REGLAS Y FICHAS: En algún rincón sin zombies (Título provisional)

Si que me acuerdo!! la verdad es que lo tenias muy bien montado y la historia era lo mejor!! Aixxxx cuantas horas habrá pasado Bor en el Burdel.... xD

GioRock escribió:Y yo también me acuerdo!! la verdad es que lo tenias muy bien montado y la historia era lo mejor!! Aixxxx cuantas horas habrá pasado Bor en el Burdel.... xD

Demasiadas, Gio, demasiadas xD Me encantaban como te discriminaban las prostitutas por ser "un paliducho" xDD

jajajaja pues que sepas que si lo vuelves ha abrir, el "paliducho" estará encantado de seguir la aventura!!

Sí, en el de La Leyenda articiparía activamente... Me gustaba, es que estoy un poquito aburrida de ser Alicia jajajaja pero no la mataré que en el fondo me gusta el personaje.

Creo que deberíamos centrarnos en uno o dos roles a lo sumo, ehhhhh!!!!!! Que nos emocionamos, se nos va la pinza y luego no hacemos caso a ninguno xDDD
¿Recuerdas otro rol que teníamos a medias Cailan y yo?

PD: Aisha no le discriminaba xDDD

Tranqui, no me pondría con dos roles a la vez, que ya me conozco xD

Pero la verdad, la historia de este rol creo que ya no da mucho más de si, y creo que todos estamos un poco cansados.

¿Que pensáis entonces, reabro la Leyenda del Oeste o hacemos un rol simple de infección en una ciudad? (Si hacemos lo segundo, versión 2.0 de Simón al canto xD) A mi las dos opciones me parecen bien (:

Yo Skimmer si me das a elegir, me gustaría seguir "La Leyenda del Oeste". Por cierto Skimmer, vais a salir ya de la cárcel?

El de la infección en la ciudad me parece muy buena idea

*Usuario: Zama

*Nombre del personaje: Germán Cortés (35 años)

*Altura: 1, 86 m

*Peso: 78 Kg

*Físico: Alto y delgado, debido a la escasez, es bastante fibroso y ágil para su altura. Luce una melena corta y desaliñada (necesitaría un peluquero urgentemente) y una barba espesa. Es rubio, aunque algunas canas hacen su aparición en las patillas y en la barba. Viste unos tejanos desgastados, una camiseta blanca (pero muy sucia) con el símbolo de la paz y una camisa de franela a cuadros rojos y negros. Si hace frío, puede ir cubierto con una parka de color verde oliva, un par de mantas y un gorro de aviador con borreguillo por el interior.

*Psíquico: Afable, y de espíritu conciliador, ya que ha permanecido aislado durante mucho tiempo, posee un gran sentido de la justicia y la solidaridad. De entrada puede parecer desconfiado, pero una vez se le conoce es una persona fiel y honrada. No es valiente, de hecho acostumbra a tomar muchas precauciones, guiado por su sentido común, pero puede llegar a serlo si alguien lo necesita. Ha pasado ya varios meses sólo desde la última persona que encontró con vida, y durante años estuvo conviviendo con otra persona, así que lleva bastantes años sin mucha relación con humanos, lo que le puede hacer tímido y desconfiado en un principio, aparte de que puede que haya olvidado algunas normas básicas de la buena educación. Como en ocasiones le gusta presumir, es un hombre que se ha hecho a si mísmo, y que a sobrevivido gracias a su sentido común y carácter precavido.

*Mayor virtud: Es un ávido lector de libros, lo que le ha conferido bastante cultura, además de ser bastante "manitas".

*Mayor defecto: No tiene mucha experiencia con las armas de fuego. Además tiene una leve afección asmática, lo que le impide correr durante mucho tiempo sin descanso. Podría aguantar un poco más si dispusiése de inhalador. Pero hoy por hoy no tiene. Acostumbra a hacerse una infusión con hojas de eucalipto, que le ayuda a respirar en las crisis que padece, pero tampoco le quedan muchas.

*Historia: Cuando todo empezó, Germán tenía 30 años. Estaba en su casa, en una granja en medio del campo, bastante lejos de la ciudad. Vivía con Sandra, su mujer bastante alejados de la civilización, lo que le permitió en un principio, permanecer al margen de todo durante un tiempo. Fue testigo por televisión de lo que empezaron por unos disturbios en algún lugar que ya no recordaba del mundo, se fueron extendiendo, y, conforme se extendía, el apagón informativo se ampliaba.
Tan sólo al final, pudo ver por televisión cuál era la amenaza, y los diferentes consejos que un militar, proporcionaba a la población, justo antes de un programa en el que los asistentes rezaban por todo el país, así como una descripción de las zonas habilitadas para el rescate, lo que llamaron zonas seguras. Pensó en acudir a la más cercana, pero las imágenes de apiñamiento de los supervivientes, así como la sucesión de noticias de la pérdida de contacto con numerosas zonas seguras, le hizo desestimar la idea. Hasta que un día, la televisión dejó de emitir. Lo último que pudo ver fue parte de un reportaje, en el que aseguraban que la forma más efectiva de acabar con los infectados (así los llamaban), era disparar a la cabeza. Decían que un mordisco de ésos seres hacía que su víctima iniciase un proceso al final del cual, acababa por convertirse en uno de ésos seres.

Bajó al pueblo, a comprar algunas cosas para la supervivencia y encontró el pueblo desalojado por el ejército. Casi todo aquello que fuera comestible, o susceptible de ser necesario había desaparecido, así que recogió lo que pudo y se encerró en su granja, a la espera de encontrar una solución mejor.

No tardó en ver al primero de ellos. Una madrugada, los animales empezaron a revolverse, y entonces supo que algo pasaba. Salío con la escopeta de cartuchos que aún guardaba en casa para defenderse de los lobos, cuando lo vió. La criatura estaba de espaldas, devorando las entrañas de una vaca que, pese a no tenerse en pie por la pérdida de sangre, aún estaba con vida mientras el caminante (así los llamaban por la televisión). Sin saber cómo, la criatura se volvió hacia él como si presintiera su presencia allí. Avanzó haciá Germán, que vió como se le caían los cartuchos, y aterrado, soltó la escopeta y se introdujo en la seguridad del hogar. La criatura, comenzó a aporrear la puerta. Emitía unos alaridos que le ponían los pelos de punta. Los animales eran presa del pánico. A instancias de su esposa, decidió que debían hacer algo. Así que salió por una ventana del primer piso y saltó al suelo, en dirección a la escopeta. El caminante se percató de su presencia y comenzó a andar hacia él, renqueante, mientras que Germán cargaba su arma. Cuando apenas estaba a 3 metros de él disparó a su cabeza. La cabeza le explotó tras el impacto y una lluvia de sesos se esparció por la entrada de su casa. Y entonces cayó. Se percató entonces que llevaba un uniforme militar, pero tras el tremendo susto, tardó varios días en acercarse a él.

Replanteó su sistema de defensa, encerró a los animales en el pajar. Dos veces al día les llevaba alimento y agua del pozo que tenía en la parte de atras de la granja. Cuando tuvo valor para acercarse a la criatura, observó que tenía una pistola, que le arrebató, antes de incinerar el cadáver.
Así sobrevivió durante mucho tiempo. Consiguió tener el valor necesario para matar a los zombies que se acercaban a su casa, mientras se alimentaba de los animales que aún quedaban en la granja.

Un día, su mujer le dijo que estaba embarazada. En un principio le alegró muchísimo, pero al ver la sombra que crecía en el rostro de su esposa, de alguna manera supo que no todo andaba bien. Como pudo comprobar, a ella no le gustaba la idea de traer una nueva vida a éste mundo. Cuando creía que él no la observaba, lloraba y se daba golpes en el estómago. Él intentaba disuadirla, pero ella siempre le preguntaba que pasaría cuando la comida se les acabara. O que clase de mundo era éste para su hijo o hija. Si cuando ellos murieran, aunque fuese de viejos, qué sería de su hijo o hija. Germán no supo que contestar nunca.

Un buen día, mientras Germán daba de comer a las bestias, un disparo procedente de la casa lo alertó. Corrió y corrió hasta el origen del disparo. La encontró en el dormitorio, de donde prácticamente no salía en las últimas semanas. Sostenía en su regazo una foto de ambos. La sangre salpicaba toda la habitación. En la foto ella había escrito un conciso "lo siento" y "te quiero" antes de suicidarse. Durante varios días lloró ante su cadáver. Sin comer, ni beber. No sabría precisar cuanto tiempo tardó en reaccionar, pero durante varios días sopesó la idea de acompañarla. Pero no tuvo valor para hacerlo. La enterró en la parte trasera de la casa, y siguió con su rutina lo mejor que pudo. Los días se le hacían eternos, y las noches más aún. De vez en cuando bajaba al pueblo, aunque sólo fuera a la biblioteca a por libros que llenaran el inmenso vacío que había quedado en su vida. En numerosas ocasiones se sorprendía hablando sólo, e incluso trataba a los animales como a personas. El mismo notaba como iba perdiendo el juicio.

Pero una noche, algo lo sobresaltó. Una algarabía de escalofriantes quejidos mezclados con los alaridos de terror de los animales le hizo despertarse. Se asomó a la ventana para contemplar el espectáculo dantesco que tenía ante sus ojos. Eran cientos de caminantes los que deambulaban por su granja. Golpeaban salvajemente el pajar. Intentaban entrar a por los animales. No sabría decir lo que tardaron en entrar. Era bien avanzada la mañana cuando la última bestia dejó de emitir ningun sonido. Tenía miedo. Mucho miedo. Pero debía salir de allí. O moriría en el intento. Recogió la escopeta y los pocos cartuchos que le quedaban, así como las latas de comida que aún disponía. y formó un petate. Subió al dormitorio. Aún no había limpiado la sangre, que ya hacía tiempo se había secado, pero pese a todo el olor a muerte aún se respiraba en aquella habitación. Recogió la pistola,que aún estaba allí. Ysalió por la ventana, que quedaba justo por encima del porche.

Los caminantes habían rodeado la casa y golpeaban con todas sus fuerzas mientras gemían y gorgoteaban salvajemente. No tardó mucho en percatarse de que habían entrado. Tal vez por la ventana de la cocina, no supo aseverarlo. Esperó su momento y saltó. El corazón le latía desesperadamente. Esos seres estaban por todas partes, disparó a uno a dos a tres con la pistola. Corrió y corrió hacia la furgoneta. Le faltaba el aliento, el asma hacía que le faltara el aire. Llegó a la furgoneta. Un par de caminantes le separaban de la puerta, un adulto y un niño de no mas de 5 años, así que disparó contra ambos. Acertóa al primero, que estaba más cerca, pero falló con el segundo. Se tomo un respiro. Volvió a apuntar, y ésta vez acertó, así que corrió hacia su salvación, no sin antes percatarse, de que la bala había impactado contra el lateral de la furgoneta, haciendo que un líquido transparente surtiera del agujero en la chapa. Sin pararse a pensárselo dos veces, subió y arranco la furgoneta mientras los caminantes rodeaban el vehículo. Aceleró y el pulso se le detuvo cuando sintió los brutales impactos que producían las criaturas al impactar con la furgoneta. Pensó que se iba a quedar atrapado, ante tamaña cantidad de carne y huesos destrozados, pero increíblemente logró salir de la granja como buenamente pudo.

La furgoneta arrastraba buena parte del parachoques por el suelo cuando paró, ya en el pueblo. Llevaba una rueda reventada y parecía que la hubiera estampado contra un muro. Así que la abandonó se dispuso a buscar otro vehículo. encontró un camión del ejército abandonado. Trató de encenderlo y comprobó que no tenía gasolina. Así que volvió a su furgoneta y extrajo la gasolina que aún le quedaba en el depósito con una garrafa y un tubo que encontró en la gasolinera, y así, al anochecer salió del pueblo sin más afán que la mera supervivencia. Desde entonces sobrevive como puede de lo que encuentra y los alimentos que va encontrándose por el camino.


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Ésta parte la dejo inconclusa para que el/la moderador/a pueda completarla para hacerme aparecer donde a el/la le interese. Entiendo, que el personaje ha vivido un poco aislado de todo durante varios años, así que la soledad a hecho endurecer su carácter un poco, pero todavía puede estar menos maduro en ése sentido que los personajes de la trama actual.

Puede que ya sea demasiado tarde para unirme, pero espero que atendáis mi petición y respondáis en breve si la respuesta es afirmativa o negativa.

Inventario:

Un cuchillo de cocina
una pistola (con dos balas)
una escopeta de cartuchos, sin munición
dos latas de atún en conserva
dos mantas
una soga
una caja de herramientas básica de electricista
un mechero Zippo
una caña de pescar (sin cebos)
una cantimplora con agua (a medias)
un vehículo sin gasolina (a elección del maestro/a de rol)
cuatro hojas de eucalipto
una toalla
una olla
una taza.

Bueno, ahora que ya ando de nuevo por el rol, no tardaré en incorporarme de nuevo a los roles asi que no dudéis en que pronto participare