Un zombie llama a la puerta

Al llegar al aeropuerto se encontraron con montañas de podridos, aparentemente, sin vida.

Yeray- Esto no tiene buena pinta.
Luis- Tienes razón, quizás sea mejor que nos marchemos de aquí.
Facundo- No, ya estamos, ahora nos quedaremos a atrapar a ese superzombie. Bergen, tu quedate aquí para vigilar el convoy, Luis, tu quedate para vigilar a Bergen.
Samuel- Jaja.. un adicto vigilara a otro adicto?.
Facundo- Yo creo que el es que tiene mas experiencia con el tema de la adicción, sabrá como controlarlo.
Luis- Seguro, aunque las drogas ilegales no son mi fuerte, no hay problema.
Facundo- Excelente, el resto me sigue a mi, con mucho cuidado. Vamos.

Al entrar al aeropuerto no había rastro de ese zombie Adan ni de ningún otro podrido.

Facundo- Vamos, no se alejen, iremos al segundo piso.
Juan- No creo que sea buena idea.
Yeray- Ya es tarde para arrepentirse, prendan sus linternas muchachos, no me fio de la oscuridad.

Mientras tanto, Bergen y Luis protegen el convoy de cualquier ataque sorpresa que se presentera.

Luis- Y?.. Ya estas mejor?.
Bergen- Me duele el cuerpo, me parece que tengo fiebre. Tu no tienes por ahí algo de..
Luis- Jajaja no, yo ya no ando en eso, creeme, en estos momentos es mejor estar lucido.
Bergen- Pero eso es lo que me mantiene lucido a mi, sin eso, no tengo fuerzas.
Luis- Tienes un gran problema de adicción amigo.
Bergen- Yo no soy adicto, lo puedo dejar cuando quiera.
Luis- Igual no importa, ya no creo que puedas conseguir mas, y al cabo de unos días estarás como nuevo.
Bergen- Si pero...

En ese momento se escucha un ruido entre unos escombros.

Bergen- Que fue eso?.. Por favor, dime que fue mi imaginacion.
Luis- Lamento decirte que no fue tu imaginacion, atento, no sabemos que puede andar por ahi.
Bergen- Cuidado! ahí, un zombie.

Bergen y Luis abren fuego y despedazan al zombie que se acercaba.

Luis- Me parece que no fue una buena idea disparar.
Bergen- Crees que vengan mas?
Luis- Seguramente, solo espero que salgan rápido, con o sin ese zombie.

De repente, Alicia dejó de parlotear, Arturo dejó de canturrear, la niña se agarró más aún a la cintura de Mariana y Simón y Fernando se pusieron en guardia. Algo les había alertado, un ruido entre el amasijo de hierros por el que estaban caminando había hecho que se detuvieran. Institntivamente, Alicia, Arturo y Fernando levantaron sus armas, dispuestos a disparar. Cinco podridos se acercaban hacia ellos de frente.
- Parad - dijo Simón bajando el arma de Alicia con su mano- Será mejor que no disparemos por aquí. ¿Veis aquello? - señaló hacia unos escombros al oeste - Allí hay al menos veinte podridos, si disparamos un arma vendrán ellos y quien sabe más. Tenemos que llegar a aquella estructura rápido. Estos podridos no podrán escalar y sino, tendremos que usar eso.
- ¿Mi palo de golf? - dijo Alicia incrédula.
- Sí. Ahora corramos

Un grupo de coches calcinado hacía las veces de escalera. Los humanos seguían teniendo esa cualidad intacta pero parecía que los zombies no corrían la misma suerte, los tres zombies intentaban subir a la estructura torpemente lo que parecúia divertir a los miembros del grupo. La estructura no era muy estable, parecía que estaba a punto de derrumbarse por lo que tenían que salir de allí rápidamente. Si la estructura caía, nada ser volvería a saber de ellos.
- Parece que aquí hubo un importante accidente. Estos coches parece que nos sirven de protección momentánea así que supongo que si seguimos escalando entre ellos, alcanzaremos la puerta del laboratorio de una forma más segura - dijo Fernando
- Sí... - intervino Arturo - Y allí dentro va a estar el mayordomo del laboratorio esperando para abrirnos la puerta, ¿no?
- Capullo, la puerta está abierta. ¿No te dijo Facundo que estuvimos aquí el otro día?
- Vete a saber... han pasado muchas cosas desde el otro día.
- Pongámonos en marcha - dijo Alicia - y cuidado por si hay algún podrido de estos atrapado en los coches.
- Se habrán calcinado, digo yo.... Arghhhh!!! - gritó Simón. De uno de los coches entre los que caminaba, habían salido un par de manos que ahora intentaban atraparle, poco a poco se asomaba la cabeza. Alicia cogió su palo de golf y golpeó con enormes ganas al bicho de dentro - Mierda tía, casi me mata. Muchas gracias. Te debo una -dijo Simón pensativo. No sabía por qué pero esa tía, a pesar de darle charla aburrida, le empezaba a caer bien. Sabía que supondría una mejor protección que Arturo, parecía tener las cosas claras. Estaba pensando en cambiar de objetivo, actuaría correctamente con ella hasta que fuese necesario...
- Sí, me debes una - contestó resuelta Alicia y le dedicó su mejor sonrisa.
- Vamos, tortolitos, no quiero quedarme al aire libre mucho tiempo - les gruñó Arturo.

Sólo tardaron una hora en atravesar la columna de coches. Sólo encontraron un par de podridos dentro de los coches pero los dejaron ahí y, ahora más alerta, pudieron llegar sin problemas. Parecía que la barrera que suponían los coches calcinados había dejado libre la entrada del laboratoria pues sólo encontraron unos pocos podridos que se cargaron con relativa facilidad con el palo de golf y el bate de pinchos de Simón.
- Mierda, el capullo este tenía razón - dijo Fernando
- ¿Ves? Si es que soy de un listo.... Está cerrado con llave
- Dejadme a mí - dijo Mariana - de su bolsillo, sacó una horquilla y comenzó a urgar en la cerradura.
- Joder tía, ¿dónde has aprendido a hacer esas cosas? - se sorprendió Fernando
- Una que tiene muchos trucos bajo la manga. Esto ya está, entremos.
- Ala, vamos para dentro.
- Pero... sabeis que si la puerta estaba cerrada con llave, significa que hay alguien dentro, ¿no? - dijo Fernando
- Sí, espero que tenga comida - contestó Arturo
- Vamos, entremos - gritó Simón

El grupo entró en el laboratorio, si la puerta estaba cerrada con llave desde dentro eso significaba que había alguien más ahí dentro.

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Jo, siento extenderme pero es que me encanta, jajajajaja! Que continue otro dentro del laboratorio

Me quedé detrás mientras abrían la puerta de aquel laboratorio, allí había alguien, y si alguien iba a recibir un disparo, no me apetece ser yo. Primero entraron Mariana y Arturo, seguidos de Fernando y Alicia, yo entré en último lugar.

Ese laboratorio había vivido tiempos mejores, había multitud de papeles tirados por los suelos, por la letra, habían sido escritos frenéticamente. Un par de estanterías se encontraban semivolcadas, algunos tarros de muestras se habían caido y hecho añicos, pero la mayoría seguían intactos. La única fuente de luz con la que contábamos era la del exterior, que se filtraba a través de algunas persianas rotas.

Continuamos con el avance, sin bajar la guardia. Delante nuestra había un escritorio iluminado por la tenue luz de una única vela casi derretida por completo, encima del escritorio había cantidades ingentes de folios, aunque no estaban escritos con la misma letra que los del suelo, así que pude deducir que no había sido la misma persona la que lo había escrito, aunque preferí guardarme ese detalle para mi.

- No sabemos quién puede haber aquí, así que vamos a hacer un barrido en todo el laboratorio, si veis algo, avisad - dijo Fernando en susurros a todo el grupo, luego se dirigió a inspeccionar el escritorio-

Cada uno se puso a buscar por una parte del laboratorio. Yo me fui a por uno de los laterales, procurando no hacer ningún ruido. Me encontré un cadaver de una muchacha con un tiro en la sien, esta debía ser la novia de Fernando...no era tan bella como decía, me dije a mi mismo mientras sonreía ligeramente. Entonces reparé que a su lado había un armarito de cristal con algunas medicinas y jeringas dentro.
Me aseguré que nadie me veía y las guardé en mi bolsillo.

Continue mi pequeña búsqueda, aunque esperaba que la persona que estaba dentro hubiese huido por otro lado, no me apetecía tener que encontrarme a otro gilipollas. Me fijé en uno de los estantes semivolcados que había a mi izquierda y vi que había un escalpelo oculto tras unos tarros de muestras, lo cogí y en ese momento un cañón de lo que calculé por el
grosor era una escopeta se posó en mi nuca.

- Como te muevas, te vuelo la tapa de los sesos - dijo una voz femenina justo pegada a mi oido-

- Eh...tra...tranquila señora, yo...yo no quiero hacerle daño, solo busco algo que poder darle a mi padre, le han mordido y está muy enfermo - dije en voz baja y en tono suplicante-

Al parecer, la mujer al oir mi voz bajó un poco la guardia ya que el cañón que estaba apretado contra mi nunca perdió un poco de fuerza y ahora dejaba una mínima distancia entre el arma y mi nuca. Ventaja que aproveché para hacer un rápido movimiento, me agaché, y con el escalpelo en la mano se lo clavé en el abdomen y la empuje contra la estanteria que estaba semivolcada, haciendo que esta cediese totalmente con ella encima.

En ese momento me pude fijar en su aspecto, era una mujer joven, no tendría más de veinticinco años, su cabello es negro y corto y su cara refleja una expresión de incredulidad. Me recordó a la cara que mi padre puso momentos antes de que lo quemase vivo, y no pude evitar sentir asco por ella. Al oir tal estrépito, el grupo acudió rápidamente y todos pasearon su mirada de la mujer, la cual sangraba copiasamente, a mi. Tendría que darles una buena explicación de como había conseguido desarmar a una mujer y dejarla malherida, dudo que se lo esperasen de mi, en fin...Que empiece el show.

-Arturo, por dios, intenta ayudarla- gritó Mariana
-Ya voy, ya voy sin presione-dijo Arturo con desgana

El médico hacia virgerias estrayendo el bisturi de su abdomen, Fernando mientras estaba de rodillas a su lado cogiendola la mano y secandola el sudor que la recorria su cara.
La cara de Mariana estaba tensa, Arturo extrajo el bisturi y lo tiro al suelo, de la mochila sacó vendas, alcohol y cinta adesiva.
Simón seguia haciendo su papel, estaba tenso, fuera cual fuere su coartada ya podria ser buena y creible porque esa acción fue muy rápida.

-¿Arturo como va?, ¿Se recuperará?-Preguntó Fernando
-Esta sangrando mucho, Fernando apreta la herida- ordenó Arturo mientras limpiaba la herida como podia.

Fernando apretaba con fuerza la herida, mientras gemia de dolor entre sollozos la joven del suelo. Arturo por fin terminó de limpiar la herida, y apretó el bendage que le iba a poner.

-Venga señores sigan buscando, yo me quedare a interrogarla y Simón no te vayas, ven aqui un momento-dijo Fernando agarrando su pistola de la pernera.
-¿Qué quieres?-Contestó Simón haciendose el loco.
-Explicame que paso, como pudiste arrebatarle el arma-dijo Fernando mirando a Simón.
-Me asuste, no sabia que hacer y la empujé y chocó contra la estanteria y se lo clavó-contestó nerviosamente Simón.

La chica del suelo intento decir algo. pero el dolor la paro al instante. Simón, volteó la cabveza y sigió para otro lado, sabía que si se quedaba alli descubririan su tapadera.
La noche estaba callendo en la ciudad, esa noche la tendrian que pasar allí.

-Chicos esta noche me temo que la tendremos que pasar aqui-Dijo Alicia apoyando la mano sobr el hombro de Simón.
-De acuerdo, yo me quedare aqui con ella, no la quitare ojo de encima-dijo Mariana.
-Bien, terminemos de inspeccionarlo y volveremos a la habitación-dijo Arturo mirando a Simón

- Bueno, quizá deberíamos dividirnos para buscar más supervivientes y comprobar si esto es tan seguro como parece- dijo Fernando- Aquí apenas hay luz y no encontraremos nada entre los papeles hasta mañana.
- Como os he dicho antes, yo me quedaré aquí a vigilarla - dijo Mariana
- ¿Vas a estar segura tú sola? - preguntó Simón
- Sí, tengo ésto y no estaré sola - dijo Mariana señalando su arma y a la niña respectivamente - La pequeña me acompaña. Por cierto, pequeña, ¿cómo te llamas?
- Elena Nito del Bosque - dijo la pequeña
- No me jodas que va a llamarse así... Sus padres tuvieron que tener mucha mala idea - dijo Arturo, soltando una carcajada que fue seguida por todos los miembros del grupo
- Anda, no os cachondeeis de la pobre niña y vamos a dividirnos para registrar el lugar - dijo Fernando

Arturo y Simón fueron hacia el piso de arriba, Fernando y Alicia registraron la planta baja. Aparte de unos pocos papeles desordenados, un par de podridos caídos, probablemente muertos a manos de la joven herida y algo de comida.
- Puff, Fernando, estoy que me caigo. Desde que empezó todo esto apenas, he dormido, no me he duchado y no he comido más que patatas y bocadillos rancios. Echo de menos a mis padres y a mi hermana porque no sé nada de ellos y a mi ex-novio. ¿Sabes que lo dejé con él el día antes de que empezara todo esto?. Estoy hasta los cojones y eso que no tengo - dijo Alicia, pegando una patada a una papelera que hizo un impresionante ruido al caer.
- Alicia, la que has armado. Si en esta planta hay un zombie va a venir directo a nosotros - dijo Fernando - Como esos dos que se acercan por ahí. No dispares.
- Tranquilo, Fernando, para mí el de la derecha, para ti el de la izquierda. Toma esto - dijo Alicia, dándole sus tijeras de podar - Yo usaré mi palo de golf.
Casi los tenían encima cuando Alicia golpeó a uno de ellos con su palo de golf, hicieron falta dos golpes para acabar con él. El guarda de seguridad parecía duro. Fernando no tuvo tantos problemas con el suyo al que directamente clavó las tijeras de podar en un ojo y el podrido cayó al suelo. Sacó las tijeras del cráneo del podrido. Fernando y Alicia estaban algo despistados celebrando la muerte de esos dos podridos sin darse cuenta de que uno de ellos se estaba acercando por detrás de ellos. De repente, cuando estaba a punto de saltar sobre el cuello de Alicia, alguien golpeó su cabeza mientras Fernando tiraba de Alicia para salvarla en el último instante.
Alicia abrazó a Fernando instintivamente y los dos se dieron la vuelta para ver quién era la persona que les había ayudado. Enfrente de ellos, un hombre joven, de unos 30 años y con un mono azul, aún sostenía la figura de mármol con la que acababa de salvar la vida de Alicia.
- No armes tanto jaleo. Es peligroso - dijo el joven - ¿Quiénes sois?
- Pues somos una parte de un grupo de supervivientes de la zona. Hemos venido buscando ayudas y respuestas. Yo soy Fernando, ella es Alicia. Hay otras cuatro personas allí.
- Mi nombre es Julio. Con saber eso, de momento, es suficiente. Vamos a reunirnos con vuestros compañeros. Andando.
- No me seas gallito, ehhhh - dijo Fernando - Estamos todos en el mismo bando. El de los vivos.
- Calmaos, vamos a llevar esto a la habitación con Mariana - dijo Alicia.
Los tres se encaminaron hacia la habitación con la comida. La niña los estaba esperando a la puerta.
- Corred, corred. La chica ha empezado a toser y Mariana me ha dicho que saliese - Los tres se miraron y entraron corriendo.
- Estaba tosiendo sangre, no era demasiado agradable para que lo viera. Acaba de morir - dijo Mariana - No creo que despierte, no la han mordido.
- Mierda, Ángela - dijo Julio.

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Me ha costado pero podeis continuar, jeje

He de reconocer que me puse un poco nervioso al ver que la chica sobrevivió a mi certero ataque, aunque mi coartada era sólida. Ella me apuntó con un arma y yo, debido a la adrenalina y el miedo la empujé contra una estantería, donde por desgracia se clavó un escalpelo. Esas cosas pasan...¿no?

Fernando propuso que nos dividiesemos así que pensé que esa sería mi ocasión para "rematar el trabajo" Pero Mariana quería quedarse sola con ella y la niña...estúpida zorra. Me tocó ir con el gilipollas de Arturo, tendría que aguantar sus quejas y chistes malos y además hacer como que me interesan. Nos dirigimos a la planta de arriba mientras que Alicia y Fernando iban a la de abajo. El lugar estaba bastante oscuro y desordenado. Necesitaba ir a matar a la chica esa, no podía permitirme ningún cabo suelto. ¿Pero...cómo deshacerme de Arturo? No podía herirle, sería demasiado peligroso. Al parecer la suerte estaba de mi lado y en la planta de abajo se había oido algo metálico caer y rodar, si tenía suerte podría aprovechar esa oportunidad...

- ¿Has oido eso? - le pregunté a Arturo - ha venido de abajo, puede que estén en peligro.

- Hmmm...puede ser. Pero sabrán apañarselas solos -contestó Arturo sin darle importancia -

- Son nuestros compañeros Arturo, tenemos que ayudarles, tú ve a ver si Mariana y la niña están bien, yo iré a ver como están Fernando y Alicia.

Fernando suspiró, se dio media vuelta y se dirigió hacia abajo con desgana. Tenía muy poco margen de tiempo para actuar, así que tenía que darme prisa, había estado prestando atención a la organización del edificio así que si mis calculos no eran erroneos, en la habitación de mi derecha habría una ventana con una escalera de incedios. Bingo, allí estaba, rápida y sigilosamente abrí la ventana y bajé lo más rápido que pude, entré en la habitación en la que se encontraban Mariana, la niña y el futuro cadáver. Me escondí detrás de una estantería, saqué de mi bolsillo los frascos que encontré en el armarito y entre ellos vi uno que podría darme la solución a mi pequeño problema...Terminé de tirar la estanteria y esta cayó rompiendo la ventana y causando un escándalo, antes de que la estantería cayese corrí hacia un escritorio que se encontraba detrás de la mujer herida. Al ver lo que había pasado con la estantería, Mariana y la niña se sobresaltaron y se quedaron unos segundos en silencio, segundos que para mi eran oro...

Por fin Mariana se decidió a ir a ver que había sucedido, se acercó lentamente, seguida de la niña, que como supuse, tendría miedo de quedarse sola. Me arrastré hacia la chica, que tenía lo ojos entornados, al verme los abrió más, aunque estaba demasiado débil como para articular alguna palabra. Sonreí, me encanta cuando me miran con esos ojos, cuando saben que van morir y no hay salvación posible. Le inyecté el contenido de uno de los frascos y volví a la seguridad de mi escondite para luego arrastrarme hasta la puerta y salir sin ser visto, doblé una esquina y esperé...

Contaba con que Arturo iría lento, por la simpatía que tiene hacia su grupo, pero pensé que al menos se daría un poco más de prisa...La niña salió de la habitación y yo hice como que llegaba corriendo.

- He...he oido un ruido, ¿estais bien? - pregunté con tono de preocupación

- La chica está peor, Mariana me ha dicho que espere fuera - contestó la niña en voz baja y mirando al suelo -

Entré en la habitación no sin antes decirle a la niña que todo iría bien, me conviene su amistad. Cuando entré Mariana estaba de rodillas frente al cadáver, su rostro reflejaba una expresión de impotencia.

- Ha muerto - me dijo sin dejar de mirar el cadáver - se puso a toser sangre y...murió

Su tono de voz mostraba una rabia contenida por no poder haber hecho nada. Me acerqué lentamente y le puse la mano en el hombro para tranquilizarla.

- No podías hacer nada...nadie podía - le dije mientras miraba los ojos abiertos de la chica, la misma expresión que al verme -

Por la puerta aparecieron Fernando, Alicia y otro tío más, segundos después entró Arturo

- Estaba tosiendo sangre, no era demasiado agradable para que la niña lo viera. Acaba de morir - dijo Mariana - No creo que despierte, no la han mordido.

- Mierda, Ángela - dijo el hombre del mono azul.

Bergen y Luis se habian quedado afuera a esperar,estaban rodeados de zombies eran unos 13 ellos soloeran dos,un ebrio y un drogadicto.
-Dispara!-Grito Bergen.

Empezo el tiroteo,Luis habia matado unos 5,Bergen habia matado solo 3,estaba mareado y parecia que tenia mucha sed,pero habia bebido mucha agua,la abstinencia le estaba afectando,veia muy borroso.
-Que mierda te pasa ahora?No te desmayes aqui joder!-Grito Luis.
-Aqui no duraremos mucho,a ti solo te queda un cargador y yo me siento demasiado mal.
-Mierda,siempre me tocan las peores partes a mi-Se quejo Luis.

Luis tomo a Bergen del brazo y lo llevo a una tienda cruzando la calle,era un pequeño almacen de 1 ventana grande y una puerta mediana.
Bergen pateo la puerta al entrar,y Luis le ordeno que barricara con un estante la ventana mientras el se ocupaba de la puerta.
El pequeño almacen solo tenia una salida y estaba barricada y con zombies en el otro lado.Estaban completamente atrapados y peor aun los zombies que eran unos 7 se convirtieron en unos 23.
-Que hacemos ahora?-Dijo Bergen con los ojos brillosos.
-No lose.

Bergen hiso una seña con la mano en forma de pistola se apunto la cabeza,eso solo queria decir una cosa.
-Ni siquiera pienses en eso pensaremos en algo-Dijo inmediatamente Luis.

Ahora estaban atrapados y con zombies en su unica salida.

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Bueno ya cumpli con lo mio

De repente a Yeray se le ocurrio una idea:
-Oye-Gritó,con su cuchillo en la mano y en posicion de combate-Usar una de vuestras armas y disparar alli,en ese coche al otro lado de la barricada.Las cosas esa iran hacia alli como bobos.
A continuacion,Bergen aguanto la respiracion e hizo un disparo contra el coche.De repente,la alarma del coche sonó tan fuerte ke se oyo a un radio de 2 kilometros a la redonda.

Todos los zombis fueron allí,atraidos por el ruido causado por el coche.Un par de zombis aporrearon al barricada ya que el ruido montado venia de su interior.De repente,se escucharon unos gritos de socorro.
-¿Pero que cojones ha sido eso?-Gritó Luis-Con sorpresa y ira-¡Habian supervivientes al otro lado podiamos haberles ayudado!
Momentaneamente,le sacudió una hostia a Bergen.Yeray le paró a Luis.
-No te preocupes,ya me di cuenta de quien habia en el coche,eran saqueadores.-Dijo con calma Yeray.
-¿Y como lo sabes?-Dijo seriamente Luis-¿Acaso eres uno de ellos?
-No,pero si he matado uno de ellos.-Dijo tranquilamente Yeray-Cuando empezo todo esto,las banda crimianles de la ciudad se fueron juntando y formando convoys para saquear por toda la ciudad.A los supervivientes que se encuentran les maten o les abusan(en caso de ser mujeres) y a veces se las llevan.Son simplemente nuestros enemigos.
-¿Y porque no avisas antes?-Dijo Luis,un poco mas tranquilo.
-No me habeis preguntado
Bergen alzó la voz y dijo:
No podremos salir de alli,nos pillaran,nos quedaremos en el almacen,pasaremos la noche alli y saldremos por la puerta trasera del almacen mañana.
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Aqui acaba mi imaginacion.Lo siento.

El hombre cayo de rodillas al suelo y la cogió de la mano, mientras maldecia a viva voz su muerte. Simón viendo esta imagen dió unos pasos atras, su plan se torció.
Pero Simón sabia que era mucho mas astuto que aquel hombre, no se dejaria coger facilmente y menos estaria solo por lo que pudiera pasar. Si era su hermana estaba tremendamente jodido, pero si era su novio iba a ser aun peor.

-Tranquilo tio, mañana la daras un entierro digno a tu...-No supo que decir Fernando.
-Era mi hermana ¿Vale?, mi hermana pequeña-dijo el hombre
-Lo siento, se lo que es perder a una persona cercana a ti, te recuperaras-le respondió Fernando dandole unas palmadas en el hombro.
-¡Ni te imaginas lo que es perder a alguien asi!-Le gritó a Fernando.

Fernando se levanto cogió sus cosas, su arma y salió de la habitación dando un portazo. La cara de los demás era un poema, poco tiempo tardaron en contarle la historia de Fernando y en ese momento el hombre aquel se dió cuenta del error cometido.
Simón vió una oportunidad clara de salir de aquel marrón y fue por Fernando seguido por Alicia.

-Alicia yo llegue tarde a este grupo, pero ¿Por qué salió tan airado de la habitación?-Pregunto Simón
-Dicen Que cuando empezo esto, Fernando estaba con su novia y Facundo, a su novia la mordieron y la tubieron que matar delante de el, porque la vacuna no funciono-contesto Alicia a la pregunta.
-Joder que putada-dijo Simón.

Fernando seguia andando por los pasillos, de pronto un zombie de la vuelta de la esquina. Alzo su arma y disparo a bocajarro a la cabeza del zombie, que cayo al suelo al instante.
Momentos después llegaron corriendo Alicia y Simón extrañados por el disparo.

Alicia y yo oímos un disparo y nos dirigimos a toda velocidad hacia su origen. Doblamos una esquina y vimos a Fernando con la cabeza gacha y un zombie en el suelo con agujeros de bala en el cráneo, estaba tumbado de manera que su cuerpo formaba un arco casi perfecto.

Arturo estaba visiblemente cabreado así que Alicia se le acercó lentamente, aunque creo que la chica no sabía que decir tampoco. Yo mientras repasaba mentalmente todo lo que había hecho para averiguar si había dejado algún rastro con el que me pudiesen culpar de la muerte de la chica morena, Ángela, concluí que era imposible que descubriesen que había sido yo. Al fin y al cabo ¿quién desconfiaría del bueno de Simón?

De repente comenzamos a oír un murmullo lejano, como arrastrado por el viento. El murmullo fue en aumento hasta que pudimos discernir claramente de donde procedía aquel sonido, eran zombies. Nos asomamos a la ventana que tenía a mi espalda y vi una gran multitud de aquellos hijos de perra entrando por un ventanal roto, al otro lado del edificio.

- ¡Joder, están dentro! – Exclamó Alicia claramente histérica - ¡Los disparos les han alertado!

- ¡Tenemos que avisar a los demás, montar una barricada, algo! – Dijo Fernando mientras miraba el final del pasillo, esperando divisar a aquella multitud-

- ¡Mierda, corred! – Dije gritándoles para que se pusieran en marcha –

Comenzamos a correr a través del pasillo, en los pasillos que había a nuestra izquierda veíamos a los zombies avanzar sin pausa pero sin prisa, estaban sitiando el lugar.

Fernando y Alicia corrían delante de mí. Hay que reconocer que los chicos saben defenderse. Pasé al lado de un mapa del edificio que estaba pegado a la pared y me paré en seco, ellos no se dieron cuenta y continuaron corriendo. Arranqué el mapa de la pared y busqué todo lo rápido que pude. Allí estaba, me parecía haberlo visto en mi travesía por las escaleras de incendios.

No me lo pensé dos veces y volví a iniciar la carrera, aunque esta vez subí al piso de arriba, dando grandes zancadas. Los pasos y murmullos de los zombies se acercaban cada vez más y más, para colmo las sienes habían empezado a palpitarme y no podría seguir corriendo a ese ritmo mucho más tiempo. Por fin llegué a una puerta cuyo cartel rezaba “Laboratorio 23”.

Como había imaginado, la puerta estaba cerrada por dentro, pero a mi derecha se hallaba una ventana con el marco de madera. Entonces los oí, estaban cerca, muy cerca, tardarían pocos segundos en llegar hasta mí, y más me valdría haber salido de allí para entonces.
Intenté abrir la ventana, pero la madera se había dilatado, lo que hacía imposible la tarea.

Comencé a ponerme nervioso, busqué desesperadamente algo a mí alrededor que me ayudase a conseguir abrir la ventana. Ahí estaban, acababan de aparecer por el pasillo, caminaban apretujadamente, algunos se tropezaban y caían, entonces los demás les pasaban por encima, pero estos volvían a levantarse, no me dejarían escapar.

- ¡No!...¡Joder! ¡Aún no! – decía para mi mismo en tono lastimero mientras los zombies estaban ya a escasos metros de mi -
Solo había un polvoriento sofá en todo el pasillo. Unas imágenes comenzaron a aparecer en mi cabeza, como los zombies me agarraban por mis extremidades y me las amputaban mientras otros me mordían la cara arrancando pedazos de mejilla.

Le pegué una patada al sofá y de debajo de él apareció rodando una papelera de metal. Estaba perplejo, pero no tardé ni un segundo en cogerla, todavía había una posibilidad, podía sobrevivir, ¡iba a sobrevivir!

Desconozco si el motivo de mi recién descubierta fuerza era debido a la adrenalina que sentía recorrer por mi cuerpo, pero al segundo golpe, la ventana se hizo añicos, aparté como pude el viejo marco de madera y salí por ella con el objetivo de ir a través de la cornisa. Pero algo me agarró de la pierna, me di la vuelta y ahí estaban, lentamente habían llegado hasta mi posición y no iban a dejarme escapar tan fácilmente, intenté deshacerme de mi captor con una patada, pero era como golpear plastilina, aunque al impactar producía un sonido acuoso.

No me soltaba, y el cabrón intentaba llevarse mi pierna a su boca, arranqué un trozo casi desprendido de madera del marco y se lo clavé en el ojo con toda la profundidad que pude. El zombie sufrió un espasmo, y cayó al suelo, perdiéndose entre sus compañeros, situación que aproveché para subirme a la cornisa y pegarme a la pared. Algunos intentaron seguirme, pero encontraban una breve caída y un duro impacto contra el asfalto.

Me quedé unos segundos ahí, quieto, sin mirar hacia abajo, recobrando el aire. Miré hacia mi derecha y ahí estaba, la ventana del laboratorio 23, avancé por la cornisa hasta llegar allí, extrañamente la ventana estaba abierta, miré hacia abajo y vi un cadáver estampado en el asfalto, como uno de esos mosquitos que impactan contra la luna de un coche. Lo más seguro es que alguien se hubiese encerrado allí y luego hubiese decidido acabar con su vida.

Entré y lo primero que percibí fue la ausencia de aquel nauseabundo hedor característico de los muertos vivientes. La zona estaba limpia, aunque todo estaba cubierto por una gruesa capa de polvo. Al final de la habitación había probetas y demás artilugios. Y si encontraba un poco de ácido sulfúrico y otro poco de hidróxido de potasio podría hacer unos cuantos cócteles de impacto. Podría probar a lanzarlos a los árboles de la calle, arderían y tal vez eso atrajese a los zombies hacia allí y los alejaría del edificio. Más le valía que funcionase.

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Creo que me pasé...un poquito xd

Luis y Bergen seguian atrapados en esa pequeña tienda,los zombies amenazaban con entrar,y la barricada improvisada no duraria mucho.
-Mierda,mierda,mierda estamos atrapados!-Gritaba Bergen.
-Tranquilizate y busca una salida antes de que esos fenomenos entren-Le dijo Luis.
-Que mierda quieres que haga?No hay ni una salida!Estan bloqueadas joder!-Exclamo Bergen.

Inmediatamente empezo a golpear estanterias y tirar la mercaderia por todos lados,Luis trato de tranquilizarlo pero no pudo.Cuando Bergen tira una estanteria ve una escalera que se conecta al techo de la tienda.
-Parece que tu locura nos dio una pequeña oportunidad-Dijo Luis.
-Deja de hablar y subamos a la jodida azotea.

Subieron y pudieron escuchar el ruido de la barricada desplomandose junto con los zombies que la derribaron.
-Mierda por los pelos-Dijo Bergen con un profundo suspiro.
-Debemos volver junto a los demas-Dijo Luis.
-No nos queda otra opcion que ir pos los tejados,esos monstruos estan por todos lados.
-Cuantos cartuchos quedan?-Pregunto Luis.
-Cartuchos?Pff solo nos quedan 5 balas-Dijo desanimado Bergen.
-Venga vamos volvamos con los demas.

Estaba amaneciendo,se veia una tormenta a lo lejos,no les quedaba mas remedio que ir por las azoteas para reunirse con el resto de los sobrevivientes.

Alicia, Simón y Fernando corrían por el pasillo, no sabían muy bien por donde iban pero sabían que tendrían que ser rápidos o pronto estarían condenados. Lo primero que tenían que hacer era avisar a los demás para construir entre todos una barricada para que dejasen de entrar y acabar con los zombies que ya estaban dentro.
De pronto, Simón desapareció por el lado derecho, se metió por un pasillo y Alicia y Fernando lo perdieron de vista. Alicia miró detrás de ella para no perder de vista a Simón, era joven y ella, en cierto modo, sentía que tenía que cuidar de él pero él no estaba.
- Fernando, Simón no está, Simón ha desaparecido - gritó Alicia
- Tranquila, seguro que estará bien, de momento no hay zombies por aquí. Vamos a regresar a la habitación con Mariana para que nos ayuden a construir una barricada. Corre que se acercan - dijo Fernando mientras corría.
- De acuerdo, pero no podemos ponernos a disparar por aquí dentro, vendrán más... Se nos tiene que ocurrir otra cosa..

Fernando y Alicia llegaron corriendo a donde estaban escondidos con la joven recién fallecida; su hermano Julio aún la tenía entre sus brazos.
- Vamonos de aquí, esos podridos nos persiguen... Fernando disparó y los zombies están entrando. Les llevamos ventaja pero no tardarán en entrar - dijo Alicia mientras miraba por la puerta- Mierda, están llegando- dijo al ver que los zombies estaban dando la vuelta a la esquina.
- No tenemos mucho tiempo. Julio, ¿hay otra salida? - preguntó Fernando
- No, tenemos que salir por esa puerta. ¿Cuántos son?
- Son 10 o 12, no lo conseguiremos - gimió Alicia, viendo peligrar su vida realmente y agarrando su palo de golf.
- ¿Qué hacemos? - gritó Mariana desesperada.
- Tenemos que salir de aquí, corred.

Los cinco salieron de la habitación, los zombies estaban cada vez más cerca. Julio fue el primero en disparar, cada vez estaban más cerca pero ahora había uno menos. Arturo, que hasta ese momento había estado muy callado, fue el segundo en disparar pero no dio en el blanco. El podrido se tambaleó cuando el disparo rozó su hombro pero no llegó a dar en el blanco.
- Mierda, y ahora empieza a fallarme mi puntería. Esto no es posible.
- Callate y dispara - gritó Fernando levantando su arma y disparando al zombie que había dejado a medias Arturo- así se hace. Justo en el blanco.
- No os pongais ahora gallitos, capullos - dijo Alicia mientras daba a un zombie entre las dos cejas.

Sólo quedaban 8 pero ellos habían llegado a un callejón sin salida. El pasillo terminaba allí, a ambos lados había dos puertas pero ambas estaban cerradas a cal y canto. Los podridos no tardarían en llegar hasta ellos.
- ¿Qué hacemos ahora? - gritó Mariana.
- Callarte y disparar o abrir cualquiera de esas dos cerraduras como hiciste antes. Me da igual el lado - dijo Arturo a Mariaan mientras levantaba su arma y disparaba. Esta vez sí que dio en el blanco. Sólo quedaban siete.
Julio, por su parte, se cargó a otro, Fernando a otro. El último fue para Alicia y su palo de golf.
Alicia se echó a llorar cuando mató al último zombie. Los demás, no tardarían en llegar, Simón estaba desaparecido y no sabía que habría sido de los demás supervivientes. Matar al último zombie, había acabado con las últimas fuerzas que la quedaban. Fernando la abrazó para que se tranquilizase un poco.
- Alicia, tía, has sido una máquina todo este tiempo. Has mantenido al grupo unido y has sobrevivido a una invasión zombie, como dice tu camiseta, así que no te derrumbes ahora...
- Jajajaja, muchas gracias - decía Alicia entre sollozos - Tengo que cargarme a alguno que otro más.
- Oh, no! Otra horda se acerca - dijo Fernando soltando a Alicia- Necesito que seas fuerte. Confío en ti.
- Tranquilo, lo seré. Ha sido un momento de debilidad.

Fernando, Arturo y Alicia, levantaron sus armas mientras Julio y Mariana se entretenía con la cerradura. Las municiones empezaban a escasear pero los zombies seguían llegando. Si Mariana no conseguía abrir la puerta estarían a merced de los zombies en poco tiempo. Más de 20 se acercaban por el pasillo en grupos de tres, tropezando unos con otros y levantándose como si tal cosa.
No tenían apenas balas, solo tenían unos instantes para que Mariana abriese la puerta. De pronto, una explosión en el edificio, alertó a los zombies que empezaron a caminar hacia ese lado. Sólo unos pocos se quedaron para atacar a Fernando y los demás.

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Puffff, creo que me he pasado pero no os quejeis, jejeje, que llevaba mucho sin escribir y tenía mono

-¿Están todos bien? –se acercó agitado Simón, que en esta ocasión no fingía su miedo. Los demás asintieron con la cabeza.
-¿Esa explosión la has provocado tú? –preguntó Julio.
-Pues sí, creo que los distrajo un poco, arrojé unos frascos que encontré por ahí.
Simón observó cómo Alicia tomaba del brazo a Fernando, su expresión de rabia duró un par de segundos, porque sabía que debía simular inocencia. Arturo observó intermitentemente dicho cuadro y sonrió.
-Mientras no has estado te han robado a la novia, camarada –dijo Arturo, y antes de que pudiera soltar la carcajada, recibió un empujón de Fernando, que le hizo caer de espaldas al suelo. Inmediatamente, el médico sacó un estuche con un bisturí -. ¡Anda, cabrón! Te estoy esperando para tallarte mi nombre en la piel.
-¡Basta! –se puso enmedio Mariana entre sollozos-. ¡No más muertes hoy, por favor! ¡Necesitamos sobrevivir! –la niña lloraba inconsolable detrás de Mariana, Arturo se remitió a guardar de nuevo el bisturí, levantarse y tratar de mostrar algo dignidad después de haber sido derribado por sorpresa. Fernando se llevó las manos a la cara y Alicia lo abrazó.

-Por si no se han dado cuenta, vienen más de esos engendros –interrumpió Simón, a propósito para que Alicia soltara al joven-. ¿Cómo van con esa puerta?
-Está a punto de ceder –dijo Julio, que seguía afanosamente forzándola-. ¡Listo!
El grupo entró a un ala secreta del laboratorio, sus ojos no daban crédito a aquello. Dentro había al menos 4 científicos, aún con las batas puestas y con armas en las manos.
-Ni un paso más –dijo uno de ellos, que tenía una escopeta apuntándole en la cabeza a Julio, que fue el primero en entrar.
Aquel lugar era espectacular, había tubos de ensayo, matraces y líquidos de todos los colores en ebullición. Parecía como si ese lugar no supiera que afuera había una invasión de zombies.
-Venga, Julio –gritó el científico que estaba más lejos de la puerta-. Veo que has regresado, ¿y tu hermana? Espero no se haya escapado de aquí con los documentos que se robó. Julio hizo ademán de abalanzarse sobre aquel hombre, pero el científico que le apuntaba con el arma dio un paso al frente.
-¡Su hermana ha muerto! –dijo Alicia-. ¿Quiénes son ustedes?
-Guarda silencio –volvió a intervenir el científico del arma-. Dejen sus armas en el suelo, entren y cierren bien.

Al grupo no le quedó más que obedecerlos, sabían que les quedaban pocas municiones, que ese era el único refugio seguro de la zona, y que necesitaban investigar a fondo la situación para llegar a una posible cura.
-Mi nombre es… -Fernando estaba a punto de iniciar un diálogo diplomático, pero el científico que le apuntaba a Julio le hizo un además de guardar silencio.
-No nos importa cómo te llamas, sino saber qué hacen aquí.
-¿Han traído la vacuna? –dijo uno de los científicos que había permanecido en silencio. El sujeto de la escopeta volteó a verlo acusadoramente, había sido muy indiscreto, y de eso se dio cuenta Arturo.
-Disculpen la mala educación de los simios que traje a mi cargo –intervino Arturo, Fernando tenía ganas de golpearlo nuevamente-. Yo soy Arturo Mendoza, médico cirujano, y sí traíamos la vacuna… pero este infeliz la perdió de camino aquí –Arturo señaló a Fernando, el médico soltó una risa maliciosa, pero su intención era buena: sacarle información a esos científicos, y de paso salvar su pellejo.
-Ya veo… -dijo el científico armado-. ¿Ahora cómo pretenden que salgamos de aquí si no estamos vacunados?
-Justo eso venía comentándoles a mis lacayos –Arturo seguía regodeándose-. ¿De casualidad ustedes no pueden elaborarla por su cuenta? Sé que con lo que tienen aquí les sería imposible, pero si falta algo, sería bueno que lo supiéramos para ver si es posible conseguirlo.
-Pues ahora que lo menciona, sólo nos falta un ingrediente, la muestra del paciente cero, su nombre es Adán –dijo otro científico que también estaba en silencio. Los ojos de todos se iluminaron, sabían que el grupo de Facundo tenía la misión de capturarlo.
-Bueno, justamente me han enviado con dos grupos –prosiguió Arturo-. Los demás están buscando a dicho sujeto.
-¿En serio el presidente les ha enviado con tantas personas? –volvió a intervenir el científico indiscreto. Los ojos de todos casi salen de sus órbitas.
-¿El presidente? –dijo Alicia.
-Creo que no ha sido buena idea que hayan dicho eso –volvió a hablar Arturo-. Ella no es parte del contingente, la encontramos de camino a acá, y no sabe de nuestra operación.
-Bueno, entonces no vale la pena que siga viva –dijo el científico que le apuntaba a Julio, se dirigió hacia Alicia decidido a dispararle.
-Aunque nada me daría más gusto que verla morir –dijo Arturo-, no creo que sea buena idea, es buena peleando, y como carne de cañón sería más útil si se complica la situación.
-De acuerdo –respondió el científico-, pero en cuanto tengamos la vacuna en nuestras manos, ella se muere, sabe demasiado…
-Con gusto –agregó Arturo-. Yo mismo me encargo de eso –de nuevo aquella risa perversa, sabía que la vida de todos dependía de él, ahora que se había ganado la confianza de esos científicos.

***

Facundo escuchó disparos donde habían dejado el convoy, estaba a punto de regresar, cuando Samuel lo detuvo.
-¡No puede ser! –el joven estudiante estaba perplejo, y todos estaban expectantes. El chico se había subido a una torre que estaba cerca de ahí para buscar vestigios de Adán.
-¿Qué sucede, Samuel? –gritó Yeray.
-La ciudad está sitiada, el ejército internacional nos tiene encapsulados, todo indica que la infección fue contenida, y dudo que nos dejen salir.
Facundo subió rápido a ver el panorama, todo indicaba que así era. De los zombies nada, pero a lo lejos se percibía mucha actividad militar.
-¿Qué significa? –preguntó Juan.
-Que no vendrá ayuda –la mirada de Facundo recorría el cerco que se perdía en el horizonte-. Que la infección ha sido planeada, y que sólo somos conejillos de indias.
-¿Cómo sabes eso? –intervino Yeray-. Tal vez acordonaron la zona para planear un exterminio focalizado.
-No, es diferente. Sólo observan, no hay patrullas o el más mínimo intento por acabar con la plaga o rescatarnos.
-¿Y yo qué soy? –se apresuró Yeray-. Un militar que sobrevivió a la plaga, igual que Bergen.
-Pero ustedes son militares locales, esos de allá son internacionales, y no se ven preocupados… Sólo observan cuánto tiempo toma a que sus experimentos acaben con una ciudad.
-O simplemente investigan si esas cosas se mueren después de un tiempo –aclaró Samuel-. He visto que eso hacen en algunas películas.
Facundo se quedó pensando en lo que dijo Samuel, todo le daba vueltas en su cabeza, de pronto vio al fondo una enorme masa de podridos que se acercaba a ellos.
-Bueno, sea lo que sea, tenemos una misión, y creo que se dirige hacia nosotros…

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Aquí tienen, hubo declaraciones fuertes, posibles cambios en la historia, pero es momento de que todo tome forma y se perfile a algo más grande. Los zombies en una pequeña ciudad no son eternos.

Simón, Alicia, Julio y Fernando estaban nerviosos, los zombies se acercaban y estaban tan tranquilos los cientificos, era ilogico.
Arturo sin embargo estaba conversando placidamente con sus recien conocidos amigos, Julio sin embargo seguia tenso por la situación.
En un momento de distracción, Julio sacó su arma y la amartilleo, con un gesto decidido Alicia le negó con la cabeza esa acción que en su interior planeaba.

-Señores, veamos como se lo explico, pero tienen que estar viniendo una docena de zombies de fuera-dijo Simón

La unica respuesta que obtuvo fue un: "¡callate! aqui no pueden pasar". Nadie se explicaba como no podrian pasar, si lo unico que los alejaba era una puerta.

-No pueden pasar, sencillamente porque la puerta esta cerrada a cal y canto-dijo uno de los cientificos.
-Ummm...interesante, los datos que recogieron-dijo Arturo dandoles coba para ganarse su confianza.
-Pues si, es emocionante que dentro de ese grupo tuyo no haya nadie más cultivado-contesto el cientifico
-Cierto, el alto solo es pienso por si alguna vez lo necesito- dijo Arturo con su risa malevola acompañada por aquel cientifico.

Siguieron conversando, mientras los demás hablaban de como escaparian de alli, no les gustaba estar retenidos por aquellos cientificos, pero no les quedaba otra opción.

-Mierda, ¿cómo saldremos de aquí?-Pregunto Simón con voz de inocencia.
-No lo se, estoy pensando en algo, pero necesitare vuestra ayuda- dijo Alicia, con un brillo en los ojos.
-¿Dime que tengo que hacer?-Preguntó Fernando, sacando un cuchillo de su cinturón.
-De momento no, guarda eso, ¡Oye Arturo!, ¿Qué si cuidamos y vigilamos ahí fuera?- preguntó Alicia.
-Iros si quereis, yo me quedare ayudandolos- la contestó.

Los cuatro se levantaron y caminaron hacia la puerta, uno de los cientificos abrió la puerta. Cuando estaban fuera sonó como la cerraban por dentro.
Ahora estaban a salvo, dentro lo que cabe, los zombies no eran inteligentes y no los usarian como conejitos de indias con sus antidotos y sueros.

Vamos a tarminar de investigarlo, nos queda una planta por mirar. Mientras caminaban alerta, conversaban sobre los cientificos y Arturo.

-No me ha gustado nada las palabras de Arturo- dijo Fernando mientras miraba al frente.
-Por lo menos nos ha salvado de un tiro- le contestó Simón con rintintin en su frase.
-Se te ha visto ultimamente mucho con Arturo, ¿Nos quieres contar algo?-contesto enseguida Fernando.
-Oh! venga chicos dejenlo, asi no conseguiremos nada- dijo Alicia resoplando.
-Perdon Alicia, ya lo dejo pero es que me puso muy tenso la situación de antes- contestó Fernando.

El pasillo de la planta de arriba parecia vacia, de no ser por unos golpes, que se repetian con un ritmo desordenado. Alicia se acercó a la puerta y a la cuenta de tres la abrió, tiempo suficiente para que Simón cogiera un cenicero metálico que habia en una mesilla al lado de la puerta.

Cuando abrieron la puerta un zombie apareció de frente casi golpeandose contra la pared, con todas sus fuerzas Fernando hundió el cenicero en la cabeza del zombie quedando manchado de trozos de cerebro y sangre.
Con una mmueca de asco y arcadas, Simón se limpió en la ropa del muerto y alejó su mano de su cara.

Pasado esto siguieron avanzando por la planta superior.

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Les dejo que sigan.

Facundo, Yeray, Juan y Jorge se prepararon para la horda que se aproximaba. Estaban muy cerca...

-Hey- Gritó Samuel desde arriba de la torre
-¿Qué pasa chico?- Preguntó Facundo
-Me parece que Bergen y Luis tienen problemas, los puedo ver- Gritó el joven
-¡Debemos apurarnos y llegar a ellos!- Dijo Yeray
-¿Qué estamos esperando?- Preguntó Jorge

Todos corrieron en dirección a la salida del aeropuerto, estaban inseguros...
No sabían si iban a poder rescatarlos...
Corrieron con todas sus fuerzas hasta la entrada. Llegaron absolutamente cansados. Sus pulmones no daban para más después de esa corrida. Se tomaron unos segundos para recuperar el aire, entonces escucharon un disparo...

-Muere maldito- Gritó Bergen
-Y tú también- Gritó Luis mientras disparaba

Estaban cruzando la calle, en el techo de un pequeño comercio. Debían apurarse o sino sería demasiado tarde...
Pero algo llamó la atención de Facundo. Sólo él conocía a Adán... Y lo había reconocido en ese grupo.

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Lo dejo para el próximo...

Aunque por como van las cosas me parece que voy a ser yo sino es DarkHades...

Saludos

Alicia, Simón, Mariana, Elena, Fernando y Julio caminaban con mucho ojo por la segunda planta del edificio. Cualquier ruido alertaba al grupo y tardaron mucho en recorrer las instalaciones, continuamente, un zombie solitario aparecía de cualquier parte, salía de cualquier habitación y tenían que detener su marcha para acabar con él. Tres fueron los que mató Alicia, frente a los siete que mató Fernando; ambos, mantenían una apuesta para ver quién lograba matar más. El que perdiese, debería invitar al otro a una cerveza cuando todo acabase. De momento, Fernando iba ganando. Al final de la cola, Simón y Julio estaba inspeccionando todo aunque Simón no perdía de vista a Alicia y a Fernando; en medio, Mariana y Elena. No habían encontrado nada útil, algún que otro papel tirado por el suelo pero nada especial.

Sin embargo, la planta superior era diferente a las plantas de abajo. Varias habitaciones se situaban a los lados de un largo pasillo para confluir en una enorme sala acristalada.
En las habitaciones, ya no quedaba nadie vivo, unos cuantos zombies acababan de ser tiroteados, probablemente por aquellos científicos de la sala y los que llegaban lo hacían con cuentagotas. Entraron en aquella enorme estancia.
Tres mesas ocupaban la mayor parte del espacio, encima de ellas, microscopios, jeringuillas y diferentes probetas con distintos líquidos, completaban la escasa decoración.
- ¡Qué cabrones! - dijo Fernando - Ellos crearon esto y nosotros somos sus malditos conejillos de indias.
- Tienes razón - dijo SIMÓN - Pero ellos serán los míos dentro de poco - añadió entre dientes.
- ¿Qué has dicho?
- ¿Eh? No, nada. Que son unos cabrones...
- Dios, en esto andaban trabajando - dijo Julio- Mi hermana estaba asustada. Era técnico de laboratorio desde hace poco, acababa de acabar la carrera y me comentó que el laboratorio en el que hacía las prácticas estaban haciendo extraños experimentos desde hacía meses.
- ¿De qué te conocían esos médicos? - preguntó Alicia
- Antes de que llegaseis, mi hermana y yo habíamos estado revisando todos los papeles. Vinimos aquí cuando nos enteramos de lo que sucedía, buscábamos respuestas y mi hermana se llevó unos documentos. Ponía algo sobre un tal Adán, un proyecto o no sé qué. No la dio tiempo a contarme mucho, una doctora llegó, la dijo algo sobre que todo había comenzado y Ángela la dio los papeles.
- Sí, esa es la mujer a la que yo conocí, nos explicó algo sobre eso, por eso estamos aquí - interrumpió Fernando.
- ¿Os contó algo?
- Bueno, encontramos esos papeles pero ya no los tenemos - mintió Fernando. No sabía si podía confiar o no - Intentó crear una vacuna para mi novia que había sido mordida... Fue demasiado tarde para ella - Alicia cogió la mano de Fernando y la apretó con fuerza, ante la mirada furiosa de Simón.
- Ya está bien - intervino Simón - ¿Qué pasó después?
- Bien, esos doctores atacaron a mi hermana cuando la vieron. Se encerraron en esa habitación y nosotros corrimos hacia la cafetería. Luego, cuando os oímos, mi hermana salió y momentos después os encontré a vosotros dos - señaló a Fernando y Alicia.
- ¿Y por qué sabían tu nombre? Te llemaron Julio - quiso saber Simón.
- Sí, buena pregunta - dijo Alicia
- Esto... mi hermana gritó mi nombre mientras nos ibamos.
- Ayyyyy - gritó alguien a la derecha. Todos miraron hacia allí. Era Elena.
- ¿Qué te ha pasado? - preguntó Mariana.
- Me duele - dijo la niña mientras de su pequeño dedo caía una gota de sangre. Encima de la mesa, una jeringuilla rota derramaba un líquido transparente.
- Chicos, Elena no es nuestro único problema - dijo Alicia al ver que se aproximaban un grupo de zombies hacia su posición.

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Bueno, Toletum, aquí sigo la historia en el laboratorio, jeje, alargándola un poco. Podeis hacer lo que querais con los zombies y con la niña, vosotros elegís A Arturo de momento lo he dejado un poco abandonado pero ya volveremos sobre él.

Dando unos pasos atras Mariana y Elena se quedaron detras. Alicia sin embargo con el palo de golf se preparó para golpear fuerte al primer zombie del grupo, Simón cogió dos barras metálicas y pasó una a Fernando, que se colocó en posición de combate.

Julio quedó rezagado detrás para proteger a las dos chicas. Los zombies seguian avanzando, el grupo era de 5, dos de ellos llevaban una bata de cientifico, los otros tres vestian normal, con ropa de calle.
Alicia golpeó con fuerza al primer zombie que se acercó a ella, arrojándolo al suelo del fuerte golpe. Fernando dió unos pasos hacia delante y golpeo de abajo arriba justo en la boca del zombie que tenia más cerca, Simón imitó la acción de Alicia derribando a otro de ellos.

Los dos restantes se dirigian hacia Simón, que agarrando fuerte el trozo metálico golpeó a uno en la rodilla y lo hizo caer. Cuando intentó avalanzarse el otro se encontro con un trozo metálico que se incrusto en la sien, ese trozo metálico pertenecia a la punta del palo de golf de Alicia.

-¿Te creias que te iba a dejar que te mordieran?- dijo sonriendo Alicia.
-Uff, gracias, te debo una-contestó Simón.
-Llevo 8, creo que soy el final vencedor-rió Fernando al decir estas palabras.
-No cantes victoria, todavia queda mucho recorrido, y te voy alcanzando llevo 5-contestó rápidamente Alicia.

Elena cayó al suelo y cerró los ojos por un instante, los 4 supervivientes se acercaron corriendo y observaron la situación.

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En el aeropuerto.

Después de descansar un poco, corrieron hacia la localización de los apurados supervivientes. Al llegar vieron una oleada de zombies aporreando la puerta del comercio.

-Preparaos, y no disparen a Adán, le necesitamos- Ordenó Facundo.

Todos amartillearon sus armas y dispararon a la marabunta de zombies que se agolpaban en el comercio. Desde arriba seguian disparando los dos, Facundo miró el grupo y localizó a Adán, alzó su arma y disparo una ráfaga a las piernas haciendolo caer. Pronto acabaron con la marabunta de zombies que habia allí, algunos seguian moviendose en el suelo a causa de las ráfagas continuadas a las piernas.

Por el final del aeropuerte se veian venir mas zombies en ayuda de su lider, Adán, pero este tenia otra misión, hacer la cura.

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Bueno más o menos ya estais mas cerca de nosotros.

La gente gritaba a todo pulmón, las manos estaban levantadas, se escuchaban las explosiones y los alaridos, sonaba como una sola voz… no era un grito de guerra, no pedían ayuda, no existían los zombies, se trataba de un concierto de metal.
Todos eran felices, en especial el grupo que tocaba frente a ellos, cada nota, cada ritmo y cada frase que entonaban iba seguido de vítores y apoyo. En la batería estaba James Lockhart, que no era muy buen músico, pero le ponía corazón a cada nota; Vince Dreyfuss era el que acompañaba con el bajo; Lance Stevenson daba ritmo a las melodías con su reluciente guitarra oscura; al frente, en la voz, estaba Zed Craig, un tipo con cabeza a rape, barba algo pronunciada, y que con su potente voz y su cuerpo alto y bien trabajado, levantaba el ánimo de los presentes.

Todo iba bien, pero en medio de su mayor éxito “Fucking politicians”, un grupo de asistentes al concierto comenzó a generar un movimiento poco inusual. Los miembros del grupo notaron esto, pero creían que se debía a una riña, como las hay muchas en ese tipo de eventos. Pronto, la atención del público se dirigió a aquel tumulto, y el grupo dejó de tocar.
-Shall we continue? –preguntó Lance.
-I don’t know, hold on –respondió Vince.
Vince dejó su instrumento y bajó del escenario, se acercó entre empujones, y vio que un grupo de zombies estaban devorando a algunos asistentes. Un reducido sector luchaba con navajas y golpes con los zombies, la mayoría huía de ahí.

Vince regresó al escenario con los demás, James también deambulaba para ver qué sucedía.
-They’re fucking zombies, man! –gritó Vince, el resto de sus compañeros se rió creyendo que era una broma a la que los tenía acostumbrados el bajista.
-Ok, let’s stop this bullshit –Zed tomó una de las guitarras que estaban a espaldas del escenario, estaba convencido de que se trataba de un grupo de agitadores. Cuando los cuatro músicos se acercaron, pese a las negativas del personal de seguridad y agentes que rondaban por ahí, descubrieron la macabra realidad.

Un grupo de infectados estaban mordiendo y arrancando trozos de carne de los asistentes, James tomó uno por el hombro y lo lanzó hacia atrás, como relámpago, otros dos infectados se lanzaron y le mordieron el pecho y pierna.
Lance impactó su guitarra en la cabeza de uno de ellos, y mientras ayudaba a James a levantarse, pateaba la cara del otro.

Zed estaba como poseído, azotaba la guitarra en algunos zombies, y aún muertos los golpeaba hasta desfigurarles el cráneo.
-Come here, bitches!!! –gritaba Zed mientras escupía y seguía golpeando algunos zombies cercanos.
Aquello fue una carnicería, pese a que la mayoría del público ya había huido, aún quedaban algunos rezagados o que se habían unido a la lucha.
-¿Necesitan ayuda? –preguntó alguien a Vince-, ¿dónde están los demás del grupo?
-Sor… sorry, I don’t understand you, man –respondió Vince, y dentro de su distracción, uno de los zombies del duelo le mordía el tobillo –Aaaahhhh!!!

Minutos después, Zed tenía su playera oscura con una enorme calavera estampada al centro, llena de sangre. Pero no era suya, sino de los infectados a los que había aniquilado, se reunió al centro con un pequeño grupo de sobrevivientes, decidieron cerrar las puertas del lugar y descansar.
Se trataba de unos cinco seguidores del grupo, dos de ellos habían sido mordidos, también estaban unos 3 miembros del staff, y los 4 miembros de la agrupación, de los cuales, el único que no había sido mordido era Zed.

-You’ll be fine –le decía Zed a James, que no paraba de quejarse.
-¡Esto es una locura! –decía uno de los asistentes que se salió de sus casillas-: ¡Todos vamos a morir!
-¡Cállate, hombre! –le dijo Zed, que sabía algo de español, ya que había visitado numerosos países de habla hispana anteriormente, y había sido el único de los 4 que se había preocupado por tener al menos noción de lo que gritaba el público.

***

Habían pasado muchas cosas desde la noche de ese concierto hasta el día de hoy, Zed había sobrevivido a todas y cada una debido a una sola cuestión: agallas. Sólo le acompañaba un miembro del staff llamado Karl y alguien del público llamado Vicente.

Estaban a cierta distancia del aeropuerto.
-¡Allá está el aeropuerto! ¡Estamos salvados! –gritó Vicente.
-Silence! –lo calmó Karl –I got a bad felling… I don´t know.
-We must go on –terció Zed.
-¿Qué sucede? –Vicente no tenía idea de lo que decían.
-Que vamos delante –respondió Zed, que tenía un español algo elemental.
-Man, we’re fucked!!!! –gritó Karl al ver una marabunta de zombies dirigiéndose hacia ellos.
-They’re mine… c’mon, assholes!!! –gritó Zed, que se puso de frente al montón de zombies que venían, tenía empuñada la guitarra en una mano, y una pistola en la otra.
-¡No, debemos sobrevivir! –Vicente lo tomó del brazo y lo jaló en dirección contraria -¡Mira, allá hay más sobrevivientes!
Zed guardó la pistola, miró con desprecio a los zombies y corrió al lado de Karl y Vicente. A media distancia de ahí se encontraba el grupo de Facundo que disparaba a los zombies cercanos con armas de alto calibre.
-My God, it’s Rambo –dijo Zed riéndose mientras veía al Facundo disparando a diestra y siniestra – and his dwarfs-, mirando al resto.

-¡No disparen, son más vivos! –gritó Jorge que los divisó a distancia.
-Miren el tamaño de esa mole –se asombró Yeray al ver a Zed.
Los nuevos supervivientes llegaron al lugar donde estaba el grupo de Facundo.
-Muchas gracias, creímos que moriríamos –dijo Vicente.
-Pues aún no canten victoria, que viene un grupo grande de ellos –señaló Bergen, que ya se veía algo más recuperado y con la adrenalina hasta el tope
-Give me that! –Zed le arrebató un arma a Luis y comenzó a disparar contra el grupo que venía cada vez más cerca.
-¡Alto! –gritó Facundo-. Dile al mastodonte que debemos llevar a Adán al laboratorio, debemos tener cuidado.
-No me digas más así –volteó Zed que lo miró con furia-, que sé algo de español.
Si Facundo era alto, Zed le sacaba al menos la cabeza y el doble de brazos, así que el policía se remitió a seguir disparando.
-¿Quién Adán? –preguntó Zed.
-Ese que está de rodillas, de ropa rasgada –respondió Facundo, que entendió la pregunta a pesar de no estar bien articulada.
Zed tiró el arma de Luis, tomó la guitarra que tenía colgada en la espalda y caminó a zancadas hacia Adán.
-¡Está loco! –dijo Juan-. Si lo muerden hay que matarlo de inmediato, no quiero enfrentarme a un zombie de ese tamaño.
Zed tomó un par de piedras del suelo con una mano, lanzó la primera directo a la cabeza del zombie más cercano, con la otra le reventó el cráneo de cerca de otra más que le había cerrado el camino. Tomó el extremo de la guitarra con las dos manos y se abrió camino hasta Adán que seguía en el suelo, el grupo de zombies se apretaba cada vez más.
-Look out! Watch your back, Zed! –le gritó Karl, Zed volteó, tomó del cuello al zombie que se le acercaba por la espalda, y lo lanzó hacia otro montón de zombies cercanos a Adán.
Los demás sobrevivientes dejaron de disparar, estaban estupefactos al ver a aquel hombre con los músculos de la cara contraídos y que se quitaba zombies como si fueran figuras de cartón.

Zed levantó a Adán por la espalda, con la guitarra golpeaba a los zombies que se le acercaban, caminó a grandes zancadas de regreso, y azotó a Adán a los pies de Facundo. El rostro de Zed era de furia, Facundo sabía que en él había un arma impresionante, pero desde el punto de vista humano, sabía que corría también mucho riesgo.

La ola enorme de zombies que se acercaba, ya se había revuelto con el pequeño grupo que tenía Adán, así que el grupo decidió subir a Adán al convoy de una manera segura para que no causara estragos, y regresar todos juntos.
-¡Arranca, Yeray! –apresuró Facundo-. Que ni siquiera con Mr. Hulk aquí podemos ganarle a esa oleada.
El grupo emprendió camino de regreso, Zed seguía con los puños apretados, todos sabían que era una máquina salvaje, y que no lo podían contener tranquilo durante mucho tiempo.

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Pues aquí les dejo este adelanto, para los que querían más de la historia… y aquel que mate a Zed, sufrirá una agonía dolorosa (al menos su personaje jajajaja).

Facundo, Juan, Jorge, Luis, Yeray, Bergen, Samuel, y los nuevos recién aparecidos, Zed, Karl y Vicente, se dirigian a la escuela, mientras Zed contaba su historia, como ayudado por Karl y Vicente había llegado hasta ese lugar.

-Entonces de ahí te me hacías conocido- Dijo Samuel
-Sí, por eso debe ser- Dijo Zed
-Tú eres el famosísimo Zed Craig, eres mi estrella favorita- Dijo Samuel con una sonrisa en la cara
-Así es- Dijo Vicente con una sonrisa también

Mientras los dos hablaban de el mundo del metal, Facundo, Yeray, Bergen y Luis decidian a donde ir.

-Bueno, ¿entonces?- Dijo Yeray
-¿Vamos a la escuela?- Dijo Luis
-No sé, tal vez ellos no volvieron- Dijo Bergen
-Pero tal vez sí volvieron- Dijo Luis
-Vamos a ir a la escuela- Interrumpió Facundo
-¿Y si no volvieron?- Preguntó Bergen
-Si no volvieron, los esperamos unas horas- Dijo Facundo
-¿Y si no vuelve?- Preguntó Luis
-Si no vuelven los vamos a buscar- Dijo Facundo

Jorge y Juan hablaban muy tranquilos, nadie podía escuchar lo que decían, en el lado opuesto, Zed y Karl también charlaban, pero en inglés, y muy rápido, eso hacía más difícil la comprensión para el resto...

Luego de un largo viaje, estaban por fin llegando a la escuela, pero depronto surgió un imprevisto. Un pequeño grupo de zombies se aproximaba a ellos. Sabían que si los arrollaban podían dañar al vehículo...

Todos se prepararon y saltaron, y se dirigieron hacia el pequeño grupo. Eran unos 10 en total, eran exactamente 1 para cada 1...

Luego de matar a ese grupo, subieron otra vez al vehículo. Se dieron cuenta de que los zombies habían sido atraídos por Adán, que gemía sin control. Entonces se dieron cuenta de que tendrían que amordazarlo...

No fue un trabajo difícil, ya que mientras Jorge lo sostenía, Facundo le apretó la boca con un pedazo de tela...

Ahora, con el camino despejado, enfilaron hacia la escuela...

Al llegar, todo estaba tal cual lo habían dejado, no había nada roto ni ninguna señal de combate cercano...

-Bueno, ahora solo nos toca esperar- Dijo Facundo


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No sabía muy bien que vehículo era el que tenían, por eso siempre que se habla de eso, digo vehículo

Creo que era un camión, pero no estoy seguro...

Saludos

Simón observaba la escena desde arriba, aunque no podía ver con total claridad, reconocía aquel lugar, porque ya había estado allí. Cuando mató por primera vez. Aquel torrente de nuevas sensaciones, todas tan maravillosas e intensas que no podía expresarse con simples palabras. A sus pies, la mujer imploraba-entre sollozos- piedad, y eso excitaba a Simón sobremanera. No sabía quién era, posiblemente algún desecho de la sociedad. Ese aspecto importaba a Simón bien poco, sólo quería probarlo, sí, tenía que hacerlo.

La verdad es que se había ensañado con aquella pobre chica, había cogido el bate de baseball que utilizaba en los entrenamientos, y le había incrustado en la punta muchos clavos, tenía que ser así, sucio, brutal. Ella suplicaba por su vida, decía que haría lo que fuese. Obviamente se refería al sexo, cosa que a Simón no le interesó lo más mínimo.

Aquel amasijo de carne y huesos sollozante miraba a Simón, rogando clemencia, lo que hacía disfrutar más a Simón y golpear con más pasión. Hasta que golpeó su cráneo y éste produjo un sonido acuoso, la chica dejó de moverse. Simón sentía un hormigueo subir desde sus pies hasta su cabeza, cerró los ojos e intentó ralentizar su respiración, estaba jadeando.

- ¿¡Simón?! ¿¡Estás bien?! – dijo Alicia mientras le zarandeaba por los hombros –

Simón volvió en sí. Se encontraba en mitad de un pasillo, de rodillas. Estaba totalmente desorientado y el corazón le latía tan violentamente que le sorprendió que no lo oyesen los demás.

- ¿Qué…dó…dónde estoy? – preguntó parpadeando varias veces y mirando a su alrededor.

Alicia estaba agachada en frente suya con las manos en sus hombros, a su lado estaban Fernando y Julio, observando atónitos a Simón. Más adelante, a una distancia prudencial, se encontraban Mariana y Elena (la cual se encontraba escondida detrás de Mariana)

-Simón, ¿qué te ha pasado? De repente te has caído de rodillas, comenzaste a temblar y a jadear. – preguntó Alicia expresando preocupación.

Todas las miradas se pararon en Simón. Lo cierto es que Simón también estaba preocupado, eso le había pasado dos veces en toda su vida y nunca fue buena señal. Significaba que algo estaba mal en su cabeza, tal vez estaba estirando demasiado el delgado hilo de la cordura que le mantenía en contacto con el mundo real.

-Creo…creo que me ha dado una bajada de tensión, hace rato que no como nada – contestó Simón mientras intentaba ponerse en pie, lo cual no fue fácil, ya que temblaba de pies a cabeza.

Alicia parecía creer que el frágil de Simón podría precipitarse y caer en cualquier momento, así que le agarró del brazo hasta que Simón le repitió por tercera vez que se encontraba bien. Pese a lo que había dicho Simón, los demás no se le acercaron mucho, como si estuviese contagiado de una extraña enfermedad que se transmitía con estar a menos de dos metros de él.

Siguieron inspeccionando la última planta mientras Simón intentaba darle sentido a todo el barullo que tenía en su cabeza. ¿Por qué ahora? ¿Qué significaba? Había pasado mucho tiempo desde aquel momento en el que le arrebató la vida a aquella desgraciada. Entonces, ¿para qué pensar en ella? A no ser…

La mirada de Simón se posó en Alicia, luego en Mariana, y finalmente en Elena. ¿Debía volver a hacerlo? ¿Cómo un ciclo? Y si fuese así, ¿a quién debería escoger de las tres?

Pensó en Mariana, no era nada especial, muy simple. Elena…no le importaba ni lo más mínimo que fuese una niña pequeña, y seguro que le pondría mucho empeño a su súplica…Pero luego pensó en Alicia, por alguna extraña razón no se había sentido cómodo cuando se relacionaba con los demás, en especial con Fernando. ¿Debía ser ella? En cierto modo quería poseerla, no sexualmente, eso no atraía su atención. Pero debía ser suya…solo suya

-Chicos -dijo Fernando colocándose frente al grupo y mirándolos a todos- no podemos hacer nada más en este lugar, propongo una cosa, volvamos a la escuela, allí esperaremos a los demás y luego iremos en busca de Adán, si somos muchos tendremos más posibilidades, con suerte le encontraremos y estos idiotas podrán elaborar una cura.

Si yo no lo impido, pensó Simón.

Todos los demás estaban de acuerdo en que eso era lo más lógico. Regresarían a la escuela y esperarían al otro grupo, luego, cuando estuviesen juntos, irían en busca de Adán, lo llevarían al laboratorio y rezarían para que la cura funcionase.

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Sé que todos amais a Simón.

El plan que tenian los supervivientes del laboratorio estaba claro, volverian al colegio a esperar a los demás y si no regresaban pronto irian a buscarlos.
Esa idea los agradaba a todos, pero todavia quedaba un largo camino de regreso.

-Chicos, somos muchos, tratare de bajar y coger un coche- dijo Julio
-Julio, te acompaño, es peligroso ir solo afuera- contestó Fernando cogiendo su arma y revisando la munición.
-¿Quereis que baje y os ayude?-Pregunto Alicia con su palo de golf en la mano.
-No hace falta, creo que nos las apañaremos bien, en cuanto escucheis un claxon bajar rápido y montaros- costestó Fernado.

Los dos bajaron por las escaleras y se pararon frente a la puerta de los científicos para explicarle el plan a Arturo, pero a ninguno le hizo gracias entrar y decirselo con lo cual siguieron hacia la calle para buscar el transporte.
Con sigilo, abrió la puerta Julio y miró hacia los dos lados de la calle. Ni un alma se veia por alli. Andando despacio salieron los dos y observaron los coches que habia alli.

-¿Cuántos somos?-Pregunto Julio pensativo al ver un monovolumen con las llaves puestas.
-No lo se, espera, Simón, Alicia, Mariana y la niña, Arturo y nosotros dos, en total 7, ahi no cabemos si lo preguntas por el Scenic- respondió Fernando a la pregunta.
-Vale y ¿si cogemos varios coches seria más incomodo pero es la unica opción?- preguntó Julio arrascandose la barba.
-Perfecto, muy buena si señor, tu coge el Scenic, yo soy más joven prefiero ese- contestó Fernando señalando un Seat Leon rojo.

Cada uno andó hacia su nuevo coche, Julio subió sin problemas al Scenic y comprobó que estaba todo bien. Ningun problema se le pasó por la cabeza a Julio arrancando el motor. Por otro lado Fernando cuando se acerco al coche, vio que el conductor aun estaba dentro, por fortuna para él, no se movia en el bando de los zombies, cuando le saco y comprobo que nadie mñas habia dentro arranco el coche y lo acercó a la puerta.

En la planta de arriba. Alicia estaba sentada junto a Simón que hablaban de sus cosas por otra parte, Mariana abrazaba a la niña, que temblaba de frio.

-Bueno Simón, ¿Qué te paso antes? ¿Te encuantras mal?-Preguntó Alicia mirando a la cara a Simón.
-No, estoy bien, solo fue un bajón de azucar, estoy bien de verdad- respondió Simón.
-Te creo no te preocupes, en cuanto llegemos al colegio comereos algo-dijo Alicia parandose en seco al escuchar un ruido- ¿escuchaste eso?, ¿ya estan abajo?
-Si, los veo por la ventana, pero... ¿para que quieren dos coches?-Preguntó Simón estrañado.

No tardaron mucho en bajar, Alicia y Simón montaron en el Seat Leon rojo, y las otras dos en el Scenic con Julio. Fernando acelero hasta ponerse en paralelo con Julio y le hizo una seña con la mano para que avanzara, como Julio no sabia llegar al colegio dejó que avanzara primero Fernando.

Este no se lo penso dos veces y acelero a fondo su coche, la calle estaba tranquila, demasiado tranquila. Por la calle que avanzaban estaba desierta, si no hubieran pasado por el infierno anterior no se hubieran percatado de la historia. De nuevo el coche de Julio se puso en paralelo con el de Fernando.

De reojo si miraban como retandose a una carrera, giraron por una calle que parecia vacia, y doblaron la esquina hacia la calle secundaria si circulaban todo recto llegarian al colegio.
La calle que transitaban estaba vacia, ningun coche estaba en medio y aprobecharon para pisar a fondo, pronto se vió que el Seat tomó la delantera al tener un motor más potente, Fernando bajó la velocidad al ver el colegio y encendió el intermitente para señalar que debian aparacar al lado del colegio.


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Bueno pues aqui mi parte, además esta parte si que tiene emociónXD

Fernando, Alicia y Simón detuvieron su Seat León a las puertas del colegio. Junto al coche, Julio paró el motor y Mariana y Elena bajaron del coche. Elena se encontraba rara, cada vez sudaba más y su piel estaba adquiriendo un extraño tono amarillento. Nadie parecía darse cuenta de ello, estaban demasiado ocupados en sus asuntos para preocuparse de una pobre niña. Dentro del recinto del colegio había aparcado un vehículo.
- Chicos, estamos de suerte - gritó Mariana con emoción- parece que el grupo de Jorge y Facundo ya ha llegado. Jorge, Jorgeeee - Mariana entró corriendo por la puerta principal del colegio.
- Esta mujer - dijo Alicia- ¿Y si hay algún bicho de esos?
- Dejalá. Va a reunirse con su amado - respondió Simón guiñando un ojo a Alicia
- Jaja, lo sé pero debería tener más cuidado. No son tiempos para volverse una loca enamorada. Se pueden hacer locuras pero con cien ojos...
- Sí, tienes razón - dijo Fernando - Pero que surjan sentimientos es inevitable.
- Bueno, bueno, dejaros de amoríos que estamos aquí para lo que estamos - interrumpió Julio la charleta - Lo primero es cerrar esas puertas y entrar.

Después de cerrar la puerta principal, Julio, Fernando, Elena, Simón y Alicia entraron en el colegio. Todo estaba tal cual lo habían dejado antes. Un murmullo de voces, acompañado de un extraño grito se oía al fondo del pasillo principal. Lo que antes era la cafetería se había convertido en un improvisado hospital donde una mesa servía de camilla, los doctores eran civiles y militares y el paciente era un zombie. Fernando lo reconoció: Era Adán.
Al fondo, Mariana y Jorge no hacían caso a nadie más. El mundo se habia detenido para ellos un momento y se habñian fundido en un eterno beso.
- Miralos - dijo Alicia, golpeando en el brazo a Fernando- Qué románticos se ponen en un momento como éste..
- Sí. Es bonito verlo pero me trae malos recuerdos.
- Lo siento - dijo Alicia algo avergonzada por la broma.
- No pasa nada - contestó Fernando mientras la empujaba delicadamente de la cintura- Ahora vamos a ver a Adán y a nuestro amigo Facundo.
- Chicooooos, por fin estáis aquí. Sí que habéis tardado - gritó Facundo mientras se acercaba y daba un abrazo a Fernando- ¿Habéis tenido muchos problemas?
- Algún que otro susto y algún que otro zombie. ¿Verdad Simón? Se ha portado como un valiente. Nos salvó la vida!
- Sí - dijo Simón que seguía ausente y no perdía detalle de la relación entre Alicia y Fernando - No he sido el único. Alicia también me salvó un par de veces. ¿Verdad? - Simón miró a Alicia con un extraño brillo en la mirada. Alicia se limitó a asentir.
- Veo que traeis compañía - dijo Luis, señalando a Julio- Nosotros también hemos encontrado gente. Ese alto es Zed craig, aquel es Vicente y el otro es Karl. Y ese deshecho de ahí es Adán, el experimento.
- Yo soy Julio.
- Ehhhhh, yo a ti te conozco - dijeron Alicia y Fernando al unísono, refiriéndose a Zed Craig.
- Ohhh, yes. Soy un cantante. But not now
- Vamos al tema - dijo Simón - ¿Ese es Adán? ¿Hay que cargarselo? Lo haré encantado.
- No tan deprisa, Billy - dijo Facundo - Necesitamos a Arturo. ¿Dónde está?
- Pues... Lo perdimos en el instituto. Está a salvo pero se quedó para poder salir nosotros- dijo Fernando
- Hay que ir a buscarlo. Necesitamos un médico o un científico para poder hacer pruebas.
- Yo soy biólogo - intervino Julio - Pero necesitaré ayuda con esto. De un profesional, me temo.
- Pues hay que ir a buscarlo. ¿Voluntarios?
- Compañero, creo que esta vez me quedaré en el colegio - dijo Alicia - Y creo que Jorge y Mariana están muy ocupados para ofrecerse en esta ocasión
- I´ll go - gritó Zed Craig - And Karl too
- Yo también - dijo Luis
- Y yo. Alguien tiene que indicaros el camino - dijo Julio - Y aprovecharé para coger unos instrumentos.
- Yo os acompañaré. Sé como llegar hasta el laboratorio sin tener demasiados problemas - intervino Fernando. Alicia miró con cara de pena a Fernando. - No te preocupes que volveré.
- Yo buscaré alimentos con Simón - dijo Alicia - Tiene que comer algo después de su mareo. Y yo también.
- Yo te ayudaré a buscarlos - dijo Simón - Me quedo contigo. Alguien tiene que ocuparse de ti... Quiero decir, de que no te metas en líos.
- Esta bien. Iremos Luis, Zed y yo, de momento. ¿Alguien se apunta?
- Nosotros vamos - gritaron Juan y Yeray
- Yo, si no os importa me quedaré aquí. No sé disparar y prefiero vigilar- dijo Samuel.
- ¿Y Bergen? - dijo Fernando
- Salió a dar una vuelta por el patio del colegio. No creo que esté en condiciones de venir - intervino Luis.
- A jugar con la pelota. Si es que manda narices...
- De acuerdo, el resto que se quede vigilando a Adán.

Facundo, Fernando, Luis, Yeray, Juan, Fernando y Julio volverían al laboratorio al día siguiente. Esa noche tendrían que descansar y partir con los estómagos algo insatisfechos pero llenos al fin y al cabo.
Los demás se quedaron en el instituto para descansar un poco y buscar alimentos para los próximos días.

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Bueno... mucha acción no tiene pero se van perfilando las relaciones entre los protagonistas, no? jeje

Se habia hecho de noche muy rapido,habia pasado 1 hora desde que partieron Luis,Yeray y los demas,Bergen estaba sentado bajo un arbol iluminado con la luz de la luna en el patio de la escuela,estaba temblando y tenia mucha sed,pero por mas que tomara agua no se saciaba,tambien tenia muchas nauseas y sudaba,su organismo pedia a gritos el polvo magico que habia llevado consigo antes,Alicia que lo observaba desde una ventana de la primera planta decidio ver que le pasaba.
-Oye te encuentras bien?-Le pregunto Alicia.
-S-sss-si estoy bien,ppp-pperfectamente bien-Dijo con dificultad Bergen.
-Me contaron de tu problema sabes...No pasa nada...Esto va a desaparecer-Lo tranquilizo Alicia.
-Quien mierda te conto lo que a mi me sucede he!?-Grito en un arrebato de furia Bergen con sus manos en el cuello de Alicia.

Bergen la estaba estrangulando pero la solto inmediatamente mietras contemplaba sus manos,le estaban temblando.De pronto aparecio Simon con una pequeña sonrisita dibujada en su cara,ese chico le daba mala espina a Bergen.
-Oigan que sucede?Escuche unos ruidos extraños-Pregunto Simon.
-Que le hiciste a Alicia?-Simon pudo ver como Alicia tenia dificultad para respirar.
-Oye estas bien,Alicia dime algo.
-Si si,estoy bien,no pasa nada-Dijo Alicia con cierta dificultad.

Cuando Simon ayudaba a Alicia a levantarse,pudo observar que Bergen tenia un aire muy distinto a cuando lo habia conocido,ahora ya casi no hablaba con nadie y su mirada solo irradiaba desprecio.

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Bergen hiba caminando por uno de los pasillos del colegio,cuando de pronto aparecio Jorge con dos barras de hierro,una en cada mano.
-Oye necesito que me ayudes con algo,una puerta esta cerrada con llave y detras hay un ruido extraño,mira tu abres la puerta y yo te cubro vale?
-Vale dame la barra,listo,a la cuenta de tres...uno...dos...tres!.

Bergen hiso caer la puerta de una patada y detras de la misma habia un zombie obeso el cual emanaba un olor putrefacto,se podan apreciar las visceras que asomaban por una enorme grieta que tenia en el estomago.
Jorge lo mato de 3 golpes en la cabeza,mientras Bergen revisaba en busca de cosas utiles.
-No hay nada aqui,solo un maldito gordo muerto-Dijo deshanimado Bergen.

De una de las aulas salio Mariana,que con una mano en el pecho dijo muy asustada-que ha pasado?.
-Nada,simplemente estabamos revisando una vez mas antes de irnos a dormir-Le dijo Jorge tranquilizandola.

Jorge y Mariana se fueron por el lado izquierdo del pasillo mientras que Bergen por el lado derecho,tenia mucha rabia dentro y no sabia como usarla,le tenia odio a esas personas sin razon alguna,no habia sentido eso desde que su padre se suicido.

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Listo termine lo mio...

Simón y Alicia estaban en el despacho del director, buscando algo útil. Mientras, Simón pensaba en Alicia. ¿Cómo iba a conseguir estar a solas con ella sin la posibilidad de que nadie le interrumpiese? Había demasiada gente en el grupo, y si aparecía alguno de ellos y le veía ya podía correr.

Simón revisaba el cajón de objetos confiscados mientras Alicia buscaba entre las estanterías. Entonces Simón lo vio, en una bolsita de plástico había alguna clase de polvo blanco, Simón sabía que era perfectamente, y en ese momento todas las piezas encajaron por si solas en su cabeza.

- Eh, mira lo que he encontrado –dijo Alicia agitando una botella de whisky con una sonrisa en su rostro-

- Vaya, veo que has encontrado el tesoro, bucanero- le dijo Simón medio divertido- ¿qué te parece si lo celebramos?

- ¿Y qué tenemos que celebrar exactamente? – Preguntó Alicia mientras se sentaba en el escritorio observando la botella-

- Bueno, seguimos vivos ¿no? Además, estamos rodeados de buena gente- dijo Simón mientras se sentaba a su lado- Creo que es motivo de celebración.

Alicia pareció pensárselo un momento, su mirada pasaba de la botella a la puerta. Finalmente, cerró la puerta y los dos se sentaron en el suelo, apoyados en el escritorio. Alicia abrió la botella, tomó un poco y se la pasó a Simón, este hizo como que bebía, luego le volvió a pasar la botella a Alicia.

Continuaron con su conversación intrascendente largo rato, hasta que Alicia comenzó a cabecear a causa del alcohol y del cansancio. Se apoyó en el pecho de Simón mientras este le acariciaba el cabello suavemente.

Pronto, pensó Simón, pronto.

Cuando Alicia se hubo dormido completamente Simón se levantó cuidadosamente dejándola apoyada en su chaqueta, durmiendo plácidamente. Sin hacer ruido salió de la habitación, ya era casi de noche, por lo que no se veía mucho. Simón sabía lo que tenía que hacer.

Buscó a Bergen y le encontró apoyado en uno de los pasillos, apoyado en una taquilla. Parecía nervioso y respiraba agitadamente, Simón soltó la bolsa con cocaína en el suelo, golpeó la taquilla que tenía a su izquierda y rápidamente se metió en la de al lado.

Bergen levantó su arma y con mucha precaución se acercó al lugar de donde procedía aquel ruido. Miró hacia el suelo y por un momento se quedó completamente inmóvil, ahí estaba, el objeto de su adicción. Bergen miró hacia los lados y se agachó dejando su arma en el suelo. Iba consumirla allí mismo. Simón esperó pacientemente, cuando acabó de consumir se quedó apoyado en la taquilla. Entonces Simón salió y le dejó inconsciente con un certero golpe del mango de su bate. Simón cogió su arma y se dispuso a ejecutar la segunda parte de su plan.

Caminó por los pasillos procurando no hacer ningún ruido y entonces vio a Mariana y Elena salir del cuarto de baño de las chicas.

- Vamos a buscar algo para bajar esa fiebre, ¿vale? –le dijo Mariana a Elena en un tono tranquilizador –

Simón corrió a su encuentro y ellas se sobresaltaron al verle aparecer tan súbitamente.

- Chicas, tienen que ver esto –dijo Simón en un tono nervioso.

- ¿Qué pasa Simón? –preguntó Mariana visiblemente preocupada.

- Se trata de Bergen, ¡necesita ayuda! –exclamó Simón mientras les hacía un gesto para que le siguiesen-

Llegaron hasta Bergen y se agacharon al lado suya, intentando ver que le ocurría. En ese momento Simón alzó el arma, iba a disfrutarlo tanto…
Elena giró su cabeza hacia Simón y cuando estuvo a punto de gritar recibió un disparo en la frente, lo que hizo que su cuerpo cayese al suelo, inerte. Mariana se giró hacia Simón y un segundo después su cuerpo también cayó, muerto.

Simón dejó el arma en la mano de Bergen y volvió lo más rápido que pudo junto a Alicia, ella seguía tranquilamente dormida, así que se colocó en su posición inicial, con la cabeza de Alicia apoyada en el pecho y cerró los ojos, se supone que él también estaba dormido.

Su plan había salido a la perfección. Pronto llegarían los demás atraídos por los disparos y verían a Mariana y Elena muertas, justo al lado, a Bergen colocado, ya que Simón había colocado cuidadosamente a la vista lo que quedó de la cocaína. Todos pensarían lo mismo, Bergen, estando drogado vio aparecer a Mariana y Elena por el pasillo, creyendo que eran zombies les mató. Simón hasta se había asegurado de que no todos los disparos fueran perfectos, cuando mató a Mariana un par de tiros impactaron contra su pecho, haciendo notar que la puntería de Bergen no sería tan buena en ese estado.

Simón pensó en la reacción de Jorge, y no pudo evitar sonreír. Bergen se lo había buscado al atacar a Alicia, era sola suya.

Estaba amaneciendo,pero los rayos del sol no pasaban por las ventanas,debia de estar nublado,afuera no habia ni un sonido,ni de zombies,ni de pajaros,nada de nada.
Bergen desperto suavemente,le dolian los ojos y un poco las muñecas,abrio repentinamente los ojos como si hubiera despertado de una horrible pesadilla,y vio a su lado los cadaveres de Mariana,la duuulce Mariana y de la niña,Elena si mal no recordaba.
De pronto se dio cuenta que estaba atado a una silla en el salon de teatro de la escuela,tenia los pies atados,y las muñecas,que le sangraban un poco.Delante de el pudo ver a Luis con una expresion que nunca vio en su rostro,a Facundo con cierto aire de tristeza en el,Jorge que irradiaba una ira que inspiraba miedo,y por ultimo a Fernando,que no les quitaba el ojo a los cadaveres de Mariana y Elena.
-Tu les hiciste esto...Tu las mataste hijo de puta!-Grito Jorge propinandole un duro golpe a Bergen en su estomago a lo que de inmediato escupio un poco de sangre.
-Mierda saquenlo de aqui!-Ordeno Facundo a lo que Luis y Fernando obedecieron,sacaron a Jorge por la fuerza.
-Sabes lo que hiciste Bergen?Lo sabes!?-Grito con rabia Facundo,detras de el volvian Luis y Fernando.
-Porque no me lo explicas tu?No recuerdo mucho sabes...-Dijo con una pequeña sonrisa Bergen.
-Mira,ayer las mataste a ambas,recuerdas eso?No verdad?Pues te dire algo,cuando las mataste estabas drogado-Dijo pacientemente Facundo.
-Pero Facundo,yo vi como quemaste la cocaina o lo que sea lo que llevaba,con mis propios ojos.Ademas lo revisaste de arriba y abajo,no lo estoy defendiendo,pero eso es lo que vi y tu tambien lo viste.-Dijo Fernando mirando a Bergen.
-Ademas siempre que estuvo conmigo no se porto raro,solo que bebia mucha agua y sudaba mucho,eso era porque no habia probado esa mierda por dias,nunca le saque el ojo de encima,asi que nose.-Añadio Luis.
-Joder...ahora toca escuchar tu version de la historia Bergen,confio en que seras honesto-Dijo Facundo con cierto sarcasmo.
-Y bien?Te escuchamos.-Dijeron los tres al unisono.
-Yo...estaba apoyado contra una taquilla,estaba tratando de dormir,pero no podia a causa de la abstinencia,cuando de pronto oi un leve ruido,asi que fue lentamente con la pistola en mano a ver cual fue la causa,y ahi lo veo,un pequeño paquete con cocaina dentro,sentia como el corazon me latia a mil y rapidamente lo consumi,si lo consumi,cuando termine,alze la cabeza,y veo los pies de alguien enfrente mio,luego de eso solo recuerdo que recibi un fuerte golpe y nada mas.Esa es mi version,no miento,si ustedes me quieren creer creanme,sino jodanse!-Grito furiosamente Bergen.

Facundo,Luis y Fernando se habian alejado un poco para discutir en voz baja,algunas veces asentian y otras veces negaban,hasta que finalmente Facundo se aproxima a el y le dice-Te dejaremos libre,debe haber alguien mas aqui implicado,y si,creemos en tu version de los hechos-acto seguido Fernando y Luis desataron a Bergen.
-Luiso tu te quedaras con el,ya sabes que debemos ir al laboratorio,pero tu te encargaras de que no meta la para otra vez-Ordeno Facundo.

Bergen y Luis se habian ido a la cafeteria,no estaban con los demas superivientes,sino alejados de ese grupo,era seguro que Bergen seria visto con malos ojos.A lo lejos se escuchaba el camion de los demas supevivientes llendo hacia el laboratorio.

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Listo,que alguien mas lo siga,yo tengo una gran idea que hare luego