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La Leyenda del Oeste

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La Leyenda del Oeste - Página 7 Empty Re: La Leyenda del Oeste

Mensaje  PeKaDoR Lun Abr 02, 2012 4:47 pm

Esta vez la suerte ha estado de mi lado.

Entré a la taberna del pueblo con expectativas de tener un descanso duradero después de todo lo ocurrido, pero mi deseo solo fue una breve ilusión que se esfumó cual diente de león movido por una ráfaga primaveral.

No fueron mas de 10 segundos de estancia cuando unos tipos que tenían pinta de soldados me rodearon.
Debían de ser unos 5 o 6 y no tenía forma de escapar. El que tenía pinta de ser su lider se dirigió a mi:

- Muchacho, debes acompañarnos ahora ya sea por las buenas o por las malas. Y yo que tu me ahorraría tiempo. Me dijo con cara de pocos amigos.

No pude hacer mucha cosa ya que eran demasiados y tuve que hacerles caso. No podía saber donde me llevaban, pero suponía que no era nada bueno.

Me llevaron fuera del pueblo, hacia el norte y eso me desconcertó bastante.¿ A donde me quería llevar esta gente?

Poco después llegamos a una especia de fortaleza con grandes torreones y en ese momento sentí una sensación de Deja vu.
Aquella fortaleza era de los seguidores de Mut! Aun recordaba el mapa y de Tzion y aquella posición.
En ese momento empece a pensar que no me traían para mi fueneral o al menos eso pensaba.
La verdad es que los encuentros que había tenido con seguidores de Mut habían sido gratificantes por así decirlo asi que esta gente no podía ser tan mala.

Esta parte de la historia ya la conocéis asi que saltaré a un extracto mas reciente (a lo assassins creed)


La charla que habíamos tenido con Mut me había resultado muy útil en el concepto de que ahora conocía bastante mejor Tzion y de como se movía todo, aunque aun necesitaba llegar mas hasta el fondo y es más, debía averiguar mas cosas sobre el precipicio de las ánimas.

Pude disfrutar de un rato de descanso y tranquilidad en la sala común junto a Bor que también estaba allí degustando unas frutas.
En un momento de silencio me animé y le hablé:

- Es un placer volver a encontrarme con todos vosotros, y mas después de lo de Roca de Hierro....... muchas veces pienso que debí haberme quedado con vosotros, pero tenía asuntos que atender que finalmente han salido desastrosamente mal. Dije riendo.

- Bueno, de todos modos eso ya pasó y lo importante es que estamos todos aquí ahora mismo, pero respecto a lo que ha dicho Mut de mí.... me ha dejado un poco... no sabría decirlo pero tengo que recapacitar. Me dijo con aspecto desconcertado.

-No te preocupes, es normal. No a todo el mundo le dicen de un día para otro que tiene que salvar el mundo hahahaha. Volví a reir, pero esta vez arranqué una pequeña sonrisa de el.

-Si hehe, la verdad es que nos ha pillado de improvisto a todos. Continuó.

-Ya veo que estás indeciso sobre tu futuro próximo, yo también estoy algo dubitativo al respecto pero acompañaré a Oleg al sur a los vástagos
supongo. Se lo debo por lo de Roca de Hierro. Dije suspirando.

- ten cuidado por aquellas tierras, ya sabes que no son buenas las afirmaciones que se hacen sobre los vástagos. Es más, las gentes de Tzion los odian por así decirlo. Dijo razonadamente.

- Lo tendré, gracias por el consejo. Dije levantándome y despidiéndome.

Ahora solo quería dormir un rato en mi habitación. Me lo había ganado.
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Mensaje  GioRock Mar Abr 03, 2012 1:17 am

Cerré la puerta despacio para que ni Aisha ni Oleg se dieran
cuenta. Fui directamente a mi cuarto, a intentar relajarme... pero no podía...
no podía creer lo que habían visto mis ojos... a escasos metros estaban Aisha y
Oleg disfrutando de sus cuerpos desnudos... ¿eso es lo mal que te caía Oleg?

La ira recorría cada parte de mi cuerpo, quería ir allí y sacarlos a patadas...
tenia que controlarme.... Miré mis manos, los nudillos estaban totalmente
blancos a causa de la presión de cerrar el puño... tenia que tranquilizarme...
golpeé varias veces la pared mientas que mis lágrimas caían al suelo
recorriendo mi rostro....

- Ella ya te lo dijo... “amigos”- sollocé – pero porqué, porque todo este
tiempo se han reído de mi a mis espaldas... no éramos “amigos” como tu decías?,
¿por qué no me lo dijiste?, ¿por qué dejaste que me enamorara de ti?... –
pronunciaba las preguntas esperando una respuesta que nunca llegaría...

Lo que más me dolía era que Aisha no me había dicho nada, no paraba de darle
vueltas a lo sucedido en la consulta, ¿era porque Oleg estaba muerto?:

- Por eso se acostó contigo, porque el estaba muerto...- murmure entre
lágrimas. Las preguntas no paraban de golpear mi cabeza como una gran maza...

- Amigos – volví a murmurar, mientras miraba la herida que me había realizado
Oleg en la mano la otra noche. Arranqué un trozo de tela y me la ate a en la
mano, no quería ver esa herida.

Me acerque a la ventana, no había ni una estrella en el cielo... la imagen de
Oleg y Aisha volvía a golpear mi mente... la rabia volvía ha apoderarse de
mi...

- Tengo que hacer algo...- dije mientras miraba mi lanza...

El sol comenzó a introducirse por mi ventana, yo me encontraba tumbado en la
cama, podía escuchar como fuera comenzaban a salir todos a desayunar.

- TOC, TOC- alguien dijo al otro lado de la puerta, - ¿estas visible Bor?- dijo
Aisha desde el otro lado.

- No, voy a dormir un poco más. – mentí.

- Está bien, dormilón. – se le notaba de buen humor.

Me quedé en mi cuarto, no sabia que hacer, que decir... como afrontar todo
esto... lo que tenia claro es que ya no confiaba en ellos...

Pasé todo el día en mi cuarto, de vez en cuando Aisha picaba a la puerta,
incluso una vez intento entrar a mi cuarto... yo le mentía diciéndole que no me
encontraba bien, que tenia vómitos, nada grabe pero que se podría pegar si
entraba. No tenia el valor de enfrentarme a todo lo sucedido... no quería que
Aisha me viera así...
Estuve todo el día pensando, llorando y intentado relajar mi rencor... pero no
lo podía parar... no paraba de pensar en todo lo vivido con Aisha, en como poco
a poco estaba empezando a sentir algo por ella...

Llego la noche y con ella el silencio... miré por la ventana, seguían sin haber
estrellas en el cielo... después de mucho pensar sabia lo que tenia que
hacer...

Salí de mi cuarto sin hacer ruido, una por una fui mirando las habitaciones, en
ellas mis compañeros dormían plácidamente. Oleg dormía... En la última Aisha,
tumbada en su cama, parecía un ángel... las dudas me volvieron a aparecer por
mi mente... pero tenia que ser fuerte... le dejé un papel encima de su mesa, en
el cual un simple “Gracias y Lo siento” lo decía todo...

- ¿Dónde vas? – escuche a mis espaldas.

Al girarme Jimmy, me observaba en medio de la sala.

- Me largo de aquí. – le dije mientras volvía sobre mis pasos.

- Un momento socio, ¿Qué es por la dama?

No le contesté.

- Esta bien, esta bien Bor. – me seguía. - No me digas nada, pero me largo
contigo. No aguanto a ese Mut con sus aires de grandeza y a toda su gente. Tu y
yo seremos imparables socio. Pero, ¿dónde nos dirigimos?.

- Lejos de aquí.- le contesté fríamente.

- Pues Jimmy te guiara asta el fin del mundo socio. – esbozó una sonrisa.

Comencemos a preparar todo nuestro equipo. En pocos minutos salíamos al galope
del castillo, hacia el este. Cuando se dieran cuenta de que falto ya será
demasiado tarde, no me podrían seguir.., pensé.

Cuando ya estuvimos a una gran distancia me giré dirección al castillo.

- Lo siento Aisha. – murmure entre lágrimas y proseguí mi camino junto a
Jimmy...
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Mensaje  Skimmer Miér Abr 04, 2012 2:32 pm

Bor había permanecido callado la mayor parte del trayecto, no podía dejar de pensar en Aisha y Oleg juntos, en Oleg diciendo “venga, confía en mi de una puta vez”. Aquellos pensamientos eran como un veneno que fluía por su mente.

El frío se hizo notar conforme avanzaban entre las montañas. Acostumbrado como estaba al calor del desierto, Bor había empezado a tiritar. Jimmy, que había recorrido Tzion incontables veces, estaba preparado. Sacó dos gruesas capas de viaje de su alforja y se envolvieron con ellas.

El viaje transcurrió sin incidencias. Además, a Bor le agradó el cambio de paisaje. Aunque la mayor parte del trayecto cabalgaron sobre roca desnuda, podían ver bosques extendiéndose a lo lejos.

Jimmy encabezaba la marcha. Pese a ser un ladrón y un embaucador, no se le podía negar que era un excelente guía. En muchas ocasiones (y debido a la dificultad del terreno) Bor pensó que tendrían que dar media vuelta y volver por donde habían venido, pero Jimmy siempre encontraba un camino. Aunque hubiese dejado a los demás en el castillo, Gun seguía estando bajo las órdenes de Bor, hecho que tenía muy presente. Si por algo era famoso Mut, era por sus venganzas.

- Ahí está, socio. – le informó Jimmy.

Habían ascendido por una colina, y finalmente Diciembre quedó a la vista. Era una ciudad rodeada por unas sólidas murallas. A Bor solo le hizo falta un rápido vistazo para saber que era mucho más grande que la difunta Roca de Hierro. Iniciaron el descenso por la colina y se acercaron a la puerta principal. Un foso rodeaba la edificación, Bor trató de imaginar qué clase de animales meterían ahí dentro en días de guerra.

Un puente levadizo cubría la distancia entre el foso y la ciudad, y por ahí cruzaban multitud de personas, ya fueran a pie, a caballo o sobre diligencia. Bor percibió que cuando pasaron junto a los guardias, Jimmy se colocó la capucha de tal manera que le cubriera el rostro.

Los edificios en Diciembre estaban construidos con rocas, algo que abundaba en la zona. Por todas partes, Bor y Jimmy veían estandartes con una balanza plasmada en ellos.

La Justicia de Tzion, dedujo Bor al momento

Aquel emblema también estaba estampado en el blasón de los soldados, los cuales se encontraban en cada esquina. Vestían sendas cotas de malla color gris. Lo único colorido en su atuendo era la balanza dorada que todos llevaban grabada en el jubón. Sus rostros permanecían ocultos tras los yelmos.

En el centro de la ciudad, se alzaba un castillo. Comparado con el de Mut, aquel casi parecía de juguete. Bor supuso que allí viviría el señor de la ciudad.

Los dos compañeros bajaron de sus caballos y los llevaron al establo. Un chico con una voz estridente les dijo que si querían dejarlos allí les costaría una pieza de oro al día. Se suponía que por ese precio les daría de beber y de comer además de pasarles el cepillo. Bor sabía que lo del cepillado era mentira.

Aun así, dejaron allí sus caballos. El sol estaba por ponerse, así que se encaminaron hacia la taberna.

Por el camino, vieron una pequeña multitud congregada en torno a una diligencia, y a un hombre subido sobre ella.

- ¡Mescalina! – anunciaba el hombre a pleno pulmón mientras hacía aspavientos con los brazos– los Antiguos Dioses mearon sobre el desierto y crearon la mescalina. Unas cápsulas maravillosas que le darán ese empujón que tanto necesita. ¡Cada cápsula a siete piezas de oro!

(Esta droga da +1 en Mentales y Físicas durante cinco turnos, pero durante esos turnos te consumirá 1 punto de vida)

Jimmy y Bor pasaron de largo, estaban cansados y lo único que querían era comer algo y dormir.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Mapa de Diciembre

Spoiler:


Tablón de anuncios:

- Hace ya dos semanas que empezaron las desapariciones. Cada día son más y más personas. Si tienes alguna información o simplemente quieres ayudar, dirígete a la Mansión Hollard. Se recompensará a quien nos preste un útil servicio.

- Hay una bestia en las montañas. Ya ha asesinado a varios de los viajeros que se han aventurado por la zona. Estamos reuniendo una partida de caza para matar a la bestia. Si deseas unirte, inscríbete en el Jardín Ivernal. Recompensa.


(Estas son las misiones secundarias. Si eliges alguna, házmelo saber por MP)

Los trabajos son los mismos que en Roca de Hierro exceptuando el de ayudante de Pacificador, el cual queda sustituido por miembro de la guardia de la ciudad. Básicamente la función es la misma.

Gracias a tu experiencia en el campo de la medicina, si eliges trabajar como ayudante de médico cobrarás 11 piezas de oro en lugar de 6.

P.D: Escribe a partir del momento actual, te he cobrado una pieza de oro por la comida y el alojamiento de Bor y otra pieza por el mantenimiento del caballo de ayer.
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Mensaje  GioRock Vie Abr 06, 2012 12:18 am

Me levanté temprano, la verdad que no pude descansar demasiado. Mi mente no paraba de recrear lo que vi la otra noche en el castillo… No puedo decir lo mismo de Jimmy que aquella noche lo escuché como retozaba con una dama en la habitación de al lado.

Jimmy aun dormía cuando me acerqué a su habitación y piqué a la puerta. Escuché como Jimmy maldecía por haberse tropezado con algo. Este abrió la puerta:

- ¿Qué pasa Bor, es demasiado temprano? – me dijo con claros síntomas de sueño.

- Yo voy a salir haber si encuentro algo de trabajo, necesitamos piezas de oro para seguir viajando por Tzion, y creo que tú deberías ayudar… - le dije mientras observaba como en el fondo de la habitación se levantaba una chica totalmente desnuda.

- ¿Lo dices por ella socio?, tranquilo me salió totalmente gratis, y por el oro no te preocupes, Jimmy sabe sacarse las castañas del fuego. Para que trabajar… tú deberías aprender mi oficio…- esbozo una sonrisa en su rostro.

- Por el momento prefiero trabajar. Entonces nos vemos luego.

Este me saludo con la mano y cerró la puerta, incluso con la puerta cerrada pude escuchar la risilla estridente de aquella chica.

Al salir de la taberna el frio se apodero de mi, mi cuerpo poco a poco se iba aclimatando a este frio, pero la fina lluvia que caía era demasiado molesta. Justo enfrente de la taberna había un gran jardín, pensé en darme una vuelta, pero ya habría tiempo para hace algo de turismo más tarde.

Pude ver a gente de aquí para allá y a toda aquella guardia. Me llamo la atención un guardia. Parecía que estaba al mando de un pequeño grupo de soldados. En un momento monto la guardia de aquella zona. Cuando vi que se quedo completamente solo me acerque para preguntarle por la consulta del médico, creo que sería un buen sitio para empezar a buscar algo de trabajo:

- Buen día soldado, ¿podría hacerle una pregunta?

Esté me miro debajo de su yelmo, algo en su mirada hizo estremecerme pero intenté no darle demasiada importancia, supongo que es algo que viene con el puesto…

- Usted no es de aquí ¿me equivoco?, no le tengo visto.

- No, llegue ayer procedente de Roca de Hierro. – le mentí.

- Roca de Hierro eh, ¿fue tan salvaje el ataque de los Vastagos como comentan?.

- La verdad, es que arrasaron con todo, fue una masacre, yo por suerte pude escapar… y llegue aquí y solo quiero olvidar… ¿Dónde puedo encontrar la consulta del médico?.

- Está al norte de la ciudad, pregunta por Dani, es quien se encarga de aquello.

Le di las gracias y me despedí del guardia y proseguí mi camino.

La lluvia seguía cayendo como pequeñas agujas. La gente iba de un lado a otro. Diciembre era mucho más grande que Roca de Hierro y había mucha más gente, las calles se veían limpias. Podía ver banderas en las esquinas de la calle, tenían aquella balanza dorada bordada en ellas, imagino que la Justicia es quien manda aquí…

La Justicia, murmure. Me acordé de las palabras de Mut, de cómo la Justicia de Tzion tenía una de las partes que necesitábamos para encontrar aquel libro pero rápidamente me lo saqué de la cabeza.

Justo antes de llegar a la consulta pude ver un cartel puesto en un pequeño tablón en el ponía:

- Hace ya dos semanas que empezaron las desapariciones. Cada día son más y más personas. Si tienes alguna información o simplemente quieres ayudar, dirígete a la Mansión Hollard. Se recompensará a quien nos preste un útil servicio.

- Hay una bestia en las montañas. Ya ha asesinado a varios de los viajeros que se han aventurado por la zona. Estamos reuniendo una partida de caza para matar a la bestia. Si deseas unirte, inscríbete en el Jardín Ivernal. Recompensa.


Me llamó la atención el anuncio de las desapariciones, me acercaría a aquella Mansión más tarde.
A pocos metros de mi se alzaba la consulta del médico. Era mucho más grande que la de Flint. Al acordarme de este la tristeza se hizo presente…

Al entrar vi a una chica joven con unos tubos con algo de sangre, supongo que sería la ayudanta del Doctor Dani.

- Muy buenas señorita, pregunto por Dani, ¿se encuentra hoy en la consulta? – le dije con mis mejores palabras.

- ¿Qué le sucede?

- No, no me encuentro mal, quería preguntar al doctor si necesita algún tipo de ayuda.

- Yo soy Dani. – me dijo esta sin quitar ojo de las probetas.

- Ahhh, ehhh, yooo, bueno, pensé que Dani era, bueno, que era un hombre...–

- Dani, de Daniela. ¿tiene algún tipo de experiencia para el puesto?

- Bueno, se leer y escribir, tengo bastantes nociones de medicina y de herboristería. También todo esté tiempo atrás estuve trabajando activamente con Flint, el doctor de Roca de Hierro.

- Supongo que sabe más que la gente que vive por aquí… ¿Cuánto cobraba en Roca de Hierro?

- 12 piezas de oro. – le mentí.

- 11 piezas de oro, y empiezas hoy mismo. En la consulta tienes a la señora Tina, tiene una herida en el costado a causa de una caída con la lluvia, tienes todo lo que necesitas en los armarios.

Asentí y me dirigí hacia la habitación que Dani me indico. Allí una señora bastante gruesa esperaba con el pantalón bajado. En su pierna derecha una fea herida supuraba algo de pus. La retumbe en la camilla y la tapé con una toalla, dejando nada más la herida al aire. Con algo de alcohol pude limpiar la herida, ganando así unos chillidos horrorosos de la señora. Luego la suture y le puse una gasa. Le indiqué que se fuera echando algo de alcohol cada noche, así la desinfectaría ya que sí dejaba que la herida se infectaba habría que cortarle la pierna. La señora salió bastante asustada de la consulta.

Dani me esperaba fuera, me entrego un emparedado y comimos juntos. Le pregunte sobre la Justicia de Tzion. Me comento que los trataban bien, pero que desde hace un tiempo se veía más alterado al ejército que antes. Yo por mi parte le conté los trabajos que realicé en Roca de Hierro y mintiendo mi huida cuando los Vastagos acabaron con todo aquello.

Por la tarde me toco arreglar toda la consulta para las visitas de mañana, ya que según Dani, por su consulta pasaban muchos de los aldeanos de Diciembre.

Me despedí de Dani y marché hacia la taberna. Allí me esperaba Jimmy. Comimos algún tipo de carne con algo de patatas de guarnición y algo de vino. Le conté que empecé a trabajar en la consulta del médico y que mañana me acercaría a la Mansión Hollard por un anuncio de unas desapariciones. En cambio él no me contó nada de todo lo que había hecho en todo el día pero tenía alguna que otra pieza de oro, tengo que andarme con cuidado ya que me puede montar un follón si lo pillan.

Terminemos de cenar en silencio, yo volviendo a recordar todo lo vivido con Aisha y como me engañaron ella y Oleg. La rabia volvía a apoderarse de mí, tanto que Jimmy se dio cuenta y rompió el silencio de la cena.

- Socio, tengo unas cosas que hacer, nos vemos mañana, tú no te preocupes por Jimmy.

Con su frase rompió mis pensamientos. Yo solo le sonreí y asentí con la cabeza. Este se levanto y se marcho por la puerta.

Yo terminé de cenar solo, sumergido en mis pensamientos, en Flint, en Oleg y Aisha, en Warwick y Coyote, en Roca de Hierro, en las palabras de Mut…

Me levanté de la mesa pague al tabernero y me dirigí hacia mis aposentos. Me acosté en mi cama desando poder dormir y olvidar de una vez todo lo vivido anteriormente…


Última edición por GioRock el Vie Abr 06, 2012 9:01 pm, editado 2 veces
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Mensaje  DarkHades Vie Abr 06, 2012 6:55 am

Aisha me había confesado lo que sucedió en el árbol Hom, cuando viajó hasta allí con Bor. Lo del demonio me había sorprendido considerablemente..
Se lanzó sobre mi pecho al ver mi expresión y pude sentir sus lágrimas tener contacto con mi piel. La abracé y le murmuré al oído que no pasaba nada, que la seguía viendo de la misma forma y que ya se vería en el futuro lo que pasaría, pero que no piense mucho en ello. Ella me besó, fué un beso suave y cálido, hubiese deseado que no terminara nunca. Jamás antes en mi vida me había sentido tan bien ni tan felíz.

Al final terminamos dormidos y olvidé completamente el irme a dormir a mi cuarto, pero el que alguien nos viera me importaba poco y nada. Desperté con Aisha encima mio observándome como yo dormía, a los segundos me dió un beso corto y comenzó a vestirse nuevamente. Hice lo mismo, me dirigí a comer algo, ella en cambio se dirigió a la habitación de Bor.
Al llegar a la mesa de banquetes vi a Coyote desayunando junto a Blue, me senté al lado del último y me serví un vaso de leche y comí sin ganas una rebanada de pan con miel.

- ¿Dónde estabas? - Preguntó Blue interrumpiendo el silencio.

- Por ahí. - Dije secamente dedicándole una de mis miradas.

- Creo que me estoy acostumbrando a vivir aquí. - Murmuró Coyote.

- Trata de no hacerlo tenemos una misión. - Dije.

- Lo sé, debemos organizarnos. - Respondió.

- Esperemos a Bor y Aisha, luego planearemos todo para partir.

A los pocos minutos llegó Aisha, pero sin Bor.

- ¿Qué pasó con Bor? - Pregunté sin mucho interés.

- Dice que está enfermo, pero no me ha dicho más nada.

Suspiré, tendríamos que esperar a que se recuperase para que partamos.
Luego de desayunar yo y Warwick nos dirigimos a un salón de entrenamiento, él se entrenaba con su arco, yo con Carmesí. Pensaba que entrenar con maniquíes era una pérdida de tiempo, que no se comparaba con luchar con alguien de verdad, Warwick me decía que por lo menos era entretenido.

Almorzamos, pero Bor seguía sin aparecer.

- ¿Qué me habías dicho que tenía? - Pregunté a Aisha.

- Algo de vómito, si mal no recuerdo, me lo dijo todo bastante apresurado.

Fuí el último en terminar de comer, estaba furioso, habíamos retrasado el viaje completamente y ahora nos quedaba esperar a que Bor se recuperase.

- Pienso dormir toda la tarde y noche, no saldremos mañana ya que aún debemos estar todos juntos para organizarnos ante el viaje.

A la noche me desperté simplemente para comer un trozo de pan y beber un vaso de leche, parecía ser el único despierto a esas horas de la madrugada. Al volver a mi cuarto dormí unas pocas horas más. Alguien me zarandeaba...Aisha.

- Shasha tranquila. - Le dije tomándole de los brazos, se veían lágrimas caer de sus ojos.

- Oleg, Bor se ha ido. - Explicó ésta rompiendo en llanto.

- ¿De qué hablas, nos ha dejado solos?

Aisha no respondió, me dió una carta escrita por Bor.

- Gracias y lo siento. - Murmuré atónito.

Dejé sóla a Aisha y corrí hacia el cuarto de Bor. No estaba, ni tampoco su lanza. Grité con absoluta rabia y golpié la pared con mi puño derecho decenas de veces, me detuve cuando Aisha posó una mano sobre mi hombro derecho.

- ¿Qué haremos? - Preguntó Aisha.

- Seguir con o sin él. - Dije sin siquiera mirarla.
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Mensaje  Skimmer Sáb Abr 07, 2012 9:35 pm

Gio, lo que posteo es referente a la mañana del viernes.

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A la mañana siguiente, Bor decidió investigar las desapariciones de Diciembre, por lo que se dirigió a la mansión Hollard.

Era considerablemente más grande que el resto de viviendas de la ciudad, y también más lujosa. Alrededor del portón de madera, alguien había tallado varias figuras en la piedra con motivo ornamental. A Bor le pareció que aquellas figuras representaban batallas.

Con paso dubitativo, se colocó en el umbral de la puerta y llamó un par de veces con el puño. Pudo oír como alguien arrastraba una silla en el interior. Luego unos pasos y después el sonido del cerrojo al desbloquearse. La puerta se abrió apenas un resquicio, y un ojo de un azul eléctrico examinó a Bor de arriba abajo.

- ¿Quién eres? ¿Qué quieres? – quiso saber el dueño de aquel ojo. Tenía la voz rasposa, y por el hedor a alcohol que golpeó a Bor justo en las narices, dedujo que estaba borracho.

- Eh…Me llamo Bor. He visto el anuncio y…quiero ayudar.

El ojo volvió a escrutarle.

Entonces la puerta se abrió súbitamente, dejando a la vista al anciano de ojos azules. El poco pelo que le quedaba ya empezaba a ralear, y se había dejado crecer una barba desaliñada. En ella había restos de comida. Aquel hombre se estaba consumiendo.

Escupió al suelo.

Gruñó un “pasa” y se encaminó de vuelta a su butaca junto al fuego. Bor cerró la puerta tras de sí y se adelantó un par de pasos.

El anciano se dejó caer sobre el butacón y con manos ávidas y temblorosas, quitó el tapón a una botella de whisky que reposaba en el asiento.

- ¿Quieres un trago, chaval?

- No son ni las once, señor.

- ¿Y? En algún lugar debe ser de noche.

El interior de la mansión estaba adornado con todo tipo de trofeos de caza. Había cabezas de oso colgando en la pared, con las fauces abiertas en un eterno rugido. Bor también vio varias ardillas disecadas, éstas estaban repartidas por todos sitios.

- Supongo que querrás oír la historia, ¿no? – dijo el anciano tras soltar un largo eructo.

Bor asintió y se acercó un poco más a la chimenea. Durante unos segundos, solo se oyó el dulce crepitar del fuego.

- Todo empezó hace unas tres semanas, o tal vez fueran cuatro, ¿a quién coño le importa? Estaba yo en esta misma butaca, limpiando mis armas, cuando escuché un grito de mujer proveniente del exterior. La que gritaba era una de mis hijas, Gillian. Agarré mi espada y salí lo más rápido que pude. Lo único que vi, era como mi hija era arrastrada hasta la oscuridad. Eso y los ojos de la criatura, unos ojos rojos como el demonio. Busqué desesperadamente, pero había desaparecido. Estuve toda la semana buscándola. Después desapareció mi otra hija, y la semana siguiente el monstruo volvió a por mi hijo, y a la siguiente a por mi mujer. Ahora estoy solo. Los guardias han dejado de buscarla, y cuando les conté que el culpable era un monstruo se rieron de mí.

- ¿Cómo está tan seguro que un monstruo ha secuestrado a su familia?

- Porque yo…yo maté a su familia hace años.

Bor se quedó mudo durante unos segundos.

- ¿Qué?

- Fue cuando era joven y fuerte. Había salido a cazar, pero aquella vez me alejé más de lo habitual. Acabé perdido en las montañas, cayó la noche y tuve que buscarme un refugio. Di con una cueva, así que me adentré en ella, y entonces los vi. – el anciano hizo una pausa para beber otro trago de whiskey – No los vi exactamente, estaba demasiado oscuro, pero recordaré aquellos ojos rojos para siempre. Los maté a todos con mi espada, a todos menos uno. Una escurridiza cría de monstruo, huyó de la cueva y perdí su rastro. Ahora ha vuelto para vengarse, lo sé.

Bor no sabía que sentir respecto a aquel hombre. ¿Cómo sabía que aquellas criaturas no eran pacíficas? Él las atacó inmediatamente, invadió su territorio y las asesinó. Pese a todo, aquel asunto carecía de importancia. Había inocentes de por medio, y estaba claro que debía hacer…

- Le creo – dijo Bor con voz firme y adelantándose un paso.

Un brillo de gratitud empañó los ojos del anciano.

- Bien, entonces te contaré mi teoría; Creo que el monstruo se esconde en la red de túneles que corre bajo Diciembre. Iba a adentrarme allí solo esta noche, pero supongo que tendré más posibilidades si voy contigo. Reúnete conmigo al anochecer, muchacho, y juntos daremos caza a la bestia.

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Bien, esto ha transcurrido en la mañana del viernes, así que debes relatar el resto del día hasta que te reunas con el señor Hollard al anochecer. Vamos a saltarnos un poco el horario normal hasta que termines la misión Wink Acaba tu relato cuando vayas a la mansión de nuevo.
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Mensaje  GioRock Dom Abr 08, 2012 7:38 pm

Salí de la mansión, una fina lluvia me daba la bienvenida de nuevo al exterior. Desde que estoy en Diciembre no he visto demasiado el sol, solo está lluvia que no cesa en su empeño de dejarlo todo mojado. Volví a contemplar las figuras ornamentales que habían alrededor del portón. Supongo que las escenas de las batallas que representan son en honor al anciano.

Me marché dirección a la consulta. La gente de Diciembre no notaban mi presencia, estaban totalmente inmersos en sus quehaceres cotidianos. Pude ver aquel tipo subido encima de su diligencia gesticulando y gritando para que la gente comprase aquel brebaje. Yo simplemente pasé de largo, por el momento no me interesa.

Los pensamientos me volvían a nublar la realidad. Pensé en Aisha y en como le irían las cosas al grupo. ¿Cómo se habrá tomado mi huida?. Cada vez que pensaba en ella me entraban unas ganas de volver a su lado, pero el rencor y el daño que me hicieron siempre acababa venciendo.

- Que esperas de una puta, que se acuesta con un muerto... – murmure entre dientes totalmente enrabiado.

Llegue a la consulta totalmente metido en mis pensamientos.

- Buenos días Bor. – escuche una voz detrás de mi.

Dani estaba detrás de mi, cargada con su maletín.

- Ah.. buenos días Dani. Trae que te ayudo. – le dije cogiendo el maletín.

Entremos en la consulta. Dani ya tenia mis 11 piezas de oro preparadas en un saquito de piel

- Hoy será un día duro. Para empezar tienes que ir a visitar a Melchor, el hombre de la tendera. Al parecer tiene dolor al orinar y luego sería bueno que fueras a visitar a la señora que le hiciste la cura ayer.

Yo simplemente asentí con la cabeza y comencé a preparar los materiales. De golpe la puerta de la consulta se abrió de par en par. Un soldado de la Justicia entró apresuradamente.

- Señorita Dani, ha vuelto a suceder la bestia de los alrededores ha vuelto a atacar. El herido está a las puertas de Diciembre.

- Bor, prepáralo todo, iremos a ver si podemos hacer algo.

Le di la camilla al soldado y comencé a preparar el maletín. Según en el grado que se encuentre el herido tendríamos que atenderle allí mismo. Fuera habían un par de soldados montados a caballo que al vernos nos cedieron los caballos. Dani y yo montemos en ellos y nos dirigimos a la puerta principal.

A unos 50 metros de la puerta, un corrillo de gente rodeaban al herido. Al vernos llegar rápidamente se abrieron mostrando a un hombre bañado en sangre. El charco de sangre que le rodeaba era tan grande que nada más verle supe que había perdido ya demasiada sangre.

- Está demasiado herido para transportarlo a la consulta, debemos intentar estabilizarlo aquí.- dijo mientras sacaba unas gasas del maletín.

El hombre presentaba unas grandes heridas en todo el cuerpo, incluso había perdido un brazo. Dani y yo estuvimos unas cuantas horas tapando heridas e intentando reanimarlo, pero al final las heridas le vencieron y como mi abuelo me decía, un pedazo de su alma ahora descansará junto a las estrellas que esta noche iluminaran el cielo.

Unos soldados acercaron una caja de madera arrastrando ayudados por un par de burros guiados por un hombre vestido de negro. Con sumo cuidado coloquemos al muerto dentro del ataúd y los burros lo arrastraron de vuelta a Diciembre.
Al llegar una señora lloraba la muerte de aquel hombre, mientras lo que parecía su nombre, Clark. En ese momento me acordé de Flint y de todos los vecinos de Roca de Hierro, y de cómo no pudieron tener un entierro digno...

Dani me recomendó que dejara para mañana las visitas, que ya era demasiado tarde y no estábamos de animo después de lo sucedido.

Quedaban pocas horas para que oscureciera, así que decidí ir a comer algo y prepararme para esta noche. Al llegar a la taberna pagué al tabernero lo establecido y me puse a comer.

En todo el día no había visto a Jimmy... solo espero que no sucediera nada malo... supongo que estará estrechando lazos con alguna moza...

Terminé de cenar y subí a la habitación. Pude escuchar el gemir de una chica en la habitación de enfrente, entonces sonreí. Jimmy está bien..

Me coloque mi lanza a la espalda, coloque mi espada en el cinto y con la ayuda de un trozo de tela que me coloque alrededor del muslo derecho pude colocar un par de dagas. Comí algo de fruta y me dirigí a la Mansión.

Piqué un par de veces, al rato escuché como alguien se acercaba, al abrir la puerta el anciano sonrió al verme...

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Me salió algo cortito, pero siendo festivo y currando ya me dirás... Razz
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Mensaje  Skimmer Lun Abr 09, 2012 12:30 am

El señor Hollard vestía una armadura pesada de acero con extraños grabados en la coraza. Tal vez en otro tiempo aquel atuendo de guerra le habría quedado como un guante, pero ahora verle así vestido causaba un efecto casi cómico. A Bor le sorprendió que incluso pudiese andar.

Sin embargo, en sus ojos brillaba el fuego de la determinación, y no hay nada más poderoso que eso.

- ¿Estás preparado, muchacho? – pese a la firmeza de su voz, Bor no pasó por alto el característico olor a alcohol que desprendía.

Bor asintió con firmeza. Se dio cuenta de que en ningún momento le había dicho al señor Hollard su nombre. No tenía importancia, había asuntos más acuciantes que atender.

- Bien, te he traído una antorcha. Cógela – le pasó la antorcha ya encendida.

Bor la tomó y siguió a Hollard. Juntos atravesaron las calles de Diciembre. Caminaron hasta llegar a un callejón sin salida, exceptuando una trampilla que se encontraba en el suelo.

Bor le pasó la antorcha al anciano y con considerable esfuerzo, logró levantar la pesada trampilla. Una desvencijada escalera de mano se hundía en la oscuridad. Era imposible ver más allá.

- Todavía estás a tiempo, chaval. Puedes largarte si quieres.

- No. Hagámoslo.

Bor fue el primero en bajar. Con una mano sujetaba firmemente la antorcha y con la otra la escalera. Llegó abajo y sus pies se hundieron en aquellas aguas putrefactas, estancadas desde Dios sabía hace cuánto.

Las paredes estaban formadas por miles de rocas toscamente talladas. Por ambos lados transcurrían unas estrechas pasarelas también de roca, así que no tendrían necesidad de abrirse paso a través de las hediondas aguas.

El señor Hollard bajó unos segundos después que Bor, aunque necesitó la ayuda de este en los últimos peldaños. Cuando estuvo de nuevo en tierra firme, tuvieron que esperar un par de minutos a que recobrase el aliento.

Poco a poco comenzaron a avanzar, atentos a cualquier sonido que les alertase de la presencia de alguien más en aquellos túneles. En más de una ocasión el señor Hollard había llegado a descolgarse el hacha de la espalda, pues había confundido a las ratas con enemigos.

Bor no estaba seguro de si el anciano era una ayuda o una complicación.

Cuando llevaban casi una hora de trayecto y las antorchas estaban cerca de consumirse, divisaron algo. Una luz titilaba a lo lejos. Lentamente se acercaron, procurando hacer el menor ruido posible. Al parecer aquel túnel terminaba en una esquina tras la que se encontraba una especie de bóveda. De allí provenía la luz. Los dos hombres se quedaron agazapados en la esquina, hasta que una voz les hizo dar un respingo.

- No hace falta que os escondáis. Sé que estáis ahí – aquella voz tenía un deje gutural.

Bor miró al señor Hollard y éste asintió enérgicamente.

Ambos salieron de su escondite de sombras, con las armas en ristre y preparados para todo. Aunque en realidad Bor no estaba preparado para lo que vio; Tenía forma humanoide, aunque su piel era gris y escamosa. Cuando le miró a la cara, Bor no pudo contener un grito ahogado.

Parecía el resultado de la unión entre un humano y una especie de reptil. Era completamente calvo; su rostro estaba marcado por unas duras y afiladas facciones y sus orejas eran dos agujeros negros. Aunque no tan negros como sus ojos, parecían dos pozos de petróleo; sus labios eran apenas dos líneas moradas y cuando habló pudo apreciar la forma de sus dientes, como agujas. Decenas de agujas. Iba ataviado con una sencilla túnica de arpillera. Bor también advirtió que no portaba arma alguna.

Tras él, se encontraba la familia Hollard. Todos estaban encadenados por el tobillo a la pared. Reparó en los cuencos y vasos que había junto a ellos. ¿El monstruo les había estado alimentando?

- ¡Hijo de puta! – el señor Hollard se adelantó un par de pasos – ¿¡Qué le has hecho a mi familia?!

- Mantenerles con vida. Alimentarles. Mucho más que lo que hiciste tú por la mía. – el monstruo seguía en la misma posición.

Bor se colocó a la altura del señor Hollard, haciéndose notar. El monstruo le miró a los ojos.

- Hmmm, ¿vienes a darme caza, joven? El anciano ha envenenado tu mente con sus sucias mentiras, ¿cierto?

- ¿Mentiras? ¿De qué estás hablando? – Bor estaba confundido. No pensaba que aquella criatura fuese a atacarles, aunque tal vez aquella actitud fuese parte de algún plan fríamente calculado.

- ¡No le escuches, muchacho! – rugió el señor Hollard sin apartar la vista del monstruo.

Bor presentía que algo no iba bien.

- Supongo que te habrá dicho como mi familia intentó matarle, como pretendían comérselo, ¿verdad? Pues miente. La primera vez que vi al Asesino viajaba por las montañas con un numeroso grupo de aliados. Nosotros hicimos lo que solíamos. Cada vez que veíamos a un humano, nos escondíamos en las cuevas. No buscábamos problemas y preferíamos pasar desapercibido. Hacía poco que habíamos huido de nuestro refugio subterráneo y estábamos atemorizados. Había…demasiado cielo para nuestro gusto – por un momento Bor habría jurado que la bestia había esbozado una sonrisa- Así que nos escondimos. En ese entonces yo era lo que vosotros llamáis un “ninio”. Eso significa que no medía el peligro y que como todos los “ninios”, pensaba que era inmortal. Así pues una noche me aventuré fuera de las cuevas, quería ver a esos humanos más de cerca. Fui descuidado y me descubrieron. Volví al refugio lo más rápido que pude, pero los humanos me habían seguido. No importó que mi progenitor tratase de explicarles que no íbamos a hacerles daño, el Asesino dio la orden de matarlos a todos, y eso hicieron. Yo tuve la suerte de escapar, y todos estos años he estado buscándole. Esperando para ejecutar mi venganza, y aquí estamos.

Bor miró al señor Hollard, y cuando éste le devolvió la mirada, pudo ver en sus ojos que todo lo que había dicho el monstruo era cierto.

- ¿Y qué más da lo que hiciera? ¡Eres un monstruo! Mereces la muerte – rugió Hollard agarrando su hacha con las dos manos.

- No he cometido crimen alguno, ¿puedes decir tú lo mismo? ¿Quién es el monstruo aquí?

- ¿Dices que no has cometido ningún crimen? ¿Y qué hay de mi familia? ¿Qué te han hecho ellos, eh?

La criatura hizo un gesto con la mano como restándole importancia. Unas finas membranas le unían los dedos.

- Nunca he tenido intención de provocarles daño alguno a estas personas. Sirvieron a su propósito, que era atraerte hasta mí. Cuando haya acabado contigo, les liberaré. – la criatura se giró hacia Bor - ¿Qué dices ahora, joven?

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

¿Echábais de menos a las criaturas de las profundidades? xD

Bor debe decidir. Puede elegir luchar contra el bicho o dejar que éste ejecute su venganza. Sea lo que sea lo que decida, debe explicar sus motivos. Tras esto, yo postearé de nuevo.
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Mensaje  GioRock Lun Abr 09, 2012 12:58 am

Miré al anciano, con su mirada me pedía la ayuda para acabar con esa cosa. Su familia al fondo lloraba. Sentí pena por aquella gente y por lo que estaba sufriendo...

- Mentiste en tu historia.- le dije mientras miraba al anciano.

- Tenia que hacerlo no te das cuenta que es un monstruo!!! Tenia que proteger al mundo de semejante aberración!! - exclamo sin dejar de balancear su hacha.

- ¿No crees que ya a sufrido bastante? Déjalos marchar. - intente convencer a la criatura.

- ¿Y lo que sufrí yo? Como mataron a toda mi familia por ser diferente, no estábamos armados ni presentemos violencia alguna. Lo tiene que pagar!

Por un momento me sentí identificado con aquel monstruo. Sentía su dolor por ser diferente... Recordaba como la gente de mi pueblo me maltrataba, como me tiraban piedras, me insultaban... sólo por ser diferente... yo tuve la suerte de tener a mis abuelos, pero ¿y él?, toda su familia fue asesinada a manos de este anciano...

Las palabras de la criatura parecían sinceras y llenas de dolor al mismo tiempo.

- ¿Dejaras a su familia marcharse? - me dirigí a la criatura.

- Ese es el trato. - me dijo este sin apartar la vista de mi.

El anciano me miro sorprendido.

- ¡Hijo de puta! - me chillo mientras me apartaba de en medio de los dos.

- Es cosa vuestra, me mantendré al margen.- le dije a la criatura.
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Mensaje  Skimmer Lun Abr 09, 2012 2:49 am

La criatura asintió, y un destello de gratitud pasó fugazmente por su rostro. Acto seguido volvió la vista hacia el anciano. Cuando éste se dio cuenta de lo que estaba a punto de suceder, ya tenía el puño de la bestia clavado en el cuello, justo donde la armadura dejaba una obertura.

Hollard emitió una especie de cloqueo y su armadura quedó bañada por un mar carmesí. La criatura retiró su mano y el anciano se desplomó sobre el suelo. Estaba muerto.

- Ya está hecho. – dijo aquel ser en tono solemne. Miró hacia donde estaba Bor – Me llamo Quareck, humano. Has actuado sabiamente.

Cuando estuvo a punto de hablar, Bor advirtió que tenía la boca pastosa. Tragó saliva.

- Yo soy Bor. Pensé…pensé que era lo adecuado. Ahora deja a esta gente marchar.

Quareck volvió la vista hacia la familia Hollard, no hacían más que llorar y temblar. Con paso tranquilo se acercó hasta ellos, y sus temblores aumentaron a medida que se acercaba. Sacó una diminuta llave de uno de sus bolsillos y les liberó.

- Iros de la ciudad y jamás le habléis a nadie sobre mí. Si lo hacéis lo sabré, y volveré para comeros.

Bor supo que eso último había sido una “mentira”, pero sirvió para que la familia Hollard saliese corriendo como una centella. Finalmente se quedaron los dos solos, hombre y criatura.

- Humano, aquí nuestros…- Quareck dejó de hablar inmediatamente. Tenía los ojos fijos en algún lugar entre el pecho y el rostro de Bor.
El collar, supo Bor al instante. Instintivamente lo agarró y lo metió bajo la camisa.

- Dabal Sombre – Quareck clavó una rodilla en el suelo – es un honor estar en tu presencia, Vencedor.

- ¿Sabes quién soy? – Bor estaba extrañado. Pensó que solo Mut conocía quien era realmente.

- Por supuesto, y también conozco tu misión. – Quareck alzó el rostro – Es el destino, Vencedor. Es el destino que nos encontráramos aquí esta noche. Cumplida mi venganza, no me quedan motivos para seguir existiendo. Déjame acompañarte y lucharé por ti y por la Luz, incluso entregaré mi vida si es necesario. Lo juro.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Tú decides si quieres que Quareck se una a ti. Lo que conoce de tu misión, es que tú eres el encargado de devolver a Luzbel al inframundo. Te seguirá hasta la muerte y obedecerá cualquiera de tus órdenes. Él siempre va vestido con una túnica y una especie de capucha que le oculta todo el rostro, ya que si alguien le viese estallaría el pánico. Se prepara su propia comida a base de plantas, es un gran guerrero (domina el mandoble, y además no duerme.

Si no quieres que te siga, simplemente díselo y lárgate xD
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Mensaje  Kealah Lun Abr 09, 2012 6:48 pm

Aquella mañana me había despertado abrazada a Oleg, durmiendo sobre su pecho. Me había gustado su reacción después de que le contara mi secreto y lo de mi demonio.

- No pasa nada, Shasha - Me había susurrado mientras acariciaba mi pelo y me tranquilizaba.

Así me dormí y así me desperté, entre sus brazos. Me descubrió mirándolo cuando despertó y, ante la sorpresa y la vergüenza, lo primero que se me ocurrió fue darle un beso en los labios, rápido, fugaz, cargado de miedo, de sorpresa, de vergüenza y ¿por qué no? ... de amor.
Me levanté rápidamente, antes de que reaccionara y me vestí. Salí de la habitación y allí le dejé, sentado en la cama, justo listo para vestirse. Me levanté de buen humor así que fui a la habitación de Bor, casi saltando.

- TOC, TOC- dije con voz cantarina, - ¿estas visible Bor?

- No, voy a dormir un poco más. – Dijo secamente

- Está bien, dormilón. – Intenté bromear para ver si se le pasaba el cabreo.

Bor no salió de la habitación aquella mañana y aquella tarde tampoco. No salió en todo el día de su cuarto a pesar de que fui a intentar hablar con él varias veces. Quería contarle lo de Oleg. Las cosas empezaron de una forma inesperada y fueron convirtiéndose en algo más sólido. Al principio no le dije nada por eso pero me empezaba a dar igual que la gente supiera que había surgido algo entre nosotros y no quería que Bor se enterase por terceras personas. Era hora de contarselo... si me abría la puerta.

Al caer la noche, Oleg se puso nervioso. Quería haber partido hacia las tierras de Los Vástagos aquel mismo día pero dado el estado de Bor, no podríamos partir hasta el día siguiente por lo menos. Según él, se había pasado el día vomitando y, dadas las veces que me había echado de su habitación, no mejoraría en un tiempo. Es normal que quisiera estar sólo pero empezaba a parecerme sospechoso. Además de enfermo, parecía enfadado.

Cené con Coyote, Warwick, Oleg y Blue en la sala principal. Sobretodo, conversé con Coyote. Era un tipo tranquilo, simpático y atento. Cada vez se sentía mejor con la seguridad que nos proporcionaba el castillo de Mut y estaba allí muy cómodo. Lo cierto es que no quería partir pero, más tarde o más temprano, tendríamos que enfrentarnos con nuestro destino.
Durante la tarde, habíamos estado entrenando con las armas cuerpo a cuerpo mientras Oleg y Warrick hacían lo propio en una sala más alejada del castillo. Estaba agotada, así que caí rendida en la cama, no sin antes recibir el beso de buenas noches de Oleg que me estaba esperando en mi cuarto cuando llegué.

- Shasha, has tardado mucho. Llevo un buen rato esperandote.

- ¿Cómo es posible si cuando salí del comedor aún estabas allí? - Pregunté sorprendida.

- Uno tiene sus trucos para ver a una dama, querida Shasha- Me agarró entre sus brazos, le quité el pasamontañas y nos besamos apasionadamente.

Casi tuve que echarle de mi cuarto a empujones. Realmente, no quería que se fuese pero si íbamos a partir al día siguiente, era mejor que descansasemos toda la noche. Me tumbé en la cama con la esperanza de no despertarme hasta el día siguiente.
Así fue. Los primeros rayos de sol iluminaron mi rostro y ya no pude volver a dormir. Lo intenté, me puse la almohada por encima pero no hubo manera de conciliar el sueño. Entonces lo vi. Entre los pliegues de las sábanas, una nota. “Gracias y Lo siento” No había duda. Era de Bor.

Me puse nerviosa cuando leí el papel. No me di cuenta de que estaba en camisón todavía cuando salí corriendo de la habitación. Empujé la puerta de la habitación de Bor. No quedaba ni rastro de él, ni la lanza, ni la tienda de campaña, ni nada. Se lo había llevado todo. Era verdad. Se había ido.

Corrí hacia la habitación de Oleg. Me puse de rodillas sobre su cama de un salto y comencé a zarandearle. No me había dado cuenta de que estaba llorando.

- Shasha tranquila. - Me dijo tomándome de los brazos, algo alterado al verme llorar.

- Oleg, Bor se ha ido. - Expliqué sin poder contener las lágrimas.

- ¿De qué hablas, nos ha dejado solos? - No respondí, simplemente le entregué la carta de Bor.

- Gracias y lo siento. - Murmuró atónito.

Salió corriendo de su habitación y fue directamente a la de Bor, dejandome sola sobre la cama. Espere unos segundos, viendo cómo Blue se despertaba. Le oí gritar y maldecir así que preferí esperar en el marco de la puerta. Cuando vi que podría hacerse daño en la mano, me acerqué y le puse una mano en el hombro.

- ¿Qué haremos? - Pregunté, aún sabiendo lo que Oleg respondería.

- Seguir con o sin él. - Dijo sin levantar la vista del suelo.

Me di la vuelta y salí corriendo hacia mi cuarto. Me quité aquel camisón y me puse unos pantalones y una camiseta. Bajé a ensillar a mi caballo, necesitaba salir detrás de Bor. Si salía en aquel momento, quizá pudiera encontrarle y explicarle lo sucedido. Estaba convencida de que era mi culpa que se hubiese ido, mía y de Oleg pero una no manda en los sentimientos así que, él tendría que verlo. Era mi amigo....
Una pregunta vino a mí ¿hacia dónde había partido? En la puerta de la herrería estaba Mut, esperandome.

- Mut... - Lloré- Bor se ha ido sin decir nada. No queda nada en su cuarto

- Lo sé Aisha, te lo advertí. Le vi partir esta mañana . Dijo serenamente.

- ¿Hacia dónde partió? Tengo que encontrarle - Dije desesperada.

- Partió hacia su destino. Salió esta mañana con Jimmy en dirección contraria a la que vas a partir tú.

- No, no puedo. He de encontrarle. He de explicarle tantas cosas. He de decirle que es mi amigo...

- Aisha, un dios no debería meterse en juegos de humanos pero, en cierto modo, yo lo provoqué haciendo volver a Oleg de la tumba, así que debo entrometerme. Jugaste con fuego. Dos hombres para una bella dama, no se puede jugar a eso sin que alguien sufra un daño.

- Él era mi amigo.... Se lo dije - Lloré.

- ¿Amigo? Has estado demasiado ciega todo este tiempo. He estado con vosotros en las salas. He visto como Bor te miraba, no te miraba como si fueras su amiga. Para él, eras algo más.

-¿Qué debo hacer? No puedo dejar que se vaya. Podría perderle.

- Lo mejor que puedes hacer es dejar que siga su camino. En algún momento de vuestra aventura os volveréis a encontrar y será entonces cuando las cosas sigan su curso. Ahora debes seguir tu camino. Se te ha encomendado una misión y has de cumplirla. Haz lo que debas hacer. Bor necesita estar sólo. Necesita aclararse y poner distancia entre vosotros. Sigue tu camino, Aisha, él seguirá el suyo.

Agaché la cabeza un segundo, lo suficiente como para qué, cuando volví a levantar la cabeza, Mut no estuviera allí. En su lugar, Oleg me esperaba con su mochila y la mía, listos para partir.

- Rápido Aisha, ensillemos mi caballo - Dijo - Si salimos ahora, podemos encontrarle. Ha partido hacia la Justicia de Tzion. Warwick y Coyote irán a Los Vástagos en busca del segundo artefacto.

- No, Oleg - Dije con una media sonrisa - No seguiremos a alguien que no quiere ser encontrado. Iremos al pueblo de Los Vástagos.

- ¿Y Bor? - Se sorprendió. - ¿Dejaremos que muera él sólo?

- No está solo. Está con Jimmy. Partiremos cuando estemos listos, vengaremos Roca de Hierro y volveremos a encontrarnos con Bor más adelante.

Le besé en los labios y le agarré de la cintura. Durante unos metros caminamos así, sin hablar, tristes por la marcha de Bor pero deseosos de enfrentarnos a nuestros destinos.
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Mensaje  GioRock Mar Abr 10, 2012 12:24 am

- Seamos compañeros Quareck.- le extendí la mano y esté me la estrecho. Su mano era como la piel de algún tipo de reptil incluso parecía estar húmeda. Instintivamente me miré la mano con la cual salude a Quareck, y ahí estaba, la cicatriz que me hizo Oleg…

- Por el momento me quedare aquí abajo Vencedor, ya que no me gustaría que algún aldeano de por aquí viera mi apariencia y diera la voz de alarma de que un monstruo merodea Diciembre. Si me necesitas para algo, no dudes en decírmelo, sabes dónde encontrarme.

- Está bien, pero por favor, no me llames Vencedor. Llámame Bor. Dentro de unos días partiremos de Diciembre, así que tenlo todo preparado. Viajo junto a Jimmy un guía que se conoce Tzion como la palma de su mano. – este asintió sin más.
Me quede mirando el cuerpo de Hollard que yacía en el suelo. Su armadura brillaba gracias a la tenue luz de las velas.
- No te preocupes yo me encargaré de su cuerpo. – me dijo Quareck mientras arrastaba el cuerpo del anciano dejando así un pequeño reguero de sangre.

Me despedí de Quareck. Creo que vendrá muy bien que viaje con nosotros. Solo espero que Jimmy se tome bien que un hombre-lagarto nos acompañe en este viaje.

Al salir de las cloacas un golpe de aire fresco daba la bienvenida a mis pulmones. Por suerte no llovía y el cielo estaba algo despejado, pero ni rastro de ninguna estrella. De camino a la taberna comencé a pensar. Supongo que los demás ya habrían partido del Castillo de Mut. Rápidamente intenté quitarme esos pensamientos de mi cabeza, no quería volver a recordar nada de ellos...

Debía de ser más de media noche cuando llegué a mi habitación, deje todo mi equipo, me tumbe en la cama y caí profundamente dormido.
Era sábado, pero el trabajo de ayudante del médico no tenia descanso. Desayune algo de fruta y partí hacia la consulta. Allí me esperaba Dani me dio mi paga diaria y salió de la consulta, al parecer tenía que visitar al una de las prostitutas del burdel. Yo por mi parte tendría que ir a visitar a aquel hombre que le dolía al orinar y luego pasarme por la casa de la señora gruesa a mirarle la herida de la pierna, así que prepare mi maletín y salí dirección a casa del primer enfermo.

Al dirigirme a mi destino pasé por el lado de la Mansión del señor Hollard. Todas las ventanas estaban cerradas a cal y canto, y en la puerta un gran tablón indicaba que sus huéspedes no volverían a entrar en mucho tiempo. Por lo que parece la amenaza de Quareck surgió efecto. Se me paso por la cabeza lo que podría haber pasado si aquella gente contará lo que sucedió ahí abajo… los tomarían por locos.
Llegué a la casa de aquel hombre, Melchor creo recordar que me dijo Dani. El pobre hombre no podía orinar ya que el escozor que sentía le hacía cesar en su empeño. Ahora sé porque Dani me encargo este paciente a mi… Le pedí que me enseñara su pene. Cuando aquel hombre se bajo sus calzones lo que tenía entre las piernas no era un pene normal, cualquier parecido con la realidad era una mera coincidencia. Tenía el glande como una pelota colorada.

- ¿Se ha dado algún tipo de golpe?

El hombre negó con la cabeza. Mientras le indicaba que se subiera los pantalones.

- ¿Y el acto sexual? ¿su mujer ha notado algún tipo de escozor?

- Bueno….- me dijo dubitativo- el otro día me acerqué al burdel y bueno, ya sabe… pero como se entere mi mujer me mata!- me dijo sobresaltado mientras miraba de un lado a otro

- Ante todo la higiene caballero, no sabe ni quien ni que se ha podido meter ahí dentro. Creo que lo que tiene ahí abajo es algún tipo de hongo, póngase hielo enrollado con algún tipo de trapo limpio para que le baje la hinchazón y que su mujer le hierva laurel y póngase un trapo húmedo cada noche.

Me despedí del hombre y me fui directo a la consulta, allí me esperaría la señora con su herida en la pierna.
Al llegar, ella ya estaba esperando. La fea herida que curé hace un par de días hoy tenía mucho mejor aspecto. Le cambié el vendaje y le recomendé que de vez en cuando se lo destapara para que le diera un poco el aire a la herida ya que así le ayudaría a cicatrizar mejor.
Al terminar con la señora cerré la consulta y me fui directo para la taberna. Allí cené con Jimmy el muy cabrón tenía el bolsillo llenito de monedas de oro. Le recomendé que se cortara un poco no quería que se metiera en ningún lio. El me contesto con un “tranquilo socio sé lo que me hago”.

- Jimmy en poco me gustaría partir. – le dije mientras masticaba un trozo de carne.

- ¿Ya tienes destino?

- Como sabes me gustaría llegar a Yggdrasil, me interesa saber que hay allí…

- Bueno, déjame pensar… tenemos Kyongsaw al sud de aquí… y al este el Vado de Balthazar… pero pensándolo bien podríamos marchar hacia Kyongsaw, el camino es menos duro que cruzar todas las montañas… y desde allí tenemos el rio relativamente cerca, con su ayuda podríamos llegar a una cripta que hay más al sud, a Vado de Balthazar o incluso a Frondoso Ramsdale...

- Está bien, déjame unos días para prepararlo todo y conseguir algo más de equipo, cuando lo tenga todo listo marcharemos hacia Kyongsaw, allí ya veremos nuestros siguientes pasos. También te quería comentar que alguien más viajara con nosotros, quiero que sepas que es un tanto especial.

- Socio tu mandas, a mi como si viajamos con una vieja en biquini…

Terminemos de cenar y nos dirigimos hacia nuestros aposentos. Hoy Jimmy dormiría solo, así que esta noche no escucharé ni risitas ni gemidos… por fin!

- Socio, mañana Jimmy te dará una sorpresa, desde que marchemos del castillo de Mut te veo algo tristón y quiero verte contento.- una sonrisa picara me hizo verle sus dientes. Yo le sonreí y me metí en mi cuarto, me pegue una ducha y me acosté.

El domingo fue un día más tranquilo, al llegar a la consulta Dani me pago mi jornal como cada día, me felicito por el buen trabajo que estaba realizando y me encargo mi siguiente tarea. Algo fácil, al parecer un niño se había dislocado un hombro estirando de un carro.
Antes de ir a visitar al niño entré dentro de las cloacas quería explicarle a Quarleck mi plan de viaje.

Al llegar, Quarleck se inclino ante mí. Le volví a explicar que no quería que se arrodillara ante mí, ni que me llamara Vencedor. Le conté el plan de viajar hacia Kyongsaw y que tendríamos que viajar en el mismo caballo los dos juntos. Por su parte no había problema como tampoco me tendría que preocupar de sus provisiones ya que al parecer el mismo se fabrica su propio alimento. También me conto algo más sobre él, al parecer cuando se encuentra en el exterior el color de sus ojos cambia a un rojo intenso. Tendríamos que ir con cuidado ya que si por alguna razón alguien se da cuenta que no es un humano podríamos tener problemas... Me despedí de él y me dirigí al hogar de aquel niño.

Un niño de unos siete años lloraba dándome así la bienvenida. Su madre me explico que recibió un estirón cuando tenía sujeto el carro y se había sacado el hombro de sitio. Nunca había colocado un hueso en su sitio pero gracias al diario que el doctor Flint me entrego en su día no tuve mayor problema. Con un liguero crujido lo coloqué en su sitio. Le puse en brazo en cabestrillo y le recomendé que no lo moviera demasiado.
Ya que no tenía ninguna faena más por la tarde me dediqué a pasear por Diciembre. Por la noche cené solo ya que a Jimmy no le vi por ningún sitio. Pagué al tabernero y me fui para mi cuarto.

Al entrar a mi cuarto encontré la sorpresa del jodio Jimmy. Una chica hermosa y de larga melena, delgada y con unos grandes pechos me esperaba completamente desnuda en mi cama.

- Hola cariño, soy tú sorpresa...

No sé bien por qué, pero me lancé sobre ella. La penetre después de juguetear con su sexo y comprobar que estaba mojada. Al rato me cogió y me tumbo en la cama y con un leve movimiento se introdujo todo mi miembro. Se puso a cabalgarme haciendo así que sus grandes pechos saltaran de un lado para otro. Lo hicimos un par de veces hasta quedar totalmente rendidos. Pero había algo que no me gustaba, no podía sacarme a Aisha de la cabeza…

Me quede profundamente dormido mientras la chica me acariciaba mi pecho.

Mi lanza manchada de sangre pedía más, quería más sangre. A mi lado los cuerpos de Coyote y Warwich yacían a mi lado con grandes charcos de sangre a su alrededor. Oleg corría hacia mí con Carmesí en sus manos, un chillido de guerra inundo todo el valle donde nos encontrábamos, justo antes que recibiera su estoque me aparte y con un leve movimiento mi lanza le atravesó el pecho… al escuchar el chasquido de su sangre salir por su boca sonreí… su cuerpo sin vida cayó al suelo… Lamí la punta de la lanza, su sangre salada me daba vida… sonreí... una voz me volvió a susurrar “hazlo, jugaron contigo, te mintieron, mátalos”. Mis ojos, totalmente negros como la noche se fijaron en ella, mi siguiente presa, Aisha… Corrí hacia ella…

- Que coño te pasa! Estas chalado!! – la voz de la prostituta me despertó. Esta salía por la puerta con su ropa bajo el brazo.
Estaba bañado en sudor… y comencé a llorar… a llorar por todo lo sucedido en el castillo, a llorar por dejar a Aisha atras… por no saber si había obrado bien…

- “Te mintieron” – susurré.

Me relajé con una buena ducha y desayuné algo. Salí de la taberna dirección a la consulta. Allí Dani me pagó mi sueldo y salimos a realizar nuestros quehaceres. El trabajo de hoy consistía en hacer unas curas a varias personas. Nada fuera de lo normal. Alguna caída, heridas a causa de peleas, nada grave. Estuve todo el día de aquí para allá.

Al terminar mi jornada me fui directamente a mi habitación, estaba cansado comí algo de fruta y me acosté. Mañana me pasaría por la tienda quería tener todo listo para nuestro próximo viaje…
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Mensaje  DarkHades Miér Abr 11, 2012 11:11 am

Por fin comenzamos nuestra travesía, sólo con Aisha, nadie más. Bor se había marchado huyendo de su destino cual cobarde corre en una guerra. Aisha más de una vez me decía que no pensase en ello, no sé como hacía para darse cuenta de mis pensamientos pero bastaba con ver mis ojos.
Coyote y Warwick se habían dirigido a La Justicia de Tzion y Blue se había quedado con Mut. Coyote y Warwick se encargarían de conseguir el artefacto de La Justicia de Tzion, realmente me importaba poco y nada lo que hicieran los demás pero necesitámos trabajar todos juntos para cumplir nuestro destino.

- ¿Sigues pensando en lo sucedido con Bor? - Preguntó Aisha nuevamente cabalgando a mi derecha.

- No, pensaba en Coyote y Warwick. - Dije secamente sin mirarla.

- Estoy segura de que les irá bien, o inclusive mejor que nosotros, Coyote es un gran hombre y sabe lo que hace, aunque no conosco mucho a Warwick.

- Warwick puede ser un cabeza dura a veces, pero desde que llegué a Tzion me ha sacado de muchos aprietos. - Dije en voz alta debido al estruendo de los caballos, aunque era cierto, Warwick me había o más bien nos habíamos escapado de más de un problema trabajando juntos.

Aisha no dijo nada más hasta la hora del almuerzo. Nos bajamos de nuestros caballos y sacamos algo de comida de las bolsas de las provisiones, nos sentamos uno al lado del otro y comenzamos a comer sin apuro alguno, el campamento de los Vástagos no se iría a ninguna parte, o al menos eso pensaba. Aisha contemplaba mi pasamontañas tirado en el suelo, a ella le fascinó la historia de ese trapo viejo pero único.

- ¿Crees que vamos por buen camino? - Preguntó de repente.

- Mut nos dijo que si tomamos ésta dirección iríamos por buen camino, debemos confiar en lo que él nos dijo, Bor se llevó a Jimmy... - Murmuré, en mi interior crecía poco a poco una rabia que pocas veces había sentido.

- Dejemos el tema de lado, mejor terminemos de comer y sigamos nuestro camino. - Cortó Aisha.

A los pocos minutos terminamos de almorzar, bebimos agua de nuestros odres y seguimos nuestros rumbos.

En el transcurso de la tarde no dejaba de observar a mi alrededor, no quería encontrarme con bandidos ésta vez, más aún teniendo en cuenta que somos sólo dos y tampoco tenemos a Jimmy como escolta ni guía. Pero la tarde pasó sin complicaciones y cuando empezamos a notar que el sol se ocultaba decidimos montar nuestra tienda.

- No hace falta que armemos dos tiendas. - Dijo Aisha con una sonrisa pícara. Sonreí.

Armamos juntos nuestra tienda bien equipada y al instante me dispuse a hacer un buen fuego, la noche cayó sobre nosotros en cuánto terminé la fogata.

- Lo que más desearía en éste momento es un buen baño con agua fresca. - Dijo Aisha saliendo de dentro de la tienda.

- Te has acostumbrado a los lujos del castillo. - Me limité a decir.

- Oleg, te noto más callado de lo normal, no he oído tu ¡ja! en todo el día. - Murmuró preocupada.

- No quiero hablar del tema. Mejor calentémonos en la fogata, cenemos algo caliente y marchemos a dormir, tú duerme, yo veré si lo puedo hacer, no confío en la noche.

Aisha sólo se limitó a asentir y me dejó sólo.

Luego de varios minutos se colocó a mi lado y comenzó a cocinar sobre la fogata.

- Creí que no sabías cocinar, Shasha ¡Ja! - Reí.

- No sé quien te piensas que soy Oleg. - Dijo ésta con una sonrisa.

- Pues, quien eres quedó muy claro en Roca de hierro. - Dije riendo.

- ¡Oye! - Gritó ésta tras unos segundos de falso enojo.

Al terminar de cocinar ella se sentó sobre mi y comimos juntos. La verdad que como cocinera Aisha era una genia, no tenía quejas al respecto. Comimos lentamente con un beso suave de vez en cuando acompañado con pequeñas risas. Aún no entiendo cómo habíamos llegado hasta aquí juntos teniendo en cuenta como empezamos en Roca de Hierro.

- Eres el único en quien puedo confiar en éste momento. - Murmuró con los ojos húmedos observando mi pecho.

La abracé y coloqué su cabeza sobre mi pecho, estaba deseoso de que Bor nos viera en éste mismo momento.

- Gracias por hacer éste viaje conmigo, no creo que lo pueda lograr yo sólo.

Ella alzó su cabeza y me besó, sus lágrimas le dieron un sabor único a sus labios.

- Ve a la tienda, yo enseguida te acompaño. - Murmuré separándome de sus labios.

Ella murmuró algo en respuesta que no logré oír bien, se levantó de encima mio y se metió en la tienda.

- No te tardes. - Dijo al cabo de unos segundos desde dentro de la tienda.

No respondí. Busqué alrededor del campamento ramas secas, al pisarlas hacían un ruido medianamente audible en el silencio de la noche del desierto. Al encontrar suficientes las coloqué alrededor de la tienda formando un círculo. Si eso no me alertaba de intrusos con el sueño ligero de seguro los caballos los harían.

- ¿Por qué te tardaste tanto? - Me preguntó Aisha en cuánto asomé mi cabeza a la tienda.

- Coloqué unas trampas. - Expliqué.

Me quité mis botas y mis pantalones camuflados junto con mi gabardina negra y las dejé en una esquina de la tienda.

- En mi bolsa de dormir hay espacio para uno más.

No dudé en meterme en la bolsa de dormir junto a ella y cuando me dí cuenta de que estaba desnuda ya se había colocado encima mio sin dejar de besarme. Será una larga noche...
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Mensaje  GioRock Miér Abr 11, 2012 7:59 pm

El martes me levanté y me di una ducha rápida. Bajé al comedor y allí me esperaba Jimmy. Al verme su rosto esbozó una sonrisa:

- ¿Qué tal la otra noche? Supongo que bien, con la preciosidad que te mandé, está vez fui yo quien tuvo que aguantar vuestros gemidos, Jaja! – soltó una carcajada.

- Jimmy en serio, gracias, pero la próxima vez ahórratelo. En estos momentos no tengo demasiadas ganas de chicas.

- Nunca se tienen demasiadas ganas de estar con una chica, socio!. Bueno que, ¿pensaste donde quieres ir?

- Creo que la mejor opción es Kyongsaw. Una vez allí veremos cuál es nuestra siguiente paso. Hoy lo dejaré todo listo para partir mañana miércoles.

- Tú mandas socio, ¡si a Kyongsaw quieres ir Jimmy te llevara sin problemas! – dijo mientras se golpeaba el pecho.

- ¿Cuánto tendremos de viaje? Lo digo por las provisiones…

- Bueno, si no recuerdo mal, en un día tendríamos que estar allí…

Me despedí de Jimmy, según él, tenia que cerrar unas cosas que tenía entre manos antes de partir. Yo decidí ir a visitar a Quareck antes de pasarme por la consulta, tenía que explicarle lo de nuestro viaje.

Al entrar en la escotilla y estar bajo tierra las sombras de la cloaca me inundaron, al fondo la pequeña luz que Quareck tenía encendida me daba la bienvenida a su “hogar”.

- Buenos días tenga Dabal Sombre, ¿sucede algo? – me dijo arrodillándose.

- Buenos días tengas Quareck, lo de llamarme Bor como lo llevas…- bromeé.

- No le entiendo… usted es Dabal Sombre… porque le tendría que llamar Bor… - me dijo haciendo una mueca.

- Ummm… está bien Quareck, al menos no me trates de usted… - perdí toda esperanza – venia para infamarte que tengo pensado marchar hacia Kyongsaw, ¿Qué te parece?

- Le acompañaré, lucharé por usted y por la luz, esté donde esté, Quareck estará con el Vencedor. Estaré preparado.

Me despedí de Quareck y volví a la superficie. Tenía que comunicarle mi renuncia a Dani. De camino a la consulta pude ver las banderas con la balanza dorada bordada. Hubiera sido más fácil ir dirección a la Justicia y hacer lo que Mut nos ordeno, pero no… era mi momento, no quería pensar en libros, ni en demonios y mucho menos en mis compañeros… solo quería saber quién era…

Al llegar a la consulta Dani me estaba esperando con mi salario y entonces se lo dije:

- Dani, tengo que partir.- no le di más explicaciones.

- ¿Y eso? ¿A dónde? – me dijo extrañada.

- No lo sé…- le mentí – supongo que es por este frio no me acostumbro…

- Bueno, trabaja hoy. Mañana antes de partir te pasas por aquí y te daré la paga de hoy, pero que sepas que eres especial, creo que nunca vi a nadie con tus dotes. Incluso creo que podrías abrir una consulta. Solo espero que seas feliz estés donde estés.- se despidió de mi con un sonoro beso en la mejilla.

Me alegró que pensara eso de mí. Luego me mando a visitar a la señora con la herida en la pierna y a un par de enfermos que al parecer tenían un resfriado, nada grave.

Pasé todo el resto del día visitando a los enfermos. Luego me di un último paso por Diciembre. Recorrí sus calles empedradas, decidí pararme en el jardín invernal. Me senté a contemplar como las nubes paseaban por el cielo. No sabía que me encontraría en mi viaje pero estaba completamente decidido en partir. Me acordé del sueño de la otra noche, parecía tan real, el sabor de la sangre me excito tanto… y esa voz… parecía tan familiar pero a la vez tan extraña…

Me levanté, tenía hambre y aparte no quería pensar en todo aquello, solo deseaba que aquella noche no volviera a soñar con “monstruos”.
Llegué a la taberna y informé al tabernero que a partir de mañana ya no nos alojaríamos ni yo ni Jimmy en sus habitaciones.

Cené carne con patatas fritas y un poco de vino. Luego fui directo a mi cuarto y preparé todo. Aun tenía que rellenar mis dos odres de agua y comprar alimento para el viaje.

A la mañana siguiente lo prepare todo. Por suerte la noche había sido tranquila, sin gemidos ni pesadillas. Desayune algo de leche con tostadas y marché para la consulta. De camino rellené los dos odres de agua que me costaron 2 piezas de oro. Creo recordar que en Roca de Hierro era gratuito, maldije. También compré algo de alimento para el viaje.

Al llegar a la consulta, Dani no estaba, pero ahí tenía un saco con mi sueldo. Lo recogí y las guarde en un saquito con el resto de piezas.
Salí de la consulta, dirección al establo. Pasé por el medio de la plaza y ahí estaba el hombre de la diligencia, me acerqué para ver lo que ofrecía.

- ¡Mescalina! los Antiguos Dioses mearon sobre el desierto y crearon la mescalina. Unas cápsulas maravillosas que le darán ese empujón que tanto necesita. ¡Cada cápsula a siete piezas de oro!

- ¿Qué efectos tiene? – le pregunte intrigado.

- ¿Qué que efectos tiene? ¡Con esto será la envidia de sus enemigos! ¡Le da el empujón necesario para acabar con lo que sea!

No sabía qué hacer pero al final me decidí, le lancé siete piezas de oro. Este a cambio me dio un frasco en forma de lágrima con un líquido verdoso en su interior.

Llegué al establo y recogí los caballos y fui para la taberna, allí Jimmy me esperaba. Coloqué mi lanza a la espalda, carguemos a los caballos con todas nuestras pertenencias y fuimos en dirección a la entrada de la cloaca donde Quareck nos esperaba. Al llegar a la callejuela un Quareck enfundado con una gran túnica y capucha nos esperaba entre las sombras.

- Dabal Sombre, estoy listo para partir.- me dijo mostrándome con cuidado su rostro con unos enormes ojos rojos.

- Pero que cojones…- mascullo Jimmy al ver a Quareck- no sé quien coño es Bor, pero espero que estés seguro de traerlo con nosotros…

- Completamente Jimmy, Quareck será nuestro nuevo compañero.

Extendí la mano hacia Quareck para ayudarle a subir a mi caballo, al ser un viaje no muy largo decidí que podríamos compartir caballo.

Y así los tres compañeros comenzábamos a salir de Diciembre en dirección a nuestro próximo destino…


Última edición por GioRock el Jue Abr 12, 2012 12:05 pm, editado 1 vez
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Mensaje  Kealah Jue Abr 12, 2012 3:14 am

Era un hecho que Oleg y yo cada vez estábamos más unidos, compartíamos tienda de campaña y saco de dormir todas las noches. Habíamos decidido partir solos hacia Los Vástagos. Contábamos con que Bor iría a La Justicia de Tzion pero, después de su huída, no podíamos estar seguros así que dejamos en manos de Coyote y Warrwick la búsqueda del segundo artefacto.

Abandonamos las tierras yermas y desérticas próximas al catillo de Mut al tercer día de viaje. Pronto, encontramos árboles y largas praderas en las cuales los caballos podían pastar, comer, beber y no necesitábamos racionar el agua. Contábamos con todos los alimentos que llevábamos y alguno que nos regalaba la tierra. Conocíamos nuestro destino: Las tierras de los Vástagos pero el camino que seguíamos era al azar.
Ni siquiera estábamos seguros de que fuera ese porque Jimmy se había ido con Bor y no teníamos un guía experimentado pero las indicaciones de Mut, hasta el momento, eran suficientes. Y si no lo eran, a algún lugar nos llevarían.

Al comenzar el viaje, Oleg se había mostrado seco, taciturno y poco hablador. Consideraba que Bor le había traicionado y era difícil hacerle cambiar de opinión. Intenté hacerle ver varias veces que Bor estaba dolido por no haberle contado lo que estaba pasando entre nosotros pero no hubo manera. Cada vez que sacaba el tema, Oleg se cerraba en banda y no había manera de que continuase la conversación.
Sin embargo, aquel enfado conmigo sólo le había durado la primera noche. Sólo tuve que prepararle la cena para que volviera a sonreir y después de cenar... le esperé desnuda dentro del saco.

Aquella noche, como tantas otras que vinieron antes y que vendrían después, dormimos juntos. Al día siguiente ya no estaba tan serio y al tercer día de viaje, sus ¡ja¡ volvían a ser algo habitual. En realidad, la procesión iba por dentro. Seguía enfadado y se lo notaba a menudo, cuando le veía maldecir por cosas por las que no tenía sentido maldecir. Cuando los caballos tardaban más de la cuenta en abrevar, cuando tardaba demasiado en guardar la tienda.

Conmigo era cariñoso, no conversaba mucho pero teníamos un viaje ameno y divertido casi todo el tiempo. Más que dos locos dispuestos a enfrentarse a la muerte, parecíamos dos enamorados paseando por las tierras más verdes de todo el Oeste.
Al cuarto día de viaje, los signos de vida empezaron a ser evidentes. No sólo había pájaros, conejos y plantas. A lo lejos, bastante lejos, se veían dos enormes torres que coronaban una gran ciudad amurallada.
Algunos carromatos se alejaban de la ciudad en sentido contrario al que nosotros íbamos.

- ¿Lo ves, Oleg? - Dije mirando al frente - No sé qué ciudad será pero podría ser Los Vástagos.

- Lo sé. Deberíamos acercarnos y ver que nos aguarda allí. - Dijo justo antes de espolear a su caballo en dirección a aquella ciudad.

- Espera - Le grité y frenó en seco.

- ¿Qué sucede Shasha? - Dijo a punto de caer del caballo- ¿No es aquel nuestro destino? Aquel lugar al que queremos llegar lo antes posible?

- Puede que lo sea y puede que no. En ninguna parte hemos visto ninguna señal, podríamos estar equivocados. Creo que deberíamos estar seguros antes de acercarnos.

- Muy bien, Shasha - Dijo acercándose a donde estaba yo- ¿Qué propones?

- ¿Ves aquellas rocas? Creo que deberíamos acampar allí esta noche y mañana, a primera hora, acercarnos a las puertas de la ciudad. Está anocheciendo y ahí estaremos a cubierto. Esta noche, nada de fuegos.

- Me parece correcto. Cenaremos algo frío y nos daremos calor el uno al otro, ¡ja¡

Miré hacia el frente. Aquella enorme ciudad era más grande que ninguna otra en la que hubiera estado. Sus edificaciones no eran tan imponentes como las de la ciudadela de Mut pero su gran tamaño me asustaba. Cuanto más grande fuera la ciudad, muchos más Vástagos habría y serían mucho peores que aquellos que habían asolado Roca de Hierro y habían matado a Oleg.

Nos alejamos del camino y nos escondimos entre una formación de rocas que había entre los árboles. Parecía un buen escondite. Colocamos los caballos cerca de donde Oleg había montado la tienda y dimos cuenta de la cena. La oscuridad era casi completa y sin la fogata, fuera de la tienda haría frío. Reímos y comimos un poco de jamón con queso y pan. Estaba tan cómoda que podría pasarme así horas.

- Shasha, creo que sería bueno que yo me quedase haciendo guardia. - Dijo Oleg dando un último bocado a la manzana. - Estamos cerca de la ciudad y no es buen momento para despistarse.

- Bueno, sólo si dentro de un rato me despiertas para relevarte- Sonreí.

- No estoy seguro de querer que despertarte. Te ves preciosa cuando estás dormida.

Me metí en la tienda y me puse unos pantalones que usaba para dormir. Me metí dentro del saco y me acurruqué entre las mantas. Echaba de menos sentir el calor que Oleg me había proporcionado los días atrás pero tenía razón. Era peligroso estar tan cerca de una ciudad y no hacer guardia. Me quedé dormida enseguida.

Horas después, sentí que alguien se metía dentro del saco conmigo. Era Oleg. Se tumbó detrás de mí y me abrazó por la espalda. Sentí como sus labios rozaban mi cuello y sus manos se colaban por debajo de mi camiseta.

- No juegues, Oleg - Dije intentando quitar sus manos de mis pechos.

- Venga, Shasha, ahora te irás a hacer guardia y me dejarás aquí sólo. Deja que disfrute un poco de ti.

No podía negarle nada. Cada vez que me tocaba seguía sintiendo todo lo que sentía la primera noche pero los sentimientos en mí eran cada vez más fuertes así que el deseo existía pero no por culpa del demonio, en cierto modo, lo estaba superando. Sentí sus labios sobre mi cuerpo y respondí con más besos y caricias. Después le sentí dentro de mí y disfruté de Oleg y de lo que su cuerpo podía ofrecerme.
Un rato después volvía a vestirme para salir a hacer guardia. Oleg me atrajo hacia él y me besó dulcemente.

- Oleg, quiero decirte una cosa y quiero que sea esta noche cuando lo sepas - Dije cogiendo su cara entre mis manos.

- Shasha, no me asustes. No me vayas a decir que estás embarazada... - Rió entre dientes.

- No, lamentablemente no creo que pueda darte hijos pero creo que eso es un tema que hablaremos en otro momento - Le besé esperando no tener que contarle nunca por qué no podría tener hijos.

- ¿Entonces? ¿Qué quieres decirme? - Preguntó preocupado.

- Cuando nos unamos a Los Vástagos, nos pedirán que hagamos cosas que no nos gustarán, nos harán cosas, sobretodo a mí por ser mujer, que ni el más grande de los hombres, las podría soportar pero necesito que seas fuerte. Ambos debemos ser fuertes y veas lo que veas, pase lo que pase, nos obliguen a hacer lo que nos obliguen a hacer, quiero que sepas que lo haré.

- Yo también lo haré, Shasha.

- Sí, pero quiero que sepas que pase lo que pase... Estoy contigo en todos los sentidos - Le besé y salí fuera de la tienda.

La noche estaba preciosa, el cielo estaba lleno de estrellas. En aquel momento, me acordé de Bor. Sinceramente, esperaba que todavía no fuera una estrella....
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Mensaje  Skimmer Jue Abr 12, 2012 10:46 pm

Antes de partir, Aisha y Oleg decidieron que entrarían en aquel gigantesco campamento por el camino principal. No creían que a los Vástagos les agradase el hecho de ser acechados.

Recogieron sus cosas en silencio. Sabían que pronto todo iba a cambiar.

Montaron en sus respectivos caballos e iniciaron la marcha. A medida que se acercaban a su destino, veían como unas finas columnas de humo se elevaban hacia el cielo. Cuando pudieron apreciar la magnitud del campamento, quedaron boquiabiertos.

Miles, no, decenas de miles. Las tiendas de campaña se extendían kilómetros y kilómetros, perdiéndose en el horizonte.

- Dios mío, Oleg… ¿dónde nos estamos metiendo? – dijo Aisha sin poder apartar la vista del frente.

Como respuesta, Oleg espoleó suavemente a su caballo y comenzó a avanzar. Antes de que pudiesen acercarse a las primeras tiendas, cinco hombres salieron a su encuentro montados en sendos caballos. Vestían ropas de cuero y piel, aunque ninguna de ellas cubría demasiado. Todos estaban sembrados de cicatrices, por lo que pudieron observar.

Uno de ellos se adelantó. Aisha y Oleg lo reconocieron al instante.

Zothrak.

El vástago que les había avisado del inminente ataque allá en Roca de Hierro. Parecía que hubiesen pasado años desde aquel momento…

- ¿Qué os trae por estas tierras, viajeros? ¿Acaso no sabéis lo que les ocurre a quienes viene aquí? – Zothrak tenía un marcado acento, y sus palabras rezumaban desprecio.

Los demás hombres comenzaron a rodearles lentamente, cercándolos con sus caballos y lanzas.

- Venimos a unirnos a vosotros. – le explicó Oleg con voz grave. La tentación de desenfundar su machete cada vez se hacía más fuerte.

Zothrak y los demás rieron. Risas crueles de hombres crueles.

- ¿Tantas ganas tenéis de morir? Tengo una idea mejor – sus ojos se posaron en Aisha – deja aquí a la mujer y te dejaremos marchar. Es un mejor trato que el que solemos ofrecer.

Acercó su caballo al de Aisha e intentó acariciarle la mejilla, pero ella le detuvo agarrándole por la muñeca.

- Venimos a unirnos a vosotros – repitió Aisha mirándole fijamente.

Tras unos interminables segundos, Aisha le soltó la muñeca y Zothrak estalló en carcajadas.

- Tal vez me haya equivocado, mujer. – admitió todavía riéndose – Está bien, os someteréis a las pruebas de iniciación. Seguramente moriréis, pero al menos serviréis de entretenimiento. Vamos.

El Vástago hizo girar a su caballo y cabalgó en dirección al campamento, seguido por sus hombres y los dos aspirantes.

Alrededor del asentamiento habían construido una especie de cerca hecha con troncos de árboles, a los cuales habían dado forma de picas. También habían dispuesto hombres para montar guardia. Una vez dentro volvieron a quedar sorprendidos. Habían esperado encontrar fieros guerreros, pero había niños, ancianos, madres…y parecían gente normal.

Los niños correteaban entre las tiendas, blandiendo toscas espadas de madera; una madre le daba el pecho a su hijo; un grupo de mujeres curtían cuero mientras charlaban animadamente. Zothrak los guió entre aquel laberinto de tiendas, hasta llegar a una carpa de piel más espaciosa que las demás.

- Aquí dormiréis junto a los otros aspirantes hasta que paséis las pruebas. Seguidme.

Siguieron al Vástago durante unos minutos más, hasta lo que parecía un campo de entrenamiento. Consistía en una amplia extensión de tierra, con dianas y maniquíes de madera colocados en los límites. En ese momento había casi veinte personas entrenándose.

Bajaron de sus caballos y siguieron a Zothrak, el cual se paró junto a un anciano.

- Traigo dos larvas más, Turk. – le informó con una sonrisa burlona.

El anciano examinó a los nuevos aspirantes de los pies a la cabeza. Era un hombre menudo, delgado pero de miembros nervudos. Se había dejado crecer el pelo y la barba desmesuradamente, por lo que la mayoría de su rostro quedaba oculto, pero con solo mirarle a los ojos Oleg supo que era un guerrero, y no de los débiles.

- Este servirá – dijo Turk señalando a Oleg con un movimiento de cabeza. – respecto a ella – hizo una pausa para escupir - creo que se quebrará como una ramita, pero ya veremos.

Aisha estuvo a punto de decir algo, pero Turk salió disparado hacia uno de sus alumnos, el cual practicaba contra un maniquí. Le agarró del brazo y le lanzó al suelo, acto seguido le propinó varias patadas en el estómago.

- ¡Maldita larva, has vuelto a descuidar tu flanco derecho! Despídete de la cena y del agua, nosotros no alimentamos a las larvas.
El alumno no emitió ninguna queja. Se levantó, escupió sangre y siguió entrenando. Turk volvió junto a ellos.

- Lleváis unas bonitas armas, y también muchas provisiones. – observó – Nada os pertenece ahora. Sois larvas y se os tratará como tal. Cuando os convirtáis en guerreros seréis dignos de tener posesiones.

- Pero…- comenzó a decir Oleg, pero se vio interrumpido cuando Turk le cruzó la cara de una bofetada. Ni siquiera pudo ver la mano. Aquel hombre era endiabladamente rápido.

- ¡¿Pero?! Jodida larva, te enseñaré el valor del respeto. Aunque tenga que arrancarte la piel a tiras en el proceso. – rugió Turk a pocos centímetros de su rostro, salpicándolo de saliva.

La mejilla le ardía y la furia le embargaba, pero Oleg hizo un esfuerzo por mantener el rostro impasible.

- Eso está mejor – gruñó Turk – ahora fuera de mi vista, larvas. Mañana empezaréis vuestro entrenamiento.

Oleg y Aisha entregaron todas sus pertenencias a los hombres de Zothrak, incluso sus ropas, las cuales quedaron sustituidas por bastas prendas de piel. Cuando regresaron a la tienda, Aisha conoció a Zulthas, otra mujer aspirante (la única sin contarla a ella). También empezaba su entrenamiento al día siguiente, pero a diferencia de Aisha ella estaba emocionada. Le contó que Turk era uno de los mejores guerreros de la tribu, y que era un honor que se dignase a adiestrarlos en las artes de la guerra.

A la hora de la cena, una anciana de rostro amable les llevó un poco de venado a la tienda y un odre de vino que tuvieron que compartir. Fuera, se cantaban canciones y se tocaban instrumentos musicales.

Ellos permanecieron en el interior de la carpa, pensando en lo que les depararía la mañana siguiente.

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Los tres compañeros llegaron a Kyongsaw al atardecer. El viaje había sido tranquilo. La temperatura aumentaba conforme se alejaban de Diciembre, hecho que Jimmy y Bor agradecieron. Quarleck en cambio prefería el frío.

Jimmy adelantó su caballo hasta ponerlo junto al de Bor.

- Socio, nunca he ido a Yggdrasil, pero conozco las montañas que lo rodean. Es imposible que las atravesamos a caballo. Mi consejo es que los vendamos en Kyongsaw y compremos un bote para descender el río. Nos ahorrará tiempo.

Finalmente llegaron al pueblo. Era ligeramente más extenso que Roca de Hierro; las casas eran de madera, pero aun así parecían sólidas. Allí también les dio la bienvenida el estandarte de la Justica de Tzion: una balanza dorada bordada sobre un fondo azul. El asentamiento no contaba con murallas, pero sí con soldados de la Justicia, los cuales montaban guardia en los límites del pueblo. A lo lejos pudieron oír el rumor del río.

Bor se preguntó dónde estarían ahora sus antiguos compañeros.

- Oye Quarleck, tienes una mancha – dijo Jimmy señalando con su dedo índice el pecho de la criatura.

Quarleck giró el cuello hacia abajo, pero lo único con lo que se encontró fue con el dedo de Jimmy dándole un toque en la barbilla.

- ¡Y vuelve a picar! Ya van cuatro veces. Socio, deberías aprenderte la broma – declaró Jimmy entre carcajadas.

El monstruo suspiró.

- Déjale en paz. Escuchad, pasaremos aquí la noche. Mañana seguiremos nuestro camino, no quiero entretenerme mucho. – les informó Bor.

Los demás estuvieron de acuerdo.

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Kealah y Dark, mañana empezáis vuestro entrenamiento. Los primeros días no cogeréis ningún arma, os dedicaréis a fortalecer vuestros músculos. Sed creativos cuando relatéis los ejercicios diarios Wink

Gio, sé que lo que he escrito es corto, pero lo he pensado y prefiero que no te detengas en Kyongsaw mucho tiempo, cosas más interesantes te aguardan. Podrás vender tu caballo por 18 piezas de oro y comprar el bote por 14 (tú sólo tendrás que pagar 7, la otra mitad corre a cuenta de Jimmy)

Pasar esta noche en Kyongsaw te costará 1 moneda de oro (pues aunque tengas comida tendrás que pagar alojamiento, y no puedo fraccionar una pieza de oro xDD)
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Mensaje  GioRock Sáb Abr 14, 2012 2:57 pm

Al llegar a Kyongsaw pude comprobar que la Justica también la tenía en su poder, las grandes banderas con aquella balanza bordada no paraban de ondular con la ayuda del viento. El pueblo era mucho más pequeño que Diciembre, éste no contaba ni con murallas ni con torres rodeándolo, pero sí con los fuertes soldados de la Justica…

Por suerte, el viaje había sido tranquilo, pero necesitábamos descansar, al menos yo, así que decidí ir directos a la taberna.

El sol ya empezaba a esconder cuando la encontremos. Era una taberna pequeña, muy parecida a la de Roca de Hierro. Atemos a nuestros caballos y les quitemos la montura y las tinajas.

Dentro un tabernero con un gran bigote nos daba la bienvenida:

- Buenas noches viajeros, ¿en qué les puedo ayudar?

- Necesitamos descansar, ¿tiene habitaciones?

- Sí, por supuesto, pero solo me quedan 2…

- No hay problema, dormiremos dos en una y otro en la otra.

Nos entregó las dos llaves y subimos a la segunda planta, rápidamente Jimmy me cogió una de las llaves:

- Socio, lo siento, pero necesito dormir solo, si alguna chica se entera que comparto habitación con alguien con escamas, no se atreverían a entrar, jajaja.

Quareck suspiro mientras miraba para otro lado.

- Jimmy, mañana a primera hora en pie no te retrases. – le dije a través de la puerta.

Al entrar, Quareck me ofreció la cama.

- Dabal Sombre, descanse tranquilo, yo me sentaré aquí.- se dijo mientras se sentaba en la silla, yo no duermo.

Me sorprendió que no descansara, pero había que pensar que era una criatura diferente. Yo por mi parte me acosté, pero no logré conciliar el sueño, notaba la mirada de Quareck calvada en la nuca.

- Quareck, ¿no tienes nada que hacer?- dije mientras este negó con la cabeza.

- No Vencedor, me quedaré aquí vigilando que nadie entré y pueda hacerte daño.

- Bufff.... va ha ser una noche muy larga...- murmure.

El sol de la mañana comenzaba a engullir las sombras de la habitación, por suerte había dormido como un tronco, algo dolorido a causa del colchón, pero como un tronco. Me desperecé, le di los buenos días a Quareck que seguía sentado en la misma posición que se quedo anoche y me dirigí al servicio a asearme. Me estaba lavando la cara cuando Quareck se coloco en el marco de la puerta:

- Dabal Sombre, ¿quién es Aisha?.

Al escuchar el nombre de Aisha me quedé petrificado mirando a Quareck a trabes del espejo notando como las gotas de agua recorrían mi rostro.

- ¿Quién te habló de ella?¿fue Jimmy? – dije girándome bruscamente y levantando la voz.

Quareck algo asustado al ver mi reacción retrocedió un par de pasos.

- Sollozaba ese nombre en sueños Vencedor..., decía algo así como “Aisha, lo siento, Aisha lo tenia que hacer”, mientras que sus ojos manaban lágrimas, ¿no recuerda nada de lo que soñó?

Negué con la cabeza.

- Quiero que sepa Dabal Sombre, que si le hizo algún daño esa tal Aisha, Quareck se encargará de ella. – dijo mientras erguía su cuerpo.

- Gracias Quareck, pero no te preocupes, todo eso es agua pasada. Ahora debemos prepáranos ya que tenemos que partir lo antes posible. – le conteste intentado evadir cualquier conversación de Aisha y los demás.

Jimmy nos esperaba en la calle, junto a los dos caballos y nuestro equipo:

- Socio, ahora déjame a mi tratar con los comerciantes de la zona, creo que tengo...como decirlo... más tacto con los negocios. – me dijo mostrándome todos sus dientes con una sonrisa inmensa.

Primero de todo nos dirigimos a las caballerizas. Como dijo Jimmy el día anterior, para llegar a Yggdrasil deberíamos de hacerlo a trabes del río, ya que por tierra era imposible. Gracias a la labia de nuestro experto en negocios, le pudo sacar 18 piezas de oro caballo.

Las alforjas de los caballos no las podríamos utilizar, así que Jimmy se dirigió con ellas a la tienda de objetos, allí un hombre bajito y chepudo, nos dio la bienvenida. No sé como lo hace este Jimmy, pero después de contarle un rollo sobre las alforjas y su origen el señor chepudo aceptó un trueque, cambiarlas por una mochila grande de cuero marrón, allí podríamos cargar todas nuestras pertenencias. Quareck se encargó de cargar con ella, ya que no quiso que yo cargara con ella.

Por último, nos dirigimos a una cabaña casi a las afueras. Fuera de ella unas grandes botes se tostaban al sol de mediodía.

- Buenos días tenga señorita.- dijo dirigiéndose Jimmy a la dependienta mientras hacia una reverencia con su sombrero.

La chica se nos quedo mirando detenidamente.

- ¿Qué desean? – dijo este secamente.

- Estamos interesados en un bote para tres. – salté yo ganándome una mirada de Jimmy.

- Si, queríamos un bote para tres amigos, ir de pesca, pasar el rato, ya sabe... – dijo Jimmy mostrando una de sus sonrisas. – incluso cuando este de vuelta le podría enseñar mis dotes de marinero. – le guiño el ojo.

Al parecer las armas de Jimmy surgieron efecto ya que la chica quedo rendida a sus pies.

- Tengo un bote que les puede ir bien, acompáñeme. – nos dijo mientras nos guiaba al exterior de la tienda.

Al llegar allí nos enseño un bote con un par de remos a cada lado, la madera parecía nueva y se veía en muy buen estado.

- Este lo hizo mi padre hace poco, se lo podría dejar en 25 piezas de oro.

- Señorita, mis amigos y yo no tenemos tanto dinero, si me lo deja más barato le prometo una cena a la luz de las estrellas, ¿qué me dice? Usted y yo solos.- le volvió a sonreír Jimmy y le besó la mano.

- Esta bien.- dijo suspirando mientas que miraba a Jimmy – se lo dejo a 14 piezas.

Jimmy y yo paguemos a medias, pero antes de salir de la tienda algo me llamó la atención. Una caña colgaba de la pared. En ese momento me vinieron recuerdos de mi infancia, como las tardes mis abuelos y yo íbamos a pescar al río...

- ¿Cuanto por la caña de pesca? – dije mientras la descolgaba.

- Son 7 piezas de oro.

Pagué a la chica y salí al exterior, con mi nueva adquisición.

- ¿De verdad sabes utilizar eso? – me dijo Jimmy aguantando las carcajadas.

Yo no le hice caso, les ayude a cargar el bote y salimos en dirección al río. Los rayos de sol de la tarde comenzaban a dejar paso a la noche cuando me moje los pies en la orilla de un río inmenso.

- Caballeros, creo que es mejor que hagamos noche aquí, mañana por la mañana partiremos hacia nuestro destino. – dijo Jimmy.

Montemos nuestro campamento, cenemos algo y nos quedemos un rato observando el gran río que teníamos delante reflejando las estrellas del cielo.

Al poco me metí en la cabaña despidiéndome de Jimmy y Quareck, ellos se quedarían fuera haciendo guardia. Yo solo esperaba no tener ningún tipo de pesadilla.

Un movimiento brusco de la cabaña me despertó, asustado cogí mi lanza y poco a poco salí del interior vi a Quareck tirado en el suelo. ¿Qué coño había pasado?. De golpe se levanto.

- Joder Quareck tenias que quedarte tumbado, este tío no sabe hacer una broma. - escuche detrás de mi - te queríamos hacer una broma Bor, pero con este, la cosa esta difícil me pasé toda la noche intentando que se quedara tumbado para parecer que estaba muerto.

- Dabal Sombre, no entiendo porque tendría que parecer muerto.- me dijo Quareck extrañado.

- Bufff- suspire mientras sonreía - no me peguéis estos sustos joder. Vamos a recoger las cosas tenemos que salir ya.

Recogimos el campamento y coloquemos las pertenencias dentro del bote. Entre los tres lo alcemos y poco a poco nos fuimos introduciendo en el río. Su agua estaba helada. Poco a poco fuimos bajando el bote y este se puso a flotar sin problemas. Subimos en el y con la ayuda de los remos comencemos nuestro viaje río abajo, hacia Yggdrasil.
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Mensaje  DarkHades Dom Abr 15, 2012 10:55 am

El sonido estruendoso de un cuerno me despertó repentinamente, asomé mi cabeza por la entrada de la tienda y vi como hombres y mujeres salían de sus tiendas para dirigirse hacia el campo de entrenamiento.
Miré hacia atrás y vi a Aisha sobresaltada por el estruendo como si hubiese tenido una horripilante pesadilla. Le hice una seña con la cabeza y salí de la tienda seguido de ella. Ambos nos mezclamos entre la gran masa de aspirantes a vástagos que iban a entrenar.
Los observé uno por uno, hombres y mujeres de todos los tamaños y colores de piel con esa crueldad en sus ojos típico de los animales salvajes. ¿Podía ser que algunos de estos perros desgraciados hayan participado en la masacre que ocurrió y devastó por completo Roca de hierro?

- Hijos de puta... - Murmuré en voz baja para mi mismo.

La simple idea de que ellos hayan participado me llenaban de un profundo odio hacia todos ellos, mujeres embarazadas, niños, bebés y ancianos. El odio es ciego.

Finalmente al terminar el recorrido formamos en una fila uno al lado del otro justo delante del campo de entrenamiento, Aisha al lado mio. Me preocupaba bastante ésta, deseaba que pudiera aguantar todo ésto. Yo por mi parte no pienso soltar ni una lágrima ante éstos bastardos, mucho menos hacia Turk, que se dirigía hacia la fila de aspirantes o larvas, como a él le gustaba llamar a todos sus discípulos.

Uno por uno Turk les miraba a los ojos. De repente sentí que algo pesado caía sobre la tierra, miré levemente hacia mi izquierda y vi a un aspirante sangrando bastante por la boca.

- ¡No me mires a los ojos larva!

Siguió observando hasta que se detuvo en Aisha, la miró unos segundos y luego llevó una de sus manos hacia su mentón, ésta apartó inmediatamente la cabeza y recibió una bofetada de Turk que le hiso caer ante los brazos del vástago de su derecha.

- Serás mucho más mansa en mis manos, yegua. - Murmuró éste con un tono que nunca antes había escuchado en mi vida.

Se detuvo para mirarme a mi y tuve el "atrevimiento" de mirarle a los ojos a propósito. En una fracción de segundo me llevé un golpe en la frente que para la mala suerte de Turk no logró hacerme retroceder más de dos pasos.

- ¡He dicho que no me miren a los ojos!

Aparté los ojos de su horrible rostro y mantuve el rostro neutro, en el fondo me reía a carcajadas ante semejante golpe de niña.

Al finalizar la inspección Turk nos ordenó a todos que corriéramos el campo de entrenamiento hasta que él nos ordenase el detenernos. Uno detrás del otro o en pareja corríamos a un ritmo ni muy rápido ni muy lento. Yo y Aisha lo hacíamos bastante bien pero al recorrido número quince noté como empezaba a agitarse lentamente. "Vamos Shasha, no te quedes atrás" y "tú puedes, venga" eran mis frases para alentarla y que siga conmigo en todo momento.
Turk en algún recorrido tomó a dos aspirantes hombres y una mujer y los lanzó al suelo a golpes por ayudarse mutuamente.

- Menos mal que no te ha oído alentándome, Oleg. - Murmuró Aisha con agitación en su voz.

Al recorrido número cincuenta y tres nos detuvimos por órden de Turk, algunos cayeron de rodillas por el terrible cansancio de sus piernas, pero otros, incluyéndome a mi y Aisha nos mantuvimos de pie, muy cansados pero con la frente en alto hacia la dirección de Turk que observaba y escrutaba en el interior de cada uno de nosotros con los ojos de una bestia.

Pocos segundos nos fueron dados de descanso, Turk nos ordenó a gritos enseñando sus muelas del juicio que nos tiremos a a la tierra e hiciéramos flexiones de brazos. Inmediatamente comenzamos con las flexiones.

- Te envidio completamente Oleg. - Murmuró Aisha ante la facilidad con la que parecía que hacia yo las cosas.

- Ja... - Me limité a soltar una risita.

Lo que en verdad me motivaba era acabar con éstos desgraciados si la oportunidad se me daba éso y pensar en Bor. Dónde sea que estés Bor, espero que la estés pasando mal o peor que todos nosotros y que no salgas de dónde estés, por que cuando nos veamos si Dios quiere, prometo que te deberán juntar con una pala, no me importa que seas el puto Mesias o Dabal Sombre.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos. Turk estaba dando una verdadera lluvia de patadas a un aspirante, un flacucho o algo así. Le ignoré y seguí con lo mio.
Una patada en mis brazos me tomó por sorpresa y mi cara cayó sobre la tierra, sentí como un mugroso pie se colocaba sobre ella ejerciendo presión.

- ¡Coloque bien esas piernas aspirante a larva! - Gritó Turk.

Sonreía besando a la tierra. Una vez liberado seguí con las flexiones, giré mi rostro hacia el de Aisha y su expresión era "¿cómo lo aguantas?".

En el número noventa y cuatro nos detuvimos agotados. Los escoltas de Turk lanzaron delante de cada uno palos no muy finos ni muy gruesos, perfectos para entrenar.

- Hagan parejas y luchen entre ustedes, pero no se maten aún, larvas, ése es mi trabajo. A ver cómo se desempeñan en el combate. - Ordenó.

No hiso falta decirle a Aisha que fuera mi oponente tomó su palo y me apuntó, sonreí y comenzamos a luchar. Ahí fué cuando comenzó la verdadera tormenta de golpes a la gran mayoría de los aspirantes, incluyéndome a mi y Aisha. Que Turk abofeteó decenas de veces por descuidar su defensa.
A mi me tomó del cuello y me lanzó sobre la tierra dándome varios puñetazos en el rostro rompiéndome un labio.

- ¡No te lances sobre tu oponente de esa forma miserable larva!

Ya debía de haber pasado la hora del almuerzo y habíamos pasado el entrenamiento de combate con Aisha. Turk dijo que era suficiente por hoy y que mañana a la misma hora habría más entrenamiento.

Aisha suspiró aliviada y me abrazó, miré su rostro y no se veía tan maltratado.

- ¿Cómo me veo? - Preguntó.

- Prefiero no responder. Mejor volvamos a nuestra tienda Shasha, en cualquier momento repartirán comida.

Caminamos a paso lento hacia nuestra tienda, Aisha cayó dormida en un profundo sueño. La misma anciana de ayer nos trajo comida, carne de venado y un odre con agua para compartir. Preferí que Aisha siguiera durmiendo, que comiera cuando despertara. Le dejé su comida a un lado y salí a explorar un poco más el enorme asentamiento creado por los vástagos.

Caminando entre las tiendas pude ver que parecían gente de lo más normal, niños, ancianos, mujeres y demás, cantando y sonriendo. ¿Son acaso conscientes del sufrimiento que sus hijos, hermanos, padres y nietos causan a Tzion? ¿De las vidas inocentes que se pierden por su salvajismo?

Me senté sobre la tierra y me puse a pensar en Warwick y Coyote, ¿cómo les estaría yendo en su misión? ¿cómo le estaría yendo al "Dabal Sombre"? Nos la jugó de la peor manera y como un cobarde.
Me levanté y volví hacia mi tienda esquivando niños y niñas jugando a ser guerreros con espadas pequeñas de madera. Entré a mi tienda y Aisha estaba dando un último trago al odre con agua.

- ¿Dónde has estado?

- Explorando un poco éste lugar, ahora mismo el sol se está poniendo y mañana debemos levantarnos temprano nuevamente.

Me acosté a un lado de ella mirando el techo de la tienda y cerré los ojos para dormir profundamente. Aparte de levantarme para mear en medio de la noche todo se movió sin complicaciones hasta que el cuerno sonó al amanecer.
La operación se repetía, crear una fila, inspección y correr incontables veces alrededor del campo de entrenamiento.
La cosa se complicó cuando organizó grupos de combate, tres contra uno y por motivo del destino, yo era el uno y otros eran el tres. Tres hombres de buen físico eran mis oponentes, reían entre ellos la idea de machacarme a palos. Uno de ellos se lanzó primero y esquivé un ataque vertical suyo, dirigí con todas mis fuerzas un golpe con mi palo a su naríz y cayó sobre el piso agarrándose la misma que sangraba levemente.
Los otros dos se lanzaron hacia mi, esquivé sus dos ataques por poco y tomé el palo del primer derribado. Le pegué una patada en el pecho a uno de ellos, con mi mano derecha lancé un golpe vertical hacia su cabeza y con mi izquierda un golpe horizontal a su mejilla. Cayó al suelo mirándome pero sin levantarse. El tercer hombre lanzó su palo al suelo y retrocedió unos pasos al verme avanzar.

Cuando creí que el asunto había terminado me doy vuelta y recibo un golpe en el ojo izquierdo el cuál me hace ver estrellas.

- ¿Quién eres muchacho? - Preguntó Turk tomándome del cuello sin dejarme caer.

- Soy Oleg, hijo de Wonderweiss Herrman, líder del fuerte Gran Alarido, los demonios de la sabana...nuestra espada clavada en tu pecho son lo último que verás. - Dijo con voz firme y sonriéndo.

La lluvia de golpes y patadas fueron incontables, pero el atrevimiento valió la pena.

- Levántate y sigue entrenando...aspirante.

Escupí sangre y me dirigí hacia Aisha con una sonrisa de oreja a oreja y con sangre escurriendo a borbotones de mi boca.
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Mensaje  GioRock Dom Abr 15, 2012 12:32 pm

Nuestro viaje río abajo comenzó tranquilo, Quareck y yo remábamos de vez en cuando, para dar algo de ayuda al bote cuando la corriente no tenía la suficientemente fuerza para arrastrarnos. Jimmy se mantenía sentado sintiendo la brisa y contando alguna que otra historia de sus conquistas.

En la orilla se podía ver bastante vegetación, árboles y hiervas altas acompañaban a grandes piedras bañadas por el agua. Incluso de vez en cuando podíamos ver algún que otro animal bebiendo en la orilla y que al ver nuestra presencia salían corriendo asustados.

Las horas pasaban sin tener nada que hacer, arreglar mi mochila, limpiar las armas y comer eran nuestros pasatiempos, aparte de remar. Quareck nos hizo parar un par de veces para recoger alguna que otra planta de la orilla para hacerse su alimento.

Bien entrada la tarde decidí intentar pescar algo, en la punta del anzuelo coloqué algo de pan y lancé. Mientras tanto Jimmy seguía haciéndole la misma broma de la mancha del pecho a Quareck. Llevaba una veintena de veces y el pobre seguía cayendo.

- Han picado!! – chillé llamando la atención a mis compañeros y recogiendo el hilo.

Había pescado una pieza de más de palmo y medio de grande, de un color plata brillante.

- Ya teníamos cena para esta noche. – dije contento mostrando mi pieza aun moviéndose con el anzuelo en la boca. La cara de asco de Quareck se hizo visible al verlo.

El sol ya comenzaba a esconderse y tintaba el agua de un color anaranjado. Decidimos hacer un alto para dormir en tierra firme y comer algo caliente.

Saquemos el bote del agua y montemos nuestro campamento. Quareck volvió a comer aquella papilla de hierbas, que tenía una pinta asquerosa, mientras que Jimmy y yo disfrutábamos de medio pescado cada uno.

Antes de acostarnos Quareck fue a la orilla del río a buscar plantas para el día siguiente, mientras tanto Jimmy y yo nos quedemos delante de la hoguera.

- No me dejo de preguntar cómo les irán las cosas a los otros – me dirigí a Jimmy sin quitar la mirada del fuego.

- Supongo que bien, pero tendrían que haberse negado a las exigencias de Mut, al menos ponérselo más difícil ¿por qué os necesitaba a vosotros para buscar aquellos artefactos con el pedazo de ejercito que tiene? Joder al menos daros un poco de ayuda...

- Somos los elegidos Jimmy, tú también lo escuchaste.

- Sí tu lo dices socio. – Me dijo mientras se levantaba del suelo – Creo que me voy a tumbar un rato. Mañana será otro día.

Me quedé pensando un rato en mis antiguos compañeros. Las imagines que presencie en el cuarto de Aisha con Oleg comenzaron a golpear mi mente. Como “jugaban” y se reían a mis espaldas. Eso no compañeros… y mucho menos amigos, murmure con odio, ¿cuánto tiempo llevarían así?
Quareck me despertó de mis pensamientos, él se quedaría haciendo guardia mientras descansábamos ya que no me dejo acompañarle, según él, el Vencedor debía de descansar.

Me tumbé en la tienda, Jimmy a mi lado roncaba a pierna suelta. Me estaba acostumbrando a mis nuevos compañeros incluso me alegraba de tenerlos a mi lado. Poco a poco el cansancio se fue apoderando de mí hasta que al final quedé totalmente dormido.

Quareck nos despertó cuando el sol comenzaba a despuntar en el horizonte, desayunemos un poco de pan, recogimos nuestro equipo, rellenemos los odres del agua del río y volvimos a ser arrastrados por este.

Volví a intentar un par de veces haber si pescaba algo, a la tercera vez un pez del mismo tamaño que el anterior mordió el anzuelo. Intente pescar otro para tener Jimmy y yo uno cada uno pero no tuve suerte...

Según Jimmy aquella zona en la que nos encontrábamos no la había recorrido nunca, pero debíamos de estar a medio camino de nuestro destino, según el cerca de nuestra posición había un lugar que le llamaban la Cripta pero que por suerte o por desgracia él nunca había visitado ni sabía de que se trataba.

Así que seguimos navegando prestando especial atención a la orilla por si veíamos algo que nos indicara que íbamos en buen camino.
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Mensaje  PeKaDoR Dom Abr 15, 2012 4:42 pm

El viaje hacía tierras desconocidas había comenzado y aun estaba inseguro de que hacer con mi camino.
Tardé mucho en pensarlo y tras rellenar mis odres y las provisiones necesarias para el viaje pensé en ir directamente al sur este hacia Kyongsaw.
A partir de allí vería como continuar aunque antes no me vendría mal conseguir algo de dinero allí.
Prácticamente todos mis compañeros habían abandonado ya el castillo y finalmente no pude acompañar a Oleg y Aisha hacia el sur asi que tomaría mi propio camino.
No quería ir acompañado y tampoco quería tener compañía por ahora, es mi senda y he de seguirla solo. Puede que mas tarde necesite compañía pero por ahora me mantendría al margen.

llevaba demasiado tiempo en ese castillo, tiempo perdido asi que no me retrasé mas y partí hacia mi destino. Hacia Kyongsaw sin saber lo que me deparaba el futuro.


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Es muy corto si, pero no hay nada mas que decir hehe en verdad esperaba haber ido con Oleg y Aisha hacia el sur pero ahora me tengo que comer todo el camino.
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Mensaje  Skimmer Dom Abr 15, 2012 7:30 pm

Lo cierto es que estaban disfrutando del viaje en bote. Solo tenían que dejarse llevar corriente abajo, remando ocasionalmente para no encallar. Bor se había acostumbrado a las historias surrealistas de Jimmy y a los solemnes silencios de Quareck, incluso había llegado a apreciarlos.

- Estamos llegando a Cripta, chaval – le informó Jimmy mientras señalaba un espeso bosque que se extendía a su izquierda

- ¿Qué hay en ese lugar, Jimmy? – quiso saber Bor.

- Ni idea. Sé que más al este se encuentra Frondoso Ramsdale, pero nunca me he internado en el bosque. Prefiero los caminos. – Jimmy observaba el bosque con lo que a Bor le pareció una mezcla entre respeto y temor.

Poco después el río comenzó a curvarse, y tuvieron que volver a sacar los remos para mantenerse rectos. Cada vez el curso del río se estrechaba más, como el cuello de una botella, lo que hacía más difícil manejar el bote.

Los tres remaban con fuerza, cuando de repente Quareck soltó su remo y se irguió, con la vista fija en los árboles.

- ¿Qué ocurre, Quareck? – preguntó Bor. Una fina película de sudor le cubría mejillas y frente.

- Nos vigilan… ¡cuidado!

Del río surgió súbitamente una red que iba de orilla a orilla. Se elevó tres metros por encima del nivel del río, provocando que el bote se parase en seco. Quareck fue el único que logró mantener el equilibrio, Bor y Jimmy cayeron en el interior del bote.

En ambas orillas, hombres surgidos de la nada les apuntaban con sendos arcos. Sus ropajes eran verdes y marrones, ideales para camuflarse en la naturaleza.

- Recolectores – susurró Jimmy cubriéndose la cabeza con las manos.

Quareck desenvainó el mandoble que llevaba oculto bajo su capa.

- ¡Cobardes! Venid, enfrentaros a mí. ¡Luchad con honor! – rugió levantando el espadón por encima de su cabeza. Con los enemigos a tal distancia, aquel gesto resultó ridículo.

Todos llevaban capuchas, por lo que era imposible diferenciarlos unos de otros. Uno de los encapuchados que se encontraba en la orilla de la Cripta se adelantó al resto.

- Vamos a traer el bote a la orilla. Envainad las armas o moriréis bajo una lluvia de flechas – advirtió el desconocido.

- Quareck, guarda la espada – ordenó Bor a Quareck en susurros – Nos tienen acorralados, no podemos hacer nada.

La criatura pareció sufrir una lucha interna, pero finalmente envainó la espada. Jamás desafiaría una orden de Dabal Sombre.

Dos encapuchados lanzaron cuerdas con garfios en los extremos, así llevaron el bote a la orilla. En cuanto pusieron un pie en tierra, más de diez hombres se echaron sobre ellos. Bor perdió la consciencia cuando uno de ellos le golpeó en la cabeza.

Cuando despertó, lo primero que percibió fue un horrible dolor de cabeza. Abrió los ojos y se encontró en el claro de un espeso bosque. Estaba sentado con la espalda pegada a un árbol, con las manos atadas alrededor de éste. Bor miró hacia el cielo y vio que había anochecido. ¿Cuánto tiempo había estado inconsciente?

Varios metros delante de él, había una hoguera. Lo único que oía era el susurro del viento entre los árboles y el dulce crepitar del fuego.
Descubrió que le habían quitado todas sus pertenencias, pero sólo le asaltó el pánico cuando se dio cuenta de que también le habían arrebatado el collar.

- ¡Quareck, Jimmy! – gritó a pleno pulmón. No hubo respuesta.

Sintió la cara pegajosa, y entonces recordó el golpe que había recibido en la cabeza.

- Tus amigos están vivos – dijo una voz femenina.

Bor pegó un sobresalto. ¿De dónde venía aquella voz? Entonces notó que algo se movía por el rabillo del ojo. Una delgada figura que segundos antes había estado sentada al pie de uno de los árboles, se dirigía ahora hacia él.

Imposible. ¿Ha estado ahí sentada todo este rato y no la he visto?, pensó Bor estupefacto. Se dijo a sí mismo que el golpe en la cabeza le había afectado a los reflejos, pero ya había visto lo mismo cuando le asaltaron en el río. Aquella gente tenía una capacidad asombrosa para fundirse con su entorno.

La encapuchada se posicionó frente a él.

- Intentamos preguntarles cosas acerca de ti, pero ninguno de los dos habló. Sabía que el monstruo no lo haría – un escalofrío recorrió la espalda de Bor. Sabía lo de Quarleck. ¿Qué le habrían hecho? – pero pensé que el otro se rendiría. Parece ser que te guardan bastante lealtad.

Si en algún momento Bor había albergado dudas acerca de la implicación de Jimmy en la misión, éstas se dispersaron instantáneamente. No lo supo entonces, pero fue en ese momento cuando se convirtió en uno de sus mejores amigos.

- ¿Y qué es lo que quieres saber de mí? No os hemos hecho nada, ¿por qué nos habéis atacado? – preguntó Bor tratando de contener su ira.

- En principio solo íbamos a desplumaros, quitaros los objetos de valor y dejaros ir, pero luego encontramos esto. – de uno de sus bolsillos sacó el colgante de Bor – Así que vas a explicarme ahora mismo quién eres y a dónde te diriges.

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Volvemos al sistema de pregunta-respuesta. Tú eliges qué contestar, y te puedes aventurar a hacer una pregunta si quieres Wink

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Finalmente Turk anunció que habían acabado por hoy. Oleg y Aisha estaban agotados y magullados, pero Oleg había sufrido un tormento mucho mayor que el de ella.

Su atrevimiento del día anterior le había hecho merecedor de la sesión de entrenamiento más dura que había recibido jamás. Turk le había forzado a alcanzar límites totalmente inexplorados. En algunos momentos incluso pensó que morir había sido menos doloroso.

Pese a todo el sufrimiento que padecía, hacía lo imposible para no dar muestras de debilidad. No le concedería ese placer al viejo instructor.
Una nueva preocupación invadió a Oleg. Si todos los guerreros de los Vástagos habían sido forjados por Turk, debían de ser unos enemigos temibles. Fue en ese momento cuando se dio cuenta de que en el primer ataque contra Roca de Hierro no habían mandado a guerreros de verdad, sino aspirantes.

Con la ayuda de Aisha pudo llegar a la tienda de las “larvas”. Allí, ella le lavó las múltiples heridas, y además le aplicó un mejunje verde que una de las mujeres le había proporcionado. La frescura de aquel remedio casero alivió a Oleg con solo entrar en contacto con su piel.

Solo les dio tiempo a comer un poco antes de caer rendidos en un sueño cargado de pesadillas, en los que Turk probaba con ellos nuevos métodos de tortura. Cuando despertaron, ya había anochecido. Al parecer había cierto ajetreo en el campamento. Salieron de la carpa y vieron como todos los Vástagos caminaban en la misma dirección, así que se dispusieron a seguirlos.

Tras varios minutos de caminata, llegaron al verdadero centro del campamento, donde se encontraba la que era con diferencia la carpa más grande que habían visto jamás. En torno a ella se congregaba una multitud. Todos parecían estar esperando algo.

La piel que cubría la entrada a la carpa se apartó y de su interior surgió un hombre alto y corpulento. Aisha y Oleg reconocieron al instante el increíble parecido que guardaba aquel individuo con Mut. Aunque era más corpulento que el supuesto Dios, de pecho amplio y brazos fuertes. También parecía mayor, pues en su larga cabellera apenas quedaban unos mechones morenos, la mayoría había sucumbido al gris. La barba le crecía hasta la altura del ombligo, fiera y desaliñada.

- Gog – murmuraron Aisha y Oleg a la vez.

El hombre alzó los brazos y las pocas conversaciones que se mantenían cesaron por completo. Cuando Gog habló, lo hizo con una voz potente y carente de duda.

- ¡Hermanos, hermanas, familia! No es un secreto que los enfrentamientos con “La Justicia de Tzion” – al decir el nombre de la tribu, compuso una mueca de repugnancia y escupió al suelo – han ido a más en las últimas semanas. La guerra es inminente, pueblo mío. Pronto llegará el día en que tengamos que enseñarles a esos bastardos quienes son los verdaderos Vástagos de Tzion. ¡Pronto llegará el día en que la tierra quedará bañada con la sangre de nuestros enemigos! – la multitud rugió – He mandado un llamado a todos los Vástagos que en estos momentos se encuentran repartidos Tzion, y cuando lleguen contaremos con el mayor ejército jamás visto. ¡Entonces partiremos hacia la guerra! – tras decir esto último, volvió a elevar los brazos y lanzó un rugido salvaje, primitivo. Todos lo imitaron.

Aisha y Oleg se dieron cuenta entonces de que el tiempo corría en su contra. Debían cumplir su misión rápidamente, o se encontrarían en medio de una guerra que solo les traería muerte y destrucción.

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A partir de mañana empezáis a entrenar con armas. Vosotros elegís qué armas y qué estilo de lucha aprenderéis/mejoraréis. Dark, Oleg pierde 2 puntos de vida a causa del doloroso entrenamiento, no podrá recuperarlos hasta que descanse un día (lo cual será si consigue pasar las pruebas de iniciación). Turk castigará duramente cualquier atrevimiento o desobediencia Wink

Un apunte, en los entrenamientos solo hay hombres jóvenes de 13 a 30 años, mujeres solo están Aisha y Zulthas.
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Mensaje  GioRock Dom Abr 15, 2012 8:55 pm

- Sí te interesa mi colgante me imagino que sabrás más o menos quién soy... si, soy Dabal Sombre, el encargado de mandar al Diablo de vuelta al infierno. Todo esto me lo contó tú hermano Mut, porqué me imagino que eres la líder de los recolectores, me equivoco? - le dije con algo de arrogancia...
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Mensaje  Skimmer Dom Abr 15, 2012 9:10 pm

La encapuchda rió

- Vaya, qué fácil es sacarte tus secretos. Pensé que habías robado el colgante, pero el hecho de que seas ese "Dabal Sombre" te hace mucho más valioso de lo que pensé. Sin embargo, te has equivocado. No soy la líder de los seguidores, pero pronto la conocerás...No has contestado a mi otra pregunta, ¿a dónde te diriges?
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Mensaje  GioRock Dom Abr 15, 2012 9:40 pm

- ¿Porqué tendría que esconder quién soy? Creo que si me pasara algo todo Tzion estaría jodido, incluyendote a ti - dije armandome de valor- ¿dónde íbamos? No teníamos un destino fijo viajábamos al este a través del río, y creo que a ti no tengo que darte más detalles- mi mirada de odio sé clavo en sus ojos.
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La Leyenda del Oeste - Página 7 Empty Re: La Leyenda del Oeste

Mensaje  Skimmer Dom Abr 15, 2012 10:29 pm

- Tienes pelotas, chico, eso lo reconozco. Aun así no eres muy listo. Estoy segura de que viajabais con un rumbo fijo, pero eso no importa ahora. Me temo que tendrás que posponer tu viaje. Vienes con nosotros.

- ¡¿Qué?! Pero...

Bor se vio interrumpido cuando la encapuchada le dio una patada en la cabeza, dejándolo inconsciente por segunda vez en un día.

Cuando despertó, el dolor de cabeza se había duplicado. Se encontraba en otro claro, aunque le habían vuelto a atar de la misma manera a un árbol. La diferencia era que Quareck y Jimmy estaban atados en los árboles cercanos. Bor observó que habían necesitado el doble de cuerdas para mantener quieto a Quareck.

- Por fin despiertas, llevas horas así - dijo Jimmy. Era el que se encontraba más cerca de él.

- ¿Estáis bien? - preguntó Bor mientras intentaba revolverse bajo las cuerdas. Era inútil

- Lo lamento, Vencedor. Te he fallado - se disculpó Quarleck agachando la cabeza.

- No hay nada que pudieras haber hecho, nos superaban en número. No tienes por qué disculparte.

De nuevo había una hoguera en el centro del claro, pero esta vez dos de los encapuchados estaban sentados en torno a ella. No hablaban, solo se dedicaban a asar la carne que habían cazado aquel día. Supo que estaban allí para vigilarles.

- Jimmy, ¿tienes idea de dónde estamos? - le preguntó Bor en voz baja.

Jimmy miró hacia el cielo.

- Creo...creo que debemos estar en los bosques que rodean Cripta. Si al menos supiéramos a donde nos dirigimos...

- A nuestra base - respondió una voz entre los árboles. Otro de los encapuchados se encontraba apoyado en un árbol cercano, pero ninguno de ellos lo había visto antes.

- ¿Para que nos lleváis hasta allí? - quiso saber Bor. Aunque creía conocer la respuesta.

- Para llevarte ante ella. Quiere conocerte.

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Bueno, los tres habéis sido capturados. Mañana al amanecer iniciaréis la marcha hacia la guarida de los recolectores. Viajaréis maniatados y con varios encapuchados apuntandoos con arcos, dispuestos a frustrar cualquier intento de huida. Tardarás todo el día de mañana en llegar, así que si posteas, relata la travesía por el bosque Wink

P.D: Os darán de comer y beber.
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