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Segunda prueba
¿Furulas?
Un zombie llama a la puerta
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Re: Un zombie llama a la puerta
Alicia se despertó con una espantosa resaca. La escasez de alimentos mezclada con la botella de whisky que había compartido con Simón, habían contribuído a ese impresionante dolor de cabeza que, probablemente, la acompañaría durante todo el dia.
- Buenos días, pequeña - dijo Simón con una sonrisa de oreja a oreja - ¿Has dormido bien?
- Sí, sí. Eres bastante cómodo - dijo Alicia mientras bostezaba - ¿Alguna incidencia durante la noche?
- Qué va. Hemos pasado aquí toda la noche juntos. Duermes como un lirón será el cansancio. Yo me he pasado aquí toda la noche, vigilando que no te metieses en líos. Para que veas...
- Muchas gracias, jeje, te debo otra más. ¿Cuántas van ya?
- He perdido la cuenta pero ya se me ocurrirá como puedes pagármelo - dijo Simón con ese extraño brillo en los ojos que incomodaba tanto a Alicia pero que tanto la atraía desde el principio.
- Bueno, bueno. Vamos a reunirnos con los demás.
Alicia y Simón salieron al pasillo y llegaron hasta la cafetería. De camino, apenas hablaron, Simón iba pensando en sus cosas. Sólamente pensaba en qué es lo que iba a hacer a Alicia cuando tuviera la oportunidad y qué es lo que habrían hecho Facundo, Fernando y Jorge, sobretodo Jorge, cuando descubrieran los cadáveres de las dos mujeres. Lo había hecho muy bien, esa noche había actuado perfectamente. Alicia era una perfecta coartada para él, todos confiarían en la palabra de la buena Alicia. SU Alicia, SU pequeña Alicia.
Cuando llegaron a la cafetería del colegio, no les esperaba un buen espectáculo. Dos cadáveres encima de la mesa, no eran zombies, sino los de Mariana y Elena. A una distancia prudencial, Adán se agitaba incansablemente, emitiendo ese grito continuado, ahogado por aquella mordaza improvisada.
Como vigilante, Juan y Yeray apuntaba, Jorge no se separaba en ningún momento del cadáver de Mariana.
Alicia se acercó gritando y corriendo. Simón iba dretrás, intentando ocultar su sonrisa.
- ¿Qué ha pasado? ¿Las han mordido? ¿Habéis tenido que matarlas? - Se dirigió Alicia a Jorge, poniéndole una mano en el hombro.
- No, no las han mordido. Ese soldado, hijo de puta drogadicto, las ha matado - dijo Jorge
- No puede ser. ¿Cómo ha sido? - dijo Alicia con lágrimas en los ojos - Simón, no hemos oído nada.
- ¿Dónde estabais vosotros dos? - dijo Yeray
- Estábamos buscando alimentos- dijo Simón mientras abrazaba a la desconsolada Alicia- Encontramos el despacho del director, nos sentamos allí y nos quedamos dormidos. Acabamos de despertar.
- Es verdad. No teníamos que habernos separado. Mariana estaría viva.
- No te culpes - habló Jorge - Ha sido Bergen. Ese cabrón. Me las pagará.
- Bergen - Alicia se deshizo del abrazo de Simón y salió corriendo de allí en busca de Bergen. Cuando lo encontró estaba con Luis. Los dos estaban haciendo una hoguera. Probablemente, estarían quemando la droga de Bergen.
Alicia se avalanzó contra Bergen tirándole al suelo - Cabrón, ¿qué has hecho? - gritaba dándole puñetazos - Ayer te interrumpió Simón y no te quedaste satisfecho. Tuviste que acabar con las dos, con la pobre niña y con Mariana.
- Alicia, tranquilizate - dijo Simón sujetándola de la cintura y levantándola como si fuera una muñeca. SU muñeca. Por un momento, tuvo malos pensamientos, pensó en Alicia como en una pequeña muñeca con la que jugar pero pudo contenerse - No sabes lo que ha pasado. Bergen, explícate.
- Apártala de mí. No quiero hacerla daño. Yo no he hecho nada. Alguien me golpeó mientras estaba colocado. Mi único crimen es la puta droga pero acabo de quemarla. Luis es testigo.
- Sí. Acabamos de quemarla. Yo creo que no ha hecho nada. -dijo Luis.
- Ya veremos. Me voy porque no quiero verte. Tengo que soportarte pero nadie me obliga a estar contigo. Simón, puedes soltarme - dijo Alicia - No voy a hacer nada - Pero Simón no quería. Al final tuvo que hacerlo - Voy a hablar con Jorge y con Juan a ver dónde están Fernando y el resto. Muchas gracias por sujetarme. Te debo otra
- Me las pagarás todas juntas - pensó Simón para sus adentros...
- Buenos días, pequeña - dijo Simón con una sonrisa de oreja a oreja - ¿Has dormido bien?
- Sí, sí. Eres bastante cómodo - dijo Alicia mientras bostezaba - ¿Alguna incidencia durante la noche?
- Qué va. Hemos pasado aquí toda la noche juntos. Duermes como un lirón será el cansancio. Yo me he pasado aquí toda la noche, vigilando que no te metieses en líos. Para que veas...
- Muchas gracias, jeje, te debo otra más. ¿Cuántas van ya?
- He perdido la cuenta pero ya se me ocurrirá como puedes pagármelo - dijo Simón con ese extraño brillo en los ojos que incomodaba tanto a Alicia pero que tanto la atraía desde el principio.
- Bueno, bueno. Vamos a reunirnos con los demás.
Alicia y Simón salieron al pasillo y llegaron hasta la cafetería. De camino, apenas hablaron, Simón iba pensando en sus cosas. Sólamente pensaba en qué es lo que iba a hacer a Alicia cuando tuviera la oportunidad y qué es lo que habrían hecho Facundo, Fernando y Jorge, sobretodo Jorge, cuando descubrieran los cadáveres de las dos mujeres. Lo había hecho muy bien, esa noche había actuado perfectamente. Alicia era una perfecta coartada para él, todos confiarían en la palabra de la buena Alicia. SU Alicia, SU pequeña Alicia.
Cuando llegaron a la cafetería del colegio, no les esperaba un buen espectáculo. Dos cadáveres encima de la mesa, no eran zombies, sino los de Mariana y Elena. A una distancia prudencial, Adán se agitaba incansablemente, emitiendo ese grito continuado, ahogado por aquella mordaza improvisada.
Como vigilante, Juan y Yeray apuntaba, Jorge no se separaba en ningún momento del cadáver de Mariana.
Alicia se acercó gritando y corriendo. Simón iba dretrás, intentando ocultar su sonrisa.
- ¿Qué ha pasado? ¿Las han mordido? ¿Habéis tenido que matarlas? - Se dirigió Alicia a Jorge, poniéndole una mano en el hombro.
- No, no las han mordido. Ese soldado, hijo de puta drogadicto, las ha matado - dijo Jorge
- No puede ser. ¿Cómo ha sido? - dijo Alicia con lágrimas en los ojos - Simón, no hemos oído nada.
- ¿Dónde estabais vosotros dos? - dijo Yeray
- Estábamos buscando alimentos- dijo Simón mientras abrazaba a la desconsolada Alicia- Encontramos el despacho del director, nos sentamos allí y nos quedamos dormidos. Acabamos de despertar.
- Es verdad. No teníamos que habernos separado. Mariana estaría viva.
- No te culpes - habló Jorge - Ha sido Bergen. Ese cabrón. Me las pagará.
- Bergen - Alicia se deshizo del abrazo de Simón y salió corriendo de allí en busca de Bergen. Cuando lo encontró estaba con Luis. Los dos estaban haciendo una hoguera. Probablemente, estarían quemando la droga de Bergen.
Alicia se avalanzó contra Bergen tirándole al suelo - Cabrón, ¿qué has hecho? - gritaba dándole puñetazos - Ayer te interrumpió Simón y no te quedaste satisfecho. Tuviste que acabar con las dos, con la pobre niña y con Mariana.
- Alicia, tranquilizate - dijo Simón sujetándola de la cintura y levantándola como si fuera una muñeca. SU muñeca. Por un momento, tuvo malos pensamientos, pensó en Alicia como en una pequeña muñeca con la que jugar pero pudo contenerse - No sabes lo que ha pasado. Bergen, explícate.
- Apártala de mí. No quiero hacerla daño. Yo no he hecho nada. Alguien me golpeó mientras estaba colocado. Mi único crimen es la puta droga pero acabo de quemarla. Luis es testigo.
- Sí. Acabamos de quemarla. Yo creo que no ha hecho nada. -dijo Luis.
- Ya veremos. Me voy porque no quiero verte. Tengo que soportarte pero nadie me obliga a estar contigo. Simón, puedes soltarme - dijo Alicia - No voy a hacer nada - Pero Simón no quería. Al final tuvo que hacerlo - Voy a hablar con Jorge y con Juan a ver dónde están Fernando y el resto. Muchas gracias por sujetarme. Te debo otra
- Me las pagarás todas juntas - pensó Simón para sus adentros...
Kealah- Cazadora con medias de seda
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Localización : Como dice Tatsu... Villadolor xDDD
Fecha de inscripción : 11/02/2010
Re: Un zombie llama a la puerta
Bergen se habia levantado del suelo donde yacia con Luis,el borracho que lo habia aguantado tantas veces,pero sin embargo tenia aprecio por el.
Bergen no feliz con la rivalidad que tenia con Alicia y Simon,fue a su encuentro,solo cruzo al lado de el,pero sintio un olor muy familiar,tenia un ligero olor a ese polvo blanco que tanto amaba Bergen.
Algo se le cruzo por la mente a Bergen-Fue el?El fue quien puso la cocaina?Fue quien me golpeo?-Tenia muchas dudas en su cabeza.
Bergen no evito pensar en que fue el quien le coloco la cocaina,pero entonces,porque olia a cocaina?Inmediatamente se encendio una llama en su interior,sentia mucha rabia,tenia ganas de pagar por lo que le hicieron.
No le importo si fue el o no,simplemente fue corriendo a el y le pego tal puñetazo en la cara que termino contra la estanteria de las provisiones.
Cuando Luis y Jorge fueron a separarlos el soldado estaba encima de Simon,quien trataba de cubrir los golpes.
-Basta!Basta!Joder detenganse!-Gritaba Alicia.
Luis y Jorge inmediatamente los separaron y se lo llevaron a un cuarto aparte.
-Crees que soy estupido imbecil!?Nose si fuiste tu!Pero me importa un carajo,mas te vale que ni me mires a los ojos!-Gritaba iracundo Bergen.
-Ya callate jodido drogadicto el no hiso absolutamente nada!-Gritaba entre sollozos Alicia.
-Mierda el hijo de puta me rompio la nariz-Dijo con un gesto de dolor Simon.
-Ven vamos a la enfermeria hay un poco de algodon ahi-Le dijo con una pequeña sonrisa Alicia.
Mientras que en el otro cuarto Bergen estaba frenetico,tiraba las sillas y cualquier objeto en su camino contra la pared,Luis y Jorge lo miraban con ojos asustados.
-Te dejaremos encerrado aqui hasta que vuelva Facundo-Dijo Jorge.
-Yo me quedare con el-Le dijo Luis.
-Ten cuidado,no confies ni un segundo en el-Dijo Jorge tras cerrar la puerta.
En la enfermeria estaban Alicia y Simon,Alicia le estaba colocando el algodon a la ensangrentada nariz de Simon.
-Ese hijo de puta me las pagara-Dijo furioso Simon.
-Olvidalo,es un hijo de puta,no te rebajes a su nivel-Le dijo Alicia.
-Vale...solo lo hare por ti,dijo con una ligera sonrisa Simon.
Luis miraba fijamente a Bergen que estaba sentado arriba de una mesa con una botella de agua en su mano.
-Deberias calmarte-Le dijo Luis.
-Y tu deberias dejar de decirme que hacer...No eres mi padre-Dijo resentido Bergen.
-Oye,que ha sido de tu padre?Se ha convertido en un zombie de estos?-Pregunto con mucha curiosidad Luis.
-Mi padre se suicido cuando era un niño,nose si lo extraño,no lose-Pronuncio en voz baja Bergen.
-Oye,gracias por andar cuidando de mi.
-No te preocupes,fui soldado tambien,tenemos algo en comun-Dijo felizmente Luis.
A lo lejos,el resto de los supervivientes habian llegado al laboratorio,estaban en la entrada,solo quedaba entrar y hacer el resto.
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Listo ya contribui con lo mio
Bergen no feliz con la rivalidad que tenia con Alicia y Simon,fue a su encuentro,solo cruzo al lado de el,pero sintio un olor muy familiar,tenia un ligero olor a ese polvo blanco que tanto amaba Bergen.
Algo se le cruzo por la mente a Bergen-Fue el?El fue quien puso la cocaina?Fue quien me golpeo?-Tenia muchas dudas en su cabeza.
Bergen no evito pensar en que fue el quien le coloco la cocaina,pero entonces,porque olia a cocaina?Inmediatamente se encendio una llama en su interior,sentia mucha rabia,tenia ganas de pagar por lo que le hicieron.
No le importo si fue el o no,simplemente fue corriendo a el y le pego tal puñetazo en la cara que termino contra la estanteria de las provisiones.
Cuando Luis y Jorge fueron a separarlos el soldado estaba encima de Simon,quien trataba de cubrir los golpes.
-Basta!Basta!Joder detenganse!-Gritaba Alicia.
Luis y Jorge inmediatamente los separaron y se lo llevaron a un cuarto aparte.
-Crees que soy estupido imbecil!?Nose si fuiste tu!Pero me importa un carajo,mas te vale que ni me mires a los ojos!-Gritaba iracundo Bergen.
-Ya callate jodido drogadicto el no hiso absolutamente nada!-Gritaba entre sollozos Alicia.
-Mierda el hijo de puta me rompio la nariz-Dijo con un gesto de dolor Simon.
-Ven vamos a la enfermeria hay un poco de algodon ahi-Le dijo con una pequeña sonrisa Alicia.
Mientras que en el otro cuarto Bergen estaba frenetico,tiraba las sillas y cualquier objeto en su camino contra la pared,Luis y Jorge lo miraban con ojos asustados.
-Te dejaremos encerrado aqui hasta que vuelva Facundo-Dijo Jorge.
-Yo me quedare con el-Le dijo Luis.
-Ten cuidado,no confies ni un segundo en el-Dijo Jorge tras cerrar la puerta.
En la enfermeria estaban Alicia y Simon,Alicia le estaba colocando el algodon a la ensangrentada nariz de Simon.
-Ese hijo de puta me las pagara-Dijo furioso Simon.
-Olvidalo,es un hijo de puta,no te rebajes a su nivel-Le dijo Alicia.
-Vale...solo lo hare por ti,dijo con una ligera sonrisa Simon.
Luis miraba fijamente a Bergen que estaba sentado arriba de una mesa con una botella de agua en su mano.
-Deberias calmarte-Le dijo Luis.
-Y tu deberias dejar de decirme que hacer...No eres mi padre-Dijo resentido Bergen.
-Oye,que ha sido de tu padre?Se ha convertido en un zombie de estos?-Pregunto con mucha curiosidad Luis.
-Mi padre se suicido cuando era un niño,nose si lo extraño,no lose-Pronuncio en voz baja Bergen.
-Oye,gracias por andar cuidando de mi.
-No te preocupes,fui soldado tambien,tenemos algo en comun-Dijo felizmente Luis.
A lo lejos,el resto de los supervivientes habian llegado al laboratorio,estaban en la entrada,solo quedaba entrar y hacer el resto.
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DarkHades- Pirómano
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Localización : Refugiándome en la estación de bomberos.
Fecha de inscripción : 11/01/2010
Re: Un zombie llama a la puerta
Simón estaba muy enfadado. ¿Los demás habían sido tan estúpidos como para creerle? Han ignorado todos los hechos-pensó Simón- estaba drogado y dice que alguien le golpeó, la última vez que estuvo en ese estado vio un zombie gigante. Y aún así le siguen creyendo.
Pero eso iba a cambiar muy pronto, Simón les había dado la oportunidad de librarse de Bergen ellos mismos, por las buenas. Pero le habían escupido a la cara, tendría que ser por las malas entonces.
Todos se encontraban en el comedor de la escuela, menos Bergen y Luis, Bergen estaba encerrado en el despacho del conserje y Luis le vigilaba. Otro alarde de genialidad por parte del grupo, poner a Luis custodiando a Bergen, como se llevan bien… De Jorge no había ni rastro.
Simón estaba sentado en uno de los bancos del comedor frente a Alicia, charlando animadamente.
Cuando Simón se terminó su paquete de patatas fritas se levantó sacudiéndose las migas.
- ¿A dónde vas? –preguntó Alicia.
- Voy a buscar a Jorge, no lo tiene que estar pasando muy bien, iré a hacerle algo de compañía –contestó Simón guiñándole un ojo- nos vemos luego.
Simón se dispuso a buscar a Jorge por el colegio, pero se paró en el vestíbulo. Ahí estaba, Adán, fuertemente atado. Se quedó un rato observándole, cuando trajesen a los científicos podrían elaborar una cura. Pero Simón no iba a permitirlo, por supuesto que no.
- Parece increíble, ¿verdad? – dijo una voz detrás de Simón – pronto tendremos la cura.
Simón se dio la vuelta y vio a Jorge, que estaba sentado en un banco, y por su aspecto y olor, dedujo que había bebido.
Simón se acercó a Jorge y se sentó a su lado.
- ¿Cómo estás? –preguntó Simón en un tono neutral.
- ¿Yo? De puta madre, ¿no me ves? Se acaba el mundo y un drogadicto de mierda se carga a Mariana – contestó Jorge con un hilo de voz.
- No me imagino…-Simón hizo una pausa, sabía que medir las pausas entre las palabras era muy importante en este tipo de conversaciones- No me imagino por lo que tienes que estar pasando, Jorge. En una situación así y encima que te arrebaten lo que más quieres. Y lo peor es que el culpable está libre y todos le perdonaron en el instante.
- ¿Qué derecho tienen, eh? ¡Era mi novia! ¡Ellos ni siquiera la conocían! Y esa pobre niña…-Jorge se llevó las manos a la cara y se puso a llorar.
Simón no pudo evitar sentir asco por él, tan débil…
- Exacto, no tienen ningún derecho. Tú deberías decidir qué hacer con Bergen. No ellos.
- Tie…tienes razón-dijo Jorge entre hipidos- joder, tienes razón.
Jorge se levantó y se dirigió al despacho del conserje un poco tambaleante. Simón en cambio, se aproximó a las puertas del vestíbulo, las cuales estaban fuertemente protegidas, y observó durante un largo rato a los zombies. Si esto no funcionaba, tendría que tomar medidas desesperadas, pensó Simón.
Pero eso iba a cambiar muy pronto, Simón les había dado la oportunidad de librarse de Bergen ellos mismos, por las buenas. Pero le habían escupido a la cara, tendría que ser por las malas entonces.
Todos se encontraban en el comedor de la escuela, menos Bergen y Luis, Bergen estaba encerrado en el despacho del conserje y Luis le vigilaba. Otro alarde de genialidad por parte del grupo, poner a Luis custodiando a Bergen, como se llevan bien… De Jorge no había ni rastro.
Simón estaba sentado en uno de los bancos del comedor frente a Alicia, charlando animadamente.
Cuando Simón se terminó su paquete de patatas fritas se levantó sacudiéndose las migas.
- ¿A dónde vas? –preguntó Alicia.
- Voy a buscar a Jorge, no lo tiene que estar pasando muy bien, iré a hacerle algo de compañía –contestó Simón guiñándole un ojo- nos vemos luego.
Simón se dispuso a buscar a Jorge por el colegio, pero se paró en el vestíbulo. Ahí estaba, Adán, fuertemente atado. Se quedó un rato observándole, cuando trajesen a los científicos podrían elaborar una cura. Pero Simón no iba a permitirlo, por supuesto que no.
- Parece increíble, ¿verdad? – dijo una voz detrás de Simón – pronto tendremos la cura.
Simón se dio la vuelta y vio a Jorge, que estaba sentado en un banco, y por su aspecto y olor, dedujo que había bebido.
Simón se acercó a Jorge y se sentó a su lado.
- ¿Cómo estás? –preguntó Simón en un tono neutral.
- ¿Yo? De puta madre, ¿no me ves? Se acaba el mundo y un drogadicto de mierda se carga a Mariana – contestó Jorge con un hilo de voz.
- No me imagino…-Simón hizo una pausa, sabía que medir las pausas entre las palabras era muy importante en este tipo de conversaciones- No me imagino por lo que tienes que estar pasando, Jorge. En una situación así y encima que te arrebaten lo que más quieres. Y lo peor es que el culpable está libre y todos le perdonaron en el instante.
- ¿Qué derecho tienen, eh? ¡Era mi novia! ¡Ellos ni siquiera la conocían! Y esa pobre niña…-Jorge se llevó las manos a la cara y se puso a llorar.
Simón no pudo evitar sentir asco por él, tan débil…
- Exacto, no tienen ningún derecho. Tú deberías decidir qué hacer con Bergen. No ellos.
- Tie…tienes razón-dijo Jorge entre hipidos- joder, tienes razón.
Jorge se levantó y se dirigió al despacho del conserje un poco tambaleante. Simón en cambio, se aproximó a las puertas del vestíbulo, las cuales estaban fuertemente protegidas, y observó durante un largo rato a los zombies. Si esto no funcionaba, tendría que tomar medidas desesperadas, pensó Simón.
Invitado- Invitado
Re: Un zombie llama a la puerta
En la puerta del laboratorio, los supervivientes bajaron del vehiculo con sus armas listas, querian regresar al colegio y cuanto antes. Facundo y Fernando bajaron de los asientos delanteros. Cada uno cargaba una escopeta y una pistola, no sabian porque Zed no quiso coger un arma y siguió portando su pesada guitarra.
-Vamos chicos, subamos y larguemonos de aqui cuanto antes- dijo Facundo cargando su escopeta-hay algo que no me da buena espina.
-Vamos rápido-contesto Fernando.
Los 5 abrieron la puerta y avanzaron despacio. Todo estaba como lo dejaron anteriormente Alicia y Simón al bajar, en la puerta habia manchas de sangre.
Un grito de dolor salió de la garganta de un hombre, Fernando corrió hacia la puerta de los cientificos y le señalo a Facundo la podición de la puerta. Zed no espero ni un momento más y la abrió de una patada. Arturo estaba atado a una silla, y uno de los cientificos le estaba apunto de inyectar una jeringuilla.
Facundo estrañado alzó su escopeta, un disparo detrás de el impacto de lleno en el cuerpo del científico. Facundo volteó la cabeza y vió a Fernando con la escopeta en alto y humeante, en ese momento del piso de arriba se escucharon unos pasos de carrera que se dirigian al habitáculo en el que estaban.
Los 4 en alerta cogieron posiciones y esperaron a que llegaran, mientras Fernando con su cuchillo de caza cortó las cuerdas que maniataban a Arturo y le pasó su pistola.
Por la puerta aparecieron 3 científicos armados con pistolas.
-¿Pero que han hecho?, lo han matado- dijo furiosamente uno de los cientificos disparando a uno de los supervivientes.
Vicente herido por el balazo cayó al piso y murió al instante, Arturo disparó a uno de los científicos de la puerta acertandole en el cuello y tirandolo al suelo por la bala.
Los otros dos cientificos corrieron al piso superior y cerrarón una de las puertas de golpe. Los 5 supervivientes atónitos a la situación salieron de la habitación y subieron despacio las escaleras.
-Mmm...nose muy bien como decirlo, gracias chicos-dijo Arturo.
-A mandar Arturito, es la primera vez que te escucho asi-contestó Fernando tendiendole la mano a Arturo.
-Pero no creas que por haber hecho esto se acabaron nuestras rivalidades-rió al decir esto con una macabra risa y le respondió el apretó de mano.
Facundo estaba arriba junto con los demás. Decidieron como sacarlos de la habitación y usarian un señuelo, Zed y su compañero bajarian y cerrarian de golpe la puerta. Haber si haciendo eso abrian la puerta y los podian desarmar y llevar hasta la escuela.
Y asi lo hicieron, Zed bajo corriendo y cerró de un portazo. No tardó mucho en asomarse una cabeza por la puerta que cogió Facundo y se la llevo hacia el final del pasillo, no sin antes quitarle el arma de una patada. De nuevo las balas comenzaron a impactar sobre la pared, pero Fecundo y el otro científico estaba nen el suelo apoyados. La pistola pronto se quedó sin balas y sin más aviso Arturo corrió como pudo y placó de impresionante forma al centífico restante.
La pistola del científico volo y cayo cerca de Arturo que levantandose la cogió y la uso a modo de martillo para golpearlo en la cabeza y dejarlo atontado.
Arturo estiro otra vez el brazo, pero antes de poder dejarlo caer Fernando lo detuvo y le dijo al oido que tenian a Adán y que los necesitaban.
Fernando levantó al cientifico y con la escopeta le apuntó a la nuca ordenandolo salir fuera y caminar hacia el laboratorio.
Una vez alli, los cientificos se negaban a coger los objetos para llevarlos a la escuela, un sonido los distrajo por un momento, alguien o algo estaba aporrendo la puerta con gran fuerza. La puerta no pudo contener más a aquel monstruo y salto hacia atrás a causa de la feurza del golpe.
Los dos científicos se miraron y corrieron a la parte de arriba, una figura gigantesca los siguió por el pasillo hasta darles caza, momento que aprovecharon los 5 supervivientes para correr a la salida y subirse al auto.
Fernando ahora conducía el auto a una velicidad pasmosa.
-Mierda, ¿Qué coño era eso?-Preguntó nervioso Arturo.
-No pense que fuera cierto-contestó Facundo-Bergen nos habló de que a su patrulla en el camión los abordo una zombie de grandes proporciones.
-No iran a creer al drogadicto- dijó Arturo.
-Pues visto lo visto yo si que lo creo- contestñó Fernando acelerando un poco más el auto.
A lo lejos se veía la escuela pronto llegarian, pero en la puerta un grupo de zombies los querian dar la bienvenido, sin pensarselo dos veces, Fernando se puso el cinturon, todos hicieron los mismo como si lleyesen la mente al joven.
Como si de un jeugo de bolos se tratase, atropeyó al grupo y se cerciono de que estaban bien muertos pasando un par de veces más por encima.
----------------
Apuesto a que eso no se lo esperaban. eeh?!!
-Vamos chicos, subamos y larguemonos de aqui cuanto antes- dijo Facundo cargando su escopeta-hay algo que no me da buena espina.
-Vamos rápido-contesto Fernando.
Los 5 abrieron la puerta y avanzaron despacio. Todo estaba como lo dejaron anteriormente Alicia y Simón al bajar, en la puerta habia manchas de sangre.
Un grito de dolor salió de la garganta de un hombre, Fernando corrió hacia la puerta de los cientificos y le señalo a Facundo la podición de la puerta. Zed no espero ni un momento más y la abrió de una patada. Arturo estaba atado a una silla, y uno de los cientificos le estaba apunto de inyectar una jeringuilla.
Facundo estrañado alzó su escopeta, un disparo detrás de el impacto de lleno en el cuerpo del científico. Facundo volteó la cabeza y vió a Fernando con la escopeta en alto y humeante, en ese momento del piso de arriba se escucharon unos pasos de carrera que se dirigian al habitáculo en el que estaban.
Los 4 en alerta cogieron posiciones y esperaron a que llegaran, mientras Fernando con su cuchillo de caza cortó las cuerdas que maniataban a Arturo y le pasó su pistola.
Por la puerta aparecieron 3 científicos armados con pistolas.
-¿Pero que han hecho?, lo han matado- dijo furiosamente uno de los cientificos disparando a uno de los supervivientes.
Vicente herido por el balazo cayó al piso y murió al instante, Arturo disparó a uno de los científicos de la puerta acertandole en el cuello y tirandolo al suelo por la bala.
Los otros dos cientificos corrieron al piso superior y cerrarón una de las puertas de golpe. Los 5 supervivientes atónitos a la situación salieron de la habitación y subieron despacio las escaleras.
-Mmm...nose muy bien como decirlo, gracias chicos-dijo Arturo.
-A mandar Arturito, es la primera vez que te escucho asi-contestó Fernando tendiendole la mano a Arturo.
-Pero no creas que por haber hecho esto se acabaron nuestras rivalidades-rió al decir esto con una macabra risa y le respondió el apretó de mano.
Facundo estaba arriba junto con los demás. Decidieron como sacarlos de la habitación y usarian un señuelo, Zed y su compañero bajarian y cerrarian de golpe la puerta. Haber si haciendo eso abrian la puerta y los podian desarmar y llevar hasta la escuela.
Y asi lo hicieron, Zed bajo corriendo y cerró de un portazo. No tardó mucho en asomarse una cabeza por la puerta que cogió Facundo y se la llevo hacia el final del pasillo, no sin antes quitarle el arma de una patada. De nuevo las balas comenzaron a impactar sobre la pared, pero Fecundo y el otro científico estaba nen el suelo apoyados. La pistola pronto se quedó sin balas y sin más aviso Arturo corrió como pudo y placó de impresionante forma al centífico restante.
La pistola del científico volo y cayo cerca de Arturo que levantandose la cogió y la uso a modo de martillo para golpearlo en la cabeza y dejarlo atontado.
Arturo estiro otra vez el brazo, pero antes de poder dejarlo caer Fernando lo detuvo y le dijo al oido que tenian a Adán y que los necesitaban.
Fernando levantó al cientifico y con la escopeta le apuntó a la nuca ordenandolo salir fuera y caminar hacia el laboratorio.
Una vez alli, los cientificos se negaban a coger los objetos para llevarlos a la escuela, un sonido los distrajo por un momento, alguien o algo estaba aporrendo la puerta con gran fuerza. La puerta no pudo contener más a aquel monstruo y salto hacia atrás a causa de la feurza del golpe.
Los dos científicos se miraron y corrieron a la parte de arriba, una figura gigantesca los siguió por el pasillo hasta darles caza, momento que aprovecharon los 5 supervivientes para correr a la salida y subirse al auto.
Fernando ahora conducía el auto a una velicidad pasmosa.
-Mierda, ¿Qué coño era eso?-Preguntó nervioso Arturo.
-No pense que fuera cierto-contestó Facundo-Bergen nos habló de que a su patrulla en el camión los abordo una zombie de grandes proporciones.
-No iran a creer al drogadicto- dijó Arturo.
-Pues visto lo visto yo si que lo creo- contestñó Fernando acelerando un poco más el auto.
A lo lejos se veía la escuela pronto llegarian, pero en la puerta un grupo de zombies los querian dar la bienvenido, sin pensarselo dos veces, Fernando se puso el cinturon, todos hicieron los mismo como si lleyesen la mente al joven.
Como si de un jeugo de bolos se tratase, atropeyó al grupo y se cerciono de que estaban bien muertos pasando un par de veces más por encima.
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Apuesto a que eso no se lo esperaban. eeh?!!
Toletum- Jefe de Los Barbaros
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Re: Un zombie llama a la puerta
Alicia estaba sentada debajo de una de las ventanas que había en medio del pasillo. Ajena a los pensamientos de Simón, ajena a las intenciones de Jorge con Bergen cuando escuchó el sonido del motor de un coche que se aproximaba. Se levantó precipitadamente por lo que sufrió un pequeño mareo, su ataque de furia contra Bergen no había contribuido a mejorar el dolor de cabeza. Se asomó a la ventana y vio como Fernando conducía un coche a toda velocidad contra un grupo de zombies que se amontonaba a la puerta del colegio. Les pasó varias veces por encima para asegurarse de que estaban muertos y bajaron del coche. Ella salió corriendo escaleras abajo cuando se topó con Simón que estaba perdido, mirando a la nada.
- Corre Simón! Fernando, Facundo y los demás han llegado - gritó Alicia
- Sí, te sigo - contestó Simón que continuó tranquilamente su paseo. ¿Por qué demonios se emociona tanto por ver a esos capullos? No lo entiendo pero bueno, habrá que tenerla contenta. Ya queda menos. Pensó para sí mismo.
Alicia llegó corriendo cuando todos entraban por la puerta. Simón y Samuel la seguían de cerca. Los demás se habían quedado en sus posiciones, excepto Jorge que andaba deambulando por alguna parte.
- Fernando - se avalanzó Alicia a sus brazos - Menos mal que has llegado. Aquí hay un ambiente muy raro. Bergen está fuera de sí.
- Hola Alicia - contesto Fernando con un abrazo mucho más seco
- ¿Qué te pasa?
- Nada. Tú deberías saber que es lo que pasa... Facundo, vamos para adentro. Samuel coge algunos materiales.
- Yo cogeré el resto - dijo Simón
- Haz lo que quieras - contestó Fernando.
- Madre mía, creo que aquí nos hemos perdido algo y no sé el qué - intervino Arturo - Creo que aquí la señorita ha jugado con más de dos personas a la vez, jaja. Chicos, me voy un día y mira con lo que me encuentro.
- Jojojo, No mejor momento para loving - rió Zed Craig. Dando un fuerte golpe en la espalda de Arturo.
- Tío, que me han golpeado e intentado matar. Be careful.
Todos entraron en la cafetería cargados con probetas, microscopios y con todo aquello que se pudieron llevar del laboratorio. Colocaron los intrumentos encima de la mesa y se dispusieron a trabajar.
- Bueno - dijo Julio - Arturo, no tenemos científicos así que tú serás quien me ayude a hacer las pruebas. ¿Estás bien?
- ¿Qué te crees? Que un ojo morado puede ser un problema para mí? Ni de coña...!
- Buenos, os dejamos aquí con Yeray y Juan - dijo Facundo - Vamos a hablar con Bergen. Venga Fernando, vamos. Simón, ¿te puedes quedar vigilando la entrada? Hay un zombie gigante que nos ha perseguido. Le hemos despistado pero no sé si nos seguirá.
- El zombie gigante que se había inventado...? - preguntó Simón muy sorprendido.
- No, no se lo ha inventado. Es real. Todos lo hemos visto y puede que el resto de su historia también lo sea- miró Fernando desafiante a Simón.
- Me quedaré aquí vigilando. ¿Alicia vigilas conmigo?
- ¿Me necesitais, Facundo? - preguntó Alicia
- No, creo que de momento te puedes quedar con tu querido Simón - dijo Fernando mientras se dirigía hacia la salida de la cafetería.
- No se lo tomes en cuenta, Alicia- la tranquilizó Facundo - Está nervioso pero ya sabes que te ha cogido cariño en estos días.
- Sí, si. Espero que se le pase pronto.
- Vamos Alicia, desde la ventana en la que estabas antes podemos tener una buena vista de la calle . dijo Simón. Juntos se fueron andando por el pasillo...
Entretanto, Jorge caminaba por el pasillo directo a la habitación en la que estaban Luis y Bergen.
- Luis, ya han llegado todos - dijo Jorge- Facundo ha dicho que te reunas con ellos en la cafetería. Yo me encargo.
- ¿Seguro? Estás borracho.
- Qué voy a estar borracho. Ha dicho que vayas, ¿prefieres ir o que se escape Bergen?
- Iré. Iré. No cometas ninguna estupidez. Sabré que has sido tú.
De esta manera, Jorge se quedó sólo, a unos pasos del asesino de su querida Mariana. Necesitaba venganza.
************************************************************************************
De momento no me pega mucha acción aquí. Vosotros encargaos de la acción, jajajaja, que yo interrelaciono
- Corre Simón! Fernando, Facundo y los demás han llegado - gritó Alicia
- Sí, te sigo - contestó Simón que continuó tranquilamente su paseo. ¿Por qué demonios se emociona tanto por ver a esos capullos? No lo entiendo pero bueno, habrá que tenerla contenta. Ya queda menos. Pensó para sí mismo.
Alicia llegó corriendo cuando todos entraban por la puerta. Simón y Samuel la seguían de cerca. Los demás se habían quedado en sus posiciones, excepto Jorge que andaba deambulando por alguna parte.
- Fernando - se avalanzó Alicia a sus brazos - Menos mal que has llegado. Aquí hay un ambiente muy raro. Bergen está fuera de sí.
- Hola Alicia - contesto Fernando con un abrazo mucho más seco
- ¿Qué te pasa?
- Nada. Tú deberías saber que es lo que pasa... Facundo, vamos para adentro. Samuel coge algunos materiales.
- Yo cogeré el resto - dijo Simón
- Haz lo que quieras - contestó Fernando.
- Madre mía, creo que aquí nos hemos perdido algo y no sé el qué - intervino Arturo - Creo que aquí la señorita ha jugado con más de dos personas a la vez, jaja. Chicos, me voy un día y mira con lo que me encuentro.
- Jojojo, No mejor momento para loving - rió Zed Craig. Dando un fuerte golpe en la espalda de Arturo.
- Tío, que me han golpeado e intentado matar. Be careful.
Todos entraron en la cafetería cargados con probetas, microscopios y con todo aquello que se pudieron llevar del laboratorio. Colocaron los intrumentos encima de la mesa y se dispusieron a trabajar.
- Bueno - dijo Julio - Arturo, no tenemos científicos así que tú serás quien me ayude a hacer las pruebas. ¿Estás bien?
- ¿Qué te crees? Que un ojo morado puede ser un problema para mí? Ni de coña...!
- Buenos, os dejamos aquí con Yeray y Juan - dijo Facundo - Vamos a hablar con Bergen. Venga Fernando, vamos. Simón, ¿te puedes quedar vigilando la entrada? Hay un zombie gigante que nos ha perseguido. Le hemos despistado pero no sé si nos seguirá.
- El zombie gigante que se había inventado...? - preguntó Simón muy sorprendido.
- No, no se lo ha inventado. Es real. Todos lo hemos visto y puede que el resto de su historia también lo sea- miró Fernando desafiante a Simón.
- Me quedaré aquí vigilando. ¿Alicia vigilas conmigo?
- ¿Me necesitais, Facundo? - preguntó Alicia
- No, creo que de momento te puedes quedar con tu querido Simón - dijo Fernando mientras se dirigía hacia la salida de la cafetería.
- No se lo tomes en cuenta, Alicia- la tranquilizó Facundo - Está nervioso pero ya sabes que te ha cogido cariño en estos días.
- Sí, si. Espero que se le pase pronto.
- Vamos Alicia, desde la ventana en la que estabas antes podemos tener una buena vista de la calle . dijo Simón. Juntos se fueron andando por el pasillo...
Entretanto, Jorge caminaba por el pasillo directo a la habitación en la que estaban Luis y Bergen.
- Luis, ya han llegado todos - dijo Jorge- Facundo ha dicho que te reunas con ellos en la cafetería. Yo me encargo.
- ¿Seguro? Estás borracho.
- Qué voy a estar borracho. Ha dicho que vayas, ¿prefieres ir o que se escape Bergen?
- Iré. Iré. No cometas ninguna estupidez. Sabré que has sido tú.
De esta manera, Jorge se quedó sólo, a unos pasos del asesino de su querida Mariana. Necesitaba venganza.
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De momento no me pega mucha acción aquí. Vosotros encargaos de la acción, jajajaja, que yo interrelaciono
Kealah- Cazadora con medias de seda
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Re: Un zombie llama a la puerta
Luis caminaba por el pasillo para buscar a Facundo y ver que querian. Por el camino paso delante de Alicia y Simón pero estos tomaron las escaleras y subieron a la clase de arriba.
Jorge repasaba mentalmente el plan de su venganza, cogeria unas cintas y unas cuerdas y aprovechando que esta tumbado y medio dormido Bergen le meteria un tiro entre ceja y ceja.
Mientras cogia las cuerdas miró a la calle y vió a un grupo de zombies que estaba agolpados sobre la puerta, una idea aun mas macabra se le pasó por la cabeza, lo sacaria y dejaria que se alimentaran de él.
Jorge salió un momento de la habitación y entro a la habitación de al lado para coger morfina, una aguja y su pistola. Al salir de alli no vio a nadie por los alrededores.
Fernando andaba de un lado para otro, tenso y nervioso, la situación de antes cuando fua Alicia y le abrazo le puso tenso, sabia que a esa chica le estaba empezando a coger cariño. Pero la opción de ser un segundo plato no le gustaba nada, es más le hacia enfurecerse. Pero ese sentimiento no duraba demasiado, la imagen mental de la chica a la que queria desde hacía tanto tiempo convertida en zombie sin poder hacer nada le entristecia sobremanera.
Facundo que estaba sentado mirandole fijamente se estaba dando cuenta de la tensión acumulada que tenia su joven amigo y comenzó hablar con el.
-¿Qué te pasa? Me niego a pensar que estes celoso de ese chico- dijo Facundo levantandose y caminando hacia Fernando.
-No es eso, es que cada vez que pienso que la estoy cogiendo cariño recuerdo a mi novia y me enfurece pensar que la podria pasar a ella- Contestó.
-Mira lo peor que puedes hacer ahora es seguir pensandolo- dijo Facundo dandole una palmada en la espalda.
-¿Sabes lo que te digo? Me voy al gimnasio a tirar unas canastas- contestó Fernando dandose media vuelta.
-Ahora después voy y te doy una paliza que yo antes era muy bueno- comenzó a reir Facundo después de decir esas palabras.
Fernando salió hacia el gimnasio con un balón votandolo y girandolo en su dedo indice. Un silbido lo saco de sus pensamientos, en la parte de arriba estaba Simón y Alicia, Fernando levantó la mano y saludo respondiendolos.
Comenzó a tirar en las canastas, por lo que parecia no habia perdido mucha práctica. La pelota cogia una parabola medio perfecta y entraban la mayoria de los lanzamientos.
Luis encontró por fin a Facundo y se paró enfrente.
-¿Qué quieres Facundo?-Preguntó Luis extrañado de que le llamara.
-¿Qué que quiero yo?, yo no quiero nada-Respondió mientras observaba el cambio de cara de Luis
Luis comenzó a correr hacia la habitacion donde se encontraba Bergen. Facundo lo siguió sobresaltado, cuando llegaron a la habitación se sorprendieron al ver que estaba vacia. La puerta de emergencia del colegio estaba abierta.
-¿Simón esos de ahi no son Bergen y jorge?- pregunto extrañada Alicia.
-Si, y Bergen esta en una camilla- Respondió Simón mirandola.
-¿Porqué lo saca en una camilla?- preguntó mientras andaba hacia la puerta.
Alicia bajó corriendo hacia la entrada al ver que Luis y Facundo corrian igual. Jorge seguia empujando la camilla con Bergen encima y cada vez su plan le parecia mejor. Cuando estaban a 10 metros de la salida, Sacó su pistola y golpeo en la cara a Bergen para que despertara.
Este abrió los ojos y comenzó a moverse con brusquedad, las cuerdas y la cinta con la que lo habia atado resistian fuertemente.
Jorge se acercó a la puerta para abrirla, pero ya era demasiado tarde, Facundo y Alicia estaba a 5 metros de la camilla.
-Jorge, alejate de la puerta, no seas tonto no lo hagas-dijo Facundo mientras intentaba liberar a Bergen de las ataduras.
-Va a pagar por matarlas- respondió encolerizado jorge.
-Como abras esa puerta nos pondras a todos en peligro, no hagas esas tonteria- dijo Alicia mientras se iba acercando poco a poco.
Fernando que escucho la conversación de lejos comenzó a correr lo más rápido que pudo, viendo la imagen de Alicia acercandose cada vez más y a Jorge apuntandolos con la pistola.
Un subidón de adrenalina abordó su cuerpo que como si de un velocista se tratase esprinto hasta el final colocandose en medio de Jorge y Alicia, Simón a lo lejos se fue acercando poco a poco.
Alicia empujó a Fernando y lo quitó del medio, abrazó a Jorge y este rompió a llorar en el hombro de Alicia. Facundo le quito la pistola y se llevó a Bergen al hall principal cogiendolo del hombre y ayudandolo a andar.
---------
Bueno tensión sobretodo pero todo paso correctamente...de momentoxD
Jorge repasaba mentalmente el plan de su venganza, cogeria unas cintas y unas cuerdas y aprovechando que esta tumbado y medio dormido Bergen le meteria un tiro entre ceja y ceja.
Mientras cogia las cuerdas miró a la calle y vió a un grupo de zombies que estaba agolpados sobre la puerta, una idea aun mas macabra se le pasó por la cabeza, lo sacaria y dejaria que se alimentaran de él.
Jorge salió un momento de la habitación y entro a la habitación de al lado para coger morfina, una aguja y su pistola. Al salir de alli no vio a nadie por los alrededores.
Fernando andaba de un lado para otro, tenso y nervioso, la situación de antes cuando fua Alicia y le abrazo le puso tenso, sabia que a esa chica le estaba empezando a coger cariño. Pero la opción de ser un segundo plato no le gustaba nada, es más le hacia enfurecerse. Pero ese sentimiento no duraba demasiado, la imagen mental de la chica a la que queria desde hacía tanto tiempo convertida en zombie sin poder hacer nada le entristecia sobremanera.
Facundo que estaba sentado mirandole fijamente se estaba dando cuenta de la tensión acumulada que tenia su joven amigo y comenzó hablar con el.
-¿Qué te pasa? Me niego a pensar que estes celoso de ese chico- dijo Facundo levantandose y caminando hacia Fernando.
-No es eso, es que cada vez que pienso que la estoy cogiendo cariño recuerdo a mi novia y me enfurece pensar que la podria pasar a ella- Contestó.
-Mira lo peor que puedes hacer ahora es seguir pensandolo- dijo Facundo dandole una palmada en la espalda.
-¿Sabes lo que te digo? Me voy al gimnasio a tirar unas canastas- contestó Fernando dandose media vuelta.
-Ahora después voy y te doy una paliza que yo antes era muy bueno- comenzó a reir Facundo después de decir esas palabras.
Fernando salió hacia el gimnasio con un balón votandolo y girandolo en su dedo indice. Un silbido lo saco de sus pensamientos, en la parte de arriba estaba Simón y Alicia, Fernando levantó la mano y saludo respondiendolos.
Comenzó a tirar en las canastas, por lo que parecia no habia perdido mucha práctica. La pelota cogia una parabola medio perfecta y entraban la mayoria de los lanzamientos.
Luis encontró por fin a Facundo y se paró enfrente.
-¿Qué quieres Facundo?-Preguntó Luis extrañado de que le llamara.
-¿Qué que quiero yo?, yo no quiero nada-Respondió mientras observaba el cambio de cara de Luis
Luis comenzó a correr hacia la habitacion donde se encontraba Bergen. Facundo lo siguió sobresaltado, cuando llegaron a la habitación se sorprendieron al ver que estaba vacia. La puerta de emergencia del colegio estaba abierta.
-¿Simón esos de ahi no son Bergen y jorge?- pregunto extrañada Alicia.
-Si, y Bergen esta en una camilla- Respondió Simón mirandola.
-¿Porqué lo saca en una camilla?- preguntó mientras andaba hacia la puerta.
Alicia bajó corriendo hacia la entrada al ver que Luis y Facundo corrian igual. Jorge seguia empujando la camilla con Bergen encima y cada vez su plan le parecia mejor. Cuando estaban a 10 metros de la salida, Sacó su pistola y golpeo en la cara a Bergen para que despertara.
Este abrió los ojos y comenzó a moverse con brusquedad, las cuerdas y la cinta con la que lo habia atado resistian fuertemente.
Jorge se acercó a la puerta para abrirla, pero ya era demasiado tarde, Facundo y Alicia estaba a 5 metros de la camilla.
-Jorge, alejate de la puerta, no seas tonto no lo hagas-dijo Facundo mientras intentaba liberar a Bergen de las ataduras.
-Va a pagar por matarlas- respondió encolerizado jorge.
-Como abras esa puerta nos pondras a todos en peligro, no hagas esas tonteria- dijo Alicia mientras se iba acercando poco a poco.
Fernando que escucho la conversación de lejos comenzó a correr lo más rápido que pudo, viendo la imagen de Alicia acercandose cada vez más y a Jorge apuntandolos con la pistola.
Un subidón de adrenalina abordó su cuerpo que como si de un velocista se tratase esprinto hasta el final colocandose en medio de Jorge y Alicia, Simón a lo lejos se fue acercando poco a poco.
Alicia empujó a Fernando y lo quitó del medio, abrazó a Jorge y este rompió a llorar en el hombro de Alicia. Facundo le quito la pistola y se llevó a Bergen al hall principal cogiendolo del hombre y ayudandolo a andar.
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Bueno tensión sobretodo pero todo paso correctamente...de momentoxD
Toletum- Jefe de Los Barbaros
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Re: Un zombie llama a la puerta
Alicia y Jorge, seguidos de cerca por Simón caminaban hacia el interior del colegio. El escándalo había alarmado a más zombies y ahora más de una docena se congregaba en la puerta principal. Por delante de ellos, Bergen caminaba dolorido, ayudado por Fernando y Facundo.
Fernando y Facundo tumbaron a Bergen en el suelo. Lo cubrieron con unas mantas y dejaron que durmiera allí hasta que se le pasasen los efectos de la droga. Fernando se sentó a su lado mientras Facundo se fue hacia donde estaba Jorge que aún seguía llorando, apoyado en el hombre de Alicia. Simón iba con ellos.
- Alicia, déjamelo a mí - dijo Facundo acercándose a ellos - Le llevaré al baño y le empaparé bien para que se le pase esta borrachera. Después dormirá la mona. ¿Vienes Luis? Simón, ¿puedes ir a buscarle algo para que coma?
- Sí, te acompañaré. Vaya cosas...
- Está bien - dijo Simón a regañadientes- iré a buscar alimento para el enfermo.
- Alicia, ¿te quedas aquí vigilando conmigo a Bergen? - dijo Fernando. Alicia no respondió.
- Venga, vámonos - se apresuró a decir Facundo.
Alicia se sentó junto a Fernando en el suelo, vigilando a Bergen. Simón simuló girar la esquina tras Facundo, Luis y Jorge pero se quedó parado atento de la conversación de Fernando y Alicia. Empezaba a impacientarse, necesitaba hacer algo ya. En su interior, volvía a sentir aquella sensación de la primera vez que mató. Asesinar a Elena y Mariana no había sido suficiente.
- Pobre Bregen. Intentó estrangularme pero Simón me ayudó a zafarme de él... Aún así, en el fondo me da pena.
- Simón, otra vez... ¿Qué pasa con ese chico que estais siempre juntos? - preguntó Fernando.
- Nada, la verdad. Ayer me quedé dormida en el despacho del director por culpa de una botella de licor que compartí con él. Él se quedó dormido también. Por eso no estábamos aquí cuando descubrieron los cadáveres.
- Bueno... Si sólo fue eso. Tengo que confesarte que había pensado otra cosa, jeje.
- ¿Y si así hubiera sido?
- Pues no me habría hecho gracia. Mierda, este no es el momento para esto - dijo Fernando
- Lo sé. No me gusta que estés enfadado conmigo.
- ¿Enfadado? Nooo, no me enfadé contigo. Me siento extraño porque tengo miedo de que te pase algo - dijo Fernando con una sonrisa torcida. Alicia se apoyó en el hombro de Fernando y así quedaron durante unos minutos. A la vez, Simón maldecía para sus adentros. - Esto está mal, muy mal, no me gusta nada - se decía a sí mismo...
Interrumpiendo el bonito momento del que estaban disfrutando Alicia y Fernando, el sonido de un motor se llevó el silencio del colegio. Alicia y Fernando se sobresaltaron pero permanecieron junto a Bergen. No podían dejarle solo en ese estado. Simón se acercó al grupo, con una bolsa de patatas que llevaba desde hacía rato en el bolsillo. No había otra mierda que esa. Fernando marchó hacia las plantas superiores para comprobar que es lo que había provocado ese sonido. Alicia se quedó sóla con Simón.
De pronto, el caos. Un tremendo golpe seguido de una explosión se escuchó en el techo del colegio. Algo había impactado contra ellos. Alicia y Simón estaban inquietos y muy nerviosos por lo que SImón no soltaba a Alicia por si tenían que salir corriendo de allí. A Fernando solo le quedaba un tramo de escaleras para llegar al tejado. Se había olvidado una de sus armas en la cafetería y solo le acompañaba su pequeña pistola con dos cargadores.
Pronto le alcanzaron Facundo y Juan.
Cuando subieron a la azotea, un enorme helicóptero había impactado contra ellos. Una inmensa bola de fuego y humo ascendía hacia el cielo. Dentro del helicóptero, unos diez zombies estaban ardiendo, medio carbonizados, Aún así, se movían. Probablemente, uno de los que iba a bordo del helicóptero estaría infectado y atacó al resto. El piloto decidió matarse antes que convertirse en zombie.
La visión era espantosa. Facundo, Juan y Fernando sintieron naúseas ya que a pesar de su estado, todos los zombies se dirigían hacia ellos. Pistola en mano, dispararon contra ellos. Debido al humo, no podían ver bien su posición y su puntería estaba en peligro. Aún así, comenzaron a disparar....
En la cafetería, Juan, Yeray, Arturo y Julio escucharon el mismo sonido que los demás. Juan subió corriendo las escaleras para saber qué era lo que causaba ese ruido. De pronto, un golpe tremendo y una explosión. La cafetería, justo debajo del luegar donde se había producido el impacto tembló. Gracias a ello, las cuerdas que sujetaban a Adán se rompieron y este pudo zafarse de sus ataduras. Adán se levantó y se dirigió hacia Julio que, aún en shock, no pudo reaccionar. La carne de Julio eran tan sabrosa. Adán llevaba días sin comer nada y aquel mordisco, el sabor a sangre y carne le satisfacían sobremanera. Sin embargo, aquel desgarro en el brazo no era suficiente. Tenía que comer más y le mordió en el estómago. Nada era más sabroso que aquello.
Zed Craig fue el primero en contemplar el espectáculo. Se armó con su guitarra y golpeó en la cabeza a Adán con todas sus fuerzas. El zombie salió disparado lejos de Julio e intentó ponerse en pie. Como consecuencia de varias heridas le fue imposible. Finalmente volvió a ser capturado y atado a la mesa. Esta vez con mucha más precisión.
***********************************************************************************
Creo que me he excedido pero me ha quedado chulo, jajajajaja, tenéis tres o cuatro frentes para continuar. Elegid pero no salgais del colegio que Skimmer quería escribir dentro del colegio.
Fernando y Facundo tumbaron a Bergen en el suelo. Lo cubrieron con unas mantas y dejaron que durmiera allí hasta que se le pasasen los efectos de la droga. Fernando se sentó a su lado mientras Facundo se fue hacia donde estaba Jorge que aún seguía llorando, apoyado en el hombre de Alicia. Simón iba con ellos.
- Alicia, déjamelo a mí - dijo Facundo acercándose a ellos - Le llevaré al baño y le empaparé bien para que se le pase esta borrachera. Después dormirá la mona. ¿Vienes Luis? Simón, ¿puedes ir a buscarle algo para que coma?
- Sí, te acompañaré. Vaya cosas...
- Está bien - dijo Simón a regañadientes- iré a buscar alimento para el enfermo.
- Alicia, ¿te quedas aquí vigilando conmigo a Bergen? - dijo Fernando. Alicia no respondió.
- Venga, vámonos - se apresuró a decir Facundo.
Alicia se sentó junto a Fernando en el suelo, vigilando a Bergen. Simón simuló girar la esquina tras Facundo, Luis y Jorge pero se quedó parado atento de la conversación de Fernando y Alicia. Empezaba a impacientarse, necesitaba hacer algo ya. En su interior, volvía a sentir aquella sensación de la primera vez que mató. Asesinar a Elena y Mariana no había sido suficiente.
- Pobre Bregen. Intentó estrangularme pero Simón me ayudó a zafarme de él... Aún así, en el fondo me da pena.
- Simón, otra vez... ¿Qué pasa con ese chico que estais siempre juntos? - preguntó Fernando.
- Nada, la verdad. Ayer me quedé dormida en el despacho del director por culpa de una botella de licor que compartí con él. Él se quedó dormido también. Por eso no estábamos aquí cuando descubrieron los cadáveres.
- Bueno... Si sólo fue eso. Tengo que confesarte que había pensado otra cosa, jeje.
- ¿Y si así hubiera sido?
- Pues no me habría hecho gracia. Mierda, este no es el momento para esto - dijo Fernando
- Lo sé. No me gusta que estés enfadado conmigo.
- ¿Enfadado? Nooo, no me enfadé contigo. Me siento extraño porque tengo miedo de que te pase algo - dijo Fernando con una sonrisa torcida. Alicia se apoyó en el hombro de Fernando y así quedaron durante unos minutos. A la vez, Simón maldecía para sus adentros. - Esto está mal, muy mal, no me gusta nada - se decía a sí mismo...
Interrumpiendo el bonito momento del que estaban disfrutando Alicia y Fernando, el sonido de un motor se llevó el silencio del colegio. Alicia y Fernando se sobresaltaron pero permanecieron junto a Bergen. No podían dejarle solo en ese estado. Simón se acercó al grupo, con una bolsa de patatas que llevaba desde hacía rato en el bolsillo. No había otra mierda que esa. Fernando marchó hacia las plantas superiores para comprobar que es lo que había provocado ese sonido. Alicia se quedó sóla con Simón.
De pronto, el caos. Un tremendo golpe seguido de una explosión se escuchó en el techo del colegio. Algo había impactado contra ellos. Alicia y Simón estaban inquietos y muy nerviosos por lo que SImón no soltaba a Alicia por si tenían que salir corriendo de allí. A Fernando solo le quedaba un tramo de escaleras para llegar al tejado. Se había olvidado una de sus armas en la cafetería y solo le acompañaba su pequeña pistola con dos cargadores.
Pronto le alcanzaron Facundo y Juan.
Cuando subieron a la azotea, un enorme helicóptero había impactado contra ellos. Una inmensa bola de fuego y humo ascendía hacia el cielo. Dentro del helicóptero, unos diez zombies estaban ardiendo, medio carbonizados, Aún así, se movían. Probablemente, uno de los que iba a bordo del helicóptero estaría infectado y atacó al resto. El piloto decidió matarse antes que convertirse en zombie.
La visión era espantosa. Facundo, Juan y Fernando sintieron naúseas ya que a pesar de su estado, todos los zombies se dirigían hacia ellos. Pistola en mano, dispararon contra ellos. Debido al humo, no podían ver bien su posición y su puntería estaba en peligro. Aún así, comenzaron a disparar....
En la cafetería, Juan, Yeray, Arturo y Julio escucharon el mismo sonido que los demás. Juan subió corriendo las escaleras para saber qué era lo que causaba ese ruido. De pronto, un golpe tremendo y una explosión. La cafetería, justo debajo del luegar donde se había producido el impacto tembló. Gracias a ello, las cuerdas que sujetaban a Adán se rompieron y este pudo zafarse de sus ataduras. Adán se levantó y se dirigió hacia Julio que, aún en shock, no pudo reaccionar. La carne de Julio eran tan sabrosa. Adán llevaba días sin comer nada y aquel mordisco, el sabor a sangre y carne le satisfacían sobremanera. Sin embargo, aquel desgarro en el brazo no era suficiente. Tenía que comer más y le mordió en el estómago. Nada era más sabroso que aquello.
Zed Craig fue el primero en contemplar el espectáculo. Se armó con su guitarra y golpeó en la cabeza a Adán con todas sus fuerzas. El zombie salió disparado lejos de Julio e intentó ponerse en pie. Como consecuencia de varias heridas le fue imposible. Finalmente volvió a ser capturado y atado a la mesa. Esta vez con mucha más precisión.
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Creo que me he excedido pero me ha quedado chulo, jajajajaja, tenéis tres o cuatro frentes para continuar. Elegid pero no salgais del colegio que Skimmer quería escribir dentro del colegio.
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Re: Un zombie llama a la puerta
Facundo, Juan y Fernando seguian disparando al grupo de zombies que poco a poco seguían ganando terreno, ahora solo habia 4 metros de direncia y la punteria vovlia a jugar a su favor.
Facundo hizo gala a su profesión y se llevo a dos por delante, Fernando disparó a uno en el cuello pero el segundo tiro hizo mella y le revento en la ceja derecha.
Juan mato a dos más, Facundo dejó de disparar y vió una botella de alcohol y otra de gasolina. Le hizo una señal a Fernando para que disparase, cuando lo vió hacer la señal dispararon al unísono. La explosión se llevo por delante a los zomies restantes.
Pero tambien tumbó a los 3 supervivientes, Facundo cayó al suelo encima de un crista y se corto en el antebrazo. Fernando cayó encima de unos escombros clavandose en el hombro izquierdo una barra metalica.
Juan tubo la mejor suerte cayó en el suelo limpio de escombros.
Alicia y Simón corrieron a por las armas y se prepararon para lo peor, seguian escoltando a Bergen. Luis, Yeray, Zed y Julio estaban asegurando la habitación en la que estaba Adán. Arturo estaba con Julio apretandola herida y temiendose lo peor.
Yeray con su arma apuntaba a Julio para cuando se transformase no los sorprendiera.
Yeray se llevo a una habitación a Julio y le comento toda la historia que le tocaria pasar. A los pocos minutos salió Yeray sin portar su arma. Poco tiempo después un disparo más resono en el colegio.
Juan se levantó y fue a levantar a Facundo, Fernando no podia mover su brazo sin que le estremeciera un dolor horrible.
Facundo cuando vió la situación de su compañero lo levanto con cuidado y lo bajo al primer piso.
Mientras daba información de lo ocurrido en el tejado para que apagasen el fuego como puediesen.
Al ver la situación en la que bajaban Simón no pudo ocultar su alegria de que Fernando pagase por haber estado tan cerca de su joven adquisición.
Alicia sin embargo estaba preocupada por Fernando.
-¿Estas bien? ¿Qué paso?-Preguntó con nerviosismo
-Fue todo muy rápido, un helicoptero se estrello y salieron todos sus ocupantes como zombies y nos atacaron-dijo Facundo-¡Arturo sube ahora mismo rápido!
-Pero Facundo tu también estas sangrando-Señaló Simón al antebrazo de Facundo.
-Mierda, puta suerte que tengo- dijo Fernando entre suspiros de dolor.
-Joder, joder, ves ahora estamos en paz grandullón-dijo Arturo Sacando un trozo metalico del hombro de Fernando-Esto te va a doler, asi que muerde algo.
Facundo sujetó los hombros de Fernando junto con Simón y Juan. Arturo subió con una botella de alcohol, una botella de whisky escocés, Alicia pasó la botella a Fernando y le dió un lago trago para relajar un poco el dolor. Simón cogió la botella y le roció la herida del hombro ocn un buen chorro de alcohol.
Un grito de dolo salió de la garganta de Fernando, Alicia cogió la mano de Fernando y la apretó. Simón al ver esa imagen volvió a echar otro chorro. Pero esta vez se mantuvo el dolor.
-Termina de una vez joder-dijó Fernando apretando los dientes.
-Vamos campeón no querras quedar mal delante de la señortia, ¿no?- dijó Arturo mientras intentaba coser la herida de forma rudimentaria.
Después de 15 minutos terminaron y se sentaron otra vez.
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Sigan ustedes.
Facundo hizo gala a su profesión y se llevo a dos por delante, Fernando disparó a uno en el cuello pero el segundo tiro hizo mella y le revento en la ceja derecha.
Juan mato a dos más, Facundo dejó de disparar y vió una botella de alcohol y otra de gasolina. Le hizo una señal a Fernando para que disparase, cuando lo vió hacer la señal dispararon al unísono. La explosión se llevo por delante a los zomies restantes.
Pero tambien tumbó a los 3 supervivientes, Facundo cayó al suelo encima de un crista y se corto en el antebrazo. Fernando cayó encima de unos escombros clavandose en el hombro izquierdo una barra metalica.
Juan tubo la mejor suerte cayó en el suelo limpio de escombros.
Alicia y Simón corrieron a por las armas y se prepararon para lo peor, seguian escoltando a Bergen. Luis, Yeray, Zed y Julio estaban asegurando la habitación en la que estaba Adán. Arturo estaba con Julio apretandola herida y temiendose lo peor.
Yeray con su arma apuntaba a Julio para cuando se transformase no los sorprendiera.
Yeray se llevo a una habitación a Julio y le comento toda la historia que le tocaria pasar. A los pocos minutos salió Yeray sin portar su arma. Poco tiempo después un disparo más resono en el colegio.
Juan se levantó y fue a levantar a Facundo, Fernando no podia mover su brazo sin que le estremeciera un dolor horrible.
Facundo cuando vió la situación de su compañero lo levanto con cuidado y lo bajo al primer piso.
Mientras daba información de lo ocurrido en el tejado para que apagasen el fuego como puediesen.
Al ver la situación en la que bajaban Simón no pudo ocultar su alegria de que Fernando pagase por haber estado tan cerca de su joven adquisición.
Alicia sin embargo estaba preocupada por Fernando.
-¿Estas bien? ¿Qué paso?-Preguntó con nerviosismo
-Fue todo muy rápido, un helicoptero se estrello y salieron todos sus ocupantes como zombies y nos atacaron-dijo Facundo-¡Arturo sube ahora mismo rápido!
-Pero Facundo tu también estas sangrando-Señaló Simón al antebrazo de Facundo.
-Mierda, puta suerte que tengo- dijo Fernando entre suspiros de dolor.
-Joder, joder, ves ahora estamos en paz grandullón-dijo Arturo Sacando un trozo metalico del hombro de Fernando-Esto te va a doler, asi que muerde algo.
Facundo sujetó los hombros de Fernando junto con Simón y Juan. Arturo subió con una botella de alcohol, una botella de whisky escocés, Alicia pasó la botella a Fernando y le dió un lago trago para relajar un poco el dolor. Simón cogió la botella y le roció la herida del hombro ocn un buen chorro de alcohol.
Un grito de dolo salió de la garganta de Fernando, Alicia cogió la mano de Fernando y la apretó. Simón al ver esa imagen volvió a echar otro chorro. Pero esta vez se mantuvo el dolor.
-Termina de una vez joder-dijó Fernando apretando los dientes.
-Vamos campeón no querras quedar mal delante de la señortia, ¿no?- dijó Arturo mientras intentaba coser la herida de forma rudimentaria.
Después de 15 minutos terminaron y se sentaron otra vez.
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Toletum- Jefe de Los Barbaros
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Re: Un zombie llama a la puerta
Gabriel observaba el colegio a través de sus binoculares. Hubo mucho movimiento en las últimas horas, a través de los edificios había aparecido un helicóptero que acabó impactando en la azotea del colegio. Algunos de los supervivientes que estaban refugiados en su interior salieron a ver qué ocurría y se encontraron con los ocupantes del helicóptero convertidos en zombies.
Eso le dio la oportunidad a Gabriel de ver como se desenvolvían en combate, rápidamente se dio cuenta de quienes habían recibido adiestramiento y quién no. Llevaba días planeando la incursión a la escuela, debía saber cuántos eran, su rutina, etc.
Sus hombres habían empezado a impacientarse, Gabriel se dio la vuelta para observarlos. Pedro era un hombre de treinta y muchos y un puto armario empotrado, estaba limpiando su escopeta mientras conversaba con Alex, otro chico corpulento, aunque más joven que Pedro. Lucas estaba haciendo unos ajustes en el motor de la vieja camioneta, en su interior estaban sentados “el anguila” y Mario. En el techo de la camioneta Roberto y Aitor compartían una cerveza.
Todos ellos habían estado en la misma cárcel que él, y el día en el que el Apocalipsis comenzó hubo una fuga masiva, pero claro, la mayoría no tenían donde ir, así que Gabriel les propuso que le siguieran, les prometió que les conseguiría todo aquello que quisiesen, alcohol, alimento, mujeres…a cambio de que aceptaran su liderato.
La mayoría de ellos no eran muy inteligentes, así que teniendo la posibilidad de que alguien pensase por ellos y que les consiguiese aquello que necesitasen. ¿Qué más podían pedir?
Pero las cosas no salieron como Gabriel esperaban, su grupo había mermado considerablemente desde que salieron de la cárcel, al parecer había subestimado el poder de aquellos seres putrefactos, aunque luego consideró que había sido lo mejor, ya que las personas que quedaban en el grupo eran las más habilidosas.
Gabriel se dio la vuelta y continuó observando a los supervivientes. Estos ya habían eliminado la amenaza, aunque dos de ellos habían salido heridos. Perfecto, menos resistencia, aunque Gabriel sabía que poco le costaría adjudicarles la muerte si intentaban cualquier cosa.
- Bien chicos, ha llegado el momento, ahora que están con la guardia baja, atacaremos –dijo Gabriel al grupo, el cual estalló en vítores- recordad el plan, lo hemos ensayado varias veces, que cada uno cumpla su parte. ¿De acuerdo?
- Gabriel…seguro que viste a una niña pequeña, ¿no? –preguntó el Anguila por enésima vez mientras se pasaba su puntiaguda lengua por los amarillentos dientes-
- Así es Anguila, toda para ti, como te prometí –contestó Gabriel ya un poco cansado de que le repitiese la misma pregunta una y otra vez.
- ¿Y qué hay de las demás mujeres? –preguntaron Pedro y Aitor.
- Hay dos más, así que tendréis que compartirlas –dijo Gabriel mientras les mostraba su sonrisa más falsa, lo cierto es que le repugnaban esos hombres, pero eran sus lacayos, aunque no lo supieran.
- Bueno, ¿y a qué estamos esperando , mariconas? – dijo Lucas entre carcajadas mientras se metía en la furgoneta seguido de los demás.
........
Simón y Alicia bajaban de la azotea, habían estado buscando algo útil en los restos del helicóptero, pero regresaron con las manos vacías. Estaban recorriendo el segundo piso cuando oyeron un grito, doblaron una esquina y vieron a dos hombres bastante grandes, en el suelo se encontraban Luis y Samuel, no se movían.
Los hombres repararon en Alicia y Simón y fueron a por ellos. Alicia y Simón comenzaron a correr a través del pasillo, Simón llevaba la delantera y entonces escuchó como alguien se caía a su lado, miró y vio que uno de esos hombres había atrapado a Alicia y el otro estaba a dos metros de él.
- Chaval, como no te estés quieto de dejo hecho un coladero –dijo el hombre que le perseguía apuntándole con una ametralladora.
En el suelo, Alicia estaba inmovilizada por el otro hombre, en su cara se reflejaba el miedo y la impotencia en estado puro.
- Va…vale –dijo Simón con voz temblorosa mientras se ponía lentamente de rodillas- pero por favor, no me haga daño.
- Así me gusta chico, si me haces caso será menos doloroso –dijo el hombre entre carcajadas- lástima que no vaya a…¡AAAAAHHH! ¡MI MANOOOO! –gritó el hombre mientras se derrumbaba roto de dolor.
A su lado, estaba su mano, separada totalmente de su cuerpo y cubierta de sangre. Simón haba aprovechado el descuido del hombre, y le había cortado la mano con su florete.
- ¡HIJO DE PUTA! ¡ME HA CORTADO LA MANO! ¡ TE VOY A MATAR CABRÓN! – gritaba el hombre desde el suelo mientras se agarraba el muñón que tenía por mano, del cual no paraba de manar sangre.
Simón corrió hacia el hombre que mantenía apresada a Alicia, el cual sonreía de oreja a oreja. Entonces Simón miró hacia su pecho. Le habían dado, y sangraba copiosamente, intentó seguir caminando pero descubrió que no podía, cayó de rodillas, en su rostro se podía leer la incredulidad. Alguien gritaba su nombre, una mujer, entonces se desplomó y la oscuridad le engulló…
…......
Fernando se despertó sobresaltado, le había parecido oír a una mujer gritar. Había caído dormido después de que le extrajesen aquel hierro, aunque sintió que le dolía horrores, se encontraba mejor. Miró a su alrededor y se encontró en la enfermería del colegio, aunque algo no andaba bien, había cosas tiradas por el suelo y no había nadie.
Decidió que no iba a quedarse ahí esperando a que alguien viniese, así que con un gran esfuerzo, Fernando se levantó de la cama. Inmediatamente sintió un dolor agudo en el hombro, pero lo resistió. Lentamente salió de la enfermería y se dispuso a buscar a sus compañeros, de los cuales no había ni rastro.
Recorrió gran parte de la primera planta sin tener éxito, entonces entró en el comedor y lo primero que vio fue a Facundo y a Zed, que estaban recibiendo una paliza de parte de cuatro hombres. Encadenados en diversos bancos estaban todos los demás, menos Simón.
- ¡Bienvenido! – dijo una voz fría como un chorro de agua –tú debes de ser Fernando. ¿Me equivoco?
Era un hombre de mediana edad, tenía el cabello color paja y corto, llevaba una elegante barba perfectamente recortada. Su rostro reflejaba bondad aunque había un extraño brillo en sus ojos de color verde lima, algo que no iba con ese aspecto.
- Perdone mis modales, joven. Me llamo Gabriel, y ese –dijo señalando con el dedo detrás de Fernando – Es Aitor.
Fernando giró la cabeza a tiempo para ver como un puño de gran tamaño impactaba contra su cráneo, luego, solo oscuridad….
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Bueno chicos, haber si aprovecháis esto y conseguimos montar una buena historia ^^
Agradecería que dejaseis a Simón de lado en vuestro relato.
Eso le dio la oportunidad a Gabriel de ver como se desenvolvían en combate, rápidamente se dio cuenta de quienes habían recibido adiestramiento y quién no. Llevaba días planeando la incursión a la escuela, debía saber cuántos eran, su rutina, etc.
Sus hombres habían empezado a impacientarse, Gabriel se dio la vuelta para observarlos. Pedro era un hombre de treinta y muchos y un puto armario empotrado, estaba limpiando su escopeta mientras conversaba con Alex, otro chico corpulento, aunque más joven que Pedro. Lucas estaba haciendo unos ajustes en el motor de la vieja camioneta, en su interior estaban sentados “el anguila” y Mario. En el techo de la camioneta Roberto y Aitor compartían una cerveza.
Todos ellos habían estado en la misma cárcel que él, y el día en el que el Apocalipsis comenzó hubo una fuga masiva, pero claro, la mayoría no tenían donde ir, así que Gabriel les propuso que le siguieran, les prometió que les conseguiría todo aquello que quisiesen, alcohol, alimento, mujeres…a cambio de que aceptaran su liderato.
La mayoría de ellos no eran muy inteligentes, así que teniendo la posibilidad de que alguien pensase por ellos y que les consiguiese aquello que necesitasen. ¿Qué más podían pedir?
Pero las cosas no salieron como Gabriel esperaban, su grupo había mermado considerablemente desde que salieron de la cárcel, al parecer había subestimado el poder de aquellos seres putrefactos, aunque luego consideró que había sido lo mejor, ya que las personas que quedaban en el grupo eran las más habilidosas.
Gabriel se dio la vuelta y continuó observando a los supervivientes. Estos ya habían eliminado la amenaza, aunque dos de ellos habían salido heridos. Perfecto, menos resistencia, aunque Gabriel sabía que poco le costaría adjudicarles la muerte si intentaban cualquier cosa.
- Bien chicos, ha llegado el momento, ahora que están con la guardia baja, atacaremos –dijo Gabriel al grupo, el cual estalló en vítores- recordad el plan, lo hemos ensayado varias veces, que cada uno cumpla su parte. ¿De acuerdo?
- Gabriel…seguro que viste a una niña pequeña, ¿no? –preguntó el Anguila por enésima vez mientras se pasaba su puntiaguda lengua por los amarillentos dientes-
- Así es Anguila, toda para ti, como te prometí –contestó Gabriel ya un poco cansado de que le repitiese la misma pregunta una y otra vez.
- ¿Y qué hay de las demás mujeres? –preguntaron Pedro y Aitor.
- Hay dos más, así que tendréis que compartirlas –dijo Gabriel mientras les mostraba su sonrisa más falsa, lo cierto es que le repugnaban esos hombres, pero eran sus lacayos, aunque no lo supieran.
- Bueno, ¿y a qué estamos esperando , mariconas? – dijo Lucas entre carcajadas mientras se metía en la furgoneta seguido de los demás.
........
Simón y Alicia bajaban de la azotea, habían estado buscando algo útil en los restos del helicóptero, pero regresaron con las manos vacías. Estaban recorriendo el segundo piso cuando oyeron un grito, doblaron una esquina y vieron a dos hombres bastante grandes, en el suelo se encontraban Luis y Samuel, no se movían.
Los hombres repararon en Alicia y Simón y fueron a por ellos. Alicia y Simón comenzaron a correr a través del pasillo, Simón llevaba la delantera y entonces escuchó como alguien se caía a su lado, miró y vio que uno de esos hombres había atrapado a Alicia y el otro estaba a dos metros de él.
- Chaval, como no te estés quieto de dejo hecho un coladero –dijo el hombre que le perseguía apuntándole con una ametralladora.
En el suelo, Alicia estaba inmovilizada por el otro hombre, en su cara se reflejaba el miedo y la impotencia en estado puro.
- Va…vale –dijo Simón con voz temblorosa mientras se ponía lentamente de rodillas- pero por favor, no me haga daño.
- Así me gusta chico, si me haces caso será menos doloroso –dijo el hombre entre carcajadas- lástima que no vaya a…¡AAAAAHHH! ¡MI MANOOOO! –gritó el hombre mientras se derrumbaba roto de dolor.
A su lado, estaba su mano, separada totalmente de su cuerpo y cubierta de sangre. Simón haba aprovechado el descuido del hombre, y le había cortado la mano con su florete.
- ¡HIJO DE PUTA! ¡ME HA CORTADO LA MANO! ¡ TE VOY A MATAR CABRÓN! – gritaba el hombre desde el suelo mientras se agarraba el muñón que tenía por mano, del cual no paraba de manar sangre.
Simón corrió hacia el hombre que mantenía apresada a Alicia, el cual sonreía de oreja a oreja. Entonces Simón miró hacia su pecho. Le habían dado, y sangraba copiosamente, intentó seguir caminando pero descubrió que no podía, cayó de rodillas, en su rostro se podía leer la incredulidad. Alguien gritaba su nombre, una mujer, entonces se desplomó y la oscuridad le engulló…
…......
Fernando se despertó sobresaltado, le había parecido oír a una mujer gritar. Había caído dormido después de que le extrajesen aquel hierro, aunque sintió que le dolía horrores, se encontraba mejor. Miró a su alrededor y se encontró en la enfermería del colegio, aunque algo no andaba bien, había cosas tiradas por el suelo y no había nadie.
Decidió que no iba a quedarse ahí esperando a que alguien viniese, así que con un gran esfuerzo, Fernando se levantó de la cama. Inmediatamente sintió un dolor agudo en el hombro, pero lo resistió. Lentamente salió de la enfermería y se dispuso a buscar a sus compañeros, de los cuales no había ni rastro.
Recorrió gran parte de la primera planta sin tener éxito, entonces entró en el comedor y lo primero que vio fue a Facundo y a Zed, que estaban recibiendo una paliza de parte de cuatro hombres. Encadenados en diversos bancos estaban todos los demás, menos Simón.
- ¡Bienvenido! – dijo una voz fría como un chorro de agua –tú debes de ser Fernando. ¿Me equivoco?
Era un hombre de mediana edad, tenía el cabello color paja y corto, llevaba una elegante barba perfectamente recortada. Su rostro reflejaba bondad aunque había un extraño brillo en sus ojos de color verde lima, algo que no iba con ese aspecto.
- Perdone mis modales, joven. Me llamo Gabriel, y ese –dijo señalando con el dedo detrás de Fernando – Es Aitor.
Fernando giró la cabeza a tiempo para ver como un puño de gran tamaño impactaba contra su cráneo, luego, solo oscuridad….
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Bueno chicos, haber si aprovecháis esto y conseguimos montar una buena historia ^^
Agradecería que dejaseis a Simón de lado en vuestro relato.
Invitado- Invitado
Re: Un zombie llama a la puerta
En el suelo del comedor, estaban todos atados en sillas. Facundo, Zed, Fernando, Alicia, Luis y Bergen estaban maniatados en las sillas repartidas por distintas mesas. Los malhechores estaban fuera comentando que harian con ellos.
Dentro del comedor, hablaban entre los supervivientes.
-Joder, ¿Cómo coño han entrado?- Preguntó Luis con cierta angustia.
-Mierda tenemos que hacer algo con estos cabrones- respondió Alicia mirando a Adán que estaba más agitado que nunca- Prodriamos usar a Adán.
-Si, pero... ¿Cómo lo haremos?-Preguntó Facundo.
-Cuando los coga los pienso destrozar a palos-dijó Fernando cerrando el puño.
Una vez organizado el plan, los harian entrar y cuando desatasen al primero soltaria a Adán y dispararian con la escopeta que se dejó uno de los mastodontes.
----------------
Lo siento de veras pero no estoy inspirado tal vez luego pueda, pero que siga otro por favor.
Dentro del comedor, hablaban entre los supervivientes.
-Joder, ¿Cómo coño han entrado?- Preguntó Luis con cierta angustia.
-Mierda tenemos que hacer algo con estos cabrones- respondió Alicia mirando a Adán que estaba más agitado que nunca- Prodriamos usar a Adán.
-Si, pero... ¿Cómo lo haremos?-Preguntó Facundo.
-Cuando los coga los pienso destrozar a palos-dijó Fernando cerrando el puño.
Una vez organizado el plan, los harian entrar y cuando desatasen al primero soltaria a Adán y dispararian con la escopeta que se dejó uno de los mastodontes.
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Lo siento de veras pero no estoy inspirado tal vez luego pueda, pero que siga otro por favor.
Toletum- Jefe de Los Barbaros
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Re: Un zombie llama a la puerta
Gabriel observaba aquel charco de sangre del segundo piso, se extendía hasta la ventana, donde el rastro desaparecía. Al parecer, uno de los chicos le había cortado la mano a Alex. Gabriel sonrió, al parecer el chaval le había engañado y aprovechando el despiste de Alex le amputó la mano con un florete, el cual estaba tirado a sus pies, cubierto de sangre. Por rápido que fuese el chico, el Anguila había conseguido acertarle, y los muy idiotas, al creerle muerto, le dejaron ahí tirado con el arma de Alex a su lado…
Gabriel volvió al comedor, donde estaban Aitor, Roberto, Mario, el Anguila y Alex, el cual estaba con su muñón vendado y visiblemente cabreado. Lucas y Pedro estaban recogiendo todas las provisiones, armas, y demás objetos que tenían los supervivientes y amontonándolos en el comedor.
- ¿Quién de vosotros es el médico? –preguntó Gabriel en un tono afable
Nadie dijo nada…Gabriel sonrió, dejando ver su perfecta dentadura. Entonces tiró el florete sangriento al suelo, dejando que ellos lo viesen.
- Esto pertenecía a vuestro amigo. Está muerto.
La noticia les cayó como una bomba, Alicia comenzó a sollozar silenciosamente, otros como Facundo y Fernando tenían la mandíbula tan
apretada que parecía a punto de desencajarse.
- Para que podamos comprendernos mejor, os voy a decir algo. No voy a tener ninguna clase de reparo en matar a quien se resista. Si colaboráis, lo haréis todo más fácil.
- Yo…yo soy el médico –dijo Arturo con un apenas un hilo de voz.
- Bien, voy a desatarte, si intentas algo estás muerto. ¿Lo comprendes bien?
Arturo asintió.
Aitor y Roberto apuntaron a Arturo mientras Mario le desataba, luego, Gabriel se acercó a él.
- ¿Estás bien? ¿Quieres beber algo¿ -dijo Gabriel mientras le ofrecía una botella de agua.
- Eh…gracias –contestó Arturo bastante asombrado mientras cogía la botella de agua.
Gabriel hizo un rápido movimiento y disparó en la pierna a Arturo, éste se cayó al suelo y se puso a gritar de dolor.
- ¡LA PRÓXIMA VEZ QUE TENGA QUE DECIROS ALGO DOS VECES, BAZOFIA DE MIERDA, OS MATARÉ A TODOS! –gritó Gabriel.
El comedor estaba sumido en un silencio sepulcral, solo perturbado por los gemidos de Arturo, al cual levantaron y lo llevaron junto a Alex para que le curase el muñón.
El Anguila se acercó lentamente a Gabriel, como tanteándole.
- Gabriel…perdona pero… ¿Dónde está la niña? –preguntó entrecortadamente Anguila.
- Cierto, cierto –dijo Gabriel, entonces se acercó al policía y le preguntó – ¿Dónde está la niña y la otra mujer?
Facundo dudó un momento pero decidió que lo más sensato era acatar sus órdenes o todos acabarían muertos.
- Están muertas –contestó Facundo en tono serio.
- ¿Muertas? ¿Qué les ha pasado?
- Se las ha cargado ese cabrón – dijo súbitamente Jorge señalando con la cabeza a Bergen.
Anguila estalló y corriendo hacia Bergen le propinó un fuerte puntapié en la cara. Su nariz comenzó a sangrar y escupió sangre.
Aprovechando ese momento, Yeray sacó de su pantalón un pequeño cuchillo que no le habían quitado y se lo lanzó a través del suelo a Alicia sin que nadie se enterase.
- Pero tenemos a la otra mujer –dijo Aitor mientras se acercaba a Alicia y le acariciaba el rostro con su áspera mano.
- ¡Hijo de puta! ¡No me toques! –gritó Alicia revolviéndose .
- Uuuh, con carácter, como a mí me gusta.
- ¡Te ha dicho que no la toques degenerado de mierda! –gritó Fernando mientras la vena de su cuello se hinchaba más y más.
- ¡Vaya! ¿Es tu novia? Bueno, supongo que nos la prestarás un rato, ¿verdad, socio? ¡Seguro que sí! – dijo Aitor entre carcajadas –bueno chicos, me pido primero.
- Y una mierda, esa puta me ha costado una mano, yo voy primero –dijo Alex levantándose y dándole un empujón a Arturo, al cual volvieron a atar.
- Esta bien capitán Garfio, pero yo voy contigo, vaya a ser que se rebele y necesites ayuda, jajajaja – dijo Aitor entre risas
Desataron de los pies a Alicia y se la llevaron maniatada y a rastras, aunque Alicia tenía escondido el cuchillo en una de sus mangas, y esa era su única oportunidad de salir viva de allí. Alicia desapareció a través de las puertas, y ya solo se oían las risas de Aitor y Alex que caminaban por los pasillos…
Gabriel volvió al comedor, donde estaban Aitor, Roberto, Mario, el Anguila y Alex, el cual estaba con su muñón vendado y visiblemente cabreado. Lucas y Pedro estaban recogiendo todas las provisiones, armas, y demás objetos que tenían los supervivientes y amontonándolos en el comedor.
- ¿Quién de vosotros es el médico? –preguntó Gabriel en un tono afable
Nadie dijo nada…Gabriel sonrió, dejando ver su perfecta dentadura. Entonces tiró el florete sangriento al suelo, dejando que ellos lo viesen.
- Esto pertenecía a vuestro amigo. Está muerto.
La noticia les cayó como una bomba, Alicia comenzó a sollozar silenciosamente, otros como Facundo y Fernando tenían la mandíbula tan
apretada que parecía a punto de desencajarse.
- Para que podamos comprendernos mejor, os voy a decir algo. No voy a tener ninguna clase de reparo en matar a quien se resista. Si colaboráis, lo haréis todo más fácil.
- Yo…yo soy el médico –dijo Arturo con un apenas un hilo de voz.
- Bien, voy a desatarte, si intentas algo estás muerto. ¿Lo comprendes bien?
Arturo asintió.
Aitor y Roberto apuntaron a Arturo mientras Mario le desataba, luego, Gabriel se acercó a él.
- ¿Estás bien? ¿Quieres beber algo¿ -dijo Gabriel mientras le ofrecía una botella de agua.
- Eh…gracias –contestó Arturo bastante asombrado mientras cogía la botella de agua.
Gabriel hizo un rápido movimiento y disparó en la pierna a Arturo, éste se cayó al suelo y se puso a gritar de dolor.
- ¡LA PRÓXIMA VEZ QUE TENGA QUE DECIROS ALGO DOS VECES, BAZOFIA DE MIERDA, OS MATARÉ A TODOS! –gritó Gabriel.
El comedor estaba sumido en un silencio sepulcral, solo perturbado por los gemidos de Arturo, al cual levantaron y lo llevaron junto a Alex para que le curase el muñón.
El Anguila se acercó lentamente a Gabriel, como tanteándole.
- Gabriel…perdona pero… ¿Dónde está la niña? –preguntó entrecortadamente Anguila.
- Cierto, cierto –dijo Gabriel, entonces se acercó al policía y le preguntó – ¿Dónde está la niña y la otra mujer?
Facundo dudó un momento pero decidió que lo más sensato era acatar sus órdenes o todos acabarían muertos.
- Están muertas –contestó Facundo en tono serio.
- ¿Muertas? ¿Qué les ha pasado?
- Se las ha cargado ese cabrón – dijo súbitamente Jorge señalando con la cabeza a Bergen.
Anguila estalló y corriendo hacia Bergen le propinó un fuerte puntapié en la cara. Su nariz comenzó a sangrar y escupió sangre.
Aprovechando ese momento, Yeray sacó de su pantalón un pequeño cuchillo que no le habían quitado y se lo lanzó a través del suelo a Alicia sin que nadie se enterase.
- Pero tenemos a la otra mujer –dijo Aitor mientras se acercaba a Alicia y le acariciaba el rostro con su áspera mano.
- ¡Hijo de puta! ¡No me toques! –gritó Alicia revolviéndose .
- Uuuh, con carácter, como a mí me gusta.
- ¡Te ha dicho que no la toques degenerado de mierda! –gritó Fernando mientras la vena de su cuello se hinchaba más y más.
- ¡Vaya! ¿Es tu novia? Bueno, supongo que nos la prestarás un rato, ¿verdad, socio? ¡Seguro que sí! – dijo Aitor entre carcajadas –bueno chicos, me pido primero.
- Y una mierda, esa puta me ha costado una mano, yo voy primero –dijo Alex levantándose y dándole un empujón a Arturo, al cual volvieron a atar.
- Esta bien capitán Garfio, pero yo voy contigo, vaya a ser que se rebele y necesites ayuda, jajajaja – dijo Aitor entre risas
Desataron de los pies a Alicia y se la llevaron maniatada y a rastras, aunque Alicia tenía escondido el cuchillo en una de sus mangas, y esa era su única oportunidad de salir viva de allí. Alicia desapareció a través de las puertas, y ya solo se oían las risas de Aitor y Alex que caminaban por los pasillos…
Invitado- Invitado
Re: Un zombie llama a la puerta
- Soltadme cabrones, no vais a conseguir nada de mí - gritaba Alicia con todas sus fuerzas. - Hijo de pu... - Su gritó quedó ahogado cuando Aitor la pegó un puñetazo en el estómago con todas sus fuerzas. Después, Alex la golpeó en la cara, con la mano que le quedaba, partiéndola el labio. Alicia empezó a sangrar profusamente.
Aitor bastaba para cargar con ella, la metieron en la última habitación de ese pasillo y la tiraron en la mesa del profesor.
Alicia agitaba sus manos, sus piernas y sus brazos intentando zafarse de sus atacantes pero todos los esfuerzos eran inútiles. Ellos eran mucho más fuertes que ella y, además, ella estaba atada. Sólo un milagro y el cuchillo de Yeray la podrían salvar la vida.
- Vamos, pequeña, vas a saber lo que es un hombre de verdad y no ese larguirucho novio que tienes - dijo Aitor relamiéndose. Mientras se desabrochaba el cinturón - Después de probarme se te quitarán las ganas de catar otra cosa. Veo que estás sangrando, lo siento, teníamos que hacerlo. Me pone muy cachondo verte así tirada en la mesa, indefensa. - Aitor lamió la sangre que se escurría por la barbilla de Alicia. Alicia escupió en la cara de Aitor y éste, como respuesta, volvió a golpearla en la cara.
- No lo conseguirás, te lo advierto. Ni lo intentes - gritó Alicia mientras Aitor se acercaba a ella dispuesto a desabrochar sus vaqueros e introducir dentro de ellos su asqueroso miembro. Aitor se aproximaba, con los pantalones bajados hacia Alicia. Ella sabía que después de eso, se iba a llevar un enorme golpe pero ganaría unos segundos muy valiosos. Esperó a que estuviera lo suficientemente cerca, levantó la rodilla y descargó su pie con todas sus fuerzas en las pelotas de Aitor. Aitor se dobló de dolor y Alex golpeó a Alicia en toda la cara.
Ella estaba a punto de desmayarse, un golpe más y se despertaría cuando fuese demasiado tarde. Probablemente, esos hijos de puta presidiarios la violarían y sólo dios sabe que otras cosas la harían. Eso dio fuerzas a Alicia que se mantuvo consciente y sostuvo el cuchillo que llevaba escondido en su manga.
- Zorra, mira lo que has hecho - dijo Aitor.
- Déjame a mí - intervino Alex desabrochándose los pantalones y listo para avalanzarse sobre Alicia
- No. Esta zorra tiene que pagar por lo que ha hecho. Nadie me da una patada en los cojones y se va de rositas.
- Has tenido tu oportunidad - dijo Alex- No has sabido aprovecharla. Se te pasó el turno, si quieres joder con ella tendrás que esperar a que yo termine.
- Y una mierda. Eso será por encima de mi cadáver - bramó Aitor mientras pegaba un empujón a Alex.
Dicho y hecho. Durante la discusión entre Alex y Aitor, Alicia había conseguido cortar las cuerdas que ataban sus manos. Ahora, solo tenía que esperar al momento oportuno para escapar. Ese era el momento. Cuando Aitor empujó a Alex, Alex cayó al suelo porque, a pesar de su corpulencia, aún estaba débil debido a la pérdida de sangre y de su mano. Aitor se dio la vuelta dispuesto a violar a Alicia pero ésta ya estaba en pie, a duras penas mirando fijamente a Aitor. Cogió el cuchillo de Yeray y le asestó un certero navajazo en el corazón.
- Te dije que jamás me tocarías, hijo de puta - dijo Alicia mientras le escupía en la cara. Aitor cayó muerto.
Alex se levantó y salió corriendo detrás de Alicia. Alicia era rápida pero Alex la seguía de cerca y ella estaba demasiado débil para correr. No aguantaría mucho más. De pronto cayó, Alex estaba tan sólo a unos pasos de ella, al frente la pared. Él se detuvo. Alicia no tenía escapatoria, la poseería allí mismo.
- Puta. Con el débil de Aitor pudiste pero conmigo no podrás. Vas a ser mía. Después de que te folle, no sobrevivirás para contarlo. Yo no soy tan tierno como ese maricón. Yo te demostraré qué es un hombre - decía Alex a medida que iba avanzando. Se llevó su mano sana a la bragueta y sujeto el pantalón - Vas a saber lo que es una polla de verdad.
- ¿Tú? No eres hombre para mí. No me harías mujer ni aunque fueses el único hombre vivo.- dijo Alicia desafiante. Detrás de Alex, unas botas negras y una gabardina se asomaban entre sus piernas- Simón es más hombre que tú aunque sea veinte años más pequeño. Verdad, ¿Simón? - Alex se dio la vuelta y allí estaba Simón, apuntándole con su propia pistola, la que antes habían dejado abandonada
- Sssí. Alicia ven aquí - dijo Simón con dificultades - Toma esto. No dejes de apuntarlo
Simón cogió una de las vendas que llevaba, cubierta con su propia sangre y se la metió a Alex en la boca, después consiguió atar los cordones de sus botas entre sí para que no pudiera salir corriendo y, con un cable de ordenador ató sus brazos. Alicia no dejaba de apuntarle con la pistola.
- Vamos, camina - dijo Simón casi en un susurro. Por esas escaleras de ahí - ordenó Simón. Una pequeña puerta se abrió a la derecha. Apenas se veía pero era una salida de emergencia que daba a una escalera de incendios que llegaba hasta la azotea - Sube - Los tres llegaron a la azotea.
- Simón, ¿para qué quieres ir hasta allí? - preguntó Alicia sin dejar de empuñar el arma.
- Ahora lo verás. Aproximate a la derecha - dijo Simón a Alex. Los tres pasaron cerca del helicóptero calcinado. El olor a carne podrida y quemada era agobiante e impregnaba todo el aire de la zona - Llega hasta el borde - Alex llegó al borde - Ahora salta.
- ¿Qué? - dijo Alicia
- Sí, quiero que salte. No podemos usar la pistola. Nos oirán - susurró Simón a Alicia. Simón se sentó.
- Salta hijo de puta - Alex miraba a Alicia con ojos aterrados. Ciertamente, aquellos dos niños iban a matarle - O saltas o te empujo yo. Tengo tu pistola así que me importa una mierda cuantos de tus amigos vengan a buscarnos. Les mataremos uno a uno y ellos ni siquiera se darán cuenta de quién falta. ¿Sabes qué? A ese líder vuestro, ni siquiera le importas. No es tan grande este lugar, ¿no crees que ya debería haber mandado alguien a buscaros? Salta. Te di-go que sal-tes.
- Déjame a mí Alicia - Simón se levantó pesadamente y cogió la pistola que llevaba Alicia. Se acercó hasta donde estaba Alex- Date la vuelta. Date la vuelta - Alex lloraba como todas esas mujeres a las que había violado - ¿Ahora lloras? Pues llora por algo - gritó Simón pegando una patada a Alex-
Tres segundos después, Alex yacia moribundo. Una de las vallas que recorrían el colegio había atravesado su abdomen. Un grupo de zombies que estaba por la zona pronto tendría el estómago lleno. Afortunadamente, Simón había previsto que no fuera el lado de la cafetería. Simón se desplomó en el suelo y Alicia corrió a ayudarle.
- Venga Simón. Estoy aquí contigo. - sollozaba Alicia mientras le acariciaba el pelo - Descansa un poco porque no me voy a separar de ti.
- Déjame pensar solo un segundo. Déjame pensar.
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Siento que esto parezca el Quijote pero me ha costado salir del apuro leñe, jejejeje! Perdón por las palabrotas. DarkHades deberías continuar tú porque tu personaje está recibiendo por todos lados, jajajaja!
Aitor bastaba para cargar con ella, la metieron en la última habitación de ese pasillo y la tiraron en la mesa del profesor.
Alicia agitaba sus manos, sus piernas y sus brazos intentando zafarse de sus atacantes pero todos los esfuerzos eran inútiles. Ellos eran mucho más fuertes que ella y, además, ella estaba atada. Sólo un milagro y el cuchillo de Yeray la podrían salvar la vida.
- Vamos, pequeña, vas a saber lo que es un hombre de verdad y no ese larguirucho novio que tienes - dijo Aitor relamiéndose. Mientras se desabrochaba el cinturón - Después de probarme se te quitarán las ganas de catar otra cosa. Veo que estás sangrando, lo siento, teníamos que hacerlo. Me pone muy cachondo verte así tirada en la mesa, indefensa. - Aitor lamió la sangre que se escurría por la barbilla de Alicia. Alicia escupió en la cara de Aitor y éste, como respuesta, volvió a golpearla en la cara.
- No lo conseguirás, te lo advierto. Ni lo intentes - gritó Alicia mientras Aitor se acercaba a ella dispuesto a desabrochar sus vaqueros e introducir dentro de ellos su asqueroso miembro. Aitor se aproximaba, con los pantalones bajados hacia Alicia. Ella sabía que después de eso, se iba a llevar un enorme golpe pero ganaría unos segundos muy valiosos. Esperó a que estuviera lo suficientemente cerca, levantó la rodilla y descargó su pie con todas sus fuerzas en las pelotas de Aitor. Aitor se dobló de dolor y Alex golpeó a Alicia en toda la cara.
Ella estaba a punto de desmayarse, un golpe más y se despertaría cuando fuese demasiado tarde. Probablemente, esos hijos de puta presidiarios la violarían y sólo dios sabe que otras cosas la harían. Eso dio fuerzas a Alicia que se mantuvo consciente y sostuvo el cuchillo que llevaba escondido en su manga.
- Zorra, mira lo que has hecho - dijo Aitor.
- Déjame a mí - intervino Alex desabrochándose los pantalones y listo para avalanzarse sobre Alicia
- No. Esta zorra tiene que pagar por lo que ha hecho. Nadie me da una patada en los cojones y se va de rositas.
- Has tenido tu oportunidad - dijo Alex- No has sabido aprovecharla. Se te pasó el turno, si quieres joder con ella tendrás que esperar a que yo termine.
- Y una mierda. Eso será por encima de mi cadáver - bramó Aitor mientras pegaba un empujón a Alex.
Dicho y hecho. Durante la discusión entre Alex y Aitor, Alicia había conseguido cortar las cuerdas que ataban sus manos. Ahora, solo tenía que esperar al momento oportuno para escapar. Ese era el momento. Cuando Aitor empujó a Alex, Alex cayó al suelo porque, a pesar de su corpulencia, aún estaba débil debido a la pérdida de sangre y de su mano. Aitor se dio la vuelta dispuesto a violar a Alicia pero ésta ya estaba en pie, a duras penas mirando fijamente a Aitor. Cogió el cuchillo de Yeray y le asestó un certero navajazo en el corazón.
- Te dije que jamás me tocarías, hijo de puta - dijo Alicia mientras le escupía en la cara. Aitor cayó muerto.
Alex se levantó y salió corriendo detrás de Alicia. Alicia era rápida pero Alex la seguía de cerca y ella estaba demasiado débil para correr. No aguantaría mucho más. De pronto cayó, Alex estaba tan sólo a unos pasos de ella, al frente la pared. Él se detuvo. Alicia no tenía escapatoria, la poseería allí mismo.
- Puta. Con el débil de Aitor pudiste pero conmigo no podrás. Vas a ser mía. Después de que te folle, no sobrevivirás para contarlo. Yo no soy tan tierno como ese maricón. Yo te demostraré qué es un hombre - decía Alex a medida que iba avanzando. Se llevó su mano sana a la bragueta y sujeto el pantalón - Vas a saber lo que es una polla de verdad.
- ¿Tú? No eres hombre para mí. No me harías mujer ni aunque fueses el único hombre vivo.- dijo Alicia desafiante. Detrás de Alex, unas botas negras y una gabardina se asomaban entre sus piernas- Simón es más hombre que tú aunque sea veinte años más pequeño. Verdad, ¿Simón? - Alex se dio la vuelta y allí estaba Simón, apuntándole con su propia pistola, la que antes habían dejado abandonada
- Sssí. Alicia ven aquí - dijo Simón con dificultades - Toma esto. No dejes de apuntarlo
Simón cogió una de las vendas que llevaba, cubierta con su propia sangre y se la metió a Alex en la boca, después consiguió atar los cordones de sus botas entre sí para que no pudiera salir corriendo y, con un cable de ordenador ató sus brazos. Alicia no dejaba de apuntarle con la pistola.
- Vamos, camina - dijo Simón casi en un susurro. Por esas escaleras de ahí - ordenó Simón. Una pequeña puerta se abrió a la derecha. Apenas se veía pero era una salida de emergencia que daba a una escalera de incendios que llegaba hasta la azotea - Sube - Los tres llegaron a la azotea.
- Simón, ¿para qué quieres ir hasta allí? - preguntó Alicia sin dejar de empuñar el arma.
- Ahora lo verás. Aproximate a la derecha - dijo Simón a Alex. Los tres pasaron cerca del helicóptero calcinado. El olor a carne podrida y quemada era agobiante e impregnaba todo el aire de la zona - Llega hasta el borde - Alex llegó al borde - Ahora salta.
- ¿Qué? - dijo Alicia
- Sí, quiero que salte. No podemos usar la pistola. Nos oirán - susurró Simón a Alicia. Simón se sentó.
- Salta hijo de puta - Alex miraba a Alicia con ojos aterrados. Ciertamente, aquellos dos niños iban a matarle - O saltas o te empujo yo. Tengo tu pistola así que me importa una mierda cuantos de tus amigos vengan a buscarnos. Les mataremos uno a uno y ellos ni siquiera se darán cuenta de quién falta. ¿Sabes qué? A ese líder vuestro, ni siquiera le importas. No es tan grande este lugar, ¿no crees que ya debería haber mandado alguien a buscaros? Salta. Te di-go que sal-tes.
- Déjame a mí Alicia - Simón se levantó pesadamente y cogió la pistola que llevaba Alicia. Se acercó hasta donde estaba Alex- Date la vuelta. Date la vuelta - Alex lloraba como todas esas mujeres a las que había violado - ¿Ahora lloras? Pues llora por algo - gritó Simón pegando una patada a Alex-
Tres segundos después, Alex yacia moribundo. Una de las vallas que recorrían el colegio había atravesado su abdomen. Un grupo de zombies que estaba por la zona pronto tendría el estómago lleno. Afortunadamente, Simón había previsto que no fuera el lado de la cafetería. Simón se desplomó en el suelo y Alicia corrió a ayudarle.
- Venga Simón. Estoy aquí contigo. - sollozaba Alicia mientras le acariciaba el pelo - Descansa un poco porque no me voy a separar de ti.
- Déjame pensar solo un segundo. Déjame pensar.
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Siento que esto parezca el Quijote pero me ha costado salir del apuro leñe, jejejeje! Perdón por las palabrotas. DarkHades deberías continuar tú porque tu personaje está recibiendo por todos lados, jajajaja!
Kealah- Cazadora con medias de seda
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Re: Un zombie llama a la puerta
El grupo de sobrevivientes estaba amarrado en la cafetería, algunos de los presos deambulaban a su alrededor para ejercer presión psicológica, en especial con Facundo, a quien daban golpes esporádicos, porque sabían que era el líder.
-De acuerdo, cabrones, vengan conmigo –dijo Gabriel-. Junta urgente en el pasillo.
-Pero no podemos dejarlos solos –intervino Pedro, Gabriel lo tomó por el cuello de la camisa.
-Si yo digo que hay junta, hay junta, pedazo de mierda –Pedro se limitó a sonreír dejando ver una dentadura putrefacta, el grupo de reos salió al pasillo-. Ahora tenemos qué definir en qué orden follamos a la chica, porque creo que a todos nos hace falta.
-¡Pero yo quería a la niña! –intervino “El Anguila”.
-Guarda silencio –dijo Gabriel en voz baja-. Hice esto para que se confiaran y discutieran a gusto… Mario, acércate a la puerta y trata de escuchar todo lo que dicen –así lo hizo el aludido, y en cuclillas se acercó y se recargó detrás de la puerta cuidando que nadie se percatara de su presencia.
Dentro de la cafetería estaban todos muy tensos, todos temían lo peor por Alicia, Fernando emitía sonidos como un búfalo fúrico, Arturo no paraba de quejarse del disparo que había recibido en la pierna.
-Por la chica no te preocupes –dijo Yeray tratando de calmar a Fernando-. Le he dado un cuchillo sin que esos bastardos se dieran cuenta.
En ese momento, fuera de la cafetería, Mario le hizo una seña a Gabriel que se acercó en silencio y le dijo en secreto lo que acababa de oír. Gabriel se levantó tan rápido como podía sin hacer ruido y se dirigió hacia el resto de su grupo. Envió a Lucas, “El Anguila” y Roberto a cerciorarse de que Aitor y Alex estuvieran bien.
-¿Y quién te dijo que esa chica es Peter Pan? –dijo Arturo, que pese al dolor y la situación, aún tenía comentarios irónicos-. Lo más seguro es que se haya cortado a sí misma o que la hayan descubierto.
-Cállate hijo de… -rabió Fernando.
-¡Silencio! –habló Facundo, que tenía el rostro hinchado-. Ahora debemos saber qué hacer y rápido, en cuanto regresen debemos tener un plan.
-¡Es imposible! –lloriqueó Samuel-. Son demasiados, tienen armas y no temen matarnos.
-It’s not imposible –dijo Zed, que tenía la cara encendida de rabia, el monstruo que llevaba dentro exigía salir y despedazar a esos imbéciles.
-Bueno –dijo Arturo-, al menos Marilyn Manson es optimista, ya me siento más seguro. ¡Cómo duele esta jodida pierna!
***
Lucas caminaba por los pasillos confiado, iba riéndose y le decía a Roberto las diferentes formas y posiciones en que follaría a Alicia.
-Ja-ja-ja, esto es tiempo perdido –dijo Roberto-. Alex debe estar perforándola en cada orificio en este momento, hasta debe estar usando su trozo de mano que le quedó.
-¿Ah sí? –respondió Lucas-. Te apuesto a que yo lo hago mejor y más veces que ese gorila ja-ja-ja.
“El Anguila” iba en silencio, sacó un cigarrillo de la cajetilla y disponía a encenderlo. Estaba muy molesto porque Elena estaba muerta, era la primera niña que veía en años.
-¡Pero qué dem…! –la cara de Lucas estaba descuadrada-. ¡GABRIEEEEEEEEL! ¡GABRIEEEEEEEEL¡ ¡CON UN CARAJO, GABRIEEEEEEEL!
La escena era como sacada de una pintura medieval, Aitor estaba tendido en el suelo con los ojos abiertos y opacos. En su pecho había un arma afilada clavada casi hasta el fondo. La sangre inundaba la ropa y la boca del exconvicto. Gabriel llegó corriendo, no daba crédito de lo que ahí había pasado; su mayor temor era que alguno estuviera malherido pero no que uno de sus hombres estuviera muerto y el otro desaparecido.
-¡Esa hija de puta! –exclamó Gabriel-. Vamos a peinar la zona, Lucas, vienes conmigo, buscaremos en el sótano. Roberto, ve con “Anguila” y registra cada salón de clases que haya –los cuatro hombres se dirigieron a los lugares acordados, cuando Gabriel pasó por donde esperaba Pedro, le indicó que fuera con Mario y vigilaran a los demás.
Roberto y “El Anguila” registraban a conciencia los salones, no dejaban espacio sin revisar, ya sea debajo de algunos pupitres desacomodados, en el librero del profesor y en cada rincón. Una vez que terminaban de revisar un aula, rompían uno de los vidrios y colocaban las astillas en la entrada, para evitar que alguien pudiese entrar en ese cuarto revisado.
Por su parte, Gabriel y Lucas tomaron una linterna cada uno. Bajaron lentamente las escaleras que conducían al sótano de la escuela, ni siquiera los supervivientes habían revisado ese lugar los días anteriores, cada uno llevaba un arma y apuntaba a cada rincón del lugar dispuesto a soltar metralla.
Un golpeteo los distrajo, se escuchaban golpes detrás de una de las puertas. Aquel lugar era un desastre, había pupitres rotos por doquier, balones de baloncesto desinflados, un par de jóvenes muertos y goteras por todos lados.
-Abre bien los ojos, cabrón –dijo Gabriel-. Esa chica puede estar en cualquier lado, ya vimos que es muy lista para escaparse de dos violadores.
-No olvides que uno sólo tenía una mano, y el otro era un cavernícola.
-Cierto, pero no te confíes.
Llegaron al origen de aquel sonido, Lucas abrió rápidamente la puerta que se encontraba atrancada por un mueble maltrecho. Dentro había un chico convertido en zombie, al verlos se lanzó sobre ellos, pero la pistola de Gabriel fue más rápida.
-Adoro estar fuera de las rejas.
***
-¿Ya terminaron su reunión, niñas? –Mario entró e interrumpió el intento de plan que armaban los supervivientes.
-No, vuelve en 15 minutos –respondió Arturo, lo que le hizo acreedor a un codazo en la frente.
-Te crees muy duro, ¿eh? –le gritó Yeray-. Suéltame y verás quién sangra a borbotones.
-¿Qué te parecería ir a dar una vuelta a saludar a los zombies, infeliz? –Mario se acercó y le dio un golpe a Yeray en un oído. El soldado perdió la noción de dónde estaba, y un zumbido muy agudo le atravesó la cabeza. Pedro entró corriendo…
-¡Ya fueron a buscar a la mujerzuela! –dijo Pedro ante la sorpresa de todos. Por un momento albergaron la esperanza de que Alicia hubiera escapado, nadie dijo nada, pero se voltearona ver entre sí con una sonrisa implícita-. Un momento, yo te conozco.
-Really? –dijo Zed, que estaba acostumbrado a recibir halagos y que la gente se acercara a pedirle autógrafos.
-Sí, tú eres el cantante que fue hace dos años a prisión a tocar.
-Yeah, I remember; lo recuerdo.
-Lástima –dijo Pedro mientras se le acercaba a Zed preparando un golpe-. Me gustaba tu música.
-Fuck you, ASSHOLEEEEEEEEEEE!!! –Zed se levantó como pudo y embistió con todas sus fuerzas sobre Pedro, pese a que estaba amarrado en el medio tronco a la silla, pudo levantarse, y en posición incómoda empujó a su agresor hasta una de las ventanas de la cafetería.
-¡HIJO DE PUTAAAAAAAA…! –el grito de Pedro se vio ahogado, tanto Zed como Pedro cayeron por la ventana. Aquel lugar estaba en un segundo piso, la caída libre los dejó maltrechos, pero vivos.
-¡Pedro! –gritaba Mario desde la ventana- ¿Estás bien?
Pedro no respondía, había tenido una caída de un segundo piso empujado por un hombre de dos metros. Zed estaba en el suelo, había caído de costado, y sentía su hombro dislocado, pero para su fortuna, buena parte de la silla a la que estaba amarrado se había roto.
Mario no sabía qué hacer, un grupo de zombies merodeaba la zona, y si bajaba a auxiliarlo corría el riesgo de que lo devoraran.
-¡Cabrón! –le gritó Mario desde la ventana- ¡Te lo merecías por confiado.
Juan se armó de valor, sabía que podía hacer lo mismo, así que se impulsó para embestir a Mario, pero éste se dio cuenta y se alcanzó a quitar a tiempo. Le dio tiempo de apuntar su arme y dispararle en la nuca a Juan.
-¿Con que tú también querías jugar al vivo, no?
Samuel gritó muy alterado, y por fin mostraba carácter, no le duró mucho… Mario le dio un golpe en la boca con la culata de la pistola. Quedaba claro que el próximo que intentara algo como lo de Zed, terminaría como Juan.
En el suelo, Zed pudo incorporarse con dificultad, al lado suyo estaba Pedro que seguía tendido, doliéndose y sin poderse levantar. Zed se acercó, tomó el arma que Pedro perdió en la caída libre, y se la guardó en sus jeans desgarrados, el cantante escuchó un disparo, se trataba de la bala que le quitó la vida a Juan.
Sabía que desde arriba, Mario podía dispararle y terminar con su prolífica carrera de cantante, y aún debía entonar más veces su éxito “Fucking politicians”. Así que tomó de una pierna a Pedro y lo arrastró a espaldas del edificio, donde las balas de los exconvictos no podían alcanzarlo.
Por fortuna para Zed, los zombies no estaban cerca de ahí, la mayoría se asentaba en la puerta principal del colegio, pero sabía que en cualquier momento podían llegar, así que levantó del cuello a Pedro con su brazo sano, y lo levantó unos centímetros del suelo, de tal manera que los ojos de ambos estaban a la misma altura.
-Now, it’s my turn, bitch –Zed no podía ocultar su sonrisa, que pronto se convirtió en carcajada; la mueca de dolor de Pedro era evidente, no podía hablar siquiera. Zed tomó con todas sus fuerzas a aquel hombre que era bajo en comparación con sus demás compañeros, y lo azotó contra la pared más cercana repetidas veces- ¡CANTA MI CANCIÓN, BASTARDOOOO!
Una vez en el suelo, Zed procedió a patearlo a placer. A media distancia de ahí, se aproximaba un grupo de cuatro zombies. Zed apoyó su poderosa pierna sobre uno de los brazos de Pedro, y como si fuera palanca, tiró de la muñeca del sujeto, el hueso sólo crujió, y el grito de dolor de Pedro se escuchó hasta el segundo piso, donde estaban los demás supervivientes escoltados por Mario.
Cuando los zombies estaban lo suficientemente cerca, Zed levantó a Pedro y lo lanzó cerca de ellos, y se alejó de ahí cojeando aún por el dolor de la caída, pero con unas sonoras carcajadas. Era evidente que los zombies devoraron a Pedro ante la mirada atónita de Mario que lo observaba desde el segundo piso.
Zed buscó refugio en una casa que estaba a espaldas de la escuela, se encerró en ella a descansar un poco y a preparar su siguiente movimiento. En realidad no tenía muchas ganas de regresar a ayudar a los demás, pero debía rescatar a Karl y vengarse por lo que aquellos hombres le habían hecho. Aún tenía sangre en la cara y diversas heridas que le hacían recordarlo…
___________________________
Bueno, si Alicia pudo matar a uno, no veo por qué este mastodonte no haya podido. Espero no se haga moda, dejen algunos vivos, necesitamos villanos reales, no a doctores sarcásticos o niños traicioneros.
-De acuerdo, cabrones, vengan conmigo –dijo Gabriel-. Junta urgente en el pasillo.
-Pero no podemos dejarlos solos –intervino Pedro, Gabriel lo tomó por el cuello de la camisa.
-Si yo digo que hay junta, hay junta, pedazo de mierda –Pedro se limitó a sonreír dejando ver una dentadura putrefacta, el grupo de reos salió al pasillo-. Ahora tenemos qué definir en qué orden follamos a la chica, porque creo que a todos nos hace falta.
-¡Pero yo quería a la niña! –intervino “El Anguila”.
-Guarda silencio –dijo Gabriel en voz baja-. Hice esto para que se confiaran y discutieran a gusto… Mario, acércate a la puerta y trata de escuchar todo lo que dicen –así lo hizo el aludido, y en cuclillas se acercó y se recargó detrás de la puerta cuidando que nadie se percatara de su presencia.
Dentro de la cafetería estaban todos muy tensos, todos temían lo peor por Alicia, Fernando emitía sonidos como un búfalo fúrico, Arturo no paraba de quejarse del disparo que había recibido en la pierna.
-Por la chica no te preocupes –dijo Yeray tratando de calmar a Fernando-. Le he dado un cuchillo sin que esos bastardos se dieran cuenta.
En ese momento, fuera de la cafetería, Mario le hizo una seña a Gabriel que se acercó en silencio y le dijo en secreto lo que acababa de oír. Gabriel se levantó tan rápido como podía sin hacer ruido y se dirigió hacia el resto de su grupo. Envió a Lucas, “El Anguila” y Roberto a cerciorarse de que Aitor y Alex estuvieran bien.
-¿Y quién te dijo que esa chica es Peter Pan? –dijo Arturo, que pese al dolor y la situación, aún tenía comentarios irónicos-. Lo más seguro es que se haya cortado a sí misma o que la hayan descubierto.
-Cállate hijo de… -rabió Fernando.
-¡Silencio! –habló Facundo, que tenía el rostro hinchado-. Ahora debemos saber qué hacer y rápido, en cuanto regresen debemos tener un plan.
-¡Es imposible! –lloriqueó Samuel-. Son demasiados, tienen armas y no temen matarnos.
-It’s not imposible –dijo Zed, que tenía la cara encendida de rabia, el monstruo que llevaba dentro exigía salir y despedazar a esos imbéciles.
-Bueno –dijo Arturo-, al menos Marilyn Manson es optimista, ya me siento más seguro. ¡Cómo duele esta jodida pierna!
***
Lucas caminaba por los pasillos confiado, iba riéndose y le decía a Roberto las diferentes formas y posiciones en que follaría a Alicia.
-Ja-ja-ja, esto es tiempo perdido –dijo Roberto-. Alex debe estar perforándola en cada orificio en este momento, hasta debe estar usando su trozo de mano que le quedó.
-¿Ah sí? –respondió Lucas-. Te apuesto a que yo lo hago mejor y más veces que ese gorila ja-ja-ja.
“El Anguila” iba en silencio, sacó un cigarrillo de la cajetilla y disponía a encenderlo. Estaba muy molesto porque Elena estaba muerta, era la primera niña que veía en años.
-¡Pero qué dem…! –la cara de Lucas estaba descuadrada-. ¡GABRIEEEEEEEEL! ¡GABRIEEEEEEEEL¡ ¡CON UN CARAJO, GABRIEEEEEEEL!
La escena era como sacada de una pintura medieval, Aitor estaba tendido en el suelo con los ojos abiertos y opacos. En su pecho había un arma afilada clavada casi hasta el fondo. La sangre inundaba la ropa y la boca del exconvicto. Gabriel llegó corriendo, no daba crédito de lo que ahí había pasado; su mayor temor era que alguno estuviera malherido pero no que uno de sus hombres estuviera muerto y el otro desaparecido.
-¡Esa hija de puta! –exclamó Gabriel-. Vamos a peinar la zona, Lucas, vienes conmigo, buscaremos en el sótano. Roberto, ve con “Anguila” y registra cada salón de clases que haya –los cuatro hombres se dirigieron a los lugares acordados, cuando Gabriel pasó por donde esperaba Pedro, le indicó que fuera con Mario y vigilaran a los demás.
Roberto y “El Anguila” registraban a conciencia los salones, no dejaban espacio sin revisar, ya sea debajo de algunos pupitres desacomodados, en el librero del profesor y en cada rincón. Una vez que terminaban de revisar un aula, rompían uno de los vidrios y colocaban las astillas en la entrada, para evitar que alguien pudiese entrar en ese cuarto revisado.
Por su parte, Gabriel y Lucas tomaron una linterna cada uno. Bajaron lentamente las escaleras que conducían al sótano de la escuela, ni siquiera los supervivientes habían revisado ese lugar los días anteriores, cada uno llevaba un arma y apuntaba a cada rincón del lugar dispuesto a soltar metralla.
Un golpeteo los distrajo, se escuchaban golpes detrás de una de las puertas. Aquel lugar era un desastre, había pupitres rotos por doquier, balones de baloncesto desinflados, un par de jóvenes muertos y goteras por todos lados.
-Abre bien los ojos, cabrón –dijo Gabriel-. Esa chica puede estar en cualquier lado, ya vimos que es muy lista para escaparse de dos violadores.
-No olvides que uno sólo tenía una mano, y el otro era un cavernícola.
-Cierto, pero no te confíes.
Llegaron al origen de aquel sonido, Lucas abrió rápidamente la puerta que se encontraba atrancada por un mueble maltrecho. Dentro había un chico convertido en zombie, al verlos se lanzó sobre ellos, pero la pistola de Gabriel fue más rápida.
-Adoro estar fuera de las rejas.
***
-¿Ya terminaron su reunión, niñas? –Mario entró e interrumpió el intento de plan que armaban los supervivientes.
-No, vuelve en 15 minutos –respondió Arturo, lo que le hizo acreedor a un codazo en la frente.
-Te crees muy duro, ¿eh? –le gritó Yeray-. Suéltame y verás quién sangra a borbotones.
-¿Qué te parecería ir a dar una vuelta a saludar a los zombies, infeliz? –Mario se acercó y le dio un golpe a Yeray en un oído. El soldado perdió la noción de dónde estaba, y un zumbido muy agudo le atravesó la cabeza. Pedro entró corriendo…
-¡Ya fueron a buscar a la mujerzuela! –dijo Pedro ante la sorpresa de todos. Por un momento albergaron la esperanza de que Alicia hubiera escapado, nadie dijo nada, pero se voltearona ver entre sí con una sonrisa implícita-. Un momento, yo te conozco.
-Really? –dijo Zed, que estaba acostumbrado a recibir halagos y que la gente se acercara a pedirle autógrafos.
-Sí, tú eres el cantante que fue hace dos años a prisión a tocar.
-Yeah, I remember; lo recuerdo.
-Lástima –dijo Pedro mientras se le acercaba a Zed preparando un golpe-. Me gustaba tu música.
-Fuck you, ASSHOLEEEEEEEEEEE!!! –Zed se levantó como pudo y embistió con todas sus fuerzas sobre Pedro, pese a que estaba amarrado en el medio tronco a la silla, pudo levantarse, y en posición incómoda empujó a su agresor hasta una de las ventanas de la cafetería.
-¡HIJO DE PUTAAAAAAAA…! –el grito de Pedro se vio ahogado, tanto Zed como Pedro cayeron por la ventana. Aquel lugar estaba en un segundo piso, la caída libre los dejó maltrechos, pero vivos.
-¡Pedro! –gritaba Mario desde la ventana- ¿Estás bien?
Pedro no respondía, había tenido una caída de un segundo piso empujado por un hombre de dos metros. Zed estaba en el suelo, había caído de costado, y sentía su hombro dislocado, pero para su fortuna, buena parte de la silla a la que estaba amarrado se había roto.
Mario no sabía qué hacer, un grupo de zombies merodeaba la zona, y si bajaba a auxiliarlo corría el riesgo de que lo devoraran.
-¡Cabrón! –le gritó Mario desde la ventana- ¡Te lo merecías por confiado.
Juan se armó de valor, sabía que podía hacer lo mismo, así que se impulsó para embestir a Mario, pero éste se dio cuenta y se alcanzó a quitar a tiempo. Le dio tiempo de apuntar su arme y dispararle en la nuca a Juan.
-¿Con que tú también querías jugar al vivo, no?
Samuel gritó muy alterado, y por fin mostraba carácter, no le duró mucho… Mario le dio un golpe en la boca con la culata de la pistola. Quedaba claro que el próximo que intentara algo como lo de Zed, terminaría como Juan.
En el suelo, Zed pudo incorporarse con dificultad, al lado suyo estaba Pedro que seguía tendido, doliéndose y sin poderse levantar. Zed se acercó, tomó el arma que Pedro perdió en la caída libre, y se la guardó en sus jeans desgarrados, el cantante escuchó un disparo, se trataba de la bala que le quitó la vida a Juan.
Sabía que desde arriba, Mario podía dispararle y terminar con su prolífica carrera de cantante, y aún debía entonar más veces su éxito “Fucking politicians”. Así que tomó de una pierna a Pedro y lo arrastró a espaldas del edificio, donde las balas de los exconvictos no podían alcanzarlo.
Por fortuna para Zed, los zombies no estaban cerca de ahí, la mayoría se asentaba en la puerta principal del colegio, pero sabía que en cualquier momento podían llegar, así que levantó del cuello a Pedro con su brazo sano, y lo levantó unos centímetros del suelo, de tal manera que los ojos de ambos estaban a la misma altura.
-Now, it’s my turn, bitch –Zed no podía ocultar su sonrisa, que pronto se convirtió en carcajada; la mueca de dolor de Pedro era evidente, no podía hablar siquiera. Zed tomó con todas sus fuerzas a aquel hombre que era bajo en comparación con sus demás compañeros, y lo azotó contra la pared más cercana repetidas veces- ¡CANTA MI CANCIÓN, BASTARDOOOO!
Una vez en el suelo, Zed procedió a patearlo a placer. A media distancia de ahí, se aproximaba un grupo de cuatro zombies. Zed apoyó su poderosa pierna sobre uno de los brazos de Pedro, y como si fuera palanca, tiró de la muñeca del sujeto, el hueso sólo crujió, y el grito de dolor de Pedro se escuchó hasta el segundo piso, donde estaban los demás supervivientes escoltados por Mario.
Cuando los zombies estaban lo suficientemente cerca, Zed levantó a Pedro y lo lanzó cerca de ellos, y se alejó de ahí cojeando aún por el dolor de la caída, pero con unas sonoras carcajadas. Era evidente que los zombies devoraron a Pedro ante la mirada atónita de Mario que lo observaba desde el segundo piso.
Zed buscó refugio en una casa que estaba a espaldas de la escuela, se encerró en ella a descansar un poco y a preparar su siguiente movimiento. En realidad no tenía muchas ganas de regresar a ayudar a los demás, pero debía rescatar a Karl y vengarse por lo que aquellos hombres le habían hecho. Aún tenía sangre en la cara y diversas heridas que le hacían recordarlo…
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Bueno, si Alicia pudo matar a uno, no veo por qué este mastodonte no haya podido. Espero no se haga moda, dejen algunos vivos, necesitamos villanos reales, no a doctores sarcásticos o niños traicioneros.
Re: Un zombie llama a la puerta
Alicia y Simón estaban en la azotea, y había visto todo lo sucedido con Pedro y Zed.
- ¿Qué vamos a hacer? ¡Tenemos que salvarles! –dijo Alicia claramente histérica.
Simón más bien se preocupaba por cómo iba a salir de allí con vida, tenían el edificio sitiado, y por lo que Alicia le había contado, su líder era bastante inteligente, aunque pensándolo mejor eso podría resultarle una ventaja en vez de un inconveniente. Rápidamente en su cabeza tomó forma un nuevo plan, era arriesgado, pero era el único que tenía.
Se levantó apoyándose en la pared y en Alicia. Habían conseguido que la hemorragia cesase, y por suerte la bala no se quedó dentro de su cuerpo.
- ¿Qué haces? No debes moverte –dijo Alicia sujetándole.
Simón pensó en que debía decirle para que lo que iba a hacer no le descubriese.
- Tengo un plan, pero necesito tu ayuda -hizo una pausa y Alicia asintió- quiero que me ayudes a llegar hasta el primer piso, luego quiero que me dejes allí y vayas a –hizo otra pausa y esta vez tosió sangre- con Zed y te quedes allí con él. Preparad un plan para rescatar a los demás.
- ¡No! ¿Qué coño vas a hacer tú solo? ¡Estás herido y apenas puedes tenerte en pie! – gritó Alicia.
¡Escucha! –dijo Simón alzando la voz y poniendo las manos en su cara- ¡Si quieres salir viva de aquí vas a tener que hacerme caso! ¿De acuerdo?
- Joder Simón…está bien, pero si tardas mucho iré a buscarte –dijo Alicia sin insistir más, era inútil intentar razonar con él.
Alicia le ayudó a llegar al primer piso, donde le dejó apoyado en la escalera.
- Escucha Simón –dijo Alicia un poco titubeante –prométeme que tendrás cuidado haciendo lo que vayas a hacer.
- No tengo intención de morir si es lo que tratas de decirme –dijo Simón intentando sonreír para tranquilizarla- Toma la pistola, yo no la necesito.
Alicia dudó un momento pero la cogió, hubo un tenso silencio y luego se fue corriendo en dirección a la entrada.
Simón hizo un terrible esfuerzo y se comenzó su penosa marcha a través de los pasillos, apoyándose en las taquillas, encontró una fregona tirada en el suelo, la cogió y golpeó las taquillas armando un buen jaleo, luego sus piernas se doblaron y cayó al suelo, se arrastró como pudo y se quedó sentado apoyado en las taquillas.
Buena parte de su plan dependía únicamente de la suerte, la suerte de que no le matasen nada más encontrarlo, de que le llevasen con su líder, de que este estuviese dispuesto a hablar. Comenzó a nublársele la vista.
Joder, no te desmayes ahora Simón, pensó. Se palpó la herida de bala y descubrió que estaba volviendo a sangrar, pronto la venda quedó teñida de rojo. Entonces solo oscuridad…
Simón despertó y lo primero que percibió fue el sabor a sangre en su boca. Abrió los ojos y se encontró en el despacho del director, tras la mesa, en el caro sillón, se encontraba un hombre de mediana edad con el cabello de color paja. Simón intentó moverse pero estaba fuertemente atado de pies y manos a la silla.
- Veo que vuelves a estar consciente –comentó el hombre medio divertido.
- Por un momento creí que no despertaría –contestó Simón en un tono tranquilo y neutral, todos los detalles eran importantes.
- Sabes –dijo el hombre mientras se levantaba de su asiento y se sentaba en el borde de la mesa, al lado de Simón- has tenido mucha suerte de que te encontrase yo antes que mis hombres, aunque creo que provocaste esos golpes a propósito, ¿cierto?
- Así es –contestó Simón sonriendo –tenía la esperanza de poder hablar contigo antes de que me matasen.
- Vaya…o eres un idiota o muy osado. Le has cortado la mano a uno de mis hombres y te atreves a dejarte capturar.
- Bueno, después la maté, así que eso sube mi puntuación. –dijo Simón manteniendo aquel tono jovial y calmado, lo que era muy difícil debido al fuerte dolor que sentía.
- ¡Y además te atreves a contarlo! –dijo Gabriel entre carcajadas –admiro tu valor, chico. Pero aún así ha sido una estupidez dejarte capturar. ¿Pensabas que te dejaría libre así como así?
- No, la verdad es que pensaba que me dejarías libre después de contarte dónde está la chica y el cantante de rock.
Gabriel se quedó pensando durante unos segundos. Los hombres estaban bastante cabreados, habían muerto tres de ellos y además habían perdido a la chica. Le convenía tenerles contentos o empezarían a sublevarse.
- ¿Estás dispuesto a vender a tus compañeros para salvar el pellejo?
- Por supuesto, esa gente son escoria, lo único que han hecho ha sido obstaculizar mi camino.
Gabriel pensó en alguna manera de asegurarse de que Simón decía la verdad y no pudo evitar sonreír cuando se le ocurrió aquella magnífica
prueba. Se acercó a la puerta, donde uno de sus hombres montaba guardia y le dijo:
- Trae al doctor, rápido.
A los pocos minutos el hombre volvió con Arturo casi a rastras, él seguía quejándose de su pierna, la cual no habían dejado curarse. Al ver a Simón se sorprendió bastante, ya que le daba por muerto.
- Cúrale, quiero que esté en perfectas condiciones.
Ese comportamiento extrañó sobremanera a Arturo. ¿Por qué querría curar a Simón? Además, ¿Qué hacía allí? Aunque Arturo había aprendido la lección y decidió que lo mejor era mantener la boca cerrada. Así que curó a Simón y luego le llevaron de vuelta al comedor con los demás.
- Voy a darte un voto de confianza, chico. Si pasas una pequeña prueba, te ganarás mi confianza y así te creeré cuando me digas donde está la chica.
- ¿Qué prueba?
- Mata a uno de tus amigos.
Simón sabía que aquel momento era crucial, no debía dudar un segundo o lo echaría todo a perder.
- De acuerdo. –dijo Simón sin dejar de sonreír, en cierto modo, admiraba a ese hombre, eran bastante parecidos y podría aprender mucho de él.
Gabriel le liberó de sus ataduras y fueron hacia el comedor, a Simón le apuntaba un hombre en todo momento. Entraron y al ver a Simón con vida todos se sorprendieron y algunos hasta parecía que se alegraban, aunque les extrañaba verle sin ataduras.
- Toma –dijo Gabriel ofreciéndole su bate con clavos- ¿Es tuyo, verdad? Úsalo.
Los demás estaban atónitos, no entendían que estaba sucediendo.
Simón tomó el bate con decisión, miró a los supervivientes y señaló con su bate a Karl.
- Él –dijo enfatizando todo lo posible.
Los hombres llevaron la silla de Karl delante de Simón. Karl no comprendía nada y se revolvía intentando liberarse. Simón miró a Gabriel y este asintió, sin dejar de sonreír.
Simón observó la expresión de Karl, se podía ver el miedo y la incredulidad…
El primer golpe impactó en su muslo derecho, Karl comenzó a gritar de dolor, pero Simón continuó golpeando con pasión, Karl suplicaba, y eso excitó más a Simón que golpeó su cráneo repetidas veces dejándolo hecho un amasijo de carne y huesos imposible de reconocer.
Entonces Karl profirió un último lamento de agonía y murió, su cuerpo derramaba sangre por sus múltiples heridas y cayó al suelo.
Todos estaban aterrorizados. ¿Cómo podía Simón haber hecho eso? Pensaron, ¿Se había pasado al otro bando? Simón por su parte, estaba cubierto de sangre, sesos, y esquirlas de huesos.
- Vaya, vaya, chaval, no dudaste ni un segundo, de verdad debes odiar a esta gente –dijo Gabriel entre risas y poniéndole una mano en el hombro- ¡Chicos! Dejad de apuntarle y traer algo de beber a mi nuevo despacho, este joven y yo tenemos mucho de qué hablar.
Por primera vez en mucho tiempo, Simón sintió que estaba junto a un semejante, una sensación agradable. Pero aún así no olvidó su plan, no. Alicia no iba a sufrir ningún daño y él se iba a encargar de los hombres de Gabriel, que tanta molestia le estaban causando. Aunque puede que dejase vivo a Gabriel, eso todavía no lo había decidido.
- ¿Qué vamos a hacer? ¡Tenemos que salvarles! –dijo Alicia claramente histérica.
Simón más bien se preocupaba por cómo iba a salir de allí con vida, tenían el edificio sitiado, y por lo que Alicia le había contado, su líder era bastante inteligente, aunque pensándolo mejor eso podría resultarle una ventaja en vez de un inconveniente. Rápidamente en su cabeza tomó forma un nuevo plan, era arriesgado, pero era el único que tenía.
Se levantó apoyándose en la pared y en Alicia. Habían conseguido que la hemorragia cesase, y por suerte la bala no se quedó dentro de su cuerpo.
- ¿Qué haces? No debes moverte –dijo Alicia sujetándole.
Simón pensó en que debía decirle para que lo que iba a hacer no le descubriese.
- Tengo un plan, pero necesito tu ayuda -hizo una pausa y Alicia asintió- quiero que me ayudes a llegar hasta el primer piso, luego quiero que me dejes allí y vayas a –hizo otra pausa y esta vez tosió sangre- con Zed y te quedes allí con él. Preparad un plan para rescatar a los demás.
- ¡No! ¿Qué coño vas a hacer tú solo? ¡Estás herido y apenas puedes tenerte en pie! – gritó Alicia.
¡Escucha! –dijo Simón alzando la voz y poniendo las manos en su cara- ¡Si quieres salir viva de aquí vas a tener que hacerme caso! ¿De acuerdo?
- Joder Simón…está bien, pero si tardas mucho iré a buscarte –dijo Alicia sin insistir más, era inútil intentar razonar con él.
Alicia le ayudó a llegar al primer piso, donde le dejó apoyado en la escalera.
- Escucha Simón –dijo Alicia un poco titubeante –prométeme que tendrás cuidado haciendo lo que vayas a hacer.
- No tengo intención de morir si es lo que tratas de decirme –dijo Simón intentando sonreír para tranquilizarla- Toma la pistola, yo no la necesito.
Alicia dudó un momento pero la cogió, hubo un tenso silencio y luego se fue corriendo en dirección a la entrada.
Simón hizo un terrible esfuerzo y se comenzó su penosa marcha a través de los pasillos, apoyándose en las taquillas, encontró una fregona tirada en el suelo, la cogió y golpeó las taquillas armando un buen jaleo, luego sus piernas se doblaron y cayó al suelo, se arrastró como pudo y se quedó sentado apoyado en las taquillas.
Buena parte de su plan dependía únicamente de la suerte, la suerte de que no le matasen nada más encontrarlo, de que le llevasen con su líder, de que este estuviese dispuesto a hablar. Comenzó a nublársele la vista.
Joder, no te desmayes ahora Simón, pensó. Se palpó la herida de bala y descubrió que estaba volviendo a sangrar, pronto la venda quedó teñida de rojo. Entonces solo oscuridad…
Simón despertó y lo primero que percibió fue el sabor a sangre en su boca. Abrió los ojos y se encontró en el despacho del director, tras la mesa, en el caro sillón, se encontraba un hombre de mediana edad con el cabello de color paja. Simón intentó moverse pero estaba fuertemente atado de pies y manos a la silla.
- Veo que vuelves a estar consciente –comentó el hombre medio divertido.
- Por un momento creí que no despertaría –contestó Simón en un tono tranquilo y neutral, todos los detalles eran importantes.
- Sabes –dijo el hombre mientras se levantaba de su asiento y se sentaba en el borde de la mesa, al lado de Simón- has tenido mucha suerte de que te encontrase yo antes que mis hombres, aunque creo que provocaste esos golpes a propósito, ¿cierto?
- Así es –contestó Simón sonriendo –tenía la esperanza de poder hablar contigo antes de que me matasen.
- Vaya…o eres un idiota o muy osado. Le has cortado la mano a uno de mis hombres y te atreves a dejarte capturar.
- Bueno, después la maté, así que eso sube mi puntuación. –dijo Simón manteniendo aquel tono jovial y calmado, lo que era muy difícil debido al fuerte dolor que sentía.
- ¡Y además te atreves a contarlo! –dijo Gabriel entre carcajadas –admiro tu valor, chico. Pero aún así ha sido una estupidez dejarte capturar. ¿Pensabas que te dejaría libre así como así?
- No, la verdad es que pensaba que me dejarías libre después de contarte dónde está la chica y el cantante de rock.
Gabriel se quedó pensando durante unos segundos. Los hombres estaban bastante cabreados, habían muerto tres de ellos y además habían perdido a la chica. Le convenía tenerles contentos o empezarían a sublevarse.
- ¿Estás dispuesto a vender a tus compañeros para salvar el pellejo?
- Por supuesto, esa gente son escoria, lo único que han hecho ha sido obstaculizar mi camino.
Gabriel pensó en alguna manera de asegurarse de que Simón decía la verdad y no pudo evitar sonreír cuando se le ocurrió aquella magnífica
prueba. Se acercó a la puerta, donde uno de sus hombres montaba guardia y le dijo:
- Trae al doctor, rápido.
A los pocos minutos el hombre volvió con Arturo casi a rastras, él seguía quejándose de su pierna, la cual no habían dejado curarse. Al ver a Simón se sorprendió bastante, ya que le daba por muerto.
- Cúrale, quiero que esté en perfectas condiciones.
Ese comportamiento extrañó sobremanera a Arturo. ¿Por qué querría curar a Simón? Además, ¿Qué hacía allí? Aunque Arturo había aprendido la lección y decidió que lo mejor era mantener la boca cerrada. Así que curó a Simón y luego le llevaron de vuelta al comedor con los demás.
- Voy a darte un voto de confianza, chico. Si pasas una pequeña prueba, te ganarás mi confianza y así te creeré cuando me digas donde está la chica.
- ¿Qué prueba?
- Mata a uno de tus amigos.
Simón sabía que aquel momento era crucial, no debía dudar un segundo o lo echaría todo a perder.
- De acuerdo. –dijo Simón sin dejar de sonreír, en cierto modo, admiraba a ese hombre, eran bastante parecidos y podría aprender mucho de él.
Gabriel le liberó de sus ataduras y fueron hacia el comedor, a Simón le apuntaba un hombre en todo momento. Entraron y al ver a Simón con vida todos se sorprendieron y algunos hasta parecía que se alegraban, aunque les extrañaba verle sin ataduras.
- Toma –dijo Gabriel ofreciéndole su bate con clavos- ¿Es tuyo, verdad? Úsalo.
Los demás estaban atónitos, no entendían que estaba sucediendo.
Simón tomó el bate con decisión, miró a los supervivientes y señaló con su bate a Karl.
- Él –dijo enfatizando todo lo posible.
Los hombres llevaron la silla de Karl delante de Simón. Karl no comprendía nada y se revolvía intentando liberarse. Simón miró a Gabriel y este asintió, sin dejar de sonreír.
Simón observó la expresión de Karl, se podía ver el miedo y la incredulidad…
El primer golpe impactó en su muslo derecho, Karl comenzó a gritar de dolor, pero Simón continuó golpeando con pasión, Karl suplicaba, y eso excitó más a Simón que golpeó su cráneo repetidas veces dejándolo hecho un amasijo de carne y huesos imposible de reconocer.
Entonces Karl profirió un último lamento de agonía y murió, su cuerpo derramaba sangre por sus múltiples heridas y cayó al suelo.
Todos estaban aterrorizados. ¿Cómo podía Simón haber hecho eso? Pensaron, ¿Se había pasado al otro bando? Simón por su parte, estaba cubierto de sangre, sesos, y esquirlas de huesos.
- Vaya, vaya, chaval, no dudaste ni un segundo, de verdad debes odiar a esta gente –dijo Gabriel entre risas y poniéndole una mano en el hombro- ¡Chicos! Dejad de apuntarle y traer algo de beber a mi nuevo despacho, este joven y yo tenemos mucho de qué hablar.
Por primera vez en mucho tiempo, Simón sintió que estaba junto a un semejante, una sensación agradable. Pero aún así no olvidó su plan, no. Alicia no iba a sufrir ningún daño y él se iba a encargar de los hombres de Gabriel, que tanta molestia le estaban causando. Aunque puede que dejase vivo a Gabriel, eso todavía no lo había decidido.
Invitado- Invitado
Re: Un zombie llama a la puerta
Gabriel, Simón y el resto se fueron al despacho. Sólo se quedaron cuidando a los sobrevivientes Mario y “El Anguila” que aún estaba alterado por la muerte de Elena, un sudor frío le recorría la frente.
Fernando no se pudo contener y soltó el llanto; lo tenía atorado por todo lo que le había ocurrido, y ahora no sabía dónde estaba Alicia.
-Calma, chico –le dijo Yeray-. Seguramente Simón hizo eso porque lo amenazaron con matarnos a todos si no lo hacía, ya sabes cómo están enfermos estos sujetos –Mario no disimuló su sonrisa.
-Claro, pudo haber sido eso –agregó Arturo-. También es muy posible que los zombies de allá afuera sólo quieran entrar y abrazarnos a todos. ¿No viste la cara de gozo de ese mocoso?
El silencio era sepulcral, con todo y las palabras hirientes de Arturo, todos debían reconocer que tenía razón, Simón no estaba apenado en lo absoluto. Frente a ellos estaban tendidos Juan y Karl, los dejaron ahí para que tuvieran presente a qué estaban dispuestos esos criminales.
-Señores –les dijo Mario-, creo que deberían agradecer que sigan vivos. No sé por qué mi jefe los mantiene respirando. Sólo venimos por comida y mujeres… Seguro esta junta que están teniendo es para matarlos de una vez, o para capturar a la mujer y ver cómo la atendemos frente a sus ojos.
-Pues lo siento por ustedes –dijo Arturo-. A mí no me vana matar, queda claro que necesitan un médico de 24 hrs.
-O sea que serás su ramera… -dijo Jorge.
-Puedes llamarlo como quieras, mi querido viudo prematuro –sonrió sombríamente Arturo-. Pero tú acompañarás a tu amada en poco tiempo…
***
-Bueno –dijo Gabriel sentándose frente a Simón en una silla con el respaldo hacia el frente-. ¿Dónde está la chica?
-Le pedí que se refugiara entre los escombros del helicóptero en la azotea –dijo simón riendo-. Le dije que esperara instrucciones y que yo mismo iría a rescatarla.
-¡Lucas, Roberto! –ordenó Gabriel-. ¡Vayan a traerla!
-No creo que sea la mejor idea –se adelantó Simón-. Acordamos que si veía a alguien que no fuera yo, se lanzara hacia abajo.
-¿Matarse? –Gabriel estaba sorprendido.
-Sí –continuó Simón-. Dijo que prefería morir antes que ser usada por uno de ustedes.
-Bueno, ¿qué propones?
-Voy solo a la azotea escoltado por algunos de ustedes, pero que no se hagan visibles hasta que la aleje lo suficiente del borde. Ustedes tienen a la chica sana y yo mi libertad.
-De acuerdo… -a Gabriel le había gustado la idea-. Irás con Lucas y Roberto, aunque yo los seguiré un poco de cerca, no podemos fallar.
El plan de Simón era fingir que Alicia estaba malherida, y al pedirle ayuda a uno de los matones de Gabriel, los empujaría por el precipicio. Sin embargo, no le gustaba la idea de tener a Gabriel merodeando metros atrás… Eso podía echar abajo todo su plan de salir vivo.
***
Alicia se alejó unos metros de la escuela.
-¡Zed! –gritaba- Where are you?
Algunos zombies la seguían desde hace un rato, pero ella buscaba refugio antes de enfrentarlos sola. Zed escuchó los gritos de la chica, estaba fuera de la casa pateando cadáveres de zombies. Ya estaba más repuesto de las piernas, podía caminar normal, pero su hombro seguía dislocado, y no podía moverlo.
El rockero corrió al encuentro de Alicia.
-¡Qué bueno que te encuentro! –la chica apenas podía respirar por la tensión y por correr de los zombies-. Necesitamos regresar a ayudarlos, una decena de zombies me persigue.
-¿Quién te persigue? –dijo Zed.
-Muchos zombies.
-No hay problema, entra casa.
Alicia le hizo caso, entró a la casa donde se había refugiado minutos antes Zed, y desde la ventana vio cómo les rompía el cuello a los zombies uno a uno. El último que quedaba en pie recibió una serie de azotes antes de que el cráneo le estallara. La saña con que lo hacía asustó un poco a Alicia, que se preguntó si Zed sería el más idóneo para encabezar un plan de rescate.
__________________________________________
Espero no les haya desacomodado las ideas a algunos.
Fernando no se pudo contener y soltó el llanto; lo tenía atorado por todo lo que le había ocurrido, y ahora no sabía dónde estaba Alicia.
-Calma, chico –le dijo Yeray-. Seguramente Simón hizo eso porque lo amenazaron con matarnos a todos si no lo hacía, ya sabes cómo están enfermos estos sujetos –Mario no disimuló su sonrisa.
-Claro, pudo haber sido eso –agregó Arturo-. También es muy posible que los zombies de allá afuera sólo quieran entrar y abrazarnos a todos. ¿No viste la cara de gozo de ese mocoso?
El silencio era sepulcral, con todo y las palabras hirientes de Arturo, todos debían reconocer que tenía razón, Simón no estaba apenado en lo absoluto. Frente a ellos estaban tendidos Juan y Karl, los dejaron ahí para que tuvieran presente a qué estaban dispuestos esos criminales.
-Señores –les dijo Mario-, creo que deberían agradecer que sigan vivos. No sé por qué mi jefe los mantiene respirando. Sólo venimos por comida y mujeres… Seguro esta junta que están teniendo es para matarlos de una vez, o para capturar a la mujer y ver cómo la atendemos frente a sus ojos.
-Pues lo siento por ustedes –dijo Arturo-. A mí no me vana matar, queda claro que necesitan un médico de 24 hrs.
-O sea que serás su ramera… -dijo Jorge.
-Puedes llamarlo como quieras, mi querido viudo prematuro –sonrió sombríamente Arturo-. Pero tú acompañarás a tu amada en poco tiempo…
***
-Bueno –dijo Gabriel sentándose frente a Simón en una silla con el respaldo hacia el frente-. ¿Dónde está la chica?
-Le pedí que se refugiara entre los escombros del helicóptero en la azotea –dijo simón riendo-. Le dije que esperara instrucciones y que yo mismo iría a rescatarla.
-¡Lucas, Roberto! –ordenó Gabriel-. ¡Vayan a traerla!
-No creo que sea la mejor idea –se adelantó Simón-. Acordamos que si veía a alguien que no fuera yo, se lanzara hacia abajo.
-¿Matarse? –Gabriel estaba sorprendido.
-Sí –continuó Simón-. Dijo que prefería morir antes que ser usada por uno de ustedes.
-Bueno, ¿qué propones?
-Voy solo a la azotea escoltado por algunos de ustedes, pero que no se hagan visibles hasta que la aleje lo suficiente del borde. Ustedes tienen a la chica sana y yo mi libertad.
-De acuerdo… -a Gabriel le había gustado la idea-. Irás con Lucas y Roberto, aunque yo los seguiré un poco de cerca, no podemos fallar.
El plan de Simón era fingir que Alicia estaba malherida, y al pedirle ayuda a uno de los matones de Gabriel, los empujaría por el precipicio. Sin embargo, no le gustaba la idea de tener a Gabriel merodeando metros atrás… Eso podía echar abajo todo su plan de salir vivo.
***
Alicia se alejó unos metros de la escuela.
-¡Zed! –gritaba- Where are you?
Algunos zombies la seguían desde hace un rato, pero ella buscaba refugio antes de enfrentarlos sola. Zed escuchó los gritos de la chica, estaba fuera de la casa pateando cadáveres de zombies. Ya estaba más repuesto de las piernas, podía caminar normal, pero su hombro seguía dislocado, y no podía moverlo.
El rockero corrió al encuentro de Alicia.
-¡Qué bueno que te encuentro! –la chica apenas podía respirar por la tensión y por correr de los zombies-. Necesitamos regresar a ayudarlos, una decena de zombies me persigue.
-¿Quién te persigue? –dijo Zed.
-Muchos zombies.
-No hay problema, entra casa.
Alicia le hizo caso, entró a la casa donde se había refugiado minutos antes Zed, y desde la ventana vio cómo les rompía el cuello a los zombies uno a uno. El último que quedaba en pie recibió una serie de azotes antes de que el cráneo le estallara. La saña con que lo hacía asustó un poco a Alicia, que se preguntó si Zed sería el más idóneo para encabezar un plan de rescate.
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Espero no les haya desacomodado las ideas a algunos.
Re: Un zombie llama a la puerta
Nadie podía creer lo sucedido. Simón atacando a Karl, todos estaban sorprendidos. Tardarían muy poco en atar los cabos suelto. Tenían que escapar de ahí ahora mismo, antes de que ocurra otro imprevisto...
-Por Dios- Dijo Fernando mientras observaba los cadáveres de Karl y Juan
-Tranquilízate chico- Respondió Yeray
-No puedo creer que Simón haya hecho eso- Dijo Jorge
-Y después decían que yo era malo- Dijo Arturo sin su típica sonrisa
-Esperen un momento- Dijo Bergen
-¿Qué quieres asesino?- Dijo Jorge subiendo el tono de su voz
-Yo no maté a nadie, y este golpe en mi cabeza lo demuestra- Dijo Bergen moviendo su cabeza
-Esperen un segundo- Dijo Jorge recuperándo la razón
-¿Qué pasa?- Preguntó Yeray
-Simón me dijo que yo tenía que decidir que hacer con Bergen- Dijo Jorge con un tono pensativo
-¿Fue por eso que hiciste lo que hiciste con Bergen?- Preguntó Fernando
-¿Entonces Simón...?- Dijo Luis
-Claro que sí- Interrumpió Mario -Yo escuhé lo que hablaron, el chico entregó a Zed como se llame y a la chica-
Facundo estaba destruido, a pesar de que era una persona fuerte y resistente, no podía aguantar tal golpiza. Por suerte los golpes no le habían roto ningún hueso, ni tampoco ningún cartílago...
El Anguila estaba totalmente desquiciado, no sabía con que sacarse esa rabia que tenía adentro. Pensó que tal vez unos golpes a ese resto de líder lo podrían calmar...
-Mario, me voy un segundo, ya vuelvo- Gritó El Anguila mientras se iba
-Bueno, pero traeme algo- Bromeó Mario
Facundo hizo una señal con la cabeza a Fernando, tanto tiempo estando juntos, se entendían perfectamente. Fernando entendió todo lo que Facundo le dijo...
El Anguila había dejado su arma en una mesa antes de irse, a Mario no le importó ese detalle. Pero al grupo sí. Mario no tenía arma de fuego, llevaba un palo, pero era lo suficientemente grande como para darle un buen uso.
Todos observaban la situación, comunicándose nada más que con la mirada...
-Volví, ¿Me extrañaron?- Dijo El Anguila en un tono burlón
-Yo no, ellos tal vez- Respondió Mario riendo
-Bueno, bueno, bueno- Dijo El Anguila acercándose a Facundo
-¿Qué vas a hacer?- Preguntó Mario
-Desquitarme, nada más- Respondió El Anguila
El hombre se aproximó a Facundo arremangándose y preparando sus puños. Pero no contaba con algo... El mismo error que habían cometido con Zed y Juan. No habían atado sus piernas.
-Hey, ¿Y tú que vas a hacer?- Preguntó Fernando a Mario
-¿Yo chico?- Dijo Mario -Lo mismo que mi amigo... Pero contigo-
Mario se preparó enfrente de Fernando, se dio vuelta y vió a El Anguila a los ojos y le dijo -A la cuenta de 3-
-1- Fernando y Facundo se vieron
-2- El Anguila se estrujó su mano, preparándola para golpear
-3- Mario y El Anguila levantaron sus puños
-¡Ahora!- Gritó Facundo
Rapidamente, Facundo y Fernando golpearon a El Anguila y a Mario, exactamente el mismo golpe...
Una patada en la zona baja, debido a la fuerza y a la precisión, los gigantes se habían desplomado. Momento que aprovecharon para romper esas sillas baratas de escuela...
Se balancearon de tal forma que las sillas estallaron. Ahora estaban libres. No iban a desperdiciar ese tiempo en que los gigantes estaban caídos...
Aprovecharon, y antes de poder desatar a los demás, ataron a Mario y a El Anguila...
Una vez hecho esto, procedieron a desatar al resto de los compañeros...
------------------------------
Bueno, esa es mi parte
Saludos
-Por Dios- Dijo Fernando mientras observaba los cadáveres de Karl y Juan
-Tranquilízate chico- Respondió Yeray
-No puedo creer que Simón haya hecho eso- Dijo Jorge
-Y después decían que yo era malo- Dijo Arturo sin su típica sonrisa
-Esperen un momento- Dijo Bergen
-¿Qué quieres asesino?- Dijo Jorge subiendo el tono de su voz
-Yo no maté a nadie, y este golpe en mi cabeza lo demuestra- Dijo Bergen moviendo su cabeza
-Esperen un segundo- Dijo Jorge recuperándo la razón
-¿Qué pasa?- Preguntó Yeray
-Simón me dijo que yo tenía que decidir que hacer con Bergen- Dijo Jorge con un tono pensativo
-¿Fue por eso que hiciste lo que hiciste con Bergen?- Preguntó Fernando
-¿Entonces Simón...?- Dijo Luis
-Claro que sí- Interrumpió Mario -Yo escuhé lo que hablaron, el chico entregó a Zed como se llame y a la chica-
Facundo estaba destruido, a pesar de que era una persona fuerte y resistente, no podía aguantar tal golpiza. Por suerte los golpes no le habían roto ningún hueso, ni tampoco ningún cartílago...
El Anguila estaba totalmente desquiciado, no sabía con que sacarse esa rabia que tenía adentro. Pensó que tal vez unos golpes a ese resto de líder lo podrían calmar...
-Mario, me voy un segundo, ya vuelvo- Gritó El Anguila mientras se iba
-Bueno, pero traeme algo- Bromeó Mario
Facundo hizo una señal con la cabeza a Fernando, tanto tiempo estando juntos, se entendían perfectamente. Fernando entendió todo lo que Facundo le dijo...
El Anguila había dejado su arma en una mesa antes de irse, a Mario no le importó ese detalle. Pero al grupo sí. Mario no tenía arma de fuego, llevaba un palo, pero era lo suficientemente grande como para darle un buen uso.
Todos observaban la situación, comunicándose nada más que con la mirada...
-Volví, ¿Me extrañaron?- Dijo El Anguila en un tono burlón
-Yo no, ellos tal vez- Respondió Mario riendo
-Bueno, bueno, bueno- Dijo El Anguila acercándose a Facundo
-¿Qué vas a hacer?- Preguntó Mario
-Desquitarme, nada más- Respondió El Anguila
El hombre se aproximó a Facundo arremangándose y preparando sus puños. Pero no contaba con algo... El mismo error que habían cometido con Zed y Juan. No habían atado sus piernas.
-Hey, ¿Y tú que vas a hacer?- Preguntó Fernando a Mario
-¿Yo chico?- Dijo Mario -Lo mismo que mi amigo... Pero contigo-
Mario se preparó enfrente de Fernando, se dio vuelta y vió a El Anguila a los ojos y le dijo -A la cuenta de 3-
-1- Fernando y Facundo se vieron
-2- El Anguila se estrujó su mano, preparándola para golpear
-3- Mario y El Anguila levantaron sus puños
-¡Ahora!- Gritó Facundo
Rapidamente, Facundo y Fernando golpearon a El Anguila y a Mario, exactamente el mismo golpe...
Una patada en la zona baja, debido a la fuerza y a la precisión, los gigantes se habían desplomado. Momento que aprovecharon para romper esas sillas baratas de escuela...
Se balancearon de tal forma que las sillas estallaron. Ahora estaban libres. No iban a desperdiciar ese tiempo en que los gigantes estaban caídos...
Aprovecharon, y antes de poder desatar a los demás, ataron a Mario y a El Anguila...
Una vez hecho esto, procedieron a desatar al resto de los compañeros...
------------------------------
Bueno, esa es mi parte
Saludos
Facalj- Jefe del refugio
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Re: Un zombie llama a la puerta
Alicia estaba encerrada en la casa del conserje, a una distancia prudencial del coelgio. Ella miraba por la ventana como Zed Craig, ese cantante heavy al que tantas veces había escuchado en su casa, mataba a diez zombies con sus propias manos. Era alucinante ver ese carnaval de sesos, huesos rotos, sangre.... También estaba asqueada pero no podía apartar la vista. <> Sonó el último cráneo fruto de un pisotón del rockero.
En ese instante, de puro asco, Alicia apartó la vista y en su recorrido se encontró con la parte superior del colegio: la azotea en la que había pasado todo. Allí estaba Simón y detrás de él, apuntándole con un arma se encontraban dos de esos expresidiarios. No lograba distinguir exactamente quiénes eran pero el líder no estaba. Llamó a Zed con la mano.
- Zed, be quiet - Zed miró a Alicia que le hacía un gesto con la mano- Come here. My english is not good but I´ll try talk to you.
- It's ok. Hablo español un poco así que no problem. Puedes hablar español.
- Arriba está Simón pero le están apuntando - dijo Alicia haciendo el gesto con un arma por si no entendía bien- Tenemos que ayudarle a él y a los demás.
- Yo iré - dijo Zed levantándose con rapidez.
- No todavía no. Tenemos que hacer un plan si no queremos acabar muertos y ellos también.
Alicia explicó como pudo lo que tenían que hacer. Alicia esperaría en la caseta mientras Zed daría una vuelta alrededor del colegio cuando no hubiese nadie en la azotea. Se asomaría por las ventanas de la cafeteria para ver cómo iban las cosas dentro y volvería para avisar a Alicia. Ella prefería esperar escondida. No quería que volviesen a intentar violarla... Estaba preocupada por Fernando, no sabía en qué estado se encontraba, ni siquiera si estaba vivo. Pero había visto a Simón, estaba vivo y andaba sólo. No sabía por qué estaba allí arriba con los presidiario pero estaba bien y sólo eso importaba.... Simón estaba vivo y ella feliz por ello. Por un segundo, sintió como sus miradas se cruzaban y una sonrisa torcida iluminó su rostro.
No tuvieron que esperar mucho a que Simón desapareciera de la parte de arriba. Antes de irse, Simón echó un vistazo hacia abajo porque sabía que Alicia estaría allí. De refilón, vi a Zed aplastando zombies. De momento, ella estaba a salvo y eso era lo único que le importaba. Los demás supervivientes eran prescindibles para él, no ella, así que tenía que despistar a Gabriel, Lucas y Roberto antes de que mirasen abajo. Después inventaría una explicación para lo de Karl, sería fácil despistarlos. Tendría que inventarse algo y devolverlos al despacho.
En cuanto Simón sacó a los hombres del tejado, Zed se dirigió hacia las ventanas exteriores de la cafetería. Pudo ver como Fernando y Facundo atacaban a dos de ellos y los tumbaban. Acto seguido los ataron y liberaron a todos los demás. Cuando vio que el camino estaba libre, Zed entró en la cafetería. Todos habían recuperado sus armas y se encontró con que varios supervivientes entre ellos Fernando y Facundo le apuntaban con sus armas.
- Eh, eh, eh. Soy Zed - entró gritando- Don´t shoot me, brother!
- Zed. Me alegro de verte. Me alegro de que estés vivo - gritó alegre Facundo.
- ¿Has visto Alicia? ¿Está bien? - preguntó inquieto Facundo
- Sí. Ven aquí. Te diré donde está. No quiero que nadie nos oiga.+
- Os dije que era una tía muy dura - dijo Yeray contento de que Alicia estuviera viva.
Fernando se dirigió hasta Zed que le dijo donde estaba. Acto seguido Fernando salió corriendo. Zed, vio su guitarra ensangrentada a lo lejos, se acercó a ella pero a medida que se fue acercando, un cadáver se iba asomando. No lo reconoció al principio porque tenía la cabeza aplastada pero vio que en su camiseta ponía "STAFF"
- Karl. Oh, my god! Not you! I´ll kill them. Los mataré a todos. ¿Quién fue? - gritaba furioso
- Venga, amigo, tranquilizate. No pudimos evitarlo - dijo Facundo intentando calmar a la bestia.
- ¿Quién fue? - preguntó Zed.
- Fue Roberto - mintió Bergen. Él mismo quería vengarse de Simón y, por su mirada, nadie se atrevió a contradecirle.
Fernando entró en la casa del conserje. Una pistola apuntaba directamente a su cabeza. Él lentamente se dio la vuelta.... Alicia bajó el arma...
- Fernando! - gritó Alicia a la vez que se tiraba en sus brazos - Me alegro de que estés bien. Ha sido horrible, horrible... - Alicia empezó a llorar en el hombro de Fernando.
- No te preocupes. Ya estás a salvo, estás conmigo y no dejaré que te pase nada.
- Simón tenemos que ayudar a Simón. Está herido y arriba le estaban apuntando los presidiarios.
- ¿Simón? - dijo incrédulo Fernando - No sabemos de parte de quién está.
- ¿Por qué? ¿Qué ha hecho? - dijo Alicia con los ojos llenos de lágrimas
- Nada. Creo que nos ha traicionado.
- No. Imposible. Él me ha salvado. Cualquier cosa que haya hecho, la ha hecho por nosotros, para salvarnos. Él me lo dijo después de matar a un hombre y salvarme la vida - dijo Alicia, sin saber que estaba equivocada. Simón no lo había hecho para salvarlos a ellos, lo hizo, para salvarla a ella porque ella era lo único que le importaba. Nadie iba a hacerla daño.
En ese instante, de puro asco, Alicia apartó la vista y en su recorrido se encontró con la parte superior del colegio: la azotea en la que había pasado todo. Allí estaba Simón y detrás de él, apuntándole con un arma se encontraban dos de esos expresidiarios. No lograba distinguir exactamente quiénes eran pero el líder no estaba. Llamó a Zed con la mano.
- Zed, be quiet - Zed miró a Alicia que le hacía un gesto con la mano- Come here. My english is not good but I´ll try talk to you.
- It's ok. Hablo español un poco así que no problem. Puedes hablar español.
- Arriba está Simón pero le están apuntando - dijo Alicia haciendo el gesto con un arma por si no entendía bien- Tenemos que ayudarle a él y a los demás.
- Yo iré - dijo Zed levantándose con rapidez.
- No todavía no. Tenemos que hacer un plan si no queremos acabar muertos y ellos también.
Alicia explicó como pudo lo que tenían que hacer. Alicia esperaría en la caseta mientras Zed daría una vuelta alrededor del colegio cuando no hubiese nadie en la azotea. Se asomaría por las ventanas de la cafeteria para ver cómo iban las cosas dentro y volvería para avisar a Alicia. Ella prefería esperar escondida. No quería que volviesen a intentar violarla... Estaba preocupada por Fernando, no sabía en qué estado se encontraba, ni siquiera si estaba vivo. Pero había visto a Simón, estaba vivo y andaba sólo. No sabía por qué estaba allí arriba con los presidiario pero estaba bien y sólo eso importaba.... Simón estaba vivo y ella feliz por ello. Por un segundo, sintió como sus miradas se cruzaban y una sonrisa torcida iluminó su rostro.
No tuvieron que esperar mucho a que Simón desapareciera de la parte de arriba. Antes de irse, Simón echó un vistazo hacia abajo porque sabía que Alicia estaría allí. De refilón, vi a Zed aplastando zombies. De momento, ella estaba a salvo y eso era lo único que le importaba. Los demás supervivientes eran prescindibles para él, no ella, así que tenía que despistar a Gabriel, Lucas y Roberto antes de que mirasen abajo. Después inventaría una explicación para lo de Karl, sería fácil despistarlos. Tendría que inventarse algo y devolverlos al despacho.
En cuanto Simón sacó a los hombres del tejado, Zed se dirigió hacia las ventanas exteriores de la cafetería. Pudo ver como Fernando y Facundo atacaban a dos de ellos y los tumbaban. Acto seguido los ataron y liberaron a todos los demás. Cuando vio que el camino estaba libre, Zed entró en la cafetería. Todos habían recuperado sus armas y se encontró con que varios supervivientes entre ellos Fernando y Facundo le apuntaban con sus armas.
- Eh, eh, eh. Soy Zed - entró gritando- Don´t shoot me, brother!
- Zed. Me alegro de verte. Me alegro de que estés vivo - gritó alegre Facundo.
- ¿Has visto Alicia? ¿Está bien? - preguntó inquieto Facundo
- Sí. Ven aquí. Te diré donde está. No quiero que nadie nos oiga.+
- Os dije que era una tía muy dura - dijo Yeray contento de que Alicia estuviera viva.
Fernando se dirigió hasta Zed que le dijo donde estaba. Acto seguido Fernando salió corriendo. Zed, vio su guitarra ensangrentada a lo lejos, se acercó a ella pero a medida que se fue acercando, un cadáver se iba asomando. No lo reconoció al principio porque tenía la cabeza aplastada pero vio que en su camiseta ponía "STAFF"
- Karl. Oh, my god! Not you! I´ll kill them. Los mataré a todos. ¿Quién fue? - gritaba furioso
- Venga, amigo, tranquilizate. No pudimos evitarlo - dijo Facundo intentando calmar a la bestia.
- ¿Quién fue? - preguntó Zed.
- Fue Roberto - mintió Bergen. Él mismo quería vengarse de Simón y, por su mirada, nadie se atrevió a contradecirle.
Fernando entró en la casa del conserje. Una pistola apuntaba directamente a su cabeza. Él lentamente se dio la vuelta.... Alicia bajó el arma...
- Fernando! - gritó Alicia a la vez que se tiraba en sus brazos - Me alegro de que estés bien. Ha sido horrible, horrible... - Alicia empezó a llorar en el hombro de Fernando.
- No te preocupes. Ya estás a salvo, estás conmigo y no dejaré que te pase nada.
- Simón tenemos que ayudar a Simón. Está herido y arriba le estaban apuntando los presidiarios.
- ¿Simón? - dijo incrédulo Fernando - No sabemos de parte de quién está.
- ¿Por qué? ¿Qué ha hecho? - dijo Alicia con los ojos llenos de lágrimas
- Nada. Creo que nos ha traicionado.
- No. Imposible. Él me ha salvado. Cualquier cosa que haya hecho, la ha hecho por nosotros, para salvarnos. Él me lo dijo después de matar a un hombre y salvarme la vida - dijo Alicia, sin saber que estaba equivocada. Simón no lo había hecho para salvarlos a ellos, lo hizo, para salvarla a ella porque ella era lo único que le importaba. Nadie iba a hacerla daño.
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Re: Un zombie llama a la puerta
Simón subió la escalera que conducía a la azotea acompañado de Roberto y Lucas, su mente trabajaba a toda velocidad buscando alguna manera de librarse de aquellos paletos sin mucho problema, pero no se le ocurrió otra cosa que entablar un combate directo. Pero eran dos contra uno, y ellos iban armados.
- Yo iré primero –le susurró Simón a Roberto y a Lucas –necesito que me deis algún arma, un cuchillo o lo que sea.
Roberto y Lucas dudaron, aunque pensaron que no podría hacerles ningún daño con un simple cuchillo de cocina, así que se lo dieron. Simón entró en la azotea y cerró la puerta tras de sí. Rápidamente se asomó a la azotea y pudo ver a Alicia junto a Zed, lo había conseguido. Simón decidió que no podía morir ahora, estaba demasiado cerca como para perecer, pasase lo que pasase, iba a sobrevivir.
Se acercó a la puerta y la abrió.
- Esa puta se ha tirado, ha quedado espachurrada en el asfalto –dijo Simón fingiendo enfado y frustración.
Rápidamente, los dos lerdos fueron hacia el borde de la azotea, Simón aprovechó ese descuido para enganchar a Lucas del cuello mientras corría y se cubrió con su cuerpo poniéndole el cuchillo en el cuello. Roberto se dio la vuelta y apuntó a Simón.
- ¡Joder! ¡Sabía que no nos podíamos fiarnos de ti! –dijo Lucas con dificultad, tratando de no moverse mucho para que el cuchillo no le rajase el cuello.
Roberto trataba de apuntar a Simón, pero este estaba cubierto con el cuerpo de Lucas lo que hacía imposible no darle a Lucas. Pero aún así Roberto se puso en posición de disparo.
- ¡JODER ROBERTO! ¿QUÉ HACES? ¡NO DISPARES! –gritó Lucas preso de un ataque de pánico.
- Lo siento tío, pero no pienso dejar que se me escape este capullo.
Roberto realizó cuatro disparos, y todos impactaron en Lucas, Roberto habría seguido disparando pero se quedó sin munición, al darse cuenta de esto, Simón soltó el cuerpo de Lucas, que estaba a minutos segundos de la muerte.
Roberto y Simón describieron un círculo alrededor de Lucas. Lucas era corpulento y tenía más músculo que Simón, pero Simón tenía bastante experiencia con las armas blancas y sabía cómo compensar el peso de su atacante para convertirlo en una ventaja en vez de un inconveniente.
Roberto cargó contra Simón, el cual se quedó quieto hasta el último segundo en el que se movió los centímetros justos para que Roberto le pasase por el lado, y así hacerle la zancadilla. Roberto cayó estrepitosamente y Simón se abalanzó sobre él, hubo un forcejeo pero Simón consiguió asestarle dos certeras puñaladas en el cuello, lo cual fue suficiente para que Roberto se llevase las manos al cuello intentando inútilmente parar la hemorragia, murió.
Simón miró hacia Lucas y también yacía muerto, se agachó para coger la pistola de Roberto pero el cañón de una escopeta hizo presión contra su nuca.
- ¿De verdad creías que iba a ser tan estúpido como para creerme que no ibas a intentar nada? Jugamos en ligas diferentes, chico–dijo Gabriel a su espalda –puede que tus amigos hayan conseguido liberarse, pero las cosas están muy negras para ti.
Simón se dio la vuelta lentamente sonriendo.
- Yo diría más bien que el que lo tiene crudo aquí eres tú. Muy bien, me matarás. ¿Y luego qué? Los demás te matarán a ti. En cambio, si me dejas vivo, podrás vivir.
- ¿Otro truco más, chaval?
- Estoy cansado de trucos. No me apetece que mueras todavía, los dos tenemos cosas que aprender uno del otro. ¿No crees?
- ¿Piensas que me van a dejar vivo después de lo que hecho? Es más, ¿piensas que van a aceptarte después de lo que TÚ has hecho?
- No subestimes mi influencia en el grupo, Gabriel. Puedo convencerles de que todo lo que he hecho ha sido para salvarles y les tendré comiendo de mi mano.
Gabriel se rió.
- Muy bien chico, muy bien, veamos cómo te desenvuelves –le dijo Gabriel entre carcajadas mientras le ayudaba a levantarse y le entregaba la escopeta.
Los dos se dirigieron hacia la cafetería, Gabriel iba delante y Simón detrás apuntándole con la escopeta. Les intentaría convencer para que creyesen su versión y llevaría con él a Gabriel con el pretexto de que le necesitaban. Sí, todo saldría a pedir de boca.
- Yo iré primero –le susurró Simón a Roberto y a Lucas –necesito que me deis algún arma, un cuchillo o lo que sea.
Roberto y Lucas dudaron, aunque pensaron que no podría hacerles ningún daño con un simple cuchillo de cocina, así que se lo dieron. Simón entró en la azotea y cerró la puerta tras de sí. Rápidamente se asomó a la azotea y pudo ver a Alicia junto a Zed, lo había conseguido. Simón decidió que no podía morir ahora, estaba demasiado cerca como para perecer, pasase lo que pasase, iba a sobrevivir.
Se acercó a la puerta y la abrió.
- Esa puta se ha tirado, ha quedado espachurrada en el asfalto –dijo Simón fingiendo enfado y frustración.
Rápidamente, los dos lerdos fueron hacia el borde de la azotea, Simón aprovechó ese descuido para enganchar a Lucas del cuello mientras corría y se cubrió con su cuerpo poniéndole el cuchillo en el cuello. Roberto se dio la vuelta y apuntó a Simón.
- ¡Joder! ¡Sabía que no nos podíamos fiarnos de ti! –dijo Lucas con dificultad, tratando de no moverse mucho para que el cuchillo no le rajase el cuello.
Roberto trataba de apuntar a Simón, pero este estaba cubierto con el cuerpo de Lucas lo que hacía imposible no darle a Lucas. Pero aún así Roberto se puso en posición de disparo.
- ¡JODER ROBERTO! ¿QUÉ HACES? ¡NO DISPARES! –gritó Lucas preso de un ataque de pánico.
- Lo siento tío, pero no pienso dejar que se me escape este capullo.
Roberto realizó cuatro disparos, y todos impactaron en Lucas, Roberto habría seguido disparando pero se quedó sin munición, al darse cuenta de esto, Simón soltó el cuerpo de Lucas, que estaba a minutos segundos de la muerte.
Roberto y Simón describieron un círculo alrededor de Lucas. Lucas era corpulento y tenía más músculo que Simón, pero Simón tenía bastante experiencia con las armas blancas y sabía cómo compensar el peso de su atacante para convertirlo en una ventaja en vez de un inconveniente.
Roberto cargó contra Simón, el cual se quedó quieto hasta el último segundo en el que se movió los centímetros justos para que Roberto le pasase por el lado, y así hacerle la zancadilla. Roberto cayó estrepitosamente y Simón se abalanzó sobre él, hubo un forcejeo pero Simón consiguió asestarle dos certeras puñaladas en el cuello, lo cual fue suficiente para que Roberto se llevase las manos al cuello intentando inútilmente parar la hemorragia, murió.
Simón miró hacia Lucas y también yacía muerto, se agachó para coger la pistola de Roberto pero el cañón de una escopeta hizo presión contra su nuca.
- ¿De verdad creías que iba a ser tan estúpido como para creerme que no ibas a intentar nada? Jugamos en ligas diferentes, chico–dijo Gabriel a su espalda –puede que tus amigos hayan conseguido liberarse, pero las cosas están muy negras para ti.
Simón se dio la vuelta lentamente sonriendo.
- Yo diría más bien que el que lo tiene crudo aquí eres tú. Muy bien, me matarás. ¿Y luego qué? Los demás te matarán a ti. En cambio, si me dejas vivo, podrás vivir.
- ¿Otro truco más, chaval?
- Estoy cansado de trucos. No me apetece que mueras todavía, los dos tenemos cosas que aprender uno del otro. ¿No crees?
- ¿Piensas que me van a dejar vivo después de lo que hecho? Es más, ¿piensas que van a aceptarte después de lo que TÚ has hecho?
- No subestimes mi influencia en el grupo, Gabriel. Puedo convencerles de que todo lo que he hecho ha sido para salvarles y les tendré comiendo de mi mano.
Gabriel se rió.
- Muy bien chico, muy bien, veamos cómo te desenvuelves –le dijo Gabriel entre carcajadas mientras le ayudaba a levantarse y le entregaba la escopeta.
Los dos se dirigieron hacia la cafetería, Gabriel iba delante y Simón detrás apuntándole con la escopeta. Les intentaría convencer para que creyesen su versión y llevaría con él a Gabriel con el pretexto de que le necesitaban. Sí, todo saldría a pedir de boca.
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Re: Un zombie llama a la puerta
Alicia estaba dentro de la caseta con Fernando. Estaba inquieta y no dejaba de revolverse después de su conversación sobre Simón. Alicia preguntó qué es lo que había pasado en la cafetería y cómo se habían librado...
Simón y Gabriel bajaban las escaleras de vuelta a la cafetería. Con los brazos en alto, Simón descendía pesadamente mientras Gabriel no dejaba de apuntarle. Llegaron a la cafetería pero ninguno de los dos se sorprendió del espectáculo. Los dos compinches atados en la silla y varias armas apuntando a Simón y a Gabriel.
- Hola Simón - dijo Facundo - Veo que regresas al redil.
- Sí. Aquí estoy aunque podríais echarme una mano y quitarme a este de encima.
- No somos tan tontos.
- ¿Ves? No te está saliendo nada bien- susurró Gabriel a sus espaldas
- ¿De qué hablas Facundo?
- Sabemos lo que tratas de hacer e intuimos que tú golpeaste a Bergen la otra noche
- Sí, eres un hijo de puta - dijo Bergen - Querías colgarme el muerto a mí
- No, ¿cómo iba a hacer eso? Pasé la noche con Alicia. No seais cabrones y ayudadme. Ella puede confirmarlo.
- Ella está muerta - mintió Facundo sólo para ver su reacción - ¿Verdad Zed?
- Ehm, Si. Un zombie. Fue un zombie cuando intentábamos volver aquí.
Una sombra de duda nubló la mente de Simón. No podía ser cierto, hacía sólo unos minutos la había visto sana y salva. Si ella no estaba, nada iba a corroborar su coartada. Él moriría allí mismo y sus deseos no se cumplirían. Se arrodilló en el suelo y fingió llorar. Quizá, de ese modo, le creerían. Puede que alguna lágrima fuera sincera.
- Ya está bien de tonterías, pequeño bastardo, o te matan ellos o te mato yo. Así de fácil.- dijo Gabriel y acercando la pistola a su cabeza.
- Haced lo que queráis. Hace unos minutos arriesgué mi vida para salvaros el culo a todos (A MI Alicia - pensó para él) y ¿así es cómo me lo pagais? Si no me creeis adelante, matadme - se había expuesto lo suficiente pero tenía que hacerlo si quería que le creyesen.
- Está bien como tu quieras. Te mataré yo mismo - dijo Gabriel.
- Tú no vas a matar a nadie - dijo Alicia apuntando con el arma de Alex a la cabeza de Gabriel- SUelta el arma. Detrás de Alicia iba Fernando que se quedó detrás de Alicia por si sucedía algo y que también apuntaba a Gabriel. Al oir aquella voz, la expresión de Simón cambió. Ella estaba allí, la había salvado. ¿Por qué estaba alegre?
- Y sino... ¿me vas a matar? No estará cargada siquiera.
- ¿Quieres comprobarlo? - dijo Alicia mientras corregía su posición y disparaba a el "Anguila" en medio del pecho. Este empezó a sangrar y pronto yacía muerto, atado a aquella silla. Todos se quedaron atónitos, incluso Fernando.
- Quiero que bajes tu arma, la tires al suelo y la des una patada. Habéis intentado violarme y matarnos a todos. No dudaré en volarte la puta cabeza.
- Joder, con la señorita - dijo Arturo - No me gustaría quedarme a solas con ella...
- Alicia - intervino Facundo - relajate. Dame tu arma y nosotros nos encargaremos de él.
- No. No puedo darte mi arma hasta que no tiré él la suya - Vamos. Tírala.
- Está bien, está bien - Gabriel tiró el arma. Simón la había recogido antes de que cayera y estaba apuntandole. Alicia bajó su arma. Fernando y Facundo se dispusieron a atar a Gabriel. Y Alicia corrió a abrazar a Simón.
- Jodido capullo, qué sustos me das! Ahora eres tú el que me debe una- dijo ella golpeando su hombro.
- Ayyyy, no me des. Me han disparado. Una por otra, ehhh - dijo Simón divertido.
- Perdóna. Quiero largarme de este puto colegio.
- Ya nos vamos Alicia- intervinom Fernando- pero... me temo que Simón no puede venir.
- Nadie confía en él y tenemos certezas de que también mató a Mariana y a Elena.
- Mentira. Él durmió conmigo toda la noche - se sonrojó Alicia- Te lo dije el otro día.
- ¿Y quién dice que no te dejó allí mientras el iba a golpear a Bergen? - Alicia dudó por un momento.
- ¿Y si ese cabrón de "El Anguila" fue el que vino y después de violarlas, las disparó? ¿O si Bergen se interpuso en su camino y no pudo consumar? - Gabriel sabía que aquello no era verdad pero no era él quién lo iba a decir.
- Vamos - dijo Facundo que encabezaba la marcha junto a Gabriel y Roberto, que estaban siendo apuntados por Yeray y el propio Facundo. Seguían la marcha, Zed, con su guitarra, Arturo, cojeando, Jorge junto a Bergen ya que tenían un enemigo común, Luis y Samuel malheridos y, al final de la cola iba Yeray - Me temo que nadie quiere que vengas Simón. Fernando, Alicia, vamos.
- Esperad un momento. Yo no voy a ninguna parte sin Simón - dijo Alicia
- ¿Qué estás diciendo? - dijo Fernando
- Pues que no voy. Él me ha salvado la vida y quiero que venga. Se la debo - Simón miróa atónito a Alicia.
- ¿Qué hacemos Facundo? - preguntó Fernando - No podemos dejarla aquí.
- Déjame pensar - dijo Facundo. Pensó en su amigo y en lo que estaba empezando a nacer entre él y Alicia - Está bien. Lo llevaremos con nosotros pero atadlo. Lo siento no confío en ti, chaval.
- Lo siento Fernando, pero no soy de las que deja a nadie atrás. Y tú tampoco... Además, confío en él. Todo el mundo es inocente ...
- Hasta que se demuestre lo contrario - intervino Jorge.
Confiaba en él. Lo había dicho, era el momento perfecto. No quedaba mucho. Sólo tenía que esperar un poco más. El problema no era ese, el problema es que con las pisas se habían olvidado de algo muy importante: Adán seguúia atado a la mesa de aquella cafetería.
Simón y Gabriel bajaban las escaleras de vuelta a la cafetería. Con los brazos en alto, Simón descendía pesadamente mientras Gabriel no dejaba de apuntarle. Llegaron a la cafetería pero ninguno de los dos se sorprendió del espectáculo. Los dos compinches atados en la silla y varias armas apuntando a Simón y a Gabriel.
- Hola Simón - dijo Facundo - Veo que regresas al redil.
- Sí. Aquí estoy aunque podríais echarme una mano y quitarme a este de encima.
- No somos tan tontos.
- ¿Ves? No te está saliendo nada bien- susurró Gabriel a sus espaldas
- ¿De qué hablas Facundo?
- Sabemos lo que tratas de hacer e intuimos que tú golpeaste a Bergen la otra noche
- Sí, eres un hijo de puta - dijo Bergen - Querías colgarme el muerto a mí
- No, ¿cómo iba a hacer eso? Pasé la noche con Alicia. No seais cabrones y ayudadme. Ella puede confirmarlo.
- Ella está muerta - mintió Facundo sólo para ver su reacción - ¿Verdad Zed?
- Ehm, Si. Un zombie. Fue un zombie cuando intentábamos volver aquí.
Una sombra de duda nubló la mente de Simón. No podía ser cierto, hacía sólo unos minutos la había visto sana y salva. Si ella no estaba, nada iba a corroborar su coartada. Él moriría allí mismo y sus deseos no se cumplirían. Se arrodilló en el suelo y fingió llorar. Quizá, de ese modo, le creerían. Puede que alguna lágrima fuera sincera.
- Ya está bien de tonterías, pequeño bastardo, o te matan ellos o te mato yo. Así de fácil.- dijo Gabriel y acercando la pistola a su cabeza.
- Haced lo que queráis. Hace unos minutos arriesgué mi vida para salvaros el culo a todos (A MI Alicia - pensó para él) y ¿así es cómo me lo pagais? Si no me creeis adelante, matadme - se había expuesto lo suficiente pero tenía que hacerlo si quería que le creyesen.
- Está bien como tu quieras. Te mataré yo mismo - dijo Gabriel.
- Tú no vas a matar a nadie - dijo Alicia apuntando con el arma de Alex a la cabeza de Gabriel- SUelta el arma. Detrás de Alicia iba Fernando que se quedó detrás de Alicia por si sucedía algo y que también apuntaba a Gabriel. Al oir aquella voz, la expresión de Simón cambió. Ella estaba allí, la había salvado. ¿Por qué estaba alegre?
- Y sino... ¿me vas a matar? No estará cargada siquiera.
- ¿Quieres comprobarlo? - dijo Alicia mientras corregía su posición y disparaba a el "Anguila" en medio del pecho. Este empezó a sangrar y pronto yacía muerto, atado a aquella silla. Todos se quedaron atónitos, incluso Fernando.
- Quiero que bajes tu arma, la tires al suelo y la des una patada. Habéis intentado violarme y matarnos a todos. No dudaré en volarte la puta cabeza.
- Joder, con la señorita - dijo Arturo - No me gustaría quedarme a solas con ella...
- Alicia - intervino Facundo - relajate. Dame tu arma y nosotros nos encargaremos de él.
- No. No puedo darte mi arma hasta que no tiré él la suya - Vamos. Tírala.
- Está bien, está bien - Gabriel tiró el arma. Simón la había recogido antes de que cayera y estaba apuntandole. Alicia bajó su arma. Fernando y Facundo se dispusieron a atar a Gabriel. Y Alicia corrió a abrazar a Simón.
- Jodido capullo, qué sustos me das! Ahora eres tú el que me debe una- dijo ella golpeando su hombro.
- Ayyyy, no me des. Me han disparado. Una por otra, ehhh - dijo Simón divertido.
- Perdóna. Quiero largarme de este puto colegio.
- Ya nos vamos Alicia- intervinom Fernando- pero... me temo que Simón no puede venir.
- Nadie confía en él y tenemos certezas de que también mató a Mariana y a Elena.
- Mentira. Él durmió conmigo toda la noche - se sonrojó Alicia- Te lo dije el otro día.
- ¿Y quién dice que no te dejó allí mientras el iba a golpear a Bergen? - Alicia dudó por un momento.
- ¿Y si ese cabrón de "El Anguila" fue el que vino y después de violarlas, las disparó? ¿O si Bergen se interpuso en su camino y no pudo consumar? - Gabriel sabía que aquello no era verdad pero no era él quién lo iba a decir.
- Vamos - dijo Facundo que encabezaba la marcha junto a Gabriel y Roberto, que estaban siendo apuntados por Yeray y el propio Facundo. Seguían la marcha, Zed, con su guitarra, Arturo, cojeando, Jorge junto a Bergen ya que tenían un enemigo común, Luis y Samuel malheridos y, al final de la cola iba Yeray - Me temo que nadie quiere que vengas Simón. Fernando, Alicia, vamos.
- Esperad un momento. Yo no voy a ninguna parte sin Simón - dijo Alicia
- ¿Qué estás diciendo? - dijo Fernando
- Pues que no voy. Él me ha salvado la vida y quiero que venga. Se la debo - Simón miróa atónito a Alicia.
- ¿Qué hacemos Facundo? - preguntó Fernando - No podemos dejarla aquí.
- Déjame pensar - dijo Facundo. Pensó en su amigo y en lo que estaba empezando a nacer entre él y Alicia - Está bien. Lo llevaremos con nosotros pero atadlo. Lo siento no confío en ti, chaval.
- Lo siento Fernando, pero no soy de las que deja a nadie atrás. Y tú tampoco... Además, confío en él. Todo el mundo es inocente ...
- Hasta que se demuestre lo contrario - intervino Jorge.
Confiaba en él. Lo había dicho, era el momento perfecto. No quedaba mucho. Sólo tenía que esperar un poco más. El problema no era ese, el problema es que con las pisas se habían olvidado de algo muy importante: Adán seguúia atado a la mesa de aquella cafetería.
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Re: Un zombie llama a la puerta
Alicia andaba junto a Simón, en ese momento Fernando corrió hacia los demás para hablar con ellos. Las palabras que salieron de él era sorprendentes para los demás.
-Facundo ven conmigo un segundo, tenemos que hablar-dijo Fernando mirandolo seriamente-se que no os fiais de Simón y sinceramente yo tampoco, pero visto que nos lo tenemos que llevar me hare cargo de él.
-¿Seguro?, yo estoy empezando a creer que realmente las mató él, pero demomento no estoy seguro asique le daré una oportunidad más , solo una-contestó Facundo
-Gracias, ahora se que tengo alguien en quien confiar de verdad. Estamos aqui desde el principio y que coño me alegro de estarlo contigo-Dijo dandole una palmada con su brazo herido, teniendo después que soportar el dolor por su estupidez.
-Un placer amigo, ves y ocupate de él-Finalió Facundo.
Fernando volteó y caminó hacia Alicia y Simón. Mientras caminaba escucho por un momento la conversación de Yeray, Luis y Bergen.
-De verdad, es que no se en que está pensando Facundo, es muy mala idea traerlo-dijo Bergen con resignación.
-La verdad es que si, después de las dos jugarretas que nos ha hecho no creo que sea buena idea traerlo-Le respondió Yeray.
-¡¿Eh?! Bueno o mala idea es algo que tenemos que acatar, ¿A caso os gustaria que os dejasemos atrás?- dijo Fernando con cierta fustración
-No, no me gustaria pero yo no he hecho nada para que tengais que desconfiar de mi-contestó Bergen.
-Te parece poco tu antigua afición, ¿eh?-respondió Fernando saliendo cabreado del pequeño grupo.
Al llegar con Alicia Y Simón dejaron de hablar al instante, a Fernando le pareció extraño pero siguió a lo suyo observando a Simón disimuladamente.
Por fin llegaron al aparcamiento, dejarian ese colegio, para intentar buscar otro refugio. Los tres coches seguian alli. Al parecer no eran tan listos los presos como para pinchar las ruedas.
-Facundo ven conmigo un segundo, tenemos que hablar-dijo Fernando mirandolo seriamente-se que no os fiais de Simón y sinceramente yo tampoco, pero visto que nos lo tenemos que llevar me hare cargo de él.
-¿Seguro?, yo estoy empezando a creer que realmente las mató él, pero demomento no estoy seguro asique le daré una oportunidad más , solo una-contestó Facundo
-Gracias, ahora se que tengo alguien en quien confiar de verdad. Estamos aqui desde el principio y que coño me alegro de estarlo contigo-Dijo dandole una palmada con su brazo herido, teniendo después que soportar el dolor por su estupidez.
-Un placer amigo, ves y ocupate de él-Finalió Facundo.
Fernando volteó y caminó hacia Alicia y Simón. Mientras caminaba escucho por un momento la conversación de Yeray, Luis y Bergen.
-De verdad, es que no se en que está pensando Facundo, es muy mala idea traerlo-dijo Bergen con resignación.
-La verdad es que si, después de las dos jugarretas que nos ha hecho no creo que sea buena idea traerlo-Le respondió Yeray.
-¡¿Eh?! Bueno o mala idea es algo que tenemos que acatar, ¿A caso os gustaria que os dejasemos atrás?- dijo Fernando con cierta fustración
-No, no me gustaria pero yo no he hecho nada para que tengais que desconfiar de mi-contestó Bergen.
-Te parece poco tu antigua afición, ¿eh?-respondió Fernando saliendo cabreado del pequeño grupo.
Al llegar con Alicia Y Simón dejaron de hablar al instante, a Fernando le pareció extraño pero siguió a lo suyo observando a Simón disimuladamente.
Por fin llegaron al aparcamiento, dejarian ese colegio, para intentar buscar otro refugio. Los tres coches seguian alli. Al parecer no eran tan listos los presos como para pinchar las ruedas.
Toletum- Jefe de Los Barbaros
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Re: Un zombie llama a la puerta
-¿Ésta es tu idea de diversión? –dijo Mario-. ¿Dónde están las mujeres, el alcohol, la comida, la bebida y las drogas?
-Al menos seguimos vivos –respondió Gabriel.
-Sí, junto a un zombie que hace ruidos extraños.
-Lo que me intriga es por qué no nos mataron…
-Tal vez porque somos guapos –Gabriel volteó a ver a Mario, tenía un ojo blanquecino, una cicatriz en la mejilla y la quijada desviada.
-¡No me jodas!
Adán no paraba de hacer ruidos, cada vez eran más insistentes y prolongados.
-Bueno –dijo Gabriel-, al menos nos dejaron alguien con quién conversar.
***
-¿Fue buena idea dejar a esos dos matones vivos? –preguntó Yeray.
-No creo que vuelvan a meterse –respondió Facundo-. Además, para cuando esos dos se desaten nosotros ya estaremos lejos… ¡Fernando, sube a un auto! Tú llévate el otro, Yeray.
Zed echaba lumbre por los ojos, deseaba venganza, que los responsables por la muerte de Karl pagaran, Samuel estaba a su lado y empezó a notarlo intranquilo.
-Calma, amigo –Samuel le puso una mano en el hombro-. Ya no nos molestarán.
-¡Fuck off! –Zed dio media vuelta y caminó decidido de regreso a la cafetería de la escuela, en su mano derecha sostenía fuertemente la guitarra, y con la otra, pese al hombro dislocado, golpeaba la pared intermitentemente por donde pasaba.
Simón lo observó, no quería que Gabriel muriera, pero ya había quemados sus cartuchos de confianza y no podía intervenir nuevamente. Alicia corrió hacia Zed y le detuvo del brazo con el que sostenía la guitarra.
-¡Déjalo! –le dijo Alicia con voz calmada-. No vale la pena, vámonos de aquí.
Zed seguía con los ojos furibundos, parecía que en cualquier momento podía mandar a volar como muñeca de trapo a Alicia, pero trató de calmarse.
-Alright, I’m Okay… Thanks, girl, te agradezco.
-¡TODOS A LOS AUTOS! –gritó Yeray.
Delante de ellos venía un montón de zombies, estaban muy cerca debido a que tomaron atajos para aparecer cerca de la escuela.
-¡Ese maldito zombie! –dijo Fernando-. Le dejamos vivos y con no sé qué extraño poder nos ha emboscado.
Entre la multitud, pudieron reconocer a Nicolás, Facundo apuntó con las pocas fuerzas y balas que tenía, y le voló los sesos.
-Esto es por tu descanso, amigo.
El grupo estaba sitiado, el ejército zombie no les permitiría abandonar a tiempo la escuela en os vehículos, todos estaban heridos y no podían abordar a tiempo, los vehículos que estaban a una distancia más lejana de lo que ellos creían.
-¡REGRESEMOS A LA ESCUELA! –gritó Facundo-. Creo que nos atrincheraremos, este sitio no quiere que nos vayamos tan rápido.
__________________________
Es corto, pero para aquellos que querían estar más en la escuela y retomar a los zombies, aquí tienen. Así se le puede dar más juego a Gabriel.
Les anuncio la muerte total de Nicolás, así como la pérdida oficial de vidas de Arturo, así que como quedamos, a partir de hoy es un bot, y queda a disposición de la comunidad.
-Al menos seguimos vivos –respondió Gabriel.
-Sí, junto a un zombie que hace ruidos extraños.
-Lo que me intriga es por qué no nos mataron…
-Tal vez porque somos guapos –Gabriel volteó a ver a Mario, tenía un ojo blanquecino, una cicatriz en la mejilla y la quijada desviada.
-¡No me jodas!
Adán no paraba de hacer ruidos, cada vez eran más insistentes y prolongados.
-Bueno –dijo Gabriel-, al menos nos dejaron alguien con quién conversar.
***
-¿Fue buena idea dejar a esos dos matones vivos? –preguntó Yeray.
-No creo que vuelvan a meterse –respondió Facundo-. Además, para cuando esos dos se desaten nosotros ya estaremos lejos… ¡Fernando, sube a un auto! Tú llévate el otro, Yeray.
Zed echaba lumbre por los ojos, deseaba venganza, que los responsables por la muerte de Karl pagaran, Samuel estaba a su lado y empezó a notarlo intranquilo.
-Calma, amigo –Samuel le puso una mano en el hombro-. Ya no nos molestarán.
-¡Fuck off! –Zed dio media vuelta y caminó decidido de regreso a la cafetería de la escuela, en su mano derecha sostenía fuertemente la guitarra, y con la otra, pese al hombro dislocado, golpeaba la pared intermitentemente por donde pasaba.
Simón lo observó, no quería que Gabriel muriera, pero ya había quemados sus cartuchos de confianza y no podía intervenir nuevamente. Alicia corrió hacia Zed y le detuvo del brazo con el que sostenía la guitarra.
-¡Déjalo! –le dijo Alicia con voz calmada-. No vale la pena, vámonos de aquí.
Zed seguía con los ojos furibundos, parecía que en cualquier momento podía mandar a volar como muñeca de trapo a Alicia, pero trató de calmarse.
-Alright, I’m Okay… Thanks, girl, te agradezco.
-¡TODOS A LOS AUTOS! –gritó Yeray.
Delante de ellos venía un montón de zombies, estaban muy cerca debido a que tomaron atajos para aparecer cerca de la escuela.
-¡Ese maldito zombie! –dijo Fernando-. Le dejamos vivos y con no sé qué extraño poder nos ha emboscado.
Entre la multitud, pudieron reconocer a Nicolás, Facundo apuntó con las pocas fuerzas y balas que tenía, y le voló los sesos.
-Esto es por tu descanso, amigo.
El grupo estaba sitiado, el ejército zombie no les permitiría abandonar a tiempo la escuela en os vehículos, todos estaban heridos y no podían abordar a tiempo, los vehículos que estaban a una distancia más lejana de lo que ellos creían.
-¡REGRESEMOS A LA ESCUELA! –gritó Facundo-. Creo que nos atrincheraremos, este sitio no quiere que nos vayamos tan rápido.
__________________________
Es corto, pero para aquellos que querían estar más en la escuela y retomar a los zombies, aquí tienen. Así se le puede dar más juego a Gabriel.
Les anuncio la muerte total de Nicolás, así como la pérdida oficial de vidas de Arturo, así que como quedamos, a partir de hoy es un bot, y queda a disposición de la comunidad.
Re: Un zombie llama a la puerta
con un gran estruendo una de las barreras que cerraban la entrada a la ciudad se abrió y entraron el d.s 1 y 3... jack era el comandante de este ultimo lo habían llamado pera dirigir la entrada a la ciudad comandando el bien llamado "escuadrón de la muerte" o "death square" cada grupo era conformado por 5 hombres... la misión era simple "eliminar a los supervivientes" pero francisco el comandante del primer grupo sabía que no era nada mas que una misión de supervivencia para comprobar las capacidades de supervivencia de los hombres... cada uno iba armado con un rifle m16, una pistola y un cuchillo de caza... aparte de la misión no les habián docho nada acerca de las creaturas que se encontrarían.
nada mas entrar 3 hombres del primer grupo fueron asesinados pero los dos restantes debían cumplir con su misíon "matar a los supervivientes que se ocultaban en la escuela".....
nada mas entrar 3 hombres del primer grupo fueron asesinados pero los dos restantes debían cumplir con su misíon "matar a los supervivientes que se ocultaban en la escuela".....
the_zombie_killer_71- Superviviente
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Re: Un zombie llama a la puerta
Los supervivientes volvieron al colegio después de ver que la llegada a los coches estaba imposible. Entraron en el colegio y entre todos, excepto Arturo, Simón y Alicia que vigilaban a Gabriel y a Mario, consiguieron bloquear todas las puertas del instituto. No fue tarea fácil puesto que las entradas eran muchas y ellos muy pocos.
Zed y Yeray se encargaron de la puerta trasera; Fernando y Facundo se ocuparon de la puerta delantera; Luis y Bergen de las laterales y Samuel y Jorge de las ventanas. Utilizaron bancos, mesas, pupitres e incluso, con ayuda de Zed, consiguieron arrancar taquillas para atrancar puertas y ventanas.
Arturo, Simón y Alicia se quedaron vigilando a los presidiarios, aunque estuviesen atados seguían siendo un problema. En esta ocasión, Simón no quiso hacer tratos de ningún tipo. Estaba cansado y le empezaba a doler el pecho pero no descansaría hasta que todos volvieran. No podía dejar a Alicia a solas con esos dos tipos, a saber lo que podrían hacerla.
- Esto... muchas gracias, Alicia. Por lo de no dejarme atrás. Sé que a esta gente no les ha gustado pero muchas gracias de todas formas - dijo Simón sonriendo y mirando los profundos ojos de Alicia. No sabía que era exactamente pero sentía algo diferente a medida que iba pasando el tiempo.
- No pasa nada - dijo Alicia cogiéndole de la mano - Ellos no confían en ti pero yo sí. Sólo te pido una cosa, Simón.
- Dime, lo que tú quieras.
- No me la juegues, por favor.... Son las únicas personas vivas de aquí y no quiero dejarte atrás.
- Está bien. Te lo prometo - dijo Simón, dudando del valor que tenían su promesa en aquellos tiempos.
- Dejen de cuchichear, niños - dijo Arturo - Alguien tiene que vigilar a estos dos cabrones
Después de que todo el colegio estuviera atrincherado, regresaron a la cafetería dónde seguía Adán atado a la mesa de la cafetería. Las cuerdas estaban a punto de ceder y la mordaza se le había caído pero una de los fluorencentes había caído en su cuello y una herida muy fea seccionaba parte de sus cuerdas vocales. Seguía siendo igual de letal pero sus gritos ya no eran molestos. Sólamente ese magnetismo que poseía en relación a los demás zombies era lo que atraía a los demás no muertos. Aún así, para evitar mordiscos indeseados, Jorge y Bergen volvieron a ponerle la mordaza.
- Chicos - comenzó Facundo - Tenemos que trazar un plan. Todos los papeles sobre Adán están encima de la mesa y parece que disponemos de algunas jeringuillas y probetas que aún no se han roto. Arturo, ¿tú crees que podrás crear la vacuna?
- Soy cirujano, no biólogo aunque puedo intentarlo - dijo Arturo- Pero necesitaría algo de ayuda.
- Dos científicos sobrevivieron en el laboratorio - intervino Fernando
- Sí, claro - se río Arturo - No podemos llegar a los coches, como para llegar al laboratorio.
- No te rías de mí, capullo - bramó Fernando, listo para darle un puñetazo. Alicia le detuvo.
- Tenemos que estar serenos - dijo Alicia. - Yeray, ahí arriba hay un helicóptero, ¿se puede hacer algo con él?
- Me temo que no, Ali - negó con la cabeza Yeray.
- Está seco y, además, churruscado - dijo Luis - Menudas chuletitas me hubiera preparado en la barbacoa..
- Si.. con unas cervezas fresquitas - dijo Bergen
- Y una tarta de manzana- dijo Samu.
- ¿Y la avioneta en la que llegamos hasta aquí? - dijo Simón - Está aparcada en la parte trasera del patio...
- Sí, queda algo de gasolina - dijo Yeray - Puede ser buena idea.
- ¿Crees que podemos ir hasta el laboratorio para traer a los dos científicos y volver? - dijo Simón, recuperando algo de la confianza perdida anteriormente - De este modo, tendremos una manera de conseguir la vacuna y el ruido de la avioneta distraerá a los zombies e incluso podrá alejarlos de aquí por un tiempo...
- Bien dicho, Simón - dijo Alicia - Fernando, Facundo, es una buena idea. Podemos intentarlo, ¿verdad? Esta vez me apunto. Quiero estar lo más lejos posible de estos monstruos. Señaló a Gabriel y a Mario.
- Yo voy también, no te voy a dejar sóla - dijo Fernando - Facundo, ¿te apuntas una vez más?
- Estoy hasta las narices de ese laboratorio pero esta vez iré, yo traeré a esos dos cabrones si siguen vivos...
- Contad conmigo - dijo Simón, sorprendiendo a todos por su ofrecimiento - Quiero demostraros que soy legal. Además, así Facundo me tendrá más controlado ( y yo no me separaré de Alicia - pensó para sí mismo)
- No deberías ir. Estás convaleciente - dijo Arturo
- Da igual. Échala un vistazo antes de irme y dame unos cuantos calmantes - dijo Simón seguro - No tardaremos mucho. Es una misión fácil.
-¿Estás seguro? - dijo Alicia. Simón asintió.
- I wanna Kill!!!!!!!!! - gritó Zed.
- Zed, creo que es mejor que te quedes aquí vigilando a esos dos- dijo Facundo. - Después mataremos a algún zombie.
- OK. Es una promesa.
- Creo que yo debería ir - rió Yeray - Más que nada porque soy el único que sabe manejar esa avioneta...
Un rato después Alicia, Simón, Fernando, Facundo y Yeray partieron en la avioneta rumbo al laboratorio. Zed, Samu, Bergen, Luis, Arturo y Jorge se quedaron en el colegio vigilando a Gabriel, Mario y por supuesto a Adán, el experimento.
A unos 30 kilómetros de allí, tres vehículos del ejército se acercaban peligrosamente a su posición matando cuantos zombies se cruzaban en su camino......
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Chicos, espero que sepais utilizar este giro de los acontecimientos, jajajajaja! Skimmer espero tu respuesta rauda y veloz
Zed y Yeray se encargaron de la puerta trasera; Fernando y Facundo se ocuparon de la puerta delantera; Luis y Bergen de las laterales y Samuel y Jorge de las ventanas. Utilizaron bancos, mesas, pupitres e incluso, con ayuda de Zed, consiguieron arrancar taquillas para atrancar puertas y ventanas.
Arturo, Simón y Alicia se quedaron vigilando a los presidiarios, aunque estuviesen atados seguían siendo un problema. En esta ocasión, Simón no quiso hacer tratos de ningún tipo. Estaba cansado y le empezaba a doler el pecho pero no descansaría hasta que todos volvieran. No podía dejar a Alicia a solas con esos dos tipos, a saber lo que podrían hacerla.
- Esto... muchas gracias, Alicia. Por lo de no dejarme atrás. Sé que a esta gente no les ha gustado pero muchas gracias de todas formas - dijo Simón sonriendo y mirando los profundos ojos de Alicia. No sabía que era exactamente pero sentía algo diferente a medida que iba pasando el tiempo.
- No pasa nada - dijo Alicia cogiéndole de la mano - Ellos no confían en ti pero yo sí. Sólo te pido una cosa, Simón.
- Dime, lo que tú quieras.
- No me la juegues, por favor.... Son las únicas personas vivas de aquí y no quiero dejarte atrás.
- Está bien. Te lo prometo - dijo Simón, dudando del valor que tenían su promesa en aquellos tiempos.
- Dejen de cuchichear, niños - dijo Arturo - Alguien tiene que vigilar a estos dos cabrones
Después de que todo el colegio estuviera atrincherado, regresaron a la cafetería dónde seguía Adán atado a la mesa de la cafetería. Las cuerdas estaban a punto de ceder y la mordaza se le había caído pero una de los fluorencentes había caído en su cuello y una herida muy fea seccionaba parte de sus cuerdas vocales. Seguía siendo igual de letal pero sus gritos ya no eran molestos. Sólamente ese magnetismo que poseía en relación a los demás zombies era lo que atraía a los demás no muertos. Aún así, para evitar mordiscos indeseados, Jorge y Bergen volvieron a ponerle la mordaza.
- Chicos - comenzó Facundo - Tenemos que trazar un plan. Todos los papeles sobre Adán están encima de la mesa y parece que disponemos de algunas jeringuillas y probetas que aún no se han roto. Arturo, ¿tú crees que podrás crear la vacuna?
- Soy cirujano, no biólogo aunque puedo intentarlo - dijo Arturo- Pero necesitaría algo de ayuda.
- Dos científicos sobrevivieron en el laboratorio - intervino Fernando
- Sí, claro - se río Arturo - No podemos llegar a los coches, como para llegar al laboratorio.
- No te rías de mí, capullo - bramó Fernando, listo para darle un puñetazo. Alicia le detuvo.
- Tenemos que estar serenos - dijo Alicia. - Yeray, ahí arriba hay un helicóptero, ¿se puede hacer algo con él?
- Me temo que no, Ali - negó con la cabeza Yeray.
- Está seco y, además, churruscado - dijo Luis - Menudas chuletitas me hubiera preparado en la barbacoa..
- Si.. con unas cervezas fresquitas - dijo Bergen
- Y una tarta de manzana- dijo Samu.
- ¿Y la avioneta en la que llegamos hasta aquí? - dijo Simón - Está aparcada en la parte trasera del patio...
- Sí, queda algo de gasolina - dijo Yeray - Puede ser buena idea.
- ¿Crees que podemos ir hasta el laboratorio para traer a los dos científicos y volver? - dijo Simón, recuperando algo de la confianza perdida anteriormente - De este modo, tendremos una manera de conseguir la vacuna y el ruido de la avioneta distraerá a los zombies e incluso podrá alejarlos de aquí por un tiempo...
- Bien dicho, Simón - dijo Alicia - Fernando, Facundo, es una buena idea. Podemos intentarlo, ¿verdad? Esta vez me apunto. Quiero estar lo más lejos posible de estos monstruos. Señaló a Gabriel y a Mario.
- Yo voy también, no te voy a dejar sóla - dijo Fernando - Facundo, ¿te apuntas una vez más?
- Estoy hasta las narices de ese laboratorio pero esta vez iré, yo traeré a esos dos cabrones si siguen vivos...
- Contad conmigo - dijo Simón, sorprendiendo a todos por su ofrecimiento - Quiero demostraros que soy legal. Además, así Facundo me tendrá más controlado ( y yo no me separaré de Alicia - pensó para sí mismo)
- No deberías ir. Estás convaleciente - dijo Arturo
- Da igual. Échala un vistazo antes de irme y dame unos cuantos calmantes - dijo Simón seguro - No tardaremos mucho. Es una misión fácil.
-¿Estás seguro? - dijo Alicia. Simón asintió.
- I wanna Kill!!!!!!!!! - gritó Zed.
- Zed, creo que es mejor que te quedes aquí vigilando a esos dos- dijo Facundo. - Después mataremos a algún zombie.
- OK. Es una promesa.
- Creo que yo debería ir - rió Yeray - Más que nada porque soy el único que sabe manejar esa avioneta...
Un rato después Alicia, Simón, Fernando, Facundo y Yeray partieron en la avioneta rumbo al laboratorio. Zed, Samu, Bergen, Luis, Arturo y Jorge se quedaron en el colegio vigilando a Gabriel, Mario y por supuesto a Adán, el experimento.
A unos 30 kilómetros de allí, tres vehículos del ejército se acercaban peligrosamente a su posición matando cuantos zombies se cruzaban en su camino......
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Kealah- Cazadora con medias de seda
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Re: Un zombie llama a la puerta
La avioneta surcaba el cielo con los cinco supervivientes en su interior. A los mandos iba Yeray, en el asiento del copiloto Facundo examinaba detenidamente un mapa de la zona.
En la parte de atrás Simón y Alicia estaban sentados uno al lado del otro y en frente estaba Fernando. Alicia charlaba animadamente con Fernando mientras Simón miraba por la ventanilla. Estaba reflexionando en cómo se habían sucedido los acontecimientos, en cómo se había expuesto, destruyendo así parte de su disfraz. Se había involucrado demasiado con Alicia, viéndola como más de lo que es. Y la experiencia le había enseñado que no sale nada bueno de involucrase, así que tendría que guardar las distancias, observar más y hablar menos, eso le daría una buena perspectiva de la situación, y volvería a ser el de siempre.
La avioneta comenzó a descender lentamente y acabó aterrizando en una calle totalmente desierta, no había ningún vehículo, lo cual era bastante raro, normalmente siempre había coches que la gente dejaba en su huida.
Salieron de la avioneta y rápidamente se metieron por un callejón, los infectados no tardarían en llegar atraídos por el ruido producido por la avioneta, y convenía moverse rápido antes de que se les echasen encima.
Estuvieron quince minutos recorriendo las calles de camino al laboratorio, en ese tiempo mataron a unos cuantos infectados para que no atrajesen a los grandes grupos y finalmente llegaron al laboratorio. Entraron por una ventana del lateral del edificio, cuando todos hubieron pasado, arrastraron una estantería que había cerca para así bloquear el acceso a la ventana.
La estancia se encontraba tal y como la habían dejado días atrás. No había infectados rondando por el lugar, lo que significaba que los otros puntos de acceso seguían siendo seguros. Esto les animó un poco y pensaron que solo tendrían que ocuparse de que a la hora de volver no llamasen demasiado la atención de los zombis.
Subieron al segundo piso, y caminaron hasta dónde se encontraba la puerta que daba a la sala de los científicos, aunque algo iba mal, la puerta no estaba cerrada totalmente. Y no eran tiempos como para no preocuparse por la seguridad. Los supervivientes se permanecieron de pie delante de la puerta, observando, esperando a que pasase algo.
Finalmente Yeray se adelantó y le propinó una pequeña patada a la puerta, que se abrió girando sobre sus goznes.
En el interior no había ninguna escena sangrienta, tal y como se esperaban. Básicamente no había nada. Ni los científicos, ni el instrumental de laboratorio, solo estantes vacíos y objetos que no consideraron imprescindibles en su marcha.
Facundo le golpeó a una caja vacía con el pie.
- ¡Mierda! – Exclamó- ¿A dónde habrán ido?
- Puede que no siguiesen pensando que este sitio era seguro y se largaron – propuso Yeray – no creo que les agradase mucho nuestras visitas.
- Sea como sea, veamos si se han dejado algo que pueda ayudar a Arturo en su investigación – dijo Alicia, en un tono optimista.
El grupo se dispuso a buscar por la habitación. Había muchas mesas y estantes cubiertos por cantidades ingentes de papeles. Después de diez minutos buscando decidieron darse por vencido, iban a salir de la habitación cuando una voz de mujer les sobresaltó, la voz procedía de una de las mesas, era una radio oculta bajo una gran cantidad de papeles.
- Hola, esto es una grabación. Somos una comunidad de veintiséis supervivientes, nos encontramos en el centro comercial de la calle (la que sea, no conozco calles de Madrid) El sitio es seguro y tenemos suficientes recursos como para seguir recibiendo personas, además tenemos médicos que pueden ayudarte. No estás solo, por favor, ven.
Todos se quedaron inmóviles mientras trataban de asimilar lo que acababa de decir aquella mujer. Una comunidad de gente, un sitio seguro, recursos, médicos. ¿Podría ser cierto?
- Joder, ahí es a donde han ido los científicos –dijo Fernando golpeándose el puño en la mano.
- ¿Qué hacemos? – preguntó Yeray sin apartar la vista de la radio.
- Es evidente que esa gente se encuentra en mejores condiciones que nosotros. Lo más inteligente sería estar con ellos – dijo Simón.
- Pero podría ser una trampa, o podrían estar muertos. – dijo Alicia en un tono un tanto lúgubre.
- Está bien, volvamos a la escuela a por los demás y entonces decidiremos qué…
Facundo enmudeció, se oía un rumor lejano, que poco a poco iba creciendo, era un sonido familiar. Todos corrieron hacia la azotea esperando lo peor, cuando llegaron por encima de sus cabezas pasó la avioneta, su avioneta.
- ¡¡NO!! – gritó Yeray mientras saltaba y agitaba los brazos intentando captar la atención de los ocupantes de la avioneta.
- No puede ser…joder, joder – masculló Alicia entre dientes.
- ¡Seguro que han sido los científicos! ¡Hijos de puta! – exclamó Fernando.
- Bueno, esto no nos deja muchas opciones. ¿No creéis? – dijo Simón – volver sería demasiado arriesgado, yo digo que vayamos al centro comercial.
- ¿Y abandonar a los demás? Eso nunca – cortó Facundo tajantemente.
- Oh bueno, si quieres aventurarte a recorrer las calles, allá tú. ¿Pero no crees que lo más inteligente sería ir hasta el centro comercial y luego ir a buscar a los a demás? Esa gente podría ayudarnos a recogerles.
Todos sabían que eso era lo más razonable, aunque no les agradaba mucho la idea de dejar a los demás creyendo que al no volver habrían muerto. Al final se pusieron de acuerdo y decidieron que probarían suerte yendo al centro comercial.
En la parte de atrás Simón y Alicia estaban sentados uno al lado del otro y en frente estaba Fernando. Alicia charlaba animadamente con Fernando mientras Simón miraba por la ventanilla. Estaba reflexionando en cómo se habían sucedido los acontecimientos, en cómo se había expuesto, destruyendo así parte de su disfraz. Se había involucrado demasiado con Alicia, viéndola como más de lo que es. Y la experiencia le había enseñado que no sale nada bueno de involucrase, así que tendría que guardar las distancias, observar más y hablar menos, eso le daría una buena perspectiva de la situación, y volvería a ser el de siempre.
La avioneta comenzó a descender lentamente y acabó aterrizando en una calle totalmente desierta, no había ningún vehículo, lo cual era bastante raro, normalmente siempre había coches que la gente dejaba en su huida.
Salieron de la avioneta y rápidamente se metieron por un callejón, los infectados no tardarían en llegar atraídos por el ruido producido por la avioneta, y convenía moverse rápido antes de que se les echasen encima.
Estuvieron quince minutos recorriendo las calles de camino al laboratorio, en ese tiempo mataron a unos cuantos infectados para que no atrajesen a los grandes grupos y finalmente llegaron al laboratorio. Entraron por una ventana del lateral del edificio, cuando todos hubieron pasado, arrastraron una estantería que había cerca para así bloquear el acceso a la ventana.
La estancia se encontraba tal y como la habían dejado días atrás. No había infectados rondando por el lugar, lo que significaba que los otros puntos de acceso seguían siendo seguros. Esto les animó un poco y pensaron que solo tendrían que ocuparse de que a la hora de volver no llamasen demasiado la atención de los zombis.
Subieron al segundo piso, y caminaron hasta dónde se encontraba la puerta que daba a la sala de los científicos, aunque algo iba mal, la puerta no estaba cerrada totalmente. Y no eran tiempos como para no preocuparse por la seguridad. Los supervivientes se permanecieron de pie delante de la puerta, observando, esperando a que pasase algo.
Finalmente Yeray se adelantó y le propinó una pequeña patada a la puerta, que se abrió girando sobre sus goznes.
En el interior no había ninguna escena sangrienta, tal y como se esperaban. Básicamente no había nada. Ni los científicos, ni el instrumental de laboratorio, solo estantes vacíos y objetos que no consideraron imprescindibles en su marcha.
Facundo le golpeó a una caja vacía con el pie.
- ¡Mierda! – Exclamó- ¿A dónde habrán ido?
- Puede que no siguiesen pensando que este sitio era seguro y se largaron – propuso Yeray – no creo que les agradase mucho nuestras visitas.
- Sea como sea, veamos si se han dejado algo que pueda ayudar a Arturo en su investigación – dijo Alicia, en un tono optimista.
El grupo se dispuso a buscar por la habitación. Había muchas mesas y estantes cubiertos por cantidades ingentes de papeles. Después de diez minutos buscando decidieron darse por vencido, iban a salir de la habitación cuando una voz de mujer les sobresaltó, la voz procedía de una de las mesas, era una radio oculta bajo una gran cantidad de papeles.
- Hola, esto es una grabación. Somos una comunidad de veintiséis supervivientes, nos encontramos en el centro comercial de la calle (la que sea, no conozco calles de Madrid) El sitio es seguro y tenemos suficientes recursos como para seguir recibiendo personas, además tenemos médicos que pueden ayudarte. No estás solo, por favor, ven.
Todos se quedaron inmóviles mientras trataban de asimilar lo que acababa de decir aquella mujer. Una comunidad de gente, un sitio seguro, recursos, médicos. ¿Podría ser cierto?
- Joder, ahí es a donde han ido los científicos –dijo Fernando golpeándose el puño en la mano.
- ¿Qué hacemos? – preguntó Yeray sin apartar la vista de la radio.
- Es evidente que esa gente se encuentra en mejores condiciones que nosotros. Lo más inteligente sería estar con ellos – dijo Simón.
- Pero podría ser una trampa, o podrían estar muertos. – dijo Alicia en un tono un tanto lúgubre.
- Está bien, volvamos a la escuela a por los demás y entonces decidiremos qué…
Facundo enmudeció, se oía un rumor lejano, que poco a poco iba creciendo, era un sonido familiar. Todos corrieron hacia la azotea esperando lo peor, cuando llegaron por encima de sus cabezas pasó la avioneta, su avioneta.
- ¡¡NO!! – gritó Yeray mientras saltaba y agitaba los brazos intentando captar la atención de los ocupantes de la avioneta.
- No puede ser…joder, joder – masculló Alicia entre dientes.
- ¡Seguro que han sido los científicos! ¡Hijos de puta! – exclamó Fernando.
- Bueno, esto no nos deja muchas opciones. ¿No creéis? – dijo Simón – volver sería demasiado arriesgado, yo digo que vayamos al centro comercial.
- ¿Y abandonar a los demás? Eso nunca – cortó Facundo tajantemente.
- Oh bueno, si quieres aventurarte a recorrer las calles, allá tú. ¿Pero no crees que lo más inteligente sería ir hasta el centro comercial y luego ir a buscar a los a demás? Esa gente podría ayudarnos a recogerles.
Todos sabían que eso era lo más razonable, aunque no les agradaba mucho la idea de dejar a los demás creyendo que al no volver habrían muerto. Al final se pusieron de acuerdo y decidieron que probarían suerte yendo al centro comercial.
Invitado- Invitado
Re: Un zombie llama a la puerta
Chicos, en vista de que nadie continua, lo tendré que hacer yo, preparaos para un post bastante largo y cargado de emoción.
Ya me direis que os parece
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El grupo de supervivientes decidió que debían partir cuanto antes si no querían que la noche les atrapase.
Revisaron algunas de los cuartos en los que no habían entrado pero no encontraron gran cosa, así que decidieron que era el momento de embarcarse en su pequeña aventura.
Salieron a través de la ventana por la que habían entrado, el sol amenazaba con ocultarse, así que debían ser rápidos. Siguieron la misma táctica que antes, recorrer los callejones tratando de no alertar a ningún infectado, aunque una cosa era la teoría, y otra la práctica.
Estaban pasando por un callejón a rebosar de desperdicios, y eso dificultaba el paso considerablemente. Iban pegados a la pared procurando no hacer caer ninguna bolsa de basura. Facundo, Simón, Fernando y Alicia pasaron sin problemas, pero Yeray perdió el equilibrio y tuvo que apoyarse en una de las bolsas, lo que hizo que algunas de estas cayesen y que los cristales que llevasen dentro se rompiesen.
Todos se quedaron congelados, agudizando el oído todo lo posible, esperando oír aquel murmullo frenético y constante…
Pero nada se oyó, ayudaron a Yeray a salir de allí procurando que no causase más estrépito del que ya había provocado.
Continuaron con su marcha y al final tuvieron que recurrir a las linternas ya que el sol se había escondido antes de lo previsto.
Decidieron avanzar un poco más y luego buscar un lugar seguro donde pasar la noche, parecía que al fin y al cabo no les estaba yendo nada mal. Aunque había varias preguntas que no paraban de resonar en sus cabezas. ¿Dónde estaban los infectados? ¿Por qué no se habían encontrado ni un solo coche en todo el trayecto? Aunque decidieron que lo mejor sería buscarles respuesta a esas preguntas cuando estuviesen en un lugar seguro.
Se metieron por otro callejón bastante amplio, y entonces lo oyeron, el murmullo. Y aquel sonido les heló la sangre. Les habían estado siguiendo todo ese tiempo, y eran muchos…decenas. Intentaron discernir de donde venían, pero el sonido no procedía de un solo lugar, lo oían detrás, y también delante.
Estaban acorralados, habían tapado las entradas del callejón y aquel rumor cada vez se oía más cercano.
- ¡Joder! ¡Los tenemos encima! ¿Qué vamos a hacer? –dijo Fernando mientras echaba constantes miradas a los dos lados del callejón, que se encontraban sumidos en una oscuridad total.
- ¿Cómo no nos hemos dado cuenta? – preguntaba Alicia, claramente histérica.
- ¡Callaos de una vez! – Dijo Facundo elevando la voz –no va a pasarnos nada. ¿Me oís? Buscad una puerta, una ventana, ¡lo que sea!
No perdieron el tiempo y se pusieron a buscar con la ayuda de sus linternas.
- ¡Joder, no hay nada!
Los pasos se acercaban…
- ¡Aquí tampoco!
Estaban a escasos metros…
- ¡¡¡Estamos muertos, no hay salida!!!
Los tenían encima…
- ¡POR AQUÍ! – Gritó Simón bien alto para que pudiesen seguir el sonido de su voz - ¡Hay una escalera de mano que lleva a la azotea, rápido joder!
Los supervivientes se precipitaron hacia la escalera, Simón iba primero seguido de Alicia, Yeray, Fernando y Facundo.
- ¡Mierda! ¡Me han cogido! – Gritó Facundo desesperado – ¡Mi pie! ¡Me han atrapado!
Simón siguió subiendo y se perdió de vista al llegar a la azotea, pero los demás se quedaron quietos apuntando con sus linternas a Facundo. Era cierto, una miríada de manos agarraba el pie de Facundo y le empujaban hacia abajo, él se resistía pero poco a poco los zombis le ganaban terreno.
Fernando disparó varias veces a la multitud de zombis, aunque no podía disparar a los que apresaban a Facundo, podría darle a él.
Los disparos de Fernando solo lograban excitar más a aquellas criaturas, que a cada segundo conseguían hundir un poco más a Facundo, no tardarían en morderle alguna de sus piernas, y entonces todo habría acabado para él…
- ¡Marchaos! – Gritó Facundo - ¡Iros, joder!
- ¡NO! – Dijo Yeray – ¡No vamos a dejarte aquí!
- ¡No podéis hacer nada! – Gritó Facundo intentando con todas sus fuerzas aferrarse a la escalera - ¡No quiero que lo veáis!
Hubo una pausa de varios segundos en las que nadie dijo ni hizo nada, solo se escuchaban los gemidos de los renqueantes zombis y a Facundo intentando que no le tirasen de la escalera.
- Ya habéis oído – dijo Fernando con apenas un hilo de voz, como si le costase una barbaridad articular cada palabra de lo que estaba diciendo – N-no podemos hacer nada. ¡SUBID JODER!
Ese grito había hecho reaccionar Alicia y a Yeray, que después de mirar por última vez a Facundo, se dispusieron a seguir subiendo la escalera de mano.
- Lo..lo siento amigo – dijo Fernando mientras unas lágrimas surcaban su rostro – joder, lo siento…
- Eh, me alegro de haberte conocido, chaval – dijo Facundo, que también lloraba. Su pie se encontraba a escasos centímetros de las bocas de los infectados y parecía que ya no tenía fuerzas para aguantar más.
Fernando le miró por última vez y subió la escalera lo más rápido que pudo. Ya arriba, se quedó tumbado de lado, y continuó llorando.
Alicia estaba abrazada a Simón en el otro extremo de la azotea, y él observaba las estrellas, indiferente al sufrimiento que todos padecían. Yeray tenía la cabeza de cara a la pared y le temblaban las manos.
Fernando no podía creerlo, Facundo, su amigo, su compañero desde que todo esto empezó, su líder. Siempre creyó que sobrevivirían juntos a todo este apocalipsis, que años después estarían en un bar, tomándose una cerveza y riéndose de todo lo sucedido.
De repente escucharon unos pasos, procedían del interior del edificio, estaban subiendo, y en pocos segundos estarían en la azotea. Todos se colocaron delante de la puerta con sus armas en ristre, a la espera de que la horda de zombis entrase en tropel.
La puerta se abrió y todos levantaron sus armas…
- Seréis cabrones, no me vayáis a disparar ahora, ¿eh? – dijo Facundo levantando las manos y sonriendo.
Fernando, Alicia y Yeray tiraron sus armas y se acercaron a abrazar a Facundo.
- ¿Có...cómo has conseguido escapar? – preguntó Alicia
- Los zombis me arrastraron cada vez más, y entonces pude ver que tenía una ventana justo a mi lado, la hice añicos con la mano – dijo mostrando su mano ensangrentada y con esquirlas de cristal clavadas – agité las piernas todo lo que pude y aprovechando un momento en el que conseguí desprenderme de sus asquerosas manos para lanzarme a través de la ventana.
- ¿Te han mordido? – preguntó Simón, que no se había acercado ni soltado su arma.
- No, no me han mordido –contestó Facundo.
- ¿Estás seguro? – insistió Simón sin cambiar el semblante
- Te ha dicho que no, Simón. Baja el arma – dijo Fernando tajantemente.
Simón sonrió y bajó el arma.
- Por supuesto, lo siento – dijo Simón con una nota burlona en su voz sin dejar de sonreír.
Todos oyeron un gran estruendo y corrieron a asomarse a la azotea, no podían creer lo que estaban viendo…
…………………………………….
Laura observaba la luna desde su puesto de vigilancia. Una luna gloriosa. Llena, gorda y rojiza, que da a la noche la misma luz que si fuera de día. También trae ese ruido sordo. No, no el que os imagináis, sino la voz suave y salvaje del viento que te eriza el vello del brazo, el lamento hueco de las estrellas.
A Laura le gustaba observar el cielo estrellado, le recordaba que la Tierra seguía girando, y que el Universo era ajeno a la Vergüenza de la Tierra. Así le gustaba llamarlo, porque al fin y al cabo, era una vergüenza, una maldición, o cómo quisieras llamarlo.
En resumen, era una bonita noche. El centro comercial había estado tranquilo, hoy habían llegado esos científicos y aún estaban reunidos con Gerardo, el líder.
Laura se apalancó en su silla mientras devoraba la chocolatina que las niñas le habían traído. Entonces vio algo a lo lejos, una masa de “gente” que se movía en dirección a un sitio en concreto.
Laura cogió sus prismáticos y siguiendo a esa masa de infectados, vio que en la azotea de un edificio había personas, personas de verdad, personas vivas. Bajó a toda velocidad de su puesto y buscó a Gerardo, cuando lo encontró le contó lo que había visto e inmediatamente, formó un grupo para salir a rescatarles. Decidieron ir en algunos de los coches que habían recolectado y metido en el parking.
…………………………………….
Los supervivientes estaban atónitos ante aquel panorama. Un Jeep y un Hummer con focos de luz en el techo avanzaban arrollando todo zombi que se interponía en su camino. El Jeep era no tenía la capota puesta, así que se podía ver su interior. En él, había tres hombres y una mujer, fuertemente armados. La mujer les vio y les hizo señas para que bajasen.
- ¡Tienen que ser los del centro comercial! – dijo Alicia emocionada
- ¡Han venido a rescatarnos! – concluyó Yeray.
- Esperad, no nos precipitemos… - dijo Facundo – no sabemos si son de fiar.
- Pues yo pienso arriesgarme – dijo Simón mientras se metía en el edificio y comenzaba a bajar.
Todos le siguieron. Cuando llegaron al piso de abajo y salieron por la puerta, vieron a los ocupantes del Jeep disparar hacia la oleada de zombis que cada vez se acercaba más a los vehículos, en un intento de rodearlos.
- ¡Rápido! ¡Subid! – les gritó la mujer del Jeep.
No se lo pensaron dos veces y se metieron en el Jeep, este dio la vuelta, arrollando a su paso a más zombis, y seguido por el Hummer, se fueron por donde habían venido.
- Uff, vaya nochecita, ¿eh? – les dijo la mujer, sonriéndoles - ¿Estáis todos bien? ¿Hay algún herido?
- Eh…no, estamos todos bien. ¿Ustedes son los del centro comercial? – preguntó Facundo, que todavía no se sentía muy seguro con esa gente.
- ¡Vaya! Veo que me oísteis en la radio. Sí, somos nosotros. Mirad, ya estamos llegando.
El Jeep y el Hummer giraron a la derecha y ante ellos se erguía un edifico de cuatro plantas, de diseño moderno y lujoso. La entrada estaba totalmente bloqueada por una gran cantidad de coches. Esa era la razón por la que no habían encontrado ningún vehículo, todos los habían cogido ellos para amontonarlos en la entrada y así hacerla inaccesible.
Se encontraban en la entrada de un parking, y unos hombres retiraron una valla que impedía el paso. Se adentraron en el interior del parking y ahí había aún más coches, curiosamente, las luces del parking funcionaban. El conductor aparcó cerca de la entrada al centro comercial y todos salieron del vehículo.
Del Hummer se bajaron cuatro hombres y uno de ellos, un hombre bajito,de cincuenta y tantos, aunque con aspecto juvenil se acercó dando zancadas hacia ellos y con una gran sonrisa dibujada en su rostro. Tenía el cabello de color negro aunque con algunos tonos grisáceos, sus ojos eran pequeños y marrones y su nariz aguileña.
- ¡Bienvenidos! – Exclamó - ¡Bienvenidos! Me alegro mucho de que estéis aquí, de verdad. Me llamo Gerardo – dijo extendiendo la mano hacia Facundo, que era el que tenía más cerca.
Facundo dudó por un segundo, pero luego le estrechó la mano. Acto seguido Gerardo le dio una palmada en el hombro.
- ¡Fabuloso! ¡Fabuloso! – Volvió a exclamar – seguro que estáis cansados y hambrientos, pero antes de que podamos hacer gala de nuestra hospitalidad. ¿Tenéis alguna pregunta que queráis hacerme?
- Sí, ¿Cómo han conseguido luz? – preguntó Simón.
- Buena pregunta, chico. – Dijo Gerardo acercándose más a Simón – tenemos un generador propio que alimentamos con la gasolina de todos los coches que hemos ido recolectando, que como habéis podido observar, no son pocos. Además, tenemos agua caliente, hace poco construimos unos improvisados paneles solares y si queréis lavaros, en el cuarto de baño de los trabajadores del centro comercial hay una ducha que podéis utilizar. Sólo tenéis que coger sitio en el Calendario de Duchas.
- Veo que están bien organizados –observó Yeray.
- Como dijimos en nuestro mensaje de radio, estamos formando una comunidad, y queremos hacerlo como es debido. En fin, si me hacéis el honor de acompañarme, os llevaré con Angelo para que os prepare algo de comer.
Todos aceptaron de buena gana.
…………………………………….
A la mañana siguiente, los supervivientes desayunaban con los veintiséis residentes del centro comercial. Fernando y Alicia relataban a los demás sus aventuras desde que todo comenzó, Yeray charlaba con los niños pequeños, Facundo conversaba animadamente con Gerardo, rápidamente habían congeniado, y Facundo le explicaba su plan de ir a por los restantes miembros de su grupo para traerles al centro comercial. Y finalmente, Simón degustaba una taza de café mientras observaba a sus nuevos “amigos”.
Recién entrada la tarde, se formó un grupo en el que constaban Facundo, Fernando y tres personas más del centro comercial. Iban a ir a recoger a los demás y a traerlos allí.
Mientras, a Yeray, Alicia y Simón se les asignaron unas tareas para hacer. Yeray debía unirse a la patrulla de vigilancia. Alicia se encargaría de enseñar a los más pequeños a leer y a escribir. Y Simón se encargaría de vigilar a Gabriel y Roberto cuando llegasen, los iban a encerrar en una de las habitaciones de administración, pero de todas maneras, Simón se había ofrecido para vigilarles.
A última hora de la tarde, Facundo y los demás llegaron. También traían a Adán, al cual ataron fuertemente en el improvisado laboratorio que habían montado los científicos.
Pasaron un par de días, y los supervivientes rápidamente se integraron en la nueva comunidad. Todos tenían sus tareas y responsabilidades, y parecía que las cosas, por una vez en la vida, comenzaban a mejorar…
Ya me direis que os parece
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El grupo de supervivientes decidió que debían partir cuanto antes si no querían que la noche les atrapase.
Revisaron algunas de los cuartos en los que no habían entrado pero no encontraron gran cosa, así que decidieron que era el momento de embarcarse en su pequeña aventura.
Salieron a través de la ventana por la que habían entrado, el sol amenazaba con ocultarse, así que debían ser rápidos. Siguieron la misma táctica que antes, recorrer los callejones tratando de no alertar a ningún infectado, aunque una cosa era la teoría, y otra la práctica.
Estaban pasando por un callejón a rebosar de desperdicios, y eso dificultaba el paso considerablemente. Iban pegados a la pared procurando no hacer caer ninguna bolsa de basura. Facundo, Simón, Fernando y Alicia pasaron sin problemas, pero Yeray perdió el equilibrio y tuvo que apoyarse en una de las bolsas, lo que hizo que algunas de estas cayesen y que los cristales que llevasen dentro se rompiesen.
Todos se quedaron congelados, agudizando el oído todo lo posible, esperando oír aquel murmullo frenético y constante…
Pero nada se oyó, ayudaron a Yeray a salir de allí procurando que no causase más estrépito del que ya había provocado.
Continuaron con su marcha y al final tuvieron que recurrir a las linternas ya que el sol se había escondido antes de lo previsto.
Decidieron avanzar un poco más y luego buscar un lugar seguro donde pasar la noche, parecía que al fin y al cabo no les estaba yendo nada mal. Aunque había varias preguntas que no paraban de resonar en sus cabezas. ¿Dónde estaban los infectados? ¿Por qué no se habían encontrado ni un solo coche en todo el trayecto? Aunque decidieron que lo mejor sería buscarles respuesta a esas preguntas cuando estuviesen en un lugar seguro.
Se metieron por otro callejón bastante amplio, y entonces lo oyeron, el murmullo. Y aquel sonido les heló la sangre. Les habían estado siguiendo todo ese tiempo, y eran muchos…decenas. Intentaron discernir de donde venían, pero el sonido no procedía de un solo lugar, lo oían detrás, y también delante.
Estaban acorralados, habían tapado las entradas del callejón y aquel rumor cada vez se oía más cercano.
- ¡Joder! ¡Los tenemos encima! ¿Qué vamos a hacer? –dijo Fernando mientras echaba constantes miradas a los dos lados del callejón, que se encontraban sumidos en una oscuridad total.
- ¿Cómo no nos hemos dado cuenta? – preguntaba Alicia, claramente histérica.
- ¡Callaos de una vez! – Dijo Facundo elevando la voz –no va a pasarnos nada. ¿Me oís? Buscad una puerta, una ventana, ¡lo que sea!
No perdieron el tiempo y se pusieron a buscar con la ayuda de sus linternas.
- ¡Joder, no hay nada!
Los pasos se acercaban…
- ¡Aquí tampoco!
Estaban a escasos metros…
- ¡¡¡Estamos muertos, no hay salida!!!
Los tenían encima…
- ¡POR AQUÍ! – Gritó Simón bien alto para que pudiesen seguir el sonido de su voz - ¡Hay una escalera de mano que lleva a la azotea, rápido joder!
Los supervivientes se precipitaron hacia la escalera, Simón iba primero seguido de Alicia, Yeray, Fernando y Facundo.
- ¡Mierda! ¡Me han cogido! – Gritó Facundo desesperado – ¡Mi pie! ¡Me han atrapado!
Simón siguió subiendo y se perdió de vista al llegar a la azotea, pero los demás se quedaron quietos apuntando con sus linternas a Facundo. Era cierto, una miríada de manos agarraba el pie de Facundo y le empujaban hacia abajo, él se resistía pero poco a poco los zombis le ganaban terreno.
Fernando disparó varias veces a la multitud de zombis, aunque no podía disparar a los que apresaban a Facundo, podría darle a él.
Los disparos de Fernando solo lograban excitar más a aquellas criaturas, que a cada segundo conseguían hundir un poco más a Facundo, no tardarían en morderle alguna de sus piernas, y entonces todo habría acabado para él…
- ¡Marchaos! – Gritó Facundo - ¡Iros, joder!
- ¡NO! – Dijo Yeray – ¡No vamos a dejarte aquí!
- ¡No podéis hacer nada! – Gritó Facundo intentando con todas sus fuerzas aferrarse a la escalera - ¡No quiero que lo veáis!
Hubo una pausa de varios segundos en las que nadie dijo ni hizo nada, solo se escuchaban los gemidos de los renqueantes zombis y a Facundo intentando que no le tirasen de la escalera.
- Ya habéis oído – dijo Fernando con apenas un hilo de voz, como si le costase una barbaridad articular cada palabra de lo que estaba diciendo – N-no podemos hacer nada. ¡SUBID JODER!
Ese grito había hecho reaccionar Alicia y a Yeray, que después de mirar por última vez a Facundo, se dispusieron a seguir subiendo la escalera de mano.
- Lo..lo siento amigo – dijo Fernando mientras unas lágrimas surcaban su rostro – joder, lo siento…
- Eh, me alegro de haberte conocido, chaval – dijo Facundo, que también lloraba. Su pie se encontraba a escasos centímetros de las bocas de los infectados y parecía que ya no tenía fuerzas para aguantar más.
Fernando le miró por última vez y subió la escalera lo más rápido que pudo. Ya arriba, se quedó tumbado de lado, y continuó llorando.
Alicia estaba abrazada a Simón en el otro extremo de la azotea, y él observaba las estrellas, indiferente al sufrimiento que todos padecían. Yeray tenía la cabeza de cara a la pared y le temblaban las manos.
Fernando no podía creerlo, Facundo, su amigo, su compañero desde que todo esto empezó, su líder. Siempre creyó que sobrevivirían juntos a todo este apocalipsis, que años después estarían en un bar, tomándose una cerveza y riéndose de todo lo sucedido.
De repente escucharon unos pasos, procedían del interior del edificio, estaban subiendo, y en pocos segundos estarían en la azotea. Todos se colocaron delante de la puerta con sus armas en ristre, a la espera de que la horda de zombis entrase en tropel.
La puerta se abrió y todos levantaron sus armas…
- Seréis cabrones, no me vayáis a disparar ahora, ¿eh? – dijo Facundo levantando las manos y sonriendo.
Fernando, Alicia y Yeray tiraron sus armas y se acercaron a abrazar a Facundo.
- ¿Có...cómo has conseguido escapar? – preguntó Alicia
- Los zombis me arrastraron cada vez más, y entonces pude ver que tenía una ventana justo a mi lado, la hice añicos con la mano – dijo mostrando su mano ensangrentada y con esquirlas de cristal clavadas – agité las piernas todo lo que pude y aprovechando un momento en el que conseguí desprenderme de sus asquerosas manos para lanzarme a través de la ventana.
- ¿Te han mordido? – preguntó Simón, que no se había acercado ni soltado su arma.
- No, no me han mordido –contestó Facundo.
- ¿Estás seguro? – insistió Simón sin cambiar el semblante
- Te ha dicho que no, Simón. Baja el arma – dijo Fernando tajantemente.
Simón sonrió y bajó el arma.
- Por supuesto, lo siento – dijo Simón con una nota burlona en su voz sin dejar de sonreír.
Todos oyeron un gran estruendo y corrieron a asomarse a la azotea, no podían creer lo que estaban viendo…
…………………………………….
Laura observaba la luna desde su puesto de vigilancia. Una luna gloriosa. Llena, gorda y rojiza, que da a la noche la misma luz que si fuera de día. También trae ese ruido sordo. No, no el que os imagináis, sino la voz suave y salvaje del viento que te eriza el vello del brazo, el lamento hueco de las estrellas.
A Laura le gustaba observar el cielo estrellado, le recordaba que la Tierra seguía girando, y que el Universo era ajeno a la Vergüenza de la Tierra. Así le gustaba llamarlo, porque al fin y al cabo, era una vergüenza, una maldición, o cómo quisieras llamarlo.
En resumen, era una bonita noche. El centro comercial había estado tranquilo, hoy habían llegado esos científicos y aún estaban reunidos con Gerardo, el líder.
Laura se apalancó en su silla mientras devoraba la chocolatina que las niñas le habían traído. Entonces vio algo a lo lejos, una masa de “gente” que se movía en dirección a un sitio en concreto.
Laura cogió sus prismáticos y siguiendo a esa masa de infectados, vio que en la azotea de un edificio había personas, personas de verdad, personas vivas. Bajó a toda velocidad de su puesto y buscó a Gerardo, cuando lo encontró le contó lo que había visto e inmediatamente, formó un grupo para salir a rescatarles. Decidieron ir en algunos de los coches que habían recolectado y metido en el parking.
…………………………………….
Los supervivientes estaban atónitos ante aquel panorama. Un Jeep y un Hummer con focos de luz en el techo avanzaban arrollando todo zombi que se interponía en su camino. El Jeep era no tenía la capota puesta, así que se podía ver su interior. En él, había tres hombres y una mujer, fuertemente armados. La mujer les vio y les hizo señas para que bajasen.
- ¡Tienen que ser los del centro comercial! – dijo Alicia emocionada
- ¡Han venido a rescatarnos! – concluyó Yeray.
- Esperad, no nos precipitemos… - dijo Facundo – no sabemos si son de fiar.
- Pues yo pienso arriesgarme – dijo Simón mientras se metía en el edificio y comenzaba a bajar.
Todos le siguieron. Cuando llegaron al piso de abajo y salieron por la puerta, vieron a los ocupantes del Jeep disparar hacia la oleada de zombis que cada vez se acercaba más a los vehículos, en un intento de rodearlos.
- ¡Rápido! ¡Subid! – les gritó la mujer del Jeep.
No se lo pensaron dos veces y se metieron en el Jeep, este dio la vuelta, arrollando a su paso a más zombis, y seguido por el Hummer, se fueron por donde habían venido.
- Uff, vaya nochecita, ¿eh? – les dijo la mujer, sonriéndoles - ¿Estáis todos bien? ¿Hay algún herido?
- Eh…no, estamos todos bien. ¿Ustedes son los del centro comercial? – preguntó Facundo, que todavía no se sentía muy seguro con esa gente.
- ¡Vaya! Veo que me oísteis en la radio. Sí, somos nosotros. Mirad, ya estamos llegando.
El Jeep y el Hummer giraron a la derecha y ante ellos se erguía un edifico de cuatro plantas, de diseño moderno y lujoso. La entrada estaba totalmente bloqueada por una gran cantidad de coches. Esa era la razón por la que no habían encontrado ningún vehículo, todos los habían cogido ellos para amontonarlos en la entrada y así hacerla inaccesible.
Se encontraban en la entrada de un parking, y unos hombres retiraron una valla que impedía el paso. Se adentraron en el interior del parking y ahí había aún más coches, curiosamente, las luces del parking funcionaban. El conductor aparcó cerca de la entrada al centro comercial y todos salieron del vehículo.
Del Hummer se bajaron cuatro hombres y uno de ellos, un hombre bajito,de cincuenta y tantos, aunque con aspecto juvenil se acercó dando zancadas hacia ellos y con una gran sonrisa dibujada en su rostro. Tenía el cabello de color negro aunque con algunos tonos grisáceos, sus ojos eran pequeños y marrones y su nariz aguileña.
- ¡Bienvenidos! – Exclamó - ¡Bienvenidos! Me alegro mucho de que estéis aquí, de verdad. Me llamo Gerardo – dijo extendiendo la mano hacia Facundo, que era el que tenía más cerca.
Facundo dudó por un segundo, pero luego le estrechó la mano. Acto seguido Gerardo le dio una palmada en el hombro.
- ¡Fabuloso! ¡Fabuloso! – Volvió a exclamar – seguro que estáis cansados y hambrientos, pero antes de que podamos hacer gala de nuestra hospitalidad. ¿Tenéis alguna pregunta que queráis hacerme?
- Sí, ¿Cómo han conseguido luz? – preguntó Simón.
- Buena pregunta, chico. – Dijo Gerardo acercándose más a Simón – tenemos un generador propio que alimentamos con la gasolina de todos los coches que hemos ido recolectando, que como habéis podido observar, no son pocos. Además, tenemos agua caliente, hace poco construimos unos improvisados paneles solares y si queréis lavaros, en el cuarto de baño de los trabajadores del centro comercial hay una ducha que podéis utilizar. Sólo tenéis que coger sitio en el Calendario de Duchas.
- Veo que están bien organizados –observó Yeray.
- Como dijimos en nuestro mensaje de radio, estamos formando una comunidad, y queremos hacerlo como es debido. En fin, si me hacéis el honor de acompañarme, os llevaré con Angelo para que os prepare algo de comer.
Todos aceptaron de buena gana.
…………………………………….
A la mañana siguiente, los supervivientes desayunaban con los veintiséis residentes del centro comercial. Fernando y Alicia relataban a los demás sus aventuras desde que todo comenzó, Yeray charlaba con los niños pequeños, Facundo conversaba animadamente con Gerardo, rápidamente habían congeniado, y Facundo le explicaba su plan de ir a por los restantes miembros de su grupo para traerles al centro comercial. Y finalmente, Simón degustaba una taza de café mientras observaba a sus nuevos “amigos”.
Recién entrada la tarde, se formó un grupo en el que constaban Facundo, Fernando y tres personas más del centro comercial. Iban a ir a recoger a los demás y a traerlos allí.
Mientras, a Yeray, Alicia y Simón se les asignaron unas tareas para hacer. Yeray debía unirse a la patrulla de vigilancia. Alicia se encargaría de enseñar a los más pequeños a leer y a escribir. Y Simón se encargaría de vigilar a Gabriel y Roberto cuando llegasen, los iban a encerrar en una de las habitaciones de administración, pero de todas maneras, Simón se había ofrecido para vigilarles.
A última hora de la tarde, Facundo y los demás llegaron. También traían a Adán, al cual ataron fuertemente en el improvisado laboratorio que habían montado los científicos.
Pasaron un par de días, y los supervivientes rápidamente se integraron en la nueva comunidad. Todos tenían sus tareas y responsabilidades, y parecía que las cosas, por una vez en la vida, comenzaban a mejorar…
Invitado- Invitado
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