Crónicas del refugio (Hilo comunitario)

Hace un par de horas que ha amanecido, pero llueve y la luz del sol no logra atravesar el cielo plomizo, así que el campamento despierta teñido de un gris perenne, sucio, que lo hace aun más triste.
He acabado mi turno en la alambrada exterior. De camino al barracón, me cruzo con algunos refugiados que se incorporan a sus quehaceres. En días como hoy, uno no aprecia nada que nos haga diferentes de los pobres desgraciados que se arrastran ahí afuera, excepto que nuestro corazón sigue latiendo. Por lo demás, simplemente estamos.
Entro en la armería para entregar mi fusil, y relleno un parte sin novedad. Otro más. La noche ha sido fría y húmeda, desde luego, pero muy tranquila. Todas lo son desde que el control del refugio pasó a manos de los militares. Ahora los enfrentamientos se reducen a escaramuzas aisladas en las colinas cercanas. Con Kealah en este lugar se respiraba un poco más de calor humano; hoy es más frío, pero mucho más seguro. Es sólo eso, el ahorro de vidas, lo que ha hecho que la decisión de relevar a Kealah del mando resulte un poco menos dura. Sé que ha llegado a un acuerdo con el Comandante Campos para hacerse cargo de la escuela. Ahí volverá a ser feliz. Protegernos a todos se estaba convirtiendo en una tarea demasiado pesada.
Debería dormir, me digo. De hecho, cuando entro en mi barracón estoy tentado de tenderme en la litera y desconectar de todo por unas horas, pero no puedo hacerlo. He insistido mucho a los militares en las dos últimas semanas para que me permitan entrar en la zona sur y ahora que por fin han accedido, no voy a desperdiciar la oportunidad descansando. Hoy termina el período de cuarentena del nuevo grupo y quiero ser el primero en hablar con ellos.
Un jeep se detiene en la puerta del barracón. Lo conduce un soldado joven, demasiado joven. Hay restos de acné en su cara y mastica un chicle ruidosamente. Le hago una señal para que espere mientras recojo mis cosas de la taquilla. El soldado asiente con la cabeza y se entretiene haciendo globos de chicle que explota con la mano. Demonios, es casi un niño.
Cojo un bloc de hojas amarillentas con los bordes gastados y pequeño lápiz. Jamás hubiera pensado que esas cosas podían convertirse en objetos de lujo. Saco mi grabadora del cajón, la misma vieja Phillips que me ha acompañado desde la facultad y me la guardo en un bolsillo.
Ya en el jeep, el soldado me entrega una carpeta de cartón de color oscuro llena de fichas. Ojeo un poco los papeles. Son los datos personales de los recién llegados. No hay casi nada escrito en ellos, apenas un nombre. La mayoría son falsos. Es algo común. Llega un momento en que no importa quien eres, ni quien has sido. Aquí todos somos iguales: refugiados. Sin embargo, cada uno de nosotros tiene su historia, una historia que nos hace únicos. Eso es lo que yo busco, sus historias.
Atravesamos el campamento. Observo la enorme cantidad de barracones nuevos que se han levantado. A este ritmo, el refugio comenzará a quedarse pequeño muy pronto. El jeep llega a la barrera sur; el soldado entrega una hoja de papel al centinela. Tras ponerle un sello, el centinela levanta la barrera y seguimos nuestro camino. Sé que soy el primer “ciudadano” civil al que autorizan a entrar en aquella zona, a excepción de los nuevos refugiados, así que intento memorizar el máximo número posible de detalles. Lo que más me sorprende es la cantidad de militares que circulan por allí. Aquello es un fortín. Inexpugnable. Las medidas de seguridad son férreas. Hay un paso con barrera cada veinte metros aproximadamente. Finalmente nos detenemos junto a un barracón enorme. A unos cincuenta metros distingo la zona de cuarentena, una serie de cubículos herméticos que recuerdan un poco a las aulas prefabricadas de algunos colegios. Los cubículos están rodeados de una valla metálica fuertemente vigilada. En las puertas hay colocados adhesivos con el símbolo de riesgo biológico. Veo algunas personas con bata blanca que caminan arriba y abajo por la zona perimetrada.
-Usted ha de esperar aquí, señor-, me dice el joven soldado.
-Gracias-, contesto.
Bajo del coche. Un suboficial me acompaña a una habitación sin ventanas. Hay una mesa en el centro y un par de sillas metálicas.
-Están sirviendo el desayuno, ¿le apetece tomar un café?- me pregunta.
-Sí. Gracias.
Vuelve un par de minutos después. Trae una taza de aluminio humeante y un par de tostadas en un plato de cartón. Vulevo a darle las gracias y le entrego algunas de las fichas que contiene la carpeta. Las he cogido al azar.
-Por favor, que empiecen a venir en cuanto sea posible.
El soldado se retira. Cojo el café y me acerco a la puerta. Los primeros refugiados han salido del area médica y van alineándose junto al barracón de intendencia. Les dan una manta, algo de ropa y un cartoncito con un par de números. El primer número es el barracón que se les ha asignado, el segundo su código personal. Después, son llevados al comedor. Más tarde, les asignarán una ocupación. Aun dispongo de varios minutos antes de que vengan a hablar conmigo.
Vuelvo a la mesa. Me bebo el café en sorbos cortos; está algo amargo pero es reconfortante.
Luego pongo la grabadora en la mesa. Pienso grabar el máximo de información, pero preparo también el lápiz y el cuaderno. No sólo porque las baterías son un bien escaso y muy difícil de conseguir allí dentro, sino porque quiero captar lo que no dirán. He aprendido que los silencios de una persona pueden revelar mucho más que sus palabras.
Unos minutos después, entra el primero. Se sienta delante de mí. Yo le sonrío a modo de bienvenida. Luego, le invito a hablarme…..

Jeje, esto me recuerda al rol que hicimos del refugio :p. Haber si te montas una buena historia.

Estas páginas están a la espera de que alguno de vosotros se decida a dejar constancia de su infierno personal. Aquí, vuestra historia, vuestros actos, vuestros sacrificios y vuestra lucha por la supervivencia serán recogidos y pasarán a formar parte del índice de un nuevo comienzo. Ahora os toca a vosotros, adelante.

Por qué hay militares al mando del refugio?

hey Bub amigos que pasa con este hilo que paso con esas generalidades que se iban a dar sobre el refugio para que se pueda dar un orden a los relatos que subamos, o se cancela???????

Hola a todos compañeros. Lamento haber "desaparecido" últimamente del foro pero ha sido muy a mi pesar. He sufrido una lesión en los ligamentos de la rodilla que me ha tenido mucho tiempo apartado de mi vida normal. La rehabilitación ha sido una mierda, aunque ahora parece que la cosa mejora. Siento no haber podido entrar en el foro más a menudo, pero os aseguro que no me he "desconectado" de vosotros. Espero volver de nuevo a tope muy pronto. Por lo que respecta al hilo del refugio, mi idea no era contar historias que sucedieran dentro del mismo, sino que cada uno de vosotros contara su historia personal hasta llegar al refugio. Así tendríamos una recopilación de historias diferentes y originales que tuvieran en común haber acabado por fin en el refugio. Yo hice una especie de introduciión para que los demás os animarais. Un saludo y hasta pronto.

hola Bub espero y te recuperes pronto, descansa y sigue al pie de la letra las indicaciones del doctor para que así sea, en cuanto a lo del relato me quedo claro cual era la dinámica, solo quería que se establecieran ciertos parámetros dentro de nuestra historia para que tuviera orden y concordáramos entre si, por ejemplo si dicen que el refugio esta en Madrid yo tendría que pensar en mi historia como llegar desde México hasta haya, y cosas como esa, pues no le encontraría mucha gracia que uno diga una cosa y otro otra :s espero su respuesta yo ya llevo algo avanzada una historia para este hilo pero necesito esos detalles, por eso preguntaba si se cancelaba.

Vamos alla, aqui viene la mia:

Me despierto aun de noche, no habré dormido mas de dos horas, llueve fuera y lo que antes eran gente normal, con sus vidas y tareas, estaban rendidas a vagar sin descanso por las calles, rezumando sangre ya coagulada por los agujeros de sus ya destrozados cuerpos.
Estoy solo, pero ya me he acostumbrado, nunca me han querido en nada, de hecho, mas facil, no hay que tener mas bocas que alimentar que la mia, que mucho es...dios, echo de menosun buen bistec de ternera recien hecho jejeje...supongo que demasiado que rescate "potitos" y unas pocas latas de albodigas.
Cuando termino de comer miro al techo y pienso que hacer ahora, ningun plan cruza mi mente ahora mismo, solo el de pensar de donde saco mas azufre para ocultarme de los caminantes.
De repente oigo disparos, "ahora los tendre molestando aun mas comiendose al pistolero de turno" pensé, me dio por mirar por la ventana y vi a dos personas, una chica de mas o menos mi edad, que llevaba una gran mochila con muchas cosas sobresaliendo y un chaval con una pistola, creo que era una USP-45 ya que se parecia mucho a la del Call of Duty...que recuerdos.
Fue entonces cuando la chica miro a mi ventana y se que me vio, porque me grito pidiendome ayuda. Yo haciendo oidos sordos, me aparte y entonces la volvi a oir:
-¡Dejanos entrar por favor! ¡Tenemos utiles y comida!
-Para que me serviran todas esas cosas si entrais con vuestros molestos invitados...-Susurre haciendo como si me escuchara
-¡Ayudanos! ¡Socorro!- Repitió ella.
Fue entonces cuando por fin senti algo, tras semanas de soledad, no senti desprecio sino, ganas de ayudarlos, entonces corri escaleras abajo, coji una lanza hecha con un palo de fregona y un cuchillo dentro pegado y abri la puerta gritando que entraran ya o les cerraria a los pocos minutos.
Corrieron de forma desesperada hacia mi puerta, pero ocurrio algo que en realidad me esperaba, el chico empezo a disparar a todos los zombies que veia gritando frases como "¡Morid de nuevo!" o "¿Mi diagnostico? ¡Debes morir!". Con ese subidon de adrenalina, seguro que no se fijo que un zombie agachado le mordia el tobillo, lo cual le hizo caer y se volvio una suculenta merienda para el mayor peligro del planeta.
Cerre a cal y canto la puerta y la chica se echo a llorar, no se si era por el chico o por el susto, pero alli estaba, en el rellano, haciendo mas ruido del que yo solia hacer en una semana, menos mal que la subi al salon del tercer piso, entonces se calmo y comenzamos a hablar en voz baja.
-¿Como te llamas?- Le pregunté
-Ahora los nombres valen mas bien poco ¿no?- Replicó
-Si, pero si te vas a quedar, quiero saber al menos como te puedo identificar.
-Si asi quieres...llamame Catria.
-Bonito nombre, aunque no sea real, ahora podemos llamarnos como queramos jejejeje...
-Si, es el nombre de una unidad de un juego, era mi favorita.
-Am...pues a mi...llamame Lexenor
-Mejor no pregunto de donde lo has sacado
-Mejor... ¡jajajaja!
Un silencio mas me incomodo inundo la estancia, el cual se rompio por un movimiento de la mochila, Catria la cogio, la abrio y me dio un par de cosas: una pistola y una especie de espada, con filo en la empuñadura.
Las coji sin discutir y ella me informo de la existencia de un refugio muy seguro, a unos 25 kilometros, me ofrecio acompañarla y acepte.
Fuimos al atico y ella salto al tejado del bloque siguiente, coji todos los paquetes de toallitas higienicas por error pensando que eran todas las conservas que tenia...y salté.
Fuimos por los tejados saltando, podria jurar que me senti como Altair durante esos momentos.
Llegamos a la carretera sin problemas, para mi asombro la verdad, pero entonces paso lo obvio, salieron zombies de todos sitios, debajo de los coches, de la maleza, e incluso podria jurar que uno salio del maletero de un coche. Corrimos todo lo que pudimos atravesando lo que en su dia fue un atasco de gente desesperada por escapar, pero paso lo peor, Catria fue mordida en la mano, la herida fue superficial pero ella ya sabia que pasaria, asi que se paro en seco, saco una daga, un rifle y una granada, mientras me gritaba:
-Sal de aqui,¡corre!
-¡Y una mierda, tu te vienes conmigo!
Entonces fue cuando me lanzo la daga al lado de la cara, clavandola en un todoterreno que tenia detras. Entonces comprendi que debia correr, cogi la daga y corri sin mirar atras esquivando a todos los zombies...recuerdo oir una explosion a los dos minutos.
Corri sin parar hasta ver el refugio, tenia dos podridos enfrente, saque la espada y les di dos tajos en las piernas para que se cayeran, con exito, me abristeis la puerta y bueno, aqui estoy.

O.O no me había dado cuenta de este hilo, al parecer ya tenía su tiempo colgado aquí.... merece la pena ser revivido; de acuerdo, veré si este fin de semana, junto con el que hago ahora con Minase y Cowboy intentaré hacer un pequeño relato del por qué estoy aquí... igual tal vez me ayude a explicar algo de "El último Refugio"

esta muy buena la idea de este hilo. y muy bueno el relato me quedé con ganas de saber que pasaba pero bueno. Si ahora empiezo a ser protagonista empezaré por contar mi historia:


Yo me encontraba solo. En mi barrio no había señales de sobrevivientes, aparentemente era el único que quedaba en mi ciudad (montevideo, Uruguay).
Debido a una investigación pasiva y exhaustiva logré entender varios aspectos de su comportamiento y gracias a ello sabía cuales eran los momentos del día en los cuales era seguro salir a buscar comida.
Vivía en un apartamento ubicado en el 5to piso de un edificio. Edificio que se estaba cayendo a pedazos. Las escaleras estaban echas escombro y la unica manera de bajar y tener contacto con el mundo exterior era por el ascensor que increiblemente se mantenía intacto. Los demás pisos estaban tapados y no se podía avanzar a excepción del 2do piso en el cuál nunca iba porque estaba infestado de zombies. Es que mi vecina había echo una fiesta el día antes de que comenzara este infierno y había invitado a mucha gente. Todos esos zombies vagaban errantes por ese segundo piso sin saber que su unica salida era el ascensor. En fin, además de mi apartamento se encontraban otros 4 apartamentos más en mi piso, de los cuales extraje bastante comida hasta que se me acabó. Con eso aguante unas cuantas semanas y luego empezé a salir a la calle. Tenía una vida como futbolista y estaba en un muy buen estado fisico así que todas las mañanas salía por el pasillo a correr, era una distancia de unos 10 metros de largo pero no tenía otra opción sino quería estar falta de forma.
Mi salvación fué la computadora. entre los 5 apartamentos encontré 8 computadoras. A todas las conecte en una misma habitación y comenzé mi busqueda de sobrevivientes en lugares como foros, chats para romance, juegos online, facebook etc... probé por todas las vias y dejé las 8 maquinas siempre prendidas y conectadas a varios chats por si algún día alguien me hablaba pero fué inutil.

Pasaron dos largos meses. Me encontraba cenando y mirando la final del mundo de francia 1998 que ya me la sabía de memoria porque la tenía gravada en un cassete y era lo único que podía ver ya que la televisión no funcionaba, es decir no había señal. Los canales ya no existían y solo podía ver esa cinta y otras peliculas viejas. Hasta que de repente escuché el sonido de una de las computadoras en el dormitorio. Ya saben, ese sonido que hace cuando te hablan en algún chat que siempre es bastante molesto. Puedo asegurarles que esta vez no lo fué.

Era uno de esos chats donde se buscaba pareja, un usuario con nombre "Nach" me escribió y empezó a preguntarme cosas de mi ubicación etc. le conté todo y hablamos un par de minutos tendidos. Me dijo que el era de Argentina y que al parecer saldría el último avión de sudamerica hasta el refugio militar en España. El último refugio que seguía en pie en el mundo. ¡La noticia me cayó como un balde de agua fría! Nach me comentó que el avión saldría desde San Pablo Brasil en un semana y que aún tenia tiempo de llegar. Al parecer una tropa de tripulantes brasileños habían sobrevivido y se llevarian a todos los sobrevivientes posibles en un unico y definitivo viaje. Así que no había otra opción. Tenía que llegar a Brasil como sea!

Tomé el auto y me costó bastante salir de la ciudad se me colgaron como garrapatas los malditos zombies y en ocasiones tuve que desviarme de mi camino para tirarlos de mi auto. ¿Dije mi auto? es decir, uno que tomé prestado jeje. poco a poco me fuí alejando de la ciudad hasta llegar a km y km de campo donde ya no vi mas zombies en kilometros. Llegué a la frontera y decidí dormir porque ya era muy tarde y estaba muy cansado. Al despertarme continué mi viaje ya en territorio brasilero y fué cuando me pasó lo peor. se me quedó sin nafta el auto y no sabía de ninguna gasolinería cerca! nunca habia estado en Brasil así que no tenia la mas minima idea de como encontrar una.

Empezé a caminar por la ruta hasta que encontré un letrero que decía: "Sao Pablo 100 km" Cuando por encima mío empezé a escuchar un zumbido. Era inconfundible el sonido del helicoptero ¡estaba salvado! pensé. Pero no fué así el helicoptero siguió su vuelo y tras su estremecedor sonido empezé a notar por la linea del horizonte que separaba el cielo de la ruta como un grupo de unos 100 o quizás más zombies se venían acercando a paso de tortuga pero acercandose al fin.

Tenía que correr. Estaba en buen estado fisico y serían 100 km. enseguida pensé que si iba a 10 km/hora llegaría en 10 horas y todavía disponia de 3 dias ya que era lo que faltaba para el vuelo. era eso o nada así que empezé a correr. perdí rápido a los zombies de vista y demoré unas 6 horas en llegar. Si que me había servido mi entrenamiento!!

Al llegar al aereopuerto de San Pablo mucha gente me recibió, tome el vuelo y aquí estoy.