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Segunda prueba
¿Furulas?
En algún rincón sin zombies (Título provisional)
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Esta es la primera vez que escribo una historia espero hacerla bien
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Empeze a vagar sola por medio de una ciudad infectada de Podridos,el shock habia sido tan grande que apenas era consciente de lo que hacia.Todos estaban muertos,Sofia,Carlos,Jose,Joel y Carla nunca volverian.Habian sido como mis padres,habia estado 6 años con ellos,me habian querido y protegido ¿porque yo estaaba viva y ellos no? derrepente escuche un gruñido agudo,levante la cabeza y lo vi,era un chiquillo de unos 15 años,se acercaba a mi lentamente, me quede inmovil mientras el se acercaba,cando estaba a un par de metros alguien le disparo y callo al suelo.Me senti mareada y cai al suelo.
Mis recuerdos sobre antes de que empezara esto son vagos e inconcisos.Recuerdo a varios niños,creo que uno era mi hermano,si seguro que era mi hermano,era de tez morena y cabello castaño oscuro,en todos mis recuerdos el sonreia,bueno en todos menos uno en el ultimo.Recuerdo estar en lo que yo creo que es el patio de un colegio,el estaba abrazado a mi y lloraba mientras me decia algo,pero no podia escucharlo fuera del colegio la gente gritaba y se escuchaban ruidos extraños como de perros gruñendo,hay mis recuerdos se enturbian solo recuerdo pequeños fragmentos,un hombre coge al niño en brazos y ami me coge de la mano,me arrastra entonces se escucha un gran golpe y todo en blanco.Me desperte en un habitacion extraña, con las ventanas tapiadas,de lejos se escuchaban gruñidos,aunque en ese momento no sabia lo que significaban me asustaban tanto que apenas podia moverme,me intente levantar pero al apollar el pie senti un dolor agudo que hizo que gimiera y la pierna me fallo,cai en la cama y se me escaparon unas lagrimas entonces la puerta se abrio de forma brusca,al otro lado una mujer de no mas de 25 años se quedo mirandome,era alta,morena y en su mano llevava algo ,en ese momento ni si quiera sabia lo que era despues descubriria que era una pistola.
-Hola,¿estas bien? dijo la mujer de pelo castaño
Me quede inmovil,la mire fijamente e intente hablar pero las palabras no salian de mi boca.
-Yo me llamo Sofia ¿Y tu?
-Mme llamomo Thais -dije tartamudeando por el miedo
Se acerco a mi,se agacho y me dijo
-Es un nombre muy bonito,Thais ¿quieres ir a conocer a los demas?
Yo mire mi pierna y me quede pensando en que hacer al final respondi
-Vale
Me llevo atraves de un pasillo,la pierna me dolia mucho pero nose porque no me atrevia a decirle nada a Sofia,para pensar en otra cosa me empeze a fijar en las paredes,habia muchas fotos pero ella no salia en ninguna,habia varias puertas todas ellas con cerraduras,se paro enfrente de la puerta del final del pasillo y toco la puerta,al otro lado se oio a un hombre decir algo y ella respondio con una sola palabra,Limpia.Al abrirse la puerta vi a un hombre entrado ya en los 40,tenia una barba espesa como si no se hubiera afeitado desde hacia semanas,tenia un pequeño corte cerca de la ceja derecha,su ropa era bastante extraña llevava unos panalones de pana marrones y una camiseta negra que ponia *Los Ramones*
-Acercate pequeña-dijo el hombre
Al no saber muy bien si hacerlo,mire a Sofia que me asentio con la cabeza
-No deberias tener miedo de nosotros,si no de los comecarnes de ahi fuera-dijo el hombre enfadado
-¡Carlos no le digas eso a la niña!-dijo Sofia
Desperte de mi sueño y pense que todo habia sido un estupido sueño y que cuando me levantara todos estarian ahi,pero no fue asi
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Empeze a vagar sola por medio de una ciudad infectada de Podridos,el shock habia sido tan grande que apenas era consciente de lo que hacia.Todos estaban muertos,Sofia,Carlos,Jose,Joel y Carla nunca volverian.Habian sido como mis padres,habia estado 6 años con ellos,me habian querido y protegido ¿porque yo estaaba viva y ellos no? derrepente escuche un gruñido agudo,levante la cabeza y lo vi,era un chiquillo de unos 15 años,se acercaba a mi lentamente, me quede inmovil mientras el se acercaba,cando estaba a un par de metros alguien le disparo y callo al suelo.Me senti mareada y cai al suelo.
Mis recuerdos sobre antes de que empezara esto son vagos e inconcisos.Recuerdo a varios niños,creo que uno era mi hermano,si seguro que era mi hermano,era de tez morena y cabello castaño oscuro,en todos mis recuerdos el sonreia,bueno en todos menos uno en el ultimo.Recuerdo estar en lo que yo creo que es el patio de un colegio,el estaba abrazado a mi y lloraba mientras me decia algo,pero no podia escucharlo fuera del colegio la gente gritaba y se escuchaban ruidos extraños como de perros gruñendo,hay mis recuerdos se enturbian solo recuerdo pequeños fragmentos,un hombre coge al niño en brazos y ami me coge de la mano,me arrastra entonces se escucha un gran golpe y todo en blanco.Me desperte en un habitacion extraña, con las ventanas tapiadas,de lejos se escuchaban gruñidos,aunque en ese momento no sabia lo que significaban me asustaban tanto que apenas podia moverme,me intente levantar pero al apollar el pie senti un dolor agudo que hizo que gimiera y la pierna me fallo,cai en la cama y se me escaparon unas lagrimas entonces la puerta se abrio de forma brusca,al otro lado una mujer de no mas de 25 años se quedo mirandome,era alta,morena y en su mano llevava algo ,en ese momento ni si quiera sabia lo que era despues descubriria que era una pistola.
-Hola,¿estas bien? dijo la mujer de pelo castaño
Me quede inmovil,la mire fijamente e intente hablar pero las palabras no salian de mi boca.
-Yo me llamo Sofia ¿Y tu?
-Mme llamomo Thais -dije tartamudeando por el miedo
Se acerco a mi,se agacho y me dijo
-Es un nombre muy bonito,Thais ¿quieres ir a conocer a los demas?
Yo mire mi pierna y me quede pensando en que hacer al final respondi
-Vale
Me llevo atraves de un pasillo,la pierna me dolia mucho pero nose porque no me atrevia a decirle nada a Sofia,para pensar en otra cosa me empeze a fijar en las paredes,habia muchas fotos pero ella no salia en ninguna,habia varias puertas todas ellas con cerraduras,se paro enfrente de la puerta del final del pasillo y toco la puerta,al otro lado se oio a un hombre decir algo y ella respondio con una sola palabra,Limpia.Al abrirse la puerta vi a un hombre entrado ya en los 40,tenia una barba espesa como si no se hubiera afeitado desde hacia semanas,tenia un pequeño corte cerca de la ceja derecha,su ropa era bastante extraña llevava unos panalones de pana marrones y una camiseta negra que ponia *Los Ramones*
-Acercate pequeña-dijo el hombre
Al no saber muy bien si hacerlo,mire a Sofia que me asentio con la cabeza
-No deberias tener miedo de nosotros,si no de los comecarnes de ahi fuera-dijo el hombre enfadado
-¡Carlos no le digas eso a la niña!-dijo Sofia
Desperte de mi sueño y pense que todo habia sido un estupido sueño y que cuando me levantara todos estarian ahi,pero no fue asi
Tra94- Encargado de las mantas
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Edad : 30
Fecha de inscripción : 19/07/2011
Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Me es jodido postear entre semana, pero he hecho un esfuerzo para escribir esto. Ni es mucho ni está muy bien, pero no tengo tiempo para más xD
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Había llegado el momento. El Jinete había esperado pacientemente durante varios días, aguardando la oportunidad perfecta. Cuando vio como Alicia salía de su casa y se dirigía a donde había dado sepultura a su hijo, supo que esa era su oportunidad.
El Jinete salió de su habitáculo y se acercó a ella, quedándose unos pasos por detrás.
- ¿Sabes por qué murió tu hijo? - dijo con aquel tono neutro y frío que le caracterizaba, como si solo fuese una marioneta.
La mujer se dio la vuelta lentamente y le miró duramente a los ojos antes de contestar:
- ¿Qué?
- Te he preguntado que si sabes la razón por la que murió tu hijo.
- Porque alguien disparó y cuando la bala rebotó, le alcanzó a él.
- ¿Y por qué crees que dispararon?
- Les entró el pánico...cuando los muertos entraron.
Ya habían llegado al punto.
- Entonces, la muerte de tu hijo la causaron los muertos vivientes. ¿Qué me dirías si te dijese que conozco un lugar en el que no tienes que preocuparte por ellos? Un lugar en el que es imposible que un zombi llegue jamás. Una isla en medio del océano. Una isla en la que personas de todo el mundo se han refugiado y se han dedicado a construir algo parecido a una civilización. Su nombre es Siracusa, mi hogar.
El silencio reinó durante unos instantes.
- ¿Tú has estado allí?
- Sí, durante años.
- ¿Cuánto tardaríamos en llegar?
- Varios meses. El primer tramo podríamos hacerlo en vehículos, pero luego habría que abandonarlos y seguir a pie. Tendremos que atravesar ciudades, Alicia. Y en algunas de ellas la mayor preocupación no son los muertos vivientes, si no las comunidades que se han establecido allí. Vosotros habéis estado aislados del mundo durante cinco años. Las cosas han cambiado mucho. La gente ha cambiado mucho. Si alguno de ellos os cogiera, os violaría y después os comería, no te quepa la menor duda. Es una ruta peligrosa, pero si me hacéis caso no tiene por qué ocurrir nada.
- Tengo...tengo que pensármelo. - contestó la mujer, un poco abrumada por el exceso de información.
- De acuerdo, pero date prisa o el invierno se nos echará encima. Por cierto, antes de salir habría que enseñar a todos a utilizar un arma. Mujeres, niños, todos.
Y sin más, el Jinete se dio la vuelta y volvió a encerrarse en su habitáculo.
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Había llegado el momento. El Jinete había esperado pacientemente durante varios días, aguardando la oportunidad perfecta. Cuando vio como Alicia salía de su casa y se dirigía a donde había dado sepultura a su hijo, supo que esa era su oportunidad.
El Jinete salió de su habitáculo y se acercó a ella, quedándose unos pasos por detrás.
- ¿Sabes por qué murió tu hijo? - dijo con aquel tono neutro y frío que le caracterizaba, como si solo fuese una marioneta.
La mujer se dio la vuelta lentamente y le miró duramente a los ojos antes de contestar:
- ¿Qué?
- Te he preguntado que si sabes la razón por la que murió tu hijo.
- Porque alguien disparó y cuando la bala rebotó, le alcanzó a él.
- ¿Y por qué crees que dispararon?
- Les entró el pánico...cuando los muertos entraron.
Ya habían llegado al punto.
- Entonces, la muerte de tu hijo la causaron los muertos vivientes. ¿Qué me dirías si te dijese que conozco un lugar en el que no tienes que preocuparte por ellos? Un lugar en el que es imposible que un zombi llegue jamás. Una isla en medio del océano. Una isla en la que personas de todo el mundo se han refugiado y se han dedicado a construir algo parecido a una civilización. Su nombre es Siracusa, mi hogar.
El silencio reinó durante unos instantes.
- ¿Tú has estado allí?
- Sí, durante años.
- ¿Cuánto tardaríamos en llegar?
- Varios meses. El primer tramo podríamos hacerlo en vehículos, pero luego habría que abandonarlos y seguir a pie. Tendremos que atravesar ciudades, Alicia. Y en algunas de ellas la mayor preocupación no son los muertos vivientes, si no las comunidades que se han establecido allí. Vosotros habéis estado aislados del mundo durante cinco años. Las cosas han cambiado mucho. La gente ha cambiado mucho. Si alguno de ellos os cogiera, os violaría y después os comería, no te quepa la menor duda. Es una ruta peligrosa, pero si me hacéis caso no tiene por qué ocurrir nada.
- Tengo...tengo que pensármelo. - contestó la mujer, un poco abrumada por el exceso de información.
- De acuerdo, pero date prisa o el invierno se nos echará encima. Por cierto, antes de salir habría que enseñar a todos a utilizar un arma. Mujeres, niños, todos.
Y sin más, el Jinete se dio la vuelta y volvió a encerrarse en su habitáculo.
Skimmer- Cazador mediocre
- Cantidad de envíos : 761
Fecha de inscripción : 18/09/2010
Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Me levanto sobresaltado por el ruido de un relámpago. La tormenta rompe con fuerza en el bosque. Miro a Lisa que duerme plácidamente. Pobre chica, todo lo que a tenido que vivir en tan poco tiempo, la muerte de su padre, las agresiones de aquel tipo y todos esos zombies fuera esperando para poder probar su carne.
Decido levantarme, no puedo dormir. No sé que hora es ya que la tormenta me impide ver el cielo. Salgo de la cabaña con un par de ollas para que se llenen de agua y así utilizara para cocinar.
Me encanta sentir la lluvia en mi piel, me relaja... Los recuerdos comienzan a pasar por mi mente mientras se dibuja una sonrisa en mi cara. Me acuerdo de Francia... cuando al terminar mi ultima prueba del año Luis y yo fuimos a celebrar mi victoria y como llovía... allí si que me mojé de verdad.
De golpe un rayo parte la oscuridad del bosque y me vuelve a la realidad. He podido ver claramente a cuatro de esas cosas vagando alrededor de la casa.
Hay que salir de aquí cuanto antes...
Lisa se despierta mientras estira todos los músculos de su cuerpo. Es una de las pocas veces que a conseguido dormir tanto tiempo del tirón. Después de días se siente descansada. Supongo que es gracias a Randy, gracias a que me encontró y aparte creo que es muy mono, piensa mientras se sonroja
Los ojos de Lisa se abren cada vez más, nota como el miedo comienza a apoderarse de ella. Esto ya lo ha vivido... Con una fugaz mirada recorre todo el habitáculo, pero Randy no se encuentra allí... Sale fuera, las nubes han dado una tregua, ya no llueve pero sabe que a llovido ya que nota el barro en sus pies desnudos... Comienza a rodear la casa y ahí lo ve... trajinando su bicicleta de montaña. Corre hacia el mientas grandes goterones se deslizan por su cara:
- Pesadillas? – le digo cuando Lisa me abraza por la espalda.
- Peor, pensé que me habías abandonado.
- Puedes estar tranquila, ya te dije ayer que nunca pasaría eso. – le digo mientras me doy la vuelta y le miro directamente.
Ella agacha la cabeza.
- Ya, pero pienso que no te puedo servir de mucha ayuda delante de esos monstruos.
- Mira, hagamos una cosa, prepara algo de almorzar mientras yo termino de poner a punto mi bici. – le digo mientras le toco el pelo.
Lisa levanta la cabeza y busca mi mirada, recapacita varios segundos y asiente con la mirada.
Solo la conozco de un par de días, pero la conexión que siento con ella es bastante grande, supongo que es por la situación que estamos viviendo en este mundo de locos.
Entro dentro de la cabaña, Lisa esta sentada en la mesa diciéndome que ya tiene hambre que no puede esperar más, yo solo me río de la cara que pone. En ese momento veo como la puerta se hace añicos.
Los zombies, pienso en un primer momento pero un tipo apuntando directamente a nosotros nos ordena que nos quedemos quietos, veo que esta con otra persona.
- No tenemos nada que os pueda servir de gran ayuda aquí. – le digo con una voz muy serena mientras doy un paso al frente para ponerme Lisa a la espalda y sacarla de la trayectoria de disparo. Mientras me rasco la nuca y disimulando su presencia.
- Quieto o te juro que acabaras muy mal, tengo a mi gente apuntándote directamente a la cabeza.
- El que tendría que estar cabreado soy yo, acabas de jodernos la puerta y nuestro refugio.
- Llamas refugio a esto? Tengo algo mejor, un lugar que de verdad donde podréis vivir mejor tu y tu novia. – me dice mientras no deja de apuntar con su arma.
Lo de la novia me a dejado algo descuadrado pero no lo niego, prefiero que piensen que es mi pareja.
- Muy bien mi nombre es Randy, ella es Lisa, y bueno, ¿con quien tengo el placer de hablar? – le digo mientras le tiendo la mano.
-
Se queda mirando mi mano y con un soplido baja el arma.
- Degtyarev, mi nombre es Degtyarev. – me estrecha la mano.
Degtyarev se le veía un tipo muy seguro de si mismo, no tenía miedo en su mirada y sabía como dirigir a toda esa gente de diferentes regiones. Decidi fiarme de sus palabras, que tenia que perder? La vida? Creo que después como han entrado esta gente aquí dentro a los zombies no les costaría entrar. Y tampoco se le veía maldad en la mirada de aquel tipo.
Degtyarev insistió en hacernos un chequeo para ver que de verdad no estuviéramos contagiados. Me negué en rotundo de que un varón le hiciera un chequeo a Lisa, así que el tal Degtyarev llamo a una chica americana y esta comprobó a Lisa.
Al ver que todos estábamos bien recogimos nuestras pertenencias. Yo mi bicicleta y todo lo de mi mochila y Lisa se hico otro macuto con algo de ropa y unos cuantos recuerdos.
Así que Degtyarev, los suyos, Lisa y yo nos adentremos en el bosque en busca de ese refugio… siempre con Lisa cogida de la mano por si es una emboscada y tenemos que salir corriendo…
Decido levantarme, no puedo dormir. No sé que hora es ya que la tormenta me impide ver el cielo. Salgo de la cabaña con un par de ollas para que se llenen de agua y así utilizara para cocinar.
Me encanta sentir la lluvia en mi piel, me relaja... Los recuerdos comienzan a pasar por mi mente mientras se dibuja una sonrisa en mi cara. Me acuerdo de Francia... cuando al terminar mi ultima prueba del año Luis y yo fuimos a celebrar mi victoria y como llovía... allí si que me mojé de verdad.
De golpe un rayo parte la oscuridad del bosque y me vuelve a la realidad. He podido ver claramente a cuatro de esas cosas vagando alrededor de la casa.
Hay que salir de aquí cuanto antes...
Lisa se despierta mientras estira todos los músculos de su cuerpo. Es una de las pocas veces que a conseguido dormir tanto tiempo del tirón. Después de días se siente descansada. Supongo que es gracias a Randy, gracias a que me encontró y aparte creo que es muy mono, piensa mientras se sonroja
Los ojos de Lisa se abren cada vez más, nota como el miedo comienza a apoderarse de ella. Esto ya lo ha vivido... Con una fugaz mirada recorre todo el habitáculo, pero Randy no se encuentra allí... Sale fuera, las nubes han dado una tregua, ya no llueve pero sabe que a llovido ya que nota el barro en sus pies desnudos... Comienza a rodear la casa y ahí lo ve... trajinando su bicicleta de montaña. Corre hacia el mientas grandes goterones se deslizan por su cara:
- Pesadillas? – le digo cuando Lisa me abraza por la espalda.
- Peor, pensé que me habías abandonado.
- Puedes estar tranquila, ya te dije ayer que nunca pasaría eso. – le digo mientras me doy la vuelta y le miro directamente.
Ella agacha la cabeza.
- Ya, pero pienso que no te puedo servir de mucha ayuda delante de esos monstruos.
- Mira, hagamos una cosa, prepara algo de almorzar mientras yo termino de poner a punto mi bici. – le digo mientras le toco el pelo.
Lisa levanta la cabeza y busca mi mirada, recapacita varios segundos y asiente con la mirada.
Solo la conozco de un par de días, pero la conexión que siento con ella es bastante grande, supongo que es por la situación que estamos viviendo en este mundo de locos.
Entro dentro de la cabaña, Lisa esta sentada en la mesa diciéndome que ya tiene hambre que no puede esperar más, yo solo me río de la cara que pone. En ese momento veo como la puerta se hace añicos.
Los zombies, pienso en un primer momento pero un tipo apuntando directamente a nosotros nos ordena que nos quedemos quietos, veo que esta con otra persona.
- No tenemos nada que os pueda servir de gran ayuda aquí. – le digo con una voz muy serena mientras doy un paso al frente para ponerme Lisa a la espalda y sacarla de la trayectoria de disparo. Mientras me rasco la nuca y disimulando su presencia.
- Quieto o te juro que acabaras muy mal, tengo a mi gente apuntándote directamente a la cabeza.
- El que tendría que estar cabreado soy yo, acabas de jodernos la puerta y nuestro refugio.
- Llamas refugio a esto? Tengo algo mejor, un lugar que de verdad donde podréis vivir mejor tu y tu novia. – me dice mientras no deja de apuntar con su arma.
Lo de la novia me a dejado algo descuadrado pero no lo niego, prefiero que piensen que es mi pareja.
- Muy bien mi nombre es Randy, ella es Lisa, y bueno, ¿con quien tengo el placer de hablar? – le digo mientras le tiendo la mano.
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Se queda mirando mi mano y con un soplido baja el arma.
- Degtyarev, mi nombre es Degtyarev. – me estrecha la mano.
Degtyarev se le veía un tipo muy seguro de si mismo, no tenía miedo en su mirada y sabía como dirigir a toda esa gente de diferentes regiones. Decidi fiarme de sus palabras, que tenia que perder? La vida? Creo que después como han entrado esta gente aquí dentro a los zombies no les costaría entrar. Y tampoco se le veía maldad en la mirada de aquel tipo.
Degtyarev insistió en hacernos un chequeo para ver que de verdad no estuviéramos contagiados. Me negué en rotundo de que un varón le hiciera un chequeo a Lisa, así que el tal Degtyarev llamo a una chica americana y esta comprobó a Lisa.
Al ver que todos estábamos bien recogimos nuestras pertenencias. Yo mi bicicleta y todo lo de mi mochila y Lisa se hico otro macuto con algo de ropa y unos cuantos recuerdos.
Así que Degtyarev, los suyos, Lisa y yo nos adentremos en el bosque en busca de ese refugio… siempre con Lisa cogida de la mano por si es una emboscada y tenemos que salir corriendo…
GioRock- Aprendiz de cazador
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Fecha de inscripción : 27/06/2011
Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Haber si esta vez me sale mejor (voy a cambiar el escenario de ciudad a bosque porque si no me es imposible seguir bien)
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Me desperte en medio de un bosque,estaba oscuro y silencioso,el suelo estaba cubierto de hojas y tierra mojada,ellos no estaban,por desgracia no habia sido solo un mal sueño,me senti confusa al darme cuanta de que en mi ultimo recuerdo estaba en una pequeña ciudad,mi mente se puso a mil ¿Donde estoy? ¿Como e llegado aquí? entonces escuche cerca unos pasos,me levante como pude y me escondi detras de un viejo arbol mientras me preparaba para lo peor,entonces un pequeño grupo aparecio de entre los arboles,al principio crei que era unos comecarnes que me habian oido u olido pero uno de los hombres me saco de mi error.
-Lisa,no pasa nada
La chica, asintió con la cabeza y se acerco mas al chico,al acercarse mas me di cuenta que iban cogidos de la mano.El que iba liderando el grupo se paro en seco y se agacho miro la tierra y dijo:
Algo o alguien a esto recientemente aqui --Lider
¿A que te refieres con recientemente?- Chico
Lo que fuera se fue despues de que dejara de llover-Lider
La chica se acerco a un mas al chico y le miro preocupada,el hombre miraba a los arboles y el resto del grupo se extremecia con cada crujido de las ramas que habia en el suelo,entonces escuche algo a mis espaldas y al mirar atras vi a 3 comecarnes,sali corriendo hacia el grupo.Al verme levantaron sus armas y me apuntaron.
-No soy uno de esos bichos -Thais
entonces de detras de los arboles salieron los tres Z ,el Lider apunto su arma y mato al primero y a la segunda,un hombre de unos 70 años y una mujer de unos 30,una mujer del grupo acabo con el tercero,un hombre de unos 20.Entonces se me acerco el lider
-¿Tu que haces aqui?-Lider
Vaje la mirada sin saber que decir, ni siquiera yo lo sabia ¿que se supone que le tendria que decir?
-¿Estas sola?- pregunto el chico
Asenti con la cabeza y aguante las ganas de llorar
-Nos vimos atrapados por una decena de comecarnes y solo yo........
-Mmm si quieres puedes venir con nosotros pero las normas son claras,antes de nada hay que hacerte un chequeo para ver que no estas infectada-Lider
Se me acerco un muchacha y detras de un arbol me hizo el chequeo
-Nada-chica americana
-Yo soy Degtyarev-Lider
-Yo soy Randy y esta es Lisa
-Vamos,que se esta haciendo tarde-Degtyarev
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Me desperte en medio de un bosque,estaba oscuro y silencioso,el suelo estaba cubierto de hojas y tierra mojada,ellos no estaban,por desgracia no habia sido solo un mal sueño,me senti confusa al darme cuanta de que en mi ultimo recuerdo estaba en una pequeña ciudad,mi mente se puso a mil ¿Donde estoy? ¿Como e llegado aquí? entonces escuche cerca unos pasos,me levante como pude y me escondi detras de un viejo arbol mientras me preparaba para lo peor,entonces un pequeño grupo aparecio de entre los arboles,al principio crei que era unos comecarnes que me habian oido u olido pero uno de los hombres me saco de mi error.
-Lisa,no pasa nada
La chica, asintió con la cabeza y se acerco mas al chico,al acercarse mas me di cuenta que iban cogidos de la mano.El que iba liderando el grupo se paro en seco y se agacho miro la tierra y dijo:
Algo o alguien a esto recientemente aqui --Lider
¿A que te refieres con recientemente?- Chico
Lo que fuera se fue despues de que dejara de llover-Lider
La chica se acerco a un mas al chico y le miro preocupada,el hombre miraba a los arboles y el resto del grupo se extremecia con cada crujido de las ramas que habia en el suelo,entonces escuche algo a mis espaldas y al mirar atras vi a 3 comecarnes,sali corriendo hacia el grupo.Al verme levantaron sus armas y me apuntaron.
-No soy uno de esos bichos -Thais
entonces de detras de los arboles salieron los tres Z ,el Lider apunto su arma y mato al primero y a la segunda,un hombre de unos 70 años y una mujer de unos 30,una mujer del grupo acabo con el tercero,un hombre de unos 20.Entonces se me acerco el lider
-¿Tu que haces aqui?-Lider
Vaje la mirada sin saber que decir, ni siquiera yo lo sabia ¿que se supone que le tendria que decir?
-¿Estas sola?- pregunto el chico
Asenti con la cabeza y aguante las ganas de llorar
-Nos vimos atrapados por una decena de comecarnes y solo yo........
-Mmm si quieres puedes venir con nosotros pero las normas son claras,antes de nada hay que hacerte un chequeo para ver que no estas infectada-Lider
Se me acerco un muchacha y detras de un arbol me hizo el chequeo
-Nada-chica americana
-Yo soy Degtyarev-Lider
-Yo soy Randy y esta es Lisa
-Vamos,que se esta haciendo tarde-Degtyarev
Tra94- Encargado de las mantas
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Edad : 30
Fecha de inscripción : 19/07/2011
Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
- No hagan tanto ruido al caminar, sea quien sea, el silencio es nuestro mejor amigo. - Murmuro para que todos me escuchen.
- Gracias a Dios ha salido el sol. - Dice el sujeto que hemos encontrado en la casucha, Randy.
- Adelante hay un pastizal bajo y extenso, nos detendremos ahí a descansar. - Digo dándome la vuelta para verlos a todos a la cara.
- ¿El refugio queda muy lejos? - Pregunta Randy.
- No mucho, pero es mejor descansar unos minutos. Además hay un pequeño arroyo con agua limpia, recargaremos agua de paso. - Respondo.
Detrás de los últimos árboles podemos ver poco a poco el pastizal bajo, verde claro iluminado por el sol que ahuyenta como si nada las pocas nubes que hace tan sólo varias horas atrás nos ofrecían lluvia.
- No se separen mucho. Si alguno o alguna piensa ir al arroyo por equis motivo me lo dice. Descansen. - Digo en voz alta parándome sobre una roca, le pido los binoculares a Laryssa y veo la zona, no hay actividad.
- Yo y Lisa iremos a sentarnos debajo de aquél árbol, tendremos cuidado. - Me dice Randy.
Espero que sepas usar esa pistola, pienso yo.
El boxeador, el cazador, el Ucraniano, los Boone y Laryssa Clarke se sientan al lado de la gran roca en la que me encuentro parado y les doy mi permiso de abrir mi mochila y de sacar la comida que quieran. Yo me bajo de un salto de la roca y saco dos manzanas, las mejores que encuentro. Emmy puso mucho de sí en el huerto y en su árbol de manzanas.
Doy media vuelta y camino a paso lento hacia el árbol bajo el cual se encuentran Randy y Lisa, están hablando sobre algo ambos, pero callan al verme venir. Le lanzo una manzana a Randy, éste la atrapa, camino un poco más y le doy la manzana en la mano a Lisa.
- Hay más como esas en el refugio. - Digo yo quitándome la bufanda de la cara.
- Te lo agradecemos. - Agradece Randy con una sonrisa.
- ¿Sabes disparar el arma? - Pregunto tras unos segundos de silencio.
- Sí, se dispararla.
- No mientas, apenas sabes tomarla adecuadamente, cuando lleguemos al refugio irás a practicar al campo de tiro, no quiero inservibles bajo mi mando. - Digo bordemente.
La sonrisa desaparece de su rostro, está a punto de decirme algo pero un chillido toma toda nuestra atención, miro por detrás del árbol y veo como Thais, la chica rubia que encontramos hace una hora y media se aleja gateando del arroyo, del mismo veo como sale un zombie, pero no parece cualquier zombie, éste parece estar en frenesí por que hace todo lo que está a su alcance para subirse a tierra firme.
Thais se reafirma y empieza a correr hacia mi dirección sin dejar de gritar, el zombie consigue salir del arroyo y veo lo que es, un corredor.
- Thais... - Suelto con un débil hilo de voz y empiezo a correr hacia ella, les dije a todos que no se acercaran al arroyo sin mi.
Detrás mio oigo pasos, es Randy con un arma en su mano derecha, pero no es la pistola.
- ¡Degtyareeeev! - Grita Thais alzando un brazo hacia mi.
- Thais... ¡Agáchate Thais! - Ordeno, Thais se lanza al suelo y yo despego de la tierra, lanzo un tacle de un salto al corredor, el impacto es contundente y ambos caemos al suelo.
Estoy encima del zombie, pero este entre convulsiones me da un puñetazo en la sien y logra apartarme, me reincorporo y saco el machete de su funda. El resto del grupo viene corriendo a mi dirección, excepto Laryssa que está sobre la roca con su rifle tratando de disparar en el momento justo, y Randy, que en sus brazos tiene a Thais llorando y pataleando. El zombie se levanta con dificultad y yo dirijo un machetazo a su cabeza que no acaba con él por que con medio machete incrustado en su cráneo sigue arremetiendo contra mi, esta vez ambos caemos pero la única diferencia es que él está sobre mi.
Se oye un disparo y en una fracción de segundo se abre un hoyo mediano en el hombro izquierdo del corredor. Aprovecho ésto y de una patada me lo quito de encima, me arrojo sobre él y saco el machete de su cráneo para golpearlo una y otra vez con él hasta dejar su cabeza un amasijo de hueso, carne y sesos. Dejo de golpearlo con la hoja cuando empiezo a respirar con gran agitamiento. Miro hacia atrás y veo como muchos miran la escena.
- Díganme que no tengo la cara manchada.
- La tienes limpia. - Me dice uno de los gemelos Boone.
- Eso es por que no deben acercarse sólos al agua... - Digo levantándome y limpiando el machete sobre el pasto, luego habría tiempo de limpiarlo apropiadamente.
- El descanso terminó, junten sus cosas y vámonos. - Ordenó Laryssa.
Así emprendimos el viaje hacia el refugio, ya había hecho más que suficiente, dos chicas y un chico, ni una sóla muerte.
- La has tenido difícil... - Murmura Randy adelantándose hasta mi.
- Yo nunca la tengo difícil. Ya casi llegamos.
A los veinte minutos de haber recomenzado el regreso por fin habíamos llegado, el refugio, el castillo.
- Éste es vuestro nuevo hogar, Randy, Lisa y Thais, aquí es dónde pueden reconstruir medianamente sus vidas una vez más. - Digo con una voz clara y firme.
Del castillo salieron dos jinetes, Lisa inmediatamente se escondió tras Randy.
- Señor Degtyarev. - Dice uno de los jinetes.
- Traigo gente nueva, preparen una casucha para la parejita ésta que ven aquí - Digo señalando a Randy y a Lisa - y una más para ésta chica, Thais. - La señalo.
- Sí señor.
Los jinetes entran con nosotros, la gran puerta es cerrada por los centinelas del interior del castillo, decido presentarme adecuadamente a los supervivientes.
- Yo me llamo Degtyarev, llegamos aquí hace ya bastante tiempo con amigos mios, yo y varios más somos fundadores por así decirlo de este refugio, lo encontramos y lo hicimos nuestro, aquí es donde tratamos de rehacer nuestra vida. Yo me encargo de todo lo relacionado con la seguridad, sin mi permiso o el permiso de Alicia no sale nadie, soy el que convierte a chicos asustados en verdaderos sobrevivientes, es un placer conocerlos a todos ustedes.
- Degtyarev, las casas están ya preparadas, la número veintiuno y trece, la trece para la pareja y la veintiuno para la chica, tal y como pediste. - Dice el jinete.
- Muchísimas gracias, ustedes tres acompáñenme, voluntarios, pueden retirarse, gracias por su ayuda.
- No puedo creer nada de lo que veo aquí, estos muros, el castillo, la seguridad, ¿cómo lo han hecho? - Pregunta asombrado Randy.
- Nos costó, pero lo conseguimos, ésta es su casa, la trece, si no hay conservas en ella pueden sacar un poco de comida del huerto o del almacén, les aviso que aquí todos hacen algo, incluso los niños, que descansen, sígueme Thais.
Me despedí de la pareja y me dispuse a acompañar a Thais a su casa, la chica me había dado problemas, pero me convencí a mi mismo de que no lo hiso a propósito.
- Ésta es la tuya, la veintiuno, espero que te sientas cómoda. Lo mismo que los otros, aquí todos hacen algo, nadie se rasca el culo...
- Ya lo se. - Me interrumpe, la miro un poco más detalladamente, ojos azules grisáceos y pelo rubio largo recogido, está bastante sucia.
- Bien, más tarde me pasaré a traerte unas cubetas con agua para la ducha, trataré de que la calienten en el castillo...
- Degtyarev... - Me vuelve a interrumpir.
- ¿Qué?
- Muchas gracias por salvarme, si no hubieses llegado a tiempo yo...
- Está bien, es mi trabajo, cuídate.
Me despido de ella y me dirijo a mi oficina en las barracas a escribir mi hallazgo, hoy fué un día de suerte, luego iría a ver a Emmy.
- Gracias a Dios ha salido el sol. - Dice el sujeto que hemos encontrado en la casucha, Randy.
- Adelante hay un pastizal bajo y extenso, nos detendremos ahí a descansar. - Digo dándome la vuelta para verlos a todos a la cara.
- ¿El refugio queda muy lejos? - Pregunta Randy.
- No mucho, pero es mejor descansar unos minutos. Además hay un pequeño arroyo con agua limpia, recargaremos agua de paso. - Respondo.
Detrás de los últimos árboles podemos ver poco a poco el pastizal bajo, verde claro iluminado por el sol que ahuyenta como si nada las pocas nubes que hace tan sólo varias horas atrás nos ofrecían lluvia.
- No se separen mucho. Si alguno o alguna piensa ir al arroyo por equis motivo me lo dice. Descansen. - Digo en voz alta parándome sobre una roca, le pido los binoculares a Laryssa y veo la zona, no hay actividad.
- Yo y Lisa iremos a sentarnos debajo de aquél árbol, tendremos cuidado. - Me dice Randy.
Espero que sepas usar esa pistola, pienso yo.
El boxeador, el cazador, el Ucraniano, los Boone y Laryssa Clarke se sientan al lado de la gran roca en la que me encuentro parado y les doy mi permiso de abrir mi mochila y de sacar la comida que quieran. Yo me bajo de un salto de la roca y saco dos manzanas, las mejores que encuentro. Emmy puso mucho de sí en el huerto y en su árbol de manzanas.
Doy media vuelta y camino a paso lento hacia el árbol bajo el cual se encuentran Randy y Lisa, están hablando sobre algo ambos, pero callan al verme venir. Le lanzo una manzana a Randy, éste la atrapa, camino un poco más y le doy la manzana en la mano a Lisa.
- Hay más como esas en el refugio. - Digo yo quitándome la bufanda de la cara.
- Te lo agradecemos. - Agradece Randy con una sonrisa.
- ¿Sabes disparar el arma? - Pregunto tras unos segundos de silencio.
- Sí, se dispararla.
- No mientas, apenas sabes tomarla adecuadamente, cuando lleguemos al refugio irás a practicar al campo de tiro, no quiero inservibles bajo mi mando. - Digo bordemente.
La sonrisa desaparece de su rostro, está a punto de decirme algo pero un chillido toma toda nuestra atención, miro por detrás del árbol y veo como Thais, la chica rubia que encontramos hace una hora y media se aleja gateando del arroyo, del mismo veo como sale un zombie, pero no parece cualquier zombie, éste parece estar en frenesí por que hace todo lo que está a su alcance para subirse a tierra firme.
Thais se reafirma y empieza a correr hacia mi dirección sin dejar de gritar, el zombie consigue salir del arroyo y veo lo que es, un corredor.
- Thais... - Suelto con un débil hilo de voz y empiezo a correr hacia ella, les dije a todos que no se acercaran al arroyo sin mi.
Detrás mio oigo pasos, es Randy con un arma en su mano derecha, pero no es la pistola.
- ¡Degtyareeeev! - Grita Thais alzando un brazo hacia mi.
- Thais... ¡Agáchate Thais! - Ordeno, Thais se lanza al suelo y yo despego de la tierra, lanzo un tacle de un salto al corredor, el impacto es contundente y ambos caemos al suelo.
Estoy encima del zombie, pero este entre convulsiones me da un puñetazo en la sien y logra apartarme, me reincorporo y saco el machete de su funda. El resto del grupo viene corriendo a mi dirección, excepto Laryssa que está sobre la roca con su rifle tratando de disparar en el momento justo, y Randy, que en sus brazos tiene a Thais llorando y pataleando. El zombie se levanta con dificultad y yo dirijo un machetazo a su cabeza que no acaba con él por que con medio machete incrustado en su cráneo sigue arremetiendo contra mi, esta vez ambos caemos pero la única diferencia es que él está sobre mi.
Se oye un disparo y en una fracción de segundo se abre un hoyo mediano en el hombro izquierdo del corredor. Aprovecho ésto y de una patada me lo quito de encima, me arrojo sobre él y saco el machete de su cráneo para golpearlo una y otra vez con él hasta dejar su cabeza un amasijo de hueso, carne y sesos. Dejo de golpearlo con la hoja cuando empiezo a respirar con gran agitamiento. Miro hacia atrás y veo como muchos miran la escena.
- Díganme que no tengo la cara manchada.
- La tienes limpia. - Me dice uno de los gemelos Boone.
- Eso es por que no deben acercarse sólos al agua... - Digo levantándome y limpiando el machete sobre el pasto, luego habría tiempo de limpiarlo apropiadamente.
- El descanso terminó, junten sus cosas y vámonos. - Ordenó Laryssa.
Así emprendimos el viaje hacia el refugio, ya había hecho más que suficiente, dos chicas y un chico, ni una sóla muerte.
- La has tenido difícil... - Murmura Randy adelantándose hasta mi.
- Yo nunca la tengo difícil. Ya casi llegamos.
A los veinte minutos de haber recomenzado el regreso por fin habíamos llegado, el refugio, el castillo.
- Éste es vuestro nuevo hogar, Randy, Lisa y Thais, aquí es dónde pueden reconstruir medianamente sus vidas una vez más. - Digo con una voz clara y firme.
Del castillo salieron dos jinetes, Lisa inmediatamente se escondió tras Randy.
- Señor Degtyarev. - Dice uno de los jinetes.
- Traigo gente nueva, preparen una casucha para la parejita ésta que ven aquí - Digo señalando a Randy y a Lisa - y una más para ésta chica, Thais. - La señalo.
- Sí señor.
Los jinetes entran con nosotros, la gran puerta es cerrada por los centinelas del interior del castillo, decido presentarme adecuadamente a los supervivientes.
- Yo me llamo Degtyarev, llegamos aquí hace ya bastante tiempo con amigos mios, yo y varios más somos fundadores por así decirlo de este refugio, lo encontramos y lo hicimos nuestro, aquí es donde tratamos de rehacer nuestra vida. Yo me encargo de todo lo relacionado con la seguridad, sin mi permiso o el permiso de Alicia no sale nadie, soy el que convierte a chicos asustados en verdaderos sobrevivientes, es un placer conocerlos a todos ustedes.
- Degtyarev, las casas están ya preparadas, la número veintiuno y trece, la trece para la pareja y la veintiuno para la chica, tal y como pediste. - Dice el jinete.
- Muchísimas gracias, ustedes tres acompáñenme, voluntarios, pueden retirarse, gracias por su ayuda.
- No puedo creer nada de lo que veo aquí, estos muros, el castillo, la seguridad, ¿cómo lo han hecho? - Pregunta asombrado Randy.
- Nos costó, pero lo conseguimos, ésta es su casa, la trece, si no hay conservas en ella pueden sacar un poco de comida del huerto o del almacén, les aviso que aquí todos hacen algo, incluso los niños, que descansen, sígueme Thais.
Me despedí de la pareja y me dispuse a acompañar a Thais a su casa, la chica me había dado problemas, pero me convencí a mi mismo de que no lo hiso a propósito.
- Ésta es la tuya, la veintiuno, espero que te sientas cómoda. Lo mismo que los otros, aquí todos hacen algo, nadie se rasca el culo...
- Ya lo se. - Me interrumpe, la miro un poco más detalladamente, ojos azules grisáceos y pelo rubio largo recogido, está bastante sucia.
- Bien, más tarde me pasaré a traerte unas cubetas con agua para la ducha, trataré de que la calienten en el castillo...
- Degtyarev... - Me vuelve a interrumpir.
- ¿Qué?
- Muchas gracias por salvarme, si no hubieses llegado a tiempo yo...
- Está bien, es mi trabajo, cuídate.
Me despido de ella y me dirijo a mi oficina en las barracas a escribir mi hallazgo, hoy fué un día de suerte, luego iría a ver a Emmy.
DarkHades- Pirómano
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Localización : Refugiándome en la estación de bomberos.
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Después de todo lo vivido en este tiempo, por fin había llegado a lo que parecía un refugio seguro. El castillo era imponente y se veía seguro. No solo por sus murallas, sino también por la gente que vigilaba. Degtyarev nos asigno la casa numero 13. La verdad que ese tal Dagtyarev había cumplido su palabra. Tendré que darle las gracias, pensé.
Dejo mi bicicleta en la puerta y procedemos a entrar dentro. La casita era algo pequeña, con un pequeño comedor-cocina, aseo y una habitación con una cama de matrimonio. No era gran cosa pero la seguridad que ofrecía todo aquello la hacia perfecta.
Lisa y yo dejemos las cosas y nos estiramos en la cama.
- Así que somos pareja.- comenta Lisa.
- Sí, será mejor que piensen eso, creo que nos ira mucho mejor así.- le digo mientras miro el techo.
El silencio se hace en la habitación. A Luis le hubiera encantado esto, vivir en un castillo.
- ¿En que piensas Randy?- dice Lisa rompiendo el silencio.
- Nada, creo que Degtyarev tiene que enseñarnos a disparar, nunca dispare un arma y creo que nos iría bien aprender a los dos.- le miento.
No tengo ganas de hablar de Luis con nadie, ni siquiera con Lisa. No quiero remover todo lo sucedido en la fábrica donde nos escondíamos, y como lo deje ahí tirado...
- Me apetece dar una vuelta, ¿tienes ganas de echarle un ojo a todo esto? – le digo a Lisa mientras le dedico una sonrisa.
- Esta bien tengo ganas de estirar las piernas y luego preparare algo de cena, te vas a chupar los dedos.- me dice bromeando. Se nota que estamos más tranquilos sabiendo que estamos aquí seguros, con más gente.
Salimos de la casucha, el cielo sigue algo encapotado, tiene pinta que esa tormenta que dejemos atrás volverá a romper con fuerza. Comenzamos a bajar en dirección donde Dragtyarev nos había indicado donde se encontraba el huerto.
Puedo ver más casas como la nuestra, algunas encendidas con algún tipo de vela o fuego y otras cerradas a cal y canto. No se observa a mucha gente fuera de sus casas y la poca que veo está en sus quehaceres totalmente inmersa casi sin notar nuestra presencia.
Supongo que mañana será diferente, tendremos que hacer o trabajar en algo para tirar hacia delante esta comunidad como cualquier otro. Supongo que Dragtyarev o esa tal Alicia tendrán planes para nosotros. También puedo ver a vigilantes armados montando guardia con grandes armas.
Observo también lo que parece ser una fosa. Demasiado grande, pienso. Creo que esta gente ha sufrido algún tipo de ataque importante. A escasos metros puedo comprobar que también hay una tumba, es demasiado pequeña para un adulto. Un escalofrió recorre mi cuerpo... un niño.
Lisa y yo hablamos de cosas poco importantes mientras caminamos de vuelta a la cabaña, el hambre hace mella en nuestros cuerpos y tenemos ganas de descansar después de todo lo vivido hoy.
Pasamos al lado de una cabaña, muy parecida a la nuestra. Fuera sentado en una silla hay un tipo afilando lo que parece un machete algo oxidado, no levanta la mirada pero creo que nos ha visto. Deja por un momento la piedra con la cual afila su cuchillo, espera unos segundos y vuelve a empezar a afilar.
En ese momento Lisa me coge la mano fuertemente.
- Volvamos a la casucha Randy.
La voz entrecortada de Lisa me preocupa.
- ¿Sucede algo Lisa?
- Ehh… no, no, vamos a cenar anda.
Llegamos a casa y me pongo a calentar una lata de albóndigas que había en un armario. Lisa no dice ni media palabra. Solo esta sentada en la silla con la mirada perdida. Pongo la mesa y comenzamos a cenar.
- Lisa no soy tonto, se que te sucede algo y no voy a parar de insistir asta que me lo cuentes.
Las lágrimas empiezan a correr en su cara.
- El tipo que estaba afilando ese cuchillo, ¿te acuerdas? Es el tipo que abuso de mi antes de que tu llegaras. – me dice entre sollozos.
El tipo del caballo, pienso.
Me levanto de la mesa vertiendo un vaso sobre ella sin prestarle mayor atención. Noto el odio como empieza recorrer mi cuerpo salgo directo a por mi mochila y saco el machete de Luis.
- No conseguirás nada utilizando la violencia. No te das cuenta que comportándote así no serás diferente a él, a la persona que tanto odias. – escucho la voz de Luis en mi mente.
Comienzo a notar como las lágrimas recorren mis mejillas al recordad sus palabras. No sé si el odio que siento ahora mismo es hacia aquel tipo o por lo sucedido con mi padre…
- Randy, ¿Qué vas ha hacer?- me despierta Lisa de mis pensamientos.
- Ahora vengo, creo que voy a buscar ayuda.- le digo mientras lanzo el machete contra la mochila y salgo de la casa.
Noto el viento como me corta la cara. Me coloco la capucha de la sudadera y salgo corriendo. Ahora mismo creo que nadie podría seguir mi ritmo, corro como un desesperado, como me gustaría encontrar a Luis…
Me detengo un momento y recuerdo las palabras de Degtyarev: “sin mi permiso o el permiso de Alicia no sale nadie”. Creo que ellos deben de ser la máxima autoridad aquí…
Dejo mi bicicleta en la puerta y procedemos a entrar dentro. La casita era algo pequeña, con un pequeño comedor-cocina, aseo y una habitación con una cama de matrimonio. No era gran cosa pero la seguridad que ofrecía todo aquello la hacia perfecta.
Lisa y yo dejemos las cosas y nos estiramos en la cama.
- Así que somos pareja.- comenta Lisa.
- Sí, será mejor que piensen eso, creo que nos ira mucho mejor así.- le digo mientras miro el techo.
El silencio se hace en la habitación. A Luis le hubiera encantado esto, vivir en un castillo.
- ¿En que piensas Randy?- dice Lisa rompiendo el silencio.
- Nada, creo que Degtyarev tiene que enseñarnos a disparar, nunca dispare un arma y creo que nos iría bien aprender a los dos.- le miento.
No tengo ganas de hablar de Luis con nadie, ni siquiera con Lisa. No quiero remover todo lo sucedido en la fábrica donde nos escondíamos, y como lo deje ahí tirado...
- Me apetece dar una vuelta, ¿tienes ganas de echarle un ojo a todo esto? – le digo a Lisa mientras le dedico una sonrisa.
- Esta bien tengo ganas de estirar las piernas y luego preparare algo de cena, te vas a chupar los dedos.- me dice bromeando. Se nota que estamos más tranquilos sabiendo que estamos aquí seguros, con más gente.
Salimos de la casucha, el cielo sigue algo encapotado, tiene pinta que esa tormenta que dejemos atrás volverá a romper con fuerza. Comenzamos a bajar en dirección donde Dragtyarev nos había indicado donde se encontraba el huerto.
Puedo ver más casas como la nuestra, algunas encendidas con algún tipo de vela o fuego y otras cerradas a cal y canto. No se observa a mucha gente fuera de sus casas y la poca que veo está en sus quehaceres totalmente inmersa casi sin notar nuestra presencia.
Supongo que mañana será diferente, tendremos que hacer o trabajar en algo para tirar hacia delante esta comunidad como cualquier otro. Supongo que Dragtyarev o esa tal Alicia tendrán planes para nosotros. También puedo ver a vigilantes armados montando guardia con grandes armas.
Observo también lo que parece ser una fosa. Demasiado grande, pienso. Creo que esta gente ha sufrido algún tipo de ataque importante. A escasos metros puedo comprobar que también hay una tumba, es demasiado pequeña para un adulto. Un escalofrió recorre mi cuerpo... un niño.
Lisa y yo hablamos de cosas poco importantes mientras caminamos de vuelta a la cabaña, el hambre hace mella en nuestros cuerpos y tenemos ganas de descansar después de todo lo vivido hoy.
Pasamos al lado de una cabaña, muy parecida a la nuestra. Fuera sentado en una silla hay un tipo afilando lo que parece un machete algo oxidado, no levanta la mirada pero creo que nos ha visto. Deja por un momento la piedra con la cual afila su cuchillo, espera unos segundos y vuelve a empezar a afilar.
En ese momento Lisa me coge la mano fuertemente.
- Volvamos a la casucha Randy.
La voz entrecortada de Lisa me preocupa.
- ¿Sucede algo Lisa?
- Ehh… no, no, vamos a cenar anda.
Llegamos a casa y me pongo a calentar una lata de albóndigas que había en un armario. Lisa no dice ni media palabra. Solo esta sentada en la silla con la mirada perdida. Pongo la mesa y comenzamos a cenar.
- Lisa no soy tonto, se que te sucede algo y no voy a parar de insistir asta que me lo cuentes.
Las lágrimas empiezan a correr en su cara.
- El tipo que estaba afilando ese cuchillo, ¿te acuerdas? Es el tipo que abuso de mi antes de que tu llegaras. – me dice entre sollozos.
El tipo del caballo, pienso.
Me levanto de la mesa vertiendo un vaso sobre ella sin prestarle mayor atención. Noto el odio como empieza recorrer mi cuerpo salgo directo a por mi mochila y saco el machete de Luis.
- No conseguirás nada utilizando la violencia. No te das cuenta que comportándote así no serás diferente a él, a la persona que tanto odias. – escucho la voz de Luis en mi mente.
Comienzo a notar como las lágrimas recorren mis mejillas al recordad sus palabras. No sé si el odio que siento ahora mismo es hacia aquel tipo o por lo sucedido con mi padre…
- Randy, ¿Qué vas ha hacer?- me despierta Lisa de mis pensamientos.
- Ahora vengo, creo que voy a buscar ayuda.- le digo mientras lanzo el machete contra la mochila y salgo de la casa.
Noto el viento como me corta la cara. Me coloco la capucha de la sudadera y salgo corriendo. Ahora mismo creo que nadie podría seguir mi ritmo, corro como un desesperado, como me gustaría encontrar a Luis…
Me detengo un momento y recuerdo las palabras de Degtyarev: “sin mi permiso o el permiso de Alicia no sale nadie”. Creo que ellos deben de ser la máxima autoridad aquí…
GioRock- Aprendiz de cazador
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Perdonad el retraso, los quehaceres laborales me han impedido continuar con la historia
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Ya habían pasado varios días desde el ataque pero desde lo que sucedió en aquel bosque, Alicia había conseguido guardarlo todo dentro de ella. Sabía que jamás volvería a ser la misma pero no sería porque no lo intentara.
La conversación con el Jinete había hecho que, por un momento, se olvidase de su situación y empezara a considerar nuevas opciones . Estar encerrados en aquel castillo era una ilusión, una vida que no deberían haber llevado y dirigirse hacia aquella isla era algo utópico; sería como llevar a un montón de hombres, mujeres y niños al matadero.
Eran las 4:07 de la mañana, demasiado pronto para levantarse, pero no podía dormir. Miró a Arturo que, increíblemente, tenía una asombrosa capacidad para dormir y decidió que debería contarle su conversación con el Jinete. Le acarició suavemente la barba y Arturo se llevó una de sus manos al lugar donde instantes antes, ALicia le había tocado. Luego le besó, él, sorprendiéndola, la abrazó y la tumbó sobre él.
- ¿Estabas despierto, amor? - Dijo Alicia dubitativa.
- No antes de que tocaras mi barba. ¿Qué te pasa Ali? - Preguntó- ¿Qué ronda esa cabecita tuya? - La acarició suavemente la frente, habían decidido no hablar sobre el tema de su hijo a menos que fuera imprescindible.
- Bueno, después de lo que pasó el otro día, el Jinete vino a hablar conmigo. Me habló de una isla que, parece ser, no está invadida por los zombies.
- Sí, claro... Eso es como encontrar un Oasis en el desierto y que haya agua después de años sin llover. Es imposible.
- Espera. Dice que había zombies al principio pero tiene noticias de que han sido capaces de construir allí una civilización y quiere que viajemos con él.
- ¿Y nuestra civilización? Esto que tenemos aquí montado, es importante conservarlo.
- ¿Y la próxima vez que venga otra jauría qué sucederá? Quizá esa vez no lo contemos. Estoy cansada de vivir entre estas cuatro paredes y que cada vez que intente aventurarme a buscar medicamentos o alimentos, perdamos a uno. Hace demasiado tiempo que no viene nadie por aquí. Ya no queda nadie en kilómetros a la redonda. Sólo el Jinete, que parece ser un nómada y sabe cuidar bien de sí mismo.
- Se me olvidó decirte que hoy han llegado dos nuevos miembros a la tripulación, dos jóvenes de la edad de Degtyarev. No está todo perdido. Siguen viniendo. ¿Qué quieres hacer?
- Pensarlo, considerarlo al menos, morir luchando, no esperar a que cualquier día el viento, una tormenta o ellos acaben con todo lo que hemos construido. Podemos hacerlo ahora, somos muchos, a pesar de las pérdidas, y estamos bien alimentados. No quiero tener que huir porque sea demasiado tarde.
- Considero que es una decisión que no debes tomar tú sola pero, hagas lo que hagas, te seguiré. Eres mi chica - La besó- Pero una pregunta... ¿Confías en él?
- ¿En el Jinete? - Alicia miró al suelo - Me salvó la vida. Y sólo quiero dejar atrás todo lo que ha pasado en la última semana. Quiero irme, me duele dejar el castillo, aquí he pasado los momentos más felices de nuestra nueva vida pero no quiero esperar a morir sin hacer nada.
- Deberías convocar una reunión después de hablar de nuevo con el Jinete. Y ver las opiniones. Creo que muchos te seguirán pero otros, como Degtyarev, tienen su propia opinión.
- Sí, creo que le pediré que me enseñe a practicar con la espada.
Aquella noche, después de muchas lunas, Alicia y Arturo, hicieron el amor como no lo habían hecho en meses.
Con fuerzas renovadas y una extraña mueca en la cara de Alicia que se asemejaba a una sonrisa, salió de allí para dar la bienvenida a los nuevos y después hablar con Edmundo Dantés. También ella había leído aquel libro hacía años. "El conde de Montecristo" se titulaba. Trataba de un hombre que había perdido el honor, el amor y la libertad por culpa de una mujer y años después lo único que le movía era la venganza. Quizá el Jinete, aquel completo desconocido que quería hacer que ella y los suyos recorrieran medio mundo, sólo quería regresar a su pueblo para que los que le habían destrozado la vida pagasen con la suya. Alicia pensó que el hecho de que el Jinete escogiera aquel nombre, no era por pura coincidencia.
Alguien la interceptó antes de que llegara a su destino. Era un joven atlético, moreno, que cubría su cabeza con una capucha y corría hacia ella. Alicia se sorprendió.
- ¿Alicia?
- Sí, soy yo. ¿Con quién tengo el placer de hablar?
- Soy Randy, llegué ayer junto con mi compañera Lisa. Un tipo nos trajo aquí con un grupo, nos dijo que esto era seguro.
- Lo era. Hace unos días entraron los zombies y tuvimos muchas bajas- Una sombra cruzó su mirada.
- Tengo que hablar contigo. Siento vuestras bajas, yo también perdí a alguien querido hace tiempo - No sbía por qué había dicho eso.
- Supongo que, en los tiempos que corren, es algo habitual. Pero hablemos.
Aquel joven contó una historia a Alicia, totalmente creíble y basada en los comentarios de una niña a la que todavía no conocía. No podía dar crédito pero necesitaba saber la verdad. Degtyarev escuchó parte de la conversación que mantuvieron.
- Está bien. Iré a hablar con él, estará en su cabaña afilando su espada. Quédate aquí.
- No- Intervino Degtyarev- Iré contigo, alguien tiene que hacerselas pagar a ese cabrón.
- He dicho que no. - Dijo Alicia deteniendo a Degtyarev- Quedaos aquí. Yo iré a hablar con él. ¿Entendido? Y no quiero que esto salga de aquí.
- Bah - Gritó Degtyarev y se fue hacia su cabaña, seguido por Randy.
Alicia entró en el cuarto del Jinete. Estaba arreglándose la barba, no llevaba camiseta pero Alicia no se amedrentó y entró.
- Siento entrar así pero acaban de informarme de algo y estoy tremendamente enfadada.
-¿Sí? ¿De qué te han informado?
- Dos cabañas más allá hay una joven que dice que la violaste durante días y después la abandonaste a su suerte. - Dijo Alicia a medida que avanzaba hacia él.
- No, simplemente la ayudé a sobrevivir un tiempo, me cobré algo que consideraba que era mío y dspués seguí mi camino. - Alicia le soltó un tortazo pero los reflejos del Jinete eran más rápidos que los de ella y la detuvo. - No te confundas. Esa joven hubiera supuesto problemas para mí, alguien de quien cuidar....
- ... Y tú sólo cuidas de ti mismo.
- Efectivamente. Y lo de violarla, es una palabra incongruente en este caso, me serví de ella, simplemente, en ningún momento la hice ningún daño. Es más, sin mí hubiera tardado cinco minutos en morir.
- Encima debería darte las gracias- Dijo Alicia sarcásticamente- No sé de donde vienes ni cómo has sobrevivido estos cinco años pero aquí somos una comunidad en la que nadie hace nada que no quiera hacer y, parece ser, que esa muchacha no quería hacer lo que hizo contigo. Así que si me meto en esta empresa contigo, debo saber que puedo confiar en ti, que no nos vas a dejar tirados a la primera de cambio y que vamos a llegar hasta el final. Si no es así, dimelo ahora y esta conversación habrá terminado.
El Jinete estuvo a punto de responder cuando Alicia le interrumpio de nuevo.
- Y no te confundas tú. Me salvaste la vida y te lo agradezco porque me has abierto los ojos pero tú nos necesitas, necesitas que te ayudemos a llegar a Siracusa así que necesito saber si puedo confiar en ti.
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Ya habían pasado varios días desde el ataque pero desde lo que sucedió en aquel bosque, Alicia había conseguido guardarlo todo dentro de ella. Sabía que jamás volvería a ser la misma pero no sería porque no lo intentara.
La conversación con el Jinete había hecho que, por un momento, se olvidase de su situación y empezara a considerar nuevas opciones . Estar encerrados en aquel castillo era una ilusión, una vida que no deberían haber llevado y dirigirse hacia aquella isla era algo utópico; sería como llevar a un montón de hombres, mujeres y niños al matadero.
Eran las 4:07 de la mañana, demasiado pronto para levantarse, pero no podía dormir. Miró a Arturo que, increíblemente, tenía una asombrosa capacidad para dormir y decidió que debería contarle su conversación con el Jinete. Le acarició suavemente la barba y Arturo se llevó una de sus manos al lugar donde instantes antes, ALicia le había tocado. Luego le besó, él, sorprendiéndola, la abrazó y la tumbó sobre él.
- ¿Estabas despierto, amor? - Dijo Alicia dubitativa.
- No antes de que tocaras mi barba. ¿Qué te pasa Ali? - Preguntó- ¿Qué ronda esa cabecita tuya? - La acarició suavemente la frente, habían decidido no hablar sobre el tema de su hijo a menos que fuera imprescindible.
- Bueno, después de lo que pasó el otro día, el Jinete vino a hablar conmigo. Me habló de una isla que, parece ser, no está invadida por los zombies.
- Sí, claro... Eso es como encontrar un Oasis en el desierto y que haya agua después de años sin llover. Es imposible.
- Espera. Dice que había zombies al principio pero tiene noticias de que han sido capaces de construir allí una civilización y quiere que viajemos con él.
- ¿Y nuestra civilización? Esto que tenemos aquí montado, es importante conservarlo.
- ¿Y la próxima vez que venga otra jauría qué sucederá? Quizá esa vez no lo contemos. Estoy cansada de vivir entre estas cuatro paredes y que cada vez que intente aventurarme a buscar medicamentos o alimentos, perdamos a uno. Hace demasiado tiempo que no viene nadie por aquí. Ya no queda nadie en kilómetros a la redonda. Sólo el Jinete, que parece ser un nómada y sabe cuidar bien de sí mismo.
- Se me olvidó decirte que hoy han llegado dos nuevos miembros a la tripulación, dos jóvenes de la edad de Degtyarev. No está todo perdido. Siguen viniendo. ¿Qué quieres hacer?
- Pensarlo, considerarlo al menos, morir luchando, no esperar a que cualquier día el viento, una tormenta o ellos acaben con todo lo que hemos construido. Podemos hacerlo ahora, somos muchos, a pesar de las pérdidas, y estamos bien alimentados. No quiero tener que huir porque sea demasiado tarde.
- Considero que es una decisión que no debes tomar tú sola pero, hagas lo que hagas, te seguiré. Eres mi chica - La besó- Pero una pregunta... ¿Confías en él?
- ¿En el Jinete? - Alicia miró al suelo - Me salvó la vida. Y sólo quiero dejar atrás todo lo que ha pasado en la última semana. Quiero irme, me duele dejar el castillo, aquí he pasado los momentos más felices de nuestra nueva vida pero no quiero esperar a morir sin hacer nada.
- Deberías convocar una reunión después de hablar de nuevo con el Jinete. Y ver las opiniones. Creo que muchos te seguirán pero otros, como Degtyarev, tienen su propia opinión.
- Sí, creo que le pediré que me enseñe a practicar con la espada.
Aquella noche, después de muchas lunas, Alicia y Arturo, hicieron el amor como no lo habían hecho en meses.
Con fuerzas renovadas y una extraña mueca en la cara de Alicia que se asemejaba a una sonrisa, salió de allí para dar la bienvenida a los nuevos y después hablar con Edmundo Dantés. También ella había leído aquel libro hacía años. "El conde de Montecristo" se titulaba. Trataba de un hombre que había perdido el honor, el amor y la libertad por culpa de una mujer y años después lo único que le movía era la venganza. Quizá el Jinete, aquel completo desconocido que quería hacer que ella y los suyos recorrieran medio mundo, sólo quería regresar a su pueblo para que los que le habían destrozado la vida pagasen con la suya. Alicia pensó que el hecho de que el Jinete escogiera aquel nombre, no era por pura coincidencia.
Alguien la interceptó antes de que llegara a su destino. Era un joven atlético, moreno, que cubría su cabeza con una capucha y corría hacia ella. Alicia se sorprendió.
- ¿Alicia?
- Sí, soy yo. ¿Con quién tengo el placer de hablar?
- Soy Randy, llegué ayer junto con mi compañera Lisa. Un tipo nos trajo aquí con un grupo, nos dijo que esto era seguro.
- Lo era. Hace unos días entraron los zombies y tuvimos muchas bajas- Una sombra cruzó su mirada.
- Tengo que hablar contigo. Siento vuestras bajas, yo también perdí a alguien querido hace tiempo - No sbía por qué había dicho eso.
- Supongo que, en los tiempos que corren, es algo habitual. Pero hablemos.
Aquel joven contó una historia a Alicia, totalmente creíble y basada en los comentarios de una niña a la que todavía no conocía. No podía dar crédito pero necesitaba saber la verdad. Degtyarev escuchó parte de la conversación que mantuvieron.
- Está bien. Iré a hablar con él, estará en su cabaña afilando su espada. Quédate aquí.
- No- Intervino Degtyarev- Iré contigo, alguien tiene que hacerselas pagar a ese cabrón.
- He dicho que no. - Dijo Alicia deteniendo a Degtyarev- Quedaos aquí. Yo iré a hablar con él. ¿Entendido? Y no quiero que esto salga de aquí.
- Bah - Gritó Degtyarev y se fue hacia su cabaña, seguido por Randy.
Alicia entró en el cuarto del Jinete. Estaba arreglándose la barba, no llevaba camiseta pero Alicia no se amedrentó y entró.
- Siento entrar así pero acaban de informarme de algo y estoy tremendamente enfadada.
-¿Sí? ¿De qué te han informado?
- Dos cabañas más allá hay una joven que dice que la violaste durante días y después la abandonaste a su suerte. - Dijo Alicia a medida que avanzaba hacia él.
- No, simplemente la ayudé a sobrevivir un tiempo, me cobré algo que consideraba que era mío y dspués seguí mi camino. - Alicia le soltó un tortazo pero los reflejos del Jinete eran más rápidos que los de ella y la detuvo. - No te confundas. Esa joven hubiera supuesto problemas para mí, alguien de quien cuidar....
- ... Y tú sólo cuidas de ti mismo.
- Efectivamente. Y lo de violarla, es una palabra incongruente en este caso, me serví de ella, simplemente, en ningún momento la hice ningún daño. Es más, sin mí hubiera tardado cinco minutos en morir.
- Encima debería darte las gracias- Dijo Alicia sarcásticamente- No sé de donde vienes ni cómo has sobrevivido estos cinco años pero aquí somos una comunidad en la que nadie hace nada que no quiera hacer y, parece ser, que esa muchacha no quería hacer lo que hizo contigo. Así que si me meto en esta empresa contigo, debo saber que puedo confiar en ti, que no nos vas a dejar tirados a la primera de cambio y que vamos a llegar hasta el final. Si no es así, dimelo ahora y esta conversación habrá terminado.
El Jinete estuvo a punto de responder cuando Alicia le interrumpio de nuevo.
- Y no te confundas tú. Me salvaste la vida y te lo agradezco porque me has abierto los ojos pero tú nos necesitas, necesitas que te ayudemos a llegar a Siracusa así que necesito saber si puedo confiar en ti.
Kealah- Cazadora con medias de seda
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Me desperté en la oscuridad, la tormenta había amainado según pude darme cuenta tras el cese del ruidoso caer de la lluvia.
Encendí una antorcha que había cerca del colchón y saqué un libro del baúl. Era un buen libro, lo conseguí en un pueblo cercano y me lo estaba leyendo. Trataba de un hombre que andaba por el yermo, siempre hacia el oeste. Y siempre leía un libro todas las noches. Me interesaba el afán de superación que tenía el hombre en mitad de un apocalipsis nuclear por lo visto.
Tras leer 2 capítulos, salí de la cueva al exterior a tomar el aire cuando algo me llamó la atención.
Era humo, y no estaba muy lejos.
-Espero que no sea lo que creo, espero que no lo sea. Dije mirando con nervios la procedencia del fuego.
Bajé la ladera en dirección al humo con mi benelli recargada por si acaso.
No había zombies en la zona, era muy raro y mientras me iba acercando a la zona de donde provenía el humo, unos escalofríos me iban recorriendo recorriendo el cuerpo, cuando estuve lo suficientemente cerca mis mayores temores se hicieron realidad.
-JODER! ES FUEGO Y SE ESTA PROPAGANDO RÁPIDAMENTE! Grité con todas mis fuerzas
Corrí con toda la velocidad que pude a la colina y cogí todo el equipamiento que podía servirme.
Cogí la Benelli y sus cartuchos, mi arco y un carcajal lleno de flechas, una mp5, una foto de Sergio y yo, los libros que tenía allí y los suministros que tenía, no podía llevar nada más encima y aun así iba sobrecargado.
Tuve problemas para descender la ladera con tanto peso, pero la adrenalina que tenía en sangre era suficiente como para cargar los 100 kilos que llevaba a cuestas y seguir corriendo.
El refugio estaba a hora y media y el número de zombies en la zona había crecido exponencialmente sin motivo alguno.
¿Estarían huyendo ellos también de las llamas? Fuese cual fuese su razón no me iba a parar a preguntarles y seguí corriendo hacia el refugio.
El peso era agotador y la sensación de desmayo cada vez era mas presente en mi, pero si desistía sabía que iba a morir, así que yo seguía corriendo dirección sur.
Al fin divisé el refugio entre la arboleda, había tardado menos de 1 hora en llegar y no pude evitar soltar una sonrisa que decía sin palabras: He superado mi record hehe.
El guardia de turno me diviso y empezó a abrir la puerta mirándome extrañado, yo no le dí tiempo y la derribe ya medio abierta.
El hombre cayó de espaldas y fue cuando grité a viva voz:
-FUEGOOOO! FUEGOOOO! EL FUEGO VIENE A PURIFICARLO TODO!!
Mientras decía esto con las ultimas energías que me quedaban caí desplomado al suelo, lo había conseguido.
Encendí una antorcha que había cerca del colchón y saqué un libro del baúl. Era un buen libro, lo conseguí en un pueblo cercano y me lo estaba leyendo. Trataba de un hombre que andaba por el yermo, siempre hacia el oeste. Y siempre leía un libro todas las noches. Me interesaba el afán de superación que tenía el hombre en mitad de un apocalipsis nuclear por lo visto.
Tras leer 2 capítulos, salí de la cueva al exterior a tomar el aire cuando algo me llamó la atención.
Era humo, y no estaba muy lejos.
-Espero que no sea lo que creo, espero que no lo sea. Dije mirando con nervios la procedencia del fuego.
Bajé la ladera en dirección al humo con mi benelli recargada por si acaso.
No había zombies en la zona, era muy raro y mientras me iba acercando a la zona de donde provenía el humo, unos escalofríos me iban recorriendo recorriendo el cuerpo, cuando estuve lo suficientemente cerca mis mayores temores se hicieron realidad.
-JODER! ES FUEGO Y SE ESTA PROPAGANDO RÁPIDAMENTE! Grité con todas mis fuerzas
Corrí con toda la velocidad que pude a la colina y cogí todo el equipamiento que podía servirme.
Cogí la Benelli y sus cartuchos, mi arco y un carcajal lleno de flechas, una mp5, una foto de Sergio y yo, los libros que tenía allí y los suministros que tenía, no podía llevar nada más encima y aun así iba sobrecargado.
Tuve problemas para descender la ladera con tanto peso, pero la adrenalina que tenía en sangre era suficiente como para cargar los 100 kilos que llevaba a cuestas y seguir corriendo.
El refugio estaba a hora y media y el número de zombies en la zona había crecido exponencialmente sin motivo alguno.
¿Estarían huyendo ellos también de las llamas? Fuese cual fuese su razón no me iba a parar a preguntarles y seguí corriendo hacia el refugio.
El peso era agotador y la sensación de desmayo cada vez era mas presente en mi, pero si desistía sabía que iba a morir, así que yo seguía corriendo dirección sur.
Al fin divisé el refugio entre la arboleda, había tardado menos de 1 hora en llegar y no pude evitar soltar una sonrisa que decía sin palabras: He superado mi record hehe.
El guardia de turno me diviso y empezó a abrir la puerta mirándome extrañado, yo no le dí tiempo y la derribe ya medio abierta.
El hombre cayó de espaldas y fue cuando grité a viva voz:
-FUEGOOOO! FUEGOOOO! EL FUEGO VIENE A PURIFICARLO TODO!!
Mientras decía esto con las ultimas energías que me quedaban caí desplomado al suelo, lo había conseguido.
PeKaDoR- Lich King
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Los sonidos de balas se escuchaban por todo el refugio. Si algún infectado no estaba enterado del refugio, ahora lo estaba. El emjambre asendía a 500, estaban perdidos.
Nikola y Nicolás observaron cómo se desmoronaba el refugio. ahora comenzaban a dispararles, como síntoma de desesperación, abandono ira y envidia, pues ellos tenían a su alcance una vía de escape, mientras los demás estaban condenados a caer.
Nikola quería hablar con Alfonso, uno de los pocos sobrevivientes, pero este último no escuchaba razones, disparaba y disparaba, sin darse cuenta, los zombies le cayeron encima, arrancándole trozos de piel de la cara, pero no soltó la ametralladora, siguió disparando por instinto, pero ya sin sentido ni dirección. Esto ocasionó que le diera a un tanque estacionario de biogas que habían fabricado para mantener algo de fuego. La explosión tiró a todos, refugiados y podridos por igual, en un radio de 100m los pocos refugiados en la casa se calcinaban dentro. Solo se escuchaban los gritos de angustia.
Nikola estupefacto veía con horror la escena, sabía quiénes estaban ahí... Mujeres y niños.
Nicolás levantó a Nikola y lo observó.
- Ya no hay nada que hacer, el refugio ha caido.
Nikola salió de su trance, pero algo cambió en él, la persona tranquila que antes ayudaba a todos, ahora estaba cambiado.
Se levantó de inmediato y arremetió contra todo aquel que le estorbaba en su camino. Acabó con 9 zombies sin inmutarse, sintió el roce de un disparo en el brazo, volteó y recordó que le estaban disparando. Sin tentarse el corazón se arrodilló y apuntó y colocó el rifle en semiautomático. Ráfaga, tras ráfaga que salia abatía a cualquiera que estuviera en su rango de alcance. Acabó con todos los que tenía a su vista, sin importarle si fueran refugiados o zombies.
Nicolás estaba impactado, no podía creerlo, estaba en shock.
Nikola solo volteó y dijo. - Debemos sobrevivir y ellos solo entorpecían el camino de salida.
Derek y Blake observaban lo sucedido impávidos.
Nikola llevó casi arrastrando a Nicolás hacia el vehículo, volteó a ver a ambos: - Nos vamos. Que se jodan, se las arreglarán solos. Blake... Arranca y largémosnos.
Comenzarón su marcha y Nikola no dejaba de disparar abatiendo a cuanto podrido tuviera a su alcance. Al final no había abandonado del todo a los que fueron compañeros en el refugio.
- Por qué lo haces- Preguntó Derek.
- Solo porque debo de hacerlo, pero no pienses que llevaremos peso muerto, nos detendremos en la alacena a recoger provisiones y nos vamos hacia donde ví el humo. Así que dirígete hacia allá, tenemos que alcanzar a esos hijos de puta. No olvidarán quién manda.
No podían creerlo, el camarada y solidario Nikola estaba haciendo lo que a Derek le gustaba hacer.
Llegaron a la alacena y bajaron rápidamente, llenaron unas cajas con provisiones, agua y hasta una garrafa de gasolina. Después de todo la suerte estaba de su lado.
-Con esto es suficiente, hasta sleeping bags y kits de primeros auxilios tenemos. Vamonos- Dijo Nicolás.
Arrancaron en busca de los traidores, ahora ellos la pagarían...y muy, muy mal.
Nikola y Nicolás observaron cómo se desmoronaba el refugio. ahora comenzaban a dispararles, como síntoma de desesperación, abandono ira y envidia, pues ellos tenían a su alcance una vía de escape, mientras los demás estaban condenados a caer.
Nikola quería hablar con Alfonso, uno de los pocos sobrevivientes, pero este último no escuchaba razones, disparaba y disparaba, sin darse cuenta, los zombies le cayeron encima, arrancándole trozos de piel de la cara, pero no soltó la ametralladora, siguió disparando por instinto, pero ya sin sentido ni dirección. Esto ocasionó que le diera a un tanque estacionario de biogas que habían fabricado para mantener algo de fuego. La explosión tiró a todos, refugiados y podridos por igual, en un radio de 100m los pocos refugiados en la casa se calcinaban dentro. Solo se escuchaban los gritos de angustia.
Nikola estupefacto veía con horror la escena, sabía quiénes estaban ahí... Mujeres y niños.
Nicolás levantó a Nikola y lo observó.
- Ya no hay nada que hacer, el refugio ha caido.
Nikola salió de su trance, pero algo cambió en él, la persona tranquila que antes ayudaba a todos, ahora estaba cambiado.
Se levantó de inmediato y arremetió contra todo aquel que le estorbaba en su camino. Acabó con 9 zombies sin inmutarse, sintió el roce de un disparo en el brazo, volteó y recordó que le estaban disparando. Sin tentarse el corazón se arrodilló y apuntó y colocó el rifle en semiautomático. Ráfaga, tras ráfaga que salia abatía a cualquiera que estuviera en su rango de alcance. Acabó con todos los que tenía a su vista, sin importarle si fueran refugiados o zombies.
Nicolás estaba impactado, no podía creerlo, estaba en shock.
Nikola solo volteó y dijo. - Debemos sobrevivir y ellos solo entorpecían el camino de salida.
Derek y Blake observaban lo sucedido impávidos.
Nikola llevó casi arrastrando a Nicolás hacia el vehículo, volteó a ver a ambos: - Nos vamos. Que se jodan, se las arreglarán solos. Blake... Arranca y largémosnos.
Comenzarón su marcha y Nikola no dejaba de disparar abatiendo a cuanto podrido tuviera a su alcance. Al final no había abandonado del todo a los que fueron compañeros en el refugio.
- Por qué lo haces- Preguntó Derek.
- Solo porque debo de hacerlo, pero no pienses que llevaremos peso muerto, nos detendremos en la alacena a recoger provisiones y nos vamos hacia donde ví el humo. Así que dirígete hacia allá, tenemos que alcanzar a esos hijos de puta. No olvidarán quién manda.
No podían creerlo, el camarada y solidario Nikola estaba haciendo lo que a Derek le gustaba hacer.
Llegaron a la alacena y bajaron rápidamente, llenaron unas cajas con provisiones, agua y hasta una garrafa de gasolina. Después de todo la suerte estaba de su lado.
-Con esto es suficiente, hasta sleeping bags y kits de primeros auxilios tenemos. Vamonos- Dijo Nicolás.
Arrancaron en busca de los traidores, ahora ellos la pagarían...y muy, muy mal.
Azmordan- Encargado de las mantas
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Michael se despertó a las 5 de la mañana, para poder hacer algo de ejercicio antes de sustituir a Luca en la muralla, hoy le esperaba una sesión de 12 horas observando el horizonte desde la alta muralla de piedra, esperando que algo interesante ocurriese, pero como siempre, no iba a suceder.
Abrió el armario y se puso su chandal, y las zapatillas deportivas, se sentó en la cama para atarse los cordones, y acuando hubo terminado, se quedó observando el vacío, con la mente en blanco, por espacio de unos minutos. Despertó de su ensueño cuando escuchó el zumbido de un mosquito, que consiguió cazar al vuelo, y aplastarlo con sus manos.
Salió de ''su casa'', y empezó a hacer footing, por el gran patio del castillo, tras media hora corriendo, mepezó a notar como sus músculos le ardian, la edad había empezado a hacer mella en el, y unas entradas en la frente anunciaban su futura calvicie, aun así, estaba empeñado en mantenerse en forma, todo el tiempo posible, tenía ya...¿cuanto?, ¿38?, no lo recordaba, ni tampoco le importaba mucho. Observó su reloj, quedaban 10 minutos para su turno, así que se encamino hacía ''su caasa'', para cambiarse, y coger un libro que le hiciera la espera menos insoportable.
Se detuvo frente a la casa de Alicia y Arturo, recordando la conversación que había mantenido con Arturo la mañana anterior...
Michael estaba de pié en la muralla, oteando el horizonte, pensando...hasta que llegó Arturo.
- Oye Michael, me gustaría hablar contigo. - Dijo Aturo acercandose a el.
- Dime.
- Es sobre Alicia, está...está muy afectada, si algo me pasara...bueno, quiero que te encargues de que no le ocurre nada.
Un largo silencio se apoderó del ambiente.
- Michael... - Dijo Arturo, pero fue interrumpido.
- He de pensarlo, no puedo decirte que si a la ligera, ya sabes, para quedar bien, si luego no cumplo...
- Está bien, bueno, ven a verme cuando tengas una respuesta.
- Tranquilo, lo haré.
Arturo dió la vuelta y bajó por la escalera de piedra hacia el patio.
Un día despues Michael seguía pensando la respuesta, le preocupaba Alicia, pero no podía comprometerse a algo así, ya estaba bastante atado a aquella gente, nunca le gustó estar atado.
Se cambió de ropa a algo mas normal, cogió un libro, y se encaminó a la muralla, llegó justo cuando Luca estaba recogiendo sus cosas, y la pequeña hoguera estaba ya completamente apagada.
- Buenos días Luca. - Le dijo Michel, sonriente, con cierto tono burlon
- Buenas noches, Mike. - Contestó este en el mismo tono.
Michel observó como desaparecía por las escaleras, aquel joven Polaco le caía bien, era simpático, trabajador, y nunca se metía en problemas, era un modelo a seguir...
La mañana transcurría sin incidencia alguna, aburrida, soporífera, como sempre, debían ser las 11, cuadno un grito le hizo levantar la cabeza del libro que intentaba leer sin que se le cerraran los ojos.
- ¡Fuego!, ¡Fuego!, ¡el fuego viene a purificarlo todo!.
Era Carlos, que corría como podía mientras acarreaba kilos de trastos a sus espaldas, ¿que coño hacía el fuera del castillo?, se preguntó Michael mientras bajaba corriendo a abrir la puerta.
Abrió el armario y se puso su chandal, y las zapatillas deportivas, se sentó en la cama para atarse los cordones, y acuando hubo terminado, se quedó observando el vacío, con la mente en blanco, por espacio de unos minutos. Despertó de su ensueño cuando escuchó el zumbido de un mosquito, que consiguió cazar al vuelo, y aplastarlo con sus manos.
Salió de ''su casa'', y empezó a hacer footing, por el gran patio del castillo, tras media hora corriendo, mepezó a notar como sus músculos le ardian, la edad había empezado a hacer mella en el, y unas entradas en la frente anunciaban su futura calvicie, aun así, estaba empeñado en mantenerse en forma, todo el tiempo posible, tenía ya...¿cuanto?, ¿38?, no lo recordaba, ni tampoco le importaba mucho. Observó su reloj, quedaban 10 minutos para su turno, así que se encamino hacía ''su caasa'', para cambiarse, y coger un libro que le hiciera la espera menos insoportable.
Se detuvo frente a la casa de Alicia y Arturo, recordando la conversación que había mantenido con Arturo la mañana anterior...
Michael estaba de pié en la muralla, oteando el horizonte, pensando...hasta que llegó Arturo.
- Oye Michael, me gustaría hablar contigo. - Dijo Aturo acercandose a el.
- Dime.
- Es sobre Alicia, está...está muy afectada, si algo me pasara...bueno, quiero que te encargues de que no le ocurre nada.
Un largo silencio se apoderó del ambiente.
- Michael... - Dijo Arturo, pero fue interrumpido.
- He de pensarlo, no puedo decirte que si a la ligera, ya sabes, para quedar bien, si luego no cumplo...
- Está bien, bueno, ven a verme cuando tengas una respuesta.
- Tranquilo, lo haré.
Arturo dió la vuelta y bajó por la escalera de piedra hacia el patio.
Un día despues Michael seguía pensando la respuesta, le preocupaba Alicia, pero no podía comprometerse a algo así, ya estaba bastante atado a aquella gente, nunca le gustó estar atado.
Se cambió de ropa a algo mas normal, cogió un libro, y se encaminó a la muralla, llegó justo cuando Luca estaba recogiendo sus cosas, y la pequeña hoguera estaba ya completamente apagada.
- Buenos días Luca. - Le dijo Michel, sonriente, con cierto tono burlon
- Buenas noches, Mike. - Contestó este en el mismo tono.
Michel observó como desaparecía por las escaleras, aquel joven Polaco le caía bien, era simpático, trabajador, y nunca se metía en problemas, era un modelo a seguir...
La mañana transcurría sin incidencia alguna, aburrida, soporífera, como sempre, debían ser las 11, cuadno un grito le hizo levantar la cabeza del libro que intentaba leer sin que se le cerraran los ojos.
- ¡Fuego!, ¡Fuego!, ¡el fuego viene a purificarlo todo!.
Era Carlos, que corría como podía mientras acarreaba kilos de trastos a sus espaldas, ¿que coño hacía el fuera del castillo?, se preguntó Michael mientras bajaba corriendo a abrir la puerta.
PauTL- Mano derecha del jefe
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Y al que no le guste.... Que lo hubiese posteado él xDDDD
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- ¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado? El fuego.... El fuego.... - Gritó Carlos mientras cuatro caras le miraban sobresaltadas. La primera en hablar fue Alicia.
- Tranquilo, Carlos. Estás a salvo, el fuego se ha extinguido casi por completo y ahora mismo, estás en el cuarto de Michael. A salvo.
- ¿El fuego? Era un incendio enorme... ¿Có... cómo es posible?
- Estás en casa de Michael porque él te salvó. Te derrumbaste a unos metros de la puerta. Gracias, he podido divertirme matando a unos cuantos zetas que venían huyendo del incendio- Dijo Degtyarev
- Pero... ¿qué demonios ha pasado? - Contadme - Gritó justo antes de ponerse a toser.
- Carlos, el humo y el esfuerzo te han afectado más de lo que pensabas. Así que quedaté tumbado y escucha la historia. Alicia te la contará - Dijo Arturo, actuando como el médico que era.
- Un momento - Interrumpió Carlos- ¿Cuánto tiempo he pasado inconsciente?
- Pues diría que unas 32 horas más o menos, ¿no? - Alicia asintió ante la afirmación de Arturo.
- Pues... - Comenzó Alicia con la historia.
- Jooooooder, sí que he dormido, ni en mis mejores tiempo.
- Carlos, joder, ¿quieres escuchar lo que ha pasado o no?
- Sí, sí, tranquila.
- Pues calla, y escucha...
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Ahora os jodería mogollón y dejase a medias el relato para que continuase otra persona pero no seré cabrona y no lo haré pero lo dejaré aquí en plan "coña de la autora"
<< Estaba en el cuarto del Jinete, hablando con él cuando alguien llegó gritando y corriendo, FUEGOOOOO, FUEGOOOOO, como un loco. Salí a la calle y un fuerte olor a humo me golpeó en la cara. El día estaba más oscuro de lo que pensaba, sólo había pasado un rato hablando con Edmundo pero quizá, el incendio estaba cerca antes de que entrara y ni Fernando ni yo nos dimos cuenta hasta que llegaste gritando tú. Creo que deberíamos poner una cuarta torre de vigilancia en la parte trasera.
La verdad es que me asusté bastante por dos razones. La primera es que todo el recinto, excepto el castillo y el muro, es de madera, casas, puerta principal, utensilios, etc... y no quería que todos salíesemos ardiendo o asfixiados. La segunda es más básica que todo eso: Los zombies.
Hace años, no sé si recordais, nos enfrentamos al incendio de una casa. Recuerdo cuando Zed aún vivía, fue cuando nos dimos cuenta de que los zombies huyen del fuego, no se meten dentro, ni se acercan. Y hoy, era probable que llegaran hasta nosotros huyendo del incendio y eso no me gustaba.
Edmundo y yo dejamos la conversación a medias, y nos encontramos con que Michael y Degtyarev te arrastraban de la mochila para meterte dentro. Rápidamente, entre Michael y Degtyarev bajaron la puerta de entrada y salieron a buscarte. Les diste un susto de muerte, te
desmayaste y no hubo manera de despertarte.
Fernando ya estaba dando la voz de alarma, despertando a todo el mundo para colaborar. Sin embargo, algo me sorprendió. La gente no se movió tan rápido como esperaba. Era extraño, puesto que parecía que querían que el fuego se les llevase. Nadie se movió para apagar el incendio. Fuimos el Jinete, que ahora descansa, y yo quienes tuvimos que movilizar a todos los habitantes del castillo. Les obligamos a vestirse, moverse y regar con agua casas y demás estructuras de madera. Nadie de por aquí había sido bombero así que no sabíamos muy bien qué hacer.
Te trajeron aquí y te quedaste dormido durante horas. Emmy y Carla ahora están dormidas pero han estado cuidándote durante horas, esperando a que despertaras. Arturo estuvo preocupado por ti, cargaste con demasiado peso y llegaste exhausto hasta aquí. Entre eso y que tragaste humo, ¿para qué más? Durante unos días toserás y te dolerá el pecho pero Arturo cree que estás fuera de peligro.
Después de las palabras de ánimo y unos cuantos gritos, conseguimos que toda la comunidad se pusiera en marcha. Sacamos agua del pozo, los tiradores se apostaron en las torres para acabar con los primeros zombies que se acercaron.
La verdad es que no fue tarea fácil. Esos hijos de puta venían a puñados huyendo del fuego. Muchos cayeron en el foso, aún vivos y se consumieron cuando llegaron las llamas. Otros cayeron abatidos antes, bien por los tiradores o bien por las llamas. Ninguno ha conseguido entrar. No tenemos bajas, por suerte.
Por desgracia, el fuego sí consiguió llegar hasta nuestra pequeña aldea. Afortunadamente, lo único que ha sufrido daños es la puerta principal pero la verja aún nos protege. Es una estructura de hierro sólida y bueno, durante unos días habrá más corriente pero pronto la repararemos.
Y el fuego... El fuego ardió durante horas en el foso, consumiendo la leña y los cuerpos de los zombies. No se puede salir al exterior sin un pañuelo, el olor a carne descompuesta quemada es horrible y el humo y la ceniza aún caen sobre nuestras cabezas pero hemos sobrevivido sin bajas y sin pérdidas importantes.
El foso del castillo hizo su trabajo. Se concentró ahí y el foso actuó como cortafuegos pero las malas hierbas y los árboles que crecen bajo el castillo actuaron como combustible.
Pasamos mucho miedo, de verdad que sí. Pensamos que el fuego terminaría por alcanzar nuestras casas de madera pero, por una vez, la meteorología actuó a nuestro favor.
Estamos en otoño, joder! Empezó a llover como si llevara años sin hacerlo. ¡Truenos, relámpagos, incluso granizo! Cayó una tormenta épica y acabó con el incendio, con el fuego y con los lamentos de los zombies. Al menos pudimos dejar de oir sus lamentos mientras se quemaban.
Tenías que haber visto a los supervivientes. La moral de la tropa creció como la espuma. Habíamos vencido a dos enemigos a la vez: el fuego y los zombies. Todos estaban orgullosos de sí mismos.
Y bueno, después la gente se fue a dormir después de haber estado sitiados durante 24 horas. Esta es la historia, Carlos>>
- Creo que ha llegado el momento - Prosiguió Alicia- De hacer algo. No podemos quedarnos aquí dentro, si vuelve a pasar algo como lo de hoy. Estaremos vendidos.
- Dejemosle dormir- Dijo Arturo al ver que Carlos había vuelto a quedarse dormido. - Alicia, eres una experta en contar cuentos. Mira lo que has conseguido.
- Salgamos de aquí - Dijo Alicia con intención de volver a reunirse con el Jinete antes de tomar una decisión que, aún no lo sabía, pero hacía días que había tomado.
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- ¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado? El fuego.... El fuego.... - Gritó Carlos mientras cuatro caras le miraban sobresaltadas. La primera en hablar fue Alicia.
- Tranquilo, Carlos. Estás a salvo, el fuego se ha extinguido casi por completo y ahora mismo, estás en el cuarto de Michael. A salvo.
- ¿El fuego? Era un incendio enorme... ¿Có... cómo es posible?
- Estás en casa de Michael porque él te salvó. Te derrumbaste a unos metros de la puerta. Gracias, he podido divertirme matando a unos cuantos zetas que venían huyendo del incendio- Dijo Degtyarev
- Pero... ¿qué demonios ha pasado? - Contadme - Gritó justo antes de ponerse a toser.
- Carlos, el humo y el esfuerzo te han afectado más de lo que pensabas. Así que quedaté tumbado y escucha la historia. Alicia te la contará - Dijo Arturo, actuando como el médico que era.
- Un momento - Interrumpió Carlos- ¿Cuánto tiempo he pasado inconsciente?
- Pues diría que unas 32 horas más o menos, ¿no? - Alicia asintió ante la afirmación de Arturo.
- Pues... - Comenzó Alicia con la historia.
- Jooooooder, sí que he dormido, ni en mis mejores tiempo.
- Carlos, joder, ¿quieres escuchar lo que ha pasado o no?
- Sí, sí, tranquila.
- Pues calla, y escucha...
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Ahora os jodería mogollón y dejase a medias el relato para que continuase otra persona pero no seré cabrona y no lo haré pero lo dejaré aquí en plan "coña de la autora"
<< Estaba en el cuarto del Jinete, hablando con él cuando alguien llegó gritando y corriendo, FUEGOOOOO, FUEGOOOOO, como un loco. Salí a la calle y un fuerte olor a humo me golpeó en la cara. El día estaba más oscuro de lo que pensaba, sólo había pasado un rato hablando con Edmundo pero quizá, el incendio estaba cerca antes de que entrara y ni Fernando ni yo nos dimos cuenta hasta que llegaste gritando tú. Creo que deberíamos poner una cuarta torre de vigilancia en la parte trasera.
La verdad es que me asusté bastante por dos razones. La primera es que todo el recinto, excepto el castillo y el muro, es de madera, casas, puerta principal, utensilios, etc... y no quería que todos salíesemos ardiendo o asfixiados. La segunda es más básica que todo eso: Los zombies.
Hace años, no sé si recordais, nos enfrentamos al incendio de una casa. Recuerdo cuando Zed aún vivía, fue cuando nos dimos cuenta de que los zombies huyen del fuego, no se meten dentro, ni se acercan. Y hoy, era probable que llegaran hasta nosotros huyendo del incendio y eso no me gustaba.
Edmundo y yo dejamos la conversación a medias, y nos encontramos con que Michael y Degtyarev te arrastraban de la mochila para meterte dentro. Rápidamente, entre Michael y Degtyarev bajaron la puerta de entrada y salieron a buscarte. Les diste un susto de muerte, te
desmayaste y no hubo manera de despertarte.
Fernando ya estaba dando la voz de alarma, despertando a todo el mundo para colaborar. Sin embargo, algo me sorprendió. La gente no se movió tan rápido como esperaba. Era extraño, puesto que parecía que querían que el fuego se les llevase. Nadie se movió para apagar el incendio. Fuimos el Jinete, que ahora descansa, y yo quienes tuvimos que movilizar a todos los habitantes del castillo. Les obligamos a vestirse, moverse y regar con agua casas y demás estructuras de madera. Nadie de por aquí había sido bombero así que no sabíamos muy bien qué hacer.
Te trajeron aquí y te quedaste dormido durante horas. Emmy y Carla ahora están dormidas pero han estado cuidándote durante horas, esperando a que despertaras. Arturo estuvo preocupado por ti, cargaste con demasiado peso y llegaste exhausto hasta aquí. Entre eso y que tragaste humo, ¿para qué más? Durante unos días toserás y te dolerá el pecho pero Arturo cree que estás fuera de peligro.
Después de las palabras de ánimo y unos cuantos gritos, conseguimos que toda la comunidad se pusiera en marcha. Sacamos agua del pozo, los tiradores se apostaron en las torres para acabar con los primeros zombies que se acercaron.
La verdad es que no fue tarea fácil. Esos hijos de puta venían a puñados huyendo del fuego. Muchos cayeron en el foso, aún vivos y se consumieron cuando llegaron las llamas. Otros cayeron abatidos antes, bien por los tiradores o bien por las llamas. Ninguno ha conseguido entrar. No tenemos bajas, por suerte.
Por desgracia, el fuego sí consiguió llegar hasta nuestra pequeña aldea. Afortunadamente, lo único que ha sufrido daños es la puerta principal pero la verja aún nos protege. Es una estructura de hierro sólida y bueno, durante unos días habrá más corriente pero pronto la repararemos.
Y el fuego... El fuego ardió durante horas en el foso, consumiendo la leña y los cuerpos de los zombies. No se puede salir al exterior sin un pañuelo, el olor a carne descompuesta quemada es horrible y el humo y la ceniza aún caen sobre nuestras cabezas pero hemos sobrevivido sin bajas y sin pérdidas importantes.
El foso del castillo hizo su trabajo. Se concentró ahí y el foso actuó como cortafuegos pero las malas hierbas y los árboles que crecen bajo el castillo actuaron como combustible.
Pasamos mucho miedo, de verdad que sí. Pensamos que el fuego terminaría por alcanzar nuestras casas de madera pero, por una vez, la meteorología actuó a nuestro favor.
Estamos en otoño, joder! Empezó a llover como si llevara años sin hacerlo. ¡Truenos, relámpagos, incluso granizo! Cayó una tormenta épica y acabó con el incendio, con el fuego y con los lamentos de los zombies. Al menos pudimos dejar de oir sus lamentos mientras se quemaban.
Tenías que haber visto a los supervivientes. La moral de la tropa creció como la espuma. Habíamos vencido a dos enemigos a la vez: el fuego y los zombies. Todos estaban orgullosos de sí mismos.
Y bueno, después la gente se fue a dormir después de haber estado sitiados durante 24 horas. Esta es la historia, Carlos>>
- Creo que ha llegado el momento - Prosiguió Alicia- De hacer algo. No podemos quedarnos aquí dentro, si vuelve a pasar algo como lo de hoy. Estaremos vendidos.
- Dejemosle dormir- Dijo Arturo al ver que Carlos había vuelto a quedarse dormido. - Alicia, eres una experta en contar cuentos. Mira lo que has conseguido.
- Salgamos de aquí - Dijo Alicia con intención de volver a reunirse con el Jinete antes de tomar una decisión que, aún no lo sabía, pero hacía días que había tomado.
Kealah- Cazadora con medias de seda
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Blake aceleró, dejando atrás todo aquello que alguna vez había sido su hogar. Y todos aquellos que alguna vez fueron sus camaradas. Solo cuatro personas cabían dentro del auto.
Los gritos, las explosiones, las balas perdidas. Tal vez unas cuentas dieron a la parte posterior del auto, pero nadie se inmutó por esto. Los cuatro bajaron sus armas y miraron por las ventanillas. No hacia atrás, sino que simplemente observaron el cielo, el desierto, el humo. Permanecieron así por bastante tiempo, cada uno hundido en sus propios pensamientos.
Blake no sentía remordimiento alguno, por un momento se preguntó si eso estaba mal. Había dejado que los zombis asesinaran a sus compañeros, buscando su propia supervivencia. Era un traidor, una sabandija, un demonio sin corazón... ¿O tal vez era lo contrario?
Observó por el retrovisor a sus dos amigos que yacían en el asiento trasero. Derek aún sostenía su pistola, aunque había dejado el rifle a un lado. Parecía algo conmovido, su expresión alegre ya no estaba. Pero no parecía triste tampoco. No, sorpresa era lo que su rostro describía. Sorpresa hacia el cambio en la actitud de Blake y Nikola. Ambos eran los líderes del refugio, y habían disparado a sus propios compañeros. Blake lo pensó por un minuto y se dio cuenta de que él no había disparado a nadie. Había hecho algo mucho peor. Había dejado que los podridos se los comieran, arrancando su carne e instestinos, esparciendo sus viceras y masticando sus huesos.
"Y aún así no siento remordimiento..."
Luego dirigió su mirada a Nicolás, este parecía aún más conmovido por lo ocurrido. En el mismo día, la mitad del consejo del refugio los había abandonado, traicionado y disparado. Y la otra mitad había optado por escapar con el rabo entre las patas de las olas de podridos. Pero esta era la elección más inteligente. La mayoría de los seres humano no piensa claramente en momentos de desesperación, sucumben al pánico y buscan la salida más rápida y fácil para acabar con ese sentimiento de repulsivo miedo. Sólo algunos tienen la capacidad de pensar friamente las cosas, evaluar la situación, y encontrar la solución. Blake supo desde el momento en que Leo se rió mientras se alejaba con tres cuartos de su poder de fuego que estaba condenado. Pero por algún motivo, no desistió. No iba a morir allí, no iba a morir así. Eso fue todo lo que pensó, sus sentimientos (si es que aún los tenía) fueron apagados y la frialdad de un iceberg se apoderó de su mente.
"Me preguntó si seré castigado por esto."
Luego observó a su último amigo, quien desde hace mucho tiempo había estado a su lado. Parecía diferente. No mostraba expresión de arrepentimiento, sino ira pura. Ver esa faceta de Nikola no era común. Era algo que sólo sacaba a la luz cuando debía recriminarle a Blake acerca de sus errores. Pero ya no habían errores, ya no había refugio, ya no había más nadie que proteger. Estaba por su cuenta, y ya no se necesitaba al Nikola alegre. Blake sintió un escalofríos al pensar por una milésima de segundo, que Nikola se estaba pareciendo a él. Los disparos ya no se escuchaban, ¿a caso ya todos habían muerto?
- ... ¿A dónde... vamos? - Preguntó Derek.
Blake miró a Nikola y este entendió.
- Hace varios días he visto humo en aquella dirección. No es periódico, más bien parece encenderse de vez en cuando, pero siempre en el mismo lugar. Yo... Nosotros creemos que hay más sobrevivientes y en mejores condiciones en aquel lugar.
Nicolás sintió que su sangre hervía de la emoción.
- ¿Más sobrevivientes? ¿Estás seguro? - Dijo mientras se apoyaba en la parte posterior del asiento de Blake.
- No lo sabemos con certeza, pero es una posibilidad. Además, esas sanguijuelas se fueron en la misma dirección, pero no creo que sepan de nuestros planes, ya que...
Derek interrumpió - ¿Hace cuánto saben esto? - Parecía algo enfadado por haber sido dejado al margen de todo. Nikola iba a idear un engaño pero...
- Desde anoche, Nikola fue a mi habitación a decirme pero no tenía suficiente energía para pensar claramente. El alcohol y el furor del ataque habían drenado mi energía. Esta mañana me lo dijo de nuevo, justo antes de que Leo y sus matones nos traicionaran. Como verás, no hubo tiempo de reunir al consejo ni de avisarles, se los estoy diciendo ahora, porque ahora es cuando puedo.
Derek se calló ante tal respuesta, aunque el disgusto permanecía en su rostro. Blake esbozó una sonrisa amarga y continuó-
- No deberías sentirte de esa manera. Yo soy el gusano, el que apuñaló al refugio por la espalda y se escapó. Yo soy el culpable de que todos aquellos murieran, y no sintió pesar alguno al recordarlo. Ódiame si quieres, insultame si quieres, pero no regresaras a los traidores ni a los que murieron a nosotros de nuevo. Sólo pude llevar a tres de ustedes conmigo, y creeme que si ustedes no estuvieran, hubiera optado por irme solo.
Los tres lo miraron atónitos, pero Blake no dejo de sonreir. - ¿Saben por qué? Porque si yo fuera uno de esos refugiados que ahora están en mejor vida, hubiera volado mis propios cesos al ver la primera centena de infectados viniendo hacia mí, eso claro, si no fuera porque aún tengo un motivo por el cual vivir, que no me deja morir todavía. Si los traje conmigo, es porque creo que ustedes también sienten lo mismo. Ustedes y nadie más en aquel lugar.
Tuvo un horrible sentimiento de repulsión hacia esa idea. Él no quería morir, no pensaba morir, prefería ser devorado por los podridos a dejar de disparar su arma y caer. Nikola recordó como Sergio se disparó a sí mismo hace apenas minutos. ¿Se refería a eso? ¿Eso era lo que en verdad todos sentían? ¿Todos vivían sólo por costumbre y esperaban una excusa para morir? ¿Blake tenía razón o sólo buscaba salir aireoso de aquella situación?
- Bah. No me hagan caso, supongo que sólo estoy buscando una excusa para justificar mi falta de sensibilidad. Sé que debería sentir remordimiento, pero por más de que lo intento, no puedo.
Hubo un silencio después de que dijo esas palabras, y luego...
- Yo tampoco - respondió Derek.
- Ni yo - acotó Nicolás.
Nikola no dijo nada, pero al igual que todos ellos, se sintió aliviado de saber que no era tan diferente.
Los gritos, las explosiones, las balas perdidas. Tal vez unas cuentas dieron a la parte posterior del auto, pero nadie se inmutó por esto. Los cuatro bajaron sus armas y miraron por las ventanillas. No hacia atrás, sino que simplemente observaron el cielo, el desierto, el humo. Permanecieron así por bastante tiempo, cada uno hundido en sus propios pensamientos.
Blake no sentía remordimiento alguno, por un momento se preguntó si eso estaba mal. Había dejado que los zombis asesinaran a sus compañeros, buscando su propia supervivencia. Era un traidor, una sabandija, un demonio sin corazón... ¿O tal vez era lo contrario?
Observó por el retrovisor a sus dos amigos que yacían en el asiento trasero. Derek aún sostenía su pistola, aunque había dejado el rifle a un lado. Parecía algo conmovido, su expresión alegre ya no estaba. Pero no parecía triste tampoco. No, sorpresa era lo que su rostro describía. Sorpresa hacia el cambio en la actitud de Blake y Nikola. Ambos eran los líderes del refugio, y habían disparado a sus propios compañeros. Blake lo pensó por un minuto y se dio cuenta de que él no había disparado a nadie. Había hecho algo mucho peor. Había dejado que los podridos se los comieran, arrancando su carne e instestinos, esparciendo sus viceras y masticando sus huesos.
"Y aún así no siento remordimiento..."
Luego dirigió su mirada a Nicolás, este parecía aún más conmovido por lo ocurrido. En el mismo día, la mitad del consejo del refugio los había abandonado, traicionado y disparado. Y la otra mitad había optado por escapar con el rabo entre las patas de las olas de podridos. Pero esta era la elección más inteligente. La mayoría de los seres humano no piensa claramente en momentos de desesperación, sucumben al pánico y buscan la salida más rápida y fácil para acabar con ese sentimiento de repulsivo miedo. Sólo algunos tienen la capacidad de pensar friamente las cosas, evaluar la situación, y encontrar la solución. Blake supo desde el momento en que Leo se rió mientras se alejaba con tres cuartos de su poder de fuego que estaba condenado. Pero por algún motivo, no desistió. No iba a morir allí, no iba a morir así. Eso fue todo lo que pensó, sus sentimientos (si es que aún los tenía) fueron apagados y la frialdad de un iceberg se apoderó de su mente.
"Me preguntó si seré castigado por esto."
Luego observó a su último amigo, quien desde hace mucho tiempo había estado a su lado. Parecía diferente. No mostraba expresión de arrepentimiento, sino ira pura. Ver esa faceta de Nikola no era común. Era algo que sólo sacaba a la luz cuando debía recriminarle a Blake acerca de sus errores. Pero ya no habían errores, ya no había refugio, ya no había más nadie que proteger. Estaba por su cuenta, y ya no se necesitaba al Nikola alegre. Blake sintió un escalofríos al pensar por una milésima de segundo, que Nikola se estaba pareciendo a él. Los disparos ya no se escuchaban, ¿a caso ya todos habían muerto?
- ... ¿A dónde... vamos? - Preguntó Derek.
Blake miró a Nikola y este entendió.
- Hace varios días he visto humo en aquella dirección. No es periódico, más bien parece encenderse de vez en cuando, pero siempre en el mismo lugar. Yo... Nosotros creemos que hay más sobrevivientes y en mejores condiciones en aquel lugar.
Nicolás sintió que su sangre hervía de la emoción.
- ¿Más sobrevivientes? ¿Estás seguro? - Dijo mientras se apoyaba en la parte posterior del asiento de Blake.
- No lo sabemos con certeza, pero es una posibilidad. Además, esas sanguijuelas se fueron en la misma dirección, pero no creo que sepan de nuestros planes, ya que...
Derek interrumpió - ¿Hace cuánto saben esto? - Parecía algo enfadado por haber sido dejado al margen de todo. Nikola iba a idear un engaño pero...
- Desde anoche, Nikola fue a mi habitación a decirme pero no tenía suficiente energía para pensar claramente. El alcohol y el furor del ataque habían drenado mi energía. Esta mañana me lo dijo de nuevo, justo antes de que Leo y sus matones nos traicionaran. Como verás, no hubo tiempo de reunir al consejo ni de avisarles, se los estoy diciendo ahora, porque ahora es cuando puedo.
Derek se calló ante tal respuesta, aunque el disgusto permanecía en su rostro. Blake esbozó una sonrisa amarga y continuó-
- No deberías sentirte de esa manera. Yo soy el gusano, el que apuñaló al refugio por la espalda y se escapó. Yo soy el culpable de que todos aquellos murieran, y no sintió pesar alguno al recordarlo. Ódiame si quieres, insultame si quieres, pero no regresaras a los traidores ni a los que murieron a nosotros de nuevo. Sólo pude llevar a tres de ustedes conmigo, y creeme que si ustedes no estuvieran, hubiera optado por irme solo.
Los tres lo miraron atónitos, pero Blake no dejo de sonreir. - ¿Saben por qué? Porque si yo fuera uno de esos refugiados que ahora están en mejor vida, hubiera volado mis propios cesos al ver la primera centena de infectados viniendo hacia mí, eso claro, si no fuera porque aún tengo un motivo por el cual vivir, que no me deja morir todavía. Si los traje conmigo, es porque creo que ustedes también sienten lo mismo. Ustedes y nadie más en aquel lugar.
Tuvo un horrible sentimiento de repulsión hacia esa idea. Él no quería morir, no pensaba morir, prefería ser devorado por los podridos a dejar de disparar su arma y caer. Nikola recordó como Sergio se disparó a sí mismo hace apenas minutos. ¿Se refería a eso? ¿Eso era lo que en verdad todos sentían? ¿Todos vivían sólo por costumbre y esperaban una excusa para morir? ¿Blake tenía razón o sólo buscaba salir aireoso de aquella situación?
- Bah. No me hagan caso, supongo que sólo estoy buscando una excusa para justificar mi falta de sensibilidad. Sé que debería sentir remordimiento, pero por más de que lo intento, no puedo.
Hubo un silencio después de que dijo esas palabras, y luego...
- Yo tampoco - respondió Derek.
- Ni yo - acotó Nicolás.
Nikola no dijo nada, pero al igual que todos ellos, se sintió aliviado de saber que no era tan diferente.
SkyFlames- Superviviente
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Vi como Alicia marchaba dirección a la cabaña de aquel tipo, esta mujer tenia carácter y dotes de mando ya que supo en todo momento como evadir a Degtyarev para que no fuera a la casa de aquel jinete. Yo por mi parte decidí seguir mis pasos hacia mi casucha junto a Degtyarev.
- Yo que tu mantendría a tu novia alejada de aquel tipo, nunca sabes como podría reaccionar si se encontrara con el de frente.
- No es mi novia, pero tranquilo cuidare de ella.
- Me da igual, lo que sea, solo te digo que le tengas un ojo encima de ella, ni Alicia ni yo estamos siempre aquí para sacarte las castañas del fuego. - dijo mientras se alejaba.
Sin mediar palabra vi alejarse a aquel tipo, que hacia escasas horas nos había traído aquí. No parecía mal tipo, en el bosque pude comprobar que cuidaba de los suyos, pero la relación con las personas fuera del combate parecían algo frías.
Entré en la cabaña, ahora venia lo peor, ver como se encontraba Lisa. La vi tumbada en la cama. Al escuchar la puerta se giro sobresaltada y al verme respiro algo aliviada. Tenia los ojos colorados, supongo que todo el tiempo que estuve fuera lo pasó llorando...
Puse mi mejor cara y me tumbe a su lado, lo único que quería era que se tranquilizara.
- Ya esta, hable con esa tal Alicia, creo que es la líder de este sitio y por lo poco que hablé con ella es una mujer con los "galones" bien puestos.
- ¿Crees que le aran algo?
- No lo se, la verdad, pero yo estoy aquí, no? No dejaré que te pase nada, puedes estar tranquila.
- Randy, gracias, pero no puedo estar tranquila teniendo a aquel tipo a escasos metros...- sus lagrimas volvían a manar de sus ojos.
- Lo se, pero tenemos que demostrarle que no le tenemos miedo, que no nos puede asustar. Se que es difícil pero al menos inténtalo, el esta solo y tu, tu me tienes a mi.
- Gracias - dijo mientras me abrazaba - lo intentare... - notaba como sus lagrimas mojaban mi camiseta.
Dejé que se desahogara durante un tiempo, y luego el sueño se fue apoderando de ella.
Me pasaron tantas cosas por la cabeza... Solo me tiene a mi y sí en este sitio lo pasa mal podríamos huir, lo único que con las armas de fuego no soy un experto y la verdad que conseguir comida con un desencofrador es algo difícil... en el único sitio que se a ciencia cierta que queda comida es en aquella fabrica donde me encontraba, pero allí dejé a Luis... joder Luis... las lagrimas recorrían mi cara mientras recordaba todo lo vivido con el, y entre sollozos quedé dormido...
Unos gritos del exterior me despertaron. "FUEGO FUEGO!!" podía escuchar gritar a aquella gente. Tardé en reaccionar pero cuando recapacite las palabras de aquella gente me levanté de un salto asustando a Lisa que aun dormía.
- Randy, ¿que pasa?.
- No lo se pero hay fuego por algún lado. Tu quédate aquí prepara todo nuestro equipaje por si tenemos que salir corriendo. - le dije mientras me ponía la sudadera.
Dejé a Lisa rebuscando en los cajones cuando salí de la cabaña.
El olor a chamuscado me abofeteó la cara y la gran nube de humo no dejaba ver el cielo. Salí corriendo y me acerque a un tipo que chillaba como loco para organizar a toda aquella gente que por algún motivo no reaccionaban ante sus ordenes.
- Hola soy Randy, ¿que esta pasando?.
- Soy Fernando y no hay tiempo de presentaciones, una gran ola de fuego se acerca hacia aquí y hay que detenerla- dijo mientras miraba a un grupo de personas- joder quieres moveros!!!. -dijo desesperado.
Salí corriendo y a buscar un recipiente para recoger agua. Corría como un loco de un lado para otro intentando apagar los focos de fuego que empezaban a amenazar el castillo. Pude ver a aquel Jinete junto a Alicia dirigiendo a la gente para que el fuego no se propagara. Creo que ellos ni siquiera notaron mi presencia.
Estuve durante horas corriendo tirando agua en un lado y en otro y cuando el cansancio ya hacia mella en la gente se pudo notar como una fina lluvia mojaba nuestros cuerpos dando paso a una tormenta de huevos... madre mía como empezó a llover...
Yo caí de rodillas al suelo y empece a llorar.
- Gracias Luis... gracias. - dije entre sollozos.
Creo que desde la "muerte" de Luis su alma, que ya no esta en aquel cuerpo, me sigue protegiendo...
La gente chillaba de alegría al ver como el fuego iba disminuyendo, se abrazaban entre ellos, incluso una pareja me abrazaron con alegría..
Yo fui corriendo a ver como estaba Lisa. Al llegar se lanzó hacia mi y me planto un beso que me pillo descolocado.
- Que a pasado? - me dijo.
Yo con una cara de tonto después de aquel beso le conté lo sucedido. Ella escuchaba con atención todo lo que salia por mi boca. No le conté que vi a aquel tipo ayudando a apagar aquel fuego. Después de toda aquella historia comimos unas sardinas e intenté no pensar en aquel beso. Luego me eche un rato, antes de quedarme dormido pensé en la posibilidad de volver con Lisa a aquella fabrica, visto lo visto, creo que seria mas segura que este sitio...
Lisa no tenia sueño y se puso a volver a ordenar los cajones.
Cuando desperté me encontré a Lisa mirándome fijamente.
- Tenia miedo de despertarte, no parabas de chillar en sueños, Luis Luis lo siento, solo decías eso... ¿que le hiciste a aquel Luis?
- Ehh... nada... nada... ¿comemos algo? - por la cara que puso Lisa creo que no se lo trago demasiado...
- A se me olvidaba! hace poco paso un hombre a informarnos que esta tarde Alicia quiere hacer una asamblea, supongo que por todo lo sucedido...
Yo asentí, mientras tomaba algo de agua...
- Yo que tu mantendría a tu novia alejada de aquel tipo, nunca sabes como podría reaccionar si se encontrara con el de frente.
- No es mi novia, pero tranquilo cuidare de ella.
- Me da igual, lo que sea, solo te digo que le tengas un ojo encima de ella, ni Alicia ni yo estamos siempre aquí para sacarte las castañas del fuego. - dijo mientras se alejaba.
Sin mediar palabra vi alejarse a aquel tipo, que hacia escasas horas nos había traído aquí. No parecía mal tipo, en el bosque pude comprobar que cuidaba de los suyos, pero la relación con las personas fuera del combate parecían algo frías.
Entré en la cabaña, ahora venia lo peor, ver como se encontraba Lisa. La vi tumbada en la cama. Al escuchar la puerta se giro sobresaltada y al verme respiro algo aliviada. Tenia los ojos colorados, supongo que todo el tiempo que estuve fuera lo pasó llorando...
Puse mi mejor cara y me tumbe a su lado, lo único que quería era que se tranquilizara.
- Ya esta, hable con esa tal Alicia, creo que es la líder de este sitio y por lo poco que hablé con ella es una mujer con los "galones" bien puestos.
- ¿Crees que le aran algo?
- No lo se, la verdad, pero yo estoy aquí, no? No dejaré que te pase nada, puedes estar tranquila.
- Randy, gracias, pero no puedo estar tranquila teniendo a aquel tipo a escasos metros...- sus lagrimas volvían a manar de sus ojos.
- Lo se, pero tenemos que demostrarle que no le tenemos miedo, que no nos puede asustar. Se que es difícil pero al menos inténtalo, el esta solo y tu, tu me tienes a mi.
- Gracias - dijo mientras me abrazaba - lo intentare... - notaba como sus lagrimas mojaban mi camiseta.
Dejé que se desahogara durante un tiempo, y luego el sueño se fue apoderando de ella.
Me pasaron tantas cosas por la cabeza... Solo me tiene a mi y sí en este sitio lo pasa mal podríamos huir, lo único que con las armas de fuego no soy un experto y la verdad que conseguir comida con un desencofrador es algo difícil... en el único sitio que se a ciencia cierta que queda comida es en aquella fabrica donde me encontraba, pero allí dejé a Luis... joder Luis... las lagrimas recorrían mi cara mientras recordaba todo lo vivido con el, y entre sollozos quedé dormido...
Unos gritos del exterior me despertaron. "FUEGO FUEGO!!" podía escuchar gritar a aquella gente. Tardé en reaccionar pero cuando recapacite las palabras de aquella gente me levanté de un salto asustando a Lisa que aun dormía.
- Randy, ¿que pasa?.
- No lo se pero hay fuego por algún lado. Tu quédate aquí prepara todo nuestro equipaje por si tenemos que salir corriendo. - le dije mientras me ponía la sudadera.
Dejé a Lisa rebuscando en los cajones cuando salí de la cabaña.
El olor a chamuscado me abofeteó la cara y la gran nube de humo no dejaba ver el cielo. Salí corriendo y me acerque a un tipo que chillaba como loco para organizar a toda aquella gente que por algún motivo no reaccionaban ante sus ordenes.
- Hola soy Randy, ¿que esta pasando?.
- Soy Fernando y no hay tiempo de presentaciones, una gran ola de fuego se acerca hacia aquí y hay que detenerla- dijo mientras miraba a un grupo de personas- joder quieres moveros!!!. -dijo desesperado.
Salí corriendo y a buscar un recipiente para recoger agua. Corría como un loco de un lado para otro intentando apagar los focos de fuego que empezaban a amenazar el castillo. Pude ver a aquel Jinete junto a Alicia dirigiendo a la gente para que el fuego no se propagara. Creo que ellos ni siquiera notaron mi presencia.
Estuve durante horas corriendo tirando agua en un lado y en otro y cuando el cansancio ya hacia mella en la gente se pudo notar como una fina lluvia mojaba nuestros cuerpos dando paso a una tormenta de huevos... madre mía como empezó a llover...
Yo caí de rodillas al suelo y empece a llorar.
- Gracias Luis... gracias. - dije entre sollozos.
Creo que desde la "muerte" de Luis su alma, que ya no esta en aquel cuerpo, me sigue protegiendo...
La gente chillaba de alegría al ver como el fuego iba disminuyendo, se abrazaban entre ellos, incluso una pareja me abrazaron con alegría..
Yo fui corriendo a ver como estaba Lisa. Al llegar se lanzó hacia mi y me planto un beso que me pillo descolocado.
- Que a pasado? - me dijo.
Yo con una cara de tonto después de aquel beso le conté lo sucedido. Ella escuchaba con atención todo lo que salia por mi boca. No le conté que vi a aquel tipo ayudando a apagar aquel fuego. Después de toda aquella historia comimos unas sardinas e intenté no pensar en aquel beso. Luego me eche un rato, antes de quedarme dormido pensé en la posibilidad de volver con Lisa a aquella fabrica, visto lo visto, creo que seria mas segura que este sitio...
Lisa no tenia sueño y se puso a volver a ordenar los cajones.
Cuando desperté me encontré a Lisa mirándome fijamente.
- Tenia miedo de despertarte, no parabas de chillar en sueños, Luis Luis lo siento, solo decías eso... ¿que le hiciste a aquel Luis?
- Ehh... nada... nada... ¿comemos algo? - por la cara que puso Lisa creo que no se lo trago demasiado...
- A se me olvidaba! hace poco paso un hombre a informarnos que esta tarde Alicia quiere hacer una asamblea, supongo que por todo lo sucedido...
Yo asentí, mientras tomaba algo de agua...
GioRock- Aprendiz de cazador
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Son las siete de la mañana, lo sé por que siempre desde que todo esto sucede es como si tuviera un reloj despertador en mi cabeza, estoy en mi cama de dos plazas, a mi izquierda está Emmy en sus sueños profundos, su respiración tranquila me tranquiliza. Me levanto despacio de la cama y me visto con mi equipo de siempre, la coraza marrón, los pantalones marrones, las botas del mismo color, la bufanda y la capa. Le doy un beso a Emmy en la mejilla y la acobijo con las sábanas.
Al salir el olor a humo entra en mis fosas nasales, el día anterior hubo un incendio de enormes proporciones que extinguió completamente los árboles que rodeaban el castillo, un completo caos, gente corriendo por aquí y por allá sin saber qué hacer. El incendio en sí no fué el problema, el problema fué lo que trajo, zombies, corredores, todos ellos buscaban escapar del fuego, pero se encontraron con el castillo y con supervivientes. Di la orden de no utilizar armas de fuego, corriamos con escasas balas así que era el turno de usar los arcos y ballestas. El resultado fué bueno, desde los muros pudimos rechazarles y una vez que fueron completamente rechazados simplemente quedaba esperar a que el incendio parara. Siete horas después de que comenzó se detuvo.
- Enciende los altavoces - Ordeno - es hora de entrenar.
El guardia de los barracones asiente y enciende los altavoces, inmediatamente hablo.
- En breve comenzará el entrenamiento con arcos, ballestas, armas de fuego y tácticas de combate cuerpo a cuerpo, toda persona que no trabaje en el huerto, de saqueador, cazador, guardia o constructor debe presentarse inmediatamente en la arena ya mismo.
Apagué los altavoces y me dirigí a la arena de combate junto con dos guardias, no esperé demasiado, a los pocos minutos poco a poco la gente fué llegando, en total nueve personas, ocho hombres, una mujer, Thais, entre los hombres está Randy.
Las armas ya estaban preparadas sobre una gran lona en la tierra, ordené que tomaran un arco cada uno junto con una carcaja de flechas y así comenzamos con el entrenamiento de arco.
- ¿Por qué usamos arcos y ballestas en vez de armas de fuego? - Me preguntó Randy mientras lanzaba una flecha a la diana y fallaba rotundamente.
- Por que son ruidosas y las balas no son reutilizables. - Le respondí y me dispuse a enseñarle como se hacía.
Tras varios intentos lo logró, casi al centro.
- Sigue intentando, pronto cambiaremos a armas de fuego. - Dije y me dispuse a ver como lo hacía Thais.
Al llegar a su lado vi como simplemente había fallado tres flechas y dado en el blanco otras cinco.
- ¿Has practicado antes? - Pregunté observando cómo lo hacía.
Ella sorprendida al verme murmuró que no.
- Deténganse y saquen las flechas de las dianas, es hora del uso de armas de fuego. - Ordené en voz alta - como verán sólo disponemos de pistolas Brownings en este momento, el resto de armas de fuego están en uso de los guardias ahora mismo.
Cada uno dejaron los arcos y carcajas con flechas en la lona y sacaron las Brownings con cargador aparte. Uno a uno les enseñé como recargar una pistola y a ponerle y quitarle el seguro, al ver que ya lograban hacerlo bien sólos pasamos al siguiente paso, apuntar y disparar. Me entetuve bastante enseñándole a Randy y ordené a mis dos escoltar que enseñaran al resto.
- Tenlo claro... - Le decía mientras me colocaba detrás suyo y le indicaba como tomar el arma.
- Lo tengo claro dije.
- Dispara pues.
Randy jaló el gatillo y el disparo fué rotundo.
- ¡Bien!
- Hazlo tal y como lo acabas de hacer una vez más, pero sin mi ayuda. - Dije soltándole.
Tras unos segundos volvió a disparar, su disparo fué un éxito.
- Felicidades, ya sabes disparar como un novato, pero ya es algo.
- Muchas gracias, esto me será muy útil.
- Descarguen las pistolas como les he enseñado y coloquenlas sobre la lona, es hora del entrenamiento cuerpo a cuerpo. - Ordené.
La siguiente media hora nos la pasamos respondiendo, haciendo preguntas y dando ejemplos de qué hacer si un zombie te atrapa y qué hacer si nos encontramos con humanos hostiles. Un escolta se disfrazó de zombie para simular mejor los ejemplos.
- Supongamos que soy un caníbal y te estoy por pegar un tiro con ésta pistola, ¿qué haces tú Thais?
- No recuerdo el nombre exacto de la patada...
- Entonces pasa al frente y dame esa patada.
Thais pasa al frente y yo le apunto a la cabeza con el arma.
- Dame ese ejemplo, Thais.
Tras unos segundos de silencio sin hacer nada sonrio y grito:
- ¡Me comeré tu deliciosa carne blondy!
Una patada y la pistola vuela hacia un costado. Me quedo sorprendido.
- Bien...ha salido mejor de lo que esperaba pero a la próxima puede que el caníbal no diga nada y simplemente te pegue un tiro. Aquí finalizan las clases por hoy, pueden retirarse.
Con la ayuda de los escoltar llevamos las armas a los barracones nuevamente.
Al salir el olor a humo entra en mis fosas nasales, el día anterior hubo un incendio de enormes proporciones que extinguió completamente los árboles que rodeaban el castillo, un completo caos, gente corriendo por aquí y por allá sin saber qué hacer. El incendio en sí no fué el problema, el problema fué lo que trajo, zombies, corredores, todos ellos buscaban escapar del fuego, pero se encontraron con el castillo y con supervivientes. Di la orden de no utilizar armas de fuego, corriamos con escasas balas así que era el turno de usar los arcos y ballestas. El resultado fué bueno, desde los muros pudimos rechazarles y una vez que fueron completamente rechazados simplemente quedaba esperar a que el incendio parara. Siete horas después de que comenzó se detuvo.
- Enciende los altavoces - Ordeno - es hora de entrenar.
El guardia de los barracones asiente y enciende los altavoces, inmediatamente hablo.
- En breve comenzará el entrenamiento con arcos, ballestas, armas de fuego y tácticas de combate cuerpo a cuerpo, toda persona que no trabaje en el huerto, de saqueador, cazador, guardia o constructor debe presentarse inmediatamente en la arena ya mismo.
Apagué los altavoces y me dirigí a la arena de combate junto con dos guardias, no esperé demasiado, a los pocos minutos poco a poco la gente fué llegando, en total nueve personas, ocho hombres, una mujer, Thais, entre los hombres está Randy.
Las armas ya estaban preparadas sobre una gran lona en la tierra, ordené que tomaran un arco cada uno junto con una carcaja de flechas y así comenzamos con el entrenamiento de arco.
- ¿Por qué usamos arcos y ballestas en vez de armas de fuego? - Me preguntó Randy mientras lanzaba una flecha a la diana y fallaba rotundamente.
- Por que son ruidosas y las balas no son reutilizables. - Le respondí y me dispuse a enseñarle como se hacía.
Tras varios intentos lo logró, casi al centro.
- Sigue intentando, pronto cambiaremos a armas de fuego. - Dije y me dispuse a ver como lo hacía Thais.
Al llegar a su lado vi como simplemente había fallado tres flechas y dado en el blanco otras cinco.
- ¿Has practicado antes? - Pregunté observando cómo lo hacía.
Ella sorprendida al verme murmuró que no.
- Deténganse y saquen las flechas de las dianas, es hora del uso de armas de fuego. - Ordené en voz alta - como verán sólo disponemos de pistolas Brownings en este momento, el resto de armas de fuego están en uso de los guardias ahora mismo.
Cada uno dejaron los arcos y carcajas con flechas en la lona y sacaron las Brownings con cargador aparte. Uno a uno les enseñé como recargar una pistola y a ponerle y quitarle el seguro, al ver que ya lograban hacerlo bien sólos pasamos al siguiente paso, apuntar y disparar. Me entetuve bastante enseñándole a Randy y ordené a mis dos escoltar que enseñaran al resto.
- Tenlo claro... - Le decía mientras me colocaba detrás suyo y le indicaba como tomar el arma.
- Lo tengo claro dije.
- Dispara pues.
Randy jaló el gatillo y el disparo fué rotundo.
- ¡Bien!
- Hazlo tal y como lo acabas de hacer una vez más, pero sin mi ayuda. - Dije soltándole.
Tras unos segundos volvió a disparar, su disparo fué un éxito.
- Felicidades, ya sabes disparar como un novato, pero ya es algo.
- Muchas gracias, esto me será muy útil.
- Descarguen las pistolas como les he enseñado y coloquenlas sobre la lona, es hora del entrenamiento cuerpo a cuerpo. - Ordené.
La siguiente media hora nos la pasamos respondiendo, haciendo preguntas y dando ejemplos de qué hacer si un zombie te atrapa y qué hacer si nos encontramos con humanos hostiles. Un escolta se disfrazó de zombie para simular mejor los ejemplos.
- Supongamos que soy un caníbal y te estoy por pegar un tiro con ésta pistola, ¿qué haces tú Thais?
- No recuerdo el nombre exacto de la patada...
- Entonces pasa al frente y dame esa patada.
Thais pasa al frente y yo le apunto a la cabeza con el arma.
- Dame ese ejemplo, Thais.
Tras unos segundos de silencio sin hacer nada sonrio y grito:
- ¡Me comeré tu deliciosa carne blondy!
Una patada y la pistola vuela hacia un costado. Me quedo sorprendido.
- Bien...ha salido mejor de lo que esperaba pero a la próxima puede que el caníbal no diga nada y simplemente te pegue un tiro. Aquí finalizan las clases por hoy, pueden retirarse.
Con la ayuda de los escoltar llevamos las armas a los barracones nuevamente.
DarkHades- Pirómano
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Habían pasado varios días desde lo del incendio. Aquel incidente favoreció al Jinete, pues la gente comenzó a plantearse si el castillo era de verdad tan seguro como creían.
Aún así, el Jinete esperó. La semilla de la duda ya estaba plantada, sólo hacía falta que germinase.
En esos días se dedicó a llenar su alforja de alimentos, afilar su espada oxidada y preparar a su caballo para la marcha. Cuando consideró que había
transcurrido el tiempo oportuno, decidió actuar. Lo hizo un día en el que toda la comunidad se encontraba cenando en el interior del castillo.
Entró en el comedor con paso resuelto, atrayendo las miradas de varios comensales. Se colocó en el centro, y sin esperar a que cesase el murmullo de la multitud, empezó a hablar.
Les habló de Siracusa, una comunidad que habitaba en una isla al este de donde se encontraban. Un lugar libre de zombies, dónde habría gente velando por su seguridad y dónde se les asignaría un papel en la reconstrucción de una nueva sociedad. A medida que hablaba, el Jinete vio en los ojos de la gente un atisbo de esperanza. Aún así les habló de los peligros del viaje, les dijo que tendrían que atravesar ciudades donde se habían establecido otras comunidades humanas, y no particularme amistosas. Concluyó diciendo que él partiría al amanecer para explorar una parte del recorrido, y que quien quisiera podría acompañarle. Y sin dar tiempo a que nadie hablase, salió del comedor y se dirigió a su habitáculo. Debía prepararse.
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Sé que es bastante mierda, pero tampoco quería entretenerme mucho xD La cuestión es que el Jinete se larga al amanecer a explorar y quien quiera se puede venir. Eso sí, no os traigais más de 1 o 2 bots, que si no esto se convierte en un caos xD
Lo suyo sería que mientras estamos fuera la comunidad se entrenase para el viaje. Aprender a usar armas, etc.
Aún así, el Jinete esperó. La semilla de la duda ya estaba plantada, sólo hacía falta que germinase.
En esos días se dedicó a llenar su alforja de alimentos, afilar su espada oxidada y preparar a su caballo para la marcha. Cuando consideró que había
transcurrido el tiempo oportuno, decidió actuar. Lo hizo un día en el que toda la comunidad se encontraba cenando en el interior del castillo.
Entró en el comedor con paso resuelto, atrayendo las miradas de varios comensales. Se colocó en el centro, y sin esperar a que cesase el murmullo de la multitud, empezó a hablar.
Les habló de Siracusa, una comunidad que habitaba en una isla al este de donde se encontraban. Un lugar libre de zombies, dónde habría gente velando por su seguridad y dónde se les asignaría un papel en la reconstrucción de una nueva sociedad. A medida que hablaba, el Jinete vio en los ojos de la gente un atisbo de esperanza. Aún así les habló de los peligros del viaje, les dijo que tendrían que atravesar ciudades donde se habían establecido otras comunidades humanas, y no particularme amistosas. Concluyó diciendo que él partiría al amanecer para explorar una parte del recorrido, y que quien quisiera podría acompañarle. Y sin dar tiempo a que nadie hablase, salió del comedor y se dirigió a su habitáculo. Debía prepararse.
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Sé que es bastante mierda, pero tampoco quería entretenerme mucho xD La cuestión es que el Jinete se larga al amanecer a explorar y quien quiera se puede venir. Eso sí, no os traigais más de 1 o 2 bots, que si no esto se convierte en un caos xD
Lo suyo sería que mientras estamos fuera la comunidad se entrenase para el viaje. Aprender a usar armas, etc.
Skimmer- Cazador mediocre
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Mi recuperación no duró mas de 2 días aunque el agotamiento todavía se dejaba notar.
Pude organizar todos mis objetos y armas preciados en mi alcoba y todos los días entrenaba desde aquel entonces, el cansancio no debía ser un problema si quería sobrevivir cuando el mundo que me rodeaba volvía a ser muy hostil.
Últimamente también salía de vez en cuando a Michael y Degtyarev a tantear el terreno y conseguir víveres ya que el número de supervivientes había aumentado en los últimos días después de el ataque con la llegada de algunas personas y que de entre ellos había algunos que llamaban mas la atención que otros como ese vaquero con pintas de prepotente.
En una de nuestras salidas, Michael me mostró una ballesta que le había cogido cariño según el y estaba entrenándose con ella.
Pude ver día a día como aumentaba su habilidad. Incluso ayer competimos el con la ballesta y yo con el arco para determinar cual era mejor.
Gané, pero me vi apurado y dije para mi mismo que tanto tiempo entrenando con el arco y el con unas pocas semanas de ballesta ya está a mi nivel.
Tiene dotes de asesino si. Pensé
Hace unas horas mientras cenábamos el vaquero ha vuelto a aparecer y sin entretenerse con nada expuso su plan de marcharse del refugio.
Por raro que me pudiese parecer al principio capté muy bien su idea y pretendí acompañarle pero ahora no lo tengo tan claro, querría ver lo que hacen los demás.
El dijo que partiría al amanecer osea dentro de unas pocas horas. Antes de nada quería saber sobre todo la opinión de Alicia asi que por eso estoy buscándola desde hace rato pero no la encuentro.
El último sitio que me queda por buscarla es el patio así que miraré por allí.
- (llantos en la noche)............
- Alicia? Soy Carlos. Pregunté a una sombra que yacía sobre la roca desnuda que había en el patio.
- Si, soy yo....... Quieres algo? Dijo secándose las lágrimas e incorporándose.
- Pienso acompañar a nuestro huesped en su expedición y quiero saber tu opinión. Pero quiero que me hables con sinceridad.
Y así le deje tiempo para que me respondiera mientras la luna y las estrellas contemplaban la escena.
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Ale, responde tu
Pude organizar todos mis objetos y armas preciados en mi alcoba y todos los días entrenaba desde aquel entonces, el cansancio no debía ser un problema si quería sobrevivir cuando el mundo que me rodeaba volvía a ser muy hostil.
Últimamente también salía de vez en cuando a Michael y Degtyarev a tantear el terreno y conseguir víveres ya que el número de supervivientes había aumentado en los últimos días después de el ataque con la llegada de algunas personas y que de entre ellos había algunos que llamaban mas la atención que otros como ese vaquero con pintas de prepotente.
En una de nuestras salidas, Michael me mostró una ballesta que le había cogido cariño según el y estaba entrenándose con ella.
Pude ver día a día como aumentaba su habilidad. Incluso ayer competimos el con la ballesta y yo con el arco para determinar cual era mejor.
Gané, pero me vi apurado y dije para mi mismo que tanto tiempo entrenando con el arco y el con unas pocas semanas de ballesta ya está a mi nivel.
Tiene dotes de asesino si. Pensé
Hace unas horas mientras cenábamos el vaquero ha vuelto a aparecer y sin entretenerse con nada expuso su plan de marcharse del refugio.
Por raro que me pudiese parecer al principio capté muy bien su idea y pretendí acompañarle pero ahora no lo tengo tan claro, querría ver lo que hacen los demás.
El dijo que partiría al amanecer osea dentro de unas pocas horas. Antes de nada quería saber sobre todo la opinión de Alicia asi que por eso estoy buscándola desde hace rato pero no la encuentro.
El último sitio que me queda por buscarla es el patio así que miraré por allí.
- (llantos en la noche)............
- Alicia? Soy Carlos. Pregunté a una sombra que yacía sobre la roca desnuda que había en el patio.
- Si, soy yo....... Quieres algo? Dijo secándose las lágrimas e incorporándose.
- Pienso acompañar a nuestro huesped en su expedición y quiero saber tu opinión. Pero quiero que me hables con sinceridad.
Y así le deje tiempo para que me respondiera mientras la luna y las estrellas contemplaban la escena.
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Ale, responde tu
PeKaDoR- Lich King
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Aquella noche, otra de tantas, Alicia no podía dormir así que salió en medio de la noche y se dirigió hacia la casa del Jinete. Estaba furiosa con él, lo que había hecho aquel estúpido listillo había sido, a su juicio, menospreciarla, pasar por encima de ella y olvidarse de que estaba sugiriendo un plan a SU comunidad. Era ella quien tenía que haber subido a hablar con ellos y luego dar paso al Jinete para que él hablase y les contase todo lo demás.
Él no les había cuidado, apoyado y protegido durante 5 años. Llevaba menos de una semana entre sus filas y ya se creía con derecho a darles órdenes. Caminaba con paso rápido y seguro hacia su cabaña cuando le vio en el exterior hablando con Carlos.
Su rabia se desvaneció cuando vio que Carlos se iría con él a explorar, lo supo en el instante en el que le vio entrar en la casa del Jinete. Se sentó en la roca que había justo enfrente y lloró, gimió, intentó gritar entre susurros y su llanto fue interrumpido por Carlos.
- Alicia? Soy Carlos - Susurró alguien desde el otro lado de la roca.
- Si, soy yo....... Quieres algo? - Respondió Alicia secándose las lágrimas con la sudadera.
- Pienso acompañar a nuestro huesped en su expedición y quiero saber tu opinión. Pero quiero que me hables con sinceridad.
- Bueno Carlos, es tu decisión, no puedo participar en ella - Dijo Alicia tras tomarse unos minutos de reflexión - Todos vamos a irnos con el Jinete, tarde o temprano tendremos que abandonar este castillo así que creo que nadie mejor que tú para decirnos después qué es lo que verdaderamente vamos a encontrar. Hace tiempo que no salgo ahí fuera pero las ciudades no creo que sean seguras, localizad un lugar seguro donde acampar todos los habitantes y regresad a por nosotros.
- Dependemos un poco de las órdenes del Jinete, Alicia. Estaré aquí lo antes posible.
- Lo sé, confío en que no nos abandonarás a nuestra suerte.
- Sabes que no lo haría. Bueno, a ti no te lo haría.
- Lo sé. Llevaté a Michael y a Fernando, por favor, será util llevar a alguien conocido.
- ¡Y Degtyarev?
- Lo necesito aquí. Buena suerte, Carlos. Espero verte dentro de unos días... - Dijo Alicia dando un abrazo a Carlos- Y no hace falta que te diga que te quiero entero y vivo- Añadió.
Minutos después, Alicia entró en la cabaña del Jinete. Su cabreo había quedado atrás, después de tener que despedirse de su querido Carlos. No obstante, le dijo que no le había gustado que hgubiera hecho aquello sin que ella estuviera presente en la reunión y le dijo lo que la gustaría que hiciera. Explorar durante unos días y adecentar un lugar en el que reunirse todos. Los supervivientes irían llegando poco a poco para no llamar tanto la atención de los posibles zetas si formaban un grupo demasiado grande.
Era demasiado tarde para que alguien estuviera despierto pero, en un lugar como aquel, era difícil tener intimidad. Vio la luz de la casa de Degtyarev encendida y se encaminó hacia allí. Llamó a la puerta. Oyó unos gruñidos, un golpe y la puerta se abrió. Alli estaba Degtyarev con una toalla anudada a la cintura y su cabello mojado.
- Degty, ¿desde cuándo tienes tanto músculos? - Rió Alicia, sorprendida al ver el cuerpo de aquel joven.
- Desde hace mucho tiempo, pero tú no te habías dado cuenta, siempre metida en tus cosas.
- No quiero discutir, necesito hablar contigo. ¿Entro o sales?
- Emy está en la cama así que pasa y te invitaré a un café pero no te acostumbres, pequeñaja.
- ¿Encima me llamas pequeñaja? ¿Dónde tienes las cosas? Voy preparando los cafés mientras te vistes.
- ¿Qué querías? - Dijo Degtyarev saliendo de la habitación a la par que se ponía una remera.
- Siéntate. Necesito que me ayudes, que me hagas un favor. ¿Confías en ese Jinete?
- No.
- ¿Y qué opinas de ir a esa isla? Siracusa...
- Ya sabes, si no confío en el Jinete, menos confío en ir con él a aquella isla. Menos teniendo en cuenta y tomando como ciertas sus palabras de los riesgos que nos esperarían.
- Tienes razón. Pero... ¿en mí confías?
- Sí... - Degtyarev dudó en su respuesta - ¿Quieres que sea sincero?
- Por favor, es lo que necesito.
- Nunca he creído que nadie fuera mejor que tú para mantenernos unidos pero el día en el que los zombies entraron en el castillo te quedaste paralizada. No puedo confiar en que no te vuelva a pasar eso de nuevo.
- Ya... ¿Puedo contarte algo? - Degtyarev asintió - ¿Recuerdas la noche en la que entraron? Después de enterrar a mi hijo, salí corriendo del castillo, armada con un palo de golf y una espada. Quería morir, echaba de menos a mi hijo y... fue él quién me salvó.
- Por él, te refieres...
- Al Jinete, sí. Por eso, le debo algo pero no confío del todo en él y, por eso, te pido que permanezcas aquí conmigo y me ayudes a manejar la espada, a pelear como tú lo haces y me levantes si me caigo. Arturo está ahí y no me dejará caer pero tiene lo suyo, él también ha perdido a un hijo. Nunca te lo he dicho pero supongo que sabes que, a pesar de todas nuestras discusiones, siempre te he considerado uno de los pilares del grupo y mi mano derecha y ahora necesito que me ayudes. ¿Lo harás?
Alicia tomó un trago de café y esperó pacientemente a que Degtyarev pensara una respuesta. Lo que ella le había pedido es que la ayudase a confiar otra vez en sí misma para que el propio Degtyarev y los demás habitantes del castillo, volvieran a confiar en ella de nuevo.
Él no les había cuidado, apoyado y protegido durante 5 años. Llevaba menos de una semana entre sus filas y ya se creía con derecho a darles órdenes. Caminaba con paso rápido y seguro hacia su cabaña cuando le vio en el exterior hablando con Carlos.
Su rabia se desvaneció cuando vio que Carlos se iría con él a explorar, lo supo en el instante en el que le vio entrar en la casa del Jinete. Se sentó en la roca que había justo enfrente y lloró, gimió, intentó gritar entre susurros y su llanto fue interrumpido por Carlos.
- Alicia? Soy Carlos - Susurró alguien desde el otro lado de la roca.
- Si, soy yo....... Quieres algo? - Respondió Alicia secándose las lágrimas con la sudadera.
- Pienso acompañar a nuestro huesped en su expedición y quiero saber tu opinión. Pero quiero que me hables con sinceridad.
- Bueno Carlos, es tu decisión, no puedo participar en ella - Dijo Alicia tras tomarse unos minutos de reflexión - Todos vamos a irnos con el Jinete, tarde o temprano tendremos que abandonar este castillo así que creo que nadie mejor que tú para decirnos después qué es lo que verdaderamente vamos a encontrar. Hace tiempo que no salgo ahí fuera pero las ciudades no creo que sean seguras, localizad un lugar seguro donde acampar todos los habitantes y regresad a por nosotros.
- Dependemos un poco de las órdenes del Jinete, Alicia. Estaré aquí lo antes posible.
- Lo sé, confío en que no nos abandonarás a nuestra suerte.
- Sabes que no lo haría. Bueno, a ti no te lo haría.
- Lo sé. Llevaté a Michael y a Fernando, por favor, será util llevar a alguien conocido.
- ¡Y Degtyarev?
- Lo necesito aquí. Buena suerte, Carlos. Espero verte dentro de unos días... - Dijo Alicia dando un abrazo a Carlos- Y no hace falta que te diga que te quiero entero y vivo- Añadió.
Minutos después, Alicia entró en la cabaña del Jinete. Su cabreo había quedado atrás, después de tener que despedirse de su querido Carlos. No obstante, le dijo que no le había gustado que hgubiera hecho aquello sin que ella estuviera presente en la reunión y le dijo lo que la gustaría que hiciera. Explorar durante unos días y adecentar un lugar en el que reunirse todos. Los supervivientes irían llegando poco a poco para no llamar tanto la atención de los posibles zetas si formaban un grupo demasiado grande.
Era demasiado tarde para que alguien estuviera despierto pero, en un lugar como aquel, era difícil tener intimidad. Vio la luz de la casa de Degtyarev encendida y se encaminó hacia allí. Llamó a la puerta. Oyó unos gruñidos, un golpe y la puerta se abrió. Alli estaba Degtyarev con una toalla anudada a la cintura y su cabello mojado.
- Degty, ¿desde cuándo tienes tanto músculos? - Rió Alicia, sorprendida al ver el cuerpo de aquel joven.
- Desde hace mucho tiempo, pero tú no te habías dado cuenta, siempre metida en tus cosas.
- No quiero discutir, necesito hablar contigo. ¿Entro o sales?
- Emy está en la cama así que pasa y te invitaré a un café pero no te acostumbres, pequeñaja.
- ¿Encima me llamas pequeñaja? ¿Dónde tienes las cosas? Voy preparando los cafés mientras te vistes.
- ¿Qué querías? - Dijo Degtyarev saliendo de la habitación a la par que se ponía una remera.
- Siéntate. Necesito que me ayudes, que me hagas un favor. ¿Confías en ese Jinete?
- No.
- ¿Y qué opinas de ir a esa isla? Siracusa...
- Ya sabes, si no confío en el Jinete, menos confío en ir con él a aquella isla. Menos teniendo en cuenta y tomando como ciertas sus palabras de los riesgos que nos esperarían.
- Tienes razón. Pero... ¿en mí confías?
- Sí... - Degtyarev dudó en su respuesta - ¿Quieres que sea sincero?
- Por favor, es lo que necesito.
- Nunca he creído que nadie fuera mejor que tú para mantenernos unidos pero el día en el que los zombies entraron en el castillo te quedaste paralizada. No puedo confiar en que no te vuelva a pasar eso de nuevo.
- Ya... ¿Puedo contarte algo? - Degtyarev asintió - ¿Recuerdas la noche en la que entraron? Después de enterrar a mi hijo, salí corriendo del castillo, armada con un palo de golf y una espada. Quería morir, echaba de menos a mi hijo y... fue él quién me salvó.
- Por él, te refieres...
- Al Jinete, sí. Por eso, le debo algo pero no confío del todo en él y, por eso, te pido que permanezcas aquí conmigo y me ayudes a manejar la espada, a pelear como tú lo haces y me levantes si me caigo. Arturo está ahí y no me dejará caer pero tiene lo suyo, él también ha perdido a un hijo. Nunca te lo he dicho pero supongo que sabes que, a pesar de todas nuestras discusiones, siempre te he considerado uno de los pilares del grupo y mi mano derecha y ahora necesito que me ayudes. ¿Lo harás?
Alicia tomó un trago de café y esperó pacientemente a que Degtyarev pensara una respuesta. Lo que ella le había pedido es que la ayudase a confiar otra vez en sí misma para que el propio Degtyarev y los demás habitantes del castillo, volvieran a confiar en ella de nuevo.
Kealah- Cazadora con medias de seda
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Era ya de noche cuando pude salir de la ciudad, estaba oscuro y yo no tenia ningun vehiculo al alcance. segui caminando mientras pensaba en que podria comer esta noche, Pude ver que no habia muchos zombies, solo un par a los que pude esquivar por la oscuridad y mi escaso equipaje con el que apenas hacia ruido. Seguí caminando pensando sobre la caida de la ciudad.. sobre mis seres queridos, ahora muertos y sobre todas las cosas de la vida que ahora me había perdido.
En un momento llegue a identificar un ruido, creo que eran disparos pero no supe identificar el arma, sonaba tambien el ruido de un motor
-Tontos-pense
Con ese ruido solo conseguiran atraer mas hacia ellos y dejar menos para mi, se me pasó por la cabeza ir a ayudarles, pero teniendo en cuenta que yo iva a pie y ellos en un vehiculo motorizado, las posibilidades de que les alcanzara son totalmente minimas.
Mis esperanzas aumentaron cuando vi un lugar con luz, luz electrica asique me acerque alli lo mas rapido que pude, era una gasolinera habia comida, bebida , materiales utiles, asilo y zombies, todo era una gran trampa, el dependiente acababa de ser devorado y mas de 20 zombies se estaban acercando hacia mi, con dos simples kunai no iva a poder con tal grupo rodeandome, crei que era el fin, pero seria el fin luchando asique me avalance sobre un zombie y al instante otros zombies empezaron a quedarse fuera de juego, estaba salvado.
Al parecer me habian rescatado unos exploradores.
No recuerdo sus nombre, pero recuerdo que eran 4 o 5.
Al parecer estudiaban las posibilidades de llegar a Siracusa y teniendo en cuenta lo jodidas que estan las ciudades en este momento no debia ser una mala opción.
-¿Que tal te encuentras chico?
-Bien,gracias me habeis salvado de una buena.
-Era lo menos que podiamos hacer, supongo...
¿como te llamas?
-Martin
vengo de la ciudad y apen...
Empecé a sentirme mareado..creo que acabé desmayandome.
Creo que mas tarde desperte en un autobus aparcado en las afueras del bosque.
________________________________________________________________________________________________________________
Es la primera vez que escribo en un rol, espero haberlo hecho bien!
Aclaro que con kunai me refiero a uno de estos
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Lo he editado para no anticipar la historia y eso xD
En un momento llegue a identificar un ruido, creo que eran disparos pero no supe identificar el arma, sonaba tambien el ruido de un motor
-Tontos-pense
Con ese ruido solo conseguiran atraer mas hacia ellos y dejar menos para mi, se me pasó por la cabeza ir a ayudarles, pero teniendo en cuenta que yo iva a pie y ellos en un vehiculo motorizado, las posibilidades de que les alcanzara son totalmente minimas.
Mis esperanzas aumentaron cuando vi un lugar con luz, luz electrica asique me acerque alli lo mas rapido que pude, era una gasolinera habia comida, bebida , materiales utiles, asilo y zombies, todo era una gran trampa, el dependiente acababa de ser devorado y mas de 20 zombies se estaban acercando hacia mi, con dos simples kunai no iva a poder con tal grupo rodeandome, crei que era el fin, pero seria el fin luchando asique me avalance sobre un zombie y al instante otros zombies empezaron a quedarse fuera de juego, estaba salvado.
Al parecer me habian rescatado unos exploradores.
No recuerdo sus nombre, pero recuerdo que eran 4 o 5.
Al parecer estudiaban las posibilidades de llegar a Siracusa y teniendo en cuenta lo jodidas que estan las ciudades en este momento no debia ser una mala opción.
-¿Que tal te encuentras chico?
-Bien,gracias me habeis salvado de una buena.
-Era lo menos que podiamos hacer, supongo...
¿como te llamas?
-Martin
vengo de la ciudad y apen...
Empecé a sentirme mareado..creo que acabé desmayandome.
Creo que mas tarde desperte en un autobus aparcado en las afueras del bosque.
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Es la primera vez que escribo en un rol, espero haberlo hecho bien!
Aclaro que con kunai me refiero a uno de estos
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Lo he editado para no anticipar la historia y eso xD
Última edición por vivitoycoleando el Jue Feb 09, 2012 1:59 am, editado 1 vez
vivitoycoleando- Cazador mediocre
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Los días pasaban lentamente, después del incidente del fuego decido entrenarme a las órdenes de Degtyarev, el cual me enseña a disparar y algo de táctica evasivas de combate. Degtyarev es un tipo que impone de verdad, pero no se le ve mala persona, creo que me está enseñando mucho y sabe bien lo que hace, si algún día tengo que salir ahí fuera creo que él sería un buen pilar para intentar sobrevivir lo máximo posible ahí fuera…
Luego esta Lisa… nuestra relación cada día es mejor, tenemos una complicidad especial. Le cuesta relacionarse con la demás gente, pero la verdad que se esfuerza. Le encanta escuchar historias de mis campeonatos, al igual que yo escucho sus peripecias en el baile. Antes de que sucediera toda esta mierda era bailarina. Nos sentimos muy cómodos el uno con el otro y cocina de rechupete. Pero cuando sale de nuestra “casita” es otra historia… Siempre intenta no salir sola y si sale siempre está mirando de un lado para otro… supongo que esperando a que ese Jinete le salte encima…
La verdad que desde que pusimos los pies en este castillo no nos ha dirigido la palabra, creo que ni siquiera nos ha mirado. Pero bueno prefiero eso a algo peor… porque hay algo de él, aparte de lo sucedido con Lisa, que no me llega a gustar…
Y por ultimo esta Alicia, bueno con ella no he tenido casi trato pero se le ve una mujer con carácter y con ganas de ver prosperar este refugio…
La vida en el castillo sigue su curso, hasta que una noche en el comedor, el Jinete decide dar una noticia…
- ¿Una isla, crees que será segura? – me comenta Lisa.
- Bueno, puede ser que si… lo extraño es que si esa isla es tan segura como dice, ¿Qué hace él aquí?
- Buena pregunta Randy, pero eso solo lo sabe él… pero y nosotros, ¿le vamos a seguir?
- Habrá que esperar a ver que decide la gente, pero quiero consultar con Degtyarev, antes de partir a ningún sitio, si el se queda aquí, me gustaría que te enseñara algo con lo que defenderte ahí fuera.
Lisa sigue con la mirada al Jinete, que sale de la sala... Con un pequeño gesto le toco la mejilla para llamar su atención:
- Sé que lo harás bien ahí fuera, tu y yo somos un equipo. – le digo sonriendo.
Ella no me contesta…
Ya en la cama mi cabeza no para de dar vueltas, el porqué el Jinete esta aquí y no en aquel lugar? Como será la gente de aquel sitio?... Supongo que lo mejor sería quedarse aquí un tiempo para al menos intentar que Lisa aprendiera algo con lo que defenderse…
Mañana intentare hablar con Degtyarev.
Luego esta Lisa… nuestra relación cada día es mejor, tenemos una complicidad especial. Le cuesta relacionarse con la demás gente, pero la verdad que se esfuerza. Le encanta escuchar historias de mis campeonatos, al igual que yo escucho sus peripecias en el baile. Antes de que sucediera toda esta mierda era bailarina. Nos sentimos muy cómodos el uno con el otro y cocina de rechupete. Pero cuando sale de nuestra “casita” es otra historia… Siempre intenta no salir sola y si sale siempre está mirando de un lado para otro… supongo que esperando a que ese Jinete le salte encima…
La verdad que desde que pusimos los pies en este castillo no nos ha dirigido la palabra, creo que ni siquiera nos ha mirado. Pero bueno prefiero eso a algo peor… porque hay algo de él, aparte de lo sucedido con Lisa, que no me llega a gustar…
Y por ultimo esta Alicia, bueno con ella no he tenido casi trato pero se le ve una mujer con carácter y con ganas de ver prosperar este refugio…
La vida en el castillo sigue su curso, hasta que una noche en el comedor, el Jinete decide dar una noticia…
- ¿Una isla, crees que será segura? – me comenta Lisa.
- Bueno, puede ser que si… lo extraño es que si esa isla es tan segura como dice, ¿Qué hace él aquí?
- Buena pregunta Randy, pero eso solo lo sabe él… pero y nosotros, ¿le vamos a seguir?
- Habrá que esperar a ver que decide la gente, pero quiero consultar con Degtyarev, antes de partir a ningún sitio, si el se queda aquí, me gustaría que te enseñara algo con lo que defenderte ahí fuera.
Lisa sigue con la mirada al Jinete, que sale de la sala... Con un pequeño gesto le toco la mejilla para llamar su atención:
- Sé que lo harás bien ahí fuera, tu y yo somos un equipo. – le digo sonriendo.
Ella no me contesta…
Ya en la cama mi cabeza no para de dar vueltas, el porqué el Jinete esta aquí y no en aquel lugar? Como será la gente de aquel sitio?... Supongo que lo mejor sería quedarse aquí un tiempo para al menos intentar que Lisa aprendiera algo con lo que defenderse…
Mañana intentare hablar con Degtyarev.
GioRock- Aprendiz de cazador
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
- Al amanecer yo y mis hombres les enseñaremos tácticas a todos los habitantes, unos pocos no lo harán para hacer comida para los demás habitantes, no me gusta la maldita idea, te aclaro. - Dije a Alicia sin mirarla - Iré a dormir, cuando te vayas cierra la puerta, hace frío.
Me fuí a la cocina a servirme un poco más de café, y guardé otro poco para mañana, al rato oí que la puerta se cerraba, Alicia ya se había ido. Por momentos empecé a caerme, ¿qué pasaría si mis entrenamientos no surtieran efectos? ¿qué pasaría si todos nosotros morimos en el trayecto a esa maldita isla que ni siquiera sé si existe? ¿sería culpa mia?
Por un momento empecé a tener miedo, no de los zombies, ni de los muchos otros peligros que nos esperarían, sino miedo a que todo ésto que hemos construido se venga abajo, destruído completamente. Y si me quedo sólo en medio del caos, ¿qué haré?
- Buscar venganza. - Me digo a mi mismo viendo el revolver que me dió aquél anciano hace poco.
Salí de la cocina con los ojos nublados y me dirijí a la cama junto con Emy. Grande era mi sorpresa al comprobar que estaba despierta viendo una foto de su familia...antes de que todo pasara. Me siento en la cama al lado de ella sin saber que decir, yo también paso por un mal momento y al parecer ella se percata de ello pues mira caer una lágrima mia sobre la alfombra.
- ¿Los extrañas mucho? - Digo con voz quebradiza...claro que los extraña idiota, sino no estaría llorando sóla en el cuarto con una foto de ellos.
- Cada día de mi vida desde que todo ésto ocurrió. - Dice soltando una lágrima.
Me acerco más a ella y la abrazo, ella suelta el llanto en mis brazos.
- Emy...cuando encontremos un lugar seguro quiero que...seas la madre de mis hijos. - Digo no muy seguro de su reacción.
- Cuando lo encontremos quiero que estés a mi lado como lo has estado siempre, nunca te has separado de ti desde que nos encontramos de casualidad en el metro. - Digo nuevamente tras unos segundos de silencio.
Ella se aleja de mis brazos y me dice con una gran sonrisa dejando ver su belleza en todo su esplendor:
- Sé que vas a ser un buen padre. - Y se lanza de nuevo a mis brazos, ésta vez caemos ambos sobre la cama.
Tras un rato le pregunto si ayudaría a las demás mujeres a preparar la comida mañana en el entrenamiento de la comunidad, ella dice un inmediato sí. Antes de caer en un sueño profundo miro la hora en mi reloj digital, apenas las diez y cuarto, luego caigo en un profundo sueño abrazado de mi mujer.
Seis treinta de la mañana, el sol empieza a aparecer y me levanto de la cama, Emy no está, no me sorprende ya que oigo ruidos en la cocina. Me levanto e inmediatamente me coloco mis ropas que encontré en aquel zombie aquel día de cacería, la coraza de cuero, la capucha, las botas y los guantes. Me dirijo hacia la cocina y Emmy está calentando el café de la noche y en un plato hay frutas secas variadas.
- Qué buen desayuno que me preparas. - Digo yo abrazándola por detrás.
- Espero que eso no sea sarcasmo. - Me responde con una risita boba.
Salgo de la cocina y me siento en la sala de estar, en la repisa yace el rifle de caza, el machete y el revolver con la bandolera. Emy lo preparó todo para este día de entrenamiento. Ella se sienta al lado mio en el sofá y deja en la mesita una taza de café con los frutos secos. Termino de desayunar y me despido de ella con un largo beso.
Casi al mismo tiempo que yo varios centinelas salen de sus casas y se reúnen conmigo, tras un grato saludo nos dirijimos todos hacia los barracones. Despertamos a los demás centinelas y yo utilizo el altavoz para que todo el poblado se dirija a la arena de entrenamiento. Junto con los demás centinelas reunimos todas las armas y equipo para el entrenamiento de hoy.
- ¿Llevamos también los muñecos y los sacos de arena verdad? - Me pregunta uno de ellos.
- Sí, vamos a simular algo de combate cuerpo a cuerpo.
Entre todos llevamos y dejamos en la arena las armas para combate cuerpo a cuerpo, armas de fuego, arcos, ballestas y cuchillos. El entrenamiento debe ser completo para todo lo que nos espera.
- Ahora sólo queda esperar. - Le digo a mis hombres mientras esperamos todos en una fila a que lleguen los habitantes.
Me fuí a la cocina a servirme un poco más de café, y guardé otro poco para mañana, al rato oí que la puerta se cerraba, Alicia ya se había ido. Por momentos empecé a caerme, ¿qué pasaría si mis entrenamientos no surtieran efectos? ¿qué pasaría si todos nosotros morimos en el trayecto a esa maldita isla que ni siquiera sé si existe? ¿sería culpa mia?
Por un momento empecé a tener miedo, no de los zombies, ni de los muchos otros peligros que nos esperarían, sino miedo a que todo ésto que hemos construido se venga abajo, destruído completamente. Y si me quedo sólo en medio del caos, ¿qué haré?
- Buscar venganza. - Me digo a mi mismo viendo el revolver que me dió aquél anciano hace poco.
Salí de la cocina con los ojos nublados y me dirijí a la cama junto con Emy. Grande era mi sorpresa al comprobar que estaba despierta viendo una foto de su familia...antes de que todo pasara. Me siento en la cama al lado de ella sin saber que decir, yo también paso por un mal momento y al parecer ella se percata de ello pues mira caer una lágrima mia sobre la alfombra.
- ¿Los extrañas mucho? - Digo con voz quebradiza...claro que los extraña idiota, sino no estaría llorando sóla en el cuarto con una foto de ellos.
- Cada día de mi vida desde que todo ésto ocurrió. - Dice soltando una lágrima.
Me acerco más a ella y la abrazo, ella suelta el llanto en mis brazos.
- Emy...cuando encontremos un lugar seguro quiero que...seas la madre de mis hijos. - Digo no muy seguro de su reacción.
- Cuando lo encontremos quiero que estés a mi lado como lo has estado siempre, nunca te has separado de ti desde que nos encontramos de casualidad en el metro. - Digo nuevamente tras unos segundos de silencio.
Ella se aleja de mis brazos y me dice con una gran sonrisa dejando ver su belleza en todo su esplendor:
- Sé que vas a ser un buen padre. - Y se lanza de nuevo a mis brazos, ésta vez caemos ambos sobre la cama.
Tras un rato le pregunto si ayudaría a las demás mujeres a preparar la comida mañana en el entrenamiento de la comunidad, ella dice un inmediato sí. Antes de caer en un sueño profundo miro la hora en mi reloj digital, apenas las diez y cuarto, luego caigo en un profundo sueño abrazado de mi mujer.
Seis treinta de la mañana, el sol empieza a aparecer y me levanto de la cama, Emy no está, no me sorprende ya que oigo ruidos en la cocina. Me levanto e inmediatamente me coloco mis ropas que encontré en aquel zombie aquel día de cacería, la coraza de cuero, la capucha, las botas y los guantes. Me dirijo hacia la cocina y Emmy está calentando el café de la noche y en un plato hay frutas secas variadas.
- Qué buen desayuno que me preparas. - Digo yo abrazándola por detrás.
- Espero que eso no sea sarcasmo. - Me responde con una risita boba.
Salgo de la cocina y me siento en la sala de estar, en la repisa yace el rifle de caza, el machete y el revolver con la bandolera. Emy lo preparó todo para este día de entrenamiento. Ella se sienta al lado mio en el sofá y deja en la mesita una taza de café con los frutos secos. Termino de desayunar y me despido de ella con un largo beso.
Casi al mismo tiempo que yo varios centinelas salen de sus casas y se reúnen conmigo, tras un grato saludo nos dirijimos todos hacia los barracones. Despertamos a los demás centinelas y yo utilizo el altavoz para que todo el poblado se dirija a la arena de entrenamiento. Junto con los demás centinelas reunimos todas las armas y equipo para el entrenamiento de hoy.
- ¿Llevamos también los muñecos y los sacos de arena verdad? - Me pregunta uno de ellos.
- Sí, vamos a simular algo de combate cuerpo a cuerpo.
Entre todos llevamos y dejamos en la arena las armas para combate cuerpo a cuerpo, armas de fuego, arcos, ballestas y cuchillos. El entrenamiento debe ser completo para todo lo que nos espera.
- Ahora sólo queda esperar. - Le digo a mis hombres mientras esperamos todos en una fila a que lleguen los habitantes.
DarkHades- Pirómano
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Aquella era una mañana cruda y gris, tanto que apenas se alcanzaba a ver el sol entre los oscuros nubarrones que poblaban el cielo. El invierno había llegado.
El Jinete se encontraba de pie frente a la ventana de su cabaña, contemplando como los hombres iban y venían cargados de armas, dispuestos a entrenar. Se preguntó cuántos de ellos sobrevivirían a la travesía.
No importa, no necesito más de la mitad, se dijo para sí mismo.
Finalmente abandonó la ventana y comenzó a vestirse. Lo hizo con parsimonia, ajustando cada pieza de cuero para que todo quedase bien encajado. Después, se echó la alforja al hombro y salió de la cabaña.
Justo en la entrada, el caballo le esperaba amarrado a un poste. Nadie diría que aquel animal era el mismo que semanas antes había llegado al castillo, famélico y moribundo. Desde entonces, el caballo había gozado de una alimentación abundante y volvía a ser un animal robusto y fuerte. Era negro como el ébano y de mayor tamaño que la mayoría de los caballos. Pero lo más característico de aquella bestia eran sus ojos, denotaban inteligencia.
El Jinete amarró la alforja detrás de la silla de montar y se colocó frente al caballo. Posó sus manos en la cara del animal y le susurró algo al oído. Acto seguido, el caballo dio un relincho y agitó suavemente la cabeza. El Jinete le dio un par de palmadas y montó sobre él grácilmente.
Apenas agarró las riendas, el caballo se puso en marcha y lentamente se dirigieron a la puerta principal. Mientras, el Jinete observaba como un hombre vestido con una coraza de cuero vociferaba órdenes a los que estaban entrenando. En la puerta le esperaban tres personas montadas también a caballo.
- ¿Vuestros nombres? – preguntó el Jinete. Su voz era áspera y brusca, debido en parte a que apenas la usaba. No era un hombre aficionado a las charlas.
- Yo me llamo Carlos – dijo uno de ellos. Era el mismo que le recibió cuando llegó al castillo. – estos son Michael y Fernando.
Michael y Fernando le saludaron con un movimiento de cabeza, pero el Jinete ni se molestó en devolverles el saludo.
- ¿Te llamabas Edmundo, verdad? – preguntó Carlos.
El Jinete asintió.
- ¿Y a dónde vamos, Edmundo? – preguntó Fernando en un tono no muy amistoso. Estaba claro que no confiaba en aquel desconocido.
- Al Este. Hay una ciudad a poco más de un día de camino, allí es a donde nos dirigimos. La mayor parte del camino la haremos por campo abierto y nos mantendremos alejados de los muertos vivientes. Estimo que para el anochecer ya habremos llegado al bosque, una vez allí dormiremos en las copas de los árboles y al amanecer reanudaremos la marcha. Eso es todo lo que necesitáis saber por ahora.
En cuanto terminó de hablar, el Jinete inició la marcha sin dar tiempo a que le preguntasen nada.
- Ah, y una cosa más – dijo volviéndose hacia ellos – no dispararéis ningún arma de fuego. Por si no os habéis dado cuentas, los disparos se oyen a kilómetros de distancia, atrayendo a los muertos o a cualquier otro que lo escuche. Joder, es un milagro que hayáis sobrevivido hasta ahora.
El Jinete se encontraba de pie frente a la ventana de su cabaña, contemplando como los hombres iban y venían cargados de armas, dispuestos a entrenar. Se preguntó cuántos de ellos sobrevivirían a la travesía.
No importa, no necesito más de la mitad, se dijo para sí mismo.
Finalmente abandonó la ventana y comenzó a vestirse. Lo hizo con parsimonia, ajustando cada pieza de cuero para que todo quedase bien encajado. Después, se echó la alforja al hombro y salió de la cabaña.
Justo en la entrada, el caballo le esperaba amarrado a un poste. Nadie diría que aquel animal era el mismo que semanas antes había llegado al castillo, famélico y moribundo. Desde entonces, el caballo había gozado de una alimentación abundante y volvía a ser un animal robusto y fuerte. Era negro como el ébano y de mayor tamaño que la mayoría de los caballos. Pero lo más característico de aquella bestia eran sus ojos, denotaban inteligencia.
El Jinete amarró la alforja detrás de la silla de montar y se colocó frente al caballo. Posó sus manos en la cara del animal y le susurró algo al oído. Acto seguido, el caballo dio un relincho y agitó suavemente la cabeza. El Jinete le dio un par de palmadas y montó sobre él grácilmente.
Apenas agarró las riendas, el caballo se puso en marcha y lentamente se dirigieron a la puerta principal. Mientras, el Jinete observaba como un hombre vestido con una coraza de cuero vociferaba órdenes a los que estaban entrenando. En la puerta le esperaban tres personas montadas también a caballo.
- ¿Vuestros nombres? – preguntó el Jinete. Su voz era áspera y brusca, debido en parte a que apenas la usaba. No era un hombre aficionado a las charlas.
- Yo me llamo Carlos – dijo uno de ellos. Era el mismo que le recibió cuando llegó al castillo. – estos son Michael y Fernando.
Michael y Fernando le saludaron con un movimiento de cabeza, pero el Jinete ni se molestó en devolverles el saludo.
- ¿Te llamabas Edmundo, verdad? – preguntó Carlos.
El Jinete asintió.
- ¿Y a dónde vamos, Edmundo? – preguntó Fernando en un tono no muy amistoso. Estaba claro que no confiaba en aquel desconocido.
- Al Este. Hay una ciudad a poco más de un día de camino, allí es a donde nos dirigimos. La mayor parte del camino la haremos por campo abierto y nos mantendremos alejados de los muertos vivientes. Estimo que para el anochecer ya habremos llegado al bosque, una vez allí dormiremos en las copas de los árboles y al amanecer reanudaremos la marcha. Eso es todo lo que necesitáis saber por ahora.
En cuanto terminó de hablar, el Jinete inició la marcha sin dar tiempo a que le preguntasen nada.
- Ah, y una cosa más – dijo volviéndose hacia ellos – no dispararéis ningún arma de fuego. Por si no os habéis dado cuentas, los disparos se oyen a kilómetros de distancia, atrayendo a los muertos o a cualquier otro que lo escuche. Joder, es un milagro que hayáis sobrevivido hasta ahora.
Skimmer- Cazador mediocre
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Pfff haber como me sale,espero que sea pasable
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Me desperte bruscamente,si no me daba prisa no iba a tener oportunidad de encontrarlos.Desde que llege lo unico que e hecho a sido ayudar con cosas pequeñas,tengo que hacer algo mas.Me siento culpable,quiero ganarme lo que como y la cama donde duermo.Me levante,cogi una mochila y una ballesta con flechas que habia cogido la noche anterior del almacen.Abri la puerta y sali corriendo hacia la cabaña de el jinete.De lejos vi que el jinete ya estaba subido en un caballo y acelere todo lo que pude,hasta que tropece y cai.Los hombres que acompañaban al jinete se dieron la vuelta rapidamente y me apuntaron con sus armas,mientras el se quedaba mirandome con una expresion medio burlona.
¿Tu que haces aqui?-Dijo Michael tras bar su arma
Ayer escuche a un grupo de hombres hablando sobre una expedicion que iban a hacer con el jinete y quiero ir-Dije casi susurrando
No estas preparada,cuando llegaste no sabias ni empuñar un arma-Dijo Carlos
Desde que llege al refugio an cambiado muchas cosas,entre ellas que e aprendido a manejar las ballestas y arcos. -Le dije cabreada
Para eso ya estamos nosotros-Dijo Fernando
Aparte,necesitareis a alguien pequeño para que se meta por los huecos y os busque entradas ¿O esque eso tambien lo podeis hacer vosotros?-Dije
Se miraron entre si en silencio,hasta que el jinete impaciente dijo
Decidiros YA,hay que salir cuanto antes,por mi que haga lo que quiera-
Carlos ladeo la cabeza pensando y en un momento que se me hizo eterno respondio:
Vale,pero tu iras al lado de michael y siempre entre yo y Fernando-
Vale-Dije y con media sonrisa-Me levante rapidamente
Salimos del refugio rapidamente,siguiendo al jinete y sin saber como iba a acabar la cosa.
Cada vez que veia al jinete me daban escalofrios,soretodo desde hacia una semana.Mientas hacia una de mis tareas escuche a Alicia hablando con el y su conversacion me asusto.En ese momento decidi que cuanto mas lejos estuviera de el mejor.Pero un pensamiento seguia carcollendome,no se de que pero lo habia visto antes de llegar al refugio,nose cuando ni donde pero ya lo conocia de antes.Espero recordar pronto,este hombre no me da buena espina.
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Me desperte bruscamente,si no me daba prisa no iba a tener oportunidad de encontrarlos.Desde que llege lo unico que e hecho a sido ayudar con cosas pequeñas,tengo que hacer algo mas.Me siento culpable,quiero ganarme lo que como y la cama donde duermo.Me levante,cogi una mochila y una ballesta con flechas que habia cogido la noche anterior del almacen.Abri la puerta y sali corriendo hacia la cabaña de el jinete.De lejos vi que el jinete ya estaba subido en un caballo y acelere todo lo que pude,hasta que tropece y cai.Los hombres que acompañaban al jinete se dieron la vuelta rapidamente y me apuntaron con sus armas,mientras el se quedaba mirandome con una expresion medio burlona.
¿Tu que haces aqui?-Dijo Michael tras bar su arma
Ayer escuche a un grupo de hombres hablando sobre una expedicion que iban a hacer con el jinete y quiero ir-Dije casi susurrando
No estas preparada,cuando llegaste no sabias ni empuñar un arma-Dijo Carlos
Desde que llege al refugio an cambiado muchas cosas,entre ellas que e aprendido a manejar las ballestas y arcos. -Le dije cabreada
Para eso ya estamos nosotros-Dijo Fernando
Aparte,necesitareis a alguien pequeño para que se meta por los huecos y os busque entradas ¿O esque eso tambien lo podeis hacer vosotros?-Dije
Se miraron entre si en silencio,hasta que el jinete impaciente dijo
Decidiros YA,hay que salir cuanto antes,por mi que haga lo que quiera-
Carlos ladeo la cabeza pensando y en un momento que se me hizo eterno respondio:
Vale,pero tu iras al lado de michael y siempre entre yo y Fernando-
Vale-Dije y con media sonrisa-Me levante rapidamente
Salimos del refugio rapidamente,siguiendo al jinete y sin saber como iba a acabar la cosa.
Cada vez que veia al jinete me daban escalofrios,soretodo desde hacia una semana.Mientas hacia una de mis tareas escuche a Alicia hablando con el y su conversacion me asusto.En ese momento decidi que cuanto mas lejos estuviera de el mejor.Pero un pensamiento seguia carcollendome,no se de que pero lo habia visto antes de llegar al refugio,nose cuando ni donde pero ya lo conocia de antes.Espero recordar pronto,este hombre no me da buena espina.
Tra94- Encargado de las mantas
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Alicia ayudó a Carlos y Fernando a preparar su partida junto a Michael y al Jinete. Les dio ropas de abrigo, provisiones y armas de filo y contundentes. Las pistolas las dejarían por el momento en el castillo. Se moverían sigilosamente entre los zombies así que no necesitarían armas para su lucha.
Estarían fuera un par de semanas. En realidad, ella no quería que partieran sus amigos y, si lo hacían no quería estar lejos de ellos pero tenía una obligación para con los 25 habitantes que permanecerían en el castillo y que ella se sentía en la necesidad de proteger.
Sin embargo, sabía que serían dos semanas duras lejos de Carlos, Michael y Fernando, sobretodo de Michael, nunca se había separado de ninguno de los tres desde que los conociera más de cinco años atrás. Y esta vez... no habría móviles, teléfonos u ordenadores que les permitieran estar en contacto. Sólamente la quedaba confiar.
La última noche, antes de la partida del Jinete y todos los demás, Alicia celebró una cena en su casa. Michael, Carlos, Fernando, Arturo, Degtyarev, Emmy y ella misma estaban presentes.
Lejos de festejos, ninguno de ellos sabía que pasaría demasiado tiempo antes de que todos ellos volvieran a estar juntos de esa manera.
Al día siguiente, Alicia salió de casa al amanecer para despedirse de los que partían. A última hora, una joven que acababa de llegar al castillo, decidió que lo mejor sería acompañarlos así que cogió uno de los caballos del establo y les acompañó. Para Alicia, debía de reconocer que no era una gran pérdida y que tampoco la echaría de menos. Por un instante, se preocupó al pensar así pero, realmente, no la iba a echar de menos.
Alicia miró a su alrededor mientras partían, las casas oscuras, una pequeña puerta abierta a la esperanza en el muro del castillo. Los vio alejarse sin poder evitar que una lágrima rodara por su mejilla. Había depositado mucha confianza en aquellos cuatro hombres, dentro de un par de semanas, obtendría resultados.
Degtyarev, a un lado y Arturo a otro, compartieron aquel momento lleno de tristeza, melancolía y esperanza por encontrar el modo de sobrevivir a un futuro incierto.
- Bueno, ya se han ido. - Dijo Alicia suspirando - ¿Creéis que todo saldrá bien?
- Alea iacta est - Dijo Degtyarev - Vayamos a entrenar, Alicia, ahora no hay nadie.
- ¿Es un entrenamiento personal?
- Sí, te he visto peleando y eres muy torpe, así que vamos allí. - Dijo, señalando un grupo de cabañas aisladas en la parte trasera del castillo.
- Yo creo que te esperaré en casa mientras entrenas - sentenció Arturo- Cuando llegues tendrás un delicioso desayuno preparado.
- ¿Qué crees que pasará? - Preguntó Alicia a medida que avazaban hacia el claro.
- No estoy seguro. Carlos, Michael y Fernando saben cuidarse de sí mismos pero llevamos demasiado tiempo acá dentro y ellos no se prodigan por el exterior. Su especialidad son las armas de fuego y, como bien dijo ese Edmundo, es un viaje en el que no se pueden utilizar.
- ¿Y con nosotros? Me refiero al grupo...
- Una vez que salgamos del castillo, no hay vuelta atrás... Será un viaje sin retorno - Dijo empujándola por la espalda.
- Ey, ¿qué demonios haces? - Gritó Alicia enfadada.
- Estoy entrenándote. Si yo fuera un zombie que se acerca por la espalda, ya estarías muerta. Habrías caído al suelo y hubiera aprovechado esa posición para clavarte los dientes en el cuello.
- Primero, tienes que aprender a mantenerte en pie con los golpes y para ello, he aquí mi saco de arena preferido. Lo llamo el "antizetas" porque si un zombie consigue tirarte al suelo... Estás perdida. Con este saco, aprenderás a resistir en pie. Colocate ahí - Dijo Degtyarev, indicando con la mano que se pusiera justo enfrente suya, entre los dos, sólo había un saco de arena. - Aguanta los golpes sin caerte al suelo -Alicia se colocó en lo que para ella era una posición defensiva. Entreabrió sus piernas, flexionó las rodillas y puso sus manos por delante de la cara. Degtyarev se echó a reir - Veamos lo que aguantas en esa postura.
Empujó el saco y el saco golpeó a Alicia que cayó directamente al suelo, sin pasar por la casilla de salida. Repitieron el ejercicio una y otra vez, hasta que Alicia se dio cuenta de que era imposible detener el saco si el cuerpo, los pies y la mente no eran uno sólo. Así que se concentró, sus neuronas se pusieron en marcha, advirtieron a sus músculos que se tensaran que, a su vez, indicaron al cuerpo lo que tenía que hacer.
No se había dado cuenta hasta el momento de que no tenía que resistir sino aguantar así que recibió el impacto del saco y permaneció en pie, trastabilló pero consiguió mantenerse erguida.
Recibió tantos golpes que no sentía la parte superior de su cuerpo, la dolían los brazos, las manos, el pecho pero había aprendido a permanecer erguida ante un impacto.
- Muy bien, Alicia- Dijo Degtyarev- Pensé que aprenderías más rápido pero no me lo estás poniendo tan difícil. Ahora, lo que tenemos que aprender es a esquivar los golpes.
- ¿Puedes darme esa lección cuando anochezca? No quiero entrenar con el resto, confío en ellos pero no creo que deban darse cuenta de que su líder es una auténtica torpe.
- Tienes razón, descansa. Esta noche todo será mucho más duro. A las 8 te veo aquí mismo.
Estarían fuera un par de semanas. En realidad, ella no quería que partieran sus amigos y, si lo hacían no quería estar lejos de ellos pero tenía una obligación para con los 25 habitantes que permanecerían en el castillo y que ella se sentía en la necesidad de proteger.
Sin embargo, sabía que serían dos semanas duras lejos de Carlos, Michael y Fernando, sobretodo de Michael, nunca se había separado de ninguno de los tres desde que los conociera más de cinco años atrás. Y esta vez... no habría móviles, teléfonos u ordenadores que les permitieran estar en contacto. Sólamente la quedaba confiar.
La última noche, antes de la partida del Jinete y todos los demás, Alicia celebró una cena en su casa. Michael, Carlos, Fernando, Arturo, Degtyarev, Emmy y ella misma estaban presentes.
Lejos de festejos, ninguno de ellos sabía que pasaría demasiado tiempo antes de que todos ellos volvieran a estar juntos de esa manera.
Al día siguiente, Alicia salió de casa al amanecer para despedirse de los que partían. A última hora, una joven que acababa de llegar al castillo, decidió que lo mejor sería acompañarlos así que cogió uno de los caballos del establo y les acompañó. Para Alicia, debía de reconocer que no era una gran pérdida y que tampoco la echaría de menos. Por un instante, se preocupó al pensar así pero, realmente, no la iba a echar de menos.
Alicia miró a su alrededor mientras partían, las casas oscuras, una pequeña puerta abierta a la esperanza en el muro del castillo. Los vio alejarse sin poder evitar que una lágrima rodara por su mejilla. Había depositado mucha confianza en aquellos cuatro hombres, dentro de un par de semanas, obtendría resultados.
Degtyarev, a un lado y Arturo a otro, compartieron aquel momento lleno de tristeza, melancolía y esperanza por encontrar el modo de sobrevivir a un futuro incierto.
- Bueno, ya se han ido. - Dijo Alicia suspirando - ¿Creéis que todo saldrá bien?
- Alea iacta est - Dijo Degtyarev - Vayamos a entrenar, Alicia, ahora no hay nadie.
- ¿Es un entrenamiento personal?
- Sí, te he visto peleando y eres muy torpe, así que vamos allí. - Dijo, señalando un grupo de cabañas aisladas en la parte trasera del castillo.
- Yo creo que te esperaré en casa mientras entrenas - sentenció Arturo- Cuando llegues tendrás un delicioso desayuno preparado.
- ¿Qué crees que pasará? - Preguntó Alicia a medida que avazaban hacia el claro.
- No estoy seguro. Carlos, Michael y Fernando saben cuidarse de sí mismos pero llevamos demasiado tiempo acá dentro y ellos no se prodigan por el exterior. Su especialidad son las armas de fuego y, como bien dijo ese Edmundo, es un viaje en el que no se pueden utilizar.
- ¿Y con nosotros? Me refiero al grupo...
- Una vez que salgamos del castillo, no hay vuelta atrás... Será un viaje sin retorno - Dijo empujándola por la espalda.
- Ey, ¿qué demonios haces? - Gritó Alicia enfadada.
- Estoy entrenándote. Si yo fuera un zombie que se acerca por la espalda, ya estarías muerta. Habrías caído al suelo y hubiera aprovechado esa posición para clavarte los dientes en el cuello.
- Primero, tienes que aprender a mantenerte en pie con los golpes y para ello, he aquí mi saco de arena preferido. Lo llamo el "antizetas" porque si un zombie consigue tirarte al suelo... Estás perdida. Con este saco, aprenderás a resistir en pie. Colocate ahí - Dijo Degtyarev, indicando con la mano que se pusiera justo enfrente suya, entre los dos, sólo había un saco de arena. - Aguanta los golpes sin caerte al suelo -Alicia se colocó en lo que para ella era una posición defensiva. Entreabrió sus piernas, flexionó las rodillas y puso sus manos por delante de la cara. Degtyarev se echó a reir - Veamos lo que aguantas en esa postura.
Empujó el saco y el saco golpeó a Alicia que cayó directamente al suelo, sin pasar por la casilla de salida. Repitieron el ejercicio una y otra vez, hasta que Alicia se dio cuenta de que era imposible detener el saco si el cuerpo, los pies y la mente no eran uno sólo. Así que se concentró, sus neuronas se pusieron en marcha, advirtieron a sus músculos que se tensaran que, a su vez, indicaron al cuerpo lo que tenía que hacer.
No se había dado cuenta hasta el momento de que no tenía que resistir sino aguantar así que recibió el impacto del saco y permaneció en pie, trastabilló pero consiguió mantenerse erguida.
Recibió tantos golpes que no sentía la parte superior de su cuerpo, la dolían los brazos, las manos, el pecho pero había aprendido a permanecer erguida ante un impacto.
- Muy bien, Alicia- Dijo Degtyarev- Pensé que aprenderías más rápido pero no me lo estás poniendo tan difícil. Ahora, lo que tenemos que aprender es a esquivar los golpes.
- ¿Puedes darme esa lección cuando anochezca? No quiero entrenar con el resto, confío en ellos pero no creo que deban darse cuenta de que su líder es una auténtica torpe.
- Tienes razón, descansa. Esta noche todo será mucho más duro. A las 8 te veo aquí mismo.
Kealah- Cazadora con medias de seda
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Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Aquellos oscuros nubarrones les habían acompañado durante todo el viaje, como si de un mal presagio se tratase. El Jinete pudo avistar algunos rayos de luz que despuntaban entre las nubes, y supuso que el atardecer estaba próximo. Debían darse prisa.
El Jinete iba a la cabeza del grupo, y por lo general se mantenía cerca de ellos. Aún así, en varias ocasiones se adelantaba a los demás hasta que le perdían de vista. Minutos después volvía, pero cuando alguno le preguntaba por qué hacía eso, él permanecía en silencio.
El Jinete siempre les guiaba campo a través, evitando cualquier clase de sendero o camino. El paisaje siempre era el mismo, llanuras interminables salpicadas de algunos árboles aquí y allá. En ocasiones se encontraban con algún muerto viviente que vagaba sin rumbo, pero en general no eran muchos. Cuando avistaron al primero, Carlos se ofreció a dispararle con su arco, pero el Jinete le dijo que no, que guardase las flechas para los verdaderos enemigos. Así que siempre que veían a un espectro, lo bordeaban, alejándose lo suficiente como para no captar su atención.
Cuando llevaban varias horas cabalgando, los que no estaban acostumbrados a montar empezaban a revolverse en sus sillas,
tratando buscar la manera más cómoda de sentarse. Por lo demás, el viaje transcurría sin incidencias.
En una de las ocasiones en las que el Jinete se había alejado del grupo, los demás empezaron a preocuparse. Hacía casi una hora que se
había marchado, y nunca se alejaba tanto tiempo. Cuando estaban intentando decidir qué hacer, el Jinete finalmente apareció por detrás de una colina. Cabalgó rápidamente hasta ellos y frenó en seco a poca distancia del caballo de Michael.
- Nos hemos retrasado. No podremos llegar al bosque esta noche como yo esperaba. Más adelante hay un camping de caravanas, allí pasaremos la noche.
Y tras decir esto, espoleó a su caballo y regresó por donde había venido. Los demás no perdieron el tiempo y le siguieron, forzando a sus caballos a una marcha rápida. Llevaban casi veinte minutos cabalgando cuando avistaron el camping.
Aquel lugar consistía en una sucesión casi interminable de caravanas, algunas aparcadas ordenadamente y otras repartidas al azar por todo
el terreno. A primera vista parecía un lugar lúgubre. Las caravanas, otrora blancas e impecables, lucían un aspecto macilento. Las capas de pintura habían sido arrancadas debido a las inclemencias del tiempo, y ahora mostraban un aspecto gris y abandonado, como el resto del lugar.
Cuando estuvieron lo suficientemente cerca redujeron la velocidad, bajaron de sus caballos y los arrastraron agarrándoles por el arnés. Hombres y bestias, se adentraron en aquel laberinto de caravanas. El único sonido que se oía era el de una veleta que giraba a toda velocidad y el de sus pasos, siempre amortiguados por la hierba. No sabían si eran los únicos que se encontraban allí, por eso caminaban con pies de plomo, atentos a cualquier sonido que les alertase de la presencia de otros.
- No creo que haya nadie - dijo finalmente Carlos, rompiendo el silencio.
- Yo tampoco, seguro que hace años que nadie viene por aquí. - corroboró Thais mientras examinaba las caravanas con gesto curioso.
El Jinete se volvió hacia ellos.
- Está bien. Pasaremos la noche aquí, todos juntos en una misma caravana. Nadie encenderá un fuego y nos turnaremos para hacer guardia. ¿De acuerdo?
A todos les pareció buena idea, así que asintieron con la cabeza.
Tras encontrar una caravana lo suficientemente espaciosa para todos, ataron los caballos fuera y pasaron al interior. Era bastante amplia para ser una casa rodante. Estaba constituida por una cocina, un baño y un salón con una cama de matrimonio. Además había televisión, microondas y frigorífico, aunque todas esas cosas carecían ya de utilidad. Por la estancia estaban repartidas varias fotografías de una pareja de ancianos. Pareja de ancianos junto a la Torre Eiffel, pareja de ancianos en Las Vegas, pareja de ancianos en la Sagrada Familia, etc.
- Vaya, parece que no perdieron el tiempo - comentó Fernando, divertido.
- Me gustaría haber viajado más...- dijo Thais con nostalgia mientras cogía una de las fotos para verla mejor.
Lo primero que hicieron fue bloquear la puerta con el frigorífico y cubrir la ventana con una manta mohosa. Luego se sentaron en el suelo y empezaron a comerse parte de las provisiones que traían mientras charlaban animadamente. Mientras, el Jinete estaba sentado en una silla junto a la ventana, observando el exterior por una fina obertura que dejaba al descubierto la manta. Tras organizar el turno de las guardias, uno a uno empezaron a caer en los brazos de Morfeo.
En algún momento de la noche, Thais despertó bruscamente y se encontró con el Jinete casi sobre ella. Se dispuso a soltar un grito ahogado, pero el Jinete le puso una de sus manos en la boca para impedir que emitiese ningún sonido. Thais pataleó y forcejeó, y la respuesta del Jinete fue abofetearla en la cara. Le ardía la mejilla, pero esta vez se quedó quieta. El Jinete la levantó agarrándola del brazo y la llevó junto a la ventana, entonces Thais lo vió.
En el exterior, había más de veinte personas caminando lentamente entre las caravanas, todas con antorchas y armados hasta los dientes. Algunos de ellos se adentraban en las caravanas en busca de objetos útiles, otros simplemente deambulaban. Thais giró sobre si misma y vio que Michael, Carlos y Fernando también estaban despiertos y con sus armas en las manos.
- Estamos jodidos - susurró Fernando con un hilo de voz.
El Jinete iba a la cabeza del grupo, y por lo general se mantenía cerca de ellos. Aún así, en varias ocasiones se adelantaba a los demás hasta que le perdían de vista. Minutos después volvía, pero cuando alguno le preguntaba por qué hacía eso, él permanecía en silencio.
El Jinete siempre les guiaba campo a través, evitando cualquier clase de sendero o camino. El paisaje siempre era el mismo, llanuras interminables salpicadas de algunos árboles aquí y allá. En ocasiones se encontraban con algún muerto viviente que vagaba sin rumbo, pero en general no eran muchos. Cuando avistaron al primero, Carlos se ofreció a dispararle con su arco, pero el Jinete le dijo que no, que guardase las flechas para los verdaderos enemigos. Así que siempre que veían a un espectro, lo bordeaban, alejándose lo suficiente como para no captar su atención.
Cuando llevaban varias horas cabalgando, los que no estaban acostumbrados a montar empezaban a revolverse en sus sillas,
tratando buscar la manera más cómoda de sentarse. Por lo demás, el viaje transcurría sin incidencias.
En una de las ocasiones en las que el Jinete se había alejado del grupo, los demás empezaron a preocuparse. Hacía casi una hora que se
había marchado, y nunca se alejaba tanto tiempo. Cuando estaban intentando decidir qué hacer, el Jinete finalmente apareció por detrás de una colina. Cabalgó rápidamente hasta ellos y frenó en seco a poca distancia del caballo de Michael.
- Nos hemos retrasado. No podremos llegar al bosque esta noche como yo esperaba. Más adelante hay un camping de caravanas, allí pasaremos la noche.
Y tras decir esto, espoleó a su caballo y regresó por donde había venido. Los demás no perdieron el tiempo y le siguieron, forzando a sus caballos a una marcha rápida. Llevaban casi veinte minutos cabalgando cuando avistaron el camping.
Aquel lugar consistía en una sucesión casi interminable de caravanas, algunas aparcadas ordenadamente y otras repartidas al azar por todo
el terreno. A primera vista parecía un lugar lúgubre. Las caravanas, otrora blancas e impecables, lucían un aspecto macilento. Las capas de pintura habían sido arrancadas debido a las inclemencias del tiempo, y ahora mostraban un aspecto gris y abandonado, como el resto del lugar.
Cuando estuvieron lo suficientemente cerca redujeron la velocidad, bajaron de sus caballos y los arrastraron agarrándoles por el arnés. Hombres y bestias, se adentraron en aquel laberinto de caravanas. El único sonido que se oía era el de una veleta que giraba a toda velocidad y el de sus pasos, siempre amortiguados por la hierba. No sabían si eran los únicos que se encontraban allí, por eso caminaban con pies de plomo, atentos a cualquier sonido que les alertase de la presencia de otros.
- No creo que haya nadie - dijo finalmente Carlos, rompiendo el silencio.
- Yo tampoco, seguro que hace años que nadie viene por aquí. - corroboró Thais mientras examinaba las caravanas con gesto curioso.
El Jinete se volvió hacia ellos.
- Está bien. Pasaremos la noche aquí, todos juntos en una misma caravana. Nadie encenderá un fuego y nos turnaremos para hacer guardia. ¿De acuerdo?
A todos les pareció buena idea, así que asintieron con la cabeza.
Tras encontrar una caravana lo suficientemente espaciosa para todos, ataron los caballos fuera y pasaron al interior. Era bastante amplia para ser una casa rodante. Estaba constituida por una cocina, un baño y un salón con una cama de matrimonio. Además había televisión, microondas y frigorífico, aunque todas esas cosas carecían ya de utilidad. Por la estancia estaban repartidas varias fotografías de una pareja de ancianos. Pareja de ancianos junto a la Torre Eiffel, pareja de ancianos en Las Vegas, pareja de ancianos en la Sagrada Familia, etc.
- Vaya, parece que no perdieron el tiempo - comentó Fernando, divertido.
- Me gustaría haber viajado más...- dijo Thais con nostalgia mientras cogía una de las fotos para verla mejor.
Lo primero que hicieron fue bloquear la puerta con el frigorífico y cubrir la ventana con una manta mohosa. Luego se sentaron en el suelo y empezaron a comerse parte de las provisiones que traían mientras charlaban animadamente. Mientras, el Jinete estaba sentado en una silla junto a la ventana, observando el exterior por una fina obertura que dejaba al descubierto la manta. Tras organizar el turno de las guardias, uno a uno empezaron a caer en los brazos de Morfeo.
En algún momento de la noche, Thais despertó bruscamente y se encontró con el Jinete casi sobre ella. Se dispuso a soltar un grito ahogado, pero el Jinete le puso una de sus manos en la boca para impedir que emitiese ningún sonido. Thais pataleó y forcejeó, y la respuesta del Jinete fue abofetearla en la cara. Le ardía la mejilla, pero esta vez se quedó quieta. El Jinete la levantó agarrándola del brazo y la llevó junto a la ventana, entonces Thais lo vió.
En el exterior, había más de veinte personas caminando lentamente entre las caravanas, todas con antorchas y armados hasta los dientes. Algunos de ellos se adentraban en las caravanas en busca de objetos útiles, otros simplemente deambulaban. Thais giró sobre si misma y vio que Michael, Carlos y Fernando también estaban despiertos y con sus armas en las manos.
- Estamos jodidos - susurró Fernando con un hilo de voz.
Skimmer- Cazador mediocre
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Fecha de inscripción : 18/09/2010
Re: En algún rincón sin zombies (Título provisional)
Finalmente la tormenta se desencadenó sobre ellos. La lluvia repiqueteaba sobre el techo de la caravana, impertérrita.
Luego llegaron los relámpagos. Cuando aquellos estallidos de luz se producían, durante un instante había tanta luminosidad como si fuera mediodía.
Los cinco supervivientes seguían en el interior de la caravana, sentados en el suelo y con la espalda apoyada en la pared, justo debajo de la ventana. Todos tenían la vista fija en el frigorífico que bloqueaba la puerta. Sabían que si se movía, ya podían darse por muertos.
- Tal vez no quieran hacernos daño, tal vez sólo busquen refugio, como nosotros. - dijo Thais entre susurros.
- No, si nos encuentran nos matarán a todos. Aunque a ti tal vez te conserven. - sentenció el Jinete.
- Eso no puedes saberlo, tal vez...
- Ya los he visto antes, y he visto lo que hacen con sus prisioneros. - replicó el Jinete en un tono que daba a entender que no había discusión posible.
- ¿Qué hacen? ¿Qué hacen con sus prisioneros? - Comenzó a preguntar Fernando, pero se vio interrumpido por Carlos.
- Shh, callaos. Alguien se acerca.
Era cierto, cuando se quedaron en silencio pudieron oír claramente como unas pisadas se acercaban a la ventana. Probablemente para refugiarse en el pequeño toldo que había en la ventana.
- Joder, ¿cuándo va a parar ezta puta tormenta? - dijo una voz ronca. Claramente tenía un problema de ceceo.
- Por quinta vez, no lo sé - contestó otra voz en tono cansino. Ésta era más aguda que la anterior, probablemente de alguien joven.
- ¿Y porque eztamoz aquí?
- Ya te lo he dicho, joder. Mientras Marco estaba de patrulla vio a varias personas en el camping. Hemos venido a buscarlas.
- Y...y zi hay una mujer... ¿me la puedo quedar? - preguntó la primera voz en voz baja.
La segunda voz estalló en carcajadas, era una risa fría y cruel.
- Que más quisieras. Ya sabes que las mujeres van para el Jefe. Nosotros podremos quedarnos con sus cosas, y eso si somos rápidos.
- ¡EH, VOSOTROS DOS! ¿QUÉ COÑO HACÉIS? ¡A BUSCAR EN LAS CARAVANAS! - Gritó una tercera voz que se encontraba más alejada.
Los dos hombres se alejaron de la ventana con paso lento.
- Los caballos, en cuanto los vean sabrán que estamos aquí. - susurró Michael en tono alarmista.
Entonces el Jinete se puso de cuclillas frente a ellos.
- De acuerdo, esto es lo que vamos a hacer: desbloquearemos la puerta y Carlos y yo saldremos. Vosotros esperaréis aquí durante diez minutos. Transcurrido ese tiempo, saldréis a la entrada y montaréis en los caballos. Si tenemos suerte, podremos marcharnos sin problemas.
- ¿Y si no la hay? - preguntó Thais, aunque creía saber la respuesta.
- Entonces lo mejor será que os cortéis el cuello antes de que os encuentren. - concluyó el Jinete.
Entre todos lograron mover el frigorífico sin hacer ningún ruido. Después, Carlos y el Jinete salieron sigilosamente por la puerta y los demás volvieron a su posición inicial bajo la ventana. Nadie decía nada, pues estaban pendientes de escuchar cualquier sonido que les indicase que les habían cogido, pero afortunadamente no escucharon nada.
Los minutos se les hacían eternos, y las pisadas del exterior sólo conseguían ponerles más nerviosos. En cualquier momento podrían abrir la puerta y descubrirles. ¿Y entonces qué harían? ¿Tendrían el valor suficiente para suicidarse? ¿O lucharían hasta el final?
Finalmente pasaron los diez minutos, y poco a poco empezaron a arrastrarse hasta la puerta, la abrieron con cuidado y salieron al exterior. Afuera, la lluvia era tan abundante que apenas podían ver lo que tenían delante. Cuando llegaron hasta los caballos, estos no
hacían más que revolverse debido a la lluvia, pero lo peor era que no había ni rastro del Jinete ni de Carlos.
Estaban a punto de volver a la caravana cuando Carlos y el Jinete llegaron corriendo hasta ellos, y no iban solos. El Jinete cargaba sobre uno de sus hombres a una mujer maniatada y con la cabeza cubierta por un saco. A juzgar por cómo se movía su cuerpo, debía estar inconsciente.
- ¿Quién es? – preguntó Michael
- Nuestro salvoconducto para salir de aquí – contestó el Jinete – montad en los caballos y seguidme, con tranquilidad.
Todos subieron a sus caballos y el Jinete montó junto a la mujer, colocándola delante de él para poder controlar sus movimientos con los brazos. Lentamente empezaron a avanzar en fila india, siempre siguiendo al Jinete. No entendían cómo iban a salir de aquella situación. De un momento a otro les verían, pero por alguna razón aquello no parecía preocupar al Jinete.
Finalmente uno de los hombres con antorcha los encontró y gritó para alertar a los demás.
- No saquéis ningún arma – ordenó el Jinete a sus acompañantes a la vez que detenía su avance. – quedaos quietos y todo saldrá bien.
Segundos después se encontraron rodeados por una veintena de hombres, todos con sus pistolas, rifles, escopetas, y demás armas apuntando directamente hacia ellos.
Entonces una figura se abrió paso entre la multitud y se colocó frente al Jinete. Era un hombre de edad avanzada, alto y de porte regio. Su cabello era blanco, salpicado de algunos tonos grises, y lo llevaba recogido en una apretada coleta. A causa de la lluvia y la oscuridad, poco más se podía distinguir en el rostro de aquel individuo.
- Vaya, vaya, pero si es El Chalado de la Espada. – dijo con sorna el hombre de la coleta. La multitud prorrumpió en carcajadas, pero el rostro del Jinete permanecía impasible. – creí haberte dejado claro que si te volvía a ver, te mataría.
El Jinete continuó en silencio.
- Veo que sigues igual de hablador – el hombre comenzó a moverse alrededor de los jinetes – pero a diferencia de la última vez, esta vez tienes compañía. ¡Ah! Y has traído a una dama contigo. – dijo al reparar en la presencia de Thais. Aún en la oscuridad, algo pareció brillar en los ojos de aquel desconocido.
Poco a poco, la multitud comenzó a estrechar más el cerco que tenían sobre los supervivientes, y éstos no paraban de mirar a su alrededor, desesperados por encontrar alguna escapatoria.
- No vas a matarme, Festus. – dijo de repente el Jinete. Su voz sonaba segura, y había algo más…un poco de arrogancia, tal vez.
Aquel exceso de confianza confundió momentáneamente a aquel hombre.
- ¿Puedo preguntar por qué no voy a matarte? Si no es indiscreción, claro.
- Por esto – y el Jinete arrancó la capucha que cubría el rostro de su prisionera. Era una mujer joven, y tenía cierto atractivo. Llevaba la cabeza rapada y varios piercings. El Jinete desenvainó su espada y la colocó en el cuello de la mujer, que permanecía inconsciente.
- ¡No! ¡Suéltala! – gritó Festus – como le hagas daño…
- Cállate, anciano – ordenó el Jinete – ahora nos vamos a marchar. Si veo que alguno de tus hombres nos sigue, le corto el cuello. Si en algún momento me siento observado, le corto el cuello. Joder, si en algún momento un arbusto me da mala espina, le corto el cuello. ¿Entendido?
- Sí…- contestó Festus. Parecía que fuese a vomitar. – bajad las armas y dejadles ir. ¡VENGA!
Lentamente, los hombres despejaron un camino para que pudiesen marcharse, y así lo hicieron. Sin mirar atrás, y sin ir demasiado rápido, lograron escapar del camping de caravanas.
- ¿Quién es, Edmundo? ¿A quién has cogido? – preguntó Thais cuando se alejaron lo suficiente.
- A su hija. – contestó el Jinete sin darle mayor importancia – Escuchadme, debemos cabalgar toda la noche y todo el día de mañana. Estoy seguro de que en cuanto amanezca nos perseguirán, y hay que poner tanta distancia entre ellos y nosotros como nos sea posible. Si somos rápidos, llegaremos a la ciudad en la madrugada de mañana.
A ninguno le hacía gracia la perspectiva de pasarse un día entero cabalgando, pero estaban tan aliviados de haber salvado la vida que nadie se quejó. Lo que la mayoría de ellos desconocía, era que iban directos a una trampa mortal.
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Si alguien quiere interactuar con nuestra prisionera, sabed que ella no habla nunca, sólo mira con odio xD
Luego llegaron los relámpagos. Cuando aquellos estallidos de luz se producían, durante un instante había tanta luminosidad como si fuera mediodía.
Los cinco supervivientes seguían en el interior de la caravana, sentados en el suelo y con la espalda apoyada en la pared, justo debajo de la ventana. Todos tenían la vista fija en el frigorífico que bloqueaba la puerta. Sabían que si se movía, ya podían darse por muertos.
- Tal vez no quieran hacernos daño, tal vez sólo busquen refugio, como nosotros. - dijo Thais entre susurros.
- No, si nos encuentran nos matarán a todos. Aunque a ti tal vez te conserven. - sentenció el Jinete.
- Eso no puedes saberlo, tal vez...
- Ya los he visto antes, y he visto lo que hacen con sus prisioneros. - replicó el Jinete en un tono que daba a entender que no había discusión posible.
- ¿Qué hacen? ¿Qué hacen con sus prisioneros? - Comenzó a preguntar Fernando, pero se vio interrumpido por Carlos.
- Shh, callaos. Alguien se acerca.
Era cierto, cuando se quedaron en silencio pudieron oír claramente como unas pisadas se acercaban a la ventana. Probablemente para refugiarse en el pequeño toldo que había en la ventana.
- Joder, ¿cuándo va a parar ezta puta tormenta? - dijo una voz ronca. Claramente tenía un problema de ceceo.
- Por quinta vez, no lo sé - contestó otra voz en tono cansino. Ésta era más aguda que la anterior, probablemente de alguien joven.
- ¿Y porque eztamoz aquí?
- Ya te lo he dicho, joder. Mientras Marco estaba de patrulla vio a varias personas en el camping. Hemos venido a buscarlas.
- Y...y zi hay una mujer... ¿me la puedo quedar? - preguntó la primera voz en voz baja.
La segunda voz estalló en carcajadas, era una risa fría y cruel.
- Que más quisieras. Ya sabes que las mujeres van para el Jefe. Nosotros podremos quedarnos con sus cosas, y eso si somos rápidos.
- ¡EH, VOSOTROS DOS! ¿QUÉ COÑO HACÉIS? ¡A BUSCAR EN LAS CARAVANAS! - Gritó una tercera voz que se encontraba más alejada.
Los dos hombres se alejaron de la ventana con paso lento.
- Los caballos, en cuanto los vean sabrán que estamos aquí. - susurró Michael en tono alarmista.
Entonces el Jinete se puso de cuclillas frente a ellos.
- De acuerdo, esto es lo que vamos a hacer: desbloquearemos la puerta y Carlos y yo saldremos. Vosotros esperaréis aquí durante diez minutos. Transcurrido ese tiempo, saldréis a la entrada y montaréis en los caballos. Si tenemos suerte, podremos marcharnos sin problemas.
- ¿Y si no la hay? - preguntó Thais, aunque creía saber la respuesta.
- Entonces lo mejor será que os cortéis el cuello antes de que os encuentren. - concluyó el Jinete.
Entre todos lograron mover el frigorífico sin hacer ningún ruido. Después, Carlos y el Jinete salieron sigilosamente por la puerta y los demás volvieron a su posición inicial bajo la ventana. Nadie decía nada, pues estaban pendientes de escuchar cualquier sonido que les indicase que les habían cogido, pero afortunadamente no escucharon nada.
Los minutos se les hacían eternos, y las pisadas del exterior sólo conseguían ponerles más nerviosos. En cualquier momento podrían abrir la puerta y descubrirles. ¿Y entonces qué harían? ¿Tendrían el valor suficiente para suicidarse? ¿O lucharían hasta el final?
Finalmente pasaron los diez minutos, y poco a poco empezaron a arrastrarse hasta la puerta, la abrieron con cuidado y salieron al exterior. Afuera, la lluvia era tan abundante que apenas podían ver lo que tenían delante. Cuando llegaron hasta los caballos, estos no
hacían más que revolverse debido a la lluvia, pero lo peor era que no había ni rastro del Jinete ni de Carlos.
Estaban a punto de volver a la caravana cuando Carlos y el Jinete llegaron corriendo hasta ellos, y no iban solos. El Jinete cargaba sobre uno de sus hombres a una mujer maniatada y con la cabeza cubierta por un saco. A juzgar por cómo se movía su cuerpo, debía estar inconsciente.
- ¿Quién es? – preguntó Michael
- Nuestro salvoconducto para salir de aquí – contestó el Jinete – montad en los caballos y seguidme, con tranquilidad.
Todos subieron a sus caballos y el Jinete montó junto a la mujer, colocándola delante de él para poder controlar sus movimientos con los brazos. Lentamente empezaron a avanzar en fila india, siempre siguiendo al Jinete. No entendían cómo iban a salir de aquella situación. De un momento a otro les verían, pero por alguna razón aquello no parecía preocupar al Jinete.
Finalmente uno de los hombres con antorcha los encontró y gritó para alertar a los demás.
- No saquéis ningún arma – ordenó el Jinete a sus acompañantes a la vez que detenía su avance. – quedaos quietos y todo saldrá bien.
Segundos después se encontraron rodeados por una veintena de hombres, todos con sus pistolas, rifles, escopetas, y demás armas apuntando directamente hacia ellos.
Entonces una figura se abrió paso entre la multitud y se colocó frente al Jinete. Era un hombre de edad avanzada, alto y de porte regio. Su cabello era blanco, salpicado de algunos tonos grises, y lo llevaba recogido en una apretada coleta. A causa de la lluvia y la oscuridad, poco más se podía distinguir en el rostro de aquel individuo.
- Vaya, vaya, pero si es El Chalado de la Espada. – dijo con sorna el hombre de la coleta. La multitud prorrumpió en carcajadas, pero el rostro del Jinete permanecía impasible. – creí haberte dejado claro que si te volvía a ver, te mataría.
El Jinete continuó en silencio.
- Veo que sigues igual de hablador – el hombre comenzó a moverse alrededor de los jinetes – pero a diferencia de la última vez, esta vez tienes compañía. ¡Ah! Y has traído a una dama contigo. – dijo al reparar en la presencia de Thais. Aún en la oscuridad, algo pareció brillar en los ojos de aquel desconocido.
Poco a poco, la multitud comenzó a estrechar más el cerco que tenían sobre los supervivientes, y éstos no paraban de mirar a su alrededor, desesperados por encontrar alguna escapatoria.
- No vas a matarme, Festus. – dijo de repente el Jinete. Su voz sonaba segura, y había algo más…un poco de arrogancia, tal vez.
Aquel exceso de confianza confundió momentáneamente a aquel hombre.
- ¿Puedo preguntar por qué no voy a matarte? Si no es indiscreción, claro.
- Por esto – y el Jinete arrancó la capucha que cubría el rostro de su prisionera. Era una mujer joven, y tenía cierto atractivo. Llevaba la cabeza rapada y varios piercings. El Jinete desenvainó su espada y la colocó en el cuello de la mujer, que permanecía inconsciente.
- ¡No! ¡Suéltala! – gritó Festus – como le hagas daño…
- Cállate, anciano – ordenó el Jinete – ahora nos vamos a marchar. Si veo que alguno de tus hombres nos sigue, le corto el cuello. Si en algún momento me siento observado, le corto el cuello. Joder, si en algún momento un arbusto me da mala espina, le corto el cuello. ¿Entendido?
- Sí…- contestó Festus. Parecía que fuese a vomitar. – bajad las armas y dejadles ir. ¡VENGA!
Lentamente, los hombres despejaron un camino para que pudiesen marcharse, y así lo hicieron. Sin mirar atrás, y sin ir demasiado rápido, lograron escapar del camping de caravanas.
- ¿Quién es, Edmundo? ¿A quién has cogido? – preguntó Thais cuando se alejaron lo suficiente.
- A su hija. – contestó el Jinete sin darle mayor importancia – Escuchadme, debemos cabalgar toda la noche y todo el día de mañana. Estoy seguro de que en cuanto amanezca nos perseguirán, y hay que poner tanta distancia entre ellos y nosotros como nos sea posible. Si somos rápidos, llegaremos a la ciudad en la madrugada de mañana.
A ninguno le hacía gracia la perspectiva de pasarse un día entero cabalgando, pero estaban tan aliviados de haber salvado la vida que nadie se quejó. Lo que la mayoría de ellos desconocía, era que iban directos a una trampa mortal.
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Si alguien quiere interactuar con nuestra prisionera, sabed que ella no habla nunca, sólo mira con odio xD
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