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Segunda prueba
¿Furulas?
La Leyenda del Oeste
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DarkHades
PeKaDoR
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Re: La Leyenda del Oeste
La noche comenzó a devorar el cielo y poco a poco se iba apoderando del bosque. La luz de la hoguera jugaba con las sombras de los arboles. Un dolor constante en mi cabeza me recordaba las dos veces que me habían hecho desmayar.
Los dos hombres encapuchados seguían sentados delante de la hoguera cocinando algún tipo de animal que imaginaba que habían cazado con anterioridad, seguían sin mediar palabra. Pasados los minutos uno de los hombres se levanto y se dirigió hacia la posición de Quareck.
Éste se negó en rotundo a comer carne y con movimientos bruscos intentaba liberarse de sus ataduras.
- El no come carne! – le chillé al encapuchado – dejadlos libres, me queréis a mi, no? Para que los necesitáis a ellos!
En ese momento que el encapuchado me miraba, Quareck con un leve movimiento con su cabeza, consiguió tirarle todo el contenido del cuenco de comida encima, ganándose así una buena somanta de golpes.
- ¡Dejadlo en paz! – volví a chillar.
De la nada apareció uno de ellos, gracias a su capucha solo lograba verle una sonrisa en su boca. Me cogió del pelo y me levanto la cabeza.
- Me da igual quien seas y que ella te quiera vivito y coleando, pero te juro que si vuelves a chillar te corto esa lengua que tienes.
Yo simplemente me lo quede mirando sin darle ningún tipo de respuesta. Aquella gente estaba en todos los rincones del claro, pero a simple vista no lograbas verlos. Parecían fantasmas que solo se dejaban ver sólo cuando ellos querían.
Dieron de beber a Quareck, pero no le dejaron comer su alimento. Luego se dirigieron a Jimmy. Por suerte nos daban algo de carne. Después de que Jimmy comiera me toco a mí.
- Come algo, hay un largo camino hasta llegar a nuestra base. – me dijo el encapuchado ayudándome a llevarme un bocado a la boca.
La carne que me colocó era muy tierna y jugosa. También me dieron unos sorbos de agua. Luego uno de los encapuchados nos ordeno dormir algo, o que simplemente nos quedáramos en silencio, ya que si por una casualidad llamábamos la atención a una de las criaturas del bosque correríamos a nuestra suerte atados a aquellos arboles.
Así que aceptemos nuestra situación y nos mantuvimos en silencio toda la noche.
Un golpe en el costado me despertó de un sueño incomodo. Por suerte había conseguido dormir algo. Uno de los encapuchados se coloco delante de mí.
- Ahora os desataremos de los arboles, no quiero ninguna tontería.
No diferenciaba a aquellos hombres, todos parecían ser la misma persona. Uno de ellos retiro la cuerda que me rodeaba junto al árbol, me obligó a levantarme y me ató las manos.
Me empujaron hacia el centro del claro, allí Quareck y Jimmy me esperaban en la misma situación. Uno de los hombres pego un silbido. Como por arte de magia comenzaron a aparecer encapuchados de todas los rincones. ¿Habían estado todo el tiempo aquella gente ahí?
Uno de los encapuchados dio un paso al frente:
- Comienza nuestro viaje, cualquier movimiento, intento de fuga o tontería será contestada con la muerte, ¿queda claro?
Nadie de nosotros contestó.
Comencemos a andar a través del bosque rodeados por diez de aquellos encapuchados fuertemente armados.
- Dabal Sombre, siento no serle de gran ayuda, tenía que haber hecho algo justo al bajar del bote. – susurro Quareck.
- No te preocupes Quareck, la culpa fue mía. No debería haberos metido en todo esto a ninguno de los dos – dije con algo de tristeza.
- No te preocupes socio, estamos aquí los tres juntos, nadie nos ha obligado a seguirte. Estamos contigo porque queremos ayudarte.- las palabras de Jimmy dibujaron me dibujaron una sonrisa de agradecimiento.
- Gracias, chicos, de verdad. Gracias por acompañarme en mi viaje y sobretodo de no haber dicho nada a esta gente sobre nuestro destino. Sin vosotros esto sería mucho más difícil.
Uno de los guardias chisto ordenando así que nos mantuviésemos en silencio.
Deberíamos de llevar ya demasiadas horas andando. El sol ya estaba en lo más alto indicando que la tarde comenzaba. El trayecto cada vez era más duro incluso un par de veces las ramas, piedras y charcos del camino nos hacían tropezar cayendo de morros al suelo, ganándonos así un fuerte estirón por parte de los Recolectores para volvernos a poner en pie. Las cuerdas de nuestras muñecas comenzaban a realizarnos heridas a causa del roce.
De vez en cuando hacíamos un pequeño alto en el camino de no más de cinco minutos donde aprovechaban a darnos algo de agua y algún fruto que recogían por el camino. Por suerte a Quareck le dejaron alimentarse con un par de plantas de los alrededores y que agradeció al llevarse a la boca.
Me sorprendió el hecho de que entre ellos no mantenían ninguna conversación, solo se limitaban a vigilarnos y vigilar el camino. En uno de los altos en el camino uno de los encapuchados se dirigió a nosotros:
- Caballeros, ya falta muy poco para llegar a nuestro destino.
Los dos hombres encapuchados seguían sentados delante de la hoguera cocinando algún tipo de animal que imaginaba que habían cazado con anterioridad, seguían sin mediar palabra. Pasados los minutos uno de los hombres se levanto y se dirigió hacia la posición de Quareck.
Éste se negó en rotundo a comer carne y con movimientos bruscos intentaba liberarse de sus ataduras.
- El no come carne! – le chillé al encapuchado – dejadlos libres, me queréis a mi, no? Para que los necesitáis a ellos!
En ese momento que el encapuchado me miraba, Quareck con un leve movimiento con su cabeza, consiguió tirarle todo el contenido del cuenco de comida encima, ganándose así una buena somanta de golpes.
- ¡Dejadlo en paz! – volví a chillar.
De la nada apareció uno de ellos, gracias a su capucha solo lograba verle una sonrisa en su boca. Me cogió del pelo y me levanto la cabeza.
- Me da igual quien seas y que ella te quiera vivito y coleando, pero te juro que si vuelves a chillar te corto esa lengua que tienes.
Yo simplemente me lo quede mirando sin darle ningún tipo de respuesta. Aquella gente estaba en todos los rincones del claro, pero a simple vista no lograbas verlos. Parecían fantasmas que solo se dejaban ver sólo cuando ellos querían.
Dieron de beber a Quareck, pero no le dejaron comer su alimento. Luego se dirigieron a Jimmy. Por suerte nos daban algo de carne. Después de que Jimmy comiera me toco a mí.
- Come algo, hay un largo camino hasta llegar a nuestra base. – me dijo el encapuchado ayudándome a llevarme un bocado a la boca.
La carne que me colocó era muy tierna y jugosa. También me dieron unos sorbos de agua. Luego uno de los encapuchados nos ordeno dormir algo, o que simplemente nos quedáramos en silencio, ya que si por una casualidad llamábamos la atención a una de las criaturas del bosque correríamos a nuestra suerte atados a aquellos arboles.
Así que aceptemos nuestra situación y nos mantuvimos en silencio toda la noche.
Un golpe en el costado me despertó de un sueño incomodo. Por suerte había conseguido dormir algo. Uno de los encapuchados se coloco delante de mí.
- Ahora os desataremos de los arboles, no quiero ninguna tontería.
No diferenciaba a aquellos hombres, todos parecían ser la misma persona. Uno de ellos retiro la cuerda que me rodeaba junto al árbol, me obligó a levantarme y me ató las manos.
Me empujaron hacia el centro del claro, allí Quareck y Jimmy me esperaban en la misma situación. Uno de los hombres pego un silbido. Como por arte de magia comenzaron a aparecer encapuchados de todas los rincones. ¿Habían estado todo el tiempo aquella gente ahí?
Uno de los encapuchados dio un paso al frente:
- Comienza nuestro viaje, cualquier movimiento, intento de fuga o tontería será contestada con la muerte, ¿queda claro?
Nadie de nosotros contestó.
Comencemos a andar a través del bosque rodeados por diez de aquellos encapuchados fuertemente armados.
- Dabal Sombre, siento no serle de gran ayuda, tenía que haber hecho algo justo al bajar del bote. – susurro Quareck.
- No te preocupes Quareck, la culpa fue mía. No debería haberos metido en todo esto a ninguno de los dos – dije con algo de tristeza.
- No te preocupes socio, estamos aquí los tres juntos, nadie nos ha obligado a seguirte. Estamos contigo porque queremos ayudarte.- las palabras de Jimmy dibujaron me dibujaron una sonrisa de agradecimiento.
- Gracias, chicos, de verdad. Gracias por acompañarme en mi viaje y sobretodo de no haber dicho nada a esta gente sobre nuestro destino. Sin vosotros esto sería mucho más difícil.
Uno de los guardias chisto ordenando así que nos mantuviésemos en silencio.
Deberíamos de llevar ya demasiadas horas andando. El sol ya estaba en lo más alto indicando que la tarde comenzaba. El trayecto cada vez era más duro incluso un par de veces las ramas, piedras y charcos del camino nos hacían tropezar cayendo de morros al suelo, ganándonos así un fuerte estirón por parte de los Recolectores para volvernos a poner en pie. Las cuerdas de nuestras muñecas comenzaban a realizarnos heridas a causa del roce.
De vez en cuando hacíamos un pequeño alto en el camino de no más de cinco minutos donde aprovechaban a darnos algo de agua y algún fruto que recogían por el camino. Por suerte a Quareck le dejaron alimentarse con un par de plantas de los alrededores y que agradeció al llevarse a la boca.
Me sorprendió el hecho de que entre ellos no mantenían ninguna conversación, solo se limitaban a vigilarnos y vigilar el camino. En uno de los altos en el camino uno de los encapuchados se dirigió a nosotros:
- Caballeros, ya falta muy poco para llegar a nuestro destino.
GioRock- Aprendiz de cazador
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Edad : 38
Localización : Subido en la torre más alta...
Fecha de inscripción : 27/06/2011
Re: La Leyenda del Oeste
Que aburridas se hacen las largas travesías cuando no se va acompañado.
Por fin tras 2 días conseguí divisar a lo lejos la ciudad de Kyongsaw. Era notablemente mas grande que Roca de Hierro pero no podía decir mucho mas de ella a esta distancia.
El viaje había sido tranquilo ya que pasaba desapercibido viajando solo por el gran llano.
Simplemente reanudé la marcha hacia la ciudad sin pararme demasiado y acercandome con cautela; no sabía quien podía controlar la ciudad.
-------------------------------------------
Espero mejor al post del master ^^ que tampoco puedo escribir mucho (no puedo estar mucho en el ordenador )
Por fin tras 2 días conseguí divisar a lo lejos la ciudad de Kyongsaw. Era notablemente mas grande que Roca de Hierro pero no podía decir mucho mas de ella a esta distancia.
El viaje había sido tranquilo ya que pasaba desapercibido viajando solo por el gran llano.
Simplemente reanudé la marcha hacia la ciudad sin pararme demasiado y acercandome con cautela; no sabía quien podía controlar la ciudad.
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Espero mejor al post del master ^^ que tampoco puedo escribir mucho (no puedo estar mucho en el ordenador )
PeKaDoR- Lich King
- Cantidad de envíos : 3403
Edad : 29
Localización : Almeria
Fecha de inscripción : 23/04/2010
Re: La Leyenda del Oeste
Mi atrevimiento me costó caro, Turk respondió con torturas y entrenamientos extremadamente duros ante mis insolencias. Día y noche de un entrenamiento que incluso pensé que superaba al de mi pueblo. Llegó el pensamiento que morir sería menos doloroso que seguir en sus manos más tiempo hasta que, finalmente, las torturas cesaron Aisha sanó levemente el dolor de mis heridas gracias a un extraño mejunje de hierbas que le fué facilitado no sé como, pero el alivio fué inmediato.
Apenas probé bocado en nuestra tienda, el cansancio era terrible y antes de caer rendido ante el sueño Aisha me informó que al día siguiente practicaríamos con armas y mejoraríamos o aprenderíamos un nuevo estilo de lucha. Al despertar el día siguiente entendí mejor las cosas...
Turk me hiso arrodillar aprovechando mi debilidad del día anterior y me preguntó que arma quería y que tipo de lucha quería aprender o mejorar.
- Quiero un cuchillo de combate y quiero ser rápido al atacar, lo suficiente para que el enemigo sólo tenga fracciones de segundo para bloquear mi ataque. - Dije con voz firme arrodillado delante suyo.
Pensé en cómo había muerto, culpa de mis ataques lentos pero devastadores, el cómo era evadido por la agilidad de aquel Vástago. Quería cambiar eso, quería ser veloz con mis ataques.
Turk asintió y ordenó que me levantase. Sacó un cuchillo de combate de uno de sus bolsillos y tomó una pose con el arma. Llamó un aspirante y practico un movimiento con él, su agilidad era asombrosa.
Me lanzó el cuchillo y ordenó que intentase el mismo movimiento para neutralizarlo, hice los mismos movimientos exceptuando el último que casi le rebano la garganta al aspirante y además era muy lento.
Recibí varios golpes por parte de Turk y seguimos así. Me hiso entrega de otro cuchillo y llamó a otro aspirante. Hiso una demostración con su aspirante y me ordenó que intentase lo mismo. Ésta vez hice todos los movimientos pero demasiado lento y Turk notó ésto.
Recibí lecciones y golpes gran parte de la mañana, pero el sufrimiento valió la pena. En tan sólo tres horas estaba comenzando a manejar el cuchillo y también aumentó levemente mi velocidad y agilidad con él.
Cuando logré hacer perfectamente mi puñalada frontal con avance simultáneo Turk asintió con la cabeza y murmuró un casi inaudible "bien".
Apenas bebí agua y no me llevé un bocado a la boca en casi toda la mañana y tarde.
- ¡Jamás te lances de esa forma ante el enemigo o estarás muerto! - Gritó éste reduciéndome con ágiles movimientos.
Me lanzó al suelo y volví a tomar mi cuchillo.
- El combate no termina maldita larva. - Dijo en voz alta éste.
Miré hacia arriba y Turk se dirigía hacia mi con su cuchillo, rápidamente hice uso de un movimiento que él mismo me enseñó, contraataque en el suelo seguido de neutralización del oponente.
Rodé a un lado, Turk pasó de largo, tomé su mano armada con mi mano izquierda libre, con un rodillazo en el estómago lo lancé al suelo y caí sobre él sujetando aún su mano armada y con mi cuchillo sobre su garganta. Las ganas inimaginables de acabar con él inundaban mi mente pero me rehusé. Me levanté de encima y retrocedí varios pasos atrás en pose de defensa.
Turk se levantó tocándose la garganta y me miró unos segundos. Finalmente cargó contra mi y retrocedí varios pasos esquivando sus ataques hasta que utilizando un movimiento con patada logré desarmarlo y así volví a neutralizarlo dejándolo de rodillas nuevamente con mi cuchillo en su garganta. Quedamos unos segundos así hasta que de un rodillazo lo tiré hacia delante.
Lentamente se reincorporó, una sonrisita plagaba su rostro seguido de una risa enfermiza.
- Qué rápido aprendes aspirante, parece que dominas poco a poco el estilo de lucha de nuestro pueblo..
Le miré en posición de defensa, tal y como me había enseñado pero el ataque nunca llegó.
- Vete a tu tienda aspirante.
Lancé el cuchillo al suelo, no le miré a la cara. Corriendo volví a la tienda.
- Oleg, ¿dónde has estado? - Preguntó Aisha mirando mis heridas en la cara provocadas por Turk.
- He estado entrenando, Shasha, si supieras lo que soy capaz de hacer con un simple cuchillo, velocidad y agilidad, te quedarías sorprendida. - Dije sujetándola de los brazos, bastante alegre.
- Yo también he estado entrenando y he aprendido demasiadas cosas que estaría toda la noche contándote.
- Ahora debemos seguir aguantando, necesitamos ése artefacto Shasha, sé que podemos hacerlo. - Besé su frente.
Ella sólo sonrió y asintió, me dió de beber un poco de vino que había en un odre y algo de carne que me había dejado. Luego de que yo terminé de cenar ella se durmió a mi lado. Yo simplemente me quedé despierto repasando mentalmente los movimientos que Turk me había enseñado, juntar los artefactos y encontrar a Bor.
Miré el techo de la tienda unos segundos, luego caí dormido.
Apenas probé bocado en nuestra tienda, el cansancio era terrible y antes de caer rendido ante el sueño Aisha me informó que al día siguiente practicaríamos con armas y mejoraríamos o aprenderíamos un nuevo estilo de lucha. Al despertar el día siguiente entendí mejor las cosas...
Turk me hiso arrodillar aprovechando mi debilidad del día anterior y me preguntó que arma quería y que tipo de lucha quería aprender o mejorar.
- Quiero un cuchillo de combate y quiero ser rápido al atacar, lo suficiente para que el enemigo sólo tenga fracciones de segundo para bloquear mi ataque. - Dije con voz firme arrodillado delante suyo.
Pensé en cómo había muerto, culpa de mis ataques lentos pero devastadores, el cómo era evadido por la agilidad de aquel Vástago. Quería cambiar eso, quería ser veloz con mis ataques.
Turk asintió y ordenó que me levantase. Sacó un cuchillo de combate de uno de sus bolsillos y tomó una pose con el arma. Llamó un aspirante y practico un movimiento con él, su agilidad era asombrosa.
Me lanzó el cuchillo y ordenó que intentase el mismo movimiento para neutralizarlo, hice los mismos movimientos exceptuando el último que casi le rebano la garganta al aspirante y además era muy lento.
Recibí varios golpes por parte de Turk y seguimos así. Me hiso entrega de otro cuchillo y llamó a otro aspirante. Hiso una demostración con su aspirante y me ordenó que intentase lo mismo. Ésta vez hice todos los movimientos pero demasiado lento y Turk notó ésto.
Recibí lecciones y golpes gran parte de la mañana, pero el sufrimiento valió la pena. En tan sólo tres horas estaba comenzando a manejar el cuchillo y también aumentó levemente mi velocidad y agilidad con él.
Cuando logré hacer perfectamente mi puñalada frontal con avance simultáneo Turk asintió con la cabeza y murmuró un casi inaudible "bien".
Apenas bebí agua y no me llevé un bocado a la boca en casi toda la mañana y tarde.
- ¡Jamás te lances de esa forma ante el enemigo o estarás muerto! - Gritó éste reduciéndome con ágiles movimientos.
Me lanzó al suelo y volví a tomar mi cuchillo.
- El combate no termina maldita larva. - Dijo en voz alta éste.
Miré hacia arriba y Turk se dirigía hacia mi con su cuchillo, rápidamente hice uso de un movimiento que él mismo me enseñó, contraataque en el suelo seguido de neutralización del oponente.
Rodé a un lado, Turk pasó de largo, tomé su mano armada con mi mano izquierda libre, con un rodillazo en el estómago lo lancé al suelo y caí sobre él sujetando aún su mano armada y con mi cuchillo sobre su garganta. Las ganas inimaginables de acabar con él inundaban mi mente pero me rehusé. Me levanté de encima y retrocedí varios pasos atrás en pose de defensa.
Turk se levantó tocándose la garganta y me miró unos segundos. Finalmente cargó contra mi y retrocedí varios pasos esquivando sus ataques hasta que utilizando un movimiento con patada logré desarmarlo y así volví a neutralizarlo dejándolo de rodillas nuevamente con mi cuchillo en su garganta. Quedamos unos segundos así hasta que de un rodillazo lo tiré hacia delante.
Lentamente se reincorporó, una sonrisita plagaba su rostro seguido de una risa enfermiza.
- Qué rápido aprendes aspirante, parece que dominas poco a poco el estilo de lucha de nuestro pueblo..
Le miré en posición de defensa, tal y como me había enseñado pero el ataque nunca llegó.
- Vete a tu tienda aspirante.
Lancé el cuchillo al suelo, no le miré a la cara. Corriendo volví a la tienda.
- Oleg, ¿dónde has estado? - Preguntó Aisha mirando mis heridas en la cara provocadas por Turk.
- He estado entrenando, Shasha, si supieras lo que soy capaz de hacer con un simple cuchillo, velocidad y agilidad, te quedarías sorprendida. - Dije sujetándola de los brazos, bastante alegre.
- Yo también he estado entrenando y he aprendido demasiadas cosas que estaría toda la noche contándote.
- Ahora debemos seguir aguantando, necesitamos ése artefacto Shasha, sé que podemos hacerlo. - Besé su frente.
Ella sólo sonrió y asintió, me dió de beber un poco de vino que había en un odre y algo de carne que me había dejado. Luego de que yo terminé de cenar ella se durmió a mi lado. Yo simplemente me quedé despierto repasando mentalmente los movimientos que Turk me había enseñado, juntar los artefactos y encontrar a Bor.
Miré el techo de la tienda unos segundos, luego caí dormido.
DarkHades- Pirómano
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Localización : Refugiándome en la estación de bomberos.
Fecha de inscripción : 11/01/2010
Re: La Leyenda del Oeste
Llevábamos ya varios días de entrenamiento con Los Vástagos y el cuerpo me dolía como si cien carromatos tirados por elefantes me hubieran pasado por encima. Cada mañana al levantarme sentía dolorido cada músculo de mi cuerpo, estaba tan cansada que me costaba pestañear y respirar suponía un dolor insoportable para mis doloridos abdominales.
Aún así, cada día me levantaba justo después que Oleg e intentaba seguir con mis entrenamientos. Afortunadamente, el dolor de las heridas abiertas, lo superé gracias a un ungüento que me proporcionó mi compañera, al igual que Oleg. Todas las noches después de los duros entrenamientos venía a mi cama y le aplicaba esa pomada. No sabíamos de qué estaba hecha pero suponía un alivio casi instantáneo.
Los entrenamientos eran muy duros, por suerte para mí, lo peor se lo llevaba Oleg. Por mi parte, me quedaba callada y hacía todo lo que Turk me pedía. Sufría mucho pero sufría en silencio. Mi cara no variaba, excepto cuando Oleg se enfrentaba a él y recibía continuos y repetidos golpes en cualquier parte de su cuerpo.
El peor día fue aquel en el que Oleg se dirigió directamente a Turk y se enfrentó a él. Al día siguiente le sometió al entrenamiento más duro que había visto en mi vida. Recibió golpes por todos lados pero se ganó el respeto de Turk.
Había llegado el día en el que cada uno recibiríamos entrenamiento con un arma de nuestra elección. Dentro de unos meses, si sobreviviamos iríamos a La Justicia de Tzion e igual allí recibía otro entrenamiento así que, como no iba mal de cuerpo a cuerpo, decidí entrenarme con el arco.
- Mi arma escogida es un arco - Dije a Turk aquella mañana.
- De acuerdo, maldita larva. Tú - Dijo gritando a uno de los vástagos- Trae el arco.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Chicos, es una mierda, es muy corto y no aporta nada nuevo pero es que tengo que irme! Procuraré que el próximo sea mejor!!!
Aún así, cada día me levantaba justo después que Oleg e intentaba seguir con mis entrenamientos. Afortunadamente, el dolor de las heridas abiertas, lo superé gracias a un ungüento que me proporcionó mi compañera, al igual que Oleg. Todas las noches después de los duros entrenamientos venía a mi cama y le aplicaba esa pomada. No sabíamos de qué estaba hecha pero suponía un alivio casi instantáneo.
Los entrenamientos eran muy duros, por suerte para mí, lo peor se lo llevaba Oleg. Por mi parte, me quedaba callada y hacía todo lo que Turk me pedía. Sufría mucho pero sufría en silencio. Mi cara no variaba, excepto cuando Oleg se enfrentaba a él y recibía continuos y repetidos golpes en cualquier parte de su cuerpo.
El peor día fue aquel en el que Oleg se dirigió directamente a Turk y se enfrentó a él. Al día siguiente le sometió al entrenamiento más duro que había visto en mi vida. Recibió golpes por todos lados pero se ganó el respeto de Turk.
Había llegado el día en el que cada uno recibiríamos entrenamiento con un arma de nuestra elección. Dentro de unos meses, si sobreviviamos iríamos a La Justicia de Tzion e igual allí recibía otro entrenamiento así que, como no iba mal de cuerpo a cuerpo, decidí entrenarme con el arco.
- Mi arma escogida es un arco - Dije a Turk aquella mañana.
- De acuerdo, maldita larva. Tú - Dijo gritando a uno de los vástagos- Trae el arco.
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Chicos, es una mierda, es muy corto y no aporta nada nuevo pero es que tengo que irme! Procuraré que el próximo sea mejor!!!
Kealah- Cazadora con medias de seda
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Edad : 42
Localización : Como dice Tatsu... Villadolor xDDD
Fecha de inscripción : 11/02/2010
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