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La Leyenda del Oeste

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La Leyenda del Oeste - Página 6 Empty Re: La Leyenda del Oeste

Mensaje  Toletum Mar Mar 27, 2012 3:53 pm

Comenzamos el viaje sin mirar atrás, mi cabeza estaba en el viaje pero parte de mi corazón se había quedado en Roca de hierro. Cabalgamos por el desierto largas horas, Bor y Aisha cabalgaban juntos, Jimmy en primera posición y Oleg junto con Blue cabalgaba cerca de Jimmy. Oleg se acercó a mi y comenzamos hablar.

- ¿Qué opinas del sujeto éste que viene con nosotros? – dijo más alejados de los demás.

- No confío en el, y sé que tú tampoco por que no le has quitado un ojo de encima desde que partimos de Roca de Hierro. – Dije

- Ja, te aseguro que estás en lo correcto. Ésta noche pienso hacer guardia nocturna con él. Lo quiero cerca nuestro y vigilado.

- Me parece bien, te puedo ayudar con eso, unas horas tú y otras yo, ¿qué dices? – le propuse

- No es mala idea, ya iremos viendo. – dijo y subió su ritmo hasta acercarse a Bor.
Llevaba la espada colgada a la espalda y el tomahawk en el cinturón, cada galope que daba Bruma notaba como golpeaba las espada contra mi espalda, era un poco incomodo pero no doloroso, cuando descansemos la ceñiré aun mas a mi espalda para que no me golpee tanto.
Cuando acampamos, le ofreci a Oleg que le montaba su tienda como agradecimiento por haberme dejado llevar mis pertenencias en la alforja de su caballo.
Después de cenar Oleg, Jimmy yo nos quedamos haciendo la guardia, no nos fiábamos de él asique siempre habría alguien con él. Nos quedamos un rato cerca del fuego mientras mirábamos hacia los alrededores.
- Oleg, ve a dormir unas dos horas con Blue, yo me quedaré vigilando junto con Jimmy, ¿verdad Jimmy? - dije

- Así es, ve a descansar viejo, nosotros les cuidaremos mientras duermen. - Dijo Jimmy con un tono raro.
Pasaron unas horas cuando me empezó a entrar sueño, asi que decidi ir a por Oleg para que me saliera y me relevara.
Asique fui a dormir hasta que amaneció, al salir de la tienda vi como el sol se iba alzando poco a poco y el calor empezaba a subir.
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Mensaje  Kealah Mar Mar 27, 2012 6:08 pm

El día anterior habíamos abandonado Roca de Hierro para no volver en mucho tiempo, si es que algún día volvíamos. No había dejado allí a nadie, excepto a Oasis, a la que prometí ayudar si alguna vez volvía. Todos los que habían significado algo para mí estaban muertos o cabalgando conmigo hacia el Castillo de Mut. Bor, Coyote, Blue y Oleg habían dejado también Roca de Hierro y juntos íbamos en busca de respuestas.
En nuestro viaje, nos acompañaba un tipo tan extraño como cualquiera de nosotros. Le había visto de vez en cuando por el burdel pero nunca habíamos intercambiado una palabra, era rubio y su tez era tostada pero pegaba tan poco en aquel lugar que aquello me hacía desconfiar de él.

- Soy de Columbia, socio, y el mejor guía del Oeste- Le había oído decir en algún momento del día.

Oleg se fiaba tanto de él como yo y fue hablando uno a uno con todos los miembros del grupo, excepto conmigo, para hacerles partícipes de sus dudas y tenerle controlado. Fue Coyote quien me lo advirtió así que le observé a lo largo de la tarde.
Sin embargo, Jimmy no era la única rata a la que había que observar. También yo sentía muchos ojos clavados en mí. Cuando no hablaba con él, Bor no me quitaba el ojo de encima, Jimmy me miraba de forma extraña también y luego estaba Oleg, el grandullón me miraba con deseo.
Apenas había entablado conversación con Bor hasta que sugirió que deberíamos hablar esa misma noche para disponerlo todo. Lo sentía mucho pero tenía la cabeza en otras cosas y hacía demasiado calor como para conversar.

Fue entonces, cuando empecé a hablar con Bor, que llegó Oleg a hablar con él. Escuché retazos de la conversación, Oleg advirtió a Bor que deberíamos tener cuidado con Jimmy y, como si hubiera escuchado algo, éste informó de que iba siendo hora de descansar. Bor se quedó ligeramente atrás con su caballo, lo que me dejó a solas con Oleg. Pensé que sería mi turno, que me advertiría acerca de aquel tipo pero me tocó la mano e inmediatamente sentí que un escalofrío recorría mi espalda así que tuve que soltarla. No quería perder el control. Aquello que me provocaba Oleg no era algo normal. ¿Era por el demonio, porque me excitaba o porque simplemente encajábamos a la perfección?

- ¿Pasa algo? - Interrumpió Bor de repente.

- Nada, Oleg me estaba diciendo que nos detendríamos dentro de unos minutos y que mantendrían vigilado a Jimmy.


La noche cayó sobre nosotros en un abrir y cerrar de ojos. Bor montó nuestra tienda y Coyote la suya mientras yo me dedicaba a los caballos con Blue. Los colocamos cerca del campamento y los dimos de comer. Shasha se había portado muy bien, había respondido como me esperaba. Dejé a Blue sólo con los caballos y volví a la tienda para hablar con Bor y cambiarme de ropa.

- Ey, Bor, ¿ha estado bien el camino? No nos hemos encontrado con nadie que no deberíamos, ¿verdad?

- Sí, nada sospechoso en el horizonte pero ese Jimmy no me da buena espina. No sé qué podemos encontrarnos si nos fiamos de él.

- Ya, yo tampoco me fío mucho de él. He visto como me mira - Dudé unos instantes. - Bor, no me pasa nada contigo y si me pasara algo te lo diría. Somos amigos, ¿verdad? - No le mentí, no me pasaba nada con él y, con la palabra amigos, le di a entender más de lo que realmente estaba diciendo. Me acerqué y le di un beso en la mejilla.

- Sí... - Dijo dubitativo- Somos amigos, Aisha, a pesar de todo, somos amigos.

- Si me pasa algo en este viaje, quiero que seas tú quien se quede con mis pocas pertenencia, ¿de acuerdo? Y, ante todo, quiero que sepas que no me arrepiento de nada de lo que haya pasado entre nosotros. Creo que es mejor hablar las cosas claras antes de la batalla, por si pasa algo. - Le abracé y le sonreí- Nunca me lo pasé tan bien como cuando estuve contigo en Hom. - Bor sonrió.

- Tengo que salir fuera sino, van a pensar que ha pasado cualquier cosa, tardamos demasiado.

Saqué un vestido de la mochila, de un color azul celeste y me lo puse, encima me coloqué un abrigo que me había dado Oasis pero que me vino bien para estar fuera en el campamento. Consumimos nuestra primera bolsa de comida y dimos cuenta de nuestros odres de agua. Íbamos racionando bien los alimentos y el agua, al día siguiente haría calor.
Pronto nos fuimos a nuestros respectivos sacos. Bor fue primero y quince minutos después le seguí yo.

- ¿Te has dormido ya?

- No, no podía dormir con la risa de Oleg. Estaba contemplando las estrellas.

- ¿Cómo? Estás dentro de una tienda de campaña y sólo hay tela.

- Mira, si te tumbas aquí, donde estoy yo, hay una pequeña abertura en la puerta. Desde aquí se ve el cielo. No hay una oscuridad plena, la luna está en lo alto y hay muchas estrellas. Mi abuelo Malcom me decía que eran pedacitos de alma de la gente que nos dejaba.

- Entonces, ahí arriba deben estar pedacitos de mis padres, de mi abuelita y de mis hermanas.

- ¿Tenías hermanas? - Asentí, no sabía por qué pero me apetecía contarle algo sobre mí.

- Me gusta pensar que sí. No lo recuerdo. No tengo nada que contarte desde antes de los cinco años, a partir de esa edad, una mujer me acogió, me enseñó a leer, a escribir, a sumar y restar. Todo lo que sabía. Después murió, como toda la gente que se ha acercado demasiado a mí. - Bor se alteró. - Es por eso por lo que no puedo estar contigo como quieres que estemos.

- Yo... No he dicho nada, Aisha.

- Lo sé, por eso quiero que solo seamos amigos porque no quiero que seas un pedazo más de estrella en el cielo. Y si estoy cerca tuyo... te pasará algo malo, lo sé, siempre sucede.

- No te preocupes, Aisha, no seremos nada que no quieras que seamos. Ahora durmamos. Mañana nos espera un día muy largo.

Minutos después, sentí que la respiración pausada y constante de Bor inundaba la habitación, lo que significa que ya se había dormido. Salí de debajo del saco de dormir por mis terribles ganas de hacer pis, me puse las botas y me encaminé hacia el exterior. Oleg y Jimmy estaban haciendo la guardia.

- ¿Todavía están despiertos? - Pregunté.

-
Así es señorita, velando por la seguridad de usted. - Dijo Jimmy
guiñándome un ojo, le sonreí y me alejé.

Después de hacer mis cosas detrás de un árbol ligeramente alejado del campamento, me incorporé cuando de pronto sentí como unos brazos fuertes me agarraban por detrás tapando mi boca y sujetándome el estómago. Tuvo un efecto inmediato en mí. Sentirle cerca, tenía un efecto embriagador.

- Tranquila, no grites...sabes que lo odio Shasha. - Dijo con voz ronca
aspirando el olor de mi pelo.

Me quitó la mano de la boca pero me soltó, me dio la vuelta y me sujetó entre sus brazos. Se levantó el pasamontañas y la luz de la luna iluminó su rostro. Sus ojos espectrales me devoraban con la mirada y yo deseaba deshacerme en ellos.

- Oleg, ya suéltame, recuerda lo que prometiste aquella noche...

-
¿Qué noche? ¿La noche en la que la fiera de tu interior
salió? Sí, aquella noche. Tranquila, no pienso hacerte daño ni a ti ni a
Bor, y...lo de aquella noche sólo queda entre tú y yo.

- Suéltame Oleg, no quiero hacer est... - Interrumpió mis palabras con un beso.

- Apenas te resististe. - Murmuró.

- No quiero hacer ruido, podrían descubrir ésta horrible escena.

-
¿Horrible? Shasha, te has despertado, no para tomar aire, sino para
venir a verme y sentir la piel fría del hombre muerto Oleg sobre tu piel
viva y caliente, para sentir su aroma a sangre y muerte que lucha
contra tu aroma a flores. No soy estúpido.

- Eso no es verdad, Bor...

-
¿Qué? ¿Bor qué? Eres una cruel con el pobre, tan enganchado que lo
tienes...oh Shasha...el sólo pensar en que vienes para satisfacer esos
deseos depravados tuyos y para... - El descontrol se avecinó tan rápido que no lo sentí llegar. Le besé con deseó, con fuerza, con pasión y le mordí, disfruté de su sabor y él del mío pero me detuvo-
Te haría mía aquí mismo pero tus gritos de seguro despertarían a
alguien. - Murmuré mientras la bajaba de mi cintura. - Ya encontraremos
el momento adecuado para ésto. Ja.

Volví a mi tienda. No sé que me pasaba cuando estaba con Oleg, no lograba ser yo misma. Empezaba a sospechar que el hecho de que yo tuviera un demonio dentro y que Oleg estuviera muerto tenían algo que ver con esta profunda excitación que experimentaba cada vez que Oleg me tocaba. Era algo tan fuerte que era casi doloroso. Me costó conciliar el sueño pero me dormí.

Al día siguiente, salimos a primera hora de la mañana. Hacía demasiado calor y las palabras se evaporaban tan rápido como el agua en medio del desierto. Cabalgué al lado de Bor, con mi vestido celeste de tirantes, mis botas de vaquera y mi pelo suelto cayendo debajo del sombrero que me había agenciado. Llevaba mi arco colgado al hombro, mi espada colgada de la cintura y los guanteletes en mis manos. El escudo descansaba sujeto al caballo. Al principio bromeabábamos, le veía más tranquilo, más animado y menos tenso, cosa que me agradaba.
Sentía que tenía la vista de Oleg encima y sólo deseaba terminar lo que habíamos epezado la noche anterior pero estaba convencida de que era mi demonio el que hablaba y no Shasha...

- Buenos días, Shasha- Dijo Oleg cuando pasó junto a nosotros- Me alegro de verte. Y a ti, Aisha. Parece que tu yegua se está portando mejor de lo que cualquiera de nosotros hubiera esperado. - Le miré iracunda.

- Hola a ti también - Dijo Bor- ¿Crees que Jimmy nos lleva por el buen camino?

- Eso espero o se encontrará con carmesí la próxima vez que hablemos.

- No me fio de él pero es el que mejor conoce el ....

Blue me interrumpió. Estaba gritando algo acerca de una espada que había guardado Jimmy en sus alforjas, que era del antiguo Pacificador. No pude decir nada al respecto ya que un bajito pequeño, gordo, sucio y bastante peludo salió detrás de una cabaña en medio del desierto.

- ¡Por fin! Ya creíamos que nadie pasaba por aquí. – Vestía ropas de
arpillera y portaba un pequeño garrote, el cual se pasaba de mano a
mano. – podéis salir, chicos.

Cinco hombres más salieron de detrás del cobertizo, todos armados y montados en sendos caballos.

- Tenéis dos opciones, o pagáis el “peaje” de veinte piezas de oro o preparaos para morir.

- Por lo que veo, viajáis en buena compañía - Dijo uno de los tipos que salieron detrás del cobertizo, mirándome directamente al escote. - Creo que podemos matar a todos los hombres pero esa mujer, tiene pinta de ser muy guerrera- Gritó riéndose delante de sus amigos mientras hacía un gesto obsceno. Inmediatamente, llevé mi mano a la espalda donde estaba mi arco y mi carcaj con las flechas. Fue Bor el que me sujetó la mano y me impidió que cogiera el arco.

- Chicos - Dijo Bor - Creo que deberíamos pagar las 20 monedas que nos piden y pasar de largo. Quizá esto sea un puesto fronterizo.

- Claro - Dijo Coyote- Y nosotros somos ricachones recién llegados de la ciudad que van de paseo por el Oeste.

- Quitaos del medio, chicos- Intervino Jimmy- O aquí, mi amigo Oleg os dara las 20 monedas que os merecéis.

- Parece que son unos gallitos, jefe - Dijo un tipo larguirucho y feo que acompañaba el grupo.

- Tranquilos, tranquilos- Medió el jefe. - Si no queréis darnos las 20 monedas de oro, creo que si nos dejáis a esa mujer, será un pago lo suficientemente justo, no sólo para pasar sino que mis compañeros os escoltarán en los próximos 100 km.

- Ja! - Rió Oleg. No creo que valga tanto. Me miró- No la aguanto pero creo que no hacemos buen negocio si os la regalamos de esa manera.

- No hace falta que me defiendas, Oleg- Dije. Esta vez, ni cien Bors podrían haber evitado lo que pasó. Saqué mi arco, coloqué una flecha y antes de que nadie pudiese moverse, apunté al primer tipo que se había metido conmigo.

Disparé....
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Mensaje  Skimmer Miér Mar 28, 2012 2:58 pm

La flecha de Aisha no fue a parar a la cabeza de ningún bandido, pero eso no les frenó. Cada uno de ellos se batió en combate bajo el ardiente sol del desierto. Así se decidiría pues, con sangre y acero.

En cuanto empezaron la lucha, las carentes habilidades de los bandidos quedaron demostradas. Probablemente en otro tiempo fueran campesinos o comerciantes. Gente alimentada con historias de ladrones que gracias a su astucia y su pericia, habían amasado una fortuna y acababan sus días viviendo cómodamente en una mansión. Si ellos pudieron, ¿por qué no ellos? Obviamente las historias no eran ciertas.

Cuando hubieron acabado con ellos, Jimmy todavía seguía combatiendo. Se enfrentaba a dos bandidos, armado con la espada del Pacificador. Se movía con una gracilidad y una naturalidad extraordinarias, casi parecía que estuviera danzando. Finalmente acabó con ellos con una extraña floritura.

- Bueno, eso ha sido divertido – comentó secándose el sudor de la frente. Acto seguido se agachó junto a los cadáveres de sus contrincantes, dispuesto a desvalijarles.

Entre todos metieron los cadáveres en el cobertizo y se sentaron fuera a descansar y reponer fuerzas.

- ¿Creéis que si hubiésemos pagado el peaje nos habrían dejado pasar? – preguntó Bor rompiendo el silencio.

- No, estaban desesperados. No tenían agua ni provisiones, probablemente habrían intentado matarnos de todas maneras. – dijo Jimmy tras darle un sorbo a una botella de whisky sacada de su alforja.

- Había que hacerlo – sentenció Blue de repente. Todos le miraron y sus mejillas se encendieron ligeramente. – quiero decir…eran malos, ¿no?
- Me gustaría saber que habrías hecho tú sin agua ni comida en mitad del desierto, chaval – comentó Jimmy esbozando una sonrisa – En fin, hemos de continuar. El camino no se va a recorrer solo.

Así pues, volvieron a iniciar la marcha. Cabalgaban cabizbajos y en silencio. En lo único en lo que podían pensar era en el calor y en la sed. No descansaron hasta que llegó la noche. Montaron el campamento, devoraron la ración del día, y uno a uno empezaron a retirarse a dormir.
Finalmente solo quedaron despiertos Oleg y Jimmy. Oleg seguía empeñado en que alguien le vigilase día y noche, hecho del que Jimmy se había dado cuenta.

El fuego crepitaba débilmente, perdiendo intensidad conforme avanzaba la noche. Oleg ya empezaba a cabecear. Fue entonces cuando Jimmy se dirigió a su alforja y volvió con una guitarra. Rasgó las cuerdas una vez y Oleg le miró extrañado.

Entonces Jimmy Gun comenzó a tocar la guitarra y a cantar.

Oigo lo que estás pensado, todas tus dudas y miedos.

Y si me miras a los ojos con el tiempo sabrás por qué estoy aquí.

Y con el tiempo, todo desaparecerá. Con el tiempo, puede que resucites algún día.

Para vivir una vez más.

O morir una vez más.

Pero con el tiempo, acabará tu tiempo.


(Pongo la canción original, escuchadla Wink)

Spoiler:

Oleg y Jimmy se miraron fijamente durante lo que pareció una eternidad. Entonces Oleg se levantó y se fue a dormir. Nadie vigilaría más a Jimmy Gun.

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Escribid a partir del amanecer hasta el momento actual. Ya os he descontado medio odre y la ración diaria
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Mensaje  DarkHades Jue Mar 29, 2012 5:54 pm

- Oleg, ¿eres tú? - Preguntó Blue desde la otra mitad de la tienda.

- Sí, cállate y vuelve a dormir. - Le respondí.

- Estuviste genial hoy, deberías enseñarme a combatir así.

¿Estuve genial? Puede ser que lo haya estado, salí ileso y acabé con mi enemigo de dos ataques mortales, pero lo que más me sorprendió fué Aisha, que a pesar de haber fallado su primer ataque con el arco, acabó con su enemigo sin siquiera recibir un rasguño. No me fijé en los demás, sólo en ella...es más de lo que parece, muchísimo más.
Me desvestí y acosté dentro de mi saco de dormir, a los pocos segundos caí rendido ante el sueño.

- Oleg, te he dicho que le matases. - Me dijo con una voz de suma autoridad.

- No pude, estaba llorando, arrodillado y me rogaba. - Le dije con los ojos húmedos.

- ¿Acaso me quieres dejar en ridículo ante los demás guerreros de la tribu? Soy tu padre y líder de todos ustedes.

- Lo siento pero no puedo...

- Junta a Carmesí y mátalo, es una órden.

Obedecí con lágrimas en mis ojos, las cuales en contacto con mi pasamontañas eran absorvidas rápidamente. A mi alrededor las casas caían estrepitosamente a causa de las llamas, la gente indefensa corría hacia todas direcciones siendo perseguidas por los monstruosos perros cazadores de mi tribu y los sanguinarios guerreros de la misma, algunos enmáscarados, otros no.

Me arrodillé y junté a Carmesí, el muchacho volvía a llorar, le miré mejor y se veía bien alimentado, era de esperar que el hijo del jefe de éste pueblo lo estuviese. Tenía apróximadamente mi edad, unos trece o catorce años.
Comenzó a rogarme nuevamente, él estaba contra una pared frente mio, detrás mio se formaban cada vez más y más formas humanas y animales. Al mirar hacia atrás vi decenas de guerreros de mi tribu junto con perros observándome.

- No, por favor. - Me rogaba.

- ¡Hazlo! - Comenzaron a gritar varios guerreros.

- ¡Házte un hombre de una buena vez Oleg! - Gritó mi padre.

Cerré los ojos aguantando las ganas de llorar y le apuñalé varias veces seguidas y sentía como la sangre me salpicaba. Al abrirlos el muchacho estaba muerto y deformado por mis ataques. Sentí que alguien venía hacia mi por mi espalda y le lancé un machetazo pero me tomó de la mano.

- Tranquilo, ya eres digno de llevar el apellido Hermann. Ahora ve y mata junto con tus compañeros guerreros. - Dijo soltándome.

Caminé junto con otros guerreros buscando presas, estuvimos así toda la noche hasta que el fuego cesó y no quedó ni un habitante en ese pueblo.

Me desperté sobresaltado. Ése sueño era un recuerdo de mi iniciación de guerrero...

- Ya te has despertado, los demás también, será mejor que comencemos a juntar todo ésto de nuevo. - Dijo Blue en voz baja metiéndo su cabeza dentro de la tienda.

Salí de mi tienda para tomar algo de aire, sentía un nudo en mi garganta.

- A ver si te tapas un poco. - Dijo Bor mientras preparaba una mochila.

Aisha inmediatamente apartó la vida, como si no me hubiese visto antes desnudo...

- Ja, ya me visto.

Comimos un poco como desayuno y comenzamos a juntar todas las cosas nuevamente. Una vez guardado todo nos subimos a nuestros caballos y pusimos rumbo nuevamente hacia el castillo de Mut. La gran mayoría iba en absoluto silencio, exceptuando a Bor y Aisha que estaban un poco más alejados del grupo y charlaban.

- Oleg, ¿por qué no me despertaste para la guardia nocturna? - Me preguntó Coyote de repente.

- No lo veía necesario, yo también me acosté a dormir y dejé a Jimmy sólo. - Respondí.

- ¿Pero no dijiste que...?

- Olvida lo que dije.

- Si tú lo dices, pero ¿qué hay de su espada?

- Era del Pacificador, ayer por la noche le pregunté sy sólo me dijo que le gustó y la robó.

Miré a Coyote unos segundos.

- ¿Qué le iba a decir?

- Nada, me imagino.

No le respondí y me alejé hacia Jimmy.

- ¿Qué sucede viejo?

- Quiero saber cuánto más tardaremos en llegar al castillo de Mut.

- Dalo en dos días más, ya verás. - Dijo.

- Confiamos en tí. - Mentí, dudo que alguien confíe en él.

Me alejé de él y me acerqué hacia Blue y Coyote.

- ¡Y entonces el amo Oleg le clavó la espada al pecho como si nada! - Gritaba Blue.

- Eso no es cierto. - Dije.

- Es verdad, fuíste el último luego de Jimmy en terminar el combate.

- ¿Crees que encontremos más bandidos por el camino? - Pregunté a Coyote.

- Ojalá que no y el resto del viaje sea tranquilo.

Nos detuvimos ya que era cerca del medio día y muchos estaban hambrientos. Luego de comer algo volveríamos a subirnos a los caballos y seguiríamos a Jimmy Gun.
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Mensaje  GioRock Jue Mar 29, 2012 7:09 pm

Ya hacia horas que habíamos levantado el campamento, hoy el día era aun más caluroso que el ayer. Anoche, como hacíamos cada noche desde que partimos, nos sentemos alrededor del fuego y devorábamos nuestra ración de comida junto a un buen trago de agua. Aisha fue la primera en decir las buenas noches. Yo por mi parte, le pedí a Coyote el mapa que días antes le había entregado el Pacificador. Lo estire en el suelo y con la luz de la hoguera me quede un rato mirándolo. Al ver lo lejos que nos encontrábamos del posible paradero de Jedediah, pegue un fuerte soplido.

- Encontraste algo raro?- me pregunto este mientras se quitaba su sombrero para mirar mejor el mapa.

- No... nada, solo que no se que hago acompañándoos dirección a ese castillo, a mi no se me ha perdido nada ahí. – dije mientras media con la ayuda de mis dedos la distancia entre el castillo y Yggdrasil.

Coyote se quedo mirando mis movimientos.

- A mi tampoco, pero creo que tenemos que ir todos juntos,intuición de vaquero. ¿A caso no viste como luchemos contra esos bandidos? Creo que somos imparables amigo y quién sabe, allí podemos encontrar algo que nos diga que hacemos aquí, incluso lo que podemos encontrar en tu destino. – prosiguió su frase mientras se levantaba y me daba un golpe en el hombro. Acto seguido se fue directo para su tienda.

Yo fui el siguiente, al entrar Aisha ya dormía plácidamente. Me quite la ropa y me metí en mi saco. Me quede mirando el techo de la tienda con la mente en blanco. En ese momento Aisha se giro hacia mí. Seguía dormida. Me la quede mirando, era muy hermosa, sus cabellos caían por toda la almohada. Pero no podía ser, me lo tenía que sacar de la cabeza.

Le puse la mano en el pecho, pero no notaba nada, sabía que ahí dentro estaba aquel demonio...¿y si eso fue lo que la obligo acostarse conmigo?

Tenía las palabras del demonio grabadas a fuego en mi mente:

Tu mente puede que esté defendida, pero tu cuerpo no.

- Quien me protegerá de ti... – dije en voz baja, acto seguido la besé en la boca. – .. amigos...

Ya era más de medio día y el sol no daba tregua. A parte de un sombrero, que pude coger de aquellos bandidos, me coloque un trapo en la boca, estaba arto de tragar tierra. La gente estaba en silencio sumida entre sus pensamientos. Creo que este sol nos está pasando factura.

Me acerqué a Aisha que cabalgaba cerca de Blue.


- ¿Dormiste bien anoche? – le dije.

- Caí como un tronco, supongo que la batalla del otro día me pasó factura. ¿Y vos?

- Yo no tengo espalda, ese suelo me está destrozando. – le dije.

- Es más cómodo que dormir encima de un caballo, te lo aseguro- reímos los dos, Blue simplemente nos miraba sin comprender que nos hacia tanta gracia.

Con la conversación que tuve con ella la otra noche sabia que le era un tanto incomodo saber que podía sentir algo por ella, así que después de mucho pensar y por mucho que me cueste, no voy a demostrar mis sentimientos, creo que será mejor tanto para mí como para ella... me la tengo que quitar de la cabeza.


- Bor, ¿te quedaste tonto? – me dijo Aisha en tono burlón.

- No... ehhh... es culpa de este sol- le mentí -Una pregunta Blue, ¿tú eres de Tzion verdad?

- Si señor, ¿por?- me dijo intrigado.

-Llámame Bor quieres. Solo quería saber si conoces alguna leyenda sobre algún tipo de demonios, magia, y estas cosas que sucediera aquí, en Tzion – Aisha me miró sorprendida.

- Mmmm... mi padre me contaba muchas historias pero ahora mismo no recuerdo ninguna… si recuerdo algo seras el primero en saberlo Bor.

- Gracias y espero que cuides bien de Hom.

Blue asintió con la cabeza y volvió a la conversación con Aisha.

Era extraño, pero el sol no afectaba a mi piel. Podía comprobar que a mis compañeros se le empezaba a notar una tez más morena que la que de verdad tenían. Pero a mí ni siquiera se me ponía colorada.

Me acerque a Coyote que lo tenía más a delante, Oleg acababa de hablar con él.

- Coyote, tengo tu mapa guardado, esta noche te lo entrego.

-Tranquilo- me dijo este sin quitar la mirada de Jimmy.- solo espero que te ayudara a encontrar tu camino.

Me quede en silencio, inmerso en mis pensamientos. No paraba de darle vueltas lo que dijo aquel demonio… Jedediah también estaba poseído por otro demonio… habría más “hermanos” repartidos por todo Tzion…

La voz de Oleg me despertó.

- Chicos vamos a comer algo!

Comimos rápidamente, el sol pegaba con fuerza y teníamos que llegar cuanto antes a nuestro destino.

Solo espero que allí tengamos algún tipo de respuesta...
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Mensaje  Skimmer Vie Mar 30, 2012 3:05 pm

Warwick despertó en la oscuridad, como cada día. Sentía los músculos lentos y pesados. Además, dormir sobre roca desnuda no era lo más cómodo del mundo. Lo primero que hizo fue doblarse por la mitad y toser hasta escupir una flema sanguinolenta.

Estaba enfermo. Enfermo por haber bebido agua envenenada. ¿Pero que iba a hacer si no? Quo no le había dado provisiones para el viaje, y tampoco le había dicho cuanto tardaría en llegar hasta el puto Guardián del Este.

Lo único que le había proporcionado era la Luz. Warwick sabía que si en algún momento la Luz se apagaba, se volvería loco y se moriría. Por ese orden. Aquella estalagmita convertida en una suerte de antorcha irradiaba cierto tipo de energía, una energía que le mantenía vivo pese a sus precarias condiciones.

Warwick se incorporó y su espalda crujió, sonaba como el partir de una rama seca. Había escalado un par de metros y se había acostado en un estrecho hueco, formado por el devenir de los años. Siempre tenía que dormir en un sitio elevado. Abajo estaban los monstruos.

No los había visto claramente, pero los había oído, y en una ocasión pudo discernir la silueta de uno de ellos. Eran enormes, y se movían a través del agua.

Claramente la evolución ha saltado a esos cabrones, pensó Warwick.

La primera vez que Warwick se encontró con uno de esos monstruos (¿había sido hace dos o tres siglos? No lo sabía, el tiempo se había deformado.) Decidió que no podría seguir avanzando a pie, y mucho menos meterse en el agua con ellos. Así pues solo le quedaba una opción, las paredes. Debía encaramarse a ellas y avanzar en horizontal. Aferrándose a cada roca como si su vida dependiera de ello (lo cual le resultó ligeramente gracioso, pues así era)

Sabía que si en algún momento daba un paso en falso o no se agarraba con la suficiente fuerza a la superficie rocosa, caería. Sería una corta caída, la cual acabaría con una zambullida en aquellas negras y ponzoñosas aguas. Un escalofrío le recorría la espalda cada vez que se imaginaba a sí mismo cayendo en el agua. ¿Cuánto tardarían aquellas criaturas colosales en devorarle? ¿Sería doloroso? Warwick pensaba que sí.

Warwick se tocó la cara. Se estaba consumiendo por la falta de alimento, y además ardía de fiebre. Salió gateando de su pequeña madriguera e inició la penosa marcha. Avanzaba lentamente, asegurando casa paso antes de arriesgarse. Ya había tenido unos cuantos sustos que acabaron con trozos de pared cayendo al agua y con él al borde del infarto.

Cuando llevaba horas (¿días?) de travesía, algo cambió. Empezó a oír una voz en su cabeza.

Y por fin ha pasado, te has vuelto loco, pensó Warwick amargamente.

Sígueme, decía la voz.

Warwick miró hacia abajo, algo surgió de las profundidades. Una luz, similar a la que le había entregado Quo, pero parecía moverse, y tenía forma esférica.

Sígueme, repitió.

- ¿Qué quieres, que me tire al agua? No estoy tan loco todavía, farola. – dijo Warwick en voz alta. Su voz sonaba rasposa, llevaba mucho sin hablar.

Sígueme.

- ¡Que te jodan!

De repente, la luz ascendió como una centella y le golpeó en la cabeza. Esto le hizo perder el equilibrio durante un segundo, suficiente como para caer. Warwick gritó a pleno pulmón durante toda la caída, mientras sus manos buscaban desesperadas cualquier asidero al que aferrarse. Finalmente recibió el frío abrazo del agua.



Finalmente me has encontrado, Vencedor.

- ¿Por qué me llamas así? Mi nombre es Warwick.

Ese no es tu verdadero, nombre. Eres un Vencedor, al igual que tus hermanos y hermanas. “Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre”

- ¿Qué significa eso?

Significa que eres uno de los Siete, y que los mil años están por cumplirse.

- ¿Qué?

207, Vencedor. Se os acaba el tiempo, debéis daros prisa. Dabal Sombre. El Séptimo Sello. La Maldición. 207.

- ¡No entiendo nada de lo que dices, joder! ¿Qué significa todo esto?

207. La resurrección. 207. Ya ha empezado. Cinco de tus compañeros han llegado al este, un oscuro sendero recorre el sexto. 207. Descubre la verdad. 207. La sombra de la guerra se cierne sobre Tzion, pero no será la verdadera Guerra, no todavía.

- ¿Qué es 207?

Descubre la verdad, Vencedor. Lo hicisteis en el pasado, pero vuestro destino no está tan claro en esta ocasión.



Warwick despertó. Estaba tumbado a la orilla de un lago. Miró a su alrededor y vio un paisaje diferente. Había árboles por todas partes, y flores, y vida. Estaba en el este de Tzion.

Junto a él se encontraba su caballo y todas sus provisiones. ¿Cómo se habría mantenido la comida en buen estado? Por lo que él sabía, habían pasado semanas.

Notó un ligero pinchazo en el antebrazo izquierdo, y cuando echó la manga hacia atrás, vio tres números grabados a fuego en su piel: 207.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Bien, estás en el lago que hay junto a Columbia (mira el mapa). Has recuperado todas tus posesiones y estás totalmente sano. Habría escrito tu entrada a Columbia, pero no tengo más tiempo >_< Te doy dos opciones: escribes tú la llegada a Columbia (yo te daré algunas pautas por MP antes) o puedes deambular por los alrededores hasta que yo lo escriba. Puede que postee hoy mismo o mañana, así que tampoco tendrías que esperar mucho. Puedes rellenar tus odres en el lago y pronto pondré algún sistema de caza.
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Mensaje  PeKaDoR Sáb Mar 31, 2012 3:36 am

La nada aguarda tras el todo.

Que había sucedido en esa cueva? Era una voz real la que escuchaba en la cueva?
Que me había ocurrido? Cuanto tiempo ha pasado desde que entré en esa cueva?
Donde estoy?................ estoy vivo?

Muchos interrogantes rondaban mi cabeza en ese momento y pocas respuestas eran las que conseguía hallar por no decir ninguna.
Aun estaba algo aturdido por lo ocurrido y aun resonaban las frases que me repetía una y otra vez esa voz........... 207.
No sabía que significaba todo eso, pero ya tendría tiempo de reflexionar.
Oteé un poco mi alrededor y observé que me encontraba a las orillas de un lago y una ciudad se edificaba a la lejanía.
Sería esa ciudad a la que estaba tratando de llegar? Quería averiguarlo así que monte en mi montura con todas mis cosas y me dirigí a paso lento hacia la ciudad.
Me encaminé a ella con cautela, ya que nada me podía decir si la ciudad era amistosa o no.
El cuerpo ya no me dolía, era una sensación muy extraña. Juraría que hace un rato estaba sin ya casi energías colgado en una pared avanzando poco a poco.

En ese momento recordé Roca de Hierro y la inminente batalla que se cernía sobre ella cuando partí.
Para estas alturas ya habría acabado y si el gran espíritu del lobo quiere mis compañeros habrían conseguido vencer a Los Vástagos.
Yo no tenía tiempo que perder en esa absurda lucha, aunque a veces pienso que debería haber luchado.
Bueno, no se cuanto tiempo he pasado en esa cueva, pero supongo que estoy mas cerca de mi objetivo así que si me hubiese quedado.

Si había algo curioso en esta ciudad con respecto a Roca de Hierro es que había un número significante de guardias y unos extraños estandartes con una torre como consigna.
En ese momento recordé que la ciudad se encontraba influenciada por los seguidores de Mut asi que debería medir mis palabras con los lugareños. Lo más importante sería encontrar algún punto de referencia que estabilizase mi situación y mi mente descansara un rato.

-La taberna! Pensé hacia mis adentros.

Guié mis pasos pues hacia la primera taberna que pudiese encontrar en el poblado, pero había algo que me inquietaba; muchos de los lugareños se quedaban observándome cuando se percataban de mi presencia y era algo irritante y/o escalofriante.
No le di mucha importancia, tal vez no estaban acostumbrados a la presencia de extranjeros.
No tardé mucho en encontrar la taberna para suerte mía, y lo único que deseaba ahora era descansar y reflexionar sobre todo lo que me había sucedido. Estaba demasiado aturdido y confuso, esperaba al menos tener un rato de descanso en la taberna. Cuanto me equivocaba.
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Mensaje  Skimmer Sáb Mar 31, 2012 4:56 pm

Seis días después de que partiesen de Roca de Hierro, llegaron a su destino. Jamás habían visto una edificación como aquella. Varias torres extremadamente delgadas se alzaban sobre el castillo, pero una sobresalía de todas ellas: La Torre de Marfil. El resto de la fortaleza estaba rodeada de sólidas murallas y contaba con todo lo necesario para protegerse en caso de invasión.

- Jimmy dijo que os traería, y Jimmy os ha traído – comentó Gun con una nota de orgullo en su voz.

Todos estaban maravillados, excepto Oleg. Su rostro se mantenía sombrío.

Ahí está el hechicero, pensó mientras observaba la Torre.

Avanzaron sin prisas hasta la entrada principal. Había una gran afluencia de personas que iban y venían. Muchos de los que entraban iban acompañados con mulas o carros en los que cargaban el tributo a Mut. Por todas partes veían estandartes con la Torre plasmada en ellos, este símbolo también se encontraba bordado en el atuendo de los guardias. Éstos vestían cotas de malla e iban armados con sendas espadas largas.

Cuando apenas estaban entrando a la fortaleza, varios guardias les detuvieron. Sus rostros quedaban ocultos por los yelmos.

- Estáis convocados – les informó uno de ellos con voz neutra adelantándose a los demás.

Antes de que pudiesen reaccionar, Jimmy se hizo el despistado e intentó escabullirse entre la multitud.

- Tú también – dijo el mismo guardia cortándole el paso – nos ocuparemos de vuestros caballos.

Oleg miró a sus compañeros y asintió. No tendría problemas mientras no le pidiesen las armas. Desmontaron de sus caballos y se los entregaron a los guardias.

- Bien, seguidme. – ordenó el guardia.

...

Un hombre observaba todo esto desde las alturas, mesándose la barba. Aquel hombre se apartó de la ventana y dejó el catalejo en su escritorio.

Se encontraba en una estancia circular, cuyas paredes eran estanterías rebosantes de libros. Repartidos por toda la habitación había todo tipo de artefactos extraños, objetos cuyo propósito solo entendía aquel hombre.

Allí vivía un Dios.

Mut sacó de su escritorio un pesado libro encuadernado en cuero y comenzó a hojearlo. Pasaron unos minutos y alguien tocó la puerta.



- Adelante – dijo una voz detrás de la puerta.

El primero en entrar fue el guardia, seguido de Oleg y los demás. Mientras todos se maravillaban con los curiosos artefactos que allí había, Oleg se fijó en el hombre tras el escritorio.

Lo primero que le desconcertó, fue que no supo intuir su edad. Aquel hombre podría tener tanto treinta años como sesenta. Parecía sabio y experimentado, pero a la vez poseía aquella fuerza y seguridad que tanto caracteriza a los jóvenes. Su cabello era negro, con algunos vestigios grises alrededor de las sienes. Se lo peinaba hacia atrás, y no le caía más allá de la nuca. La barba también estaba pulcramente recortada, no había un pelo que sobresaliese del conjunto. Ni siquiera su rostro le dio alguna pista, parecía tener arrugas, aunque también podrían ser líneas de expresión. Vestía la túnica azul.

- Tráelo – le dijo Mut al guardia. Tenía una voz suave y amable, tanto que casi producía cierta embriaguez.

El guardia se arrodilló en el suelo y acto seguido se marchó, dejando a los seis compañeros a solas con el Dios. Éste les examinó durante unos segundos. Tampoco en ese momento supieron discernir que expresaba su rostro. Todo era muy confuso en aquel hombre.

Alguien llamó a la puerta, y cuando se abrió volvió a entrar el guardia, pero esta vez iba acompañado de alguien más…

- ¡Warwick! – exclamó Oleg al ver en el umbral de la puerta a su amigo.

- Ayer mismo llegó a Columbia. Mis hombres tenían órdenes de traerlo ante mí si aparecía. Fue toda una sorpresa cuando ayer le encontraron en la taberna de dicho pueblo. – explicó Mut.

- Me alegro de verte, Oleg – dijo Warwick adelantándose y dándole un rápido abrazo. – ya me he enterado de lo de tu…regreso.

- Es por eso que estoy aquí, quiero respuestas - Oleg se volvió hacia Mut.

- Y estaré encantado de dároslas. Tomad asiento, por favor.

Hasta ese momento no se habían dado cuenta, pero había ocho sillas dispuestas frente al escritorio. Mut se sentó en su sillón, y los demás lo imitaron.

- Supongo que todo comienza con la eterna lucha entre el Bien y el Mal. Está profetizado que Él vendrá a este mundo e intentará conquistarlo, como también está profetizado que unos pocos valientes se lo impedirán.

- ¿Él? – preguntó Bor confundido.

- Luzbel, la Perdición, el Diablo. Cada vez que Él vuelve a intentarlo, unos pocos mortales son escogidos para detenerle. Los Vencedores. Los Siete Vencedores. Vosotros. “Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre”

- ¡Eh! Yo ya he oído eso – exclamó Warwick poniéndose en pie, y de repente, brotó de sus labios como si de un vómito se tratase – 207.

- 207 – repitió Mut lentamente con aire ausente. Abrió el libro que tenía frente a él y comenzó a pasar las páginas febrilmente. – 20:7 “Y cuando los mil años hayan acabado, Satán será liberado”

Se hizo el silencio.

- ¿Qué quiere decir eso? – quiso saber Coyote

- Quiere decir que los mil años están próximos a cumplirse, y que debéis detener su entrada en este mundo. “Y vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado” ¿No lo comprendéis, niños? Cada mil años es liberado, y los Vencedores deben mandarlo de nuevo al Averno.

Estaban estupefactos, la mayoría se había quedado con la boca abierta sin ni siquiera darse cuenta. Aisha fue la única capaz de articular palabra.

- Entonces…esto es una especie de ciclo, ¿verdad? Pero si somos esos Vencedores que dices, ¿para qué preocuparse? Está escrito que ganaremos, ¿no?

- Está escrito, pero no tiene por qué ser así. Cada tentativa de entrar a este mundo ha fracasado gracias a la habilidad de vuestros predecesores, pero siempre ha existido la posibilidad de que no logréis vencer. Si no alcanzáis la victoria, la humanidad sucumbirá. La vida sucumbirá.

- ¿Qué debemos hacer? – dijo Bor con voz firme.

- Impedirlo. Es inevitable que se produzca la Batalla Final, cuando los demonios entren a este mundo para allanarle el paso a su Señor, pero no podéis permitir que Él entre, de ninguna manera. Para eso necesitaréis el Libro de los Sellos, el libro que os permitirá enviar a Luzbel de vuelta al abismo.

- ¿Dónde está ese libro? – preguntó Warwick.

- Su localización me es desconocida, pero sé cómo encontrarlo. Mis hermanos Gog y Magog poseen dos partes de un extraño artefacto. Si reunís esas dos piezas, conoceréis la ubicación del libro.

- ¿Y cuál es el problema? Pídeselo a tus hermanos. – comentó Coyote algo impaciente.

Mut esbozó una sonrisa.

- Hay un pequeño inconveniente. Gog es el líder de los Vástagos, y Magog lo es de la Justicia de Tzion. Si cualquiera de los dos me viera, no dudo en que intentarían matarme. No, tenéis que ser vosotros quienes os hagáis con los artefactos. Robarlo sería imposible, dudo que sea algo que se pueda sustraer sin más. La única opción es que os unáis a ellos y una vez estéis entre sus filas, averigüéis cómo haceros con los artefactos.

- ¿Sabes lo que tuvimos que pasar cuando los Vástagos atacaron Roca de Hierro? ¡Joder, por poco morimos! – estalló Aisha.

- De hecho, yo morí – Oleg se levantó – todavía no me has dicho cómo me trajiste de vuelta.

Mut juntó las yemas de los dedos y le miró fijamente.

- Vuestra llegada a Tzion ha desencadenado una serie de acontecimientos, pero también ha despertado poderes que yo creía extintos. Poderes ocultos y no muy bien vistos.

- ¿Brujería? – quiso saber Oleg.

- Nigromancia – contestó Mut.

- ¿Significa eso que si alguno de nosotros morimos, podrás resucitarnos? – preguntó Coyote. La idea de ser inmortal le parecía muy atrayente.

- No. Pese a que todos sois Vencedores, cada uno tiene su papel en esta historia – al decir esto sus ojos posaron fugazmente en Bor y Aisha– Oleg debía morir, al igual que yo debía resucitarle.

- Dijiste Siete Vencedores, pero fuimos cinco los que llegamos a Tzion – comentó Aisha. Al mirar a Mut a los ojos, sintió como algo se removía en su interior.

- Seis, te olvidas de Krumm – le recordó Bor.

- Tengo malas noticias respecto a eso… - comenzó a decir Mut.

- ¿Qué quieres decir?

- Me temo que el Vencedor Krumm ha muerto, al igual que Roca de Hierro.

Se quedaron helados.

- ¡¿Qué?! – Exclamó Blue. En un momento sus mejillas habían perdido el poco color que le quedaban.

- Los Vástagos organizaron otro ataque. El pueblo cayó y los supervivientes se vieron obligados a huir hacia el norte. Las Cuatro Esquinas también había sido tomada, por lo que quedaron acorralados. No tuvieron ninguna posibilidad.

Estaban estupefactos, habían estado con ellos hacía apenas una semana. Krumm, Oasis, Rox, Flint…jamás volverían a verlos. Oleg fue el primero en hablar.

- ¿Qué hay del séptimo? Ese no estaba con nosotros.

- Me temo que el séptimo ha tomado otro camino cuyo final escapa de mi visión. – al decir esto, Mut parecía decepcionado. Bueno, estoy seguro de que deseáis descansar y llorar la muerte de vuestros amigos. He mandado preparar habitaciones para todos vosotros. Podéis quedaros el tiempo que queráis. Pero antes de iros, ¿hay algo que queráis preguntarme?

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Que cada uno pregunte lo que quiera, yo postearé la respuesta Wink Solo escribid las preguntas, que vuestros personajes no se marchen todavía.
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Mensaje  DarkHades Sáb Mar 31, 2012 5:54 pm

- Necesitamos saber el tiempo que nos queda para encontrar esos dos artefactos antes de que Luzbel escape del averno. - Dije levantándome de la silla sin dejar de mirar a Mut a los ojos.
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Mensaje  Skimmer Sáb Mar 31, 2012 6:02 pm

- Ojalá lo supiese - contestó Mut - lo único que sé es que el tiempo corre en nuestra contra. La llegada de Luzbel viene precedida por ciertos acontecimientos, uno de ellos es vuestra llegada a Tzion. También sé que en algún momento los demonios entrarán en este mundo, pero no cuando.
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Mensaje  PeKaDoR Sáb Mar 31, 2012 6:44 pm

-Quiero preguntarle acerca de los recolectores, tendrán ellos algún tipo de papel en esta historia? Comenté haciéndome notar en la sala.
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Mensaje  Skimmer Sáb Mar 31, 2012 7:03 pm

- Mi hermana Castalia los lidera. Intenta mantener a su tribu lejos de las garras de Gog y Magog, pues sabe que no es rival para ellos. No intentan conquistar pueblos, así que sobre todo se dedican al saqueo. Además, Castalia no posee ningún fragmento.
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Mensaje  DarkHades Sáb Mar 31, 2012 7:08 pm

- ¿Hay algo que debamos saber acerca de Gog y Magog antes de infiltrarnos en las filas de sus respectivas facciones? ¿Alguna debilidad, algo que podamos aprovechar o con lo que debamos tener cuidado? - Pregunté, si debíamos de infiltrarnos debíamos saber todo acerca de ellos.
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Mensaje  Skimmer Sáb Mar 31, 2012 7:16 pm

- Lo que debéis tener muy claro, es que vais a tener que acatar órdenes. No dudéis, incluso si os mandan hacer aquello que más odiais. Olvidad cosas como la moral o la conciencia, estáis por encima de eso. Es obvio que no podéis uniros a dos tribus, así que tendréis que decidir quien va con los Vástagos y quien con la Justicia. Respecto a Gog y Magog...son muy similares, aunque se empeñen en demostrar lo contrario. Su única ambición es conquistar Tzion, y si no pueden la destruirán. No es un secreto que pronto estallará una guerra entre las tribus. ¿Debilidades? No lo creo, chico.
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Mensaje  GioRock Sáb Mar 31, 2012 7:58 pm

- Los demonios qué comentaste, ¿ya están en Tzion?- le pregunté algo desconfiado..
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Mensaje  Skimmer Sáb Mar 31, 2012 8:23 pm

- Probablemente. Aunque no podrán adoptar su verdadera forma hasta la Batalla Final, cuando la llegada de Luzbel esté más próxima que nunca. Si caminan ya sobre la tierra, será sobre un huésped
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Mensaje  GioRock Sáb Mar 31, 2012 8:54 pm

- Qué me puedes decir de esto, tengo él mismo árbol qué los indicados en el mapa de Tzion- le dije enseñándole mi colgante.
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Mensaje  PeKaDoR Sáb Mar 31, 2012 10:11 pm

-También querría saber que tiene que ver todo esto con el precipicio de las ánimas. Pregunté antes de que contestara la última pregunta.
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Mensaje  DarkHades Sáb Mar 31, 2012 10:40 pm

- ¿Qué ha pasado con Jedediah Shatner? Según el fragmento de su diario se dirigía hacia el Precipicio de las Ánimas...¿cual fué su suerte?
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Mensaje  Skimmer Sáb Mar 31, 2012 11:08 pm

- El Precipicio de las Ánimas...un lugar muy interesante, sí. No estoy totalmente seguro, pero creo que es allí donde surgirá el ejército de Luzbel, y donde él mismo hará aparición si vosotros no lo impedís. Aun así, estoy seguro de que ese lugar esconde secretos solo revelados para los que lo visiten.

Bor le enseñó el colgante.

- ¿Que me puedes decir de esto? Tengo el mismo árbol que los indicados en el mapa de Tzion.

Al ver el colgante, Mut esbozó una media sonrisa.

- Así que eres tú, Dabal Sombre. El nacido de la luz. El puro de corazón. El cordero. "Y vi en la mano derecha del que
estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con
siete sellos. Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz:
¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? Y
ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía
abrir el libro, ni aun mirarlo.Y lloraba yo mucho, porque no se
había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de
mirarlo.Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el
León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido
para abrir el libro y desatar sus siete sellos."
Una vez consigáis el libro, tú desatarás los sellos para mandar a Luzbel de vuelta al inframundo.

- ¿Y cómo se supone que voy a hacer eso?

- Lo primero es conseguir el libro, no adelantemos demasiado los acontecimientos. - aconsejó Mut. - Una vez lo tengáis en vuestro poder, te hablaré sobre los árboles y sobre tu pasado.

- ¿Qué ha pasado con Jedediah Shatner? Según el fragmento de su diario se
dirigía hacia el Precipicio de las Ánimas...¿cual fue su suerte? - preguntó Oleg.

- ¿Que diario? - quiso saber Mut intrigado.

Oleg le mostró las anotaciones de Shatner, y cuando Mut terminó de leerlo una sombra cruzó su rostro fugazmente.

- Ese hombre tiene en sus manos un poder que no comprende. Como todos los idiotas, va a intentar usarlo en su beneficio. Mandaré hombres en su busca para que lo traigan ante mí. Vuestra única preocupación ahora es conseguir los dos fragmentos, alejad de la mente asuntos de menor importancia. Bien, ya casi ha anochecido, es hora de que descanséis. Si en algún momento queréis preguntarme algo, estaré aquí.

- Eh...Mutis, ¿puedo llamarte Mutis? - dijo Jimmy, que hasta entonces había permanecido callado.

La mirada que le echó Mut dejó claro que no.

- Verá, señor, yo soy el primero que quiere impedir el fin del mundo y todo ese rollo, pero creo que debería irme ya. Se hace tarde y mi mujer e hijos me esperan.

- No oses engañarme, Jimmy Gun. Nadie te espera. Eres un ladrón y un asesino, por lo tanto debería ejecutarte por tus crímenes.

El rostro de Jimmy palideció al instante.

- Pero pretendo darte otra utilidad...a partir de ahora tu destino queda ligado al de los Vencedores. Su causa será la tuya. Estarás a sus órdenes hasta que venzan o hasta que mueras, en cuyo caso tu deuda se verá saldada. Ahora retiráos y dormid. Que soñéis con tiempos tiempos mejores.

Los ocho compañeros se levantaron de sus sillas y salieron de la estancia. Un guardia los acompañó a otro de las torres y allí les llevó hasta sus aposentos. Tenían habitaciones indivuales, y una especie de salón al que todas comunicaban. Encontraron comida y bebida en abundancia, además de otras comodidades. Estaban terriblemente cansados y tenían mucha información que asimilar.

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Bueno, creo que es hora de que vuestros personajes hablen entre ellos y planifiquen Wink Recordad, si tenéis más preguntas id a visitar a Mut (pero esta noche ya no xD)
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Mensaje  DarkHades Dom Abr 01, 2012 6:51 am

Un guardia nos dejó a mi y a Blue en nuestro cuarto, no me sorprendí tanto como Blue al ver todas esas riquezas que hacían de decorado por todo el castillo, nunca antes había visto algo así...pero tenía otras cosas en mi mente.

- Mierda... - Murmuré lanzando mi gabardina negra hacia una silla de tapiz rojo con flores de oro.

- ¿Qué coño haremos ahora? Dímelo... - Le pregunté a Blue mientras me disponía a quitarme las botas.

- No tienes ni puta idea. - Dije con una sonrisa.

Me recosté sobre la cama, debía pensar todo claramente y charlar con mis compañeros, maldita sea, tantas cosas en tan poco tiempo.

- ¿Qué haré mientras duermes? - Preguntó Blue parándose delante de mi cama.

- ¡Haz lo que quieras coño, necesito pensar! - Grité sin siquiera mirarlo. Oí unos pasos, la puerta se abrió y cerró, por fin estaba sólo.

El Diablo saldría del averno Dios sabe cuándo y nosotros debemos de evitar eso, ¿cómo? simple, buscando un libro llamado Libro de los Sellos pero ojo, las cosas parecen difíciles pero lo peor es que para encontrar ese libro primero debemos encontrar dos artefactos extraños que están en manos de Gog, líder de los Vástagos y Magog, líder de la Justicia de Tzion...

- ¡Genial Oleg, simplemente genial! - Grité mientras me colocaba una almohada roja sobre la cara.

También estaba Roca de Hierro, la había dejado morir junto con toda la gente que ahí había conocido...Krumm. ¿Si se hubiese quedado y hubiese ido a liberar Las Cuatro Esquinas acaso habría podido evitar aquello? Sí, me gusta pensar que sí, pero no lo hice.
Estaba escrito por el destino que yo debiese morir y que Mut me reviviese, está escrito que Bor será quien abra el libro mágico ese. Pero para hacerlo debemos de infiltrarnos primero en las filas de los Vástagos y la Justicia de Tzion.

- Ésta será mi venganza... - Pronuncié antes de caer dormido entre las suaves y delicadas sábanas de la cama.

A las pocas horas desperté, el sol se había ido y la luna le reemplazaba, me había dormido la tarde entera. Decidí hacerle una visita a Aisha que si mal no recordaba su cuarto se encontraba justo al lado del mio.
Salí por la ventana y escalé cuidadosamente hacia la suya sin mirar abajo. La ventana estaba abierta y me senté sobre ella. Delante mio estaba Aisha con el cuerpo desnudo delante de un espejo comparando unos vestidos, la luz de unas velas la iluminaban.
Ella me vió a causa del espejo y se dió la vuelta hacia mi tapándose rápidamente con uno de los vestidos.

- Oleg, ¿qué haces aquí?

- ¿Qué? ¿Acaso ya no puedo venir a verte Shasha? - Pregunté, me saqué mi pasamontañas y tomé una manzana de un plato lleno de frutas.

- Nadie nos puede ver juntos de ésta forma. - Dijo ella suspirando.

- No estamos haciendo nada malo Shasha, ¿por qué no quieres que nos vean juntos? - Pregunté, pero sabía la respuesta.

- Por que no quiero, ¿de acuerdo? - Dijo ésta dándose la vuelta hacia la puerta para dejarme sólo.

- Es por Bor, ¿verdad? - Pregunté al correr hacia ella, la tomé del brazo y la atraje hacia mi. Le di un mordisco a la manzana.

- Basta de meter a Bor en todo, él no te ha hecho nada. - Dijo ésta defendiendo a Bor mientras trataba de zafarse.

Le di otro mordisco a la manzana se la llevé lentamente hacia su boca, me miró unos segundos y le dió un pequeño mordisco a la zona que yo había mordido. Sonreí unos segundos y se me escapó mi típico "Ja", cosa que le hiso reír casi instantáneamente. Ambos reímos unos segundos, le solté el brazo para llevar mi mano hacia su mentón, atraje su cabeza hacia mi y le dí un beso suave. Noté como se estremecía levemente al chocar sus labios vivos y tibios ante los mios, fríos y muertos.

- Que raro...no me has mordido. - Le dije poniéndome serio.

Rió un poco. La tomé de la mano y la senté en la cama, junto a mi lado, se mostraba confundida.

- Cuéntame tu historia, Shasha. - Le dije sonriendo.

- ¿Mi historia? ¿De qué hablas? - Preguntó, se veía aún más confundida.

- Tu pasado, tu niñez. - Expliqué emocionado.

- ¿Por qué tienes interés en eso? No debería de importarte.

- Sí me importa, y me interesa, venga intercambiemos pasados.

Se mostró un poco dubitativa al principio, pero accedió. Habían pasado unos treinta minutos cuando yo y ella terminamos de intercambiar pasados. Había muchísimo que no sabía de ella y me sorprendí en algún par de ocasiones, y sé que ella también lo hiso al escuchar mi historia.

- Oleg - Murmuró mientras me colocaba ambas manos sobre mis mejillas - ten cuidado cuando trates de infiltrarte entre los Vástagos...

Me tomó por sorpresa.

- ¿Cómo lo sabes? - Dije con extremo asombro.

- Juraría que...puedo verlo en tus ojos.

- Es verdad...tengo pensado ir. - Dije tragando saliva - Es decir, es necesario que uno se arriesgue para conseguir uno de los artefactos que necesitamos.

- Lo se, pero debes ir con alguien que confíes, con Bor tal vez. Si dejan de lado sus diferencias harían un buen equipo.

Aparté mi cara de sus manos.

- ¿Y qué hay de ti? - Pregunté.

- No estoy del todo decidida aún.

La miré, cerré los ojos y asentí unos segundos. Al abrirlos me besó rápidamente y sonrió.

- Iré a comer algo, con una manzana no me basta. - Le dije mientras me levantaba de la cama, ella se levantó también.

- Ya somos dos, a mi tampoco me basta con una manzana. - Dijo riendo.

Ambos salimos del cuarto, ella a mi lado y nos dirigimos hacia una de las salas que hacía de comedor, con una gran mesa rectangular, decenas de sillas y abundante comida y bebida. Eso sí, con muchísima decoración en oro y otro tipo de tesoros que ni yo ni Aisha habíamos visto ni oído sino en cuentos de hadas.

Abrí dos enormes puertas y del otro lado nos esperaban Bor, Coyote, Warwick y Blue, que comían, bebían y charlaban mirando el mapa que Krumm hiso entrega a Coyote. Krumm...

- ¡Oleg! - Gritó Warwick desde la mesa.

- ¡Enano! - Grité yo sonriendo tras mi pasamontañas y corrí hacia su dirección, me senté a su lado, me quité mi pasamontañas y me dispuse a charlar con él.

Aisha se sentó a mi lado, a su derecha estaba sentado Bor, ambos se pusieron a conversar.

- Ésta vez no puedes dejarme sólo Warwick. - Dije mientras bebía una bebida negra alcohólica con un sabor fuerte a menta.

- Amigo, no lo tengo muy claro. - Dijo éste mientras mordía una mazorca de maíz.

- Bah, siempre lo mismo contigo.

- Ya me conoces, deja que lo piense al menos.

- Como quieras. - Murmuré y me serví un buen trozo de carne en mi plato.

- Compañeros, sugiero un brindis por todos nosotros, nuestros objetivos a cumplir...y por los que no están. - Dijo haciendo una pausa.

Todos nos levantamos de nuestras sillas con nuestras copas y brindamos.

La noche pasaba lenta, Warwick jugaba con Blue a las escondidas en el castillo. Aisha se había quedado hablando con Coyote, y Bor se fué a ver las estrellas a la cima de la torre. No dudé en seguirle.
Al subir las escaleras con gran sigilo le pude ver contemplando las estrellas, y luego mirando las lejanas tierras.

- En aquella ubicación se encuentran los Vástagos. - Dije.

- Lo se. - Respondió sin darse la vuelta.

- Tengo pensado ir. - Proseguí.

- Yo no sé muy bien qué hacer. - Murmuró.

- Yo sí, conseguir los artefactos para poder conseguir el libro que tú necesitas. - Me pusé a su lado.

- Ésto está complicado. - Giró su cabeza hacia mi.

Le miré fijo unos segundos, saqué a Carmesí de su funda y Bor retrocedió unos pasos. Me hice un corte ligero en la palma de mi mano derecha, lo suficiente para dejar salir algo de sangre.

- Dame tu mano izquierda. - Ordené.

- No pienso dejar que me cortes. - Dijo éste escondiendo su mano.

- Venga, confía en mi una puta vez en tu vida. - Dije molesto.

Bor resopló y me entregó su mano, apenas le hice un corte pero salió algo de sangre. Éste hiso una pequeña mueca de dolor.

- ¿Ahora qué? - Preguntó.

Elevé la palma de mi mano sangrante y él hiso lo mismo, lentamente nuestras palmas con sangre entraron en contacto. Cerré los ojos unos segundos y murmuré:

- Ahora somos compañeros. Doy mi sangre por ti y tú das tu sangre por mi. Doy mi vida por ti, das tu vida por mi y juraré que cumplirás tu destino.

Bor se notaba sorprendido.

- Regreso allá abajo. - Dije acomodándome la gabardina negra y bajando las escaleras.
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Mensaje  Kealah Dom Abr 01, 2012 5:53 pm

Sólo tardamos seis días en recorrer la distancia que separaba Roca de Hierro del Castillo de Mut. El viaje hacia nuestro destino se produjo sin más incidentes, parecia como si se hubiera corrido el rumor entre los bandidos de que seis tipos muy duros se encontraban por la zona ya que nadie apareció para darnos ninguna bienvenida, ni siquiera los temibles gusanos del desierto.

Mis ojos se acostumbraron rápidamente a la excesiva claridad de los días del desierto, incluso empezaba a ver cosas que no estaban allí pero de repente lo vi. Aquella edificación sí que estaba. A lo lejos se alzaba el mayor monumento de la humanidad que mis ojos habían visto nunca. Varias torres extremadamente delgadas se alzaban sobre el castillo, pero una sobresalía de todas ellas: La Torre de Marfil. El resto de la fortaleza estaba rodeada de sólidas murallas y contaba con todo lo necesario para protegerse en caso de invasión.

- Jimmy dijo que os traería, y Jimmy os ha traído – comentó Gun con una nota de orgullo en su voz.

Cada vez me gustaba menos Jimmy Gun pero había que reconocer que había cumplido con su palabra y nos había llevado hasta el castillo de Mut. Todos parecíamos sorpendidos por la belleza de aquel lugar, Bor, Coyote, Jimmy y, sobretodo Blue pero me fijé en Oleg. Tenía el rostro apagado y sombrío, como aquel que acaba de recibir una mala noticia. Sentí deseos de acercarme a él, cogerle de la mano y preguntarle qué le sucedía pero no era el momento.

Desmonté de mi caballo justo cuando uno de los que parecía ser la guardia de Mut nos dio el alto.

- Estáis convocados – nos informó decir nada más y echó a andar. Jimmy intentó escabullirse entre la multitud.

- Tú también – dijo el mismo guardia cortándole el paso – nos ocuparemos de vuestros caballos.

Busqué a Oleg con la mirada, nadie le había nombrado líder pero, efectivamente lo era. Asintió y echó a andar tras los guardias. Dejé a Shasha y a Hom en manos de uno de los caballerizos y seguí a Oleg y a los demás.

Después de reunirnos con Mut, reunión que duró varias horas en las que apenas me había atrevido a hacer preguntas. Warwick también estaba allí, había sobrevivido por arte de magia. No me sorprendía, dado que Oleg había regresado de entre los muertos.
De aquella reunión sacamos muchas conclusiones. Entre otras cosas, descubrimos que mis compañeros de viaje y yo éramos una especie de enviados del Bien para luchar contra el Mal y nosotros, como no podía ser de otro modo, éramos Los Vencedores. Pronto, como cada mil años, se libraría la batalla definitiva y habíamos sido elegidos para la lucha. Nada teníamos en común, al menos que supiéramos, Mut nos había elegido por nuestras cualidades y teníamos que responder ante él. Mut era un Dios.

Nuestra primera misión, básicamente, consistía en encontrar un libro y, para localizarlo, teníamos que encontrar un extraños artefacto cuyas piezas estaban en poder de Gog y Magog, dos dioses, hermanos de Mut. En resumen, el plan consistía en separar nuestras fuerzas, infiltrarnos entre los despiadados Vástagos o los implacables miembros de la Justicia de Tzion, conseguir que confiaran en nosotros, robar esos dos artefactos, escapar y después volver a reunirnos con Mut en su Castillo para que nos confirme la ubicación del libro.
No parecía una misión demasiada complicada sino que, más bien, resultaba una misión del todo imposible. Aún así, quería morir luchando.
Acababa de descubrir que Roca de Hierro había caído y que todos sus habitantes habían sido aniquilados por Los Vástagos, así que empezaba a tener claro de quién necesitaba vengarme. Los Vástagos eran mi objetivo pero todavía debía saber dónde se infiltrarían Oleg y Bor.

Después de descubrir que Bor era el enviado para abrir el libro, sentí mucho miedo. Si él tenía que abrir el libro, ¿quién era yo? ¿La futura madre del Anticristo de la Nueva Era? Llevaba un demonio en mi interior y necesitaba descubrir qué era y cuál era mi función dentro de todo aquello pero sólo Bor sabía lo que llevaba dentro. Más tarde iría a preguntar a Mut mis dudas, no quería que nadie lo supiera.
Confiaba en ellos pero después de lo que acabábamos de descubrir, no quería que pensaran en mí como la semilla del diablo y mucho me temía que precisamente, por eso había sido elegida. Era la única mujer del grupo y tenía mucho sentido. Al menos, en aquel momento lo tenía.
Dimos por concluída la reunión pero más tarde, después de hablar con Bor, hablaría con Mut y le plantearía todas mis dudas.

Un guardia me dejó en mi cuarto justo antes de cenar. Era importante que me aseara un poco y me cambiara de ropa ya que llevaba varios días con el mismo vestido y me sentía llena de tierra, arena del desierto y sudor. Me desnudé, lancé el vestido sucio sobre mi cama y me dirigí al cuarto de baño. Ante mis ojos, como si un Dios pudiera leer mis pensamientos, una pequeña bañera con algo de agua y unos jabones me esperaba para darme ese baño tan esperado.
Me metí en la bañera y estuve a punto de quedarme dormida pero el agua empezó a enfriarse y mis tripas rugían desesperadas por algo de alimento. Me sequé y rebusqué en el armario. Numerosos vestidos, a cual más bonito, estaban colgados de las perchas.
No sabía si decidirme por el vestido azul o el rojo así que me puse frente al espejo y comencé a probarmelos.

De repente, observé una silueta sentada en la ventana. Llevaba un pasamontañas y una gabardina larga, miraba mi cuerpo desnudo, dejé que me observara por unos instantes más y sonreí. Al instante, supe que era Oleg así que instintivamente, me puse el primer vestido que cogí, era el rojo.

- Oleg, ¿qué haces aquí?

- ¿Qué? ¿Acaso ya no puedo venir a verte Shasha? - Me preguntó después de coger una manzana y acercarse a mí.

- Nadie nos puede ver juntos de ésta forma. - Dije suspirando.

- No estamos haciendo nada malo Shasha, ¿por qué no quieres que nos vean juntos? .

- Por que no quiero, ¿de acuerdo? .

- Es por Bor, ¿verdad? - Preguntó corriendo hacia mí, cogiendome del brazo y la atrayéndome hacia él. Mordió la manzana y deseé que me mordiera a mí así. ¿Qué me estaba pasando?.

- Basta de meter a Bor en todo, él no te ha hecho nada. - Intenté zafarme de su mano.

Mordió de nuevo a la manzana, dejando parte de ese trozo fuera de su boca y dirigiendose a la mía para que yo también la mordiera. Sentí de nuevo un impulso, un extraño deseo y mordí la manzana. Me sonrió por unos segundos y después rió. Ambos reímos unos segundos, me soltó
el brazo solo para sujetar mi boca y besarme. Me estremecí.

Conversamos, tumbados en la cama durante media hora. Media hora en la que hablamos sobre nosotros, sobre nuestros miedos y nuestros pasados. Estuve tentada de contarle el episodio del demonio en Hom pero sentí miedo, además, no era el momento. Quería saber cosas sobre mi pasado, quizá para descubrir si podría estar a mi lado en el futuro. Le gustó mi historia. No hubo sexo, no hubo deseo pero hubo complicidad y, en esos instantes, supe lo que pensaba.

- Oleg - Susuré mientras colocaba ambas manos sobre sus mejillas -
ten cuidado cuando trates de infiltrarte entre los Vástagos...

- ¿Cómo lo sabes? - Dijo asombrado.

- Juraría que...puedo verlo en tus ojos.

- Es verdad...tengo pensado ir. Es decir, es necesario que uno se arriesgue para conseguir uno de los artefactos que necesitamos.

- Lo se, pero debes ir con alguien que confíes, con Bor tal vez. Si dejan de lado sus diferencias harían un buen equipo. - Se apartó

- ¿Y qué hay de ti? - Preguntó Oleg.

- No estoy del todo decidida aún.- Sentí, por primera vez, algo diferente a esos escalofríos que solía sentir cada vez que me tocaba. Estaban ahí pero era diferente. Le besé y le sonreí cuando abrió los ojos - Iré a comer algo, con una manzana no me basta. -

- Ya somos dos, a mi tampoco me basta con una manzana. - Dijo riendo.

Por primera vez, no me importó salir con él de la misma habitación. Quizá alguien nos viera pero estaba cómoda con aquella situación y realmente empezaba a notar que se preocupaba por mí. Creo que estaba segura, allí donde Bor y él estuvieran, estaría yo. Mi decisión empezaba a fraguarse, infiltrarme en Los Vástagos era mi destino. Estaba unida a Bor de alguna manera y todo indicaba que no podría separarme de Oleg, así que la decisión estaba tomada.
Durante la cena, me senté al lado de Oleg. Comí perdiz estofada, bebí agua y algo de vino y, de postre, comí manzanas. Sonreí y sentí la mirada de Oleg fija en aquella manzana después del brindis. Le sonreí.

- Bor, tengo dudas - Comenté a Bor una vez sentados a la mesa.

- ¿Sobre qué? Si tienes dudas, preguntaselas a Mut, nadie te las puede resolver mejor que él.

- Lo sé pero no quería decir delante de nadie lo de mi pequeño secreto.

- Ya me di cuenta. Estabas demasiado callada. ¿Qué vas a hacer?

- Hablar con Mut, no hay otra manera de saberlo. Después de la cena iré a su despacho. No puedo partir sin resolver esta duda.

- ¿Y bien, Aisha... Hacia dónde vas a partir?

- Haré lo que tú y Oleg hagais. No me voy a separar de vosotros. Creo que lo mejor es que unáis vuestras fuerzas y yo estoy unida a ti desde lo que sucedió en Hom. Iré contigo, donde vosotros decidais.

- Pensaba decirte que la mejor opción es ir con Los Vástagos y más después de saber lo que sucedió en Roca de Hierro. El Doctor no se merecía morir, era un buen hombre.

- Lo sé. Roca de Hierro merece ser vengada. Creo que Oleg también desea eso. Partiremos los tres.

Dimos cuenta de la cena y del vino, conversé con Coyote durante largo rato y le comenté mi deseo de infiltrarme en Los Vástagos. Sabía que sería duro, sobretodo, siendo mujer pero tenía que arriesgarme. Coyote todavía estaba indeciso pero me comentó que esa misma noche tomaría una decisión.
Tras un largo tiempo hablando, me retiré hacia mis aposentos pero primero, tenía que hacer una pequeña parada.

Uno de los guardias de Mut me abrió la puerta.

- ¿Si, Aisha? - Dijo sin necesidad de darse la vuelta - No te sorprendas, Aisha, sabía que serías tú. Algo me dice que te quedaste con ganas de hacerme alguna pregunta. ¿Me equivoco?

- No te equivocas Mut pero esta tarde...

- Había demasiada gente presente y no querías preguntarme lo que me tenías que preguntar...

- Así es...

- Aprovecha ahora para hacerme las preguntas que quieras. Te las responderé gustoso siempre que esté en mi mano.

- Cuando estuve con Bor en Hom, algo pasó. No sabría decirlo, no sabría explicarlo pero sentí que algo se metía en mi interior. Más tarde descubrí que era una especie de demonio. ¿Qué es? ¿Qué llevo dentro? De alguna manera, siento que eso que tengo dentro me está cambiando. Empiezo a sentir cosas que jamás había sentido antes...

- ¿Tiene que ver con Oleg eso que sientes?

- Sí y con el demonio. ¿Para qué sirve? ¿Soy la futura madre del anticristo? Ayudame Mut, resuelve mis dudas. Después partiré hacia las aldeas de Los Vástagos. ¿Es una buen opción? No dejo de ser una mujer y temo por mi seguridad...
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Mensaje  Skimmer Dom Abr 01, 2012 11:07 pm

Mut se levantó y se colocó frente a la ventana. Estaba anocheciendo.

- ¿Conoces su nombre? - le preguntó sin apartar la vista de la ventana.

- ¿Que?

- El nombre del demonio, ¿lo conoces?

- No, ¿que tiene eso de importante?

- Esos árboles - comenzó a decir ignorando su pregunta anterior - son portales a otros mundos. Lo que has hecho, niña, es permitir la entrada de una aberración a nuestro mundo. ¿Que te prometió? ¿Que te prometió a cambio de entrar en tu cuerpo?

- Me dijo que me ayudaría, que...que no podría llegar al Precipicio de las Ánimas sin él. - de repente un sentimiento de culpabilidad comenzó a embargarla. - pero me juró que jamás me poseería.

- ¿Te lo prometió? - Mut comenzaba a alterarse - ¿Y así sin más confiaste en la palabra de un demonio? Son criaturas corruptas, Aisha, mentirosos por naturaleza. La palabra de un demonio no vale nada, nada.

- ¿Que va a pasarme?

- Lo desconozco. Esto no tenía que pasar. ¿Dices que Bor estaba contigo? ¿Él sabe lo que llevas dentro?

- Sí, pero no pasa nada. No se lo contará a nadie.

- No sabes quien es en realidad, Aisha. Ni siquiera él mismo lo sabe. Pero cuando lo descubra las cosas cambiarán, él cambiará. Ten cuidado. Respecto a lo que sientes...sospecho que el demonio ha potenciado de algún modo tus deseos. Puede que con algún propósito, eso lo desconozco. Mantente alerta y confia en tus instintos.

Mut volvió a su escritorio.

- Dices que temes por tu seguridad al unirte a los Vástagos. Bien, si no lo hicieras serías estúpida. No van a ser precisamente unas vacaciones, Aisha. Vas a sufrir, y puede que en ocasiones quieras huir y dejar todo atrás. Os pedirán que hagáis cosas, cosas con las que tal vez no estéis de acuerdo. En esos momentos recordad que si vosotros no conseguís vencer, nadie lo hará. Enterrad vuestra conciencia allá donde no pueda haceros daño y entregaos al deber.

Mientras Aisha bajaba la escaleras de la torre, las últimas palabras de Mut resonaban como un eco en su cabeza.
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Mensaje  Kealah Lun Abr 02, 2012 1:53 am

Bajé las escaleras de la torre de Mut más deprisa de lo que mis pies me permitían, estuve a punto de caerme varias veces pero estaba segura de que si me hubiera caído, ni siquiera hubiera sentido dolor. Las palabras de Mut me habían herido más que los golpes de 50 bandidos.
No sólo había hecho algo de lo que me arrepentía sino que yo era una puerta abierta al Mal. Estaba en el bando del Bien pero el Mal habitaba dentro de mí. Y le había abierto las puertas de mi alma, ahora sí estaba desconcertada.

Además, Mut había dicho que no podía confiar en Bor, que ni siquiera él sabía quien era él mismo. Sólo me quedaba confiar en Oleg pero no sabía qué sentía por él. El demonio había potenciado mis deseos y sólo deseaba a Oleg. Quizá porque él era una especie de "aberración", era un muerto que acababa de volver a la vida. Aún así, después de saber lo que sabía de Bor, quería hablar con Oleg. No le contaría nada acerca de Bor pero necesitaba saber si realmente, podía confiar en Oleg.

La noche ya había caído cuando entré en su habitación. A excepción de una tenue luz proviniente de una vela que iluminaba la cama de Oleg, todo estaba a oscuras. No había empezado a llorar todavía pero me acerqué al foco de luz y Oleg vio mi cara de preocupación. Se levantó del colchón y se acercó a mí.

- Aisha, ¿estás bien? - Dijo visiblemente preocupado. No respondí- Aisha, ¿qué ha sucedido? - Miré a la cama en la que dormitaba Blue, empezaba a desperezarse.

- Oleg, ¿qué es ese jaleo? - Preguntó Blue frotándose los ojos.

- Nada de lo que preocuparte. Enseguida regreso. - Dijo Oleg cogiéndome de un brazo y sacandome de la habitación. - ¿Qué ha pasado? Vamos a tu habitación.

Como si de una marioneta me tratase, Oleg tiró de mí cuando las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos. Abrió la puerta de mi habitación y nos metimos en el interior.

- ¿Qué sucede, Shasha? ¿Algo malo ha pasado? ¿Has hablado con alguien? Cuéntame - Me zarandeó.

No respondí, sólo me acerqué a sus labios y le besé, lentamente, despacio, mezclando su sabor a fruta con el sabor salado de mis lágrimas. Llevé mis manos a su pelo y jugué con él mientras mis labios y mi cuerpo se deshacían por su contacto. Dio un paso atrás y detuvo el beso, mientras yo le miraba con mis profundos ojos verdes.

- Shasha, me estás asustando. Cuéntame qué ha sucedido. - No quería hablar, sólo quería olvidar.

Solté su pelo y me separé de él, justo unos centímetros. Los suficientes para deshacer el lazo de mi vestido que cayó inerte en el suelo. Allí estaba, desnuda frente a él, esperando que se acercase y me hiciera suya. Quería ser de Oleg y no del demonio que se hallaba en mi interior.
No tuve que esperar demasiado. Me tomó entre sus brazos y me besó. Me levantó en volandas y me llevó hasta la cama. Me dejé llevar por el deseo y la pasión. Le quité el pasamontañas y observé su cálido rostro, antes de darle un beso, dulce y amoroso primero, lujurioso después.

Su camiseta pronto cayó al suelo y sus pantalones se perdieron entre las sábanas. A pesar de todo, le hice mío, conseguí que ardiera de deseo y la temperatura de la habitación subiera como la espuma. Contempló mi cuerpo desnudo y lo recorrió con sus manos, sus dedos, su lengua una y otra vez, hasta que ambos caímos sobre la cama: exhaustos.

Permanecimos un tiempo en silencio, pensando en lo que acababa de pasar. Por mi parte, no estaba muy segura de lo que había sucedido en ese momento. Ya no sabía si era yo la que actuaba o era el demonio el que se apoderaba de mí cuando estaba con Oleg. Por suerte, estaba segura de que no sólo era pasión, deseo y lujuria sino que había algo más entre nosotros. Oleg me lo demostraba cada vez que se acercaba a mí.

- Bueno, Shasha... ¿Me vas a contar ya lo que te sucede? - Preguntó Oleg visiblemente preocupado mientras jugueteaba con uno de mis rizos.

- No sé si debo. No estoy segura de poder confiar en ti.

- Vamos, Shasha, sabes que puedes hacerlo. Sabes que no voy a traicionarte.

- Te sorprendería saber ciertas cosas que sé ahora, Oleg, no puedo confiar en nadie.

- ¿Has hablado con Mut? En nuestra reunión con él no estuviste muy habladora.

- ¿Cómo sabes que nos hemos reunido?

- A ciencia cierta no lo sé pero tú acabas de decirmelo y el hecho de que no pronunciases palabra en la reunión me hace suponer que tenías algo que ocultar, algo que no querías que nadie más que tú o Mut supieseis. Y, visto como has venido a mi habitación, no te gusta su respuesta. ¿Me equivoco?

- No, no te equivocas. ¿Quieres saberlo? ¿Me aseguras que no vas a cambiar ni a asustarte?

- Lo prometo.

- Si me mientes o me engañas, deberás atenerte a las consecuencias. - Me miró a los ojos y me dio un beso fugaz en los labios.

Sin saber por qué razón, se lo conté. Le conté nuestro viaje a Hom y mi elección.

- Ahora mi realidad está en tus manos - Dije a Oleg - ¿Qué piensas de todo esto?
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Mensaje  Skimmer Lun Abr 02, 2012 12:40 pm

Lo que escribo a continuación ocurrió ayer por la noche

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Bor no podía coinciliar el sueño. Sentía que estaba más cerca que nunca de averiguar su pasado. Finalmente se dio por vencido y se levantó de la cama. Tenía ganas de ir a ver a Aisha y discutir sobre qué harían, solo esperaba que siguiese despierta.

Salió de su habitación y comenzó a recorrer los pasillos y escaleras de la torre hasta llegar a su habitación. Estaba a punto de llamar a la puerta cuando escuchó una voz proviniente del interior.

¿Oleg?

Sí, sin duda era él. ¿Que hacía con Aisha a tan altas horas de la noche? Sin saber muy bien por qué, abrió muy poco a poco la puerta, apenas un resquicio. Lo que vio le hizo hervir la sangre. No podía creerlo. No quería creerlo.

Cerró la puerta sin que se diesen cuenta y volvió a su habitación.

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Ya es hora de meter un poco de cizaña xD
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