Like/Tweet/+1
Segunda prueba
¿Furulas?
Las Crónicas de Patrick McCarthy
2 participantes
Página 1 de 1.
Las Crónicas de Patrick McCarthy
Bueno chicos, esto no es propiamente una historia, más bien son relatos que escribo sobre la vida de Patrick McCarthy, un personaje que tengo en otro juego de rol. Ya sé que no es propiamente de zombies, pero os aseguro que más adelante saldrán vampiros y demás criaturas. Aquí iré posteando los acontecimientos que se van sucediendo en su vida. Empezaré con la historia que escribí para la ficha y según vaya roleando añadiré más.
---------------------------------------------------------------------------
Estoy en la sala de espera de un hospital. Como Ellen quiso. Diablos, esa mujer me acabará volviendo loco, pero la amo.
Tras una espera de veinte minutos, aparece una enfermera con cara de bulldog que dice mi nombre. La sigo hasta una de las consultas y me dejo caer pesadamente en la silla, a la espera de que el doctor haga acto de presencia.
Diez minutos después, el doctor aparece. Me estrecha la mano, se sienta y se pone a revisar el resultado de mis pruebas. Treinta y tantos años en el cuerpo de policía me han dotado de la suficiente experiencia como para saber por la expresión de su rostro que las noticias no son buenas.
Cáncer de bronquios, seis tumores, inoperable. Maldito tabaco. Sé que debería sentir algún atisbo de miedo, pero no es así. El médico me dice que hay un tratamiento, que podría vivir unos pocos años más. Le agradezco el esfuerzo, pero le digo que no voy a someterme a ningún tratamiento y me voy dejándole con la palabra en la boca.
Lo primero que hago al salir del hospital es encenderme un cigarrillo. Hace un frío de cojones. Camino hasta el aparcamiento y me meto en mi Impala del 67. Louis, mi compañero, un novato recién salido de la academia, está sentado en el asiento del copiloto. Es muy impulsivo, pero es buen chico, será un gran poli.
- ¿Qué tal ha ido, jefe? – me pregunta cuando entro en el coche.
Yo me limito a mirar al volante y negar levemente con la cabeza. Arranco el coche y decido que necesito dar una vuelta, eso suele aclararme las ideas.
Llevo toda mi vida en esta ciudad, y puedo decir que conozco todos sus rostros, al igual que también conozco a toda la calaña que se mueve por sus turbias calles. En estos últimos años he visto como mi ciudad se iba sumergiendo en un pozo de vicio y corrupción, y no parecía importarle a nadie.
La corrupción también ha llegado al departamento. La mayoría de los que se hacen llamar mis “compañeros” o incluso “hermanos” se merecen la misma confianza que le brindaría a una anaconda. Creo que esa es la razón por la que todos me odian, porque no prostituyo mi integridad, y eso les hace sentirse inferiores a mí. Que les jodan.
Dejo a Louis en su casa y su madre descorre las cortinas al oírnos llegar, veo su cara de reprobación y no puedo evitar esbozar una ligera sonrisa. Ella no quería que su hijo fuese policía, demasiado riesgo, decía. Cuánta razón tiene. Louis se baja del coche y antes de meterse en su casa se da la vuelta y se despide con la mano. Es un buen chico, será un gran poli.
Me dirijo a casa, pero antes paro a comprar leche, órdenes de Ellen. Llego al dulce hogar y ella está ahí para recibirme con su bata morada y una sonrisa en los labios. Me acerco y la beso, huelo su perfume, una dulce promesa que hace que mi viejo corazón se acelere. Es una santa, hemos tenido nuestros momentos buenos y malos, pero siempre hemos logrado sobreponernos. Me pregunta que tal me ha ido en el médico, una simple bronquitis, le digo.
Me prepara un plato de estofado y me cuenta que tal le ha ido el día. Me intereso por sus cosas y al terminar de cenar nos vamos a la cama. Ella cae dormida en el acto, pero yo me quedo despierto hasta altas horas de las noches. Me gusta escuchar los ruidos que produce mi ciudad, el poderoso rugido de los motores, el rechinar de las ruedas, el frenar de los autobuses y el armónico taconear de la gente. Diez minutos después, me zambullo en un mar de sueños intranquilos.
---------------------------------------------------------------------------
Estoy en la sala de espera de un hospital. Como Ellen quiso. Diablos, esa mujer me acabará volviendo loco, pero la amo.
Tras una espera de veinte minutos, aparece una enfermera con cara de bulldog que dice mi nombre. La sigo hasta una de las consultas y me dejo caer pesadamente en la silla, a la espera de que el doctor haga acto de presencia.
Diez minutos después, el doctor aparece. Me estrecha la mano, se sienta y se pone a revisar el resultado de mis pruebas. Treinta y tantos años en el cuerpo de policía me han dotado de la suficiente experiencia como para saber por la expresión de su rostro que las noticias no son buenas.
Cáncer de bronquios, seis tumores, inoperable. Maldito tabaco. Sé que debería sentir algún atisbo de miedo, pero no es así. El médico me dice que hay un tratamiento, que podría vivir unos pocos años más. Le agradezco el esfuerzo, pero le digo que no voy a someterme a ningún tratamiento y me voy dejándole con la palabra en la boca.
Lo primero que hago al salir del hospital es encenderme un cigarrillo. Hace un frío de cojones. Camino hasta el aparcamiento y me meto en mi Impala del 67. Louis, mi compañero, un novato recién salido de la academia, está sentado en el asiento del copiloto. Es muy impulsivo, pero es buen chico, será un gran poli.
- ¿Qué tal ha ido, jefe? – me pregunta cuando entro en el coche.
Yo me limito a mirar al volante y negar levemente con la cabeza. Arranco el coche y decido que necesito dar una vuelta, eso suele aclararme las ideas.
Llevo toda mi vida en esta ciudad, y puedo decir que conozco todos sus rostros, al igual que también conozco a toda la calaña que se mueve por sus turbias calles. En estos últimos años he visto como mi ciudad se iba sumergiendo en un pozo de vicio y corrupción, y no parecía importarle a nadie.
La corrupción también ha llegado al departamento. La mayoría de los que se hacen llamar mis “compañeros” o incluso “hermanos” se merecen la misma confianza que le brindaría a una anaconda. Creo que esa es la razón por la que todos me odian, porque no prostituyo mi integridad, y eso les hace sentirse inferiores a mí. Que les jodan.
Dejo a Louis en su casa y su madre descorre las cortinas al oírnos llegar, veo su cara de reprobación y no puedo evitar esbozar una ligera sonrisa. Ella no quería que su hijo fuese policía, demasiado riesgo, decía. Cuánta razón tiene. Louis se baja del coche y antes de meterse en su casa se da la vuelta y se despide con la mano. Es un buen chico, será un gran poli.
Me dirijo a casa, pero antes paro a comprar leche, órdenes de Ellen. Llego al dulce hogar y ella está ahí para recibirme con su bata morada y una sonrisa en los labios. Me acerco y la beso, huelo su perfume, una dulce promesa que hace que mi viejo corazón se acelere. Es una santa, hemos tenido nuestros momentos buenos y malos, pero siempre hemos logrado sobreponernos. Me pregunta que tal me ha ido en el médico, una simple bronquitis, le digo.
Me prepara un plato de estofado y me cuenta que tal le ha ido el día. Me intereso por sus cosas y al terminar de cenar nos vamos a la cama. Ella cae dormida en el acto, pero yo me quedo despierto hasta altas horas de las noches. Me gusta escuchar los ruidos que produce mi ciudad, el poderoso rugido de los motores, el rechinar de las ruedas, el frenar de los autobuses y el armónico taconear de la gente. Diez minutos después, me zambullo en un mar de sueños intranquilos.
Invitado- Invitado
Re: Las Crónicas de Patrick McCarthy
Muy bueno por ser la primera parte.Me podrias pasar la pagina del rol?Me gustaria verlo.
DarkHades- Pirómano
- Cantidad de envíos : 9284
Edad : 30
Localización : Refugiándome en la estación de bomberos.
Fecha de inscripción : 11/01/2010
Re: Las Crónicas de Patrick McCarthy
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Y yo que tú me leería muy bien todo antes de hacer nada xD
Y yo que tú me leería muy bien todo antes de hacer nada xD
Invitado- Invitado
Re: Las Crónicas de Patrick McCarthy
Creo que ese foro no es para mi.Se ve muy bueno y me dan ganas de presentarme pero nose.
DarkHades- Pirómano
- Cantidad de envíos : 9284
Edad : 30
Localización : Refugiándome en la estación de bomberos.
Fecha de inscripción : 11/01/2010
Re: Las Crónicas de Patrick McCarthy
El rol es muy serio, pero no te desanimes, comienza a leerte todo y luego si quieres crea tu ficha. Por cierto, el juego se desarrolla en habbo.
Invitado- Invitado
Re: Las Crónicas de Patrick McCarthy
Si,me gusta mucho y me parece genial pero hay mas contras que pros,gracias de todas formas.
DarkHades- Pirómano
- Cantidad de envíos : 9284
Edad : 30
Localización : Refugiándome en la estación de bomberos.
Fecha de inscripción : 11/01/2010
Re: Las Crónicas de Patrick McCarthy
No queda café...
La lluvia repiquetea contra los cristales. Son las cuatro de la madrugada pero no puedo dormir. No mientras sepa que hay unos críos en manos de algún cabrón pervertido.
Ven a la cama Patrick, me dice Ellen.
Le digo que no puedo, le intento hacer entender que tengo que encontrar a esos niños. Ella lo comprende, pero sé que piensa que la estoy excluyendo de mi vida, otra vez…
He buscado, he investigado, he indagado hasta la saciedad, pero todavía no encuentro la relación entre el vigilante del cementerio y los adolescentes. Además de todos los sucesos extraños ocurridos en la cripta del cementerio. Como por ejemplo lo de la niña que encontramos y desapareció. Cuando vi su rostro…quiero pensar que fue un efecto óptico, alguna mierda de esas, pero en realidad sé perfectamente lo que vi…
Miro el reloj, ya son las siete, hora de ir a trabajar. Salgo a la calle y me meto en mi coche, comienzo a alejarme y mi calle se empequeñece en el espejo retrovisor. Tan estropeada y agotada como una puta esperando el amanecer y la soledad.
Llego a la comisaría y para mi desgracia no queda ni una pizca de café. Desconecto mi cerebro y me pongo con el papeleo.
- Inspector, el comisario quiere verle en su despacho – me dice un uniformado.
Me levanto y me dirijo a su despacho, tengo una ligera idea de por qué quiere verme. Entro y lo primero que percibo es el fuerte olor a colonia de hombre.
- McCarthy, siéntate. ¿Té?
Me siento y rechazo cortésmente el ofrecimiento. Aún así me sirve una taza y me la pone delante, quiere que sepa que él es el que manda.
- El otro día recibí una llamada de Helena, la madre de Louis. ¿La recuerdas?
Asiento con la cabeza.
- Ha dicho que has vuelto a pasar por su calle.
Espera que diga algo, pero me mantengo callado.
- Joder, McCarthy, Louis murió hace un año, no puedes seguir yendo por allí. No le haces ningún bien a su madre, ni tampoco a ti. Deja de culparte por su muerte.
- Era su compañero, debí haber hecho más.
- ¿Qué ibas a hacer? El chaval era muy impulsivo, todos lo sabíamos, tendría que haberte esperado para entrar en aquel almacén…No vuelvas a pasar por su casa, ¿de acuerdo?
Le digo que no volverá a ocurrir y salgo de allí dejando atrás su insoportable colonia.
La lluvia repiquetea contra los cristales. Son las cuatro de la madrugada pero no puedo dormir. No mientras sepa que hay unos críos en manos de algún cabrón pervertido.
Ven a la cama Patrick, me dice Ellen.
Le digo que no puedo, le intento hacer entender que tengo que encontrar a esos niños. Ella lo comprende, pero sé que piensa que la estoy excluyendo de mi vida, otra vez…
He buscado, he investigado, he indagado hasta la saciedad, pero todavía no encuentro la relación entre el vigilante del cementerio y los adolescentes. Además de todos los sucesos extraños ocurridos en la cripta del cementerio. Como por ejemplo lo de la niña que encontramos y desapareció. Cuando vi su rostro…quiero pensar que fue un efecto óptico, alguna mierda de esas, pero en realidad sé perfectamente lo que vi…
Miro el reloj, ya son las siete, hora de ir a trabajar. Salgo a la calle y me meto en mi coche, comienzo a alejarme y mi calle se empequeñece en el espejo retrovisor. Tan estropeada y agotada como una puta esperando el amanecer y la soledad.
Llego a la comisaría y para mi desgracia no queda ni una pizca de café. Desconecto mi cerebro y me pongo con el papeleo.
- Inspector, el comisario quiere verle en su despacho – me dice un uniformado.
Me levanto y me dirijo a su despacho, tengo una ligera idea de por qué quiere verme. Entro y lo primero que percibo es el fuerte olor a colonia de hombre.
- McCarthy, siéntate. ¿Té?
Me siento y rechazo cortésmente el ofrecimiento. Aún así me sirve una taza y me la pone delante, quiere que sepa que él es el que manda.
- El otro día recibí una llamada de Helena, la madre de Louis. ¿La recuerdas?
Asiento con la cabeza.
- Ha dicho que has vuelto a pasar por su calle.
Espera que diga algo, pero me mantengo callado.
- Joder, McCarthy, Louis murió hace un año, no puedes seguir yendo por allí. No le haces ningún bien a su madre, ni tampoco a ti. Deja de culparte por su muerte.
- Era su compañero, debí haber hecho más.
- ¿Qué ibas a hacer? El chaval era muy impulsivo, todos lo sabíamos, tendría que haberte esperado para entrar en aquel almacén…No vuelvas a pasar por su casa, ¿de acuerdo?
Le digo que no volverá a ocurrir y salgo de allí dejando atrás su insoportable colonia.
Invitado- Invitado
Re: Las Crónicas de Patrick McCarthy
Pronto nuestros pjs se encontraran
Big.Devil- Aprendiz de cazador
- Cantidad de envíos : 504
Edad : 34
Localización : Refugiado en la Aljafería
Fecha de inscripción : 29/11/2009
Temas similares
» ZOMBIES :las cronicas de los supervivientes(pagina 5)
» TIERRA DE ZOMBIES…CRÓNICAS DE UN SOBREVIVIENTE
» Crónicas del refugio (Hilo comunitario)
» Crónicas Zombi: Preludios
» Crónicas Zombi: Preludios
» TIERRA DE ZOMBIES…CRÓNICAS DE UN SOBREVIVIENTE
» Crónicas del refugio (Hilo comunitario)
» Crónicas Zombi: Preludios
» Crónicas Zombi: Preludios
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.