estaba.
Se encontraba tumbada en una cama, en una pequeña habitación y dos figuras que, en un primer momento no reconoció estaban hablando.

Debido a la distancia, Alicia no pudo oir bien lo que decían , únicamente la llegaban retazos de la conversación:

- He dicho que yo me engargaré de ella - dijo la voz de un hombre, la resultaba familiar
- Pepe es nuestro médico y será él quien se ocupe - respondió una voz de mujer que ya había oído antes.
- Soy cirujano, sé lo que hay que hacer.... Cicatriz... Cuello
- No... Gerardo....

Entonces Alicia calló en la cuenta. Habían intentado matarla. Simón, su querido Simón, al que tantas veces había salvado la vida se convirtió en un mostruo que decía y hacía cosas horribles a la gente. Incluso a ella, había ido detrás de ella desde el primer día que la vio, por alguna extraña razón que no alcanzaba a comprender. Estaba aterrada, había confiado en él y la había hecho eso. No sabía en quién confiar. Sabía que Fernando era su gran apoyo. Por un segundo, recordó los momentos vividos con Fernando antes del ataque. Intentó sonreír pero una lágrima se deslizaba tímidamente por su barbilla. Ese leve dolor que sentía es porque Simón la había intentado degollar.

Miró a su izquierda y sintió una punzada de dolor pero allí vio a Yeray, dormido tranquilamente y con una aguja y una vía en el brazo. ¿Le había pasado algo? ¿También había sido atacado? ¿Y Bergen? Recordaba que gracias a él, ella había conseguido salvar su vida.

La figura femenina salió de la habitación y la otra figura se dio la vuelta. Era Arturo. Alicia puso los ojos como platos cuando le vio. Se sentía amenazada por todo el mundo y no confiaba en nadie que no fuera Fernando. Quizá en Facundo pero estaba aterrorizada por estar sóla con Arturo, ya les había intentado traicionar en el laboratorio. Y Yeray estaba dormido...

- Pequeña, ya estás despierta. - dijo Arturo en tono tranquilizador mientras la pasaba su mano por el pelo. Alicia intentó hablar y ante esto, Arturo añadió - No intentes hablar. Se te saltarán los puntos. Es mejor que me escuches.

Alicia asintió y miró fijamente a Arturo mientras éste se acercaba a la puerta de la habitación para comprobar que nadie escuchaba. Aún así cerró la puerta y siguió hablando.

- Sé que no puedes confiar en nadie después de lo que te ha pasado pero... esta gente, los del centro comercial no quieren que vivas. Por alguna razón, nos quieren a todos muertos, a los que llegamos del colegio. A Zedd, a ti, a Fernando, a Facundo e incluso a mí... Pero no te preocupes. No dejaré que eso pase. Ante todo, soy un buen médico y ¡qué demonios! ese larguirucho y tú estáis juntos... Será que me he vuelto sensible pero quiero que sigais juntos y vivos, al igual que todos los demás. Ese capullo de Gerardo no me gusta nada de nada....
Les he oído decir que harán todo lo posible para que no te recuperes. Te prefieren muerta - Alicia abrió tanto los ojos que casi se le salieron de las órbitas- De nuevo, no te preocupes, princesa, que Arturo te va a ayudar. Primero, Yeray te ha dado un poco de su sangre. Es un débil y está dormido ahora pero te tiene cariño. Se ofreció enseguida a hacerte una transfusión que yo mismo te realicé.
Ahora, por la herida del cuello estarás unos días bastante jodida pero creo que, si sigues mis instrucciones, todo irá a pedir de boca y en unos días estarás fuera de esa cama.
Bergen está bien. El muy cabrón es duro. Recibió un disparo de Gabriel pero sobrevivió y ya salió a buscarte medicamentos junto con Samu y Zedd. Pequeña, eres nuestra chica! Estábamos todos realmente preocupados por ti.

Alicia hizo una mueca (lo más cerca que consiguió de una sonrisa) e intentó preguntar por Fernando. Por su mirada, Arturo la entendió y pasó a hablarle de él:

- Por el larguirucho no te preocupes. Es buen tío, salió en busca de Simón pero volverá pronto. Lo sé. Fue con Facundo y no le dejará hacer tonterías. Pero vamos a lo importante.
Lo he intentado todo pero no me van a dejar cuidar más de ti. Pepe, un cabrón inútil, será tu médico a partir de ahora pero yo vendré todas las noches a "visitarte" a hurtadillas y a comprobar que todo marcha bien. Tengo unos calmantes que le robé a ese capullo de Gerardo. No tomes otra cosa que no sea esto. - dijo mostrando un bote de pastillas a Alicia- Hazme caso.

- No pueden inyectarte nada - continuó hablando- Tranquila, quedan pocos suministros y no los malgastarán cuando creen que estás cerca de morir. Simplemente, harán todo lo posible para que no te recuperes.
Yo no podré venir durante el día pero no te preocupes. Jorge, Yeray y Luis te ayudarán y vendrán de visita todos los días. Ellos te dirán lo que hacer y te traerán uno de estos calmantes. ¿De acuerdo?

- Necesito que asientas o pestañees o hagas algo si me has entendido - solicitó Arturo. Alicia asintió y pestañeó. Ahora tengo que irme y recuerda, no tomes nada que no te dé yo mismo ¿Ok? Si hace falta lo escupes o lo escondes debajo de la lengua.
Ahhh, una última cosa. Si escuchas alguna cosa rara sobre mí, no hagas caso. Estoy y estaré de vuestro lado. Gerardo no me cae bien y, por mucho que me joda admitirlo, yo soy uno de los supervivientes del coelgio. Ya me devolverás el favor cuando te recuperes - dijo Arturo guiñándola un ojo y saliendo por la puerta.

Arturo abrió la puerta y se fue. Alicia se quedó pensando en Fernando, en Facundo, en Yeray, en todos los del colegio y en Arturo. Arturo parecía sincero con lo que le decía pero Simón también. Ella ya no podía confiar en nadie. Sin embargo, allí tirada en la cama de una enfermería con el cuello cortado, no tenía muchas opciones. Decidió que haría caso a Arturo.
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Mensaje  Facalj Jue Abr 01, 2010 4:44 am

Facundo y Fernando habían asegurado la puerta. Localizaron todas las ventanas posibles y las barricaron también. Estaban muy cansados, ya era tarde, pero no debían olvidarse de que aquella cosa estaba afuera.

-¿De qué hablaron?- Preguntó Fernando
-¿Qué?- Preguntó Facundo un poco perdido
-Tú y Gerardo, el primer día- Dijo Fernando
-Ah, sobre lo que había pasado en la escuela- Dijo Facundo
-¡Espera!, ¿le dijiste lo de Simón?- Preguntó Fernando un poco perdido
-Sí, se lo dije todo, pero por lo visto no me prestó mucha atención- Dijo Facundo
-¿Le contaste lo que hizo con Karl?- Preguntó Fernando
-Sí, la solución que el pensó fue que su hija lo vigilara- Dijo Facundo

Hubo silencio. Los dos agudizaron sus oídos para tratar de escuchar si esa cosa seguía ahí afuera. Al parecer ya no estaba allí...

-¿Se fue?- Preguntó Fernando
-Eso parece- Dijo Facundo -Bueno, aprovechemos el tiempo y busquemos cosas útiles en este lugar-
-Está bien- Respondió Fernando

Los dos se separaron para buscar, estuvieron unos 20 minutos buscando cosas, pero no encontraron nada útil.
De pronto, se escuchó un fuerte ruido en la puerta por la que habían entrado...

Los dos corrieron hacia esa puerta. La vieron temblar, con cada golpe cedía más...

Cada uno tomo su arma y se preparó para disparar...

La bestia tiró la puerta, y entró al refugio...

Fernando tomó su MP5 y disparó a esa criatura...

Parecía que las balas no le hacían nada...

Facundo apuntó su rifle HK y disparó a las piernas de la gigantezca criaura...

-Rápido, corramos- Gritó Facundo
-¿No conviene matarlo ahora?- Preguntó Fernando
-A eso vamos, compañero- Respondío Facundo moviendo la mano

Subieron unas escaleras, la criatura los siguó, ya no era tan ágil y veloz como antes...

Cuando la criatura subía la escalera Facundo y Fernando dispararon a su cabeza...

-------------------------------

Bueno, no se me ocurría nada más...

Lo dejo así para que después se decida si muere o no la criatura...

Saludos
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Mensaje  the_zombie_killer_71 Vie Abr 02, 2010 10:41 pm

en cuanto jorge oyó que habían salido a buscar a simón corrió hacia la armería.arturo le había dicho que el "lider" ya no confiaba en ellos así que aprovechó el momento y tomó un skorpion, un rifle, una glock y bastante munición, tambien se llevó la guitarra y un auto...en su mente solo había un concepto, la venganza.

uno de los guardias en la enfermería le dijo que los traidores viajaban hacia el norte así que tomo esa dirección mientras mataba a las creaturas de la entrada que parecían ser cada vez mas rapidos.

______________

a 20 kilometros del centro comercial-refugio jack y los 2 miembros restantes restantes de su equipo estaban aún buscando supervivientes, los demás miembros habían sido asesinados por un zombie de al menos 4 metros y por el camino se habían encontrado con 2 mas sin mencionar a los zombies rapidos.... estar en ese lugar era un infierno pero al menos estaba contenido....el pequeño grupo escuchó por radio un mensaje grabado:
-Hola, esto es una grabación. Somos una comunidad de veintiséis supervivientes, nos encontramos en el centro comercial de la calle .....-la estatica interrumpió el mensaje.

luego de conducir por unos 13 kilometros se toparon con dos supervivientes en un vehiculo cargado a tope con gasolina, no los tomaron en cuenta, pues los supervivientes del centro comercial ya estaban cerca...
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Mensaje  Kealah Dom Abr 04, 2010 10:52 pm

Después de varios días en cama, Alicia se encontraba bastante mejor. No podía demorar más su recuperación, puesto que estaba en peligro. Dentro, los supervivientes del centro comercial intentaban acabar con ella. No directamente, sino indirectamente impidiendo que mejorase y fuera, una ciudad infestada de zombies estaba preparada para devorarla.

Arturo, Yeray y Luis habían ido todos los días a visitarla. Esos pequeños "bastardos", como ella los llamaba cariñosamente, en honor a una de las últimas películas que el mundo vería, la habían ayudado, la habían dado medicinas y no la habían dejado sóla ni un momento para que no la pasase nada. La habían suministrado las medicinas correctas y habían "colado" a Arturo en la habitación para que la cambiase las vendas y vigilase como cicatrizaba la herida.
El peor momento del día era cuando Pepe y Laura que había sustituído a Lucía como enfermera, entraban en la habitación para darla un calmante. Alicia tenía que esconderse el calmante bajo la lengua y tragarse el agua. Tenía que soportar el interrogatorio del doctor y la mirada inquisitiva de Laura. No podía ocultar su desgana, no la quería allí.
Pero aquel día, después de varios días en la cama, Alicia tuvo fuerzas para levantarse de la cama. Estaba muy preocupada por Fernando y por Facundo, llevaban varios días fuera del centro comercial y no sabía si habían sobrevivido. Ella necesitaba recuperarse del todo para salir a buscarles. Algo la decía que estaban vivos pero en peligro. Otra de sus preocupaciones era Simón. Por alguna extraña razón, no quería que le atacasen los zombies. Respecto a Simón, solo la movía un sentimiento: la venganza.

Alicia se incorporó y salió de la cama. Se vistió con unos vaqueros y con su vieja camiseta. No quería tener demasiado que ver con aquella gente del centro comercial. Estaba realmente enfadada. Se sentó en la cama y esperó a que llegasen sus pequeños bastardos.

- Alicia - gritó Luis - Por fin estás en pie. ¡Eres dura!
- Nada me va a retener aquí mucho más tiempo - susurró Alicia, que no podía levantar la voz para no forzarla.
- Espera, espera - dijo Arturo - No puedes irte por ahí a cazar zombies todavía, niña. Estás convaleciente. Perdiste mucha sangre y no estás para muchos trotes.
- Muchas gracias por todo, Arturo - dijo Alicia abrazándole - Necesito sentirme útil. Llevo días aquí tumbada sin hacer nada. Soy una chica de acción. Quiero... saber que le ha pasado a Fernando. - Alicia se sonrojó.
- Esperaremos un par de días hasta que pueda quitarte los puntos - dijo Arturo- Después, algo se me ocurrirá para largarnos de aquí. Total, no nos quieren....
- No me hagas reír - dijo Alicia - Me tiran los puntos. ¡Yeray!
- Ey, me alegro de que estés levantada. Y con tu vieja camiseta...
- Sí, no quiero tener nada que ver con esta gente.
- Yo tampoco pero, antes de irme, quiero averigüar qué es lo que están ocultando. Si notas algo raro, no te asustes. Siempre hay que tener amigos hasta en el infierno- dijo Arturo, guiñándola un ojo.
- Chicos - dijo Yeray - Jorge ha acumulado algunas armas. Están escondidas en una placa del techo de la habitación de Alicia. Ya sabéis que se pusieron las cosas muy feas con Gerardo pero él ha logrado hacerse con algunas de ellas antes de salir en busca de Simón.
- ¿También él? Está loco. De verdad, necesito salir de aquí. Quiero irme - gimió Alicia - ¿Quién queda aquí? ¿Bergen? ¿Zed? ¿Samu? ¿Simón?
- Pues nosotros. No te íbamos a dejar todos sola, pequeña - dijo Luis, ignorando su pregunta por Simón - Alguien tiene que cuidar de ti. No te preocupes estarán bien. Incluído Fernando. En unos días saldremos a por ellos pero antes, tenemos que encargarnos de algo aquí. ¿Verdad Yeray?
- Sí, desde luego. Hay que encontrar gasolina, provisiones... danos unos días y partiremos. Aunque probablemente, Fernando y Facundo vuelvan antes de que nos vayamos - Alicia sonrió amargamente.

***********************************************************************************

Jorge caminaba por la ciudad con su rifle al hombro. Había salido solo del centro comercial y, aunque había visto en la lejanía a Zed, Bergen y Samu, decidió no ir con ellos y tomar su propio camino. Tras dos días caminando en un mundo devastado, repleto de coches inservibles, casas incendiadas, comercios saqueados y rebuscando entre la basura para encontrar algo que comer, Jorge escuchó una serie de golpes, disparos y gritos en una de las casas cercanas.
Jorge se acercó. No había visto a nadie vivo desde que salió del centro comercial. Sólo zombies y más zombies que había matado con su arma. No le quedaba demasiada munición así que entró. Quizá los supervivientes tuvieran armas. Cuando entró, un zombie gigante estaba golpeando una puerta de metal.
Mierda, ese cabrón de Bergen tenía razón. No es sólo un drogadicto con alucinaciones. De pronto, la puerta cedió. Jorge vio a Fernando y a Facundo detrás de la puerta y disparó a la vez que Facundo lo hacía. Ambos tiros dieron justo en la cabeza del zombie gigante. El de Facundo entre las dos cejas. La punteria de Jorge falló y entró por un ojo. Dos segundos después la criaturas estaba muerta y Jorge, cerrando la puerta tras de sí, entró en la habitación con Facundo y Fernando.

************************************************************************************

Bueno... espero que le deis caña a la historia, jeje, que os dejo sólos y no puede ser.... Razz
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Mensaje  DarkHades Dom Abr 04, 2010 11:36 pm

Luego de un tiempo tratando de convencer a Zed y Samuel de que volvieran a ponerse las mochilas,Bergen cojio la suya y siguieron su camino,solo habian caminado unos 9 km,pero era mas que suficiente,Zed trataba de sacarle gasolina a los autos,habia vaciado unos 9 y un bidon estaba por la mitad,Bergen entro a una farmacia desecha,aparte de un zombie se encontro con 2 vendas y varios antibioticos,Samuel tuvo mas suerte,encontro muchas latas de comida pero se la paso corriendo de unos zombies,Zed con su pesada guitarra tuvo que intervenir.
-Ahh Dios,gracias-Decia Samuel mientras recobraba el aliento.
-Be careful asshole.

Pasadas unas 5 horas habian llenado ya los 3 bidones y una mochila llena de alimentos,ahora solo faltaban las medicinas.
-Deberiamos ir a un hospital-Murmuro en voz baja Samuel.
-No lo creo,debe estar lleno de esas cosas-Dijo mirandolo de reojo Bergen.
-Si pero,asi terminariamos mas rapido.
-Tienes razon.
-Ey guys did you hear that?

Delante de ellos se escuchaba el sonido de un gran camion,se podia escuchar incluso la embestida que le daba a los demas autos,eran amigos o enemigos?
-Escondanse!-Grito desesperadamente Bergen.
-Pero que dices?Son sobrevivientes como nosotros-Grito furioso Samuel.
-Eso no lo sabes!-Dijo instantaneamente Bergen mientras puso su mano en la boca de Samuel.

Samuel y Bergen estaban detras de un auto carbonizado,Zed estaba escondido detras de un gran cartel de cosmeticos.
Las luces pasaron por encima de ellos,era un camion del ejercito,cuando se alejaron lo suficiente,salieron de sus escondites.
-Porque mierda hiciste eso?Ellos podrian habernos ayudado!
-Eso crees?Y si nos hubieran metido una bala entre ceja y ceja?Bah sigamos caminando.

No paso mucho hasta que encontraron el cadaver de varios medicos del ejercito,vendas y alcohol.Ya habian terminado con lo que les encargo Gerardo.
Ya estaba amaneciendo y tomaron el rumbo de vuelta hacia el centro comercial.
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Ya,le toca a otro,parece que Kealah da motivacion con su presencia xDD
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Mensaje  Alf Zombie Mar Abr 06, 2010 2:17 am

-¿Qué quieres decir con regresar por los demás? –Samuel no comprendía el plan de Bergen-. Si ya tenemos las provisiones sólo debemos regresar y permanecer refugiados ahí.
-No entiendes –dijo Bergen-, reconocí la mirada de Gerardo… Es obvio que ya no somos bienvenidos, no importa qué tan inocentes seamos, lo único que representamos para él es el grupo que llegó para matar a su hija.
-Fucking idiots –Zed estaba furioso-. Perdimos rastro de Simon.

***

Jack tenía la mente clavada al frente, su escuadrón estaba listo para todo, menos para enfrentarse a una horda de hambrientos zombies y un pequeño grupo de sobrevivientes bien armados. El número de efectivos bajó considerablemente, a tal grado que sólo quedaban tres integrantes de ese escuadrón especial de exterminio.
Por un lado, el líder era Jack, miembro del ejército internacional, era héroe de mil batallas. Había sobrevivido a todas sin un rasguño, salvo una cicatriz muy profunda que le recorría desde la barbilla hasta la clavícula, recorriendo toda la parte frontal del cuello. Su rostro no era nada tranquilizador, se veía la dureza en sus ojos, vacíos, inexpresivos y despiadados.
Rodrigo, un aviador militar que además era traductor, mecánico y especialista en los rifles de francotirador. Había estado en las últimas dos misiones acompañando a Jack, quien lo solicitó en esta misión debido a sus habilidades en batalla y que no hablaba mucho, sólo se limitaba a disparar.
Octavio, era especialista en armas de cuerpo a cuerpo, entrenado en diversas artes marciales que lo convertían en un arma viviente. Era amante de los chistes malos, pero pese a su personalidad agradable, era el más mortífero del grupo.
Su misión era simple, entrar a la ciudad y barrer con todo ser vivo que quedara. Aquella maniobra inesperada no debía salir de ese lugar y parecer como un fenómeno aislado. Si quedaba alguien vivo, podría saberse la verdad y echar abajo el plan de los gobiernos implicados.

-Objetivo localizado –dijo Rodrigo secamente, Jack se limitó a sonreír, y su vehículo se enfiló hacia la entrada principal del centro comercial.
En unos segundos se encontraron frente a la barricada que los habitantes del centro comercial habían colocado, tres hombres se acercaron para recibirlos, uno de ellos era Yeray. Creían que se trataba de un grupo de rescate y que estaban salvados, pero Rodrigo le apuntó a los hombres y lanzó tres disparos.
El primero se impactó entre los ojos del primer hombre del centro comercial, que cayó muerto al suelo en el acto; el otro se impactó en el cuello del segundo hombre, que antes de morir disparó su rifle de caza sin resultado alguno; el tercero dio en el pecho de Yeray, que cayó fulminado al suelo, aún vivo, pero con dificultad para respirar.

El grupo bajó a pie y se dirigió a la entrada del centro comercial. Rodrigo se colocó unos metros atrás montando su rifle de francotirador, listo para cuando se abriera la gran puerta del centro comercial.

***

-¿A qué te refieres con que la chica mejoró su salud? –Gerardo estaba furioso.
-No me lo explico –respondió Pepe-. Me cercioré de que la medicina que le daba le provocaría un choque alérgico, lo practicamos mil veces en la facultad, y dada su condición debería estar al borde de la muerte en este momento.
-Bueno –Gerardo mantenía la mirada fija-, quise hacerlo de manera civilizada, pero creo que haré que se vayan de aquí o los mataremos aquí mismo. Reúne a todos para deshacernos de esos cabrones.
Pepe estaba a punto de ejecutar la orden de Gerardo, cuando escucharon fuera de ahí tres disparos, y después nada más. Todos los que estaban en el centro comercial siguieron sus actividades cotidianas, estaban acostumbrados a escuchar disparos de los que montaban guardia en el exterior, no había día que no se aparecieran al menos media docena de zombies.
De pronto, la puerta de despedazó, y en el umbral de la misma aparecieron dos figuras con traje militar y boina oscuros. Comenzó la ráfaga de disparos, aquello era una masacre como ninguno de los presentes había visto. Se trataba de un grupo de militares que le disparaba a gente viva, aquello era inaudito, escandaloso.

Jack y Octavio acribillaron a un grupo de niños que deambulaba por ahí, junto con otros dos adultos. Carlos corrió hacia donde estaban ellos con los brazos en alto.
-¡No estamos infectados! –gritaba Carlos-. ¡Somos sobrevivien…
Una bala se incrustó en su nariz y cayó muerto en ese instante, se trataba de un disparo certero de Rodrigo que había dado en el blanco. Todo mundo comenzó a correr, las percusiones siguieron. Pronto aquello se había convertido en un baño de sangre.

Todo era silencio, Jack observaba a su alrededor, detrás de él entró Rodrigo, quien se colocó ahora en el interior de aquel enorme lugar. No tardó en escucharse una serie de disparos proveniente de la planta superior, Jack y Octavio se pusieron en cubierto. Rodrigo detectó el lugar preciso de donde provenían los disparos, exhaló, apuntó, y con un solo disparo se hizo nuevamente el silencio, un par de segundos después cayó desde la planta superior el cuerpo de Beatriz, que hizo un sonido hueco a la hora de impactarse con el piso.

-Esto está lleno de gente –dijo Jack-, separémonos y terminemos con esto de una vez.
Los tres militares del escuadrón de exterminio subieron a la planta superior, apuntando en todo momento a los sectores donde alguien podía estar esperándolos. Su entrenamiento los había hecho casi perfectos en combate, sin embargo, su mayor enemigo era su exceso de confianza.

***

-Calma –dijo Luis tratando de calmar a Alicia-. Fernando es un chico fuerte, regresará sano y salvo.
-No se trata sólo de él –dijo Alicia con un hilo de voz, que aún no podía hablar como antes del incidente con Simón-, sino de todos nosotros. Estamos por todos lados, no sé si volveremos a vernos todos nuevamente.
-Confía en que sí –sonrió Luis-. En un par de semanas estaremos todos bien, recordando el pasado y tan amigos como siempre.
-Eso espero…
Comenzaron a escuchar disparos en el exterior, Alicia se sobresaltó y Luis la tranquilizó diciéndole que seguro la patrulla exterior se había encargado de algún zombie suelto. Pronto, el caos se escuchó en l planta baja, hubo gritos y numerosos disparos.
-¡Joder! –exclamó Luis-. No te muevas, hay que permanecer aquí hasta que sepamos qué sucede.
Así permanecieron, en total silencio Alicia y Luis en aquella habitación, se escuchó una ráfaga más de disparos, y el silencio de nuevo. La puerta frente a ellos se abrió de golpe, era Arturo que entró con el rostro desencajado.
-¡No puede ser! –apenas se le entendía a Arturo que entró sofocado por la prisa-. Un comando armado acaba de entrar y está masacrando a todos.
-¿Cómo que masacrando a todos? –se sorprendió Luis-. Seguro nos confundieron con infectados.
-No –respondió Arturo-, Carlos les explicó eso y también lo acribillaron.
-¿Cuántos son? –peguntó Alicia, que se incorporó.
-Yo sólo vi a tres –bajó la voz Arturo-. Se separaron y en este momento ya deben estar peinando todo el centro comercial.
-Perfecto –dijo Alicia, que rebuscó debajo de su cama y extrajo un par de armas de fuego pequeñas-. Si están solos será más fácil encargarnos de ellos.
Pronto Alicia, Luis y Arturo idearon un plan, detrás de la puerta se postró Luis, que tenía un arma lista, al otro extremo de la habitación Alicia se ocultó tras una cama apuntando en todo momento a la puerta, y al centro de la habitación estaba tirado en el suelo Arturo, fingiendo estar muerto.
-No sé por qué debo ser yo el señuelo –dijo Arturo en voz baja.
-Porque casi morimos en el aeropuerto por tu culpa -susurró Luis.

Pronto entró Rodrigo en la habitación, estaba oscura y vio a Arturo tendido en el suelo. Se acercó para darle el tiro de gracia al supuesto moribundo, cuando sintió fría la nuca, una experiencia bastante habitual para él. Se trataba de Luis que le puso el arma justo detrás de la cabeza ordenándole que tirara su rifle. Justo Rodrigo apretó la mano listo para tumbar a Luis, cuando una voz femenina se escuchó del otro lado de la habitación.
-Ni se te ocurra –dijo Alicia-. Mueve un solo músculo y te vuelo la cabeza.
Arturo se incorporó y le arrebató el arma a Rodrigo, que permanecía frío y sin una sola muestra de miedo.
-¿A qué carajo vienen? –le preguntó Luis a Rodrigo.
-Es obvio, limpieza de la ciudad.
-¿Así que para este soldadito de plomo somos basura? –apuntó Arturo-. Bueno, al menos no soy el único que piensa que esta ciudad apesta.
Alicia sonrió, ya se había acostumbrado a las bromas de mal gusto de Arturo, incluso le divertían; pero Rodrigo permanecía gris, inescrutable, con la mirada imposible de leer.

***

Bergen iba al frente, cada veinte pasos aproximadamente se tomaba discretamente la herida de bala de la espalda. Zed era el único que lo notaba, Samuel por su parte estaba ansioso por regresar al centro comercial y respirar aquel ambiente tranquilo con todas las comodidades.
-¿Qué caraj…? –exclamó Bergen.
-What in the hell –corrió Zed hacia los hombres que yacían en el suelo, dos de ellos estaban muertos, por su parte Yeray escurría sangre no sólo del pecho, sino también del cuello, y al lado de él estaba un zombie muerto.
-¿Qué ha pasado, Yeray? –preguntó Samuel.
-Militares –contestó Yeray con un hilo de voz.
Zed tomó fuertemente el extremo de su guitarra y se disponía a irrumpir en la planta baja del centro comercial.
-Espera, Zed –lo detuvo Bergen-. No podemos entrar así, no sabemos cuántos son ni qué vamos a hacer, necesitamos un plan. Tú sólo sabes golpear con piedras y yo estoy herido –Zed gruñó evidentemente molesto-. De acuerdo, olvida eso que dije, pero no podemos entrar así nada más.

Se apartaron de la entrada, dando a Yeray por muerto, pero no se dieron cuenta que la herida que tenía en el hombro había sido producida por la mordedura del zombie que yacía a su lado. En pocos segundos se convertiría en uno de ellos. Aquel militar que con una granada despedazó a Hank, el mismo que voló la avioneta en las aventuras de aquel grupo bastante heterogéneo. En segundos, ese militar se habría ido para dar lugar a una criatura hambrienta de carne humana.

_______________________________

Pues espero que con esto se inspiren y se animen a seguir escribiendo. Como verán, perece un personaje (Yeray) y entra otro nuevo (Rodrigo); irónico en realidad. Como les pidió en su momento Skimmer con Gabriel y Gerardo, yo les pido que no maten de momento a Jack. Rodriux, a partir de hoy comienza tu conteo de días para que participes. Así que no demores mucho para que no pierdas vidas.
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Mensaje  Toletum Mar Abr 06, 2010 5:21 pm

Facundo, Fernando y Jorge estaban sentados en el suelo apoyandose en la pared, aquél monstruo los habiaa dejado muertos. Respiraban grandes bocanadas de aire, con el fin de recuperar el aliento.

Facundo cogió el rifle y contó para si mismo la munición que le quedaba, con mala cara reviso y contó un cargador lleno. Fernando tenía el subfusil cargado con su ultimo cargador repleto al igual que Facundo.
Por otra parte Jorge tenia bastante munición para su arma, coincidia con la del rifle de Facundo. Compartirian munición.

-Mierda, me queda solo un cargador y tenemos que buscar a Simón- dijo Fernando con rabia
-No te preocupes compañero, lo hemos intentado ahora tenemos que volver al centro comercial, estaran preocupados- dijo Jorge intentando calmar a Fernando.
-Lo sé, pero me las va a pagar ese cabrón- contestó Fernando cerrando el puño.
-En cuanto recobremos la condición física volveremos al centro comercial-dijo Facundo tajante.
-Pero..., pero... bueno nada... volveremos-dijo decepcionado Fernando.

Fernando se levantó de golpe y los tendió la mano a Jorge y Facundo, que con su ayuda se levantaron y cogieron su armas.
Jorge que estaba cerca de la puerta, la abrió despacio y observó con cuidado para ver el peligro.
Nada, las calles vacias y el cuerpo del zombie gigante en la puerta. Nadas más.

Los zombies estaban lejos de alli, no habia ninguno cerca de ellos. Jorge salió seguido de Facundo y Fernando en la retaguardia, la furgoneta no quedaba lejos de alli.
Fernando subió delante de la furgoneta junto con Facundo que conducía y Jorge que iba detrás.

El trayecto al centro comercial fue fácil, ningun zombie se cruzó por el camino, todos debiian estar siguiendo al coche de Simón y Grabriel.
El centro comercial estaba cambiado, la puerta principal estaba abierta y los guardias no estaban en su posición guardando la barricada.
Un secuencia de disparos impactaron en uno de los oches alertando al instante a los tres supervivientes que agachados se cubrían detrás de los coches.
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Mensaje  .:Rodriux:. Mar Abr 06, 2010 9:55 pm

Jack estaba caminando lentamente, apuntando con su M 16 que era lo único que le quedaba con munición el aquel entonces, hacia todo lado donde toda sombra o objeto se moviera, el ambiente ya estaba tan calmo como los cuerpos que yacían en el suelo largando sangre a montones algunos que desgraciadamente no habitan tenido la suerte de morir tras el impacto de las balas y seguían pataleando y quejándose sin cesar sobre la piscina de sangre. Sin darle mucha importancia a aquellos desafortunados, continuo un paso lento por un pasillo que estaba demasiado silencioso comparado con el resto del centro comercial, tras entrar pasado una robusta puerta de metal se encontró con un joven niño que guiándose por la cara no tendría mas de diez años, apuntó y a sangre fría tres disparos salieron, haciendo que uno impactara entre las cejas del pequeño y dos mas que no llegaron a alcanzarlo impactaron contra una extraña nevera que estaba totalmente fuera de lugar en aquel sitio, desde una esquina oscura se escucho un grito horrorizante proveniente de una mujer que sin desconsuelo lloraba, tirándose al lado del cadáver del pequeño niño el cual ya yacía inmóvil sobre un charco de sangre. Jack apunto nuevamente, cuando fue a apretar el gatillo lo cual fue interrumpido por el brusco movimiento de la mujer que de rodillas frente a el suplicaba porque no la matara, negando con la cabeza y haciendo una muesca de desagrado con la boca, no tubo la mera oportunidad la mujer ya que en un abrir y cerrar de ojos una bala había salido directamente estrellándose contra la cabeza de la mujer partiéndole una mejilla y penetrando el cráneo, un fino hilo de sangre corrió por su rostro para acabar en la bota derecha de Jack, el cual murmurando un par de insultos en algún idioma poco entendible hasta para el, levanto la bota e impacto un gran golpe en la cara de la mujer que estaba dando pequeños giros, lentos y sigilosos con la parte de arriba de el cuerpo, para así milésimas de segundos después acabar tirada sobre el cuerpo del niño, con la cara un tanto desfigurada.

Octavio por su lado, estaba caminando serenamente por aquel escondrijo al cual lo habían mandado, seguramente ya sabían lo aburrido que seria esa parte y lo mandaron a ahí para molestarlo, pero claramente era algo que a él no le molestaba ni en lo mas mínimos, todo lo contrario estaba feliz por tener la mayor posibilidad de sobrevivir hasta que el helicóptero llegara para rescatar al inmenso grupo del cual tan solo tres y los mejores quedaban, negando con la cabeza al recordar a sus compañeros de equipo caídos anteriormente, continuo caminando aun con aquella peculiar sonrisa que tan solo el podía tener hasta estando en situaciones tan desconcertantes como las que vivían en esos momentos. Estando tan aburrido y con tantos chistes buenos según el en mente para contar, decidió llamar a Jack por radio, con la excusa de saber su estado y ya de paso contarle algún mas chiste no viniente al caso, sintonizando la radio de Jack logro comunicarse finalmente con él. –Hey que onda viejo?...como te llevan los humanos?...- preguntó en un tono un tanto alegre, a lo que Jack con su voz ronca y dura – Que es lo que quieres?...que acaso ya terminaste con tu parte?...- pregunta.
Haciendo una muesca de agrado tras ver que Jack aun seguía cabreado, Octavio se decidió por responderle – Pues obvio viejo, por que crees que te llamo?...- comentó en un tono un tanto irónico. –Para contarme alguno de tus chistes malos con respecto a la situación – responde Jack que sin ánimos de hablar continuaba caminando por los pasillos. –Claro que no, sabes que mis chistes son buenos….-pausa para respirar un poco-…ya en fin lo que te quería contar es que acá no hay nada…como no es de sorprenderse siempre me envían a las partes fáciles…joder- dice resignado, de repente desde alguna zona proveniente de quien sabe donde, comienza a esucharse una risa un tanto macabra que hace ponerle la piel de gallina a octavio, la risa se transfiere por el radio llegándole por ahí también, evidentemente era Jack riendo con su tono sircunstancial no muy agradable que solia utilizar para infligir temor en las personas, - No te rias viejo…es cierto lo que digo…- la risa seca instantáneamente, - está bien…hablando de todo esto…que coño pasa con Rodrigo?...hace rato que no se escucha nada de el…- comenta Jack en un tono serio y responsable como solo sabia hacer el. – A decir verdad no lo se…yo también me pregunto lo mismo sobre el…será que…- Octavio se ve interrumpido, tras mirar que por un ventanal de la planta alta, en la entrada cerca de la camioneta mal estacionada que habían dejado habían tres personas que por su aspecto eran sobrevivientes, escondidos como a la espera de algo, - Joder Jack tenemos compañía….un tres por tres en la entrada…- dice sigilosamente para que Jack entendiera el mensaje, a lo que responde -…Tan solo tres?...es pan comido como sueles decir…quédate en esa posición y vigila sus movimientos, si entran al centro comercial me avisas instantáneamente vale?...- dice Jack el cual ya estaba ideando un plan maestro, a lo que se ve interrumpido por otra transmisión de Octavio -…vale…oh…espera…detrás de ellos a escasos metros hay un….si…no es un sobreviviente…uno de los que disparó Rodrigo cuando entramos se está levantando lentamente y no tardara en ver a los otros tres…quizás sea bueno como quizás no para nosotros….- dice en un tono que demostraba perturbación, a lo cual Jack responde con un simple -…es bueno para nosotros….-pausa un poco notándose la respiración que mantenía en continuo equilibrio -…mientras vigilas intenta contactar con Rodrigo…joder que tiene que estar vivo….cambio y fuera…- finaliza Jack para continuar con sus quehaceres de aquel momento.

Rodrigo, estaba completamente quieto en aquel entonces a la espera de que algo favorable sucediera en lo cual se vieran afectados todos con una distracción para llevar a cabo su plan maestro, viéndose como se tardaban continua mirando fijamente a Alicia, la cual giraba los ojos de tanto en tanto hacia los demás sintiéndose apresada por la mirada de aquel militar. Cuando tras una charla en un tono bajo entre Luis y Arturo, volvieron hasta donde ellos, para dar vuelta a Rodrigo a la fuerza y mirarlo a los ojos.
-Cuantos son?...- pregunta Luis en un tono sereno que demostraba desconfianza.
- Somos tres…- se digna a decir Rodrigo, volviendo a cerrar la boca en el acto sin mas.
Luis girando la cabeza hacia Arturo piensa un poco mas, a lo cual ya decidido vuelve a mirar a Rodrigo, - por que diablos quieren matar a los sobrevivientes?...que no ven que servimos de ayuda y que somos los pocos que podemos volver a formar una vida normal tras este caos?...- dice rápidamente sin quitar la vista de Rodrigo, el cual haciendo una sonrisa que se interpreta como macabra, mira a Arturo.
-No son mas que un resto de población infectada la cual tenemos que eliminar para que no nos acaben comiendo, nuestra misión es matar a todos los infectados que hay como ustedes…- comenta Rodrigo hablando de mas como siempre, lo cual Alicia se incorpora de frente a el joven militar para mirarlo y pensar un poco, - nosotros no estamos infectados…somos tan humanos como….bueno como ustedes si es que se pueden llamar humanos…- dice en su tono femenino inconfundible.
-…hum…no, ustedes están infectados si…por eso nos mandaron a darles caza…esa es la razón de la matanza que acaban de presenciar….- responde únicamente Rodrigo.
Lo cual hace que al instante Luis y Arturo se vuelvan a la posición de antes para comenzar a parlotear de vuelta en un tono bajo, el cual lamentablemente Rodrigo no escuchaba. Alicia le hizo señas a el joven para que tomara asiento, y sin parar nunca de apuntarlo con el arma, él camina y se sienta, aun pensando en que seria de la vida de los demás colegas de su equipo que tan solo en esa última media hora se habían escuchado cuatro disparos únicos.
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Mensaje  Kealah Miér Abr 07, 2010 10:31 am

Alicia seguía mirando a aquel militar con la cicatriz en el ojo. Físicamente no parecia tener mucha más edad que ella pero sus ojos decían lo contrario. A saber en cuántas misiones había participado aquel hombre. Aún así, se le veía buena persona y, aunque había sido enviado allí para matar, no lo hacía por gusto sino porque eran sus órdenes.
Alicia no se sentía del todo bien aquel día. Aunque su cicatriz estaba curando bien, ese día los puntos la tiraban más de lo habitual pero con el problema de los militares no había podido hablar con Arturo. Arturo y Luis seguían cuchicheando al otro lado de la habitación, así que decidió hablar con el militar.
- ¿Cómo te llamas? - preguntó Alicia - Ya que me vas a matar en cuanto puedas, al menos concedeme un último deseo.
- Mi nombre es Rodrigo. No es mi intención hacerte daño, simplemente cumplo órdenes.
- Antes has dicho que vosotros sois una especie de "escuadrón de limpieza", ¿no?
- Sí
- Por lo que tengo entendido, estais acabando con cada persona, sea zombie o no.
- Estáis infectados, ya os lo he dicho. Por eso hay que acabar con vosotros.
- ¿Cómo me he infectado yo, si no me ha rozado ningún zombie? - Rodrigo miró fijamente a Alicia y al vendaje de su cuello. - No te preocupes. Esto no fue un zombie. Fue un cabrón que trató de matarme. Un cabrón real que intentó rebanarme el pescuezo pero.... me vengangaré. A ti te mueven las órdenes, a mí la venganza. Pero no estoy infectada.
- ¿Quizá sea por el aire? ¿El agua?
- Ninguno de nosotros somos tontos, amigo. Nadie ha bebido agua del grifo y si fuera por el aire... Llevamos con zombies casi tres semanas.
- Un mes más bien...
- Da igual, el caso es que ya estaríamos muertos y, si fuese por aire, tú también estarías infectado.
- ¿Sabes lo que yo creo, querido Rodrigo?
- Dime...
- Que esto era un experimento del gobierno y ha salido bastante mal... No quieren dejar testigos. Lanzarán una bomba dentro de poco y dirán que ha sido un atentado. O tú nos matarás y...
- ¿Y qué?
- Parece mentira que seas de un comando de élite, por dios! Después de que tú nos mates cumpliendo órdenes, saldrás ahí fuera orgulloso de haber cumplido con tu misión y llegará otro que cumpliendo órdenes, te matará a ti y a los tuyos. No dejáis de ser un cabo suelto... - Rodrigo la miró pensativo. Quizá ella tuviese razón, lo más probable es que así fuera. Él y su equipo morirían. Ya habían muerto muchos de su escuadrón y parecía que a nadie había importado.
- No puede ser. Ellos nos necesitan vivos.
- No entendiste nada. Ellos quieren LIMPIAR LA ZONA. Tú mismo lo dijiste. Y si la infección es por aire, te recuerdo que tú también estás infectado. Dime, ¿te ha mordido algún zombie? ¿Estás infectado?
- No, por supuesto que no. Pues a mí tampoco así que.... ¿cuál es la diferencia entre tú y yo para que yo muera y tú vivas?

En ese momento, se oyó un ruido cerca. Arturo y Luis salieron de sus cabilaciones y Alicia, que cada vez se encontraba peor, seguía apuntando a Rodrigo. Pronto alguien dio una patada en la puerta y la abrió de golpe. Era Octavio que había llegado hasta allí, después de revisar todas las habitaciones de la zona.
- Por fin te encuentro, compañero - dijo Octavio mientras empuñaba su arma y apuntaba a Luis - Deberíais soltarle y dejar que se vaya.
- Si claro, para que luego nos mates - dijo Arturo desde el otro lado, apuntando también a Octavio - Anda que no es listo el chaval ni nada...
- Será mejor que no intentes nada - dijo Rodrigo- Esta tía me está apuntando y parece que no se anda con chiquitas.
- Tienes razón. No me ando con chiquitas. Así que tira el arma o le vuelo a tu amigo la puta cabeza. Me matarás pero me llevaré a mi amigo contigo y luego mi amigo, te matará a ti - dijo Alicia - Moriremos todos y nadie podrá sacar nunca esto a la luz.
- Deberías hacerla caso - intervino Luis- Está un poco zumbada y hasta las narices de todo esto.
- Yo sólo cumplo órdenes - dijo Octavio al mismo tiempo que disparaba a su propio compañero en el hombro derecho. Este cayó al suelo mientras Octavio disparaba a Alicia que esquivó el tiro. Arturo disparó y le dio a la altura del bíceps, cayó al suelo retorciéndose de dolor y tuvo que soltar el arma. Arturo se apresuró a quitarle el arma, le ató mientras Luis le apuntaba y le registró para quitarle las demás que estaban escondidas. Mientras Arturo intentaba atarle, Octavio se defendió como el experto en artes marciales que era pero terminó recibiendo un tiro en la pierna por parte de la pistola de Luis.
Arturo vendó la herida de Octavio y echó un vistazo a la de Rodrigo, por suerte esta sólo era un rasguño.
- Joder, dejad de disparar porque voy a tener que cobrar horas extras - Incluso Rodrigo hizo una mueca como si fuera una sonrisa.
- Dila a esa zorra de tu compañera que no tenía que haberme disparado.
- A ella no se la llaman esas cosas, ehhh - dijo Arturo, golpeándole con la culata de su arma.
- Y tú no tenías que haber disparado a tu compañero - gritó Rodrigo furioso
- Son órdenes, tronco, quería quitarte de en medio para tener mejor ángulo para dispararla a ella.
- Pues la próxima disparas al techo para avisar.... Pedazo de cabrón ... ¿Y si fallas?
- Bueno, dejad esta pelea de nenas para más tarde - dijo Arturo - Tenemos dos y nos falta uno....

En ese momento, Alicia se desmayó y una pequeña mancha roja tenía la venda que llevaba al cuello.
- Fernando, Facundo necesito que volváis ya - pensó Arturo- Esta niña necesita algo por lo que luchar. Bergen regresa con las medicinas adecuadas.

************************************************************************************

Jack se topó con una de las supervivientes. Era una joven, de aspecto rudo y con el eplo rizado. Era Marta.
- Joder, Jack. Sí que habéis tardado. Estaba hasta los cojones de esperar.
- ¿Qué hay, jefa? - contestó Jack - La caballería ha llegado.
- Tengo al experimento, a dos científicos y a Gerardo en los sótanos. Piensan que estoy con ellos así que haz como que me atrapaste. ¿Entendido?

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Aún en la calle Samu, Zed y Bergen estaban decidiendo qué es lo que iba a hacer. De pronto escucharon unos cuantos disparos que provenían de una de las habitaciones. Zed no podía quedarse sin saber qué es lo que estaba pasando así que tomó las riendas de la situación y entró en el centro comercial como un elefante en una cacharrería. Bergen y Samuel le siguieron indecisos y siempre alerta de no encontrarse nada raro.

A tan sólo unos metros de ellos, Yeray había echado a andar tras ellos. Ellos ni siquiera lo había visto. Uno de los supervivientes del centro comercial que se había salvado de la masacre, no se salvó de las fauces de Yeray que le mordió, convirtiéndolo en zombie.
Yeray salió del centro comercial, se dirigía al final del pueblo porque su instinto le decía que allí había mucha carne humana que saborearía muy pronto...

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Espero que os guste. A ver quién continua Smile
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Un zombie llama a la puerta - Página 8 Empty Re: Un zombie llama a la puerta

Mensaje  Toletum Miér Abr 07, 2010 2:47 pm

Jorge, Fernando y Facundo se introdujeron en el centro comercial sin ser vistos. El caos y la destrucción era dueña del centro comercial. Cuerpos esparcidos por el suelo muertos a causa de disparos. Los tres supervivientes no entendían lo que habia ocurrido, pero se temian lo peor.

-¿Estarán bien? Espero que si-dijo Jorge mientras avanzaba por el edificio.
-Seguro que si, saben cuidarse bien-contestó Facundo haciendolos callar.

Facundo caminaba por la izquierda del centro comercial ocultandose tras las plantas, Fernando caminaba por la derecha tapandose en las columnas. Jorge sin embargo cubria nuestra retaguardia con el rifle de alto alcance.
Fernando paró en seco al ver a un soldado caminar hacia las habitaciones.

Facundo se acerco despacio a la posición de Fernando.

-¿Quién coño es ese soldado?-Preguntó Fernando en voz baja.
-No lo se, pero se dirige a las habitaciones-contestó Facundo.
-Tenemos que ir a por lo demás, necesito ver a Alicia-dijo Fernando con cierto nervisismo.
-De acuerdo muchacho, vamos allá-contestó Facundo.

Cuando el soldado desapareció de su vista corrieron a la enfermeria para buscar a Alicia, Fernando abrió la puerta de golpe pero no encontró a nadie allí, estaba vacia.
Fernando se temió lo peor en ese momento, estaria muerta pensó, tardamos demasiado en venir a por ellos eran los unicos pensamientos que recorrian ahora su mente.

Una mano se le apoyó al hombro acompañadas de unas palabras.

-Vamos amigo, hemos pasado mucho juntos no te derrumbes ahora, seguro que la habrán sacado alguno de los nuestros-dijo Facundo a modo de consolacion.
-Eso espero Facundo, pero hemos llegado tarde lo más seguro-contestó Fernando.

Unos disparos resonaron en el centro comercial. Facundo y Fernando corrieron a las habitaciones estaban seguros que provenian de alli. Jorge se los unió en la carrera, momentos después llegaron a la habitación.

Arturo se asusto y lanzó el puño a lo alto recibiendo Facundo el golpe en la cara. Fernando que apareció justo después que Facundo se sorprendió al ver la situación. Dos soldados maniatados y a Alicia en el suelo con una pequeña mancha de sangre ne la benda del cuello.

Fernando lleno de ira se acercó a los dos soldados, Facundo que leia a Fernando como un libro abierto sabia exactamente lo que iba hacer. Arturo cerró la puerta.

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Bueno he aqui mi parte del rol.
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Un zombie llama a la puerta - Página 8 Empty Re: Un zombie llama a la puerta

Mensaje  Invitado Miér Abr 07, 2010 11:20 pm

Simón volvió a sacudirse. De su boca manaba una cantidad considerable de sangre, al igual que del resto de heridas sembradas por todo su cuerpo.

- ¿Cuánto tiempo seguirá con esto, general? – preguntó Simón mientras echaba la cabeza hacia arriba, aunque no lograba ver nada más allá de las luces y sombras que le rodeaban.

Aunque Simón no lograba discernir apenas nada, sabía que se encontraba en una tienda de campaña, bastante amplia y bien equipada. En el escritorio del general había un equipo de música que ahora les deleitaba con “Morning Passages” de Philip Glass.
Al menos tenía buen gusto, pensó Simón.

Una sombra de casi dos metros se le acercó y agarrándole de la barbilla, le empujó la cabeza hacia arriba y un dolor agudo le informó de que había vuelto a recibir dos patadas en el estómago.

Simón dejó caer su cabeza hacia la izquierda, aunque le fue difícil, ya que su cuerpo estaba completamente atado a una silla.

Ahí yacía el cuerpo sin vida de Gabriel, ni siquiera se conseguía distinguir donde estaba su cara, se había convertido en un amasijo de carne y huesos. Simón no pudo evitar sonreír. Al final se había descubierto quién de los dos era mejor.

- Ejecutadlo – dijo el general y su sombra desapareció de la tienda.

Había llegado el momento. Y lo más curioso era que Simón no sentía ni un atisbo de miedo. No le temía a la muerte. Es más, sentía cierta curiosidad por saber que le había preparado el Diablo para él, una entrada para el Parque de atracciones de la Flagelación y la Violación, como mínimo.

Sintió el frío cañón de una escopeta en su frente.

- Metamorphosis…- susurró Simón.

- ¿Qué? – preguntó el hombre de la escopeta

- Metamorphosis – repitió Simón, esta vez señalando levemente con la cabeza al equipo de música.

El hombre de la escopeta rió.

- ¿Vas a morir y lo que quieres es escuchar una puta canción?

Simón asintió.

- Como tú quieras – contestó el hombre mientras se acercaba al equipo de música y ponía la canción “Metamorphosis” también de Philip Glass.
Simón no solía apreciar la belleza de lo que le rodeaba. Pero aquella melodía le transmitía paz. Algo que había conseguido en contadas ocasiones a lo largo de toda su existencia.

- Buenas noches, monstruo.

Bum.

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Cuatro días antes.

Gabriel conducía mientras Simón escudriñaba un mapa.

- Lo primero que debemos hacer – empezó a decir Gabriel mientras le daba otro mordisco a su croissant. – es encontrar más supervivientes.

- ¿Más? ¿Para qué? – Replicó Simón – estoy harto de tener que fingir.

- Nosotros dos no podemos sobrevivir solos, por eso formé el otro grupo. Una vez los encontremos hemos de hallar la manera de conducirles por donde queramos. – explicó Gabriel mientras torcía a la derecha, atropellando a un zombi que se encontraba parado en medio de la carretera.

Estuvieron conduciendo durante un par de horas más, comenzaba a hacerse de noche cuando vieron que había una luz encendida en un apartamento de un bloque.

- Vaya, vaya. Pensé que sería más difícil – dijo Gabriel mientras bajaba del coche.

Estuvieron observando aquel apartamento durante media hora a través de unos prismáticos. Determinaron que se encontraba en la quinta planta y habían visto al menos a tres supervivientes.

Estudiaron la manera en la que iban a entrar al bloque de apartamentos, y rápidamente descartaron la entrada principal, ya que se encontraba asediada por un ejército de muertos vivientes.

Inspeccionaron los laterales del edificio y encontraron una ventana abierta. Gabriel se equipó con una escopeta recortada y una pistola que guardó en la parte de atrás de su pantalón. En cambio Simón, que no compartía tanto el interés por las armas de fuego, cogió su florete y una pistola, por si acaso.

Entraron en el edificio a través de la ventana y encendieron sus linternas. El lugar había sido limpiado de zombis con anterioridad, pero aún se veían las manchas de sangre seca en el suelo. En la entrada principal, los zombis se agolpaban en la puerta, excitados a causa del ruido que habían producido al entrar.

Subieron las escaleras procurando no hacer mucho ruido y finalmente llegaron a la quinta planta. Por debajo de la puerta se filtraba la luz de las velas que habían dispuesto por toda la casa.

Llamaron a la puerta y escucharon como algo parecido a un plato se rompía. Unos pasos apresurados, y finalmente silencio.

- No estamos infectados, estamos vivos. – dijo Gabriel pegando el oído a la puerta.

- ¿Os han herido? – preguntó una voz masculina desde el interior.

- No, no nos han tocado. – contestó Simón.

Pasaron unos segundos y luego la puerta se abrió. Un hombre de mediana edad y de prominente barriga estaba de pie al umbral de la puerta.

Tenía el cabello mal cortado y una barba similar a la de Papá Noel pero de color castaño.

Sus pequeños ojos pasaban rápidamente de Simón a Gabriel.

- Pasad – dijo con voz temblorosa y poniéndose a un lado de la puerta.

Los dos supervivientes entraron no muy decididos en el apartamento. Tenía aspecto antiguo, con muchas fotografías en blanco y negro colgadas en la pared. El hombre cerró la puerta y les condujo hasta el salón.

El salón no era muy grande, había una butaca y dos sofás. En la butaca estaba sentada una niña de no más de nueve años, abrazada a sus piernas. En el sofá había un chico y una chica que no serían mucho más mayores que Simón. La chica estaba embarazada, y por su aspecto parecía que de poco tiempo, era rubia y bastante pálida. El chico la rodeaba con sus brazos y miraba a los recién llegados como si estuviesen a punto de abalanzarse sobre ella.

- Hola… -dijo Gabriel saludando con la mano.

Nadie dijo nada…

El hombre que les había abierto la puerta se acercó a ellos con una sonrisa en el rostro.

- Me llamo Javier – dijo dándoles la mano – esta es Alejandra – dijo colocándose detrás de la butaca de la niña pequeña, la cual todavía no había mirado a los recién llegados. – Y ellos son Matías y Soledad – dijo señalando a los dos chicos del sofá.

- ¿Son tus hijos? –preguntó Gabriel.

- No, pero ahora todos somos una familia. ¿Verdad, chicos? – dijo Javier mirando a los demás y sin dejar de sonreír.

Todos asintieron, todavía sin decir nada.

- Supongo que estaréis hambrientos, ya hemos cenado, pero puedo prepararos algo. – dijo Javier mientras acariciaba el largo cabello de Alejandra.

- No, gracias. – dijo Simón enseñando el envoltorio vació del bollo de chocolate que se comió hace un rato.

- Bueno, entonces os buscaré un lugar para que durmáis, creo que todavía queda una habitación libre, aunque uno tendrá que dormir en el sofá. Solo hay una cama.

- Yo dormiré en el sofá, no me importa – dijo Simón, que detectaba algo raro en aquel hombre.

- Excelente. Bueno, creo que ya es hora de irse a la cama, chicos. – y dicho esto, cogió a Alejandra en brazos, la cual tenía el rostro inexpresivo, y se dirigió a la habitación que había al final del pasillo – Gabriel, aquí está tu habitación – dijo señalando la puerta que tenía a la derecha.

Martín y Soledad se fueron a otra habitación y al final quedaron Gabriel y Simón en el salón.

- Gabriel, aquí ocurre algo raro. – dijo Simón en susurros.

- Sí, es Javier, no es una persona normal. – dijo Gabriel sin dejar de mirar a la habitación que había al final del pasillo.

- ¿Qué crees que deberíamos hacer? - le preguntó Simón.

- Esperar, eso será lo mejor…

Gabriel se fue a la cama y Simón se tumbó en el sofá, entre la huida y demás, no se había parado a pensar sobre lo que ocurrió en el centro comercial. Normalmente era su costumbre después de hacer algo por el estilo, rememorarlo.

Todo había salido tal y como él quería, todos sufrieron en extremo antes de morir, salvo Alicia…ah, la dulce Alicia. Una risa burlona sonó en su cabeza. Al fin había acabado con aquella tontería, aunque le habría gustado jugar un poquito más con ella, juntos podrían haber explorado las diversas sendas del dolor, y descubrir cuanto sufrimiento era capaz de aguantar su cuerpo antes de romperse. Lástima que todo tuviese que ser tan precipitado.

Pero al fin y al cabo, había cumplido su objetivo, había cubierto su necesidad…

Al día siguiente Alejandra no salió de la habitación. La excusa que dio Javier fue que se encontraba mal. Mentira, pensó Simón.
Matías y Soledad seguían igual de comunicativos, aunque ahora pasaban la mayor parte del tiempo en su habitación, y cuando alguno de los dos supervivientes les hablaba, ellos le ignoraban.

La sensación de que algo no encajaba tenía a Simón de lo más inquieto. Algo horrible había sucedido en ese lugar, algo que había traumatizado a esa gente. Además, Javier les había prohibido la entrada a una de las habitaciones de la casa, hecho que acrecentó la inquietud de Simón. ¿Qué oscuro secreto podría guardar allí?

Simón estaba en la pequeña terraza, con los brazos cruzados y apoyado en la pared. Javier, Martín y Gabriel habían ido a buscar provisiones en una tienda que había cerca. Simón y Gabriel habían decidido no contarles nada sobre su vehículo a reventar de provisiones.

- A..Ayúdanos – dijo Soledad, que había aparecido en la terraza.

Simón no la había visto en todo el día. Tenía los ojos rojos y vestía un camisón casi transparente.

- ¿Cómo? – dijo Simón un tanto perplejo.

- Ayúdanos, por favor – dijo Soledad en voz baja y en tono suplicante.

- ¿Ayudar? ¿A quién? Se trata de Javier. ¿Verdad? – dijo Simón, todavía desconcertado.

La chica asintió con la cabeza.

- Sí…también Martín. Ellos nos…nos drogan…y…y – la chica comenzó a sollozar y abrazó a Simón.

Simón se encontraba incómodo. ¿Por qué tenía que tocarle? Poco a poco, apartó a la chica.

- Ellos nos violan, Simón. Este bebé – dijo cogiendo la mano de Simón y poniéndola sobre su barriga – es de alguno de ellos. Me secuestraron cuando todo esto empezó y me trajeron aquí, cuando llegué Alejandra ya estaba aquí…oh, Alejandra – y volvió a sollozar.

- ¿Y qué quieres que haga yo? Vete, lárgate, huye ahora. – dijo Simón, que empezaba a hartarse de su continua llantina.

- Siempre me tienen drogada, además, dicen que si me voy matarán a Alejandra, Javier la tiene encadenada en su habitación. Ayúdanos, por favor. – suplicó Soledad cogiéndole a Simón las manos.

- Me confundes con alguien a quien le importe tu vida. – dijo Simón apartándole las manos.

- Si les matas…si les matas seré tuya – dijo Soledad en voz baja mientras se acercaba a Simón y le ponía una mano en la entrepierna.
Simón la agarró del cuello y la puso contra la pared.

- Presta atención, porque no pienso repetirlo de nuevo. No-me-toques. ¿Lo entiendes? – le dijo Simón en tono amenazante.
Soledad asintió mientras unas lágrimas surcaban sus mejillas.

- Ha habido otros – dijo Soledad con un hilo de voz – ya han venido otros, y ellos los…los metieron en la habitación.

La soltó y ella se fue corriendo a su habitación. Simón se quedó pensando. Así que era eso lo que pretendían teniéndoles ahí. Meterles en La Habitación y desaparecer para siempre. Cuan equivocados estaban, les mataría nada más llegar. Aunque una voz en su cabeza le instó a esperar, ser paciente y actuar en el momento oportuno. Sí, definitivamente eso sería lo más divertido.

Pasaron los días y Simón y Gabriel trazaron un plan en los pocos momentos en los que les dejaban a solas.

Una noche, decidieron actuar. Todos se habían ido a sus respectivas habitaciones, y Simón esperaba, cual depredador. El momento había llegado. Se levantó, y sin ponerse los zapatos se encaminó a La Habitación Prohibida.

Simón sabía que estaba cerrada, así que sacó la ganzúa que le había dado Gabriel y forzó la puerta procurando no hacer ruido.
La visión de la habitación podría haber hecho vomitar a cualquiera de lo repulsiva que resultaba, pero no a Simón. No después de todo lo que había hecho.

En esa habitación no había ninguna cama, sólo una mesa en medio con herramientas de carpintería y algo de material, todo en un estado deplorable, pensó Simón.

En la pared había tres mujeres encadenadas, todas desnudas y raquíticas, al menos una de ellas estaba muerta, y al parecer alguien las había mordido arrancándoles trozos de carne. También había un hombre al cual habían mutilado todas sus extremidades pero habían mantenido con vida.

Una voz en su cabeza rió, todo aquello era tan chapucero. Simón se acercó al mutilado, el cual tenía un trapo metido en la boca.

- No han hecho un trabajo muy bueno contigo. Mira esa extremidad –dijo señalando al lugar donde antes habría estado su brazo – la han cortado mal, todavía queda parte del hueso a la vista. En fin, si querían convertirte en un pisapapeles humano, o en un bonito tope de puerta, lo han conseguido – dijo Simón riendo por lo bajo.

Satisfecha su curiosidad, Simón salió de la habitación y se dirigió a la habitación de Javier. Puso el oído en la puerta, pero no pudo oír nada.
Simón irrumpió en el cuarto sin ni siquiera sacar desenfundar su florete. En la cama, estaba Alejandra, desnuda y llorando silenciosamente. Javier estaba poniéndose los pantalones, pero cuando le vio entrar, se quedó paralizado.

- Oh, perdona que irrumpa así en tu habitación, Javier. Pero tenía que decirte que el trabajo que has hecho en la otra habitación es bastante deficiente, yo podría haberlo hecho mucho mejor. – dijo Simón en un tono burlón. Esa situación le parecía divertidísima.

Javier estaba perplejo, tardó unos segundos en reaccionar, pero luego se abalanzó sobre Simón.

Simón se confió y acabó siendo derribado por Javier y sus más de cien kilos. Javier le propinó un par de puñetazos en la cara, Simón comenzaba a marearse pero se concentró y le golpeó varias veces la entrepierna con su rodilla.

Javier se dobló de dolor y giró hasta dejar a Simón libre. Momento que aprovechó para desenfundar su florete y cortarle el cuello con un ligero movimiento.

Simón se giró hacia Alejandra, que ahora estaba tirada en un rincón abrazada a sus piernas.

- No tengo razones para matarte. Así que no hagas ninguna estupidez. ¿De acuerdo?

La niña asintió.

Simón salió de la habitación y se dirigió a la de Matías y Soledad. Apoyó la oreja en la puerta y escuchó jadeos y sollozos.

Simón irrumpió también en aquella habitación. En el centro, Soledad estaba desnuda y maniatada al ventilador del techo, pegado a su espalda se encontraba Matías agitándose violentamente.

- ¡Simón! ¡AYÚDAME! – gritó Soledad entre lágrimas.

- ¡Cállate puta! – exclamó Matías dándole un codazo en la nariz- ¡Javier! ¡Ven!

- Está muerto – dijo Simón.

- Mientes – dijo Matías.

Simón sacó su florete, el cual estaba manchado de sangre. Matías cogió un cuchillo de cocina que tenía sobre la cama y se lo puso a la chica en el cuello.

- Si te acercas la mato. Ella y el bebé morirán.

Simón sonrió.

- Oh, me pones en una difícil situación. – dijo Simón exagerando su reacción.

- Tira la espada – ordenó Matías.

- Como desees – contestó Simón mientras dejaba el florete en el suelo.

Acto seguido, Simón sacó de su pantalón una pistola y le vació el cargador a Soledad. Cuando se hubo quedado sin balas, Matías cayó al suelo.
Simón se acercó a él, y de paso observó que Soledad ya había muerto. Matías tenía tres impactos de bala, uno de ellos en el cuello.

- Estás dejando el suelo perdido de sangre. Esas manchas no se quitan fácilmente. – dijo Simón mientras observaba como Matías se desangraba.

Diez minutos después, Simón salía por la ventana del edificio. Gabriel debía estar esperándole en el lugar acordado.

Ahí estaba, sentado en el hummer. Simón estaba a pocos pasos del coche cuando vio algo en la mirada de Gabriel que le pareció extraño.

¿Miedo?

Cuatro militares salieron de detrás del coche y apuntaron a Simón con sus rifles. Uno de ellos se le acercó por atrás y le dio un golpe en la cabeza que le dejó inconsciente antes de que pudiese hacer nada.

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Simón se despertó en el interior de una tienda de campaña. Miró a su alrededor y vio a Gabriel atado a una silla, justo como él. Delante suya había un militar que no les quitaba ojo de encima.

- ¿Dónde estoy? – preguntó Simón.

- Estáis en el campamento que el ejército ha establecido en el aeropuerto.

- ¿Y por qué nos habéis secuestrado? Si no es indiscreción.

- Hemos de eliminar a todo infectado que se encuentre en esta ciudad, esas son las órdenes.

- Bueno, no sé si se habrá dado cuenta. Pero no estamos infectados.

- Te voy a explicar algo, niñito. – Dijo el militar posicionándose a escasos centímetros de Simón- me importa bien poco si estáis infectados o no. Nosotros ejecutamos las órdenes, y punto.

- Por supuesto, pensar sería demasiado difícil – dijo Simón momentos antes de recibir un puñetazo en plena nariz.

- Basta, soldado. – dijo una voz imponente.

El soldado se movió y Simón pudo ver que a unos metros, había un hombre sentado tras un escritorio.

- Sí, general – dijo el soldado dirigiéndose a aquel hombre.

El general se levantó y en su mano llevaba dos jeringuillas con las cuales sacó sangre a Gabriel y Simón

- Os hemos estado siguiendo durante un tiempo. Tú debes de ser Simón, ¿verdad? – dijo el General mientras guardaba las jeringas.

- ¿Cómo sabe mi nombre?

- Tú estabas en el centro comercial.

- ¡Aja! ¿Era Marta, verdad? Sabía que estaba informando a alguien. – dijo Simón mostrándose animado.

- Exacto. También me contó lo que hiciste antes de huir de allí.

- Ah, sí, supongo que deben estar algo mosqueados.

- Mataste a tres personas.

- No, cuatro.

- Me temo que no, chaval. Uno de ellos sobrevivió.

- Alicia… -murmuró Simón.

Una furia incontenible comenzó a invadirle. No era posible. ¿Cómo había sobrevivido? El corte no había sido demasiado profundo, y seguía viva, fruto de un trabajo mal hecho.

Al parecer el general se dio cuenta de su reacción, y sonrió.

- Supongo que te divertiste torturando a aquella gente, ¿verdad?

Simón intentó recuperar la compostura.

- Sí, la verdad es que disfrutaron bastante.

- Bueno, ahora tú también vas a disfrutar. Al igual que tu amigo.- dicho esto, se volvió a sentar tras su escritorio y un par de militares entraron en la tienda.

- ¿Te ponía caliente eso de torturarles, pequeño monstruo de mierda? – dijo el soldado de antes, en un claro intento de provocación.

La paliza comenzó, en ocasiones Simón perdía el conocimiento, pero ellos se encargaban de despertarle para que no se perdiese el espectáculo.

Después de una hora ininterrumpida de golpes, Gabriel murió.

- Ejecutadle – ordenó el General mientras salía de la tienda.

Uno de los soldados posó el cañón de su pistola en frente a Simón.

-Buenas noches, monstruo.

Un disparo acertó a Simón en la parte izquierda de su cráneo y a causa del impacto, cayó hacia atrás, formando un charco de sangre en el suelo.

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