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Diario de la resistencia

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juanmanuel25
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Mensaje  Miembro de la resistencia Lun Jun 07, 2010 3:44 pm

+ 29-12-09 + El nuevo

Esta noche ha sido de las más frías. Apenas he podido dormir. Por si fuera poco, no tenemos nada con lo que taparnos. Necesitamos mantas y algo más de ropa, ya que esto es desesperante. Esta mañana se lo he comentado a Eduardo y me ha dado la razón, tenemos que estar vigilantes en nuestro camino y si vemos un edificio, debemos de explorarlo y buscar mantas o similares. Por si fuera poco, me han despertado una serie de repetitivos golpes que sonaban a la derecha del autobús. Cuando me he asomado por la ventanilla para ver que era ese ruido, he descubierto a dos merodeadores golpeando el vehículo. Que asco de cosas. Como las odio... ¿Que tienen un radar para localizar a seres humanos normales? Por suerte, el autobús es seguro y les es imposible entrar, así que ahí los hemos dejado un rato, golpeando la carrocería.

Seguimos de camino a nuestro destino inicial. Hace unos días, tuvimos que desandar varios kilómetros que habíamos transitado. El motivo fue que Eduardo se equivocó de carretera e íbamos en dirección equivocada. Espero que ahora estemos en el camino correcto...

Después de lo acontecido días atrás, el grupo sigue raro. Fede sigue recuperándose de sus heridas. Esther le ha vendado un brazo, una muñeca y le ha dado puntos de sutura por todo el cuerpo. Según nos ha dicho Esther, Fede tiene el brazo roto, la muñeca dislocada y diversos cortes y moratones por todo el cuerpo. Esos hijos de puta no han perdido el tiempo... La única persona que parece ajena a todo lo ocurrido, es Elena. Mientras todos estamos afectados por lo ocurrido, esta tía va "revoloteando" por todo el autobús, con su risa impertinente y sus preguntas absurdas. Lo siento, pero es que me saca de quicio. Supongo que ya os habréis dado cuenta, pero su actitud no ha sido la correcta desde el principio. No para ni un segundo, pero no hace nada productivo. Hace unos minutos, estaba haciéndole carantoñas a Thor y ahora vuelve otra vez a la carga con "el nuevo". Lleva días acercándose a él, abrazándole, susurrándole en el oído... en resumen, haciendo la "calienta braguetas". Y "el nuevo" le sigue el juego, no le desagrada.

Poco he hablado sobre "el nuevo". Es un tipo extraño, pero parece legal. De todas formas y a estas alturas, no me fío ni de mi sombra. Desde que partimos de la terminal portuaria, apenas habló con nosotros. Fue anteayer cuando me dirigí a él para hacerle unas preguntas. El tío tiene aspecto rudo, de violento. En su cara luce un par de antiguas cicatrices (obviando las heridas más recientes) y varios pendientes en la oreja izquierda. Bueno, a pesar de su aspecto, hablo conmigo y respondió a mis preguntas de la forma más amable posible. Su nombre es Iván y tiene 33 años. Trabajaba de mecánico en un taller que tenía montado cerca de la avenida Blasco Ibañez. Cuando le pregunté que hacía cautivo en el Palacio de las Artes Reina Sofía. Su respuesta me dejo helado:

"Es una historia muy larga, pero resumiendo, yo fui miembro del "Skull Korps" durante algún tiempo..." Tras decir esto, Eduardo, Ricardo y María volvieron la cabeza para dirigirle la mirada. Hasta Fede abrió los ojos y nos miro. Iván se dio cuenta de la desconfianza que había despertado su frase y comenzó a explicar "...yo era intimo amigo de Vladimir. Se podía decir que era su mano derecha, su persona de confianza. Eran muchos años los que nos conocíamos, hasta mucho antes de que empezara esto. Ambos cumplimos condena en la misma prisión por los mismos cargos. Cuando todo esto empezó y Vladimir me propuso organizar un grupo de resistencia, me pareció correcto. El mundo se desmoronaba y no podíamos esperar a que ningún tipo de cuerpo de seguridad del estado viniera a salvarnos el culo. Si queríamos sobrevivir, dependíamos de nosotros mismos, de nuestra capacidad de organización. Muchos de nosotros teníamos experiencia en tácticas paramilitares, así que esto era coser y cantar. Por aquel entonces, no diré que Vladimir fuera un santo, ni siquiera lo era yo, pero se podía decir que era un tío justo. Solo velaba por la seguridad de la comunidad y nada más que eso. Pero con tiempo se corrompió y mucho. Comenzó a desconfiar de todo y de todos. Era como si temiera perder el puesto de líder. Te aseguró que ninguno de nosotros conspiro en su contra, al contrario, todos estábamos contentos de tenerlo al frente de la comunidad. Yo no se quienes fueron, aunque lo sospecho, pero comenzaron a aconsejarlo mal. Alimentaron su paranoia de enemigos invisibles y consiguieron que Vladimir fijara su punto de mira en mi y en algunos compañeros más. Vladimir me fue apartando de su circulo, cada cosa que yo proponía, él me llevaba la contraria y hacía que yo ganara descrédito ante la comunidad. Aún así, yo contaba con el apoyo de gran parte del grupo. Estos se estaban dando cuenta de que Vladimir estaba perdiendo la cordura, que en las últimas incursiones estaba encrudeciendo sus actos y haciendo prisioneros a todos los supervivientes que encontrábamos. Con sus fantasmas hechos realidad, Vlad se estaba oliendo la revuelta, se estaba percatando que había un gran número de personas de mi lado, los cuales me querían hacer el nuevo líder del grupo. Yo para nada quería esta responsabilidad. Este sabía que no me podía eliminar por las buenas, así que lo intento hacer bajo mano, de forma que pareciera un accidente. Su estrategia fue entrar a mi habitación en plena noche, la cual compartía con mi buen amigo Miguel. Yo no me percate de que entraron, entonces lo que hicieron fue cortarle el cuello a Miguel. ¿Que tramaban con esto? Fácil. No se si os habréis dado cuenta de que todos, al morir de la manera que sea, acabamos reanimandonos en forma de esas cosas de ahí fuera. Sí, esa era la estrategia. Matar a mi compañero y que este se reanimara y me matara mientras yo dormía. Se jodieron, porque no contaron con que los cadáveres andantes no son nada silenciosos. Lo descubrí cuando lo tenía casi encima y tuve que apuñalarlo. Al día siguiente, la sorpresa de Vladimir y sus consejeros fue mayúscula. No esperaban que saliera airoso. Viendo que tarde o temprano iban a acabar conmigo, decidí que tenía que pirarme de la comunidad cuanto antes. Muchos compañeros decidieron acompañarme, ya que estaban enterados de en que clase de persona se había convertido Vladimir. Era de noche y me encontraba recogiendo mis cosas para intentar largarme sin alertar a nadie, cuando sonaron disparos. Dude en si acudir o seguir con mi plan de huida, ya que era muy posible que los motivos de los disparos fueran que había comenzado la purga. Al final opté por acudir. Gran error el mio, aunque no era exactamente lo que yo pensaba. Los disparos provenían del exterior. Cuando acudí, vi a una gran parte de la comunidad disparando sobre una horda de andantes que se nos venía encima. No podía comprender por donde había entrado semejante horda, pero no perdí tiempo y comencé a disparar. De nada sirvió que estuviera ayudando, entre Vladimir y dos más me cogieron por la espalda e inmovilizaron. Le dije que estaban haciendo, pero entre golpes me llevaron a una habitación donde estaban atados y amordazados todos los compañeros que iban a escapar conmigo. Allí me ataron y amordazaron, y ahí estuvimos hasta que los demás pudieron restablecer la normalidad. Acto seguido, vinieron y nos sacaron a la estancia principal atados como animales. Allí estaba toda la comunidad observando y Vladimir al medio. Acto seguido, Vladimir dio un discurso a todos los allí presentes. En su discurso dijo que nosotros eramos los culpables de que la horda entrase en el perímetro, que nosotros abrimos la verja y los dejamos pasar. Que nuestro plan era hacernos con el poder total del grupo. Yo intente decir que era mentira, pero estaba amordazado. ¿Recordáis a Sergio, el que teníais atado en el centro comercial? Ese se suponía que estaba de mi parte, pero no era así, era un traidor. Se suponía que iba a escapar con nosotros, pero ahí estaba, junto a Vladimir, corroborando la historia de este. Ni te imaginas el odio que corría por mi cuerpo en esos momentos... Cuando acabó el discurso y la comunidad vitoreaba a Vlad y pedía nuestra cabeza, él en persona, con una pistola, ejecuto a todos mis compañeros. Cuando mató a todos y solo quede yo, pensé que me mataría a mi también, pero no. Mando que me internaran en la sala de presos y ahí me torturaron día y noche hasta el día de vuestra llegada. Esto lo hicieron por placer y en algunos casos fue el mismo Vlad quién me torturo. Maldito psicópata... Así que os doy las gracias por haberme sacado de allí. En agradecimiento, os doy mi palabra que luchare y moriré por este grupo. Podéis confiar en mi..."

Podemos confiar en él... eso ha dicho, pero ¿como sabemos que podemos? Las palabras solo son palabras. Nos puede estar mintiendo perfectamente. Habiendo pertenecido a esa banda de psicóticos y más habiendo estado en la cárcel, ¿quién nos asegura que no nos matara a media noche? En realidad, no tiene porque hacerlo. No le somos ningún impedimento, al contrario. Tal cual están las cosas, no podría sobrevivir solo. Aunque si que podría tener afán a intentar ser el líder del grupo. Esto presupondría eliminar a los más notables del grupo. Él dice que no intento dar un golpe de estado en el "Skull Korps", pero es muy posible que sí lo intentase. Todo es posible y todos mienten. Me estoy emparanoiando demasiado. No sé que pensar... de todas formas, no le quitaré ojo de encima. Sus pasos van a estar vigilados día y noche, hasta que compruebe que es de fiar.


- Erik -


+ 07-01-10 + Año nuevo... la misma agonía

Hace una semana que hemos entrado en un nuevo año. No nos habíamos dado cuenta hasta ahora. Si me he dado cuenta, ha sido gracias al calendario del PC. Nos vamos a tener que ir acostumbrando a mirar aquí para saber en que fecha vivimos, ya que no tenemos otra forma de saberlo. De todas formas, dudo mucho que esto sirva de algo en los días que corren. ¿De que me sirve ahora saber que día es fiesta nacional? Absurdo totalmente. Es la primera vez que las fechas navideñas pasan desapercibidas. No nos engañemos, en esta situación no estamos para festejos. Pero... no se, me resulta raro todo esto. No termino de acostumbrarme. Recuerdo que cuando se acercaban dichas fechas, las calles se vestían de adornos navideños, la gente iba arriba y abajo, de tienda en tienda alimentando a un sistema consumista. Yo he sido de los que siempre han odiado febrilmente las navidades. Siempre me han parecido una fiesta absurda, inventada por alguna multinacional con el fin de lucrarse con el materialismo de la gente. Odiaba las cenas familiares, los mensajes de móvil con el típico "Feliz navidad y próspero año nuevo!", las buenas caras de los que durante los demás días del año eran más malos que satanás... Para mi, todo esto era una falsedad pura y dura. ¿Por qué tenemos que esperar a que lleguen unas fechas señaladas para actuar de una forma, para ser buenos con los demás, para reunirse en familia? ¿Que los días normales no sirven? Cuantas nochebuenas habré pasado en soledad con la única compañía de una botella de JB. Vaya... y ahora, cuando se que todo eso son tiempos pasados que difícilmente volverán, digo: ¡Bendita falsedad! Ahora es cuando miro todo aquello con nostalgia y me doy cuenta de que hecho de menos todo eso. Ver las risas en las caras de la gente, a la sociedad esforzándose por ser buenas personas; aunque fuese solo en esas fechas, los niños ilusionados, mi familia... ay... todas las personas que vivían esas fechas con ilusión y optimismo, ahora mismo están muertas... Si hay un dios, ¿por qué a permitido esto? ¿tanto lo hemos cabreado para que nos castigue de esta forma?

Que hayamos entrado en un nuevo año no ha cambiado nada los ánimos del grupo. Todo lo contrario. Pasar unas fechas tan señaladas sumidos en toda esta basura es para desmoralizar al más pintado. Cuando he dado la noticia, todos han puesto caras de nostalgia. Eduardo, con un tono extraño, el cual creo que llevaba más ironía que otra cosa, ha dicho "Feliz año, chicos". Nadie ha contestado. Este año no es feliz para nadie.

No se que me pasa, pero llevo horas con unas terribles ganas de fumarme un pitillo. Nunca sufrí en mis propias carnes tanta necesidad. La verdad es que se pasa mal. Siento como el cuerpo me pide su ración de nicotina. Lo peor de todo es que no tenemos tabaco. Iván esta en la misma situación que yo, pero el lo lleva mucho peor. No para de maldecir a todo lo que le rodea. Hace unas horas, hemos hecho una parada en una gasolinera de carretera. Hemos bajado con todas las precauciones pertinentes, pero el camino estaba despejado. Hemos entrado al comercio de la gasolinera en busca de víveres, pero apenas hemos encontrado nada, ya que todo estaba saqueado. Lo primero que ha hecho Iván, antes de buscar alimentos y cosas útiles, ha sido buscar tabaco. Obviamente, aquí no había, ya que desde hace muchos años, dicho vicio dejo de suministrarse en comercios que no fuesen estancos. Cuando ha desistido en su búsqueda, ha cogido la caja registradora y la ha estampado contra el escaparate, partiendo este en mil trozos. El escándalo ha llamado la atención hasta a los que se han quedado en el autobús. Me disponía a decirle lo que pensaba de su actuación, pero no me ha dado tiempo, ya que a salido del comercio renegando. Mejor, ya que como ha dicho Ricardo "Ni se te ocurra decirle nada, no es el momento. Esta fuera de si...". Hemos revuelto el comercio mientras Eduardo intentaba llenar el deposito del autobús. No hemos encontrado nada útil, salvo alguna que otra lata de conserva, botellas de agua, paquetes de galletas y chucherías. Ya de paso, hemos cogido cosas no útiles como revistas, algún que otro libro, música y unos cuantos repuestos de vehículo. Cuando hemos salido del comercio y entrado en el vehículo, Eduardo estaba sentado en el asiento del conductor. Cuando le he dicho "Podemos continuar" ha contestado "No. Tenemos que esperar a Iván". Eso me ha extrañado. Cuando lo he visto salir a él y a Elena del baño público de la gasolinera, lo he comprendido. Esta clase de cosas son las que me tocan los cojones. Si quieren follar, que lo hagan en un momento que no entorpezca la marcha del grupo. Esta clase de situaciones innecesarias hay que evitarlas, ya que nos ponen en peligro a todos. Quién dice que por esa gracia no nos aparezca una horda y nos toque enfrentarnos por culpa de que la pareja a tenido un apretón. Cuando Iván ha subido al autobús y ha pasado por mi lado, me ha dicho en voz baja "Lo siento, tío, pero a falta de tabaco, un buen polvo esta bien". He preferido no contestar, ya que si lo llego a hacer, tenemos el lío. Y Elena... buf... ya se ha cepillado a medio grupo. Cuando ha subido al bus, Fede, que se encuentra tumbado en los asientos traseros del vehículo, ha mirado de mala manera a Elena.

La convivencia en el autobús comienza a ser pesada. Como ya dije, dormir aquí es una utopía. A parte del frió que hace por las noches y que no tenemos mantas con las cuales taparnos, ni para tan siquiera acolchar el duro suelo para dormir, se suma que somos 11 personas y un perro en tan pequeña estancia. Para combatir las bajas temperaturas, lo único que hacemos es dormir todos lo más juntos posibles. Luego hay que sumar el problema de la intimidad, la cual es nula. Para hacer nuestras necesidades, tenemos que hacer paradas en lugares seguros y escoltar a la persona en cuestión. Pero estar en este refugio con ruedas tiene otras cosas buenas que compensan. El mero hecho de estar dentro de este armatoste de puertas automáticas, nos brinda una seguridad acojonante. Podemos desplazarnos y al mismo tiempo, despreocuparnos de que la escoria andante no se nos meta dentro. En nuestro viaje, en más de una ocasión nos hemos visto rodeados de merodeadores y, hasta en una ocasión, de dos corredores. Estos golpearon el vehículo, pero nada, ni siquiera pudieron hacerle el más mínimo imperfecto. En el tema del combustible, no estamos teniendo problemas. Todas las paradas que hemos realizado en las gasolineras han sido fructíferas, ya que hemos podido repostar.

Cambiando de tema, parece que Belén esta recuperando los ánimos. A pesar de que sigue sin ser la misma y se viene abajo con mucha facilidad (cuando esto ocurre, estalla a llorar sin motivo aparente), empieza a ser ella de nuevo. Es más, hasta esta recuperando el humor, ya que hace un rato ha soltado una carcajada por un comentario que he hecho. En un mundo carente de ilusiones y alegrías, ver a Belén reír me ha llenado con un poquito de optimismo. Cosas tan pequeñas como esta, las cuales hace unos meses habrían pasado desapercibidas ante mi, ahora me dan fuerzas para seguir hacia delante. Son como un pequeño impulso que me hace reaccionar, como una luz al final de un túnel. En esos momentos, dentro de mi oigo una voz que me dice "Debes de continuar. Debes y puedes". Ahí es cuando le doy vueltas a todo y mis pensamientos sombríos desaparecen. Sigo consciente de que el mundo esta sumido en sombras, en muerte y que nada es igual, pero veo el lado bueno. Pienso en que podemos acostumbrarnos a todo esto y que no es imposible encontrar un lugar seguro. Solo es cuestión de resistir como lo hemos hecho hasta ahora y ser pacientes. Llegara el momento en el que recordaremos todo esto como una anécdota, una simple pesadilla, ya que nos encontraremos en un lugar alejado de tanta muerte, un lugar seguro donde empezar de nuevo. Ahí podremos vivir tranquilos y tener niños. Ellos crecerán sin conocer tan pútrido mundo, sin tener que huir constantemente, sin tener que dormir aferrados a un arma. Tampoco conocerán al falso y materialista mundo que antecedió a este otro. Ellos se criaran educados en verdaderos valores, puros y justos. Así es como veo nuestro futuro y por ello mantengo las fuerzas y sigo peleando. He perdido muchas cosas, pero ahora tengo otras que nunca tuve, entre ellas, esperanza. Solo hay que esperar ese nuevo amanecer, el cual algún día llegara. No me cabe duda. Tanto esfuerzo ha de tener su recompensa.

- Erik -
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Mensaje  Miembro de la resistencia Lun Jun 21, 2010 11:53 pm

+ 15-01-10 + Muerte en las aulas

Han ocurrido novedades y no son nada buenas. Nunca pensé que me acostumbraría tan rápido a los malos acontecimientos. Ni a narrarlos ni a asimilarlos con tanta naturalidad. Ya os dije en una ocasión que es sorprendente como el ser humano se acostumbra tan fácil tanto a lo bueno como a lo malo. Lo que antes nos era impensable, de la noche a la mañana se puede convertir en algo tan natural que lo aceptas como el pan nuestro de cada día. Volviendo a lo ocurrido, deciros que no se como sigo aquí y no soy una de esas cosas que pululan por ahí afuera. Puedo decir que ayer salude a la muerte de muy cerca. Os cuento:

Hace unos días que hemos entrado en la provincia de Castellón. Antes de que el caos comenzara, llegar hasta este punto nos habría costado apenas una hora, pero ahora, sin poder utilizar autovías y tomando carreteras secundarias, despejando las carreteras de vehículos abandonados y equivocándonos de camino en multitud de ocasiones, nos ha costado esto, una barbaridad de días. No se cuantos kilómetros avanzamos por día, pero os aseguro que hacemos poquísimos. Bueno, ayer nos vimos obligados a pasar muy cerca de un pueblo. No sabría deciros el nombre de la población ahora mismo, ya que me lo dijo Eduardo y ahora no consigo recordar el nombre. Iván comentó que podíamos intentar realizar una pequeña incursión al pueblo. La idea se recibió con algo de esperanza, ya que siempre nos queda la duda de "¿Y si en esa zona no ha llegado todo esto?". Pero por otra parte, nos aparece otro pensamiento que dice "¿Y si esta igual como todo lo que hemos conocido hasta ahora?". Ante esas dos cuestiones, la balanza siempre se inclina por pasar de largo y no arriesgarse en adentrarse en un vivero de merodeadores, pero en el momento la comida y bebida comienza a escasear, la balanza da un vuelco y se inclina hacia el "arriesgarse". Es ahí cuando te ves obligado a hacer algo que no quieres y el miedo se apodera de tu cuerpo.

Visto que teníamos que salir y aparte de hacer un reconocimiento, teníamos que buscar víveres y todo lo necesario, procedimos a hacer unos rápidos preparativos. Por su experiencia en esta clase de incursiones, le cedimos el honor a los militares, en este caso a Ana y Ricardo, ya que Fede aún se encuentra convaleciente de sus heridas. Lo primero que hicieron fue escoger (sin preguntar, algo que no me gusta nada) a las personas que iban a participar. Formaron dos equipos, ya que según ellos, teníamos que estar lo suficiente separados como para que en la peor de las situaciones, no nos rodeasen, pero al mismo tiempo, lo suficientemente juntos como para echarnos un cable en situación de peligro inminente. El primer equipo estaba formado por Ricardo (el cual capitaneaba el grupo), Iván, Belén y yo. Cuando nombró a Belén, la cual todavía sigue arrastrando las secuelas de lo ocurrido, yo la mire y ella me devolvió la mirada. No tuve valor a oponerme, ya que esto sería cambiar el destino. En la última incursión, ella participo y pago un alto precio. Pero por otro lado, en la primera incursión que realizamos, en la cual fuimos a un centro comercial y en nuestra ausencia los saqueadores entraron a nuestra urbanización, Belén se salvo de ellos gracias a que decidió participar en la incursión. Visto que ambas posibilidades tienen la misma probabilidad de peligro, decidí dejar esto en manos del destino. El segundo equipo estaba formado por Ana (la cual capitaneaba este grupo), María, Luis y Elena. Esta última protesto a gritos en contra de la decisión de los militares de incluirla en la misión. Los gritos de Elena fueron silenciados por Fede, que desde el fondo del bús, le gritó colericamente "¡¡Tú vas a ir al igual que van tus compañeros!! ¡¡No eres una excepción en el grupo, así que si quieres obtener tu parte de los víveres que se obtengan, iras!!". Elena palideció ante esa respuesta, ya que no la esperaba, y yo sentí unas tremendas ganas de aplaudir, las cuales me tuve que contener. El único que pareció estar molesto ante esta respuesta, aparte de Elena, fue Iván, el cual miró desafiante a Fede, pero no pronuncio ni una sola palabra. Me da la impresión que Fede tiene algún tipo de cuestión personal con Elena, ya que le noto algo extraño en la mirada cuando se la dirige hacia ella. Volviendo al tema, una vez formados los equipos, Eduardo hizo un inciso. Preguntó porque él no entraba en el grupo y hasta dijo que el se ofrecía voluntario para cambiar el puesto a quién quisiera quedarse. La respuesta que dio Ricardo fue a parte de clara, razonable: "Eduardo, te necesitamos en el bús. Si por una de esas, tenemos que salir huyendo, necesitamos al conductor a los mandos, preparado para sacarnos de la zona lo más rápidamente. Así que tú, junto a Esther y Fede, el cual todavía no puede participar en las incursiones, os quedáis aquí, alerta y empuñando las armas...". Eduardo, demostrando una disciplina que cada vez me deja más frío, asintió con la cabeza y no rechisto. Admiro a ese hombre, os lo juro.

Una vez repartidas las armas, bajamos del vehículo y comenzamos a transitar por el campo, ambos grupos, separados a una distancia prudencial. El grupo más avanzado era el nuestro y Ricardo, que lo encabezaba, nos decía que fuésemos lo más sigilosos posibles. Desde nuestro camino, podíamos divisar la población, la cual se encontraba a 2 kilómetros aproximadamente. La marcha transcurrió en silencio y muy tranquila, sin ningún tipo de sobresalto inesperado. En menos tiempo del previsto, nos encontramos en unos arbustos, junto a una carretera del pueblo. Esta vía estaba desierta, pero el destrozo era notable: coches estrellados, cadáveres devorados por todas partes, signos de combate por todos lados... nuestras esperanzas de encontrar normalidad en este pueblo se desvanecieron en cuestión de segundos. Escondidos en nuestra posición, vi como Ricardo hacía gestos a Ana, que se encontraba a varios metros de nosotros con su grupo. Esta le devolvió los gestos y Ricardo nos dijo "Parece despejado, así que vamos a salir. Nosotros somos el grupo de vanguardia, ellos nos seguirán desde detrás". Dicho esto, Ricardo salió y nosotros le seguimos. Mientras salía de nuestra posición, mire al otro grupo y pude ver que Luis temblaba como un flan...

Avanzamos por la calle pegados a la pared hasta una esquina. Cuando llegamos a este punto, el segundo equipo salió de su posición y nos siguió. Ricardo asomó la cabeza por la esquina y rápidamente la escondió. Su mirada no era nada alentadora. Le pregunté en voz baja que ocurría, pero sin contestarme, realizó un gesto a Ana y ambos grupos comenzamos a caminar rápidamente hacía el lado opuesto de la calle. Llegamos a la otra esquina y Ana repitió lo mismo que había hecho Ricardo anteriormente. Asomó la cabeza y seguidamente realizó un gesto a Ricardo. Fue cuando entonces Ricardo nos dijo. "Despejado. Vamos, nosotros pasamos primero". Así lo hicimos. Esta nueva calle era similar a la anterior. Una larga avenida, toda desierta. Avanzamos por esta, buscando un supermercado o algo similar. Encontramos un pequeño ultramarinos, el cual tenía la puerta cerrada. Era de cristal e Iván hizo gesto de romperla, pero Ricardo le dijo que no, alegando "El ruido puede alertar a los merodeadores. Déjame a mi". A continuación, se puso a forzar la cerradura y un pequeño "CLAC" avisó de que la puerta estaba abierta. Entramos con total precaución y, para nuestra sorpresa, descubrimos que el comercio estaba sin saquear. No perdimos tiempo y comenzamos a llenar las mochilas. Parecíamos posesos que no habían comido en años. Cogíamos todo tipo de comida enlatada, hasta comida de perros. En esos momentos no la cogíamos pensando en Thor, os lo aseguro...

Con las mochilas lo suficientemente llenas, salimos al exterior y Ana propuso volver al bús, pero Ricardo se opuso, alegando que necesitábamos mantas. Se enzarzaron en una pequeña y acalorada discusión, en la cual Ana alegaba que los alimentos si eran de vital importancia y por la cual teníamos que arriesgarnos en conseguir, pero no lo era conseguir mantas. Por su parte, Ricardo dijo que debíamos aprovechar nuestra incursión y conseguirlas. Ricardo le dijo que parase de hacer perder tiempo, que estábamos al descubierto y que necesitábamos actuar rápido antes de alertar a los merodeadores del pueblo. Acto seguido, le dijo que volviera si quería, pero que nosotros íbamos a conseguir las mantas. Ricardo nos dijo que nos pegáramos a él y comenzó a avanzar. Ana resopló de resignación y también nos siguió. Yo iba tras Ricardo, detrás mio iba Iván y al final iba Belén. Avanzamos hasta que vimos un edificio rodeado por un muro de piedra y un gran portón de hierro. Nos quedamos mirando unos largos segundos. En la puerta ponía "Colegio interno para disminuidos psíquicos Santa Marta". Entonces le pregunté a Ricardo "Crees que ahí...". No me dejo acabar, contestó "Sí, es un colegio interno, por lo cual, deben de haber mantas". Mi siguiente pregunta fue "¿Y si es un vivero de infectados?". La respuesta de Ricardo fue "Tendremos que extremar la precaución y retroceder si nos vemos desbordados". A continuación, se encaramo en el muro, observó el interior y nos dijo que estaba limpio. Después de dejo caer tras el muro. Nosotros lo imitamos y entramos en el interior. Fue difícil trepar con las armas, pero nos las apañamos. Una vez dentro, observé el lugar. Nos encontrábamos en un gigantesco patio. Habían columpios por todas partes y demás zonas de recreo. Nosotros estábamos sobre una parte llena de césped. Este, a falta de cuidado humano, había crecido desmesuradamente. Enfrente nuestra se encontraba el edificio. Era bastante largo y de dos plantas. Se notaba que el lugar era más que un colegio, que era un centro especial, ya que tenía más pinta de hospital que de otra cosa. Avanzamos cautelosamente. Noté como Belén aceleró el paso y se situó a mi lado. Estaba muy nerviosa. Yo le cogí la mano y me la acerqué a la boca, dándole un beso en esta. Belén me lanzó una forzada sonrisa. Seguimos andando hasta que llegamos a la puerta del centro. Esta estaba entreabierta y eso me dio mala espina. No fui el único, ya que Ricardo le hizo un gesto a Ana y esta, mediante señas, nos hizo recular y apuntar hacía la puerta. Ricardo avanzó y empujo la puerta. En ese momento esperé que una terrible horda se nos abalanzase, pero no fue así. Nadie salió por esa puerta. Ricardo asomó la cabeza por la puerta y atravesó esta. Todos fuimos tras él. Al entrar en el interior, un intenso olor a podrido inundo mis fosas nasales. Vi como mis compañeros se tapaban la nariz con cara de asco. A pesar de eso, Ricardo continuo la marcha por el pasillo. No tardamos en llegar a una extensa sala, en la cual ponía "Recepción". Habían butacas por todos los lados. Me llamó la atención un triciclo que había tirado en una esquina. A metro y medio por encima de este, colgado en la pared, había un gran tablón lleno de fotos, dibujos y demás manualidades. Me acerqué a este y observé detenidamente. Miré cada una de las fotos que allí había. En todas salían niños. Los habían de todas las edades. Un sentimiento de pena me invadió. Cuando me dí cuenta, Belén tiraba de mi para avisarme que los demás habían comenzado a adentrarse por un nuevo pasillo. Aceleramos el paso y nos situamos al lado de los demás. Al final del pasillo divisamos unas pequeñas escaleras que accedían al piso superior, junto a un cartel que decía "Habitaciones" con una flecha señalando al piso superior. Junto a las escaleras había una pequeña rampa, posiblemente para subir y bajar a personas en silla de ruedas. Enfrente de las escaleras, había una gran puerta cerrada. Arriba de esta ponía "Comedor". Me llamó la atención que en esta estancia las paredes estaban llenas de moscas. Obviando esto, me situé junto a Ricardo y Ana y les pregunté en voz baja "Para arriba, ¿verdad?". Me asintieron con la cabeza y comenzamos a subir. En ese momento, en ese maldito puto momento que estábamos subiendo, Elena, que estaba más rezagada, dijo "Mirar, esto da al comedor y seguramente a la cocina, así que quizás haya comida para llevarnos...". Nos giramos para decirle que ni se le ocurriera abrir la puerta, pero vimos horrorizados que ya lo estaba haciéndolo. Solo pudimos darle un grito diciendo "¡Noo!", pero ya era demasiado tarde, la puerta ya había sido abierta. En décimas de segundo, vi como Belén, María, Iván y Luis giraban la cabeza para ver que ocurría, mientras de la puerta salía una espectacular horda de merodeadores. La mayoría eran niños, adolescentes y algún que otro adulto. Fue como si el corazón se me parase en el acto. No se como, pero Elena pudo esquivar a los primeros merodeadores que salieron entre gemidos y comenzó a correr entre gritos hacía la salida, desandando todos nuestros pasos. Los demás, que nos encontrábamos en las escaleras, no tuvimos tanta suerte, ya que los merodeadores nos cortaban el paso. Ricardo, Ana e Iván comenzaron a disparar. Eran muchos y sabía que de nada iba a servir enfrentarse, así que cogí del brazo a Belén y grité "¡¡Corred!!" mientras llevaba a Belén a rastras hacía el piso superior. Cuando ya estaba en este y los disparos seguían resonando en las escaleras, apareció María atrás nuestra. Los disparos cesaron y solo resonaron unos estremecedores gritos de dolor. Temí lo peor mientras los gritos resonaban. Me paré en seco y volví la vista atrás. En ese momento, aparecieron Ana, Iván y Ricardo, en ese orden, mientras volvían a disparar escaleras abajo. Pude ver como Ricardo se cogía el brazo, el cual le sangraba abundantemente. Los gritos seguían resonando y eso significaba una cosa, Luis había sido al que habían alcanzado. El miedo se apodero de mi cuerpo mientras Belén tiraba de mi entre sollozos. En ese momento reaccione y corrimos por el pasillo. Los demás iban tras de nosotros. Cuando giré la cabeza para ver por donde iban, vi como en el pasillo comenzaban a aparecer merodeadores. Iván corría y abría fuego al mismo tiempo. Doblamos una esquina y un merodeador nos sorprendió. Belén y yo nos frenamos en seco y por un acto reflejo, le propine una brutal patada en la cabeza al merodeador que no levantaba un metro y medio del suelo. Este salió despedido unos metros y cayó tendido en el suelo, sin volverse a levantar. Continuamos corriendo e Iván se situó a mi lado, diciéndome "¡Mierda! ¡Han cazado a Luis! ¡A este paso somos los siguientes!". Como si no supiera eso. Doblamos varias esquinas y acabamos en una gran aula, toda llena de pupitres. Ana e Iván cerraron la puerta y la amurallaron con un armario y varios pupitres. Me apoyé en la pizarra y me deje caer exhausto. Belén estaba a mi lado, cogiéndome y sollozando. Yo no tenía fuerzas ni para respirar. Ana se situó al lado de Ricardo, el cual se cogía el brazo ensangrentado y le chilló "¡¿Que hacemos?! ¡¡¿Que cojones hacemos?!! ¡¡¿Tú nos has metido en esto y tú tienes que sacarnos?!!". Ricardo, que tenía los ojos desorbitados y una cara con mezcla de dolor y pánico, le gritó "¡¡Yo no tengo culpa de que esa puta haya abierto la puerta!!". La respuesta de Ana fue un tortazo que resonó por toda el aula. Ricardo hizo algo que me sorprendió, y fue responderle con un puñetazo en toda la cara con el brazo bueno. Ana cayó al suelo y no se levantó, se quedó tumbada, llorando. Rápidamente me levanté y ayude a ponerse en pie a Ana, mientras dije "No os peléis, no sirve de nada, ¡joder! Ahora tenemos que pensar en como escapar de aquí...". No terminé la frase cuando unos golpes comenzaron a resonar en la puerta. Ya habían llegado y sabían que estábamos dentro. Comenzamos a mirar por toda la sala en busca de una salida. Nuestra única vía de escape eran las ventanas. Pero había un problema, estas estaban rejadas. No me lo pensé más, cogí una mesa de un pupitre y comencé a golpear con todas mis fuerzas la reja de una de las ventanas. Iván me imitó y con otra mesa comenzó a golpear la verja. Esta no era muy gruesa y debía de ceder, sino, estábamos perdidos. Tras de nosotros, los golpes de la puerta se habían convertido en embestidas. El armario temblaba tras cada embestida. María me interrumpió trayendo algo. Llevaba una cuerda, que la había cogido de una pared, la cual estaba adornada con motivos marineros. De nada servía la cuerda si no conseguíamos tirar la verja. Le propine un nuevo golpe y la mesa se partió. Mientras Iván seguía golpeando y yo cogía otra mesa, observé que la verja estaba cediendo.

Seguimos golpeándola hasta que esta se desprendió de la ventana y cayó al exterior. Sin tiempo que perder, atamos la cuerda al marco de la ventana y la soltamos. La cuerda no era lo suficiente larga y estaba suspendida a dos metros del suelo. No teníamos una mejor opción, así que Ana fue la primera en descender por la cuerda. Una vez en el suelo, comenzó a disparar a algunos merodeadores que salían del centro. La siguiente en descender fue Belén. Soltó el arma por la ventana y comenzó a bajar por la cuerda. Le siguió María. Mientras esta descendía, me giré y vi a Iván, el cual apuntaba su arma hacia la puerta, la cual era embestida con una fuerza monstruosa, y decía "¡Venga, hijos de puta! ¡Pasar! ¡Pasar si tenéis cojones, podridos!". En su cara se dibujaba una sonrisa, como si estuviera disfrutando con tanta presión. En ese momento, la puerta se abrió y decenas de brazos asomaron. Esta siguió abriéndose mientras arrastraba el armario, el cual volcó hacía un lado. Ya no había nada que les impidiese entrar. Comenzaron a entrar los primeros e Iván comenzó a disparar mientras profería su grito de cowboy. Hice lo mismo mientras le gritaba a Ricardo que se diese prisa en bajar.Este tenía serios problemas para cogerse a la cuerda, ya que su brazo estaba malherido. Desde el exterior resonaban más disparos y oía a Belén gritar mi nombre. Seguían entrando más y más infectados, cuando el cargador de Iván se agotó. Este cogió el arma por el cañón y comenzó a golpear a los merodeadores con la culata. Por cada golpe caía un merodeador con la cabeza destrozada. Pero de nada servía, por cada uno que caía, entraban cinco más. Nos tenían arrinconados, cuando le grité a Iván que bajara. Este me contestó con una carcajada "¡Las señoras primero!". Yo le insistí "¡¡¡No me jodas!!! ¡¡¡Baja!!!". Con los merodeadores a un metro de nosotros y con sus manos a centímetros de nuestras caras, Iván me miró con su sonrisa de desquiciado y me dijo "¡Ni para ti ni para mi! ¡Saltamos a la vez!". Entonces me cogió del brazo y dio un salto por la ventana, arrastrándome. La caída era de más de tres metros y en ese momento nos encontrábamos volando hacía el suelo. Mientras íbamos cayendo, yo notaba que algo me agarraba de la pierna. Pero en ese momento, mi mayor preocupación era aterrizar bien, así que me prepare para caer de la mejor forma. Aterrizamos y yo amortigüe el golpe rodando por el suelo. Aún así, un dolor me atravesó los talones y subió por mis piernas. Una vez en el suelo, los demás nos ayudaron a ponernos en pie y vi sorprendido que junto a mi, había aterrizado un merodeador, un niño. Eso era lo que notaba durante la caída que tenía agarrado a la pierna. Este se intento levantar, pero Belén le pego un tiro en la cabeza con su pistola. Sin tiempo que perder y con el dolor aun en las piernas, corrimos por todo el patio exterior hacia la muralla. En nuestra huida, decenas de merodeadores que habían salido del centro nos intentaban cortar el paso. Los abatíamos y esquivábamos como podíamos. Cuando llegamos al muro, nos encaramamos y la visión fue más dantesca aún. En la calle se agolpaban cientos de merodeadores, posiblemente atraídos por los disparos. Seguimos subidos en el muro sin saber que hacer. A ambos lados del muro teníamos merodeadores que alzaban los brazos hacia nosotros para atraparnos. Cuando ya lo dábamos todo por perdido, una luz apareció en la penumbra de nuestra situación, y es que desde el fondo de la calle, apareció el bus con Eduardo al volante. Mientras Eduardo conducía el vehículo hasta nuestra posición, arrollando a los infectados que se ponían delante, yo solo podía dar gracias a dios. Condució el autobús hasta nuestra posición y de una rápida maniobra, lo apego totalmente al muro arrollando a los merodeadores que allí se agolpaban y abriendo las puertas. De un salto nos metimos dentro del vehículo y Eduardo cerró las puertas. Seguidamente, comenzó a conducir. En el fondo del bus se encontraba Fede sentado, con cara de asustado. A su lado estaba Esther y Thor estaba andando de un lado a otro. En un rincón estaba Elena, acurrucada con las manos en la cara y llorando. Ricardo ando hacía ella e hizo caso omiso a Esther, que se le acercó al verle la herida. Dijo dirigiéndose a Elena "¡¡Espero que estés contenta, pedazo de zorra!!". Belén salió corriendo hacia Elena, le levantó la cabeza y abofeteó su cara llena de lágrimas. Corrí hacía ella y la separé de Elena. A pesar de eso, Belén seguía intentando abofetearla más. Conseguí calmarla y la senté en un asiento. Esther comenzó a sacar vendas mientras le preguntabá a Ricardo "¿Como te lo has hecho?" a lo que este contestó "Me han mordido por culpa de esa puta barata".

Ahí fue cuando Eduardo me llamó y me dijo "Mira, todo era tan fácil como esto". No sabía a que se refería, pero cuando mire al frente, vi que conducía el bus hacía ¡un escaparate!. El bus chocó con este y partió el escaparate en mil pedazos. Seguidamente abrió las puertas, empuño la katana y bajo del vehículo. Le grité que cojones hacía, pero lo entendí cuando lo vi aparecer de dentro del comercio. Cargaba un puñado de mantas, las dejo en el bus y volvió al interior de nuevo. Ahí fue cuando vi que en la puerta del comercio ponía "Mantas, edredones y más accesorios de dormitorio". Hizo otro viaje trayendo más mantas, entró, cerró las puertas y grito a todos los presentes "¡Todo era así de fácil! ¡Así de jodidamente fácil, sin exponerse al peligro más de lo necesario! A partir de ahora, yo participo en todas las incursiones y no es negociable. Así me asegurare de que ningún patán lleve mal una operación tan simple, ¡joder!". Ricardo agachó la cabeza mientras Esther le curaba la herida. Después de esto, Eduardo se sentó y sacó el autobús de allí.

Eso ha sido todo lo que ocurrió ayer. Por culpa de Elena, hemos perdido a un compañero y Ricardo a sido herido. Anoche, cuando todos estaban dormidos y yo me encontraba sentado en un asiento, ya que con todo lo ocurrido no podía conciliar el sueño, vino Iván y me dijo algo que me quitó mas el sueño y todavía sigo pensando en ello. Comenzó hablándome en voz baja diciendo esto: "Erik, han mordido a Ricardo y por lo que veo parece que no sabes que significa esto..." Se dio cuenta de que no sabía a que se refería, entonces continuó "...mira, en mi estancia con el SkullKorp, cuando esto ocurría y un compañero era mordido, era puesto en cuarentena. Por si no lo sabes, no solo se reaniman las personas que mueren, sino también los que su sangre entra en contacto con cualquier fluido vital de un podrido de esos. No se cuanto tardara en convertirse, por lo que podido ver, esto depende del individuo. Pueden ser horas, días o semanas. Es un peligro tenerlo junto a nosotros así que deberíamos..." No le deje terminar la frase, sabía que iba a decir. Le dije "Me parece absurdo lo que me acabas de contar. Es la primera vez que oigo eso. He visto varías transformaciones y todas han sido porque el individuo en cuestión ha muerto. Debes de estar equivocado. Si no te importa, me apetece estar solo..." Iván se levantó, me miró y luego se me acercó diciendo en voz baja "Si te he dicho esto a ti es porque no quiero alarmar al grupo, pero que sepas que Ricardo ya esta muerto, es cuestión de tiempo que se convierta en una de esas cosas y cuando eso ocurra, estaremos bien jodidos, porque lo tenemos dentro de nuestro refugio. Haz lo que quieras, pero yo no lo voy a perder de vista y cuando eso ocurra, me veré obligado a matarlo. No te creas que me gusta hacer eso, pero sera mi obligación si quiero salvar el culo de todos, incluido el tuyo. Descansa, Erik" Después de esto, fue a la parte delantera del bus, se sentó sobre una manta y empuño su arma. Allí permaneció sentado hasta que me dormí.

Esta equivocado... o al menos, eso quiero pensar...


- Erik -
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Mensaje  DarkHades Mar Jun 22, 2010 9:00 am

Disculpa por no comentar Miembro de la resistencia.He leido pero no tenia mucho tiempo.Que sepas que sigo tu relato muy de cerca.
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Mensaje  Miembro de la resistencia Vie Jun 25, 2010 5:24 pm

+ 23-01-10 + Un error más

Después de nuestra frustrada y catastrófica incursión en el último pueblo, las cosas han ido a peor. Hemos arrastrado las consecuencias de una serie de errores fatales. En estos tiempos, un pequeño error, por ínfimo que sea, puede desencadenar una serie de acontecimientos que consiguen que las cosas vayan a peor. El día 16, Ricardo comenzó a quejarse de su herida, diciendo que esta le dolía horrores, le abrasaba. Esther le examinó la herida y le cambio el vendaje. Esther dijo "Esta herida tiene muy mala pinta. Esta infectada...". La verdad es que sí, dicha herida supuraba y lucía un feo color parduzco. A todo esto, Iván no paró de lanzarme miradas. No me decía nada, solo me miraba fijamente a los ojos. Podía leer lo que me decían sus ojos. Sabía que sus miradas se debían a la conversación que tuvimos el día anterior. Aún así, no me dijo nada.

Los días 17 y 18, Ricardo comenzó a mostrar un empeoramiento brutal y acelerado. Estos dos días los pasó con unas fiebres que volaba. Deliraba, balbuceaba cosas inconexas... Le hicimos un hueco al final del autobús, donde pusimos bastantes mantas. Allí lo tapamos y Esther lo vigilaba constantemente. Esta no era la única persona que permanecía a su lado. Iván estaba allí sentado, empuñando su arma y vigilando a Ricardo. Esto me sacaba de mis casillas. No paré de pensar "¿De que va el payaso este?". Creo que Iván se percató de mi hostilidad, pero no pareció importarle mucho, él siguió allí, sentado y vigilante. En esos momentos, seguía viendo imposible que una persona pudiera transformarse en una de esas cosas por el simple hecho de un mordisco. La fiebre la atribuía a una infección de caballo en la herida, nada más. Esto también lo decía Esther. Ella permanecía al lado de Ricardo, suministrándole algunos de los medicamentos que tenemos y empapandole la frente con trapos húmedos. Aun así, la fiebre no se rebajó.

El día 19, la herida tenía mucho peor aspecto, cambiando el tono parduzco por un color morado. Esther estaba confusa, ya que decía que no entendía como no se frenaba la infección. Al mediodía, Eduardo para el bus para comer algo. Fue entonces cuando Ricardo comenzó a vomitar. Ahí fue cuando Iván abrió la puerta del autobús y me hizo un gesto para que le siguiera. Cuando salí al exterior, comenzó a decirme: "Erik, te lo he dicho, Ricardo esta perdido. Esta infectado. Este estado es irreversible y por muchos medicamentos y trapos húmedos que le pongan en la cabeza, va a ir a peor. Esta por la antepenúltima fase. La siguiente son las convulsiones y la muerte. Cuando esto ocurra, se reanimara ¡Asúmelo, joder! O lo quitamos del medio o tendremos serios problemas. Estamos alargando su sufrimiento y poniéndonos nosotros en peligro...". Me disponía a replicar ante lo que me pareció una tremenda falta de humanidad, pero algo nos sobresaltó. Una de las chicas estaba gritando en el interior del bus. Empuñando las armas, entramos a toda prisa temiendo lo peor. Cuando entramos, vimos que quién gritaba era Elena. Estaba de pie, observando a Ricardo, el cual convulsionaba violentamente, tirando espuma por la boca. Alrededor de él, estaban todos. Ana y Esther intentaban sujetarlo y sacarle la lengua, ya que se la estaba tragando. Me quedé observando la situación sin saber que hacer. De repente, Iván paso por mi lado y se situó ante Ricardo, encañonandolo con la escopeta. Entonces dijo "¡Apartaos todos! ¡Esta infectado! ¡Si no lo quitamos del medio se transformara en cuestión de segundos!". Todos los presentes se horrorizaron y Fede se puso en pie, diciéndole que era un loco. Viendo que iba a apretar el gatillo, me abalancé rápidamente sobre él y lo derribe. Los dos caímos al suelo, pero consiguió zafarse de mi. Se incorporo rápidamente y me encañono, mientras que yo, desde el suelo, hice lo mismo. Le grité que bajara el arma, pero no me hizo caso. Me gritó "Erik, hay que hacerlo, ¡compréndelo!". En ese instante, Eduardo, desde su espalda, le situó la katana en el cuello y le ordenó que bajase el arma. Iván, sorprendido, dijo que no la iba a bajar. Transcurrieron unos segundos. Entonces Eduardo repitió la orden, pero esta vez alzando la voz y añadiendo una amenaza de lo que le haría si no lo obedecía. Ahí fue cuando poco a poco comencé a apretar ligeramente el gatillo de mi arma. Me disponía a abrir fuego, justo cuando algo llamó nuestra atención. Ricardo dejo de convulsionar. Esther le buscó las constantes vitales y dijo sorprendida "ha muerto". Iván corrigió la trayectoria de su arma y encañonó al cadáver de Ricardo. Yo hice lo mismo. Esther y Ana comenzaron a apartarse del cadáver, el cual seguía inmóvil. Pasaron unos largos segundos y comencé a pensar que no se reanimaría. Cuan equivocado estaban mis pensamiento. Sus ojos se abrieron de golpe y Ricardo se incorporó profiriendo un grito, mientras echaba espurramajos por la boca. No esperamos más y abrimos fuego. Las balas impactaron en el cuerpo de Ricardo, pero este no dejo de moverse hasta que una de las balas le impacto en la cabeza. No tengo palabras para describir la consternación que había en ese momento en el bus. Ana rompió a llorar y a gritar, mientras se agarraba al cadáver. A Fede se le caían las lágrimas. Elena también lloraba acurrucada en un rincón y Belén estaba con cara de shock. Iván estampó su escopeta contra el suelo y salió del vehículo a toda prisa.

Ahí permanecí durante unos minutos y luego salí a buscar a Iván. Lo encontré fuera, sentado sobre el capo de un coche abandonado que allí había. Cuando me situé a su lado, le dije "Te debo una disculpa. En serio. Estabas en lo cierto y yo equivocado. Por no haberte creído he puesto en peligro a todo el grupo. No quiero ni pensar que habría pasado si esto hubiese ocurrido a media noche... Quizás hoy lloraríamos dos muertes... o más. Pero quiero que comprendas que lo que tú proponías, matar a Ricardo sin que este estuviese reanimado, eso es intolerable y no te lo podía permitir. No tengo reparos en acabar con esos muertos reanimados, pero si los tengo en matar a una persona que todavía conserva la condición humana...". Iván me interrumpió en un tono grave, diciendo "No hace falta que sigas, tío. Te acepto la disculpa, ya esta, no le demos más vueltas al asunto. Ahora deberíamos preocuparnos en deshacernos del cadáver lo más dignamente posible". Después de esto, Iván volvió al bus y allí me quedé. He de reconocer que en ese momento derramé unas lágrimas por Ricardo...

En cuestión de poco tiempo preparamos el entierro más digno que podíamos darle a Ricardo. Buscamos todo tipo de materiales que combustionaran y los apilamos. Acto seguido, sobre la pirámide de maderas y telas, situamos el cuerpo de Ricardo y lo rociamos con gasolina que extrajimos de los vehículos que por allí habían. Eduardo fue quién le dio fuego a la improvisada pira funeraria. Ana y Fede lloraron como niños. Mientras el cuerpo se consumía entre las llamas, pude oír a Fede decir en voz baja "Ve con dios, hermano. Tú ya has conseguido escapar del infierno". Cierto, él ya ha escapado del infierno. Él ya no tiene que sufrir esta mierda. No tiene que torturarse pensando que nada volverá a ser igual, a vivir con el temor de que una horda de seres antropófagos nos devoren en un descuido. Su tormento ya ha acabado, él ya esta descansando.

Así es como hemos perdido a otro compañero. Buff...

En respecto a Iván, no se porque no le creí. Él me dijo que había visto casos de mordeduras que habían desencadenado con la transformación de los individuos, pero a pesar de eso, me empeñe en no creerlo. Desde que tuve conocimiento de lo que estaba ocurriendo, siempre pensé que las transformaciones se daban al morir el individuo, fuese de la forma que fuese. Creía que los personas que eran mordidas y morían, era por una complicación de la herida que era mal cuidada, pero ahora me doy cuenta que no. Una mordedura o contacto directo de fluidos con estas cosas, lo que consigue es matar al individuo y reanimarlo. ¿Por qué? No tengo ni la menor idea. Según me ha dicho hoy Iván, nunca había visto a un individuo tardar tanto en morir y reanimarse tras una mordedura. Según él, Ricardo ha tardado demasiado, ya que normalmente, la fase de muerte y reanimación se completa entre 10 y 24 horas. Aunque reconoce haber visto un caso de transformación que llevo dos días. En Ricardo ha llevado 3 días y poco. Como dice Iván, eso debe depender de cada organismo. Lo que si sabemos es que si alguno de nosotros somos atacados y nos muerden, estamos muertos...

- Erik -


+ 13-02-10 + Los errantes

Por fin, hoy he podido cargar las baterías de los portátiles. Lo he conseguido en una parada que hemos realizado en un motel de carretera. Después de inspeccionar el lugar y tras varios encontronazos con algunos merodeadores, he podido dejar cargando las baterías durante una hora. Todo el grupo hemos inspeccionado las habitaciones y demás estancias del edificio. Este no era muy grande y tendría unas 20 habitaciones. Después de lo acontecido el mes pasado en nuestra última incursión, hoy hemos sido mucho más prudentes. Hemos tomado precauciones como guardar silencio para escuchar en el interior de las estancias antes de abrir las puertas, andar todo el grupo unido y, como no, haber dejado a Elena en el bus. Yo creo que esto último es la regla más básica para la seguridad.

En el lugar no hemos encontrado nada de comida, ni siquiera una miserable lata. Parece ser que el lugar ha sido saqueado antes, o por lo que he podido deducir, ocupado. En la última habitación del edificio hemos encontrado lo que parecen ser signos de que alguien a estado viviendo allí hasta no hace mucho. Latas de comida vacías, los muebles en posición para hacer una barricada en la puerta, signos de fuego, algo de ropa... Quién quiera que fuese el que se refugio en esa habitación, no hace mucho que ha abandonado el lugar. Quizás permaneció en ese lugar hasta que la comida le escaseo y tuvo que marcharse.

Lo que hemos encontrado en otras habitaciones ha sido más de lo mismo, cosas nada halagüeñas. Si no recuerdo mal la habitación, la número 8, hemos encontrado a un hombre ahorcado. Este colgaba de una cuerda que estaba atada en una viga de madera que había en el techo. Parece ser que llevaba bastante tiempo ahí, así que podéis imaginar el olor a pútrido que allí había. Quizás se suicido al poco de comenzar todo esto. Su cuerpo, en un avanzadisimo estado de descomposición, totalmente cubierto de gusanos y moscas, estaba reanimado. Al entrar a la habitación y vernos, el cadáver se ha puesto a moverse y balancearse violentamente en su cuerda. Cada vez que se movía, del gran agujero que tenía en el abdomen, caían cientos y cientos, o más bien miles, de gusanos. Lo que más me a impactado ha sido al ver que ha abierto la boca y de esta no ha salido solo un gemido apagado, sino una masa parduzca acompañada de una gran cantidad de estos "simpáticos" insectos. He sentido unas tremendas ganas de echar allí mismo mis primeras papillas, pero he podido contenerme, hasta que a la habitación ha entrado Ana, la cual iba tan feliz, ajena a esto, y al ver la escena ha pegado la vomitada padre. Ahí no he podido contenerme y la he soltado yo también. Ya sabéis que esto es contagioso y casi todo el grupo se ha puesto a... os lo podéis imaginar. Iván ha sido quién a acabado con la agonía de ese pobre desdichado... Que horror, meses ahí colgado como un jamón... Debe de ser angustioso hasta para esos seres.

Lo que hemos encontrado tres habitaciones más adelante tampoco ha sido nada que podamos denominar como "bonito". Al abrir la puerta, la cual estaba entreabierta, hemos encontrado otra dantesca escena. Nada más cruzar el umbral de la entrada, hemos visto una pequeña sombra ocultarse tras una pared. Las persianas estaban a mitad y las cortinas echadas, por lo cual apenas había luz en la habitación. Con el arma en alto, Eduardo a mi derecha e Iván a nuestra espalda, he avanzado hasta el interior de la estancia. Cuando hemos llegado al fondo de la habitación, lo que hemos visto me ha puesto los pelos de punta. Es que por más que quiera, hay cosas a las que no consigo acostumbrarme. Allí dentro habían tres merodeadores, pero estos eran niños. Uno apenas llegaba a un metro de estatura. Este estaba de espaldas a nosotros. Luego había otro sentado contra la pared y el otro, una niña en pijama y la cual parecía la más mayor, estaba de pie frente a nosotros. Lo que en antaño debieron ser rostros dulces, como los de cualquier niño, hoy ya no conservaban nada de eso. La niña tenía todo el rostro desgarrado y no tenía labios. Esto le daba un aspecto más grotesco, ya que llevaba los dientes a la vista. Estos estaban completamente ensangrentados. Al vernos, esta a proferido un gemido y se ha intentado abalanzar sobre nosotros, pero la hemos acribillado a balazos. El otro que estaba de pie se ha girado y ha avanzado hacia nosotros. Este tenía todo el cráneo abierto, dejando a la vista una masa de pútrido que antes debió de ser su cerebro. Sin tiempo que perder, hemos abierto fuego y hemos acabado con él, abatiendo ya de paso al otro que ni siquiera se había levantado. Con estos tres podridos fuera de combate, nos hemos percatado de más detalles, y es que sobre la cama yacía el cadáver de una persona adulta. De este ya no quedaba prácticamente nada, solo el esqueleto ensangrentado. Esas tres "criaturas" lo habían devorado por completo. Lo peor de todo es que ese cadáver debía de ser el padre o la madre...

Inspeccionado todo el edificio, hemos vuelto a recepción. Allí hemos descansado un rato mientras hemos hablado sobre que ruta seguir. Eduardo miraba el mapa mientras Fede le señalaba en este varias rutas. Yo estaba junto a Belén, sentado en un asiento, cuando un ruido que provenía del exterior nos ha sobresaltado. Acto seguido, ha sonado un grito. Era de Elena. Hemos salido como unas flechas empuñando las armas. María, que iba delante de todos, ha sido la primera en frenar en seco y apuntar con su arma. En la puerta del autobús había un personaje de espaldas. A primera vista parecía un merodeador, pero sus movimientos no eran como los de estos. Esto me ha dado que pensar y rápidamente he gritado para evitar que dispararan. Al oír el grito, este extraño personaje se ha girado de golpe y nos ha encañonado con una pistola. La primera palabra que ha cruzado mi mente ha sido: "saqueadores". Todo nuestro grupo ha permanecido apuntándole mientras él hacía lo mismo con nosotros. Apuntaba uno a uno a todos los miembros de mi grupo, hasta que al final, ha detenido su arma en mi, diciendo "Intentad algo y me lo llevo por delante". Iván se ha puesto fuera de si y le ha gritado "Hazlo y tú le acompañas". Ha habido unos segundos de tensión. Yo le seguía apuntando mientras él me encañonaba. En ese instante, Belén se a puesto delante mía. Este personaje se ha sorprendido y ha dicho "No soy un asesino y mucho menos quiero haceros daño. Solo busco comida, nada más. He visto el vehículo y me he acercado en busca de cosas útiles. No sabía que estaba vuestra compañera dentro. No busco problemas y creo que vosotros tampoco. Todos intentamos sobrevivir. No quiero matar a nadie y mucho menos a una chica, pero, ¡dios! ¡intentad algo y disparo!". Mientras he apartado a Belén y he dicho "Tranquilo, que no tendrás que matar a una chica...", Esther ha intervenido, pidiendo calma por ambas partes. Ha dicho "Ok, chicos, calma, por favor. Que estemos sufriendo un jodido apocalipsis no quiere decir que tengamos que perder los papeles tan fácilmente. Las cosas se solucionan hablando, así que bajar las armas...". Iván no le ha dejado terminar, exclamando "¡Una mierda! ¡Que la baje él!". Esto a hecho que el desconocido haya dirigido su arma hacía Iván y lo haya encañonado. Por unos instantes he pensado que uno de los dos iba a disparar, pero no ha sido así. Las cosas se han solucionado de la forma menos esperada. Una infantil voz ha dicho "Juanma... ¿son malos?". Todos nos hemos quedado desconcertados y hemos buscado la procedencia de la voz. Tras la parte trasera del autobús, asomaba una niña. En ese momento, el tal Juanma le ha dicho sin bajar el arma "¡No salgas! ¡ Escóndete!". No hacía falta ver más, ese chico no buscaba problemas. He bajado el arma y mis compañeros han hecho lo mismo. Ha bastado un "Amigo, baja el arma, ahora sabemos que no buscas problemas" para que este personaje haya bajado el arma. En su rostro he visto una mueca de alivio que ha intentado disimular.

Tras esos momentos de tensión, han habido disculpas por ambas partes y nos hemos presentado. El chico, de unos 25 años, se llama Juanma. Su acompañante, la niña de unos 10 años, Vicky. Lo hemos invitado a subir al bus, ya que permanecer en campo abierto no es nada seguro. Lo primero que ha hecho la niña nada más entrar al vehículo a sido ponerse a jugar con Thor. Juanma se ha sentado en un asiento y nos ha pedido agua. Le hemos dado una botella de las pocas que nos quedan y ha dado un trago. Después le ha dado de beber a la niña. He sentido mucha pena al ver a una niña tan pequeña condenada a sufrir todo esto. A pesar de todo lo que puede haber visto esa niña, ella sigue feliz en su mundo infantil. Claro ejemplo es que estaba jugando con Thor como si nada le preocupase. Que suerte la suya... Belén y Esther se le han acercado y se han puesto a jugar con la niña. Eduardo, Iván, Fede y yo nos hemos acercado a Juanma y hemos comenzado a hacerle preguntas. Le hemos preguntado que de donde venía. Su respuesta ha sido más que sorprendente: Valencia. Igual que nosotros. Hemos continuado con las preguntas y ha terminando contándonos algunas cosas sobre él:

"Como ya os habréis dado cuenta, Valencia es un jodido caos. Y por lo visto, todo el mundo esta igual. No es por desilusionaros, chicos, pero veo pocas esperanzas de que las cosas vuelvan a ser como lo eran antes..." En esta parte de la conversación ha agachado la cabeza y ha continuado hablando "...recuerdo como si fuera ayer cuando todo esto estallo. A mi me pillo como a todo el mundo, ajeno a la gravedad de la situación. Yo era militar y me encontraba de permiso. Tenía mi casa en Puzol, mi familia, mis amigos, vamos, todo lo que tenía cualquier otra persona. Todas las mañanas me levantaba para ir a correr por la playa, hasta que el día del estallido, cuando me disponía a hacer mi habitual ejercicio, vi un gran alboroto en la calle. En cuestión de horas, todo se fue a la mierda. Esos putos seres antoprófagos tomaron las calles. De nada sirvió que los militares intentaran evacuar a la población de Puzol. Estos, en lo que creo que fue un plan desesperado sin haber medido el verdadero peligro de la situación, llevaron a los supervivientes a una plaza del pueblo. Yo estaba allí. Entre la gente comenzaron a aparecer infectados. Estos atacaron a la gente allí congregada y el pánico cundió. Lo que no me esperaba es que los militares abrieran fuego sobre nosotros... ¡civiles sanos eran abatidos por los militares! Yo, junto a unos compañeros, pudimos escapar y refugiarnos en un bar. Allí permanecimos una noche hasta que tuvimos que salir. Desde aquel entonces, han sucedido tantas cosas... podría contaros todo, pero no acabaría nunca, así que os resumiré. Conseguimos reunir una pequeña comunidad de gente y nos refugiamos en un parque de bomberos ubicado cerca del puerto de Valencia. Allí todo marchaba bien, teníamos comida, armas y munición, vallas electrificadas que disuadían a los merodeadores... pero no supimos conformarnos. Por una recién llegada, nos enteramos que a varios kilómetros mar adentro había un buque mercante. En seguida comenzamos a pensar que con ese buque podíamos estar completamente a salvo y buscar otras costas más seguras. Pues bien, tres compañeros y yo embarcamos en un pequeño yate que había en el muelle y fuimos en busca de ese buque. No fue fácil y nos llevo varios días, pero conseguimos alcanzar el barco. Nuestra sorpresa fue que este estaba repleto de tripulación. A bordo llevaba una gran cantidad de personas de nacionalidad rusa, todos armados hasta los dientes. Su capitán, muy amable, nos ofreció su barco y me dio su palabra de que sacaría a nuestra gente del parque de bomberos. Todo era muy bonito, hasta que esa escoria nos mostró su verdadera cara. Eran ex-militares rusos que llevaban tiempo en alta mar. Enviaban mensajes por radio en busca de supervivientes, pero su única intención era saquear y encontrar mujeres. No hace falta que os diga para que... Nos torturaron y encerraron en un camarote, mientras dirigían su rumbo hacía Valencia. Ellos pensaban que entrar en el parque de bomberos sería coser y cantar, pero mi gente los recibió como se merecían. Les jodimos bien y conseguimos acabar con ellos, pero pagamos un precio muy alto. Muchos de los nuestros murieron y el lugar quedo destruido e inseguro. Mirar..." Al decir esto, se ha subido la camiseta y ha dejado a la vista varias heridas, las cuales todas eran de bala "...esto es el recuerdo que me dejaron esos bastardos. Como os decía, el lugar quedo inservible y los merodeadores tenían pleno acceso al lugar. Todos los supervivientes, muchos de ellos heridos de gravedad, comenzamos a vagar sin rumbo. Seguimos pasando penurias, hasta que encontramos otro lugar seguro. Pero este ya estaba habitado por una numerosa comunidad de personas. Allí permanecí, hasta que comenzaron los problemas. Miembros de esa comunidad y algunos de mis compañeros comenzaron a acusarme de algo que no es cierto. No tengo ganas de hablar de ello, pero os diré que por esa calumnia consiguieron desterrarme. Esa gente no es trigo limpio. Pobres de mis compañeros... están muy equivocados con esa gente y se van a dar cuenta cuando sea demasiado tarde..."

Eduardo lo ha interrumpido preguntándole sobre la pequeña Vicky. Su respuesta ha sido:

"A la niña la encontré hace unas semanas. La pobre estaba oculta en un edificio. Estaba acurrucada en un rincón y había sobrevivido porque allí habían suficientes alimentos. Tuvo suerte, ya que los merodeadores de esa zona no se había percatado de su presencia. No quiero ni pensar que le habría ocurrido si la hubiesen descubierto. No estaría aquí. Sobre sus padres, no me he atrevido a preguntarle. A veces, en sueños, los nombra. Se despierta llamando a su mamá. Por lo que he podido deducir, perdió a sus padres durante la evacuación y se quedó sola. Es sorprendente que haya sobrevivido tanto tiempo sola..."

Nosotros le hemos contado nuestra historia, la cual ha escuchado atentamente. Se ha sorprendido de que nosotros también resistimos en el puerto. Estábamos muy cerca y no teníamos ni idea. De lo que no se ha sorprendido nada es sobre el tema de los saqueadores. Ha dicho "Ahora, sin ley, esa escoria abunda. Y esos no son los únicos. Mi grupo y yo hemos tenido varios encontronazos con varios grupos de cabrones de esos. Por eso he aprendido a que no debo de fiarme de nadie, al menos al 100%". Tiene mucha razón.
Le hemos comentado lo del lugar seguro de Reus dando por hecho que él y la niña se iban a unir a nosotros, pero su respuesta ha sido que duda mucho que ese sitio siga en pie. Le he dicho si se unían al grupo para intentar llegar allí, pero para mi sorpresa, ha dado una negativa no antes sin agradecer la oferta. Ha dicho:

"...os lo agradezco mucho, de verdad, pero no, no puedo. No descarto en un futuro intentar buscar ese lugar del que me habéis hablado, pero antes tengo algunas cosas que hacer. Debo volver junto a mis antiguos compañeros. Desde que los deje atrás, no me quito de la cabeza que están en peligro. Arrastro un sentimiento de culpabilidad muy grande desde que los rusos me traicionaron y ahora quiero enmendar las cosas. Quiero subsanar los errores que he podido cometer en el pasado. Ahora solo pienso en llegar a la urbanización donde están e intentar hablar con ellos, decirles que la gente que hay allí no son lo que aparentan, que deben salir de allí. Quién sabe, cuando haya conseguido sacarlos de allí, quizás nos dirijamos a Reus, a buscar ese sitio del que me habéis hablado. Aunque con todo esto que ha pasado soy algo pesimista y dudo que ese sitio haya resistido..."

Después de esta conversación, le ofrecimos a él y a la niña algo de alimento, del poco que queda en nuestras provisiones. Por lo visto, apenas habían comido en días. Después de esto, Juanma se ha quedado dormido en el asiento. Tampoco había dormido en días y lo comprendo. Si yo tuviera una niña/o a mi cargo, apenas dormiría pensando en que nos pueden atacar en plena noche. Eduardo me ha dicho varías veces que debíamos continuar la ruta, quedaban pocas horas de sol y debíamos aprovecharlas. Pero ¿que íbamos a hacer con Juanma? ¿Decirle que se fuera? Le he dicho a Eduardo que esperara un rato a que nuestro nuevo amigo se despertara y ya le comentaríamos que iba a hacer. Mientras esperaba que esto ocurriera, he estado observando a Belén. Esta parecía feliz jugando con Vicky. No ha parado de cogerla en brazos, darle besos y jugar con ella. Creo que sería una buena madre. No lo creo, estoy seguro. Pero ¿quién puede ser capaz de traer a un niño a este mundo tal cual estan las cosas? No os voy a negar que me encantaría tener un niño con ella, pero hay muchos contras. El primero es el tema del parto. Antes, las cosas eran muy fáciles. Lo engendrabas, esperabas 9 meses y a un hospital, con todo tipo de personal preparado que asistía a la mujer en el parto reduciendo a una ínfima posibilidad el que le ocurriera algo a la madre y al niño. Ahora... ahora hemos vuelto a la época de las cavernas. Sí, por ahora, nosotros contamos con la ayuda de Esther, que tiene conocimientos médicos, pero es insuficiente. Sería un parto muy difícil y peligroso. Luego vienen otros contras, como lo es alimentar y criar a un niño en este mundo. Sería estar 24 horas encima del niño, velando por él, vigilandolo constantemente. Y cuando creciera y tuviera algo de conocimiento, ¿como le explicamos que el mundo actual esta destruido y nada tiene que ver con el pasado? Por mucho que se lo explicáramos, nunca entendería que en el pasado existió un mundo en el que no había que huir constantemente, que el problema más grande era que te echaran del trabajo o se te estropeara la televisión y no que te devoraran las tripas una horda de muertos andantes. No se... Pero algún día habrá que dar ese paso, y que mejor lugar que en Reus. Si es verdad que ese sitio es seguro, ¿porque no traer allí a la vida a un nuevo ser? No habría que luchar ni huir nunca más...

Tras una hora durmiendo, Juanma ha despertado. Lo ha hecho de forma que para nosotros viene siendo habitual desde el estallido: con una pesadilla. Pero su despertar ha sido bastante brusco, ya que ha despertado gritando. Sus palabras han sido: "¡¡Molano!! ¡¡No es culpa mía!!". Después de esto, la pequeña Vicky a abrazado a Juanma y ha dicho que siempre le pasa. Pero ese nombre... ¿Molano? ¿Quién podía ser Molano? Le he preguntado, pero su respuesta ha sido "Estaba soñando, nada más". Después de esto, Juanma se ha incorporado y dirigido al final del bus. Allí se ha quedado mirando a través de la cristalera. A continuación, ha dicho "Me habéis dicho que estáis solos, ¿verdad?". Le hemos dicho que sí, entonces ha dicho "Yo diría que no. Alguien os sigue...". Nos ha faltado tiempo para llegar donde Juanma y mirar por la cristalera. A la pregunta "¿A que te refieres?" nos ha señalando a un punto del horizonte. En la lejanía se divisaba algo. Tras una colina llegaban unos destellos. Yo he dicho que podía ser cualquier cosa, pero Juanma ha insistido que es alguien. De repente, el brillo ha desaparecido y he podido percibir algo de movimiento. Juanma ha dicho "El brillo era de unos prismáticos. Nos han estado vigilando. Creo que deberíais continuar la marcha y alejaros de aquí. Nosotros haremos lo mismo. Vamos, no hay tiempo que perder". Después de eso, ha cogido sus cosas, le ha dado la mano a la niña y se ha dirigido a la puerta del bus. Lo hemos acompañado y hemos salido fuera. Una vez allí, nos hemos despedido. Le he hecho una carantoña a la niña, la cual me ha sonreído y a él le he dado un fuerte apretón de manos. Mi grupo ha hecho lo mismo con la niña y Juanma. He podido fijarme en Eduardo, el cual le ha hecho un especial caso a la niña. Sus ojos estaban demasiado brillantes... ¿estaba recordando a su hija en esos momentos?
Le he dicho a Juanma que cuide bien de Vicky y tenga mucho cuidado en su viaje. Le he dado algunos consejos para su viaje y él también nos los ha dado a nosotros: "Tened mucho cuidado, y un consejo que os servirá de mucho: no os fiéis de nadie. Absolutamente de nadie. Este mundo esta podrido en todos los sentidos. Manteneros alejados de grupos de supervivientes. Nunca podéis conocer al completo sus verdaderas intenciones... Suerte, amigos. Nos volveremos a ver..."

Después de sus palabras, se ha alejado con la niña de la mano. Mientras hemos subido al bus y Eduardo lo ha puesto en marcha, he observando como la pareja de errantes se alejaban de la carretera y se internaban en el bosque. Después de esto, Belén se ha acercado a mi y me ha dicho "¿Verdad que esa niña es adorable? Que penita me da...". Mi contestación ha sido "Tranquila, ese chico cuidara bien de ella. Sabe lo que se hace". Al terminar esas palabras le he dado un beso.

Hace unas horas que hemos parado el autobús para dormir. La noche es muy cerrada y no se ve nada a más de dos metros del autobús. Hemos estacionado en una vía de servicio, ocultos. No paro de pensar en esos individuos que parecían observarnos...

¿Nos están siguiendo? ¿Quien cojones son?


- Erik -
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Mensaje  Miembro de la resistencia Sáb Jul 24, 2010 2:54 am

+ 20-02-10 + Tras nuestros pasos

Hace días que nos siguen. Lo están haciendo muy de cerca. Creo que no saben que nos hemos dado cuenta de ello. ¿Que cojones quieren de nosotros? ¿Quienes son? Pensamos que esta gente no lleva buenas intenciones. ¿A santo de que nos iban a seguir entonces? Iván a propuesto que nos anticipemos a la jugada, que seamos nosotros los que los pillemos por sorpresa. Un ataque rápido a mitad noche y nos desharíamos de ellos. Pero, ¿y si estamos equivocados? ¿y si no llevan malas intenciones? Ya no se que pensar... estoy hecho un lío. Fede apoya esta idea y Eduardo y las chicas dicen que intentemos despistarlos y dejarlos atrás. Esto último no es tan fácil. Para dejarlos atrás presupondría tener que conducir de noche y esto no es muy recomendable, ya que es peligroso. Nos podemos internar en un área de infectados sin darnos cuenta y vérnoslas putas para salir de allí, sin olvidar que podemos salirnos de nuestra ruta con mucha facilidad. Parece ser que les llevamos unos 4-5 kilómetros de distancia. Estas últimas veces que hemos acampado o realizado una parada, los hemos podido vislumbrar en la lejanía. Cuando nos detenemos, ellos hacen lo mismo. Tienen oteadores que nos vigilan, pero no tenemos ni idea desde donde.

No me agrada la idea de que nos puedan sorprender a media noche, por eso realizamos guardias nocturnas y dormimos con las armas en la mano. Las guardias se realizan de 3 horas y son dos personas las que permanecen despiertas. Uno en el techo de autobús y otro en el interior de este. En caso de ataque, el observador del techo dará la voz de alarma al observador del interior del vehículo y este avisará a todos los demás. El que realiza la guardia en el techo abrirá fuego en caso que sea necesario, pero nuestro plan inicial no es una confrontación en caso de ser sorprendidos, sino intentar huir lo más rápido posible. Sea como sea, espero que dicha confrontación no de lugar y podamos despistarlos y darles esquinazo.

Cambiando ligeramente de tema, cada día nos encontramos más cerca de nuestro destino. Estamos todavía en Castellón de la plana, pero es cuestión de días que entremos en Cataluña. Si no me equivoco, ahora mismo estamos cerca de Morella. Me como mucho la cabeza pensando que nos encontraremos cuando lleguemos a Reus. No se como reaccionaríamos si llegáramos y dicha ciudad segura hubiese caído. Tantos kilómetros para nada, tanto sufrimiento innecesario, tantos compañeros caídos en el camino por nada... intentamos ser optimistas. Olvidando el detalle de que nos siguen un grupo de desconocidos, algo que nos preocupa a todos, el grupo parece muy animado. Tienen esperanzas de que aquella ciudad sea un lugar seguro donde no tendremos que preocuparnos por nuestras vidas. Estos últimos días, hemos hablado mucho sobre el tema. Intentamos imaginarnos el lugar, como habrán montado el perímetro de seguridad, cuantas personas habrá allí, si la presencia del ejército será constante, quién dirigirá la ciudad... Son muchas preguntas las que nos hemos hecho hasta ahora. Debe de ser una delicia poder volver a retomar la vida tal cual la llevábamos antes. Bueno, retomar dentro de lo que cabe, ya que por muy seguros que estemos, nada sera igual y mucho menos después de haber visto tantas cosas como hemos visto. Pero sí, el no temer por nuestras vidas y poder dormir tranquilo es algo que ahora mismo no tiene precio. No hay día que no piense en la posibilidad de que allí podamos tener nuestra propia casa y en un futuro, quién sabe, Belén y yo podamos formar una familia. Es algo que me da fuerzas para seguir adelante. No soy el único que le ocurre esto. A Belén le sucede lo mismo y no para de hablarme de ello. Eduardo sueña con poder retomar su vida allí. Nunca lo he visto tan animado y con tantas ganas de seguir adelante. Parece que, dentro de lo que cabe, esta superando la perdida de su familia. Comprende que debe de seguir adelante. Ana y Fede nos han comentado que les encantaría seguir como militares en la ciudad. Esther esta contenta ante la posibilidad de poder desempeñar su oficio de enfermera allí. María... ella no ha dicho nada al respecto. Ha cambiado mucho en estos últimos meses, sobretodo después de la perdida del hermano de Esther, Manuel. Desde que lo perdió no ha vuelto a ser la misma. Comenzaban a tener algo serio y ella sentía algo por él. Una pena, pero retomara su vida, estoy seguro. Es algo lógico y natural. A Iván parece que todo esto le importa un comino. A pesar del tiempo que lleva con nosotros, sigue siendo un total desconocido para mi. Sus ojos no expresan sus sentimientos. Es un tipo extraño. Me atrevería a opinar que para él, llegar o no a Reus le es indiferente. Él esta encantado con vivir al límite. Yo creo que Iván habría sido feliz en otra época, en otro siglo donde haya habido una guerra y el tuviese oportunidad de valerse como guerrero. A pesar de esto, esta demostrando que es un tío muy legal. No tengo queja de él. Y Elena... que puedo decir de ella. Para ella, esto es un paseo. No tiene la necesidad de arriesgar la vida para buscar alimentos, ya que somos nosotros quién lo hacemos. Y mejor así, que la última vez que participó en la incursión acabo mal por su culpa. Ella se pasa todo el día en el vehículo, corriendo de allá para acá y restregándose con Iván. Supongo que tanta tontería que tiene encima se debe a que es muy joven y tiene las hormonas revolucionadas. A saber. Supongo que estará feliz pensando en llegar a Reus, al menos por la oportunidad de tener más variedad para su zorreo...

Vamos a realizar una parada de descanso. Luego si puedo os sigo contando más cosas.

- Erik -


19:47 - Quedan pocas horas de sol, así que no vamos a tardar en acampar. Iván y Fede han comenzado una pequeña discusión con Eduardo. Estos primeros han comenzado a decir que los más acertado sería que esta noche hagamos una pequeña incursión en busca de nuestros perseguidores y acercarnos a su campamento sin ser vistos, para así saber quienes son, cuantos son y si van armados. Eduardo ha dicho que es un plan descabellado, que es peligroso de principio a fin. Según ha dicho, es una locura salir de noche y caminar unos kilómetros expuestos a los merodeadores y también lo es el acercarse a dicho campamento, ya que seguro tendrán hombres haciendo guardia y podemos ser descubiertos. La cuestión es que no se han puesto de acuerdo y María, en un intento de poner paz, ha propuesto someterlo a votación y así se ha hecho. Se les ha ido preguntando uno por uno su votación. María, Fede, Ana e Iván han votado por realizar la incursión de reconocimiento, mientras que Eduardo, Esther, Belén y Elena han votado por el NO. Yo he sido el último en dar mi voto. Viendo que mi voto era decisivo, ya que rompería el desempate, me he puesto nervioso. He dudado mucho. Si votaba al SÍ y luego ocurría algo inesperado, no me lo perdonaría jamás. Si votaba al NO, la duda de saber quienes son esos individuos y cuales son sus intenciones me iba a corroer todo el tiempo. Al final he votado por el SÍ. Eduardo, al ver que por mi "culpa" se iba a realizar dicha incursión, me ha echado una mirada de decepción que parecía decir "Pensaba que estabas de mi lado, Erik". Lo siento si lo he defraudado, pero esta es mi elección. Visto que todo estaba decidido, Eduardo ha pedido participar en la incursión. Esto nos ha sorprendido a todos, ya que primero se niega a que esta se lleve a cabo y luego quiere participar. Después de una nueva discusión, en la cual ha alegado que no esta capacitado para cuidar del grupo que se quede en el bus, Ana ha accedido a cambiarle el puesto.

Ahora me queda la dura tarea de convencer a Belén de que puede estar tranquila de que no me va a ocurrir nada. No se como la voy a convencer si ni yo estoy seguro de eso. La incursión la realizaremos bien entrada la noche, cuando consigamos averiguar donde acampan estos individuos.

- Erik -


22:25 - Iván y Fede han conseguido encontrar la posición del campamento. Se encuentra a 5 kilómetros de aquí, al borde de la autopista. No les ha sido muy difícil encontrarlos, solo han tenido que andar 2 kilómetros y han visto el fuego de las hogueras en la lejanía. Es raro que acampen en plena carretera. Deberían saber que los podemos descubrir. Quizás están muy confiados con el factor sorpresa. Si es así, se han equivocado. En pocos minutos vamos a iniciar el intento de aproximación. Lo haremos ocultos en la arboleda que hay en el linde de la autopista. Desde aquí no podrán descubrirnos. Bueno, voy con los demás para ultimar el plan. Desearnos suerte.

- Erik -


23:58 - Mierda, mierda, mierda... Acabamos de volver y lo que allí hemos visto no nos ha gustado ni un puto pelo. Os cuento. María, Fede, Eduardo, Iván y yo nos hemos puesto en marcha al poco de terminar el anterior párrafo. Hemos andado internados en el bosque, como hemos dicho en un principio. No esperábamos encontrar merodeadores por esta zona, pero nos hemos equivocado. A dios gracias solo nos han aparecido dos y los hemos podido divisar por la luz de la luna, la cual esta llena. Si no fuera porque es una noche clara, esos dos despojos nos podían haber dado un buen susto con fatídico desenlace. La verdad es que no se que cojones harían merodeando por aquí. Quizás eran conductores que se infectaron y se quedaron deambulando por la zona o tal vez estos seres vagan y vagan sin rumbo y han llegado aquí por pura casualidad. Sea como fuere, los hemos tenido que eliminar silenciosamente, ya que quitarlos del medio abriendo fuego podría alarmar a nuestros "amigos". Hemos avanzado hasta llegar a la altura del campamento. Desde esa posición no podíamos divisar mucho, así que Fede, Iván y yo hemos decidido acercarnos lo máximo posible. Esto lo hemos tenido que hacer de forma muy sigilosa y arrastrándonos por el suelo, cual militares en un entrenamiento. María y Eduardo se han quedado atrás para cubrirnos la retirada en caso de ser descubiertos. Nos hemos arrastrado entre piedras y hojas hasta que hemos llegado a 15 metros de nuestro objetivo. Mimetizados en la oscuridad, hemos observado detenidamente. El campamento consta de 6 motos, 5 jeep's, dos autobuses y un gran camión con un inmenso remolque, todos ellos situados formando un circulo. Arriba del remolque y de uno de los autobuses, hemos podido ver a dos hombres. Estos empuñaban dos subfusiles y parecían montar guardia. Esto nos ha alarmado y por unos instantes hemos creído que nos habían descubierto. Desde nuestra posición hemos podido escuchar bastante barullo, gente hablar, reír a carcajadas... Todas estas voces provenían del interior del circulo de vehículos, pero no podíamos ver nada, solo el luz de las hogueras por debajo de los jeep's. Fede nos ha hecho un gesto y ha comenzado a reptar hacía la izquierda. Iván le ha seguido y yo he titubeado un poco ante la posibilidad de ser vistos, pero no me ha quedado más remedio que seguirlos. Hemos avanzado varios metros hasta una nueva posición. Desde aquí hemos tenido otro angulo de visibilidad, desde el cual hemos podido ver a los allí presentes.

Lo primero que nos ha llamado la atención ha sido otro vehículo que no veíamos desde la otra posición. Este era una pequeña camioneta con un remolque. El remolque era una jaula y lo que había en esta nos ha dejado sorprendidos. La jaula estaba repleta de merodeadores. No se cuantos merodeadores podría haber allí dentro, pero más de 15 seguro. Estaban todos allí metidos y sin poder moverse. Solo movían la cabeza y algunos mordían los barrotes. Nuestra atención se ha dirigido al lateral del remolque del camión. Este estaba pintado y tenía unas grandes letras que decían "CCCP". Llegado a este punto, he comenzado a entenderlo todo. Ya sabía quienes eran esos individuos. Mis sospechas se han confirmado cuando he dirigido la mirada a las hogueras y he visto entre a los allí presentes a una cara conocida, a un hijo de la gran puta el cual aparece todas las noches en mis pesadillas desde que lo vi por primera vez. Allí estaba Vladimir, con una botella de whisky en la mano mientras hablaba con sus compañeros y reía a carcajadas. Al verlo, la sangre de mis venas ha comenzado a hervir y he sentido unas profundas ganas de pegarle un tiro en la cabeza. No he sido el único. La cara de Iván se ha transformado al verlo y ha comenzado a decir "Es nuestra oportunidad de acribillarlos a balazos, están despistados...". He apoyado la moción, pero Fede se ha negado, alegando que ellos cuentan con la superioridad numérica y que solo podríamos quitar a unos pocos del medio antes de que nos pegaran un balazo a cada uno. Os juro que en esos instantes habría firmado que me mataran allí mismo con tal de haberme llevado a Vladimir por delante. Visto lo visto, nos hemos dado prisa por irnos de allí y volver con los demás.

La noticia de que nuestros perseguidores son el "Skull Korps" ha sido recibida como un jarro de agua fría. Esa escoria nos persigue y es obvio que sus intenciones no son benévolas. ¿Como pueden ser tan jodidamente enfermos de seguirnos tantos kilómetros solo para acabar con nosotros? Iván esta fuera de si, moviéndose de un lado a otro del bus mientras esgrime su subfusil. No para de decir que debemos atacar antes de que ellos ataquen, que ellos no tardaran en hacerlo. Eduardo intenta hacerle comprender que tenemos las de perder, ya que somos menos que ellos y ni la mitad de nuestro grupo esta preparado para una lucha armada. "Esto no es como luchar con merodeadores, estos son personas que piensan y empuñan armas...". Eso es lo que dice Eduardo y tiene algo de razón, pero, ¿que hacemos? ¿esperamos a que ellos ataquen? Ya nos hemos enfrentado a ellos en una ocasión y ahora contamos con el factor sorpresa.

Eduardo acaba de decidir lo que hacemos. Nos piramos ahora mismo de aquí. No estoy de acuerdo con esa decisión... Nos van a seguir hagamos lo que hagamos y terminaran encontrándonos. No descansaran hasta que no acaben con nosotros...

- Erik -



+ 22-02-10 + Interceptados

Dios mio... Me lo han quitado... Lo han hecho...

...

No soy Erik. Soy Belén... No estoy acostumbrada a esto. Nunca antes os he escrito, pero ahora necesito hacerlo. Nunca he tenido esperanza de que alguien lea esto, pero hago las cosas como Erik las haría. Además, necesito contarlo, necesito no sentirme sola... Joder, lo hecho tanto de menos...

Ayer, día 21, nos interceptaron esos cabrones. Nuestra huida no ha servido de nada. No los hemos despistado. ¿Como pueden conocer todos nuestros movimientos? Huimos en plena noche, tomamos carreteras secundarias, recorrimos una barbaridad de kilómetros bajo la penumbra y aun así, todo ha sido en vano, nos siguieron. Quizás habría sido mejor habernos enfrentado a ellos como dijeron Iván y Fede, haberlos pillado por sorpresa y así evitar que ocurriera al contrario. Si eso hubiese servido para que Erik siguiera conmigo, habría votado por el enfrentamiento. Pero no, no lo hice. Me negué por que él y los demás no corrieran peligro y me he equivocado.

¿Que quiere esa gente de nosotros? ¿Por qué hacen esto? ¿Que obtienen de nuestro sufrimiento? ¿Acaso no estamos todos en la misma situación? ¡Deberíamos ayudarnos los unos a los otros! ¡No ponernos las cosas más difíciles! Antes no lo creía, pero desde que estamos sumidos en esto, me he dado cuenta que el ser humano es malo por naturaleza. Es egoísta, es mezquino, es dañino, es... es... no tengo palabras para definirlo. Me siento tan llena de ira y tristeza al mismo tiempo que no me salen ni las palabras.

Siento si me he ido por las ramas y no he explicado con detalles lo que ha ocurrido exactamente. Como he dicho anteriormente, nunca he escrito aquí y se me hace un poco difícil expresarme. Todo sucedió ayer. Pasamos toda la madrugada huyendo. Eduardo no paro el bus ni tan solo un segundo. Condució toda la noche. No se cuantos kilómetros recorrimos, pero creo que una barbaridad. Cuando amaneció, Eduardo detuvo el bus. Así lo creímos, pero nos equivocamos. Lo que había sucedido era muy diferente. El combustible se había agotado. Ante esto, la única solución era buscar la gasolinera más próxima, llenar el mayor número de garrafas posible y volver al vehículo. El problema era que, según ponía en nuestro mapa, la estación de servicio más próxima se encontraba a 20 kilómetros de nuestra posición. ¿Como podía el grupo andar 20 kilómetros con un montón de garrafas a cuestas? ¿Y como podían volver con estas llenas? La solución fue utilizar un vehículo que había allí en el arcén. Iván le hizo un puente al coche y lo arrancó al tercer intento. Con un solo coche era imposible que el grupo entero participase en el viaje, así que solo fueron tres voluntarios: Iván, Ana y María. No se porque esta vez Erik no se ofreció voluntario para ir... no lo se. Si lo hubiera hecho, él seguiría aquí conmigo...

Iván, Ana y María llenaron el coche con las garrafas vacías y se marcharon rumbo a la gasolinera. Allí nos quedamos los demás, a la espera de que volvieran lo antes posible con el combustible y así poder reanudar la marcha. En la zona que nos encontrábamos todo parecía tranquilo. Nada presagiaba lo que iba a suceder. Esther me pidió que la acompañara, ya que necesitaba ir a orinar. También se acopló Elena diciendo que ella también necesitaba ir a lo mismo. Yo les dije que las acompañaba y así lo hice. Se lo dije a Erik y me pidió que fuéramos con cuidado. Después de esto, me beso... siempre hacemos eso cuando nos tenemos que separar aunque sea por unos instantes... sabemos que cualquier momento puede ser el último... Se me caen las lágrimas escribiendo esto

...

Bien, salimos del bus con nuestras armas y Thor nos siguió. Una vez fuera de la carretera, andamos por el campo, en busca de un sitio oculto para que Elena y Esther pudieran orinar. No se porque fue, pero caminamos bastante. Quizás Esther y yo íbamos hablando y nos despistamos lo suficiente como para olvidar que alejarnos tanto es peligroso. Llegamos a una gran explanada tras una colina. A 50 metros de nosotras había una especie de caseta. Eso nos hizo recordar el peligro que corríamos. Elena y Esther fueron tras unos arbustos y les pedí que se diesen prisa. No tardaron y salieron rápido. Nos disponíamos a marcharnos, cuando nos dimos cuenta de que Thor se había alejado de nosotras y se encontraba merodeando cerca de la caseta. Lo llamamos, pero el perro no nos hizo ni caso. De repente, el perro desapareció tras la casa. Elena comenzó a decirnos, palabras textuales, "Vamonos, por favor, que le den al perro...", pero yo me negué. Conozco el cariño que le tiene Erik a Thor y nunca nos perdonaría que lo perdiéramos. Comenzamos a andar hacía la casa con las armas preparadas y llegamos a la caseta. Una vez aquí, comenzamos a buscar a Thor. Elena temblaba como un flan. Yo no me sentía nada agusto ahí, pero teníamos que encontrarlo. Pensé que se podía haber metido en la caseta y entré en el interior. Esther y Elena me siguieron. Un olor nauseabundo inundaba el interior. Un olor que ya conocía. En la pared, pinchado con un largo tridente para la paja, había un cadáver. El cadáver estaba clavado a la pared y se movía... aullaba como solo los merodeadores lo hacen. Elena lanzó un grito y pensé que lo hacía por ver al merodeador allí clavado, pero no. En el suelo, junto a nosotras, había otro merodeador. Este no tenía piernas y se arrastraba por el suelo. Tenía a Elena cogida por el tobillo y estaba a punto de morderle. Elena había soltado su arma del susto y yo no podía reaccionar, estaba bloqueada por el miedo. Esther fue rápida y le disparó instantes antes de que le mordiera. Acto seguido, le di un tiro de escopeta al de la pared. Salimos de la casa a toda prisa, pero algo nos asustó todavía aun más. Unos motores sonaban y lo hacían muy cerca de nosotras. Tras un pequeño montículo de tierra, aparecieron dos motos de motocross. En ellas iban dos individuos. Comenzamos a correr, pero nos alcanzaron rápidamente. No tuvimos tiempo ni de encañonarlos, sin bajar de las motos, nos apuntaron con las pistolas. Nos quedamos allí clavadas, casi paralizadas por el miedo. Mientras bajaban de las motos y se quitaban los cascos, yo rezaba porque Erik, Fede y Eduardo hubiesen oído los disparos y aparecieran, pero no fue así. Estos personajes descubrieron sus rostros mientras nos encañonaban. Elena temblaba y lloraba. Esther y yo permanecíamos calladas. Uno de esos dos creo que dijo "Vaya, vaya... que tenemos aquí...". No me cabía duda, esos eran miembros del Skull Korps. De repente, comenzaron a sonar disparos en la lejanía. Algo no marchaba bien en el bus. Algo estaba ocurriendo. Estos dos comenzaron a reírse a carcajadas y yo intente escapar, pero uno de ellos me derribó al suelo de un empujón. Si no recuerdo mal, dijo algo como "No tengas tanta prisa que lo vamos a pasar muy bien". El muy cerdo se estaba bajando los pantalones mientras el otro decía algo de "Como se entere Vladimir de esto nos corta las pelotas. Quiere a la novia de ese intacta...". Se refería a mi. El otro dijo que no tenía porque enterarse y se bajo los pantalones. El otro cogió a Elena por el pelo y la tiro al suelo. Todo paso en décimas de segundo. Cuando el puerco que tenía enfrente mía se iba a tumbar sobre mi, Thor apareció tras unos matorrales y cayó sobre el otro individuo. Aterrizó sobre él, derribandolo y mordiéndole en el cuello. No lo soltaba y no para de gruñir. Este se revolvía en el suelo sin poder soltarse ni respirar. El puerco que tenía delante mía se giró para ver que ocurría y aproveche ese instante para coger mi escopeta y pegarle un tiro. No se porque, pero el tiro se lo dí en sus partes nobles. Cayó al suelo gritando de dolor y Esther lo remató. Le vació el cargador entero. Cuando fuimos a disparar al otro, no hizo falta. Thor lo había matado. No perdimos tiempo y corrimos hacía el vehículo.

Por el camino iba temiendo lo peor. No estaba equivocada. Cuando llegamos al bus, este estaba desierto. No había nadie. Comencé a llamar a Erik a gritos, pero nada, no estaba allí. Mientras lloraba desconsoladamente, apareció Fede. Este estaba tras unos arbustos. Él nos contó lo sucedido. Dijo que de repente aparecieron un jeep y 4 motos, que ellos intentaron buscar cobertura fuera del bus, pero interceptaron a Erik y a Eduardo. Él pudo esconderse mientras le disparaban. Acto seguido, inmovilizaron a Erik y a Eduardo y se los llevaron. Cuando me contó esto, le di una bofetada. Lo hice porque los dejo tirados y huyo a esconderse. Ahora comprendo que no es su culpa, el solo intento salvarse, nada más. Que lo hubieran capturado a él también no habría cambiado las cosas.

Permanecimos escondidos tras unos arbustos a la espera del retorno de Iván, María y Ana. Temíamos que volvieran a aparecer los del Skull Korps con más hombres. Mientras estuvimos ahí escondidos, no paré de llorar. Creo que no he parado de llorar desde que se lo llevaron, ni siquiera lo he hecho escribiendo todo esto. Cuando Iván, María y Ana volvieron y se enteraron de lo ocurrido, no salieron de su asombro. Iván ha tomado la iniciativa del grupo y me ha dicho que vamos a sacar a Erik y a Eduardo de allí. Me lo ha prometido y desde que lo ha hecho, estoy ansiosa por hacerlo. Quiero sacarlo de allí lo antes posible. Solo me ha dicho que tenga paciencia, que tenemos que encontrar el lugar donde han acampado. Cuando lo hagamos, los liberaremos a la fuerza.

Cada minuto que pasa es una tortura para mi. Conozco por lo que estará pasando Erik en estos momentos. Esos pirados no lo habrán matado aún, no todavía. Yo he estado en las garras de esa gente y se de lo que son capaces de hacer. Nunca he contado a nadie lo que paso en esos días, la angustia que sentí, el dolor que me infringieron en cuerpo y alma... Las atrocidades que hicieron morirán conmigo, jamás las contare. Nunca. Por todo esto se que cada minuto que pasa, es tiempo que corre en contra de Erik y Eduardo.

Los vamos a sacar de ahí, lo haremos o moriremos todos. No me importa morir en el intento. Si pierdo a Erik, doy por hecho que estoy muerta. Me quitare la vida. Lo juro...

...

Aguanta, cariño... Te vamos a sacar de ahí. Te lo prometo.


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Mensaje  Miembro de la resistencia Mar Jul 27, 2010 3:29 am

+ 23-02-10 + La negociación

Hola a todos. Si no me equivoco, Erik ya os hablado de mi. Soy Iván. Si escribo aqui es porque Belen me ha pedido que lo haga. Esta chica esta muy jodida por la perdida de su chico y ahora mismo no es capaz ni de moverse. Esta por ahi tirada, llorando, asi que escribo por hacerle un favor. La verdad es que todo esto del blog me la suda. Me es indiferente si alguien lee esto o no, o si esto puede servir de algo. Yo creo que no. ¿Quien cojones va a leer esto si el mundo esta muerto? Esa basura podrida campa por el mundo a sus anchas, comiendose a los supervivientes y ¿alguien va a estar leyendo esto? bah! Si hago esto es porque Erik es un tio al que respeto. Lo admiro. Tiene cojones y gracias a el estoy aqui. Asi que hago un esfuerzo y os contare como estan transcurriendo las cosas. Nunca he sido un tio de letras. No nos engañemos, ni de letras ni de numeros. Para mi, todas esas cosas son para tios chupatintas, culos de oficina y demas personajes. Yo escogi otro camino, siempre fui feliz con unas dosis diarias de alcohol, violencia, tias y kilometros con mi harley. Estudiar no fue hecho para mi, asi que os escribo lo mejor que puedo y si tengo faltas, lo siento, pero es vuestro problema.

Esta mañana la hemos pasado buscando un plan seguro para rescatar a Erik y a Edu. El moñon de Fede no para de protestar por todo lo que sugiero. ¿Que acaso quiere rescatarlos pidiendoles por favor que los dejen ir? Hay que sacarlos a la fuerza, a golpe de plomo. Nunca me cayeron bien los soldados y Fede no es una excepcion. Se creen tipos duros solo por llevar ese uniforme de camuflaje. Ni el mas duro de los soldaditos habria durado mas de un minuto en cualquier antro de moteros de los que yo frecuentaba. Que se creeran... bah!

Yo creo que lo mas efectivo seria sorprenderlos a mitad noche y ametrallarlos a todos. Si hacemos esto, los pillaremos con los pantalones bajados y apenas tendran capacidad de reaccion. Seran una muchedumbre desorganizada. Esto lo deberiamos hacer dividiendonos en grupos. Unos realizan fuego de apoyo mientras yo y alguno mas nos acercamos para buscar a Erik y a Edu. No es dificil, asi que no se de que se queja el action-man de Fede. Eso si, quiero que Vladimir no muera durante el asalto. A ese hijo de perra lo quiero capturar con vida para poder matarlo con mis propias manos. Quiero que pague por todo lo que me hizo pasar. Se va a arrepentir de todo lo que ha hecho hasta ahora. Me va a suplicar que le quite la vida, porque cada segundo de su vida va a ser un jodido tormento. Ahora que hablo de ese personaje, me vienen a la mente muchas cosas. Recuerdo los años de "amistad" que teníamos antes de que todo esto ocurriera. Recuerdo el tiempo que pasamos encarcelados en la misma prision. Lo considere un hermano. Me quedo corto con esto, era mas que si fuera alguien de mi misma sangre. Tantas peleas juntos codo a codo, cubriendonos las espaldas en cada batalla... A ese desagradecido le salve el pellejo en mas de una ocasion. Las cosas habrian cambiado si aquella vez en la carcel, estando en el comedor junto a todos los reclusos, "el rata" lo hubiera apuñalado como era su intencion. Se le acerco por la espalda con un hierro afilado y yo me percate de esto. Yo avise a Vladimir a tiempo y este reacciono esquivando el filo del pincho. A los dias, yo y unos cuantos mas fuimos quienes estrangulamos a "el rata" en la lavanderia. Me jugue por Vlad el tirarme unos años mas a la sombra y el asi me lo ha pagado. Con una sucia traicion. El que siempre criticaba la traicion y la condenaba dentro del grupo... maldito hipocrita. Ahora pagara por todo lo que a hecho...

Un momento. Se acercan los del Skull korps... Mierda...



....



En efecto, eran ellos. ¡Hijos de puta! Se han acercado a una distancia de 150 metros. Llevaban con ellos a Erik y a Edu. Todavia estan vivos, pero por lo que hemos podido ver con los prismáticos, no tienen muy buena pinta. Mis temores estaban en lo cierto, les han estado propinando palizas todo este tiempo. Ambos sangraban por la nariz y han permanecido atados y de rodillas. Vladimir estaba en primera linea, delante de todos sus hombres. La rabia me invade cada vez que lo veo... ufff! Hemos permanecido a cubierto mientras Vlad nos ha hablado por megafono. Lo primero que ha dicho es que ni se nos ocurriera abrir fuego o los mataban alli mismo. Una pena, ya que tenía a Vladimir en el punto de mira. Algo nos ha llamado la atencion y es que en la parte delantera del camion, llevaban a un cadaver reanimado, el cual estaba atado. Este se movia intentando soltarse. Segun han dicho mis compañeros, se trata de Juan, el tipejo que se nego a venir con nosotros y se quedo en las instalaciones portuarias. Ahora encaja todo... lo capturaron y el fue el que se chivo de que nos dirigiamos a Reus. No se si alegrarme de como a acabado o compadecerme de el...

Lo que decia, Vladimir a comenzado a hablar por megafono. Ha dicho que quiere hacer un trato... ¡JA! ¡Que risa me produce haber oido esto! ¡Y mas aun me rio cuando ha dicho que si aceptamos, se marcharan! A dicho que esta dispuesto a hacer un cambio, que devolveran sanos y salvos a Erik y a Edu con la condicion de... que me entreguen a mi. Segun dicen, me quieren solo a mi, que si mis compañeros me entregan, ellos se piraran de nuevo a Valencia y aqui no habra pasado nada. Cuando Vladimir a dicho esto, todos me han mirado a mi, en especial, Belen. Les he gritado que una polla va a haber negociacion, pero creo que no deberia haber dicho eso. Al oir esto, unos secuaces de este perro han cogido a Edu y... le han cortado dos dedos con unas tenazas. Desde nuestra posicion hemos podido oir los gritos de Edu. ¡Joder! ¡Edu es un tio legal! ¡Como le hacen esto! Mis compañeros se han quedado horrorizados ante esto. Despues de esto, Vlad ha dicho que tenemos 24 horas para decidir que hacemos. Cumplidas esas horas, volveran para ver si aceptamos o rechazamos el trato. Si no accedemos, han dicho que lanzaran a Erik y a Edu a la jaula que llevan llena de merodeadores y dejaran que los devoren delante de nuestros ojos. Despues de esto, nos mataran. A dicho que no sean tontos y me entreguen, que no merece la pena que Erik y Edu mueran por mi, que yo no soy trigo limpio, que soy como son ellos y que yo traicionare al grupo si no me entregan. A finalizado la conversacion con su habitual tono ironico, diciendo un "Cuidaros" y se han marchado.

Todo lo que ha dicho es una puta patraña. Los conozco suficiente como para saber que todo es mentira. No quieren negociar, solo quieren jugar con nosotros. Para ellos es mas facil y mas comodo matarnos durante el intercambio que realizar un asalto y arriesgarse a perder mas hombres. Vlad es un tipo muy inteligente, ha metido cizaña sobre mi para que me entreguen. Tambien es muy cabezon. Su orgullo no le permitiria dejar a los demas escapar con vida. El problema es que creo que mis compañeros se han tragado todas esas mentira. Creo que creen que la solucion es entregarme... ¡No me jodas! Estan todos muy callados y me miran de reojo... sobretodo Belen.

¿Me van a traicionar? ¿Piensan que entregarme es la solucion? Si lo hacen, nos mataran a todos... a TODOS!


Iván



+ 24-02-10 + El intercambio

09:15 - Pobre Erik y pobre Eduardo y pobre de todos nosotros. Espero que con el intercambio las cosas salgan bien y nos dejen en paz de una vez por todas. Hemos visto morir a mucha gente y hemos sufrido mucho así que nos merecemos vivir en paz. Nuestra intención es llegar a Reus y olvidar todo lo ocurrido, nada más. No queremos hacer daño a nadie, solo olvidar y retomar una nueva vida, así de simple y fácil. A veces, me paro a pensar y no me creo todo lo que ha sucedido hasta ahora. Cada mañana en la que despierto quiero creer que todo ha sido una pesadilla y estoy en mi casa, en mi habitación y solo tengo que preocuparme por no llegar tarde al trabajo, pero pronto me doy cuenta que todo es real y tenemos que seguir huyendo. Durante esos segundos en los que creo eso soy feliz. Que ingenua soy a veces. Muchas veces pienso en el tiempo que estuvimos en la urbanización de Erik. Aquello si que era un sitio seguro y no nos dábamos cuenta. Ahora que estamos 24 horas expuestos al peligro se apreciar lo que era aquel refugio. También pienso mucho en Alicia y los demás. Alicia siempre fue una buena amiga para mi. Nos conocíamos desde niñas y desde entonces nos hicimos inseparables, como uña y carne. Fuimos al mismo cole juntas, quedábamos para estudiar en su casa, cuando crecimos un poquito más y estábamos en la edad del pavo, tonteábamos con chicos, con el tiempo nos echamos novio y salíamos de cena con nuestras parejas... hasta esos chicos rompieron con nosotras casi al mismo tiempo jaja ahora me río, pero por aquel entonces lo pasamos fatal. Y nosotras creíamos que por eso se nos acababa el mundo.. que ironía. Alicia nunca fue una chica de tendencias suicidas, así que todavía no me explico porque hizo lo que hizo. Nunca entenderé porque se quito la vida, si estaba con nosotros, yo cuidaba de ella, no tenía nada por lo que temer. Para mi fue un shock muy grande ver su cuerpo allí dentro de la bañera con esos cortes en la muñeca, pero me impacto más verla convertida en una de esas cosas. Desde entonces, todas las noches sueño con ella, la veo una y otra vez reanimarse en la bañera mientras grita mi nombre. Creo que arrastro un sentimiento de culpa ya que tenía que haberme centrado más en cuidar de ella. Si hubiera hecho esto habría impedido que realizara esa locura y ella seguiría con nosotros. No soy una chica de lágrima fácil, pero me estoy emocionando.

María


12:45 - Nunca he confiado en el nuevo. Creo que oculta algo y que no es de fiar. Actúa de forma extraña, es violento, esta medio loco, fue miembro de esa organización de psicópatas. No me gusta juzgar a la gente sin estar segura del todo, pero este chico tiene todas las papeletas de ser como pienso que es. Yo voto por entregarlo si es que a cambio nos devuelven a Eduardo y a Erik. No soporto ver a sufrir a Belén, ella es como una hermana para mi, solo quiero que su sufrimiento acabe y Erik vuelva a su lado. Por ese Iván no tengo ningún tipo de aprecio, todo lo contrario que por Erik. Si ese tal Vladimir ha dicho que nos dejara en paz supongo que sera así, porque para ellos no es un problema eliminarnos de un plumazo, así que porque iban a negociar con nosotros? A mi nunca se me dio bien utilizar un arma de fuego y lo mismo le pasa a Belén y a Elena, así que solo somos un estorbo si nos enfrentamos a esos pirados, por eso pienso que lo más fácil es acceder a las peticiones de Vladimir y confiar en que haya dicho la verdad. Se que Fede y Ana me apoyan y anoche, mientras todos dormían, lo estuve hablando con ellos. Ellos también creen que lo mejor es entregar a Iván, pero no se como lo vamos a conseguir, porque esa mole de músculo no va a estar por la labor. Fede dice que si se niega, habrá que hacerlo a las malas. No me gustan estas soluciones, pero si con ello se va a conseguir que Eduardo y Erik vuelvan a estar de nuevo con nosotros, apoyo la moción.

Esther


13:02 - Eyy, veo q todos estan escribiendo aqui. yo no se q decir! jeje. Elena Razz


16:33 - Solo queda hora y media para que vengan Vladimir y los suyos para hacer el intercambio. Estoy nerviosa por lo que pueda suceder. Si las cosas salen mal, matarán a Erik y a Eduardo y luego harán lo mismo con nosotros. Me es indiferente lo que me pueda ocurrir a mi, yo solo tengo miedo por Erik, mi Erik. Ya nos hemos puesto de acuerdo sobre lo que vamos a hacer. Iván esta conforme. Solo nos queda esperar a que vengan y rezar porque todo salga bien. Tengo fe en que todo saldrá bien, estoy segura de ello. Hasta dentro de unas horas... porque todo va a salir bien.

Belén.


21:35 - Todo a acabado. Se han presentado a la hora que dijeron que lo harían y con ellos traían a Erik y a Eduardo. Lo primero que han hecho nada más llegar ha sido dispersarse por la carretera a la espera de un ataque. A Erik y a Eduardo los han subido al techo de la jaula de los merodeadores y nos han amenazado con tirarlos al interior si hacíamos algo raro. Yo les he suplicado que no lo hagan, que accedíamos a sus peticiones. Hemos salido del autobús Fede, Ana y yo apuntando a Iván que iba delante de nosotros. Cada paso que dábamos podía ver más claramente a Erik. He intentado no estallar a llorar al ver su aspecto, su rostro totalmente ensangrentado. Lo he intentado, pero no lo he conseguido. Cuando hemos andado veinte pasos, nos hemos detenido. Estábamos a unos 40 metros y Fede les ha gritado que los bajasen de la jaula y los acercaran para el intercambio. Vladimir ha dicho que de eso nada, que primero teníamos que entregar a Iván. Iván ha comenzado a gritarnos y a insultarnos, pero Fede lo ha empujado con el cañón del arma y hemos seguido, pero hemos andado cinco pasos y nos hemos detenido de nuevo. Vladimir se ha enfurecido y ha empezado a chillarnos que lo entregáramos ya. Todo su grupo se ha puesto a apuntarnos con las armas. Nosotros nos hemos mirado e Iván ha andado unos metros, se ha parado y ha dicho "Vladimir... ¡Que te jodan!". Esa era nuestra señal. Un coche que había cerca de unos de los hombres de Vladimir ha estallado en llamas y la explosión los ha alcanzado. Varios coches que habían cerca de ellos han explotado también, y es que ese era nuestro plan. Iván y los demás se han pasado toda la mañana colocando coches abandonados repletos de garrafas de gasolina que han traído de la gasolinera con la intención de que María, Esther y Elena, ocultas fuera de la carretera, les disparasen a mitad del intercambio. A pesar de que Fede, Ana y Esther querían realizar el intercambio, hemos decidido hacer esto porque sabemos que nos iban a matar igualmente.
La última explosión a alcanzado a Vladimir de pleno y ha tirado al suelo la jaula de los merodeadores, con Erik y Eduardo encima. Cuando esto ha pasado, hemos corrido hacía ellos y los hemos levantado, pero mientras hacíamos esto, un chorro de fuego ha aparecido de repente y ha alcanzado a Ana... Era un tipo del Skull Korps con un arma que tiraba fuego, "lanzallamas" dice Iván que se llama. Ana ha sido envuelta en llamas... ha muerto allí mismo. No hemos podido hacer nada por ella, joder... Aun oigo sus gritos...

Iván, Fede y yo hemos cogido a Erik y a Eduardo y hemos comenzado a retirarnos mientras los disparos sonaban por todas partes. Iván ha encontrado el cadáver de Vladimir tirado en el suelo y con las ropas quemadas. Le ha pegado un tiro y ha comenzado a huir junto a nosotros. Cuando hemos subido al bus han llegado María, Esther y Elena. Las dos primeras le iban gritando a Elena, le recriminaban que no había disparado. Dentro del bus, Iván se ha puesto al volante y ha acelerado. Una bala a roto la luna trasera, pero yo ni me he dado cuenta porque estaba atendiendo a Erik. Estaba viendo todas sus heridas, su nariz rota, labio y ceja partidos, un ojo amoratado, un profundo corte en la mejilla... pero esto no es nada comparado con su cuerpo, lo tiene todo lleno de hematomas, quemaduras de cigarro por todo el pecho y cuello, dos dedos rotos... Porque a él... Porque... Él no se merece esto... Mi pobre Erik...

No me he percatado de nada más de lo que ha sucedido, pero por lo que me han contado, de la parte trasera del trailer que llevaban esos hijos de puta han salido varias motos y quads y nos han perseguido durante varios kilómetros, disparándonos, pero Fede los ha matado con la metralleta e Iván ha arrollado con el bus a los demás. Me alegro de que estén muertos y espero que hayan agonizado antes de morir.

La pesadilla ya ha acabado y Erik vuelve a estar a mi lado, aunque este destrozado, pero lo importante es que esta vivo. Apenas habla, no puede ni articular palabras. Cuando le hablo, solo me contesta llamándome por mi nombre con un débil hilo de voz... Hemos limpiado los cristales que hay en la parte trasera del bus y allí lo hemos tumbado. No se puede ni mover, esta hecho polvo. Eduardo esta magullado, pero se puede poner en pie, pero Erik... se han cebado con él. Lo han destrozado esos hijos de puta... Esther ha dicho que tardara mucho en recuperarse, pero mientras lo haga, yo estoy tranquila. Lo importante es que esta de vuelta, esta junto a mi de nuevo. No os hacéis ni idea de cuanto lo quiero...


Belén.
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Mensaje  Miembro de la resistencia Jue Jul 29, 2010 5:42 pm

+ 27-02-10 + Nuestro cautiverio

Hola a todos. Me presento. Soy Eduardo Álvarez Castillo, 38 años, trabajaba como conductor de autobús y ahora soy miembro de este grupo que lucha día a día por sobrevivir en un mundo muerto. Posiblemente sobra la presentación. A quién le importa a estas alturas como me llamo, a que me dedicaba o que edad tengo. Supongo que ya tendréis suficiente con intentar sobrevivir como para que os importe esto.
De siempre me ha llamado la atención el trabajo de Erik en este blog. Me resulta curioso que una persona, no bastante con cargar la cruz que presupone el luchar día tras día por su propia integridad física y la de sus compañeros, se preocupe de narrar las vivencias del grupo para que puedan servir de ejemplo a otras personas de cualquier parte del mundo. Me parece algo noble por su parte. Para quitarse el sombrero. Pero yo sería incapaz de hacerlo. Quizás sea algo egoísta al respecto y prefiera centrar todo mi esfuerzo físico y mental para el bien de mi grupo. Ojo, no estoy diciendo que todo esto sea una perdida de tiempo, solo que ahora mismo, todo esto no sirve para nada. Esa es mi humilde opinión. Vosotros, si leéis esto, no es para informaros de lo que ocurre en el exterior de vuestros cómodos refugios. Yo creo que lo hacéis para no sentiros solos. Para sentir que hay alguien al otro lado de la linea, alguien que sufre y esta en la misma situación que vosotros. Nada más. Por otra parte, creo que todas estas vivencias que recoge Erik en cada entrada, son solo útiles para que en un futuro, un futuro en el cual tengo la esperanza de que toda esta inmundicia desaparezca, quede constancia de lo que ocurrió. De como se vivió en primera linea el peor desastre conocido hasta la fecha por la humanidad. Y digo hasta la fecha, porque estoy seguro de que si el mundo se recupera de esto, nuevos y peores desastres acontecerán a la humanidad, todo porque el ser humano no aprende ni tropezando mil veces. Quién sabe, quizás este diario sea lectura obligatoria en una aburrida aula de colegio, donde una horda de quinceañeros coja el libro y diga "¡Bah! ¡Que me importara a mi lo que les pasara a esos!". Sinceramente, ojala fuera así. Que a las nuevas generaciones no les importara lo más mínimo nuestra historia. ¿Sabéis porque digo que ojala fuera así? Porque si esto sucediera, querría decir que existiría un futuro. Un futuro en el que todo esto habría quedado atrás, siendo solo una aburrida y antigua anécdota del pasado. Algo que ocurrió tiempo atrás y que ya de nada sirve recordar sino es con fines educativos. Una etapa de sufrimiento como lo fue la primera y segunda guerra mundial. Épocas en las que el dolor y el sufrimiento llegó a cumbres impensables, donde se destrozaron las vidas de millones y millones de familias, pero de lo cual el mundo consiguió recuperarse y levantar cabeza.

No os voy a seguir aburriendo con mis tribulaciones mentales, ya que vosotros queréis conocer lo que aconteció durante nuestra etapa de cautiverio, así que no voy a seguir dando rodeos. A parte, os aseguro que utilizar el teclado con dos dedos menos es un poco difícil. Al menos, hasta que consiga acostumbrarme a la vida de tullido. je, je.
Por lo que he podido leer en entradas anteriores, algunos de mis compañeros os han relatado como transcurrieron los acontecimientos. Desde que ese grupo nos dio caza hasta que nos sacaron de allí. Pero lo que nos ocurrió a nosotros durante esos dos días de cautiverio solo lo conocemos Erik y yo. Ahora se el sufrimiento por el que paso Belén, Ana, María y Fede en manos de ese grupo de mezquinos. Como ya conocéis, nos cazaron por sorpresa cuando estábamos Erik, Fede y yo en el bus. No tuvimos tiempo para reaccionar, varias motos y un jeep aparecieron de la nada y en seguida nos vimos encañonados por los individuos que iban en los vehículos. Fede fue rápido y pudo escapar, ya que el estaba un poco más apartado de nosotros. No se si decir si hizo bien o hizo mal. Esta claro que hizo lo más adecuado, ya que le salió bien la huida, pero se jugó la vida haciendo esto. Me alegro por él que no lo hicieran preso. Me alegro mucho que no padeciera lo que padecimos nosotros.
En un abrir y cerrar de ojos, nos vimos en la parte trasera del jeep, atados y amordazados, custodiados por un mastodonte que parecía un armario empotrado. Este simpático personaje se entretuvo durante todo el viaje dándonos puntapiés. Una extraña forma de diversión, sí, pero que se puede esperar de una persona que es miembro de un grupo de sádicos. No tardamos nada en llegar al campamento que habían improvisado en mitad de la autopista. Allí, junto a varios hombres, estaba ese tal Vladimir. Nunca he sido una persona muy fisonomista y siempre me ha costado reconocer una cara, pero con él me basto mirarlo a los ojos para reconocerlo. Esa mirada penetrante no se olvida tan fácilmente. Esos ojos azules inmersos en esas cuencas hundidas, ese rostro largo y demacrado, esa sonrisa maquiavelica... un rostro que no se olvida tan fácilmente. Cuando nos bajaron del jeep de forma poco delicada, el protestó. Ese comportamiento me desconcertó. ¿Un sádico como él protestando porque nos tratan de forma brusca? No podía ser. Con las horas comprendí que su extraña cortesía formaba parte de su carácter irónico y si en algún momento no quería que nos hicieran daño era porque quería infringirnoslo él. Algo de lo que también me percaté fue en su obsesión por Erik. Para él, era como si yo no existiera. Era como si el único secuestrado fuese Erik y yo un simple pegote a ignorar. Lo miraba de forma extraña, como si él fuese un trofeo que llevaba mucho tiempo buscando. Recuerdo que se le acerco y comenzó hablarle. Yo no escuche nada, ya que estaba bastante ocupado buscando como salir de esa situación, buscando puntos débiles en su organización. Era prácticamente imposible por el momento, nos rodeaban hombres y más hombres, todos armados hasta los dientes y nosotros ahí, inmovilizados por las ataduras, en el centro de todos. Sí pude escuchar algo que le dijo Vladimir a Erik. Era algo como "...¿Tú zorrita bien? Tranquilo, pronto estará aquí con nosotros y se unirá a la fiesta. En la última ocasión lo pasamos muy bien, ¿no te lo ha contado? Es una máquina en la cama...". Lo demás que dijo fue una serie de obscenidades que dijo haberle hecho durante el cautiverio que solo consiguieron que Erik se revolviera intentando aflojar sus ataduras. Por respeto a Erik y a Belén no mencionare lo que dijo Vladimir.

Cuando terminó su aburrido discursito, nos arrastraron dirección al trailer. Al pasar cerca de este, vi en la parte delantera el cadáver reanimado de Juan. Lo tenían atado y este se revolvía gimiendo. Lo llevaban ahí como si fuese un adorno. Nos arrastraron hasta la parte trasera del trailer, abrieron las compuertas de este y nos metieron allí dentro, entre cajas y garrafas de combustible. Luego cerraron las puertas y nos dejaron allí inmovilizados, en plena oscuridad. No se cuanto estuvimos allí metidos. Calculo que unas 7 u 8 horas. 7 u 8 horas en las que luchamos por soltar nuestras ligaduras, pero fue algo imposible, estaban atadas a conciencia, de tal forma que apenas podíamos mover las manos y los pies. Cuando desistimos, Erik y yo comenzamos a hablar, a contarnos nuestras penas. El me contó cosas, sueños que ya daba por perdidos, ya que él ya asumía que nos iban a ejecutar en poco tiempo. Yo también pensaba eso, solo que no lo expresaba. Hacerlo habría significado derrumbar más aun el espíritu luchador de Erik. Me contó los proyectos que tenía con Belén, la esperanza de crear una nueva vida en Reus, el poder vivir en una comunidad segura lejos de los merodeadores. Durante las horas que permaneció hablando, recreaba todo lo que decía en mi mente. Y creerme, me llene de esperanza e ilusión, con ganas querer ver un nuevo amanecer. Algo absurdo, ya que eran momentos de abandonar toda esperanza y resignarse a morir. Pero no, oírlo narrar todo eso me contagio con sus ganas de seguir adelante. Nuestra conversación fue interrumpida cuando abrieron las puertas y nos enfocaron con una linterna. Cuando nos sacaron de allí a estirones pensé que ya nos iban a matar, pero no, tenían otros planes para nosotros. Y no se cual de las dos opciones era peor. Era de noche y nos llevaron al centro del campamento, donde estaba todo el grupo bebiendo y riendo. Cuando nos tiraron al lado de una hoguera que había allí encendida, comenzaron a patearnos en masa. Solo se detuvieron cuando Vladimir lo ordenó. Fue ahí cuando el grupo se apartó de nosotros y vi a este junto a un jeep, que tenía el capó levantado. Vladimir sostenía en sus manos dos pinzas de batería, que estaban conectadas al vehículo. Cuando me di cuenta, ya habían cogido a Erik y lo estaban acercando. Les grité, pero me callaron a patadas. Lo siguiente no me es agradable contarlo. Sentaron a Erik en una silla, le quitaron la camiseta y comenzaron a darle descargas eléctricas con las pinzas. Me dolía tanto como a Erik lo que le estaban haciendo. Verlo gritar de dolor y revolverse hacía que yo sufriera tanto como él. Así siguieron durante un rato, hasta que se cansaron. Pensaba que el siguiente sería yo, pero no fue así. El objetivo principal era Erik. Con un hierro al rojo vivo, calentado en la hoguera, Vladimir continuó su sádico juego. La gente vitoreaba y reía cada vez que quemaban su piel. Podía ver el sufrimiento en los ojos de Erik. En varias ocasiones perdió el conocimiento, pero lo reanimaban con pozales de agua. No conozco cuanto dolor puede soportar el cuerpo humano, pero él suyo estaba al limite. No tuvieron suficiente con todo esto. Colgaron en un árbol dos cuerdas con dos garfios. Estos garfios se los introducieron en la carne, en el pecho para ser exactos, y lo dejaron allí suspendido, mientras que con unos palos lo golpeaban, como si de una piñata se tratase. Después de esto y con Erik inconsciente, todavía suspendido en el aire, llego mi turno. Me sumergieron la cabeza en un gran barreño de agua, creándome un ahogo "controlado". Cada vez que me sumergían la cabeza allí, era un calvario. Me sacaban unos pocos segundos para que tomara el oxigeno suficiente y me volvían a sumergir hasta que me quedaba sin aire. Cuando se cansaron de esto, comenzaron a hacerme cortes por todo el cuerpo. El dolor era insoportable, sobretodo cuando, entre risas, me echaban whisky de las botellas por las heridas abiertas. Disfrutaban con esto, con nuestro sufrimiento. Vladimir parecía estar en un estado de trance mientras ejercía las torturas. Ni los gritos de dolor, ni las suplicas, nada hacía cambiar ni un ápice su rostro, su rostro seguía impasible sin mostrar el más mínimo de compasión.
Temí lo peor cuando vi a cuatro hombres llevando con ellos a cuatro merodeadores atados con correas, los cuales los habían sacado de una jaula que llevaban llena de merodeadores. Los azuzaban como si fueran perros de presa y me los estaban acercando a mi posición. Todos se apartaron al ver a esto y alguien me lanzó un palo para que pudiera defenderme. No creo que esto lo realizaran por pena, sino porque el juego sería más divertido si duraba más. Me rodearon los cuatro individuos con los respectivos merodeadores, los cuales estiraban los brazos para atraparme. Como pude, aparte al primero de un palazo en las costillas. A otro le propine un golpe en la cabeza, la cual se le hundió como mantequilla y cayó al suelo sin volver a levantarse. Otro merodeador me sorprendió por la espalda, cogiéndome del hombro, pero pude escapar y golpearlo. La gente gritaba y vitoreaba. Hasta vi como algunos apostaban tabaco y bebida. Al final, me pude hacer con los merodeadores y los dejé fuera de combate. Tal como esperaba, no me iban a felicitar por ello, al contrario, me quitaron el palo y me comenzaron a golpear con las culatas de sus rifles, hasta que perdí el conocimiento. Cuando desperté, estaba en el interior del trailer, rodeado de oscuridad. Llamé a Erik mientras intentaba moverme. Una lastimera voz me contesto, era Erik. Mi única preocupación era que no siguiera con vida y al oírlo, me tranquilicé. Desde ese momento, comencé una nueva lucha por librarme de mis ataduras. Lucha que duró horas y que al final, dio sus frutos. Conseguí aflojarlas. Necesite un par de horas más para desatarme completamente. Después, desate mis pies y busque a Erik en la oscuridad. Cuando lo encontré, lo liberé a él también. Pero él estaba tan sumamente magullado, que apenas podía moverse. Había que escapar de allí como fuera, pero con Erik en esas condiciones era prácticamente imposible. En la oscuridad comencé a buscar la puerta del trailer. Mientras tanteaba en la oscuridad, toqué una rueda. Seguí palpando y toque un manillar. Era un quad y tenía las llaves puestas. Esto nos podía servir para escapar, pero ahora necesitábamos abrir las compuertas. Nosotros no podíamos hacerlo desde dentro, así que nos tenían que abrir ellos. Subí a Erik al quad, monté yo y pedí al altísimo que esto saliese bien. Sin saber si el vehículo tenía combustible o no, decidí jugarme el todo por el todo. Comencé a gritar como un poseso, mientras Erik estaba sentado tras de mi, moribundo. Grité como nunca lo había hecho, pedí auxilio con tal de llamar la atención de nuestros verdugos y que nos abrieran. Así sucedió. Atraídos por los gritos, comenzaron a abrir las puertas y cuando ya la tenía prácticamente abierta, giré la llave y el vehículo arrancó. Cuando la puerta estaba abierta casi del todo, aceleré y salimos de allí. El trasto ese salió volando del trailer al exterior y nos llevamos por delante a uno de los que estaban abriendo. Cuando aterrizamos en tierra firme comenzamos la huida mientras nos disparaban.

Nos alejamos de la zona tan rápido como nos permitió el trasto con ruedas. No se cuanto trayecto habíamos recorrido cuando comenzaron a perseguirnos con las motocicletas. Al menos 8 de estos vehículos con dos personas en cada una nos perseguían, pero no nos disparaban. Parece ser que nos querían con vida. En la huida pude derribar una moto de un choque lateral, pero fue la única, porque de repente me cayó encima una cuerda que me aprisiono todo el cuerpo y nos hizo caer al suelo a Erik y a mi. El golpe fue brutal y el quad continuó solo a toda velocidad. Nuestras esperanzas de recuperar la libertad se habían desvanecido en cuestión de segundos. Nos ataron de nuevo, esta vez más fuerte y con más nudos, nos cargaron en las motos y nos llevaron de vuelta al campamento. El primero que nos recibió allí fue Vladimir. En su cara se dibujo una expresión de alivio al vernos de vuelta. Nos sentaron en el suelo y Vladimir comenzó uno de sus discursitos habituales, que vino a ser algo como: "¿A donde pensabais iros? Con lo bien que os estamos tratando. Que falta de educación... iros sin permiso. No me esperaba eso de vosotros. Ahora que pronto estaremos todos en familia, ¿verdad, Erik? Creo que os voy a contar lo que tenemos planeado para vosotros y para vuestros amiguitos. Os explico. Vosotros no vais a ver muchos amaneceres más. Vais a ver los suficientes para conseguir que vuestros compañeros piensen que os vamos a intercambiar por Iván. Tu novia accederá a esto sin duda alguna y convencerá a los demás, Erik. Ella creerá que decimos la verdad, querrá creerlo, porque sus ganas de tenerte de vuelta la obligaran a creer cualquier falsa esperanza que le demos. Cuando accedan y procedamos al intercambio, no habrá dicho intercambio. Ellos entregaran a Iván y vosotros os quedaréis aquí. Acto seguido, mataremos al que intente algo raro, pero no te preocupes, tu chica sobrevivirá. Cuando los tengamos, lo siguiente sera hacerte sufrir más aun. Nos la follaremos delante tuya. La torturaremos ante ti y tu no podrás hacer nada, solo mirar. Cuando hayas sufrido bastante y pagado todo lo que nos hiciste, haremos lo siguiente. Te mataremos a ti y a tu amigo, pero no lo haremos de forma convencional, lo haremos de forma para que te reanimes. Esto se consigue dejando intacto el cerebro, por si no lo sabíais. Una vez reanimados, seréis mi mascota, como él (señalo a Juan que estaba atado en el trailer). Cada vez que os mire y os vea podridos, gimiendo como otro andante cualquiera, recordare que yo os maté. Que conseguí lo que quería. Que en este mundo, nada se me puede interponer en mi camino, este vivo o muerto. Os tendré como un trofeo, como un cazador conserva la cabeza de su pieza cazada. A tu chica la mantendremos con vida. Nos servirá para desahogarnos y me dará un vástago. Alguien que continuará mi legado. Cuando lo haya hecho, se la entregaré a mis chicos para que hagan con ella lo que quieran. Eso es lo que ocurrirá. Deberíais descansar, tenéis mal aspecto y mañana será un día largo. Vamos a visitar a vuestros amigos para decirle nuestras intenciones de "negociar". Hasta mañana, chavales" Cuando termino, se dispuso a irse, pero a mitad camino se detuvo y se giró, diciéndome "Eduardo, ¿ese es tu nombre? Olvidaba una cosa. Hay alguien que quiere hablar contigo..." A su lado apareció un chico muy joven, de unos 16 años. Este sonreía al mirarme y yo no tenía ni idea de porque. Mientras el cogía carrerilla y corría hacía mi, dándome una patada en la cara, a mi mente vino el motivo de que lo conocía. Este era el niño que azote con mi espada durante el asalto al Palacio de la Artes y las Ciencias Reina Sofia, refugio del Skull Korps. Mientras el crío, con sádica sonrisa me golpeaba y golpeaba en el suelo, en mi cabeza pensaba como un niño como él había acabado en un grupo así. Sentía pena por él en vez de odio. El dolor de cada patada y puñetazo era menor que la pena que sentía por ese joven. Me golpeó hasta que se cansó y cuando termino, nos llevaron de nuevo a nuestra prisión, la parte trasera del trailer. A partir de este momento, mis recuerdos están a trozos, a retazos. Se que cuando me metieron ahí dentro me quede dormido. Cuando me desperté, el trailer se movía. Después recuerdo que estábamos cerca de nuestro autobús mientras Vladimir hablaba por megáfono. Acto seguido, me cortaron los dos dedos de la mano izquierda y perdí el conocimiento. Lo siguiente fue más de lo mismo, otra noche de tortura. Torturas peores que las del día anterior, sobretodo para Erik. Esa noche ya no tenía fuerzas para intentar una nueva fuga. Me había resignado a morir.

Cuando llego el nuevo día, nos sacaron a golpes del trailer y así permanecieron durante todo el día, hasta que llegó la hora del intercambio. Cuando se iba a realizar el intercambio, a Erik y a mi nos subieron en lo alto de la jaula de los merodeadores, la cual tenía arriba una portezuela abierta por la cual nos amenazaban con tirarnos dentro. Tras de nosotros había un individuo encargado de hacer esto si nuestros compañeros no accedían a entregar a Iván. Mientras estábamos arriba de la jaula, yo miraba a su interior y observaba a todos los merodeadores de allí dentro. Los miraba uno a uno, viendo sus podridas caras, sus manos despellejadas y brazos estirados intentando cogernos, sus amarillentos y astillados dientes... Los seguí mirando hasta que allí vi algo que hizo que mi corazón se desbocara. Esa mujer que allí había, esa mujer que gemía con los brazos estirados, yo la conocía. Pero no podía ser ella. Recé porque no fuera, suplique a dios que por favor estuviese equivocado, que no fuera ella... Si era ella, esa visión me atormentaría cada noche de mi vida repitiéndose en mi mente sin cesar. Mis miedos se confirmaron cuando vi su mano. En su dedo anular estaba ese anillo, el mismo anillo que lucía en mi mano también. Ese cadáver reanimado era mi mujer, la cual no volví a ver desde que todo esto estalló. Las lágrimas se deslizaron por mi rostro mientras no podía dejar de mirarla. Llamé a Erik, que estaba a mi lado y se lo dije. Le dije que ahí estaba mi mujer. Él solo me pudo contestar con un leve balbuceo. Mientras la miraba, la llamaba por su nombre, le decía cariño, que la había echado de menos todo este tiempo... era como si esperase que ella me contestará. Todavía no me puedo creer que ella estuviera ahí. ¿De donde la capturaron? Es algo que todavía no entiendo. Si ella esta muerta... mi hija... mi pequeña...

No se que me pasó por la cabeza durante esos instantes. Comencé a inclinarme hacía la portezuela de la jaula, hasta tal punto que las manos de los infectados tocaban mi cara. Yo seguía mirando a mi esposa mientras ella extendía los brazos y tocaba mi cara. Cuando estaba a punto de dejarme caer adentro de la jaula, una explosión nos hizo saltar por los aires y volar varios metros. Lo que sucedió a continuación ya lo conocéis.
No se que me ocurrió para hacer eso. No se porque estuve a punto de dejarme caer al interior de la jaula. Si la explosión no hubiera tenido lugar y yo me hubiera dejado caer al interior de la jaula, me habrían devorado. No puedo decir que haya superado la perdida de mi hija y mi esposa, pero si que había aprendido a vivir con esa perdida. Y verla allí... trastocó mi mundo. Me siento que no soy el mismo de que vi a mi amor allí adentro. Estos meses que he pasado sin saber que ella estaba muerta, podía soportar esta carga mejor. Tenía una ligera esperanza de que ella y nuestra pequeña estuvieran en un lugar seguro, sanas y salvas. Pero ahora... ahora se que no. De nada sirve lamentarme y derramar más lágrimas. Esto no va a hacer que vuelvan a mi lado. Debo de asumir los hechos y mirar hacía delante. No hay más.

Erik esta bastante mal. Desde que nos liberaron a estado tumbado. Apenas puede moverse y articular palabras. Pasa la mayor tiempo del día durmiendo. Las torturas que le infringieron fueron brutales. Belén lo ama con locura. No se separa ni un segundo de su lado. Envidio a Erik. Tiene a su amor a su lado. Es un chico afortunado. Yo daría lo que fuera porque mi esposa y mi hija estuvieran a mi lado también. Daría hasta todos los dedos que me quedan si eso fuera a servir para que ellas estuvieran aquí.

Erik va a estar un largo tiempo sin escribir. Por lo menos, hasta que se recupere. Ser pacientes.

Ha sido un placer escribir para vosotros.

Un afectuoso saludo y cuidaros lo mejor que podáis.


Eduardo Álvarez Castillo



+ 04-05-10 + El calor de un hogar

Hola a todos. Soy Erik. Ya estoy de nuevo aquí. Ha pasado mucho tiempo desde mi última entrada. Casi el mismo tiempo que me ha costado poder ponerme en pie y poder andar sin ayuda. Creo que ya estoy perfectamente recuperado de mis heridas. Puedo respirar sin notar esa presión dolorosa en el pecho, síntoma de tener medio costillar roto. Puedo mover la mandíbula sin tener que agonizar en el intento. Puedo tocar mi pecho sin bramar de dolor al tocar piel en carne viva. Puedo mover todos los dedos de mi mano. Sí, estoy recuperado al 100%. Pero hay dolores que no se curan tan fácilmente. El dolor que me corroe el alma creo que ya no tiene solución. Todo lo que ha ocurrido solo ha servido para azuzar la hoguera que llevo en mi interior. Una hoguera que se alimenta de más y más sufrimiento, y que solo hace que cuestionarme si merece la pena vivir un día más en este podrido mundo...

¿Que puedo decir de lo ocurrido meses atrás? Creo que nada. Ya conocéis todo. Yo no lo podría haber relatado mejor que mi compañero Eduardo. Hace unos días, mientras reunía fuerzas suficientes para retomar nuestro relato y hacer una nueva entrada, pude leer las entradas de mis compañeros, en especial, la de Eduardo. Yo no habría podido ser tan explicito. Os ha narrado todo lo que ocurrió, sin omitir ningún detalle por crudo que fuese. Hay cosas que ni si quiera recuerdo. Supongo que en esos momentos estaría en estado de shock (no hace falta explicar porque).
Hay muchas cosas que no logro entender. Una de ellas es, y creo que ya os he hablado de ello, es porque con todo lo que a ocurrido y esta ocurriendo, bajo este jodido apocalipsis, ¿por qué cojones hay gente que se empeña en hacer esto más difícil? ¿por qué en vez de ayudarnos entre todos, los hay que se empeñan en complicar más las cosas? Nunca entenderé que han ganado esos bastardos del "Skull Korps" con todo esto. Que han ganado persiguiéndonos tantos kilómetros, malgastando fuerzas en buscarnos, que han obtenido torturándonos, haciéndonos sufrir a mi y a todo nuestro grupo, directamente o indirectamente, matando a Ana... no han conseguido absolutamente nada. Solo se han buscado morir inútilmente. Si tan preparados estaban para luchar, entrenados con las armas de fuego, en la lucha contra cualquier objetivo, ¿por qué no han hecho algo útil y se han dedicado a limpiar Valencia de los merodeadores? ¿por qué no han ido calle por calle, limpiándolas y abatiendo a todo andante? Eso si sería algo útil y no el pillaje al que se han dedicado desde que todo esto empezó, actividades que los han llevado a su propia destrucción.

Esto ha sido otro ejemplo más de que los seres humanos somos destructivos y ruines por naturaleza. No vemos más allá de nuestro propio ombligo y nos importa un cuerno el sufrimiento del que tenemos enfrente si con ello obtenemos algo, ya sea por mantenernos vivos como por alimentar nuestro ego. Por todo esto, cada día que pasa estoy más convencido de que este castigo nos lo merecemos. No me cabe duda de que ahí arriba hay alguien que nos ha enviado toda esta basura, alguien o algo que ha hecho que los muertos anden y nos atormenten la puta existencia. Ese alguien o algo se ha cansado de nosotros, de nuestras absurdas guerras, de nuestra falta de humanidad, de nuestro comportamiento egoísta, de nuestra sociedad podrida entregada a los sin valores... Ese ser, divinidad o como narices queráis llamarlo, se ha hartado de nosotros hasta tal punto que ni se ha molestado en separar a los justos de la escoria y nos esta haciendo pagar a todos por igual. Nos lo merecemos... todos. Unos por sus actos, otros por nuestra complicidad, nuestra pasividad. Cuando lo teníamos todo, solo nos preocupamos por nuestra comodidad. No nos importaba una mierda si al vecino del quinto le rajaban el cuello para robarle el reloj, lo importante era que no fuésemos nosotros los que nos veíamos en esa situación. Que más daba que medio país no tuviese trabajo para mantener a sus familias si nosotros podíamos costearnos una nueva televisión de plasma donde poder ver el fútbol. Todo tenía que estallar, de una forma u otra. Esta sociedad corrompida no podía continuar. La injusticia debía de acabar y este es nuestro castigo. Ahora solo nos queda lamentarnos y ver el reflejo de nuestra sociedad desmoronada.

En fin...

Como os decía al principio, mis heridas han curado bien. He necesitado mi tiempo, ya que hasta hace poco, apenas podía comer y ni si quiera hablar. Belén no se ha apartado de mi en ningún momento y si lo ha hecho, ha sido porque no había otro remedio. Ha permanecido a mi lado desde el principio. No esperaba menos de ella. Lo ha pasado tan mal... Yo también la perdí en una ocasión y se lo que es eso. Es un trago muy amargo el pensar que nunca vas a volver a ver a la persona que amas. Por eso, cuando vuelves a tener a esa persona de nuevo junto a ti, valoras todo más.
Han ocurrido muchas cosas desde que estado inútil. Muchas de ellas me las han tenido que contar mis compañeros, ya que yo estaba demasiado ocupado agonizando. Fijaros si han ocurrido novedades, que ahora mismo estoy tumbado en una cama bajo unas mantas limpias, mi ropa limpia y colgada en un impecable armario, y respirando el sabroso aroma del café recién hecho que sube del piso de abajo. Parece mentira, ¿verdad? Ni un solo podrido que quiera destriparnos cerca, todo como si nunca hubiera ocurrido nada malo y todo siguiera como hace un año. La verdad es que observando la habitación, viendo la normalidad que aquí se respira, me parece mentira que hayan ocurrido tantas cosas. Parece que todo ha sido una horrenda pesadilla. ¿Donde estoy? ¿Que hago aquí? Os cuento.

No se cuanto tiempo hará. Quizás un mes y algo. Yo todavía estaba aturdido por las heridas. Apenas me enteraba de lo que ocurría a mi alrededor. Solo se que Eduardo conducía el bus con menos regularidad, debido al malestar de sus heridas. Realizábamos muchas paradas y eso nos impedía avanzar los kilómetros que nos habría gustado. Según me han contado, tuvimos que desviarnos de la autopista, ya que estaba colapsada de coches accidentados, y atravesar un pueblo con el autobús. Este estaba infestado de merodeadores y nos abrimos paso arroyandolos con el vehículo. Según me cuentan, la avenida principal del pueblo era un hervidero de merodeadores y corredores. Por poco consiguen colarse por el cristal roto. Eduardo condució hasta llegar de nuevo a la autopista y seguimos nuestro trayecto. No se en que kilómetro estábamos de esta, cuando ocurrió algo que hasta ahora ni siquiera habíamos pensado que pudiese ocurrir. Pinchamos una rueda. Recuerdo cosas de ese justo momento. Iván y Fede tuvieron una pequeña refriega cuando ocurrió esto. Mientras Eduardo estaba fuera examinando la rueda, estos comenzaron a discutir que debíamos hacer. Iván quería ir andando por la carretera intentando buscar otro autobús para quitarle la rueda de repuesto, mientras que Fede quería buscar un par de utilitarios y continuar con ellos. Iván se argumentaba que la seguridad del autobús no la ofrecían dos coches normales, mientras que Fede se defendía alegando que era imposible encontrar otro bus con ruedas del mismo calibre en la autopista. Tuviese la razón quién la tuviese, acabaron enzarzados en una refriega en la que se empujaron y no llego a mayores porque Elena, María y Esther se metieron por el medio para poner paz. Cuando volvió Eduardo, después de haberse asegurado que el vehículo no había rueda de repuesto, dio una solución al dilema. Iríamos a buscar una rueda. El grupo encargado de esto andaría varios kilómetros en busca de un bus y si no encontraba la rueda de marras, volvería y seguiríamos sin el bus, con vehículos normales. Así fue. El grupo encargado de ir fue Iván, Eduardo, Fede y María. Belén, Esther, Elena y el perro se quedaron en el bus, conmigo. No se cuantas horas tardaron el volver. No lo recuerdo. Pero si que se que cuando volvieron, lo hicieron corriendo y con caras de horror. Habían encontrado algo que no les gustaba nada. Sin tiempo que perder, nos sacaron rápidamente del bus. Yo no podía mantenerme en pie y valerme por mi mismo, pero Iván me cogió como se coge a un saco de patatas y me cargó en su hombro. Acto seguido y bajo toda la confusión, comenzaron a llevarnos campo a través corriendo, alejándonos de la autopista. Mientras Iván me llevaba, yo solo podía observar el camino que dejábamos atrás. Veía a Thor corriendo a un metro de Iván, veía como nos alejábamos de la autopista, veía como una serie de rápidas siluetas hacían aparición en esta, veía como estas salían de la calzada y comenzaban a perseguirnos... pero yo estaba tan sumamente aturdido que no era consciente de la gravedad de la situación. Pude oír como Belén gritaba que qué pasaba para tener que huir. Le contestó Eduardo, casi sin poder hablar a causa de la fatiga. Dijo "Corredores... corredores... ¡toda la autopista llena!... ¡una horda de corredores!". En la autopista seguían llegando más y más siluetas y todas comenzaban a correr tras nosotros, uniéndose a las que ya habían comenzado la persecución. Estos nos ganaban terreno por momentos. Iván y yo íbamos de los últimos. Cargar conmigo le estaba retrasando. Yo intentaba decirle que me dejara allí, pero apenas salía un hilo de voz de mi boca. Cuando los corredores nos ganaron terreno, Fede y María comenzaron a abrir fuego. No sabría decir a cuanta distancia tendríamos a los más cercanos, solo se que podía verlos claramente. Quizás a unos 10 metros, no se. Era mucho tiempo corriendo y todos comenzaron a aminorar la velocidad. Los corredores nos ganaban terreno. Fue entonces cuando Belén comenzó a gritar que había una casa. Yo no pude ver donde estaba esta, pero se que la distancia era mucha porque Iván dijo que estaba muy lejos y no podríamos llegar con los corredores detrás. Algunos de estos ya estaban muy cerca de nosotros. Entonces ocurrió lo inesperado. Recuerdo que Iván exclamó un sonoro "¡¡A la mierda!!" y frenó en seco. Acto seguido, me lanzó por los aires, alejándome de su posición. Aterrice sobre los matojos y fue como si todas las heridas de mi cuerpo se pusieran de acuerdo para dolerme en ese instante. Seguidamente, comenzaron a sonar disparos. Belén se echo encima mía para protegerme mientras empuñaba su pistola y disparaba. El dolor me impedía girar la cabeza y solo podía ver a Belén agarrándome y disparando a todos lados. Las ráfagas de ametralladora no cesaban y me ensordecían. Veía los casquillos salir de todos los lados y aterrizar a mi lado. Oía los sollozos de Elena muy cerca de mi, la voz de Eduardo gritando que eran demasiados y teníamos que escapar, veía a Esther intentando llevarse a Belén a estirones... En ese momento, Belén efectuó dos disparos y su arma quedo descargada. Pude ver como junto a mi aterrizó un corredor con las piernas destrozadas a causa de un disparo de escopeta. Belén comenzó a buscar un nuevo cargador mientras yo veía al corredor arrastrarse por el suelo hacía mi. Sus ojos estaban clavados en mi y de su boca, la cual se abría y cerraba intermitentemente, brotaba una masa parduzca. Encima mía estaba Belén, buscando el cargador y temblando como un flan. Intente alejarla de mi, pero apenas tenía fuerzas. Cuando encontró el cargador, este se le cayó al lado del corredor. Este ya había extendido el brazo y me estaba agarrando el mio. Era cuestión de segundos que me mordiera. Pero Belén actuó rápido y le aplastó la cabeza a culatazos con la pistola. Los gritos y disparos seguían sonando por todos los lados y pude oír a Iván como llamaba a Elena, diciéndole "¡Elena! ¡¿Donde cojones vas?¡ ¡Ayuda a Belén, pedazo de zorra!". No cabe duda que Elena estaba huyendo. Esther se acercó a Belén y comenzaron a intentar levantarme. Cuando lo consiguieron, comenzaron a arrastrarme, intentando alejarnos. En el horizonte podía ver a Elena huir y a lo lejos, una casa situada en medio de una extensa llanura. Mientras me llevaban a rastras, oía como Belén decía que llevábamos a un corredor detrás nuestra. Como pude, gire la cabeza y lo vi. Estaba lisiado de una pierna y no podía correr tan rápidamente como los otros. Su pierna estaba totalmente roída y prácticamente era solo hueso. Detrás de este, veía a los demás, luchando contra una marea de corredores que los rodeaban y desbordaban. Y yo no podía hacer nada...

Seguimos corriendo y vimos como Elena cayó al suelo. Mientras nos íbamos acercando, vi como ésta seguía allí tirada y no se levantaba. Se cogía el tobillo mientras lloraba. Se lo había torcido. Cuando llegamos a su altura con el corredor detrás nuestra, Esther hizo un amago de ayudarla. Ella nos gritaba que no la dejáramos allí, pero Belén le dijo a Esther "Déjala. Si la ayudamos nos atrapará el corredor a nosotros también. Ya esta muerta... que le jodan". No la juzgó por haber actuado así, pero... no sé. Me impactó su forma de actuar. El corredor que iba tras nosotros cambió su rumbo y comenzó a dirigirse hacia Elena. Esta intentaba levantarse pero volvía a caerse. Cuando tenía al corredor prácticamente encima y nosotros ya estábamos lo suficiente alejados, un disparo alcanzó al podrido y cayó desplomado al suelo. Eran los demás. Habían conseguido acabar con los corredores que tenían encima y corrían hacía nuestra posición. A lo lejos se divisaba otra horda, pero no parecían que fueran corredores, salvo unos cuantos. Eran merodeadores, lentos y torpes, pero tras nuestros pasos. Los demás no tardaron en alcanzarnos. Estaban todos, sanos y salvos, incluyendo a Thor. Fede y Eduardo ocuparon el puesto de Esther y Belén y cargaron conmigo, mientras que Iván cargó con Elena. Seguimos en dirección hacía la casa. Cruzamos la larga explanada de hierbas y no tardamos en encontrarnos en el porche de la casa. Apenas se divisaba a la horda. Eduardo intento abrir la puerta, pero estaba cerrada a cal y canto. Cuando Iván se disponía a propinar una patada a esta, la puerta se abrió de golpe e Iván cayó al interior de bruces. Tras el umbral había un hombre apuntándonos con una escopeta paralela. El hombre aparentaba unos 70 años más o menos y nos apuntaba a cada uno de nosotros, incluyendo a Iván, que permanecía en el suelo sin atreverse a levantarse. El hombre dijo que qué queríamos y fue Eduardo quién le dijo que veníamos huyendo de una horda y necesitábamos ocultarnos. Este nos invitó a pasar con la única condición de que dejáramos las armas en el suelo. Así lo hicieron todos y a mi me dejaron sobre un sillón de la casa. El anciano cerró la puerta y puso un simple cerrojo. Fede le dijo que debía poner al menos un parapeto, un armario o algo que frenara a los merodeadores en caso de que nos descubrieran, pero el hombre, sin inmutarse, le contestó "No, no hace falta. Aquí no van a entrar. Nunca lo hacen. Dios nos protege". Esa respuesta nos extraño a todos por partes iguales. Algo que también me extrañó fue ver que en la puerta y en cada una de las ventanas, había un crucifijo colgado. Detrás de mi, escuche una voz femenina. Cuando se puso en mi campo de visión, pude ver quién era. Se trataba de una señora, al igual que el hombre, de unos 70 años aproximadamente. Luego resultó ser la esposa del señor mayor que nos había recibido. Ambos nos interrogaron sobre quienes eramos, de donde veníamos, que hacíamos allí, como hemos sobrevivido tanto tiempo... preguntas que se han convertido en típicas para mis oídos. Después de esto y una vez más relajados, nos presentamos y ellos hicieron lo mismo. El hombre, de aspecto curtido, pelo blanco y cara ajada, se llama Joaquin. La señora, de profundos ojos azules y pelo blanco, se llama Mercedes. Después de las presentaciones, Joaquin nos dejo algo claro: "No podéis quedaros aquí por mucho tiempo. Haceros la idea de que tenéis que marcharos. Lo siento mucho". A su aclaración, Eduardo añadió que no era nuestra intención y que pensábamos marcharnos lo antes posible. Le contó lo del refugio de Reus, con lo cual aprovecho para invitar a la pareja de ancianos a acompañarnos, invitación que Joaquin y Mercedes rechazaron alegando "No nos moveremos de nuestra casa. Aquí tenemos todo y estamos seguros. Ellos nunca se acercan. Jesús vela por nosotros". Visto lo visto, Eduardo les pidió que nos dieran cobijo durante un tiempo, el suficiente para mi recuperación, entonces nos marchariamos. A cambio obtendrían protección y toda clase de ayuda en las tareas domésticas y obtención de alimentos. La pareja de ancianos dudaron unos segundos, pero accedieron, no sin poner antes sus normas, en las cuales entraban el no llevar las armas, las cuales las guardarían ellos hasta el día que nos fuéramos. A Iván no le hizo gracia la idea, pero yo la comprendo. Con todo lo que nos ha ocurrido a nosotros, no creo que fuéramos capaces de dar cobijo a una serie de desconocidos armados.

El tiempo que llevamos aquí resguardados, me han llamado la atención cantidad de detalles. Detalles como lo son que una pareja de ancianos haya sobrevivido todo este tiempo aquí refugiados, sin ni siquiera reforzar las puertas y ventanas, haciendo vida normal, saliendo al exterior, hasta tal punto que Joaquin trabaja su campo y su pequeña granja de donde saca gran parte de los alimentos que comemos. Mercedes cocina todos los días con total normalidad, abre las ventanas y hasta la he visto en el porche remendando sabanas. Aquí es como si el tiempo se hubiese parado. La vida continúa tal cual lo habría hecho antes de que comenzara esta locura. Hay otros y curiosos detalles a los que no les encuentro explicación. No entiendo como los merodeadores no se adentran en el terreno de la casa. En la lejanía se puede divisar algún que otro merodeador, pero aunque estemos fuera de la casa, pasan de nosotros, como si no nos vieran. Quizás no nos ven. Pero aun así, me resulta extraño. Esas cosas, al mínimo síntoma de vida humana, se arremolinan como moscas a la miel. Pero aquí no ocurre esto. La pareja de ancianos lo achacan a cuestiones religiosas. No paran de repetir que Jesús los protege, que Dios esta de su lado. Iván se ríe de esto y yo lo haría si no fuera porque aquí ocurre algo realmente extraño y que escapa a mi comprensión. No lo entiendo. Al final acabaré creyendo yo también que Dios esta de su parte.

Me llevé una gran sorpresa cuando Joaquin me llevó a la granja por primera vez. Esta esta situada tras la casa. Es pequeña y solo tiene unos pocos animales. Unos cuantos cerdos, un gallo y varias gallinas, una vaca... los suficientes para darnos de comer a todos. Durante toda nuestra estancia, mis compañeros y yo (yo desde que me he recuperado, antes me era imposible), no hemos parado de ayudar a Joaquin y Mercedes. Los hombres hemos estado ayudando en la granja y en el campo, mientras que las chicas han ayudado a Mercedes en todo tipo de tareas domésticas. Nuestra intención es pagarle de esta forma todo lo que están haciendo por nosotros. Joaquin y Mercedes parecen estar contentos con nuestra ayuda, pero Joaquin no es nada flexible. Desde que me ha visto recuperado, no para de recordarnos que cuanto antes tendremos que abandonar la casa y seguir nuestro camino. Es como si nos viera... impuros. O como si nosotros fuésemos a ser los promotores del fin de su tranquilidad, como si por nuestra culpa los merodeadores fueran a poner la casa en su punto de mira. No sé... Quizás sea una manía mía, quizás solo quieren continuar su vida como lo era antes y tener víveres suficientes para ellos. Pero lo que no se puede negar es que son muy extraños. Tienen cosas que me sacan de mis casillas, pero nos toca respetarlas porque somos sus "invitados". Me parece muy bien que ellos sean beatos y crean firmemente en Dios y su divina providencia, pero no me hace ninguna gracia que sus creencias nos afecten a nosotros. Por ejemplo, intentan de todos los medios que no nos quedemos en una sala solos un hombre y una mujer. Los motivos son obvios. Cuando esto ocurre, en seguida viene Mercedes, se mete por medio y allí se queda. A la hora de asignarnos las habitaciones, lo hicieron de forma que las mujeres y los hombres estemos separados. A las chicas les dieron una habitación en el segundo piso, al lado de la suya. A nosotros nos dieron la habitación en el tercer piso. Y por supuesto, una habitación para todos y otra para todas. No comprendo porque mi novia no puede dormir conmigo. Algo absurdo. Todo este tiempo que he estado sin levantarme de la cama, mis compañeros han tenido que acostumbrarse a dormir en el suelo, con mantas y colchones viejos. Yo he sido el privilegiado que ha dormido en la cama. No es que la casa tenga muchísimas habitaciones, pero si que se que hay un par de estas libres. Una en el segundo piso y otra al lado de nuestra habitación. Esta última ha permanecido cerrada desde que llegamos. Aquí entra otra extraña manía de la pareja, y es que desde que llegamos, nos dijeron que la habitación esa la dejáramos tal cual, que ni se nos ocurriera entrar. Si lo hacíamos, nos largarían a la calle en menos que canta un gallo. No nos han dicho el motivo de porque no podemos entrar, aunque supongo que tampoco nos tienen que dar explicaciones, estamos en su casa. Pero esa habitación... me mosquea. Y más todavía desde que hace unas semanas, en plena noche, escuché una serie de ruiditos que provenían de ésta. Era unos ruidos como los que se producen al rascar un papel de pared roído. Así toda la noche. Mis compañeros sobaban a pierna suelta y no se percataron de ello, pero yo si. El dolor me mantenía despierto. Cuando se lo comenté a Joaquin, él lo atribuyo a ratas. No le dio mucha importancia. No sé...

La verdad es que estamos muy bien aquí y comienzo a sentirme seguro. Hacía tiempo que no me sentía así. Para ser exactos, desde que abandonamos la urbanización. Pero prefiero no encariñarme mucho con este lugar, ya que Joaquin es como una mula vieja y terca, y esta empeñado en que tenemos que irnos. De todas formas, si tuviese que elegir, creo que prefiero comenzar una nueva vida en una ciudad segura como lo promete ser Reus. Prefiera lo que prefiera, tenemos que marcharnos de aquí. Supongo que lo haremos en una semana o así, cuando consigamos planearlo y conseguir unos vehículos.

Voy a tomarme el café. Hasta hace unos pocos días ya había olvidado por completo el sabor de este Smile


- Erik -




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Mensaje  maldo Sáb Ago 14, 2010 2:59 am

que paso miembro de la resistencia..? ya no actualizas tu blog!! estas sin tiempo?
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Mensaje  Miembro de la resistencia Lun Ago 16, 2010 2:23 am

Falta de tiempo... Pero en breves estara la próxima entrada! zombie susto
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Mensaje  Sione Miér Ago 18, 2010 1:41 am

¡Me encanta la historia! (La he leído en tu blog)
A ver si continúas porque a mí por lo menos me has dejado con la intriga de que habrá en Reus.. y que pasará con la secta ( o sea si dicen la verdad o mienten).

Ánimo y continúa prontito!
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Mensaje  maldo Sáb Ago 21, 2010 9:36 pm

gracias por la nueva entrada en tu blog... esperando la proxima!!!

yo creo que falta un ataque de los zombies a la iglesia para ver si ellos siguen pensando en que dios tiene sus planes o se defienden XD
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Mensaje  Miembro de la resistencia Dom Ago 22, 2010 9:08 pm

maldo escribió:gracias por la nueva entrada en tu blog... esperando la proxima!!!

yo creo que falta un ataque de los zombies a la iglesia para ver si ellos siguen pensando en que dios tiene sus planes o se defienden XD

De nada! Muy pronto estará la siguiente entrada (La tengo casi terminada). Ya me diréis que os parece Wink



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+ 04-05-10 + El calor de un hogar

Hola a todos. Soy Erik. Ya estoy de nuevo aquí. Ha pasado mucho tiempo desde mi última entrada. Casi el mismo tiempo que me ha costado poder ponerme en pie y poder andar sin ayuda. Creo que ya estoy perfectamente recuperado de mis heridas. Puedo respirar sin notar esa presión dolorosa en el pecho, síntoma de tener medio costillar roto. Puedo mover la mandíbula sin tener que agonizar en el intento. Puedo tocar mi pecho sin bramar de dolor al tocar piel en carne viva. Puedo mover todos los dedos de mi mano. Sí, estoy recuperado al 100%. Pero hay dolores que no se curan tan fácilmente. El dolor que me corroe el alma creo que ya no tiene solución. Todo lo que ha ocurrido solo ha servido para azuzar la hoguera que llevo en mi interior. Una hoguera que se alimenta de más y más sufrimiento, y que solo hace que cuestionarme si merece la pena vivir un día más en este podrido mundo...

¿Que puedo decir de lo ocurrido meses atrás? Creo que nada. Ya conocéis todo. Yo no lo podría haber relatado mejor que mi compañero Eduardo. Hace unos días, mientras reunía fuerzas suficientes para retomar nuestro relato y hacer una nueva entrada, pude leer las entradas de mis compañeros, en especial, la de Eduardo. Yo no habría podido ser tan explicito. Os ha narrado todo lo que ocurrió, sin omitir ningún detalle por crudo que fuese. Hay cosas que ni si quiera recuerdo. Supongo que en esos momentos estaría en estado de shock (no hace falta explicar porque).
Hay muchas cosas que no logro entender. Una de ellas es, y creo que ya os he hablado de ello, es porque con todo lo que a ocurrido y esta ocurriendo, bajo este jodido apocalipsis, ¿por qué cojones hay gente que se empeña en hacer esto más difícil? ¿por qué en vez de ayudarnos entre todos, los hay que se empeñan en complicar más las cosas? Nunca entenderé que han ganado esos bastardos del "Skull Korps" con todo esto. Que han ganado persiguiéndonos tantos kilómetros, malgastando fuerzas en buscarnos, que han obtenido torturándonos, haciéndonos sufrir a mi y a todo nuestro grupo, directamente o indirectamente, matando a Ana... no han conseguido absolutamente nada. Solo se han buscado morir inútilmente. Si tan preparados estaban para luchar, entrenados con las armas de fuego, en la lucha contra cualquier objetivo, ¿por qué no han hecho algo útil y se han dedicado a limpiar Valencia de los merodeadores? ¿por qué no han ido calle por calle, limpiándolas y abatiendo a todo andante? Eso si sería algo útil y no el pillaje al que se han dedicado desde que todo esto empezó, actividades que los han llevado a su propia destrucción.

Esto ha sido otro ejemplo más de que los seres humanos somos destructivos y ruines por naturaleza. No vemos más allá de nuestro propio ombligo y nos importa un cuerno el sufrimiento del que tenemos enfrente si con ello obtenemos algo, ya sea por mantenernos vivos como por alimentar nuestro ego. Por todo esto, cada día que pasa estoy más convencido de que este castigo nos lo merecemos. No me cabe duda de que ahí arriba hay alguien que nos ha enviado toda esta basura, alguien o algo que ha hecho que los muertos anden y nos atormenten la puta existencia. Ese alguien o algo se ha cansado de nosotros, de nuestras absurdas guerras, de nuestra falta de humanidad, de nuestro comportamiento egoísta, de nuestra sociedad podrida entregada a los sin valores... Ese ser, divinidad o como narices queráis llamarlo, se ha hartado de nosotros hasta tal punto que ni se ha molestado en separar a los justos de la escoria y nos esta haciendo pagar a todos por igual. Nos lo merecemos... todos. Unos por sus actos, otros por nuestra complicidad, nuestra pasividad. Cuando lo teníamos todo, solo nos preocupamos por nuestra comodidad. No nos importaba una mierda si al vecino del quinto le rajaban el cuello para robarle el reloj, lo importante era que no fuésemos nosotros los que nos veíamos en esa situación. Que más daba que medio país no tuviese trabajo para mantener a sus familias si nosotros podíamos costearnos una nueva televisión de plasma donde poder ver el fútbol. Todo tenía que estallar, de una forma u otra. Esta sociedad corrompida no podía continuar. La injusticia debía de acabar y este es nuestro castigo. Ahora solo nos queda lamentarnos y ver el reflejo de nuestra sociedad desmoronada.

En fin...

Como os decía al principio, mis heridas han curado bien. He necesitado mi tiempo, ya que hasta hace poco, apenas podía comer y ni si quiera hablar. Belén no se ha apartado de mi en ningún momento y si lo ha hecho, ha sido porque no había otro remedio. Ha permanecido a mi lado desde el principio. No esperaba menos de ella. Lo ha pasado tan mal... Yo también la perdí en una ocasión y se lo que es eso. Es un trago muy amargo el pensar que nunca vas a volver a ver a la persona que amas. Por eso, cuando vuelves a tener a esa persona de nuevo junto a ti, valoras todo más.
Han ocurrido muchas cosas desde que estado inútil. Muchas de ellas me las han tenido que contar mis compañeros, ya que yo estaba demasiado ocupado agonizando. Fijaros si han ocurrido novedades, que ahora mismo estoy tumbado en una cama bajo unas mantas limpias, mi ropa limpia y colgada en un impecable armario, y respirando el sabroso aroma del café recién hecho que sube del piso de abajo. Parece mentira, ¿verdad? Ni un solo podrido que quiera destriparnos cerca, todo como si nunca hubiera ocurrido nada malo y todo siguiera como hace un año. La verdad es que observando la habitación, viendo la normalidad que aquí se respira, me parece mentira que hayan ocurrido tantas cosas. Parece que todo ha sido una horrenda pesadilla. ¿Donde estoy? ¿Que hago aquí? Os cuento.

No se cuanto tiempo hará. Quizás un mes y algo. Yo todavía estaba aturdido por las heridas. Apenas me enteraba de lo que ocurría a mi alrededor. Solo se que Eduardo conducía el bus con menos regularidad, debido al malestar de sus heridas. Realizábamos muchas paradas y eso nos impedía avanzar los kilómetros que nos habría gustado. Según me han contado, tuvimos que desviarnos de la autopista, ya que estaba colapsada de coches accidentados, y atravesar un pueblo con el autobús. Este estaba infestado de merodeadores y nos abrimos paso arroyandolos con el vehículo. Según me cuentan, la avenida principal del pueblo era un hervidero de merodeadores y corredores. Por poco consiguen colarse por el cristal roto. Eduardo condució hasta llegar de nuevo a la autopista y seguimos nuestro trayecto. No se en que kilómetro estábamos de esta, cuando ocurrió algo que hasta ahora ni siquiera habíamos pensado que pudiese ocurrir. Pinchamos una rueda. Recuerdo cosas de ese justo momento. Iván y Fede tuvieron una pequeña refriega cuando ocurrió esto. Mientras Eduardo estaba fuera examinando la rueda, estos comenzaron a discutir que debíamos hacer. Iván quería ir andando por la carretera intentando buscar otro autobús para quitarle la rueda de repuesto, mientras que Fede quería buscar un par de utilitarios y continuar con ellos. Iván se argumentaba que la seguridad del autobús no la ofrecían dos coches normales, mientras que Fede se defendía alegando que era imposible encontrar otro bus con ruedas del mismo calibre en la autopista. Tuviese la razón quién la tuviese, acabaron enzarzados en una refriega en la que se empujaron y no llego a mayores porque Elena, María y Esther se metieron por el medio para poner paz. Cuando volvió Eduardo, después de haberse asegurado que el vehículo no había rueda de repuesto, dio una solución al dilema. Iríamos a buscar una rueda. El grupo encargado de esto andaría varios kilómetros en busca de un bus y si no encontraba la rueda de marras, volvería y seguiríamos sin el bus, con vehículos normales. Así fue. El grupo encargado de ir fue Iván, Eduardo, Fede y María. Belén, Esther, Elena y el perro se quedaron en el bus, conmigo. No se cuantas horas tardaron el volver. No lo recuerdo. Pero si que se que cuando volvieron, lo hicieron corriendo y con caras de horror. Habían encontrado algo que no les gustaba nada. Sin tiempo que perder, nos sacaron rápidamente del bus. Yo no podía mantenerme en pie y valerme por mi mismo, pero Iván me cogió como se coge a un saco de patatas y me cargó en su hombro. Acto seguido y bajo toda la confusión, comenzaron a llevarnos campo a través corriendo, alejándonos de la autopista. Mientras Iván me llevaba, yo solo podía observar el camino que dejábamos atrás. Veía a Thor corriendo a un metro de Iván, veía como nos alejábamos de la autopista, veía como una serie de rápidas siluetas hacían aparición en esta, veía como estas salían de la calzada y comenzaban a perseguirnos... pero yo estaba tan sumamente aturdido que no era consciente de la gravedad de la situación. Pude oír como Belén gritaba que qué pasaba para tener que huir. Le contestó Eduardo, casi sin poder hablar a causa de la fatiga. Dijo "Corredores... corredores... ¡toda la autopista llena!... ¡una horda de corredores!". En la autopista seguían llegando más y más siluetas y todas comenzaban a correr tras nosotros, uniéndose a las que ya habían comenzado la persecución. Estos nos ganaban terreno por momentos. Iván y yo íbamos de los últimos. Cargar conmigo le estaba retrasando. Yo intentaba decirle que me dejara allí, pero apenas salía un hilo de voz de mi boca. Cuando los corredores nos ganaron terreno, Fede y María comenzaron a abrir fuego. No sabría decir a cuanta distancia tendríamos a los más cercanos, solo se que podía verlos claramente. Quizás a unos 10 metros, no se. Era mucho tiempo corriendo y todos comenzaron a aminorar la velocidad. Los corredores nos ganaban terreno. Fue entonces cuando Belén comenzó a gritar que había una casa. Yo no pude ver donde estaba esta, pero se que la distancia era mucha porque Iván dijo que estaba muy lejos y no podríamos llegar con los corredores detrás. Algunos de estos ya estaban muy cerca de nosotros. Entonces ocurrió lo inesperado. Recuerdo que Iván exclamó un sonoro "¡¡A la mierda!!" y frenó en seco. Acto seguido, me lanzó por los aires, alejándome de su posición. Aterrice sobre los matojos y fue como si todas las heridas de mi cuerpo se pusieran de acuerdo para dolerme en ese instante. Seguidamente, comenzaron a sonar disparos. Belén se echo encima mía para protegerme mientras empuñaba su pistola y disparaba. El dolor me impedía girar la cabeza y solo podía ver a Belén agarrándome y disparando a todos lados. Las ráfagas de ametralladora no cesaban y me ensordecían. Veía los casquillos salir de todos los lados y aterrizar a mi lado. Oía los sollozos de Elena muy cerca de mi, la voz de Eduardo gritando que eran demasiados y teníamos que escapar, veía a Esther intentando llevarse a Belén a estirones... En ese momento, Belén efectuó dos disparos y su arma quedo descargada. Pude ver como junto a mi aterrizó un corredor con las piernas destrozadas a causa de un disparo de escopeta. Belén comenzó a buscar un nuevo cargador mientras yo veía al corredor arrastrarse por el suelo hacía mi. Sus ojos estaban clavados en mi y de su boca, la cual se abría y cerraba intermitentemente, brotaba una masa parduzca. Encima mía estaba Belén, buscando el cargador y temblando como un flan. Intente alejarla de mi, pero apenas tenía fuerzas. Cuando encontró el cargador, este se le cayó al lado del corredor. Este ya había extendido el brazo y me estaba agarrando el mio. Era cuestión de segundos que me mordiera. Pero Belén actuó rápido y le aplastó la cabeza a culatazos con la pistola. Los gritos y disparos seguían sonando por todos los lados y pude oír a Iván como llamaba a Elena, diciéndole "¡Elena! ¡¿Donde cojones vas?¡ ¡Ayuda a Belén, pedazo de zorra!". No cabe duda que Elena estaba huyendo. Esther se acercó a Belén y comenzaron a intentar levantarme. Cuando lo consiguieron, comenzaron a arrastrarme, intentando alejarnos. En el horizonte podía ver a Elena huir y a lo lejos, una casa situada en medio de una extensa llanura. Mientras me llevaban a rastras, oía como Belén decía que llevábamos a un corredor detrás nuestra. Como pude, gire la cabeza y lo vi. Estaba lisiado de una pierna y no podía correr tan rápidamente como los otros. Su pierna estaba totalmente roída y prácticamente era solo hueso. Detrás de este, veía a los demás, luchando contra una marea de corredores que los rodeaban y desbordaban. Y yo no podía hacer nada...

Seguimos corriendo y vimos como Elena cayó al suelo. Mientras nos íbamos acercando, vi como ésta seguía allí tirada y no se levantaba. Se cogía el tobillo mientras lloraba. Se lo había torcido. Cuando llegamos a su altura con el corredor detrás nuestra, Esther hizo un amago de ayudarla. Ella nos gritaba que no la dejáramos allí, pero Belén le dijo a Esther "Déjala. Si la ayudamos nos atrapará el corredor a nosotros también. Ya esta muerta... que le jodan". No la juzgó por haber actuado así, pero... no sé. Me impactó su forma de actuar. El corredor que iba tras nosotros cambió su rumbo y comenzó a dirigirse hacia Elena. Esta intentaba levantarse pero volvía a caerse. Cuando tenía al corredor prácticamente encima y nosotros ya estábamos lo suficiente alejados, un disparo alcanzó al podrido y cayó desplomado al suelo. Eran los demás. Habían conseguido acabar con los corredores que tenían encima y corrían hacía nuestra posición. A lo lejos se divisaba otra horda, pero no parecían que fueran corredores, salvo unos cuantos. Eran merodeadores, lentos y torpes, pero tras nuestros pasos. Los demás no tardaron en alcanzarnos. Estaban todos, sanos y salvos, incluyendo a Thor. Fede y Eduardo ocuparon el puesto de Esther y Belén y cargaron conmigo, mientras que Iván cargó con Elena. Seguimos en dirección hacía la casa. Cruzamos la larga explanada de hierbas y no tardamos en encontrarnos en el porche de la casa. Apenas se divisaba a la horda. Eduardo intento abrir la puerta, pero estaba cerrada a cal y canto. Cuando Iván se disponía a propinar una patada a esta, la puerta se abrió de golpe e Iván cayó al interior de bruces. Tras el umbral había un hombre apuntándonos con una escopeta paralela. El hombre aparentaba unos 70 años más o menos y nos apuntaba a cada uno de nosotros, incluyendo a Iván, que permanecía en el suelo sin atreverse a levantarse. El hombre dijo que qué queríamos y fue Eduardo quién le dijo que veníamos huyendo de una horda y necesitábamos ocultarnos. Este nos invitó a pasar con la única condición de que dejáramos las armas en el suelo. Así lo hicieron todos y a mi me dejaron sobre un sillón de la casa. El anciano cerró la puerta y puso un simple cerrojo. Fede le dijo que debía poner al menos un parapeto, un armario o algo que frenara a los merodeadores en caso de que nos descubrieran, pero el hombre, sin inmutarse, le contestó "No, no hace falta. Aquí no van a entrar. Nunca lo hacen. Dios nos protege". Esa respuesta nos extraño a todos por partes iguales. Algo que también me extrañó fue ver que en la puerta y en cada una de las ventanas, había un crucifijo colgado. Detrás de mi, escuche una voz femenina. Cuando se puso en mi campo de visión, pude ver quién era. Se trataba de una señora, al igual que el hombre, de unos 70 años aproximadamente. Luego resultó ser la esposa del señor mayor que nos había recibido. Ambos nos interrogaron sobre quienes eramos, de donde veníamos, que hacíamos allí, como hemos sobrevivido tanto tiempo... preguntas que se han convertido en típicas para mis oídos. Después de esto y una vez más relajados, nos presentamos y ellos hicieron lo mismo. El hombre, de aspecto curtido, pelo blanco y cara ajada, se llama Joaquin. La señora, de profundos ojos azules y pelo blanco, se llama Mercedes. Después de las presentaciones, Joaquin nos dejo algo claro: "No podéis quedaros aquí por mucho tiempo. Haceros la idea de que tenéis que marcharos. Lo siento mucho". A su aclaración, Eduardo añadió que no era nuestra intención y que pensábamos marcharnos lo antes posible. Le contó lo del refugio de Reus, con lo cual aprovecho para invitar a la pareja de ancianos a acompañarnos, invitación que Joaquin y Mercedes rechazaron alegando "No nos moveremos de nuestra casa. Aquí tenemos todo y estamos seguros. Ellos nunca se acercan. Jesús vela por nosotros". Visto lo visto, Eduardo les pidió que nos dieran cobijo durante un tiempo, el suficiente para mi recuperación, entonces nos marchariamos. A cambio obtendrían protección y toda clase de ayuda en las tareas domésticas y obtención de alimentos. La pareja de ancianos dudaron unos segundos, pero accedieron, no sin poner antes sus normas, en las cuales entraban el no llevar las armas, las cuales las guardarían ellos hasta el día que nos fuéramos. A Iván no le hizo gracia la idea, pero yo la comprendo. Con todo lo que nos ha ocurrido a nosotros, no creo que fuéramos capaces de dar cobijo a una serie de desconocidos armados.

El tiempo que llevamos aquí resguardados, me han llamado la atención cantidad de detalles. Detalles como lo son que una pareja de ancianos haya sobrevivido todo este tiempo aquí refugiados, sin ni siquiera reforzar las puertas y ventanas, haciendo vida normal, saliendo al exterior, hasta tal punto que Joaquin trabaja su campo y su pequeña granja de donde saca gran parte de los alimentos que comemos. Mercedes cocina todos los días con total normalidad, abre las ventanas y hasta la he visto en el porche remendando sabanas. Aquí es como si el tiempo se hubiese parado. La vida continúa tal cual lo habría hecho antes de que comenzara esta locura. Hay otros y curiosos detalles a los que no les encuentro explicación. No entiendo como los merodeadores no se adentran en el terreno de la casa. En la lejanía se puede divisar algún que otro merodeador, pero aunque estemos fuera de la casa, pasan de nosotros, como si no nos vieran. Quizás no nos ven. Pero aun así, me resulta extraño. Esas cosas, al mínimo síntoma de vida humana, se arremolinan como moscas a la miel. Pero aquí no ocurre esto. La pareja de ancianos lo achacan a cuestiones religiosas. No paran de repetir que Jesús los protege, que Dios esta de su lado. Iván se ríe de esto y yo lo haría si no fuera porque aquí ocurre algo realmente extraño y que escapa a mi comprensión. No lo entiendo. Al final acabaré creyendo yo también que Dios esta de su parte.

Me llevé una gran sorpresa cuando Joaquin me llevó a la granja por primera vez. Esta esta situada tras la casa. Es pequeña y solo tiene unos pocos animales. Unos cuantos cerdos, un gallo y varias gallinas, una vaca... los suficientes para darnos de comer a todos. Durante toda nuestra estancia, mis compañeros y yo (yo desde que me he recuperado, antes me era imposible), no hemos parado de ayudar a Joaquin y Mercedes. Los hombres hemos estado ayudando en la granja y en el campo, mientras que las chicas han ayudado a Mercedes en todo tipo de tareas domésticas. Nuestra intención es pagarle de esta forma todo lo que están haciendo por nosotros. Joaquin y Mercedes parecen estar contentos con nuestra ayuda, pero Joaquin no es nada flexible. Desde que me ha visto recuperado, no para de recordarnos que cuanto antes tendremos que abandonar la casa y seguir nuestro camino. Es como si nos viera... impuros. O como si nosotros fuésemos a ser los promotores del fin de su tranquilidad, como si por nuestra culpa los merodeadores fueran a poner la casa en su punto de mira. No sé... Quizás sea una manía mía, quizás solo quieren continuar su vida como lo era antes y tener víveres suficientes para ellos. Pero lo que no se puede negar es que son muy extraños. Tienen cosas que me sacan de mis casillas, pero nos toca respetarlas porque somos sus "invitados". Me parece muy bien que ellos sean beatos y crean firmemente en Dios y su divina providencia, pero no me hace ninguna gracia que sus creencias nos afecten a nosotros. Por ejemplo, intentan de todos los medios que no nos quedemos en una sala solos un hombre y una mujer. Los motivos son obvios. Cuando esto ocurre, en seguida viene Mercedes, se mete por medio y allí se queda. A la hora de asignarnos las habitaciones, lo hicieron de forma que las mujeres y los hombres estemos separados. A las chicas les dieron una habitación en el segundo piso, al lado de la suya. A nosotros nos dieron la habitación en el tercer piso. Y por supuesto, una habitación para todos y otra para todas. No comprendo porque mi novia no puede dormir conmigo. Algo absurdo. Todo este tiempo que he estado sin levantarme de la cama, mis compañeros han tenido que acostumbrarse a dormir en el suelo, con mantas y colchones viejos. Yo he sido el privilegiado que ha dormido en la cama. No es que la casa tenga muchísimas habitaciones, pero si que se que hay un par de estas libres. Una en el segundo piso y otra al lado de nuestra habitación. Esta última ha permanecido cerrada desde que llegamos. Aquí entra otra extraña manía de la pareja, y es que desde que llegamos, nos dijeron que la habitación esa la dejáramos tal cual, que ni se nos ocurriera entrar. Si lo hacíamos, nos largarían a la calle en menos que canta un gallo. No nos han dicho el motivo de porque no podemos entrar, aunque supongo que tampoco nos tienen que dar explicaciones, estamos en su casa. Pero esa habitación... me mosquea. Y más todavía desde que hace unas semanas, en plena noche, escuché una serie de ruiditos que provenían de ésta. Era unos ruidos como los que se producen al rascar un papel de pared roído. Así toda la noche. Mis compañeros sobaban a pierna suelta y no se percataron de ello, pero yo si. El dolor me mantenía despierto. Cuando se lo comenté a Joaquin, él lo atribuyo a ratas. No le dio mucha importancia. No sé...

La verdad es que estamos muy bien aquí y comienzo a sentirme seguro. Hacía tiempo que no me sentía así. Para ser exactos, desde que abandonamos la urbanización. Pero prefiero no encariñarme mucho con este lugar, ya que Joaquin es como una mula vieja y terca, y esta empeñado en que tenemos que irnos. De todas formas, si tuviese que elegir, creo que prefiero comenzar una nueva vida en una ciudad segura como lo promete ser Reus. Prefiera lo que prefiera, tenemos que marcharnos de aquí. Supongo que lo haremos en una semana o así, cuando consigamos planearlo y conseguir unos vehículos.

Voy a tomarme el café. Hasta hace unos pocos días ya había olvidado por completo el sabor de este Smile


- Erik -



+ 13-05-10 + La habitación contigua

Clac... Clac... Clac... Todas las jodidas noches oyendo ese claqueteo. Lo tengo clavado en el cerebro. Y siempre proviene del mismo lugar, de la habitación contigua. Si bien os comenté que había oído ruidos en alguna ocasión, ahora los oigo todas las noches. Apenas puedo pegar ojo. Mientras mis compañeros duermen y roncan en mi habitación, yo me concentro en esos sonidos. Los oigo, de un lado a otro de la pared. Es como si alguien caminara de un lado a otro de la habitación, dando golpecitos en la pared o rasgando esta. Me pone los pelos de punta pensar en ello. He intentado darle múltiples explicaciones, todas ellas descabelladas. Por pensar cosas absurdas, hasta he llegado a barajar la idea de que el viejo sube por las noches a la habitación a hacer sabe Dios el qué. Si de algo estoy seguro, es que de ratas no se trata. O el viejo me dijo eso para engañarme o no le dio mucha importancia al asunto cuando se lo comenté.

Esta última noche, cuando comenzaron a sonar los golpes, Eduardo me llamo en voz baja. El también los estaba oyendo. Me dijo "Erik... ¿Estas oyendo eso?". Después de contestarle, guardamos silencio durante unos segundos, agudizando los oídos. Enmascarados por los ronquidos de Iván, se distinguían los dichosos golpes. Parecían más insistentes, más agudos. Eduardo se levantó se su improvisada cama y se subió a la mía. Podía distinguir su cara de asombro iluminada por los rayos de luz de la luna que se filtraban por la ventana. Entonces me dijo "Fíjate... no se oye solo eso...". Guarde silencio pero salvo los intermitentes golpes de siempre, no entendía que quería decir Eduardo. Le dije que no escuchaba nada más, pero me cortó en seco diciendo "Escucha detenidamente, Erik. Entre golpe y golpe...". Así lo hice. Me llevó unos 30 segundos más o menos escuchar lo que oía Eduardo. Se me pusieron los pelos de punta al oír esto. Como decía Eduardo, entre golpe y golpe, se oía otro ruido. Era menos sonoro y cuanto apenas perceptible, ya que los ronquidos de Iván eran descomunales y lo enmascaraban. El sonido venía a ser como un ruido metálico. Un ruido que al igual que los golpes, era más audible o menos según se acercaba o alejaba de nuestra posición en la habitación. El ruido era similar como el que se produce al arrastrar una barra metálica por una superficie dura y lisa. Eduardo se levantó de la cama y ando hacía la pared con cuidado, esquivando a Fede, que estaba en su colchón ubicado cerca de la pared. Una vez en esta, pegó la oreja y guardo silencio. Acto seguido, me hizo un gesto con la mano para que lo imitase. Así lo hice. Una vez me encontraba con la oreja pegada a la pared, escuché más claramente los ruidos. De repente, cesaron. Yo mire a Eduardo y pegué la oreja izquierda, pudiendo así observar a mi compañero. Ya no se oía nada. Cuando me iba a separar de la pared, se volvió a escuchar algo. Pero no eran los ruidos que habíamos oído antes. Estos eran diferentes, como los que escuche por primera vez. Eran como... si rasgasen la pared. Pero los oía muy cercanos, no como si rascasen cualquier pared, sino como lo estuvieran haciendo en mi posición, a la misma altura en la que tenía la oreja pegada. Al darme cuenta de esto, me retire de la pared rápidamente mientras un escalofrió me recorrió todo el cuerpo. Mire a Eduardo, que al verme reaccionar así, él también se había retirado de la pared. Le susurré en voz baja "¿Que cojones será eso?". Él me contestó con el asombro todavía en su rostro "No tengo ni idea... pero me resulta muy extraño que se oigan todas esas cosas y que Joaquin nos prohibiera entrar en esa habitación nada más llegar. Aquí hay algo que no cuadra. De todas formas, no pongamos el grito en el cielo demasiado pronto. No le digamos nada a los demás por el momento. Vamos a dormir antes de que alguno de estos dos se despierte y nos vea aquí plantados...".

Hoy, en un momento del día en el que me quedado a solas con Joaquin, he estado a punto de comentárselo. Nos encontrábamos en la granja, apilando fardos de heno, cuando casi se lo pregunto. Pero en ese momento a aparecido Iván y no he podido. Se que Joaquin me va a decir lo mismo que me dijo la última vez y que Eduardo no quiere que le diga nada, pero quiero ver la expresión de su cara al oír esto. Quizás así pueda saber si oculta algo o, por el contrario, él no sabe nada de lo que ocurre en esa habitación. Después de terminar mi tarea en la granja, me he paseado alrededor de la casa. Mi propósito era encontrar la ventana de la dichosa habitación. Cuando la he encontrado, la he observado detenidamente. Al contrario que las demás ventanas de la casa, esta tiene la persiana bajada. Casi que esto me mosquea más.

Cambiando el tema de la habitación de marras, hoy ya hemos comenzado a prepararnos para marcharnos pronto. No se cuando más permaneceremos aquí, pero no le hecho más de un par de semanas. Fede y Eduardo ya han comenzado a trazar la ruta en el mapa. Según han calculado, desde nuestra posición hasta Reus hay al menos unos 97 kilómetros. Son pocos kilómetros, pero hay que tener en cuenta muchos factores. Antes de que ocurriera todo esto, 97 kilómetros se podían realizar en poco más de una hora y algo, pero ahora, con tramos de autopista colapsados, rodeos para evitar dichos colapsos de vehículos abandonados, paradas para buscar víveres y demás contratiempos, estos 97 kilómetros se pueden hacer en un mes como mínimo. Ya os habréis dado cuenta lo que hemos tardado en llegar hasta este punto desde Valencia. Pero antes de nuestra partida, aun quedan muchos cabos sueltos. Aprovechando la tranquilidad de este sitio, debemos planificarlo todo bien y hacer recuento de munición, la cual comienza a escasear. También tenemos que hacernos con un par de vehículos grandes para seguir con nuestra ruta. Esto no sera fácil. Pero por eso he dicho que calculo que hasta dos semanas no partiremos de aquí. Muy mal tiene que tomarse Joaquin nuestra estancia en su casa para que salgamos de aquí pitando. La verdad es que aquí se esta tan sumamente seguro y tranquilo que da pereza marcharse y volver a la realidad de este mundo hostil.

Hablando de la tranquilidad de este lugar. Creo que comienzo a entender el porque ni los merodeadores ni los corredores se aproximan a este lugar. No estoy seguro, pero llevo días dándole vueltas al asunto, buscando posibles explicaciones, y creo que me estoy aproximando al motivo de porque esa escoria no se acerca. Bien, os explico mi teoría. Estos días, sentado en el porche, he estado observando en la lejanía decenas de siluetas de podridos. Como siempre, han ido transitando de arriba a abajo de la autopista. En alguna ocasión, alguno de ellos a intentado cruzar la llanura camino hacía nuestra posición, pero no han tardado en desviarse de su ruta y alejarse, internándose en alguna de las arboledas próximas. La última vez que estuve observando esto, me percate de algo. El sol sale por el este, punto cardinal donde se encuentra la autopista y se oculta por el oeste, punto cardinal donde se encuentra nuestra casa. Cuando las primeras luces del alba brillan, la cantidad de cristales y espejos que adornan la fachada y el porche, realizan una serie de fulgurantes destellos. Esto lo pude comprobar alejándome de la casa bastantes metros. Dichos reflejos llegan a cegar, siendo molesto fijar la vista en la casa. Hasta que el sol no esta cayendo, este efecto se prolonga con mayor o menor intensidad. Cuando el sol ya se encuentra en el ocaso, ocultándose tras las montañas que hay a las espaldas de la casa, se crea un efecto diferente al de antes pero muy similar. El sol del ocaso ciega, haciendo que sea difícil fijar la vista en la casa. Luego hay otro curioso detalle que llevo semanas percatándome. El aire siempre sopla en dirección hacía el oeste. Siempre. Parece ser que la ubicación de las montañas que tenemos detrás nuestra crea un fenómeno que desconozco y que hace que el viento siempre sople en dirección, de la autopista hacia el oeste. Desconozco el comportamiento exacto de los merodeadores, no se de que modo localizan a sus presas, pero sabemos que lo hacen. La forma más lógica de que lo hagan es como cualquier otro depredador, utilizando la vista, el oído y el olfato. Me cuesta creer que esas cosas hagan uso de sus sentidos, pero más surrealista es que los muertos anden por la tierra devorando a los vivos y ocurre. Ya me lo creo todo. Así que esa es mi teoría de porque no se acercan. Resumiendo, mi teoría viene a ser que desde el alba hasta el ocaso, el sol crea una serie de luces que ciegan a esas cosas que se pasean por la autopista, y el aire, que sopla siempre a nuestro favor, nos mantiene a salvo de su olfato y aleja el poco ruido que realizamos. Parece descabellado, pero no se me ocurre otra teoría más razonable que esta... Más coherente que pensar que este enclave esta protegido por un ser divino es...

Creo...


- Erik -
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Mensaje  Leafar Lun Ago 23, 2010 7:39 am

Eres muy bueno xD, me he leido los dos primeros capítulos y el último. Acabo de empezar y pienso seguir leyendolo, y te aconsejo que te pongas un chatbox en el blog que es muy facilito, y seguro que tendrás varios mensajes por día, ya que cualquiera que lo lea podrá escribirte sin necesidad de tener una cuenta en blogspot.
Si te pica echale un ojo a mi blog que esta en mi firma.
Saludos.
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Mensaje  Miembro de la resistencia Mar Ago 31, 2010 12:34 am

+ 18-05-10 + Cacería humana

Hoy a amanecido un día bastante caluroso. Un día más típico de julio que de mayo. La verdad que con este tiempo, apenas tengo ganas de hacer nada, ni siquiera ni de moverme. A pesar de ello, no hemos parado en todo el día. Entre las tareas de la granja y el campo, y la incursión de esta mañana en busca de dos vehículos, estamos exhaustos. Las chicas tampoco están para muchos trotes. Mercedes no para de encargarles nuevas tareas. Esta mediodía, estaba en la granja con Eduardo, cuando ha aparecido Belén y María, que iban al pozo a recoger agua. Belén estaba muy agitada y cuando le he preguntado que le ocurría, ha comenzado a decirme que quiere irse de aquí cuanto antes, que no aguanta más. El motivo es que esta muy estresada y no soporta que no podamos dormir juntos ni tener intimidad. Yo lo llevo mal, pero ella lo esta llevando mucho peor. Y para colmo, cuando la he visto, acababa de tener una refriega con Mercedes. Una de tantas. Por lo visto, la señora Mercedes tiene muy poca paciencia. La discusión que acaban de tener era porque Belén, mientras lavaba los platos, se le había caído uno al fregadero y lo había roto. Al ver esto, Mercedes le ha echado un puro impresionante y Belén no se ha podido callar. Así que podéis imaginaros. Le he dicho a Belén que tenga paciencia, que en breves nos marcharemos y que durante la estancia que nos queda en esta casa, mire el lado positivo, la tranquilidad que ofrece este lugar, el no tener que estar huyendo cada dos por tres, no solo de hordas de merodeadores, sino de muchos más peligros... muchísimos más...

Bien. Como he dicho antes, esta mañana hemos hecho una incursión en busca de dos vehículos. Los hemos conseguido, aunque nos ha costado lo suyo, incluyendo algún que otro susto. Los vehículos que hemos tomado prestados es un utilitario y un furgón, que hemos encontrado en la autopista. Estos vehículos son grandes y espaciosos, así que podremos viajar en ellos sin problemas. La incursión de hoy la hemos realizado Eduardo, Iván y yo. Y digo la de hoy, porque ayer también realizamos otra, pero fue desastrosa. En la ayer solo participamos Iván y yo. Inicialmente, íbamos a ser tres, ya que iba a venir Fede, pero a última hora se echo atrás, ya que se vio aquejado de un fuerte dolor abdominal. Hoy también tiene molestias y se encuentra tumbado en la cama. Como os decía, la incursión de ayer fue un total desastre. Lo que vimos y nos ocurrió ayer, tan solo lo conoce Eduardo, y en breve, vosotros. Hemos decidido no contar nada para no alertar y preocupar a los demás. Al menos, por el momento.

Ayer, sobre las 10 de la mañana, tal cual habíamos acordado el día anterior, estábamos preparados para salir en busca de dos vehículos. Decidimos ir dos, ya que la tarea era simple y yendo solo dos es más difícil ser detectados por los merodeadores y huir en caso de que nos persiguieran. Le pedimos a Joaquin que nos dejara dos de nuestras armas, bajo la condición que se las devolveríamos para que las guardase cuando estuviéramos de vuelta. Joaquin nos dio dos de las armas a regañadientes. Y más regaño cuando tuvo que cambiar las armas, ya que nosotros queríamos dos de los subfusiles y no las pistolas como él nos había sacado. Con las armas en nuestro poder y los petates con algo de agua y algo de comida por si las cosas salieran mal, iniciamos la marcha. Teníamos previsto que nuestra misión fuese rápida y sin complicaciones, llevándonos solo un par de horas como mucho. Andamos hacía el norte y por el borde de la carretera. Por nuestro camino nos íbamos encontrando algunos merodeadores, los cuales, lentos y torpes, intentaban cogernos, pero nosotros, más rápidos, los esquivábamos y nos alejábamos de ellos. Nuestra primera prioridad era no abrir fuego salvo que fuera necesario. Así evitaríamos llamar la atención de una horda como la que nos sorprendió la última vez que estuvimos en la autopista. Caminamos varios kilómetros sin encontrar ningún vehículo que nos sirviera. El que no estaba destrozado, no arrancaba o no tenía combustible. Algo de esperar, ya que deduzco que muchas personas salieron huyendo de sus coches, dejando estos encendidos y gastando combustible. Durante todo el trayecto fuimos hablando de muchas cosas. Iván me contó cosas de su vida en el pasado y lo que opinaba de todo lo que estaba ocurriendo. También me habló de su relación con Elena. Él también opina que es una niña con muchos pájaros en la cabeza.

No sé cuanto habíamos andado, quizás unos 7 kilómetros, cuando un grito nos sacó de nuestra conversación y nos puso en alerta. Rápidamente nos ocultamos tras un vehículo volcado y apuntamos con nuestras armas en dirección a donde provenía el grito. Provenía de la arboleda que había a unos metros de la autopista. Aguardamos unos segundos esperando, hasta que de la arboleda salió una mujer corriendo. Llevaba un vestido destrozado y roído, como si hubiera estado todo este tiempo vagando por el bosque. Recuerdo las palabras de Iván, que fueron "¿Que cojones...?". Viendo que solo era una persona y parecía estar en problemas, salimos de nuestro escondite y nos dirigimos hacía ella. Esta, al vernos, corrió hacía nosotros, gritando y llorando. Solo decía "¡Mi hijo! ¡Mi hijo! ¡Ayudarme, por dios!". La tranquilizamos como pudimos e intentamos que hablara más detenidamente, para que así nos explicara quién era y que le ocurría. Conseguimos tranquilizarla un poco y nos contó que se llamaba Marta y que unos merodeadores la habían rodeado dentro de la arboleda. Según dijo, iba con su hijo de 8 años y cuando los rodearon, encaramo a su hijo en un árbol y ella escapó de la horda como pudo. Nos pidió que la ayudáramos, que sacáramos de allí a su hijo. Después de preguntarle de cuantos merodeadores se trataba, a lo que contestó que unos 10, accedimos a ayudarla. Sin tiempo que perder, nos adentramos en la arboleda y comenzamos a seguirla. Corrimos durante bastantes minutos y llegados a un punto de la arboleda, la señora se puso a llorar y se dejó caer al suelo. Decía "Me he perdido... no se como llegar... mi hijo... mi hijo...". Me agaché y comencé a consolarla. Le dije que no diera todo por perdido, que debíamos seguir buscando y que íbamos a encontrar y salvar a su hijo. En ese momento, un golpe seco sonó a mi izquierda. Iván había caído desplomado en el suelo. Mire sorprendido y cuando iba a ver que le ocurría, un cañón de un arma apareció ante mis ojos. Me apuntaba. El que llevaba el arma era un hombre de unos treinta y algo de años. Me dijo que tirara el arma y no intentara nada. De repente, aparecieron 3 personas más. Dos hombres y una mujer, los 3 armados con escopetas de caza. Tiré el arma al suelo y me levanté lentamente. Uno de los hombres levantó a la mujer que hasta hace apenas un minuto, estábamos ayudando. La mujer había cesado de llorar y parecía que se alegraba de ver a esos hombres. Comprendí que se conocían cuando uno de los hombres le dijo "Tu hubieras valido para actriz" y todos rieron. Esa perra nos había tendido una trampa. Habíamos caído como estúpidos en un truco muy viejo. Nunca aprendemos. Cuando les pregunté que quienes eran y que querían de nosotros, solo obtuve por respuesta un "Cállate la boca y haz lo que te digamos, si no quieres que te peguemos un tiro".

Permanecimos allí durante unos largos minutos. Nos querían llevar a algún sitio, pero dos de los hombres intentaron cargar con el cuerpo inconsciente de Iván y tuvieron que desistir en el intento, alegando que pesaba mucho y era mejor esperar a que se despertarse, palabras textuales de ellos, "la mole de músculos". Hasta que no despertó Iván, nos custodiaron apuntándonos con sus armas. Mientras tanto, se dedicaron a hacerme preguntas como "¿De donde venís?", "¿Sois de alguna comunidad?", "¿Os han mordido?" y una pregunta que me llamó mucho la atención: "¿Sois de 'La iglesia del fin de los tiempos'?". Obviamente, mentí en todas mis respuestas menos en la última. "La iglesia del fin de los tiempos"... No tengo ni idea que es eso. Cuando Iván se espabilo y vio el panorama, pude ver en su cara el desconcierto. Hizo la misma pregunta que momentos antes había hecho yo, pero le dijeron "Venga, machote, a andar y hacer lo que digamos nosotros o te llenamos de plomo". Iván, como es habitual en él, no se mordió la lengua y soltó un "Me vais a comer la p...", a lo que obtuvo por respuesta un puñetazo y un "Tranquilo, eso no te lo vamos a comer, grandullón". Nos hicieron andar durante al menos 30 minutos. Durante todo el trayecto, en el que nosotros íbamos delante encañonados por ellos, estos iban hablando de sus cosas. Hablaban de compañeros suyos, de la mujer de un tal Pedro, de sus hijos pequeños, de discusiones en el campamento y demás cosas que me hicieron deducir que a donde nos llevaban, habían muchas más personas. Llegué a pensar que todo esto estaba siendo un mal entendido, nos estaban confundiendo con otras personas, con algunos de esa "iglesia", ya que mi mente no concebía que una comunidad con mujeres y niños actuara así. Cuando llegamos allí lo comprendimos todo.

Ante nosotros se extendía un campamento inmenso. Cientos de tiendas de campaña estaban allí montadas y había personas por todas partes. Hombres armados, mujeres y niños andando de un lado para otro. Todos nos miraban detenidamente, como si se alegraran de ver gente nueva. Cuando ya estábamos dentro del campamento, vimos una cosa que a mi me heló la sangre. Colgando de un árbol, había un cadáver bocabajo. A este le faltaba la cabeza y estaba despellejado. En el suelo yacía una montaña de vísceras y a su alrededor... a su alrededor dos hombres y una mujer que lo estaban terminando de despellejar. Ya no me cabía duda de que estaba ocurriendo allí. Eran caníbales. Uno de esos hombres se levantó y se acerco a nosotros con un amplia sonrisa. Con sus manos ensangrentadas me cogió de la cara y me observó, diciendo "Menos mal que habéis capturado a dos más... Ya se nos estaban acabando los víveres. Con estos dos tendremos para abastecer al campamento un par de semanas más...". Luego dirigió su mirada a Iván y dijo "Rectifico. Más de dos semanas. Esta mole de carne nos va a dar para más. Eso si, con tanto músculo estará bastante duro...". Iván respondió "Para duro lo que tengo entre las piernas. Eso me lo podéis comer si queréis". Uno de nuestros captores le dio un empujón y le dijo "Camina. Tu no te preocupes por eso. Aquí se aprovecha todo y lo que tienes entre las piernas servirá para alimentar a los perros". Seguimos andando hasta una cerca metálica, situada en el centro del campamento. Esta verja era al menos de tres metros de altura, con alambre de espino en el extremo superior. El interior sería de unos cinco metros cuadrados y allí dentro habían más personas. Cinco personas para ser exactos. Tres hombres y dos mujeres. Una de ellas estaba acurrucada en una esquina, llorando amargamente. Los otros solo se dedicaron a mirarnos fijamente con sus ojos apagados. En sus ojos vidriosos pude ver su tristeza, la falta de esperanza. Uno de nuestros captores quito la cadena de la puerta y nos metió allí dentro. Acto seguido, puso de nuevo el candado en la cadena y se alejo. Mientras se alejaba, los demás que nos habían dado caza dejaron nuestras armas apoyadas en un árbol, al lado de una tienda de campaña. En ese mismo árbol, había un clavo que sobresalía y fue allí donde colgaron las llaves del candado.

Una vez allí dentro, yo me senté en el suelo, mientras Iván comenzó a buscar un punto débil en la verja que nos sirviera para escapar. Yo me dediqué a observar todo el campamento. Habían chicos y chicas jóvenes, niños, hombres y mujeres de todas las edades... Parecían personas normales, no me cabía en la mente que fueran antropófagos sin escrúpulos. ¿Como podían llegar hasta este extremo?. Estaba sumido en mis pensamientos, cuando uno de los hombres con los que compartíamos cautiverio me habló. Era un hombre de mediana edad. Vestía unos pantalones de pinzas sucios y destrozados y una camisa que debió ser blanca pero ahora era casi negra de tanta suciedad que llevaba. Me dijo "Siento que os hayan capturado. Esta gente no tiene piedad de nadie. Cuando me trajeron a mi, eramos 9 personas y ya han matado a todos los que faltan... son salvajes...". No supe que contestarle. No me salió ninguna palabra. Solo lo mire a los ojos y cuando vio que no le contestaba, se apartó y se sentó apoyado en la verja. Yo seguí absorto en mis pensamientos hasta que un olor nauseabundo me despertó de estos. Cuando mire a mi alrededor, descubrí de donde procedía ese olor. Detrás de mi, en una esquina, había un cubo. No tarde en averiguar que ese cubo servía para realizar nuestras necesidades fisiológicas y... estaba repleto. Rápidamente y conteniendo las ganas de vomitar, me aleje de este. Iván se percató de esto y aprovecho que pasaba un tipo del campamento para decirle "¡Eh! El cubo esta para cambiar". Este, con una mirada de desprecio, desenfundó su pistola, cogió las llaves del candado y comenzó a abrir este. Una vez abrió, se quedó quieto, como si esperara algo. Nosotros nos quedamos mirándolo. Entonces le dijo a Iván "¿A que esperas? ¿A que lo vacié yo? Ya lo estas cogiendo, te llevó a que lo vacíes y te traigo de vuelta a tu jaula, gorrión. ¡Ah! Y no intentes nada o te pego un tiro". Iván cogió el cubo y se dirigió a la puerta. Cuando llegó a la altura de este, hizo algo que no me esperaba. Le tiro todo el contenido del cubo a la cara. Cuando vi esto, pegué un salto y me incorpore al instante. Después de vaciarle el cubo en toda la cara y mientras este intentaba quitarse la inmundicia de los ojos, Iván cogió la cadena de la puerta, que llevaba el candado en el extremo, y con un rápido movimiento le golpeó en toda la cabeza. El golpe fue tan sumamente fuerte que la cabeza de este individuo se hundió y la cadena se le quedó incrustada. Cayó desplomado en el suelo como un muñeco de trapo. Iván salió rápidamente y cogió nuestros dos subfusiles. Yo le seguí y cuando ya tenía mi arma, comencé a decirle a los demás que nos siguieran. Salieron todos menos la chica que estaba llorando cuando nosotros habíamos llegado. Seguía allí acurrucada, con la cabeza entre sus piernas. Me dirigí hacía ella para sacarla de allí, pero en ese momento, alguien comenzó a gritar "¡Escapan! ¡Los presos se escapan!". Cuando estaba a punto de entrar a la verja para sacar a esa chica, de una tienda de campaña salieron dos tipos y se abalanzaron sobre dos de los hombres que nos acompañaban. Los derribaron al suelo y allí los inmovilizaron. Esta era nuestra oportunidad de escapar. No podía arriesgarme a ayudar a la chica y que nos capturaran en ese momento. Al menos pensé en ese momento. La mire por última vez mientras Iván me llamaba y comencé a correr con Iván y los otros dos, el hombre de pantalones de pinzas y la otra chica.

Corrimos por todo el campamento, mientras salían individuos de todas partes. En nuestra huida, vi una mujer que cogía a varios niños y los metía en una tienda de campaña. La mujer y los niños parecían asustados, como si nosotros fuéramos los dementes. Un chico joven se interpuso en nuestro camino, pero lo derribé de un placaje en el pecho, quitandolo así del medio. Cuando ya estábamos casi fuera del campamento, comenzaron a dispararnos. Iván y yo nos tiramos cuerpo a tierra. Las balas pasaron rozándonos y un par de ellas alcanzaron al hombre que huía junto a nosotros. Este cayó al suelo y fue entonces cuando pude ver que estaba muerto. Una de las balas le había acertado de pleno en la cabeza. La chica seguía huyendo. Cuando las ráfagas cesaron, nos levantamos y abrimos fuego hacia el interior del campamento. Las balas atravesaron todo lo que pillaron a su paso. Las tiendas de campaña saltaban por los aires, empapadas de sangre, cuando eran atravesadas por las balas. Pude ver como acertamos a dos individuos que estaban disparándonos tras unos bidones. Yo paré de disparar, pero Iván seguía ametrallando todo el campamento. Entonces le dije que cesará, que habían niños que no tenían culpa de nada. Iván no me hizo caso y siguió disparando hasta que vació el cargador. Antes de comenzar a correr, observé detenidamente el campamento. Era un absoluto caos. Las tiendas de campaña estaban destrozadas, había cadáveres desparramados por el suelo, el humo brotaba de todos los lados... No había nada más que ver, teníamos que alejarnos de allí.

Comenzamos a correr como alma que lleva el diablo. Lo hicimos tan deprisa que no tardamos en alcanzar a la chica que había escapado con nosotros. Cuando llegamos a su altura, ella nos dijo "¡Vamonos lejos! ¡No tardaran en soltar a los perros! ¡Lo hacen siempre que huye algún preso!". Nada más terminar esa frase, oímos algo a nuestras espaldas. En efecto, eran los perros. Al menos una decena de perros, entre los que distinguí Pitbulls y Mastines entre otros, y nos pisaban los talones, ganandonos terreno rápidamente. Pararse a disparar era arriesgado y si fallaba sería cuestión de segundos que los tuviera encima. No quedaba otra opción que correr. Así lo hicimos. Estábamos tan concentrados en huir que olvidamos a la chica. Esta había quedado rezagada y nosotros no nos habíamos percatado de ello. Cuando lo hicimos fue porque oímos sus gritos. Ya estaba en el suelo y tenía a media docena de canes destrozándola. Era demasiado tarde, no había nada que hacer por ella. Me siento culpable por haberla olvidado de esa forma. Media docena de chuchos estaba cebándose con el cadáver de la chica, pero otros cuatro nos perseguían a nosotros y los teníamos prácticamente encima. No quedaba otra. O disparaba o nos daban caza. Decidí arriesgarme y así lo hice. De una ráfaga elimine a tres de los perros, dejando solo a uno. Este lo tenía a un metro de mi y le disparé cuando estaba saltando en dirección a mi cuello. Le acerté en plena cabeza y la bestia, un grandisimo Rottweiler, salió despedido hacía atrás. Seguimos corriendo hasta llegar a la autopista. Cuando llegamos a este punto, dos perros más nos alcanzaron. Los abatí sin problemas, pero ya no podía repetir la misma hazaña si aparecían más, ya que no me quedaba más munición. A Dios gracias, no apareció ninguno más y pudimos llegar a la casa sin problemas, sanos y salvos, pero fatigados y con un gran susto. Por poco casi servimos de comida para una comunidad de tarados antropófagos.

Como ya he dicho, esto solo lo sabe Eduardo. Por el momento no vamos a hablar de ello con los demás. No quiero ni imaginar el disgusto que se llevaría Belén si se lo contase. Ya ha tenido suficientes sustos estos últimos meses, así que le evitare este. Eso sí, tengo claro una cosa. Cuando nos vayamos de aquí, quiero pasar por ese campamento y liberar a los que han quedado allí. No me quitó de la cabeza a esa pobre chica que se quedo allí. Anoche, con el tema todavía reciente, no pude pegar ojo. Entre los ruidos de la habitación contigua y la imagen de esa chica en mi mente, pase una noche espantosa. En mi cabeza veía una y otra vez a esa joven, allí, acurrucada y llorando, esperando a que llegara su turno para ser devorada. Tuve oportunidad de salvarla pero el instinto de supervivencia me lo impidió. A quién pretendo engañar... Un acto de cobardía nunca puede ser llamado instinto de supervivencia. Creo que esta noche tampoco voy a poder pegar ojo. No lo haré hasta que no vuelva allí y enmiende mi error.


- Erik -



+ 21-05-10 + Expulsados del Edén

Génesis 3:3
Pero del fruto del árbol que esta en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de el, ni le tocareis, para que no muráis.

Génesis 3:6
Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió.

Génesis 3:23
Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.

Génesis 3:24
Y habiendo expulsado al hombre, puso delante del jardín de Edén querubines, y la llama de espada vibrante, para guardar el camino del árbol de la vida.



Nunca me he considerado católico. Ni lo he sido ni lo soy. No creo que si Dios reveló su palabra y voluntad quisiese que una institución se lucrase y modificara su palabra a su antojo, siendo ellos dioses terrenales. Con esto no me refiero solo a la fe católica, sino me extiendo a todas las religiones que ha creado el hombre desde todos los rincones del mundo. Si he comenzado la entrada con estas frases del génesis es porque en la guantera del coche que tomamos prestado unos días atrás, hay cantidad de folios impresos del antiguo testamento. Parece ser, el antiguo propietario de este vehículo era una persona muy religiosa. Y no solo porque están estos textos, sino porque el interior del coche esta adornado con pequeñas cruces y pegatinas beatas, como por ejemplo, una que dice "Dios te ama". Me preguntó si al antiguo propietario del coche, su Dios le ayudo. Espero que sí. Como decía, he comenzado la entrada con estos fragmentos del antiguo testamento porque me han llamado mucho la atención. Aunque conocía algo de ellos, nunca hasta ahora los había leído. Y ahora, sentado en el asiento del conductor, he tenido oportunidad de leerlos detenidamente y ese fragmento es el que más me ha llamado la atención. Como Adán y Eva tenían todo. Tenían un paraíso para ellos solos, paraíso donde no existía el sufrimiento ni el dolor, solo tranquilidad y bienestar. La única condición era que no podían comer el fruto prohibido. Pero ellos no hicieron caso y aun así, a pesar de que lo tenían todo y perdían mucho si lo hacían, lo hicieron. Desoyeron las palabras de Dios y comieron de ese fruto. Entonces fueron expulsados del paraíso. Dejaron atrás ese precioso y tranquilo lugar para ir a un mundo lleno de dolor y sufrimiento. Ese fue su castigo por desobedecer. El mismo castigo que hemos sufrido nosotros.

El día de ayer fue muy movido. De buena mañana, María, Iván y yo fuimos a la gasolinera más próxima. Necesitábamos llenar los depósitos de los vehículos y coger unas cuantas garrafas con combustible para tenerlas en la reserva. El día había amanecido con tormenta y no paraba de llover. Lo rayos surcaban el cielo de lado a lado y los truenos sonaban constantemente. En otras circunstancias, no habríamos salido al exterior con ese clima, pero teniendo en cuenta de que los merodeadores se quedan inactivos bajo la lluvia, era el mejor momento para salir al exterior y realizar la incursión. Montamos en los vehículos, Iván en la furgoneta y María y yo en el utilitario. Circulamos autopista abajo, desandando el camino que semanas atrás habíamos transitado, ya que la gasolinera más cercana estaba en esa dirección. En nuestro camino hacía esta, encontramos a decenas de merodeadores desperdigados en la autopista. Bajo la lluvia, todos permanecían quietos, sin mover ni una sola extremidad. Era impresionante pasar por su lado como si fuéramos invisibles a sus ojos. Ojala fuese siempre así. Esto despertó una conversación entre María y yo. Ella tampoco lograba comprender porque bajo la lluvia se quedaban inactivos. Un comportamiento verdaderamente extraño. Mientras hablábamos de ello, me percate de otra cosa que no me gusto ni un pelo. Todos los merodeadores que nos íbamos encontrando, todos se habían parado hacía la misma dirección: autopista arriba, dirección donde esta la casa de los abuelos. Aunque se que los merodeadores nunca llegan a la casa, eso no me gusto nada.

Llegamos a la gasolinera y una vez allí, comenzamos a llenar los depósitos y las garrafas sin problemas. Mientras mis compañeros realizaban esta tarea, yo me di una vuelta por el recinto de la gasolinera. El suelo estaba lleno de marcas de neumáticos. Eran de no hace mucho. Seguí caminando y me adentré a la tienda 24 horas. Esta estaba patas arriba. Todos los artículos que habían quedado ajenos al saqueo ahora estaban todos esparcidos por el suelo del recinto. Las mesas de la cafetería, las que no estaban volcadas, estaban juntas. Cuando me acerqué a estas, pude ver que estaban llenas de sangre seca. Toda la mesa y parte del suelo. Encima del charco de sangre, habían varios paquetes de vendas. Alguien había utilizado este recinto como un hospital improvisado. Alguien había traído aquí a alguien herido y lo había intentado curar. Cuando me disponía a salir, me llamó la atención algo. En el suelo habían unas cuantas pisadas de bota. La sangre formaba el dibujo de la suela de la bota. Estaba de cuclillas observado esto cuando un ruido que provenía de detrás del mostrador me sorprendió. Giré la cabeza rápidamente y me quedé fijamente mirando esperando lo peor. Aguarde unos segundos, pero ya no se oía nada. Pensé que sería una alimaña, pero justo cuando pensé eso, un cadáver andante se irguió tras el mostrador. Me quedé observándolo por un instante. En ese trascurso de tiempo le dio tiempo a salir del mostrador y comenzar a andar torpemente hacía mi. Tenía toda la pierna vendada y parte del antebrazo. Llevaba una tremenda barba y unas gafas de sol todavía puestas. La hebilla de su pantalón colgaba de este y arrastraba por el suelo a su paso. Cuando estaba ya a apenas 3 metros de mi, le apunté y efectué 3 disparos con el subfusil en modo semiautomático. Este cayó al suelo desplomado. María e Iván no tardaron en entrar a la tienda gritando "¿Que ocurre? ¿Estas bien?". Les dije que me había aparecido un merodeador, nada más. Ellos se acercaron a este para cerciorarse de que estaba "muerto". Entonces salí de la tienda y María no tardó en seguirme. Me dijo "Vamos, tenemos que llenar las garrafas e irnos". Me extraño que Iván no saliera con ella, así que entre de nuevo a la tienda para buscarlo. Me lo encontré allí, de cuclillas junto al cadáver del merodeador. Lo observaba, totalmente absorto. Me acerqué a él y le pregunté que ocurría. Cuando me oyó, se sobresaltó y me apuntó con su arma. Cuando me reconoció, reaccionó y bajo su arma, no sin antes pedirme disculpas. Acto seguido se levantó y andó hacía la puerta. Cuando le pregunté que había visto, su respuesta fue "Nada. Llenemos eso y marchémonos". Nunca había visto a Iván así de extraño. Era como si estuviese preocupado por algo. Me acerqué al cadáver y lo observé para ver que había llamado la atención de Iván. No vi nada fuera de lo común. Un simple merodeador. Igual de asqueroso como todos. Pero había algo que me llamó la atención en el último momento. Le faltaba la hebilla del pantalón. ¿Donde estaba si cuando iba hacía mi la llevaba arrastrando? ¿La había cogido Iván? ¿Para qué? No lo sé. No me he atrevido a preguntarle.

Cuando terminamos de llenar las garrafas y con el depósito de los vehículos lleno de combustible, pusimos rumbo de nuevo a la casa. El trayecto transcurrió como el de ida, sin problemas. Los merodeadores permanecían quietos bajo la lluvia. Nada más llegar a casa, le entregamos las armas a Joaquin y descansamos un rato hasta bien entrada la tarde. Viendo que era imposible trabajar en la granja, decidí ayudar a Mercedes y las chicas a preparar la cena. Serían las 8 de la tarde aproximadamente, cuando mientras me encontraba en la cocina con Mercedes, Belén y Esther, que estábamos pelando y cortando unas patatas, se oyeron unos gritos provenientes del último piso. Todos nos quedamos congelados y nos miramos entre si. A Belén se le cayó la patata que estaba pelando al suelo. Cuando sonó el segundo grito, no perdí tiempo y cuchillo en mano, comencé a correr hacía el piso de arriba. Mientras iba subiendo las escaleras, oía un tremendo barullo. Era como si alguien estuviese volcando muebles y tirando el mobiliario contra las paredes. Llegué al último piso y comencé a buscar de que habitación procedían los gritos. Cuando vi la famosa habitación de los ruidos entre abierta y los golpes sonando en esa habitación, me estremecí. No me lo pensé más y de una patada abrí la puerta. Allí había una profunda oscuridad que era rasgada por los rayos de luz del ocaso que se colaban por la persiana. Hasta que mi vista no se acostumbro a esa oscuridad, no pude ver que estaba pasando. En una esquina estaba Elena, permanecía semidesnuda y acurrucada en un rincón. Delante de ella, con una lámpara de pie de madera en las manos y sin camiseta, estaba Iván. Esgrimía la lámpara contra alguien que había ante él. No tarde en descubrir que era un merodeador. Iván le propinó con la lámpara un golpe en la cabeza que lo hizo tambalearse. Entonces salté sobre el merodeador y lo derribé al suelo. Yo caí encima de él y comencé a asestarle puñaladas en la cabeza. No paré hasta que dejo de moverse. No lo vi venir, ni siquiera se de donde salió, pero otro merodeador se me echo encima. Estaba esperando que me clavara su dentadura en mi espalda, cuando Iván lo cogió y lo lanzó por la habitación. Este aterrizó sobre la ventana, rompiendo el cristal y la persiana. La persiana quedo hecha trizas y la luz entró en la habitación, haciendo desaparecer la penumbra. Entonces pude ver la escena. El merodeador que me había atacado e Iván lo había lanzado era un niño de unos 13 años. Este se estaba levantando. A su lado, había unos cinco merodeadores más. Uno de ellos, una mujer, estaba atada a una silla y luchaba por soltarse. Sus ojos estaban clavados en nosotros y abría y cerraba la boca sin parar. Otro de ellos caminaba junto a la pared. En su manos portaba una barra de hierro que arrastraba por el suelo. No parecía que sostuviera esa barra por voluntad, sino que murió con esa barra en las manos y ahí le quedo encajada, en sus dedos desencajados. Otro de los merodeadores estaba atado de un brazo a uno de los sillones. El brazo que tenía libre de las ataduras lo extendía hacía nosotros. Los otros dos los teníamos prácticamente encima. En ese momento, Joaquin apareció en la puerta y gritó "¡Malditos! ¡os dije que no abrierais esta habitación!". Salí corriendo hacía la puerta seguido de Iván, que llevaba a Elena en brazos. Cuando ya estábamos fuera, intente cerrar la puerta, pero el brazo de un merodeador se coló por la rendija de la puerta, impidiéndome cerrar la puerta. No había nada que hacer. Un par de brazos más se colaron. Entonces solté la puerta y les grité a todos que corrieran escaleras abajo. Así lo hicimos. Cuando inicié la huida, vi a Eduardo en las escaleras, mirando con cara de espanto la escena. Cuando llegamos al piso de abajo, Eduardo comenzó a gritarle a Joaquin que donde estaban las armas. El viejo solo repetía "¡Ni hablar! ¡Es mi familia! ¡No les haréis daño!". Iván, en un arrebato de locura, cogió a Joaquin de la camisa y lo elevó un metro por encima del suelo, empotrandolo en la pared. Le dijo "O nos das las armas o no espero a que esas cosas te maten a ti y a tu mujer. Yo mismo lo haré ahora". Joaquin no abrió la boca hasta que Mercedes, llorando y gritando, dijo que estaban en la despensa de la cocina. Iván lo soltó y junto a Eduardo corrieron a la cocina. Los cuatro merodeadores ya estaban a mitad de la escalera. Belén soltó un grito cuando los vio bajando. María cogió un jarrón y se lo lanzó a uno de ellos. Iván y Eduardo no venían y estos ya estaban casi en el comedor. Agarré fuerte mi cuchillo y me puse el primero para recibirlos. En ese instante, arriba, a espaldas de los merodeadores, apareció Fede, que por lo visto estaba en descansando en nuestra habitación cuando todo ocurrió. Portaba una silla y comenzó a gritarle a los merodeadores. Los dos más rezagados se giraron y cambiaron el rumbo escaleras arriba, hacía él. Los otros dos seguían bajando las escaleras, hacía nosotros. Fede fue a por el que tenía más cerca y le propino un golpe con la silla. Este se tambaleo y cayó rodando escaleras abajo. Cuando este aterrizó en el suelo del comedor, los otros ya habían llegado también a este. Tenía a uno casi encima y levanté mi cuchillo para asestarle una estocada, cuando la katana de Eduardo hizo aparición, decapitando al podrido. Eduardo me apartó de un empujón y fue a por el otro. De dos tajos lo dejo fuera de combate. En ese instante, sonaron dos disparos de escopeta que derribaron al niño merodeador que iba a por Fede. Eduardo eliminó al cuarto merodeador, que se estaba levantando.

La casa quedó hecha un cristo. Las paredes estaban llenas de agujeros por los disparos, el suelo lleno de mobiliario destrozado, los cadáveres de los merodeadores por allí destrozados... Mercedes permanecía arrodillada en el suelo ante uno de los cadáveres, llorando y repitiendo "Hijo mio... hijo mio...". Joaquin estaba en estado de shock, mirando todos los cadáveres. De repente, cogió y comenzó a subir escaleras arriba. En ese momento, cogí a Iván de la camiseta y lo arrastré hasta la cocina. Una vez allí, el cogió y me miró con ojos de sorprendido. Entonces me acerque a su cara y le dije "Dime que cojones hacíais en esa habitación". Iván guardo silencio como si no quisiera hablar, pero cuando se lo repetí, esta vez zarandeándolo, empezó a hablar. Dijo "Erik, tranquilízate, tío. En serio, no sabíamos que tenían esa mierda en la habitación, te lo juro. Hemos entrado porque la vieja no nos deja dormir con las tías y yo tengo mis necesidades, nano. Llevo sin zumbarme a Elena desde que estamos aquí y me subo por las paredes. Habíamos pensado que podíamos darnos un revolcón rápido en esa habitación, ya que los viejos nunca suben. Cuando nos hemos metido y estábamos en plena faena, nos ha sorprendido una de esas cosas. No tenía ni idea de lo que había ahí, créeme...". Me disponía a decirle lo capullo que es él y su amiguita, cuando la voz de Joaquin sonó en el salón. Decía "Fuera de esta casa". Salí a ver que ocurría y me encontré a todos mis compañeros a un lado del salón. Ante ellos, estaba el viejo con su escopeta. Al verme, repitió "No os quiero en mi casa. Os hemos dado nuestra hospitalidad, cobijo, habéis comido de nuestra comida, habéis sido uno más... solo os pedimos que acatarais nuestras normas y una de ellas era que no entrarais a esa habitación. No habéis respetado las normas de esta casa y por ello os tenéis que ir. Esa gente que habéis matado eran nuestros hijos, nuestras nueras, nuestros nietos...". No pude aguantar más y le tuve que contestar. "Esas personas ya no eran vuestra familia. Hace tiempo que dejaron de serlo. Solo eran unos merodeadores más y nunca volverían a ser las personas que vosotros conocisteis. Estaban muertos y eran un peligro..." dije. Joaquin, encolerizado por mis palabras, dijo "¡¿Y como sabes que nunca volverían ser personas normales?! ¡¿Como sabes que Dios no tenía otro destino para ellos?! Por culpa vuestra, por culpa de pecadores como vosotros, Dios nos envió este castigo y pagaron personas inocentes como mi familia. No merecéis estar en esta casa, merecéis estar ahí fuera y que Dios os haga padecer el mal que os ha enviado. Y pensar que mi mujer y yo estuvimos a punto de deciros que podíais quedaros para siempre... Por favor, coger vuestras cosas e iros de aquí. Tenéis diez minutos para recoger todo. Nosotros tenemos que dar un entierro cristiano a las personas que habéis asesinado". No necesitábamos oír más. Nos querían fuera y no era algo negociable. Recogimos nuestras cosas y las cargamos en los vehículos. Una vez fuera, miré a la casa y decidí entrar por última vez. Los ancianos estaban arrodillados ante uno de los cadáveres. Joaquin me miro y comencé a hablar. Mis palabras fueron "Sentimos mucho lo que a ocurrido. Si pudiéramos volver atrás en el tiempo, desharíamos este mal. Ya de paso, quiero daros las gracias en nombre de todo el grupo por la hospitalidad que nos habéis brindado... Gracias por todo". Joaquin me miró a los ojos, pero sin decir nada, cambio su mirada hacía el cadáver. Mercedes seguía llorando. Ande hasta la puerta, les dije "Cuídense" y cerré la puerta. Mis compañeros ya estaban en los vehículos esperándome. Me puse al volante del utilitario y nos pusimos en marcha.

Ya estamos de nuevo en el mundo real. Exiliados del paraíso. Expuestos a los peligros de un mundo podrido, de un mundo sin leyes, de un mundo muerto.


- Erik -


Última edición por Miembro de la resistencia el Mar Ago 31, 2010 9:45 pm, editado 1 vez
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Mensaje  maldo Mar Ago 31, 2010 2:06 am

estoy siguendo la historia en tu blog...esta muy interesante.

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esperando la proxima actualizacion Smile gracias.

PD: yo creo que los zombies estan fuertemente guiados por el olfato.. ya que cuando estaba refugiados en la casa de los ancianos el viento no corria desde la casa hacia los zombies por eso no los pudieron descubrir... y ahora miguel el fanatico pudo ingresar a la jaula con zombies ya no creo que sea tan estupido, ya que encontro la forma de mesclarse con ellos sin que se lo comieran..
el tiene que tener alguna glandula especial o creo una esencia para que no se lo comieran... pero ya se sabe que hay una solucion XD hace falta una inmigracion de la resistencia algo con muchos zombies al ataque...
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Mensaje  Miembro de la resistencia Mar Ago 31, 2010 9:43 pm

Saludos Maldo! Sobre el tema de los zombis y porque no atacan a Miguel, todavía no puedo adelantar nada. Ni siquiera decirte si vas mal o bien encaminado. Solo diré que la explicación será bastante lógica, nada de explicaciones fantásticas y demás. La historia, dentro de este género fantástico, esta siguiendo un argumento totalmente realista. Lo que si te puedo adelantar es que la explicación al don de Miguel se conocerá en 10 entradas como mucho. Quizás antes... Un saludo! zombie MS 10
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Mensaje  Miembro de la resistencia Mar Ago 31, 2010 9:54 pm

+ 23-05-10 + Asalto y liberación

Tengo grabado en la mente el brillo de la luna de esa noche. Era... un brillo extraño. Algo me decía que algo malo iba a ocurrir. Una de esas premoniciones que no sabes de donde vienen pero sabes que se van a cumplir. Todos estaban durmiendo. Habíamos acampado al borde de la autopista. Eduardo y los demás dormían en la furgoneta mientras que en el utilitario estábamos Belén y yo. Yo miraba la luna y no paraba de pensar en todo lo sucedido. Todo lo ocurrido hasta la fecha. Por mi mente desfilaban miles de rostros de podridos. Los veía andar por ciudades vacías, por edificios públicos, por sus casas... No se porqué mi mente recreaba esas imagenes. De repente, Belén me tocó la mano. Por lo visto, llevaba un buen rato despierta. Me dijo que en que pensaba. Yo le contesté que en nada en concreto. Sin venir a cuento comenzó a besarme el cuello mientras me acariciaba el pelo. Permanecí quieto dejándome llevar. Hacía tanto tiempo que no sentía una muestra de cariño suya... De un rápido movimiento, saltó de su asiento y se situó encima mía. Comenzamos a besarnos, a quitarnos la ropa desenfrenadamente, tocarnos todo el cuerpo... y ocurrió todo. Los cristales del coche estallaron en mil pedazos. Belén gritó asustada. Un gran número de siluetas camufladas por la oscuridad de la noche rodeaban el coche. Intenté estirar el brazo al salpicadero para coger mi arma pero no me dio tiempo. La puerta del vehículo fue abierta y varias manos tiraron de nosotros con una fuerza sobrehumana. Ambos caímos al exterior. Belén se abrazó a mi mientras yo observe a nuestros agresores. Los miré a la cara uno a uno. Habían hombres y mujeres de todas las edades... No me cabía duda, conocía esas caras. Eran los del campamento de caníbales. Todos nos miraban con una extraña sonrisa. Nos observaban detenidamente. Nos devoraban con los ojos. Intente ponerme en pie para atacarles pero me inmovilizaron rápidamente. Mire al frente. Eduardo y los demás estaban en las mismas que nosotros. Comencé a gritar que nos dejaran en paz, que les daríamos comida, pero eso solo hizo que comenzaran a reírse a carcajadas. Lo que comenzaron a hacer a continuación es una imagen que no paro de recrear en mi mente. Levantaron a Iván y entre varios comenzaron a asestarle puñaladas. Una tras otra, en el pecho, en el abdomen... levantaron a los demás y comenzaron a hacer lo mismo. Los cortaban separando sus extremidades. Los estaban desmembrando a sangre fría. Mientras yo gritaba con todas mis fuerzas y los maldecía, levantaron a Belén. Ella también gritaba. Sabía que le iban a hacer lo mismo. Dos de ellos sacaron sus cuchillos y el primero se lo hundió en la garganta. Mientras la sangre se derramaba, yo entraba en estado de shock. No podía gritar, no podía moverme... solo mirar. Empezaron a tirar de sus extremidades y su cuerpo se partió en dos. Dejaron caer sus restos al suelo y, como si se pusieran de acuerdo, todos se tiraron al suelo a devorar los cadáveres. A mi me dejaron ahí tirado viendo como devoraban los cuerpos de mis compañeros y de mi novia. En ese momento me levanté y me acerque. Sin más, me tiré sobre el cadáver de Belén y me puse a comer de los restos. Con mis manos apartaba restos ensangrentados, los seleccionaba y me los llevaba a la boca. Todos a mi alrededor hacían lo mismo. Eramos bestias. Animales. Por unos instantes mire mis manos. Estaban despellejadas... podridas... Lo último que recuerdo era como del cadáver de Belén sacaba un muñeco. Un pequeño muñeco que parecía de goma. Tenía brazos y pies... era un feto. Me lo llevé a la boca y lo devoré...

No se porqué he tenido esa clase de sueño. Hacía tiempo que no tenía pesadillas de este calibre y mucho menos tan sumamente bizarras. Yo convertido en un merodeador devorando a Belén, desmembrando su cuerpo y comiendo ¿un feto?. No tengo ni idea que quiere decir este sueño. Hay algo a lo que si le encuentro explicación y es a la aparición que hacen los caníbales en el sueño. Hemos vuelto a tener contacto con ellos.

Después del destierro de la casa de Joaquin y Mercedes, permanecimos acampados en una zona segura y bien oculta. Dicho destierro nos había pillado con los preparativos del viaje a mitad, así que decidimos acampar al menos unas 24 horas para terminar de organizarlo todo bien. Pasamos todo el día con los preparativos. Recuento de alimentos, recuento de munición, limpieza de las armas, trazado de rutas alternativas en el mapa... No paramos en todo el día, pero a pesar de eso, yo solo pensaba en una cosa. En la chica que deje en el campamento de los caníbales. Mi mente era asaltada por cantidad de preguntas. ¿Estaría viva? ¿Ya la habrían devorado? ¿Por qué no la salvé cuando tuve ocasión? Era consciente de que si no volvía a por ella, el sentimiento de culpabilidad no me iba a dejar dormir como no me había dejado hasta ahora. No aguante más y cuando llegó la hora de la cena, conté a todo el grupo lo que nos había ocurrido en nuestra última incursión. Iván y Eduardo me miraron sorprendidos cuando comencé a relatar lo sucedido. Los demás, sobretodo Belén, también se quedaron boquiabiertos. Belén se llevó las manos a la boca cuando relaté todo lo que allí vimos y lo que estuvieron a punto de hacernos. Cuando termine el relato, expuse mi intención: Volver a rescatar a esa chica y a los que quedaran allí cautivos. La forma de hacerlo, entrar a sangre y fuego. La respuesta por parte de todo el grupo me dejo asombrado. Un rotundo NO. Esperaba ese NO de Belén, pero no de boca de Eduardo y Fede. Más sorprendido me quedé cuando al alegar "Son seres humanos. Tenemos que ayudarles", Eduardo me respondió "Erik, te comprendemos. Al menos yo te comprendo. Se que eres una gran persona. No soportas el sufrimiento ajeno y te dejarías la piel por ayudar a los demás. Lo has demostrado hasta ahora. Pero tienes que comprender algo. El grupo esta cansado de sufrir y yo el primero. No queremos ver más muertes, no queremos ser participes de masacres innecesarias. Solo debemos de preocuparnos por nosotros, por nuestras vidas y que el mundo siga su curso. Queremos llegar a Reus y olvidar. Olvidar todo lo que hemos visto y hemos sufrido. Es hora de que pensemos en nosotros, ya que no somos hermanitas de la caridad. Como has podido comprobar con Joaquin, cada uno mira por su propio interés y es algo que ahora veo lógico y normal. Por salvar a esa gente no podemos ponernos en peligro nosotros. Que cada palo mantenga su vela. Lo siento...". Iván me miró y acompaño las palabras de Eduardo con un "Tiene razón, hermano". No contesté. No podía comprender actitud tan poco humana y egoísta. Me fui al coche indignado, me tapé con una manta e intente dormir. En el asiento trasero estaba Thor, mirándome. Parecía que supiera que estaba enfadado. Me dio unos lametones y se tumbó a dormir. Pasaron las horas y permanecí dentro del coche, dándole vueltas al asunto. Vi como todos se metieron en la furgoneta, Iván se subió al techo de esta para hacer la primera guardia y Belén entró a nuestro vehículo. Cerré los ojos y me hice el dormido. Ella me dio un beso y se tapó. No tardo en dormirse. Paso una hora aproximadamente. Todos dormían menos Iván, que estaba haciendo la guardia. Se encontraba de espaldas a nuestro coche. Entonces hice lo que llevaba horas pensando hacer. Si nadie iba a ayudar a esa gente, iría yo solo. Si ellos podían dormir tranquilos con ese peso en su conciencia, yo no era capaz. Abrí la puerta del coche lo más silenciosamente que pude. Thor levantó la cabeza y me observó. Como si de una persona se tratase, me llevé el dedo a los labios y le hice un gesto de que no hiciera ruido. Salí y cerré la puerta muy despacio. En mis manos llevaba mi subfusil. Quedaban pocos cargadores, así que tenía que evitar abrir fuego. Iván seguía sin percatarse de mi presencia, ya que estaba de espaldas. Aproveché esto y comencé a andar lentamente rumbo a unos arbustos, con tan mala suerte que pise una rama. Eso fue suficiente para alertar a Iván, que no tardo en apuntarme. Con gestos le dije que no alarmara a los demás, que era yo. Este me miro extrañado, bajo del vehículo y se me acercó. Me preguntó que a donde iba. Mi respuesta fue "A mear", a lo que me respondió "¿Desde cuando llevas el subfusil y no la pipa para ir a mear? Erik, no me caído de un nido, tú y yo sabemos a donde vas y solo te puedo decir que estas loco...". Aguardé en silencio unos segundos, mirándole a los ojos y apuntilló su frase "...pero no tanto como yo. Vamos para allá, nos los cargamos, sacamos a esa tiparraca de allí y volvemos. Pensándolo bien, tengo ganas de marcha y de terminar lo que empezamos". Le dije que no, que debía volver a su puesto de vigía, que me dejara a mi solo. Contestó "No es negociable. O voy contigo o no vas a ningún lado. No te preocupes por la guardia, aquí no hay merodeadores cerca. Ya lo has comprobado hoy, si estuviesen cerca, habríamos visto a alguno. Además, será rápido. Vamos, cuanto antes salgamos más tardaran en echarnos de menos". No tenía otra opción. Juntos comenzamos a andar en busca de la famosa arboleda. No necesitábamos linternas, la luz de la luna era impresionante. Era como un inmenso foco que nos alumbraba.

Caminamos hasta encontrar la arboleda y, una vez en esta, nos internamos en busca del dichoso campamento. No fue fácil transitar por aquí, ya que los arboles apenas filtraban la luz de la luna y como se dice vulgarmente, no veíamos ni tres montados en un burro. Andamos durante unos minutos hasta que divisamos una pequeña luz anaranjada en la lejanía. No cabía duda. Era el campamento de los antropófagos. Conforme nos íbamos aproximando, descubrimos que dicha luz era de una hoguera todavía encendida. Alrededor de esta se vislumbraban algunas tiendas de campaña. Parece ser que después de nuestra escabechina, los supervivientes no habían perdido el tiempo y habían reconstruido su pútrido poblado. Nos situamos a una distancia prudente y observamos. Tenían que tener a alguien haciendo guardia. Tenían que tenerlo... Buscamos con la mirada, hasta que lo vimos. Caminando entre las tiendas de campaña, con una escopeta en sus manos, apareció un individuo. Se situó junto a la hoguera, se desperezó y acto seguido se sentó en una silla que allí había. De su cinturón saco un machete y cogió algo que había cerca de la hoguera. Era un trozo de carne. Restos de la cena de esa noche, supongo. Lo peor de todo es que os podéis imaginar que clase de carne debía de ser. Verlo cortar rodajas y llevárselas a la boca me produjo un profundo asco por el cual casi vomito. Miré a Iván y le pregunté que se le ocurría. Él me contestó "Me voy a alejar unos metros. Tú solo tienes que hacer algo para llamar su atención. Cuando se acerqué para ver que es, lo sorprenderé por la espalda. Fácil y rápido". Iván se alejó de mi posición reptando y yo busqué alguna forma de llamar su atención. Lo único que se me ocurrió fue mover unos arbustos que tenía delante de mi. Cuando hice esto, el individuo miró rápidamente, se levantó y apuntó a mi dirección. Recé porque no fuera de los que disparan y luego preguntan. A Dios gracias no fue así, ya que de lo contrario no estaría aquí relatándoos lo ocurrido. Como os iba diciendo, se levantó y apuntando con la escopeta, comenzó a mirar. Ocultó en los matojos, moví una vez más los arbustos. Este, sorprendido, comenzó a andar cautelosamente hacía mi posición. Como dice el refrán, la curiosidad mato al gato. Cuando estaba a mitad de camino entre mi posición y el campamento, Iván emergió de las sombras, por su espalda, y le asestó una serie de golpes en la espalda mientras le tapaba la boca. Me sorprendió que dichos golpes dejaran fuera de combate a ese hombre, entonces comprendí que los golpes no fueron tales golpes. Descubrí que Iván le había asestado unas puñaladas cuando vi un cuchillo ensangrentado en sus manos. Lo primero que le dije fue que por que había hecho eso, que no había necesidad de matar a nadie. Su respuesta fue contundente: "Tú eliges: Esto o pedirles por favor que nos entreguen a los rehenes. No me seas niño, joder, sabías a que venías. No perdamos tiempo". No comparto ni apruebo el matar a sangre fría. Aunque pensándolo detenidamente, soy el menos adecuado para hablar. Andamos casi agachados por el campamento. Caminamos entre las tiendas intentando hacer el menos ruido posible. Mientras andábamos, yo me iba fijando en todos los detalles. Había ropa tendida, juguetes por todos los lados, libros y revistas, hasta un balón de fútbol... Sigo sin comprender como gente tan aparentemente normal, podía actuar de esa forma.

No tardamos en llegar a las vallas donde encerraban a su "comida". Inconscientemente, comencé a buscar a esa chica. Deseaba con todas mis fuerzas que siguiera viva, que estuviera allí, que no la hubieran devorado. Allí estaba, acurrucada en un rincón y tapada con una manta. Parecía dormida. Junto a ella, habían dos personajes más, un chico joven que permanecía sentado y nos observaba con cara de desconcierto, y otro que estaba tumbado y durmiendo, al menos, aparentemente. Miré al que estaba despierto y le hice el mismo gesto que momentos antes le había hecho a Thor. La pequeña diferencia estaba que ahora se la estaba haciendo a un ser racional que entendía mi gesto. Iván cogió las llaves del candado, que estaban colgadas en el mismo árbol de días atrás. Lentamente y sin hacer ruido, abrió el candado y retiró la cadena. La chica y el individuo del suelo se despertaron y nos miraron sorprendidos. Entendieron a la perfección nuestro gesto de "salir de aquí". Una vez estaban todos fuera, les dijimos en voz baja que nos siguieran y emprendimos la marcha. Pero no andamos unos cinco pasos cuando nos detuvimos en seco. La cremallera de una de las tiendas se abrió y de ella salió un personaje diciendo "Manué, ya voy a darte el relevo...". Se cayó en seco cuando en vez de a "Manué" nos vio a nosotros, encañonandolo. Iván desenvaino su cuchillo y, de un rápido movimiento, se lo puso en el cuello, diciendo "Cualquier tontería y eres comida para los perturbados de tus amigos". Este comprendió que Iván iba en serio y no dijo ni mú. En ese mismo instante recordé lo que había hecho momentos antes con el otro individuo y deduje que lo iba a repetir con este. Mis palabras fueron "Iván, no lo hagas si no da motivos. Nos lo llevamos con nosotros. Al menos, hasta que estemos lo suficientemente alejados para que no de problemas". Mi compañero me miró atónito y dijo "¿Que qué? ¿Que lo llevamos con nosotros? Sí, y ya de paso lo emparejamos con Esther, no te jode... ¿Estas en tus cabales?". Le dije que me hiciera caso por una vez. Le costó, pero accedió a regañadientes. Con este individuo delante, encañonado y sin perderle de vista, y los liberados detrás de nosotros, comenzamos a transitar por el campamento. Una vez salimos de este, Iván me dijo "Se me olvidaba, Erik. Cuando entrabamos al campamento he visto unas latas de gasolina llenas. Nos son de utilidad, así que voy a volver a por ellas. Me acompañara uno de estos que hemos liberado, para ayudarme. No tardaré, pero de todas formas, ves yendo a nuestro campamento con los demás. Y no pierdas de vista a tu amigo el caníbal". No me dio tiempo a decirle que se olvidara de la gasolina, en cuestión de segundos ya había cogido de la camiseta y arrastrado al chico más joven que habíamos liberado e iban de vuelta al campamento. Yo seguí transportando al rehén y a los otros dos.

Habíamos recorrido las mitad de nuestro trayecto, cuando ya me extrañaba que Iván y el otro no estuvieran de vuelta. Fue entonces cuando algo me llamó la atención. A nuestras espaldas, se había levantado una tremenda luz que iluminaba casi toda la arboleda. Era una luz anaranjada que cubría todo el campamento. Esa luz eran llamas que estaban devorando el campamento entero. El fuego cubría todas y cada una de las tiendas de campaña. No tardaron en oírse gritos desesperados. Podía ver fulgurantes siluetas que, cubiertas en llamas, corrían e intentaban alejarse de la tremenda hoguera en la que se había convertido el campamento. No llegaban muy lejos y caían desplomados. El rehén se dejo caer de rodillas al suelo y con la mirada clavada en su comunidad, nos dedico un "Hijos de puta... Sois unos hijos de puta asesinos...". Al escuchar sus palabras no pude evitar pensar la frase de "Le dijo el muerto al degollado". Las llamas no tardaron en propagarse de árbol en árbol. El incendio ya se había declarado y era obvio que dicha arboleda tenía las horas contadas. Mientras observábamos las inmensas llamas, no tardaron en aparecer Iván y su acompañante, ambos cargados con latas de gasolina. Cuando, exhausto y sonriente, llego a nuestra posición, le pregunté que cojones había hecho. Su respuesta fue "Que les jodan. Se lo merecían" y comenzó a andar. En ese campamento habían mujeres y niños y acababan de perecer engullidas por las llamas. Los de ese campamento no merecían vivir por todos sus actos, pero hasta que punto esta justificado lo que había hecho Iván. No lo sé. Por una vez, decidí no juzgar su acto y no decirle nada. Que lo juzgue Dios si existe. Yo mirare el lado bueno, esa gente no volverá a matar a nadie más. Cuando Iván paso junto a a nuestro rehén, le dio las latas de gasolina y le dedicó unas palabras, que fueron "Y tú, no te acostumbres mucho a respirar, que en cuanto pueda te convierto en comida de perro". Este escupió a sus pies en respuesta.

Cuando llegamos al campamento, todos estaban despiertos. Parecía que nos habían estado buscando durante un buen rato. Todos se asombraron al ver que veníamos con más gente. Lo primero que hizo Belén fue darme un tortazo, por el susto que le había dado, y seguidamente un abrazo, por la alegría de ver que estaba bien. Mientras yo conté todo lo sucedido, Iván ató y amordazo al rehén. No fue idea suya, sino mía. Lo hizo a regañadientes, como no. Sigue pensando que lo mejor es matarlo. Yo solo quiero una cosa de esa persona, así que estando yo aquí no le a tocado ni le va a tocar ni un pelo por el momento. Cuando conté lo ocurrido y aguanté la bronca de todos (Eduardo, a día de hoy, sigue sin dirigirme la palabra), los nuevos se presentaron. El chico que había ayudado a Iván a quemar el campamento, se llama Juanca. Es un chico de unos 27 años, de estatura media y pelo castaño. El otro se llama Hans, de 38 años y, como delata su pelo rubio y ojos azules, es alemán. Se que es un tópico, pero saltaba a la vista. Habla un español perfecto. Y la chica... la chica no dijo su nombre. Por no decir, no ha dicho nada hasta ahora. Es como si estuviera muda o en estado de shock. No habla, no se comunica ni por gestos, nada. Solo nos observa con mirada de asustada y se pasa largas horas lloriqueando. Por más que le hablamos y la consolamos, no sale una palabra de sus labios. No se que le pasa. Quizás los acontecimientos de los últimos meses la han dejado así o quizás era una chica con problemas mucho antes de que todo esto comenzara. Sea como fuere, me alegro de que la hayamos salvado. A ella y a los otros dos. Hemos salvado tres vidas. Aunque el precio haya sido quitar unas cuantas. Esto último no me quita el sueño.

Al contrario.

Por fin puedo dormir tranquilo. He enmendado mi error.


- Erik -
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Mensaje  Battousai Mar Ago 31, 2010 10:06 pm

no tengo muchos problemas en cuanto a que no hayan transcurrido las 24 horas reglamentarias cuando se trata de vuestros trabajos, pero que el lapso entre mensaje y mensaje sea de apenas 10 minutos no, asi que ojo con los dobles posts
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Mensaje  Miembro de la resistencia Mar Ago 31, 2010 10:19 pm

Battousai escribió:no tengo muchos problemas en cuanto a que no hayan transcurrido las 24 horas reglamentarias cuando se trata de vuestros trabajos, pero que el lapso entre mensaje y mensaje sea de apenas 10 minutos no, asi que ojo con los dobles posts

Si habilitarais la opción de "Eliminar Post", estas cosas no pasarían, ya que los foreros que nos equivocamos en estas cosas podríamos enmendar el error sin necesidad de que nos digan que nos hemos equivocado

Wink
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Mensaje  Battousai Mar Ago 31, 2010 10:24 pm

pero no esta habilitada, ni falta que hace para no hacer doble post, es tan sencillo como mirar la hora, y ni eso, con mirar el mensaje tuyo, y si te sale el boton de editar es que no han transcurrido 24 horas, lo cual os indica que si escribis a continuacion es doble post
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Mensaje  Leafar Mar Ago 31, 2010 10:37 pm

yo estoy deacuerdo con miembro acerca de dar derechos para modificar, borrar... los posts que uno hace en Tus Trabajos, yo ya se lo había comentado a Neo, pero me dijo que no hay na que hacer. Asi que a mamasla nos toca XD
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Mensaje  Battousai Mar Ago 31, 2010 10:52 pm

no podemos hacer eso por la sencilla razon de que, al daros poderes de edicion, modificacion y/o borrado no serian unicamente para vuestro trabajo, vuestro post o esa seccion en concreto, os los dariamos para todo el foro, y como comprendereis no vamos a dar esos poderes a cualquiera, porque tanto los puede utilizar para modificar sus trabajos como para borrar todo el foro, y eso como que no
ademas, con las herramientas que disponeis teneis de sobra para cumplir todas las normas, no os hacen falta mas

por cierto Leafar, ojo con el lenguaje sms
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Mensaje  Miembro de la resistencia Vie Sep 03, 2010 3:42 am

Battousai escribió:pero no esta habilitada, ni falta que hace para no hacer doble post, es tan sencillo como mirar la hora, y ni eso, con mirar el mensaje tuyo, y si te sale el boton de editar es que no han transcurrido 24 horas, lo cual os indica que si escribis a continuacion es doble post
facil, sencillo y para toda la familia

Hombre, cuando los foreros lo pedimos será porque SI hace falta. Y para no hacer doble post si que sería útil, ¿sabes por qué? Yo te lo explico. Como tu dices, fácil, sencillo y para toda la familia. Servidor, al igual que muchos foreros, no frecuentamos asiduamente foros, ya que las tareas del día a día y el deber de poseer una vida más allá de un pc nos hace imposible estar pegado la mayor parte del día a la pantalla. Hasta aquí vamos bien. Bueno, pues al no frecuentar el mundo cibernetico, a veces cometemos errores (al igual que tú, supongo. A pesar de que poseas el maravilloso rango de moderador, no creo que seas un ser perfecto, ni mucho menos. A no ser que este rango otorgue superpoderes ;P) como publicar un doble post, ya que olvidamos dicha norma de no postear varios post en pocos minutos, siendo lo correcto "Editar". Como tu comprenderás, para mi, lo mismo me cuesta abrir un nuevo mensaje que editar el anterior. Este es el primer foro que conozco que no tiene la opción de Eliminar los posts que escribe UN USUARIO. Pero bueno, mejor para vosotros, ya que si hubiera opciones tan básicas, moderadores sobrarían, así que te felicito. Seguirás teniendo faena y conservaras tu rango. Un saludete
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Mensaje  Juanyloco Vie Sep 03, 2010 4:50 am

Miembro de la resistencia escribió:
Battousai escribió:pero no esta habilitada, ni falta que hace para no hacer doble post, es tan sencillo como mirar la hora, y ni eso, con mirar el mensaje tuyo, y si te sale el boton de editar es que no han transcurrido 24 horas, lo cual os indica que si escribis a continuacion es doble post
facil, sencillo y para toda la familia

Hombre, cuando los foreros lo pedimos será porque SI hace falta. Y para no hacer doble post si que sería útil, ¿sabes por qué? Yo te lo explico. Como tu dices, fácil, sencillo y para toda la familia. Servidor, al igual que muchos foreros, no frecuentamos asiduamente foros, ya que las tareas del día a día y el deber de poseer una vida más allá de un pc nos hace imposible estar pegado la mayor parte del día a la pantalla. Hasta aquí vamos bien. Bueno, pues al no frecuentar el mundo cibernetico, a veces cometemos errores (al igual que tú, supongo. A pesar de que poseas el maravilloso rango de moderador, no creo que seas un ser perfecto, ni mucho menos. A no ser que este rango otorgue superpoderes ;P) como publicar un doble post, ya que olvidamos dicha norma de no postear varios post en pocos minutos, siendo lo correcto "Editar". Como tu comprenderás, para mi, lo mismo me cuesta abrir un nuevo mensaje que editar el anterior. Este es el primer foro que conozco que no tiene la opción de Eliminar los posts que escribe UN USUARIO. Pero bueno, mejor para vosotros, ya que si hubiera opciones tan básicas, moderadores sobrarían, así que te felicito. Seguirás teniendo faena y conservaras tu rango. Un saludete


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Mensaje  DarkHades Vie Sep 03, 2010 4:57 am

Mi opinion es que editando el post es todo mas facil,nose,solo es mi opinion.
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