Diario de un Apocalipsis

Día 1.
Esta es la primera vez que escribo algo aquí. Supongo que lo primero de todo sería presentarme: mi nombre es Henry o Henri, como queráis.

Hace poco que me mudé aquí, a los Estados Unidos. Me crié en un barrio de Londres y nunca había salido del país. Solo llevo un día aquí, en Nueva York. Me he trasladado a un piso en Manhattan. Estoy cerca de Central Park.
Siempre había querido venir aquí y ahora lo he conseguido. Me propuse cambiar totalmente en el momento en el que pisase suelo americano. Hace unas dos horas que me he instalado y ¡ya tengo conexión a internet! Se la he robado a un vecino, espero que no se entere.
De todas formas esto es temporal. Lo del internet digo. Tengo pensado quedarme mucho tiempo aquí. Me he propuesto escribir mi día a día y subirlo a la red simplemente por diversión. En mis ratos libres no tengo mucho que hacer, al menos por ahora.
Supongo que ya puedo dejarlo por hoy. Mañana volveré a escribir, a eso de las nueve de la noche. Supongo que aún me queda sufrir el Jet Lag.
¡Ahora que me acuerdo! No os he dicho mi edad (no sé porque digo “os” si seguramente solo lo leeré yo cuando me aburra). Tengo tan solo veinte años. Este piso antes era de mis abuelos.

Día 2.

Hola de nuevo. Ya estoy de nuevo en mi apartamento, ¡por fiiiin! Dios, ha sido un día interminable. Me he pateado toda Manhattan y no estoy exagerando. Tenía que buscar un trabajo y la cosa no es que sea muy fácil tal y como están las cosas. Supongo que mañana tendré que volver.

Hoy he tenido una sensación muy extraña cuando caminaba por Central Park. En el zoo los animales estaban completamente locos. Pero locos de verdad. Le he preguntado a un cuidador y me ha respondido que probablemente sería por algo que llevaba la comida que les daban. Habían cambiado la marca y parecía que no les gustaba. Me dijo que tenían que acostumbrarse, así que no le di demasiada importancia.

Ya es mi segundo día en esta gran ciudad. Espero que mañana no vuelva a atacarme ningún mono chiflado. Un poco más y me muerde la mano…

Día 3.

El zoo de Manhattan cada día me asusta más. Si bien ayer un mono casi me muerde la mano hoy no he sido el desafortunado. Un pobre niño pequeño que se ha separado de su madre ha sido atacado brutalmente por uno de los monos. Al parecer se había escapado de la jaula. Le he preguntado otra vez a uno de los cuidadores. Le pregunté por el amable chico que me atendió ayer y me dijo que estaba enfermo y que se había tenido que quedar en casa, que casualmente se encuentra a tan solo dos manzanas de donde yo vivo. Espero que se recupere pronto.
Hoy han puesto una película de zombis muy buena en la tele: 28 semanas después. ¡Me encanta esa peli! La vi hará cosa de tres años por última vez, cuando todavía vivía en Londres. Lo que más me sorprendió fue ver a los infectados corriendo como locos por lugares por los que yo paseaba tranquilamente. Aquella película me encanta. Y 28 días después también. El género zombi, tanto en el cine como en los libros me encanta. Que pena que casi no haya podido leer ningún libro de zombis.

Hoy he vuelto a ir a buscar trabajo. Me han ofrecido un puesto en un McDonald’s. No es que me guste mucho la idea, pero tengo que aprovechar todas las oportunidades que me ofrezcan. Mañana empiezo.

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