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Diario de la resistencia
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juanmanuel25
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Re: Diario de la resistencia
sigue asi que estan muy bien.
Toletum- Jefe de Los Barbaros
- Cantidad de envíos : 3528
Edad : 33
Localización : Motorizado con los Barbaros.
Fecha de inscripción : 12/04/2009
Re: Diario de la resistencia
Muy bueno, espero el próximo...
Saludos
Saludos
Facalj- Jefe del refugio
- Cantidad de envíos : 3306
Edad : 44
Localización : En ningún lugar y en todos lados
Fecha de inscripción : 24/03/2009
Re: Diario de la resistencia
+ 06-10-09 + Tomando decisiones
03:34 - No podemos dormir. No es solo por la incomodidad de estar tumbado en el suelo o apoyado en la pared, sino por los acontecimientos ocurridos y la incertidumbre futura. ¿A donde vamos a ir? Aquí no nos podemos quedar eternamente. No es seguro. Hemos tenido que posicionar los coches en la puerta para que los merodeadores no puedan entrar, ya que podemos oír a unos pocos ahí fuera. Las pocas ventanas que hay aquí las hemos tapado. Llevamos 2 días sin ver la luz del sol, aquí retenidos, hablando en voz baja todo el día e intentando dormir en este puto duro suelo.
A mi lado tengo a Belén. Parece que acaba de dormirse. Me alegro... pobre. Que habría sido de ella si no nos hubiésemos encontrado... y que habría sido de mi sin ella. Sintiéndolo mucho por los demás, es la persona que más me importa del grupo. Si alguno de los otros cayese, si, me jodería, derramaría lagrimas, maldeciría a todo lo sagrado y a todo lo impuro, pero si le pasase algo a ella... no se que iba a ser de mi, no se que haría. No lo podría soportar. Es duro decirlo, pero en esas circunstancias, me metería una 8x57 en la cabeza. No puedo permitir que le ocurra nada. Los peligros no residen solo en esa escoria andante, sino, como ya hemos comprobado, hasta en los propios supervivientes. ¿Que le pasa a este puto mundo? ¡Todo se a trastornado! Los muertos caminan por las calles alimentándose de los vivos, los supervivientes violan y matan a otros supervivientes... Si hace unos meses me hubieran contado que esto iba a suceder, me habría reído a carcajadas. A veces subestimamos todo y a todos.
Belén se acaba de despertar sobresaltada. Parece que ha tenido una pesadilla. Sí, confirmo, la ha tenido. Me lo acaba de decir. Ahora mismo esta abrazada a mi brazo, leyendo lo que os escribo. Los demás se encuentran por ahí, sentados o tumbados, pero todos ellos con la mirada perdida. Manuel esta sentado en frente nuestra, mirando el techo, sin soltar su escopeta y con María recostada en su piernas. Ella hace lo mismo y mira constantemente el reloj. Raúl se encuentra tumbado encima de un cartón, con su arma bien agarrada. Parece que duerme, pero no, sus ojos se cierran y abren intermitentemente. Es como si luchara por estar despierto, como si tuviera miedo a bajar la guardia. A unos pocos metros de él, cerca de Belén, se encuentra Esther. Aún va manchada de sangre en los brazos y pelo. Lleva unas ropas de María, que le quedan algo grandes. Hace horas que permanece con la cabeza entre sus rodillas. No se si estará durmiendo, pero lo dudo mucho. Después de lo ocurrido en casa, esta destrozada. Apenas habla, apenas come, nos evita la mirada... Otra victima más de este trastocado mundo. En una esquina, repudiado por todos, esta José. Todavía tiene la cara hinchada y con bastantes heridas. Por lo contrario que podáis estar pensando, no, no me da ninguna pena. Ni a mi ni a ninguno del grupo. Se que cuando lo encañone, me detuvieron más por mi que por él. No querían que me manchara con sangre de un "compañero", pero todos le deseaban lo peor en ese momento. Si por mi fuera, le pegaría un tiro aquí mismo. Belén me acaba de dar un empujón en signo de queja por estas palabras (cariño, ambos sentimos el mismo aprecio por él).
Eduardo esta apoyado en la pared, cerca del portón de entrada. No se por qué a escogido ese sitio. Sobre su regazo esta la espada y mantiene la mirada clavada en la pared de en frente. Es como si estuviera en tensión. Parece un hombre de hierro, pero yo se que no lo es. Ha pasado y esta pasando mucho, y eso le atormenta la mente, aunque no lo exprese. Ha perdido a su familia, ¡Joder!, no puede estar como si nada. Quizás ese es el motivo de porque tiene tanta valentía. Creo que no siente apego a este mundo y solo quiere acabar con el mayor número de podridos posible. Por otra parte, pienso que nos ve como a su manada, la cual intenta proteger como... como no pudo hacer con su familia. Si se siente culpable, no debería sentirse así, ya que él no tuvo ni culpa ni oportunidad de protegerlos. Esto nos pillo a todos en bragas. Si hubiésemos sabido la que se nos venía encima, todos habríamos huido con nuestras familias muy lejos. Sobre Eduardo, solo me queda decir que, al contrario que con José, me siento contento de que este entre nosotros y seguro de si es él el que me cubre la espalda.
Belén se ha que dado dormida profundamente. No me canso de mirarla cuando esta así... la miraría toda una eternidad y no me cansaría. Voy a intentar apoyarla encima de mi mochila sin que se despierte, ya que necesito pegar una meada y estirar las piernas, llevo horas aquí postrado.
4:40 - Ya estoy de vuelta. Después de levantarme, exitosamente, ya que he conseguido mover a Belén sin despertarla, y estirar las piernas, me he sentado al lado de Eduardo. Cuando lo he hecho, a salido de su letargo y me ha dado una palmada en la espalda con una sonrisa más que forzada. Yo, sin poder evitarlo, le he devuelto la sonrisa de la misma forma. Una vez a su lado, le he dicho en voz baja, que casi ha sido un susurro, "¿Como ves la situación? ¿alguna idea?". "Mal, como la voy a ver. Pero a pesar de esto, no podemos quedarnos aquí mucho tiempo" ha sido la respuesta. Le he dicho que si se le ocurría algún lugar seguro donde permanecer ocultos, pero dice que lleva todo el tiempo pensando y no se le ocurre nada. Le he propuesto varios lugares, pero me los ha descartado todos por diversos motivos. Cualquier casa es imposible, porque para entrar es necesario romper la puerta y con eso perdemos la seguridad que ofrece el refugio. Ir a casa de Eduardo, imposible, no tiene las llaves, las dejo dentro de la casa cuando lo recogimos. Tampoco hay nadie de aquí que conserve las llaves de alguna casa. Los grandes almacenes, hospitales, cárceles, etc., estarán plagados de merodeadores. A parte de estos lugares, no se me ocurre ninguno más.
Eduardo estaba demasiado pensativo, así que le pregunte que en qué pensaba. Su respuesta fue "En tantas cosas...". Después de quedarse unos segundos meditabundo con la mirada perdida, continuó:
"No se que puede haber desencadenado toda esta mierda. No se que puede hacer que los muertos se reanimen de esa forma. Es como si estuviéramos viviendo una película de ciencia ficción. ¿Esto sera obra del hombre u obra del creador? Quizás Dios se a cabreado por como hemos estado llevando el mundo. Violencia, perversión, lujuria, guerras... Quizás nos hemos creído amos del mundo y Dios nos ha enviado esto como castigo. O quizás, tanto jugar a ser Dios en los laboratorios, a conllevado a esto. Recuerdo como si fuese ahora como comenzó todo esto para mi. Conducía mi autobús, la linea 81. Me encontraba haciendo mi ruta habitual y veía a la gente más alterada de lo normal. La gente cruzaba la carretera corriendo, sin mirar, los coches se saltaban los semáforos y las señales. Yo maldecía constantemente, pensando en que el mundo se estaba volviendo loco, pero no podía ni imaginar hasta que punto. Llevaba el autobús lleno de gente. Ancianos, mujeres que llevaban a sus hijos a la escuela, hombres que iban al trabajo, universitarios... llevaba el bus cargado, como todas las mañanas. De repente, nos encontramos con el tráfico colapsado. Una larga hilera de coches se encontraba ante mis narices. Empecé a tocar el claxon impacientemente, ya que los semáforos estaban en verde, no había motivo para ese colapso. Pero algo no cuadraba. La gente pasaba corriendo por al lado del autobús. Corrían en dirección opuesta al embotellamiento. La gente de mi autobús empezaba a asustarse y muchos se acercaban a mi lado para observar mejor lo que ocurría ahí delante. Poco podíamos distinguir, más que gente corriendo. En ese instante, una serie de gritos rompieron el silencio del autobús. Me gire, pero solo podía ver a la muchedumbre levantada y dirigiéndose a mi posición. Algo estaba ocurriendo ahí detrás. Como pude, me levante a poner orden y lo que vi me impacto emocionalmente, hiriéndome la sensibilidad. Había un hombre atacando a los demás. Era como si tuviese la rabia, se abalanzaba contra las personas y les mordía, desgarrándoles la carne. Intente retroceder, pero no podía, la gente taponaba la zona del volante. Quería abrir las puertas pero no me dejaban llegar. En ese mismo instante, otro autobús impacto con el nuestro y nos hizo volcar. Mientras nuestro vehículo volcaba, todos salimos volando por la cabina y los cristales estallaron. Cuando pude ponerme en pie, estaba desconcertado. Me había golpeado la cabeza y todo me daba vueltas. Oía lamentos, lloros... algunas personas se levantaban, otras ni si quiera se movían del suelo, yacían inertes. Mire a mi alrededor y vi al individuo que parecía rabioso. Estaba devorando a una persona que estaba en el suelo. Al ver eso, no me lo pensé más y trepe hasta el exterior por una ventana destrozada. Una vez fuera, vi como el puto engendro hizo lo mismo y salió también al exterior. Yo comencé a correr aterrado y el inició una carrera tras de mi. No se si te habrás percatado, pero esas cosas, cuando llevan poco tiempo "muertas", no son como los de ahí fuera. Sus movimientos son rápidos, como si estuvieran en vida. Quizás se debe a que, al llevar poco tiempo "muertos", sus articulaciones y músculos no están agarrotados por el rigos mortis. Corrí como hacía años que no corría. Esa cosa me siguió y siguió hasta que desvió la atención hacia otro pobre incauto que pasaba por la zona. A pesar de eso, seguí corriendo sin parar hasta mi casa. En mi cabeza solo pensaba en llegar a casa a tiempo para evitar que mi mujer fuera a dejar a la niña en el colegio. De nada sirvió... de nada... ya no estaban... y nunca volveré a verlas. Desde entonces, no puedo pensar en otra cosa..."
Ahí ha sido cuando una lágrima ha surcado el rostro de Eduardo y mi corazón se ha encogido. No me ha salido ninguna palabra de consuelo, solo he situado la mano sobre su nuca, en señal de animo. Seguidamente, me ha dicho "Erik, necesito estar solo unas horas...". No he puesto ninguna traba, comprendo que quiera eso, así que me he levantado y he vuelto junto a Belén. Después de esa historia, me encuentro peor, aún si cabe.
- Erik -
08:06 - Me acabo de despertar. El cansancio a podido más que mi preocupación y he caído rendido. Me he despertado a causa de los lamentos e insistentes golpes que están dando en el portón de entrada. Ya nos han descubierto. Ahora no se como vamos a salir de aquí. No se cuantos habrán en la puerta, pero más de 4 seguro. También están en la puerta trasera. Cuando unas de esas cosas te descubren, es cuestión de tiempo que vengan más. No tardaran en multiplicarse en número como ocurrió en la urbanización, así que salimos hoy o no podremos salir.
- Erik -
08:40 - Por fin se nos a ocurrido algo. Raúl a propuesto dirigirnos hacía la casa de sus padres. Desde la última vez que los llamó por teléfono, no sabe nada de ellos. Supuestamente, ellos se encontraban recluidos en su casa y tenían alimentos. Si no han salido de allí, seguirán sanos y salvos, y nos podrán dar cobijo. Es buena idea, sin duda. Hay otra cosa en este plan, y es que tras preguntarle la ubicación de la casa de sus padres, esta está tras la larga avenida donde se encuentra la chica que comunica con nosotros por los walkies. Podemos recogerla y llevarla con nosotros. Esto aún no lo he comentado con los demás y se que va a parecer mala idea. La mayoría se va a oponer. ¿Que hago? ¿La olvido y cargo el sentimiento de culpa de haberla dejado morir? Le prometí que haríamos algo al respecto y ya me siento bastante mal por no haber hecho nada. Ahora que nos viene de paso, debería hacer algo por ella y cumplir lo que le prometí.
- Erik -
09:34 - Ya lo he comentado y he obtenido las respuestas que me temía. Manuel dice que no se quiere arriesgar innecesariamente, María, como no, sigue el criterio de Manuel, Eduardo a dicho que esta de acuerdo y me sigue, Belén dice que va donde yo vaya, Esther no ha contestado y José tampoco, pero tampoco me importa su opinión y mucho menos si viene o no. Raúl ha dicho que el se dirige a casa de sus padres y que allí nos espera. Pues eso, somos tres, más que suficientes.
Acabo de contactar con la chica mediante el walkie. Le he dicho que prepare sus enseres más importantes, que no coja nada innecesario y que observe desde la ventana como esta la situación y nos informe. Así lo ha hecho y las noticias no son nada halagüeñas. Siguen habiendo tantos infectados como siempre. Le he preguntado si hay alguna entrada al alcantarillado cerca de su patio y dice que sí, que esta a unos 5 metros. Bien, el plan sera el siguiente. Vamos a ir hasta la calle de los padres de Raúl. Una vez veamos como se encuentra esta zona y descubramos si es segura, nosotros tres accederemos al alcantarillado, mientras los demás se ponen a salvo en la casa. Por el alcantarillado nos dirigiremos hasta la entrada que hay próxima a su casa y le daremos el visto bueno para que baje cuando estemos en posición. Cuando ella este abajo, le dejaremos entrar y cerraremos la tapa. Parece fácil, como siempre, pero una vez ahí no siempre es tan simple.
Eduardo dice que tenemos que salir de aquí cuanto antes. Tiene razón. Me he ofrecido voluntario para ser quién abre la puerta.
10:11 - Ya estamos en el exterior, conduciendo por las calles. Nada más abrir la puerta, nos ha recibido una comitiva de bienvenida de 7 indeseables. He subido rápidamente al jeep y hemos salido cagando hostias. Un merodeador se ha enganchado en el jeep y a intentado subir a mi posición, pero le he destrozado los dedos con la culata de mi rifle y se ha soltado. Vamos de camino, no nos queda mucho trayecto. Es la primera vez que tengo la oportunidad de ver como se encuentran las calles que llevan al centro de la ciudad y creerme, es un completo caos. Hay coches por todos los lados, el mobiliario esta destrozado, hay cadáveres putrefactos por todos lados y, como no, merodeadores desperdigados por todos sitios. Esto intentan acercarse a nosotros, pero no les da tiempo, ya que pasamos a una velocidad en que les es imposible acercarse. En muchos de los balcones de las casas puedo ver carteles con pintadas, pidiendo ayuda. No hemos sido los únicos con esa idea.
¡Hace nada que nos han soltado unas ráfagas de ametralladora desde un balcón! ¡Pero que cojones le pasa a la gente! La lluvia de plomo ha caído cerca de nuestro vehículo y por poco nos impacta. He dejado el pc a un lado y me he posicionado en la ametralladora, mientras Eduardo a pisado a fondo esquivando coches y merodeadores. La segunda ráfaga ha quedado más atrás, pero he visto de donde procedía el fuego. Nos tiroteaban desde una finca, desde un séptimo piso. He abierto fuego contra su posición para cubrir la retirada. No entiendo porque hacen esto. Intentamos sobrevivir, nada más, porque nos lo ponen tan difícil. Quizás nos han confundido con otras personas o quizás era un perturbado de los muchos que hay últimamente.
- Erik -
10:41 - Ya hemos llegado y estamos en posición. La calle esta bastante despejada, al contrario de lo que pensábamos. Lo único es que todos los patios están destrozados, incluido el de los padres de Raúl. Vamos a dividirnos, Raúl nos ha explicado como llegar a esa dirección y también nos ha dicho que piso y puerta es la de sus padres. Vamos allá, sin más tiempo que perder.
- Erik -
03:34 - No podemos dormir. No es solo por la incomodidad de estar tumbado en el suelo o apoyado en la pared, sino por los acontecimientos ocurridos y la incertidumbre futura. ¿A donde vamos a ir? Aquí no nos podemos quedar eternamente. No es seguro. Hemos tenido que posicionar los coches en la puerta para que los merodeadores no puedan entrar, ya que podemos oír a unos pocos ahí fuera. Las pocas ventanas que hay aquí las hemos tapado. Llevamos 2 días sin ver la luz del sol, aquí retenidos, hablando en voz baja todo el día e intentando dormir en este puto duro suelo.
A mi lado tengo a Belén. Parece que acaba de dormirse. Me alegro... pobre. Que habría sido de ella si no nos hubiésemos encontrado... y que habría sido de mi sin ella. Sintiéndolo mucho por los demás, es la persona que más me importa del grupo. Si alguno de los otros cayese, si, me jodería, derramaría lagrimas, maldeciría a todo lo sagrado y a todo lo impuro, pero si le pasase algo a ella... no se que iba a ser de mi, no se que haría. No lo podría soportar. Es duro decirlo, pero en esas circunstancias, me metería una 8x57 en la cabeza. No puedo permitir que le ocurra nada. Los peligros no residen solo en esa escoria andante, sino, como ya hemos comprobado, hasta en los propios supervivientes. ¿Que le pasa a este puto mundo? ¡Todo se a trastornado! Los muertos caminan por las calles alimentándose de los vivos, los supervivientes violan y matan a otros supervivientes... Si hace unos meses me hubieran contado que esto iba a suceder, me habría reído a carcajadas. A veces subestimamos todo y a todos.
Belén se acaba de despertar sobresaltada. Parece que ha tenido una pesadilla. Sí, confirmo, la ha tenido. Me lo acaba de decir. Ahora mismo esta abrazada a mi brazo, leyendo lo que os escribo. Los demás se encuentran por ahí, sentados o tumbados, pero todos ellos con la mirada perdida. Manuel esta sentado en frente nuestra, mirando el techo, sin soltar su escopeta y con María recostada en su piernas. Ella hace lo mismo y mira constantemente el reloj. Raúl se encuentra tumbado encima de un cartón, con su arma bien agarrada. Parece que duerme, pero no, sus ojos se cierran y abren intermitentemente. Es como si luchara por estar despierto, como si tuviera miedo a bajar la guardia. A unos pocos metros de él, cerca de Belén, se encuentra Esther. Aún va manchada de sangre en los brazos y pelo. Lleva unas ropas de María, que le quedan algo grandes. Hace horas que permanece con la cabeza entre sus rodillas. No se si estará durmiendo, pero lo dudo mucho. Después de lo ocurrido en casa, esta destrozada. Apenas habla, apenas come, nos evita la mirada... Otra victima más de este trastocado mundo. En una esquina, repudiado por todos, esta José. Todavía tiene la cara hinchada y con bastantes heridas. Por lo contrario que podáis estar pensando, no, no me da ninguna pena. Ni a mi ni a ninguno del grupo. Se que cuando lo encañone, me detuvieron más por mi que por él. No querían que me manchara con sangre de un "compañero", pero todos le deseaban lo peor en ese momento. Si por mi fuera, le pegaría un tiro aquí mismo. Belén me acaba de dar un empujón en signo de queja por estas palabras (cariño, ambos sentimos el mismo aprecio por él).
Eduardo esta apoyado en la pared, cerca del portón de entrada. No se por qué a escogido ese sitio. Sobre su regazo esta la espada y mantiene la mirada clavada en la pared de en frente. Es como si estuviera en tensión. Parece un hombre de hierro, pero yo se que no lo es. Ha pasado y esta pasando mucho, y eso le atormenta la mente, aunque no lo exprese. Ha perdido a su familia, ¡Joder!, no puede estar como si nada. Quizás ese es el motivo de porque tiene tanta valentía. Creo que no siente apego a este mundo y solo quiere acabar con el mayor número de podridos posible. Por otra parte, pienso que nos ve como a su manada, la cual intenta proteger como... como no pudo hacer con su familia. Si se siente culpable, no debería sentirse así, ya que él no tuvo ni culpa ni oportunidad de protegerlos. Esto nos pillo a todos en bragas. Si hubiésemos sabido la que se nos venía encima, todos habríamos huido con nuestras familias muy lejos. Sobre Eduardo, solo me queda decir que, al contrario que con José, me siento contento de que este entre nosotros y seguro de si es él el que me cubre la espalda.
Belén se ha que dado dormida profundamente. No me canso de mirarla cuando esta así... la miraría toda una eternidad y no me cansaría. Voy a intentar apoyarla encima de mi mochila sin que se despierte, ya que necesito pegar una meada y estirar las piernas, llevo horas aquí postrado.
4:40 - Ya estoy de vuelta. Después de levantarme, exitosamente, ya que he conseguido mover a Belén sin despertarla, y estirar las piernas, me he sentado al lado de Eduardo. Cuando lo he hecho, a salido de su letargo y me ha dado una palmada en la espalda con una sonrisa más que forzada. Yo, sin poder evitarlo, le he devuelto la sonrisa de la misma forma. Una vez a su lado, le he dicho en voz baja, que casi ha sido un susurro, "¿Como ves la situación? ¿alguna idea?". "Mal, como la voy a ver. Pero a pesar de esto, no podemos quedarnos aquí mucho tiempo" ha sido la respuesta. Le he dicho que si se le ocurría algún lugar seguro donde permanecer ocultos, pero dice que lleva todo el tiempo pensando y no se le ocurre nada. Le he propuesto varios lugares, pero me los ha descartado todos por diversos motivos. Cualquier casa es imposible, porque para entrar es necesario romper la puerta y con eso perdemos la seguridad que ofrece el refugio. Ir a casa de Eduardo, imposible, no tiene las llaves, las dejo dentro de la casa cuando lo recogimos. Tampoco hay nadie de aquí que conserve las llaves de alguna casa. Los grandes almacenes, hospitales, cárceles, etc., estarán plagados de merodeadores. A parte de estos lugares, no se me ocurre ninguno más.
Eduardo estaba demasiado pensativo, así que le pregunte que en qué pensaba. Su respuesta fue "En tantas cosas...". Después de quedarse unos segundos meditabundo con la mirada perdida, continuó:
"No se que puede haber desencadenado toda esta mierda. No se que puede hacer que los muertos se reanimen de esa forma. Es como si estuviéramos viviendo una película de ciencia ficción. ¿Esto sera obra del hombre u obra del creador? Quizás Dios se a cabreado por como hemos estado llevando el mundo. Violencia, perversión, lujuria, guerras... Quizás nos hemos creído amos del mundo y Dios nos ha enviado esto como castigo. O quizás, tanto jugar a ser Dios en los laboratorios, a conllevado a esto. Recuerdo como si fuese ahora como comenzó todo esto para mi. Conducía mi autobús, la linea 81. Me encontraba haciendo mi ruta habitual y veía a la gente más alterada de lo normal. La gente cruzaba la carretera corriendo, sin mirar, los coches se saltaban los semáforos y las señales. Yo maldecía constantemente, pensando en que el mundo se estaba volviendo loco, pero no podía ni imaginar hasta que punto. Llevaba el autobús lleno de gente. Ancianos, mujeres que llevaban a sus hijos a la escuela, hombres que iban al trabajo, universitarios... llevaba el bus cargado, como todas las mañanas. De repente, nos encontramos con el tráfico colapsado. Una larga hilera de coches se encontraba ante mis narices. Empecé a tocar el claxon impacientemente, ya que los semáforos estaban en verde, no había motivo para ese colapso. Pero algo no cuadraba. La gente pasaba corriendo por al lado del autobús. Corrían en dirección opuesta al embotellamiento. La gente de mi autobús empezaba a asustarse y muchos se acercaban a mi lado para observar mejor lo que ocurría ahí delante. Poco podíamos distinguir, más que gente corriendo. En ese instante, una serie de gritos rompieron el silencio del autobús. Me gire, pero solo podía ver a la muchedumbre levantada y dirigiéndose a mi posición. Algo estaba ocurriendo ahí detrás. Como pude, me levante a poner orden y lo que vi me impacto emocionalmente, hiriéndome la sensibilidad. Había un hombre atacando a los demás. Era como si tuviese la rabia, se abalanzaba contra las personas y les mordía, desgarrándoles la carne. Intente retroceder, pero no podía, la gente taponaba la zona del volante. Quería abrir las puertas pero no me dejaban llegar. En ese mismo instante, otro autobús impacto con el nuestro y nos hizo volcar. Mientras nuestro vehículo volcaba, todos salimos volando por la cabina y los cristales estallaron. Cuando pude ponerme en pie, estaba desconcertado. Me había golpeado la cabeza y todo me daba vueltas. Oía lamentos, lloros... algunas personas se levantaban, otras ni si quiera se movían del suelo, yacían inertes. Mire a mi alrededor y vi al individuo que parecía rabioso. Estaba devorando a una persona que estaba en el suelo. Al ver eso, no me lo pensé más y trepe hasta el exterior por una ventana destrozada. Una vez fuera, vi como el puto engendro hizo lo mismo y salió también al exterior. Yo comencé a correr aterrado y el inició una carrera tras de mi. No se si te habrás percatado, pero esas cosas, cuando llevan poco tiempo "muertas", no son como los de ahí fuera. Sus movimientos son rápidos, como si estuvieran en vida. Quizás se debe a que, al llevar poco tiempo "muertos", sus articulaciones y músculos no están agarrotados por el rigos mortis. Corrí como hacía años que no corría. Esa cosa me siguió y siguió hasta que desvió la atención hacia otro pobre incauto que pasaba por la zona. A pesar de eso, seguí corriendo sin parar hasta mi casa. En mi cabeza solo pensaba en llegar a casa a tiempo para evitar que mi mujer fuera a dejar a la niña en el colegio. De nada sirvió... de nada... ya no estaban... y nunca volveré a verlas. Desde entonces, no puedo pensar en otra cosa..."
Ahí ha sido cuando una lágrima ha surcado el rostro de Eduardo y mi corazón se ha encogido. No me ha salido ninguna palabra de consuelo, solo he situado la mano sobre su nuca, en señal de animo. Seguidamente, me ha dicho "Erik, necesito estar solo unas horas...". No he puesto ninguna traba, comprendo que quiera eso, así que me he levantado y he vuelto junto a Belén. Después de esa historia, me encuentro peor, aún si cabe.
- Erik -
08:06 - Me acabo de despertar. El cansancio a podido más que mi preocupación y he caído rendido. Me he despertado a causa de los lamentos e insistentes golpes que están dando en el portón de entrada. Ya nos han descubierto. Ahora no se como vamos a salir de aquí. No se cuantos habrán en la puerta, pero más de 4 seguro. También están en la puerta trasera. Cuando unas de esas cosas te descubren, es cuestión de tiempo que vengan más. No tardaran en multiplicarse en número como ocurrió en la urbanización, así que salimos hoy o no podremos salir.
- Erik -
08:40 - Por fin se nos a ocurrido algo. Raúl a propuesto dirigirnos hacía la casa de sus padres. Desde la última vez que los llamó por teléfono, no sabe nada de ellos. Supuestamente, ellos se encontraban recluidos en su casa y tenían alimentos. Si no han salido de allí, seguirán sanos y salvos, y nos podrán dar cobijo. Es buena idea, sin duda. Hay otra cosa en este plan, y es que tras preguntarle la ubicación de la casa de sus padres, esta está tras la larga avenida donde se encuentra la chica que comunica con nosotros por los walkies. Podemos recogerla y llevarla con nosotros. Esto aún no lo he comentado con los demás y se que va a parecer mala idea. La mayoría se va a oponer. ¿Que hago? ¿La olvido y cargo el sentimiento de culpa de haberla dejado morir? Le prometí que haríamos algo al respecto y ya me siento bastante mal por no haber hecho nada. Ahora que nos viene de paso, debería hacer algo por ella y cumplir lo que le prometí.
- Erik -
09:34 - Ya lo he comentado y he obtenido las respuestas que me temía. Manuel dice que no se quiere arriesgar innecesariamente, María, como no, sigue el criterio de Manuel, Eduardo a dicho que esta de acuerdo y me sigue, Belén dice que va donde yo vaya, Esther no ha contestado y José tampoco, pero tampoco me importa su opinión y mucho menos si viene o no. Raúl ha dicho que el se dirige a casa de sus padres y que allí nos espera. Pues eso, somos tres, más que suficientes.
Acabo de contactar con la chica mediante el walkie. Le he dicho que prepare sus enseres más importantes, que no coja nada innecesario y que observe desde la ventana como esta la situación y nos informe. Así lo ha hecho y las noticias no son nada halagüeñas. Siguen habiendo tantos infectados como siempre. Le he preguntado si hay alguna entrada al alcantarillado cerca de su patio y dice que sí, que esta a unos 5 metros. Bien, el plan sera el siguiente. Vamos a ir hasta la calle de los padres de Raúl. Una vez veamos como se encuentra esta zona y descubramos si es segura, nosotros tres accederemos al alcantarillado, mientras los demás se ponen a salvo en la casa. Por el alcantarillado nos dirigiremos hasta la entrada que hay próxima a su casa y le daremos el visto bueno para que baje cuando estemos en posición. Cuando ella este abajo, le dejaremos entrar y cerraremos la tapa. Parece fácil, como siempre, pero una vez ahí no siempre es tan simple.
Eduardo dice que tenemos que salir de aquí cuanto antes. Tiene razón. Me he ofrecido voluntario para ser quién abre la puerta.
10:11 - Ya estamos en el exterior, conduciendo por las calles. Nada más abrir la puerta, nos ha recibido una comitiva de bienvenida de 7 indeseables. He subido rápidamente al jeep y hemos salido cagando hostias. Un merodeador se ha enganchado en el jeep y a intentado subir a mi posición, pero le he destrozado los dedos con la culata de mi rifle y se ha soltado. Vamos de camino, no nos queda mucho trayecto. Es la primera vez que tengo la oportunidad de ver como se encuentran las calles que llevan al centro de la ciudad y creerme, es un completo caos. Hay coches por todos los lados, el mobiliario esta destrozado, hay cadáveres putrefactos por todos lados y, como no, merodeadores desperdigados por todos sitios. Esto intentan acercarse a nosotros, pero no les da tiempo, ya que pasamos a una velocidad en que les es imposible acercarse. En muchos de los balcones de las casas puedo ver carteles con pintadas, pidiendo ayuda. No hemos sido los únicos con esa idea.
¡Hace nada que nos han soltado unas ráfagas de ametralladora desde un balcón! ¡Pero que cojones le pasa a la gente! La lluvia de plomo ha caído cerca de nuestro vehículo y por poco nos impacta. He dejado el pc a un lado y me he posicionado en la ametralladora, mientras Eduardo a pisado a fondo esquivando coches y merodeadores. La segunda ráfaga ha quedado más atrás, pero he visto de donde procedía el fuego. Nos tiroteaban desde una finca, desde un séptimo piso. He abierto fuego contra su posición para cubrir la retirada. No entiendo porque hacen esto. Intentamos sobrevivir, nada más, porque nos lo ponen tan difícil. Quizás nos han confundido con otras personas o quizás era un perturbado de los muchos que hay últimamente.
- Erik -
10:41 - Ya hemos llegado y estamos en posición. La calle esta bastante despejada, al contrario de lo que pensábamos. Lo único es que todos los patios están destrozados, incluido el de los padres de Raúl. Vamos a dividirnos, Raúl nos ha explicado como llegar a esa dirección y también nos ha dicho que piso y puerta es la de sus padres. Vamos allá, sin más tiempo que perder.
- Erik -
Re: Diario de la resistencia
muy buena la historia, por cierto ya me termina la historia en el blog. IMPRESIONANTE no digo mas.
Toletum- Jefe de Los Barbaros
- Cantidad de envíos : 3528
Edad : 33
Localización : Motorizado con los Barbaros.
Fecha de inscripción : 12/04/2009
Re: Diario de la resistencia
Gracias Toletum Me alegro de que te haya sorprendido la historia. Un saludo.
Re: Diario de la resistencia
+ 07-10-09 + Con la muerte por compañera
Cuando ves por primera vez un cadáver, sientes una sensación extraña. Todo lo de dentro del cuerpo se te revuelve, sientes náuseas, ganas de llorar, rabia... Te preguntas las cosas que pudo hacer esa persona en vida, si tenía familia, amigos, a que se dedicaba... te preguntas tantas cosas sobre el pobre desdichado. Lo imaginas en la cual podía ser su rutina habitual, lo imaginas con sus seres queridos celebrando algo, contento, o en el trabajo, riendo con los compañeros. ¿Sería una buena persona o un maldito cabrón? ¿Se merecía eso? Piensas en que si esa persona se había levantado feliz ese día, sin saber lo que le acontecía o si habría cambiado cosas de su vida si hubiera sabido que su final estaba cerca. Eso sientes la primera vez que ves un cadáver, pero cuando ves muchos, ya ni si quiera piensas en el desdichado, ni te inmutas. Se convierte en algo habitual, lo ves como algo normal y solo piensas en no ser tu el próximo cadáver. Parece que uno nunca se puede acostumbrar a ver a la muerte de tan cerca, pero si, uno se acostumbra. El ser humano se acostumbra a todo, se aclimata a cualquier rutina o situación. Tanto tiempo sobreviviendo y luchando por la supervivencia, ha hecho que apenas pueda recordar una vida normal. Cosas normales como beber una cerveza con los amigos o ir a trabajar, parecen ya impensables, son como si pertenecieran a otra vida, a otro mundo. No creo que el mundo vuelva a recuperarse de este duro golpe y solo nos queda conformarnos con seguir vivos y huyendo.
En fin...
La misión de ayer, dentro de lo que cabe, bien. La teoría siempre es fácil, la practica no lo es tanto. Una vez nos adentramos los 3 en las cloacas, comenzamos a buscar la tapa de salida más cercana a la casa de la chica. Tardamos más de una hora en encontrarla. Con la ayuda de una linterna y empuñando las armas en todo momento, recorrimos túneles y más túneles, abriendo tapas y comprobando si íbamos por el buen camino. Llegamos a zonas que el agua infecta nos llegaba por las rodillas... Casi nos asfixiamos por el olor nauseabundo, ¡que asco!. En un par de ocasiones pudimos ver cadáveres flotando. Cuando estábamos próximos de encontrar la tapa correcta, nos atacaron dos perros. Nos salieron por uno de los pasadizos y parecía como si estuvieran rabiosos. Uno era un Rottweiler, o al menos, lo parecía, y el otro era como una especie de cruce entre Pastor Alemán y Pastor Belga. No sabéis como impresiona ver a semejantes bestias correr hacía ti, soltando espuma por la boca. De varios tiros los pudimos abatir. Una vez muertos, los observamos más detenidamente. Tenían el cuerpo lleno de mordiscos, parte de la piel desgarrada y les faltaba algo de pelo. ¿Puede ser que los perros también se contagian con lo mismo que nosotros? No lo se, pero me horroriza pensarlo.
Después de este encontronazo, Belén trepó las siguientes escaleras, abrió la tapa y... ¡bingo!, delante teníamos la finca de la chica. Cerró rápidamente, ya que por la tapa entreabierta, se podían divisar las piernas de algunos merodeadores cercanos. Visto lo visto, subí yo para estudiar la situación. Abriendo la tapa tímidamente, observe un angulo de 360º. Dos cercanos al patio y otros dos al lado de la tapa. Los otros estaban más alejados y no suponían un peligro. Ya no podía ver más lejos, los vehículos allí abandonados me tapaban la visión. Visto esto y después de comentárselo a Eduardo, llegamos a la conclusión de que lo mejor era avisar a la chica, que bajase al patio y esperase a que le diéramos la orden de salir. Nosotros despejaríamos la entrada a la alcantarilla. Solo se podía posicionar uno en la escalera para despejar la entrada, así que me ofrecí voluntario. Así lo hicimos, una vez que estuvo en el patio, abrí la tapa y abrí fuego con el rifle. Elimine a los más próximos, los cuales se me intentaron abalanzar al verme aparecer. Seguidamente, elimine a los otros dos, fallando un tiro. Entonces, Eduardo le dio la orden de que saliera corriendo y así lo hizo. La vi aparecer por el patio, cargada con mochilas y empecé a retroceder peldaños para dejarle paso. Se metió por el agujero y comenzó a descender ella también. Nos faltaban pocos peldaños para llegar al suelo, cuando me percaté que se había dejado la tapa abierta. ¿Como se le pudo pasar eso por alto? ¡Es de cajón!. Le grité "¡La tapa! ¡Has dejado la tapa abierta! ¡Entrarán!". Intentó subir para cerrarla, pero ya no había tiempo, así que la cogí de la pierna y le dije que bajase rápido. Así lo hizo, a dios gracias, ya que los merodeadores no tardaron en hacer aparición. Se asomaron dos por la entrada y uno se dejó caer por el agujero. Cayó al lado nuestro y para mi asombro, ¡se comenzó a levantar como si nada!. No había tiempo que perder, así que emprendimos la huida. Detrás nuestra, los merodeadores comenzaban a bajar, dejándose caer. No se cuantos entraban, pero no paraban de aterrizar en el suelo. Doblamos la primera esquina e intentamos orientarnos. No sabíamos cual era el camino de vuelta, así que seguimos a nuestro sentido de la orientación. Perderse no era una opción, ya que nos podían dar caza.
Comenzamos a andar por los pasadizos y cuando nos dimos cuenta, ya estábamos perdidos. Subíamos escaleras, abríamos tapas y nada. Los pasadizos eran todos iguales y no nos ubicábamos. No se porque, pero las mujeres tienen un sentido de la orientación bastante bueno. Ya nos lo demostró María la anterior vez que pisamos unas cloacas, así que fue Belén la que se puso en cabeza, ya que según dijo, más o menos tenía una idea de por que sitios habíamos pasado. La comenzamos a seguir, oyendo los gemidos de los merodeadores que, con el eco del lugar, eran más siniestros todavía. Era como si estuviesen por todos los lados. Íbamos andando detrás de Belén, cuando algo nos alarmó. Se oían pasos detrás nuestra, como si se acercara alguien corriendo. No nos lo pensamos, comenzamos a correr como posesos. Mientras corría, yo giraba la cabeza para ver quién nos seguía y lo que vi no me molo un pelo. Eran tres merodeadores, pero de los que corrían, o sea, de los nuevecitos en el gremio. Tengo que buscar un nombre para esta clase de merodeadores, para citarlos mejor... ¿corredores? Si los otros son merodeadores porque siempre están merodeando, para los que corren y son rápidos, corredores es el más acertado. La cuestión es que teníamos a tres de esos detrás. Mientras huíamos, Belén iba guiándonos. Giraba a la derecha, a la izquierda, continuaba recto, mientras nosotros, en la retaguardia, buscábamos el momento de girarnos y llenarlos de plomo. Yo no podía correr más, mi corazón se iba a salir del pecho. Mis años de fumador me estaban pasando factura en ese justo momento. Mientras corríamos, Eduardo aminoro la marcha y se situó a mi lado. Sin parar de girar la cabeza, me dijo "Cuando te diga YA, nos paramos en seco y les atizamos. Dale con la culata del rifle y dispara al tercero más alejado, ¿Ok?". Le intente contestar pero no me salieron las palabras, me faltaba el aire, solo le pude asentir con la cabeza. Seguidamente, avisó a Belén de lo que pensábamos hacer y pidió a la otra chica que enfocase la linterna hacia detrás. Gire la cabeza y comprobé que los teníamos a dos metros. ¡Nos iba a cazar como liebres si no los eliminábamos! En ese momento, se nos apareció la virgen, la cruz y todo el santoral, ya que el tercero más alejado, tropezó cayendo al suelo de bocas. En ese momento, Eduardo dijo "¡YA!". Frenamos en seco y dirigí la culata contra la cara del que tenía más próximo. Creo que saltaron hasta dientes, pero lo que si que sé es que cayó para no levantarse más. Eduardo, de un movimiento circular, le segó el tronco a su perseguidor. Sin más dilación, apunte al tercero, que se estaba levantando del suelo y disparé. Seguimos la marcha después de que tomase unas buenas bocanadas de aire.
A partir de eso, 15 minutos nos llevo encontrar la salida. A pesar de la buena orientación de Belén, nos perdimos un par de veces más. Salimos a la calle y vimos nuestros coches. Estaban vacíos. Eso era señal de que se encontraban arriba. Cuando nos dirigíamos de camino al portal, la chica, muy nerviosa y como pudo, nos dio las gracias por haberla rescatado. Seguidamente me miró y dijo "¡Tú eres Erik seguro! No te esperaba así. Yo soy Elena" . Quizás sea manía mía, pero me da que Belén no la miró muy bien en ese momento.
Subimos las escaleras hasta el séptimo piso, altura donde esta ubicada la casa de los padres de Raúl. No se por qué, pero de camino me iba temiendo lo peor. Quizás es porque me estoy acostumbrando a que las cosas siempre vayan a mal. Nos encontramos la puerta de la casa destrozada, al igual que todas las del rellano. Saltamos los escombros y entramos. Caminando por el pasillo podíamos ver ropa, cajones, lamparas, zapatos... todo por el suelo. Llegamos al salón y esa escena habría sido mejor no verla. Todos estaban en la sala y ninguno dirigía la mirada al fondo del salón. En la cara de Manuel, el cual me miró a los ojos con cara de circunstancia, pude imaginarme lo que allí estaba ocurriendo. Miré al fondo de la sala y me vi a Raúl, de rodillas y sosteniendo a un cadáver. Raúl lloraba desesperadamente y el cadáver que sostenía era de una mujer mayor. Su madre. Tenía un tiro en la cabeza. A pocos metros, tumbado bocabajo, el cadáver de un hombre, su padre, con otro tiro de escopeta en la cabeza. Manuel se nos acercó en ese momento y dijo "Hemos entrado y encontrado este panorama. ¿No os es familiar este modus operandi?". Y tanto que nos es familiar... Esos hijos de perra han pasado por aquí también.
Después de que Raúl llorara, maldijera, se lamentara y todo lo normal en estas situaciones, conducimos los cadáveres a la cama. Una vez allí, Raúl posiciono las manos de tal forma como si los cadáveres se estuvieran cogiendo de la mano y los tapamos con una sabana. "Es el entierro más digno que les puedo dar. Seguirán juntos de esta forma". Raúl rompió a llorar en el momento que terminó esas palabras. Aproveche para cargar las baterías del pc portátil, ya que aquí si que había algo de electricidad. Mientras, los demás, buscaron cosas útiles. Pude ver como Raúl cogía y guardaba una foto de sus padres...
Esta maldita vida no para de apalearnos... ¿A caso nos merecemos esto?
Ahora nos encontramos en los coches, en una zona algo alejada y que parece que no hay infectados cerca. Quizás hagamos noche aquí, según veamos la actividad de la zona. Si hacemos noche, nos turnaremos para hacer guardia. De todas formas no creo que pueda dormir. La idea de hacer noche en la calle me pone los pelos de punta...
Os sigo informando.
- Erik -
Cuando ves por primera vez un cadáver, sientes una sensación extraña. Todo lo de dentro del cuerpo se te revuelve, sientes náuseas, ganas de llorar, rabia... Te preguntas las cosas que pudo hacer esa persona en vida, si tenía familia, amigos, a que se dedicaba... te preguntas tantas cosas sobre el pobre desdichado. Lo imaginas en la cual podía ser su rutina habitual, lo imaginas con sus seres queridos celebrando algo, contento, o en el trabajo, riendo con los compañeros. ¿Sería una buena persona o un maldito cabrón? ¿Se merecía eso? Piensas en que si esa persona se había levantado feliz ese día, sin saber lo que le acontecía o si habría cambiado cosas de su vida si hubiera sabido que su final estaba cerca. Eso sientes la primera vez que ves un cadáver, pero cuando ves muchos, ya ni si quiera piensas en el desdichado, ni te inmutas. Se convierte en algo habitual, lo ves como algo normal y solo piensas en no ser tu el próximo cadáver. Parece que uno nunca se puede acostumbrar a ver a la muerte de tan cerca, pero si, uno se acostumbra. El ser humano se acostumbra a todo, se aclimata a cualquier rutina o situación. Tanto tiempo sobreviviendo y luchando por la supervivencia, ha hecho que apenas pueda recordar una vida normal. Cosas normales como beber una cerveza con los amigos o ir a trabajar, parecen ya impensables, son como si pertenecieran a otra vida, a otro mundo. No creo que el mundo vuelva a recuperarse de este duro golpe y solo nos queda conformarnos con seguir vivos y huyendo.
En fin...
La misión de ayer, dentro de lo que cabe, bien. La teoría siempre es fácil, la practica no lo es tanto. Una vez nos adentramos los 3 en las cloacas, comenzamos a buscar la tapa de salida más cercana a la casa de la chica. Tardamos más de una hora en encontrarla. Con la ayuda de una linterna y empuñando las armas en todo momento, recorrimos túneles y más túneles, abriendo tapas y comprobando si íbamos por el buen camino. Llegamos a zonas que el agua infecta nos llegaba por las rodillas... Casi nos asfixiamos por el olor nauseabundo, ¡que asco!. En un par de ocasiones pudimos ver cadáveres flotando. Cuando estábamos próximos de encontrar la tapa correcta, nos atacaron dos perros. Nos salieron por uno de los pasadizos y parecía como si estuvieran rabiosos. Uno era un Rottweiler, o al menos, lo parecía, y el otro era como una especie de cruce entre Pastor Alemán y Pastor Belga. No sabéis como impresiona ver a semejantes bestias correr hacía ti, soltando espuma por la boca. De varios tiros los pudimos abatir. Una vez muertos, los observamos más detenidamente. Tenían el cuerpo lleno de mordiscos, parte de la piel desgarrada y les faltaba algo de pelo. ¿Puede ser que los perros también se contagian con lo mismo que nosotros? No lo se, pero me horroriza pensarlo.
Después de este encontronazo, Belén trepó las siguientes escaleras, abrió la tapa y... ¡bingo!, delante teníamos la finca de la chica. Cerró rápidamente, ya que por la tapa entreabierta, se podían divisar las piernas de algunos merodeadores cercanos. Visto lo visto, subí yo para estudiar la situación. Abriendo la tapa tímidamente, observe un angulo de 360º. Dos cercanos al patio y otros dos al lado de la tapa. Los otros estaban más alejados y no suponían un peligro. Ya no podía ver más lejos, los vehículos allí abandonados me tapaban la visión. Visto esto y después de comentárselo a Eduardo, llegamos a la conclusión de que lo mejor era avisar a la chica, que bajase al patio y esperase a que le diéramos la orden de salir. Nosotros despejaríamos la entrada a la alcantarilla. Solo se podía posicionar uno en la escalera para despejar la entrada, así que me ofrecí voluntario. Así lo hicimos, una vez que estuvo en el patio, abrí la tapa y abrí fuego con el rifle. Elimine a los más próximos, los cuales se me intentaron abalanzar al verme aparecer. Seguidamente, elimine a los otros dos, fallando un tiro. Entonces, Eduardo le dio la orden de que saliera corriendo y así lo hizo. La vi aparecer por el patio, cargada con mochilas y empecé a retroceder peldaños para dejarle paso. Se metió por el agujero y comenzó a descender ella también. Nos faltaban pocos peldaños para llegar al suelo, cuando me percaté que se había dejado la tapa abierta. ¿Como se le pudo pasar eso por alto? ¡Es de cajón!. Le grité "¡La tapa! ¡Has dejado la tapa abierta! ¡Entrarán!". Intentó subir para cerrarla, pero ya no había tiempo, así que la cogí de la pierna y le dije que bajase rápido. Así lo hizo, a dios gracias, ya que los merodeadores no tardaron en hacer aparición. Se asomaron dos por la entrada y uno se dejó caer por el agujero. Cayó al lado nuestro y para mi asombro, ¡se comenzó a levantar como si nada!. No había tiempo que perder, así que emprendimos la huida. Detrás nuestra, los merodeadores comenzaban a bajar, dejándose caer. No se cuantos entraban, pero no paraban de aterrizar en el suelo. Doblamos la primera esquina e intentamos orientarnos. No sabíamos cual era el camino de vuelta, así que seguimos a nuestro sentido de la orientación. Perderse no era una opción, ya que nos podían dar caza.
Comenzamos a andar por los pasadizos y cuando nos dimos cuenta, ya estábamos perdidos. Subíamos escaleras, abríamos tapas y nada. Los pasadizos eran todos iguales y no nos ubicábamos. No se porque, pero las mujeres tienen un sentido de la orientación bastante bueno. Ya nos lo demostró María la anterior vez que pisamos unas cloacas, así que fue Belén la que se puso en cabeza, ya que según dijo, más o menos tenía una idea de por que sitios habíamos pasado. La comenzamos a seguir, oyendo los gemidos de los merodeadores que, con el eco del lugar, eran más siniestros todavía. Era como si estuviesen por todos los lados. Íbamos andando detrás de Belén, cuando algo nos alarmó. Se oían pasos detrás nuestra, como si se acercara alguien corriendo. No nos lo pensamos, comenzamos a correr como posesos. Mientras corría, yo giraba la cabeza para ver quién nos seguía y lo que vi no me molo un pelo. Eran tres merodeadores, pero de los que corrían, o sea, de los nuevecitos en el gremio. Tengo que buscar un nombre para esta clase de merodeadores, para citarlos mejor... ¿corredores? Si los otros son merodeadores porque siempre están merodeando, para los que corren y son rápidos, corredores es el más acertado. La cuestión es que teníamos a tres de esos detrás. Mientras huíamos, Belén iba guiándonos. Giraba a la derecha, a la izquierda, continuaba recto, mientras nosotros, en la retaguardia, buscábamos el momento de girarnos y llenarlos de plomo. Yo no podía correr más, mi corazón se iba a salir del pecho. Mis años de fumador me estaban pasando factura en ese justo momento. Mientras corríamos, Eduardo aminoro la marcha y se situó a mi lado. Sin parar de girar la cabeza, me dijo "Cuando te diga YA, nos paramos en seco y les atizamos. Dale con la culata del rifle y dispara al tercero más alejado, ¿Ok?". Le intente contestar pero no me salieron las palabras, me faltaba el aire, solo le pude asentir con la cabeza. Seguidamente, avisó a Belén de lo que pensábamos hacer y pidió a la otra chica que enfocase la linterna hacia detrás. Gire la cabeza y comprobé que los teníamos a dos metros. ¡Nos iba a cazar como liebres si no los eliminábamos! En ese momento, se nos apareció la virgen, la cruz y todo el santoral, ya que el tercero más alejado, tropezó cayendo al suelo de bocas. En ese momento, Eduardo dijo "¡YA!". Frenamos en seco y dirigí la culata contra la cara del que tenía más próximo. Creo que saltaron hasta dientes, pero lo que si que sé es que cayó para no levantarse más. Eduardo, de un movimiento circular, le segó el tronco a su perseguidor. Sin más dilación, apunte al tercero, que se estaba levantando del suelo y disparé. Seguimos la marcha después de que tomase unas buenas bocanadas de aire.
A partir de eso, 15 minutos nos llevo encontrar la salida. A pesar de la buena orientación de Belén, nos perdimos un par de veces más. Salimos a la calle y vimos nuestros coches. Estaban vacíos. Eso era señal de que se encontraban arriba. Cuando nos dirigíamos de camino al portal, la chica, muy nerviosa y como pudo, nos dio las gracias por haberla rescatado. Seguidamente me miró y dijo "¡Tú eres Erik seguro! No te esperaba así. Yo soy Elena" . Quizás sea manía mía, pero me da que Belén no la miró muy bien en ese momento.
Subimos las escaleras hasta el séptimo piso, altura donde esta ubicada la casa de los padres de Raúl. No se por qué, pero de camino me iba temiendo lo peor. Quizás es porque me estoy acostumbrando a que las cosas siempre vayan a mal. Nos encontramos la puerta de la casa destrozada, al igual que todas las del rellano. Saltamos los escombros y entramos. Caminando por el pasillo podíamos ver ropa, cajones, lamparas, zapatos... todo por el suelo. Llegamos al salón y esa escena habría sido mejor no verla. Todos estaban en la sala y ninguno dirigía la mirada al fondo del salón. En la cara de Manuel, el cual me miró a los ojos con cara de circunstancia, pude imaginarme lo que allí estaba ocurriendo. Miré al fondo de la sala y me vi a Raúl, de rodillas y sosteniendo a un cadáver. Raúl lloraba desesperadamente y el cadáver que sostenía era de una mujer mayor. Su madre. Tenía un tiro en la cabeza. A pocos metros, tumbado bocabajo, el cadáver de un hombre, su padre, con otro tiro de escopeta en la cabeza. Manuel se nos acercó en ese momento y dijo "Hemos entrado y encontrado este panorama. ¿No os es familiar este modus operandi?". Y tanto que nos es familiar... Esos hijos de perra han pasado por aquí también.
Después de que Raúl llorara, maldijera, se lamentara y todo lo normal en estas situaciones, conducimos los cadáveres a la cama. Una vez allí, Raúl posiciono las manos de tal forma como si los cadáveres se estuvieran cogiendo de la mano y los tapamos con una sabana. "Es el entierro más digno que les puedo dar. Seguirán juntos de esta forma". Raúl rompió a llorar en el momento que terminó esas palabras. Aproveche para cargar las baterías del pc portátil, ya que aquí si que había algo de electricidad. Mientras, los demás, buscaron cosas útiles. Pude ver como Raúl cogía y guardaba una foto de sus padres...
Esta maldita vida no para de apalearnos... ¿A caso nos merecemos esto?
Ahora nos encontramos en los coches, en una zona algo alejada y que parece que no hay infectados cerca. Quizás hagamos noche aquí, según veamos la actividad de la zona. Si hacemos noche, nos turnaremos para hacer guardia. De todas formas no creo que pueda dormir. La idea de hacer noche en la calle me pone los pelos de punta...
Os sigo informando.
- Erik -
Re: Diario de la resistencia
+ 09-10-09 + Nostalgia y añoranza
1:51 - Otra noche más a la intemperie. Aquí me encuentro, haciendo guardia en el jeep bajo un manto de estrellas mientras los demás duermen, o al menos, lo intentan, en el otro vehículo. Manuel esta sentado en el jeep, en el puesto del copiloto, ya que las guardias las estamos haciendo de dos en dos. Lo veo pegar cabezadas. Espero que no se duerma, es esencial que este expectante. Hemos "acampado" en la zona de la universidades. Este sitio parece tranquilo, sin movimiento. De todas formas, el sitio de ayer también era tranquilo, pero cuando los merodeadores nos localizaron, el sitio dejo de serlo. Hemos descubierto este sitio e intentado entrar en los edificios de la universidad, pero están completamente cerrados a cal y canto.
Ahora que observo el cielo, veo que este esta completamente estrellado. Gracias a la falta de luz eléctrica, puedo disfrutar de esto. Que noche más preciosa. A pesar de lo corrompido que se a vuelto el mundo, aun quedan cosas bellas... En cuantas ocasiones he pasado por alto cosas como esta solo por estar, por ejemplo, borracho como una cuba en cualquier tugurio de mala muerte.
Un momento, parece que sale Belén. No podrá dormir ahí dentro, todos enlatados como sardinas.
- Erik -
3:40 - En efecto, no puede dormir con tanta gente en el coche. Ahora se encuentra tumbada a mi lado, tapada con mi chaqueta e intentando dormir. Hemos estado hablando desde que se ha levantado. Nada más salir del coche, lo primero que ha hecho es darme un beso. Esta así de mimosa siempre que tiene ocasión. Creo que sé porque es. Tiene miedo a que ocurra lo peor, miedo a que nos pase algo y no me pueda expresar sus sentimientos jamás. Sé esto porque a mi me ocurre lo mismo. Pensar por un momento, ¿qué ocurriría si a un ser querido vuestro le pasase algo malo y nunca le hubieseis expresado vuestros sentimientos hacia él/ella? Os quedaríais destrozados, con una espina en el corazón que jamas podríais sanar. Esto es lo peor que le puede pasar a nadie.
Belén me ha estado hablando de como ve ella el futuro, de que haremos cuando todo esto acabe y podamos llevar una vida normal. Dice que quiere vivir lejos de la urbe, que viendo las cosas que ha traído vivir en una gran ciudad, ya no quiere saber nada más de estas. También me ha dicho que más vale que me gusten los niños, que hay que repoblar el país, jaja, con esto no he podido evitar soltar una carcajada y ella me ha guiñado el ojo. No me esperaba esa frase y menos de su boca. Con lo tímida que es y me la ha soltado. Ha continuado hablando de planes de futuro, de que le gustaría que viajásemos a Roma, visitar el Coliseo, que desde siempre quiso verlo. Le he dicho que cuando vayamos, lo bueno sera que no habrá mucha cola para visitarlo. Me he reído y ella, sonriendo, me ha soltado un mamporro en el brazo. Ha continuado hablando y hablando, haciéndome preguntas estilo "¿Y que te parece que...?", "¿Y que te gustaría a ti que...?" y así sucesivamente. Yo he asentido a todo y le he contestado a cada una de las preguntas que me ha formulado, pero dentro de mi, me he sentido mal. Mientras hablaba, mi cabeza pensaba "¿Futuro? ¡Si ni si quiera sabemos si podremos sobrevivir a mañana!". Tal cual están las circunstancias, tengo cero esperanzas de poder ver el futuro. Ojala me equivoque, pero es lo que siento. De todas formas, no hay cosa que más me gustaría en estos momentos que hiciésemos juntos todo lo que ella a dicho. Estoy de acuerdo hasta en lo de los niños, y no penséis mal, que no es por el mero hecho de hacerlos. Conozco poco a Belén, hace poquísimo que estamos juntos y tal vez las cosas han ido demasiado rápido, pero ninguna mujer me ha llenado tanto como lo esta haciendo ella. Esto no es a causa de las circunstancias en las cuales estamos inmersos, siento algo por ella que ni siquiera lo he sentido por ex-novias del pasado. Ni con 4 años de relación he sentido lo mismo. Pienso que toda persona tiene a su pareja ideal en otra parte y cuando ambos se conocen, ocurre esto.
- Erik -
4:22 - Eduardo acaba de relevar en la guardia a Manuel y Raúl también se ha levantando para relevarme a mi. Le he dicho que siga durmiendo, prefiero estar aquí haciendo la guardia que meterme en esa lata de sardinas. No podría dormir de todas formas, así que prefiero estar aquí, disfrutando de lo tranquila que esta siendo esta noche. Raúl no ha insistido mucho y ha vuelto al coche. Él que puede, que duerma. Se lo merece después de lo que ha pasado. Parece mentira, pero todos los que habemos aquí, hemos pasado lo nuestro. Belén, lo de su padre y hermano, Raúl, lo de sus padres, Eduardo, lo de su mujer e hija, lo que le ocurrió a Esther, nosotros lo de Alicia...
Voy a seguir con la guardia. Dentro de unas horas habrá sol y tendremos que ponernos en marcha.
- Erik -
6:12 - Acaba de ocurrir un imprevisto. Ahora vamos con los coches, estamos intentando llegar al hospital Clínico. Resulta que José, estaba durmiendo en el coche, con el arma entre sus brazos. No sabemos ni cómo ni porque, pero se le ha disparado y tiene todo el antebrazo destrozado. Esther le ha hecho un torniquete y dice que si no vamos a un hospital cercano donde haya material quirúrgico, se desangrará. También dice que sus conocimientos médicos no son lo suficiente extensos para tratar heridas de este calibre, pero que algo podrá hacer, ya que el disparo no ha impactado de lleno, más bien de lado. Sabía que este subnormal nos tenía que traer más problemas. Por el bien de todos, espero que aquella zona este despejada y, por su bien, que el lugar sea accesible. La avenida en la que se encuentra el hospital es la que esta colapsada por vehículos, así que tenemos que ir por calles contiguas. En cuanto sepa algo, os cuento.
- Erik -
6:23 - La parte trasera del hospital parece despejada. No hay muchos vehículos en esta parte. Vamos a intentar acceder por el aparcamiento subterráneo. Las puertas de acceso de la planta baja parecen cerradas.
- Erik -
8:06 - Estamos dentro. Hemos cerrado la valla del aparcamiento por seguridad. Hemos subido hasta la planta baja y no hemos encontrado a muchos merodeadores, solo a unos cuantos dispersados por la sala de espera, los cuales hemos eliminado sin problemas. Lo ha hecho Eduardo, así no ha sido necesario abrir fuego y llamar la atención. Hemos accedido a la sala de curas, donde Esther a encontrado el material necesario para atender a José. Ahora se encuentra terminando de curarle. Yo llevo un rato fuera de la sala, no me gusta ver tanta sangre. Me produce náuseas. Parece que todo va bien y la herida no es de tanta importancia como parecía. De todas formas, era necesario intervenirle.
Eduardo, Raúl, Belén y yo vamos echar un vistazo por la zona. Manuel, María y Elena se van a quedar abajo, vigilando.
- Erik -
10:34 - Vaya, que sorpresa, ¡no esperaba encontrar a supervivientes aquí dentro!. Hemos encontrado a dos personas en la tercera planta. Los hemos encontrado en una habitación y se han pegado un tremendo susto. Su primera reacción a sido tirarnos encima un colgador de goteros, el cual me ha impactado de lleno. A pesar de intentar tranquilizarlos, no se fiaban. Uno de ellos sostenía una vara de hierro preparada para atizarnos. Cuando los hemos tranquilizado, hemos podido averiguar quienes son. Son dos médicos de este hospital. Rubén es, o más bien era, cardiólogo y el otro se llama Javier, neurólogo. Lo primero que nos han preguntado es como hemos llegado aquí y si nos han seguido. Le hemos dicho como y porque y que pensamos que no nos han visto entrar.
Después de bajar y realizar las presentaciones pertinentes, les hemos bombardeado a preguntas. Por cierto, Esther ya había terminado con José y este se encontraba en la camilla con el antebrazo completamente vendado. Rubén y Javier nos han contado que cuando comenzó todo, el hospital fue un verdadero caos. Los hospitales fueron el primer foco de infección en Valencia. A partir de ahí, la infección se expandió. Cuentan que el hospital se hizo inhabitable, ya que los pacientes infectados atacaron a todo el personal y en poco tiempo se convirtió en una zona "muerta". Un grupo de 7 personas, 5 médicos (ellos dos incluidos) y 2 pacientes, pudieron esconderse en una de las salas de médicos. Resistieron allí dos días, escondidos, hasta que miembros del ejercito entraron y comenzaron a limpiar el lugar. Acabaron con la mayoría de los merodeadores que habían en casi todas las plantas, que eran bastantes. Cuando llegaron a su zona, 3 de los allí recluidos salieron a recibir a los militares pensando en que los iban a rescatar. Los militares, a sabiendas de que no eran infectados, les dispararon abatiendolos. Visto eso, los cuatro que quedaban se escondieron en un armario y los militares no se percataron de su presencia. Pasadas unas horas, pudieron salir. Los militares habían sellado las puertas del edificio. Eliminaron a una gran parte de los merodeadores, pero quedaron unos cuantos en plantas intermedias. Dicen que estos dieron caza a los otros dos supervivientes cuando todos estaban haciendo un reconocimiento del hospital. Ocurrido esto, tuvieron que esconderse en la habitación en la que los hemos encontrado.
Al ser médicos, he pensado que quizás tienen información de que es lo que a causado todo esto, si es un virus, como dijeron los medios de comunicación, así que les he preguntado. Dicen que no conocen mucho sobre lo que nos enfrentamos, que cuando empezó todo esto, nadie les proporciono información para tratar esta enfermedad, así que administraron diversos medicamentos y tratamientos sin conseguir nada. Parece ser que si se trata de un virus o una bacteria. Según dice Javier, el virus o la bacteria que sea, desencadena en el individuo una degeneración de una parte del cerebro, destruyendo las capacidades motoras. A lo que no encuentran explicación es que el individuo pierda las constantes vitales y aún así, siga con "vida". En otras palabras más simples, no se explican como el individuo puede morir y a pesar de eso, moverse, andar y alimentarse. Ninguno nos explicamos eso y menos aún, que sean caníbales en potencia.
Este lugar parece seguro, de momento. Si ya nos descubren y empiezan a apelotonarse en la puerta, este sitio se ira al garete. Entiendo que Javier y Rubén nos hallan prohibido terminantemente permanecer mucho tiempo por la planta baja. Quieren evitar que estemos a la vista y nos vea algún merodeador desde fuera. Por cierto, el hospital esta hecho un desastre. Hay camillas, asientos, sillas de ruedas, cadáveres, todo tirado por el suelo. Las plantas superiores, más de lo mismo. Ahora nos encontramos en la tercera planta. Según dice Javier, de la sexta planta a abajo, ya no hay merodeadores, ya que los militares hicieron un buen trabajo. A partir de la sexta para arriba, hay algún que otro merodeador suelto, pero que no pueden suponer un gran problema. Lo que me ha dejado frío, es lo de la novena planta, la cual dice que es la planta de enfermedades infecciosas. Resulta que esta planta, ¡esta totalmente llena de merodeadores!. La última vez que accedieron a esta planta, vieron que la puerta de emergencia tenía una cadena que impedía el acceso. La debieron poner los militares. Cuenta que desde dentro golpeaban la puerta lo que parece una multitud. Debe de ser gordo lo que hay ahí encerrado para que los militares no se atrevan a entrar y encadenen la puerta... De todas formas, dicen que estas plantas son muy seguras y más si llevamos armas. Puede haber quedado alguno perdido, pero yendo armado y asegurando las puertas de las habitaciones por la noche, no hay peligro alguno. De todas formas, no me hace ni puta gracia dormir a sabiendas que ahí arriba hay una horda que puede escapar. Bueno, por el momento, que José se haya pegado un tiro accidental ha sido lo mejor que ha hecho hasta ahora. Ahora mismo lo tengo por aquí al lado, con el antebrazo completamente vendado. Sigue sin darme pena... Creo que me estoy volviendo un insensible...
Belén insiste en que me acueste a descansar, que no he dormido nada. La verdad es que si, tengo bastante sueño y ver una cama delante mía no me ayuda nada. A pesar de eso, le he pedido que se acueste conmigo. No me fío de dejarla por ahí sola. Si tiene que ocurrir algo, quiero estar delante para defenderla. Ha dicho que bien, así que juntaremos dos camas. Los demás dicen que descansemos, que ellos estarán por la zona y que si ocurriese algo, nos llamarían. No hay de que preocuparse, dicen. Espero que sea así.
...se me cierran los ojos...
- Erik -
21:12 - ¡Más de 10 horas en la cama! Que barbaridad... ¿tanto necesitaba descansar? Y aun sigo teniendo sueño. La verdad es que estos últimos días no he dormido nada. Necesitaba dormir en una cama, a pesar que estas camas de hospital son una mierda. Belén también a dormido todo este tiempo. Ella aun sigue en la cama, pero despierta. Voy a hacerle un poco de caso y después a comer algo, que según me ha dicho Raúl, hay una nevera que funciona ¡repleta de alimentos!
- Erik -
1:51 - Otra noche más a la intemperie. Aquí me encuentro, haciendo guardia en el jeep bajo un manto de estrellas mientras los demás duermen, o al menos, lo intentan, en el otro vehículo. Manuel esta sentado en el jeep, en el puesto del copiloto, ya que las guardias las estamos haciendo de dos en dos. Lo veo pegar cabezadas. Espero que no se duerma, es esencial que este expectante. Hemos "acampado" en la zona de la universidades. Este sitio parece tranquilo, sin movimiento. De todas formas, el sitio de ayer también era tranquilo, pero cuando los merodeadores nos localizaron, el sitio dejo de serlo. Hemos descubierto este sitio e intentado entrar en los edificios de la universidad, pero están completamente cerrados a cal y canto.
Ahora que observo el cielo, veo que este esta completamente estrellado. Gracias a la falta de luz eléctrica, puedo disfrutar de esto. Que noche más preciosa. A pesar de lo corrompido que se a vuelto el mundo, aun quedan cosas bellas... En cuantas ocasiones he pasado por alto cosas como esta solo por estar, por ejemplo, borracho como una cuba en cualquier tugurio de mala muerte.
Un momento, parece que sale Belén. No podrá dormir ahí dentro, todos enlatados como sardinas.
- Erik -
3:40 - En efecto, no puede dormir con tanta gente en el coche. Ahora se encuentra tumbada a mi lado, tapada con mi chaqueta e intentando dormir. Hemos estado hablando desde que se ha levantado. Nada más salir del coche, lo primero que ha hecho es darme un beso. Esta así de mimosa siempre que tiene ocasión. Creo que sé porque es. Tiene miedo a que ocurra lo peor, miedo a que nos pase algo y no me pueda expresar sus sentimientos jamás. Sé esto porque a mi me ocurre lo mismo. Pensar por un momento, ¿qué ocurriría si a un ser querido vuestro le pasase algo malo y nunca le hubieseis expresado vuestros sentimientos hacia él/ella? Os quedaríais destrozados, con una espina en el corazón que jamas podríais sanar. Esto es lo peor que le puede pasar a nadie.
Belén me ha estado hablando de como ve ella el futuro, de que haremos cuando todo esto acabe y podamos llevar una vida normal. Dice que quiere vivir lejos de la urbe, que viendo las cosas que ha traído vivir en una gran ciudad, ya no quiere saber nada más de estas. También me ha dicho que más vale que me gusten los niños, que hay que repoblar el país, jaja, con esto no he podido evitar soltar una carcajada y ella me ha guiñado el ojo. No me esperaba esa frase y menos de su boca. Con lo tímida que es y me la ha soltado. Ha continuado hablando de planes de futuro, de que le gustaría que viajásemos a Roma, visitar el Coliseo, que desde siempre quiso verlo. Le he dicho que cuando vayamos, lo bueno sera que no habrá mucha cola para visitarlo. Me he reído y ella, sonriendo, me ha soltado un mamporro en el brazo. Ha continuado hablando y hablando, haciéndome preguntas estilo "¿Y que te parece que...?", "¿Y que te gustaría a ti que...?" y así sucesivamente. Yo he asentido a todo y le he contestado a cada una de las preguntas que me ha formulado, pero dentro de mi, me he sentido mal. Mientras hablaba, mi cabeza pensaba "¿Futuro? ¡Si ni si quiera sabemos si podremos sobrevivir a mañana!". Tal cual están las circunstancias, tengo cero esperanzas de poder ver el futuro. Ojala me equivoque, pero es lo que siento. De todas formas, no hay cosa que más me gustaría en estos momentos que hiciésemos juntos todo lo que ella a dicho. Estoy de acuerdo hasta en lo de los niños, y no penséis mal, que no es por el mero hecho de hacerlos. Conozco poco a Belén, hace poquísimo que estamos juntos y tal vez las cosas han ido demasiado rápido, pero ninguna mujer me ha llenado tanto como lo esta haciendo ella. Esto no es a causa de las circunstancias en las cuales estamos inmersos, siento algo por ella que ni siquiera lo he sentido por ex-novias del pasado. Ni con 4 años de relación he sentido lo mismo. Pienso que toda persona tiene a su pareja ideal en otra parte y cuando ambos se conocen, ocurre esto.
- Erik -
4:22 - Eduardo acaba de relevar en la guardia a Manuel y Raúl también se ha levantando para relevarme a mi. Le he dicho que siga durmiendo, prefiero estar aquí haciendo la guardia que meterme en esa lata de sardinas. No podría dormir de todas formas, así que prefiero estar aquí, disfrutando de lo tranquila que esta siendo esta noche. Raúl no ha insistido mucho y ha vuelto al coche. Él que puede, que duerma. Se lo merece después de lo que ha pasado. Parece mentira, pero todos los que habemos aquí, hemos pasado lo nuestro. Belén, lo de su padre y hermano, Raúl, lo de sus padres, Eduardo, lo de su mujer e hija, lo que le ocurrió a Esther, nosotros lo de Alicia...
Voy a seguir con la guardia. Dentro de unas horas habrá sol y tendremos que ponernos en marcha.
- Erik -
6:12 - Acaba de ocurrir un imprevisto. Ahora vamos con los coches, estamos intentando llegar al hospital Clínico. Resulta que José, estaba durmiendo en el coche, con el arma entre sus brazos. No sabemos ni cómo ni porque, pero se le ha disparado y tiene todo el antebrazo destrozado. Esther le ha hecho un torniquete y dice que si no vamos a un hospital cercano donde haya material quirúrgico, se desangrará. También dice que sus conocimientos médicos no son lo suficiente extensos para tratar heridas de este calibre, pero que algo podrá hacer, ya que el disparo no ha impactado de lleno, más bien de lado. Sabía que este subnormal nos tenía que traer más problemas. Por el bien de todos, espero que aquella zona este despejada y, por su bien, que el lugar sea accesible. La avenida en la que se encuentra el hospital es la que esta colapsada por vehículos, así que tenemos que ir por calles contiguas. En cuanto sepa algo, os cuento.
- Erik -
6:23 - La parte trasera del hospital parece despejada. No hay muchos vehículos en esta parte. Vamos a intentar acceder por el aparcamiento subterráneo. Las puertas de acceso de la planta baja parecen cerradas.
- Erik -
8:06 - Estamos dentro. Hemos cerrado la valla del aparcamiento por seguridad. Hemos subido hasta la planta baja y no hemos encontrado a muchos merodeadores, solo a unos cuantos dispersados por la sala de espera, los cuales hemos eliminado sin problemas. Lo ha hecho Eduardo, así no ha sido necesario abrir fuego y llamar la atención. Hemos accedido a la sala de curas, donde Esther a encontrado el material necesario para atender a José. Ahora se encuentra terminando de curarle. Yo llevo un rato fuera de la sala, no me gusta ver tanta sangre. Me produce náuseas. Parece que todo va bien y la herida no es de tanta importancia como parecía. De todas formas, era necesario intervenirle.
Eduardo, Raúl, Belén y yo vamos echar un vistazo por la zona. Manuel, María y Elena se van a quedar abajo, vigilando.
- Erik -
10:34 - Vaya, que sorpresa, ¡no esperaba encontrar a supervivientes aquí dentro!. Hemos encontrado a dos personas en la tercera planta. Los hemos encontrado en una habitación y se han pegado un tremendo susto. Su primera reacción a sido tirarnos encima un colgador de goteros, el cual me ha impactado de lleno. A pesar de intentar tranquilizarlos, no se fiaban. Uno de ellos sostenía una vara de hierro preparada para atizarnos. Cuando los hemos tranquilizado, hemos podido averiguar quienes son. Son dos médicos de este hospital. Rubén es, o más bien era, cardiólogo y el otro se llama Javier, neurólogo. Lo primero que nos han preguntado es como hemos llegado aquí y si nos han seguido. Le hemos dicho como y porque y que pensamos que no nos han visto entrar.
Después de bajar y realizar las presentaciones pertinentes, les hemos bombardeado a preguntas. Por cierto, Esther ya había terminado con José y este se encontraba en la camilla con el antebrazo completamente vendado. Rubén y Javier nos han contado que cuando comenzó todo, el hospital fue un verdadero caos. Los hospitales fueron el primer foco de infección en Valencia. A partir de ahí, la infección se expandió. Cuentan que el hospital se hizo inhabitable, ya que los pacientes infectados atacaron a todo el personal y en poco tiempo se convirtió en una zona "muerta". Un grupo de 7 personas, 5 médicos (ellos dos incluidos) y 2 pacientes, pudieron esconderse en una de las salas de médicos. Resistieron allí dos días, escondidos, hasta que miembros del ejercito entraron y comenzaron a limpiar el lugar. Acabaron con la mayoría de los merodeadores que habían en casi todas las plantas, que eran bastantes. Cuando llegaron a su zona, 3 de los allí recluidos salieron a recibir a los militares pensando en que los iban a rescatar. Los militares, a sabiendas de que no eran infectados, les dispararon abatiendolos. Visto eso, los cuatro que quedaban se escondieron en un armario y los militares no se percataron de su presencia. Pasadas unas horas, pudieron salir. Los militares habían sellado las puertas del edificio. Eliminaron a una gran parte de los merodeadores, pero quedaron unos cuantos en plantas intermedias. Dicen que estos dieron caza a los otros dos supervivientes cuando todos estaban haciendo un reconocimiento del hospital. Ocurrido esto, tuvieron que esconderse en la habitación en la que los hemos encontrado.
Al ser médicos, he pensado que quizás tienen información de que es lo que a causado todo esto, si es un virus, como dijeron los medios de comunicación, así que les he preguntado. Dicen que no conocen mucho sobre lo que nos enfrentamos, que cuando empezó todo esto, nadie les proporciono información para tratar esta enfermedad, así que administraron diversos medicamentos y tratamientos sin conseguir nada. Parece ser que si se trata de un virus o una bacteria. Según dice Javier, el virus o la bacteria que sea, desencadena en el individuo una degeneración de una parte del cerebro, destruyendo las capacidades motoras. A lo que no encuentran explicación es que el individuo pierda las constantes vitales y aún así, siga con "vida". En otras palabras más simples, no se explican como el individuo puede morir y a pesar de eso, moverse, andar y alimentarse. Ninguno nos explicamos eso y menos aún, que sean caníbales en potencia.
Este lugar parece seguro, de momento. Si ya nos descubren y empiezan a apelotonarse en la puerta, este sitio se ira al garete. Entiendo que Javier y Rubén nos hallan prohibido terminantemente permanecer mucho tiempo por la planta baja. Quieren evitar que estemos a la vista y nos vea algún merodeador desde fuera. Por cierto, el hospital esta hecho un desastre. Hay camillas, asientos, sillas de ruedas, cadáveres, todo tirado por el suelo. Las plantas superiores, más de lo mismo. Ahora nos encontramos en la tercera planta. Según dice Javier, de la sexta planta a abajo, ya no hay merodeadores, ya que los militares hicieron un buen trabajo. A partir de la sexta para arriba, hay algún que otro merodeador suelto, pero que no pueden suponer un gran problema. Lo que me ha dejado frío, es lo de la novena planta, la cual dice que es la planta de enfermedades infecciosas. Resulta que esta planta, ¡esta totalmente llena de merodeadores!. La última vez que accedieron a esta planta, vieron que la puerta de emergencia tenía una cadena que impedía el acceso. La debieron poner los militares. Cuenta que desde dentro golpeaban la puerta lo que parece una multitud. Debe de ser gordo lo que hay ahí encerrado para que los militares no se atrevan a entrar y encadenen la puerta... De todas formas, dicen que estas plantas son muy seguras y más si llevamos armas. Puede haber quedado alguno perdido, pero yendo armado y asegurando las puertas de las habitaciones por la noche, no hay peligro alguno. De todas formas, no me hace ni puta gracia dormir a sabiendas que ahí arriba hay una horda que puede escapar. Bueno, por el momento, que José se haya pegado un tiro accidental ha sido lo mejor que ha hecho hasta ahora. Ahora mismo lo tengo por aquí al lado, con el antebrazo completamente vendado. Sigue sin darme pena... Creo que me estoy volviendo un insensible...
Belén insiste en que me acueste a descansar, que no he dormido nada. La verdad es que si, tengo bastante sueño y ver una cama delante mía no me ayuda nada. A pesar de eso, le he pedido que se acueste conmigo. No me fío de dejarla por ahí sola. Si tiene que ocurrir algo, quiero estar delante para defenderla. Ha dicho que bien, así que juntaremos dos camas. Los demás dicen que descansemos, que ellos estarán por la zona y que si ocurriese algo, nos llamarían. No hay de que preocuparse, dicen. Espero que sea así.
...se me cierran los ojos...
- Erik -
21:12 - ¡Más de 10 horas en la cama! Que barbaridad... ¿tanto necesitaba descansar? Y aun sigo teniendo sueño. La verdad es que estos últimos días no he dormido nada. Necesitaba dormir en una cama, a pesar que estas camas de hospital son una mierda. Belén también a dormido todo este tiempo. Ella aun sigue en la cama, pero despierta. Voy a hacerle un poco de caso y después a comer algo, que según me ha dicho Raúl, hay una nevera que funciona ¡repleta de alimentos!
- Erik -
Re: Diario de la resistencia
+ 13-10-09 + Refugiados en el hospital Clínico
12:02 - La verdad es que aquí no se esta tan mal como pensé en un principio. No se puede comparar con nuestra antigua casa, pero mejor que estar haciendo noche a la intemperie, expuestos a los merodeadores, es. Nos estamos ubicando en la tercera planta, que es la planta de neumonología. Desde aquí tenemos una amplia visión de las calles y estamos alejados de la última planta y de la planta baja. Resistiendo aquí, tendríamos tiempo de reacción si la horda de la última planta escapara o los de fuera accedieran por la planta baja. En caso que los de la última planta escaparan, podríamos huir al aparcamiento subterráneo y marcharnos, pero si nos acceden por la planta baja, no nos quedaría otra que encerrarnos en esta planta. Mejor no pensar en eso...
Por cierto, ayer subimos a la novena planta para ver hasta que punto era cierto lo que decían Javier y Rubén. Pues bien, como decían, lo que ahí allí dentro es para que no peguemos ojo en toda la noche. No se cuantos pueden haber allí dentro, pero por las embestidas que pegan a la puerta de emergencia, deben de ser muchísimos. No creo que puedan derribar la puerta por más que embistan, la cadena de la puerta es resistente. De todas formas, no me fío. Hemos atado una cuerda para más seguridad. No se porque, pero creo que esa escoria sabe que estamos aquí...
Hemos encontrado a algún que otro merodeador en las plantas 6 y 8. Eduardo los a eliminado fácilmente. Uno de los que hemos encontrado en la planta 8, era uno de los que resistieron escondidos junto a Javier y Rubén. Rubén nos ha dicho que era Juanjo, el jefe de planta.
- Erik -
14:02 - Belén y yo llevamos un rato observando la situación en la calle desde la ventana de nuestra habitación. Hemos podido ver como entre los coches, intentando esconderse, iban 4 personas. Creo que iban armados con varas de hierros y palos y cargados con mochilas. Parece ser que iban buscando refugio. Se han acercado a la puerta del hospital y al ver que estaba cerrada, han desistido y han decidido continuar. Rápidamente he llamado a los demás, pero cuando les he comentado que podíamos darles refugio, Javier se ha puesto hecho un basilisco y se ha negado en rotundo. Dice que por nada del mundo va a arriesgar la seguridad del lugar, que ya han hecho bastante dejando que nos refugiemos aquí. ¡Pero este tío de que va! ¡como puede ver a gente que necesita ayuda y pasar de ellos!. Le he dicho que no nos íbamos a quedar de brazos cruzados, dejándolos a su suerte, que eso no es humano. Cuando mire a todos, nadie se pronunció. Visto esto, me he indignado y me he salido de la habitación para dirigirme a la planta baja, para ir a dejarlos entrar. Mientras andaba por el pasillo, Javier a salido corriendo tras mía, como un poseso. Me he girado y él me ha cogido del brazo diciendo "Si les abres, sera la último que haces". Ha seguido cogiéndome del brazo a pesar de que me he intentado soltar, es más, me estaba apretando con todas sus fuerzas y mirándome con los ojos descompuestos. ¿Que creéis que es lo más correcto a hacer en esa situación? Yo os le diré. Lo más correcto es lo que he hecho. Le he propinado un empujón en forma de golpe seco en el pecho. A caído de espaldas, tambaleándose. Ahí a sido cuando le he dicho "No me vuelvas a poner la mano encima y mucho menos a amenazar o te arrancare la cabeza con mis propias manos, ¿entendido? Que trabajaras aquí y te hallas ocultado en este sitio no te da derecho a creerte dueño del lugar y mucho menos a dar órdenes. Tu no nos has dado nada, hemos llegado al lugar y accedido por nuestro propio pie". Dicho esto y viendo que estaba en el suelo con una mirada que me podía matar, he dado media vuelta y he continuado con mi camino. Eso a sido un error, y es que la primera regla del combate es que nunca debes perder de vista a tu oponente y mucho menos darle la espalda. Mientras andaba, he oído a Belén gritar "¡¡Erik!!". Cuando me he girado, me he encontrado lo que menos esperaba. Por décimas de segundo, he visto a Javier corriendo hacia mi y alzando la pierna cuando estaba encima mía. Me ha propinado una patada en las costillas que me ha lanzado hacia atrás. Aun me duelen las costillas una barbaridad, no se si me habrá roto alguna o me habrá hecho alguna fisura, pero me cuesta respirar. Una vez en el suelo, me he levantado y abalanzado sobre él. Nos hemos enzarzado a puñetazos y codazos, rodando por el suelo. Me ha dado alguna, lo reconozco, pero yo le he propinado más. Cuando todos nos han separado, me encontraba encima de él, golpeándole la cara. A pesar de eso, seguía con los ojos clavados en mi, totalmente descentrados. Hasta parecía que espumeaba de la rabia. Cuando nos han podido separar, casi arrastro a todos lo que me agarraban. Rubén, José y Eduardo se han llevado a estirones a Javier. Mientras se lo llevaban, iba gritando "¡¡Hijo de puta!! ¡¡como les abras, te mató!! ¡¡te lo juro!!". Pero menudo fantasma esta hecho. Nunca me cayeron bien las personas con carrera por gente como él. Pasado esto, ya no me ha dado tiempo a buscar a los supervivientes de ahí fuera. Ya no estaban por la zona. A saber donde estarán ya... lo mismo hasta quizás les han dado caza.
Esther me ha curado la brecha de la ceja que me ha hecho este idiota. Belén no ha parado de maldecir a Javier, hasta lo ha buscado y le ha dicho de todo. No debería echar más leña al fuego, pero es comprensible que este indignada. Elena, Raúl, María y Manuel, que estaban en la habitación mientras Esther me daba puntos de sutura en la ceja, me han dado la razón a mi. Normal, se ha puesto fuera de si por nada y me ha atacado a traición. ¿Ese tío esta mal de la cabeza o que? Todos estamos con los nervios a flor de piel, pero no hay razón de pagarlo con los demás. Esther dice que va a ver como esta Javier, que después de los golpes que le he propinado, dice que seguro que necesita puntos. Nosotros vamos a ver si comemos algo.
- Erik -
15:24 - Ya hemos comido. No sabéis como se disfruta un buen solomillo después de haber pasado meses a base de conservas. La nevera esta hasta arriba de alimentos congelados, a dios gracias. Hay que aprovechar mientras se pueda. Cuando hemos terminado de comer, me he cruzado a Esther y a Javier. Esther, que iba delante de él, me ha hecho un gesto con los ojos en señal de que me fijara en Javier. Cuando me he fijado en este, el cual no me ha mirado, tenía un pómulo hinchado y puntos en el labio. También llevaba la camisa desgarrada. He continuado mi camino y me he sentado a solas en una de las salas de espera. Ya le he dicho a los demás que tengan las armas vigiladas y las sobrantes las mantengan ocultas. Después de ver lo loco y traidor que es, no me fió de que me de un tiro por la espalda.
Hay una cosa que he pasado por alto en entradas anteriores y es que Elena, cuando bajo de su casa, traía consigo, en la mochila, un gatito de meses. No lo he dicho antes ya que me parecía absurdo nombrarlo sin venir a cuento. El bicho es adorable.. jaja. Bueno, pues me encontraba en la sala de espera jugando con el bichejo, cuando ha aparecido Rubén. Ha notado que, cuando ha aparecido, me he puesto a la defensiva sin perderlo de vista. Pensaba que vendría a decirme de todo, ya que lo más normal es que defienda a la persona que más conoce. Pues me equivocaba. Después de que se percatara de mi hostilidad, me ha dicho que solo venía a hablar conmigo, nada más. Se ha sentado en uno de los asientos y me ha preguntado que qué tal me encontraba. No me he podido contener y le he dicho que su amigo es un puto cobarde, traidor y loco. Para mi sorpresa, me ha dado la razón. Le he preguntado que sabe de él y me ha dicho (como siempre, intento transcribir lo mejor posible todo lo que puedo recordar de la conversación):
"¿Que se de él? Bufff... Tantas cosas. Cuando el hospital estaba en funcionamiento, Javier era famoso aquí. Pocos se llevaban bien con él. Discutía con todos y nadie aguantaba su carácter irascible y violento. En una ocasión, se peleó con un celador y le propino varios puñetazos. Este no denunció por miedo. Si lo hubiera hecho, lo habrían expulsado del hospital. Se ganó el apodo de "el loco" a la fuerza. Desde que todo esto comenzó, no ha parado de creerse el líder. Actúa como si fuera el dueño de este sitio. Ya lo has podido comprobar y ya era hora de que alguien le plantase cara. De todas formas, no te fíes de él, es sumamente vengativo. No le des mucho la espalda, estoy seguro de que te buscara la vuelta. No se hasta donde es capaz de llegar, pero si antes de que comenzará esto ya estaba un poco ido, imagina como es ahora..."
No me mola tener que dormir cerca de un hijo de puta de este calibre. Yo tengo más que perder que él. Si intenta hacer algo, a mi o a los míos, y en especial, a Belén, juro por lo más sagrado que lo estrangulo con mis propias manos...
- Erik -
20:47 - ¡Que dolor de costillas! ¡estoy que rabio! Seguro que tengo alguna fisura en alguna costilla. Ya me ha salido un terrible moratón. He ido por las habitaciones buscando a Esther, para que me diera algún calmante y me he encontrado a Raúl, José y Manuel completamente colocados. Por lo visto, se habían tomado unos Trankimazines. Para los que no sepan que es esto, son una clase de tranquilizantes. Que imagen más dantesca, los tres completamente atontados y casi sin poder hablar. Pero mira que pueden llegar a ser subnormales. Colocándose como niñatos. Esto ya es lo que nos faltaba, yonkis en el grupo.
He encontrado a Esther y me ha dado unas pastillas para el dolor. A ver si hacen algo. Dice que sí, que quizás tengo una fisura en las costillas, pero que sin radiografía no puede determinar la gravedad. Dice que si las molestias siguen, intentara hacer algo.
También he hablado con Belén. Esta de acuerdo en parapetar la puerta por las noches. Tampoco se fía de Javier. Quién sabe si viene a por mi a media noche. No hay que fiarse de los cobardes. Si me ha de pillar, que lo haga de cara y en igualdad de condiciones.
- Erik -
12:02 - La verdad es que aquí no se esta tan mal como pensé en un principio. No se puede comparar con nuestra antigua casa, pero mejor que estar haciendo noche a la intemperie, expuestos a los merodeadores, es. Nos estamos ubicando en la tercera planta, que es la planta de neumonología. Desde aquí tenemos una amplia visión de las calles y estamos alejados de la última planta y de la planta baja. Resistiendo aquí, tendríamos tiempo de reacción si la horda de la última planta escapara o los de fuera accedieran por la planta baja. En caso que los de la última planta escaparan, podríamos huir al aparcamiento subterráneo y marcharnos, pero si nos acceden por la planta baja, no nos quedaría otra que encerrarnos en esta planta. Mejor no pensar en eso...
Por cierto, ayer subimos a la novena planta para ver hasta que punto era cierto lo que decían Javier y Rubén. Pues bien, como decían, lo que ahí allí dentro es para que no peguemos ojo en toda la noche. No se cuantos pueden haber allí dentro, pero por las embestidas que pegan a la puerta de emergencia, deben de ser muchísimos. No creo que puedan derribar la puerta por más que embistan, la cadena de la puerta es resistente. De todas formas, no me fío. Hemos atado una cuerda para más seguridad. No se porque, pero creo que esa escoria sabe que estamos aquí...
Hemos encontrado a algún que otro merodeador en las plantas 6 y 8. Eduardo los a eliminado fácilmente. Uno de los que hemos encontrado en la planta 8, era uno de los que resistieron escondidos junto a Javier y Rubén. Rubén nos ha dicho que era Juanjo, el jefe de planta.
- Erik -
14:02 - Belén y yo llevamos un rato observando la situación en la calle desde la ventana de nuestra habitación. Hemos podido ver como entre los coches, intentando esconderse, iban 4 personas. Creo que iban armados con varas de hierros y palos y cargados con mochilas. Parece ser que iban buscando refugio. Se han acercado a la puerta del hospital y al ver que estaba cerrada, han desistido y han decidido continuar. Rápidamente he llamado a los demás, pero cuando les he comentado que podíamos darles refugio, Javier se ha puesto hecho un basilisco y se ha negado en rotundo. Dice que por nada del mundo va a arriesgar la seguridad del lugar, que ya han hecho bastante dejando que nos refugiemos aquí. ¡Pero este tío de que va! ¡como puede ver a gente que necesita ayuda y pasar de ellos!. Le he dicho que no nos íbamos a quedar de brazos cruzados, dejándolos a su suerte, que eso no es humano. Cuando mire a todos, nadie se pronunció. Visto esto, me he indignado y me he salido de la habitación para dirigirme a la planta baja, para ir a dejarlos entrar. Mientras andaba por el pasillo, Javier a salido corriendo tras mía, como un poseso. Me he girado y él me ha cogido del brazo diciendo "Si les abres, sera la último que haces". Ha seguido cogiéndome del brazo a pesar de que me he intentado soltar, es más, me estaba apretando con todas sus fuerzas y mirándome con los ojos descompuestos. ¿Que creéis que es lo más correcto a hacer en esa situación? Yo os le diré. Lo más correcto es lo que he hecho. Le he propinado un empujón en forma de golpe seco en el pecho. A caído de espaldas, tambaleándose. Ahí a sido cuando le he dicho "No me vuelvas a poner la mano encima y mucho menos a amenazar o te arrancare la cabeza con mis propias manos, ¿entendido? Que trabajaras aquí y te hallas ocultado en este sitio no te da derecho a creerte dueño del lugar y mucho menos a dar órdenes. Tu no nos has dado nada, hemos llegado al lugar y accedido por nuestro propio pie". Dicho esto y viendo que estaba en el suelo con una mirada que me podía matar, he dado media vuelta y he continuado con mi camino. Eso a sido un error, y es que la primera regla del combate es que nunca debes perder de vista a tu oponente y mucho menos darle la espalda. Mientras andaba, he oído a Belén gritar "¡¡Erik!!". Cuando me he girado, me he encontrado lo que menos esperaba. Por décimas de segundo, he visto a Javier corriendo hacia mi y alzando la pierna cuando estaba encima mía. Me ha propinado una patada en las costillas que me ha lanzado hacia atrás. Aun me duelen las costillas una barbaridad, no se si me habrá roto alguna o me habrá hecho alguna fisura, pero me cuesta respirar. Una vez en el suelo, me he levantado y abalanzado sobre él. Nos hemos enzarzado a puñetazos y codazos, rodando por el suelo. Me ha dado alguna, lo reconozco, pero yo le he propinado más. Cuando todos nos han separado, me encontraba encima de él, golpeándole la cara. A pesar de eso, seguía con los ojos clavados en mi, totalmente descentrados. Hasta parecía que espumeaba de la rabia. Cuando nos han podido separar, casi arrastro a todos lo que me agarraban. Rubén, José y Eduardo se han llevado a estirones a Javier. Mientras se lo llevaban, iba gritando "¡¡Hijo de puta!! ¡¡como les abras, te mató!! ¡¡te lo juro!!". Pero menudo fantasma esta hecho. Nunca me cayeron bien las personas con carrera por gente como él. Pasado esto, ya no me ha dado tiempo a buscar a los supervivientes de ahí fuera. Ya no estaban por la zona. A saber donde estarán ya... lo mismo hasta quizás les han dado caza.
Esther me ha curado la brecha de la ceja que me ha hecho este idiota. Belén no ha parado de maldecir a Javier, hasta lo ha buscado y le ha dicho de todo. No debería echar más leña al fuego, pero es comprensible que este indignada. Elena, Raúl, María y Manuel, que estaban en la habitación mientras Esther me daba puntos de sutura en la ceja, me han dado la razón a mi. Normal, se ha puesto fuera de si por nada y me ha atacado a traición. ¿Ese tío esta mal de la cabeza o que? Todos estamos con los nervios a flor de piel, pero no hay razón de pagarlo con los demás. Esther dice que va a ver como esta Javier, que después de los golpes que le he propinado, dice que seguro que necesita puntos. Nosotros vamos a ver si comemos algo.
- Erik -
15:24 - Ya hemos comido. No sabéis como se disfruta un buen solomillo después de haber pasado meses a base de conservas. La nevera esta hasta arriba de alimentos congelados, a dios gracias. Hay que aprovechar mientras se pueda. Cuando hemos terminado de comer, me he cruzado a Esther y a Javier. Esther, que iba delante de él, me ha hecho un gesto con los ojos en señal de que me fijara en Javier. Cuando me he fijado en este, el cual no me ha mirado, tenía un pómulo hinchado y puntos en el labio. También llevaba la camisa desgarrada. He continuado mi camino y me he sentado a solas en una de las salas de espera. Ya le he dicho a los demás que tengan las armas vigiladas y las sobrantes las mantengan ocultas. Después de ver lo loco y traidor que es, no me fió de que me de un tiro por la espalda.
Hay una cosa que he pasado por alto en entradas anteriores y es que Elena, cuando bajo de su casa, traía consigo, en la mochila, un gatito de meses. No lo he dicho antes ya que me parecía absurdo nombrarlo sin venir a cuento. El bicho es adorable.. jaja. Bueno, pues me encontraba en la sala de espera jugando con el bichejo, cuando ha aparecido Rubén. Ha notado que, cuando ha aparecido, me he puesto a la defensiva sin perderlo de vista. Pensaba que vendría a decirme de todo, ya que lo más normal es que defienda a la persona que más conoce. Pues me equivocaba. Después de que se percatara de mi hostilidad, me ha dicho que solo venía a hablar conmigo, nada más. Se ha sentado en uno de los asientos y me ha preguntado que qué tal me encontraba. No me he podido contener y le he dicho que su amigo es un puto cobarde, traidor y loco. Para mi sorpresa, me ha dado la razón. Le he preguntado que sabe de él y me ha dicho (como siempre, intento transcribir lo mejor posible todo lo que puedo recordar de la conversación):
"¿Que se de él? Bufff... Tantas cosas. Cuando el hospital estaba en funcionamiento, Javier era famoso aquí. Pocos se llevaban bien con él. Discutía con todos y nadie aguantaba su carácter irascible y violento. En una ocasión, se peleó con un celador y le propino varios puñetazos. Este no denunció por miedo. Si lo hubiera hecho, lo habrían expulsado del hospital. Se ganó el apodo de "el loco" a la fuerza. Desde que todo esto comenzó, no ha parado de creerse el líder. Actúa como si fuera el dueño de este sitio. Ya lo has podido comprobar y ya era hora de que alguien le plantase cara. De todas formas, no te fíes de él, es sumamente vengativo. No le des mucho la espalda, estoy seguro de que te buscara la vuelta. No se hasta donde es capaz de llegar, pero si antes de que comenzará esto ya estaba un poco ido, imagina como es ahora..."
No me mola tener que dormir cerca de un hijo de puta de este calibre. Yo tengo más que perder que él. Si intenta hacer algo, a mi o a los míos, y en especial, a Belén, juro por lo más sagrado que lo estrangulo con mis propias manos...
- Erik -
20:47 - ¡Que dolor de costillas! ¡estoy que rabio! Seguro que tengo alguna fisura en alguna costilla. Ya me ha salido un terrible moratón. He ido por las habitaciones buscando a Esther, para que me diera algún calmante y me he encontrado a Raúl, José y Manuel completamente colocados. Por lo visto, se habían tomado unos Trankimazines. Para los que no sepan que es esto, son una clase de tranquilizantes. Que imagen más dantesca, los tres completamente atontados y casi sin poder hablar. Pero mira que pueden llegar a ser subnormales. Colocándose como niñatos. Esto ya es lo que nos faltaba, yonkis en el grupo.
He encontrado a Esther y me ha dado unas pastillas para el dolor. A ver si hacen algo. Dice que sí, que quizás tengo una fisura en las costillas, pero que sin radiografía no puede determinar la gravedad. Dice que si las molestias siguen, intentara hacer algo.
También he hablado con Belén. Esta de acuerdo en parapetar la puerta por las noches. Tampoco se fía de Javier. Quién sabe si viene a por mi a media noche. No hay que fiarse de los cobardes. Si me ha de pillar, que lo haga de cara y en igualdad de condiciones.
- Erik -
Re: Diario de la resistencia
+ 15-10-09 + Lealtad
10:10 - Hace nada que me he despertado. A pesar de que tenemos las persianas bajadas del todo, la luz entra por las rendijas. Con razón, hace un día veraniego, a pesar de que estamos en Octubre. Hasta hace un poco de calor. Sí es que el mundo se ha vuelto loco hasta para eso.
En las calles, se empieza a ver actividad de merodeadores. No hay muchos por la zona norte, es más, solo parece haber un par. Por la zona sur, hay unos pocos más, 10 más o menos. Estos parece que no se han percatado de nuestra presencia, así que podemos permanecer tranquilos por el momento. No paran de deambular entre los coches, sin rumbo aparente. Es como si constantemente se encuentran buscando "alimento". Hace un rato a pasado un perro en busca de comida. Pobre animal... a dios gracias, los merodeadores no lo han podido capturar, a pesar de que lo han intentado. Se le han abalanzado, hasta lo han seguido, pero el chucho, sin problemas, los ha evadido como a querido.
Ufff... Huelo que apesto. No soy el único, aquí todos olemos a rayos. Hace bastantes días que ni nos cambiamos de ropa, ni la hemos lavado y ni si quiera nos hemos pegado una ducha. Creo que va siendo hora de darle solución a esto. Obviamente, aquí debe de haber una lavandería. Duchas las hay en todas las habitaciones, así que por eso no hay problema. Ahora ire a ver si encuentro la lavandería. Voy a desayunar algo y a intentar quitarme la mugre de encima y os sigo contando acontecimientos.
- Erik -
12:33 - No paro de llevarme sorpresas. Estoy alucinado, yo no se que le pasa por la cabeza a la gente. En fin...
Hemos encontrado la lavandería en la planta sótano. Me ha acompañado Elena y María. Íbamos de camino por los corredores del sótano, cuando de una sala han salido dos merodeadores. Debimos de suponer que podía ocurrir esto, esta planta apenas la hemos mirado. No los hemos visto hasta que los teníamos encima. Al primero lo ha noqueado María de una patada. Este ha ido al suelo. Cuando nos hemos dado cuenta, el segundo ha acorralado a Elena. Se le ha tirado encima y han caído al suelo. Elena, entre gritos, se ha conseguido zafar de las dentelladas, pero no se lo podía quitar de encima. Sin pensar, he cogido un extintor que había en la pared y le he asestado un golpe en la cabeza. Elena ha podido alejarse y he podido acabar con el infectado. Seguidamente, hemos hecho lo mismo con el otro, que ya estaba en pie. Elena se ha puesto a llorar amargamente, pero todo a quedado en un simple susto. No le ha conseguido morder. De todas formas, se ha quedado en shock por elsusto. Sinceramente, por unos momentos he pensado que no lo contaba.
Hemos emprendido la marcha, pero esta vez con más precaución y hemos encontrado la lavandería. Una vez allí, nos hemos quitado las ropas, las hemos metido a una de las lavadoras y puesto unos atuendos de médico que hemos encontrado aquí. No eran de nuestra talla, pero bueno, para llevarlas mientras se lavaban las otras, nos han sido de utilidad. Hemos dejado las ropas lavando y hemos subido arriba. Hemos informado a los demás de que pueden lavar la ropa abajo y la noticia a sido recibida con mucho entusiasmo, sobretodo por Belén. Seguidamente, han bajado todos, menos Raúl, que estaba en un sillón tirado, sobado. Creo que estaba colocado de Trankimazines, otra vez. "El loco" tampoco estaba a la vista. Que poco me fío de no tenerlo vigilado... Hecho esto, he dejado a los demás y me he ido a pegarme una buena ducha.
Estaba en el cuarto de baño de mi habitación, duchándome, cuando he oído la puerta. He pensado que sería Belén, así que he dicho "¿Ya has puesto a lavar tu ropa? ¡Espero que de paso hayas subido la mía!". He seguido enjuagandome a la espera de una respuesta que no ha llegado. Eso me ha mosqueado, así que he dicho "¿Belén? ¿me oyes?". Nada. Ahí a sido cuando he salido de la ducha, completamente empapado y he cogido el rifle, que lo había dejado en el cuarto de baño. Intento tener el arma lo más cerca posible por lo que pueda pasar. Mirar antes, que hemos bajado desarmados y lo que ha pasado. Pues bien, con el arma apunto, he abierto la puerta del baño y me he encontrado con la sala a oscuras. Precavidamente, me he asomado y he visto que por los huecos de la persiana entraban algunos rayos de luz. Había una silueta en la ventana, parecía que estaba sentada en la cama. Totalmente alarmado, he apuntado con el arma y he preguntado que quién era. He aquí mi asombro, por lo que digo que no comprendo el que le esta pasando por la cabeza a muchos de mis compañeros. A contestado Elena con un claro "Soy yo...". Le he dicho que me ha pegado un susto de muerte, que qué quería. Ella me ha dicho que me ha traído la ropa, que ya estaba limpia y seca, así que he cogido una toalla y me he acercado a coger la ropa. En ese instante, Elena se ha levantado y la he podido ver mejor. Llevaba puesta una bata de médico y el rostro con síntomas de haber seguido llorando amargamente. Ahí a sido cuando me ha dicho:
"Erik... No se como decirte esto... Pero tu ya me has salvado la vida en dos ocasiones. Se que por ti estoy hoy aquí, a salvo, ya que cuando nadie quiso ayudarme, tu insististe y te arriesgaste por ayudarme. Hoy, me has vuelto a salvar la vida. Si no me llegas a quitar a eso de encima, me habría matado. Son tantas cosas que ya te debo que no se pagan con un simple gracias... Así que no encuentro mejor forma de agradecerte todo lo que has hecho por mi que así...".
En ese momento, se ha quitado la bata y ¡se ha quedado completamente desnuda!. ¡Pero que le pasa por la cabeza a esta chiquilla! ¡Dios, porque me tienen que pasar a mi esta clase de cosas! ¿Como creéis que he reaccionado? Simplemente, no he podido reaccionar, ¡me he quedado de piedra!. No me esperaba esto ni por asomo. ¿Que hacer en esta situación? ¿Dejarse llevar y luego olvidarse o seguir en el camino de la lealtad?
Al ver que me he quedado de hielo, ella a avanzado hacía mi y a dicho "Se que estas con Belén, lo sé... Pero es la mejor forma que encuentro para agradecerte lo que has hecho por mi. Tampoco nos engañemos, estas muy bien, me gustas y pienso que yo a ti también. No se si mañana estaré viva, así que prefiero disfrutar cada segundo de mi vida como si fuese el último. No padezcas, no le diré nada a ella...". En ese momento, ella estaba delante mía, mirándome a los ojos. Elena es una chica preciosa. Es más joven que yo, 5 años más o menos. Y su cuerpo es... espectacular...
He continuado sin decir nada, completamente quieto y asombrado. Ella ha cogido y me ha abrazado y entonces... he salido del shock. La he apartado de mi y le he dicho "No tienes nada que agradecerme. Lo que he hecho es lo correcto ha hacer. Vistete, por favor, y salte de la habitación antes de que esto traiga mayores consecuencias. Eres preciosa, pero debes de comprender que no puedo hacer esto...". Elena se ha quedado unos segundos mirandome y ha contestado un "Lo comprendo...". Seguidamente, se ha vestido y marchado.
Llamarme idiota, llamarme gilipollas, llamarme todo lo que queráis, pero soy un hombre de principios. Si estoy con alguien, debo actuar como quiero que actúen conmigo. Si pido fidelidad, debo ofrecer lo mismo, no hay más. Si esto me hubiese pasado unas semanas atrás, otro gallo habría cantado.
¿Debería comentárselo a Belén? No, no creo que sea lo más acertado. Ya hay bastante tensión en el ambiente como para crear más.
- Erik -
17:14 - No paro de darle vueltas a lo antes acontecido. Esta claro que ella tiene razón con eso de que no sabemos si mañana estaremos vivos y hay que disfrutar de cada segundo como si fuese el último. ¿He seguido el camino más correcto? ¿Belén habría actuado de igual manera?. No sé... espero que si. No debo darle más vueltas a esto, lo hecho, hecho esta. Tengo un compromiso a seguir y una obligación moral. Que mañana pueda estar muerto no implica a que tenga que dar rienda suelta a todo lo que me gustaría hacer. Toda mi vida he seguido un camino recto, basado en la lealtad y debo permanecer en él hasta el final.
Cambiando de tema, es un alivio poder llevar ropa limpia. Y después de la ducha, me he quitado el olor a perro callejero. Belén se ríe, dice que ahora ya me puede besar tranquilamente porque ya no huelo a oso. Lo mismo le digo jaja. Todos han hecho lo mismo, han lavado las ropas y se han duchado.
Hay algo que me inquieta demasiado... Ahora me encuentro en la sala de espera y están por aquí casi todos, pero últimamente, hay dos que van mucho a su bola, más apartados del grupo. Javier y José. Lo de "el loco" es comprensible. Me tiene asco a mi y a todo el grupo después de lo ocurrido. José se siente desplazado por lo que ya sabéis. No me preocupa que vayan por libre, lo que me preocupa es que últimamente los veo muy juntos, siempre hablando. Parece que están haciendo una bonita amistad... vaya, vaya. Dios los cría y ellos se juntan, que gran verdad. No sabéis hasta que punto me inquieta esto...
- Erik -
10:10 - Hace nada que me he despertado. A pesar de que tenemos las persianas bajadas del todo, la luz entra por las rendijas. Con razón, hace un día veraniego, a pesar de que estamos en Octubre. Hasta hace un poco de calor. Sí es que el mundo se ha vuelto loco hasta para eso.
En las calles, se empieza a ver actividad de merodeadores. No hay muchos por la zona norte, es más, solo parece haber un par. Por la zona sur, hay unos pocos más, 10 más o menos. Estos parece que no se han percatado de nuestra presencia, así que podemos permanecer tranquilos por el momento. No paran de deambular entre los coches, sin rumbo aparente. Es como si constantemente se encuentran buscando "alimento". Hace un rato a pasado un perro en busca de comida. Pobre animal... a dios gracias, los merodeadores no lo han podido capturar, a pesar de que lo han intentado. Se le han abalanzado, hasta lo han seguido, pero el chucho, sin problemas, los ha evadido como a querido.
Ufff... Huelo que apesto. No soy el único, aquí todos olemos a rayos. Hace bastantes días que ni nos cambiamos de ropa, ni la hemos lavado y ni si quiera nos hemos pegado una ducha. Creo que va siendo hora de darle solución a esto. Obviamente, aquí debe de haber una lavandería. Duchas las hay en todas las habitaciones, así que por eso no hay problema. Ahora ire a ver si encuentro la lavandería. Voy a desayunar algo y a intentar quitarme la mugre de encima y os sigo contando acontecimientos.
- Erik -
12:33 - No paro de llevarme sorpresas. Estoy alucinado, yo no se que le pasa por la cabeza a la gente. En fin...
Hemos encontrado la lavandería en la planta sótano. Me ha acompañado Elena y María. Íbamos de camino por los corredores del sótano, cuando de una sala han salido dos merodeadores. Debimos de suponer que podía ocurrir esto, esta planta apenas la hemos mirado. No los hemos visto hasta que los teníamos encima. Al primero lo ha noqueado María de una patada. Este ha ido al suelo. Cuando nos hemos dado cuenta, el segundo ha acorralado a Elena. Se le ha tirado encima y han caído al suelo. Elena, entre gritos, se ha conseguido zafar de las dentelladas, pero no se lo podía quitar de encima. Sin pensar, he cogido un extintor que había en la pared y le he asestado un golpe en la cabeza. Elena ha podido alejarse y he podido acabar con el infectado. Seguidamente, hemos hecho lo mismo con el otro, que ya estaba en pie. Elena se ha puesto a llorar amargamente, pero todo a quedado en un simple susto. No le ha conseguido morder. De todas formas, se ha quedado en shock por elsusto. Sinceramente, por unos momentos he pensado que no lo contaba.
Hemos emprendido la marcha, pero esta vez con más precaución y hemos encontrado la lavandería. Una vez allí, nos hemos quitado las ropas, las hemos metido a una de las lavadoras y puesto unos atuendos de médico que hemos encontrado aquí. No eran de nuestra talla, pero bueno, para llevarlas mientras se lavaban las otras, nos han sido de utilidad. Hemos dejado las ropas lavando y hemos subido arriba. Hemos informado a los demás de que pueden lavar la ropa abajo y la noticia a sido recibida con mucho entusiasmo, sobretodo por Belén. Seguidamente, han bajado todos, menos Raúl, que estaba en un sillón tirado, sobado. Creo que estaba colocado de Trankimazines, otra vez. "El loco" tampoco estaba a la vista. Que poco me fío de no tenerlo vigilado... Hecho esto, he dejado a los demás y me he ido a pegarme una buena ducha.
Estaba en el cuarto de baño de mi habitación, duchándome, cuando he oído la puerta. He pensado que sería Belén, así que he dicho "¿Ya has puesto a lavar tu ropa? ¡Espero que de paso hayas subido la mía!". He seguido enjuagandome a la espera de una respuesta que no ha llegado. Eso me ha mosqueado, así que he dicho "¿Belén? ¿me oyes?". Nada. Ahí a sido cuando he salido de la ducha, completamente empapado y he cogido el rifle, que lo había dejado en el cuarto de baño. Intento tener el arma lo más cerca posible por lo que pueda pasar. Mirar antes, que hemos bajado desarmados y lo que ha pasado. Pues bien, con el arma apunto, he abierto la puerta del baño y me he encontrado con la sala a oscuras. Precavidamente, me he asomado y he visto que por los huecos de la persiana entraban algunos rayos de luz. Había una silueta en la ventana, parecía que estaba sentada en la cama. Totalmente alarmado, he apuntado con el arma y he preguntado que quién era. He aquí mi asombro, por lo que digo que no comprendo el que le esta pasando por la cabeza a muchos de mis compañeros. A contestado Elena con un claro "Soy yo...". Le he dicho que me ha pegado un susto de muerte, que qué quería. Ella me ha dicho que me ha traído la ropa, que ya estaba limpia y seca, así que he cogido una toalla y me he acercado a coger la ropa. En ese instante, Elena se ha levantado y la he podido ver mejor. Llevaba puesta una bata de médico y el rostro con síntomas de haber seguido llorando amargamente. Ahí a sido cuando me ha dicho:
"Erik... No se como decirte esto... Pero tu ya me has salvado la vida en dos ocasiones. Se que por ti estoy hoy aquí, a salvo, ya que cuando nadie quiso ayudarme, tu insististe y te arriesgaste por ayudarme. Hoy, me has vuelto a salvar la vida. Si no me llegas a quitar a eso de encima, me habría matado. Son tantas cosas que ya te debo que no se pagan con un simple gracias... Así que no encuentro mejor forma de agradecerte todo lo que has hecho por mi que así...".
En ese momento, se ha quitado la bata y ¡se ha quedado completamente desnuda!. ¡Pero que le pasa por la cabeza a esta chiquilla! ¡Dios, porque me tienen que pasar a mi esta clase de cosas! ¿Como creéis que he reaccionado? Simplemente, no he podido reaccionar, ¡me he quedado de piedra!. No me esperaba esto ni por asomo. ¿Que hacer en esta situación? ¿Dejarse llevar y luego olvidarse o seguir en el camino de la lealtad?
Al ver que me he quedado de hielo, ella a avanzado hacía mi y a dicho "Se que estas con Belén, lo sé... Pero es la mejor forma que encuentro para agradecerte lo que has hecho por mi. Tampoco nos engañemos, estas muy bien, me gustas y pienso que yo a ti también. No se si mañana estaré viva, así que prefiero disfrutar cada segundo de mi vida como si fuese el último. No padezcas, no le diré nada a ella...". En ese momento, ella estaba delante mía, mirándome a los ojos. Elena es una chica preciosa. Es más joven que yo, 5 años más o menos. Y su cuerpo es... espectacular...
He continuado sin decir nada, completamente quieto y asombrado. Ella ha cogido y me ha abrazado y entonces... he salido del shock. La he apartado de mi y le he dicho "No tienes nada que agradecerme. Lo que he hecho es lo correcto ha hacer. Vistete, por favor, y salte de la habitación antes de que esto traiga mayores consecuencias. Eres preciosa, pero debes de comprender que no puedo hacer esto...". Elena se ha quedado unos segundos mirandome y ha contestado un "Lo comprendo...". Seguidamente, se ha vestido y marchado.
Llamarme idiota, llamarme gilipollas, llamarme todo lo que queráis, pero soy un hombre de principios. Si estoy con alguien, debo actuar como quiero que actúen conmigo. Si pido fidelidad, debo ofrecer lo mismo, no hay más. Si esto me hubiese pasado unas semanas atrás, otro gallo habría cantado.
¿Debería comentárselo a Belén? No, no creo que sea lo más acertado. Ya hay bastante tensión en el ambiente como para crear más.
- Erik -
17:14 - No paro de darle vueltas a lo antes acontecido. Esta claro que ella tiene razón con eso de que no sabemos si mañana estaremos vivos y hay que disfrutar de cada segundo como si fuese el último. ¿He seguido el camino más correcto? ¿Belén habría actuado de igual manera?. No sé... espero que si. No debo darle más vueltas a esto, lo hecho, hecho esta. Tengo un compromiso a seguir y una obligación moral. Que mañana pueda estar muerto no implica a que tenga que dar rienda suelta a todo lo que me gustaría hacer. Toda mi vida he seguido un camino recto, basado en la lealtad y debo permanecer en él hasta el final.
Cambiando de tema, es un alivio poder llevar ropa limpia. Y después de la ducha, me he quitado el olor a perro callejero. Belén se ríe, dice que ahora ya me puede besar tranquilamente porque ya no huelo a oso. Lo mismo le digo jaja. Todos han hecho lo mismo, han lavado las ropas y se han duchado.
Hay algo que me inquieta demasiado... Ahora me encuentro en la sala de espera y están por aquí casi todos, pero últimamente, hay dos que van mucho a su bola, más apartados del grupo. Javier y José. Lo de "el loco" es comprensible. Me tiene asco a mi y a todo el grupo después de lo ocurrido. José se siente desplazado por lo que ya sabéis. No me preocupa que vayan por libre, lo que me preocupa es que últimamente los veo muy juntos, siempre hablando. Parece que están haciendo una bonita amistad... vaya, vaya. Dios los cría y ellos se juntan, que gran verdad. No sabéis hasta que punto me inquieta esto...
- Erik -
Re: Diario de la resistencia
Si me permites comentas, es fantastica tu historia o tu diario. Me gustaria verlo en la pantalla ya sea grande o pequeña, pero lo merece. Me lo estoy imprimiendo para encuadernarlo y leermelo entero, espero que sigas actualizando y mucha suerte.
Massacreland- Recien llegado al refugio
- Cantidad de envíos : 43
Localización : Seville City...debastada
Fecha de inscripción : 02/11/2009
Re: Diario de la resistencia
Saludos Massacreland! Gracias por tus palabras. A mi también me gustaría ver mi historia en la gran o pequeña pantalla El secreto de la historia esta en plasmar lo que a los fans de esta temática nos gustaría ver en las películas: zombies, supervivencia y drama personal Por desgracia, en la mayoría de películas se terminan yendo por la ramas. Lo dicho, ¡gracias y no dejes de leer la historia!
Re: Diario de la resistencia
Siento haber estado tanto tiempo sin postear. La verdad es que no he tenido mucho tiempo. Continuo con mi historia:
+ 19-10-09 + Días de exploración y discusiones
Siento haber estado sin escribir estos últimos días. Espero que entendáis que no es fácil llevar un orden bajo todo este caos. En estos cuatro días, las cosas han transcurrido como va siendo habitual: discusiones, nerviosismo, desconfianza, exploración del lugar.. El pan nuestro de cada día. A pesar de esto, se puede decir que las cosas van "bien", ya que podían ir mucho peor. Si algo he aprendido con todo esto, es ver el lado bueno de las cosas, por muy mal que vaya todo. Me es difícil, pero lo intento.
Como decía, estos días han habido varias discusiones. La primera, Belén conmigo. No se como, pero se ha enterado de lo que hizo Elena. No se como, pero alguien se ha enterado y se lo ha dicho. Y como no, lo he pagado yo. Anteayer me llamó Belén. Estaba en la sala de espera de la tercera planta. Tenía los ojos empañados en lágrimas. Por lo visto, llevaba un buen rato llorando. Cuando me acerque a preguntarle que le pasaba, me apartó de un manotazo y me dijo si tenía algo que contarle. Tonto de mi, le dije que no. La verdad, en ese momento, ya ni me acordaba de lo ocurrido días atrás con Elena. Cuando le dije que no, me soltó un sonoro "¡¡mentiroso!!". Me quedé desconcertado y Belén se puso a llorar. Ahí fue cuando me di cuenta de que iba la cosa, pero le pregunté que qué ocurría. Ella me dijo "Te has follado a Elena, ¿verdad? Me lo han dicho, me lo han contado todo". Me parece muy bien que le cuenten todo lo relacionado conmigo, pero si se lo cuentan, que se aseguren de que lo que cuentan es real y no una jodida suposición. Le expliqué lo ocurrido y le juré por lo más sagrado que mi versión era la buena, que no soy un cabrón y que la respeto. Ella, entre lloros, dijo que no sabe si puede creerme, que la han puteado mucho y que necesita unos días para pensar y aclararse la mente. Después de esto, se levantó y se marchó. Ahí me quede una hora, tirado en una esquina y, aunque me da un poco de vergüenza decirlo, llorando como un crío. Que duro es actuar correctamente y que nadie te crea, que te acusen de hacer cosas que no has hecho. Que mal...
Estuve ahí un buen rato, hasta que unos gritos me alarmaron. Baje corriendo al piso inferior y me encontré lo que menos esperaba. Belén le estaba pegando a Elena. La llevaba de lado a lado, estirándole del pelo. Elena intentaba escaparse mientras gritaba, pero le era imposible, Belén la tenía bien cogida del pelo, mientras le gritaba "¡Zorra! ¡niñata! ¡tenías que joderlo todo!". Todos intentaban separarlas, pero les era imposible. Aún recuerdo a Javier apoyado en la pared, mirando y sin hacer nada. Grandisimo hijo de puta esta hecho... Como pude, me metí por el medio y conseguimos separarlas. Intente llevarme a Belén a parte, pero cuando la cogí, me soltó un tremendo tortazo. Ahí intervino Esther, mirándome mal, y se llevó a Belén, la cual lloraba desconsoladamente. Elena le gritaba mientras Belén se alejaba "¡Estas loca! ¡pregúntale a Erik, que él te diga lo que ocurrió!". Yo no se quién le habrá contado esto, pero sospecho de alguien. Yo creo que ha sido Esther. Quizás ella vio salir a Elena de la habitación y ha hecho suposiciones erróneas. María y los demás me han preguntado que porque a ocurrido esto, pero yo, por respeto, he preferido no contar nada.
Belén sigue sin hablarme, ni si quiera me mira a la cara. Después de lo ocurrido, ha sacado sus cosas de la habitación y se ha ido a otra. Ahora no se ni lo que hacer. Debe de creerme, debe de confiar en mi. Le he dicho la verdad, ¡no merezco esto!... esto no puede acabar así...
Confío en que lo entenderá y recapacitara. Solo quiero que me de la oportunidad de explicarme y que me escuche. Si no recapacita, no se que haré...
...
En fin, voy a seguir relatando más cosas ocurridas, que me acongojo. Ahora debo de centrarme en escribir, que esto me ayuda a evadirme por unos instantes.
Estos días hemos explorado a fondo todas las plantas, menos la última, claro esta. Hemos encontrado de todo y, por suerte, muy pocos merodeadores. Han habido algunas sorpresas non gratas, como por ejemplo, cuando hemos entrado a la morgue. Se nos han puesto los pelos de punta. Dentro de los cajones para los cadáveres, ¡se oyen golpes!. O sea, que todos los cadáveres que hay ahí dentro, están reanimados. También habían dos bolsas para cadáveres con sus respectivos dentro. Estas se movían por el suelo. Esto ha sido totalmente tétrico y espeluznante. Entre Eduardo, Manuel y yo, hemos golpeado a los merodeadores de ahí dentro hasta que han dejado de moverse. Esta sala no nos a gustado ni un pelo, así que hemos cerrado la puerta y atado los pomos. De esta forma, nos aseguramos de que nada saldrá ni entrara.
Hemos encontrado una pila llena de informes de los días previos a todo este caos. Os puedo transcribir alguno, ya que tengo varios aquí delante:
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Paciente: Lucia Pérez Garcia
Fecha de nacimiento: 01/08/1978
Diagnostico: Ingresada por una infección en una herida de grandes dimensiones ubicada en el brazo, producida, según dice, por una mordedura. La paciente sufre fiebre alta y tremendos delirios. Debe de ser ingresada con carácter de urgencia.
Observaciones y seguimiento:
02/08/09
La paciente es ingresada a las 13:10. Su temperatura corporal es de 40º, así que le hemos administrado una inyección de Metamizol sodico de 1 gramo. Le hemos limpiado la herida y realizado las curas pertinentes. Procedemos a la espera de que la fiebre le baje.
13:40 - La paciente ha sufrido fuertes convulsiones. Ha expulsado por la boca grandes cantidades de saliva en forma de espuma. No descartamos que sea una reacción al medicamento.
14:13 - La fiebre no le ha descendido ni un grado. Sigue delirando y no es consciente de la realidad. Tiene momentos en los que es consciente de lo que le rodea y llega razonar, pero rápidamente vuelve al estado delirante.
16:04 - La fiebre a descendido un grado, pero la paciente sigue delirando. Hemos procedido a extraerle sangre para descartar o confirmar si se trata de algún virus. También se le van a realizar análisis de orina y heces.
16:25 - La paciente a vuelto a sufrir fuertes convulsiones. La herida le supura, así que hemos tenido que limpiarla nuevamente y curar. Le hemos tomado la tensión arterial y esta es bastante alta: 16 - 12
17:01 - La fiebre le a vuelto a ascender a 40º. Le hemos administrado un sedante y ahora se encuentra durmiendo. Seguimos a la espera de los resultados de las analíticas, las cuales han sido enviadas con carácter de urgencia preferente.
20:16 - Las analíticas muestran ciertas anomalías. Existe presencia de un agente vírico, así que procedemos a ingresar a la paciente en la planta de enfermedades infecciosas.
21:34 - La paciente vuelve a sufrir fuertes convulsiones. Ha expulsado cierta cantidad de sangre por los orificios corporales.
22:10 - No responde a las estimulaciones. La paciente ha entrado en coma.
23:20 - La paciente a fallecido. Todo apunta a que ha tenido un fallo cardiaco. No ha sido posible reanimarla con éxito. Procedemos a enviar el cuerpo a la sala de autopsias, donde se confirmara la causa de la muerte.
Hora de la expiracion: 23:15
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Como este informe, hay cientos. 11 horas y 20 minutos ha tardado en actuar el supuesto virus en esta chica. Pero según he visto en otros casos, no siempre tarda tanto. Hay casos en los que ha tardado solo ¡3 horas!. Que mal rollo me da esto. Los síntomas siempre son los mismos: fiebre alta, convulsiones acompañadas de espuma por la boca, incontinencia, secreciones con sangre, coma, muerte... y reanimación del cadáver. Uff... poco halagüeño.
A continuación os dejo unas fotos que hemos tomado de las instalaciones. Hemos ordenado y limpiado un poco la zona, ya que esto era un desastre:
Creo que hasta aquí llega mi entrada de hoy. Hoy no estoy demasiado inspirado para seguir escribiendo, ya que la discusión con Belén me ha afectado bastante. Espero que las cosas con ella se arreglen pronto. Ojala recapacite y me escuche, ojala, o no se que va a ser de mi...
- Erik -
+ 21-10-09 + Perdiendo la cordura
10:05 - Que raro me resulta dormir sin Belén a mi lado. La extraño tanto... tanto, tanto... Todavía sigue sin dirigirme la palabra ni mirarme. Ayer la encontré en uno de los baños. Le intente hablar, pero sin mirarme, se salió de la estancia. Con esto solo logra hacerme más daño. Cada vez que me hace un desprecio, es como si me atravesaran el corazón con una lanza. Siento como el corazón se me encoge y no puedo contener las lágrimas. ¿Me he ablandado con los años? ¿o me ocurre esto porque la quiero con locura? No lo sé, lo único que sé que con esta situación me encuentro como un trapo. Llevo varias noches que tengo que tomar algún tranquilizante para dormir. Si no lo tomo, mi cabeza empieza a pensar y a pensar, a darle vueltas a todo, me desespero, me entra la ansiedad, me comienza a faltar el aire... Por eso necesito una ayuda para dormir. Tengo miedo a engancharme a esas cosas. El que esta enganchado es Raúl. No se cuantos se tomara al día, pero se toma bastantes. Se pasa el día colocado. Hace días que no lo veo sobrio. Anoche, Manuel y yo decidimos quitarle los tranquilizantes y esconderselos. El problema es que los tengo yo, escondidos en mi habitación y es una tentación demasiado grande. No se como reaccionara Raúl cuando se le pase el pelotazo y no encuentre los Trankimazines. Es cuestión de tiempo...
Voy a desayunar algo, que ya es hora.
- Erik -
11:11 - Me he quedado de piedra. Esto parece una casa de locos. Me encontraba en el comedor, desayunando. También estaban Rubén, María y Manuel, cuando de repente, hemos oído un grito. He acudido corriendo, portando el arma, ya que me temía lo peor. Cuando he llegado, la situación distaba mucho de lo que podía imaginar. He encontrado a Elena en una de las salas de espera, llorando. En las manos sostenía a su gatito. Este estaba inerte y empapado en sangre. En ese momento, han acudido Manuel, María, Eduardo y Javier. Elena no paraba de llorar y me he acercado a ver mejor el cadáver del animal. Ver eso me ha quebrado el alma. Parece ser que lo han matado, ya que tenía varios cortes de arma blanca y la cabeza girada 180º. ¿Quién puede tener la sangre fría de hacerle eso a un pobre animal, indefenso y adorable?. Quién lo haya hecho es un puto monstruo... ¿Quién dice que, quién haya hecho eso al animalito, no nos cosa a puñaladas mientras dormimos? Si esta loco, puede ser capaz de hacer cualquier cosa. Le he preguntado a Elena si sabía quién es el culpable, pero su respuesta me ha helado el alma. Ella a contestado "¿Quién a hecho esto? ¡Habrá que preguntarle a la zorra de tu novia!". ¿Belén haciendo eso? ¡Me niego a pensar eso!. Le he dicho que si ha visto a Belén hacerle algo al animal. Me ha contestado que no, pero que después de lo ocurrido, ha sido ella sin duda. He salido de la habitación y he ido rápidamente a buscar a Belén. Necesitaba oír de sus labios que ella no es capaz de hacer eso. No iba ni por la mitad del pasillo, cuando he escuchado gritos y golpes que provenían de una de las habitaciones. He pensado "!Y ahora que cojones pasa!". He entrado a esa habitación y me he encontrado a Raúl, revolviendo toda la habitación mientras gritaba y maldecía. Tiraba todo a su paso, vaciaba los cajones, golpeaba las paredes. He intentado tranquilizarlo, pero de nada a servido, me ha empujado y gritado "¡¡Me los has escondido tú!! !¿Verdad?! ¡¡Me cago en tu puta vida, Erik!!". Os lo dije, era cuestión de tiempo que Raúl estuviera ebrio y necesitara tomar una dosis. Lo que no esperaba es que lo llevara tan mal. Visto esto, me he ido de la habitación, ya que esto podía acabar mal. Lo he dejado ahí, rompiendo todo e insultándome. Estoy conviviendo con un atajo de locos... Estaría más seguro con las cosas de ahí afuera.
Voy a buscar a Belén, necesito hablar con ella sobre lo del gato.
- Erik -
13:20 - Ya he vuelto. He ido a la habitación de Belén, pero no estaba. He encontrado a Esther, que se encontraba escribiendo en una libreta. Que raro... ¿estará escribiendo un diario? Nunca la había visto escribir. He podido ver que tiene varias paginas completamente escritas. Cuando he entrado, ha guardado rápidamente la libreta en su mochila. Le he preguntado por Belén y me ha contestado un "¿No le has hecho ya bastante daño?". No me he podido contener y le he dicho "¿Daño? ¿Yo? ¿A caso sabes a ciencia cierta lo que ocurrió? ¡Si no lo sabes, mejor no opines!". Su respuesta a sido "Yo solo sé que vi salir a Elena de tu habitación, vistiéndose. No creo que estuvierais jugando al parchis...". ¡Lo sabía! ¡Ha sido ella quién a metido el lío! Pero que hija de puta... Le he dicho lo siguiente:
"No sabes el lío que has metido... no lo sabes bien. Has acusado a una persona inocente de algo que no ha hecho. No solo me has destrozado a mi, has destrozado también a Belén, ¡a tu amiga!. ¿A caso estabas mirando por la cerradura para saber si me la follé? Para tu información, te diré lo que ocurrió. Yo salí de la ducha y me la encontre allí. Me empezó a hablar y dijo que me debía mucho y no encontraba forma de pagármelo. Ahí se desnudo... ¡pero la rechacé! Escuchalo otra vez y no lo olvides: ¡¡¡La rechace!!!. Siempre he sido una persona leal y ahora más que nunca. Quiero a Belén más que a mi puta vida y si por ella tuviera que mataros a todos, os metería una bala en el cráneo sin dudarlo. Ahora por tu culpa... ¡por tu maldita culpa! ¡ya no esta a mi lado! Tremenda perra... espero que te sientas a gusto con lo que has hecho, has destrozado dos vidas y solo te digo una cosa, más te vale que esto se arregle, porque si no, lo vas a lamentar... Yo me hundire, pero arrastrare conmigo a todo el que me haya hecho daño. Esto se llama justicia."
Dicho esto, he dado media vuelta y la he dejado ahí, sin palabras para contestar y con cara de sorprendida. Quizás he sido demasiado duro, pero es lo que hay, es lo que siento. No puedo permitir que me jodan y que todo quede impune. Como la odio...
Acaba de entrar Belén. Ahora es mi oportunidad.
- Erik -
14:01 - Si lo sé, no me dirijo a ella... Cuando le he dicho "Belén, ¿te has enterado de lo del ga...?", no me ha dejado terminar, me ha gritado "¡¿Ahora me quieres acusar de matar al gato de tu zorra?! ¡¿Me ves capaz de algo así?! ¡¡Que engañada he estado contigo...!!". Ha terminado soltándome un tortazo de los suyos. ¡Joder! ¡Como me jode eso! Pero todavía me humillan más sus palabras... ¿Por qué me hace eso? ¿Tan rápido ha pasado del amor al odio? Quizás nunca me ha querido y todo a sido palabrería barata... Ya no se que pensar. Solo se que cada vez que hablo con ella, es para sentirme peor.
Voy a darme una vuelta, necesito despejarme... y tomarme algo para los nervios.
- Erik -
20:31 - No ganamos para sorpresas. Si al menos fueran buenas...
Terminado el anterior párrafo, me he tomado un sedante. He caído KO en la cama, durmiendo varias horas. Las penas me han desaparecido, nada me preocupaba, todo parece más amable con esto... pero cuando se te pasan los efectos, las preocupaciones y males vuelven multiplicados. No os recomiendo acudir a estas cosas para resolver los problemas, ya que no se resuelven, solo los agrava. Pues bueno, me he levantado, totalmente mareado. He caminado a tumbos por el pasillo y he visto salir de la farmacia a Eduardo. Me ha llamado diciendo "¡Erik! ¡Ayudame! ¡Rápido!". He acudido lo más rápido que me ha sido posible en mi estado. Cuando he entrado a la farmacia, he visto a alguien en el suelo. Cuando he conseguido enfocar la vista, he distinguido a Raúl. Tenía la boca llena de espuma y estaba tumbado encima de un montón de botes de medicamentos. Me he sobresaltado al ver esto. Eduardo me ha dicho "Quédate junto a él. Se ha tomado varios tranquilizantes, pero lo he encontrado a tiempo, así que aún se puede hacer algo por él. Voy a llamar a Esther y a Rubén, ellos sabrán que hacer. Intenta que no se duerma". Eduardo ha salido de la habitación a escape y me he quedado ahí, mareado y sin saber que hacer. He intentado espabilar a Raúl. Le he dado tortazos en la cara mientras le repetía su nombre una y otra vez. La verdad es que yo también necesitaba unas cuantas tortas para espabilar. Él solo me ha respondido balbuceando. He podido ver que en sus manos tenía las llaves de la vitrina de los medicamentos. ¿De donde mierdas las puede haber sacado?
Esther y Rubén han venido en seguida, junto a Eduardo. Como hemos podido, lo hemos subido a una camilla y se lo han llevado rápidamente. Lo han metido en una sala donde tienen los instrumentos necesarios para hacerle un lavado de estomago. Ahora mismo le están haciendo el lavado. Mientras os escribo, estoy fuera, en la sala de espera. Supongo que no les quedara mucho, ya que llevan un buen rato.
- Erik -
22:40 - Raúl esta bien, a dios gracias. Ahora estoy junto a él en su habitación. Él esta durmiendo. Ha tenido suerte de que Eduardo lo haya encontrado a tiempo, sino, no lo cuenta. Cuando despierte, intentare hablar con él, hacer que recapacite. Alguien tiene que vigilarlo esta noche, así que me he ofrecido voluntario. De todas formas, no iba a poder dormir...
Tantos problemas me están volviendo loco...
- Erik -
+ 22-10-09 + Bajo un manto de penumbra
09:12 - No he conseguido pegar ojo. He pasado una noche demasiado inquieta. Empiezo a necesitar los tranquilizantes para dormir. Supongo que esto sera la dependencia de la que tanto se habla. De todas formas, he preferido no dormir antes que tomar nada. Si he de cortar con esto, es mejor hacerlo por lo sano. Cuanto más espere, peor sera.
Raúl, por el contrario, ha dormido a pierna suelta. Quizás es porque una pequeña cantidad de los medicamentos le pasó a la sangre. Mientras él dormía, yo no he parado de moverme en el asiento y de dar vueltas por la habitación. He desmontado y limpiado el rifle como unas tres veces, he rellenado con munición el cinto, he garabateado dibujos en un papel... Hasta he hecho un retrato de un merodeador. Ahí esta el dibujo, colgado en la pared XD
Raúl se ha despertado sobre las 8:00. Se ha espabilado quejándose, con un tremendo mareo. Lo primero que ha hecho es pedirme un vaso de agua, porque según ha dicho, tenía un sabor en la boca asqueroso. No ha parado de quejarse de que le duele el estómago. Normal, le han hecho un lavado de estómago, que espera.
He intentado hablar con él sobre lo ocurrido, pero alegando la escusa del malestar general que tiene, me ha conseguido esquivar el tema. Le he dicho que tiene que dejar de tomar tranquilizantes, que cuanto más espere, más fuerte sera el síndrome de abstinencia. Parece que esto lo ha comprendido y a pedido que nos deshagamos de los tranquilizantes o volverá a caer. Le he dicho que así lo haremos, que no vamos a dejar ni uno en todo el hospital. Seguidamente, le hecho la pregunta del millón: ¿de donde a sacado las llaves de la farmacia?. La respuesta, no sé porque, me la temía. Con las manos en la cabeza, me ha contestado: "Me las dio Javier...". Después de oír que él es el culpable, la sangre me arde en las venas. Siento la necesidad de cogerlo y machacarle la cabeza. No lo voy a buscar... si lo hago, me perderé, lo sé. Eso si, si me lo encuentro, os juró que se va a enterar.
- Erik -
11:22 - Hace un rato que he ido al baño y he visto a Eduardo por el pasillo. Le he comentado las novedades de las que me he enterado y Eduardo ha coincidido conmigo: ese ser es un peligro para la comunidad. Dice que busca la discordia para destruirnos, ya que sabe que a la fuerza no nos puede echar de aquí. Hasta es posible que haya sido él el que mató al gato. Pero dice que mientras no actué de frente, no se puede hacer nada. No somos animales para quitarlo del medio así por las buenas. Discrepo. Hay que anticiparse a las jugadas, no esperar a que nos golpeen.
Acabada la conversación con Eduardo, me he dirigido al cuarto de baño del pasillo. ¿A que no sabéis quién estaba allí? Sí, Javier. Cuando he entrado, me he quedado parado y mirándolo. Él estaba lavándose la cara y me ha devuelto la mirada a través del espejo. Me he dirigido al urinario, he pegado una meada y me he lavado las manos. Cuando me disponía a salir del cuarto de baño, me ha perdido la boca. Lo siento, me es imposible callarme. Me he dado la vuelta y le he dicho "¿Sabes que gracias a ti, Raúl casi se muere? ¿Quién te mandaba a ti darle las llaves de la farmacia si sabes que esta enganchado a esa mierda?". No le he faltado el respeto con mis palabras, pero a pesar de eso, su contestación a sido un "Y a mi que me cuentas, payaso...", mientras se sentaba al lado del lavamanos, con mirada amenazante y burlona al mismo tiempo. Visto esto, he sabido que hacer. He abierto la puerta del baño y, sin salir, he lanzado el rifle bien lejos. Seguidamente, he vuelto a cerrar la puerta y poner el cerrojo. Entonces le he dicho "Hasta aquí hemos llegado. Tú o yo, pero los dos no vamos a salir de aquí". Ese hijo de puta me ha dicho que sí y se ha puesto de pie. Es como si hubiese vivido solo para llegar a ese momento. En su cara se dibujaba una expresión de felicidad plena. Nada más bajar, me ha embestido, empotrandome contra la pared. He notado como mi columna vertebral absorbía el golpe y un dolor agudo me recorría la espalda. Me ha mantenido agarrado por la cintura y solo he podido golpearle la cabeza, hasta que me ha soltado lanzándome por los suelos. Me he puesto en pie y cuando corría a darme una patada de las suyas, he podido esquivarla apartándome. Hecho esto, le he dado un puñetazo que le ha impactado en la nuca y otro en las costillas. Se ha retirado rápidamente, ha cogido una de las papeleras metálicas de la pared y me la ha lanzado. He podido esquivarla y ha impactado contra el espejo, partiendo este en mil trozos. Todos los cristales me han caído encima y se han esparcido por el suelo. He corrido hacía Javier y le he propinado una patada a la altura de la boca del estómago y este ha salido despedido contra las paredes de madera que separan los inodoros. A caído derribando estos separadores y le han caído algunos maderos encima. En ese mismo instante, he oído que golpeaban la puerta y decían "¡¡Erik!! ¡¡Erik!! ¡¡Abre la puerta!!". Era Manuel y María. Pero en ese instante estaba tan sumamente cegado que no podía prestar atención a otra cosa que no fuera acabar con ese desgraciado. Javier se levantó saliendo de los maderos y me lanzó varios puñetazos a la cara, de los cuales solo me impactaron los últimos. Se los devolví de la misma forma y le conseguí impactar varios. Seguidamente, conseguí situarme en su espalda y rodear su cuello con mis brazos, asfixiandolo. Ahí ha sido cuando ha empezado a moverse desesperadamente, golpeándome contra las paredes. Cada golpe que me propinaba, un agudo dolor recorría todos los huesos y músculos de mi espalda. Aún así, no lo he soltado. Notaba como luchaba por respirar pero le era imposible. A mi espalda, se podía oír como los demás estaban intentando derribar la puerta a embestidas. Poco a poco, he dejado todo mi peso muerto, para llevarlo al suelo y así a sido. Hemos caído al suelo mientras yo seguía asfixiandolo. En el suelo, notaba como cientos de cristales se clavaban en mi espalda. En ese instante, he notado como algo punzante atravesaba mi pierna. He soltado un grito de dolor y me he visto obligado a soltar a mi presa. Javier se ha podido escabullir y he dirigido la mirada a mi pierna. Ahí tenía un tremendo agujero del cual manaba sangre. Cuando he mirado al indeseable, este estaba arrodillado en el suelo, con una mano en su cuello y respirando con dificultad. En la otra mano sostenía un bisturí. Debí suponer que ese perro no iba a jugar limpio. Intente levantarme para ir a por él, pero él, más rápido, se monto encima mía, inmovilizandome. Por mi cabeza pasó que me iba a apuñalar, pero no, comenzó a propinarme puñetazos. Uno tras otro, impactaban sobre mi cara y mientras mi cabeza rebotaba en el duro suelo de mármol. Cuando se ha cansado de golpearme, ha situado el bisturí en mi cara y ha comenzado a realizarme cortes. Yo no podía moverme, así que solo he podido insultarle y maldecirle. Con una cara de sádico que todavía mantengo grabada en mi mente, me ha situado el bisturí en el cuello y ha dicho "¿Sabes que arteria hay aquí?". Me iba a cortar la aorta. Poco a poco, he notado como ejercía presión con el bisturí. En ese instante, un ruido ha inundado la sala y la puerta a caído derribada a mi derecha. Javier a levantado la cabeza y he podido oír las voces de los demás. He visto como Eduardo, con la katana enfundada, ha golpeado a Javier en la cara y este a caído derribado, liberándome. Rubén y María me han puesto en pie, mientras Manuel y Eduardo han comenzado a patear a Javier, que yacía en el suelo. Con mis brazos en sus hombros, Rubén y María me han sacado del cuarto de baño. Mi visión era completamente roja, ya que tenía los ojos bañados en sangre, la cual me manaba de las heridas de la frente. A pesar de esto, he podido ver a Belén, que estaba mirándome, quieta como una estatua, con las manos tapándose la boca y con la cara llena de lágrimas. He bajado la mirada. En esos instantes, ha pasado alguien corriendo por nuestro lado. He podido ver que era Javier. Corría a toda velocidad con una terrible cojera. Parece que estaba huyendo, ya que detrás de él iban Eduardo y Manuel.
Hace un rato que me han traído a mi habitación y Esther y Rubén me han limpiando las heridas. Tengo la cara hecha un cristo. Cortes por la frente y cara, una ceja partida, un ojo amoratado, pecho y espalda llena de moraduras, una puñalada en la pierna... Me han tenido que llenar de puntos de sutura y vendajes. Me duele todo...
- Erik -
12:14 - Belén ha entrado hace un momento. Solo he podido decirle "¡Vaya! ¡Que honor que me honras con tu visita...!". Ella a contestado "Solo vengo a ver como estas, nada más". Ya lo suponía... pero no sé, tenía la esperanza de que hablásemos del tema tabú. Se ha sentado a mi lado y se ha quedado mirándome, mientras pasaba su mano por mi cabeza. Así se ha pasado unos largos minutos mientras yo le devolvía la mirada. He visto como una lágrima a surcado su mejilla... entonces me he dispuesto a decir "Belén, escúchame por una v...", pero no me ha dejado terminar, ha dicho "Erik, no. No es el momento". Dicho esto, se ha levantado y se ha marchado. ¡Pero que absurda manía en no dejarme hablar! ¡Nunca es el momento!
También han venido Eduardo, Manuel y María. Eduardo me ha dejado el rifle en la cama y me ha dicho que "el loco" ha conseguido esconderse por el hospital. Hay que andar con cuidado, ese perro esta escondido cual rata y algo debe tramar. Me han dicho que hoy van a seguir buscándolo, pero el hospital es muy grande y se necesitan días para explorarlo a fondo. Como no lo encontremos hoy, esta noche habrá que atrincherar muy bien las puertas. Ese desgraciado quiere mi cabeza y no dudara en aprovechar el menor descuido. Le he dicho a María que le diga a Belén que asegure la puerta.
- Erik -
15:20 - Raúl me acaba de traer algo de comer. No tiene muy buen aspecto, debería seguir en cama. Me ha traído una bandeja con comida y la bandeja le temblaba en las manos. Tiene el pulso fatal y esta más blanco que la pared. Le he preguntado que como lo lleva y dice que fatal. Que se encuentra sin fuerzas de nada y que lleva todo el día vomitando. Eso se llama "mono". El cuerpo le esta pidiendo a gritos la dosis diaria a la que se ha acostumbrado. Me ha pedido perdón por lo ocurrido ayer, por todo lo que me dijo. Que no se preocupe, esta todo olvidado.
Me ha preguntado que qué ha ocurrido y se lo he contado. Ya somos dos que odiamos a ese personaje.
- Erik -
20:02 - Se acaba de ir la luz. Solo están las luces de emergencia, las cuales no alumbran prácticamente nada. No se que puede haber ocurrido. Voy a intentar levantarme y a buscar a los demás a ver si saben que ha ocurrido.
- Erik -
20:42 - Ufff... He tenido que recorrer los pasillos a oscuras. He encontrado a los demás y tampoco sabían porque se ha ido la luz. Eduardo y Manuel habían bajado a ver los cuadros eléctricos. A los minutos, han subido. Según dicen, los cuadros eléctricos están destrozados a golpes. Los fusibles están por el suelo, todos rotos. ¿Encontráis a algún culpable en todo esto? Pues sí, habéis pensado en el mismo que nosotros. ¿Que cojones trama con todo esto? Nada bueno. Estamos todos alarmados. La penumbra de la noche ofrece muchas posibilidades de acción para su mente enferma. Quiere acabar conmigo, lo sé. Y cuando lo haga, acabara con los demás. Lo tiene todo perdido, sabe que lo estamos buscando.
Manuel se ha ofrecido para permanecer esta noche en mi habitación. Dice que en mi estado, necesito a alguien que me ayude por si el individuo viene a por mi esta noche. Me he intentado negar, pero me ha dicho que no es negociable. Quizás tiene razón, apenas puedo moverme, estoy molido. Si estoy solo y entra en mi habitación, estoy vendido.
Creo que voy a dejar de escribir por hoy. No puedo ni tirar con mi alma.
Que inseguro me encuentro rodeado de tanta oscuridad...
- Erik -
+ 19-10-09 + Días de exploración y discusiones
Siento haber estado sin escribir estos últimos días. Espero que entendáis que no es fácil llevar un orden bajo todo este caos. En estos cuatro días, las cosas han transcurrido como va siendo habitual: discusiones, nerviosismo, desconfianza, exploración del lugar.. El pan nuestro de cada día. A pesar de esto, se puede decir que las cosas van "bien", ya que podían ir mucho peor. Si algo he aprendido con todo esto, es ver el lado bueno de las cosas, por muy mal que vaya todo. Me es difícil, pero lo intento.
Como decía, estos días han habido varias discusiones. La primera, Belén conmigo. No se como, pero se ha enterado de lo que hizo Elena. No se como, pero alguien se ha enterado y se lo ha dicho. Y como no, lo he pagado yo. Anteayer me llamó Belén. Estaba en la sala de espera de la tercera planta. Tenía los ojos empañados en lágrimas. Por lo visto, llevaba un buen rato llorando. Cuando me acerque a preguntarle que le pasaba, me apartó de un manotazo y me dijo si tenía algo que contarle. Tonto de mi, le dije que no. La verdad, en ese momento, ya ni me acordaba de lo ocurrido días atrás con Elena. Cuando le dije que no, me soltó un sonoro "¡¡mentiroso!!". Me quedé desconcertado y Belén se puso a llorar. Ahí fue cuando me di cuenta de que iba la cosa, pero le pregunté que qué ocurría. Ella me dijo "Te has follado a Elena, ¿verdad? Me lo han dicho, me lo han contado todo". Me parece muy bien que le cuenten todo lo relacionado conmigo, pero si se lo cuentan, que se aseguren de que lo que cuentan es real y no una jodida suposición. Le expliqué lo ocurrido y le juré por lo más sagrado que mi versión era la buena, que no soy un cabrón y que la respeto. Ella, entre lloros, dijo que no sabe si puede creerme, que la han puteado mucho y que necesita unos días para pensar y aclararse la mente. Después de esto, se levantó y se marchó. Ahí me quede una hora, tirado en una esquina y, aunque me da un poco de vergüenza decirlo, llorando como un crío. Que duro es actuar correctamente y que nadie te crea, que te acusen de hacer cosas que no has hecho. Que mal...
Estuve ahí un buen rato, hasta que unos gritos me alarmaron. Baje corriendo al piso inferior y me encontré lo que menos esperaba. Belén le estaba pegando a Elena. La llevaba de lado a lado, estirándole del pelo. Elena intentaba escaparse mientras gritaba, pero le era imposible, Belén la tenía bien cogida del pelo, mientras le gritaba "¡Zorra! ¡niñata! ¡tenías que joderlo todo!". Todos intentaban separarlas, pero les era imposible. Aún recuerdo a Javier apoyado en la pared, mirando y sin hacer nada. Grandisimo hijo de puta esta hecho... Como pude, me metí por el medio y conseguimos separarlas. Intente llevarme a Belén a parte, pero cuando la cogí, me soltó un tremendo tortazo. Ahí intervino Esther, mirándome mal, y se llevó a Belén, la cual lloraba desconsoladamente. Elena le gritaba mientras Belén se alejaba "¡Estas loca! ¡pregúntale a Erik, que él te diga lo que ocurrió!". Yo no se quién le habrá contado esto, pero sospecho de alguien. Yo creo que ha sido Esther. Quizás ella vio salir a Elena de la habitación y ha hecho suposiciones erróneas. María y los demás me han preguntado que porque a ocurrido esto, pero yo, por respeto, he preferido no contar nada.
Belén sigue sin hablarme, ni si quiera me mira a la cara. Después de lo ocurrido, ha sacado sus cosas de la habitación y se ha ido a otra. Ahora no se ni lo que hacer. Debe de creerme, debe de confiar en mi. Le he dicho la verdad, ¡no merezco esto!... esto no puede acabar así...
Confío en que lo entenderá y recapacitara. Solo quiero que me de la oportunidad de explicarme y que me escuche. Si no recapacita, no se que haré...
...
En fin, voy a seguir relatando más cosas ocurridas, que me acongojo. Ahora debo de centrarme en escribir, que esto me ayuda a evadirme por unos instantes.
Estos días hemos explorado a fondo todas las plantas, menos la última, claro esta. Hemos encontrado de todo y, por suerte, muy pocos merodeadores. Han habido algunas sorpresas non gratas, como por ejemplo, cuando hemos entrado a la morgue. Se nos han puesto los pelos de punta. Dentro de los cajones para los cadáveres, ¡se oyen golpes!. O sea, que todos los cadáveres que hay ahí dentro, están reanimados. También habían dos bolsas para cadáveres con sus respectivos dentro. Estas se movían por el suelo. Esto ha sido totalmente tétrico y espeluznante. Entre Eduardo, Manuel y yo, hemos golpeado a los merodeadores de ahí dentro hasta que han dejado de moverse. Esta sala no nos a gustado ni un pelo, así que hemos cerrado la puerta y atado los pomos. De esta forma, nos aseguramos de que nada saldrá ni entrara.
Hemos encontrado una pila llena de informes de los días previos a todo este caos. Os puedo transcribir alguno, ya que tengo varios aquí delante:
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Paciente: Lucia Pérez Garcia
Fecha de nacimiento: 01/08/1978
Diagnostico: Ingresada por una infección en una herida de grandes dimensiones ubicada en el brazo, producida, según dice, por una mordedura. La paciente sufre fiebre alta y tremendos delirios. Debe de ser ingresada con carácter de urgencia.
Observaciones y seguimiento:
02/08/09
La paciente es ingresada a las 13:10. Su temperatura corporal es de 40º, así que le hemos administrado una inyección de Metamizol sodico de 1 gramo. Le hemos limpiado la herida y realizado las curas pertinentes. Procedemos a la espera de que la fiebre le baje.
13:40 - La paciente ha sufrido fuertes convulsiones. Ha expulsado por la boca grandes cantidades de saliva en forma de espuma. No descartamos que sea una reacción al medicamento.
14:13 - La fiebre no le ha descendido ni un grado. Sigue delirando y no es consciente de la realidad. Tiene momentos en los que es consciente de lo que le rodea y llega razonar, pero rápidamente vuelve al estado delirante.
16:04 - La fiebre a descendido un grado, pero la paciente sigue delirando. Hemos procedido a extraerle sangre para descartar o confirmar si se trata de algún virus. También se le van a realizar análisis de orina y heces.
16:25 - La paciente a vuelto a sufrir fuertes convulsiones. La herida le supura, así que hemos tenido que limpiarla nuevamente y curar. Le hemos tomado la tensión arterial y esta es bastante alta: 16 - 12
17:01 - La fiebre le a vuelto a ascender a 40º. Le hemos administrado un sedante y ahora se encuentra durmiendo. Seguimos a la espera de los resultados de las analíticas, las cuales han sido enviadas con carácter de urgencia preferente.
20:16 - Las analíticas muestran ciertas anomalías. Existe presencia de un agente vírico, así que procedemos a ingresar a la paciente en la planta de enfermedades infecciosas.
21:34 - La paciente vuelve a sufrir fuertes convulsiones. Ha expulsado cierta cantidad de sangre por los orificios corporales.
22:10 - No responde a las estimulaciones. La paciente ha entrado en coma.
23:20 - La paciente a fallecido. Todo apunta a que ha tenido un fallo cardiaco. No ha sido posible reanimarla con éxito. Procedemos a enviar el cuerpo a la sala de autopsias, donde se confirmara la causa de la muerte.
Hora de la expiracion: 23:15
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Como este informe, hay cientos. 11 horas y 20 minutos ha tardado en actuar el supuesto virus en esta chica. Pero según he visto en otros casos, no siempre tarda tanto. Hay casos en los que ha tardado solo ¡3 horas!. Que mal rollo me da esto. Los síntomas siempre son los mismos: fiebre alta, convulsiones acompañadas de espuma por la boca, incontinencia, secreciones con sangre, coma, muerte... y reanimación del cadáver. Uff... poco halagüeño.
A continuación os dejo unas fotos que hemos tomado de las instalaciones. Hemos ordenado y limpiado un poco la zona, ya que esto era un desastre:
Creo que hasta aquí llega mi entrada de hoy. Hoy no estoy demasiado inspirado para seguir escribiendo, ya que la discusión con Belén me ha afectado bastante. Espero que las cosas con ella se arreglen pronto. Ojala recapacite y me escuche, ojala, o no se que va a ser de mi...
- Erik -
+ 21-10-09 + Perdiendo la cordura
10:05 - Que raro me resulta dormir sin Belén a mi lado. La extraño tanto... tanto, tanto... Todavía sigue sin dirigirme la palabra ni mirarme. Ayer la encontré en uno de los baños. Le intente hablar, pero sin mirarme, se salió de la estancia. Con esto solo logra hacerme más daño. Cada vez que me hace un desprecio, es como si me atravesaran el corazón con una lanza. Siento como el corazón se me encoge y no puedo contener las lágrimas. ¿Me he ablandado con los años? ¿o me ocurre esto porque la quiero con locura? No lo sé, lo único que sé que con esta situación me encuentro como un trapo. Llevo varias noches que tengo que tomar algún tranquilizante para dormir. Si no lo tomo, mi cabeza empieza a pensar y a pensar, a darle vueltas a todo, me desespero, me entra la ansiedad, me comienza a faltar el aire... Por eso necesito una ayuda para dormir. Tengo miedo a engancharme a esas cosas. El que esta enganchado es Raúl. No se cuantos se tomara al día, pero se toma bastantes. Se pasa el día colocado. Hace días que no lo veo sobrio. Anoche, Manuel y yo decidimos quitarle los tranquilizantes y esconderselos. El problema es que los tengo yo, escondidos en mi habitación y es una tentación demasiado grande. No se como reaccionara Raúl cuando se le pase el pelotazo y no encuentre los Trankimazines. Es cuestión de tiempo...
Voy a desayunar algo, que ya es hora.
- Erik -
11:11 - Me he quedado de piedra. Esto parece una casa de locos. Me encontraba en el comedor, desayunando. También estaban Rubén, María y Manuel, cuando de repente, hemos oído un grito. He acudido corriendo, portando el arma, ya que me temía lo peor. Cuando he llegado, la situación distaba mucho de lo que podía imaginar. He encontrado a Elena en una de las salas de espera, llorando. En las manos sostenía a su gatito. Este estaba inerte y empapado en sangre. En ese momento, han acudido Manuel, María, Eduardo y Javier. Elena no paraba de llorar y me he acercado a ver mejor el cadáver del animal. Ver eso me ha quebrado el alma. Parece ser que lo han matado, ya que tenía varios cortes de arma blanca y la cabeza girada 180º. ¿Quién puede tener la sangre fría de hacerle eso a un pobre animal, indefenso y adorable?. Quién lo haya hecho es un puto monstruo... ¿Quién dice que, quién haya hecho eso al animalito, no nos cosa a puñaladas mientras dormimos? Si esta loco, puede ser capaz de hacer cualquier cosa. Le he preguntado a Elena si sabía quién es el culpable, pero su respuesta me ha helado el alma. Ella a contestado "¿Quién a hecho esto? ¡Habrá que preguntarle a la zorra de tu novia!". ¿Belén haciendo eso? ¡Me niego a pensar eso!. Le he dicho que si ha visto a Belén hacerle algo al animal. Me ha contestado que no, pero que después de lo ocurrido, ha sido ella sin duda. He salido de la habitación y he ido rápidamente a buscar a Belén. Necesitaba oír de sus labios que ella no es capaz de hacer eso. No iba ni por la mitad del pasillo, cuando he escuchado gritos y golpes que provenían de una de las habitaciones. He pensado "!Y ahora que cojones pasa!". He entrado a esa habitación y me he encontrado a Raúl, revolviendo toda la habitación mientras gritaba y maldecía. Tiraba todo a su paso, vaciaba los cajones, golpeaba las paredes. He intentado tranquilizarlo, pero de nada a servido, me ha empujado y gritado "¡¡Me los has escondido tú!! !¿Verdad?! ¡¡Me cago en tu puta vida, Erik!!". Os lo dije, era cuestión de tiempo que Raúl estuviera ebrio y necesitara tomar una dosis. Lo que no esperaba es que lo llevara tan mal. Visto esto, me he ido de la habitación, ya que esto podía acabar mal. Lo he dejado ahí, rompiendo todo e insultándome. Estoy conviviendo con un atajo de locos... Estaría más seguro con las cosas de ahí afuera.
Voy a buscar a Belén, necesito hablar con ella sobre lo del gato.
- Erik -
13:20 - Ya he vuelto. He ido a la habitación de Belén, pero no estaba. He encontrado a Esther, que se encontraba escribiendo en una libreta. Que raro... ¿estará escribiendo un diario? Nunca la había visto escribir. He podido ver que tiene varias paginas completamente escritas. Cuando he entrado, ha guardado rápidamente la libreta en su mochila. Le he preguntado por Belén y me ha contestado un "¿No le has hecho ya bastante daño?". No me he podido contener y le he dicho "¿Daño? ¿Yo? ¿A caso sabes a ciencia cierta lo que ocurrió? ¡Si no lo sabes, mejor no opines!". Su respuesta a sido "Yo solo sé que vi salir a Elena de tu habitación, vistiéndose. No creo que estuvierais jugando al parchis...". ¡Lo sabía! ¡Ha sido ella quién a metido el lío! Pero que hija de puta... Le he dicho lo siguiente:
"No sabes el lío que has metido... no lo sabes bien. Has acusado a una persona inocente de algo que no ha hecho. No solo me has destrozado a mi, has destrozado también a Belén, ¡a tu amiga!. ¿A caso estabas mirando por la cerradura para saber si me la follé? Para tu información, te diré lo que ocurrió. Yo salí de la ducha y me la encontre allí. Me empezó a hablar y dijo que me debía mucho y no encontraba forma de pagármelo. Ahí se desnudo... ¡pero la rechacé! Escuchalo otra vez y no lo olvides: ¡¡¡La rechace!!!. Siempre he sido una persona leal y ahora más que nunca. Quiero a Belén más que a mi puta vida y si por ella tuviera que mataros a todos, os metería una bala en el cráneo sin dudarlo. Ahora por tu culpa... ¡por tu maldita culpa! ¡ya no esta a mi lado! Tremenda perra... espero que te sientas a gusto con lo que has hecho, has destrozado dos vidas y solo te digo una cosa, más te vale que esto se arregle, porque si no, lo vas a lamentar... Yo me hundire, pero arrastrare conmigo a todo el que me haya hecho daño. Esto se llama justicia."
Dicho esto, he dado media vuelta y la he dejado ahí, sin palabras para contestar y con cara de sorprendida. Quizás he sido demasiado duro, pero es lo que hay, es lo que siento. No puedo permitir que me jodan y que todo quede impune. Como la odio...
Acaba de entrar Belén. Ahora es mi oportunidad.
- Erik -
14:01 - Si lo sé, no me dirijo a ella... Cuando le he dicho "Belén, ¿te has enterado de lo del ga...?", no me ha dejado terminar, me ha gritado "¡¿Ahora me quieres acusar de matar al gato de tu zorra?! ¡¿Me ves capaz de algo así?! ¡¡Que engañada he estado contigo...!!". Ha terminado soltándome un tortazo de los suyos. ¡Joder! ¡Como me jode eso! Pero todavía me humillan más sus palabras... ¿Por qué me hace eso? ¿Tan rápido ha pasado del amor al odio? Quizás nunca me ha querido y todo a sido palabrería barata... Ya no se que pensar. Solo se que cada vez que hablo con ella, es para sentirme peor.
Voy a darme una vuelta, necesito despejarme... y tomarme algo para los nervios.
- Erik -
20:31 - No ganamos para sorpresas. Si al menos fueran buenas...
Terminado el anterior párrafo, me he tomado un sedante. He caído KO en la cama, durmiendo varias horas. Las penas me han desaparecido, nada me preocupaba, todo parece más amable con esto... pero cuando se te pasan los efectos, las preocupaciones y males vuelven multiplicados. No os recomiendo acudir a estas cosas para resolver los problemas, ya que no se resuelven, solo los agrava. Pues bueno, me he levantado, totalmente mareado. He caminado a tumbos por el pasillo y he visto salir de la farmacia a Eduardo. Me ha llamado diciendo "¡Erik! ¡Ayudame! ¡Rápido!". He acudido lo más rápido que me ha sido posible en mi estado. Cuando he entrado a la farmacia, he visto a alguien en el suelo. Cuando he conseguido enfocar la vista, he distinguido a Raúl. Tenía la boca llena de espuma y estaba tumbado encima de un montón de botes de medicamentos. Me he sobresaltado al ver esto. Eduardo me ha dicho "Quédate junto a él. Se ha tomado varios tranquilizantes, pero lo he encontrado a tiempo, así que aún se puede hacer algo por él. Voy a llamar a Esther y a Rubén, ellos sabrán que hacer. Intenta que no se duerma". Eduardo ha salido de la habitación a escape y me he quedado ahí, mareado y sin saber que hacer. He intentado espabilar a Raúl. Le he dado tortazos en la cara mientras le repetía su nombre una y otra vez. La verdad es que yo también necesitaba unas cuantas tortas para espabilar. Él solo me ha respondido balbuceando. He podido ver que en sus manos tenía las llaves de la vitrina de los medicamentos. ¿De donde mierdas las puede haber sacado?
Esther y Rubén han venido en seguida, junto a Eduardo. Como hemos podido, lo hemos subido a una camilla y se lo han llevado rápidamente. Lo han metido en una sala donde tienen los instrumentos necesarios para hacerle un lavado de estomago. Ahora mismo le están haciendo el lavado. Mientras os escribo, estoy fuera, en la sala de espera. Supongo que no les quedara mucho, ya que llevan un buen rato.
- Erik -
22:40 - Raúl esta bien, a dios gracias. Ahora estoy junto a él en su habitación. Él esta durmiendo. Ha tenido suerte de que Eduardo lo haya encontrado a tiempo, sino, no lo cuenta. Cuando despierte, intentare hablar con él, hacer que recapacite. Alguien tiene que vigilarlo esta noche, así que me he ofrecido voluntario. De todas formas, no iba a poder dormir...
Tantos problemas me están volviendo loco...
- Erik -
+ 22-10-09 + Bajo un manto de penumbra
09:12 - No he conseguido pegar ojo. He pasado una noche demasiado inquieta. Empiezo a necesitar los tranquilizantes para dormir. Supongo que esto sera la dependencia de la que tanto se habla. De todas formas, he preferido no dormir antes que tomar nada. Si he de cortar con esto, es mejor hacerlo por lo sano. Cuanto más espere, peor sera.
Raúl, por el contrario, ha dormido a pierna suelta. Quizás es porque una pequeña cantidad de los medicamentos le pasó a la sangre. Mientras él dormía, yo no he parado de moverme en el asiento y de dar vueltas por la habitación. He desmontado y limpiado el rifle como unas tres veces, he rellenado con munición el cinto, he garabateado dibujos en un papel... Hasta he hecho un retrato de un merodeador. Ahí esta el dibujo, colgado en la pared XD
Raúl se ha despertado sobre las 8:00. Se ha espabilado quejándose, con un tremendo mareo. Lo primero que ha hecho es pedirme un vaso de agua, porque según ha dicho, tenía un sabor en la boca asqueroso. No ha parado de quejarse de que le duele el estómago. Normal, le han hecho un lavado de estómago, que espera.
He intentado hablar con él sobre lo ocurrido, pero alegando la escusa del malestar general que tiene, me ha conseguido esquivar el tema. Le he dicho que tiene que dejar de tomar tranquilizantes, que cuanto más espere, más fuerte sera el síndrome de abstinencia. Parece que esto lo ha comprendido y a pedido que nos deshagamos de los tranquilizantes o volverá a caer. Le he dicho que así lo haremos, que no vamos a dejar ni uno en todo el hospital. Seguidamente, le hecho la pregunta del millón: ¿de donde a sacado las llaves de la farmacia?. La respuesta, no sé porque, me la temía. Con las manos en la cabeza, me ha contestado: "Me las dio Javier...". Después de oír que él es el culpable, la sangre me arde en las venas. Siento la necesidad de cogerlo y machacarle la cabeza. No lo voy a buscar... si lo hago, me perderé, lo sé. Eso si, si me lo encuentro, os juró que se va a enterar.
- Erik -
11:22 - Hace un rato que he ido al baño y he visto a Eduardo por el pasillo. Le he comentado las novedades de las que me he enterado y Eduardo ha coincidido conmigo: ese ser es un peligro para la comunidad. Dice que busca la discordia para destruirnos, ya que sabe que a la fuerza no nos puede echar de aquí. Hasta es posible que haya sido él el que mató al gato. Pero dice que mientras no actué de frente, no se puede hacer nada. No somos animales para quitarlo del medio así por las buenas. Discrepo. Hay que anticiparse a las jugadas, no esperar a que nos golpeen.
Acabada la conversación con Eduardo, me he dirigido al cuarto de baño del pasillo. ¿A que no sabéis quién estaba allí? Sí, Javier. Cuando he entrado, me he quedado parado y mirándolo. Él estaba lavándose la cara y me ha devuelto la mirada a través del espejo. Me he dirigido al urinario, he pegado una meada y me he lavado las manos. Cuando me disponía a salir del cuarto de baño, me ha perdido la boca. Lo siento, me es imposible callarme. Me he dado la vuelta y le he dicho "¿Sabes que gracias a ti, Raúl casi se muere? ¿Quién te mandaba a ti darle las llaves de la farmacia si sabes que esta enganchado a esa mierda?". No le he faltado el respeto con mis palabras, pero a pesar de eso, su contestación a sido un "Y a mi que me cuentas, payaso...", mientras se sentaba al lado del lavamanos, con mirada amenazante y burlona al mismo tiempo. Visto esto, he sabido que hacer. He abierto la puerta del baño y, sin salir, he lanzado el rifle bien lejos. Seguidamente, he vuelto a cerrar la puerta y poner el cerrojo. Entonces le he dicho "Hasta aquí hemos llegado. Tú o yo, pero los dos no vamos a salir de aquí". Ese hijo de puta me ha dicho que sí y se ha puesto de pie. Es como si hubiese vivido solo para llegar a ese momento. En su cara se dibujaba una expresión de felicidad plena. Nada más bajar, me ha embestido, empotrandome contra la pared. He notado como mi columna vertebral absorbía el golpe y un dolor agudo me recorría la espalda. Me ha mantenido agarrado por la cintura y solo he podido golpearle la cabeza, hasta que me ha soltado lanzándome por los suelos. Me he puesto en pie y cuando corría a darme una patada de las suyas, he podido esquivarla apartándome. Hecho esto, le he dado un puñetazo que le ha impactado en la nuca y otro en las costillas. Se ha retirado rápidamente, ha cogido una de las papeleras metálicas de la pared y me la ha lanzado. He podido esquivarla y ha impactado contra el espejo, partiendo este en mil trozos. Todos los cristales me han caído encima y se han esparcido por el suelo. He corrido hacía Javier y le he propinado una patada a la altura de la boca del estómago y este ha salido despedido contra las paredes de madera que separan los inodoros. A caído derribando estos separadores y le han caído algunos maderos encima. En ese mismo instante, he oído que golpeaban la puerta y decían "¡¡Erik!! ¡¡Erik!! ¡¡Abre la puerta!!". Era Manuel y María. Pero en ese instante estaba tan sumamente cegado que no podía prestar atención a otra cosa que no fuera acabar con ese desgraciado. Javier se levantó saliendo de los maderos y me lanzó varios puñetazos a la cara, de los cuales solo me impactaron los últimos. Se los devolví de la misma forma y le conseguí impactar varios. Seguidamente, conseguí situarme en su espalda y rodear su cuello con mis brazos, asfixiandolo. Ahí ha sido cuando ha empezado a moverse desesperadamente, golpeándome contra las paredes. Cada golpe que me propinaba, un agudo dolor recorría todos los huesos y músculos de mi espalda. Aún así, no lo he soltado. Notaba como luchaba por respirar pero le era imposible. A mi espalda, se podía oír como los demás estaban intentando derribar la puerta a embestidas. Poco a poco, he dejado todo mi peso muerto, para llevarlo al suelo y así a sido. Hemos caído al suelo mientras yo seguía asfixiandolo. En el suelo, notaba como cientos de cristales se clavaban en mi espalda. En ese instante, he notado como algo punzante atravesaba mi pierna. He soltado un grito de dolor y me he visto obligado a soltar a mi presa. Javier se ha podido escabullir y he dirigido la mirada a mi pierna. Ahí tenía un tremendo agujero del cual manaba sangre. Cuando he mirado al indeseable, este estaba arrodillado en el suelo, con una mano en su cuello y respirando con dificultad. En la otra mano sostenía un bisturí. Debí suponer que ese perro no iba a jugar limpio. Intente levantarme para ir a por él, pero él, más rápido, se monto encima mía, inmovilizandome. Por mi cabeza pasó que me iba a apuñalar, pero no, comenzó a propinarme puñetazos. Uno tras otro, impactaban sobre mi cara y mientras mi cabeza rebotaba en el duro suelo de mármol. Cuando se ha cansado de golpearme, ha situado el bisturí en mi cara y ha comenzado a realizarme cortes. Yo no podía moverme, así que solo he podido insultarle y maldecirle. Con una cara de sádico que todavía mantengo grabada en mi mente, me ha situado el bisturí en el cuello y ha dicho "¿Sabes que arteria hay aquí?". Me iba a cortar la aorta. Poco a poco, he notado como ejercía presión con el bisturí. En ese instante, un ruido ha inundado la sala y la puerta a caído derribada a mi derecha. Javier a levantado la cabeza y he podido oír las voces de los demás. He visto como Eduardo, con la katana enfundada, ha golpeado a Javier en la cara y este a caído derribado, liberándome. Rubén y María me han puesto en pie, mientras Manuel y Eduardo han comenzado a patear a Javier, que yacía en el suelo. Con mis brazos en sus hombros, Rubén y María me han sacado del cuarto de baño. Mi visión era completamente roja, ya que tenía los ojos bañados en sangre, la cual me manaba de las heridas de la frente. A pesar de esto, he podido ver a Belén, que estaba mirándome, quieta como una estatua, con las manos tapándose la boca y con la cara llena de lágrimas. He bajado la mirada. En esos instantes, ha pasado alguien corriendo por nuestro lado. He podido ver que era Javier. Corría a toda velocidad con una terrible cojera. Parece que estaba huyendo, ya que detrás de él iban Eduardo y Manuel.
Hace un rato que me han traído a mi habitación y Esther y Rubén me han limpiando las heridas. Tengo la cara hecha un cristo. Cortes por la frente y cara, una ceja partida, un ojo amoratado, pecho y espalda llena de moraduras, una puñalada en la pierna... Me han tenido que llenar de puntos de sutura y vendajes. Me duele todo...
- Erik -
12:14 - Belén ha entrado hace un momento. Solo he podido decirle "¡Vaya! ¡Que honor que me honras con tu visita...!". Ella a contestado "Solo vengo a ver como estas, nada más". Ya lo suponía... pero no sé, tenía la esperanza de que hablásemos del tema tabú. Se ha sentado a mi lado y se ha quedado mirándome, mientras pasaba su mano por mi cabeza. Así se ha pasado unos largos minutos mientras yo le devolvía la mirada. He visto como una lágrima a surcado su mejilla... entonces me he dispuesto a decir "Belén, escúchame por una v...", pero no me ha dejado terminar, ha dicho "Erik, no. No es el momento". Dicho esto, se ha levantado y se ha marchado. ¡Pero que absurda manía en no dejarme hablar! ¡Nunca es el momento!
También han venido Eduardo, Manuel y María. Eduardo me ha dejado el rifle en la cama y me ha dicho que "el loco" ha conseguido esconderse por el hospital. Hay que andar con cuidado, ese perro esta escondido cual rata y algo debe tramar. Me han dicho que hoy van a seguir buscándolo, pero el hospital es muy grande y se necesitan días para explorarlo a fondo. Como no lo encontremos hoy, esta noche habrá que atrincherar muy bien las puertas. Ese desgraciado quiere mi cabeza y no dudara en aprovechar el menor descuido. Le he dicho a María que le diga a Belén que asegure la puerta.
- Erik -
15:20 - Raúl me acaba de traer algo de comer. No tiene muy buen aspecto, debería seguir en cama. Me ha traído una bandeja con comida y la bandeja le temblaba en las manos. Tiene el pulso fatal y esta más blanco que la pared. Le he preguntado que como lo lleva y dice que fatal. Que se encuentra sin fuerzas de nada y que lleva todo el día vomitando. Eso se llama "mono". El cuerpo le esta pidiendo a gritos la dosis diaria a la que se ha acostumbrado. Me ha pedido perdón por lo ocurrido ayer, por todo lo que me dijo. Que no se preocupe, esta todo olvidado.
Me ha preguntado que qué ha ocurrido y se lo he contado. Ya somos dos que odiamos a ese personaje.
- Erik -
20:02 - Se acaba de ir la luz. Solo están las luces de emergencia, las cuales no alumbran prácticamente nada. No se que puede haber ocurrido. Voy a intentar levantarme y a buscar a los demás a ver si saben que ha ocurrido.
- Erik -
20:42 - Ufff... He tenido que recorrer los pasillos a oscuras. He encontrado a los demás y tampoco sabían porque se ha ido la luz. Eduardo y Manuel habían bajado a ver los cuadros eléctricos. A los minutos, han subido. Según dicen, los cuadros eléctricos están destrozados a golpes. Los fusibles están por el suelo, todos rotos. ¿Encontráis a algún culpable en todo esto? Pues sí, habéis pensado en el mismo que nosotros. ¿Que cojones trama con todo esto? Nada bueno. Estamos todos alarmados. La penumbra de la noche ofrece muchas posibilidades de acción para su mente enferma. Quiere acabar conmigo, lo sé. Y cuando lo haga, acabara con los demás. Lo tiene todo perdido, sabe que lo estamos buscando.
Manuel se ha ofrecido para permanecer esta noche en mi habitación. Dice que en mi estado, necesito a alguien que me ayude por si el individuo viene a por mi esta noche. Me he intentado negar, pero me ha dicho que no es negociable. Quizás tiene razón, apenas puedo moverme, estoy molido. Si estoy solo y entra en mi habitación, estoy vendido.
Creo que voy a dejar de escribir por hoy. No puedo ni tirar con mi alma.
Que inseguro me encuentro rodeado de tanta oscuridad...
- Erik -
Re: Diario de la resistencia
muy buena, me encanta, sigue asi
Toletum- Jefe de Los Barbaros
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Re: Diario de la resistencia
Saludos a todos nuevamente! Siento haber estado tanto tiempo sin postear, pero ya estoy por estos lares de nuevo. Sigo con la historia, aunque en el blog esta muchisimo más avanzada. Un saludo a todos
+ 24-10-09 + Eterna oscuridad, en nuestro alrededor, en nuestras esperanzas
Oscuridad, noche, tinieblas, negrura, tenebrosidad... Todos los sinónimos de oscuridad están relacionados con lo malo. Desde el principio de los tiempos, el hombre ha tenido respeto y hasta miedo a todo lo relacionado con la oscuridad. ¿Por qué este sentimiento de animadversión? Muy fácil. En la oscuridad, el ser humano se ve despojado de su seguridad. No sabe que peligros y depredadores acechan a dos metros de él, no sabe de que sitio va a venir el peligro. Su sentido más importante, la vista, es inútil aquí. A falta de la vista, tenemos que hacer uso de nuestro segundo sentido más importante, el oído. Pero el ser humano no ha desarrollado lo suficiente este sentido como lo puede tener cualquier animal. Si en ese escenario de oscuridad, los peligros no son producto de la mente, al contrario, son reales, entonces nuestra especie juega con una importante desventaja...
La noche del jueves 22 transcurrió de la siguiente forma. Manuel se vino a mi habitación como habíamos acordado. Bloqueó la puerta y se sentó en el sillón, empuñando su escopeta. Estuvimos hablando durante un buen rato, sobre Javier, sobre el futuro y sobre mis cosas con Belén. Como apunte de lo último, me dijo que creía mi versión, que salta a la vista que soy un tio demasiado legal. Se agradece ese voto de confianza, lo necesitaba.
Pasaron las horas y los temas de los que tratar se agotaban. Poco a poco, me fui durmiendo. No se cuanto tiempo estuve dormido, quizás minutos, quizás horas, pero un estruendo que provenía del pasillo me arrancó de mis sueños. Me desperté sobresaltado y por lo visto, Manuel también. Estaba en el sillón, con cara de desconcertado y alumbrando con la linterna. Intenté incorporarme, pero Manuel me dijo que estuviera quieto y en silencio. En esos segundos que estuvimos en silencio, pudimos oír como alguien giraba la manivela de la puerta. Alguien intentaba entrar. Manuel se levantó rápidamente y encañonando a la puerta, gritó "¡¿Quién anda ahí?!". Yo empuñe el rifle y me puse en pie. Manuel avanzó a la puerta y con cuidado, aparto los parapetos de la puerta. Le pedí que no saliera, se lo pedí... pero él ni si quiera me escucho. Con una mano sosteniendo la linterna y con la otra la escopeta, abrió la puerta y encañono rápidamente. No había nadie. Me dijo que estuviera expectante a la puerta, que iba a mirar por fuera a ver si podía cazar a Javier. Me dijo que cuando volviera, el llamaría a la puerta, que si alguien entraba sin llamar, no era él. Salió y cerró la puerta a su paso. Ahí me quede yo, lleno de impotencia por no poder hacer nada. En mi estado, completamente magullado, poco podía hacer, más que ser una presa fácil.
Transcurrió el tiempo, pasaron largos minutos y Manuel no volvía. Mire varias veces el reloj y el nerviosismo me comía más cada minuto que pasaba. Pasados 20 minutos, no pude contenerme y empuñando el arma, me dispuse a salir. Cuando ya estaba a unos metros de la puerta, se oyó un disparo. A toda prisa, cojeando, salí de la habitación. La oscuridad me envolvía. Comencé a andar con mi rifle en alto. Todo se desvaneció a mi alrededor cuando noté un fuerte golpe en mi cabeza. Solo recuerdo como mi cuerpo se desplomaba en el suelo, nada más.
No se cuanto tiempo estuve inconsciente, pero cuando abrí los ojos, tenía una luz enfocándome directamente a los ojos. Me deslumbraba y eso no me ayudaba a mi desconcierto. Intente ubicarme, pero era imposible. No entendí nada hasta que oí una voz conocida, la de Javier. Su frase fue "¿Todo bien, hijo de perra?". Como si me hubieran activado con un resorte, intente moverme para incorporarme, pero tenía las manos atadas. Las piernas las tenía libres, así que intente ponerme de pie, pero "el loco" me aconsejo no hacerlo. Me quito la linterna de los ojos y pude verlo encañonandome con la escopeta de Manuel. Hijo de puta... Le pregunté que qué le había hecho y su respuesta fue "Tu puta esta por ahí abajo, con la cabeza abierta". ¿Esta ahí abajo? ¿Que donde estábamos? Cuando vi que puerta había tras sus espaldas, lo comprendí. Estábamos en la novena planta. Debió ver mi cara de espanto, ya que en seguida me dijo:
"Tranquilo, no voy a abrir la puerta y dejarlos salir. Con apuñalarte me basta. No soy tan idiota como para poner en peligro MI refugio. Si estamos aquí es porque sé que es el último sitio donde miraran tus amiguitos. Perderán el tiempo buscándonos por habitaciones y demás. Cuando te degüelle como el cerdo que eres, acabare con ellos, uno a uno. ¿Y sabes a quién dejare con vida? A tu putita. Sera mi zorra personal y me la follare todos los días si quiere seguir comiendo y viviendo en este refugio. Ahora que pienso... lo mismo me hago un harén con tanta puta de vuestro grupo. Si, es buena idea. Así no me canso tan rápido de tu chica..." Comencé a insultarle y a intentar librarme de mis ataduras, pero era imposible. Él continuó: "Os advertí que para estar aquí, teníais que respetar mis normas. Llegasteis los últimos y no habéis respetado mis normas. No solo eso, tú me has atacado y ahora tus amigos me intentan matar. ¿No sabéis respetar las jerarquías? Yo te voy a enseñar a respetarlas..."
Terminada esa frase, me puso un cuchillo en el cuello. Cerré los ojos y asumí mi final. Si algo hay que aprender, es a asumir nuestro destino, sea bueno o malo. En ese instante, una voz quebró el silencio. Javier dirigió la luz a las escaleras y yo giré la vista. Para mi sorpresa, estaba José. Portaba una de las ametralladoras y apuntaba a Javier. El arma le temblaba en las manos. El rostro de "El loco" expresaba desconcierto y rabia. José le ordenó separarse de mi unos metros y este obedeció, mientras dijo "José, este te ha jodido tanto como a mi. Tú mismo me has contado todo lo que te hizo. No seas idiota, baja el arma y déjame acabar con este elemento. Sabes que si no lo hago, él y los demás nos llevaran a la perdición. Tú estabas en mis planes, tú ibas a ser uno de los elegidos para permanecer en este sitio. Te aprecio, eres el único que ha estado a mi lado cuando esta escoria me ha dado la espalda... Hasta mi compañero Rubén me ha girado la cara. Tú eres un verdadero colega, así que baja el arma y acabemos con ellos."
José me dirigió la mirada y temí lo peor. Pero nuevamente, me sorprendió. Devolvió la mirada a Javier y le ordenó que reculara más. Este se puso con los brazos en alto, de espaldas contra la puerta y dijo "Eres como ellos... ¡traidor!". El arma de José temblaba en sus manos cada vez más. A la espalda de Javier, la puerta era embestida una y otra vez. Los merodeadores estaban agitados, estaban oyéndonos constantemente y eso los excitaba más. Me incorpore y le di las gracias a José. Él me miro, pero no contesto. Sin dejar de apuntar a "el loco", sacó un cuchillo y corto mis ataduras como pudo. Una vez libre, le di una palmada en la espalda y le dije que no lo perdiera de vista, que iba a bajar a llamar a los demás. Baje unos escalones y José le ordenó que tirara la escopeta. Él contestó "¡Una mierda!" y encañono rápidamente su arma. En ese instante, todo me transcurrió a cámara lenta. Una lengua de fuego salió de la escopeta de Javier e impacto a José en el torso. Este fue repelido para atrás y apretó el gatillo de su ametralladora. Una larga ráfaga salió expulsada de su arma y pude ver como varios proyectiles impactaron en Javier. Las paredes se tintaron con su sangre. Lo peor fue lo siguiente... Tuvimos tan mala suerte que algunos de los proyectiles no solo impactaron en la puerta, si no que dieron en la cadena y cuerda que ataban la puerta. Cuando vi que la puerta se habría, mi alma se congeló. No podía creer lo que veían mis ojos. Cuando intente reaccionar, no sabía que hacer. José, bañado en sangre, empuño su arma mientras gritaba y lloraba. Abrió fuego contra la horda que salía desatada. Cada disparo, iluminaba la sala. Podía ver por décimas de segundo con claridad a la horda. Veía impactar las balas y como los de la primera fila caían, pero eran demasiados. Intente coger a José e intentar llevármelo, pero ya era imposible. La horda se le abalanzó encima y lo cubrió. Yo, a escasos metros de él, solo podía oír sus gritos de dolor, sus lamentos... Todavía resuenan sus gritos en mi cabeza, como si los estuviera oyendo ahora mismo, y no puedo contener las lágrimas...
Sin pensármelo, corrí escaleras abajo. Los merodeadores iban tras de mi, así que corrí y corrí, rodeado de oscuridad, mientras en mi mente iba contando los pisos para encontrar el tercero. Iba saltando escalones a ciegas. A veces bajaba dos, en otras ocasiones tres de un tirón, cuatro y me estampaba contra la pared. Todo esto acompañado de un punzante dolor en mis magulladuras y heridas. No se como, pero cuando me faltaba solo un piso para mi destino, tropecé y rodé escaleras abajo, golpeándome la cabeza con un escalón. Nuevamente, me quede sin conocimiento.
Desperté nuevamente rodeado de oscuridad. Fui a moverme, pero algo me heló la sangre. A mi alrededor, ¡se oían los lamentos de los merodeadores!. Espero que nunca paséis por esto, de veras. Oírlos a tu alrededor pero sin poder verlos es una sensación angustiosa. Estar tan cerca de ellos, produce náuseas. Su olor es nauseabundo, ese olor a podrido se te mete hasta en la garganta, dejándote un regusto dulzón en la boca. Recuerdo a las moscas revolotear en la oscuridad, con el zumbar de su aleteo. Mi rostro estaba cubierto de esos insectos. Me quedé quieto en el suelo, sin mover un músculo. Podía oírlos muy cerca de mi. A pesar de esto, no me habían atacado. ¿Por qué? ¿Me habían tomado por un cadáver? ¿No podían localizarme en la oscuridad? Lo único que sabía era que no me podía quedar ahí eternamente, así que me empecé a mover. Me arrastre por el suelo lentamente, guiándome por mi mala orientación. Mientras me arrastraba por el suelo, toque varios pies y piernas... que escalofriante. Por encima mía, oía sus lamentos y distinguía sus pasos. Encontré las escaleras y comencé a descenderlas arrastrándome. A mi derecha podía oír como uno de ellos andaba rozando contra la pared. Descendí las escaleras, temblando como un flan. Noté como me agarraban el pie y, automáticamente, respondí con una patada. Como respuesta obtuve un lúgubre gemido. Se estaban percatando de mi presencia, así que intente ser más rápido. Al fin llegué a la puerta que se suponía que era de la tercera planta. Me incorpore lentamente, la abrí y me deslice hacía el interior, cerrando la puerta mi paso. Ya dentro, me incorpore. Seguía sumido en la penumbra, así que ande a tientas. En voz baja, iba llamando a los demás. Alguien me respondió al final del pasillo. Busque mi mechero y alumbré. Ande unos metros y vi a Manuel. Tenía la cara empapada en sangre a causa de la herida de su cabeza. Se acerco rápidamente a mi y me entrego mi rifle. Él portaba consigo una barra de hierro. Le pregunté por los demás, pero me dijo que no tenía ni idea, que había permanecido inconsciente mucho tiempo a causa del golpe que le había propinado Javier y que cuando se ha recuperado no había nadie. Nada más decirme eso, corrí hacía la habitación de Belén. Manuel me seguía. La habitación estaba totalmente revuelta, como si hubiesen cogido lo más importante a toda prisa. La luz de mi mechero era muy tenue, pero aún así, pude ver algo que me llamó la atención. Había un folio encima de la cama. Era una nota. Ponía:
"Erik, lo siento, si lees esto, dirígete a las instalaciones portuarias. Nos vamos a dirigir allí, es el lugar más seguro que se nos ocurre para refugiarnos. Te escribo esto porque se que estas vivo y se que me encontraras. Me niego a pensar que estas muerto... me niego... te espero. Perdóname por desconfiar de ti, no sabes cuanto me arrepiento...
Te quiero, mi vida...
Belén.".
Una nota escrita a toda prisa del puño y letra de Belén. Aún la conservo y cada vez que la leo, se me estremece el alma.
No había tiempo que perder, así que corrimos en dirección al aparcamiento del hospital. Buscamos las escaleras secundarias y comenzamos a descender. Para no perdernos en la oscuridad, le dije a Manuel que se agarrara a mi camiseta. Bajamos dos pisos y nos paramos. Se oían ruidos a nuestro alrededor... pasos. Le dije que debíamos continuar rápido y así lo hicimos, hasta que Manuel se soltó de mi camiseta. Comencé a llamarlo, pero solo oía ruidos a mi espalda. Encendí el mechero y vi a Manuel rodeado por cuatro merodeadores. Él luchaba como un jabato, propinándole golpes con la barra de hierro, pero de nada servía, eran cuatro. Se le abalanzaron y lo tiraron al suelo. Manuel comenzó a gritar y encañone mi arma. Solo pude efectuar un disparo y por culpa del retroceso, el mechero salto volando de mis manos, cayendo por el suelo. Ya no se oían los gritos de Manuel, solo a esas cosas desgarrar y masticar. ¿He matado a mi propio compañero con mi disparo? Dios... no me puedo perdonar eso...
Corrí escaleras abajo, tanteando los obstáculos con la mano. En más de una ocasión, mi mano tropezaba con "obstáculos" móviles. Sin ver, solo podía empujarlos y seguir huyendo. No se ni como, pero conseguí llegar al aparcamiento. Aquí tenía más visibilidad, ya que las luces de emergencia del aparcamiento alumbraban. Podía vislumbrar a varios merodeadores. Me dirigí a donde se suponía que estaban nuestros coches y sí, ahí estaban, ¡con las ruedas pinchadas! ¡como todos los coches del aparcamiento!. Eso debía ser cosa de Javier. Los merodeadores me empezaban a rodear y me abrí paso a disparos. De detrás de un pilar, apareció otro, abalanzándose. Con la culata del rifle lo rechace. Cuando cayó al suelo y una de las luces lo alumbró mejor, lo reconocí. Era Rubén. Estaba reanimado. Por lo visto, le habían dado caza en el aparcamiento. Tenía el torso destrozado y completamente ensangrentado... Pude ver como colgaban algunos de sus órganos... Que hubieran matado a Rubén en el aparcamiento indica que los demás han huido por el aparcamiento. Sin tiempo que perder, subí la rampa hacia la salida y salí por esta. La verja estaba entreabierta.
Una vez en la calle, vi el panorama. La calle estaba totalmente minada de merodeadores, así que empecé a correr, en busca de un lugar seguro. Lo hice durante horas, hasta que encontré un comercio abierto y allí me refugie. Esa noche la he pasado totalmente en vela, esperando a que en cualquier momento me atrapasen, pero no fue así, no se percataron de mi presencia. Ahí he permanecido hasta que han salido las primeras luces del día y he podido emprender la marcha. Es prácticamente imposible andar por las calles. Las calles están totalmente bloqueadas e infestadas de merodeadores. Pero he de ir a donde me ha dicho Belén. Me quedan pocas balas, ya que la mayoría de munición se debe de haber quedado en el hospital. Para ser exactos, solo me quedan 5 balas. Tengo claro que cuando me quede una, la guardare para una emergencia. Me niego a morir devorado.
Ahora mismo estoy dentro de un comercio de ropa. Creo que voy a pasar la noche aquí. Parece un sitio seguro, ya que esta calle es la única que encontrado que sea menos concurrida por esas cosas. Pasaré la noche donde estoy ahora, bajo el mostrador. Me quedan largas horas de estar aquí encajonado. Mañana, cuando salga el sol, seguiré la marcha.
Espero que los demás estén bien y espero que Belén también lo este. Solo ansío rodearla con mis brazos y decirle que todo va a ir bien, que viviremos juntos, lejos de aquí y tendremos muchos niños...
Joder, como la hecho de menos...
...
- Erik -
+ 26-10-09 + Solo
A este paso nunca voy a llegar a mi destino. Avanzó muy poco por diversos motivos. Las heridas me duelen horrores. La herida de la pierna creo que se esta infectando. Necesito cambiarle la venda, pero no tengo nada estéril para cubrirla. El otro motivo de mi lentitud son los merodeadores. Las calles están tan sumamente plagadas que siempre me toca desandar mis pasos, retrocediendo hasta un lugar seguro. He llegado a entrar en calles que por lo menos habían cientos. Cuando se han percatado de mi presencia, han dirigido su rumbo hacía mi. Me ha tocado correr y esconderme. El problema esta en que vaya donde vaya, hay merodeadores. Ayer, caminando por una calle, me interceptaron 2 corredores. Tuve que abrir fuego, así que ya me quedan 3 balas. En estos días no he comido prácticamente nada. Ayer encontré un par de latas las cuales ya me he comido. Por si fuera poco, una de las latas era... era comida de perro. Si, es un poco asqueroso, pero bajo estas circunstancias y con este hambre, vosotros también os la habríais comido. Encima he tenido que compartir la lata. ¿Recordáis ese perro que vi desde el hospital? ¿Ese que intentaron atrapar los merodeadores? Pues lleva siguiéndome desde ayer. No se acerca a mi, me sigue a una distancia prudencial. Aparece al final de las calles y me observa. Si continuo la marcha, va tras de mi, si me intento acercar a él, huye. Cuando me vio abrir la lata de comida, se acerco a mi más de lo habitual. Se quedo a 6 metros de mi, sentado. Le puse comida en el suelo, pero siguió sin acercarse. No se comió la comida hasta que me levante y emprendí la marcha. Es un perro bastante bonito. Si no me equivoco, es un perro de presa, posiblemente un American Staffordshire. Es blanco y marrón. Gracias que parece simpático, ya que con lo grande que es, da miedo.
Hace un rato, he conseguido un hacha. Me va a venir bastante bien para conservar munición. Se lo he arrancado de las manos de un cadáver. Cuando me he acercado al cadáver, no he podido contenerme y he vomitado. El olor era nauseabundo y la visión del desdichado no era mejor. Estaba totalmente despedazado y carcomido. Algunas partes de su cuerpo se movían como si estuvieran latiendo. Esto era a causa de los gusanos... ¡que asco! Bueno, al menos tengo otra arma que me vendrá bastante bien.
Cuando voy caminando por las calles, me voy fijando en las casas, buscando señales de vida. En muchas casas he visto pancartas en los balcones con escritos como "Estamos vivos", "SOS", "Ayuda" y cosas similares. En otro balcón he visto a un señor mayor, empuñando un rifle y observándome. No me ha perdido de vista hasta que he desaparecido por la esquina. No lo juzgo por ello, yo tampoco le he quitado ojo. En este mundo de locos, no me fío de nadie. Quién me asegura que no me iba a pegar un tiro. Y ya en otros balcones, he visto algún que otro merodeador. Uno de ellos, al verme, se ha dejado caer. Después de la caída de dos pisos, no se ha vuelto a levantar.
Creo que después de esta breve pausa para comer y escribiros, voy a salir de mi refugio. Aun me queda mucho camino por delante, ya que he dado tantos rodeos para esquivar a merodeadores que lo único que consigo es alejarme de mi destino. Y las instalaciones portuarias no es que estén cerca, están bastante alejadas. Si me pudiera hacer con algún tipo de vehículo sería más fácil y rápido.
Voy a continuar. Terminare la entrada cuando encuentre un refugio para pasar la noche, pero para eso aun quedan bastantes horas.
- Erik -
18:10 - Ya estoy en mi nuevo refugio. He escogido como morada un pub. No se cuanto habré andado hoy, pero he avanzado bastante. Hoy he tenido suerte, he transitado calles con poca actividad de infectados. Mientras he cruzado esta avenida, he encontrado una cosa que no se si puedo llamarla esperanzadora o alarmante. Toda la calle estaba llena de papeles. No eran papeles cualquiera, ya que cuando he cogido uno, he podido ver que eran papeletas que hacían un llamamiento a la población. Los papeles, de los cuales he guardado uno, dicen así:
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AVISO A LA POBLACIÓN DE VALENCIA
Debido a la incontrolable situación y a el caos que reina en las importantes ciudades, el ejército a establecido una colonia segura en Reus (Tarragona). La colonia cuenta con víveres suficientes para albergar a todos los supervivientes que acudan. La ciudad también cuenta con un perímetro de seguridad el cual es inquebrantable y es vigilado día y noche por el ejército.
En la ciudad ya hay miles de personas refugiadas, las cuales pueden seguir su vida normal gracias a la seguridad que ofrece la colonia.
Rogamos a todo superviviente que intente llegar a la colonia. Todas las demás ciudades han caido y no son seguras.
Recordad que se prohibirá la entrada a toda persona herida o que muestre síntomas de estar infectada con el N5H. Toda persona que llegue será obligada a pasar un reconocimiento médico el cual determinara si puede entrar a formar parte de la colonia.
Fuerzas Armadas Españolas
25 de Septiembre del 2009
ESPAÑA
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¿Colonia segura establecida por el ejército? Como ya he dicho, no se si es esperanzador o alarmante. Esperanzador porque hay una ciudad segura, alarmante porque la cosa debe estar realmente mal cuando habla de que todas las ciudades han caído. Además, Reus nos cae bastante retirado. ¿Que es eso del N5H? ¿Será el virus o bacteria que causa esto? Ni idea, pero eso parece. Estos papeles están esparcidos por toda la calle, así que deduzco que los han tirado desde un avión o helicóptero. Si el lugar es tan seguro como dice el folleto, hay que plantearse si ir. Lo malo será llegar hasta allí, ya que todas las autopistas deben de estar totalmente colapsadas, Habría que utilizar carreteras secundarias y eso nos retrasaría aun más. Pero bueno, tampoco tenemos otra mejor opción.
Acabo de comerme un par de paquetes de patatas fritas. Es lo único comestible que hay en este pub. Aquí solo hay que bebidas, sobretodo, alcohólicas. Ya de paso me he bebido una cerveza. Estaba caliente, pero mejor que nada es. Mañana, cuando me disponga a irme, llenare la mochila que me he encontrado con paquetes de patatas fritas y bebidas. También hay agua embotellada. Menos mal, ya que he bebido poca agua estos días.
Ahora me encuentro tirado tras la barra. He puesto sillas y mesas en la entrada a la barra, así que si mientras duermo, algún merodeador intenta sorprenderme, lo oiré, ya que hará ruido al intentar entrar.
Ya van varios días que estoy solo y no se nada de los demás. ¿Habrán llegado a su destino? ¿Estarán bien? Creo que sí. Eduardo sabe lo que se hace y con él están seguros.
Echo mucho de menos a Belén...
Mi día ha acabado por hoy. Solo me queda descansar y esperar a mañana para continuar la marcha.
- Erik -
+ 27-10-09 + La pareja
08:10 - Que buena idea ha sido parapetar mi posición. No se como, pero ha aparecido un merodeador. Quizás estaba aquí dentro y lo he pasado por alto. Ha intentado atacarme mientras yo dormía, pero al intentar pasar, ha arrastrado los parapetos y ha hecho ruido. Ahí ha sido cuando me he despertado. Con el hacha lo he podido eliminar sin problemas. Voy a llenar el petate con bebida y algo de comida y a continuar mi camino, ya que la calle parece despejada.
- Erik -
14:02 - Primera parada del día. Necesitaba sentarme y comer algo. Ahora mismo estoy en el interior de un restaurante. No hay prácticamente nada de comida. He encontrado alguna que otra lata. ¿Sabéis quién me ha seguido hasta aquí dentro? Mi amigo el chucho jaja. No deja que me acerque a él, pero ahora mismo esta husmeando conmigo por el restaurante. Cuando hemos entrado, había un cadáver en el suelo que se ha empezado a levantar cuando se ha percatado de nuestra presencia. Teníais que haber visto como el chucho se le ha abalanzado y lo ha pillado mordiéndole en el cuello. Ahora entiendo como este perro ha sobrevivido tanto tiempo. Sabe cuidarse solo. Debería ponerle un nombre... Hmmm... ¿Thor? Sí, creo que le llamare Thor. Siempre me gustó ese nombre para un perro grande. Parece que ha encontrado algo de comida, ya que lo veo masticar algo.
Llevo todo el día pensando en algo. Anoche tuve un sueño demasiado desagradable y el cual me da mucho que pensar. He soñado que me encontraba en el hospital. Todo estaba a oscuras y andaba a ciegas. Recorría los pasillos como si intentara huir de algo. Tras de mi oía pasos. Yo quería correr pero no podía, por más que lo intentaba, mis piernas no respondían y solo podían caminar. No se como, pero en el sueño caía al suelo. Todo estaba oscuro menos mi posición, que estaba iluminada por una luz. Los pasos se acercaban hasta que pude distinguir 4 siluetas. Me estaban señalando. Poco a poco las iba distinguiendo. Una de ellas era Manuel. Tenía aspecto cadavérico y un tiro en la cabeza. Me gritaba "¡Tú! ¡Por tu culpa!". Yo intentaba arrastrarme por el suelo pero el miedo me colapsaba. La siguiente silueta era José, el cual también me señalaba. Su aspecto también era cadavérico. Los otros dos eran Javier y Alicia. Todos me gritaban, me acusaban de sus males. Decían cosas como "¡Por tu culpa estamos aquí!", "¡Tú nos has matado!", "¡No mereces seguir con vida!" y "¡Lo vas a pagar!". Yo gritaba que me dejaran en paz y me cubría la cabeza con mis brazos. Seguidamente, un grito me hacía dirigir la mirada a la derecha. Allí estaba Belén, arrodillada en el suelo y cubierta de sangre, gritando y llorando. En ese momento, yo me arrastraba por el suelo intentando acercarme a Belén que actuaba como si no me hubiese visto. En ese instante, varias manos me cogían de brazos y piernas y me inmovilizaban. Javier se arrodillaba a mi lado y mientras de su boca le brotaba sangre, me decía: "¡Ahora tu puta es mia! ¡Redime tus pecados!". De un rápido movimiento me clava el bisturí en la garganta y ahí ha acabado la pesadilla.
¿Que quiere decir ese sueño? ¿Tan culpable me siento por todo lo ocurrido? Quizás no hay otro culpable que yo. Si hubiera actuado de otra forma... Si me hubiera tragado mi orgullo con Javier, ahora todos estarían vivos y a refugio en el hospital. Lo que no entiendo es que pinta Belén en el sueño... :S
El chucho esta en la puerta, muy inquieto. Esto no me gusta. Debo de continuar. Poco a poco me acerco a mi destino, pero aun me queda mucho.
- Erik -
19:33 - Como os dije antes de salir del restaurante, ver al chucho inquieto me ha dado mala espina. Cuando he salido, he visto a bastantes merodeadores dirigiéndose a mi posición. El perro a salido corriendo como un rayo y ha desaparecido por la esquina. He hecho lo mismo en la misma dirección. Me he alejado de la zona lo máximo que he podido pero en mi camino solo he encontrado situaciones similares, calles abarrotadas de merodeadores. He pasado las horas corriendo y escondiéndome, así sucesivamente. Lo malo ha sido cuando a empezado a oscurecer y no he encontrado ningún refugio. Por si fuera poco, me he adentrado a una calle en la que habían cinco corredores. Según parece, no hacía mucho que habían sido infectados, porque estos eran muy muy rápidos. Tras sus espaldas portaban mochilas y demás, así que deduzco que en vida iban como yo, vagando en busca de un lugar seguro. Nada más verlos, he salido corriendo a escape y ahí a comenzado la persecución. No se durante cuanto tiempo he corrido, pero por más que lo he hecho, no he podido dejarlos atrás, los tenía bien pegados a la espalda. Iban tras de mi como alma que lleva el diablo. Pensaba que me iban a atrapar, ya que las fuerzas comenzaban a fallarme, pero cruzando por una calle, he oído voces. Sin parar la marcha, he dirigido la mirada al lugar de donde provenían las voces. En un balcón habían dos personas y una de ellas me gritaba "¡Da una vuelta más a la manzana! ¡Te vamos a abrir el portal!". En ese momento pensaba que las fuerzas no me iban a llegar para dar una vuelta más, pero no tenía otra opción. Mientras me alejaba, he oído dos detonaciones de rifle. He girado la cabeza y solo he visto a tres de mis perseguidores.
Cuando he dado la vuelta a la manzana, totalmente fatigado, he visto en medio de la calle a esas dos personas. Una de ellas, el hombre, empuñaba un arma y apuntaba hacia mi espalda. La otra, una mujer, sostenía una pistola y me hacía señas para que me metiera en el portal. Así lo he hecho, mientras ellos habrían fuego. Una vez dentro, mientras intentaba respirar, ellos han entrado y han cerrado la puerta. El hombre me ha tendido la mano y me ha ayudado a levantarme. Me ha dicho "¡Benvingut! Ya estas a salvo". "Benvingut" es "Bienvenido" en valenciano. No he podido contestar, tenía el corazón que estaba a punto de salirse del pecho. Me han subido a su casa, se han presentado y allí he podido observarles mejor. El tío se me ha presentado como Roberto y ella como Cristina. Roberto tiene pintas de motero y Cristina de Pin-Up. Siempre me he llevado bien con esta clase de gente. Así a ojo, parece que él debe de tener 30 años más o menos y ella sobre los 25.
Están siendo bastante amables conmigo. Lo primero que ha hecho Roberto al subir a casa es servirme un whisky y Cristina me ha preparado algo de comer. Me ha preparado una especie de salsa con ternera. Dicen que la carne la tienen que conservar en sal ya que no tienen electricidad. Quizás por eso debe de estar tan dura la carne, pero no importa, la he devorado como si llevara años sin comer. Me han acribillado a preguntas como "¿Como están las calles?", "¿Cuanto tiempo llevas por ahí vagando?" y "¿Como has sobrevivido todo este tiempo?". He respondido a todas y cada una de sus preguntas. Les he contado toda nuestra historia, desde nuestras semanas de refugio en mi urbanización, pasando por nuestras incursiones a los supermercados hasta nuestros últimos días en el hospital. Ambos han escuchado atentamente cada una de mis palabras.
Ellos también me han contado su historia. Dicen que llevan aquí encerrados prácticamente desde que empezó todo esto. El caos los pilló en una concentración de moteros que se celebraba en un pueblo cercano de aquí. Me han contado que cuando dentro de la concentración, comenzaron los ataques, reino la confusión total. Mucha gente, alarmada por lo que estaba sucediendo, se dejaron llevar por el pánico y comenzaron a disparar con armas de fuego. Supongo que se habrá dado cuenta de mi cara de sorprendido, ya que seguidamente a apuntado "Sí, sí, es que para muchos moteros, nuestra pasión no son solo las motos, sino también las armas". La pareja se ha reído casi al unisono mientras Cristina me ha enseñado su pistola y me ha guiñado un ojo. Yo también me he reído. También me han contado que al principio eran 4 resistiendo en la casa, pero que me puedo imaginar lo que les ocurrió...
- Erik -
20:01 - La obsesión de esta pareja por las Harley-Davidson roza lo enfermizo. Tienen toda la casa adornada con cosas referentes a este tipo de motos. Banderas, fotos, figuritas, trofeos... todo lleno. A mi también me gustan, pero lo suyo es completo fanatismo. Hace unos minutos me ha llamado Roberto. Estaba en la ventana y me ha pedido que me acercase. Cuando me he situado a su lado, me ha entregado otro whisky y un cigarro (¡no sabéis cuanto necesitaba esto último!) y me ha señalado desde el cristal una Harley que hay en frente de la casa. Me ha dicho "¿Adivinas de quién es esa preciosidad? ¡Si me la robasen, hasta daría a cambio a mi novia por recuperarla!", todo esto con las llaves del vehículo en la mano y sin retirar la vista de la moto. Le he dado la razón en lo de que es una preciosidad. No se porque, pero me ha dado un tremendo mareo que me he tenido que sentarme en el sillón. Cristina se me ha acercado y me ha preguntado que si estoy bien. Roberto se ha sentado a mi lado con aspecto de preocupado. No se si será que el whisky me ha sentando mal o que llevo mucha tensión y cansancio acumulado, pero solo ansío echarme a dormir. Me fallan las fuerzas. Se lo he dicho y con una vela me han acompañado a una de las habitaciones, donde me encuentro ahora.
Creo que debo descansar. Se me cierran los ojos y es como si todo me diera vueltas. Fijo la mirada en la bandera de MotorHead que hay en la pared y es como si se moviese...
Necesito dormir...
Lo necesito...
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+ 24-10-09 + Eterna oscuridad, en nuestro alrededor, en nuestras esperanzas
Oscuridad, noche, tinieblas, negrura, tenebrosidad... Todos los sinónimos de oscuridad están relacionados con lo malo. Desde el principio de los tiempos, el hombre ha tenido respeto y hasta miedo a todo lo relacionado con la oscuridad. ¿Por qué este sentimiento de animadversión? Muy fácil. En la oscuridad, el ser humano se ve despojado de su seguridad. No sabe que peligros y depredadores acechan a dos metros de él, no sabe de que sitio va a venir el peligro. Su sentido más importante, la vista, es inútil aquí. A falta de la vista, tenemos que hacer uso de nuestro segundo sentido más importante, el oído. Pero el ser humano no ha desarrollado lo suficiente este sentido como lo puede tener cualquier animal. Si en ese escenario de oscuridad, los peligros no son producto de la mente, al contrario, son reales, entonces nuestra especie juega con una importante desventaja...
La noche del jueves 22 transcurrió de la siguiente forma. Manuel se vino a mi habitación como habíamos acordado. Bloqueó la puerta y se sentó en el sillón, empuñando su escopeta. Estuvimos hablando durante un buen rato, sobre Javier, sobre el futuro y sobre mis cosas con Belén. Como apunte de lo último, me dijo que creía mi versión, que salta a la vista que soy un tio demasiado legal. Se agradece ese voto de confianza, lo necesitaba.
Pasaron las horas y los temas de los que tratar se agotaban. Poco a poco, me fui durmiendo. No se cuanto tiempo estuve dormido, quizás minutos, quizás horas, pero un estruendo que provenía del pasillo me arrancó de mis sueños. Me desperté sobresaltado y por lo visto, Manuel también. Estaba en el sillón, con cara de desconcertado y alumbrando con la linterna. Intenté incorporarme, pero Manuel me dijo que estuviera quieto y en silencio. En esos segundos que estuvimos en silencio, pudimos oír como alguien giraba la manivela de la puerta. Alguien intentaba entrar. Manuel se levantó rápidamente y encañonando a la puerta, gritó "¡¿Quién anda ahí?!". Yo empuñe el rifle y me puse en pie. Manuel avanzó a la puerta y con cuidado, aparto los parapetos de la puerta. Le pedí que no saliera, se lo pedí... pero él ni si quiera me escucho. Con una mano sosteniendo la linterna y con la otra la escopeta, abrió la puerta y encañono rápidamente. No había nadie. Me dijo que estuviera expectante a la puerta, que iba a mirar por fuera a ver si podía cazar a Javier. Me dijo que cuando volviera, el llamaría a la puerta, que si alguien entraba sin llamar, no era él. Salió y cerró la puerta a su paso. Ahí me quede yo, lleno de impotencia por no poder hacer nada. En mi estado, completamente magullado, poco podía hacer, más que ser una presa fácil.
Transcurrió el tiempo, pasaron largos minutos y Manuel no volvía. Mire varias veces el reloj y el nerviosismo me comía más cada minuto que pasaba. Pasados 20 minutos, no pude contenerme y empuñando el arma, me dispuse a salir. Cuando ya estaba a unos metros de la puerta, se oyó un disparo. A toda prisa, cojeando, salí de la habitación. La oscuridad me envolvía. Comencé a andar con mi rifle en alto. Todo se desvaneció a mi alrededor cuando noté un fuerte golpe en mi cabeza. Solo recuerdo como mi cuerpo se desplomaba en el suelo, nada más.
No se cuanto tiempo estuve inconsciente, pero cuando abrí los ojos, tenía una luz enfocándome directamente a los ojos. Me deslumbraba y eso no me ayudaba a mi desconcierto. Intente ubicarme, pero era imposible. No entendí nada hasta que oí una voz conocida, la de Javier. Su frase fue "¿Todo bien, hijo de perra?". Como si me hubieran activado con un resorte, intente moverme para incorporarme, pero tenía las manos atadas. Las piernas las tenía libres, así que intente ponerme de pie, pero "el loco" me aconsejo no hacerlo. Me quito la linterna de los ojos y pude verlo encañonandome con la escopeta de Manuel. Hijo de puta... Le pregunté que qué le había hecho y su respuesta fue "Tu puta esta por ahí abajo, con la cabeza abierta". ¿Esta ahí abajo? ¿Que donde estábamos? Cuando vi que puerta había tras sus espaldas, lo comprendí. Estábamos en la novena planta. Debió ver mi cara de espanto, ya que en seguida me dijo:
"Tranquilo, no voy a abrir la puerta y dejarlos salir. Con apuñalarte me basta. No soy tan idiota como para poner en peligro MI refugio. Si estamos aquí es porque sé que es el último sitio donde miraran tus amiguitos. Perderán el tiempo buscándonos por habitaciones y demás. Cuando te degüelle como el cerdo que eres, acabare con ellos, uno a uno. ¿Y sabes a quién dejare con vida? A tu putita. Sera mi zorra personal y me la follare todos los días si quiere seguir comiendo y viviendo en este refugio. Ahora que pienso... lo mismo me hago un harén con tanta puta de vuestro grupo. Si, es buena idea. Así no me canso tan rápido de tu chica..." Comencé a insultarle y a intentar librarme de mis ataduras, pero era imposible. Él continuó: "Os advertí que para estar aquí, teníais que respetar mis normas. Llegasteis los últimos y no habéis respetado mis normas. No solo eso, tú me has atacado y ahora tus amigos me intentan matar. ¿No sabéis respetar las jerarquías? Yo te voy a enseñar a respetarlas..."
Terminada esa frase, me puso un cuchillo en el cuello. Cerré los ojos y asumí mi final. Si algo hay que aprender, es a asumir nuestro destino, sea bueno o malo. En ese instante, una voz quebró el silencio. Javier dirigió la luz a las escaleras y yo giré la vista. Para mi sorpresa, estaba José. Portaba una de las ametralladoras y apuntaba a Javier. El arma le temblaba en las manos. El rostro de "El loco" expresaba desconcierto y rabia. José le ordenó separarse de mi unos metros y este obedeció, mientras dijo "José, este te ha jodido tanto como a mi. Tú mismo me has contado todo lo que te hizo. No seas idiota, baja el arma y déjame acabar con este elemento. Sabes que si no lo hago, él y los demás nos llevaran a la perdición. Tú estabas en mis planes, tú ibas a ser uno de los elegidos para permanecer en este sitio. Te aprecio, eres el único que ha estado a mi lado cuando esta escoria me ha dado la espalda... Hasta mi compañero Rubén me ha girado la cara. Tú eres un verdadero colega, así que baja el arma y acabemos con ellos."
José me dirigió la mirada y temí lo peor. Pero nuevamente, me sorprendió. Devolvió la mirada a Javier y le ordenó que reculara más. Este se puso con los brazos en alto, de espaldas contra la puerta y dijo "Eres como ellos... ¡traidor!". El arma de José temblaba en sus manos cada vez más. A la espalda de Javier, la puerta era embestida una y otra vez. Los merodeadores estaban agitados, estaban oyéndonos constantemente y eso los excitaba más. Me incorpore y le di las gracias a José. Él me miro, pero no contesto. Sin dejar de apuntar a "el loco", sacó un cuchillo y corto mis ataduras como pudo. Una vez libre, le di una palmada en la espalda y le dije que no lo perdiera de vista, que iba a bajar a llamar a los demás. Baje unos escalones y José le ordenó que tirara la escopeta. Él contestó "¡Una mierda!" y encañono rápidamente su arma. En ese instante, todo me transcurrió a cámara lenta. Una lengua de fuego salió de la escopeta de Javier e impacto a José en el torso. Este fue repelido para atrás y apretó el gatillo de su ametralladora. Una larga ráfaga salió expulsada de su arma y pude ver como varios proyectiles impactaron en Javier. Las paredes se tintaron con su sangre. Lo peor fue lo siguiente... Tuvimos tan mala suerte que algunos de los proyectiles no solo impactaron en la puerta, si no que dieron en la cadena y cuerda que ataban la puerta. Cuando vi que la puerta se habría, mi alma se congeló. No podía creer lo que veían mis ojos. Cuando intente reaccionar, no sabía que hacer. José, bañado en sangre, empuño su arma mientras gritaba y lloraba. Abrió fuego contra la horda que salía desatada. Cada disparo, iluminaba la sala. Podía ver por décimas de segundo con claridad a la horda. Veía impactar las balas y como los de la primera fila caían, pero eran demasiados. Intente coger a José e intentar llevármelo, pero ya era imposible. La horda se le abalanzó encima y lo cubrió. Yo, a escasos metros de él, solo podía oír sus gritos de dolor, sus lamentos... Todavía resuenan sus gritos en mi cabeza, como si los estuviera oyendo ahora mismo, y no puedo contener las lágrimas...
Sin pensármelo, corrí escaleras abajo. Los merodeadores iban tras de mi, así que corrí y corrí, rodeado de oscuridad, mientras en mi mente iba contando los pisos para encontrar el tercero. Iba saltando escalones a ciegas. A veces bajaba dos, en otras ocasiones tres de un tirón, cuatro y me estampaba contra la pared. Todo esto acompañado de un punzante dolor en mis magulladuras y heridas. No se como, pero cuando me faltaba solo un piso para mi destino, tropecé y rodé escaleras abajo, golpeándome la cabeza con un escalón. Nuevamente, me quede sin conocimiento.
Desperté nuevamente rodeado de oscuridad. Fui a moverme, pero algo me heló la sangre. A mi alrededor, ¡se oían los lamentos de los merodeadores!. Espero que nunca paséis por esto, de veras. Oírlos a tu alrededor pero sin poder verlos es una sensación angustiosa. Estar tan cerca de ellos, produce náuseas. Su olor es nauseabundo, ese olor a podrido se te mete hasta en la garganta, dejándote un regusto dulzón en la boca. Recuerdo a las moscas revolotear en la oscuridad, con el zumbar de su aleteo. Mi rostro estaba cubierto de esos insectos. Me quedé quieto en el suelo, sin mover un músculo. Podía oírlos muy cerca de mi. A pesar de esto, no me habían atacado. ¿Por qué? ¿Me habían tomado por un cadáver? ¿No podían localizarme en la oscuridad? Lo único que sabía era que no me podía quedar ahí eternamente, así que me empecé a mover. Me arrastre por el suelo lentamente, guiándome por mi mala orientación. Mientras me arrastraba por el suelo, toque varios pies y piernas... que escalofriante. Por encima mía, oía sus lamentos y distinguía sus pasos. Encontré las escaleras y comencé a descenderlas arrastrándome. A mi derecha podía oír como uno de ellos andaba rozando contra la pared. Descendí las escaleras, temblando como un flan. Noté como me agarraban el pie y, automáticamente, respondí con una patada. Como respuesta obtuve un lúgubre gemido. Se estaban percatando de mi presencia, así que intente ser más rápido. Al fin llegué a la puerta que se suponía que era de la tercera planta. Me incorpore lentamente, la abrí y me deslice hacía el interior, cerrando la puerta mi paso. Ya dentro, me incorpore. Seguía sumido en la penumbra, así que ande a tientas. En voz baja, iba llamando a los demás. Alguien me respondió al final del pasillo. Busque mi mechero y alumbré. Ande unos metros y vi a Manuel. Tenía la cara empapada en sangre a causa de la herida de su cabeza. Se acerco rápidamente a mi y me entrego mi rifle. Él portaba consigo una barra de hierro. Le pregunté por los demás, pero me dijo que no tenía ni idea, que había permanecido inconsciente mucho tiempo a causa del golpe que le había propinado Javier y que cuando se ha recuperado no había nadie. Nada más decirme eso, corrí hacía la habitación de Belén. Manuel me seguía. La habitación estaba totalmente revuelta, como si hubiesen cogido lo más importante a toda prisa. La luz de mi mechero era muy tenue, pero aún así, pude ver algo que me llamó la atención. Había un folio encima de la cama. Era una nota. Ponía:
"Erik, lo siento, si lees esto, dirígete a las instalaciones portuarias. Nos vamos a dirigir allí, es el lugar más seguro que se nos ocurre para refugiarnos. Te escribo esto porque se que estas vivo y se que me encontraras. Me niego a pensar que estas muerto... me niego... te espero. Perdóname por desconfiar de ti, no sabes cuanto me arrepiento...
Te quiero, mi vida...
Belén.".
Una nota escrita a toda prisa del puño y letra de Belén. Aún la conservo y cada vez que la leo, se me estremece el alma.
No había tiempo que perder, así que corrimos en dirección al aparcamiento del hospital. Buscamos las escaleras secundarias y comenzamos a descender. Para no perdernos en la oscuridad, le dije a Manuel que se agarrara a mi camiseta. Bajamos dos pisos y nos paramos. Se oían ruidos a nuestro alrededor... pasos. Le dije que debíamos continuar rápido y así lo hicimos, hasta que Manuel se soltó de mi camiseta. Comencé a llamarlo, pero solo oía ruidos a mi espalda. Encendí el mechero y vi a Manuel rodeado por cuatro merodeadores. Él luchaba como un jabato, propinándole golpes con la barra de hierro, pero de nada servía, eran cuatro. Se le abalanzaron y lo tiraron al suelo. Manuel comenzó a gritar y encañone mi arma. Solo pude efectuar un disparo y por culpa del retroceso, el mechero salto volando de mis manos, cayendo por el suelo. Ya no se oían los gritos de Manuel, solo a esas cosas desgarrar y masticar. ¿He matado a mi propio compañero con mi disparo? Dios... no me puedo perdonar eso...
Corrí escaleras abajo, tanteando los obstáculos con la mano. En más de una ocasión, mi mano tropezaba con "obstáculos" móviles. Sin ver, solo podía empujarlos y seguir huyendo. No se ni como, pero conseguí llegar al aparcamiento. Aquí tenía más visibilidad, ya que las luces de emergencia del aparcamiento alumbraban. Podía vislumbrar a varios merodeadores. Me dirigí a donde se suponía que estaban nuestros coches y sí, ahí estaban, ¡con las ruedas pinchadas! ¡como todos los coches del aparcamiento!. Eso debía ser cosa de Javier. Los merodeadores me empezaban a rodear y me abrí paso a disparos. De detrás de un pilar, apareció otro, abalanzándose. Con la culata del rifle lo rechace. Cuando cayó al suelo y una de las luces lo alumbró mejor, lo reconocí. Era Rubén. Estaba reanimado. Por lo visto, le habían dado caza en el aparcamiento. Tenía el torso destrozado y completamente ensangrentado... Pude ver como colgaban algunos de sus órganos... Que hubieran matado a Rubén en el aparcamiento indica que los demás han huido por el aparcamiento. Sin tiempo que perder, subí la rampa hacia la salida y salí por esta. La verja estaba entreabierta.
Una vez en la calle, vi el panorama. La calle estaba totalmente minada de merodeadores, así que empecé a correr, en busca de un lugar seguro. Lo hice durante horas, hasta que encontré un comercio abierto y allí me refugie. Esa noche la he pasado totalmente en vela, esperando a que en cualquier momento me atrapasen, pero no fue así, no se percataron de mi presencia. Ahí he permanecido hasta que han salido las primeras luces del día y he podido emprender la marcha. Es prácticamente imposible andar por las calles. Las calles están totalmente bloqueadas e infestadas de merodeadores. Pero he de ir a donde me ha dicho Belén. Me quedan pocas balas, ya que la mayoría de munición se debe de haber quedado en el hospital. Para ser exactos, solo me quedan 5 balas. Tengo claro que cuando me quede una, la guardare para una emergencia. Me niego a morir devorado.
Ahora mismo estoy dentro de un comercio de ropa. Creo que voy a pasar la noche aquí. Parece un sitio seguro, ya que esta calle es la única que encontrado que sea menos concurrida por esas cosas. Pasaré la noche donde estoy ahora, bajo el mostrador. Me quedan largas horas de estar aquí encajonado. Mañana, cuando salga el sol, seguiré la marcha.
Espero que los demás estén bien y espero que Belén también lo este. Solo ansío rodearla con mis brazos y decirle que todo va a ir bien, que viviremos juntos, lejos de aquí y tendremos muchos niños...
Joder, como la hecho de menos...
...
- Erik -
+ 26-10-09 + Solo
A este paso nunca voy a llegar a mi destino. Avanzó muy poco por diversos motivos. Las heridas me duelen horrores. La herida de la pierna creo que se esta infectando. Necesito cambiarle la venda, pero no tengo nada estéril para cubrirla. El otro motivo de mi lentitud son los merodeadores. Las calles están tan sumamente plagadas que siempre me toca desandar mis pasos, retrocediendo hasta un lugar seguro. He llegado a entrar en calles que por lo menos habían cientos. Cuando se han percatado de mi presencia, han dirigido su rumbo hacía mi. Me ha tocado correr y esconderme. El problema esta en que vaya donde vaya, hay merodeadores. Ayer, caminando por una calle, me interceptaron 2 corredores. Tuve que abrir fuego, así que ya me quedan 3 balas. En estos días no he comido prácticamente nada. Ayer encontré un par de latas las cuales ya me he comido. Por si fuera poco, una de las latas era... era comida de perro. Si, es un poco asqueroso, pero bajo estas circunstancias y con este hambre, vosotros también os la habríais comido. Encima he tenido que compartir la lata. ¿Recordáis ese perro que vi desde el hospital? ¿Ese que intentaron atrapar los merodeadores? Pues lleva siguiéndome desde ayer. No se acerca a mi, me sigue a una distancia prudencial. Aparece al final de las calles y me observa. Si continuo la marcha, va tras de mi, si me intento acercar a él, huye. Cuando me vio abrir la lata de comida, se acerco a mi más de lo habitual. Se quedo a 6 metros de mi, sentado. Le puse comida en el suelo, pero siguió sin acercarse. No se comió la comida hasta que me levante y emprendí la marcha. Es un perro bastante bonito. Si no me equivoco, es un perro de presa, posiblemente un American Staffordshire. Es blanco y marrón. Gracias que parece simpático, ya que con lo grande que es, da miedo.
Hace un rato, he conseguido un hacha. Me va a venir bastante bien para conservar munición. Se lo he arrancado de las manos de un cadáver. Cuando me he acercado al cadáver, no he podido contenerme y he vomitado. El olor era nauseabundo y la visión del desdichado no era mejor. Estaba totalmente despedazado y carcomido. Algunas partes de su cuerpo se movían como si estuvieran latiendo. Esto era a causa de los gusanos... ¡que asco! Bueno, al menos tengo otra arma que me vendrá bastante bien.
Cuando voy caminando por las calles, me voy fijando en las casas, buscando señales de vida. En muchas casas he visto pancartas en los balcones con escritos como "Estamos vivos", "SOS", "Ayuda" y cosas similares. En otro balcón he visto a un señor mayor, empuñando un rifle y observándome. No me ha perdido de vista hasta que he desaparecido por la esquina. No lo juzgo por ello, yo tampoco le he quitado ojo. En este mundo de locos, no me fío de nadie. Quién me asegura que no me iba a pegar un tiro. Y ya en otros balcones, he visto algún que otro merodeador. Uno de ellos, al verme, se ha dejado caer. Después de la caída de dos pisos, no se ha vuelto a levantar.
Creo que después de esta breve pausa para comer y escribiros, voy a salir de mi refugio. Aun me queda mucho camino por delante, ya que he dado tantos rodeos para esquivar a merodeadores que lo único que consigo es alejarme de mi destino. Y las instalaciones portuarias no es que estén cerca, están bastante alejadas. Si me pudiera hacer con algún tipo de vehículo sería más fácil y rápido.
Voy a continuar. Terminare la entrada cuando encuentre un refugio para pasar la noche, pero para eso aun quedan bastantes horas.
- Erik -
18:10 - Ya estoy en mi nuevo refugio. He escogido como morada un pub. No se cuanto habré andado hoy, pero he avanzado bastante. Hoy he tenido suerte, he transitado calles con poca actividad de infectados. Mientras he cruzado esta avenida, he encontrado una cosa que no se si puedo llamarla esperanzadora o alarmante. Toda la calle estaba llena de papeles. No eran papeles cualquiera, ya que cuando he cogido uno, he podido ver que eran papeletas que hacían un llamamiento a la población. Los papeles, de los cuales he guardado uno, dicen así:
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AVISO A LA POBLACIÓN DE VALENCIA
Debido a la incontrolable situación y a el caos que reina en las importantes ciudades, el ejército a establecido una colonia segura en Reus (Tarragona). La colonia cuenta con víveres suficientes para albergar a todos los supervivientes que acudan. La ciudad también cuenta con un perímetro de seguridad el cual es inquebrantable y es vigilado día y noche por el ejército.
En la ciudad ya hay miles de personas refugiadas, las cuales pueden seguir su vida normal gracias a la seguridad que ofrece la colonia.
Rogamos a todo superviviente que intente llegar a la colonia. Todas las demás ciudades han caido y no son seguras.
Recordad que se prohibirá la entrada a toda persona herida o que muestre síntomas de estar infectada con el N5H. Toda persona que llegue será obligada a pasar un reconocimiento médico el cual determinara si puede entrar a formar parte de la colonia.
Fuerzas Armadas Españolas
25 de Septiembre del 2009
ESPAÑA
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¿Colonia segura establecida por el ejército? Como ya he dicho, no se si es esperanzador o alarmante. Esperanzador porque hay una ciudad segura, alarmante porque la cosa debe estar realmente mal cuando habla de que todas las ciudades han caído. Además, Reus nos cae bastante retirado. ¿Que es eso del N5H? ¿Será el virus o bacteria que causa esto? Ni idea, pero eso parece. Estos papeles están esparcidos por toda la calle, así que deduzco que los han tirado desde un avión o helicóptero. Si el lugar es tan seguro como dice el folleto, hay que plantearse si ir. Lo malo será llegar hasta allí, ya que todas las autopistas deben de estar totalmente colapsadas, Habría que utilizar carreteras secundarias y eso nos retrasaría aun más. Pero bueno, tampoco tenemos otra mejor opción.
Acabo de comerme un par de paquetes de patatas fritas. Es lo único comestible que hay en este pub. Aquí solo hay que bebidas, sobretodo, alcohólicas. Ya de paso me he bebido una cerveza. Estaba caliente, pero mejor que nada es. Mañana, cuando me disponga a irme, llenare la mochila que me he encontrado con paquetes de patatas fritas y bebidas. También hay agua embotellada. Menos mal, ya que he bebido poca agua estos días.
Ahora me encuentro tirado tras la barra. He puesto sillas y mesas en la entrada a la barra, así que si mientras duermo, algún merodeador intenta sorprenderme, lo oiré, ya que hará ruido al intentar entrar.
Ya van varios días que estoy solo y no se nada de los demás. ¿Habrán llegado a su destino? ¿Estarán bien? Creo que sí. Eduardo sabe lo que se hace y con él están seguros.
Echo mucho de menos a Belén...
Mi día ha acabado por hoy. Solo me queda descansar y esperar a mañana para continuar la marcha.
- Erik -
+ 27-10-09 + La pareja
08:10 - Que buena idea ha sido parapetar mi posición. No se como, pero ha aparecido un merodeador. Quizás estaba aquí dentro y lo he pasado por alto. Ha intentado atacarme mientras yo dormía, pero al intentar pasar, ha arrastrado los parapetos y ha hecho ruido. Ahí ha sido cuando me he despertado. Con el hacha lo he podido eliminar sin problemas. Voy a llenar el petate con bebida y algo de comida y a continuar mi camino, ya que la calle parece despejada.
- Erik -
14:02 - Primera parada del día. Necesitaba sentarme y comer algo. Ahora mismo estoy en el interior de un restaurante. No hay prácticamente nada de comida. He encontrado alguna que otra lata. ¿Sabéis quién me ha seguido hasta aquí dentro? Mi amigo el chucho jaja. No deja que me acerque a él, pero ahora mismo esta husmeando conmigo por el restaurante. Cuando hemos entrado, había un cadáver en el suelo que se ha empezado a levantar cuando se ha percatado de nuestra presencia. Teníais que haber visto como el chucho se le ha abalanzado y lo ha pillado mordiéndole en el cuello. Ahora entiendo como este perro ha sobrevivido tanto tiempo. Sabe cuidarse solo. Debería ponerle un nombre... Hmmm... ¿Thor? Sí, creo que le llamare Thor. Siempre me gustó ese nombre para un perro grande. Parece que ha encontrado algo de comida, ya que lo veo masticar algo.
Llevo todo el día pensando en algo. Anoche tuve un sueño demasiado desagradable y el cual me da mucho que pensar. He soñado que me encontraba en el hospital. Todo estaba a oscuras y andaba a ciegas. Recorría los pasillos como si intentara huir de algo. Tras de mi oía pasos. Yo quería correr pero no podía, por más que lo intentaba, mis piernas no respondían y solo podían caminar. No se como, pero en el sueño caía al suelo. Todo estaba oscuro menos mi posición, que estaba iluminada por una luz. Los pasos se acercaban hasta que pude distinguir 4 siluetas. Me estaban señalando. Poco a poco las iba distinguiendo. Una de ellas era Manuel. Tenía aspecto cadavérico y un tiro en la cabeza. Me gritaba "¡Tú! ¡Por tu culpa!". Yo intentaba arrastrarme por el suelo pero el miedo me colapsaba. La siguiente silueta era José, el cual también me señalaba. Su aspecto también era cadavérico. Los otros dos eran Javier y Alicia. Todos me gritaban, me acusaban de sus males. Decían cosas como "¡Por tu culpa estamos aquí!", "¡Tú nos has matado!", "¡No mereces seguir con vida!" y "¡Lo vas a pagar!". Yo gritaba que me dejaran en paz y me cubría la cabeza con mis brazos. Seguidamente, un grito me hacía dirigir la mirada a la derecha. Allí estaba Belén, arrodillada en el suelo y cubierta de sangre, gritando y llorando. En ese momento, yo me arrastraba por el suelo intentando acercarme a Belén que actuaba como si no me hubiese visto. En ese instante, varias manos me cogían de brazos y piernas y me inmovilizaban. Javier se arrodillaba a mi lado y mientras de su boca le brotaba sangre, me decía: "¡Ahora tu puta es mia! ¡Redime tus pecados!". De un rápido movimiento me clava el bisturí en la garganta y ahí ha acabado la pesadilla.
¿Que quiere decir ese sueño? ¿Tan culpable me siento por todo lo ocurrido? Quizás no hay otro culpable que yo. Si hubiera actuado de otra forma... Si me hubiera tragado mi orgullo con Javier, ahora todos estarían vivos y a refugio en el hospital. Lo que no entiendo es que pinta Belén en el sueño... :S
El chucho esta en la puerta, muy inquieto. Esto no me gusta. Debo de continuar. Poco a poco me acerco a mi destino, pero aun me queda mucho.
- Erik -
19:33 - Como os dije antes de salir del restaurante, ver al chucho inquieto me ha dado mala espina. Cuando he salido, he visto a bastantes merodeadores dirigiéndose a mi posición. El perro a salido corriendo como un rayo y ha desaparecido por la esquina. He hecho lo mismo en la misma dirección. Me he alejado de la zona lo máximo que he podido pero en mi camino solo he encontrado situaciones similares, calles abarrotadas de merodeadores. He pasado las horas corriendo y escondiéndome, así sucesivamente. Lo malo ha sido cuando a empezado a oscurecer y no he encontrado ningún refugio. Por si fuera poco, me he adentrado a una calle en la que habían cinco corredores. Según parece, no hacía mucho que habían sido infectados, porque estos eran muy muy rápidos. Tras sus espaldas portaban mochilas y demás, así que deduzco que en vida iban como yo, vagando en busca de un lugar seguro. Nada más verlos, he salido corriendo a escape y ahí a comenzado la persecución. No se durante cuanto tiempo he corrido, pero por más que lo he hecho, no he podido dejarlos atrás, los tenía bien pegados a la espalda. Iban tras de mi como alma que lleva el diablo. Pensaba que me iban a atrapar, ya que las fuerzas comenzaban a fallarme, pero cruzando por una calle, he oído voces. Sin parar la marcha, he dirigido la mirada al lugar de donde provenían las voces. En un balcón habían dos personas y una de ellas me gritaba "¡Da una vuelta más a la manzana! ¡Te vamos a abrir el portal!". En ese momento pensaba que las fuerzas no me iban a llegar para dar una vuelta más, pero no tenía otra opción. Mientras me alejaba, he oído dos detonaciones de rifle. He girado la cabeza y solo he visto a tres de mis perseguidores.
Cuando he dado la vuelta a la manzana, totalmente fatigado, he visto en medio de la calle a esas dos personas. Una de ellas, el hombre, empuñaba un arma y apuntaba hacia mi espalda. La otra, una mujer, sostenía una pistola y me hacía señas para que me metiera en el portal. Así lo he hecho, mientras ellos habrían fuego. Una vez dentro, mientras intentaba respirar, ellos han entrado y han cerrado la puerta. El hombre me ha tendido la mano y me ha ayudado a levantarme. Me ha dicho "¡Benvingut! Ya estas a salvo". "Benvingut" es "Bienvenido" en valenciano. No he podido contestar, tenía el corazón que estaba a punto de salirse del pecho. Me han subido a su casa, se han presentado y allí he podido observarles mejor. El tío se me ha presentado como Roberto y ella como Cristina. Roberto tiene pintas de motero y Cristina de Pin-Up. Siempre me he llevado bien con esta clase de gente. Así a ojo, parece que él debe de tener 30 años más o menos y ella sobre los 25.
Están siendo bastante amables conmigo. Lo primero que ha hecho Roberto al subir a casa es servirme un whisky y Cristina me ha preparado algo de comer. Me ha preparado una especie de salsa con ternera. Dicen que la carne la tienen que conservar en sal ya que no tienen electricidad. Quizás por eso debe de estar tan dura la carne, pero no importa, la he devorado como si llevara años sin comer. Me han acribillado a preguntas como "¿Como están las calles?", "¿Cuanto tiempo llevas por ahí vagando?" y "¿Como has sobrevivido todo este tiempo?". He respondido a todas y cada una de sus preguntas. Les he contado toda nuestra historia, desde nuestras semanas de refugio en mi urbanización, pasando por nuestras incursiones a los supermercados hasta nuestros últimos días en el hospital. Ambos han escuchado atentamente cada una de mis palabras.
Ellos también me han contado su historia. Dicen que llevan aquí encerrados prácticamente desde que empezó todo esto. El caos los pilló en una concentración de moteros que se celebraba en un pueblo cercano de aquí. Me han contado que cuando dentro de la concentración, comenzaron los ataques, reino la confusión total. Mucha gente, alarmada por lo que estaba sucediendo, se dejaron llevar por el pánico y comenzaron a disparar con armas de fuego. Supongo que se habrá dado cuenta de mi cara de sorprendido, ya que seguidamente a apuntado "Sí, sí, es que para muchos moteros, nuestra pasión no son solo las motos, sino también las armas". La pareja se ha reído casi al unisono mientras Cristina me ha enseñado su pistola y me ha guiñado un ojo. Yo también me he reído. También me han contado que al principio eran 4 resistiendo en la casa, pero que me puedo imaginar lo que les ocurrió...
- Erik -
20:01 - La obsesión de esta pareja por las Harley-Davidson roza lo enfermizo. Tienen toda la casa adornada con cosas referentes a este tipo de motos. Banderas, fotos, figuritas, trofeos... todo lleno. A mi también me gustan, pero lo suyo es completo fanatismo. Hace unos minutos me ha llamado Roberto. Estaba en la ventana y me ha pedido que me acercase. Cuando me he situado a su lado, me ha entregado otro whisky y un cigarro (¡no sabéis cuanto necesitaba esto último!) y me ha señalado desde el cristal una Harley que hay en frente de la casa. Me ha dicho "¿Adivinas de quién es esa preciosidad? ¡Si me la robasen, hasta daría a cambio a mi novia por recuperarla!", todo esto con las llaves del vehículo en la mano y sin retirar la vista de la moto. Le he dado la razón en lo de que es una preciosidad. No se porque, pero me ha dado un tremendo mareo que me he tenido que sentarme en el sillón. Cristina se me ha acercado y me ha preguntado que si estoy bien. Roberto se ha sentado a mi lado con aspecto de preocupado. No se si será que el whisky me ha sentando mal o que llevo mucha tensión y cansancio acumulado, pero solo ansío echarme a dormir. Me fallan las fuerzas. Se lo he dicho y con una vela me han acompañado a una de las habitaciones, donde me encuentro ahora.
Creo que debo descansar. Se me cierran los ojos y es como si todo me diera vueltas. Fijo la mirada en la bandera de MotorHead que hay en la pared y es como si se moviese...
Necesito dormir...
Lo necesito...
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Re: Diario de la resistencia
+ 30-10-09 + Despertar
Casi tres días sin escribir una entrada. No os preocupéis, estoy bien. Todavía sigo en la casa. Se que debería haber continuado mi camino, pero han habido situaciones que me lo han impedido.
Nada más acabar el relato del día 27, caí rendido en la cama. Me desplomé en la cama, cayendo en redondo con el pc en mi regazo. Nunca me había ocurrido semejante cosa. No tengo ni idea de cuantas horas estuve durmiendo, pero no fueron pocas. Lo que si que recuerdo fue el despertar. Cuando me conseguí librar del sopor y abrir los ojos, me encontré totalmente desubicado y desconcertado. Todo me daba vueltas y fijar la mirada me era tarea prácticamente imposible. Era como si mis ojos estuviesen cubiertos por un velo opaco. Solo podía distinguir sombras y luces, nada más. Intente mover las manos, pero mis movimientos eran lentos y tardíos. A mi derecha pude distinguir una serie de luces anaranjadas. Supuse que serían las velas. Me resultó extraño, ya que no puse velas en la habitación. Todavía con los sentidos mermados, me percate de algo que me sobresaltó. Había alguien junto a mi. Solo podía ver una sombra, nada más. Intente moverme, pero mis extremidades no me respondían. Lentamente, volví a sumergirme en un nuevo sueño.
Cuando desperté por segunda vez, mis sentidos estaban mejor. Podía moverme con más libertad y fijar la vista. Lo primero que vi cuando me espabile, me dejo de piedra. Encima mía tenía a Cristina, completamente desnuda. Por lo visto, yo también estaba como mi madre me trajo al mundo. Ella se sonrió cuando me vio despierto y comenzó a besarme el cuello, el pecho... Yo no sabía que hacer. Por unos segundos me quedé quieto, sin hacer ni decir nada. Veía sus labios surcar mi piel y su negro pelo iluminado por la luz de las velas. También podía vislumbrar todos los tatuajes de su cuerpo. Poneros en mi situación, os despertáis y os encontráis este panorama, os encontráis a la mujer del tío que os esta dando cobijo, en pelota viva, encima vuestra y, prácticamente, violandoós. Sí, se que muchos de vosotros habríais continuado encantados de la vida, pero yo no soy así. Algo tenía que hacer para salir de esa situación tan sumamente embarazosa. La gota que colmó el vaso fue cuando ella me cogió la ...... y la intentó introducir en su ..... . Ya no podía fingir que ahí no ocurría nada. Casi sin fuerzas, intente quitarla de encima mía. La muy perra se resistía y me miraba con una mirada asesina. Al final lo conseguí y ella me pegó un tortazo (me habré comido de tortazos femeninos últimamente...). Acto seguido, me vociferó un "¡¿Tú eres maricón o qué?!". Mi contestación me salió del alma "¡¿Y tú una zorra?! ¿Que va a pensar tu novio?". Lo que yo no esperaba era que me contestara Roberto. Desde el fondo de la habitación, sentado en un sillón, me contestó "Tranquilo, tienes mi consentimiento". Sin saber que contestar, me levanté y busqué mi ropa. Cuando la encontré en el suelo, me dispuse a vestirme. Cristina me cogía del brazo y me pedía que volviera a la cama. La rechacé de un manotazo y continué con mi tarea. Situación embarazosa donde las haya. En ese instante, Roberto se levantó y dirigió a mi posición. Situó su mano en mi hombro y dijo "Relájate, hermano. Tiratela, no me importa que lo hagas, es más, me haces un favor. Me he metido tanta mierda en el cuerpo desde pequeño que apenas se me levanta y no puedo satisfacer a esta pequeña zorrita. Hazlo tú, tiene derecho a disfrutar. Solo déjame que me quede observando...". Me causo tanta repugnancia escuchar eso que le quite la mano de mi hombro y le dije que de eso nada. Eso no va conmigo. Roberto me miró sorprendido. Les dije que gracias por haberme salvado la vida, haberme dado cobijo y comida, pero que ya me marchaba. Camiseta en mano me disponía a salir de la habitación, cuando oí cargar el percutor de una pistola. Cuando me giré, vi a Cristina en la cama, todavía desnuda y apuntándome con la pistola. Roberto meneó la cabeza de lado a lado y dijo "Respuesta errónea, Erik, respuesta errónea...".
¿Cuando aprenderé a que no me puedo fiar de nadie? Siempre termino metiendo la pata. Después de esto, me maniataron y me llevaron al salón. Me sentaron en el sillón y Roberto hizo lo mismo en el sillón de en frente. Cristina se sentó a mi lado, pistola en mano y sobandome y besándome el cuello. Cuando les pregunte que querían de mi, Roberto empezó a hablar:
"Bueno, Erik, por donde puedo empezar para que te tomes lo mejor posible lo que te voy a contar. Te habrás dado cuenta de que el mundo ha cambiado, todo lo que conocíamos ha muerto. Antes, los actos que realizábamos estaban divididos en dos tipos: lo correcto o lo incorrecto. Ahora ya no hay nadie que pueda juzgar lo que esta bien y lo que esta mal. Si ahora quiero pegarte un tiro en la cabeza, ¿quién me va a decir que esta bien o mal hacer eso? Ahora la única moralidad que vale es la del individuo. Lo que para ti puede ser incorrecto, para mi puede ser lo más correcto del mundo. A lo que iba, Erik, que me voy por las ramas. En este puto mundo, hay que hacer lo posible para mantenerse con vida. Todo vale. Si para mantenerse con vida unos días más, hace falta matar a cuantas personas haga falta, se hace y punto..."
Me estaba poniendo nervioso con su discurso sin fin, así que le dije "¿Que cojones queréis de mi?"
Él continuó: "Tu carne, Erik...". Aquí es cuando me quedé tan sorprendido que no supe que decir. Siguió "Te habrás dado cuenta que el alimento es un bien escaso. Con toda esa horda de andantes de ahí afuera, es prácticamente imposible encontrar algo que llevarse a la boca. Y créeme, hemos intentado buscar alimentos en supermercados y demás, pero como tú ya has comprobado, no hay víveres, esta todo saqueado. Algo normal, ya han transcurrido muchos meses que empezó este caos y lo poco que había, ha sido agotado. Al principio, cuando te quedas sin alimentos y pasas días y días sin nada que llevarte a la boca, empleas todas las fuerzas en buscar alimentos. Pero cuando ves que no hay, hay que tomar decisiones drásticas pero efectivas. Ahora, las cosas funcionan de la siguiente forma: o comes o te comen, nunca mejor dicho. Pues bien, si las cosas tienen que ser así, que así sean. ¿Por qué molestarse en vagar por las calles para encontrar alimento y exponerse a los andantes si la comida siempre termina llegando a la puerta de casa? Créeme, no eres el único que ha pasado por esto. Antes que tú, llegaron otros. Ellos fueron más listos, ya que se follaron a mi chica. Eso que se llevaron al otro mundo..." Ahí es cuando Cristina me ha sonreído mientras me acariciaba la cabeza. "...Supongo que te estarás preguntando como hemos llegado a este punto. Tiene su explicación. Como te dije, al principio eramos 4. Llevábamos mucho tiempo aquí, resistiendo y sin alimentos. Una de ellos, Marta, la muy subnormal, se pegó un tiro en la sesera. No aguantaba toda la presión. Era una perra depresiva, que esperas... Bueno, lo típico, lloros, lamentos y demás sandeces. Cuando llego la hora de deshacerse del cadáver, se propusieron muchas cosas, pero visto la hambruna que estábamos pasando, imagínate que idea fue la que triunfó. Créeme, al principio, todo esto suena repugnante, pero una vez puesto en el tema, no lo es tanto. Despiezar el cadáver no se aleja al de despiezar el cadáver de un cerdo. No nos engañemos, es prácticamente lo mismo, solo que aquí lo hacemos con semejantes. Y luego, a la hora de comer la carne, no esta tan mal como parece. Solo un poco más dura que la de otro animal. Hasta esta buena, ¿verdad?". Con esa pregunta, yo me quedé un poco confuso. No entendía porque me preguntaba eso si yo no había probado carne humana. Se me cayó el alma a los pies cuando recordé que ellos me habían servido comida nada más llegar a su casa. En ese momento, me entraron unas ganas inmensas de vomitar, pero me contuve.
Siguió: "No te quejes, no es tan traumático. Por lo menos has comido carne de primera [jajaja] del muslo de una tía que estaba bastante buena. Como te decía, pronto hubo que pensar en conseguir más alimento, ya que Marta no daba más de si, así que cogimos a nuestro tercer compañero, un golpe seco en la cabeza y solucionado. Él habría hecho lo mismo, así que solo nos anticipamos. Una vez roto el hielo con estos dos primeros, todos los demás ha sido coser y cantar. Venís aquí, os ponemos la mejor de nuestras caras, os damos de comer y un whisky con una buena dosis de mierda de la buena para drogaros. Yo no os veo como semejantes, os veo como alimento, así que abstente de lloriquearme y suplicarme, que no voy a sentir ningún tipo de pena por ti. Lo siento, Erik, la cosa es así, funciona así. O comes o te comen, no hay más"
Dicho esto, me levantaron y me metieron en una habitación, donde me ataron a la cama. Hay me han tenido más de 24 horas, en plena oscuridad. En esas 24 horas no he hecho más que intentar librarme de las ataduras. Esta mañana, cual matarifes, han entrado ataviados con delantales y mascarillas. Me ha cogido y llevado al cuarto de baño. He intentado zafarme, pero era imposible. Una vez en el baño, he visto que lo tenían todo plastificado para la sangre. Suelo, paredes, etc. Me han metido en la bañera mientras los maldecía. El hijo de puta de Roberto ha tenido la sangre fría de decirme, en tono irónico y entre risas, "No te resistas, solo vas a conseguir endurecerte y no seras tan comestible". La zorra también se ha reído con su risa impertinente y repelente. Ella ha situado el cuchillo jamonero en mi cuello y se ha acercado para darme un lametón en la cara. Ahí es cuando esa zorra ha cometido el fallo. 24 horas a solas dan mucho tiempo para forzar las ligaduras que me ataban, hasta tal punto, que he conseguido aflojarlas y sacar una mano. Además de estúpida, no sabe hacer un buen nudo. Cuando la perturbada me chupaba la mejilla, he podido sacar la mano y arrebatarle el cuchillo. De un movimiento rápido la he metido conmigo en la bañera y le he asestado varias estocadas. Todavía recuerdo sus gritos... pero no siento pena, me iban a hacer lo mismo a mi. Roberto, al ver que tenía el cuchillo en mi poder, ha abierto la puerta del baño y ha salido huyendo. He salido tras de él, dejando a la psicópata en la bañera, desangrándose. Dicen que todos los hijos de puta tienen suerte, pues bien, este no es el caso de Roberto. Mientras huía por el pasillo, ha tropezado con una caja de herramientas y ha caído al suelo, rompiéndose el tobillo.
Con él ya en el suelo, lo he atado. Lo he atado bien, con varios nudos que le unen las manos con los pies. El maldito no ha parado de maldecirme e intentar morderme. Seguidamente, he cerrado la puerta del baño y la he parapetado con muebles. Es cuestión de tiempo que la psicópata se reanime, así que mejor tenerla bien encerrada. Luego he cogido todas las armas e inspeccionado todas las habitaciones. En una de las habitaciones he encontrado lo que me temía. La sala estaba llena de enseres: mochilas, armas, carteras, ropa... y también cráneos y demás huesos. Aquí el olor es insoportable. He mirado en el interior de unos bidones que había y he descubierto la carne de los desdichados que me precedieron. La carne esta bajo kilos de sal. Verdaderamente repugnante.
También he descubierto una pequeña batería eléctrica, que me esta sirviendo para cargar las baterías del portátil.
Ahora mismo estoy sentado en el salón y llevo horas meditando lo ocurrido. Desde aquí puedo oír los golpes que esta dando el cadáver reanimado de la psicótica. No para de golpear la puerta. Creo que voy a hacer una noche más aquí y mañana continuare con la marcha. Le cogeré prestada la moto a mi querido amigo el perturbado, el cual lo tengo aquí delante, totalmente atado e inmovilizado. Creo que sabe cual es su destino y lo acepta. No se queja, no pide nada, no abre la boca ni si quiera para maldecirme.
Hace bien, porque diga lo que diga, su destino ya esta escogido. Todo lo que ha hecho merece un pago y lo va a tener. No voy a tener piedad de él. Mañana pagará sus pecados.
- Erik -
+ 31-10-09 + Vagando entre la niebla
09:33 - Hoy hace un día bastante extraño. Como viene siendo habitual todos los años sobre estas fechas, en Valencia, las calles están llenas de niebla. No recuerdo un solo año que por estas fechas no haya habido niebla. Parece una tontería, pero en mi subconsciente siempre he relacionado este fenómeno meteorológico con el 1 de Noviembre. Para los que no sepan que se festeja (más bien, festejaba) el 1 de Noviembre, se celebraba "El día de los difuntos". ¡Que paradoja más macabra! Antes celebrábamos este día una vez al año y ahora tenemos a los difuntos vagando por las calles todos los días. En otra situación más simpática y relajada, o sea, hace meses, el humor negro que siempre me ha caracterizado me habría hecho decir "¡Vaya! ¡Que desagradecidos! ¡Les rendimos homenaje una vez al año y ahora quieren roernos los huesos!". En fin, que bellos tiempos aquellos pasados.
Como también ya es habitual, he pasado una noche demasiado inquieta. Salvo pequeñas cabezadas, he pasado toda la madrugada vigilante, sin perder de vista la puerta por si Roberto conseguía librarse de sus ataduras. Para colmo, la psicótica reanimada no se ha cansado de aporrear la puerta de su prisión y por mi mente no he parado de pensar en Belén. Esta incertidumbre es un sin vivir y no veo el momento de llegar y abrazarla, ya que doy por hecho de que esta bien, no acepto otra teoría. Mi mente no la concibe. También pienso que pasará por su mente. ¿Me habrá dado por muerto? Es lo más lógico. Si es así, ¿como se lo habrá tomado? ¿borrón y cuenta nueva? También sería lo más lógico por su parte. No le pido que se amargue por mi culpa. Aún así, no me gustaría que me olvide tan rápido...
Hace un rato que he sacado de la habitación a Roberto y lo he puesto aquí en el salón. Lo he sacado a rastras, como se merece. Hoy parece que esta más comunicativo. Me ha comenzado a hablar y a tutearme, como si nada. Ha empezado a decir que medite mis actos, que todos merecen una segunda oportunidad, que ahora se arrepiente de lo que ha hecho, que lo lleve conmigo y comenzara una nueva vida. ¿Sabéis cual ha sido mi respuesta? Esta: "¡Una mierda!". ¿Se cree que me he caído de un árbol? Esta clase de gente no cambia aunque se les de mil oportunidades. La gente escoge su camino y difícilmente lo desvía. Además, que su psicopatía la lleva en los genes y no voy a arriesgar a integrarlo con mi gente. Paso de que nos degüelle a media noche y nos cocine a fuego lento. ¿No dicen que cuando el perro prueba la sangre ya no puede parar de buscar más? Este es su caso. Cuando ha oído mi negativa, ha comenzado a decir "¡Hijo de puta! ¡Te deseo lo peor! ¿Acaso piensas que los demás estarán vivos? ¡Tu zorra ya estará muerta! ¡La habrán devorado lentamente! ¡Jódete!". En otra situación, me habría cebado a darle patadas, hasta quizás le habría pegado un tiro, pero no, no lo voy a hacer. Eso es lo que quiere, que lo quite del medio lo más rápido posible. No va a tener esa suerte. Va a pagar todo el daño que ha hecho a la gente que ha matado. Gente inocente que solo buscaba cobijo para sobrevivir. Va a lamentar haber hecho todo eso. Con toda la tranquilidad del mundo, le he respondido "Sí, quizás están muertos. ¿Sabes cual es la diferencia entre quizás y afirmar? Yo te lo digo: quizás es posiblemente, no es ni sí ni no, es algo que nadie sabe. Afirmar es decir algo que sabes a ciencia cierta, algo que ha ocurrido o va a ocurrir. Yo afirmo que tu puta esta muerta y que tú lo vas a estar en muy poco tiempo. Reza si sabes rezar. Intenta ponerte en paz con dios, porque pronto te vas a ver las caras con él. Él te dirá si esta bien o mal todo lo que has hecho."
Voy a preparar las cosas para emprender mi marcha.
- Erik -
10:10 - Ya tengo todo preparado. He cogido mis antiguas pertenencias y mi rifle. Como extra he cogido la pistola que era de Cristina y todas las cajas de munición que tenían de esta. He tenido suerte, también tenían munición del calibre de mi rifle. Entre las pertenencias de los desdichados que mataron, he encontrado un pc "Notebook". Creo que se llaman así. Son de esos que se pusieron de moda este año, de esos pequeños. Me va a venir de lujo si algún día me fallan las baterías de este pc.
Ha llegado el momento de continuar mi camino. Eso si, su moto me la llevo. También ha llegado el momento de que Roberto redima sus pecados.
- Erik -
17:57 - Acabada la anterior entrada, he cogido a Roberto y lo he cacheado buscando las llaves de su moto. Cuando he encontrado la llaves y me las he guardado, se ha puesto hecho una fiera. Ha comenzado a moverse violentamente como si estuviera poseído. Me ha dicho de todo, pero yo, sin hacerle el más mínimo caso, lo he arrastrado hasta el pasillo. Una vez allí, se ha tranquilizado y me ha comenzado a decir que le concediese un último deseo. Temiéndome cualquier cosa, le he dicho que hablase. Me ha pedido fumar un último pitillo. Como esa era su última voluntad, se la he concedido. El muy listo me ha pedido que le desatase una mano para poder fumar mejor. Me he reído y le he dicho que de eso nada, que si quería fumar tenía que hacerlo con el cigarro en los labios, o sino, nada. Ha accedido diciendo "Bueno, tenía que intentarlo" y a soltado una sonrisa. Le he puesto el cigarro en la boca, se lo he encendido y he esperado pacientemente mientras él no paraba de dar caladas al cigarro. Cuando le quedaba muy poco cigarro, me ha dicho "Pegame ya el tiro si es lo que vas a hacer". Mi contestación ha sido "¿Quién ha dicho que te voy a pegar un tiro? Tú vas a morir como has matado. Diferente forma pero para el mismo fin". Roberto me ha mirado confuso, con el cigarro en la boca. Yo he andado hasta el final del pasillo y he situado la mano en la manivela de la puerta del cuarto de baño. Al ver eso, se le ha caído el cigarro de la boca. "¿Recuerdas que tú mismo dijiste que comes o te comen? Pues que así sea". Dicho esto, he abierto la puerta del baño y he corrido en dirección opuesta. Me he situado al lado de Roberto y he mirado a mi espalda. De ahí ya había salido el cadáver reanimado de Cristina. Ahí estaba, totalmente pálida y ensangrentada, caminando más lenta que rápida pero con una dirección fija: nuestra posición. Roberto ha comenzado a gritar y a insultarme. Decía cosas como "¡Perro! ¡No me hagas esto! ¡Pegame un tiro, pero no dejes que me devore vivo! ¡Por tus muertos, Erik, dame un tiro!". Me he agachado y susurrado al oído "Ahora sí que la puedes satisfacer, créeme. Pásalo bien con tu zorrita". Dicho esto, he cogido mis cosas y he salido por la puerta de la casa. A mis espaldas, lo oía maldecirme. Sin tiempo que perder, he bajado las escaleras hasta que he llegado al rellano de la calle. Cuando abría la puerta para salir al exterior, he podido oír los gritos de Roberto, pero esta vez ya no eran de desesperación, sino de dolor. Pensar lo que queráis, para mi esto tampoco ha sido agradable, pero es lo que se merecía. Ha sido lo más justo.
Una vez en la calle, he visto el panorama. La niebla era muy espesa. A penas podía ver a 6 metros de mi. Cuando he ido a por la moto, he visto al lado de esta a Thor. Estaba sentado, como si me esperara. Cuando me he acercado lo suficiente, Thor se ha levantado y ha salido corriendo. No se porque me sigue si me tiene miedo :S Bueno, he montado en la moto y la he intentado arrancar. No arrancaba. Quizás el estar tanto tiempo parada se había descargado la batería. Aún así, he seguido girando la llave hasta que al final la he podido arrancar. Me ha costado, pero ya se oía el rugir del motor. Siempre quise tener una moto de estas. Es imponente montar semejante preciosidad. He acelerado la moto y me he puesto en marcha. Llevar un trasto de estos no es tan fácil como me parecía. Mientras me alejaba de esa calle que ya tan malos recuerdos me traía, he podido divisar por los retrovisores a Thor corriendo tras de mi. Poco a poco lo he tenido que dejar atrás, entre la niebla.
Como he podido, con visibilidad totalmente nula, he esquivado coches y merodeadores. He recorrido varias calles y he llegado hasta una larga avenida de nombre "Serrería". Cuantas veces he transitado esta avenida cuando todo iba bien... ahora estaba repleta de coches, escombros, cadáveres y algún que otro merodeador. A pesar de esto, se encontraba bastante transitable. Ahí ha sido cuando me he emocionado y he acelerado más de lo que debía. A mis 25 años actuando como un quinceañero. Pues lo que me ha pasado me le tengo merecido. Iba tan feliz, con el viento golpeándome la cara, hasta que he chocado con un coche que había en medio de la calzada. Solo recuerdo que he salido volando por los aires y he aterrizado sobre algo blando. Ahí mi cabeza se ha quedado en "Stand-by".
De repente, me he despertado con un dolor de cabeza horrible. Algo me estaba chupando la cara a lametones. Cuando me he incorporado, he visto a Thor. El chucho me había seguido y creo que me chupaba la cara para despertarme. Cuando he visto que era eso blando sobre lo que he aterrizado, casi vomito. Era un montón de cadáveres desmembrados. Me he levantado rápidamente y he visto todo lo que me rodeaba. Alrededor de donde estaba tirado, habían bastantes cadáveres. Estos no parecían victimas de los merodeadores, sino merodeadores "muertos". Habían bastantes y he pensado que si ha sido el chucho quién los ha matado. Mis sospechas se han confirmado cuando uno de los del suelo se ha movido entre gemidos y Thor ha comenzado a morderle el cuello gruñendo. Parece que el chucho me ha salvado la vida. Mientras yo estaba inconsciente, han intentado devorarme y él lo ha impedido. Y pensar que lo he dejado olvidado cuando me he montado en la moto... pobre. Le he acariciado el lomo en símbolo de agradecimiento y he emprendido la marcha, con él siguiéndome.
Sin la moto, que estaba con el manillar torcido, he tenido que andar bastante y, por suerte, con poca actividad de merodeadores. Creo que ya esta bien por hoy, así que he escogido este refugio, una planta baja que he encontrado abierta. La casa esta totalmente vacía y desvalijada y lo más importante, sin merodeadores. Quizás sus dueños intentaron huir con sus pertenencias. De todas formas han dejado lo más básico, así que voy a dormir en un mullido colchón. Voy a asegurar la puerta, que la noche esta cayendo. De todas formas, con Thor aquí conmigo, dudo que entre alguien sin que me entere.
- Erik -
Casi tres días sin escribir una entrada. No os preocupéis, estoy bien. Todavía sigo en la casa. Se que debería haber continuado mi camino, pero han habido situaciones que me lo han impedido.
Nada más acabar el relato del día 27, caí rendido en la cama. Me desplomé en la cama, cayendo en redondo con el pc en mi regazo. Nunca me había ocurrido semejante cosa. No tengo ni idea de cuantas horas estuve durmiendo, pero no fueron pocas. Lo que si que recuerdo fue el despertar. Cuando me conseguí librar del sopor y abrir los ojos, me encontré totalmente desubicado y desconcertado. Todo me daba vueltas y fijar la mirada me era tarea prácticamente imposible. Era como si mis ojos estuviesen cubiertos por un velo opaco. Solo podía distinguir sombras y luces, nada más. Intente mover las manos, pero mis movimientos eran lentos y tardíos. A mi derecha pude distinguir una serie de luces anaranjadas. Supuse que serían las velas. Me resultó extraño, ya que no puse velas en la habitación. Todavía con los sentidos mermados, me percate de algo que me sobresaltó. Había alguien junto a mi. Solo podía ver una sombra, nada más. Intente moverme, pero mis extremidades no me respondían. Lentamente, volví a sumergirme en un nuevo sueño.
Cuando desperté por segunda vez, mis sentidos estaban mejor. Podía moverme con más libertad y fijar la vista. Lo primero que vi cuando me espabile, me dejo de piedra. Encima mía tenía a Cristina, completamente desnuda. Por lo visto, yo también estaba como mi madre me trajo al mundo. Ella se sonrió cuando me vio despierto y comenzó a besarme el cuello, el pecho... Yo no sabía que hacer. Por unos segundos me quedé quieto, sin hacer ni decir nada. Veía sus labios surcar mi piel y su negro pelo iluminado por la luz de las velas. También podía vislumbrar todos los tatuajes de su cuerpo. Poneros en mi situación, os despertáis y os encontráis este panorama, os encontráis a la mujer del tío que os esta dando cobijo, en pelota viva, encima vuestra y, prácticamente, violandoós. Sí, se que muchos de vosotros habríais continuado encantados de la vida, pero yo no soy así. Algo tenía que hacer para salir de esa situación tan sumamente embarazosa. La gota que colmó el vaso fue cuando ella me cogió la ...... y la intentó introducir en su ..... . Ya no podía fingir que ahí no ocurría nada. Casi sin fuerzas, intente quitarla de encima mía. La muy perra se resistía y me miraba con una mirada asesina. Al final lo conseguí y ella me pegó un tortazo (me habré comido de tortazos femeninos últimamente...). Acto seguido, me vociferó un "¡¿Tú eres maricón o qué?!". Mi contestación me salió del alma "¡¿Y tú una zorra?! ¿Que va a pensar tu novio?". Lo que yo no esperaba era que me contestara Roberto. Desde el fondo de la habitación, sentado en un sillón, me contestó "Tranquilo, tienes mi consentimiento". Sin saber que contestar, me levanté y busqué mi ropa. Cuando la encontré en el suelo, me dispuse a vestirme. Cristina me cogía del brazo y me pedía que volviera a la cama. La rechacé de un manotazo y continué con mi tarea. Situación embarazosa donde las haya. En ese instante, Roberto se levantó y dirigió a mi posición. Situó su mano en mi hombro y dijo "Relájate, hermano. Tiratela, no me importa que lo hagas, es más, me haces un favor. Me he metido tanta mierda en el cuerpo desde pequeño que apenas se me levanta y no puedo satisfacer a esta pequeña zorrita. Hazlo tú, tiene derecho a disfrutar. Solo déjame que me quede observando...". Me causo tanta repugnancia escuchar eso que le quite la mano de mi hombro y le dije que de eso nada. Eso no va conmigo. Roberto me miró sorprendido. Les dije que gracias por haberme salvado la vida, haberme dado cobijo y comida, pero que ya me marchaba. Camiseta en mano me disponía a salir de la habitación, cuando oí cargar el percutor de una pistola. Cuando me giré, vi a Cristina en la cama, todavía desnuda y apuntándome con la pistola. Roberto meneó la cabeza de lado a lado y dijo "Respuesta errónea, Erik, respuesta errónea...".
¿Cuando aprenderé a que no me puedo fiar de nadie? Siempre termino metiendo la pata. Después de esto, me maniataron y me llevaron al salón. Me sentaron en el sillón y Roberto hizo lo mismo en el sillón de en frente. Cristina se sentó a mi lado, pistola en mano y sobandome y besándome el cuello. Cuando les pregunte que querían de mi, Roberto empezó a hablar:
"Bueno, Erik, por donde puedo empezar para que te tomes lo mejor posible lo que te voy a contar. Te habrás dado cuenta de que el mundo ha cambiado, todo lo que conocíamos ha muerto. Antes, los actos que realizábamos estaban divididos en dos tipos: lo correcto o lo incorrecto. Ahora ya no hay nadie que pueda juzgar lo que esta bien y lo que esta mal. Si ahora quiero pegarte un tiro en la cabeza, ¿quién me va a decir que esta bien o mal hacer eso? Ahora la única moralidad que vale es la del individuo. Lo que para ti puede ser incorrecto, para mi puede ser lo más correcto del mundo. A lo que iba, Erik, que me voy por las ramas. En este puto mundo, hay que hacer lo posible para mantenerse con vida. Todo vale. Si para mantenerse con vida unos días más, hace falta matar a cuantas personas haga falta, se hace y punto..."
Me estaba poniendo nervioso con su discurso sin fin, así que le dije "¿Que cojones queréis de mi?"
Él continuó: "Tu carne, Erik...". Aquí es cuando me quedé tan sorprendido que no supe que decir. Siguió "Te habrás dado cuenta que el alimento es un bien escaso. Con toda esa horda de andantes de ahí afuera, es prácticamente imposible encontrar algo que llevarse a la boca. Y créeme, hemos intentado buscar alimentos en supermercados y demás, pero como tú ya has comprobado, no hay víveres, esta todo saqueado. Algo normal, ya han transcurrido muchos meses que empezó este caos y lo poco que había, ha sido agotado. Al principio, cuando te quedas sin alimentos y pasas días y días sin nada que llevarte a la boca, empleas todas las fuerzas en buscar alimentos. Pero cuando ves que no hay, hay que tomar decisiones drásticas pero efectivas. Ahora, las cosas funcionan de la siguiente forma: o comes o te comen, nunca mejor dicho. Pues bien, si las cosas tienen que ser así, que así sean. ¿Por qué molestarse en vagar por las calles para encontrar alimento y exponerse a los andantes si la comida siempre termina llegando a la puerta de casa? Créeme, no eres el único que ha pasado por esto. Antes que tú, llegaron otros. Ellos fueron más listos, ya que se follaron a mi chica. Eso que se llevaron al otro mundo..." Ahí es cuando Cristina me ha sonreído mientras me acariciaba la cabeza. "...Supongo que te estarás preguntando como hemos llegado a este punto. Tiene su explicación. Como te dije, al principio eramos 4. Llevábamos mucho tiempo aquí, resistiendo y sin alimentos. Una de ellos, Marta, la muy subnormal, se pegó un tiro en la sesera. No aguantaba toda la presión. Era una perra depresiva, que esperas... Bueno, lo típico, lloros, lamentos y demás sandeces. Cuando llego la hora de deshacerse del cadáver, se propusieron muchas cosas, pero visto la hambruna que estábamos pasando, imagínate que idea fue la que triunfó. Créeme, al principio, todo esto suena repugnante, pero una vez puesto en el tema, no lo es tanto. Despiezar el cadáver no se aleja al de despiezar el cadáver de un cerdo. No nos engañemos, es prácticamente lo mismo, solo que aquí lo hacemos con semejantes. Y luego, a la hora de comer la carne, no esta tan mal como parece. Solo un poco más dura que la de otro animal. Hasta esta buena, ¿verdad?". Con esa pregunta, yo me quedé un poco confuso. No entendía porque me preguntaba eso si yo no había probado carne humana. Se me cayó el alma a los pies cuando recordé que ellos me habían servido comida nada más llegar a su casa. En ese momento, me entraron unas ganas inmensas de vomitar, pero me contuve.
Siguió: "No te quejes, no es tan traumático. Por lo menos has comido carne de primera [jajaja] del muslo de una tía que estaba bastante buena. Como te decía, pronto hubo que pensar en conseguir más alimento, ya que Marta no daba más de si, así que cogimos a nuestro tercer compañero, un golpe seco en la cabeza y solucionado. Él habría hecho lo mismo, así que solo nos anticipamos. Una vez roto el hielo con estos dos primeros, todos los demás ha sido coser y cantar. Venís aquí, os ponemos la mejor de nuestras caras, os damos de comer y un whisky con una buena dosis de mierda de la buena para drogaros. Yo no os veo como semejantes, os veo como alimento, así que abstente de lloriquearme y suplicarme, que no voy a sentir ningún tipo de pena por ti. Lo siento, Erik, la cosa es así, funciona así. O comes o te comen, no hay más"
Dicho esto, me levantaron y me metieron en una habitación, donde me ataron a la cama. Hay me han tenido más de 24 horas, en plena oscuridad. En esas 24 horas no he hecho más que intentar librarme de las ataduras. Esta mañana, cual matarifes, han entrado ataviados con delantales y mascarillas. Me ha cogido y llevado al cuarto de baño. He intentado zafarme, pero era imposible. Una vez en el baño, he visto que lo tenían todo plastificado para la sangre. Suelo, paredes, etc. Me han metido en la bañera mientras los maldecía. El hijo de puta de Roberto ha tenido la sangre fría de decirme, en tono irónico y entre risas, "No te resistas, solo vas a conseguir endurecerte y no seras tan comestible". La zorra también se ha reído con su risa impertinente y repelente. Ella ha situado el cuchillo jamonero en mi cuello y se ha acercado para darme un lametón en la cara. Ahí es cuando esa zorra ha cometido el fallo. 24 horas a solas dan mucho tiempo para forzar las ligaduras que me ataban, hasta tal punto, que he conseguido aflojarlas y sacar una mano. Además de estúpida, no sabe hacer un buen nudo. Cuando la perturbada me chupaba la mejilla, he podido sacar la mano y arrebatarle el cuchillo. De un movimiento rápido la he metido conmigo en la bañera y le he asestado varias estocadas. Todavía recuerdo sus gritos... pero no siento pena, me iban a hacer lo mismo a mi. Roberto, al ver que tenía el cuchillo en mi poder, ha abierto la puerta del baño y ha salido huyendo. He salido tras de él, dejando a la psicópata en la bañera, desangrándose. Dicen que todos los hijos de puta tienen suerte, pues bien, este no es el caso de Roberto. Mientras huía por el pasillo, ha tropezado con una caja de herramientas y ha caído al suelo, rompiéndose el tobillo.
Con él ya en el suelo, lo he atado. Lo he atado bien, con varios nudos que le unen las manos con los pies. El maldito no ha parado de maldecirme e intentar morderme. Seguidamente, he cerrado la puerta del baño y la he parapetado con muebles. Es cuestión de tiempo que la psicópata se reanime, así que mejor tenerla bien encerrada. Luego he cogido todas las armas e inspeccionado todas las habitaciones. En una de las habitaciones he encontrado lo que me temía. La sala estaba llena de enseres: mochilas, armas, carteras, ropa... y también cráneos y demás huesos. Aquí el olor es insoportable. He mirado en el interior de unos bidones que había y he descubierto la carne de los desdichados que me precedieron. La carne esta bajo kilos de sal. Verdaderamente repugnante.
También he descubierto una pequeña batería eléctrica, que me esta sirviendo para cargar las baterías del portátil.
Ahora mismo estoy sentado en el salón y llevo horas meditando lo ocurrido. Desde aquí puedo oír los golpes que esta dando el cadáver reanimado de la psicótica. No para de golpear la puerta. Creo que voy a hacer una noche más aquí y mañana continuare con la marcha. Le cogeré prestada la moto a mi querido amigo el perturbado, el cual lo tengo aquí delante, totalmente atado e inmovilizado. Creo que sabe cual es su destino y lo acepta. No se queja, no pide nada, no abre la boca ni si quiera para maldecirme.
Hace bien, porque diga lo que diga, su destino ya esta escogido. Todo lo que ha hecho merece un pago y lo va a tener. No voy a tener piedad de él. Mañana pagará sus pecados.
- Erik -
+ 31-10-09 + Vagando entre la niebla
09:33 - Hoy hace un día bastante extraño. Como viene siendo habitual todos los años sobre estas fechas, en Valencia, las calles están llenas de niebla. No recuerdo un solo año que por estas fechas no haya habido niebla. Parece una tontería, pero en mi subconsciente siempre he relacionado este fenómeno meteorológico con el 1 de Noviembre. Para los que no sepan que se festeja (más bien, festejaba) el 1 de Noviembre, se celebraba "El día de los difuntos". ¡Que paradoja más macabra! Antes celebrábamos este día una vez al año y ahora tenemos a los difuntos vagando por las calles todos los días. En otra situación más simpática y relajada, o sea, hace meses, el humor negro que siempre me ha caracterizado me habría hecho decir "¡Vaya! ¡Que desagradecidos! ¡Les rendimos homenaje una vez al año y ahora quieren roernos los huesos!". En fin, que bellos tiempos aquellos pasados.
Como también ya es habitual, he pasado una noche demasiado inquieta. Salvo pequeñas cabezadas, he pasado toda la madrugada vigilante, sin perder de vista la puerta por si Roberto conseguía librarse de sus ataduras. Para colmo, la psicótica reanimada no se ha cansado de aporrear la puerta de su prisión y por mi mente no he parado de pensar en Belén. Esta incertidumbre es un sin vivir y no veo el momento de llegar y abrazarla, ya que doy por hecho de que esta bien, no acepto otra teoría. Mi mente no la concibe. También pienso que pasará por su mente. ¿Me habrá dado por muerto? Es lo más lógico. Si es así, ¿como se lo habrá tomado? ¿borrón y cuenta nueva? También sería lo más lógico por su parte. No le pido que se amargue por mi culpa. Aún así, no me gustaría que me olvide tan rápido...
Hace un rato que he sacado de la habitación a Roberto y lo he puesto aquí en el salón. Lo he sacado a rastras, como se merece. Hoy parece que esta más comunicativo. Me ha comenzado a hablar y a tutearme, como si nada. Ha empezado a decir que medite mis actos, que todos merecen una segunda oportunidad, que ahora se arrepiente de lo que ha hecho, que lo lleve conmigo y comenzara una nueva vida. ¿Sabéis cual ha sido mi respuesta? Esta: "¡Una mierda!". ¿Se cree que me he caído de un árbol? Esta clase de gente no cambia aunque se les de mil oportunidades. La gente escoge su camino y difícilmente lo desvía. Además, que su psicopatía la lleva en los genes y no voy a arriesgar a integrarlo con mi gente. Paso de que nos degüelle a media noche y nos cocine a fuego lento. ¿No dicen que cuando el perro prueba la sangre ya no puede parar de buscar más? Este es su caso. Cuando ha oído mi negativa, ha comenzado a decir "¡Hijo de puta! ¡Te deseo lo peor! ¿Acaso piensas que los demás estarán vivos? ¡Tu zorra ya estará muerta! ¡La habrán devorado lentamente! ¡Jódete!". En otra situación, me habría cebado a darle patadas, hasta quizás le habría pegado un tiro, pero no, no lo voy a hacer. Eso es lo que quiere, que lo quite del medio lo más rápido posible. No va a tener esa suerte. Va a pagar todo el daño que ha hecho a la gente que ha matado. Gente inocente que solo buscaba cobijo para sobrevivir. Va a lamentar haber hecho todo eso. Con toda la tranquilidad del mundo, le he respondido "Sí, quizás están muertos. ¿Sabes cual es la diferencia entre quizás y afirmar? Yo te lo digo: quizás es posiblemente, no es ni sí ni no, es algo que nadie sabe. Afirmar es decir algo que sabes a ciencia cierta, algo que ha ocurrido o va a ocurrir. Yo afirmo que tu puta esta muerta y que tú lo vas a estar en muy poco tiempo. Reza si sabes rezar. Intenta ponerte en paz con dios, porque pronto te vas a ver las caras con él. Él te dirá si esta bien o mal todo lo que has hecho."
Voy a preparar las cosas para emprender mi marcha.
- Erik -
10:10 - Ya tengo todo preparado. He cogido mis antiguas pertenencias y mi rifle. Como extra he cogido la pistola que era de Cristina y todas las cajas de munición que tenían de esta. He tenido suerte, también tenían munición del calibre de mi rifle. Entre las pertenencias de los desdichados que mataron, he encontrado un pc "Notebook". Creo que se llaman así. Son de esos que se pusieron de moda este año, de esos pequeños. Me va a venir de lujo si algún día me fallan las baterías de este pc.
Ha llegado el momento de continuar mi camino. Eso si, su moto me la llevo. También ha llegado el momento de que Roberto redima sus pecados.
- Erik -
17:57 - Acabada la anterior entrada, he cogido a Roberto y lo he cacheado buscando las llaves de su moto. Cuando he encontrado la llaves y me las he guardado, se ha puesto hecho una fiera. Ha comenzado a moverse violentamente como si estuviera poseído. Me ha dicho de todo, pero yo, sin hacerle el más mínimo caso, lo he arrastrado hasta el pasillo. Una vez allí, se ha tranquilizado y me ha comenzado a decir que le concediese un último deseo. Temiéndome cualquier cosa, le he dicho que hablase. Me ha pedido fumar un último pitillo. Como esa era su última voluntad, se la he concedido. El muy listo me ha pedido que le desatase una mano para poder fumar mejor. Me he reído y le he dicho que de eso nada, que si quería fumar tenía que hacerlo con el cigarro en los labios, o sino, nada. Ha accedido diciendo "Bueno, tenía que intentarlo" y a soltado una sonrisa. Le he puesto el cigarro en la boca, se lo he encendido y he esperado pacientemente mientras él no paraba de dar caladas al cigarro. Cuando le quedaba muy poco cigarro, me ha dicho "Pegame ya el tiro si es lo que vas a hacer". Mi contestación ha sido "¿Quién ha dicho que te voy a pegar un tiro? Tú vas a morir como has matado. Diferente forma pero para el mismo fin". Roberto me ha mirado confuso, con el cigarro en la boca. Yo he andado hasta el final del pasillo y he situado la mano en la manivela de la puerta del cuarto de baño. Al ver eso, se le ha caído el cigarro de la boca. "¿Recuerdas que tú mismo dijiste que comes o te comen? Pues que así sea". Dicho esto, he abierto la puerta del baño y he corrido en dirección opuesta. Me he situado al lado de Roberto y he mirado a mi espalda. De ahí ya había salido el cadáver reanimado de Cristina. Ahí estaba, totalmente pálida y ensangrentada, caminando más lenta que rápida pero con una dirección fija: nuestra posición. Roberto ha comenzado a gritar y a insultarme. Decía cosas como "¡Perro! ¡No me hagas esto! ¡Pegame un tiro, pero no dejes que me devore vivo! ¡Por tus muertos, Erik, dame un tiro!". Me he agachado y susurrado al oído "Ahora sí que la puedes satisfacer, créeme. Pásalo bien con tu zorrita". Dicho esto, he cogido mis cosas y he salido por la puerta de la casa. A mis espaldas, lo oía maldecirme. Sin tiempo que perder, he bajado las escaleras hasta que he llegado al rellano de la calle. Cuando abría la puerta para salir al exterior, he podido oír los gritos de Roberto, pero esta vez ya no eran de desesperación, sino de dolor. Pensar lo que queráis, para mi esto tampoco ha sido agradable, pero es lo que se merecía. Ha sido lo más justo.
Una vez en la calle, he visto el panorama. La niebla era muy espesa. A penas podía ver a 6 metros de mi. Cuando he ido a por la moto, he visto al lado de esta a Thor. Estaba sentado, como si me esperara. Cuando me he acercado lo suficiente, Thor se ha levantado y ha salido corriendo. No se porque me sigue si me tiene miedo :S Bueno, he montado en la moto y la he intentado arrancar. No arrancaba. Quizás el estar tanto tiempo parada se había descargado la batería. Aún así, he seguido girando la llave hasta que al final la he podido arrancar. Me ha costado, pero ya se oía el rugir del motor. Siempre quise tener una moto de estas. Es imponente montar semejante preciosidad. He acelerado la moto y me he puesto en marcha. Llevar un trasto de estos no es tan fácil como me parecía. Mientras me alejaba de esa calle que ya tan malos recuerdos me traía, he podido divisar por los retrovisores a Thor corriendo tras de mi. Poco a poco lo he tenido que dejar atrás, entre la niebla.
Como he podido, con visibilidad totalmente nula, he esquivado coches y merodeadores. He recorrido varias calles y he llegado hasta una larga avenida de nombre "Serrería". Cuantas veces he transitado esta avenida cuando todo iba bien... ahora estaba repleta de coches, escombros, cadáveres y algún que otro merodeador. A pesar de esto, se encontraba bastante transitable. Ahí ha sido cuando me he emocionado y he acelerado más de lo que debía. A mis 25 años actuando como un quinceañero. Pues lo que me ha pasado me le tengo merecido. Iba tan feliz, con el viento golpeándome la cara, hasta que he chocado con un coche que había en medio de la calzada. Solo recuerdo que he salido volando por los aires y he aterrizado sobre algo blando. Ahí mi cabeza se ha quedado en "Stand-by".
De repente, me he despertado con un dolor de cabeza horrible. Algo me estaba chupando la cara a lametones. Cuando me he incorporado, he visto a Thor. El chucho me había seguido y creo que me chupaba la cara para despertarme. Cuando he visto que era eso blando sobre lo que he aterrizado, casi vomito. Era un montón de cadáveres desmembrados. Me he levantado rápidamente y he visto todo lo que me rodeaba. Alrededor de donde estaba tirado, habían bastantes cadáveres. Estos no parecían victimas de los merodeadores, sino merodeadores "muertos". Habían bastantes y he pensado que si ha sido el chucho quién los ha matado. Mis sospechas se han confirmado cuando uno de los del suelo se ha movido entre gemidos y Thor ha comenzado a morderle el cuello gruñendo. Parece que el chucho me ha salvado la vida. Mientras yo estaba inconsciente, han intentado devorarme y él lo ha impedido. Y pensar que lo he dejado olvidado cuando me he montado en la moto... pobre. Le he acariciado el lomo en símbolo de agradecimiento y he emprendido la marcha, con él siguiéndome.
Sin la moto, que estaba con el manillar torcido, he tenido que andar bastante y, por suerte, con poca actividad de merodeadores. Creo que ya esta bien por hoy, así que he escogido este refugio, una planta baja que he encontrado abierta. La casa esta totalmente vacía y desvalijada y lo más importante, sin merodeadores. Quizás sus dueños intentaron huir con sus pertenencias. De todas formas han dejado lo más básico, así que voy a dormir en un mullido colchón. Voy a asegurar la puerta, que la noche esta cayendo. De todas formas, con Thor aquí conmigo, dudo que entre alguien sin que me entere.
- Erik -
Re: Diario de la resistencia
+ 03-11-09 + Colapsado
Estos dos últimos días no lo he pasado muy bien. Estas dos madrugadas pasadas las he pasado delirando. No tengo termómetro para medirme la temperatura corporal, pero estoy seguro que he tenido una fiebre muy alta. No se porque. Quizás me he resfriado bastante, ya que por las noches hace mucho frió y apenas llevo abrigo. Hasta ayer, que encontré una chaqueta, iba en manga corta. Pero creo que el motivo de la fiebre no es que me haya resfriado, sino por la infección de la herida de la pierna. No entiendo mucho de esto, pero creo que es la causa. He quitado la venda, que ya la llevaba negra de tanta suciedad, y la herida no pinta nada bien. Tiene un color oscuro y no ha comenzado a cicatrizar. Me supura bastante. Tiene muy mala pinta... y aún me duele horrores. Esta mañana la he intentado lavar. He cogido agua en una cacerola y la he hervido para matar las bacterias que pudieran haber en el agua. Después, he enjuagado la herida. No se si esto servirá de algo, pero bueno, al menos lo intento. Mejor que nada debe de ser.
Estos días he andado mucho. He tenido que transitar por avenidas totalmente infestadas y he tenido que abrir fuego en más de una ocasión. Ayer me rodearon en dos ocasiones. Andaba entre los coches por la avenida llamada "Avenida del puerto", cuando de repente, me vi rodeado. De entre los coches comenzaron a levantarse varios merodeadores. Era como si estuviesen escondidos a propósito, aunque no creo que sea así, ya que no parecen tan inteligentes. Como decía, me vi rodeado por unos diez. Con la pistola abrí fuego, eliminando a los más cercanos. Thor también se puso a la defensiva y comenzó a atacar a los más cercanos. Poco a poco, me abrí un camino entre los infectados y pude salir. Cuando me di cuenta, el chucho ya había salido a escape, corriendo entre los coches. Yo lo seguí. No se como lo hace, pero siempre huye en la buena dirección. En la escapada, pase cerca de varios merodeadores. Muchos intentaron cogerme y uno lo consiguió. Mientras corría, note como algo me agarraba el tobillo y hacía que cayera al suelo. Una vez en el suelo, me di la vuelta y me incorpore. Todavía agarrado a mi tobillo y con la boca preparada para morder, había un merodeador. Este estaba mutilado. No tenía piernas. No me entra en la cabeza como alguna de esas cosas pueden seguir activas a pesar de no tener miembros. Le propine varias patadas cuando ya tenía la boca a centímetros de mi pierna. Cuando le destroce la cabeza a patadas y con el corazón que se me salía del pecho, me levanté rápidamente. Nada más ponerme de pie, me di de bruces con dos más que se habían acercado. Mi tiempo de reacción solo me dejo empujar al más cercano y, seguidamente, disparar al segundo. Aun recuerdo el aspecto de estos dos. Iban uniformados de policía.
Después he corrido entre los coches y he probado suerte por las calles contiguas. Estas parecían más tranquilas, así que he seguido por ahí. El chucho ha aparecido al rato. El sinvergüenza siempre escapa corriendo y me deja solo. Andando por estas calles, he visto a una persona asomada en un balcón, en un tercer piso. Era una mujer que llevaba puesto un camisón e iba semidesnuda. Yo cada día alucino más y no solo por estas cosas. Ha empezado a llamarme y a decir que me daba refugio. He hecho oídos sordos y he continuado. Ya no me fió de nadie. He hecho bien, ya que al ver que pasaba de ella, ha comenzado a dispararme con una escopeta de caza, mientras me insultaba. ¿Otra tía desquiciada? Seguro. No quiero ni pensar para que quería que subiera. Al ver que habría fuego contra mi, me he cubierto entre los coches y he devuelto los disparos con el rifle. Con los disparos silbando sobre mi cabeza, he corrido agachado entre los coches y he podido alejarme.
No se que le pasa a la gente. En vez de luchar por sobrevivir, se empeñan en acabar con los demás. Esta mujer que necesidad tenía de malgastar munición conmigo si yo no le he hecho nada. Esto es un claro ejemplo de que la gente ha perdido la cabeza. Sin leyes ni gobierno, en la anarquía pura y dura, en el caos extremo, la gente solo piensa en hacer el mal al semejante. Ahora solo manda la ley del más fuerte. Lo fácil que sería colaborar entre todos... Pero esta clase de gente solo mira el egoísmo, en su supervivencia a cualquier precio, despreciando al semejante. Con eso solo consiguen firmar su sentencia de muerte. Bajo toda esta mierda, nos es imposible sobrevivir solos. Nos necesitamos los unos a los otros. Un claro ejemplo somos nosotros. Nosotros no habríamos llegado hasta donde hemos llegado sin tener en el grupo a personas como Eduardo o Manuel.
Este último... pobre... no merece lo que le ha ocurrido. Debería estar aquí conmigo. No hay día que no me acuerde de él. Me come el remordimiento de pensar que he podido ser yo el que lo ha matado. Diossss... Que mal me siento. ¿Como se lo voy a explicar a su hermana? ¿Como se lo va a tomar?. Os lo digo con el corazón en la mano, con total sinceridad, y es que sin dudar, me cambiaría por él. Habría preferido ser yo el que recibe el tiro, o en su defecto, el muerto por los merodeadores. Me siento muy culpable... No debí de ser tan estúpido de disparar a ciegas. ¿Pero que podía hacer yo? ¡Los tenía encima! ¡Debía de actuar rápidamente!. De todas formas, de nada sirvió actuar sin pensar... solo lo arrastre más rápidamente a la muerte... Que insensato he sido...
Necesito cambiar de tema. Por fin he llegado cerca de las instalaciones portuarias. Es más, ya estaría dentro, buscando a los demás, si no fuera por un pequeño detalle. Nada más pasar por la que era la caseta de la guardia civil y la barrera para detener a los coches, la cual servía para controlar quién accedía o salía de las instalaciones portuarias, andando un kilómetro, me he dado de bruces con que la carretera esta colapsada de coches. El motivo de que haya una hilera inmensa de coches accidentados se debe a que en medio de la carretera hay varios camiones de mercancías volcados. Esto debería de parecerme lo más normal del mundo, ya que en los días pasados no he parado de transitar entre coches accidentados, pero esto es muy diferente. El embudo de coches continúa hasta donde pierdo de vista la carretera. Entre tanto coche estrellado, puedo divisar a cientos, ¡miles! de merodeadores. La mayoría de estos van uniformados con ropa reflectante, por lo que deduzco que eran los trabajadores del puerto. Hay sumamente tantos que no se me ocurre ninguna idea para pasar sin ser atrapado. Estoy empezando a perder la esperanza de que Belén y los demás hayan pasado por aquí... ¡Es imposible!. Si consigo cruzar y no los encuentro, ¿que voy a hacer? No quiero pensar eso. Debo de pensar que han encontrado el modo de cruzar la carretera y que yo lo voy a encontrar también. Cuando he visto el panorama, me he quedado a una distancia prudencial, pensando el modo de cruzar, pero no se me ha ocurrido nada. También he observado a los merodeadores en la lejanía. Con esa ropa reflectante y bajo la luz del sol, son completamente visibles. Eso es un punto a mi favor.
Viendo que por hoy, intentar transitar es imposible y que la noche comienza a caer, he desandado mis pasos hasta la garita de la guardia civil. He entrado aquí y aquí pasare la noche. Esta zona esta bastante despejada, solo hay algunos coches y ninguna actividad de infectados por el momento. Al lado de la barrera están los coches de la guardia civil, situados en forma de cordón. Parece que los situaron ahí para contener algo. Cuando he entrado a la garita, he visto a dos cadáveres en el suelo, ambos devorados casi en su totalidad y en muy avanzado estado de descomposición. Eran dos miembros de la guardia civil. Algo me ha llamado la atención y es que el suelo esta lleno de casquillos de bala, pero no están sus armas. Alguien se las ha llevado. ¿Habrá sido mi grupo? Esto me ha dado pequeñas esperanzas. Yo creo que sí, han sido ellos. Visto que era imposible hacer noche aquí con los cadáveres en la estancia, me he visto obligado a sacarlos fuera. Solo os digo que es repugnante coger a un cadáver de los pies y quedarte con estos en la mano. No digo más.
Hace un rato que he rebuscado por los cajones y armarios en busca de algo interesante. No he encontrado más que papeles, ropa y similares. En el baño he encontrado algo útil, como papel higiénico y jabón. Lo he guardado en la mochila como si esto fuese un tesoro. También he encontrado algo de munición del calibre de mi pistola. No mucha, pero con tanta escasez, cualquier cosa es bienvenida. Cuando he ido a inspeccionar los baños exteriores, casi lo lamento. Cuando he abierto la puerta de uno de los baños, se me ha venido encima un merodeador. Este a estado muy cerca de morderme, pero por mi rápida acción lo he evitado. Este también iba uniformado. He podido dejarlo fuera de combate sin disparar el arma.
No hay nada de comer y tengo un hambre atroz... Solo he encontrado una máquina de bebidas, la cual he tenido que abrir con mi ingenio. Cuando la he abierto, esta estaba llena de bebidas hasta arriba. He guardado en la mochila toda la bebida que he podido. Me vendrá bien. El que no parece tener problema para obtener comida es Thor. Acaba de venir con algo en la boca, lo cual se acaba de comer. No me gusta que esté por ahí merodeando. Puede llamar la atención de los merodeadores y atraerlos a mi posición. He optado por meter a Thor en la caseta también. No quería, pero al final lo he conseguido. Ahora esta tumbado sobre una manta, en una esquina, bajo uno de los escritorios.
La noche ya es casi total. Desde los cristales ya no diviso el horizonte, solo oscuridad. No me gusta este refugio. Si me descubren, estoy vendido. Pero no me queda otra opción más que esta. Al menos tengo una puerta trasera en esta garita de 5x2. Voy a seguir el ejemplo de Thor y voy a dormir bajo un escritorio. Acostumbro a dormir en sitios como este, ya que así estoy más escondido y resguardado.
Creo que me esta subiendo de nuevo la fiebre. Siento que la frente me arde y empiezo a tener mucho frío. No tengo con que taparme, el chucho tiene la única manta. Ufff... No me gusta nada la fiebre. Ojala tuviera algo para combatirla...
Me empiezo a sentir mareado...
- Erik -
+ 04-11-09 + Delirios
01:20 - No me encuentro nada bien. Tengo mucho frío. He cogido la ropa que he encontrado aquí y la estoy utilizando para taparme. De nada sirve. No paro de tiritar y sentir escalofríos. No se cuanta fiebre debo de tener, pero soy consciente de que esto es muy peligroso. Si no la rebajo con algún medicamento, esto puede complicarse y puedo morir. Estoy empapado en sudor. Antes he ido a mear y apenas me puedo mantener en pie. He tenido que avanzar apoyándome en las paredes, moviéndome de lado a lado.
- Erik -
03:43 - Creo que ya no se ni lo que hago, digo o veo. Creo que deliro. Hace un momento me he sorprendido a mi mismo hablando solo, repitiendo el nombre de Belén y caminando por fuera, entre la oscuridad. No se como he llegado hasta ese punto, pero me he asustado. He vuelto rápidamente a la garita y me he acurrucado en mi rincón, en el cual estoy ahora. Tengo toda la ropa encima mía, a ver si así consigo entrar en calor. La gotas de sudor frío no paran de surcarme la frente. Mire donde mire, veo sombras y siluetas. Me acaba de parecer ver pasar algo por el cristal. Era como una silueta. ¿Será mi mente o realmente hay alguien ahí fuera? No lo se, no lo se... ni lo quiero saber. Por aquí debe de haber algún algún tipo de medicamento con Paracetamol o similar. Quizás si busco bien...
- Erik -
13:33 - Ya hace horas que estoy despierto. Al final, anoche rebusque por los cajones y encontré un botiquín. Además de vendas, un desinfectante y alcohol, cosas que ya me he guardado, había una caja de Termalgin 500 mg. Es lo más lógico que haya algo de eso por aquí. No se cuanto tiempo ha tardado en hacerme efecto, ya que al poco de tomarme la pastilla, me he dormido.
Mi amanecer no ha sido nada agradable. Os pongo en situación. Imaginar que estáis durmiendo, acurrucados bajo de una mesa, hechos un ovillo entre ropa. Bien, pues de repente, entre sueños, os sentís observados, como si un radar os avisara de algo, de que no estáis solos en la habitación. Entonces abrís los ojos, todavía con el sopor encima y sin saber donde os encontráis, y vuestra primera visión es un rostro ajado, a pocos centímetros de vuestra cara. Un rostro amarillento, casi sin pelo y lleno de heridas abiertas, con ojos desenfocados, sin vida, y la boca abierta y babeante. ¿Que haríais? Pues eso es lo que me ha ocurrido a mi. Un puto merodeador se me ha metido en la garita y lo tenía prácticamente encima mientras dormía. Estaba tan sumamente cerca que su cara casi tocaba la mía. El muy cabrón se había arrastrado por el suelo para llegar hasta mi posición. Mi primera reacción ha sido tirarle una de las chaquetas que tenía encima a la cara. Con esta he podido taparle la cabeza y sacarlo a patadas. Cuando lo he alejado de mi, he salido rápidamente y he comenzado a golpearlo con la culata del rifle. Ha parado de moverse cuando le he destrozado la cabeza a golpes de culata. Aun recuerdo el olor nauseabundo que desprendía ese ser. He sido un insensato por no parapetar la puerta. Parece ser que anoche, cuando salí al exterior entre delirios y volví, deje la puerta abierta.
Hoy ya me encuentro algo mejor. De momento no tengo fiebre, aunque esta siempre me ataca por las noches. De momento tengo el Paracetamol, así que si hoy me vuelve a dar, me tomare otro. Hace un rato he intentado desinfectarme la herida. La he lavado con un poco de agua embotellada y me he puesto alcohol y desinfectante. Sigue teniendo mala pinta. Mientras me realizaba la cura, me ha supurado bastante pus. Al menos ya la tengo cubierta con vendas limpias.
He estado observando el panorama de la carretera. Me he situado a bastante distancia y sentado en una silla de plástico que había por ahí tirada. He pasado un largo rato pensando en posibles rutas seguras o cualquier otra forma de pasar entre tanto merodeador. He pensado que podía intentar pasar a pie entre los coches y repeler a los más próximos, pero son tantos que me pueden rodear fácilmente. Además, el trayecto de la carretera es largo, así que una vez dentro tendría que continuar sin opción de retorno. Esta opción es peligrosa y la debo de dejar como último recurso. Tiene que haber otra forma de pasar... que estrés. En la garita he encontrado un mapa de toda la zona y alrededores. Desde mi posición, esta es la única entrada a las instalaciones. Hay dos entradas más, pero para tomarlas tendría que desandar lo andado y volver a caminar por la ciudad. Esto tampoco es seguro. Por cierto, en este mapa puedo ver que las instalaciones portuarias están divididas en varias secciones, las cuales son todas diferentes y están alejadas las unas de las otras. Casi todas son terminales de carga y descarga de contenedores. De estas hay 4 o 5, las cuales parecen que están valladas en todo su perímetro. Según el mapa, hay una terminal a la izquierda de la primera rotonda, la cual se encuentra en pleno atasco de vehículos. Esta es la más cercana, la siguiente terminal más próxima y la cual parece muchísimo más grande, esta en una carretera que sale por el ramal derecho de la rotonda. Es una carretera bastante larga, la cual tardare en andar y más si esta bloqueada. Luego hay otro problema, ¿como voy a adivinar en que terminal se encuentran todos?.
Voy a echar otro vistazo, a ver si se me ocurre algo y a ver si encuentro algo de comer, que las tripas no paran de rugirme.
- Erik -
16:00 - ¡No sabéis lo que acabo de encontrar! ¡Están vivos! Como lo he podido pasar por alto teniéndolo delante de mis narices. De camino entre la garita y el bloqueo de los coches, hay un coche de la guardia civil. Pues me acabo de dar cuenta que colgando de la sirena del coche, ¡está la chaqueta de Belén! ¡Sabía que han pasado por aquí! He cogido la chaqueta para asegurarme y sí, es la suya. Aún huele a su perfume. ¿Entonces han pasado por el atasco? Si ellos lo han hecho, yo también debo de hacerlo. He pensado en hacerlo ahora, pero creo que es demasiado precipitado. Debo de trazar un plan esta noche y llevarlo a cabo mañana a primera hora. Se me ha ocurrido una idea que creo que es mejor que transitar directamente entre los coches.
He encontrado un paquete de rosquilletas saladas. Estaban un poco rancias, pero me las he comido igual. A pesar de esto, sigo muerto de hambre...
Creo que voy a cerrar por hoy el pc. Tengo que ahorrar batería y además, tengo que pensar cual es la mejor forma de pasar mañana todo el colapso de coches.
Ahora me siento contento. Se que ellos han estado por aquí y se que han logrado llegar al otro lado. Ya queda menos para que pueda abrazar a Belén
- Erik -
+ 17-11-09 + 3 días y 4 noches
Sigo vivo.
Se que habréis temido lo peor, ya que he estado más de una semana sin publicar, pero los acontecimientos así lo han requerido. Han pasado muchas cosas a lo largo de esta semana, unas buenas, otras malas y otras muy malas. Podría ahorrarme soltar la parrafada abreviando mis vivencias de estos últimos días y contaros mi situación actual, pero no, prefiero contaros todo desde el principio. De eso se trata mi diario, de contaros todo con pleno lujo de detalles para que aprendáis de mis aciertos y errores, y ello os sirva para vuestra propia supervivencia. A lo que iba:
Tras escribir mi última entrada, pasé casi toda la noche en vela, dando vueltas y más vueltas a como pasar el amasijo de coches y merodeadores. Tenía un plan en mente, pero quería otra mejor opción, ya que este no era del todo seguro. Mi plan principal era transitar el camino encaramado encima de los coches, saltando de uno a otro, estando de esta forma más o menos fuera del alcance de los merodeadores. Este plan no me terminaba de convencer, pero era la única mejor opción que tenía hasta el momento. Le di vueltas y más vueltas, pero nada, no se me ocurrió absolutamente nada más.
Llegado el nuevo día, decidí no perder más tiempo y probar suerte. "Que sea lo que dios quiera..." es lo único que me pasaba por la mente. No os voy a engañar, estaba totalmente acojonado. No tenía ninguna esperanza de salir con vida de esta, ya que esa zona es un completo hervidero de merodeadores. Sobre las 12 del medio día, con el sol arriba de mi cabeza, ande hasta el principio del atasco. Con el cuerpo temblando como un flan, me encarame al primer coche y comencé el juego de ir botando de coche a coche. Al principio fue muy fácil, prácticamente pan comido. Recorrí mas de 10 metros sin ningún tipo de presión, ya que por esta zona la actividad de merodeadores era prácticamente nula. Thor me seguía entre los coches sin parar de husmear la zona. Todo marchaba bien, aunque en alguna ocasión me tocaba descender al suelo para poder llegar a otro coche. Por esta zona podía haber transitado caminando por suelo firme, pero no quería correr riesgos. La cosa se complico cuando llegue a la rotonda que os hable en la entrada anterior. Esta zona si que estaba repleta de escoria andante. Como si se les hubiese activado un radar en la cabeza, todos se dirigieron a mi posición. No perdí tiempo y saltando de coche en coche, dirigí mi rumbo hacía la primera terminal de trabajo. No podía mantenerme mucho tiempo encima de un solo coche, ya que los merodeadores se abalanzaban e intentaban cogerme. En más de una ocasión conseguían agarrarme los tobillos y yo tenía que abrir fuego. En otras ocasiones, se subían a los capós de los coches e intentaban reptar hasta arriba. A dios gracias, sus movimientos son lo suficiente torpes que les impiden mantenerse en pie en superficies que no sean el suelo. Nunca había estado tan sumamente cerca de una horda semejante, sin una valla de por medio y poder observarlos así. Como ya me había percatado cuando los observaba en la lejanía, todos ellos eran trabajadores del puerto. Todos van ataviados con monos fluorescentes. Pobres desdichados, les pillo todo esto en el trabajo, ni si quiera tuvieron oportunidad de estar en sus casas junto a su familia en sus últimos momentos...
La horda estaba tan sumamente centrada en perseguirme que Thor podía escabullirse entre los cadáveres andantes sin problemas. El susto me lo lleve cuando salte a un nuevo coche y desde dentro de este, por la ventanilla abierta, salieron unos brazos que intentaron atraparme. Rápidamente pase a otro coche y así lo hice hasta que llegue a las proximidades de la terminal. Cuando más próximo estaba de esta, menos coches habían, pero también habían menos merodeadores. Sin pensarlo dos veces, baje al suelo y comencé a correr como alma que lleva el diablo, intentando salir lo antes posible del perímetro de visión de esas cosas. En mi camino encontré a unos pocos merodeadores que me intentaron interceptar pero conseguí eliminar fácilmente. Llegue al aparcamiento de la terminal y bajo un gran cartel de la puerta que ponía "MSC" (nombre de esa terminal) estaba la puerta de acceso. Entré y fui recibido por un seguridad de la empresa, pero como os imaginaréis, este ya no era tal y buscaba roerme los huesos. No me esperaba este recibimiento y mi reacción fue propinarle una patada a la altura de la boca del estómago. Mi pie se hundió en su blando cuerpo y este salió despedido hacía atrás, y antes de que se levantara, le atravesé la cabeza con una bala. Acto seguido y con el chucho también dentro, cerré la entrada. Las puertas son de cristal, así que si la horda de ahí fuera llegaba hasta aquí y se percataba de que yo estaba dentro, entrarían sin ningún tipo de problema. Pero no podía hacer otra cosa, tenía que jugármela si quería encontrar a los demás. A unos pocos metros de mi posición, la entrada estaba bloqueada por un torno giratorio, el cual se activaba con tarjeta de identificación. Por momentos pensé que ya me quedaba sin entrar, pero no, ya que al no haber corriente eléctrica, el torno giraba porque el mecanismo de bloqueo estaba inservible. Una vez cruzado el torno, ande unos metros hacía la siguiente puerta que me llevaba a la zona de trabajo, pero me detuve al ver una máquina expendedora de alimentos. Tras el cristal de la máquina, habían todo tipo de chocolatinas, patatas fritas, rosquilletas y ¡hasta un par de paquetes con sandwiches! Con el hambre que llevaba arrastrando de días, no pude hacer otra cosa que romper el cristal con la culata del rifle y comenzar a sacar todo lo comestible de allí dentro. Con todos los alimentos esparcidos por el suelo, me tire en este y empecé a abrir envoltorios y a comer como una alimaña, casi sin masticar. No importaba si lo que abría era dulce o salado, lo comía prácticamente sin mirar. Thor me quitó de la mano un sandwich y se alejó corriendo, mientras lo engullía. Por décimas de segundo afloraron mis instintos más primitivos y casi me lanzo sobre el chucho para intentar arrebatarle lo que creía solo mio. Pero conforme me afloraron esos sentimientos, desaparecieron, y comprendí que él también tenía derecho a comer de mi botín. Después de hincharme a comer, guarde en la mochila todo lo sobrante y reventé la máquina expendedora de bebidas. Abrí una lata de Coca-cola y me la bebí prácticamente de un trago. Hecho esto, continué la marcha y caminé hasta la puerta de acceso. Apenas di unos pasos cuando me tuve que agachar porque casi vomito. No se si fue debido a comer tan rápido o por llevar tanto tiempo sin ingerir alimentos, pero por poco arrojo casi todo lo que me había comido. Me pude contener las ganas de vomitar y me dirigí a la puerta. Cuando cruce esta, baje unas escaleras y observe mi alrededor. Para que os hagáis una idea de como es la zona, os explico. Me encontraba al aire libre, habiendo en frente mía una especie de calles y más calles de contenedores apilados. Mirara donde mirara, había maquinaria pesada, la cual me es prácticamente imposible de describiros, ya que no se como hacerlo. También habían bastantes camiones por la zona, habiendo uno delante mía, volcado. A mi derecha se encontraba el muelle. Ahí se encuentran una serie de grúas inmensas y bajo de estas, varios barcos amarrados.
Visto esto, comencé a andar, sin saber a donde dirigirme. Por el momento no había ningún tipo de señal de que los demás hubiesen pasado por aquí. Por momentos me iba desilusionando, pero a pesar de ello, no paré de buscarlos. Transite por las calles de contenedores. Estas eran muchas y parecían interminables. Por esta zona había mucha maquinaría pesada y camiones. Estaba caminando cerca de un camión, cuando me lleve un susto tremendo, y es que dentro de este había un merodeador, que al percatarse de mi presencia, comenzó a golpear violentamente el cristal. Rápidamente lo encañone con la pistola, pero no le disparé, ya que estaba encerrado en el camión y era absurdo gastar munición en él, ya que no podía salir. Esto es algo importante y que debéis tener en cuenta, y es que si una de estas cosas esta encerrada y fuera de combate, sin suponer un peligro, no debéis de gastar ni medios ni esfuerzo en eliminarlo. Algo que he aprendido en todo este tiempo es que es esencial para la supervivencia el ahorrar munición y evitar el enfrentamiento siempre que sea posible. Así que continué mi camino y lo dejé ahí encerrado. Andadas todas las calles de contenedores, me dispuse a andar por el muelle. Mientras iba andando por este, me percate que todo el material de trabajo y muchos objetos personales (chaquetas, mochilas, carpetas...) yacían tirados por el suelo. Es como si los trabajadores hubiesen salido a toda prisa al comenzar todo el caos. Con razón existe el bloqueo de coches ahí afuera. Quizás se enteraron de lo que estaba ocurriendo y todos intentaron ir a sus casas con sus familias. Pena que nunca lo consiguieron...
Caminando bajo las grúas, a la sombra de uno de los barcos y con el sonido del agua rompiendo contra la pared de cemento de muelle, se me ocurrió subir a uno de los barcos. En que mala hora lo hice. Subí la escalinata de metal y llegué a cubierta. Un pelotón de marineros carentes de vida salieron a mi encuentro. Sin otra posibilidad, comencé a bajar las escaleras cogiéndome de las barandillas para no caerme. Cuando llegué a tierra, estos ya habían comenzado a descender por estas. Eran demasiados y si bajaban, tenía que eliminarlos, así que intente buscar otra solución. Empujé la escalera con la intención de moverla y dejarla suspendida por encima del agua, alejada del suelo, pero era imposible. Esta estaba bien anclada. Detrás mía había una máquina elevadora, la cual me dio una idea. Monté en esta y vi que tenía las llaves puestas, algo frecuente en un lugar de trabajo. La arranqué y con las palas de esta empuje la escalera hasta que conseguí desplazarla. Esta crujió y cedió, quedándose alejada del suelo y por encima del agua. Cuando los merodeadores llegaron abajo, uno a uno fueron cayendo al agua. Hasta me llegó a resultar gracioso verlos precipitarse al agua y los chapoteos que producían al caer. Cuando cayeron todos, me asomé y mire al agua, y comprobé que no sabían nadar (jeje).
Pasaron las horas y di por sentado de que Belén y los demás no estaban allí. Poco a poco se iba acercando la noche, así que decidí pasar la noche allí. Me senté en un noray y desde ahí observe el mar y el horizonte. Aquí sentado me quedé sumergido en pensamientos mientras miraba a los peces danzar en el agua. Sentí tremendas ganas de darme un chapuzón, pero nunca fui un buen nadador, es más, apenas sabía mantenerme a flote. Cuando levanté la mirada, me fije en algo que había pasado desapercibido ante mis ojos hasta el momento. En la otra parte del agua, bastante alejada, había otra terminal de contenedores. Era similar a la que me encontraba, pero muchísima más grande y con muchas más grúas. También habían varios barcos atracados. Según parecía, esa era la siguiente terminal portuaria más próxima, la cual os dije que para llegar tenía que seguir la carretera. Esforzaba la vista en busca de algún signo de vida, pero no vi nada que me llamase la atención. Así pase largos y largos minutos, hasta que vi algo que me llamó la atención. Vi a tres siluetas andando. Por momentos pensé si era mi imaginación que me estaba jugando una mala pasada, pero no, era muy real como para ser una alucinación. Estos individuos andaban hacía lo que parecía un edificio de oficinas. Al estar tan sumamente lejos, no podía distinguir de quienes se podía tratar. ¿Serían ellos? ¿Sería mi grupo? Eso pasaba por mi mente. Empecé a gritarles con la esperanza de llamar su atención, pero fue en vano. Continuaron su marcha hasta el edificio sin percatarse de mi presencia. Efectué un par de disparos al aire, pero de nada sirvió, ellos ya no estaban a la vista. Esto me puso nervioso y con tremendas ganas de continuar la marcha para llegar allí. Hasta me dieron ganas de tirarme al agua e intentar llegar al otro muelle a nado. Menos mal que no lo hice, no habría llegado muy lejos. Hasta para un nadador experimentado, la distancia era bastante grande.
Las horas pasaron y un manto de estrellas se instaló sobre mi cabeza. Había luna llena, así que la visibilidad era bastante buena. Al estar tan cerca del mar, el frío era más fuerte y calaba mis huesos. Tuve que coger una chaqueta reflectante que encontré por el suelo y hacer uso de ella. Comí un par de chocolatinas mientras pensaba en cual era el lugar más seguro para dormir. Pensé en meterme en alguno de los muchos contenedores que habían abiertos, también pensé en encaramarme en algún sitio alto, pero la mejor idea la tuve cuando levante la cabeza y mire hacía arriba: dormiría en lo alto de la grúa, en la cabina. Así lo hice. Subí las escaleras que hay en el lateral de la grúa y continué el interminable ascenso hasta llegar arriba del todo. Aquí arriba tenía una panorámica perfecta de gran parte de Valencia. Observe todo detenidamente mientras el viento acariciaba mi cara, pero en seguida me metí en la cabina del gruero. Con la luz del día observaría todo, ya que de noche la visibilidad es muy limitada.
Dentro de la cabina, la cual esta suspendida en el aire, pase la noche. Esta fue una de las noches más largas de mi vida. Apenas dormí, como viene siendo costumbre, y notaba como mi cuerpo era tomado nuevamente por la fiebre. Tuve que tomarme otro paracetamol para contrarrestar esto. En la cabina permanecí hasta que las primeras luces del alba empezaron a deslumbrarme.
Continuaría esta entrada, relatándoos todo lo acontecido hasta ahora, pero es imposible resumirlo todo en una entrada. En las próximas entradas os iré relatando como han transcurrido los acontecimientos hasta llegar a mi actual posición. Disculparme, pero es que no quiero escatimar en detalles.
- Erik -
Estos dos últimos días no lo he pasado muy bien. Estas dos madrugadas pasadas las he pasado delirando. No tengo termómetro para medirme la temperatura corporal, pero estoy seguro que he tenido una fiebre muy alta. No se porque. Quizás me he resfriado bastante, ya que por las noches hace mucho frió y apenas llevo abrigo. Hasta ayer, que encontré una chaqueta, iba en manga corta. Pero creo que el motivo de la fiebre no es que me haya resfriado, sino por la infección de la herida de la pierna. No entiendo mucho de esto, pero creo que es la causa. He quitado la venda, que ya la llevaba negra de tanta suciedad, y la herida no pinta nada bien. Tiene un color oscuro y no ha comenzado a cicatrizar. Me supura bastante. Tiene muy mala pinta... y aún me duele horrores. Esta mañana la he intentado lavar. He cogido agua en una cacerola y la he hervido para matar las bacterias que pudieran haber en el agua. Después, he enjuagado la herida. No se si esto servirá de algo, pero bueno, al menos lo intento. Mejor que nada debe de ser.
Estos días he andado mucho. He tenido que transitar por avenidas totalmente infestadas y he tenido que abrir fuego en más de una ocasión. Ayer me rodearon en dos ocasiones. Andaba entre los coches por la avenida llamada "Avenida del puerto", cuando de repente, me vi rodeado. De entre los coches comenzaron a levantarse varios merodeadores. Era como si estuviesen escondidos a propósito, aunque no creo que sea así, ya que no parecen tan inteligentes. Como decía, me vi rodeado por unos diez. Con la pistola abrí fuego, eliminando a los más cercanos. Thor también se puso a la defensiva y comenzó a atacar a los más cercanos. Poco a poco, me abrí un camino entre los infectados y pude salir. Cuando me di cuenta, el chucho ya había salido a escape, corriendo entre los coches. Yo lo seguí. No se como lo hace, pero siempre huye en la buena dirección. En la escapada, pase cerca de varios merodeadores. Muchos intentaron cogerme y uno lo consiguió. Mientras corría, note como algo me agarraba el tobillo y hacía que cayera al suelo. Una vez en el suelo, me di la vuelta y me incorpore. Todavía agarrado a mi tobillo y con la boca preparada para morder, había un merodeador. Este estaba mutilado. No tenía piernas. No me entra en la cabeza como alguna de esas cosas pueden seguir activas a pesar de no tener miembros. Le propine varias patadas cuando ya tenía la boca a centímetros de mi pierna. Cuando le destroce la cabeza a patadas y con el corazón que se me salía del pecho, me levanté rápidamente. Nada más ponerme de pie, me di de bruces con dos más que se habían acercado. Mi tiempo de reacción solo me dejo empujar al más cercano y, seguidamente, disparar al segundo. Aun recuerdo el aspecto de estos dos. Iban uniformados de policía.
Después he corrido entre los coches y he probado suerte por las calles contiguas. Estas parecían más tranquilas, así que he seguido por ahí. El chucho ha aparecido al rato. El sinvergüenza siempre escapa corriendo y me deja solo. Andando por estas calles, he visto a una persona asomada en un balcón, en un tercer piso. Era una mujer que llevaba puesto un camisón e iba semidesnuda. Yo cada día alucino más y no solo por estas cosas. Ha empezado a llamarme y a decir que me daba refugio. He hecho oídos sordos y he continuado. Ya no me fió de nadie. He hecho bien, ya que al ver que pasaba de ella, ha comenzado a dispararme con una escopeta de caza, mientras me insultaba. ¿Otra tía desquiciada? Seguro. No quiero ni pensar para que quería que subiera. Al ver que habría fuego contra mi, me he cubierto entre los coches y he devuelto los disparos con el rifle. Con los disparos silbando sobre mi cabeza, he corrido agachado entre los coches y he podido alejarme.
No se que le pasa a la gente. En vez de luchar por sobrevivir, se empeñan en acabar con los demás. Esta mujer que necesidad tenía de malgastar munición conmigo si yo no le he hecho nada. Esto es un claro ejemplo de que la gente ha perdido la cabeza. Sin leyes ni gobierno, en la anarquía pura y dura, en el caos extremo, la gente solo piensa en hacer el mal al semejante. Ahora solo manda la ley del más fuerte. Lo fácil que sería colaborar entre todos... Pero esta clase de gente solo mira el egoísmo, en su supervivencia a cualquier precio, despreciando al semejante. Con eso solo consiguen firmar su sentencia de muerte. Bajo toda esta mierda, nos es imposible sobrevivir solos. Nos necesitamos los unos a los otros. Un claro ejemplo somos nosotros. Nosotros no habríamos llegado hasta donde hemos llegado sin tener en el grupo a personas como Eduardo o Manuel.
Este último... pobre... no merece lo que le ha ocurrido. Debería estar aquí conmigo. No hay día que no me acuerde de él. Me come el remordimiento de pensar que he podido ser yo el que lo ha matado. Diossss... Que mal me siento. ¿Como se lo voy a explicar a su hermana? ¿Como se lo va a tomar?. Os lo digo con el corazón en la mano, con total sinceridad, y es que sin dudar, me cambiaría por él. Habría preferido ser yo el que recibe el tiro, o en su defecto, el muerto por los merodeadores. Me siento muy culpable... No debí de ser tan estúpido de disparar a ciegas. ¿Pero que podía hacer yo? ¡Los tenía encima! ¡Debía de actuar rápidamente!. De todas formas, de nada sirvió actuar sin pensar... solo lo arrastre más rápidamente a la muerte... Que insensato he sido...
Necesito cambiar de tema. Por fin he llegado cerca de las instalaciones portuarias. Es más, ya estaría dentro, buscando a los demás, si no fuera por un pequeño detalle. Nada más pasar por la que era la caseta de la guardia civil y la barrera para detener a los coches, la cual servía para controlar quién accedía o salía de las instalaciones portuarias, andando un kilómetro, me he dado de bruces con que la carretera esta colapsada de coches. El motivo de que haya una hilera inmensa de coches accidentados se debe a que en medio de la carretera hay varios camiones de mercancías volcados. Esto debería de parecerme lo más normal del mundo, ya que en los días pasados no he parado de transitar entre coches accidentados, pero esto es muy diferente. El embudo de coches continúa hasta donde pierdo de vista la carretera. Entre tanto coche estrellado, puedo divisar a cientos, ¡miles! de merodeadores. La mayoría de estos van uniformados con ropa reflectante, por lo que deduzco que eran los trabajadores del puerto. Hay sumamente tantos que no se me ocurre ninguna idea para pasar sin ser atrapado. Estoy empezando a perder la esperanza de que Belén y los demás hayan pasado por aquí... ¡Es imposible!. Si consigo cruzar y no los encuentro, ¿que voy a hacer? No quiero pensar eso. Debo de pensar que han encontrado el modo de cruzar la carretera y que yo lo voy a encontrar también. Cuando he visto el panorama, me he quedado a una distancia prudencial, pensando el modo de cruzar, pero no se me ha ocurrido nada. También he observado a los merodeadores en la lejanía. Con esa ropa reflectante y bajo la luz del sol, son completamente visibles. Eso es un punto a mi favor.
Viendo que por hoy, intentar transitar es imposible y que la noche comienza a caer, he desandado mis pasos hasta la garita de la guardia civil. He entrado aquí y aquí pasare la noche. Esta zona esta bastante despejada, solo hay algunos coches y ninguna actividad de infectados por el momento. Al lado de la barrera están los coches de la guardia civil, situados en forma de cordón. Parece que los situaron ahí para contener algo. Cuando he entrado a la garita, he visto a dos cadáveres en el suelo, ambos devorados casi en su totalidad y en muy avanzado estado de descomposición. Eran dos miembros de la guardia civil. Algo me ha llamado la atención y es que el suelo esta lleno de casquillos de bala, pero no están sus armas. Alguien se las ha llevado. ¿Habrá sido mi grupo? Esto me ha dado pequeñas esperanzas. Yo creo que sí, han sido ellos. Visto que era imposible hacer noche aquí con los cadáveres en la estancia, me he visto obligado a sacarlos fuera. Solo os digo que es repugnante coger a un cadáver de los pies y quedarte con estos en la mano. No digo más.
Hace un rato que he rebuscado por los cajones y armarios en busca de algo interesante. No he encontrado más que papeles, ropa y similares. En el baño he encontrado algo útil, como papel higiénico y jabón. Lo he guardado en la mochila como si esto fuese un tesoro. También he encontrado algo de munición del calibre de mi pistola. No mucha, pero con tanta escasez, cualquier cosa es bienvenida. Cuando he ido a inspeccionar los baños exteriores, casi lo lamento. Cuando he abierto la puerta de uno de los baños, se me ha venido encima un merodeador. Este a estado muy cerca de morderme, pero por mi rápida acción lo he evitado. Este también iba uniformado. He podido dejarlo fuera de combate sin disparar el arma.
No hay nada de comer y tengo un hambre atroz... Solo he encontrado una máquina de bebidas, la cual he tenido que abrir con mi ingenio. Cuando la he abierto, esta estaba llena de bebidas hasta arriba. He guardado en la mochila toda la bebida que he podido. Me vendrá bien. El que no parece tener problema para obtener comida es Thor. Acaba de venir con algo en la boca, lo cual se acaba de comer. No me gusta que esté por ahí merodeando. Puede llamar la atención de los merodeadores y atraerlos a mi posición. He optado por meter a Thor en la caseta también. No quería, pero al final lo he conseguido. Ahora esta tumbado sobre una manta, en una esquina, bajo uno de los escritorios.
La noche ya es casi total. Desde los cristales ya no diviso el horizonte, solo oscuridad. No me gusta este refugio. Si me descubren, estoy vendido. Pero no me queda otra opción más que esta. Al menos tengo una puerta trasera en esta garita de 5x2. Voy a seguir el ejemplo de Thor y voy a dormir bajo un escritorio. Acostumbro a dormir en sitios como este, ya que así estoy más escondido y resguardado.
Creo que me esta subiendo de nuevo la fiebre. Siento que la frente me arde y empiezo a tener mucho frío. No tengo con que taparme, el chucho tiene la única manta. Ufff... No me gusta nada la fiebre. Ojala tuviera algo para combatirla...
Me empiezo a sentir mareado...
- Erik -
+ 04-11-09 + Delirios
01:20 - No me encuentro nada bien. Tengo mucho frío. He cogido la ropa que he encontrado aquí y la estoy utilizando para taparme. De nada sirve. No paro de tiritar y sentir escalofríos. No se cuanta fiebre debo de tener, pero soy consciente de que esto es muy peligroso. Si no la rebajo con algún medicamento, esto puede complicarse y puedo morir. Estoy empapado en sudor. Antes he ido a mear y apenas me puedo mantener en pie. He tenido que avanzar apoyándome en las paredes, moviéndome de lado a lado.
- Erik -
03:43 - Creo que ya no se ni lo que hago, digo o veo. Creo que deliro. Hace un momento me he sorprendido a mi mismo hablando solo, repitiendo el nombre de Belén y caminando por fuera, entre la oscuridad. No se como he llegado hasta ese punto, pero me he asustado. He vuelto rápidamente a la garita y me he acurrucado en mi rincón, en el cual estoy ahora. Tengo toda la ropa encima mía, a ver si así consigo entrar en calor. La gotas de sudor frío no paran de surcarme la frente. Mire donde mire, veo sombras y siluetas. Me acaba de parecer ver pasar algo por el cristal. Era como una silueta. ¿Será mi mente o realmente hay alguien ahí fuera? No lo se, no lo se... ni lo quiero saber. Por aquí debe de haber algún algún tipo de medicamento con Paracetamol o similar. Quizás si busco bien...
- Erik -
13:33 - Ya hace horas que estoy despierto. Al final, anoche rebusque por los cajones y encontré un botiquín. Además de vendas, un desinfectante y alcohol, cosas que ya me he guardado, había una caja de Termalgin 500 mg. Es lo más lógico que haya algo de eso por aquí. No se cuanto tiempo ha tardado en hacerme efecto, ya que al poco de tomarme la pastilla, me he dormido.
Mi amanecer no ha sido nada agradable. Os pongo en situación. Imaginar que estáis durmiendo, acurrucados bajo de una mesa, hechos un ovillo entre ropa. Bien, pues de repente, entre sueños, os sentís observados, como si un radar os avisara de algo, de que no estáis solos en la habitación. Entonces abrís los ojos, todavía con el sopor encima y sin saber donde os encontráis, y vuestra primera visión es un rostro ajado, a pocos centímetros de vuestra cara. Un rostro amarillento, casi sin pelo y lleno de heridas abiertas, con ojos desenfocados, sin vida, y la boca abierta y babeante. ¿Que haríais? Pues eso es lo que me ha ocurrido a mi. Un puto merodeador se me ha metido en la garita y lo tenía prácticamente encima mientras dormía. Estaba tan sumamente cerca que su cara casi tocaba la mía. El muy cabrón se había arrastrado por el suelo para llegar hasta mi posición. Mi primera reacción ha sido tirarle una de las chaquetas que tenía encima a la cara. Con esta he podido taparle la cabeza y sacarlo a patadas. Cuando lo he alejado de mi, he salido rápidamente y he comenzado a golpearlo con la culata del rifle. Ha parado de moverse cuando le he destrozado la cabeza a golpes de culata. Aun recuerdo el olor nauseabundo que desprendía ese ser. He sido un insensato por no parapetar la puerta. Parece ser que anoche, cuando salí al exterior entre delirios y volví, deje la puerta abierta.
Hoy ya me encuentro algo mejor. De momento no tengo fiebre, aunque esta siempre me ataca por las noches. De momento tengo el Paracetamol, así que si hoy me vuelve a dar, me tomare otro. Hace un rato he intentado desinfectarme la herida. La he lavado con un poco de agua embotellada y me he puesto alcohol y desinfectante. Sigue teniendo mala pinta. Mientras me realizaba la cura, me ha supurado bastante pus. Al menos ya la tengo cubierta con vendas limpias.
He estado observando el panorama de la carretera. Me he situado a bastante distancia y sentado en una silla de plástico que había por ahí tirada. He pasado un largo rato pensando en posibles rutas seguras o cualquier otra forma de pasar entre tanto merodeador. He pensado que podía intentar pasar a pie entre los coches y repeler a los más próximos, pero son tantos que me pueden rodear fácilmente. Además, el trayecto de la carretera es largo, así que una vez dentro tendría que continuar sin opción de retorno. Esta opción es peligrosa y la debo de dejar como último recurso. Tiene que haber otra forma de pasar... que estrés. En la garita he encontrado un mapa de toda la zona y alrededores. Desde mi posición, esta es la única entrada a las instalaciones. Hay dos entradas más, pero para tomarlas tendría que desandar lo andado y volver a caminar por la ciudad. Esto tampoco es seguro. Por cierto, en este mapa puedo ver que las instalaciones portuarias están divididas en varias secciones, las cuales son todas diferentes y están alejadas las unas de las otras. Casi todas son terminales de carga y descarga de contenedores. De estas hay 4 o 5, las cuales parecen que están valladas en todo su perímetro. Según el mapa, hay una terminal a la izquierda de la primera rotonda, la cual se encuentra en pleno atasco de vehículos. Esta es la más cercana, la siguiente terminal más próxima y la cual parece muchísimo más grande, esta en una carretera que sale por el ramal derecho de la rotonda. Es una carretera bastante larga, la cual tardare en andar y más si esta bloqueada. Luego hay otro problema, ¿como voy a adivinar en que terminal se encuentran todos?.
Voy a echar otro vistazo, a ver si se me ocurre algo y a ver si encuentro algo de comer, que las tripas no paran de rugirme.
- Erik -
16:00 - ¡No sabéis lo que acabo de encontrar! ¡Están vivos! Como lo he podido pasar por alto teniéndolo delante de mis narices. De camino entre la garita y el bloqueo de los coches, hay un coche de la guardia civil. Pues me acabo de dar cuenta que colgando de la sirena del coche, ¡está la chaqueta de Belén! ¡Sabía que han pasado por aquí! He cogido la chaqueta para asegurarme y sí, es la suya. Aún huele a su perfume. ¿Entonces han pasado por el atasco? Si ellos lo han hecho, yo también debo de hacerlo. He pensado en hacerlo ahora, pero creo que es demasiado precipitado. Debo de trazar un plan esta noche y llevarlo a cabo mañana a primera hora. Se me ha ocurrido una idea que creo que es mejor que transitar directamente entre los coches.
He encontrado un paquete de rosquilletas saladas. Estaban un poco rancias, pero me las he comido igual. A pesar de esto, sigo muerto de hambre...
Creo que voy a cerrar por hoy el pc. Tengo que ahorrar batería y además, tengo que pensar cual es la mejor forma de pasar mañana todo el colapso de coches.
Ahora me siento contento. Se que ellos han estado por aquí y se que han logrado llegar al otro lado. Ya queda menos para que pueda abrazar a Belén
- Erik -
+ 17-11-09 + 3 días y 4 noches
Sigo vivo.
Se que habréis temido lo peor, ya que he estado más de una semana sin publicar, pero los acontecimientos así lo han requerido. Han pasado muchas cosas a lo largo de esta semana, unas buenas, otras malas y otras muy malas. Podría ahorrarme soltar la parrafada abreviando mis vivencias de estos últimos días y contaros mi situación actual, pero no, prefiero contaros todo desde el principio. De eso se trata mi diario, de contaros todo con pleno lujo de detalles para que aprendáis de mis aciertos y errores, y ello os sirva para vuestra propia supervivencia. A lo que iba:
Tras escribir mi última entrada, pasé casi toda la noche en vela, dando vueltas y más vueltas a como pasar el amasijo de coches y merodeadores. Tenía un plan en mente, pero quería otra mejor opción, ya que este no era del todo seguro. Mi plan principal era transitar el camino encaramado encima de los coches, saltando de uno a otro, estando de esta forma más o menos fuera del alcance de los merodeadores. Este plan no me terminaba de convencer, pero era la única mejor opción que tenía hasta el momento. Le di vueltas y más vueltas, pero nada, no se me ocurrió absolutamente nada más.
Llegado el nuevo día, decidí no perder más tiempo y probar suerte. "Que sea lo que dios quiera..." es lo único que me pasaba por la mente. No os voy a engañar, estaba totalmente acojonado. No tenía ninguna esperanza de salir con vida de esta, ya que esa zona es un completo hervidero de merodeadores. Sobre las 12 del medio día, con el sol arriba de mi cabeza, ande hasta el principio del atasco. Con el cuerpo temblando como un flan, me encarame al primer coche y comencé el juego de ir botando de coche a coche. Al principio fue muy fácil, prácticamente pan comido. Recorrí mas de 10 metros sin ningún tipo de presión, ya que por esta zona la actividad de merodeadores era prácticamente nula. Thor me seguía entre los coches sin parar de husmear la zona. Todo marchaba bien, aunque en alguna ocasión me tocaba descender al suelo para poder llegar a otro coche. Por esta zona podía haber transitado caminando por suelo firme, pero no quería correr riesgos. La cosa se complico cuando llegue a la rotonda que os hable en la entrada anterior. Esta zona si que estaba repleta de escoria andante. Como si se les hubiese activado un radar en la cabeza, todos se dirigieron a mi posición. No perdí tiempo y saltando de coche en coche, dirigí mi rumbo hacía la primera terminal de trabajo. No podía mantenerme mucho tiempo encima de un solo coche, ya que los merodeadores se abalanzaban e intentaban cogerme. En más de una ocasión conseguían agarrarme los tobillos y yo tenía que abrir fuego. En otras ocasiones, se subían a los capós de los coches e intentaban reptar hasta arriba. A dios gracias, sus movimientos son lo suficiente torpes que les impiden mantenerse en pie en superficies que no sean el suelo. Nunca había estado tan sumamente cerca de una horda semejante, sin una valla de por medio y poder observarlos así. Como ya me había percatado cuando los observaba en la lejanía, todos ellos eran trabajadores del puerto. Todos van ataviados con monos fluorescentes. Pobres desdichados, les pillo todo esto en el trabajo, ni si quiera tuvieron oportunidad de estar en sus casas junto a su familia en sus últimos momentos...
La horda estaba tan sumamente centrada en perseguirme que Thor podía escabullirse entre los cadáveres andantes sin problemas. El susto me lo lleve cuando salte a un nuevo coche y desde dentro de este, por la ventanilla abierta, salieron unos brazos que intentaron atraparme. Rápidamente pase a otro coche y así lo hice hasta que llegue a las proximidades de la terminal. Cuando más próximo estaba de esta, menos coches habían, pero también habían menos merodeadores. Sin pensarlo dos veces, baje al suelo y comencé a correr como alma que lleva el diablo, intentando salir lo antes posible del perímetro de visión de esas cosas. En mi camino encontré a unos pocos merodeadores que me intentaron interceptar pero conseguí eliminar fácilmente. Llegue al aparcamiento de la terminal y bajo un gran cartel de la puerta que ponía "MSC" (nombre de esa terminal) estaba la puerta de acceso. Entré y fui recibido por un seguridad de la empresa, pero como os imaginaréis, este ya no era tal y buscaba roerme los huesos. No me esperaba este recibimiento y mi reacción fue propinarle una patada a la altura de la boca del estómago. Mi pie se hundió en su blando cuerpo y este salió despedido hacía atrás, y antes de que se levantara, le atravesé la cabeza con una bala. Acto seguido y con el chucho también dentro, cerré la entrada. Las puertas son de cristal, así que si la horda de ahí fuera llegaba hasta aquí y se percataba de que yo estaba dentro, entrarían sin ningún tipo de problema. Pero no podía hacer otra cosa, tenía que jugármela si quería encontrar a los demás. A unos pocos metros de mi posición, la entrada estaba bloqueada por un torno giratorio, el cual se activaba con tarjeta de identificación. Por momentos pensé que ya me quedaba sin entrar, pero no, ya que al no haber corriente eléctrica, el torno giraba porque el mecanismo de bloqueo estaba inservible. Una vez cruzado el torno, ande unos metros hacía la siguiente puerta que me llevaba a la zona de trabajo, pero me detuve al ver una máquina expendedora de alimentos. Tras el cristal de la máquina, habían todo tipo de chocolatinas, patatas fritas, rosquilletas y ¡hasta un par de paquetes con sandwiches! Con el hambre que llevaba arrastrando de días, no pude hacer otra cosa que romper el cristal con la culata del rifle y comenzar a sacar todo lo comestible de allí dentro. Con todos los alimentos esparcidos por el suelo, me tire en este y empecé a abrir envoltorios y a comer como una alimaña, casi sin masticar. No importaba si lo que abría era dulce o salado, lo comía prácticamente sin mirar. Thor me quitó de la mano un sandwich y se alejó corriendo, mientras lo engullía. Por décimas de segundo afloraron mis instintos más primitivos y casi me lanzo sobre el chucho para intentar arrebatarle lo que creía solo mio. Pero conforme me afloraron esos sentimientos, desaparecieron, y comprendí que él también tenía derecho a comer de mi botín. Después de hincharme a comer, guarde en la mochila todo lo sobrante y reventé la máquina expendedora de bebidas. Abrí una lata de Coca-cola y me la bebí prácticamente de un trago. Hecho esto, continué la marcha y caminé hasta la puerta de acceso. Apenas di unos pasos cuando me tuve que agachar porque casi vomito. No se si fue debido a comer tan rápido o por llevar tanto tiempo sin ingerir alimentos, pero por poco arrojo casi todo lo que me había comido. Me pude contener las ganas de vomitar y me dirigí a la puerta. Cuando cruce esta, baje unas escaleras y observe mi alrededor. Para que os hagáis una idea de como es la zona, os explico. Me encontraba al aire libre, habiendo en frente mía una especie de calles y más calles de contenedores apilados. Mirara donde mirara, había maquinaria pesada, la cual me es prácticamente imposible de describiros, ya que no se como hacerlo. También habían bastantes camiones por la zona, habiendo uno delante mía, volcado. A mi derecha se encontraba el muelle. Ahí se encuentran una serie de grúas inmensas y bajo de estas, varios barcos amarrados.
Visto esto, comencé a andar, sin saber a donde dirigirme. Por el momento no había ningún tipo de señal de que los demás hubiesen pasado por aquí. Por momentos me iba desilusionando, pero a pesar de ello, no paré de buscarlos. Transite por las calles de contenedores. Estas eran muchas y parecían interminables. Por esta zona había mucha maquinaría pesada y camiones. Estaba caminando cerca de un camión, cuando me lleve un susto tremendo, y es que dentro de este había un merodeador, que al percatarse de mi presencia, comenzó a golpear violentamente el cristal. Rápidamente lo encañone con la pistola, pero no le disparé, ya que estaba encerrado en el camión y era absurdo gastar munición en él, ya que no podía salir. Esto es algo importante y que debéis tener en cuenta, y es que si una de estas cosas esta encerrada y fuera de combate, sin suponer un peligro, no debéis de gastar ni medios ni esfuerzo en eliminarlo. Algo que he aprendido en todo este tiempo es que es esencial para la supervivencia el ahorrar munición y evitar el enfrentamiento siempre que sea posible. Así que continué mi camino y lo dejé ahí encerrado. Andadas todas las calles de contenedores, me dispuse a andar por el muelle. Mientras iba andando por este, me percate que todo el material de trabajo y muchos objetos personales (chaquetas, mochilas, carpetas...) yacían tirados por el suelo. Es como si los trabajadores hubiesen salido a toda prisa al comenzar todo el caos. Con razón existe el bloqueo de coches ahí afuera. Quizás se enteraron de lo que estaba ocurriendo y todos intentaron ir a sus casas con sus familias. Pena que nunca lo consiguieron...
Caminando bajo las grúas, a la sombra de uno de los barcos y con el sonido del agua rompiendo contra la pared de cemento de muelle, se me ocurrió subir a uno de los barcos. En que mala hora lo hice. Subí la escalinata de metal y llegué a cubierta. Un pelotón de marineros carentes de vida salieron a mi encuentro. Sin otra posibilidad, comencé a bajar las escaleras cogiéndome de las barandillas para no caerme. Cuando llegué a tierra, estos ya habían comenzado a descender por estas. Eran demasiados y si bajaban, tenía que eliminarlos, así que intente buscar otra solución. Empujé la escalera con la intención de moverla y dejarla suspendida por encima del agua, alejada del suelo, pero era imposible. Esta estaba bien anclada. Detrás mía había una máquina elevadora, la cual me dio una idea. Monté en esta y vi que tenía las llaves puestas, algo frecuente en un lugar de trabajo. La arranqué y con las palas de esta empuje la escalera hasta que conseguí desplazarla. Esta crujió y cedió, quedándose alejada del suelo y por encima del agua. Cuando los merodeadores llegaron abajo, uno a uno fueron cayendo al agua. Hasta me llegó a resultar gracioso verlos precipitarse al agua y los chapoteos que producían al caer. Cuando cayeron todos, me asomé y mire al agua, y comprobé que no sabían nadar (jeje).
Pasaron las horas y di por sentado de que Belén y los demás no estaban allí. Poco a poco se iba acercando la noche, así que decidí pasar la noche allí. Me senté en un noray y desde ahí observe el mar y el horizonte. Aquí sentado me quedé sumergido en pensamientos mientras miraba a los peces danzar en el agua. Sentí tremendas ganas de darme un chapuzón, pero nunca fui un buen nadador, es más, apenas sabía mantenerme a flote. Cuando levanté la mirada, me fije en algo que había pasado desapercibido ante mis ojos hasta el momento. En la otra parte del agua, bastante alejada, había otra terminal de contenedores. Era similar a la que me encontraba, pero muchísima más grande y con muchas más grúas. También habían varios barcos atracados. Según parecía, esa era la siguiente terminal portuaria más próxima, la cual os dije que para llegar tenía que seguir la carretera. Esforzaba la vista en busca de algún signo de vida, pero no vi nada que me llamase la atención. Así pase largos y largos minutos, hasta que vi algo que me llamó la atención. Vi a tres siluetas andando. Por momentos pensé si era mi imaginación que me estaba jugando una mala pasada, pero no, era muy real como para ser una alucinación. Estos individuos andaban hacía lo que parecía un edificio de oficinas. Al estar tan sumamente lejos, no podía distinguir de quienes se podía tratar. ¿Serían ellos? ¿Sería mi grupo? Eso pasaba por mi mente. Empecé a gritarles con la esperanza de llamar su atención, pero fue en vano. Continuaron su marcha hasta el edificio sin percatarse de mi presencia. Efectué un par de disparos al aire, pero de nada sirvió, ellos ya no estaban a la vista. Esto me puso nervioso y con tremendas ganas de continuar la marcha para llegar allí. Hasta me dieron ganas de tirarme al agua e intentar llegar al otro muelle a nado. Menos mal que no lo hice, no habría llegado muy lejos. Hasta para un nadador experimentado, la distancia era bastante grande.
Las horas pasaron y un manto de estrellas se instaló sobre mi cabeza. Había luna llena, así que la visibilidad era bastante buena. Al estar tan cerca del mar, el frío era más fuerte y calaba mis huesos. Tuve que coger una chaqueta reflectante que encontré por el suelo y hacer uso de ella. Comí un par de chocolatinas mientras pensaba en cual era el lugar más seguro para dormir. Pensé en meterme en alguno de los muchos contenedores que habían abiertos, también pensé en encaramarme en algún sitio alto, pero la mejor idea la tuve cuando levante la cabeza y mire hacía arriba: dormiría en lo alto de la grúa, en la cabina. Así lo hice. Subí las escaleras que hay en el lateral de la grúa y continué el interminable ascenso hasta llegar arriba del todo. Aquí arriba tenía una panorámica perfecta de gran parte de Valencia. Observe todo detenidamente mientras el viento acariciaba mi cara, pero en seguida me metí en la cabina del gruero. Con la luz del día observaría todo, ya que de noche la visibilidad es muy limitada.
Dentro de la cabina, la cual esta suspendida en el aire, pase la noche. Esta fue una de las noches más largas de mi vida. Apenas dormí, como viene siendo costumbre, y notaba como mi cuerpo era tomado nuevamente por la fiebre. Tuve que tomarme otro paracetamol para contrarrestar esto. En la cabina permanecí hasta que las primeras luces del alba empezaron a deslumbrarme.
Continuaría esta entrada, relatándoos todo lo acontecido hasta ahora, pero es imposible resumirlo todo en una entrada. En las próximas entradas os iré relatando como han transcurrido los acontecimientos hasta llegar a mi actual posición. Disculparme, pero es que no quiero escatimar en detalles.
- Erik -
Re: Diario de la resistencia
benditos los ojos, que bueno que regreses, me encanto los capitulos. Espero los siguientes
Toletum- Jefe de Los Barbaros
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Re: Diario de la resistencia
Saludos Toletum! La verdad es que nunca me fui Ahí van tres capis más:
+ 18-11-09 + 3 días y 4 noches: Rodeado
Prosigo con la historia de lo ocurrido:
El día 6 desperté deslumbrado por los primeros rayos de sol. Al estar a tanta altura, los primeras luces del alba me deslumbraban. Me levanté completamente acartonado por haber dormido sentado en una estancia tan pequeña y salí a la pasarela. Una vez allí, observe el horizonte. La panorámica de la ciudad era espectacular. Podía observar media Valencia desde las alturas. Desde aquí se veía hasta la famosa Ciudad de las artes y las ciencias. También observé la terminal donde me disponía a dirigir mi rumbo. Fije la vista, pero por más que busqué, no vi ningún tipo de actividad humana. Pasé unos minutos observando y me bajé a suelo firme. Una vez en tierra, vi a Thor que estaba husmeando por la zona. Le pusé un poco de agua y fui en busca de unos baños públicos. Cuando los encontré, realicé mis necesidades y me lavé la cara. No se porque, pero me quede absorto mirándome la cara en el espejo. Nunca me había fijado en los cambios que ha sufrido mi rostro. Mi rostro desaliñado esta completamente cubierto de barba. Mi pelo, el cual siempre he llevado rapado, al 1 para ser exactos, ahora lo tenía tan largo como hace años que no lo llevaba. Mis ojos están marcados por unas profundas ojeras. En ese rato que me estuve observando, me di asco a mi mismo. No os exagero.
Una vez acabé de amargarme mirando mi rostro en el espejo, salí y comencé a preparar las cosas para partir. Recargué las armas, hice recuento de alimentos, busqué cosas útiles por la zona y pegué un vistazo al mapa. Según observe en este, había un camino más corto que llevaba a mi destino. Este camino también sale de la rotonda y cruza por un largo puente. Siguiendo por este camino llegaría a la salida sur de las instalaciones portuarias y a la izquierda tendría la entrada trasera de la terminal de contenedores. Después de estudiar la ruta, decidí tomar este camino. Cogí mis cosas, con el rifle colgado a mi espalda y empuñando la pistola, caminé hacía la salida de las instalaciones. Mi sorpresa fue cuando entré al recinto por el cual accedí el día anterior y me lo encontré repleto de merodeadores. Estos habían roto los cristales de la puerta y se agolpaban ante el torno giratorio. ¡Como se las apañan para localizarme! ¡Acaso me huelen o qué! Conté al menos 8, todos ellos agolpados en el torno, pero el cual no habían conseguido cruzar. Rápidamente empuñe mi hacha y a través del torno comencé a darles embestidas. No fue fácil dejarlos K.O. pero lo conseguí. Pase a Thor por el torno y seguidamente lo crucé yo. Mi siguiente visión no fue nada esperanzadora. En el aparcamiento, caminando en mi dirección, habían decenas de merodeadores. Todos con su lenta danza, caminando con los brazos levantados y sus ojos vacíos fijados en mi. Lo bueno es que caminaban dispersados, no eran suficientes para formar una horda compacta.
No perdí tiempo pensando. Agarre bien el hacha con las dos manos, atravesé el hueco de la puerta y comencé a correr en dirección a la marea que se me acercaba. Cuando me acerque a los primeros dos, les arremetí con el hacha y cayeron desplomados. Seguí corriendo y pasé entre tres. Estos intentaron cogerme pero pude escabullirme. Thor iba corriendo a mi lado, sin parar. En mi camino apareció otro merodeador. Sin aminorar la marcha, di un salto y le propine una patada. Este quedó fuera de mi camino. Continué hasta que me interceptaron tres más. Frené en seco y por mi derecha apareció Thor, el cual se abalanzó sobre uno y lo tumbó. Acto seguido, partí por la mitad al primero de un certero hachazo. El hacha se quedo clavado y me era imposible desclavarlo. El otro merodeador ya lo tenía encima, así que saque la pistola del cinturón y abrí fuego contra él. Mientras más merodeadores se acercaban a mi espalda, conseguí descarnar el hacha y seguí corriendo. Me crucé con más indeseables, pero los esquive fácilmente. Sin parar de correr, llegué a la carretera. Esta estaba más repleta que nunca. Entre los coches, decenas y decenas de cuerpos desmembrados hacían aparición. De un bote me subí al coche más cercano y comencé a pasar de coche en coche. Los más cercanos se abalanzaban sobre el coche intentando capturarme, pero yo, más hábil los pateaba y pasaba a un nuevo coche. No se si sería el miedo, la presión de la situación o la constante descarga de adrenalina, pero me sentía que dominaba totalmente la situación. Efectuaba saltos de coche a coche que eran prácticamente imposibles de realizar, a los merodeadores más cercanos les destrozaba la cabeza a hachazos, apartaba a patadas a las manos que me intentaban atrapar... Realicé varios saltos hasta que en uno de ellos apoyé mal el pie y fui directo al suelo. Tuve suerte, ya que con el hacha en la mano podía haberme clavado el filo al caer, pero no fue así. Me levanté rápidamente y me vi rodeado por unos cuantos indeseables. Los conseguí rechazar a hachazos y me volví a encaramar a un nuevo coche y continué la marcha. Seguí la ruta sin variaciones: saltos, hachazos y disparos. Así llegué a la famosa rotonda, la cual me fue más fácil cruzar por el centro y tomé la carretera del puente. La zona del puente estaba más despejada, así que pude transitar más rápidamente. No se cuanto transité, pero cuando llegué a más de la mitad del puente, descubrí que el camino era intransitable. Me sequé el sudor de la frente con la camiseta y observe el panorama. En medio de la carretera yacía un inmenso camión volcado con una cuba. Alrededor de este, habían cantidad de coches empotrados. Uno de ellos había provocado un inmenso agujero en la cuba. Esta cuba tenía varias pegatinas de "material corrosivo". El suelo y los coches estaban recubiertos por una especie de capa oscura. Esto me llamo la atención. Seguí observando hasta que hicieron aparición varios merodeadores. De entre los coches se levantaron varios y por la ventanilla del coche empotrado, emergió otro. El aspecto de estos era diferente, era más grotesco. Estaban prácticamente desnudos y el cuerpo deformado. Sus caras estaban desfiguradas, apenas se les distinguía la boca o nariz y sus extremidades ya no eran tal, sino muñones uniformes. Su cuerpo estaba cubierto de quemaduras e inmensas bambollas. No tarde en comprender a que era debido. Cuando los coches chocaron con la cuba, de esta broto el liquido corrosivo que portaba y este abraso en vida a los desdichados. Ahora ahí seguían, reanimados y deformados. Visto lo visto y que la zona era infranqueable, comencé a retroceder mis pasos. Tenía que tomar la otra carretera, la cual era más larga.
Atrás dejé a los engendros, pero aún podía oír sus gemidos apagados. Retrocedí y encontré mi nueva ruta. Por más que miraba, no veía a Thor. Hacía rato que lo había perdido de vista. Seguí avanzando y mis problemas se multiplicaron, nunca mejor dicho. Por esta zona, la actividad era realmente alarmante. Se podía decir que habían un merodeador por metro cuadrado. A duras penas avancé y avancé, hasta que llegué a una zona que tenía que bajar al suelo obligatoriamente. En plena carretera había un vacío inmenso sin coches. El vehículo más próximo era un camión con un contenedor cargado, el cual estaba a 6 metros. Tras de este, a más de 8 metros del camión, habían nuevos vehículos. El problema de esto residía en que los merodeadores estaban por todas partes. Intente retroceder mis pasos, pero ya era imposible. A mis espaldas se agolpaban el doble. No tenía más remedio que seguir avanzando. Empuñe el rifle y empecé a disparar. Vacié un cargador y tuve que rellenarlo y volver a abrir fuego. Cuando vacié este cargador, hice uso de la pistola. Disparé hasta vaciar este cargador también. Con tanto disparo, pude abrir camino entre tanto merodeador, así que hacha en mano, salté al suelo y comencé a correr. A golpe de hacha elimine a los que me intentaban interceptar y conseguí llegar hasta el camión. Cuando llegué a este, descubrí que no podía continuar si no me habría paso nuevamente a disparos. Intente recargar el arma ahí mismo, pero en cuestión de segundos comenzaron a rodearme. Desesperado y sin saber que hacer, comencé a trepar por el camión. Intente entrar a la cabina, pero allí encerrado había otro merodeador, el cual se lanzó a la ventanilla nada más verme. Seguí trepando y conseguí encaramarme arriba del contenedor. Una vez aquí, comencé a recargar la pistola y el rifle. Una vez hecho esto, me puse de pie en el contenedor y me asomé dispuesto a eliminar al mayor número posible. Cuando vi lo que había ahí abajo, me quedé de piedra. Una inmensa horda ya se había agolpado alrededor del camión. Allí estaban todos, con los brazos estirados, aullando y mirándome. Fui a la parte trasera del contenedor y más de lo mismo. Por el horizonte se divisaban más merodeadores acudiendo a mi posición.
Me empecé a desesperar y abrí fuego contra la horda, pero era inútil, eran demasiados como para poder abrir paso. En esta posición me encontraba seguro, pero, ¿cuanto tiempo podía resistir ahí? ¿2 días? ¿4? Una prisión de la cual nunca podría salir, ya que la horda no se iba a ir de ahí hasta que me atrapara. Pasaron los minutos, pasaron las horas y yo seguía ahí, arriba del contenedor y sin saber que hacer. Empecé a chillar, a maldecirlos y me tumbé, llorando y golpeando con mis puños el contenedor. Por mi cabeza pasaba toda mi vida, todas mis vivencias. Sabía que el final de mi aventura había llegado. Por mi cabeza solo pasaba una cosa, y es que jamás volvería a ver a Belén. Recordaba su dulce cara, su tímida sonrisa, el suave roce se su piel, sus abrazos, sus labios, sus besos... sensaciones que ya nunca más volvería a experimentar. Y lo peor de todo es que ella nunca sabría hasta donde había llegado, ni si quiera lo sospecharía. Ella pensaría que morí en aquel infecto hospital y que todo acabo ese día.
El ocaso me pilló hecho un ovillo en el suelo del contenedor, llorando a lágrima viva y maldiciendo a todo, mientras la horda de ahí abajo no paraba de gemir y multiplicarse...
- Erik -
+ 19-11-09 + 3 días y 4 noches: Con el cañon en la sien
Prosigo:
Como decía, las horas pasaron. La noche llegó y yo estaba ahí, sin poder hacer nada. Arriba de un contenedor por encima de una horda de centenares de merodeadores y a medio trayecto de mi destino. Salir de ésta era prácticamente imposible y yo yacía ahí tirado, desmoronado. No se cuanto permanecí ahí tirado, quizás más de una hora. La angustia era tal, que no sabía que hacer. Pensaba que era el fin y era tontería permanecer ahí arriba más tiempo, esperando una muerte lenta y agonizante. Valía la pena acabar con todo lo antes posible. Me levanté, con el rostro empapado en lágrimas y me puse en una esquina del contenedor. Desde ahí veía a la horda, la cual gemía ansiosa por atraparme. Golpeaban el contenedor y estiraban los brazos en mi dirección. Cogí la pistola y la observé. Seguidamente, quite el seguro, situé el cañón en mi sien y cerré los ojos. Mientras pasaban los segundos, pensaba en si mi cadáver se reanimaría. Este pensamiento me atormentaba. No quería ser uno de esa inmunda escoria. Por otro lado, pensaba que quizás, al efectuar el disparo en la cabeza, no me reanimaría. Era algo que no iba a saber jamás. Poco a poco, fui haciendo presión con el dedo en el gatillo. Ahora pensaba en si sentiría dolor por décimas de segundo. Ya notaba que si tensaba un milímetro más el dedo, el arma iba a escupir la bala. Bajo de mi, los merodeadores estaban más excitados que antes. Los podía oír gemir más sonoramente y golpear más violentamente el camión y contenedor, como si supieran lo que iba a suceder. Aguante la respiración y me preparé para terminar de apretar el gatillo. En ese momento, algo toco mi nariz. Note la misma sensación tres veces más, en diferentes partes de mi rostro. Abrí los ojos. La sensación se repitió. Eran gotas de agua. Miré para arriba sin apartar la pistola de mi sien. Podía ver caer pequeñas gotas de agua. Estaba chispeando.
Baje la cabeza y me dispuse a terminar lo que había empezado. Una simple llovizna no era suficiente para disuadirme de lo que había escogido hacer. En cuestión de segundos, la fina llovizna se convirtió en una cortina de agua, una verdadera tromba. Esto ya me dio que pensar. Baje el arma y mire a la horda. Como ya había comprobado en otra ocasión, estos, bajo la lluvia, se habían sumido en un letargo. Sus brazos ya no estaban en alto, sino colgando, relajados. Su mirada ya no me buscaba, tenían la cabeza con la vista al frente y la mirada perdida. Apenas se movían. Visto esto, una pequeña luz de esperanza se iluminó para mi. Bajo la incesante lluvia y totalmente empapado, me tumbé en el contenedor para comprobar una cosa. Sabía que se quedaban aletargados bajo la lluvia, pero no sabía como reaccionarían si yo pasaba junto a ellos. Descolgué la mochila y la puse a la altura de la horda. Con la mochila delante de los morros de varios merodeadores, comencé a moverla de lado a lado. Estos no mostraban ningún tipo de atención. Comprobado esto, pase al siguiente experimento. Con la mochila, golpeé a varios merodeadores. Les dí bolsazos en la cabeza, una y otra vez. Nada, ni si quiera se movían. Después pasé a la última comprobación. Empuñe la pistola y realicé varios disparos contra la horda. Las balas impactaron en varios merodeadores y estos ni si quiera se inmutaron. Visto esto, ya solo me quedaba bajar y terminar de comprobar mi hipótesis con mis propias carnes. Vacilé unos segundos mientras la lluvia golpeaba mi cabeza. Me encontraba empapado de pies a cabeza. Sin pensarlo más, me descolgué por un lado del contenedor hasta la plataforma y después, al suelo. Una vez aquí, empuñe fuertemente el hacha, esgrimiendolo en alto, preparado por si algún merodeador se me abalanzaba. Ninguno hizo el mínimo gesto de que se hubiese percatado de mi presencia. Con el hacha empuje al merodeador más cercano y lo aparte. Este se desplazó y continuo sin moverse, con la mirada perdida. No perdí más tiempo y comencé a abrirme paso entre la horda. Con las manos y el hacha empujaba sus blandos cuerpos, abriéndome camino entre ellos. Continué rápidamente, sin detenerme y, en ocasiones, despejando el camino a golpe de hacha.
Conseguí abrirme camino entre tanta escoria andante y pude alejarme del núcleo, el cual era donde más habían. Había transitado al menos 9 metros y por ahí los merodeadores estaban menos apiñados y ya podía moverme con libertad. Cuando ya casi no hacía falta que me abriera paso, la tromba de agua se fue convirtiendo en una lluvia más ligera. Viendo que la lluvia arreciaba, me puse nervioso he intente darme prisa. De repente, la lluvia, de la misma forma que comenzó, terminó. Como si hubieran cerrado un grifo, las gotas dejaron de caer. Recuerdo perfectamente como un escalofrío me recorrió el cuerpo y miré aterrado a mi alrededor. Todos los merodeadores se comenzaban a mover lentamente y a fijar sus miradas en mi. Tenía que actuar con más rapidez, así que comencé a correr y a dar hachazos a diestro y siniestro. No sabéis lo repugnante que es sentir como te saltan trozos de carne y sangre coagulada a la cara. Cada paso que daba, había un merodeador que intentaba atraparme. En algunas ocasiones llegaron a sujetarme de la ropa y la mochila, pero conseguí zafarme.
Conseguí encaramarme a un coche y ya en alto, empecé una mejor huida. Los coches estaban mojados y en más de una ocasión resbale, rodando por los capós. Continué la huida lo más rápido posible, hasta que pude alejarme de la zona. Por este trayecto había actividad, pero nada comparado con lo que acababa de cruzar. Continué por instinto, ya que con tanta oscuridad no podía ver apenas nada. Seguí la ruta de coche a coche hasta que hubo un momento en que tenía que bajar al suelo, ya que no habían más vehículos. Con tanta oscuridad esto era algo que me aterraba. Guarde silencio unos segundos para escuchar a mi alrededor. Podía distinguir algún que otro gemido y ruido delante mía, pero no parecía que hubiese un gran número de merodeadores. Dí un bote y baje al suelo. Mi pie aterrizó sobre algo sospechosamente blando. Esta textura ya la había experimentado en otra ocasión. Baje la vista y vi que mi pie estaba hundido en un cadáver podrido. Cuando me fije, descubrí más detalles, y es que ese cadáver estaba levantando las manos y su cabeza, de aspecto calavérico, habría la boca emitiendo un apagado gemido. Aún recuerdo que ni si quiera tenía ojos... ¡Que visión más repugnante! Como un rayo, saqué el pie de su abdomen y salí corriendo. Corrí entre la penumbra, cruce unas vías de tren y vi que el camino se bifurcaba. En ese momento, mi prioridad era encontrar un lugar seguro para refugiarme. Tomé el camino de la izquierda y llegué a una inmensa explanada repleta de coches. Estos parecían nuevos y pronto comprendí que esta zona era utilizada para importar y exportar coches. Antes de transitar por esta, cerré la verja de la entrada, ya que este sitio parecía bueno para pasar lo que quedaba de noche. Por esta zona no había mucha actividad, es más, en todo el trayecto que ande, escondiéndome detrás de los vehículos en todo momento, no encontré a ningún merodeador. Al final del todo, junto al muelle, visualicé una caseta y allí fui, ocultándome para asegurarme de que ningún indeseable que pudiese haber por allí se percatara de donde iba a pasar la noche. Entré en la caseta y atranqué la puerta. Por lo que pude ver, esta caseta era del seguridad. Ya dentro, me acurruqué en un rincón y comencé a darle vueltas a todo lo ocurrido esa noche. Se me erizaba el pelo cada vez que pensaba que estuve a punto de volarme los sesos. Todavía no me creía que hubiese salido de esa. Sin parar de pensar, me quede sobado...
Mañana voy a intentar abreviar la historia de lo ocurrido. Necesito contaros mi situación actual. No paran de ocurrir cosas dignas de mención, pero comprender que necesito contaros todo lo que me ocurrió antes de llegar a mi actual posición.
- Erik -
+ 23-11-09 + 3 días y 4 noches: Lo inesperado
Prosigo:
El día 7 me desperté más tarde de lo habitual. Días atrás me estuve levantando con las primeras luces del alba, pero no se porque, en esa ocasión dormí hasta el mediodía. Caí en un profundo sueño como hacía tiempo que no lo experimentaba. Supongo que fue debido a que llevaba días y días arrastrando cansancio y durmiendo poco. Al ver la hora y pensar que contaba con menos horas de sol, me puse rápidamente en marcha. Salí de la caseta con las precauciones pertinentes (no hacía falta, esta zona estaba completamente limpia) y observe a mi alrededor. Vi que mi posición era inmensa, totalmente repleta de coches de todos los tipos. A pocos metros de mi estaba el muelle y a la derecha de éste, a al menos 30 metros y extendiéndose hacia el este, ¡se encontraba la terminal a la que me dirigía! Desde mi posición podía ver erguirse las enormes grúas por encima de unos inmensos buques de mercancías. Aún tenía unas cuantas horas de sol, si me daba prisa y no habían contratiempos, podría conseguir entrar y buscar a los demás. Esto me ilusionaba y aterraba al mismo tiempo. Me ilusionaba porque supuestamente me iba a reencontrar con Belén, me aterraba la posibilidad de llegar y no encontrarlos allí. Era tontería seguir haciendo tribulaciones, debía ponerme en marcha y comprobarlo, así que emprendí la marcha y me dirigí hacia la verja de salida.
Cuando llegué a esta, vi a unos cuantos merodeadores agolpados sobre la verja. Ya me he acostumbrado a eso, así que ni me inmute. Siempre terminan localizandome, así que ya no me sorprendo. Con los 5 o 6 tras la valla, cogí y corrí la verja de entrada, abriéndola. Los merodeadores entraron y dirigieron hacía mi, así que yo reculé y me escondí tras los coches de la campa. Tras las ventanillas los observe y calcule su rumbo. Cuando estaban desorientados buscándome y lo suficiente separados los unos de los otros, salí corriendo hacia la salida. Pasé entre ellos sin problemas. Con esto conseguí ahorrar munición y energía. Una vez fuera, vi a algunos indeseables acudiendo a mi posición, pero todavía estaban lo suficiente alejados. A varios metros de la puerta ¡estaba Thor! Se encontraba sentado, como si me esperara. Al verme, se levantó y empezó a correr a mi alrededor, moviendo la cola. Se alegraba de verme y yo también me alegraba de ver a mi compañero. Ya lo daba por perdido. Intente no demorarme más, así que a paso ligero transité por la carretera. Esquivé a todos los merodeadores que me salieron al paso y conseguí llegar al aparcamiento de la terminal. Este aparcamiento era inmenso y aun quedaban bastantes coches estacionados. Mi sorpresa fue cuando visualice la entrada de la terminal y vi una inmensa horda agolpándose sobre esta. Corrí y me escondí tras un coche y desde ahí observe mejor la situación. La horda era bastante numerosa, lo que convertía a esta entrada totalmente inaccesible. Tras la verja de entrada había un camión, el cual parecía puesto a propósito para asegurar la verja y así contener la puerta de las embestidas de los merodeadores. Oculto tras los coches, rodeé la posición y busqué una entrada alternativa. Ande todo el perímetro trasero de la terminal, buscando otra entrada o algún punto de acceso en la valla. Nada. Intente saltar esta, pero era imposible, era demasiado alta. Así pase el resto del día hasta que empezó a caer la noche. Visto esto, busque una zona segura para refugiarme y lo hice en el interior de unos coches abandonados, los cuales estaban situados en una especie de desguace. No me gustó la idea de refugiarme aquí, pero no había una alternativa mejor.
Pasé la noche sin problemas, dando pequeñas cabezadas pero pase prácticamente toda la noche en vela. Con las primera luces del alba y sin ningún merodeador por esta zona, volví a buscar una entrada. Pasó el tiempo y no encontré nada. Desanimado me senté sobre una piedra y me quede observando las calles de contenedores que se erguían tras la alambrada. Al menos, la zona en la que me encontraba estaba tranquila, no como en la entrada del aparcamiento. Estuve meditando posibles formas de acceder al lugar, hasta que Thor me hizo salir de ese mar de pensamientos. El chucho se encontraba tras la alambrada, con el hocico pegado al suelo husmeando el suelo. Me quede a cuadros. ¿Por donde había accedido? Me levanté y me puse a caminar junto a la valla, observándola detenidamente. Caminé varios metros, hasta que descubrí algo que antes había pasado por alto. En esta parte de la alambrada, la parte inferior no estaba anclada al suelo, sino suelta. La estiré con las manos y esta cedió bastante. Pase la mochila y los demás bártulos al otro lado y me tumbé en el suelo para pasar yo. No fue fácil, ya que el hueco no era tan ancho como parecía, pero conseguí pasar al otro lado. Una vez ahí, me levanté y limpié la ropa de tierra. El corazón se me aceleraba por momentos, en cuestión de minutos iba a averiguar si Belén estaba aquí. Pensar en la posibilidad de que no estuviera aquí me ponía nervioso. Con Thor a mi espalda, corrí por las calles de contenedores en dirección al muelle. Mientras corría, podía ver la proa de un barco que había amarrado en el muelle. Estaba bastante cerca del muelle, cuando tuve que frenar en seco, ya que un disparo resonó, seguido de un "¡¡Alto!!". Me quedé inmóvil por unos segundos, mientras respiraba dificultosamente y la voz volvió a resonar a mi izquierda, diciendo "¿Quién eres, por donde has entrado y que haces aquí?". Giré la cabeza y pude ver a quién me estaba hablando y a sus acompañantes. Habían cuatro personas en esa posición y dos de ellas me apuntaban con fusiles de asalto. Eran tres hombres y una mujer. Los dos hombres que me apuntaban y la mujer iban vestidos con uniforme militar, el otro individuo, que iba cargado con dos cubos, llevaba el uniforme reflectante que ya había visto en otras ocasiones. Repitieron la pregunta, pero esta vez ordenándome que tirara las armas. Mis únicas palabras fueron "He venido a buscar a una persona". Los dos que me apuntaban se rieron y la tía se acercó precavidamente y me despojo de mis armas. Me ordenaron que caminase delante de ellos con las manos en la cabeza. Así lo hice. A varios metros a mi derecha, siguiéndonos y vigilante, andaba Thor. Este estaba nervioso, sabía que algo iba mal y era como si estuviera esperando a que me hicieran algo para intervenir. Me hicieron andar hasta el muelle y una vez aquí, seguimos hacia la izquierda. En la lejanía divisaba a más siluetas. Mientras andaba y mis captores iban hablando entre ellos, yo no paraba de esforzar la vista para intentar distinguir quienes eran los que habían allí delante. Parecía que aquellas personas hacían lo mismo. Una de aquellas siluetas se separó del grupo y comenzó a andar lentamente. Acto seguido, comenzó a correr hacia mi. Yo, deslumbrado por el sol, seguía sin saber de quien se trataba. Conforme iba avanzando, descubrí de quién se trataba. No pude contener la emoción y comencé a correr en su dirección. No me lo podía creer. A mi espalda, mis captores me gritaban que me detuviera. Varios disparos resonaron, pero me fue indiferente. Cuando llegué a la posición de Belén, ella se lanzó a mis brazos, llorando. No nos engañemos, yo también estaba llorando como un niño. Belén me abrazaba con todas sus fuerzas y me besaba, mientras repetía "¡Lo sabía, lo sabía!". Yo tampoco me lo podía creer. Mis captores llegaron a nuestra posición y le preguntaron si me conocía. Pregunta absurda donde las haya. Mientras Belén me acariciaba la cara y me decía entre risas que mi aspecto era asqueroso, llegó Eduardo. Este llevaba medio brazo vendado y cuando se aseguró de que era yo, su rostro se iluminó en una mezcla de alegría y sorpresa, y me dio un abrazo mientras me dijo "Que cojones tienes, Erik... Ya había perdido toda esperanza". Le pregunté que le había ocurrido en el brazo y me dijo que una mala caída, nada preocupante. Belén volvió a abrazarse a mi. No se podía creer que yo estuviese ahí. Ni siquiera yo me lo creía.
Poco a poco se acercaron todos y descubrí que habían caras nuevas. Hubieron dos cosas muy duras para mi. Una de ellas fue cuando se acercó Esther y me vio. Se que se alegro por mi, pero en ese momento ella pensaba en su hermano. Ella se me quedó mirando y yo le devolví la mirada, entonces me dispuse a contarle lo de su hermano, pero no me dio oportunidad, me dijo "Me alegro de que estes de vuelta, sano y salvo" y se marchó. Mientras dijo eso, pude ver como sus ojos se inundaban de lágrimas. En ese momento, todos los allí presentes se percataron de lo ocurrido, incluida María, que se quedó petrificada. Acto seguido, los demás se fijaron en Thor y les conté la historia. El chucho desconfía de cualquier persona que no sea yo, así que no se dejo tocar por nadie. Belén, sin despegarse de mi, y los demás, me llevaron al edificio de oficinas. Este sitio esta lleno de pc's, papeles y demás cosas de trabajo. En medio de todo esto, habían montado en el suelo unas camas improvisadas. Me senté en un sillón y ahí fue cuando vino el segundo impacto para mi. Mire a todos, vi a mis antiguos compañeros y a muchas caras nuevas que luego me presentarían, pero no vi a Raúl. Cuando pregunté por él, todos se callaron y miraron entre si, hasta que Eduardo dijo "Raúl no consiguió llegar hasta aquí... Le dieron caza de camino aquí, en el atasco de los coches. Se le abalanzaron varios merodeadores encima y no pudimos hacer nada por él...". Se me cayó el mundo a los pies cuando oí eso. No me lo esperaba. Con esta baja, del grupo principal ya solo quedábamos María y yo. Guardamos silencio hasta que Belén comenzó a presentarme a los desconocidos. Empezó por los de atuendo militar. Ana es la chica. Estatura media, pelo castaño y rizado. Luego estaba Ricardo, estatura media, pelo rubio y corto, y Fede, alto, pelo moreno y corto. Luego me presentaron a tres más, los cuales eran trabajadores del puerto. El primero era Vicente, amarrador. Este es bajito, gordete y lleva el pelo largo y negro. Luego a Juan y Luis, estibadores del puerto. El primero es de estatura media, con gafas, pelo rizado y moreno, y el otro alto, pelo castaño y algo largo.
Según me han contado, encontraron a los militares cuando venían de camino aquí. Los encontraron cerca de la Avenida del puerto y ellos también iban buscando un lugar seguro, ya que su anterior refugio había dejado de serlo. Todos cruzaron el atasco de los coches de la misma forma que yo, saltando de coche en coche. Ahí fue donde atraparon a Raúl. Después llegaron a esta terminal, la cual accedieron por la puerta principal, que estaba despejada. La horda llegó días después, siguiendo el rastro del grupo. Aquí dentro encontraron a Juan, Luis y Vicente, que llevaban bastante tiempo aquí refugiados. Hasta día de hoy se han estado alimentando de provisiones de los buques que hay aquí amarrados, pero los alimentos están empezando a escasear.
La misma noche de mi llegada, cenamos algo y les conté mi historia. Omití ciertas partes, sobretodo la relacionada con Manuel. No era el momento de hablar de eso. Les conté lo de la pareja de psicópatas y que casi me matan. Todos se quedaron boquiabiertos. También les conté como me las arregle para llegar hasta aquí entre tanto merodeador y que casi muero arriba de un contenedor. Después, cuando terminé, les enseñe el folleto que habla de la ciudad segura de Reus. Todos leyeron el folleto con atención. Los militares dijeron haber oído algo de que estaban asegurando una zona y llevando a civiles. Esto lo oyeron días antes de que el ejercito se disgregara. Eduardo estuvo muy pensativo tras leer el folleto. Dijo que sería muy interesante intentar llegar hasta allí. Juan y Luis se opusieron rotundamente. Dijeron que era una locura hacer tantos kilómetros teniendo un lugar tan seguro como la terminal portuaria. Pero lo cierto es que aquí ya no hay prácticamente víveres para mantener a tanta gente.
Después de la velada y cuando ya nos disponíamos a ir a dormir, me empecé a encontrar mal, como ya venía siendo habitual noches anteriores. Notaba como la herida de la pierna me quemaba. Esther se preocupo por esto y me pidió que le enseñase la herida. Se puso las manos en la cabeza cuando la vio. Dijo que la infección era tremenda. La herida tenía un color parduzco y me dijo que me la tenía que abrir y limpiar cuando antes. Le dije que mejor esperar al día siguiente, cuando tuviésemos luz diurna, pero dijo que ya había pasado mucho tiempo y no podía esperar más. Trajeron agua, gasas, desinfectaron una navaja y bajo la luz de las velas, me intervino la herida. Fue tremendamente doloroso, un dolor casi insoportable. La herida supuro una gran cantidad de pus. Era asqueroso. Soporte como pude el dolor, mientras ella me desinfecto la herida. Cuando acabó, me dio unos puntos de sutura. Tuvimos suerte de que había guardado en su mochila algo de material estéril, así como antibióticos que me dio para que me tomase. Los días siguientes los pase en cama, haciendo reposo. Belén no se apartó de mi vera en ningún momento. La fiebre me atacó en varias ocasiones, pero con menos intensidad.
En una de las ocasiones que Esther se encontraba limpiándome la herida y cambiándome las gasas, me vi obligado a hablarle de su hermano. Belén se salió de la habitación y le conté todo lo ocurrido, pero no tuve suficiente valor para contarle que posiblemente fui yo el causante de su muerte... Cuando le conté que gracias a su hermano yo había podido salir de allí y que lo atraparon en las escaleras, ella rompió a llorar desconsoladamente. Me rompió el alma verla así y me revivió antiguos fantasmas. No pude hacer nada más que abrazarla y dejarla llorar.
Los días han pasado y me encuentro bastante mejor de la pierna y hace días que no tengo fiebre. Todavía sigo tomando antibióticos. Si hubiera seguido sin que Esther me hubiera intervenido la herida, quizás la infección se habría extendido y envenenado la sangre. Aquí dentro, los días pasan tranquilos. Me llevo bastante bien tanto con mis antiguos compañeros como con los nuevos. Con tantas malas experiencias con los supervivientes que he encontrado, había dejado de creer en la bondad de las personas. Ahora ya he recordado que aun queda gente sana y que sabe el significado de la lealtad. Y que decir de encontrarme de nuevo junto a Belén... Es algo que he ansiado desde el momento que me separé del grupo. La he echado tanto de menos... que ni siquiera ahora me creo que la tenga a mi lado. Ella apenas se puede creer que haya sobrevivido y llegado hasta aquí. Bajo ningún concepto quiero volver a separarme de ella. Pero ya han comenzado a haber los problemas típicos de los cuales ya me voy acostumbrado. Una horda se va multiplicando en la entrada de la terminal. En los días que llevo aquí, estos se han doblado en número. Es prácticamente imposible que echen la verja de entrada o la alambrada, pero con esa escoria ahí no podemos salir ni aunque queramos. Y ahí esta el problema, necesitamos salir ya que... ¡no tenemos casi víveres! En este mundo hostil, ya no existe un lugar donde podamos mantenernos refugiados por tiempo ilimitado. Me produce escalofríos la idea de volver a tener que salir ahí fuera...
- Erik -
+ 18-11-09 + 3 días y 4 noches: Rodeado
Prosigo con la historia de lo ocurrido:
El día 6 desperté deslumbrado por los primeros rayos de sol. Al estar a tanta altura, los primeras luces del alba me deslumbraban. Me levanté completamente acartonado por haber dormido sentado en una estancia tan pequeña y salí a la pasarela. Una vez allí, observe el horizonte. La panorámica de la ciudad era espectacular. Podía observar media Valencia desde las alturas. Desde aquí se veía hasta la famosa Ciudad de las artes y las ciencias. También observé la terminal donde me disponía a dirigir mi rumbo. Fije la vista, pero por más que busqué, no vi ningún tipo de actividad humana. Pasé unos minutos observando y me bajé a suelo firme. Una vez en tierra, vi a Thor que estaba husmeando por la zona. Le pusé un poco de agua y fui en busca de unos baños públicos. Cuando los encontré, realicé mis necesidades y me lavé la cara. No se porque, pero me quede absorto mirándome la cara en el espejo. Nunca me había fijado en los cambios que ha sufrido mi rostro. Mi rostro desaliñado esta completamente cubierto de barba. Mi pelo, el cual siempre he llevado rapado, al 1 para ser exactos, ahora lo tenía tan largo como hace años que no lo llevaba. Mis ojos están marcados por unas profundas ojeras. En ese rato que me estuve observando, me di asco a mi mismo. No os exagero.
Una vez acabé de amargarme mirando mi rostro en el espejo, salí y comencé a preparar las cosas para partir. Recargué las armas, hice recuento de alimentos, busqué cosas útiles por la zona y pegué un vistazo al mapa. Según observe en este, había un camino más corto que llevaba a mi destino. Este camino también sale de la rotonda y cruza por un largo puente. Siguiendo por este camino llegaría a la salida sur de las instalaciones portuarias y a la izquierda tendría la entrada trasera de la terminal de contenedores. Después de estudiar la ruta, decidí tomar este camino. Cogí mis cosas, con el rifle colgado a mi espalda y empuñando la pistola, caminé hacía la salida de las instalaciones. Mi sorpresa fue cuando entré al recinto por el cual accedí el día anterior y me lo encontré repleto de merodeadores. Estos habían roto los cristales de la puerta y se agolpaban ante el torno giratorio. ¡Como se las apañan para localizarme! ¡Acaso me huelen o qué! Conté al menos 8, todos ellos agolpados en el torno, pero el cual no habían conseguido cruzar. Rápidamente empuñe mi hacha y a través del torno comencé a darles embestidas. No fue fácil dejarlos K.O. pero lo conseguí. Pase a Thor por el torno y seguidamente lo crucé yo. Mi siguiente visión no fue nada esperanzadora. En el aparcamiento, caminando en mi dirección, habían decenas de merodeadores. Todos con su lenta danza, caminando con los brazos levantados y sus ojos vacíos fijados en mi. Lo bueno es que caminaban dispersados, no eran suficientes para formar una horda compacta.
No perdí tiempo pensando. Agarre bien el hacha con las dos manos, atravesé el hueco de la puerta y comencé a correr en dirección a la marea que se me acercaba. Cuando me acerque a los primeros dos, les arremetí con el hacha y cayeron desplomados. Seguí corriendo y pasé entre tres. Estos intentaron cogerme pero pude escabullirme. Thor iba corriendo a mi lado, sin parar. En mi camino apareció otro merodeador. Sin aminorar la marcha, di un salto y le propine una patada. Este quedó fuera de mi camino. Continué hasta que me interceptaron tres más. Frené en seco y por mi derecha apareció Thor, el cual se abalanzó sobre uno y lo tumbó. Acto seguido, partí por la mitad al primero de un certero hachazo. El hacha se quedo clavado y me era imposible desclavarlo. El otro merodeador ya lo tenía encima, así que saque la pistola del cinturón y abrí fuego contra él. Mientras más merodeadores se acercaban a mi espalda, conseguí descarnar el hacha y seguí corriendo. Me crucé con más indeseables, pero los esquive fácilmente. Sin parar de correr, llegué a la carretera. Esta estaba más repleta que nunca. Entre los coches, decenas y decenas de cuerpos desmembrados hacían aparición. De un bote me subí al coche más cercano y comencé a pasar de coche en coche. Los más cercanos se abalanzaban sobre el coche intentando capturarme, pero yo, más hábil los pateaba y pasaba a un nuevo coche. No se si sería el miedo, la presión de la situación o la constante descarga de adrenalina, pero me sentía que dominaba totalmente la situación. Efectuaba saltos de coche a coche que eran prácticamente imposibles de realizar, a los merodeadores más cercanos les destrozaba la cabeza a hachazos, apartaba a patadas a las manos que me intentaban atrapar... Realicé varios saltos hasta que en uno de ellos apoyé mal el pie y fui directo al suelo. Tuve suerte, ya que con el hacha en la mano podía haberme clavado el filo al caer, pero no fue así. Me levanté rápidamente y me vi rodeado por unos cuantos indeseables. Los conseguí rechazar a hachazos y me volví a encaramar a un nuevo coche y continué la marcha. Seguí la ruta sin variaciones: saltos, hachazos y disparos. Así llegué a la famosa rotonda, la cual me fue más fácil cruzar por el centro y tomé la carretera del puente. La zona del puente estaba más despejada, así que pude transitar más rápidamente. No se cuanto transité, pero cuando llegué a más de la mitad del puente, descubrí que el camino era intransitable. Me sequé el sudor de la frente con la camiseta y observe el panorama. En medio de la carretera yacía un inmenso camión volcado con una cuba. Alrededor de este, habían cantidad de coches empotrados. Uno de ellos había provocado un inmenso agujero en la cuba. Esta cuba tenía varias pegatinas de "material corrosivo". El suelo y los coches estaban recubiertos por una especie de capa oscura. Esto me llamo la atención. Seguí observando hasta que hicieron aparición varios merodeadores. De entre los coches se levantaron varios y por la ventanilla del coche empotrado, emergió otro. El aspecto de estos era diferente, era más grotesco. Estaban prácticamente desnudos y el cuerpo deformado. Sus caras estaban desfiguradas, apenas se les distinguía la boca o nariz y sus extremidades ya no eran tal, sino muñones uniformes. Su cuerpo estaba cubierto de quemaduras e inmensas bambollas. No tarde en comprender a que era debido. Cuando los coches chocaron con la cuba, de esta broto el liquido corrosivo que portaba y este abraso en vida a los desdichados. Ahora ahí seguían, reanimados y deformados. Visto lo visto y que la zona era infranqueable, comencé a retroceder mis pasos. Tenía que tomar la otra carretera, la cual era más larga.
Atrás dejé a los engendros, pero aún podía oír sus gemidos apagados. Retrocedí y encontré mi nueva ruta. Por más que miraba, no veía a Thor. Hacía rato que lo había perdido de vista. Seguí avanzando y mis problemas se multiplicaron, nunca mejor dicho. Por esta zona, la actividad era realmente alarmante. Se podía decir que habían un merodeador por metro cuadrado. A duras penas avancé y avancé, hasta que llegué a una zona que tenía que bajar al suelo obligatoriamente. En plena carretera había un vacío inmenso sin coches. El vehículo más próximo era un camión con un contenedor cargado, el cual estaba a 6 metros. Tras de este, a más de 8 metros del camión, habían nuevos vehículos. El problema de esto residía en que los merodeadores estaban por todas partes. Intente retroceder mis pasos, pero ya era imposible. A mis espaldas se agolpaban el doble. No tenía más remedio que seguir avanzando. Empuñe el rifle y empecé a disparar. Vacié un cargador y tuve que rellenarlo y volver a abrir fuego. Cuando vacié este cargador, hice uso de la pistola. Disparé hasta vaciar este cargador también. Con tanto disparo, pude abrir camino entre tanto merodeador, así que hacha en mano, salté al suelo y comencé a correr. A golpe de hacha elimine a los que me intentaban interceptar y conseguí llegar hasta el camión. Cuando llegué a este, descubrí que no podía continuar si no me habría paso nuevamente a disparos. Intente recargar el arma ahí mismo, pero en cuestión de segundos comenzaron a rodearme. Desesperado y sin saber que hacer, comencé a trepar por el camión. Intente entrar a la cabina, pero allí encerrado había otro merodeador, el cual se lanzó a la ventanilla nada más verme. Seguí trepando y conseguí encaramarme arriba del contenedor. Una vez aquí, comencé a recargar la pistola y el rifle. Una vez hecho esto, me puse de pie en el contenedor y me asomé dispuesto a eliminar al mayor número posible. Cuando vi lo que había ahí abajo, me quedé de piedra. Una inmensa horda ya se había agolpado alrededor del camión. Allí estaban todos, con los brazos estirados, aullando y mirándome. Fui a la parte trasera del contenedor y más de lo mismo. Por el horizonte se divisaban más merodeadores acudiendo a mi posición.
Me empecé a desesperar y abrí fuego contra la horda, pero era inútil, eran demasiados como para poder abrir paso. En esta posición me encontraba seguro, pero, ¿cuanto tiempo podía resistir ahí? ¿2 días? ¿4? Una prisión de la cual nunca podría salir, ya que la horda no se iba a ir de ahí hasta que me atrapara. Pasaron los minutos, pasaron las horas y yo seguía ahí, arriba del contenedor y sin saber que hacer. Empecé a chillar, a maldecirlos y me tumbé, llorando y golpeando con mis puños el contenedor. Por mi cabeza pasaba toda mi vida, todas mis vivencias. Sabía que el final de mi aventura había llegado. Por mi cabeza solo pasaba una cosa, y es que jamás volvería a ver a Belén. Recordaba su dulce cara, su tímida sonrisa, el suave roce se su piel, sus abrazos, sus labios, sus besos... sensaciones que ya nunca más volvería a experimentar. Y lo peor de todo es que ella nunca sabría hasta donde había llegado, ni si quiera lo sospecharía. Ella pensaría que morí en aquel infecto hospital y que todo acabo ese día.
El ocaso me pilló hecho un ovillo en el suelo del contenedor, llorando a lágrima viva y maldiciendo a todo, mientras la horda de ahí abajo no paraba de gemir y multiplicarse...
- Erik -
+ 19-11-09 + 3 días y 4 noches: Con el cañon en la sien
Prosigo:
Como decía, las horas pasaron. La noche llegó y yo estaba ahí, sin poder hacer nada. Arriba de un contenedor por encima de una horda de centenares de merodeadores y a medio trayecto de mi destino. Salir de ésta era prácticamente imposible y yo yacía ahí tirado, desmoronado. No se cuanto permanecí ahí tirado, quizás más de una hora. La angustia era tal, que no sabía que hacer. Pensaba que era el fin y era tontería permanecer ahí arriba más tiempo, esperando una muerte lenta y agonizante. Valía la pena acabar con todo lo antes posible. Me levanté, con el rostro empapado en lágrimas y me puse en una esquina del contenedor. Desde ahí veía a la horda, la cual gemía ansiosa por atraparme. Golpeaban el contenedor y estiraban los brazos en mi dirección. Cogí la pistola y la observé. Seguidamente, quite el seguro, situé el cañón en mi sien y cerré los ojos. Mientras pasaban los segundos, pensaba en si mi cadáver se reanimaría. Este pensamiento me atormentaba. No quería ser uno de esa inmunda escoria. Por otro lado, pensaba que quizás, al efectuar el disparo en la cabeza, no me reanimaría. Era algo que no iba a saber jamás. Poco a poco, fui haciendo presión con el dedo en el gatillo. Ahora pensaba en si sentiría dolor por décimas de segundo. Ya notaba que si tensaba un milímetro más el dedo, el arma iba a escupir la bala. Bajo de mi, los merodeadores estaban más excitados que antes. Los podía oír gemir más sonoramente y golpear más violentamente el camión y contenedor, como si supieran lo que iba a suceder. Aguante la respiración y me preparé para terminar de apretar el gatillo. En ese momento, algo toco mi nariz. Note la misma sensación tres veces más, en diferentes partes de mi rostro. Abrí los ojos. La sensación se repitió. Eran gotas de agua. Miré para arriba sin apartar la pistola de mi sien. Podía ver caer pequeñas gotas de agua. Estaba chispeando.
Baje la cabeza y me dispuse a terminar lo que había empezado. Una simple llovizna no era suficiente para disuadirme de lo que había escogido hacer. En cuestión de segundos, la fina llovizna se convirtió en una cortina de agua, una verdadera tromba. Esto ya me dio que pensar. Baje el arma y mire a la horda. Como ya había comprobado en otra ocasión, estos, bajo la lluvia, se habían sumido en un letargo. Sus brazos ya no estaban en alto, sino colgando, relajados. Su mirada ya no me buscaba, tenían la cabeza con la vista al frente y la mirada perdida. Apenas se movían. Visto esto, una pequeña luz de esperanza se iluminó para mi. Bajo la incesante lluvia y totalmente empapado, me tumbé en el contenedor para comprobar una cosa. Sabía que se quedaban aletargados bajo la lluvia, pero no sabía como reaccionarían si yo pasaba junto a ellos. Descolgué la mochila y la puse a la altura de la horda. Con la mochila delante de los morros de varios merodeadores, comencé a moverla de lado a lado. Estos no mostraban ningún tipo de atención. Comprobado esto, pase al siguiente experimento. Con la mochila, golpeé a varios merodeadores. Les dí bolsazos en la cabeza, una y otra vez. Nada, ni si quiera se movían. Después pasé a la última comprobación. Empuñe la pistola y realicé varios disparos contra la horda. Las balas impactaron en varios merodeadores y estos ni si quiera se inmutaron. Visto esto, ya solo me quedaba bajar y terminar de comprobar mi hipótesis con mis propias carnes. Vacilé unos segundos mientras la lluvia golpeaba mi cabeza. Me encontraba empapado de pies a cabeza. Sin pensarlo más, me descolgué por un lado del contenedor hasta la plataforma y después, al suelo. Una vez aquí, empuñe fuertemente el hacha, esgrimiendolo en alto, preparado por si algún merodeador se me abalanzaba. Ninguno hizo el mínimo gesto de que se hubiese percatado de mi presencia. Con el hacha empuje al merodeador más cercano y lo aparte. Este se desplazó y continuo sin moverse, con la mirada perdida. No perdí más tiempo y comencé a abrirme paso entre la horda. Con las manos y el hacha empujaba sus blandos cuerpos, abriéndome camino entre ellos. Continué rápidamente, sin detenerme y, en ocasiones, despejando el camino a golpe de hacha.
Conseguí abrirme camino entre tanta escoria andante y pude alejarme del núcleo, el cual era donde más habían. Había transitado al menos 9 metros y por ahí los merodeadores estaban menos apiñados y ya podía moverme con libertad. Cuando ya casi no hacía falta que me abriera paso, la tromba de agua se fue convirtiendo en una lluvia más ligera. Viendo que la lluvia arreciaba, me puse nervioso he intente darme prisa. De repente, la lluvia, de la misma forma que comenzó, terminó. Como si hubieran cerrado un grifo, las gotas dejaron de caer. Recuerdo perfectamente como un escalofrío me recorrió el cuerpo y miré aterrado a mi alrededor. Todos los merodeadores se comenzaban a mover lentamente y a fijar sus miradas en mi. Tenía que actuar con más rapidez, así que comencé a correr y a dar hachazos a diestro y siniestro. No sabéis lo repugnante que es sentir como te saltan trozos de carne y sangre coagulada a la cara. Cada paso que daba, había un merodeador que intentaba atraparme. En algunas ocasiones llegaron a sujetarme de la ropa y la mochila, pero conseguí zafarme.
Conseguí encaramarme a un coche y ya en alto, empecé una mejor huida. Los coches estaban mojados y en más de una ocasión resbale, rodando por los capós. Continué la huida lo más rápido posible, hasta que pude alejarme de la zona. Por este trayecto había actividad, pero nada comparado con lo que acababa de cruzar. Continué por instinto, ya que con tanta oscuridad no podía ver apenas nada. Seguí la ruta de coche a coche hasta que hubo un momento en que tenía que bajar al suelo, ya que no habían más vehículos. Con tanta oscuridad esto era algo que me aterraba. Guarde silencio unos segundos para escuchar a mi alrededor. Podía distinguir algún que otro gemido y ruido delante mía, pero no parecía que hubiese un gran número de merodeadores. Dí un bote y baje al suelo. Mi pie aterrizó sobre algo sospechosamente blando. Esta textura ya la había experimentado en otra ocasión. Baje la vista y vi que mi pie estaba hundido en un cadáver podrido. Cuando me fije, descubrí más detalles, y es que ese cadáver estaba levantando las manos y su cabeza, de aspecto calavérico, habría la boca emitiendo un apagado gemido. Aún recuerdo que ni si quiera tenía ojos... ¡Que visión más repugnante! Como un rayo, saqué el pie de su abdomen y salí corriendo. Corrí entre la penumbra, cruce unas vías de tren y vi que el camino se bifurcaba. En ese momento, mi prioridad era encontrar un lugar seguro para refugiarme. Tomé el camino de la izquierda y llegué a una inmensa explanada repleta de coches. Estos parecían nuevos y pronto comprendí que esta zona era utilizada para importar y exportar coches. Antes de transitar por esta, cerré la verja de la entrada, ya que este sitio parecía bueno para pasar lo que quedaba de noche. Por esta zona no había mucha actividad, es más, en todo el trayecto que ande, escondiéndome detrás de los vehículos en todo momento, no encontré a ningún merodeador. Al final del todo, junto al muelle, visualicé una caseta y allí fui, ocultándome para asegurarme de que ningún indeseable que pudiese haber por allí se percatara de donde iba a pasar la noche. Entré en la caseta y atranqué la puerta. Por lo que pude ver, esta caseta era del seguridad. Ya dentro, me acurruqué en un rincón y comencé a darle vueltas a todo lo ocurrido esa noche. Se me erizaba el pelo cada vez que pensaba que estuve a punto de volarme los sesos. Todavía no me creía que hubiese salido de esa. Sin parar de pensar, me quede sobado...
Mañana voy a intentar abreviar la historia de lo ocurrido. Necesito contaros mi situación actual. No paran de ocurrir cosas dignas de mención, pero comprender que necesito contaros todo lo que me ocurrió antes de llegar a mi actual posición.
- Erik -
+ 23-11-09 + 3 días y 4 noches: Lo inesperado
Prosigo:
El día 7 me desperté más tarde de lo habitual. Días atrás me estuve levantando con las primeras luces del alba, pero no se porque, en esa ocasión dormí hasta el mediodía. Caí en un profundo sueño como hacía tiempo que no lo experimentaba. Supongo que fue debido a que llevaba días y días arrastrando cansancio y durmiendo poco. Al ver la hora y pensar que contaba con menos horas de sol, me puse rápidamente en marcha. Salí de la caseta con las precauciones pertinentes (no hacía falta, esta zona estaba completamente limpia) y observe a mi alrededor. Vi que mi posición era inmensa, totalmente repleta de coches de todos los tipos. A pocos metros de mi estaba el muelle y a la derecha de éste, a al menos 30 metros y extendiéndose hacia el este, ¡se encontraba la terminal a la que me dirigía! Desde mi posición podía ver erguirse las enormes grúas por encima de unos inmensos buques de mercancías. Aún tenía unas cuantas horas de sol, si me daba prisa y no habían contratiempos, podría conseguir entrar y buscar a los demás. Esto me ilusionaba y aterraba al mismo tiempo. Me ilusionaba porque supuestamente me iba a reencontrar con Belén, me aterraba la posibilidad de llegar y no encontrarlos allí. Era tontería seguir haciendo tribulaciones, debía ponerme en marcha y comprobarlo, así que emprendí la marcha y me dirigí hacia la verja de salida.
Cuando llegué a esta, vi a unos cuantos merodeadores agolpados sobre la verja. Ya me he acostumbrado a eso, así que ni me inmute. Siempre terminan localizandome, así que ya no me sorprendo. Con los 5 o 6 tras la valla, cogí y corrí la verja de entrada, abriéndola. Los merodeadores entraron y dirigieron hacía mi, así que yo reculé y me escondí tras los coches de la campa. Tras las ventanillas los observe y calcule su rumbo. Cuando estaban desorientados buscándome y lo suficiente separados los unos de los otros, salí corriendo hacia la salida. Pasé entre ellos sin problemas. Con esto conseguí ahorrar munición y energía. Una vez fuera, vi a algunos indeseables acudiendo a mi posición, pero todavía estaban lo suficiente alejados. A varios metros de la puerta ¡estaba Thor! Se encontraba sentado, como si me esperara. Al verme, se levantó y empezó a correr a mi alrededor, moviendo la cola. Se alegraba de verme y yo también me alegraba de ver a mi compañero. Ya lo daba por perdido. Intente no demorarme más, así que a paso ligero transité por la carretera. Esquivé a todos los merodeadores que me salieron al paso y conseguí llegar al aparcamiento de la terminal. Este aparcamiento era inmenso y aun quedaban bastantes coches estacionados. Mi sorpresa fue cuando visualice la entrada de la terminal y vi una inmensa horda agolpándose sobre esta. Corrí y me escondí tras un coche y desde ahí observe mejor la situación. La horda era bastante numerosa, lo que convertía a esta entrada totalmente inaccesible. Tras la verja de entrada había un camión, el cual parecía puesto a propósito para asegurar la verja y así contener la puerta de las embestidas de los merodeadores. Oculto tras los coches, rodeé la posición y busqué una entrada alternativa. Ande todo el perímetro trasero de la terminal, buscando otra entrada o algún punto de acceso en la valla. Nada. Intente saltar esta, pero era imposible, era demasiado alta. Así pase el resto del día hasta que empezó a caer la noche. Visto esto, busque una zona segura para refugiarme y lo hice en el interior de unos coches abandonados, los cuales estaban situados en una especie de desguace. No me gustó la idea de refugiarme aquí, pero no había una alternativa mejor.
Pasé la noche sin problemas, dando pequeñas cabezadas pero pase prácticamente toda la noche en vela. Con las primera luces del alba y sin ningún merodeador por esta zona, volví a buscar una entrada. Pasó el tiempo y no encontré nada. Desanimado me senté sobre una piedra y me quede observando las calles de contenedores que se erguían tras la alambrada. Al menos, la zona en la que me encontraba estaba tranquila, no como en la entrada del aparcamiento. Estuve meditando posibles formas de acceder al lugar, hasta que Thor me hizo salir de ese mar de pensamientos. El chucho se encontraba tras la alambrada, con el hocico pegado al suelo husmeando el suelo. Me quede a cuadros. ¿Por donde había accedido? Me levanté y me puse a caminar junto a la valla, observándola detenidamente. Caminé varios metros, hasta que descubrí algo que antes había pasado por alto. En esta parte de la alambrada, la parte inferior no estaba anclada al suelo, sino suelta. La estiré con las manos y esta cedió bastante. Pase la mochila y los demás bártulos al otro lado y me tumbé en el suelo para pasar yo. No fue fácil, ya que el hueco no era tan ancho como parecía, pero conseguí pasar al otro lado. Una vez ahí, me levanté y limpié la ropa de tierra. El corazón se me aceleraba por momentos, en cuestión de minutos iba a averiguar si Belén estaba aquí. Pensar en la posibilidad de que no estuviera aquí me ponía nervioso. Con Thor a mi espalda, corrí por las calles de contenedores en dirección al muelle. Mientras corría, podía ver la proa de un barco que había amarrado en el muelle. Estaba bastante cerca del muelle, cuando tuve que frenar en seco, ya que un disparo resonó, seguido de un "¡¡Alto!!". Me quedé inmóvil por unos segundos, mientras respiraba dificultosamente y la voz volvió a resonar a mi izquierda, diciendo "¿Quién eres, por donde has entrado y que haces aquí?". Giré la cabeza y pude ver a quién me estaba hablando y a sus acompañantes. Habían cuatro personas en esa posición y dos de ellas me apuntaban con fusiles de asalto. Eran tres hombres y una mujer. Los dos hombres que me apuntaban y la mujer iban vestidos con uniforme militar, el otro individuo, que iba cargado con dos cubos, llevaba el uniforme reflectante que ya había visto en otras ocasiones. Repitieron la pregunta, pero esta vez ordenándome que tirara las armas. Mis únicas palabras fueron "He venido a buscar a una persona". Los dos que me apuntaban se rieron y la tía se acercó precavidamente y me despojo de mis armas. Me ordenaron que caminase delante de ellos con las manos en la cabeza. Así lo hice. A varios metros a mi derecha, siguiéndonos y vigilante, andaba Thor. Este estaba nervioso, sabía que algo iba mal y era como si estuviera esperando a que me hicieran algo para intervenir. Me hicieron andar hasta el muelle y una vez aquí, seguimos hacia la izquierda. En la lejanía divisaba a más siluetas. Mientras andaba y mis captores iban hablando entre ellos, yo no paraba de esforzar la vista para intentar distinguir quienes eran los que habían allí delante. Parecía que aquellas personas hacían lo mismo. Una de aquellas siluetas se separó del grupo y comenzó a andar lentamente. Acto seguido, comenzó a correr hacia mi. Yo, deslumbrado por el sol, seguía sin saber de quien se trataba. Conforme iba avanzando, descubrí de quién se trataba. No pude contener la emoción y comencé a correr en su dirección. No me lo podía creer. A mi espalda, mis captores me gritaban que me detuviera. Varios disparos resonaron, pero me fue indiferente. Cuando llegué a la posición de Belén, ella se lanzó a mis brazos, llorando. No nos engañemos, yo también estaba llorando como un niño. Belén me abrazaba con todas sus fuerzas y me besaba, mientras repetía "¡Lo sabía, lo sabía!". Yo tampoco me lo podía creer. Mis captores llegaron a nuestra posición y le preguntaron si me conocía. Pregunta absurda donde las haya. Mientras Belén me acariciaba la cara y me decía entre risas que mi aspecto era asqueroso, llegó Eduardo. Este llevaba medio brazo vendado y cuando se aseguró de que era yo, su rostro se iluminó en una mezcla de alegría y sorpresa, y me dio un abrazo mientras me dijo "Que cojones tienes, Erik... Ya había perdido toda esperanza". Le pregunté que le había ocurrido en el brazo y me dijo que una mala caída, nada preocupante. Belén volvió a abrazarse a mi. No se podía creer que yo estuviese ahí. Ni siquiera yo me lo creía.
Poco a poco se acercaron todos y descubrí que habían caras nuevas. Hubieron dos cosas muy duras para mi. Una de ellas fue cuando se acercó Esther y me vio. Se que se alegro por mi, pero en ese momento ella pensaba en su hermano. Ella se me quedó mirando y yo le devolví la mirada, entonces me dispuse a contarle lo de su hermano, pero no me dio oportunidad, me dijo "Me alegro de que estes de vuelta, sano y salvo" y se marchó. Mientras dijo eso, pude ver como sus ojos se inundaban de lágrimas. En ese momento, todos los allí presentes se percataron de lo ocurrido, incluida María, que se quedó petrificada. Acto seguido, los demás se fijaron en Thor y les conté la historia. El chucho desconfía de cualquier persona que no sea yo, así que no se dejo tocar por nadie. Belén, sin despegarse de mi, y los demás, me llevaron al edificio de oficinas. Este sitio esta lleno de pc's, papeles y demás cosas de trabajo. En medio de todo esto, habían montado en el suelo unas camas improvisadas. Me senté en un sillón y ahí fue cuando vino el segundo impacto para mi. Mire a todos, vi a mis antiguos compañeros y a muchas caras nuevas que luego me presentarían, pero no vi a Raúl. Cuando pregunté por él, todos se callaron y miraron entre si, hasta que Eduardo dijo "Raúl no consiguió llegar hasta aquí... Le dieron caza de camino aquí, en el atasco de los coches. Se le abalanzaron varios merodeadores encima y no pudimos hacer nada por él...". Se me cayó el mundo a los pies cuando oí eso. No me lo esperaba. Con esta baja, del grupo principal ya solo quedábamos María y yo. Guardamos silencio hasta que Belén comenzó a presentarme a los desconocidos. Empezó por los de atuendo militar. Ana es la chica. Estatura media, pelo castaño y rizado. Luego estaba Ricardo, estatura media, pelo rubio y corto, y Fede, alto, pelo moreno y corto. Luego me presentaron a tres más, los cuales eran trabajadores del puerto. El primero era Vicente, amarrador. Este es bajito, gordete y lleva el pelo largo y negro. Luego a Juan y Luis, estibadores del puerto. El primero es de estatura media, con gafas, pelo rizado y moreno, y el otro alto, pelo castaño y algo largo.
Según me han contado, encontraron a los militares cuando venían de camino aquí. Los encontraron cerca de la Avenida del puerto y ellos también iban buscando un lugar seguro, ya que su anterior refugio había dejado de serlo. Todos cruzaron el atasco de los coches de la misma forma que yo, saltando de coche en coche. Ahí fue donde atraparon a Raúl. Después llegaron a esta terminal, la cual accedieron por la puerta principal, que estaba despejada. La horda llegó días después, siguiendo el rastro del grupo. Aquí dentro encontraron a Juan, Luis y Vicente, que llevaban bastante tiempo aquí refugiados. Hasta día de hoy se han estado alimentando de provisiones de los buques que hay aquí amarrados, pero los alimentos están empezando a escasear.
La misma noche de mi llegada, cenamos algo y les conté mi historia. Omití ciertas partes, sobretodo la relacionada con Manuel. No era el momento de hablar de eso. Les conté lo de la pareja de psicópatas y que casi me matan. Todos se quedaron boquiabiertos. También les conté como me las arregle para llegar hasta aquí entre tanto merodeador y que casi muero arriba de un contenedor. Después, cuando terminé, les enseñe el folleto que habla de la ciudad segura de Reus. Todos leyeron el folleto con atención. Los militares dijeron haber oído algo de que estaban asegurando una zona y llevando a civiles. Esto lo oyeron días antes de que el ejercito se disgregara. Eduardo estuvo muy pensativo tras leer el folleto. Dijo que sería muy interesante intentar llegar hasta allí. Juan y Luis se opusieron rotundamente. Dijeron que era una locura hacer tantos kilómetros teniendo un lugar tan seguro como la terminal portuaria. Pero lo cierto es que aquí ya no hay prácticamente víveres para mantener a tanta gente.
Después de la velada y cuando ya nos disponíamos a ir a dormir, me empecé a encontrar mal, como ya venía siendo habitual noches anteriores. Notaba como la herida de la pierna me quemaba. Esther se preocupo por esto y me pidió que le enseñase la herida. Se puso las manos en la cabeza cuando la vio. Dijo que la infección era tremenda. La herida tenía un color parduzco y me dijo que me la tenía que abrir y limpiar cuando antes. Le dije que mejor esperar al día siguiente, cuando tuviésemos luz diurna, pero dijo que ya había pasado mucho tiempo y no podía esperar más. Trajeron agua, gasas, desinfectaron una navaja y bajo la luz de las velas, me intervino la herida. Fue tremendamente doloroso, un dolor casi insoportable. La herida supuro una gran cantidad de pus. Era asqueroso. Soporte como pude el dolor, mientras ella me desinfecto la herida. Cuando acabó, me dio unos puntos de sutura. Tuvimos suerte de que había guardado en su mochila algo de material estéril, así como antibióticos que me dio para que me tomase. Los días siguientes los pase en cama, haciendo reposo. Belén no se apartó de mi vera en ningún momento. La fiebre me atacó en varias ocasiones, pero con menos intensidad.
En una de las ocasiones que Esther se encontraba limpiándome la herida y cambiándome las gasas, me vi obligado a hablarle de su hermano. Belén se salió de la habitación y le conté todo lo ocurrido, pero no tuve suficiente valor para contarle que posiblemente fui yo el causante de su muerte... Cuando le conté que gracias a su hermano yo había podido salir de allí y que lo atraparon en las escaleras, ella rompió a llorar desconsoladamente. Me rompió el alma verla así y me revivió antiguos fantasmas. No pude hacer nada más que abrazarla y dejarla llorar.
Los días han pasado y me encuentro bastante mejor de la pierna y hace días que no tengo fiebre. Todavía sigo tomando antibióticos. Si hubiera seguido sin que Esther me hubiera intervenido la herida, quizás la infección se habría extendido y envenenado la sangre. Aquí dentro, los días pasan tranquilos. Me llevo bastante bien tanto con mis antiguos compañeros como con los nuevos. Con tantas malas experiencias con los supervivientes que he encontrado, había dejado de creer en la bondad de las personas. Ahora ya he recordado que aun queda gente sana y que sabe el significado de la lealtad. Y que decir de encontrarme de nuevo junto a Belén... Es algo que he ansiado desde el momento que me separé del grupo. La he echado tanto de menos... que ni siquiera ahora me creo que la tenga a mi lado. Ella apenas se puede creer que haya sobrevivido y llegado hasta aquí. Bajo ningún concepto quiero volver a separarme de ella. Pero ya han comenzado a haber los problemas típicos de los cuales ya me voy acostumbrado. Una horda se va multiplicando en la entrada de la terminal. En los días que llevo aquí, estos se han doblado en número. Es prácticamente imposible que echen la verja de entrada o la alambrada, pero con esa escoria ahí no podemos salir ni aunque queramos. Y ahí esta el problema, necesitamos salir ya que... ¡no tenemos casi víveres! En este mundo hostil, ya no existe un lugar donde podamos mantenernos refugiados por tiempo ilimitado. Me produce escalofríos la idea de volver a tener que salir ahí fuera...
- Erik -
Re: Diario de la resistencia
+ 28-11-09 + Un mar en calma
No podía imaginar la tranquilidad que ofrece este lugar. Tranquilidad y seguridad. No se como no pensamos intentar llegar a este lugar en un principio, cuando tuvimos que abandonar la urbanización. Nos habríamos ahorrado pasar por el hospital y haber sufrido tanto. Acudir a ese maldito hospital fue un error y de los gordos. No habría sido así de no ser por "el loco". Ese individuo fue el que lo jodió todo. Se empeño en tirarnos y lo consiguió. Si ese individuo no hubiese estado ahí, ahora mismo José, Manuel y Raúl estarían vivos. Ahora me arrepiento de algunas cosas. Por ejemplo, me arrepiento de haber sido tan sumamente duro con José. No cambio mi opinión sobre la evasión de socorro que le hizo a Esther, pero si me arrepiento y mucho de haberle propinado una paliza y haberle hecho de lado. Ahora en frió, me paro a pensar y comprendo que era una persona que en momentos extremos, no podía pensar y el miedo se apoderaba de él. Él no quería actuar cobardemente, pero no podía dominar la situación y terminaba actuando así. Eso es más bien como una enfermedad y ahora lo comprendo. Al final dio la vida por mi y me siento algo culpable. Quizás se envalentono en un intento de enmendar los errores del pasado, intento borrar sus actos de esa forma. Sufrió tanta presión y estrés que necesitaba demostrar que él no era así. No se, pero me acuerdo de él y, en más de un momento, en mi mente, le pido perdón allá donde este.
No se porque, pero no hay noche que no sueñe con mis compañeros ya fallecidos. Hace un par de días soñé que me encontraba por una larga avenida, llena de coches destrozados y escombros. En la lejanía podía ver unas siluetas. Conforme me iba acercando, iba distinguiendo a Manuel, José, Raúl y Alicia. Me llamaban, agitaban los brazos en señal de que me acercara. Hasta me parecía que me sonreían. Yo intentaba ir lo más rápido posible, hasta que por sus espaldas aparecía una terrible horda. Pero estos no eran merodeadores, sino corredores y se acercaban a una gran velocidad. Mis compañeros seguían ajenos a esto, mirándome y llamándome. Yo intentaba gritarles, pero de mi boca no salía ningún sonido. Intentaba correr, pero mis movimientos eran lentos, como realizados en cámara lenta. La horda llegó hasta su posición y se les echaron encima. Oía sus gritos, sus lamentos, el desgarrar de la carne... parte de la horda pasaba de largo y corría en mi dirección. Se me acercaban, pero yo ni siquiera les apuntaba. Me quedaba quieto mientras esperaba que llegaran y acabaran conmigo. Aceptaba mi final. Pero cuando la horda llegó a mi posición, pasaba corriendo a mi alrededor, sin prestar atención a mi persona, como si no me vieran. Yo miraba desconcertado mientras los veía pasar corriendo. De repente, de las fincas caían grandes bultos. Estos bultos eran personas. Caían gritando y aterrizaban con un sonoro estruendo. No paraban de caer y caer personas, mientras los corredores seguían pasando a mi alrededor. Ya no recuerdo más del sueño. ¿Que interpretación tendrá esto? No lo sé...
- Erik -
10:04 - No comprendo porque estamos en las fechas que estamos y hoy ha amanecido un día caluroso. No lo entiendo. ¿Acaso el clima se ha vuelto loco con el mundo? No me extrañaría. Me he levantado hace un buen rato. He estado hablando con Belén en la "cama". Hemos llegado a la conclusión de que hoy subiremos la "cama" al piso de arriba, ya que aquí dormimos en comuna y tenemos intimidad nula, así que no nos podemos poner cariñosos (jaja). Cuando he salido al exterior, he encontrado a Juan, Luis y Vicente. Los tres estaban sentados en el muelle, haciendo uso de sus cañas de pescar. Me he acercado y he visto que han pescado dos peces, los cuales tenían en una bolsa. Mientras he estado con ellos, han pescado otro más. Algo es algo. Además, aún nos quedan unas pocas provisiones, pero cuando estas se acaben, no podemos arriesgarnos a depender de la pesca. Luego he visto a Fede y Ricardo, lo militares, que venían de ver como estaba la verja de la entrada. Me han dicho que se encuentra más llena aún, que no paran de llegar nuevos merodeadores y que la horda llega ya hasta la mitad del aparcamiento. Pero también me han dicho que la verja es segura y no hay de que preocuparse, no van a poder entrar. No podrán entrar pero nosotros no vamos a poder salir. Bueno, las preocupaciones que lleguen a su debido momento. Les he preguntado si tenían una cuchilla de afeitar y por suerte, tenían. Me han dejado una, usada, pero me ha servido para afeitarme. Ha sido una tortura afeitarse sin espuma y sin agua caliente. Llevo la cara que parece que me he peleado con un gato. Belén, al verme, se ha empezado a reír y ha decirme que estoy más guapo con aspecto de vagabundo jaja.
- Erik -
11:16 - Me encontraba sentado en el noray jugando con Thor, cuando María se me ha acercado. Desde que he llegado, no ha hablado mucho con ninguno. Se ha sentado cerca mía, en el muelle, con los pies colgando por encima del agua. Cuando se ha puesto ahí, he entendido de que iba el tema. Le he preguntado que como estaba llevando esto y me ha dicho que como todos. Yo se que ella y Esther lo esta llevando peor que los demás. Después de estar un rato en silencio, no ha aguantado más y me ha dicho mirándome a los ojos "Dime que le pasó a Manuel. Quiero saber toda la verdad, así que no omitas nada por duro que sea". Yo me he quedado un poco parado. No tenía ganas de hablar de ello, pero tenía que hacerlo, es lo menos que podía hacer. Le he empezado a contar todo con pleno lujo de detalles. Le he dicho que me lo encontré cuando yo los buscaba a todos. Que el loco lo había agredido y él había quedado inconsciente, por eso no estaba en el momento que ellos se marcharon. He seguido contándole hasta el trágico fin de Manuel. Cuando le he explicado que lo acorralaron y yo disparé para salvarlo, pero que creo que fue mi disparo lo que le mató, he estallado a llorar. María se ha quedado con una tremenda cara de sorpresa, mientras he seguido contándole, lamentándome y pidiéndole perdón. Ella se ha levantado y he pensado que me iba a maldecir. Era lo lógico. Pero no, no lo ha hecho. Me ha abrazado y me ha intentado consolar. Me ha dicho lo siguiente, mientras ha clavado su mirada en mis ojos:
"Según lo que me has contado, Manuel ya no tenía escapatoria. Lo habían atrapado y habían comenzado a devorarlo. Tú disparastes para ayudarlo, para acabar con esos merodeadores. Ojala ese disparo le alcanzase a él, ya que así habría tenido una muerte rápida y menos dolorosa. ¿Tú puedes imaginar lo que debe de ser morir a dentelladas, devorado vivo? Solo te digo que si algún día, esas cosas me dan caza, dame un tiro y no me dejes morir así. Yo haré lo mismo contigo o con cualquier persona. Es duro pero es así. Estoy echando mucho de menos a Manuel y lo voy a seguir echando, pero ¿que puedo hacer? Nada de lo que haga me lo va a traer de vuelta, así que es tontería volverme loca y buscar culpables. Que yo sepa, no hay nadie que tenga la culpa de que el mundo se haya vuelto loco y esa escoria ande por las calles alimentándose de los vivos. Solo tenemos que centrarnos en mirar hacía delante, ayudarnos los unos a los otros y sobrevivir. Además, se que allá donde este Manuel, él quiere que continuemos hacia delante para que su sacrificio no haya sido en vano. No hay más, Erik, así que no le des más vueltas. Has hecho lo correcto en todo momento y si alguna vez has cometido un error, es algo normal, todos los cometemos. Por cierto, Esther no comprenderá esto, es su hermano y no lo aceptara. Así que no deberías contarle ciertos detalles, ya me entiendes..."
Tiene razón, de nada sirve torturarse por lo ocurrido. Pero es inevitable... lo que daría yo por tener la entereza de María. La admiro.
- Erik -
13:20 - Cuando he ido a dejar cargando las baterías del portátil en la grúa, he visto a Belén, Eduardo, Esther, María y Elena asomados en el muelle, mirando al agua. He enchufado el pc a la corriente y me he acercado a curiosear. Cuando he llegado, he descubierto lo que miraban. El mar parecía una balsa de agua, y en esta se encontraban Vicente, Juan y Luis. Estaban riéndose y chapoteando en el agua, mientras nos decían que nos metiésemos nosotros también. No se porque, pero nos ha dado la risa al verlos chapotear cual patos. También se han acercado lo militares. Al llegar Ana, Ricardo y Fede, también se han empezado a reír. Solo ha sido suficiente que Vicente haya dicho "¡Venga, meteros! ¡Esta un poco fría al principio, pero luego te acostumbras!" para que los militares se hayan quitado el uniforme y, en ropa interior, se hayan tirado de cabeza al agua. En ese momento, todos hemos empezado a gritar y a reírnos. Seguidamente, han empezado a gritar "¡Que se tiren, que se tiren!" en referencia a nosotros. Eduardo y María se han quedado en ropa interior y se han lanzado también al agua. Elena ha hecho lo mismo, solo con la pequeña diferencia que ella se ha tirado al agua completamente desnuda. Creo que a esta chica le gusta calentar al personal... Belén le ha echado una mirada poco amable. Los tíos al contrario, súper contentos. Esther ha conseguido escabullirse y ha desaparecido, así que Belén y yo hemos sido los únicos allí presentes que estábamos fuera del agua. Todos han empezado a gritar nuestros nombres y Belén me ha dicho de tirarnos. Les he dicho que no sabía nadar muy bien pero han insistido entre abucheos. No ha habido más remedio, así que nos hemos desvestido y Belén me ha cogido de la mano para saltar. Entre vítores, hemos caído en el agua y emergido a la superficie. La verdad que el agua estaba un poco fresca pero en seguida me he acostumbrado. Muy dificultosamente he conseguido moverme en el agua y acercarme por las escaleras. Quería tener estas cerca, ya que así me siento más seguro y evito ponerme nervioso. Ahí estaba Eduardo y a unos metros, Fede y Ricardo que "cortejaban" a Elena. Me he quedado en el agua, relajado, con los ojos cerrados y flotando. Todos estaban haciendo el cabra a mi alrededor, cuando unas manos han tirado de mi y me han sumergido. He sentido como alguien se tiraba encima mio y me sumergía sin darme tiempo a coger aire. Ahí ha sido cuando me he puesto nervioso y no podía salir a flote. Poco a poco me hundía mientras intentaba subir. Cuando ya no me quedaban aire en los pulmones, alguien me ha cogido de los brazos y a tirado de mi, sacándome a flote. Era Eduardo. Una vez fuera, he podido ver a Belén dándole gritos a Vicente y Luis. Por lo visto, han sido tan graciosos que no han tenido mejor idea que darme un escabuzón. Estos se han dado cuenta de lo que habían hecho y estaban pálidos y callados. Me he salido del agua y Belén me ha seguido. Una putada que hayan jodido ese momento, ya que por unos momentos había desconectado del mundo. Una vez fuera, Belén y yo nos hemos tumbado al sol para secarnos.
- Erik -
18:40 - Ya ha anochecido. Odio que anochezca tan pronto. No se, no me gusta. Hace un rato, Belén y yo hemos subido todos los bártulos y la "cama" al piso superior. Este es similar al de abajo, lleno de pc's y demás trastos de oficina. Una vez terminado esto, me ido a dar una vuelta por la zona. He andado por las calles de contenedores y luego por el muelle, hacia el éste, llegando hasta el final. Aquí he encontrado algo que me ha llamado la atención. Bajo de las últimas grúas, hay aparcados dos autobuses. Parece ser que estos eran utilizados para transportar a los trabajadores por toda la terminal. Los he explorado por dentro y he podido ver que uno conserva las llaves puestas. Este trasto nos puede servir para algo. Como todo autobús, dentro es muy espacioso, así que cabríamos todos sin problemas. También he comprobado como va de combustible. Tiene el deposito casi lleno. Creo que esto nos va a ser muy útil...
- Erik -
+ 02-12-09 + Mi historia
Hoy he pasado gran parte del día tirado en la cama. Es más, son las 11 de la mañana y aún sigo aquí. Hoy me encuentro en uno de esos días que mi estado anímico esta por lo suelos. Belén se ha percatado de ello y ha estado toda la mañana intentado animarme, pero de nada me sirven los ánimos. Al final ha salido fuera con los demás y aquí sigo yo, dándole vueltas a la cabeza. Ahora mismo estoy casi en plena oscuridad, salvo por los rayos de sol que se cuelan por las rendijas de las cortinas. Tengo cero ganas de salir y hablar con los demás, solo quiero estar solo. Ya no solo pienso en los acontecimientos más próximos, en los caídos o en lo mal que lo he pasado vagando en soledad, sino en acontecimientos de mi vida poco antes de que comenzara esto.
¿A cuantas personas he dejado atrás? ¿Cuantos sueños rotos por esta puta basura? ¿Cuantos recuerdos han caído en el olvido? Sí, lo sé, no soy el único. Mis compañeros sufren lo mismo, hasta vosotros, que me leéis desde vuestros refugios, habéis sufrido tanto como yo. Habéis visto la muerte de cerca, habéis visto morir a vuestros seres queridos, habéis tenido que matar... es duro. Yo, por lo menos, nunca pensé que en una situación limite como esta, fuera capaz de hacer todo lo que he hecho. He enterrado a un compañero con mis propias manos, he matado a no se cuantas de esas cosas, hasta he llegado a matar personas no infectadas para defenderme... Quién diga que en una situación extrema no haría ciertas cosas, miente. No tiene ni idea de lo que dice. En una situación en la que tu vida o la de los tuyos corre peligro, eres capaz de todo. Y cuando digo todo, digo TODO. Matarías a tú vecino con el que veías el fútbol si de ello dependiera tu situación, matarías a tu hermano sin pensar si este intentara descarnarte los huesos, matarías a quien fuese por sobrevivir. Que os voy a explicar yo, si de esto ya os habréis dado cuenta...
En alguna ocasión y según ellos me han contado, os he relatado algunos retazos de la vida de mis compañeros. De Belén, de Eduardo, hasta de Manuel y Esther, pero nunca os he relatado nada de mi vida antes de que todo se fuera a la mierda. Si no lo he hecho, ha sido porque aparte de no encontrar ocasión, nunca he tenido ganas de hablar de ello. Ahora que me encuentro tan sumamente melancólico, necesito contarlo y que nadie me diga el típico "hiciste lo correcto" o "que podías hacer en esa situación". No quiero oír tópicos que solo sirven para consolar y engañar al que se lamenta, así que mejor contarlo aquí, que nadie me contestara.
Recuerdo como si fuese ayer mi rutina diaria. Una vida aburrida, llena de rutina repetitiva y asqueante. Una vida que no distara mucho de lo que debió ser las vuestras. Y pensar que me quejaba de eso... La única diferencia que se puede encontrar entre mi vida y las vuestras, es que yo iba de mal en peor. No tenía ni mujer ni hijos, es más, cuando comenzó el caos, hacia apenas dos meses que acababa de romper una relación que fue completamente destructiva y que solo consiguió hundirme un poco más. Pasaba noches en vela, torturándome, pensando en que mi vida iba a la deriva, mientras ahogaba las penas en el fondo de un vaso de whisky. El abrir los ojos cada mañana y levantarme para ir al trabajo, para mi era un eterno suplicio. Se que estaréis pensando en que era y soy demasiado joven para amargarme con "tonterías", que con juventud no hay problema que no tenga solución salvo la muerte. Pero, ¿como puedes explicar a alguien que creé en un dogma que esta equivocado? Es imposible. Solo lo puede entender cuando se da cuenta por si mismo, de nada sirve darle charlas para abrirle los ojos. Os aseguro que ahora si me doy cuenta de lo idiota que era. Es irónico que cuando todo iba bien, me sentía completamente solo, y ahora que el apocalipsis se ha cernido sobre el mundo, me encuentro rodeado de gente a la que aprecio.
Mi profesión era policía. Ahora estaréis pensando "ooh, policía, todo el día armado y deteniendo a maleantes, poniendo orden, etc..." Pues no, era policía local, de esos que van arriba y abajo con la única tarea de vigilar el barrio y poner multas. En mi cortisima vida de local, jamás me vi obligado a desenfundar mi arma o a detener a alguien. Yo siempre quise entrar en el cuerpo de la policía nacional, pero por diversos motivos de los que no quiero hablar, eso se convirtió en un sueño frustrado y ha caído en mi saco de proyectos imposibles. Esa decepción me perseguirá siempre. Para mi, la vida de local era muy aburrida. Siempre patrullando por los mismos barrios, libreta en mano, poniendo papeletas en los parabrisas y aguantando las quejas de los conductores a los que multaba. Algo agobiante...
Mi vida personal era un completo desastre. Por ejemplo, no tenía nada de suerte en temas sentimentales. He pasado hasta ahora buscando un equilibrio en mi vida y como si de una burla del destino se tratase, lo encuentro ahora. Hasta entonces, solo había encontrado parejas que no merecían la pena. Para nada era lo que yo buscaba. Era como si de un campeonato se tratara, siendo el premio para la que más me putease. El premio se lo llevó la última que tuve...
En temas de amistad, bueno, supongo que como todo el mundo. Rodeado de gente falsa, la cual solo mira por su propio interés, siendo su bienestar y egoísmo lo único importante para ellos. Los típicos que están a tu lado cuando hay que pasarlo bien pero se olvidan de ti cuando estas atravesando un mal trago. Amigos de verdad los puedo contar con los dedos de una mano.
A mi, todo esto me ha pillado en lo que podíamos denominar como la peor etapa de mi vida. Noches en soledad, días de monótono trabajo y fines de semana calcados al pasado, pero con la diferencia de que cada borrachera era más grande que la anterior.
Fui consciente de que el mundo estaba cambiando cuando yo me encontraba trabajando. Hacía días que en la tele y periódicos no se hablaba de otra cosa. También oía hablar de ello a compañeros de trabajo y a viandantes. Todos hablaban de un mal. Unos decían que era un virus, otros decían que histeria colectiva, otros enfermedad mental, hasta habían charlatanes que lo achacaban a un castigo divino... Ahora se que nadie sabía a ciencia cierta la procedencia de esta basura, hablaban desde la más pura ignorancia, con la desesperación de darle una explicación a lo que estaba ocurriendo. La verdad es que no hice ni el más mínimo caso al tema. Todos los años, salía siempre algo alarmante, como la neumonía atípica o la gripe porcina, ¿por qué iba a prestar atención a la misma historia de siempre? Yo caminaba por las calles y veía que el mundo no se paraba, la gente hacía su vida normal, iban a la compra, iban a los bares, reían, discutían... y aparcaban en sitios no habilitados.
Ahora no se que día fue exactamente, se que fue un par de días antes de que comenzara a escribir en el diario, cuando fui consciente de la gravedad de la situación. Ahí me percate que había algo que escapaba a todo lo que conocíamos y que después de eso, ninguno seríamos el mismo. Ese mismo día, a la hora del almuerzo, María me llamó al teléfono móvil para contarme que su jefe se había trastornado y atacado a unos clientes. Yo, dentro de mi ignorancia, me reí mientras ella me aseguraba que estaba ocurriendo algo extraño. Yo no vi la gravedad de la situación hasta un rato después. Me encontraba en horas de trabajo, iba por la larga avenida de Blasco Ibañez con el coche de servicio, cuando presencié como un coche arrollaba a dos chicos que iban en motocicleta. No se a que velocidad iría el vehículo, diría que a 90 o 100 Km/h. El coche se había saltado el semáforo y embestido a la moto de forma lateral. Los chicos y la moto salieron volando una barbaridad de metros. Al ver esto, mi corazón se acelero a mil por hora. Jamás había sido testigo de algo semejante y creo que no estaba lo suficiente preparado para esto. Rápidamente, solicite una ambulancia por radio mientras aparcaba el coche y baje a asistir a los implicados. Como es habitual, los curiosos se acercaban en masa. El coche esta completamente destrozado. Corrí en ayuda de los motoristas. Estos estaban tendidos en el suelo, con el cuerpo hecho un verdadero 8. Sus articulaciones estaban totalmente desarticuladas y sus cuerpos ensangrentados. Uno de ellos tenía el casco integral a su lado, completamente partido por la mitad. No me atreví a moverlos, ni siquiera sabía que debía hacer en esa situación. De la teórica a la practica hay un abismo. Estaba completamente bloqueado. Les tome el pulso y me di cuenta que no habían constantes vitales. El tío del coche idem de lo mismo. En seguida llegó la ambulancia y certificaron la muerte de los tres. Cubrieron los cuerpos y con la ayuda de unos compañeros que acudieron al lugar del siniestro, intentamos disipar a los curiosos. Comenzaron los tramites para el levantamiento del cadáver, cuando ocurrió lo que ahora ya estoy acostumbrado a ver. Uno de los cadáveres empezó a moverse. Todos nos quedamos atónitos y enseguida pensamos que eso se debía de tratar de un milagro, ya que esa persona había sido dado por muerta. Los sanitarios destaparon el cuerpo y vimos como el chico se movía, intentándose levantar, cosa que le era imposible según tenía las articulaciones. En el suelo se movía y movía, entre lamentos. Los sanitarios se arrodillaron a su lado y le pidieron que por su bien no se moviera. Cuando uno de los sanitarios extendió su mano, el accidentado le propino un mordisco. El sanitario apartó rápidamente la mano, en la cual pude ver una herida en forma de dentadura. Todos nos acercamos, cuando otro de los sanitarios gritó. El otro chico que yacía "muerto" a unos metros, le acababa de morder en el pie al otro sanitario. La confusión fue general. No sabíamos que pasaba. Los curiosos empezaron a apartarse y la mayoría a irse asustada del lugar. Oí voces a mi espalda y me giré. Detrás nuestra, el tío del coche de acercaba a rápidas zancadas, aunque cojeando de un pie. Visto lo visto, le dimos el alto y dos compañeros se le abalanzaron para inmovilizarlo. Se les revolvió y atacó a ambos, mordiéndoles. Los pocos curiosos que habían y se seguían acercando, comenzaron a huir de la zona en un momento de histeria colectiva. No sabíamos que hacer, cuando un coche atravesó el perímetro del accidente, arrollando a mis compañeros y a gran parte de los viandantes que huían de la zona. Por poco me arrolla a mi también. Me encontraba rodeado de personas heridas, cadáveres convulsionando en el suelo y uno que andaba y se acercaba rápidamente a mi posición. De un empujón lo aleje de mi y corrí hacía mi coche. Una vez dentro, solicite más ambulancias y refuerzos, pero la radio era un caos. No era el único que solicitaba ambulancias y más personal. En ese momento, el cadáver andante se me abalanzó contra el parabrisas y movido por el pánico, arranqué el coche e intente escapar de la zona.
Arrollando al cadáver andante, me aleje a toda prisa. Solo podía pensar en mis padres y mi hermano. Dirigí mi rumbo hacía su casa. Por todo el trayecto que hice, solo podía ver caos. La gente corría, salían de los comercios como almas que llevan el diablo, los coches se estrellaban, arrollaban a la gente... un infierno. Llegué a la calle donde vivían mis padres y dejé el coche en un lado de la calle. La gente pasaba a toda prisa a mi alrededor. Vi como muchas familias viajaban ataviadas con equipajes y cargaban los coches. Llamé al timbre pero nadie me contestó. Tenía una copia de las llaves de mis padres, así que pude acceder. Subí por las escaleras hasta llegar al rellano. Entré a la casa y comencé a llamarlos a todos. Miré en el salón pero no había nadie. Busqué por las habitaciones y ni rastro. Cuando abrí la habitación de mi hermano fue cuando encontré a alguien. Encontré a mi hermano. Mi querido hermano... 2 años menor que yo... ahora mismo pasa por mi mente toda nuestra infancia...
Disculparme unos minutos...
Ya. Allí estaba mi hermano Ezequiel. Se encontraba convertido. Se me abalanzó y yo solo pude correr por puro instinto. Él comenzó a correr tras de mi mientras yo lo llamaba por su nombre y le pedía que reaccionara. Tuve que salir al rellano y cerrar la puerta a mi paso. Tras de la puerta, podía oírlo propinar golpes. No se porque, pero yo sabía que ese ya no era mi hermano. No aguante ni un minuto más y me marche de la zona. No tenía ni idea de donde podían estar mis padres. No podía buscarlos sin saber donde se encontraban. Baje a la calle y esta estaba más sumida en el caos. La gente seguía corriendo, pero esta vez podía ver a sus perseguidores. No se cuantos habrían, pero pude divisar a una multitud de corredores. Muchos de ellos conseguían dar caza a sus presas. Corrí hacía el coche, pero a varios metros, entre la multitud que corría, vi a una niña de apenas 6 años, en plena calle, sola y llorando. La gente pasaba a su alrededor sin prestarle atención. Fui rápidamente hacia ella, apartando a empujones a la gente. La cogí en brazos y me dirigí hacia el coche. La niña lloraba y lloraba. No era para menos. Una vez frente al coche, busqué las llaves y nos las encontré. Dejé a la nena en el suelo y busqué por los bolsillos, hasta que las encontré. En ese momento, alguien paso por mi lado y de un choqué me derribo. Caí al suelo temiéndome lo peor, pero por lo visto no era ningún corredor. Cuando me puse en pie, la niña ya no estaba allí. La busqué con la vista pero no la encontré. Pobre niña... que habrá sido de ella...
Con el corazón en la boca, conducí como pude hasta mi casa entre toda la confusión reinante. En varias ocasiones, estampé el coche con otros vehículos o tuve que frenar en seco para no llevarme por delante a algún viandante. Cuando me encontraba a apenas unas pocas manzanas de mi casa, me vi obligado a dar un volantazo que hizo que estrellara el coche con un árbol. El coche quedó inutilizado, así que tuve que seguir a pie. Baje del vehículo y corrí a toda prisa hacía mi urbanización. Solo podía pensar en que tenía que llegar a mi casa fuese como fuese. Varios corredores me empezaron a perseguir y tuve que hacer uso de mi arma reglamentaria. No era el único, por todos los lados resonaban detonaciones. Entre la confusión y la carrera, perdí el arma y no pude recuperarla. Cuando llegué a la puerta de mi urbanización, esta estaba cerrada a cal y canto. Dentro no había nadie, parecía que toda la gente había huido a toda prisa. No podía ponerme a buscar las llaves, así que salté la valla. Dentro no había ningún tipo de movimiento. No estaban ni los seguridades, ni los conserjes... nadie. Llegué al portal y subí a mi casa. Una vez aquí, puse la tele. En todos los canales hablaban de lo mismo, del caos reinante y del extraño mal que estaba azotando a toda España. Valencia, junto a Barcelona y Madrid, era una de las ciudades peor paradas. Sacaron imágenes de las calles. El panorama era el mismo que acababa de ver con mis propios ojos. Recuerdo que uno de los directos en plena calle lo tuvieron que desconectar, ya que los reporteros fueron atacados. Ese día había ido al trabajo en moto, así que tenía el coche en el garaje y pensé en coger todo lo necesario e irme de la ciudad. Era lo que estaba haciendo todo el mundo. Pensé que era lo más lógico, hasta que en el telediario de última hora que estaban haciendo sacaron imágenes aéreas de todas las autopistas que salían de las más importantes ciudades, incluida Valencia. Una caravana de coches se extendía por toda la autopista. Ya no me quedaba más opción que recluirme en casa y no salir.
Cuando eché mano al teléfono móvil, vi que en este tenía tres llamadas perdidas. Dos de Raúl y una de María. Rápidamente llamé a Raúl. Este me cogió la llamada y contestó con voz de sofocado. Apenas hablé cuando me preguntó sí estaba en casa. Me dijo que estaba con Alicia, María y José y se encontraban por la zona, que todo era un caos y no podían ir a sus casas, que les tenía que dar cobijo. Que me iban a contar a mi... Les dije que vinieran y saltaran la valla, que yo les abriría la puerta. En pocos minutos se presentaron aquí, saltaron la valla y les abrí el portal. Sus caras eran un verdadero poema. Subieron a casa y comenzaron a contar la situación desesperados. Alicia lloraba, Raúl hablaba tan rápido que ni se le entendía y María permanecía callada con la cabeza agachada. Le dije que no hacía falta que me contase nada, yo también había visto lo que estaba pasando. Estuvimos horas viendo la televisión, viendo los informativos de todos lo canales. Aquí no paraban de decir que las calles eran territorio hostil, que el ejercito estaba trabajando en acabar con esto y, que bajo ningún concepto, pisáramos la calle. Debiamos permanecer en casa hasta que la situación se consiguiera controlar. Como bien sabéis, no se pudo controlar. No tardaron en cortar todas las transmisiones y dejarnos incomunicados. Fue a los dos días cuando tuve la idea de publicar nuestras vivencias en este diario. A partir de ahí, ya conocéis todo.
Esta es mi historia y no creo que vuelva a hablar de ella. Ni siquiera mis compañeros la conocen. A llovido mucho desde entonces. Muchos momentos de desesperación, miedo y pocas alegrías. Lo único bueno que podría destacar de la situación es que, si no hubiera sido por esto, jamás habría conocido a Belén. Pero, ¿realmente compensa? ¿Sería mejor no haberla conocido nunca y seguir con mi monótona pero segura vida, que no conducía a ninguna parte? Poneros las manos en la cabeza, pero no se que contestar a ello. Solo se que en momentos como este, me encuentro abatido. ¿Cuanto más podemos aguantar esta situación? ¿Cuanto más podemos vivir en este mundo enfermizo? No lo se... no se cuanto más puedo aguantar. Me horroriza todo. Me horroriza pensar que dentro de unos días tendremos que salir a buscar alimentos, me horroriza la posibilidad de perder a Belén, me horroriza pensar en que puedo quedarme solo de nuevo, me horroriza pensar en que no parece haber lugar seguro, el que esto jamás acabe y tengamos que vivir en un mundo donde la muerte esta a la orden del día, que en una esquina aceche mi fin... todo. No quiero ser un esclavo de mi vida. Si por vivir debo sufrir... No se, ahora mismo no soy yo. Hablo inducido por la desesperación y el agotamiento.
Estar aquí encerrado en la habitación no me hace ningún bien, solo consigue sumergirme en un circulo vicioso del que no salgo. Creo que debería salir afuera con los demás e intentar despejarme.
Sí, creo que es lo mejor...
- Erik -
+ 05-12-09 + Al calor de una lumbre
Hoy me he despertado sobresaltado. No se porque, pensaba que me encontraba en una zona llena de merodeadores. Belén se ha llevado un buen susto, ya que al incorporarme, lo primero que he hecho es coger la pistola y en plena penumbra, comenzar a buscar amenazas, que han resultado ser producto de mi imaginación. Esto ya se ha convertido en una obsesión.
Al poco de levantarme, he ido a lavarme la cara. En el piso de abajo he encontrado a Eduardo, Ana, Ricardo, Fede y María, los cuales se encontraban planeando la mejor forma de hacer la inevitable incursión para buscar alimentos. Me he sentado con ellos y me he puesto a escuchar. En el suelo tenían un gran mapa, el cual era de Ricardo. En el mapa habían trazado lineas y garabatos. Me había perdido bastante información, así que comencé a hacer preguntas. Pregunté como pensaban salir de aquí, si en la salida tenemos una inmensa horda que nos impide el paso. Ricardo me ha explicado que lo haremos por vía marítima, con el remolcador que se encuentra al lado del muelle. Dice que con este trasto accederemos al muelle oeste. Este muelle es el cual pase la noche antes de llegar aquí, el muelle de los vehículos. Según me ha dicho, desde aquí buscaremos la salida sur, a cual esta despejada. Dicen que aquí han podido divisar un autobús abandonado. Montado en este, tomaremos carreteras secundarias y llegaremos a Valencia. Siguiente pregunta que he realizado: de donde vamos a obtener los alimentos. A esta me ha contestado Eduardo. Iremos al centro comercial "El Saler". Este esta nada más acceder a Valencia por el camino que vamos a tomar. En frente de este, esta la famosa Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia y el Oceanografic. Yo creo que esta zona debe de estar infestada, por eso no me hace mucha gracia, pero es la mejor opción que tenemos. Siguiente pregunta: Quienes vamos. Eso era algo que todavía no habían decidido. Los 3 militares han dicho que ellos van, Eduardo ha dicho que también, Vicente ha titubeado un poco, pero ha dicho que tiene curiosidad por saber en que estado se encuentra la ciudad, así que también nos acompaña. Pienso que es un inconsciente por decidir salir solo por ese estúpido motivo. María también ha dicho que viene. Cuando me iba a disponer decir que yo también, a mi espalda, Belén me ha preguntado si yo voy. He dicho que sí y ella a respondido que entonces ella también. Ya estamos tocando los coj...
Somos 8. Un número ideal. Esther, Elena, Juan y Luis se quedaran aquí, aguardando a que volvamos con los alimentos. No nos ponemos de acuerdo en si debemos hacerlo mañana o pasado. Pienso que el día es indiferente, la cuestión es que esto tiene que salir bien. No tiene que haber errores. Ya lo hemos hecho en una ocasión y sin ningún tipo de instrucción militar, así que ahora, que contamos con tres miembros del ejercito español, esto debería de salirnos mejor. No sé... desde que todo esto empezó, el optimismo es algo difícil de mantener. Vamos a ir seleccionando y preparando las armas que llevaremos. De paso vamos a hacer recuento de munición.
- Erik -
14:23 - Ya hemos terminado con la tarea de seleccionar las armas. Los militares portaran sus subfusiles Zetme. Cuentan con alguna que otra granada y varios cargadores. Eduardo insiste en llevar su katana, pero lo he convencido para que lleve también la Glock 17 Austriaca. Hay situaciones en las que no es suficiente una simple espada. Belén ha dudado en que arma escoger, ya que todas son muy pesadas para ella. Ricardo le ha entregado su pistola reglamentaria "Llama M-82". La verdad es que para ella es ideal. No hay nada más manejable que una pistola. Vicente llevara la escopeta Benelli y yo el subfusil que obtuvimos de los saqueadores, los que nos destrozaron la urbanización. He dudado entre este y el rifle Remington, pero me decanto por el arma de asalto. También llevaré mi Beretta, ya que para el subfusil solo me quedan dos cargadores. Viendo que nadie va a llevar el Remington, lo ha escogido Maria.
Solucionado esto, solo nos queda esperar a que llegue el momento de salir. Posiblemente sea mañana.
- Erik -
16:08 - Os dejo unas fotos que he sacado estos días. Son del lugar donde nos encontramos. La terminal que se ve en la primera foto, donde las grúas verdes, es la terminal MSC, en la cual pase una noche días antes de llegar aquí:
- Erik -
22:56 - Cuando ha caído la noche, Vicente y Juan han encendido un fuego en un bidón vacio. Este lo han situado en la entrada del edificio de oficinas y, al calor de la lumbre, hemos cenado algo de las escasas provisiones que tenemos. Ahí hemos permanecido hasta hace un rato. No se como ha surgido el tema, pero Ana, Ricardo y Fede han comenzado a contarnos algunas de sus vivencias. Según nos han contado, el ejercito fue movilizado de la noche a la mañana, cuando este extraño mal se expandió. Más o menos, estas han sido parte de las palabras de Fede:
"...Nos movilizaron de la noche a la mañana. Ninguno sabía la gravedad de la situación. Ni por asomo nos imaginábamos que nos teníamos que enfrentar a cosa semejante. La poca información que nos dieron, fue que teníamos que acallar una revuelta, una insurrección. Según nos dieron a entender, se había realizado un golpe de estado que estaba derivando, como en el pasado, en una II guerra civil española. La confusión reino entre toda nuestra unidad. Cuando nos alistamos a las fuerzas armadas, lo hicimos por ganar un dinero, por obtener un oficio en tiempo de crisis, nada más. Yo, por lo menos, pensaba que en este siglo, una guerra era prácticamente imposible. Se suponía que ya estábamos lo suficiente civilizados. Llegué a pensar que el motivo de este golpe de estado estaba ligado a la crisis. En seguida pensé en que algún grupo insurrecto había comenzado una rebelión en contra del gobierno establecido. La noticia de un conflicto armado me cayó como un jarro de agua fría. Como es evidente, tenía cero ganas de morir en batalla. Nos movilizaron y en menos de 24 horas, nos desplegaron en la ciudad de Valencia, en un punto seguro. Nuestras ordenes eran claras y concisas: debíamos abrir fuego, sin titubear, contra cualquier amenaza. Teníamos claras ordenes de disparar a matar, nada de prisioneros de guerra. Algunos perturbados de nuestra unidad se frotaron las manos, a mi todo lo contrario, me horrorizo. Eso era violar el convenio de Ginebra. Nuestra primera misión fue realizada en el hospital Clínico. Había un reducto de insurgentes en este lugar y debíamos eliminarlos..."
Aquí ha sido cuando todos los que estuvimos en ese hospital nos hemos mirado complicemente. Hemos recordado la historia que nos contó "el loco" y Rubén, sobre que entraron un grupo de militares y se liaron a tiros con los infectados y supervivientes. Ninguno hemos dicho nada y Fede a continuado:
"...cuando entramos allí, fuimos conscientes de que no nos enfrentábamos con un grupo armado. Nos recibieron una treintena de infectados. Nosotros nunca habíamos visto ninguno, así que enseguida pensamos que eran civiles enfermos. Ninguno abrió fuego a pesar que nos lo estaban ordenando. ¿Como podíamos abrir fuego contra personas desarmadas? Entre nuestro pelotón se oían frases como "¡Repita la orden, señor!" o "¡No podemos hacerlo, están desarmados!". La confusión era general. Al final abrimos fuego cuando algunos de esos "civiles" atacaron y mordieron a varios de nuestros compañeros. La masacre fue brutal. A partir de eso, no volvimos a titubear en disparar. Continuamos por todas las plantas, limpiándolas una a una. Ese sitio era un puto hervidero... y perdimos a gran cantidad de compañeros. Tras un arduo trabajo, terminamos de limpiar la zona, menos una planta. Hecho esto, recibimos ordenes de sellar a cal y canto el hospital y salir de allí a toda prisa. Los disturbios se extendían por toda la ciudad. La siguiente misión fue contener a los "insurgentes". Nos situaron por toda la ciudad, en diferentes puntos estratégicos, tras barricadas. Ahí no duramos ni dos horas, nos desbordaron y tuvimos que retirarnos. Los mandos de nuestra unidad cayeron en la contención y nos sumimos en la plena anarquía. Todos nuestros compañeros, los que no murieron, desertaron. Algo lógico, todos pensábamos en irnos con nuestras familias. Todos sabíamos que nos enfrentábamos contra algo que escapaba a nuestra lógica, algo realmente peligroso y que nunca antes el mundo había visto, no contra una insurrección como nos habían dicho. También comprendo que nos ocultaran esa información, ya que sino, habríamos huido a la primera de cambio. Al final nos quedamos nosotros tres. No huimos a nuestras casas con nuestras familias porque ellos se... "encuentran"... en nuestra ciudad natal, o sea, en la otra punta de España. A partir de ese día, caminamos a la deriva. Nos ocultamos en varios lugares, pero los infectados siempre terminaban encontrándonos y haciendo huir. Así transcurrió la cosa hasta que os encontramos a vosotros..."
Hasta ahora, no conocía como había llevado esto el ejercito. Me lo he preguntado desde un principio. Ahora comprendo porque no pudieron acabar con esto. Soldados que no estaban preparados, a los cuales se les oculto información y que desertaron para defender a los suyos cuando se enteraron de que iba la cosa.
Vicente, Juan y Luis, animados al oír la historia, también han contado sus vivencias. Ha sido Juan el que ha relatado su estancia en la terminal portuaria. Esto es lo que recuerdo de su testimonio:
"...¿Hay algo más triste que te pille el apocalipsis? Sí, que te pille currando como a nosotros. No recuerdo exactamente como fue. Como siempre, esto estaba completamente activo. Cientos de personas arriba y abajo, las grúas pitando, los contenedores subiendo y bajando, los camiones por todas partes... Yo me encontraba en la grúa 6 con Luis. Siempre nos tocaba currar juntos y también con Manu, otro compañero que no conocéis... ni lo conoceréis. Acabamos de bajar del barco cuando vimos que el capataz estaba jodido. Estaba blanco como la pared, sudoroso. Dijo que tenía fiebre y un fuerte dolor abdominal. Llamaron a la ambulancia y no tardaron en llegar y llevárselo. No fue el único viaje que hizo la ambulancia. Esta acudió a nuestra terminal como cinco veces más a recoger a más compañeros que también se encontraban mal. Lo que al principio nos lo tomamos a risa, comenzó a preocuparnos. La gente comenzó a decir que si la nueva gripe, que si no se que... Vimos como muchos compañeros abandonaban el trabajo y se iban. Alegaban que los habían llamado de casa, que algo gordo estaba ocurriendo. El colofon fue cuando el capataz general mando parar todas las operaciones y nos mandaron a casa. Ahí supimos que algo gordo se estaba cociendo. Salimos al parking, todos en masa. Cogimos los coches y pusimos rumbo a casa. No llegamos muy lejos, había un embotellamiento tremendo en la carretera norte. Un camión había volcado. Aguante un par de horas en el coche, mientras veía como la gente se desesperaba y no paraba de pitar. Bajamos del coche, maldecimos, gritamos... hasta que se acercaron dos individuos a mi posición y comenzaron a atacar a varios compañeros. Esos corrían como endiablados. Reconozco que al ver eso me acojone. Pude divisar como más personas corrían hacía nuestra posición. Algunos parecían huir, otros eran lo que ahora llamamos infectados. No me quede a esperar, comencé a correr en dirección opuesta. Mientras corría, pase por al lado de dos infectados que se agolpaban en un coche. Estos no me prestaron atención, estaban demasiado entretenidos sacando por la ventanilla a una chica. Corrí y corrí, y mucha gente me siguió. La mayoría se quedaban por el camino, interceptados por esa basura andante. Conseguí llegar de vuelta a la terminal y aquí encontré a Luis. Fuimos 7 los que conseguimos refugiarnos aquí. Llamamos a nuestras casas, pero nadie nos cogía el teléfono. Pudimos contactar con algunos amigos, que nos explicaron que la cosa estaba jodida. Algo se había desencadenado y estaba provocando el caos absoluto. Nunca más pudimos contactar con nadie. Resistimos días, hasta que de los siete nos convertimos en tres. Los otros cuatro no pudieron aguantar sin saber de sus familias e intentaron llegar a sus casas. Nos dijeron de acompañarlos, pero sabíamos que irnos de aquí no era tan fácil, así que decidimos quedarnos. Por lo que habéis contado sobre como esta el camino de salida, no creo que llegaran muy lejos. Otra sorpresa fue cuando subimos a los barcos en busca de alimentos. Toda la tripulación se había convertido en esas cosas. Con barras de trinca tuvimos que deshacernos de ellos..."
Cuando ha terminado y todos se han puesto a hacerles preguntas, le he dicho a Belén en voz baja de irnos a dormir. Ella a dicho que bien y con el permiso de todos nos hemos ido. No quería que me preguntasen nada sobre mi, así que antes de que lo hicieran, he preferido marcharme. Ahora tengo la cabeza llena de testimonios. Me parece que voy a estar toda la noche dándole vueltas a todo lo que he oído. La verdad es que hay muchas cosas que me han dejado frío, sobretodo que fue el pelotón de Ana, Ricardo y Fede los que limpiaron el hospital... vaya, que pequeño es el mundo.
Creo que me voy a meter ya en la cama. Espero que no sea mañana cuando haya que salir...
- Erik -
No podía imaginar la tranquilidad que ofrece este lugar. Tranquilidad y seguridad. No se como no pensamos intentar llegar a este lugar en un principio, cuando tuvimos que abandonar la urbanización. Nos habríamos ahorrado pasar por el hospital y haber sufrido tanto. Acudir a ese maldito hospital fue un error y de los gordos. No habría sido así de no ser por "el loco". Ese individuo fue el que lo jodió todo. Se empeño en tirarnos y lo consiguió. Si ese individuo no hubiese estado ahí, ahora mismo José, Manuel y Raúl estarían vivos. Ahora me arrepiento de algunas cosas. Por ejemplo, me arrepiento de haber sido tan sumamente duro con José. No cambio mi opinión sobre la evasión de socorro que le hizo a Esther, pero si me arrepiento y mucho de haberle propinado una paliza y haberle hecho de lado. Ahora en frió, me paro a pensar y comprendo que era una persona que en momentos extremos, no podía pensar y el miedo se apoderaba de él. Él no quería actuar cobardemente, pero no podía dominar la situación y terminaba actuando así. Eso es más bien como una enfermedad y ahora lo comprendo. Al final dio la vida por mi y me siento algo culpable. Quizás se envalentono en un intento de enmendar los errores del pasado, intento borrar sus actos de esa forma. Sufrió tanta presión y estrés que necesitaba demostrar que él no era así. No se, pero me acuerdo de él y, en más de un momento, en mi mente, le pido perdón allá donde este.
No se porque, pero no hay noche que no sueñe con mis compañeros ya fallecidos. Hace un par de días soñé que me encontraba por una larga avenida, llena de coches destrozados y escombros. En la lejanía podía ver unas siluetas. Conforme me iba acercando, iba distinguiendo a Manuel, José, Raúl y Alicia. Me llamaban, agitaban los brazos en señal de que me acercara. Hasta me parecía que me sonreían. Yo intentaba ir lo más rápido posible, hasta que por sus espaldas aparecía una terrible horda. Pero estos no eran merodeadores, sino corredores y se acercaban a una gran velocidad. Mis compañeros seguían ajenos a esto, mirándome y llamándome. Yo intentaba gritarles, pero de mi boca no salía ningún sonido. Intentaba correr, pero mis movimientos eran lentos, como realizados en cámara lenta. La horda llegó hasta su posición y se les echaron encima. Oía sus gritos, sus lamentos, el desgarrar de la carne... parte de la horda pasaba de largo y corría en mi dirección. Se me acercaban, pero yo ni siquiera les apuntaba. Me quedaba quieto mientras esperaba que llegaran y acabaran conmigo. Aceptaba mi final. Pero cuando la horda llegó a mi posición, pasaba corriendo a mi alrededor, sin prestar atención a mi persona, como si no me vieran. Yo miraba desconcertado mientras los veía pasar corriendo. De repente, de las fincas caían grandes bultos. Estos bultos eran personas. Caían gritando y aterrizaban con un sonoro estruendo. No paraban de caer y caer personas, mientras los corredores seguían pasando a mi alrededor. Ya no recuerdo más del sueño. ¿Que interpretación tendrá esto? No lo sé...
- Erik -
10:04 - No comprendo porque estamos en las fechas que estamos y hoy ha amanecido un día caluroso. No lo entiendo. ¿Acaso el clima se ha vuelto loco con el mundo? No me extrañaría. Me he levantado hace un buen rato. He estado hablando con Belén en la "cama". Hemos llegado a la conclusión de que hoy subiremos la "cama" al piso de arriba, ya que aquí dormimos en comuna y tenemos intimidad nula, así que no nos podemos poner cariñosos (jaja). Cuando he salido al exterior, he encontrado a Juan, Luis y Vicente. Los tres estaban sentados en el muelle, haciendo uso de sus cañas de pescar. Me he acercado y he visto que han pescado dos peces, los cuales tenían en una bolsa. Mientras he estado con ellos, han pescado otro más. Algo es algo. Además, aún nos quedan unas pocas provisiones, pero cuando estas se acaben, no podemos arriesgarnos a depender de la pesca. Luego he visto a Fede y Ricardo, lo militares, que venían de ver como estaba la verja de la entrada. Me han dicho que se encuentra más llena aún, que no paran de llegar nuevos merodeadores y que la horda llega ya hasta la mitad del aparcamiento. Pero también me han dicho que la verja es segura y no hay de que preocuparse, no van a poder entrar. No podrán entrar pero nosotros no vamos a poder salir. Bueno, las preocupaciones que lleguen a su debido momento. Les he preguntado si tenían una cuchilla de afeitar y por suerte, tenían. Me han dejado una, usada, pero me ha servido para afeitarme. Ha sido una tortura afeitarse sin espuma y sin agua caliente. Llevo la cara que parece que me he peleado con un gato. Belén, al verme, se ha empezado a reír y ha decirme que estoy más guapo con aspecto de vagabundo jaja.
- Erik -
11:16 - Me encontraba sentado en el noray jugando con Thor, cuando María se me ha acercado. Desde que he llegado, no ha hablado mucho con ninguno. Se ha sentado cerca mía, en el muelle, con los pies colgando por encima del agua. Cuando se ha puesto ahí, he entendido de que iba el tema. Le he preguntado que como estaba llevando esto y me ha dicho que como todos. Yo se que ella y Esther lo esta llevando peor que los demás. Después de estar un rato en silencio, no ha aguantado más y me ha dicho mirándome a los ojos "Dime que le pasó a Manuel. Quiero saber toda la verdad, así que no omitas nada por duro que sea". Yo me he quedado un poco parado. No tenía ganas de hablar de ello, pero tenía que hacerlo, es lo menos que podía hacer. Le he empezado a contar todo con pleno lujo de detalles. Le he dicho que me lo encontré cuando yo los buscaba a todos. Que el loco lo había agredido y él había quedado inconsciente, por eso no estaba en el momento que ellos se marcharon. He seguido contándole hasta el trágico fin de Manuel. Cuando le he explicado que lo acorralaron y yo disparé para salvarlo, pero que creo que fue mi disparo lo que le mató, he estallado a llorar. María se ha quedado con una tremenda cara de sorpresa, mientras he seguido contándole, lamentándome y pidiéndole perdón. Ella se ha levantado y he pensado que me iba a maldecir. Era lo lógico. Pero no, no lo ha hecho. Me ha abrazado y me ha intentado consolar. Me ha dicho lo siguiente, mientras ha clavado su mirada en mis ojos:
"Según lo que me has contado, Manuel ya no tenía escapatoria. Lo habían atrapado y habían comenzado a devorarlo. Tú disparastes para ayudarlo, para acabar con esos merodeadores. Ojala ese disparo le alcanzase a él, ya que así habría tenido una muerte rápida y menos dolorosa. ¿Tú puedes imaginar lo que debe de ser morir a dentelladas, devorado vivo? Solo te digo que si algún día, esas cosas me dan caza, dame un tiro y no me dejes morir así. Yo haré lo mismo contigo o con cualquier persona. Es duro pero es así. Estoy echando mucho de menos a Manuel y lo voy a seguir echando, pero ¿que puedo hacer? Nada de lo que haga me lo va a traer de vuelta, así que es tontería volverme loca y buscar culpables. Que yo sepa, no hay nadie que tenga la culpa de que el mundo se haya vuelto loco y esa escoria ande por las calles alimentándose de los vivos. Solo tenemos que centrarnos en mirar hacía delante, ayudarnos los unos a los otros y sobrevivir. Además, se que allá donde este Manuel, él quiere que continuemos hacia delante para que su sacrificio no haya sido en vano. No hay más, Erik, así que no le des más vueltas. Has hecho lo correcto en todo momento y si alguna vez has cometido un error, es algo normal, todos los cometemos. Por cierto, Esther no comprenderá esto, es su hermano y no lo aceptara. Así que no deberías contarle ciertos detalles, ya me entiendes..."
Tiene razón, de nada sirve torturarse por lo ocurrido. Pero es inevitable... lo que daría yo por tener la entereza de María. La admiro.
- Erik -
13:20 - Cuando he ido a dejar cargando las baterías del portátil en la grúa, he visto a Belén, Eduardo, Esther, María y Elena asomados en el muelle, mirando al agua. He enchufado el pc a la corriente y me he acercado a curiosear. Cuando he llegado, he descubierto lo que miraban. El mar parecía una balsa de agua, y en esta se encontraban Vicente, Juan y Luis. Estaban riéndose y chapoteando en el agua, mientras nos decían que nos metiésemos nosotros también. No se porque, pero nos ha dado la risa al verlos chapotear cual patos. También se han acercado lo militares. Al llegar Ana, Ricardo y Fede, también se han empezado a reír. Solo ha sido suficiente que Vicente haya dicho "¡Venga, meteros! ¡Esta un poco fría al principio, pero luego te acostumbras!" para que los militares se hayan quitado el uniforme y, en ropa interior, se hayan tirado de cabeza al agua. En ese momento, todos hemos empezado a gritar y a reírnos. Seguidamente, han empezado a gritar "¡Que se tiren, que se tiren!" en referencia a nosotros. Eduardo y María se han quedado en ropa interior y se han lanzado también al agua. Elena ha hecho lo mismo, solo con la pequeña diferencia que ella se ha tirado al agua completamente desnuda. Creo que a esta chica le gusta calentar al personal... Belén le ha echado una mirada poco amable. Los tíos al contrario, súper contentos. Esther ha conseguido escabullirse y ha desaparecido, así que Belén y yo hemos sido los únicos allí presentes que estábamos fuera del agua. Todos han empezado a gritar nuestros nombres y Belén me ha dicho de tirarnos. Les he dicho que no sabía nadar muy bien pero han insistido entre abucheos. No ha habido más remedio, así que nos hemos desvestido y Belén me ha cogido de la mano para saltar. Entre vítores, hemos caído en el agua y emergido a la superficie. La verdad que el agua estaba un poco fresca pero en seguida me he acostumbrado. Muy dificultosamente he conseguido moverme en el agua y acercarme por las escaleras. Quería tener estas cerca, ya que así me siento más seguro y evito ponerme nervioso. Ahí estaba Eduardo y a unos metros, Fede y Ricardo que "cortejaban" a Elena. Me he quedado en el agua, relajado, con los ojos cerrados y flotando. Todos estaban haciendo el cabra a mi alrededor, cuando unas manos han tirado de mi y me han sumergido. He sentido como alguien se tiraba encima mio y me sumergía sin darme tiempo a coger aire. Ahí ha sido cuando me he puesto nervioso y no podía salir a flote. Poco a poco me hundía mientras intentaba subir. Cuando ya no me quedaban aire en los pulmones, alguien me ha cogido de los brazos y a tirado de mi, sacándome a flote. Era Eduardo. Una vez fuera, he podido ver a Belén dándole gritos a Vicente y Luis. Por lo visto, han sido tan graciosos que no han tenido mejor idea que darme un escabuzón. Estos se han dado cuenta de lo que habían hecho y estaban pálidos y callados. Me he salido del agua y Belén me ha seguido. Una putada que hayan jodido ese momento, ya que por unos momentos había desconectado del mundo. Una vez fuera, Belén y yo nos hemos tumbado al sol para secarnos.
- Erik -
18:40 - Ya ha anochecido. Odio que anochezca tan pronto. No se, no me gusta. Hace un rato, Belén y yo hemos subido todos los bártulos y la "cama" al piso superior. Este es similar al de abajo, lleno de pc's y demás trastos de oficina. Una vez terminado esto, me ido a dar una vuelta por la zona. He andado por las calles de contenedores y luego por el muelle, hacia el éste, llegando hasta el final. Aquí he encontrado algo que me ha llamado la atención. Bajo de las últimas grúas, hay aparcados dos autobuses. Parece ser que estos eran utilizados para transportar a los trabajadores por toda la terminal. Los he explorado por dentro y he podido ver que uno conserva las llaves puestas. Este trasto nos puede servir para algo. Como todo autobús, dentro es muy espacioso, así que cabríamos todos sin problemas. También he comprobado como va de combustible. Tiene el deposito casi lleno. Creo que esto nos va a ser muy útil...
- Erik -
+ 02-12-09 + Mi historia
Hoy he pasado gran parte del día tirado en la cama. Es más, son las 11 de la mañana y aún sigo aquí. Hoy me encuentro en uno de esos días que mi estado anímico esta por lo suelos. Belén se ha percatado de ello y ha estado toda la mañana intentado animarme, pero de nada me sirven los ánimos. Al final ha salido fuera con los demás y aquí sigo yo, dándole vueltas a la cabeza. Ahora mismo estoy casi en plena oscuridad, salvo por los rayos de sol que se cuelan por las rendijas de las cortinas. Tengo cero ganas de salir y hablar con los demás, solo quiero estar solo. Ya no solo pienso en los acontecimientos más próximos, en los caídos o en lo mal que lo he pasado vagando en soledad, sino en acontecimientos de mi vida poco antes de que comenzara esto.
¿A cuantas personas he dejado atrás? ¿Cuantos sueños rotos por esta puta basura? ¿Cuantos recuerdos han caído en el olvido? Sí, lo sé, no soy el único. Mis compañeros sufren lo mismo, hasta vosotros, que me leéis desde vuestros refugios, habéis sufrido tanto como yo. Habéis visto la muerte de cerca, habéis visto morir a vuestros seres queridos, habéis tenido que matar... es duro. Yo, por lo menos, nunca pensé que en una situación limite como esta, fuera capaz de hacer todo lo que he hecho. He enterrado a un compañero con mis propias manos, he matado a no se cuantas de esas cosas, hasta he llegado a matar personas no infectadas para defenderme... Quién diga que en una situación extrema no haría ciertas cosas, miente. No tiene ni idea de lo que dice. En una situación en la que tu vida o la de los tuyos corre peligro, eres capaz de todo. Y cuando digo todo, digo TODO. Matarías a tú vecino con el que veías el fútbol si de ello dependiera tu situación, matarías a tu hermano sin pensar si este intentara descarnarte los huesos, matarías a quien fuese por sobrevivir. Que os voy a explicar yo, si de esto ya os habréis dado cuenta...
En alguna ocasión y según ellos me han contado, os he relatado algunos retazos de la vida de mis compañeros. De Belén, de Eduardo, hasta de Manuel y Esther, pero nunca os he relatado nada de mi vida antes de que todo se fuera a la mierda. Si no lo he hecho, ha sido porque aparte de no encontrar ocasión, nunca he tenido ganas de hablar de ello. Ahora que me encuentro tan sumamente melancólico, necesito contarlo y que nadie me diga el típico "hiciste lo correcto" o "que podías hacer en esa situación". No quiero oír tópicos que solo sirven para consolar y engañar al que se lamenta, así que mejor contarlo aquí, que nadie me contestara.
Recuerdo como si fuese ayer mi rutina diaria. Una vida aburrida, llena de rutina repetitiva y asqueante. Una vida que no distara mucho de lo que debió ser las vuestras. Y pensar que me quejaba de eso... La única diferencia que se puede encontrar entre mi vida y las vuestras, es que yo iba de mal en peor. No tenía ni mujer ni hijos, es más, cuando comenzó el caos, hacia apenas dos meses que acababa de romper una relación que fue completamente destructiva y que solo consiguió hundirme un poco más. Pasaba noches en vela, torturándome, pensando en que mi vida iba a la deriva, mientras ahogaba las penas en el fondo de un vaso de whisky. El abrir los ojos cada mañana y levantarme para ir al trabajo, para mi era un eterno suplicio. Se que estaréis pensando en que era y soy demasiado joven para amargarme con "tonterías", que con juventud no hay problema que no tenga solución salvo la muerte. Pero, ¿como puedes explicar a alguien que creé en un dogma que esta equivocado? Es imposible. Solo lo puede entender cuando se da cuenta por si mismo, de nada sirve darle charlas para abrirle los ojos. Os aseguro que ahora si me doy cuenta de lo idiota que era. Es irónico que cuando todo iba bien, me sentía completamente solo, y ahora que el apocalipsis se ha cernido sobre el mundo, me encuentro rodeado de gente a la que aprecio.
Mi profesión era policía. Ahora estaréis pensando "ooh, policía, todo el día armado y deteniendo a maleantes, poniendo orden, etc..." Pues no, era policía local, de esos que van arriba y abajo con la única tarea de vigilar el barrio y poner multas. En mi cortisima vida de local, jamás me vi obligado a desenfundar mi arma o a detener a alguien. Yo siempre quise entrar en el cuerpo de la policía nacional, pero por diversos motivos de los que no quiero hablar, eso se convirtió en un sueño frustrado y ha caído en mi saco de proyectos imposibles. Esa decepción me perseguirá siempre. Para mi, la vida de local era muy aburrida. Siempre patrullando por los mismos barrios, libreta en mano, poniendo papeletas en los parabrisas y aguantando las quejas de los conductores a los que multaba. Algo agobiante...
Mi vida personal era un completo desastre. Por ejemplo, no tenía nada de suerte en temas sentimentales. He pasado hasta ahora buscando un equilibrio en mi vida y como si de una burla del destino se tratase, lo encuentro ahora. Hasta entonces, solo había encontrado parejas que no merecían la pena. Para nada era lo que yo buscaba. Era como si de un campeonato se tratara, siendo el premio para la que más me putease. El premio se lo llevó la última que tuve...
En temas de amistad, bueno, supongo que como todo el mundo. Rodeado de gente falsa, la cual solo mira por su propio interés, siendo su bienestar y egoísmo lo único importante para ellos. Los típicos que están a tu lado cuando hay que pasarlo bien pero se olvidan de ti cuando estas atravesando un mal trago. Amigos de verdad los puedo contar con los dedos de una mano.
A mi, todo esto me ha pillado en lo que podíamos denominar como la peor etapa de mi vida. Noches en soledad, días de monótono trabajo y fines de semana calcados al pasado, pero con la diferencia de que cada borrachera era más grande que la anterior.
Fui consciente de que el mundo estaba cambiando cuando yo me encontraba trabajando. Hacía días que en la tele y periódicos no se hablaba de otra cosa. También oía hablar de ello a compañeros de trabajo y a viandantes. Todos hablaban de un mal. Unos decían que era un virus, otros decían que histeria colectiva, otros enfermedad mental, hasta habían charlatanes que lo achacaban a un castigo divino... Ahora se que nadie sabía a ciencia cierta la procedencia de esta basura, hablaban desde la más pura ignorancia, con la desesperación de darle una explicación a lo que estaba ocurriendo. La verdad es que no hice ni el más mínimo caso al tema. Todos los años, salía siempre algo alarmante, como la neumonía atípica o la gripe porcina, ¿por qué iba a prestar atención a la misma historia de siempre? Yo caminaba por las calles y veía que el mundo no se paraba, la gente hacía su vida normal, iban a la compra, iban a los bares, reían, discutían... y aparcaban en sitios no habilitados.
Ahora no se que día fue exactamente, se que fue un par de días antes de que comenzara a escribir en el diario, cuando fui consciente de la gravedad de la situación. Ahí me percate que había algo que escapaba a todo lo que conocíamos y que después de eso, ninguno seríamos el mismo. Ese mismo día, a la hora del almuerzo, María me llamó al teléfono móvil para contarme que su jefe se había trastornado y atacado a unos clientes. Yo, dentro de mi ignorancia, me reí mientras ella me aseguraba que estaba ocurriendo algo extraño. Yo no vi la gravedad de la situación hasta un rato después. Me encontraba en horas de trabajo, iba por la larga avenida de Blasco Ibañez con el coche de servicio, cuando presencié como un coche arrollaba a dos chicos que iban en motocicleta. No se a que velocidad iría el vehículo, diría que a 90 o 100 Km/h. El coche se había saltado el semáforo y embestido a la moto de forma lateral. Los chicos y la moto salieron volando una barbaridad de metros. Al ver esto, mi corazón se acelero a mil por hora. Jamás había sido testigo de algo semejante y creo que no estaba lo suficiente preparado para esto. Rápidamente, solicite una ambulancia por radio mientras aparcaba el coche y baje a asistir a los implicados. Como es habitual, los curiosos se acercaban en masa. El coche esta completamente destrozado. Corrí en ayuda de los motoristas. Estos estaban tendidos en el suelo, con el cuerpo hecho un verdadero 8. Sus articulaciones estaban totalmente desarticuladas y sus cuerpos ensangrentados. Uno de ellos tenía el casco integral a su lado, completamente partido por la mitad. No me atreví a moverlos, ni siquiera sabía que debía hacer en esa situación. De la teórica a la practica hay un abismo. Estaba completamente bloqueado. Les tome el pulso y me di cuenta que no habían constantes vitales. El tío del coche idem de lo mismo. En seguida llegó la ambulancia y certificaron la muerte de los tres. Cubrieron los cuerpos y con la ayuda de unos compañeros que acudieron al lugar del siniestro, intentamos disipar a los curiosos. Comenzaron los tramites para el levantamiento del cadáver, cuando ocurrió lo que ahora ya estoy acostumbrado a ver. Uno de los cadáveres empezó a moverse. Todos nos quedamos atónitos y enseguida pensamos que eso se debía de tratar de un milagro, ya que esa persona había sido dado por muerta. Los sanitarios destaparon el cuerpo y vimos como el chico se movía, intentándose levantar, cosa que le era imposible según tenía las articulaciones. En el suelo se movía y movía, entre lamentos. Los sanitarios se arrodillaron a su lado y le pidieron que por su bien no se moviera. Cuando uno de los sanitarios extendió su mano, el accidentado le propino un mordisco. El sanitario apartó rápidamente la mano, en la cual pude ver una herida en forma de dentadura. Todos nos acercamos, cuando otro de los sanitarios gritó. El otro chico que yacía "muerto" a unos metros, le acababa de morder en el pie al otro sanitario. La confusión fue general. No sabíamos que pasaba. Los curiosos empezaron a apartarse y la mayoría a irse asustada del lugar. Oí voces a mi espalda y me giré. Detrás nuestra, el tío del coche de acercaba a rápidas zancadas, aunque cojeando de un pie. Visto lo visto, le dimos el alto y dos compañeros se le abalanzaron para inmovilizarlo. Se les revolvió y atacó a ambos, mordiéndoles. Los pocos curiosos que habían y se seguían acercando, comenzaron a huir de la zona en un momento de histeria colectiva. No sabíamos que hacer, cuando un coche atravesó el perímetro del accidente, arrollando a mis compañeros y a gran parte de los viandantes que huían de la zona. Por poco me arrolla a mi también. Me encontraba rodeado de personas heridas, cadáveres convulsionando en el suelo y uno que andaba y se acercaba rápidamente a mi posición. De un empujón lo aleje de mi y corrí hacía mi coche. Una vez dentro, solicite más ambulancias y refuerzos, pero la radio era un caos. No era el único que solicitaba ambulancias y más personal. En ese momento, el cadáver andante se me abalanzó contra el parabrisas y movido por el pánico, arranqué el coche e intente escapar de la zona.
Arrollando al cadáver andante, me aleje a toda prisa. Solo podía pensar en mis padres y mi hermano. Dirigí mi rumbo hacía su casa. Por todo el trayecto que hice, solo podía ver caos. La gente corría, salían de los comercios como almas que llevan el diablo, los coches se estrellaban, arrollaban a la gente... un infierno. Llegué a la calle donde vivían mis padres y dejé el coche en un lado de la calle. La gente pasaba a toda prisa a mi alrededor. Vi como muchas familias viajaban ataviadas con equipajes y cargaban los coches. Llamé al timbre pero nadie me contestó. Tenía una copia de las llaves de mis padres, así que pude acceder. Subí por las escaleras hasta llegar al rellano. Entré a la casa y comencé a llamarlos a todos. Miré en el salón pero no había nadie. Busqué por las habitaciones y ni rastro. Cuando abrí la habitación de mi hermano fue cuando encontré a alguien. Encontré a mi hermano. Mi querido hermano... 2 años menor que yo... ahora mismo pasa por mi mente toda nuestra infancia...
Disculparme unos minutos...
Ya. Allí estaba mi hermano Ezequiel. Se encontraba convertido. Se me abalanzó y yo solo pude correr por puro instinto. Él comenzó a correr tras de mi mientras yo lo llamaba por su nombre y le pedía que reaccionara. Tuve que salir al rellano y cerrar la puerta a mi paso. Tras de la puerta, podía oírlo propinar golpes. No se porque, pero yo sabía que ese ya no era mi hermano. No aguante ni un minuto más y me marche de la zona. No tenía ni idea de donde podían estar mis padres. No podía buscarlos sin saber donde se encontraban. Baje a la calle y esta estaba más sumida en el caos. La gente seguía corriendo, pero esta vez podía ver a sus perseguidores. No se cuantos habrían, pero pude divisar a una multitud de corredores. Muchos de ellos conseguían dar caza a sus presas. Corrí hacía el coche, pero a varios metros, entre la multitud que corría, vi a una niña de apenas 6 años, en plena calle, sola y llorando. La gente pasaba a su alrededor sin prestarle atención. Fui rápidamente hacia ella, apartando a empujones a la gente. La cogí en brazos y me dirigí hacia el coche. La niña lloraba y lloraba. No era para menos. Una vez frente al coche, busqué las llaves y nos las encontré. Dejé a la nena en el suelo y busqué por los bolsillos, hasta que las encontré. En ese momento, alguien paso por mi lado y de un choqué me derribo. Caí al suelo temiéndome lo peor, pero por lo visto no era ningún corredor. Cuando me puse en pie, la niña ya no estaba allí. La busqué con la vista pero no la encontré. Pobre niña... que habrá sido de ella...
Con el corazón en la boca, conducí como pude hasta mi casa entre toda la confusión reinante. En varias ocasiones, estampé el coche con otros vehículos o tuve que frenar en seco para no llevarme por delante a algún viandante. Cuando me encontraba a apenas unas pocas manzanas de mi casa, me vi obligado a dar un volantazo que hizo que estrellara el coche con un árbol. El coche quedó inutilizado, así que tuve que seguir a pie. Baje del vehículo y corrí a toda prisa hacía mi urbanización. Solo podía pensar en que tenía que llegar a mi casa fuese como fuese. Varios corredores me empezaron a perseguir y tuve que hacer uso de mi arma reglamentaria. No era el único, por todos los lados resonaban detonaciones. Entre la confusión y la carrera, perdí el arma y no pude recuperarla. Cuando llegué a la puerta de mi urbanización, esta estaba cerrada a cal y canto. Dentro no había nadie, parecía que toda la gente había huido a toda prisa. No podía ponerme a buscar las llaves, así que salté la valla. Dentro no había ningún tipo de movimiento. No estaban ni los seguridades, ni los conserjes... nadie. Llegué al portal y subí a mi casa. Una vez aquí, puse la tele. En todos los canales hablaban de lo mismo, del caos reinante y del extraño mal que estaba azotando a toda España. Valencia, junto a Barcelona y Madrid, era una de las ciudades peor paradas. Sacaron imágenes de las calles. El panorama era el mismo que acababa de ver con mis propios ojos. Recuerdo que uno de los directos en plena calle lo tuvieron que desconectar, ya que los reporteros fueron atacados. Ese día había ido al trabajo en moto, así que tenía el coche en el garaje y pensé en coger todo lo necesario e irme de la ciudad. Era lo que estaba haciendo todo el mundo. Pensé que era lo más lógico, hasta que en el telediario de última hora que estaban haciendo sacaron imágenes aéreas de todas las autopistas que salían de las más importantes ciudades, incluida Valencia. Una caravana de coches se extendía por toda la autopista. Ya no me quedaba más opción que recluirme en casa y no salir.
Cuando eché mano al teléfono móvil, vi que en este tenía tres llamadas perdidas. Dos de Raúl y una de María. Rápidamente llamé a Raúl. Este me cogió la llamada y contestó con voz de sofocado. Apenas hablé cuando me preguntó sí estaba en casa. Me dijo que estaba con Alicia, María y José y se encontraban por la zona, que todo era un caos y no podían ir a sus casas, que les tenía que dar cobijo. Que me iban a contar a mi... Les dije que vinieran y saltaran la valla, que yo les abriría la puerta. En pocos minutos se presentaron aquí, saltaron la valla y les abrí el portal. Sus caras eran un verdadero poema. Subieron a casa y comenzaron a contar la situación desesperados. Alicia lloraba, Raúl hablaba tan rápido que ni se le entendía y María permanecía callada con la cabeza agachada. Le dije que no hacía falta que me contase nada, yo también había visto lo que estaba pasando. Estuvimos horas viendo la televisión, viendo los informativos de todos lo canales. Aquí no paraban de decir que las calles eran territorio hostil, que el ejercito estaba trabajando en acabar con esto y, que bajo ningún concepto, pisáramos la calle. Debiamos permanecer en casa hasta que la situación se consiguiera controlar. Como bien sabéis, no se pudo controlar. No tardaron en cortar todas las transmisiones y dejarnos incomunicados. Fue a los dos días cuando tuve la idea de publicar nuestras vivencias en este diario. A partir de ahí, ya conocéis todo.
Esta es mi historia y no creo que vuelva a hablar de ella. Ni siquiera mis compañeros la conocen. A llovido mucho desde entonces. Muchos momentos de desesperación, miedo y pocas alegrías. Lo único bueno que podría destacar de la situación es que, si no hubiera sido por esto, jamás habría conocido a Belén. Pero, ¿realmente compensa? ¿Sería mejor no haberla conocido nunca y seguir con mi monótona pero segura vida, que no conducía a ninguna parte? Poneros las manos en la cabeza, pero no se que contestar a ello. Solo se que en momentos como este, me encuentro abatido. ¿Cuanto más podemos aguantar esta situación? ¿Cuanto más podemos vivir en este mundo enfermizo? No lo se... no se cuanto más puedo aguantar. Me horroriza todo. Me horroriza pensar que dentro de unos días tendremos que salir a buscar alimentos, me horroriza la posibilidad de perder a Belén, me horroriza pensar en que puedo quedarme solo de nuevo, me horroriza pensar en que no parece haber lugar seguro, el que esto jamás acabe y tengamos que vivir en un mundo donde la muerte esta a la orden del día, que en una esquina aceche mi fin... todo. No quiero ser un esclavo de mi vida. Si por vivir debo sufrir... No se, ahora mismo no soy yo. Hablo inducido por la desesperación y el agotamiento.
Estar aquí encerrado en la habitación no me hace ningún bien, solo consigue sumergirme en un circulo vicioso del que no salgo. Creo que debería salir afuera con los demás e intentar despejarme.
Sí, creo que es lo mejor...
- Erik -
+ 05-12-09 + Al calor de una lumbre
Hoy me he despertado sobresaltado. No se porque, pensaba que me encontraba en una zona llena de merodeadores. Belén se ha llevado un buen susto, ya que al incorporarme, lo primero que he hecho es coger la pistola y en plena penumbra, comenzar a buscar amenazas, que han resultado ser producto de mi imaginación. Esto ya se ha convertido en una obsesión.
Al poco de levantarme, he ido a lavarme la cara. En el piso de abajo he encontrado a Eduardo, Ana, Ricardo, Fede y María, los cuales se encontraban planeando la mejor forma de hacer la inevitable incursión para buscar alimentos. Me he sentado con ellos y me he puesto a escuchar. En el suelo tenían un gran mapa, el cual era de Ricardo. En el mapa habían trazado lineas y garabatos. Me había perdido bastante información, así que comencé a hacer preguntas. Pregunté como pensaban salir de aquí, si en la salida tenemos una inmensa horda que nos impide el paso. Ricardo me ha explicado que lo haremos por vía marítima, con el remolcador que se encuentra al lado del muelle. Dice que con este trasto accederemos al muelle oeste. Este muelle es el cual pase la noche antes de llegar aquí, el muelle de los vehículos. Según me ha dicho, desde aquí buscaremos la salida sur, a cual esta despejada. Dicen que aquí han podido divisar un autobús abandonado. Montado en este, tomaremos carreteras secundarias y llegaremos a Valencia. Siguiente pregunta que he realizado: de donde vamos a obtener los alimentos. A esta me ha contestado Eduardo. Iremos al centro comercial "El Saler". Este esta nada más acceder a Valencia por el camino que vamos a tomar. En frente de este, esta la famosa Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia y el Oceanografic. Yo creo que esta zona debe de estar infestada, por eso no me hace mucha gracia, pero es la mejor opción que tenemos. Siguiente pregunta: Quienes vamos. Eso era algo que todavía no habían decidido. Los 3 militares han dicho que ellos van, Eduardo ha dicho que también, Vicente ha titubeado un poco, pero ha dicho que tiene curiosidad por saber en que estado se encuentra la ciudad, así que también nos acompaña. Pienso que es un inconsciente por decidir salir solo por ese estúpido motivo. María también ha dicho que viene. Cuando me iba a disponer decir que yo también, a mi espalda, Belén me ha preguntado si yo voy. He dicho que sí y ella a respondido que entonces ella también. Ya estamos tocando los coj...
Somos 8. Un número ideal. Esther, Elena, Juan y Luis se quedaran aquí, aguardando a que volvamos con los alimentos. No nos ponemos de acuerdo en si debemos hacerlo mañana o pasado. Pienso que el día es indiferente, la cuestión es que esto tiene que salir bien. No tiene que haber errores. Ya lo hemos hecho en una ocasión y sin ningún tipo de instrucción militar, así que ahora, que contamos con tres miembros del ejercito español, esto debería de salirnos mejor. No sé... desde que todo esto empezó, el optimismo es algo difícil de mantener. Vamos a ir seleccionando y preparando las armas que llevaremos. De paso vamos a hacer recuento de munición.
- Erik -
14:23 - Ya hemos terminado con la tarea de seleccionar las armas. Los militares portaran sus subfusiles Zetme. Cuentan con alguna que otra granada y varios cargadores. Eduardo insiste en llevar su katana, pero lo he convencido para que lleve también la Glock 17 Austriaca. Hay situaciones en las que no es suficiente una simple espada. Belén ha dudado en que arma escoger, ya que todas son muy pesadas para ella. Ricardo le ha entregado su pistola reglamentaria "Llama M-82". La verdad es que para ella es ideal. No hay nada más manejable que una pistola. Vicente llevara la escopeta Benelli y yo el subfusil que obtuvimos de los saqueadores, los que nos destrozaron la urbanización. He dudado entre este y el rifle Remington, pero me decanto por el arma de asalto. También llevaré mi Beretta, ya que para el subfusil solo me quedan dos cargadores. Viendo que nadie va a llevar el Remington, lo ha escogido Maria.
Solucionado esto, solo nos queda esperar a que llegue el momento de salir. Posiblemente sea mañana.
- Erik -
16:08 - Os dejo unas fotos que he sacado estos días. Son del lugar donde nos encontramos. La terminal que se ve en la primera foto, donde las grúas verdes, es la terminal MSC, en la cual pase una noche días antes de llegar aquí:
- Erik -
22:56 - Cuando ha caído la noche, Vicente y Juan han encendido un fuego en un bidón vacio. Este lo han situado en la entrada del edificio de oficinas y, al calor de la lumbre, hemos cenado algo de las escasas provisiones que tenemos. Ahí hemos permanecido hasta hace un rato. No se como ha surgido el tema, pero Ana, Ricardo y Fede han comenzado a contarnos algunas de sus vivencias. Según nos han contado, el ejercito fue movilizado de la noche a la mañana, cuando este extraño mal se expandió. Más o menos, estas han sido parte de las palabras de Fede:
"...Nos movilizaron de la noche a la mañana. Ninguno sabía la gravedad de la situación. Ni por asomo nos imaginábamos que nos teníamos que enfrentar a cosa semejante. La poca información que nos dieron, fue que teníamos que acallar una revuelta, una insurrección. Según nos dieron a entender, se había realizado un golpe de estado que estaba derivando, como en el pasado, en una II guerra civil española. La confusión reino entre toda nuestra unidad. Cuando nos alistamos a las fuerzas armadas, lo hicimos por ganar un dinero, por obtener un oficio en tiempo de crisis, nada más. Yo, por lo menos, pensaba que en este siglo, una guerra era prácticamente imposible. Se suponía que ya estábamos lo suficiente civilizados. Llegué a pensar que el motivo de este golpe de estado estaba ligado a la crisis. En seguida pensé en que algún grupo insurrecto había comenzado una rebelión en contra del gobierno establecido. La noticia de un conflicto armado me cayó como un jarro de agua fría. Como es evidente, tenía cero ganas de morir en batalla. Nos movilizaron y en menos de 24 horas, nos desplegaron en la ciudad de Valencia, en un punto seguro. Nuestras ordenes eran claras y concisas: debíamos abrir fuego, sin titubear, contra cualquier amenaza. Teníamos claras ordenes de disparar a matar, nada de prisioneros de guerra. Algunos perturbados de nuestra unidad se frotaron las manos, a mi todo lo contrario, me horrorizo. Eso era violar el convenio de Ginebra. Nuestra primera misión fue realizada en el hospital Clínico. Había un reducto de insurgentes en este lugar y debíamos eliminarlos..."
Aquí ha sido cuando todos los que estuvimos en ese hospital nos hemos mirado complicemente. Hemos recordado la historia que nos contó "el loco" y Rubén, sobre que entraron un grupo de militares y se liaron a tiros con los infectados y supervivientes. Ninguno hemos dicho nada y Fede a continuado:
"...cuando entramos allí, fuimos conscientes de que no nos enfrentábamos con un grupo armado. Nos recibieron una treintena de infectados. Nosotros nunca habíamos visto ninguno, así que enseguida pensamos que eran civiles enfermos. Ninguno abrió fuego a pesar que nos lo estaban ordenando. ¿Como podíamos abrir fuego contra personas desarmadas? Entre nuestro pelotón se oían frases como "¡Repita la orden, señor!" o "¡No podemos hacerlo, están desarmados!". La confusión era general. Al final abrimos fuego cuando algunos de esos "civiles" atacaron y mordieron a varios de nuestros compañeros. La masacre fue brutal. A partir de eso, no volvimos a titubear en disparar. Continuamos por todas las plantas, limpiándolas una a una. Ese sitio era un puto hervidero... y perdimos a gran cantidad de compañeros. Tras un arduo trabajo, terminamos de limpiar la zona, menos una planta. Hecho esto, recibimos ordenes de sellar a cal y canto el hospital y salir de allí a toda prisa. Los disturbios se extendían por toda la ciudad. La siguiente misión fue contener a los "insurgentes". Nos situaron por toda la ciudad, en diferentes puntos estratégicos, tras barricadas. Ahí no duramos ni dos horas, nos desbordaron y tuvimos que retirarnos. Los mandos de nuestra unidad cayeron en la contención y nos sumimos en la plena anarquía. Todos nuestros compañeros, los que no murieron, desertaron. Algo lógico, todos pensábamos en irnos con nuestras familias. Todos sabíamos que nos enfrentábamos contra algo que escapaba a nuestra lógica, algo realmente peligroso y que nunca antes el mundo había visto, no contra una insurrección como nos habían dicho. También comprendo que nos ocultaran esa información, ya que sino, habríamos huido a la primera de cambio. Al final nos quedamos nosotros tres. No huimos a nuestras casas con nuestras familias porque ellos se... "encuentran"... en nuestra ciudad natal, o sea, en la otra punta de España. A partir de ese día, caminamos a la deriva. Nos ocultamos en varios lugares, pero los infectados siempre terminaban encontrándonos y haciendo huir. Así transcurrió la cosa hasta que os encontramos a vosotros..."
Hasta ahora, no conocía como había llevado esto el ejercito. Me lo he preguntado desde un principio. Ahora comprendo porque no pudieron acabar con esto. Soldados que no estaban preparados, a los cuales se les oculto información y que desertaron para defender a los suyos cuando se enteraron de que iba la cosa.
Vicente, Juan y Luis, animados al oír la historia, también han contado sus vivencias. Ha sido Juan el que ha relatado su estancia en la terminal portuaria. Esto es lo que recuerdo de su testimonio:
"...¿Hay algo más triste que te pille el apocalipsis? Sí, que te pille currando como a nosotros. No recuerdo exactamente como fue. Como siempre, esto estaba completamente activo. Cientos de personas arriba y abajo, las grúas pitando, los contenedores subiendo y bajando, los camiones por todas partes... Yo me encontraba en la grúa 6 con Luis. Siempre nos tocaba currar juntos y también con Manu, otro compañero que no conocéis... ni lo conoceréis. Acabamos de bajar del barco cuando vimos que el capataz estaba jodido. Estaba blanco como la pared, sudoroso. Dijo que tenía fiebre y un fuerte dolor abdominal. Llamaron a la ambulancia y no tardaron en llegar y llevárselo. No fue el único viaje que hizo la ambulancia. Esta acudió a nuestra terminal como cinco veces más a recoger a más compañeros que también se encontraban mal. Lo que al principio nos lo tomamos a risa, comenzó a preocuparnos. La gente comenzó a decir que si la nueva gripe, que si no se que... Vimos como muchos compañeros abandonaban el trabajo y se iban. Alegaban que los habían llamado de casa, que algo gordo estaba ocurriendo. El colofon fue cuando el capataz general mando parar todas las operaciones y nos mandaron a casa. Ahí supimos que algo gordo se estaba cociendo. Salimos al parking, todos en masa. Cogimos los coches y pusimos rumbo a casa. No llegamos muy lejos, había un embotellamiento tremendo en la carretera norte. Un camión había volcado. Aguante un par de horas en el coche, mientras veía como la gente se desesperaba y no paraba de pitar. Bajamos del coche, maldecimos, gritamos... hasta que se acercaron dos individuos a mi posición y comenzaron a atacar a varios compañeros. Esos corrían como endiablados. Reconozco que al ver eso me acojone. Pude divisar como más personas corrían hacía nuestra posición. Algunos parecían huir, otros eran lo que ahora llamamos infectados. No me quede a esperar, comencé a correr en dirección opuesta. Mientras corría, pase por al lado de dos infectados que se agolpaban en un coche. Estos no me prestaron atención, estaban demasiado entretenidos sacando por la ventanilla a una chica. Corrí y corrí, y mucha gente me siguió. La mayoría se quedaban por el camino, interceptados por esa basura andante. Conseguí llegar de vuelta a la terminal y aquí encontré a Luis. Fuimos 7 los que conseguimos refugiarnos aquí. Llamamos a nuestras casas, pero nadie nos cogía el teléfono. Pudimos contactar con algunos amigos, que nos explicaron que la cosa estaba jodida. Algo se había desencadenado y estaba provocando el caos absoluto. Nunca más pudimos contactar con nadie. Resistimos días, hasta que de los siete nos convertimos en tres. Los otros cuatro no pudieron aguantar sin saber de sus familias e intentaron llegar a sus casas. Nos dijeron de acompañarlos, pero sabíamos que irnos de aquí no era tan fácil, así que decidimos quedarnos. Por lo que habéis contado sobre como esta el camino de salida, no creo que llegaran muy lejos. Otra sorpresa fue cuando subimos a los barcos en busca de alimentos. Toda la tripulación se había convertido en esas cosas. Con barras de trinca tuvimos que deshacernos de ellos..."
Cuando ha terminado y todos se han puesto a hacerles preguntas, le he dicho a Belén en voz baja de irnos a dormir. Ella a dicho que bien y con el permiso de todos nos hemos ido. No quería que me preguntasen nada sobre mi, así que antes de que lo hicieran, he preferido marcharme. Ahora tengo la cabeza llena de testimonios. Me parece que voy a estar toda la noche dándole vueltas a todo lo que he oído. La verdad es que hay muchas cosas que me han dejado frío, sobretodo que fue el pelotón de Ana, Ricardo y Fede los que limpiaron el hospital... vaya, que pequeño es el mundo.
Creo que me voy a meter ya en la cama. Espero que no sea mañana cuando haya que salir...
- Erik -
Re: Diario de la resistencia
Muy bueno camarada,ya he leido el capitulo 1 y 2,pero me han cautivado,tambien he visto el blog y esta genial,sigue asi.
DarkHades- Pirómano
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Re: Diario de la resistencia
Gracias tío! Espero que sigas la historia de cerca y me digas que te parece el desarrollo! Un saludo y suerte en el metro de Stalingrado, los commies acechan! XD
Re: Diario de la resistencia
+ 08-12-09 + Impotencia y rabia
He sido un estúpido y un insensato en no pensar que podía ocurrir esto. Jamás aprenderé. Jamás... Nunca calibro lo que puede salir mal y siempre acabo igual, pagando las consecuencias. Ahora me encuentro en un WC de una cafetería que hay en el centro comercial "El Saler". Dentro de unas cuantas horas se va a cumplir 48 horas que salimos de la terminal portuaria. Las cosas han salido mal... terriblemente mal.
El día 6 nos despertó Eduardo. El motivo era que habían decidido llevar la operación ese mismo día, en unas horas. No se de quién fue la brillante idea de llevar a cabo la misión ese día. Supongo que sería de alguno de los militares. Es como si esto se lo tomasen como un juego. Con solo deciros que unas horas antes de salir encontré a Fede y Ricardo en el baño montándose una "fiesta" con Elena, os lo digo todo. Pero ahora eso me es completamente indiferente. Tengo otras preocupaciones en mente que hablar sobre dos niñatos salidos y una guarra. Preparamos las mochilas, cogimos las armas y subimos al remolcador. Juan y Luis nos ayudaron a soltar las amarras, que estaban atadas en la cubierta de uno de los buques mercantes. Con Vicente al timón, nos dirigimos al muelle oeste. El trasto ese se meneaba como un condenado al chocar con las olas. En esos momentos, no se porque, tuve la premonición que algo malo iba a ocurrir. Lo sabía... tenía que haberles dicho de abortar la misión...
Llegamos al muelle oeste y lo recorrimos rápidamente. Los tres militares iban en cabeza, rompiendo el paso. Eduardo y yo en los laterales, Belén y Vicente en el centro y María en la retaguardia. Llegamos al autobús prácticamente sin problemas. Ni tan siquiera tuvimos que eliminar a los merodeadores que se nos cruzaron en el camino. Una vez en el vehículo, sacamos tres cadáveres devorados que había dentro, Ricardo puenteo el bus y Eduardo se puso al volante, ya que él tiene experiencia en conducir estos vehículos. Lo arrancó fácilmente y emprendimos la marcha. Tomamos las vías secundarias, ya que la autopista no pintaba nada bien. Esto nos llevo casi una hora. Tuvimos que despejar la carretera en un par de ocasiones, ya que habían vehículos colapsando el trayecto.
Cuando llegamos al centro comercial, nuestro asombro fue que la zona estaba muy despejada. Salvo unos cuantos merodeadores dispersados por la avenida, una zona bastante segura. Eso si, el caos era evidente. Coches destrozados, cadáveres, enseres en mitad de la calle... hasta divisamos lo que más tarde resulto ser una pira de cadáveres carbonizados. Alguien los había quemado. Con el autobús, nos arrimamos a la pared del centro comercial. Lo situamos aquí con la intención de que si dentro las cosas se ponían feas, pudiésemos saltar desde la terraza del primer piso al techo del bus. Una vez fuera del vehículo, buscamos la entrada al comercio. Esta estaba cerrada a conciencia. Buscamos otro acceso. Tuvimos suerte, ya que no muy lejos de la puerta principal había una puerta secundaria, la cual estaba abierta. El interior del centro comercial era como una balsa de aceite, todo completamente en calma, sin ningún indeseable a la vista. Sin pensarlo, dirigimos nuestro rumbo hacia el supermercado. No era la primera vez que estaba aquí, antes del caos solía venir mucho a este centro de ocio, así que me conocía algo el lugar. Cuando llegamos al supermercado, descubrimos que este estaba medio vacío. Lo habían saqueado a conciencia. Vagamos entre las estanterías buscando víveres que pudieran quedar. No fue fácil, pero conseguimos llenar un carro. Ya no había nada más que rascar, así que aprovechando la tranquilidad del lugar, nos dirigimos a otras secciones en busca de cosas útiles. La primera parada fue en la sección de ropa. Aquí llenamos otro carro con todo tipo de ropa. Belén se rió cuando metí en el carro ropa de bebé. Le dije "Quién sabe, ¿no?". Quién sabe...
Pasamos por varias secciones más, cogiendo todo lo que vimos útil. Acabado con esto y un pequeño susto con un merodeador que nos sorprendió en la sección de bricolaje, tumbando varias estanterías, terminamos con las compras y fuimos de vuelta al autobús. El exterior seguía igual, sin ningún cambio. Una calma que, realmente, me sorprendió y mosqueo a partes iguales. Cargamos todo en el bus y nos pusimos en marcha. Yo estaba al lado de Eduardo mientras él conducía, los demás, menos Vicente que se encontraba en la parte trasera del bus, estaban en los asientos centrales, cuando oímos una terrible explosión y el vehículo saltó por los aires, dando vueltas de campana. Ahí perdí el conocimiento.
Cuando abrí los ojos, todo me daba vueltas. No sabía donde estaba, ni que había pasado. Por momentos creí que toda esta mierda, el apocalipsis, los merodeadores, todo, había sido producto de un mal sueño. Esa falsa esperanza no duro más que unos pocos segundos. Cuando mi nublada vista se aclaró y pude enfocarla, vi un cañón apuntándome directamente a la cabeza. Empuñando el arma estaba un tío de dos metros aproximadamente. Detrás de él, habían tres más. Hablaban entre ellos y se reían. Uno de ellos portaba un lanzacohetes. A su lado habían dos jeep's como el que tuvimos nosotros en una ocasión y una moto. Mire a mi alrededor y vi el panorama. El bus estaba a mi espalda, totalmente destrozado y humeando. La parte trasera del bus estaba hecha añicos, un verdadero amasijo de hierros. Lo habían alcanzado con el lanzacohetes, pero ¿por qué? ¿qué querían de nosotros? Esa fue mi pregunta al tío que me apuntaba, pero su respuesta fue un botazo en la boca. Me incorpore de nuevo y escupí saliva y sangre a partes iguales. Entonces vi que a mi lado se encontraban mis compañeros. Parecía que nos habían sacado del vehículo y puesto a todos en fila. A mi derecha estaba Ricardo, completamente inconsciente y ensangrentado. A su lado, Eduardo, en el mismo estado y a unos metros de este, Vicente. Este tenía medio cuerpo quemado y le faltaba el antebrazo izquierdo. No había duda, estaba muerto. A varios metros de nosotros se encontraban nuestras armas, amontonadas. No veía por ningún lado a Belén, María, Ana y Fede. Comencé a mirar a todas las direcciones, pero nada. Me puse nervioso y el corazón me latía violentamente. Pregunté a mi captor sobre el paradero de los demás, pero este levantó la culata de su subfusil y se dispuso a golpearme. En el último momento, no lo hizo, ya que una voz sonó a mi espalda, diciendo "Tranquilo, chico, están bien". El hombre que dijo eso apareció de detrás del autobús acompañado de otro hombre. Ambos iban armados y se acercaron al que nos vigilaba. El que me hablo le dijo "No hay ninguno más, estos eran todos". Este tenía una pinta extraña. Llevaba un pañuelo atado en la cabeza, una chaqueta de piel y armado con un subfusil. De aspecto corpulento, ojos marrones y nariz aguileña. No pienso olvidar esa descripción...
Cuando hablo con el perro que nos apuntaba, se arrodilló a mi lado y me miró fijamente a los ojos con una sonrisa maquiavelica. Luego miró a mis compañeros y me dijo:
"Vaya, vaya... ¿Saqueando, verdad? Deberías saber que eso no se hace. Todo lo que hay en ese centro comercial nos pertenece..." Lo interrumpí diciéndole que quienes cojones eran, que querían y donde estaban los demás. A mi pregunta contesto: "Cierto, no nos hemos presentado. Nos puedes llamar los "Skull Korps" o "Los hermanos proletarios", como más te guste. Aunque preferiría que nos llamases "Los hermanos proletarios", ya que somos una graaan familia proletaria que compartimos todos los beneficios y bienes..." Cuando dijo esta última parte de la frase, lo dijo levantando las manos y mirando a sus compañeros, los cuales reían. Continuó: "...y vosotros... yo se quienes sois vosotros. No es la primera vez que os veo, atajo de bastardos. Vosotros sois los que estabais en esa urbanización. Sí, sí, nosotros fuimos los que os hicimos la visita. Tú nunca me has visto a mi, pero yo a ti si. Días antes de entrar a vuestra urbanización, cuando un miembro de nuestro grupo nos informo de la existencia de aquel sitio y de que habían supervivientes, estuvimos observándoos. Yo, personalmente, con mis prismáticos te vi en varias ocasiones asomado al balcón. Tú puta cara de cerdo no se olvida. Gracias a vosotros perdimos a varios hombres y varios vehículos. Te mereces que te despelleje vivo aquí mismo... pero no, no me voy a ensuciar las manos. Te voy a contar una cosita, pero es un secreto, ¿ok?. ¿Ves aquel edificio?..." Señaló al Palacio de las artes Reina Sofía "...ese es nuestro edén, nuestro refugio. Allí soy yo quien decide quien entra y quien sale. Ese es nuestro reino y Valencia es nuestro campo de batalla. Sabes... os invitaría a venir, pero... no. Con vuestros cuatro amiguitos como invitados, no tenemos más sitio..." Ahí fue cuando empecé a insultarle y a decirle que los dejara en paz. "...tranquilo, hombre, ¡no seas maleducado! Por tu forma de actuar deduzco que tienes a alguien muy especial entre esas personas. Y no se porque, creo que no es el maromo. ¿Cual de las féminas es? No, no me lo digas, así sera más divertido. Te voy a contar lo que vamos hacer con ellos, para que veas que no soy tan cabrón. Al tío ese lo vamos a mantener con vida un tiempo. No se cuanto, ya que mis chicos no tienen paciencia y enseguida se ponen violentos..." Lo demás rieron a su espalda. "...de todas formas, nos dará tiempo a sacarle toda la información que nos haga falta. Tenéis pinta de haber vagado mucho tiempo por las calles y debéis de conocer nuevas zonas donde conseguir alimentos, sitios seguros, donde obtener más armas y más vehículos, y porque no, si sois los únicos supervivientes de vuestro grupo. A algún sitio iríais con los alimentos, ¿no? Tranqui, no contestes, ya lo hará vuestro amigo... y vuestras amigas. Aunque ellas no tendrán fuerzas, ya que mis chicos, que son muuuchos, y yo, llevamos tiempo añorando la compañía femenina, así que estamos un poco cariñosos. Ya veras lo que van a disfrutar esas perrillas...". Al oír esto, me intente levantar. Solo quería estrangularlo con mis propias manos, aunque me ensartaran con una bayoneta. No me dio tiempo a nada. Entre él y los demás, me patearon en el suelo.
Cuando acabaron, este hijo puta se montó en la moto y su acompañante lo hizo en uno de los jeep's. Arrancó el motor y giró la cabeza hacia mi para decir por último "Mi nombre es Vladimir. Te lo digo para que lo puedas gritar en el infierno, bastardo" Luego se dirigió a los demás. "Pegarles un tiro, no nos sirven. Con los que tenemos allí es suficiente" Dicho esto, los dos se alejaron en dirección al Palacio de las artes Reina Sofía. Los cuatro verdugos se acercaron y comenzaron a cargar las armas. Uno sacó el machete y dijo que no pensaba gastar munición. Mientras estos hablaban, algo divise a sus espaldas. Había alguien más y ellos no se habían percatado. Estos seguían hablando. Uno decía "Cierto, mejor apuñalarlos. Espera que saque el pincho". Se agachó para buscar el machete en la bota y entonces pude ver quien estaba detrás. Era el cadáver reanimado de Vicente, el cual se abalanzó contra el que se había agachado. Pude ver como le cayó encima y le mordió el costado. El verdugo dio un alarido de dolor. Los otros se giraron e intentaron liberar a su compañero. En ese momento de confusión, me incorpore de un salto y también lo hizo Eduardo. Pensaba que este estaba inconsciente, pero estaba fingiendo. Aguardaba en silencio el momento de actuar. Mientras los tres forcejeaban por liberar a su compañero, Eduardo le propino un puñetazo a uno, tumbándolo, y yo le arrebate el subfusil a otro. Estos nos miraron con cara de sorprendidos y dejaron de intentar ayudar a su compañero, el cual ya estaba en el suelo, gritando y con Vicente encima. Con el subfusil ya en la mano, solté una ráfaga de plomo y abatí a dos. El otro intento huir hacia el jeep, pero Eduardo lo persiguió y lo derribó al suelo de un barrido. Cuando lo tuvo en el suelo, comenzó a propinarle una paliza. El otro ya no chillaba, había muerto. Vicente lo estaba devorando a conciencia. No dispare al cadáver reanimado de Vicente hasta que no se puso en pie e intento atacarnos. Pobre chico... ya os dije que fue un inconsciente en querer venir.
Ricardo se despertó confuso y le expliqué por encima lo que había ocurrido. Cuando Eduardo acabó de linchar al otro individuo, lo atamos y cargamos en el jeep. Yo insistí en ir al refugio de esa escoria y buscar a Belén, pero Eduardo y Ricardo me frenaron. Yo no entraba en razón, solo quería ir allí, buscarla y matar a todo el que se me pusiera por delante. Al final Eduardo me hizo entrar en razón, alegando que "Si entras sin conocer a esa escoria y su refugio, estamos muertos. Y digo muertos, porque si tú vas, nosotros vamos. Nos mataran a todos, incluyendo a Belén y los demás. Vamos a coger a este hijo de puta e interrogarlo. Espera unos días y los sacaremos de allí. Tendremos nuestra venganza, solo tenemos que saber esperar...". Tiene razón, pero sabe que si en esta espera pierdo a Belén, no se lo perdonare jamás.
Ahora estamos refugiados en el centro comercial. Tenemos a ese bastardo atado en una habitación y lo interrogamos cada varias horas. El perro no suelta información... pero no tardara. Ayer estuvimos vigilando el refugio de esos individuos desde una posición escondidos. Parece ser que han escogido como refugio este lugar porque aparte de lo inmenso que es este teatro, esta ubicado en una buena posición estratégica, la cual puede ser defendida fácilmente. Ese sitio esta ubicado en el antiguo cauce del rio Turia, el cual hace años que esta seco y ahora hay parques y zonas de ocio. Este sitio esta por debajo del nivel del suelo, ya que es un cauce de río. En nuestra incursión de reconocimiento, nos situamos en el puente y pudimos ver que tanto la entrada como las terrazas del edificio, están fuertemente vigiladas. Estos lugares no paran de ser transitados por hombres armados, los cuales montan guardias. El exterior del edificio esta completamente lleno de vehículos: jeep's, camiones, furgonetas, turismos, motocicletas, quads... parece que ahí dentro hay toda una comunidad. En el acceso oeste del lugar, frente a una inmensa valla parapetada, tienen a miles de infectados agolpándose, pero parece ser que la puerta de la valla esta bien asegurada y no pueden entrar.
Llevamos casi dos días aquí refugiados y esto es un tormento. Necesito entrar allí y sacar a Belén. Me vuelvo loco pensando las cosas que le estarán haciendo... uff... No puedo pensar eso o terminare de trastornarme.
Necesitamos conocer más ese lugar para llevar a cabo la misión. El único que nos puede dar la información que necesitamos es el perro que tenemos como rehén, pero no suelta nada. Voy a ir a hacerle una visita ahora. Creo que estaba vez va a hablar... ¡Vaya si lo creo!
- Erik -
+ 21-12-09 + Adiós
Hemos tenido que esperar cinco días para llevar a cabo el rescate. Cinco días que he pasado con brotes de ansiedad y noches en vela, torturándome la mente pensando las cosas que le estarían haciendo a Belén. Eduardo y Ricardo me tuvieron que retener en varias ocasiones, ya que cegado por la ira y el desespero, intentaba ir al Palacio de la artes Reina Sofía y acabar con esto ya. Nuestro rehén no soltaba ningún tipo de información, hasta que el día 8 lo interrogué. No os voy a decir lo que le hice, ya que no es nada agradable, pero sirvió para que hablara. Después de varias horas, comenzó a cantar. Nos explicó que en ese refugio eran una comunidad de más de 40 personas, los cuales todos tenían sus respectivas tareas. Contaban con tropas de asalto o unidades de exploración. Estos últimos se adentran en las barriadas y buscan lugares de posible interés, en los cuales pueda haber comida, armas o supervivientes. Luego, estos vuelven al refugio, pasan informe y si hay un lugar de interés, las tropas de asalto se ponen en marcha y adentran en el lugar. Por lo visto, los que vinieron en jeep hasta nuestra urbanización, eran de esta clase. Por eso al tiempo vinieron los demás, saqueando y destrozando la urbanización. También contó que nuestros compañeros no eran los únicos retenidos allí. Según dijo, capturan a todo superviviente y los interrogan para averiguar si conocen lugares seguros, con más supervivientes o lugares donde hayan alimentos. Los encargados de los interrogatorios son un pequeño grupo de miembros del "Skull korps". Estos son seis y se autodenominan "KGB", como la antigua policía soviética. Estos interrogan mediante torturas y cuando obtienen la información necesaria, matan a los presos. Todo lo contrario que con las presas, las cuales mantienen con vida para satisfacer los deseos carnales del grupo...
También nos hablo sobre Vladimir. Dijo que lo conocía mucho antes de que empezara todo esto, ya que era miembro de su grupo de moteros. Estos ya se llamaban los "Skull korps", por ello su grupo de "resistencia" se llama así, en honor a este. Vladimir era el líder y no solo se dedicaban a las motos y a las reuniones alcohólicas, sino que tenían negocios negros con los que financiaban el grupo. Tráfico de armas, drogas, palizas y asesinatos por encargo... Por ello, Vladimir fue condenado a 10 años de cárcel, al igual que varios miembros de la banda. Cuando todo esto comenzó, él estaba en la cárcel de Picassent. Como a muchos presos, lo dejaron libre y sin perder tiempo, reagrupo de nuevo a la banda. Con él vinieron bastantes convictos que se unieron al grupo y todos juntos comenzaron la "resistencia" en el Palacio de las Artes Reina Sofía. Sobre Vladimir, nos ha dicho más cosas, de lo cual he deducido lo siguiente: es un tío con tremendas ansias de liderazgo, totalmente sin escrúpulos y que no duda en hacer lo que sea por mantenerse en cabeza de su grupo. Esta totalmente obsesionado con la antigua URSS y según a dicho este, se cree el nuevo Stalin. Delirios de un enfermo mental...
Después de interrogarlo y averiguar más cosas sobre su comunidad, decidimos esperar, ya que el dijo "...pocas veces, el grupo esta inactivo muchos días. Siempre estamos en constante movimiento, realizando incursiones a nuevos lugares. Cuando esto ocurre, 10 o 12 personas se quedan cuidando el refugio, depende de la misión...", así que solo debíamos esperar a que comenzaran una nueva incursión y entrar a rescatar a los demás. Así lo hicimos, esperamos, vigilando día y noche su refugio, hasta el quinto día. Ese día, la mayoría del grupo estaba en el exterior del refugio. Estaban cargando las camionetas, ponían a punto los vehículos, preparaban las armas... Nosotros los observamos desde el puente, tumbados entre cadáveres en descomposición y totalmente quietos, para no delatar nuestra posición. En unas horas pusieron todo a punto, abrieron una puerta metálica y salieron con los vehículos por una rampa de metal que habían construido. No pudimos contar cuantos individuos iban de misión, pero deducimos que más de la mitad. Con la mitad de la comuna fuera, analizamos la situación. En la puerta habían dos individuos haciendo guardia. Se encontraban sentados junto a la puerta, hablando y con dos fusiles de asalto. También pudimos divisar a un oteador en el primer piso. Esperamos unos 20 minutos y decidimos intentar entrar. Escondidos, nos alejamos del lugar y bajamos al antiguo cauce, por la zona Este. Una vez aquí abajo, avanzamos entre los matorrales hasta el edificio. A 20 metros de este, habían erguido una valla metálica. Por suerte, Ricardo llevaba unas tenazas con las cuales cortamos un trozo de valla y pudimos acceder.
Ya dentro del perímetro, avanzamos hasta la pared del edificio. No fue difícil acabar con los dos guardias, solo hubo que esperar a que uno de ellos entrase al interior del edificio para eliminar al que quedo fuera, luego esperar a que saliera el otro y repetir la misma acción con este. El encargado de esto fue Eduardo. Una vez escondidos los cadáveres, miramos al interior del edificio desde la puerta y pudimos comprobar que la zona estaba despejada. Entramos al edificio y andamos varios metros con total cautela. De nada sirvió, una voz resonó diciendo "¡Eh! ¡Quienes sois vosotros!". Cuando nos giramos, vimos a un individuo que salía de una puerta cargado con unas cajas y un fusil de asalto colgado del hombro. Mis compañeros se quedaron paralizados y yo respondí con una ráfaga de mi arma. Las balas le impactaron de pleno y traspasaron las cajas que llevaba a cuestas. Este cayó desplomado. Seguidamente y conscientes de que esos disparos habrían alertado a los demás, comenzamos a correr por la inmensa estancia, camino del piso superior. Íbamos subiendo las escaleras cuando sonaron unas ráfagas de ametralladora. Yo ni siquiera me pare a ver de donde procedían los disparos, pero Ricardo si. Devolvió el fuego y abatió a los dos individuos que nos disparaban. Una vez arriba, seguimos corriendo sin saber a donde dirigirnos. Casi al llegar a una esquina, nos dimos de frente con otro personaje que acudía, pistola en mano, a la zona de los disparos. De un rápido movimiento, Eduardo le clavó la katana en el pecho. Creo que este ni se entero de lo que había pasado. Seguimos corriendo por este nuevo pasillo mientras a nuestras espaldas sonaban disparos. Encontramos varias puertas en este pasillo, así que comenzamos a abrirlas rápidamente para encontrar a nuestros compañeros. La primera habitación que abrí, estaba completamente llena de garrafas grandes. Según parece, esta habitación la utilizaban para guardar el combustible. Eduardo y Ricardo abrieron las siguientes habitaciones, pero nada. Cuando nos disponíamos a abrir otra habitación, esta se abrió de golpe y salió un crío de unos 16 años, con un fusil de asalto casi más grande que él. Se percato de nuestra presencia cuando nos tuvo enfrente y, con una cara de sorpresa y miedo, intento apuntarnos para disparar, pero le propine una patada a su fusil y este salió volando varios metros. El niñato comenzó a tartamudear y sin tiempo que perder, le pregunté que donde se encontraban los presos. Levantó la mano y nos señalo al final del pasillo. Acto seguido, lo cogí de la oreja y lo lleve a arrastras con nosotros. Entre sollozos, el chaval nos llevó por el pasillo, mientras Eduardo cubría el avance pistola en mano y Ricardo la retaguardia. Una vez al final del trayecto, nos señalo una doble puerta. Eduardo avanzó y la abrió con cautela. Una vez abierta, pude comprobar que la sala estaba totalmente oscura. Eduardo se adentró en la habitación y salió rápidamente, diciendo "Sí, es esta". Acto seguido, camino hacia el chaval, que yo todavía lo tenía cogido por la oreja, lo cogió por el suéter y le dijo "Te voy a enseñar a que no se juega a los soldados". Temí lo peor, ya que parecía que iba a matar al pobre crío, pero no, lo cogió y comenzó a propinarle una serie de azotes mientras le decía "¡ESO!-¡NO!-¡SE!-¡HACE!". Ricardo y yo dejamos escapar una pequeña carcajada y nos metimos en la sala. Buscamos el interruptor de la luz y cuando lo encontramos y accionamos, la escena nos impacto.
Era una sala bastante grande, la cual parecía un gran camerino para actores. Era inmensa y en el fondo de la sala, había un colchón. Un escalofrió me recorrió el cuerpo cuando pensé para que estaba eso ahí. Encadenados en la pared, había al menos una docena de individuos. Muchos de ellos ni siquiera se habían molestado en levantar la cabeza para mirarnos. Del fondo de la habitación, pude escuchar una leve voz que me llamaba. Era Belén. Corrí hacia ella, mientras Ricardo comenzó a liberar a todas las personas allí presentes. Me abracé a Belén y esta estalló a llorar. Su aspecto era verdaderamente lamentable. Tenía el rostro lleno de heridas y sangre seca. Sus ropas estaban hechas unos zorros. Sin tiempo que perder, la solté y la cargué sobre mi hombro. Vi como Ricardo ya había liberado a la mayoría de personas allí presentes, incluyendo a María, Ana y Fede. Este último estaba hecho polvo y no se podía poner de pie. En ese momento, pudimos oír disparos que procedían del pasillo. Eduardo entró a toda prisa, cerrando la puerta tras él y bloqueándola con un mueble que allí había. Acto seguido, nos miró y dijo "Tenemos que darnos prisa, hay al menos media docena ahí fuera". Con Belén cargada en mis hombros, miré la estancia y encontré otra puerta. Se la indiqué a los demás y Eduardo se dirigió a ella, abriendola y mirando en el interior, entonces dijo "Da al teatro, ¡vamonos!". Ricardo seguía soltando a gente y le grité que no podíamos perder más tiempo. Desde el otro lado de la puerta bloqueada, comenzaban a golpearla. El mueble que la bloqueaba temblaba por cada embiste. De repente, los embistes cesaron y una ráfaga de fuego de ametralladora traspaso esta. Pude ver como las incandescentes balas cruzaban las sala. Todo fue como si transcurriese a cámara lenta. Pude ver como algunas balas impactaron a los que antes eran cautivos. Una bala impacto a un señor que estaba a mi lado. La bala le alcanzó directamente en la cabeza. También pude ver como una bala atravesaba la pierna de una chica que estaba en el centro de la sala y como dos personas más caían desplomadas. Entonces le proferí un grito a Ricardo para que reaccionara, ya que seguía liberando a los pocos que quedaban encadenados, y abrí fuego con mi fusil hacía la puerta. Ricardo reacciono y levantó a Fede, llevándolo a cuestas hacia la puerta. Algunos de los supervivientes de la sala nos siguieron, pero una nueva ráfaga de balas abatió a dos más. Una vez en el teatro, cerramos la puerta tras nosotros y comenzamos a descender las escaleras. A nuestro lado iba una mujer completamente histérica, gritando y llorando. Le tuve que gritar que se callara o delataría nuestra posición. No me hizo caso. Una vez en el piso inferior, caminamos entre las butacas en busca de la puerta principal. La pudimos divisar al fondo. En ese momento, un disparo sonó y la mujer histérica ceso de llorar. Cuando la mire, estaba en el suelo sobre un charco de sangre. Dirigí la mirada por toda la sala, buscando de donde provenía el disparo, pero no encontré cual era la procedencia. Entonces Ricardo gritó "¡Francotirador! ¡En el piso superior!" mientras señalaba al piso de arriba. Ahí fue cuando divise, agazapado en el piso superior, al autor del disparo. Empuñando el fusil con la única mano que me quedaba libre, abrí fuego hacía su posición. Pude ver como las balas impactaban a su alrededor. Seguimos corriendo mientras Ricardo también contestaba al fuego. Nos encontrábamos a escasos metros de la salida, cuando oímos que la puerta superior se abría y entre voces de "¡Ahí están!", nos disparaban. Las balas pasaron muy cerca de nosotros e impactaron a dos chicas de nuestro grupo. No podíamos hacer nada por ellas, solo correr y ponernos a salvo. Con las balas resonando a nuestras espaldas, llegamos a la salida. Cruzamos la puerta y aparecimos en la estancia principal que hacía un rato habíamos utilizado para acceder al piso superior. Corrimos por esta camino a la salida. Mientras corríamos, pude divisar bajo unas largas cortinas que envolvían la sala y llegaban hasta el inmenso techo, lo que parecían unas garrafas de gasolina. Eso me dió una idea. Pedí a Eduardo que cargara con Belén por mi y así lo hizo. Ella, moribunda, decía "No... Erik... Erik...". Por la puerta de atrás aparecieron algunos de nuestros perseguidores, pero se escondieron cuando abrí fuego sobre ellos. Seguí corriendo hacia la puerta mientras disparaba. Cuando ya estaba en la puerta que daba al exterior, dirigí mi arma hacía las garrafas y abrí fuego. Las balas impactaron y estas no tardaron en estallar, desencadenando una terrible ola de fuego. Yo solo pude saltar al exterior y aterrizar cuerpo a tierra. Espere unos segundos en el suelo y volví mi cabeza. La sala estaba en llamas y los cortinajes ardían. En ese momento, sentí como unas manos me agarraban por la espalda y me ponían de pie. Cuando miré al rostro de quién me ayudaba, no lo conocí. Era un hombre de unos treinta y pocos años, de mi estatura y pañuelo en la cabeza. Me llamo la atención que era terriblemente ancho y fuerte. Este corrió en dirección a los demás y yo le seguí. Vi como todos subían a varios vehículos que allí habían. Eduardo montó a Belén en un jeep y en este subió también Ricardo y Fede. Ana y María subieron a una moto que allí había aparcada y una pareja de los que habíamos liberado subieron en un utilitario. Yo monté en un jeep y lo arranqué, y mi extraño compañero subió a la parte trasera, situándose en la ametralladora de posición. Los demás en sus respectivos vehículos, se dirigieron apresuradamente a la rampa de salida, que estaba cerrada. En ese momento, un extraño silbido me hizo mirar a todos los lados. Seguidamente, el utilitario de la pareja estalló y se envolvió en fuego. Mi compañero gritó "¡Nos disparan con lanzacohetes!" y abrió fuego hacía los balcones del edificio. Este estaba fuera de si, gritando como un cowboy mientras disparaba. Yo di un fuerte acelerón y llevé el vehículo hacía la salida. De camino a esta, pasamos a escasos metros de la puerta de la valla donde se amontonaban cientos y cientos de merodeadores. Mi compañero dirigió la ametralladora hacia esta puerta y disparo, alcanzando a la cadena que mantenía la puerta cerrada. La puerta se abrió tras el empuje de los merodeadores y entraron todos en masa. Desde la ametralladora, este hizo un corte de manga en dirección al edificio y gritó "¡¡Joderos!!". Acto seguido, siguió abriendo para cubrir nuestra retirada.
Una vez en las calles, los tres vehículos nos dirigimos hacía el centro comercial. De camino, mi accidentado compañero se acercó a mi para darme las gracias por, como él dijo, haberlos sacado de allí. Yo solo le respondí que todavía no habíamos escapado a un lugar seguro, que ya tendría tiempo para agradecérnoslo. Una vez en el centro comercial, cogimos los enseres que allí habíamos dejado (armas y los alimentos que podíamos cargar en esos momentos). Allí todavía estaba nuestro prisionero. Tenía las muñecas ensangrentadas, ya que según parece, en nuestra ausencia había intentado librarse de sus ataduras. El nuevo integrante del grupo se dirigió a él y le dijo "¡Hombre! ¡Sergio! ¡cuanto tiempo sin verte!" y acto seguido lo puso de pie. Eduardo le preguntó "¿Lo conoces?". Él respondió "Sí, somos amiguetes, ¿verdad, Sergio?" Acto seguido lo cogió con ambas manos y lo lanzó por una ventana que esta abierta. A los tres segundos pudimos oír el impacto de Sergio con el suelo. Le chillé "¡¿Estas loco?!" pero él me contestó tranquilamente "Ojo por ojo, diente por diente". Una vez con los vehículos cargados, dirigimos nuestra marcha a nuestro refugio. Nuestros compañeros ya nos debían de dar por muertos, ya que habían transcurrido muchos días de nuestra partida.
Bien, desandamos el camino que días atrás utilizamos para llegar al centro comercial. Desde mi vehículo podía ver a Belén, que iba en el vehículo de delante y no paraba de llorar. Se me rompió el alma cuando vi su aspecto más detenidamente. Es algo que nunca olvidare. Tardamos un poco en llegar. Utilizamos de nuevo el remolcador para volver a nuestro muelle. Cuando llegamos a nuestra terminal portuaria, a la primera persona que encontramos fue a Juan. Este parecía muy agitado y se quedo totalmente sorprendido de vernos. Sus primeras palabras fueron "Os dábamos por muertos". Acto seguido, vinieron los demás, pero no hubo tiempo para más, en seguida Juan nos dijo que habían vehículos a escasos metros de la entrada, los cuales estaban acabando con todos los merodeadores que allí se encontraban. Al principio pensé que debían de ser militares que estaban buscando a supervivientes, pero no, cuando llegamos y observamos la escena desde una posición segura, comprendí que estaba equivocado. Los de allí fuera eran Vladimir y su tropa. Ahora me encajaba todo. Su expedición se debía a que habían torturado a Fede y a los demás y les habían sacado la información de cual era nuestro refugio. No había tiempo que perder, teníamos que salir de allí a toda prisa.
Volvimos a nuestra posición inicial y comenzamos a pensar que podíamos hacer. Fue entonces cuando Luis nos dio la idea. Podíamos escapar por la puerta Este. Yo no sabía la existencia de esa puerta hasta que Luis la nombró. Faltaba saber que vehículo debíamos utilizar, pero en seguida se me ocurrió cual era el idóneo: el autobús que había aparcado en la pata de la grúa. No perdimos tiempo, cogimos a Thor y todas nuestras pertenencias y nos dirigimos a este. Una vez en el vehículo dirección a la puerta Este, Juan nos dijo "Chicos, no hace falta que nos vayamos de aquí, podemos escondernos, la terminal es muy grande y no nos encontraran". El corpulento y nuevo componente del grupo le respondió "Sí, nos encontrarán. No sabes de que son capaces esa gente". Creo que todos los allí presentes, menos Juan, pensaban así. Él respondió "Lo siento mucho, pero yo no pienso salir de aquí. No me voy a arriesgar. Yo os abriré la puerta pero me quedo en tierra". Luis le preguntó "Pero Juan, no puedes quedarte aquí. Los tíos de ahí fuera no parecen tener buenas intenciones. Además, ¿que vas a hacer tú solo aquí? ¡No soportaras más de tres días sin alimentos!". Juan le respondió "Pensaba que te quedarías... Este es nuestro refugio en el cual hemos resistido mucho tiempo... Haz lo que quieras, pero yo no me arriesgo a salir. Me alimentare de la pesca. Solo pido que me dejéis un arma, nada más". Luis agachó la cabeza y yo le dije a Juan que tendría un arma, pero que era un inconsciente por escoger esa opción, que debía venirse ya que íbamos a intentar llegar a Reus, a la ciudad segura de la cual habla el folleto que encontré, pero que no iba a ser yo quién le obligara a venir.
Llegamos a la puerta Este. Esta estaba totalmente despejada. Juan explicó a Eduardo por donde podía salir de aquí sin que fuéramos vistos. Después de esto, le entregué mi preciado rifle Kar-98 y algunas balas y se despidió de nosotros. Aun sigo pensando que ha sido un ignorante por decidir separarse del grupo y quedarse solo. Espero que se esconda bien y no lo encuentren, porque sino... pobre de él...
Han pasado muchos días de esto. No tengo ni idea de como estará Juan. ¿Habrá conseguido esconderse sin que lo encuentren? Ni idea... Solo se que nosotros hemos hecho bastantes kilómetros en este autobús, pero apenas hemos avanzado casi nada. Nuestro destino sigue estando a una eternidad. Sería más fácil si pudiésemos tomar la autopista, pero hasta ahora nos tenemos que conformar con simples carreteras en las cuales solo conseguimos dar un inmenso rodeo. De camino a Reus, solo consigo que me asalten dudas. ¿Conseguiremos llegar allí? ¿dicha ciudad segura seguirá siendo segura? ¿o habrá caído? ¿cuantos más de los nuestros tienen que morir para que encontremos un lugar seguro? Bufff... no se ni que pensar.
Belén esta rarisima. Sufro mucho de verla así. Apenas come, apenas habla, apenas me mira a la cara... lo único que puedo hacer es abrazarla fuerte y permanecer así durante horas, hasta que se duerme. Después, me voy a una esquina, detrás de unos asientos y estallo a llorar en silencio.
No quiero que me cuente nada de lo que allí ocurrió. No quiero saber absolutamente nada... ni una sola palabra, ni un solo hecho... que jamás lo haga, por dios...
- Erik -
He sido un estúpido y un insensato en no pensar que podía ocurrir esto. Jamás aprenderé. Jamás... Nunca calibro lo que puede salir mal y siempre acabo igual, pagando las consecuencias. Ahora me encuentro en un WC de una cafetería que hay en el centro comercial "El Saler". Dentro de unas cuantas horas se va a cumplir 48 horas que salimos de la terminal portuaria. Las cosas han salido mal... terriblemente mal.
El día 6 nos despertó Eduardo. El motivo era que habían decidido llevar la operación ese mismo día, en unas horas. No se de quién fue la brillante idea de llevar a cabo la misión ese día. Supongo que sería de alguno de los militares. Es como si esto se lo tomasen como un juego. Con solo deciros que unas horas antes de salir encontré a Fede y Ricardo en el baño montándose una "fiesta" con Elena, os lo digo todo. Pero ahora eso me es completamente indiferente. Tengo otras preocupaciones en mente que hablar sobre dos niñatos salidos y una guarra. Preparamos las mochilas, cogimos las armas y subimos al remolcador. Juan y Luis nos ayudaron a soltar las amarras, que estaban atadas en la cubierta de uno de los buques mercantes. Con Vicente al timón, nos dirigimos al muelle oeste. El trasto ese se meneaba como un condenado al chocar con las olas. En esos momentos, no se porque, tuve la premonición que algo malo iba a ocurrir. Lo sabía... tenía que haberles dicho de abortar la misión...
Llegamos al muelle oeste y lo recorrimos rápidamente. Los tres militares iban en cabeza, rompiendo el paso. Eduardo y yo en los laterales, Belén y Vicente en el centro y María en la retaguardia. Llegamos al autobús prácticamente sin problemas. Ni tan siquiera tuvimos que eliminar a los merodeadores que se nos cruzaron en el camino. Una vez en el vehículo, sacamos tres cadáveres devorados que había dentro, Ricardo puenteo el bus y Eduardo se puso al volante, ya que él tiene experiencia en conducir estos vehículos. Lo arrancó fácilmente y emprendimos la marcha. Tomamos las vías secundarias, ya que la autopista no pintaba nada bien. Esto nos llevo casi una hora. Tuvimos que despejar la carretera en un par de ocasiones, ya que habían vehículos colapsando el trayecto.
Cuando llegamos al centro comercial, nuestro asombro fue que la zona estaba muy despejada. Salvo unos cuantos merodeadores dispersados por la avenida, una zona bastante segura. Eso si, el caos era evidente. Coches destrozados, cadáveres, enseres en mitad de la calle... hasta divisamos lo que más tarde resulto ser una pira de cadáveres carbonizados. Alguien los había quemado. Con el autobús, nos arrimamos a la pared del centro comercial. Lo situamos aquí con la intención de que si dentro las cosas se ponían feas, pudiésemos saltar desde la terraza del primer piso al techo del bus. Una vez fuera del vehículo, buscamos la entrada al comercio. Esta estaba cerrada a conciencia. Buscamos otro acceso. Tuvimos suerte, ya que no muy lejos de la puerta principal había una puerta secundaria, la cual estaba abierta. El interior del centro comercial era como una balsa de aceite, todo completamente en calma, sin ningún indeseable a la vista. Sin pensarlo, dirigimos nuestro rumbo hacia el supermercado. No era la primera vez que estaba aquí, antes del caos solía venir mucho a este centro de ocio, así que me conocía algo el lugar. Cuando llegamos al supermercado, descubrimos que este estaba medio vacío. Lo habían saqueado a conciencia. Vagamos entre las estanterías buscando víveres que pudieran quedar. No fue fácil, pero conseguimos llenar un carro. Ya no había nada más que rascar, así que aprovechando la tranquilidad del lugar, nos dirigimos a otras secciones en busca de cosas útiles. La primera parada fue en la sección de ropa. Aquí llenamos otro carro con todo tipo de ropa. Belén se rió cuando metí en el carro ropa de bebé. Le dije "Quién sabe, ¿no?". Quién sabe...
Pasamos por varias secciones más, cogiendo todo lo que vimos útil. Acabado con esto y un pequeño susto con un merodeador que nos sorprendió en la sección de bricolaje, tumbando varias estanterías, terminamos con las compras y fuimos de vuelta al autobús. El exterior seguía igual, sin ningún cambio. Una calma que, realmente, me sorprendió y mosqueo a partes iguales. Cargamos todo en el bus y nos pusimos en marcha. Yo estaba al lado de Eduardo mientras él conducía, los demás, menos Vicente que se encontraba en la parte trasera del bus, estaban en los asientos centrales, cuando oímos una terrible explosión y el vehículo saltó por los aires, dando vueltas de campana. Ahí perdí el conocimiento.
Cuando abrí los ojos, todo me daba vueltas. No sabía donde estaba, ni que había pasado. Por momentos creí que toda esta mierda, el apocalipsis, los merodeadores, todo, había sido producto de un mal sueño. Esa falsa esperanza no duro más que unos pocos segundos. Cuando mi nublada vista se aclaró y pude enfocarla, vi un cañón apuntándome directamente a la cabeza. Empuñando el arma estaba un tío de dos metros aproximadamente. Detrás de él, habían tres más. Hablaban entre ellos y se reían. Uno de ellos portaba un lanzacohetes. A su lado habían dos jeep's como el que tuvimos nosotros en una ocasión y una moto. Mire a mi alrededor y vi el panorama. El bus estaba a mi espalda, totalmente destrozado y humeando. La parte trasera del bus estaba hecha añicos, un verdadero amasijo de hierros. Lo habían alcanzado con el lanzacohetes, pero ¿por qué? ¿qué querían de nosotros? Esa fue mi pregunta al tío que me apuntaba, pero su respuesta fue un botazo en la boca. Me incorpore de nuevo y escupí saliva y sangre a partes iguales. Entonces vi que a mi lado se encontraban mis compañeros. Parecía que nos habían sacado del vehículo y puesto a todos en fila. A mi derecha estaba Ricardo, completamente inconsciente y ensangrentado. A su lado, Eduardo, en el mismo estado y a unos metros de este, Vicente. Este tenía medio cuerpo quemado y le faltaba el antebrazo izquierdo. No había duda, estaba muerto. A varios metros de nosotros se encontraban nuestras armas, amontonadas. No veía por ningún lado a Belén, María, Ana y Fede. Comencé a mirar a todas las direcciones, pero nada. Me puse nervioso y el corazón me latía violentamente. Pregunté a mi captor sobre el paradero de los demás, pero este levantó la culata de su subfusil y se dispuso a golpearme. En el último momento, no lo hizo, ya que una voz sonó a mi espalda, diciendo "Tranquilo, chico, están bien". El hombre que dijo eso apareció de detrás del autobús acompañado de otro hombre. Ambos iban armados y se acercaron al que nos vigilaba. El que me hablo le dijo "No hay ninguno más, estos eran todos". Este tenía una pinta extraña. Llevaba un pañuelo atado en la cabeza, una chaqueta de piel y armado con un subfusil. De aspecto corpulento, ojos marrones y nariz aguileña. No pienso olvidar esa descripción...
Cuando hablo con el perro que nos apuntaba, se arrodilló a mi lado y me miró fijamente a los ojos con una sonrisa maquiavelica. Luego miró a mis compañeros y me dijo:
"Vaya, vaya... ¿Saqueando, verdad? Deberías saber que eso no se hace. Todo lo que hay en ese centro comercial nos pertenece..." Lo interrumpí diciéndole que quienes cojones eran, que querían y donde estaban los demás. A mi pregunta contesto: "Cierto, no nos hemos presentado. Nos puedes llamar los "Skull Korps" o "Los hermanos proletarios", como más te guste. Aunque preferiría que nos llamases "Los hermanos proletarios", ya que somos una graaan familia proletaria que compartimos todos los beneficios y bienes..." Cuando dijo esta última parte de la frase, lo dijo levantando las manos y mirando a sus compañeros, los cuales reían. Continuó: "...y vosotros... yo se quienes sois vosotros. No es la primera vez que os veo, atajo de bastardos. Vosotros sois los que estabais en esa urbanización. Sí, sí, nosotros fuimos los que os hicimos la visita. Tú nunca me has visto a mi, pero yo a ti si. Días antes de entrar a vuestra urbanización, cuando un miembro de nuestro grupo nos informo de la existencia de aquel sitio y de que habían supervivientes, estuvimos observándoos. Yo, personalmente, con mis prismáticos te vi en varias ocasiones asomado al balcón. Tú puta cara de cerdo no se olvida. Gracias a vosotros perdimos a varios hombres y varios vehículos. Te mereces que te despelleje vivo aquí mismo... pero no, no me voy a ensuciar las manos. Te voy a contar una cosita, pero es un secreto, ¿ok?. ¿Ves aquel edificio?..." Señaló al Palacio de las artes Reina Sofía "...ese es nuestro edén, nuestro refugio. Allí soy yo quien decide quien entra y quien sale. Ese es nuestro reino y Valencia es nuestro campo de batalla. Sabes... os invitaría a venir, pero... no. Con vuestros cuatro amiguitos como invitados, no tenemos más sitio..." Ahí fue cuando empecé a insultarle y a decirle que los dejara en paz. "...tranquilo, hombre, ¡no seas maleducado! Por tu forma de actuar deduzco que tienes a alguien muy especial entre esas personas. Y no se porque, creo que no es el maromo. ¿Cual de las féminas es? No, no me lo digas, así sera más divertido. Te voy a contar lo que vamos hacer con ellos, para que veas que no soy tan cabrón. Al tío ese lo vamos a mantener con vida un tiempo. No se cuanto, ya que mis chicos no tienen paciencia y enseguida se ponen violentos..." Lo demás rieron a su espalda. "...de todas formas, nos dará tiempo a sacarle toda la información que nos haga falta. Tenéis pinta de haber vagado mucho tiempo por las calles y debéis de conocer nuevas zonas donde conseguir alimentos, sitios seguros, donde obtener más armas y más vehículos, y porque no, si sois los únicos supervivientes de vuestro grupo. A algún sitio iríais con los alimentos, ¿no? Tranqui, no contestes, ya lo hará vuestro amigo... y vuestras amigas. Aunque ellas no tendrán fuerzas, ya que mis chicos, que son muuuchos, y yo, llevamos tiempo añorando la compañía femenina, así que estamos un poco cariñosos. Ya veras lo que van a disfrutar esas perrillas...". Al oír esto, me intente levantar. Solo quería estrangularlo con mis propias manos, aunque me ensartaran con una bayoneta. No me dio tiempo a nada. Entre él y los demás, me patearon en el suelo.
Cuando acabaron, este hijo puta se montó en la moto y su acompañante lo hizo en uno de los jeep's. Arrancó el motor y giró la cabeza hacia mi para decir por último "Mi nombre es Vladimir. Te lo digo para que lo puedas gritar en el infierno, bastardo" Luego se dirigió a los demás. "Pegarles un tiro, no nos sirven. Con los que tenemos allí es suficiente" Dicho esto, los dos se alejaron en dirección al Palacio de las artes Reina Sofía. Los cuatro verdugos se acercaron y comenzaron a cargar las armas. Uno sacó el machete y dijo que no pensaba gastar munición. Mientras estos hablaban, algo divise a sus espaldas. Había alguien más y ellos no se habían percatado. Estos seguían hablando. Uno decía "Cierto, mejor apuñalarlos. Espera que saque el pincho". Se agachó para buscar el machete en la bota y entonces pude ver quien estaba detrás. Era el cadáver reanimado de Vicente, el cual se abalanzó contra el que se había agachado. Pude ver como le cayó encima y le mordió el costado. El verdugo dio un alarido de dolor. Los otros se giraron e intentaron liberar a su compañero. En ese momento de confusión, me incorpore de un salto y también lo hizo Eduardo. Pensaba que este estaba inconsciente, pero estaba fingiendo. Aguardaba en silencio el momento de actuar. Mientras los tres forcejeaban por liberar a su compañero, Eduardo le propino un puñetazo a uno, tumbándolo, y yo le arrebate el subfusil a otro. Estos nos miraron con cara de sorprendidos y dejaron de intentar ayudar a su compañero, el cual ya estaba en el suelo, gritando y con Vicente encima. Con el subfusil ya en la mano, solté una ráfaga de plomo y abatí a dos. El otro intento huir hacia el jeep, pero Eduardo lo persiguió y lo derribó al suelo de un barrido. Cuando lo tuvo en el suelo, comenzó a propinarle una paliza. El otro ya no chillaba, había muerto. Vicente lo estaba devorando a conciencia. No dispare al cadáver reanimado de Vicente hasta que no se puso en pie e intento atacarnos. Pobre chico... ya os dije que fue un inconsciente en querer venir.
Ricardo se despertó confuso y le expliqué por encima lo que había ocurrido. Cuando Eduardo acabó de linchar al otro individuo, lo atamos y cargamos en el jeep. Yo insistí en ir al refugio de esa escoria y buscar a Belén, pero Eduardo y Ricardo me frenaron. Yo no entraba en razón, solo quería ir allí, buscarla y matar a todo el que se me pusiera por delante. Al final Eduardo me hizo entrar en razón, alegando que "Si entras sin conocer a esa escoria y su refugio, estamos muertos. Y digo muertos, porque si tú vas, nosotros vamos. Nos mataran a todos, incluyendo a Belén y los demás. Vamos a coger a este hijo de puta e interrogarlo. Espera unos días y los sacaremos de allí. Tendremos nuestra venganza, solo tenemos que saber esperar...". Tiene razón, pero sabe que si en esta espera pierdo a Belén, no se lo perdonare jamás.
Ahora estamos refugiados en el centro comercial. Tenemos a ese bastardo atado en una habitación y lo interrogamos cada varias horas. El perro no suelta información... pero no tardara. Ayer estuvimos vigilando el refugio de esos individuos desde una posición escondidos. Parece ser que han escogido como refugio este lugar porque aparte de lo inmenso que es este teatro, esta ubicado en una buena posición estratégica, la cual puede ser defendida fácilmente. Ese sitio esta ubicado en el antiguo cauce del rio Turia, el cual hace años que esta seco y ahora hay parques y zonas de ocio. Este sitio esta por debajo del nivel del suelo, ya que es un cauce de río. En nuestra incursión de reconocimiento, nos situamos en el puente y pudimos ver que tanto la entrada como las terrazas del edificio, están fuertemente vigiladas. Estos lugares no paran de ser transitados por hombres armados, los cuales montan guardias. El exterior del edificio esta completamente lleno de vehículos: jeep's, camiones, furgonetas, turismos, motocicletas, quads... parece que ahí dentro hay toda una comunidad. En el acceso oeste del lugar, frente a una inmensa valla parapetada, tienen a miles de infectados agolpándose, pero parece ser que la puerta de la valla esta bien asegurada y no pueden entrar.
Llevamos casi dos días aquí refugiados y esto es un tormento. Necesito entrar allí y sacar a Belén. Me vuelvo loco pensando las cosas que le estarán haciendo... uff... No puedo pensar eso o terminare de trastornarme.
Necesitamos conocer más ese lugar para llevar a cabo la misión. El único que nos puede dar la información que necesitamos es el perro que tenemos como rehén, pero no suelta nada. Voy a ir a hacerle una visita ahora. Creo que estaba vez va a hablar... ¡Vaya si lo creo!
- Erik -
+ 21-12-09 + Adiós
Hemos tenido que esperar cinco días para llevar a cabo el rescate. Cinco días que he pasado con brotes de ansiedad y noches en vela, torturándome la mente pensando las cosas que le estarían haciendo a Belén. Eduardo y Ricardo me tuvieron que retener en varias ocasiones, ya que cegado por la ira y el desespero, intentaba ir al Palacio de la artes Reina Sofía y acabar con esto ya. Nuestro rehén no soltaba ningún tipo de información, hasta que el día 8 lo interrogué. No os voy a decir lo que le hice, ya que no es nada agradable, pero sirvió para que hablara. Después de varias horas, comenzó a cantar. Nos explicó que en ese refugio eran una comunidad de más de 40 personas, los cuales todos tenían sus respectivas tareas. Contaban con tropas de asalto o unidades de exploración. Estos últimos se adentran en las barriadas y buscan lugares de posible interés, en los cuales pueda haber comida, armas o supervivientes. Luego, estos vuelven al refugio, pasan informe y si hay un lugar de interés, las tropas de asalto se ponen en marcha y adentran en el lugar. Por lo visto, los que vinieron en jeep hasta nuestra urbanización, eran de esta clase. Por eso al tiempo vinieron los demás, saqueando y destrozando la urbanización. También contó que nuestros compañeros no eran los únicos retenidos allí. Según dijo, capturan a todo superviviente y los interrogan para averiguar si conocen lugares seguros, con más supervivientes o lugares donde hayan alimentos. Los encargados de los interrogatorios son un pequeño grupo de miembros del "Skull korps". Estos son seis y se autodenominan "KGB", como la antigua policía soviética. Estos interrogan mediante torturas y cuando obtienen la información necesaria, matan a los presos. Todo lo contrario que con las presas, las cuales mantienen con vida para satisfacer los deseos carnales del grupo...
También nos hablo sobre Vladimir. Dijo que lo conocía mucho antes de que empezara todo esto, ya que era miembro de su grupo de moteros. Estos ya se llamaban los "Skull korps", por ello su grupo de "resistencia" se llama así, en honor a este. Vladimir era el líder y no solo se dedicaban a las motos y a las reuniones alcohólicas, sino que tenían negocios negros con los que financiaban el grupo. Tráfico de armas, drogas, palizas y asesinatos por encargo... Por ello, Vladimir fue condenado a 10 años de cárcel, al igual que varios miembros de la banda. Cuando todo esto comenzó, él estaba en la cárcel de Picassent. Como a muchos presos, lo dejaron libre y sin perder tiempo, reagrupo de nuevo a la banda. Con él vinieron bastantes convictos que se unieron al grupo y todos juntos comenzaron la "resistencia" en el Palacio de las Artes Reina Sofía. Sobre Vladimir, nos ha dicho más cosas, de lo cual he deducido lo siguiente: es un tío con tremendas ansias de liderazgo, totalmente sin escrúpulos y que no duda en hacer lo que sea por mantenerse en cabeza de su grupo. Esta totalmente obsesionado con la antigua URSS y según a dicho este, se cree el nuevo Stalin. Delirios de un enfermo mental...
Después de interrogarlo y averiguar más cosas sobre su comunidad, decidimos esperar, ya que el dijo "...pocas veces, el grupo esta inactivo muchos días. Siempre estamos en constante movimiento, realizando incursiones a nuevos lugares. Cuando esto ocurre, 10 o 12 personas se quedan cuidando el refugio, depende de la misión...", así que solo debíamos esperar a que comenzaran una nueva incursión y entrar a rescatar a los demás. Así lo hicimos, esperamos, vigilando día y noche su refugio, hasta el quinto día. Ese día, la mayoría del grupo estaba en el exterior del refugio. Estaban cargando las camionetas, ponían a punto los vehículos, preparaban las armas... Nosotros los observamos desde el puente, tumbados entre cadáveres en descomposición y totalmente quietos, para no delatar nuestra posición. En unas horas pusieron todo a punto, abrieron una puerta metálica y salieron con los vehículos por una rampa de metal que habían construido. No pudimos contar cuantos individuos iban de misión, pero deducimos que más de la mitad. Con la mitad de la comuna fuera, analizamos la situación. En la puerta habían dos individuos haciendo guardia. Se encontraban sentados junto a la puerta, hablando y con dos fusiles de asalto. También pudimos divisar a un oteador en el primer piso. Esperamos unos 20 minutos y decidimos intentar entrar. Escondidos, nos alejamos del lugar y bajamos al antiguo cauce, por la zona Este. Una vez aquí abajo, avanzamos entre los matorrales hasta el edificio. A 20 metros de este, habían erguido una valla metálica. Por suerte, Ricardo llevaba unas tenazas con las cuales cortamos un trozo de valla y pudimos acceder.
Ya dentro del perímetro, avanzamos hasta la pared del edificio. No fue difícil acabar con los dos guardias, solo hubo que esperar a que uno de ellos entrase al interior del edificio para eliminar al que quedo fuera, luego esperar a que saliera el otro y repetir la misma acción con este. El encargado de esto fue Eduardo. Una vez escondidos los cadáveres, miramos al interior del edificio desde la puerta y pudimos comprobar que la zona estaba despejada. Entramos al edificio y andamos varios metros con total cautela. De nada sirvió, una voz resonó diciendo "¡Eh! ¡Quienes sois vosotros!". Cuando nos giramos, vimos a un individuo que salía de una puerta cargado con unas cajas y un fusil de asalto colgado del hombro. Mis compañeros se quedaron paralizados y yo respondí con una ráfaga de mi arma. Las balas le impactaron de pleno y traspasaron las cajas que llevaba a cuestas. Este cayó desplomado. Seguidamente y conscientes de que esos disparos habrían alertado a los demás, comenzamos a correr por la inmensa estancia, camino del piso superior. Íbamos subiendo las escaleras cuando sonaron unas ráfagas de ametralladora. Yo ni siquiera me pare a ver de donde procedían los disparos, pero Ricardo si. Devolvió el fuego y abatió a los dos individuos que nos disparaban. Una vez arriba, seguimos corriendo sin saber a donde dirigirnos. Casi al llegar a una esquina, nos dimos de frente con otro personaje que acudía, pistola en mano, a la zona de los disparos. De un rápido movimiento, Eduardo le clavó la katana en el pecho. Creo que este ni se entero de lo que había pasado. Seguimos corriendo por este nuevo pasillo mientras a nuestras espaldas sonaban disparos. Encontramos varias puertas en este pasillo, así que comenzamos a abrirlas rápidamente para encontrar a nuestros compañeros. La primera habitación que abrí, estaba completamente llena de garrafas grandes. Según parece, esta habitación la utilizaban para guardar el combustible. Eduardo y Ricardo abrieron las siguientes habitaciones, pero nada. Cuando nos disponíamos a abrir otra habitación, esta se abrió de golpe y salió un crío de unos 16 años, con un fusil de asalto casi más grande que él. Se percato de nuestra presencia cuando nos tuvo enfrente y, con una cara de sorpresa y miedo, intento apuntarnos para disparar, pero le propine una patada a su fusil y este salió volando varios metros. El niñato comenzó a tartamudear y sin tiempo que perder, le pregunté que donde se encontraban los presos. Levantó la mano y nos señalo al final del pasillo. Acto seguido, lo cogí de la oreja y lo lleve a arrastras con nosotros. Entre sollozos, el chaval nos llevó por el pasillo, mientras Eduardo cubría el avance pistola en mano y Ricardo la retaguardia. Una vez al final del trayecto, nos señalo una doble puerta. Eduardo avanzó y la abrió con cautela. Una vez abierta, pude comprobar que la sala estaba totalmente oscura. Eduardo se adentró en la habitación y salió rápidamente, diciendo "Sí, es esta". Acto seguido, camino hacia el chaval, que yo todavía lo tenía cogido por la oreja, lo cogió por el suéter y le dijo "Te voy a enseñar a que no se juega a los soldados". Temí lo peor, ya que parecía que iba a matar al pobre crío, pero no, lo cogió y comenzó a propinarle una serie de azotes mientras le decía "¡ESO!-¡NO!-¡SE!-¡HACE!". Ricardo y yo dejamos escapar una pequeña carcajada y nos metimos en la sala. Buscamos el interruptor de la luz y cuando lo encontramos y accionamos, la escena nos impacto.
Era una sala bastante grande, la cual parecía un gran camerino para actores. Era inmensa y en el fondo de la sala, había un colchón. Un escalofrió me recorrió el cuerpo cuando pensé para que estaba eso ahí. Encadenados en la pared, había al menos una docena de individuos. Muchos de ellos ni siquiera se habían molestado en levantar la cabeza para mirarnos. Del fondo de la habitación, pude escuchar una leve voz que me llamaba. Era Belén. Corrí hacia ella, mientras Ricardo comenzó a liberar a todas las personas allí presentes. Me abracé a Belén y esta estalló a llorar. Su aspecto era verdaderamente lamentable. Tenía el rostro lleno de heridas y sangre seca. Sus ropas estaban hechas unos zorros. Sin tiempo que perder, la solté y la cargué sobre mi hombro. Vi como Ricardo ya había liberado a la mayoría de personas allí presentes, incluyendo a María, Ana y Fede. Este último estaba hecho polvo y no se podía poner de pie. En ese momento, pudimos oír disparos que procedían del pasillo. Eduardo entró a toda prisa, cerrando la puerta tras él y bloqueándola con un mueble que allí había. Acto seguido, nos miró y dijo "Tenemos que darnos prisa, hay al menos media docena ahí fuera". Con Belén cargada en mis hombros, miré la estancia y encontré otra puerta. Se la indiqué a los demás y Eduardo se dirigió a ella, abriendola y mirando en el interior, entonces dijo "Da al teatro, ¡vamonos!". Ricardo seguía soltando a gente y le grité que no podíamos perder más tiempo. Desde el otro lado de la puerta bloqueada, comenzaban a golpearla. El mueble que la bloqueaba temblaba por cada embiste. De repente, los embistes cesaron y una ráfaga de fuego de ametralladora traspaso esta. Pude ver como las incandescentes balas cruzaban las sala. Todo fue como si transcurriese a cámara lenta. Pude ver como algunas balas impactaron a los que antes eran cautivos. Una bala impacto a un señor que estaba a mi lado. La bala le alcanzó directamente en la cabeza. También pude ver como una bala atravesaba la pierna de una chica que estaba en el centro de la sala y como dos personas más caían desplomadas. Entonces le proferí un grito a Ricardo para que reaccionara, ya que seguía liberando a los pocos que quedaban encadenados, y abrí fuego con mi fusil hacía la puerta. Ricardo reacciono y levantó a Fede, llevándolo a cuestas hacia la puerta. Algunos de los supervivientes de la sala nos siguieron, pero una nueva ráfaga de balas abatió a dos más. Una vez en el teatro, cerramos la puerta tras nosotros y comenzamos a descender las escaleras. A nuestro lado iba una mujer completamente histérica, gritando y llorando. Le tuve que gritar que se callara o delataría nuestra posición. No me hizo caso. Una vez en el piso inferior, caminamos entre las butacas en busca de la puerta principal. La pudimos divisar al fondo. En ese momento, un disparo sonó y la mujer histérica ceso de llorar. Cuando la mire, estaba en el suelo sobre un charco de sangre. Dirigí la mirada por toda la sala, buscando de donde provenía el disparo, pero no encontré cual era la procedencia. Entonces Ricardo gritó "¡Francotirador! ¡En el piso superior!" mientras señalaba al piso de arriba. Ahí fue cuando divise, agazapado en el piso superior, al autor del disparo. Empuñando el fusil con la única mano que me quedaba libre, abrí fuego hacía su posición. Pude ver como las balas impactaban a su alrededor. Seguimos corriendo mientras Ricardo también contestaba al fuego. Nos encontrábamos a escasos metros de la salida, cuando oímos que la puerta superior se abría y entre voces de "¡Ahí están!", nos disparaban. Las balas pasaron muy cerca de nosotros e impactaron a dos chicas de nuestro grupo. No podíamos hacer nada por ellas, solo correr y ponernos a salvo. Con las balas resonando a nuestras espaldas, llegamos a la salida. Cruzamos la puerta y aparecimos en la estancia principal que hacía un rato habíamos utilizado para acceder al piso superior. Corrimos por esta camino a la salida. Mientras corríamos, pude divisar bajo unas largas cortinas que envolvían la sala y llegaban hasta el inmenso techo, lo que parecían unas garrafas de gasolina. Eso me dió una idea. Pedí a Eduardo que cargara con Belén por mi y así lo hizo. Ella, moribunda, decía "No... Erik... Erik...". Por la puerta de atrás aparecieron algunos de nuestros perseguidores, pero se escondieron cuando abrí fuego sobre ellos. Seguí corriendo hacia la puerta mientras disparaba. Cuando ya estaba en la puerta que daba al exterior, dirigí mi arma hacía las garrafas y abrí fuego. Las balas impactaron y estas no tardaron en estallar, desencadenando una terrible ola de fuego. Yo solo pude saltar al exterior y aterrizar cuerpo a tierra. Espere unos segundos en el suelo y volví mi cabeza. La sala estaba en llamas y los cortinajes ardían. En ese momento, sentí como unas manos me agarraban por la espalda y me ponían de pie. Cuando miré al rostro de quién me ayudaba, no lo conocí. Era un hombre de unos treinta y pocos años, de mi estatura y pañuelo en la cabeza. Me llamo la atención que era terriblemente ancho y fuerte. Este corrió en dirección a los demás y yo le seguí. Vi como todos subían a varios vehículos que allí habían. Eduardo montó a Belén en un jeep y en este subió también Ricardo y Fede. Ana y María subieron a una moto que allí había aparcada y una pareja de los que habíamos liberado subieron en un utilitario. Yo monté en un jeep y lo arranqué, y mi extraño compañero subió a la parte trasera, situándose en la ametralladora de posición. Los demás en sus respectivos vehículos, se dirigieron apresuradamente a la rampa de salida, que estaba cerrada. En ese momento, un extraño silbido me hizo mirar a todos los lados. Seguidamente, el utilitario de la pareja estalló y se envolvió en fuego. Mi compañero gritó "¡Nos disparan con lanzacohetes!" y abrió fuego hacía los balcones del edificio. Este estaba fuera de si, gritando como un cowboy mientras disparaba. Yo di un fuerte acelerón y llevé el vehículo hacía la salida. De camino a esta, pasamos a escasos metros de la puerta de la valla donde se amontonaban cientos y cientos de merodeadores. Mi compañero dirigió la ametralladora hacia esta puerta y disparo, alcanzando a la cadena que mantenía la puerta cerrada. La puerta se abrió tras el empuje de los merodeadores y entraron todos en masa. Desde la ametralladora, este hizo un corte de manga en dirección al edificio y gritó "¡¡Joderos!!". Acto seguido, siguió abriendo para cubrir nuestra retirada.
Una vez en las calles, los tres vehículos nos dirigimos hacía el centro comercial. De camino, mi accidentado compañero se acercó a mi para darme las gracias por, como él dijo, haberlos sacado de allí. Yo solo le respondí que todavía no habíamos escapado a un lugar seguro, que ya tendría tiempo para agradecérnoslo. Una vez en el centro comercial, cogimos los enseres que allí habíamos dejado (armas y los alimentos que podíamos cargar en esos momentos). Allí todavía estaba nuestro prisionero. Tenía las muñecas ensangrentadas, ya que según parece, en nuestra ausencia había intentado librarse de sus ataduras. El nuevo integrante del grupo se dirigió a él y le dijo "¡Hombre! ¡Sergio! ¡cuanto tiempo sin verte!" y acto seguido lo puso de pie. Eduardo le preguntó "¿Lo conoces?". Él respondió "Sí, somos amiguetes, ¿verdad, Sergio?" Acto seguido lo cogió con ambas manos y lo lanzó por una ventana que esta abierta. A los tres segundos pudimos oír el impacto de Sergio con el suelo. Le chillé "¡¿Estas loco?!" pero él me contestó tranquilamente "Ojo por ojo, diente por diente". Una vez con los vehículos cargados, dirigimos nuestra marcha a nuestro refugio. Nuestros compañeros ya nos debían de dar por muertos, ya que habían transcurrido muchos días de nuestra partida.
Bien, desandamos el camino que días atrás utilizamos para llegar al centro comercial. Desde mi vehículo podía ver a Belén, que iba en el vehículo de delante y no paraba de llorar. Se me rompió el alma cuando vi su aspecto más detenidamente. Es algo que nunca olvidare. Tardamos un poco en llegar. Utilizamos de nuevo el remolcador para volver a nuestro muelle. Cuando llegamos a nuestra terminal portuaria, a la primera persona que encontramos fue a Juan. Este parecía muy agitado y se quedo totalmente sorprendido de vernos. Sus primeras palabras fueron "Os dábamos por muertos". Acto seguido, vinieron los demás, pero no hubo tiempo para más, en seguida Juan nos dijo que habían vehículos a escasos metros de la entrada, los cuales estaban acabando con todos los merodeadores que allí se encontraban. Al principio pensé que debían de ser militares que estaban buscando a supervivientes, pero no, cuando llegamos y observamos la escena desde una posición segura, comprendí que estaba equivocado. Los de allí fuera eran Vladimir y su tropa. Ahora me encajaba todo. Su expedición se debía a que habían torturado a Fede y a los demás y les habían sacado la información de cual era nuestro refugio. No había tiempo que perder, teníamos que salir de allí a toda prisa.
Volvimos a nuestra posición inicial y comenzamos a pensar que podíamos hacer. Fue entonces cuando Luis nos dio la idea. Podíamos escapar por la puerta Este. Yo no sabía la existencia de esa puerta hasta que Luis la nombró. Faltaba saber que vehículo debíamos utilizar, pero en seguida se me ocurrió cual era el idóneo: el autobús que había aparcado en la pata de la grúa. No perdimos tiempo, cogimos a Thor y todas nuestras pertenencias y nos dirigimos a este. Una vez en el vehículo dirección a la puerta Este, Juan nos dijo "Chicos, no hace falta que nos vayamos de aquí, podemos escondernos, la terminal es muy grande y no nos encontraran". El corpulento y nuevo componente del grupo le respondió "Sí, nos encontrarán. No sabes de que son capaces esa gente". Creo que todos los allí presentes, menos Juan, pensaban así. Él respondió "Lo siento mucho, pero yo no pienso salir de aquí. No me voy a arriesgar. Yo os abriré la puerta pero me quedo en tierra". Luis le preguntó "Pero Juan, no puedes quedarte aquí. Los tíos de ahí fuera no parecen tener buenas intenciones. Además, ¿que vas a hacer tú solo aquí? ¡No soportaras más de tres días sin alimentos!". Juan le respondió "Pensaba que te quedarías... Este es nuestro refugio en el cual hemos resistido mucho tiempo... Haz lo que quieras, pero yo no me arriesgo a salir. Me alimentare de la pesca. Solo pido que me dejéis un arma, nada más". Luis agachó la cabeza y yo le dije a Juan que tendría un arma, pero que era un inconsciente por escoger esa opción, que debía venirse ya que íbamos a intentar llegar a Reus, a la ciudad segura de la cual habla el folleto que encontré, pero que no iba a ser yo quién le obligara a venir.
Llegamos a la puerta Este. Esta estaba totalmente despejada. Juan explicó a Eduardo por donde podía salir de aquí sin que fuéramos vistos. Después de esto, le entregué mi preciado rifle Kar-98 y algunas balas y se despidió de nosotros. Aun sigo pensando que ha sido un ignorante por decidir separarse del grupo y quedarse solo. Espero que se esconda bien y no lo encuentren, porque sino... pobre de él...
Han pasado muchos días de esto. No tengo ni idea de como estará Juan. ¿Habrá conseguido esconderse sin que lo encuentren? Ni idea... Solo se que nosotros hemos hecho bastantes kilómetros en este autobús, pero apenas hemos avanzado casi nada. Nuestro destino sigue estando a una eternidad. Sería más fácil si pudiésemos tomar la autopista, pero hasta ahora nos tenemos que conformar con simples carreteras en las cuales solo conseguimos dar un inmenso rodeo. De camino a Reus, solo consigo que me asalten dudas. ¿Conseguiremos llegar allí? ¿dicha ciudad segura seguirá siendo segura? ¿o habrá caído? ¿cuantos más de los nuestros tienen que morir para que encontremos un lugar seguro? Bufff... no se ni que pensar.
Belén esta rarisima. Sufro mucho de verla así. Apenas come, apenas habla, apenas me mira a la cara... lo único que puedo hacer es abrazarla fuerte y permanecer así durante horas, hasta que se duerme. Después, me voy a una esquina, detrás de unos asientos y estallo a llorar en silencio.
No quiero que me cuente nada de lo que allí ocurrió. No quiero saber absolutamente nada... ni una sola palabra, ni un solo hecho... que jamás lo haga, por dios...
- Erik -
Re: Diario de la resistencia
No habia tenido tiempo para leerlo anteriormente pero finalmente lo hice.Muy bueno el desarrollo de tu historia.Espero con ansias tus proximas entregas.
DarkHades- Pirómano
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Localización : Refugiándome en la estación de bomberos.
Fecha de inscripción : 11/01/2010
Hola!!!
Pues nada, para felicitarte por tu diario. Yo me uni a la resistencia hace una semana. Voy como a la mitad, un par de entradas despues del suicidio de la chica. Me gusta. Una unica queja nada mas: ?por que no relato a detalle la escena de sexo? No me parecio leer "hasta aqui se puede contar" jajajajajaja. Mi parte favorita es el suenio, cuando los zombis entran y la resistencia se acaba en suicidio colectivo. Debo confesar que me estremecio y me molesto bastante. Estaba apunto de mandar una queja en sobre negro al autor. Fue un gran gran suenio. Te comento que te leo todas las manianas en el tren para ir a trabajar, de las 7:30 a las 7:44. A veces, cuando el suenio no me derrota, te leo antes de dormir.
Saludos!!! Arriba la resistencia!!!
Saludos!!! Arriba la resistencia!!!
Re: Diario de la resistencia
Hola Horacio! Como ya te dicho por mi blog, disculpa que no haya comentado antes. Pues la escena del sueño también es una de mis favoritas y si, esa era la intención, mosquear y confundir al lector Y la escena de sexo... ¡ya se que sois unos morbosillos y queréis más detalles! Pero partiendo de la base de que la historia es a modo de diario y que los personajes están bastante jodidos, no sería realista que Erik se pusiera a contar con todo lujo de detalles como es Belén en la cama... pero si, no te lo voy a negar, habría estado bien jajaja Saludos y arriba la resistencia!!
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