Supervivientes de un lugar llamado mundo (Novela de terror propia)

DeiXiDe Vie Jul 18, 2014 4:28 pm

Hola a todos, me gustaría compartir este proyecto que tengo entre manos al cual le he dedicado bastantes horas y tengo numerosas páginas escritas. Mi idea es ir publicándolo por actos de manera que se pueda digerir poco a poco. Sin más dilación me pongo a disposición de vuestras críticas siempre que sean constructivas. Un saludo.

Prólogo – El destino no perdona

Acto 1

No recuerdo con exactitud el progreso de la infección. Todo ha transcurrido demasiado rápido para la humanidad, para una nefasta organización del gobierno que se vio desbordada por los terribles sucesos que se multiplicaban en forma de progresión geométrica.

Poco a poco todos los países sucumbieron ante un incierto foco de expansión. Algo que tuve claro desde el principio es que, sin duda, se trataba de un virus y no de una bacteria por la necesidad de un huésped para sobrevivir y reproducirse. Al principio se especulaba, según informes oficiales poco detallados, con la posibilidad de ser mutaciones de virus erradicados tales como el ébola o la peste, según informes oficiales poco detallados; mientras escasas fuentes extraoficiales hablaban de individuos con gravísimas heridas y hemorragias que mostraban una singular agresividad llegando al canibalismo. El mundo se estaba volviendo loco, una locura contagiosa que, en mi opinión, hacía sacar lo peor de las personas.

Es desconcertante la censura y la falta de información en los medios de comunicación que nos rodeó durante el descenso al infierno que, unido al colapso de las líneas telefónicas y la desaparición inescrutable de los servidores de Internet, nos sumergió en un torbellino de incógnitas sobre los modos de transmisión del virus, así como los medios y/o agentes que pudieran favorecer la reproducción del mismo. Tampoco hubo suficiente tiempo para analizarlo y sintetizar una vacuna. Además su creación y posterior distribución, en caso de que se consiguiera, habría sido un rotundo fracaso con toda seguridad. La única conclusión segura tras observar las ínfimas imágenes y videos que circulaban por la red es la sed de sangre que parece perseguir a esas cosas.

Mientras la población evitaba pisar la calle en la medida de lo posible, pequeñas infecciones avanzadas procedentes básicamente del turismo aéreo fueron controladas en algunos hospitales custodiados por la policía y el ejército. No obstante algunas personas contagiadas en sus primeros estadios pasaron inadvertidas en los controles de las fronteras y aeropuertos, y cuando quisieron fortificarlos ya era demasiado tarde. Al poco tiempo comenzaron pequeñas agresiones aisladas que fueron aumentando con el paso de los días, hasta que la policía y el ejército se vieron incapaces de mantener el orden. Las incontenibles zonas de cuarentena no aguantaron la presión. El pánico invadió a la población urbana, momento que aprovecharon los criminales para realizar saqueos y asesinatos. Muchas personas intentaron escapar pero pocas fueron las que contaron con un lugar donde resguardarse fuera de las grandes urbes, y aún menos las que consiguieron eludir los controles en las carreteras.

Cuando la situación se empezó a descontrolar fue obvia la creación de los puntos seguros. Un filósofo dijo una vez que el hombre es un ser social por naturaleza y en las situaciones de peligro esto se hace palpable. Pobres desgraciados, la escasa munición de las mermadas fuerzas del orden no fue suficiente para parar a una inmensa horda de podridos buscando carne fresca. Fueron atrapados como ratas, la masacre debió ser escalofriante. Miles de personas encerradas en una pequeña porción de terreno…prefiero no imaginarlo. Donde antes se oían incesantes gentíos acompañados de inmensos focos de luz ahora solo se apreciaban enormes columnas de humo que se perdían en el horizonte de lo que antes fue la última esperanza de una hundida sociedad. Ahora el oscuro silencio solo es roto por los continuos gemidos de esas cosas que deambulan incansables en busca de sus presas.

Pocos fuimos los inconscientes que rechazamos acudir a dichos puntos y eso, mezclado con nuestra suerte, nos salvó la vida, al menos en un primer momento. Quizá no fuimos por un presentimiento, quizá no supimos reaccionar, quizá no teníamos ganas de vivir… Sin embargo, en mi caso, eso carece de importancia. ¿Por qué? No seáis impacientes, todo llegará a su debido momento. Sin embargo yo soy de los que piensan que el hombre es un lobo para el hombre y mi autosuficiencia es superior a mi sociabilidad. Mi carácter siempre ha sido difícil y mi cerrada personalidad no ha ayudado a arreglarlo. El desorden y la irresponsabilidad me han podido costar la vida, pero todo eso ha quedado atrás, con mi antigua vida, todo ha cambiado…

¿Que quién soy yo? Lo siento, no estoy preparado aún para contestar a esa pregunta.

Toletum Vie Jul 18, 2014 7:55 pm

Bastante buena la parte del acto que has publicado, no se hace cargado de leer y con ese final intrigante seguro que consigues enganchar al lector y que este a la espera de la respuesta a esa pregunta. Animo y sigue publicando.
He visto una pequeña errata, que no se si es debida a que al copiarlo te has dejado un poco de texto sin copiar o algo por el estilo. en el primer parrafo del acto uno cuando dices: "Al principio se especulaba, según informes oficiales poco detallados, con la posibilidad de ser mutaciones de virus erradicados tales como el ébola o la, mientras escasas"
Espero haberte sido de ayuda.

DeiXiDe Vie Jul 18, 2014 9:58 pm

Efectivamente, se trataba de una errata al copiar el texto en la entrada. Muchas gracias por la corrección y me alegro que te guste. Como tengo bastante escrito y es algo escasa la entrada anterior, adelanto la siguiente entrada.

Acto 2

Soy el eco que resuena en cada edificio, calle, pueblo y ciudad en el que una vez hubo vida. Podría describirme diciendo que mi carácter siempre ha sido difícil y mi cerrada personalidad no ha ayudado a arreglarlo. El desorden y la irresponsabilidad han dominado mi vida, pero todo eso ha quedado atrás, ahora todo ha cambiado…

Siempre me ha sorprendido las vueltas que da la vida. Vivíamos en una sociedad dominada por un sentimiento consumista y derrochador incapaz de subsistir sin las comodidades actuales llegando incluso a la extinción de especies. Hemos pasado de ser cazadores a ser cazados, hecho que bien se podría asemejar a la invasión de los españoles en América. Los pobres indígenas que vivían tranquilamente en sus tierras cazando y recolectando para sobrevivir, sin buscarlo, se vieron aplastados y humillados, en cierto modo, por una superior tecnología y organización de los rudos españoles.

Ahora toda la humanidad se ve en una situación similar, luchando por sobrevivir contra un ejército que, si bien no cuentan con una ventaja tecnológica, si cuenta con una gran superioridad numérica y no atiende a razones, no retrocede ante nada y no siente miedo.

El miedo, esa sensación tan difícil de controlar que nos hace ser cobardes o valientes. Un sabio dijo una vez que la virtud es el valor medio entre dos extremos, uno por exceso y otro por defecto. Se podría decir que el valor es la virtud que conseguimos al superar el miedo, pero el ser humano no es perfecto y la mayoría pecamos por cobardes aunque no son pocos los que fallan por temerosos. Si en estos momentos el dinero tuviera algún valor, cualquier persona pagaría hasta arruinarse por conseguir dicha virtud.

Es difícil de creer cómo el instinto de supervivencia agudiza nuestros sentidos. La vista, el oído, incluso el tacto se desarrollan enormemente. En la completa oscuridad el oído es fundamental para sobrevivir, mientras que el olfato pierde importancia en un mundo en el que vayas por donde vayas, huele a podrido. Cualidades como la inteligencia o la agilidad se desarrollan y otras como la frialdad y la falta de humanidad nacen en nuestro interior. La falta de conocimientos básicos de supervivencia junto con la ausencia de instrumental al que no tenía acceso la población civil propició la rápida caída de las ciudades. Las pocas personas que tuvieron acceso a dicho material legalmente o ilegalmente tuvieron, posiblemente, más posibilidades de sobrevivir. Como no es de extrañar la importancia del aspecto físico ha desaparecido por completo, aunque eso poco importa ahora…

La verdad, si no te matan esas cosas, te mata la soledad que poco a poco va llenando tu alma, sientes que eres la única persona que queda en toda la Tierra, lentamente te vas volviendo loco y pierdes totalmente las pocas ganas de vivir que aún te quedan. Yo soy de los que piensan que el hombre es un lobo para el hombre y una gran desconfianza se ha forjado en mi interior desde el inicio de todo este desastre. ¿Es esto lo que nos depara el destino? ¿Es alguna especie de castigo? Sin duda algunos afortunados podrán ahogar sus penas con el alcohol, la mayoría no…

Qué vueltas da la vida.

DeiXiDe Sáb Jul 19, 2014 1:43 pm

Tras meditar toda la noche, he decidido hacer un cambio al título de la obra por un nombre que pega bastante más con la historia, de manera que modificaré el título. Dejo tres actos más para ver si os engancha la historia. Un saludo

Capítulo 1 – ¿Cobardía o valentía?

Acto 3

-   ¡¡Dino!! – grita tembloroso un joven de color con abundante pelo rizado. Su respiración es agitada y su expresión no avecina nada bueno.

De repente un estruendoso golpe de una ensangrentada mano sobre la sucia ventanilla del coche en el que nos encontramos hace que el ligero sueño que posee mi cuerpo se desvanezca.

Como si de un acto reflejo se tratara, arranco el coche produciendo un brutal rugido en medio del silencio sepulcral de la noche e intento salir lo más rápido posible de ese lugar.

-   ¡Joder Alec! ¿Cómo ha podido aparecer un podrido en medio de un campo de trigo tan alejado de las carreteras?- digo resoplando mientras intento asimilar los sucesos acontecidos.

-   Ningún lugar es seguro – añade irónicamente mi copiloto -. Ya lo deberías saber.

-   … - Mi silencio y mi tenaz mirada son suficientes para hacer callar a mi prepotente compañero.

En ese momento reflexiono sobre lo cerca que estamos de morir cada segundo, minuto u hora que pasa. Alec parece no ser realmente consciente del peligro que corremos interrumpiéndome a cada rato con comentarios inmaduros. Es como si creyese que todo es un juego, que nada es real. Puede que esté perdiendo el juicio. No sé que pensar…

-   ¿Cuánto falta para llegar? – me aborda como si de un crío se tratase.

-   … - Nunca he sido un hombre de muchas palabras y menos para contestar semejantes comentarios. Ni siquiera sé a dónde nos dirigimos.

Tras media hora de castigar los neumáticos y la suspensión del coche en un camino plagado de enormes piedras y baches, conseguimos llegar a una gastada carretera secundaria. Todo parece estar despejado y el silencio abrumador solo es interrumpido por el ruido del motor y por los inoportunos comentarios de mi inocente amigo.

-   Dino, tengo ganas de mear – se retuerce nerviosamente -. No puedo aguantar más.

Acostumbrado a su inoportuna vejiga freno lentamente hasta parar el vehiculo, no sin antes percatarme de que el terreno está limpio. Mientras Jack está en el arcén izquierdo haciendo sus necesidades le oigo gritar y zarandear su pierna derecha incansablemente.

-   ¡Ayuda! – grita salvajemente -. ¡Lo tengo encima!

Sin pensármelo dos veces salgo del coche y le propino varias patadas en el rasgado estómago del mutilado podrido que hace un momento se encontraba escondido detrás de un pequeño arbusto. A pesar de la dureza de la dentellada, inmediatamente tras encajar los golpes suelta la bota de Jack y ambos subimos rápidamente al vehiculo sanos y salvos, aparentemente.

-   ¡Mierda, me ha mordido! – la preocupación en el rostro de mi amigo resalta la cicatriz de su mejilla.

Un extraño miedo me invade mientras reviso su pierna en busca de alguna evidencia que me haga pensar lo peor. Por suerte sólo es una falsa alarma.

-   Tranquilo, no ha traspasado la piel. No tienes nada que temer – confieso mientras las consoladoras palabras hacen que el recién salvado libere un aliviador suspiro.

Nunca nos acostumbraremos a contemplar el demacrado aspecto de los no muertos. La mayoría con sus ropajes rasgados manchados de sangre seca no son plato de buen gusto, sin contar con las horribles mutilaciones y heridas que recorren sus cuerpos, con especial repulsión las que se concentran en la cara.

Sumergido en mis pensamientos y debido a la velocidad del vehiculo soy incapaz de distinguir la silueta de un podrido. En el último momento reacciono y doy un volantazo chocando contra un poste de alta tensión con lo que pierdo el conocimiento. Al recobrarlo me pregunto cuanto tiempo estuve inconsciente y caigo en la cuenta de que Jack no está en el asiento del copiloto, no llevaba el cinturón puesto y ha debido salir despedido por el cristal, maldito imprudente.

-   ¡¡¡Barral!!! – grito su apellido en un vano intento de recibir una respuesta, pero nadie responde.

Acto 4

Observo detenidamente el accidentado vehiculo. La parte delantera está totalmente destrozada. Se ha desprendido el parachoques y parte de la rojiza pintura de la chapa. La dirección y suspensión están igualmente inservibles. El cristal delantero sólo está astillado, por lo que llego a la conclusión sobre la imposibilidad de que Alec lo hubiera atravesado, por tanto ha debido bajarse por su propio pie dejándome tirado…Pero no puede ser cierto, sé que puede ser un chico muy impulsivo pero nunca me abandonaría. Quizá le ha pasado algo.

Sin embargo, pese a buscar alguna razón lógica para encontrarme solo, el pesimismo y la desesperación llaman a mi puerta y empieza a surgir un sentimiento de desdicha hacia el que antes fue mi mejor amigo. Si alguna vez nos volviéramos a encontrar no podría predecir el desenlace de la situación. Nunca le perdonaré esto.

Tal es mi enfado, que siento como me hierve la sangre e intento bajar del coche con la única misión de encontrar a Alec para pedirle explicaciones. No obstante, un dolor punzante en mi rodilla derecha consecuencia del accidente y un acusado cansancio acumulado me impiden moverme y caigo desplomado al suelo. Pero nada impedirá que lleve a cabo mi misión. Con las pocas fuerzas que me quedan me arrastro lentamente por el asfalto, pero la oscuridad de una noche cerrada me impide ver más allá de un par de metros. Al alejarme considerablemente del coche las fuerzas me abandonan. Además la helada brisa otoñal y el potente dolor de mi rodilla me dejan paralizado. Mi ánimo empieza a decaer.

Según la ley de Murphy si algo puede salir mal, saldrá peor. Y eso es justo lo que me está ocurriendo. Sin previo aviso un horrible gemido roza mi tímpano, el podrido debe estar a escasos metros y no dispongo de absolutamente nada para defenderme. Mi imprudencia me va a costar la vida…

Acto 5

No puedo acabar así. Después de todo lo que he vivido, de todas las penurias que he pasado, de todo el sudor, sangre y lágrimas que he derramado… Por el camino he perdido a familiares y amigos que se sacrificaron por mí. ¿Todo ha sido en vano? Nunca he sabido por qué sigo con vida…pero siento que no debo terminar así.

Me encuentro entre la espada y la pared. Con mi último aliento giro mi cuerpo y entonces lo veo, se trata de un hombre corpulento de mediana edad, con rasgos castizos, venas fuertemente marcadas y una horrible herida infectada en su brazo izquierdo. Pero sus ojos, esos ojos terribles color perla están clavados en mi figura. Voy a tener una muerte lenta y dolorosa, no sólo porque me destrozará poco a poco, sino porque su lento andar provoca que estos segundos sean agonizantes en mi corazón.

-   ¡No puedo morir! ¡Todavía no! - exclamo entre sollozos como si fueran las últimas palabras de un condenado a muerte -. Necesito encontrarla, ella es mi razón para seguir con vida.

Cuando ya lo doy todo por perdido, como si de un ángel caído del cielo se tratara, la silueta de un hombre aparece entre la espesa negrura y embiste al podrido que se abalanza sobre mí. Sólo alcanzo a entrever como ese hombre golpea al podrido una y otra vez. Seguidamente me desmayo vencido por el cansancio que recorre mi cuerpo.

Al abrir los ojos me encuentro tumbado en el frío suelo de una sala únicamente decorada por la acusada humedad. Cuando giro la cabeza observo una superficie llena de barrotes y ato cabos rápidamente. Estoy en una descuidada celda forrada de piedra gastada por el paso del tiempo. Por el tétrico aspecto y la ausencia de ventanas podría encontrarme en algún tipo de pasadizo subterráneo, pero no estoy seguro.

Me incorporo con dificultad, puesto que el dolor no ha remitido. Observo que mi pierna derecha está vendada. No le doy más importancia. Pero una gruesa cadena que rodea mi muñeca me impide acercarme a los barrotes. Un oxidado agujero deslumbra la cerradura de una pequeña llave.

En ese momento una figura se sitúa frente a mi celda. Sujeta algún tipo de amuleto mientras esboza una sonrisa.

-   No puedes ser tú… - afirmo con una extraña sorpresa.

DeiXiDe Dom Jul 20, 2014 4:35 pm

Continuo con un acto más si a alguno le sigue interesando su lectura. Me ayudaría saber si a alguien le parece interesante este relato así que por favor, si no os importa, me gustaría que alguno mostrara su opinión zombie surprise

. Un saludo.

Acto 6

Vestido con una impecable sotana oscura la silueta se regodea sin compasión. Incesantemente acaricia su tupido bigote, mostrando en su mano una extraña mancha en forma de zeta. Parece disfrutar cruelmente de mi cautividad y de mis pésimas condiciones físicas. Nunca lo habría adivinado…

- Dino, Dino… Supuse que estarías muerto – sus heladas palabras se clavan en mi corazón, un corazón que late a una velocidad de vértigo -. ¿Cómo te las ingeniaste para escapar de aquel almacén?

Me quedo petrificado, volver a revivir esta situación me genera una gran angustia. Lleva enfundada una imponente espada cuya empuñadura está revestida de un metal extraño, signo inherente de su compromiso con algún tipo de secta satánica. En particular pertenece a una que se hacen llamar así mismos “Transmigración”. Su fe se basa en la creencia de que la propagación de la infección es un castigo divino para limpiar los pecados del ser humano, corrompiendo y lavando los cerebros de las personas que acuden a su seno en busca de ayuda. Excusas baratas para tomar el poder. Sin embargo, algo oscuro esconden en dicha hermandad, no parece que todo sea una burda estafa para hacerse con el control de la población, tiene que haber algo más.

Mis recuerdos son imposibles de contener. Como si de una película se tratase vuelvo a revivir todos los acontecimientos que sufrí desde que este infierno empezase a aflorar en nuestra sociedad.

Todo comenzó con la creación de los puntos seguros. Tras la operación llevada a cabo por el ejército para trasladar la población desde sus hogares, los pocos que decidimos quedarnos pagamos las consecuencias. Los definitivos cortes de agua y luz en el exterior de dichos puntos provocaron que nuestras provisiones se vieran diezmadas, viviendo en unas condiciones similares a las del medievo. Cuando pensábamos que nuestro camino fue el incorrecto, desde la aparente seguridad de nuestros refugios, pudimos ser testigos de la caída de las zonas seguras en las que enormes columnas de fuego y gritos agonizantes empezaron a ser los protagonistas. La oscuridad y los no muertos se adueñaron de las ciudades. No hacía falta ser un genio para darnos cuenta de que en esta guerra habíamos sido los perdedores. Además la red telefónica cayó demasiado pronto, sin tener la posibilidad de contactar con mis padres. No sé qué habrá sido de ellos…

Pese a todo, vivía en un viejo edificio remodelado de nueve pisos. Había sido prácticamente desalojado, y esto, unido a la fuerte estructura del habitáculo y la maciza puerta blindada que protegía mi piso, me daba cierta seguridad. Sólo quedábamos mi vecina del piso superior y yo.

En esos agonizantes días el silencio y la soledad se clavaban profundamente y los añorados recuerdos de nuestras antiguas vidas se disipaban con las horas. Por estas razones decidí invitar a mi joven vecina, que era esposa de un militar desaparecido en acto de servicio, para que pasáramos juntos los posibles últimos días de nuestras vidas. La verdad, su bonita sonrisa y su amabilidad hacia mi habían hecho que sintiera un gran afecto hacia su persona. Siempre me hizo saber que contaba con ella si en alguna ocasión tenía un problema y creo que esta situación lo requiere, así que subí al piso superior y me dispuse a presentarle mi proposición. Tras golpear un par de veces la puerta nadie respondía…

- Niza, soy Dino. – grité suavemente, pero tampoco hubo respuesta.

Extrañado acerqué el oído a la puerta, y en ese momento un estruendoso golpe se escuchó en el interior. Sin pensármelo dos veces me dispuse a tirar abajo la endeble puerta de madera que nos separaba.

Si a alguien le interesa dejaré la dirección de mi blog donde subiré regularmente todas las entradas para que no os perdáis ninguna. Actualizaré todos los días.

transmigracionzombie.blogspot.com

Toletum Miér Jul 23, 2014 8:32 pm

SI te sirve mi opinion alla va. La historia tiene gancho, al ser facil de leer no hace que te resulte pesada y puedas seguir con la lectura, los personajes son un poco intrigantes y mas si aparecen en la accion de la trama y se desvanecen, dejandote con la duda y cuestionandote quien son. Por lo poco que has publicado y llevo leido, te puedo decir que me gusta, ademas el no estar constantemente con el tema lucha contra los zombies hace que se agradezca el resto de la trama.
Buen trabajo.

DeiXiDe Vie Jul 25, 2014 2:37 pm

Muchas gracias Totellum. Por supuesto que tu opinión me sirve y de mucho, aparte de que me anima para seguir escribiendo. Me parece muy buena tu análisis de lo que llevo escrito y has captado bastente bien la intención que tengo. Sigo actualizando periódicamente el blog para que sigais la lectura zombie kiss

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