Foro de Amanecer zombie
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Segunda prueba
¿Furulas?

Rol - INFECCIÓN

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Mensaje  Skimmer Vie Jun 28, 2013 8:07 pm

Durante un segundo, Jake se llega a cuestionar si es posible que el tiempo se haya detenido. Entonces, como queriendo desmontar su teoría, la aguja que marca los segundos continúa su recorrido. Pese a eso, Jake sigue pensando que el tiempo avanza sospechosamente lento.

O tal vez sea solo una de las consecuencias de un caluroso día de verano. El último día del curso.

Todos los alumnos tienen la vista fija en sus respectivos exámenes. Algunos hasta se inclinan ligeramente sobre ellos, tal vez creyendo que aquella estúpida postura estimularía de algún modo la inteligencia.

Casi se puede sentir la inquietud y el nerviosismo que desprenden los estudiantes. De todos excepto de Jake, él está tranquilo, se encuentra en paz. ¿Por qué? Porque por fin ha tomado una decisión. Ha decidido que va a morir.

No ha sido una decisión muy difícil, todo sea dicho.  La gente suele pensar que se necesita un motivo muy importante para querer morir, como por ejemplo: tener una enfermedad incurable, ser víctima de malos tratos, la muerte de un familiar muy querido, ser un marginado…y todas esas cosas horribles que pueden ocurrirle a una persona.

Sin embargo, Jake tiene una razón mucho más simple: Se aburre. Se aburre hasta extremos inimaginables. Nunca ha aprendido a aceptar el hecho de que tiene una vida ordinaria. Cuando era un niño, siempre había creído que era especial, diferente a los demás, que estaba destinado a hacer grandes cosas. Luego creció y se dio de bruces con la realidad.

Descubrió que conceptos como “elegido” o “destino” eran meras palabras, que en realidad no hay ningún plan, solo caos y aleatoriedad. La mayoría de la gente supera esa etapa cuando les llega la hora de madurar, pero por alguna razón Jake se quedó estancado en ella.

Así que estaba decidido: se iba a quitar la vida. Es extraño, pero el hecho de saber que vas a morir pronto hace que todo te parezca mundano y superficial. Es por eso que Jake ni siquiera se ha dignado a escribir su nombre en el examen.

Lo único que hay sobre la hoja es el dibujo de un monigote ahorcado. Curiosamente, el monigote tiene dibujada una expresión de felicidad en el rostro.

En el momento en que se levanta para entregar el inmaculado examen un estruendo proveniente del exterior le saca de su ensimismamiento. Todas las cabezas se giran al unísono hacia las ventanas a tiempo para ver como un gigantesco avión de pasajeros inicia un descenso en picado sobre el instituto.

Los gritos de pánico y confusión llenan el aula, pero para Jake no son más que un mero murmullo. Desoyendo las órdenes del profesor, se acerca lentamente a la ventana más próxima a su pupitre. Alrededor suyo vuelan los folios de los exámenes.

El horror y la emoción luchan por abrirse paso en su interior. Le resulta casi imposible ignorar el ancestral instinto de conservación, que en ese momento había adoptado en su cabeza la forma de un cartel de neón luminoso que rezaba: “CORRE IDIOTA.  CORRE Y SALVA TU INSIGNIFICANTE PELLEJO”

Sin embargo, ya sea por miedo o por convicción, Jake se mantiene inmóvil junto a la ventana. No lo sabe, pero se encuentra solo en  el aula.

Apenas siente la necesidad de saber el por qué de aquello. ¿Ataque terrorista? ¿Un fallo en el motor, tal vez?  Las preguntas resuenan débilmente en su cabeza. Lo que importa es que es el fin. Los titulares de los periódicos de mañana pasarán de “Horrorizados padres encuentran el cadáver desangrado de su hijo en la bañera” a “Trescientos muertos en un terrible accidente de avión”. Se convertiría en un número. Sin historia, sin drama…solo un número.

- ¿Qué cojones…? – susurra Jake entre dientes.

Inesperadamente, el avión consigue levantar ligeramente el morro. Ya no se dirige directamente hacia él, sino que va a estrellarse en el ala este del instituto. Justo el lugar por el que están evacuando el edificio.

Apenas transcurren unos segundos desde que la turbina del avión irrumpe en el aula y Jake pierde la consciencia, pero en ese breve intervalo le sobra tiempo para pensar cuán macabro sería que precisamente él fuese el único superviviente. El destino tiene un retorcido sentido del humor.

Cuando Jake retoma la consciencia horas más tarde, se encuentra sepultado bajo una estantería. Ésta había conseguido parar la mayoría de los escombros que sin duda habrían acabado con su miserable existencia.

Le llevó veinte minutos arrastrarse por debajo de la estantería. Cada movimiento era una tortura y para colmo un fino reguero de sangre manaba insistentemente de su frente. Una vez en pie, la magnitud de los daños le dejó boquiabierto.

Una de las paredes del aula había sido completamente demolida por la turbina del avión, la cual se encontraba en lo que antes había sido la pizarra. En el exterior se había formado una escena dantesca: tal y como Jake se había imaginado, el impacto principal se produjo en el ala este del instituto, por lo que la mayor parte del profesorado y el alumnado se habían visto reducidos a cenizas.

 Sin embargo, algunos sí que habían sobrevivido. Una niña de ocho años caminaba lentamente entre los escombros. Parecía estar bien hasta que se giró en dirección a Jake. Su brazo derecho había sido arrancado de cuajo. La niña solo logró avanzar un par de metros antes de caer muerta.

Otra figura (era imposible discernir si se trataba de hombre o mujer) se retorcía en el suelo presa de las llamas. Una suave brisa veraniega le llevó el olor de la carne chamuscada.

Aunque todo esto ya era horrible de por sí, fue lo que ocurrió a continuación lo que hizo a Jake cuestionarse algunas de las cosas que creía saber sobre el mundo.

Un grupo de personas se acercaba velozmente al lugar del accidente. Había algo en la forma en que se movían que le provocó escalofríos, como si emanasen agresividad. Esa gente no venía a ayudar.

El primer impulso de Jake fue el de esconderse. Se agachó y se ocultó tras un pupitre, pero siguió asomándose para averiguar qué ocurriría a continuación.

Una de las víctimas del accidente había quedado inmovilizada bajo unos escombros y no paraba de gritar, buscando atraer la atención de alguien que pudiese liberarle. Cuando vio el grupo que se acercaba, gritó a pleno pulmón pensando que la ayuda había llegado.

¡Maldito imbécil, cállate! ¿No ves que a esa gente les pasa algo?, pensó Jake para sus adentros.

Sin embargo, ya era tarde. Aquel escalofriante grupo había oído la llamada de auxilio y corrieron enfurecidos hacia su origen. De sus gargantas nacía un alarido gutural, similar a un cloqueo. Cuando finalmente llegaron a donde se encontraba aquel pobre desgraciado, le atacaron como lo haría una manada de leones a una indefensa cebra. Lo despedazaron.

En ese momento desapareció de la cabeza de Jake toda idea relacionada con el suicidio y silenciosamente se escabulló por el ala oeste. Una vez fuera, corrió. Corrió hasta que no supo donde demonios se encontraba.
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Mensaje  Toletum Vie Jun 28, 2013 8:14 pm

Post de Jcsnsierra2012

 Rodolfo disponiase a comer de la bandeja que estaba llena de diferentes tipos de comida, empezó a tomar sorbos del caldo de albóndigas.
-¿Qué tal el caldo? -le pregunté naturalmente.
-Bueno como siempre -me respondió tranquilo.
Iba a continuar con la rutinaria conversación cuando de repente el ruido de unos platos y las bandejas de aluminio estrellándose contra el piso estruendosamente interrumpieron nuestro almuerzo -y al parecer el de todos en el restaurante- de golpe. Una mujer gritaba tirada en el piso con un hombre de unos 150 kilos encima de ella, le daba de golpes frenéticos y gemía como si se estuviese ahogando, luego le desparramo un chorro de sangre roja y espesa que salía de su boca sobre el rostro mientras ella gritaba y gritaba.
Todos en el comedor se quedaron estupefactos, hasta que dos hombres que no se de donde salieron corrieron para auxiliarla y quitarle a ese mastodonte rabioso de encima.
Todo lo que recuerdo a continuación fue confuso, como nebuloso... como en un sueño, las voces sonaban entrecortadas, sordas. Voltee a ver a Rodolfo para decirle algo y su rostro estaba completamente cambiado; era como una cólera inmensa la que vi en sus ojos, ciertamente no creo que haya sido más ese ser Rodolfo, respiraba agitada y entrecortadamente, otra vez escuche el sonido de ahogo, de ahogo con su propia sangre en su garganta. Recuerdo que Rodolfo se me lanzó en cima como jugador de fútbol americano, me defendí como pude, me logre safar de debajo de el arrastrándome y atinándole una buena patada en la cara que pareció perturbarlo, voltee a ver hacia otros lugares y vi que el caos reinaba en ese comedor, todo parecía extraño, onírico. Cuando salí a la calle me di cuenta de que el caos ya no solo estaba en el restaurante, estaba en todos lados. "¿Qué carajo hago?" pensé, aun estando turbado y con la adrenalina tupiendo mi cerebro. Di un salto cuando escuché disparos, muy cercanos, no esperé más, simplemente salí corriendo maldiciendo en mi mente mi mala condición física y todas las pizzas y hamburguesas que había comido y logré llegar hasta mi auto. Lo encendí mientras respiraba con todas las fuerzas que podía, no había notado que mi camisa estaba rasgada y tenia unas manchas de sangre -al parecer no mías-, tal había sido el forcejeo con Rodolfo. De repente también me di cuenta de un dolor punzante en un costado, medio palpé con el dedo por encima de una mis costillas falsas y el dolor fue tremendo. 
Sin más arranque el auto, logré salir del caos reinante esquivando a uno que otro peatón que corría y logré llegar hasta acá... mi casa, estoy en el sótano, a ver que pasa en estos días, las noticias... no hay noticias, no hay señal de tv, ni radio ni Internet.
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Mensaje  jcsnsierra2012 Sáb Jun 29, 2013 12:43 am

-Hambre, hambre de carne humana, y sed, sed de sangre humana -dijo el profesor Castillo, lo dijo de forma tranquila, inmutable ante lo que tenia enfrente: un ser -no se podía decir que humano, al menos no del todo- de unos veintitantos años completamente desnudo estaba detrás de un grueso vidrio blindado y lo somataba frenéticamente con las manos empuñadas, aunque no eran golpes de boxeo, eran violentos golpes de martillo con el canto de la mano, como si fuesen los golpes de un niño de cuatro años dirigidos al estomago de su padre mientras hacen un berrinche. Ciertamente esa escena no se parecía en nada a un berrinche, se notaba que hacía sonidos con su boca, aunque tras el cristal eran inaudibles no parecían ser gritos, más bien parecía que el ser gruñía o rugía. La cólera y la frustración del ser no parecían menguar pese a que el vidrio a penas si lograba vibrar un poco con todo su esfuerzo. La ira con la que arremetía contra el vidrio era tal que ya tenia fracturados ambos meñiques, también le daba de cabezazos, tenia ya una cortada en la frente de la cual manaba sangre. Pese a todo ese castigo no mostraba ni la menor señal de dolor. 
-Señor. ¿Esto es entonces...?
-Así es -le respondió el profesor Castillo al joven con bata de laboratorio sobre el uniforme militar y luego prosiguió la respuesta hacia el resto del grupo de médicos militares volteándose y elevando el volumen -esta es el arma biológica definitiva, se transmite por la saliva, orina, heces, sangre, semen y fluidos vaginales de los humanos. A diferencia de otros virus este tiene un periodo de incubación de 30 segundos, algo impresionante y nunca antes visto, alcanzado hasta ahora gracias a la ingeniería genética.
Las caras de los médicos no daban crédito a lo que escuchaban y veían, ya habían leído acerca del tema "el virus de la ira" le decían. Pero las cosas no son ni la mitad de impresionantes leídas que vistas con los propios ojos. 
El ser tras el vidrio hizo una pausa y pareció retorcerse como si algo le causara dolor. ¿Podían sentir dolor entonces? Se sostuvo el estomago y se inclino de frente, luego como si supiera lo que iba a a pasar dirigió su mirada y el contenido que ahora salia de su boca hacia los hombres en uniforme del otro lado del vidrio. Un chorro de sangre, vomitaba con fuerza anormal, si el vidrio no hubiera estado hubiera alcanzado a bañar por lo menos al primero de los hombres que tenía enfrente, cuando pareció agotarse el liquido rojo, prosiguió con el autodestructivo asedio de la pared de cristal.
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Mensaje  GioRock Sáb Jun 29, 2013 12:59 am

"Kevin estaba completamente lleno de sangre, al cerrar la puerta del cuarto de un portazo busca con la mirada a Shally. Un grupo de zombies está encima de su cuerpo inmóvil. Kevin con la cara desencajada sale corriendo alzando su hacha por encima de su cabeza atestando golpes a todos los cuerpos que están por encima de Shally. Trozos de cuerpo vuelan por el cuarto y regueros de sangre manchan las cortinas..."


- Es usted!! -dijo el taxista mirando por el retrovisor- es usted, ese tipo, como se llamaba... si.... el de la película del superhéroe del espacio....

- Olvier Price. 

- Eso!!! Desde que le recogí en el aeropuerto sabia que era usted! Tío, me tiene que firmar un autógrafo, mi hija está loca por usted!!.

Oliver levantó la vista del bloc para mirar por la ventana, el trafico era horrible. Cerró el bloc y en su portada pudo leer "Amanecer Zombie: La película". Joder, otra película de acción y muerte, ¿se estaría encasillando demasiado?, vale que con "Dante" había ganado un Oscar, pero ya estaba algo harto del tipico papel de héroe que salva el mundo. Tendría que cambiar de agente...

- Mierda, otra vez falla la radio, que coño pasa hoy con esta mierda de mundo...- maldijo el taxista- y dígame señor Oliver eso que tiene en sus manos es otro guión de esos de alguna película?.

- Algo así - dijo Oliver intentando cortar cualquier tipo de conversación con aquel taxista, cruzando sus miradas a través del retrovisor. Solo deseaba llegar al hotel y pegarse una buena ducha después de tantas horas de vuelo. 

- ¿No puede decir nada verdad? jejeje -rió.

De golpe un gran estruendo en el cielo capto la atención del taxista y su cliente, un gran avión surcaba el cielo a escasos metros de los rascacielos. El ruido no dejaba escuchar el zumbido de la estática de la radio. Noto como todo el vello de su cuerpo se erizó. El aeropuerto estaba a bastantes kilómetros para volar a esa altura...

- JODER! - chilló el taxista, volviendo de sus pensamientos a Oliver.

En medio de la carretera, el cuerpo de una chica con un vestido verde medio roto, chillaba sin apartar la vista del taxi que se acercaba peligrosamente hacia ella. 

De su boca manaba una sustancia parecida a sangre manchando su vestido.

El taxista pudo esquivar el cuerpo con un volantazo, pero no consiguió que el morro del automóvil se empotrara con una de las columnas de un edificio cercano.

Oliver abrió los ojos, ¿estaría muerto?, pensó. Soltó el cinturón del taxi y salio del automóvil aún algo aturdido. Echó la vista al conductor, el hombre permanecía inmóvil encima del volante. Sus ojos abiertos como platos le informaron que no había nada que hacer...

No sabía donde estaba, escuchaba sirenas a lo lejos, ¿seria por el accidente?. Miró hacia atrás, ni rasto de la chica. 

¿Qué coño pasa?... La gente a su alrededor corría apresuradamente, sin inmutarse por el accidente, esquivando el automóvil, que sacaba una gran cortina de humo negro, y seguían su camino. Intentó parar a un par de personas, pero estas, le esquivaban con cara de terror. Era la primera vez desde que era famoso que no le paraban para pedirle un autógrafo o alguna foto.

De golpe en la esquina, un grupo de tres o cuatro personas se abalanzaron sobre el cuerpo de un hombre que al parecer había tropezado. A su mente llegó la imagen que había imaginado mientras leía el guion en el taxi. Pero esta vez no había hacha y mucho menos huevos para acercarse.

El grupo se levanto y clavaron la mirada en Oliver, estaban como a vente metros, pero noto sus ojos clavados en el... unos ojos fríos y muertos...

Oliver retrocedió un par de pasos y chocó con el maletero del taxi, en cambio "ellos" comenzaron a correr hacia el... la calle estaba vacía...

Jo..der..., murmuro asustado, y sus piernas, por arte de magia, comenzaron a correr calle abajo.

Cada vez estaban más cerca, sentía sus ojos fríos clavados en su nuca... giro por la gran avenida, no tenia ni idea donde se dirigía, pero la gente al ver a esos tres individuos girar la esquina salieron corriendo despavoridos.... de golpe algo o alguien abrió unas de las puertas de un portal cercano y por arte de magia los tres individuos se abalanzaron sobre lo que había abierto la puerta, inundando la calle de chillidos y dejando de prestar atención al culo de Oliver.

Giró por un callejón, sería mejor dejar la avenida..., al parecer era un callejón sin salida bastante estrecho con puertas tapiadas por ladrillos. Golpeo la única puerta que había como un loco, pero sin recibir contestación al otro lado.

Al mirar hacia la avenida, los tres individuos, sin denotar cansancio alguno, pasaron de largo y detrás de estos un pequeño pelotón de siete o ocho personas. Y lo pudo distinguir, un vestido verde...
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Mensaje  Toletum Sáb Jun 29, 2013 3:30 am

 Los palés se amontonaban unos encima de los otros, Carter seguía apilándolos junto a su compañero. Mientras uno acercaba los palés el otro los subía con la carretilla eléctrica. El sol picaba en lo alto del cielo, era un dia muy caluroso, incluso para ser verano, ni en la sombre se podía estar sin romper a sudar.

-¡Carter  se te amontona el trabajo, eres un patán! – dijo el jefe desde el interior de la fabrica.

La mirada de Carter pronto se encontró con la de su jefe que seguía haciendo florituras con las manos, no duró mucho el contacto visual pues giró la cabeza violentamente y se centró de nuevo en su trabajo. El mono azul se le ceñía al cuerpo sudoroso, era un trabajo bastante duro pero necesitaba el dinero para salir adelante.

Desde que se mudó a aquella ciudad las cosas le iban de mal en peor, y solo había encontrado ese trabajo.  Pero no todo era malo, allí conoció a John su compañero, fue el único que se digno a hablarle mientras estaba allí y juntos ponían verde a su jefe. Era uno de sus apoyos en el trabajo y ahora que había conseguido suficiente dinero como para salir de aquella maldita ciudad le podría decir todo lo que pensaba al tirano de su jefe.

Pasadas unas horas, Carter terminó su jornada y con paso directo fue a la puerta de la fábrica donde estaba el jefe. Iba pensando lo que le iba a decir, recitando un discurso a si mismo auto convenciendo se  de lo que le iba a decir. 

-¿Vienes a por tu sueldo Carter? – dijo el jefe mofándose de la miserable paga que le iba a dar.

-Sí, vengo a por mi sueldo, el último sueldo que voy a cobrar de este puto trabajo de mierda. – respondió tajante Carter.

-Seguro que hay más personas deseando tener tu trabajo, no eres nadie especial Carter, ni si quiera fuiste a la universidad eres un…

No pudo terminar la frase cuando un estruendo llamó la atención de los dos, un pitido como de una alarma siguió el estruendo. Como si de un gran accidente se tratara las alarmas de varios coches comenzaron a sonar al unísono.  Al mirar hacia fuera ni alma se veía,  pero unas extrañas figuras se apoyaban en la valla que cercaba la fábrica. Carter seguía mirando a su alrededor cuando fijó la mirada en aquellas personas que seguían apoyadas en la valla, pero no estaban hablando entre ellas, sino que estaban mirando fijamente. El grupo de personas no habían dado importancia al estruendo y seguían mirándolos fijamente.

Unos pasos resonaron a la espalda de Carter, pero no se dio cuenta, seguía absorto mirándolos, manteniendo ese contacto visual. Una mano se posó en su hombro sacándolo de su letargo y haciéndolo girar bruscamente.
-¿Qué pasa grandullón, nos tomamos unas cañas ahora que te has librado del capullo del jefe? – bromeó John sin darse cuenta de que el jefe estaba allí.

-Vámonos de aquí, no pienso perder más tiempo hablando con este gilipollas. –dijo Carter y caminó junto a John hacia la salida de la valla. 

El grupo que estaba cerca de la valla se acercó a ellos tambaleándose, ambos se fijaron en el grupo pero al verlos más de cerca lo vieron mas claramente, de sus bocas salían unos fluidos rojizos, y todos parecían haber luchado en el suelo, sus ropas estaban manchadas y rasgadas. Cuando se quisieron dar cuenta de que algo iba mal ya era tarde y una de esas persona profirió un alarido que los congeló la sangre.
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Mensaje  Renfield Sáb Jun 29, 2013 4:13 am

- Joder... ¡Que buena está helada! - Exclamó Burk tras beber un trago de la McCallan, la cerveza de los TallMarket. Si, esos almacenes grandes de "Coge lo que puedas y llévate munición de regalo" como decía su eslogan. Es algo de lo que Russel Burkam siempre presumía. "Niños... -Decía- Cuando compréis en TallMarket, aunque no tengamos armas, coged las balas. ¡Son gratis!"

Apenas había empezado a reparar el cárter del viejo Sedán gris del cliente bigotudo cuando la radio empezó a dar problemas. Casi sin darse cuenta, Burk empezó a tararear Free Bird, la vieja canción de los Lynyrd Skynyrd. Vaya, como le gustaba esa canción. 

- Ojala vuelvan a ponerla pronto -exclamó- y mi sonrisa será compl...

Y por el rabillo del ojo lo vio sin poder terminar la frase. Un cometa golpeaba la ciudad a apenas 15km de distancia. Un fuego intenso empezó a brotar de varios edificios, y el humo negro era como una columna de muerte. Tardó en reaccionar.  Si, esa era la ciudad donde sus niños estaban aprendiendo matemáticas y lengua, y aún le quedaban 3 horas de clase hasta que él fuera a recogerlos como cada martes. 

Una lanzada propia de Longinus atravesó su mente por un momento. Un pensamiento rápido que bien pudo ser un instinto animal mal procesado. "CORRE -gritaba el pensamiento- puede que tus hijos aún se puedan enterrar"

-Oh Dios mio... -Empezó a correr hacia el cobertizo, pese al dolor de rodilla de su antigua lesión de fútbol, sin darse cuenta que la cerveza aún la llevaba en la mano, y el líquido le golpeaba todo el pecho mientras avanzaba. Aunque se hubiera dado cuenta, le importaría poco o nada. Su máxima prioridad en éste momento es coger su Clipic Guepard rojo magma y saber si, como dice su lanzada, sus hijos están en problemas. Sacó el manojo de llaves del mono azul increíblemente manchado de aceite de coche con el emblema de "Burkam TALLER Y GASOLINA" y buscó la llave con desesperación. Sin verlo siquiera, empezaron a flojearle las piernas. Empezó a ser consciente de su visión nublada, el temblor en su mano y el zumbido de oídos. Impotente ante el desmayo, empezó a golpear la puerta de chapa del cobertizo repetídamente para centrarse en el dolor que le subía golpe a golpe a través el hombro directo al cerebro. El dolor gritaba, como le había hecho él hace un rato, "NO TE DERRUMBES IMBÉCIL Y RECOMPONTE", pero no fue suficiente. Siendo sinceros, nada era suficiente en ese momento. Notó un abrazo cálido de mujer a través de su cuerpo y le agarraba el alma. Notó como cogían esa parte de su ser y la desplazaban. Notó como si se sumergiera desnudo en una piscina de agua tibia y ya nada importaba. No en ese momento. Nada importó...

Despertó horas después. Le costó bastante darse cuenta de donde estaba, y porqué miraba una puerta metálica con tanta dedicación para haberse sentado en el suelo polvoriento. Pestañeó dos... Tres... Cuatro veces hasta darse cuenta de todo, del conjunto, del enigma y la respuesta. Tenía un sutil sabor ferroso en la boca, y algo seco en la comisura que le había endurecido la barba. 

- Perfecto, -balbuceó- me cago en la puta... -Su voz apenas era un hilillo entrecortado.

Se aferró en el pomo de la puerta y con la fuerza necesaria y un poco de paciencia consiguó erguirse. Cogió las llaves que colgaban de la cadena que Cody, su hijo mayor, le había hecho y regalado con la cadena de su vieja bici verde. Buscó la llave, aún abotargado y con un movimiento lento la introdujo en el ojal. Giró la llave y movió el pomo, y la puerta se abrió...

Dentro, su flamante Guepard aguardaba su llegada que nunca hubo. Prometió guardarla para cuando sus hijos fueran mayores y pudieran montarla. Pero, nada importaba en ese momento salvo la inquietud de no saber el que, el porqué, el como, el donde y el cuando. 

Se montó sin pensarselo dos veces. El dolor de la pierna era insignificante. Encendió la moto enérgicamente de forma que empezó a vibrar y eso le hizo sonreír. Le recordó momentos más simples, recorriendo el árido desierto junto a Marky y Tommy, cada uno en su burra, bebiendo cerveza y tirándose a cuanto hubiera delante, cerrando los bares y dando palizas a borrachos. 

- No... -Musitó. Agitó la cabeza. No era momento de pensar, era momento de actuar.

Quitó el punto muerto y metió primera. Salió del cobertizo sin mirar atrás. Sin darse cuenta de la puerta del taller abierta, los surtidores encendidos y el viejo Sedán gris del bigotudo. Aceleró, recibiendo el árido abrazo del aire veraniego en la gastada ruta 66, dirigiendose sin miramientos hacia Lemon Street, la calle del colegio.

Cual era su sorpresa, que era en aquella calle de donde salía el humo, el fuego y los gritos. Horrorizado, empezó a acelerar. El tráfico era nulo, salvo los gritos de agonía la ciudad parecía fantasma. No había nada en la calle, hasta que...

Una mujer de verde. No la vio hasta que estaba ya encima. Golpeó a la pobre mujer produciendole fractura del cúbito y radio al pasarle por encima del brazo. Perdió el control de la moto y acabó empotrado en el escaparate del TallMarket. El golpe fue brutal. Mortal de no haber sido besado instantes antes por la Diosa Suerte, como decía su esposa Hellen. Apenas un par de costillas fracturadas.

Se levantó a pesar del dolor, y corrió a socorrer a la mujer de verde. De espaldas a Burk, la mujer parecía muy malherida. Pero conforme se acercaba la vio. Con los ojos tan abiertos que parecían huevos pintados, no pudo hacer más que taparse la boca en un intento de evitar que su alma saliera en forma de grito desgarrador. ¡Esa mujer había sido mutilada a bocados! 

-No... No... No puedo, señora. No puedo... -masculló penitente- mis hijos están en el colegio, necesitan mi ayuda. No puedo. Lo siento. Volveré. Lo juro. Con ayuda. Lo siento. ¡Volveré! -gritó mientras se alejaba de la mujer de verde, y avanzaba pasos dolorosos hasta sus hijos. Hasta el maldito horror. Hasta la verdad...
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Mensaje  jcsnsierra2012 Sáb Jun 29, 2013 6:47 pm

Los gemidos de esas actrices porno hubieran bastado para calentar a un puberto, hacían bien su trabajo. Frente al monitor Ludwing se deleitaba dándose placer frenéticamente, ya dese hacia rato que no conseguía novia y como muchos pubertos su único consuelo estaba en la red.
-¡Joder! -dijo de repente entre dientes cuando escuchó unos pasos cerca, del lado de afuera de su habitación. No le gustaba ni la menor interrupción para sus pajas, trató de concentrarse de nuevo y vio tras la cortina la silueta de su padre -mierda -se dijo.
Nunca lo habían agarrado con la poya en la mano, a pesar de eso siempre le había temido a que sucediera, curioso fue que en esos momentos eso era lo último que tenia que temer y que la primera vez que lo pillaran con la poya en la mano iba a ser la ultima.
Mientras intentaba mantener la concentración en el culo de una mujer afroamericana descomunal, la frágil puerta de mdf de su habitación se abrió violentamente, el pestillo de la puerta cedió ante la jamba que también se dañó pues fue empujada desde afuera por un tacleo de un ser enorme de unos 200kg que una vez había sido su padre. 
Ludwing se quedó petrificado ni siquiera se soltó la poya que perdió la erección como si le hubieran abierto por algún lado una válvula de escape. El ser lo vio con ira soltando a la vez un rugido que no podía hacer ningún humano. Sus ojos, casi salia fuego de ellos tanto por su apariencia -su iris era ahora una mezcla de rojo con negro- como por su expresión de absoluta ira. 
Sin poder entender aun la situación y aun con los pantalones abajo Ludwing no se pudo defender de la terrible arremetida que este monstruo hizo, saltando por encima del escritorio derribando el monitor, cpu y varias otras cosas al suelo. Luego era él quien yacía en el suelo con el caníbal rabioso encima. Apenas si hacia las de defenderse forcejeando inútilmente bajo este ser que le doblaba el peso, casi no sintió por la adrenalina la mordida que recibió en el hombro derecho, luego una serie de golpes de martillo con los descomunales cantos de las manos empuñadas del ser destrozaron su rostro, dejándolo inerte.
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Mensaje  Toletum Sáb Jun 29, 2013 9:04 pm

Tras soltar el alarido el grupo de cinco personas zarandeaban la valla con ira, sus ojos no dejaban de mirar a las dos personas que estaban delante. Parecian estar abstractos del mundo exterior, solo centrados en su objetivo. Carter y John estaban parados frente a ellos paralizados por la situación, no podían de dejar de mirar esas caras ensangrentadas llenas de heridas, esos ojos casi fueras de sus orbitas llenos de ira y esa boca babeante de unos fluidos rojizos muy oscuros.
Los cinco individuos lanzaban dentelladas que resonaban con fuerza, con tanta fuerza que a Carter le habia parecido ver saltar entre los fluidos trozos de un material blanco, como si se hubieran partido algún diente y hubiera salido disparado de la fuerza de la dentellada.
Una voz le sacó de ese letargo en el que estaba, John le gritaba para que se apartara de la puerta, casi a empujones le tuvo que sacar de su ensimismamiento que no podía dejar de mirar, como en esas películas de miedo en las que sabes que se avecina un susto pero no puedes dejar de mirar para ver que sucede.
-¡Carter reacciona! – dijo John zarandeándolo de un lado para otro. –Esto no puede ser nada bueno tio, vamos dentro y avisemos al jefe.
-Eeehm si vale, vamos dentro deprisa. –consiguió decir Carter dándose la vuelta junto con John.
Ambos anduvieron hasta dentro de la fabrica en busca del jefe, cada pocos segundos miraban a sus espaldas viendo al grupo que seguía zarandeando la valla con más rabia aún.
Dentro de la fábrica había un silencio sepulcral, Carter sentía como su corazón estaba apunto de salirse por la boca, su instinto le decía que algo iba mal. No sabía si era miedo lo que sentía o la incertidumbre de no saber porque aquel grupo les había intentado atacar.
John se adentro en la fabrica mientras Carter estaba en la puerta, mirando curioso hacia la valla, si seguían zarandeándola tan fuerte no cabe duda que conseguirían tumbarla. En ese mismo momento, cuando su cabeza se empezó a centrar de nuevo se calló en algo que no habia pensado hasta ahora. La puerta de la valla estaba abierta, pero al parecer ni si quiera se habían percatado, estarán drogados lo más seguro se repitió a si mismo.
John entró en la pequeña sala donde estaba el despacho del jefe, sentado allí estaba Mike, con el teléfono en las manos golpeándolo contra la mesa.
-¿Qué cojones estas haciendo Mike? – Preguntó John mirándole con cierto desconcierto.
-El puto teléfono no funciona, estoy intentando llamar a la policía para que vengan a por esos putos locos. – respondió.
-¿Cómo que no funciona el teléfono? Llama con el puto móvil imbécil. – dijo John viendo como venia Carter desde lo lejos.
- Te crees que no lo he intentado, no soy estúpido. –respondió.
 
Carter entró en el cuarto al mismo momento que salía Mike de ella, se dirigía a la salida. John se acercó a Carter y ambos lo siguieron despacio, dejándole unos metros de diferencia. Mike se encargara de esos drogados de fuera pensó Carter para sus adentros.
Carter y John estaban en la puerta viendo como Mike con paso directo se iba acercando al grupo, finalmente el grupo pareció divisar la puerta y anduvieron hacia ella con paso tambaleante pero mucho más deprisa que antes.
-He llamado a la policía, en varios minutos estarán aquí para arrestaros.  Van a venir tres patrullas para deteneros.  –dijo Mike con voz entrecortada.
El grupo corrió sin previo aviso hacia Mike, uno de ellos se lanzó contra él haciéndole casi un placaje y tumbándolo al momento. Sin poder hacer nada Mike se encontraba bajo el grupo gritando e intentando zafarse de ellos. Carter y John corrieron hacia ellos para ayudar a Mike.
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Mensaje  GioRock Lun Jul 01, 2013 5:43 am

Oliver seguía sentado con la mirada fija en el principio del callejón, la peste a orina y basura no le afectaban, es más ni la había notado. 

Comenzó a hiperventilar, le faltaba el aire. "Tranquilízate" se repetía mentalmente una y otra vez mientras intentaba controlar su respiración. Se arrancó la corbata entre jadeos y se desabrocho un par de botones de su camisa con la intención de que pudiera respirar mejor, pero fue en vano.

Intentó salir un par de veces a la avenida, buscar ayuda, pero el miedo le paralizaba y volvía detrás del contenedor de basura donde se sentía más seguro.

Hacia rato que no veía ningún movimiento. Nada, ni coches, ni gente pasear por las grandes aceras, la ciudad parecía muerta.

"Seguro que la policía, lo tiene todo controlado, seguro.." se quiso tranquilizar. "Eres un tipo duro, no?" pensó para darse ánimos e intentar salir de ese agujero en el que se encontraba.

Al ponerse de pie vio su traje de Armani todo manchado, pero no le importo. Le vinieron un par de arcadas, no por las manchas de su traje, sino por el miedo y los nervios que tenía. 

Poco a poco el sol que iluminaba la gran avenida le dio la bienvenida a un paisaje desolador. Coches estrellados unos contra otros, bolsos, mochilas y demás objetos olvidados en el suelo, pero ni rastro de nadie.

Comenzó a andar calle abajo, y comenzó a reconocer algún que otro edificio. Por suerte había estado antes en aquella zona de la ciudad, cuando rodó su anterior película y creía que el hotel estaba a tan solo un par de manzanas de ahí.

El sonido de un cristal romperse alerto a Oliver, que instintivamente se escondió detrás de un Land Rober aparcado. 

"No es nada, seguro", se dijo.

A trabes de la ventanilla lo pudo ver, un tipo bastante grueso, con una espesa barba corría con un televisor de pantalla plana, dejando atrás un escaparate de una de las tiendas de electrónica de la ciudad. Instintivamente salio de su escondite para chillar algo a aquel hombre, pedirle ayuda, pero entonces los vio. 

Dos individuos salieron de uno de los portales cercanos y al ver el hombre gordo salieron detrás de él a toda velocidad. El sonido que salia de sus cuerdas bucales no era natural, era un ruido sordo, como un cloqueo. 

El tipo gordo al verlos intentó acelerar el paso, pero su condición física no le ayudo demasiado y los dos individuos lo atraparon por detrás haciendo saltar el televisor por los aires, estrellándolo sobre la carretera destrozándolo en mil pedazos.

El gordo intento sacárselos de encima, pero ya era tarde. Los dos individuos se le echaron encima y le vomitaron encima algo espeso y de un color negruzco. El gordo quedó inmóvil y los dos individuos siguieron calle abajo sin darse cuenta de la presencia de Oliver, que se quedó detrás del coche observando el cuerpo del hombre gordo, inmóvil... 

- Que cojones...- masculló Oliver entre dientes al ver el cadáver como convulsionaba.

De golpe el gordo que hacia unos segundos estaba muerto, estaba completamente de pie, pero ahora su espesa barba estaba completamente manchada con grumos de la substancia que aquellos hombres les había vomitado encima y entonces lo hizo, un alarido que asustó a Oliver como nunca antes se había asustado.

Un sonido de fondo alerto al tipo gordo, que salio corriendo hacia su origen. Oliver se sorprendió, el mismo gordo que minutos antes no podía ni con su alma ahora parecía un atleta de élite.

En ese momento salió corriendo en dirección contraria a la que había tomado el gordo, como alma que lleva el Diablo sin pensar en nada, solo deseando llegar al Hotel, en pedir ayuda.

"Ya queda poco, el hotel está cerca" pensaba mientras no paraba de correr y de golpe chocó con algo o con alguien al doblar la esquina.

"Estoy perdido" pensó asustado mientras intentaba levantarse de la caída sufrida con algo de torpeza. Delante un chico joven le miraba tan asustado como el lo estaba, pero parecía normal, no parecía una de esas cosas.

- Estas bien, chico.- se dirijo Oliver al chico con la voz entrecortada esperando una contestación y no un alarido de aquellas cosas..
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Mensaje  Skimmer Lun Jul 01, 2013 10:15 pm

Jake apenas había conseguido salir del estado de shock, por lo que el mero hecho de hablar se le antojaba imposible. Se limitó a asentir.

Desconocía cuánto tiempo había estado corriendo. A juzgar por la velocidad a la que palpitaba su corazón y por el dolor que sentía crecer en sus piernas, debía haber sido bastante. Nunca había sido un chico atlético. De hecho, tenía un aspecto bastante enfermizo. Ya fuese por su constitución o por sus hábitos alimenticios, Jake era delgado como una vara, casi esquelético. A eso había que añadirle las permanentes ojeras que bordeaban sus ojos debido a un problema de insomnio cada vez más preocupante. En definitiva, había tenido suerte de que ese hombre de Armani no le hubiera confundido con alguno de esos espectros.

- Vamos, no podemos quedarnos aquí. Conozco un hotel a tan solo un par de manzanas. Allí podremos escondernos… ¿me estás escuchando, chico?

Jake volvió a asentir.

Así pues se pusieron en marcha. El hombre de Armani lideraba la marcha con Jake prácticamente pegado a su trasero. A su lado tenían lugar todo tipo de escenas propias de una película de terror. Los coches se chocaban entre sí a grandes velocidades, convirtiéndose en ataúdes de hierro para sus ocupantes. La gente corría en todas las direcciones, ignorando el hecho de que el peligro acechaba en cada esquina. Algunos incluso se dedicaban a saquear los comercios aprovechando el caos y la confusión. Sin embargo, nada de eso asustaba tanto a Jake como el cloqueo que oía crecer a su espalda.

- ¡YA VIENEN! – gritó una voz anónima.

Inconscientemente miró por encima de su hombro al oír aquella advertencia. Un hombre con el rostro desencajado señalaba en dirección a la turba que se acercaba desde el final de la calle.

Dios mío, deben ser más de cincuenta.

Pese a que ya se encontraba al límite de sus fuerzas, Jake aceleró el ritmo para evitar quedarse rezagado.

¡Es aquí! – le indicó el hombre de Armani agarrándole de la camiseta y apuntando con el dedo hacia el edificio más próximo a ellos.

Sin perder un segundo y con el incesante cloqueo a sus espaldas, traspasaron la puerta giratoria. En el interior también reinaba el caos. La gente corría de un lado a otro, ya fuese para encerrarse en sus habitaciones o para salir del hotel. Intentaron avisar a aquellos que decidían huir del edificio de que la amenaza estaba en el exterior, pero nadie escuchaba.

Aquella muchedumbre sedienta de muerte se aproximaba cada vez más. No había tiempo que perder, por lo que buscaron una habitación en la que refugiarse. La mayoría estaban cerradas por dentro y sus ocupantes parecían empeñados en desoír sus gritos de auxilio. Finalmente encontraron una con la puerta entornada y se precipitaron hacia su interior.

No hubo necesidad de que ninguno de los dos señalara cuán importante era bloquear la puerta, por lo que se pusieron manos a ello sin mediar palabra. Utilizaron todo el mobiliario de la habitación,  además de varios objetos pequeños que apenas conseguirían frenar el avance de un infante, pero que contribuían a mejorar su sensación de seguridad.

No fue hasta que hubieron acabado la pesada tarea cuando se dieron cuenta de que no estaban solos.

En uno de los rincones de la habitación había un niño de unos nueve años. Aunque estaba terriblemente asustado parecía estar bien…salvo por una pequeña herida en forma de mordedura que portaba en su mano derecha.
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Mensaje  PeKaDoR Jue Jul 04, 2013 12:44 pm

Charlie se quedó mirando por la ventana absorto de cuanto ocurría a su alrededor.
Había terminado los exámenes finales de acceso a la universidad y lo único que había por delante era un largo Verano como otro cualquiera. O quizás no? Dentro de unos meses cumpliría la mayoría de edad y pasaría a ser parte del resto de una sociedad en decadencia. Una sociedad a la que odiaba con toda su alma y desearía destruir.
Una sociedad que aun teniéndola en tan poca estima, seguía necesitando para terminar sus estudios de Biología.

Tales eran sus razonamientos y de tal profundidad que tardó unos segundos en percatarse del enorme avión que caía en picado sobre la ciudad a escasos kilometros de donde se encontraba.

-Vaya, algo interesante para variar. Susurro abriendo los ojos con una ligera de expectación.

Charlie se levantó y se dirigió al salón del piso que compartía con 3 amigos suyos.
A estas horas dos de ellos deberían estar fuera en sus quehaceres, el tercero se encontraba en el sofá intentando ver la televisión sin mucho resultado. Era Danny y estaba descansando antes de su turno en la clínica médica.
Trabajaba allí como becario realizando las prácticas para la carrera.

-Maldito cacharro, se ha perdido la señal con todas las cadenas. Encima el Internet del móvil no funciona tampoco.
Podrías ir arriba a mirar la antena Charlie? Preguntó con cierta desesperación.
PUUUUM!(a lo lejos se oye una explosión)
- Atento Danny, tal vez tengamos suerte y se avecine otro 11S. Dije de forma pasiva.
- Me cago en la leche! Ese estruendo ha sido de un avión? Preguntó alarmado.
- Lo he visto desde mi ventana, lo mejor será que suba a la azotea a mirar la antena y ya de paso vea que diablos está pasando. Le dije mientras salía por la puerta.
- Está bien, yo seguiré intentando sintonizar alguna cadena a ver si puedo saber algo del accidente.

Charlie salió al portal de su piso con una ligera sonrisa en el rostro.

-Ojala hoy suceda algo inesperado. Algo que lo cambie todo. Se dijo así mismo.

Este era un pensamiento que solía tener a menudo. Pero hasta ahora, sus plegarias no habían sido escuchadas. Hasta ahora.

Cuando se dispuso a subir las escaleras, escuchó unos gritos que provenían del portal de enfrente.
La puerta estaba entreabierta y había claros signos de violencia.

-Otra vez están peleándose los vecinos de enfrente? Lo peor es que siempre acaban follando después de estas discusiones y no hay quien pegue ojo. Pensó Charlie ignorando la situación.

Tras una larga ascensión, Charlie acabó llegando a la azotea y observó detenidamente la antena de televisión.

- A esta antena no le sucede nada, debería funcionar perfectamente. Pensó

PUUUUUM! (otra explosión pero esta vez mas cerca)
- Que demonios? preguntó exaltado.

Cuando Charlie se giró y pudo ver la imagen que le mostraba la bella ciudad en la que había vivido los últimos años quedó petrificado.
Había incendios en muchos lugares, luces de sirenas, tanto de policía como ambulancias a lo lejos.
Había gente en las calles cercanas que corría despavorida y otra tanta que parecían perseguidos por otras personas.

-Si esto es lo que creo, y ojala que sea lo que creo, debo prepararme inmediatamente.

Charlie conocía muy bien el mundo zombie de peléculas, comics, libros, pero esto, esto era algo distinto.
Esta vez estaba pasando en la vida real y Charlie no sabía que hacer. Tantos años lidiando con estos temas y a la hora de la verdad, nada. Encima estaba su tobillo, su tobillo lesionado que no le permitía correr ni muy rápido ni durante mucho tiempo. A veces no podía ni saltar las vallas mas bajas a causa de esto.
Decidió que lo mejor era volver a su piso y planear algo con sus compañeros.
Pensado esto, desapareció de la azotea bajando a gran velocidad hacia su piso...
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Mensaje  Toletum Jue Jul 04, 2013 3:57 pm

Un escalofrió le recorrió por toda la columna, un sentimiento entre miedo y desconcierto se apodero de Carter, su mente le decía ayúdale pero sus piernas daban pasos hacia atrás. John estaba detrás de Carter atónito de lo que estaba viendo, pese a su antigua vida de pandillero que le hizo fraguarse un carácter fuerte no estaba preparado para eso.

Carter se aclaro las ideas mientras veía ese imagen dantesca, empujó a John dentro del a fabrica y cerró la puerta, debido al golpe metalico el grupo de fuera se amontonaron en la puerta. Se veía como la puerta temblaba a cada golpe. No entendían que estaba pasando, la ciudad se habia vuelto loca. Eso o era el fin del mundo…

Pasados 15 minutos, seguían los golpes, parecían no cansarse con nada que hicieran. John estaba sentado frente a la puerta, su cara inexpresiva daba a entender a Carter que o bien se habia rendido y estaba aceptando el mismo futuro que el de Mike o estaba perdido en su mundo interior. Carter sin embargo no aceptaba su final en ese momento, y  si bien era la hora de abandonar lucharía hasta el final. Un sonido metalico llego desde la puerta, una de las bisagras de la puerta estaba cediendo y una de las partes se había soltado.

-Tio tenemos que largarnos de aquí, no creo que la puerta resista más de 30 minutos. – dijo Carter acercándose a John.
John se levanto pero no contestó, su cuerpo parecía un autómata se movia pero era como estar acompañado de un muñeco. Carter dio un rodeo por la fábrica en busca de una salida secundaria, sin resultado positivo.
-John, joder reacciona, ayudame a encontrar algún sitio donde salir. – de nuevo, no obtuvo respuestas, se estaba empezando a hartar de la situación.

Al no obtener respuesta le dejó claro que estaba metido en su mundo, dio de nuevo otra vuelta y se le vino a la cabeza una idea. Vio el toro de la fabrica y se subió en él, si conseguía moverlo hasta la puerta ganarían un poco más de tiempo para buscar una salida alternativa. Arrancó la maquina y la acercó hasta la puerta, la colocó lateralmente para evitar que los cuernos dañaran aun más la puerta.

Carter bajó de la maquina y se fijó en un cartel verde fosforito, “como puedo ser tan idiota” pensó para si mismo y recordó la salida de incendios, al dar la vuelta por primera vez se la pasó de largo. Volvió al fondo de la fabrica y allí la vió, la puerta de incendios, una puerta roja de empuje como salida de emergencias. Al acercarse calló en la cuenta, una cadena estaba bloqueándola junto con el candado cerrado a cal y canto. Sin mediar palabra con su compañero buscó un objeto contundente con el que romper el candado, dio varias veces la vuelta pero no encontró nada. Como podía ser posible que no hubiera nada con lo que romper el candado.

Al fin encontró algo, una lleve inglesa de un tamaño considerable, se acercó hasta el candado la agarró con fuerza y soltó un fuerte golpe contra el candado, lo unicó que consiguió es hacer un ruido metalico que según el volumen con el que salió se tuvo que escuchar en toda la ciudad.

-Las llaves las tiene Mike. – dijo John de golpe.

-¿Qué has dicho?

-Las llaves las tiene Mike.

-Por si no te has dado cuenta, Mike esta fuera con esas cosas. –respondió tajante Carter mientras se dirigía al despacho por si hubiera unas llaves de repuesto.

La luz del despacho comenzó a parpadear, pero pareció no importarle. Abrió todos los cajones y miró dentro, pero nada. Solo papeles, fue directo a un armario metalico y lo abrió de golpe, más papeles. Se dio la vuelta y al fin se fijó, un marco con tres manojos de llaves. En cada manojo habia un papel. Cogió los tres y bajó de nuevo a la puerta trasera.

 
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Mensaje  GioRock Vie Jul 05, 2013 7:24 pm

Al ver la herida de la mano derecha del chico, Oliver se quedo petrificado. Parecía reciente, pero el chico no tenia el aspecto de una de esas cosas que había visto en la calle minutos antes, pero no se fiaba, no se sentía seguro... 

No sabía sí el "virus" o "microbio" o lo que fuera que hacia las personas parecer salvajes se trasmitía a través de algún mordisco o arañazo, o corría por el aire como una gripe común. Sí que había visto que con la masa espesa de color rojizo que escupían de su boca podían hacer que una persona normal se pasara al otro bando, pero no con un mordisco... Oliver tenia miedo, miedo al desconocimiento de lo que sucedía.

Sí que es verdad que había visto muchas películas de muertos vivientes, incluso ahora iba a ser el protagonista de una de ellas, pero ésto... ésto es la vida real y no las imágenes que algún día anterior reflejaba su televisor de aquellos films...

Se acercó y se puso a la altura del chico, al verlo, éste intentó retroceder sin éxito.

- Hola, soy Oliver, y este es.. ehhh... ¿cómo te llamas?- se dirigió al chico con el que había chocado en la calle.

- Soy Jake.- dijo éste desde el borde de la cama, donde estaba sentado. 

- Somos Jake y Oliver y tú, ¿cómo te llamas?.

No recibió respuesta.

Oliver chapurreo un par de idiomas más, pero recibió la misma contestación. Silencio. Parecía un chico del este, parecía estar sano, era claro de piel pero está estaba algo rojiza por el sol de la zona, rubio y con unos grandes ojos azules.

- ¿Alguna idea? - se dirigió a Jake mientras se sentaba al lado de Jake.

- Ehhh... no sé... - dijo sin quitar la mirada al mordisco de su mano.

En los pasillos las carreras iban y venían, escuchándose todo tipo de ruidos, desde muebles arrastrarse de un lado a otro, pasando por chillidos y llantos. Incluso un par de veces alguien golpeó la puerta pidiendo auxilio sin éxito..

Las situaciones posibles golpeaban la mente de Oliver una y otra vez. ¿Y sí pasaba como en las películas y el chico se convertía en una de esas cosas?, o por el contrario no pasaba nada, se curaba y listo?

Volvió a mirar el mordisco y lo sintió... sintió el mismo escalofrío que horas antes tuvo al ver aquellas cosas en la calle... y entonces lo hizo...

De un salto se levanto de la cama y con un fuerte movimiento agarró al niño del brazo izquierdo y lo empezó a arrastrar. El niño comenzó a llorar y patalear intentado  por todos los medios soltarse. Oliver abrió la puerta del lavabo y metió al niño, cerró la puerta y la atranco con la ayuda de una silla.

Al girarse vio a Jake en la misma postura que antes observando sin inmutarse la escena sin mediar palabra ni inmutarse.

Al otro lado de la puerta el niño golpeaba con fuerza la puerta entre sollozos, que se confundían con el ruido del pasillo.

Oliver volvió a sentarse.

- Tenia que hacerlo, no me quiero convertir en una de esas cosas y tenemos que estar seguros de que está sano...

Jake no respondió, solo se limito a mirar a Oliver.

- ¿Qué vamos a hacer? rompió su silencio Jake.

- Nos quedaremos aquí, tiene que llegar ayuda.- dijo Oliver autoconvenciéndose. 

- Podríamos ir a mi casa, creo que no está lejos de aquí. Tienen que estar preocupados por mi...

Oliver asintió.

Las horas pasaban y el ruido en el lavabo no cesaba, clavándose en sus cabezas, poco a poco, golpeando sus ideas una y otra vez. En cambio en el pasillo era diferente, no se escuchaba ni un alma, de vez en cuando algún mueble arrastrarse pero nada más.

El niño no se cansaba y golpeaba una y otra vez la puerta mientras chillaba y lloraba...

- PARA YA!!! - chilló Oliver desquiciado haciendo surgir el efecto deseado.

El silencio reinó la planta del hotel, un silencio que a Jake y Oliver les resultaba incomodo.

Algo rompió sus pensamientos. Los chillidos se volvieron a escuchar, pero está vez no era el niño... el ruido provenía de la habitación de al lado.

- NOOOO ELISA, NOOO..... O DIOS MIO.... ELISA....¡¡¡AYUDENME, POR FAVOR!!!- se escuchaba mientras, al parecer volvían a arrastrar muebles.

Oliver pegó la oreja a la pared para escuchar mejor lo que sucedía en la habitación contigua y entonces lo escuchó, el cloqueo inconfundible que hacían aquellas cosas...

Blanco como la nieve, Oliver miró a Jake, mientras en el pasillo se escuchaba una brutal pelea entre lo que antes era Elisa y su compañero de habitación.
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Mensaje  Skimmer Lun Jul 08, 2013 3:37 am

Jake y Oliver se quedaron inmóviles durante cinco minutos, el tiempo que debió durar la refriega del pasillo. Finalmente los gritos de auxilio de aquel hombre se habían extinguido bajo el inexorable cloqueo de la criatura. Jake sospechaba que como ellos, decenas de personas tenían la oreja pegada a la pared que daba al pasillo, rezando para que lo que acechaba ahí fuera pasase de largo su habitación. Finalmente, y tras lo que pareció ser una eternidad, algo captó la atención de aquel ser y abandonó el hotel, dejando únicamente el eco de sus pisadas.

Entonces Jake fue consciente de que estaba empapado de sudor y tenía la boca seca. Por suerte, la habitación contaba con un mueble mini-bar. Éste estaba apilado en la puerta junto al resto del mobiliario. Lentamente el muchacho se arrastró y sacó de su interior un par de refrescos y varias chocolatinas. Se acercó a Oliver y le ofreció un refresco y una chocolatina. Su nuevo compañero las aceptó, agradeciendo el gesto con un movimiento de cabeza.

- ¿Qué crees que le habrá pasado? – le preguntó Jake entre susurros mientras lanzaba una mirada a la silenciosa puerta del baño. Inconscientemente o no, ambos se habían alejado lo máximo posible de ésta.

- No lo sé…no sé si se ha callado por voluntad propia o porque… - Oliver tragó saliva – o porque es uno de ellos.

- Eso no lo sabemos – se apresuró a decir Jake, intentando que su voz no se elevase más allá de un susurro – quiero decir…vale, en las películas es así. Te muerden y eres uno de ellos, pero esto…joder, esto es diferente. Esto es real. ¿Y si solo hemos encerrado a un pobre niño asustado? No estoy diciendo que sea así, pero es una posibilidad.

- ¿Es que quieres dejarlo salir? ¿De verdad quieres correr ese riesgo?

- No, no, claro que no. Solo digo que…no importa. Déjalo. – Jake suspiró. Estaba muerto de miedo – Está oscureciendo. Creo que deberíamos pasar la noche aquí y por la mañana partir hacia casa de mis padres. Quién sabe cómo de jodidas tienen que estar las cosas ahí fuera en este momento. No sé…tal vez por la mañana todo esto haya pasado, ¿verdad?


Jake intentó sonreír, pero lo único que logró fue componer una mueca espeluznante.
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Mensaje  Kealah Lun Jul 08, 2013 11:57 pm

Bajo un cielo entre nublado y despejado, Annika decía adios a su abuela. Aquella buena mujer que la había criado desde que sus padres murieran muchos años atrás, también se había ido. Parecía ser una constante en su vida. Todo el mundo a quien Annika había querido alguna vez, tarde o temprano desaparecía.

A la temprana edad de cinco años, Annika había perdido a sus padres y a su hermano. Un camión, una curva y un mal adelantamiento se habían llevado por delante dos vidas y toda una infancia.
Pese a las circunstancias, sus abuelos consiguieron que Annika fuese una niña feliz. Su abuela la enseñó a cocinar, a manejarse en la casa y jamás la faltó un beso o un abrazo. Pero era su abuelo con el que realmente disfrutaba, sobretodo aquellos domingos de acampada. Gracias a él, aprendo a disfrutar de la montaña y a sacar partido de todas las cosas que la naturaleza la ofrecía.

Lloró mucho cuando el falleció. Sólo la quedaba su abuela y el día anterior, no se había despertado. Murió mientras dormía a la edad de 78 años. Su rostro dibujaba una sonrisa cuando Annika se la encontró aquella mañana. No cabía duda de que, pese a las circunstancias, su abuela había tenido una vida feliz.

- "Amén" - Dijo el cura que oficiaba el entierro, interrumpiendo de esa manera los pensamientos de Annika. Era consciente de que por fin, Richard y Dorothy descansarían juntos eternamente. Suspiró y se ajustó sus gafas de sol.

- Ann, ¿quieres que te acerque a alguna parte? - Preguntó Arthur, su tío- Creo que no es el mejor momento para que estés sola. Si quieres puedes dormir en casa un par de días. Lorraine te ha preparado una cama en la habitación de Elisa. Sabes que nuestra casa es tuya para lo que necesites.

- Muchas gracias, tío Arthur, creo que es mejor que vaya a casa. Tengo que aprender a estar sola.

- ¿Estás segura? - Preguntó visiblemente consternado.

- Sí, tío, creo que iré a casa, dormiré y después pensaré en todo.... - Annika miró al cielo, un avión volando demasiado bajo interrumpió su conversación. No cabía duda de que se estrellaría. Sólo esperaba que no fuera en su pequeña casa de madera. - Espero que se estrelle en campo abierto - Dijo Annika, dio un beso a su tío en la mejilla y se encaminó hacia su coche.

Diez minutos después, estaba en casa y una enorme columna de humo surcaba el cielo. Encendió la televisión y las primeras informaciones dijeron que había caído cerca de un instituto. De repente, las lágrimas la invadieron. Lloró por sus padres, por sus abuelos, por su hermano y por todos los niños que habrían muerto en aquel instituto y ... sin darse cuenta, se quedó dormida.

Cuando despertó, era todavía de día. En la televisión, sólo se oía un ruido y puntitos grises y blancos aparecían en la pantalla. Intentó llamar al Servicio Técnico de la tele por cable pero el teléfono fijo y el móvil estaban desactivados. Aquello era demasiado extraño pero más extraño aún era la calma que se respiraba en el exterior de la calle.
Se asomó a la ventana, no vio ningún coche, ni a los niños del barrio jugando y no escuchó sonido alguno.
Abrió la puerta para comprobar que no se estaba volviendo loca. Allí, en medio de la carretera, un hombre de mediana edad en traje y corbata miraba fijamente hacia ella.

- "Genial, debo ser la primera persona que ve en horas" - pensó para sí misma- Eh - Gritó, en contra de todo lo que su abuelo la había enseñado. "Nunca desveles tu posición" Le oía decir en su cabeza. Se calló pero era demasiado tarde. Aquel hombre torció la cabeza y profirió un sonido desde lo más profundo de sus entrañas antes de salir corriendo hacia ella.

Por un segundo le vio, de su boca emanaba un reguero de sangre y un horrible mordisco le hacía completamente irreconocible. Annika entró corriendo en casa y cerró la puerta. Definitivamente, algo no iba bien en ese lado de la ciudad. Pensó en el accidente de avión y en las montañas, en sus queridas montañas...
Aquel ser no se detendría nunca y la puerta empezaba a ceder como consecuencia de los golpes que aquel ser propinaba. Era ella o él. Y decidió que aquella vez, iba a ser ella.
Buscó con la mirada algo con lo que pudiera defenderse y lo recordó. Su martillo. Había practicado algo de espeleología con el club de senderismo. Estaba en el armario de la entrada.
El problema estaba en que, si se separaba de la puerta, aquel ser conseguiría entrar. Aún así, tenía que arriesgarse. Salió corriendo hacia el armario, sabía exactamente donde estaba... Lo buscó con ganas pero no lo encontró a la primera y los brazos de aquel hombre ya habían atravesado la puerta.

El ser consiguió entrar pero ella le asestó tal golpe con el martillo que quedó tumbado en su alfombra. Inerte, inmóvil.
Annika, la pacífica Annika, había matado a un hombre. ¿Quién iba a creerse que era defensa propia? ¿Y si quería pedirla ayuda y el pánico no se lo permitió?
Cogió su mochila de acampada y la preparó con su equipo de supervivencia. Metió toda la comida que pudo cargar y cogió el martillo que tuvo que desincrustar de la cabeza de aquel hombre. Pese a todo, algo no la olía bien en el barrio.

Sólo la quedaba huir hacia las montañas, hacia sus queridas montañas pero antes... Era el momento de hacer una pequeña parada.
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Mensaje  Toletum Miér Jul 10, 2013 11:02 am

Las cosas fuera de la fabrica iban de mal en peor, como una película apocalíptica las calles estaban desiertas y obstaculizadas por los coches los accidentes. Manchas rojizas y restos  de cuerpos sin vida campaban a sus anchas, las personas que estaban en la calle corrían o caminaban hacia ningún lugar. 

Carter y John se separaron para ir a buscar cada uno a sus familias, no fue fácil separarse porque si dos personas lo habían pasado tan mal, una sola era prácticamente un suicidio. Solo se atrevían a salir porque no había otra opción, la falsa seguridad de tener un arma le daba un coraje extra que aun siendo un coraje falso al fin y al cabo le hacia sentir un poco mas seguro. De la fabrica cogió uno de lo repuesto de los palos para las herramienta, al ser madera maciza lo podía utilizar como  un bate improvisado. Aun que en su interior esperaba no tener que utilizarlo, la idea de matar a alguien le revolvía el  estomago, no era un asesino o eso pensaba él.

La ciudad estaba preocupantemente silenciosa, ni los pajaros cantaban, ni los perros ladraban, quizás ellos notaran que esta pasando algo y se hubieran largado de la ciudad. Fuera como fuese pensaba hacer lo mismo, pero antes tenia que hacer una parada en su piso alquilado para ir por sus cosas. Un sonido a su espalda lo saco de sus pensamientos, sin mediar palabra o esperar para ver quien era o que era, salió corriendo como alma que lleva el diablo. Estaba oscureciendo y si la ciudad era peligrosa por el dia por la noche era un suicidio andar por las calles.

Despues de descansar tras sus carreras, llego al bloque de pisos. Una gran mancha rojiza con grumos negros estaba en la entrada, un reguero de fluidos se adentraban en el bloque. Un escalofrio le recorrió la espalda, tenia que entrar para llegar a su piso pero y si le estaban esperando dentro un grupo de esos locos…

Tras  ver como el sol iba desapareciendo y las pocas horas de luz, se armo de valor y entró en el oscuro portal, la oscuridad era dueña del lugar. Tardó varios segundos en ir acostumbrando la vista y lo que antes eran sombras amenazadores se iban convirtiendo en muebles y plantas. Guiándose por el oído  iba caminando sin hacer ruido, pero las botas que llevaba de trabajo le parecían estar dando unos golpes tremendos a cada paso que daba. Al fin llegó a la puerta de su piso, era un primero asique estaba relativamente cerca de la salida.

 Se centro en sacar las llaves con cuidado y abrir la puerta sin hacer mucho ruido, con el tintineo de las llaves no escucho ni se percato de la figura que se arrastraba hacia él. Cuando al fin acerto a meter las llaves una mano lo cogió de la pierna, el susto mezclado con la situación casi le da un vuelco al corazón, le tiraba fuerte de la pierna, tanto que casi lo hace caerne de bruces contra el suelo. Carter zarandeo con fuerza el pie, pero al ver que el sujeto iba a acercarse a morderlo le propino una patada en la cabeza, seguido de un crujido que resonó por todo el pasillo. Sin perder tiempo abrió la puerta y ni si quiera vió que había pasado con su atacante, le había soltado que eso era lo que importaba y al fin llego a la  seguridad de su piso.
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Mensaje  PeKaDoR Miér Jul 10, 2013 10:35 pm

Las escaleras se hacían interminables, además Charlie trataba de bajar lo mas silencioso posible por si la infección había llegado a su piso.
- Joder, debo avisar a los chicos inmediatamente y salir echando leches de la ciudad.
Odio vivir en el centro. Pensaba mientras bajaba.
Al llegar al portal se sobresaltó porque la puerta de los vecinos estaba abierta y había un rastro de sangre que conducía hacia su piso.
- Oh mierda Danny! pensó.

Charlie se acercó lentamente hacia la puerta de entrada preparado para salir corriendo en la dirección contraria en cualquier momento por si la cosa saliera mal.
Su piso parecía un estercolero y la mayoría de las cosas no estaban en su sitio. Ah espera! Así es como estaba normalmente. Entonces no había nada de lo que preocuparse.
Sus lentos pasos eran casi imperceptibles. En cambio su pecho parecía que iba a estallar.
Todo en ese momento se volvía mas perceptible por Carlos. Su respiración, sus latidos, el ruído de la devastación en la calle. Pero no fue suficiente y algo lo golpeo por detrás dejándolo inconsciente.

Charlie despertó para su sorpresa en su propia cama, tenía al lado a Danny que al ver que este despertaba se repetía una y otra vez.
- Lo siento por el golpe, pero pensé que serías otro zombie de esos.
- Acaso has visto a alguno de ellos ir sigilosamente y razonando? Respondió enfadado.
- Yo que se, nunca había visto unos de verdad, a lo mejor hablan entre ellos y conspiran contra todos los vivos!
- Tu deliras.
- Ahora en serio, una de esas cosas entró en el piso y .........

............................................................
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Mensaje  GioRock Jue Jul 11, 2013 2:53 am

El reloj de Oliver marcaban las cuatro y veintidós de la madrugada, este yacía sentado delante de la pequeña barricada de muebles y objetos que tapiaba la puerta, incluso habían colocado una de las dos camas que habían en la habitación. En la otra, Jake, parecía dormir sin parar de dar vueltas sin encontrar una postura o intentando borrar de sus pensamientos lo sucedido el día anterior. En el lavabo el silencio reinaba, igual que en toda la planta del hotel, ya que desde el incidente del pasillo no se escuchaba ni un alma.

Miró a Jake, éste al parecer, había encontrado por fin una postura. Se había acurrucado en forma fetal. Nunca hubiera imaginado un compañero de habitación como el, pero menos aun en la situación en la que se encontraba.

Echó la mirada a la puerta del cuarto de baño. Oliver no paraba de darle vueltas a la conversación que había tenido con Jake horas antes. Y si el chico tenia razón, y el niño no estaba infectado, pero y sí lo estaba, ¿se quería arriesgar a poner su vida en peligro?...

La lata de refresco yacía a su lado completamente vacía, le encantaban los refrescos. Recordó con una sonrisa en sus labios que su entrenador personal le habría echado la bronca si se hubiera enterado. La tableta de chocolate no lo había tocado. La miraba leyendo una y otra vez la marca intentando, en vano, que desaparecieran sus pensamientos.

La cogió entre sus manos dejando la pata de madera en el suelo. Pudo notar como estaba empezando a derretirse a causa del calor que empezaba a hacer en la habitación.

No paraba de darle vueltas a lo hablado con Jake. Quería salir de dudas, así que sin pensárselo dos veces pegó la oreja  en la puerta del cuarto de baño con la chocolatina en la mano. Al otro lado parecía no haber nada ni nadie.

Comenzó a abrir la puerta del baño poco a poco, lo justo para meter medio cuerpo y mirar en su interior. Y entonces lo vio tumbado en el suelo, parecía dormir con una toalla entre sus brazos. Oliver suspiró aliviado.

De golpe el niño levantó la cabeza notando la presencia de Oliver, que éste a su vez se sobresalto. Oliver al ver que el niño no se movía, se dio cuenta que no le miraba a él, sino a la chocolatina que tenia en su mano. Miró la chocolatina y volvió a mira al niño que éste comenzaba a hacer pucheros otra vez.

Sin darse cuenta Oliver se encontraba metido en el cuarto de baño entregando la chocolatina al crío, que la engulló en cuestión de segundos.

- ¿Ésta bien?- dijo una voz desde la puerta. Al parecer Jake se había levantado.

- Parece que si, creo que tenia hambre.

- ¿Crees que se convertirá en una cosa de esas?- preguntó Jake.

- No lo sé, vi a un tipo convertirse en la calle y desde que le atacaron hasta su trasformación solo pasaron unos minutos. En cambio este crío lleva unas cuantas horas aquí encerrado y no tiene signos de convertirse... 

El chico en ese momento se puso la mano en el pecho y con la voz entre cortada dijo lo que parecía su nombre Angus. Oliver y Jake hicieron lo mismo para presentarse.

El sol comenzó a despuntar por el horizonte, Jake despertó a Oliver que había caído en un ligero sueño.

- Será mejor que salgamos dirección a mi casa ahora que empieza a ser de día- dijo Jake mientras miraba la puerta del cuarto de baño- ¿nos llevamos a Angus?- preguntó a Oliver.

Oliver miraba por la ventana, el pequeño trozo de calle que podía ver parecía tranquila, sin nada ni nadie a la vista. Tras unos segundos pensando en silencio contestó a Jake algo que esperaba no arrepentirse nunca:

- Si, vendrá con nosotros.
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Mensaje  krayos13 Jue Jul 11, 2013 3:58 am

Aston caminaba por la calle, machete en mano, preguntándose cuánto tiempo había pasado desde que había dejado a su padre en aquel shopping, cuánto tiempo había pasado desde que vió a aquel grupo de personas devorando un cadaver. Mientras pensaba en esto, los recuerdos venían a el, los recuerdos de como empezó todo aquel infierno.
Él estaba sentado en el asiento de pasajero del auto con su padre, volvían de unas geniales vacaciones, es curioso, la mayoría de los padres suelen enviar a sus hijos a la universidad apenas se gradúan de la secundaria, el padre de Aston, en cambio, le había dicho que QUERÍA que él se tomara un año antes de ir a estudiar de nuevo, le había dicho que quería pasar tiempo con su hijo y que una vez que él se fuera a la universidad le sería imposible.
Los dos iban camino al centro comercial, iban a comprar ropa para Aston, el año libre estaba a punto de terminar y tenían que ir preparando un poco de ropa decente. Faltaban apenas unas cuadras para llegar al shopping cuando un hombre, literalmente,  se abalanzo sobre el auto, el padre de Aston trato de esquivarlo pero le fue imposible, aquel hombre terminó bajo el auto.  
Ambos bajaron del auto muy agitados,el padre de Aston decía sin parar:"Lo viste?se me atravesó!". Aston no respondía, estaba demasiado atónito por lo que veía. El hombre que yacía debajo del auto estaba completamente lleno de sangre y parecía tener mordeduras en todas partes del cuerpo, no hacia falta ser un médico para saber que ningún auto podía hacer eso. La gran sorpresa fue cuando  el hombre empezó a moverse. Al ver esto Aston se apresuró a sacarlo de abajo del auto. El hombre estaba convulsionando. Cuando el padre de Aston estaba por tomarle el pulso, Aston lo detuvo, mientras le señalaba a un grupo de personas igualmente ensangrentadas que corrían de forma violenta hacia ellos, le dijo:"¡vámonos!" mientras se ponía de pie. Corrieron perseguidos por el grupo de infectados hasta el centro comercial, lo que vieron allí los dejó impactados, nada más entrar vieron a un grupo de tres hombres y dos mujeres devorando a una persona en el suelo.
"QUE MIERDA ESTA PASANDO?" pensaba Aston mientras pasaba corriendo por el lado del "buffet". Subió las escaleras hasta el último piso y fue corriendo a una casa de jardinería, no había sido el único con esa idea,  había un completo caos adentro de la tienda,Aston sabia que tendría que apurarse en encontrar lo que buscaba, no iba a ser demasiado problemático, conocía la tienda de memoria. Entró corriendo por uno de los dos pasillos del local y tomó un machete de jungla, después de eso se dispuso a salir del negocio, sin embargo, algo tapo su escape, era su amigo Henry, hacía más de un mes que no se veían, Aston lo hubiera saludado cálidamente si Henry no hubiera tratado de comerle la cara, luego de esquivar a su ex-amigo Aston dijo en voz alta:"Paso". Y echó a correr, una vez fuera de la tienda Aston se dió cuenta de algo:SU PADRE! se había empecinado tanto en conseguir el machete que había perdido de vista a su padre.
Bajó corriendo las escaleras hasta el primer piso donde vió a su padre forcejeando con uno de esos seres, Aston fue corriendo y empujó al infectado lejos de su padre luego de eso le dió un machetazo en el abdomen, después de dar un largo gemido, el sujeto cayó al suelo, Aston se dio vuelta y le preguntó a su padre si estaba bien,  pero no le respondió,en cambio, se abalanzó sobre él, tenia los ojos abiertos como platos, inyectados de sangre, entonces Aston pudo observar que lo que antes había sido su padre tenia una mordida en el brazo. Aston empujó a su padre contra una pared al tiempo que el otro ser se incorporaba. Esta vez Aston le asestó un golpe con el machete en la cabeza, el infectado se desplomó en el suelo. Aston apartó la vista del río de sangre que manaba de la cabeza del hombre. En ese momento vio a su padre abalanzarse nuevamente hacia él, esta vez lo esquivó y echó a correr fuera del edificio, corrió,corrió y corrió hasta que se dio cuenta de que nadie lo perseguía, en su tobillo sentía un dolor punzante, se sentó en la vereda a pensar en lo que había pasado, luego de un rato, se puso de pie con una sola cosa en mente:"llegar a casa".
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Mensaje  Kealah Jue Jul 11, 2013 3:59 pm

En su Ford, Annika había intentado llegar al centro de la ciudad. Había metido su mochila en el asiento delantero, había subido las ventanillas y se había metido por las carreteras más inhóspitas que conociera.
Apenas se había encontrado a muchos de esos seres pero sabía que en cuanto llegara a la C-125, el tráfico sería más denso y los problemas empezarían a aparecer.

Por suerte, empezaba a darse cuenta de que "no había hecho nada malo" Había matado a un hombre, sí, pero después de ver cómo los tres hijos pequeños de su vecino Pete, devoraban el cadáver de un pobre ciclista que pasaba por allí, no la cupo duda de que si no hubiera acabado con aquel hombre de traje y corbata, la que estaría siendo devorada en esos momentos, sería ella.

No estaba equivocada. Giró por la calle 125 y siguió recto para incorporarse a la carretera que la llevaba directa al centro de la ciudad. Era necesario atravesar la ciudad para llegar a las montañas, sus queridas montañas. Además, quería comprobar que sus tíos y su prima Elisa estaban bien y, si fuera necesario, se la llevaría con ella. Tenía 14 años y sabía lo suficiente para vivir una temporada en el campo.
No lo vio aparecer. Un gran embotellamiento la impedía continuar por ese camino en coche. Decidió seguir a pie ya que el piso de sus tíos no estaba demasiado lejos. Se colgó su mochila al hombro, cogió su martillo y echó a andar alejándose lo más posible de la carretera.

No quiso mirar hacia los lados cuando vio numerosos coches estrellados y los cadáveres con el cinturón puesto que se retorcían dentro de sus vehículos. ¿Quién sabe qué vidas tenían antes de que aquello sucediera? ¿Y quién sabía cuánto tiempo pasarían ahí antes de... ¿morir? Río para sus adentros.
Después de andar durante algún tiempo, se dio cuenta de que ya era de noche y de que no se veían seres a su alrededor. ¿Dormirían de noche como si fueran personas normales?

Ensimismada en sus pensamientos, la noche fue cayendo sobre Annika. No veía más de dos metros. La noche era clara y estaba despejada pero los ruidos de la ciudad eran inexistentes y las luces, a excepción de pequeños incendios o alguna vela encendida en el interior de alguna vivienda, habían desaparecido casi por completo.
Había tenido demasiada suerte hasta ese momento. Había podido caminar durante dos horas sin altercados pero seguir caminando, supondría tentar demasiado a la suerte. Era el momento de encontrar un refugio y seguir por la mañana.

Los primeros edificios ya se empezaban a ver. Y entonces, de la nada, surgió un sonido gutural. A su espalda, algo gritó y el vello de su nuca comenzó a erizarse. Annika echó a correr hacia ninguna parte, perdida en medio de la noche en un lugar desconocido. Sabía que si no encontraba refugio pronto, sería pasto de los ¿zombies?
A ese grito se unieron otros y la calle, en principio vacía pareció convertirse en una mañana de rebajas y Annika era el vestido que todas las compradoras querían. Solo que ella no era un vestido sino que sería uno de ellos. Si dejaban lo suficiente, como para llegar a convertirse.

A tan sólo 20 metros pareció distinguir un camión con la puerta delantera abierta. Empuñó su martillo por lo que pudiera haber dentro de la cabina y corrió tan rápido como sus cansadas piernas se lo permitieron. Los zombies la pisaban los talones. Miró en el interior y comprobó para su infortunio, que el conductor estaba allí. Abrió los ojos en cuanto la vio y emitió ese sonido que tanto la ponía los pelos de punta.
Le clavó el martillo en la cabeza antes de que terminase con su endemoniado grito. Desabrochó el cinturón y lo dejó caer al suelo pero... Era demasiado tarde. Ya estaban allí. Uno de ellos tiró de su pie derecho y clavó sus dientes. Le golpeó en la cabeza con el pie sano y cayó al suelo.
Muchas manos la siguieron pero cerró la puerta de golpe y puso el camión en marcha. Echó marcha atrás, giró a la izquierda y todos los seres que se aproximaban a su camión eran arrollados por el morro de este. Condujo todo recto, hacia la ciudad, llevándose por delante todo lo que se interponía en su camino.
Seres de aquellos a los que no sabía siquiera si había matado, coches, utilitarios e incluso alguna furgoneta. Sin darse cuenta, las lárgimas habían empezado a correr por sus mejillas.

Justo cuando llegó al edificio de sus tíos, dudó sobre si entrar o no. Se detuvo en la acera y comprobó sus pertenencias. Había perdido su única arma, el martillo, que había quedado clavado en la cabeza del conductor del camión.
Miró su pie. Estaba lleno de sangre pero no sentía dolor alguno. La sangre no era suya. Los dientes habían terminado clavados en su bota y, con mucha alegría, pudo comprobar que sus botas de montaña la habían salvado la vida. Sin darse cuenta, se quedó dormida dentro de la "seguridad" que la proporcionaba la cabina completamente cerrada del camión.
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Mensaje  DarkHades Vie Jul 12, 2013 8:25 pm

Trato de no correr, no lo hago cuando no tengo más alternativa pero me es imposible el controlar el ruido que hago y mi único objetivo ha sido esconderme de estas...cosas desde que todo estalló de repente. Yo no era más que un inexperto guardia de seguridad, no llevaba más de unos pocos meses en el trabajo. Pensé que nada malo podía ocurrir, 21 años y con un trabajo no muy bien pago pero tampoco con un sueldo de mierda pensaba que estaba en la gloria, qué equivocado estaba.

Ahora ya no soy más que una sombra de lo que solía ser antes. Una persona con sueños, con un futuro, ojos brillantes de alegría y una cálida sonrisa en el rostro. Ahora mientras recorro esta fría y apocalíptica carretera mi único sueño es tratar de sobrevivir un día más, mi futuro ha muerto, mis ojos brillantes fueron reemplazados por unos tristes ojerosos y mi sonrisa ha sido reemplazada por una sucia bufanda para tratar de no pillar este virus al saquear cadáveres. No sé siquiera si se transmite por aire más allá de las mordidas de estas cosas.

Caigo pesadamente de rodillas sobre un gran charco de agua que se ha formado en la carretera, rodeado de coches destrozados, motocicletas, camiones y cadáveres por doquier. Me quito la bufanda de la cara para contemplarme mejor en el agua y me cuesta reconocerme a mí mismo. Piel pálida comosiempre la he tenido, sucia, unas ojeras provocadas por el cansancio, la increíble falta de sueño y un cabello corto oscuro, completamente negro. Negro, todo es negro ya, el sol apenas ha salido en una semana casi. No tengo nada claro últimamente, tal vez por falta de sueño o de alimentos. La única cosa clara que tengo es mi nombre y apellido, Alex Phoénix. Eso y que tengo un hermano mayor. Sí, me gusta pensar que lo tengo pero a la vez me da miedo aferrarme a esa esperanza, estúpida ilusión. Le llamé incansablemente pero jamás respondió mis llamadas.

Me levanto del sucio suelo y me vuelvo a rodear la boca y naríz con la bufanda. Es curioso como aún algunas personas que se ocultan en rincones oscuros parecen buscar ayuda al ver mi uniforme, piensan que por llevar un uniforme negro yo soy la solución a sus problemas, que les daré seguridad y respuestas. Están tan equivocados. En un principio me tomaba la molestia de explicar que yo no sabía nada de lo que estaba ocurriendo. Luego me cansé de dar explicaciones y mis esperanzas se vieron reducidas a casi nada, todo aquella persona que se me acerca a mí en busca de explicaciones se ve apartada. Ya no soy un símbolo de seguridad, ya no soy la órden ni nada de eso. Soy un uniforme que ha quedado en el pasado.

Escalo una gran montaña de escombros por así llamar a un gran choque entre dos enormes autobuses. Me bloquean completamente el paso y mi única alternativa es escalarla. Me escabullo por el interior de uno para adentrarme a una pesadilla. Me sostengo y escalo utilizando las barras para sujetarse mientras que a mis costados en los asientos y en el suelo los cadáveres de personas, niños, mujeres y hombres parecen observarme con sus cuencas vacías y con una sonrisa macábra. No les culpo, debo resultar gracioso y patético al intentar aferrarme inútilmente a la vida estando rodeado de muertos.
Puedo encontrar una salida al exterior a través de la ventana delantera del conductor. Manteniéndo el equilibro contemplo la zona. Coches con sus dueños muertos en el interior y puede que allí al final del camino una ciudad o un pueblo. El descenso se me hace mucho más fácil que la escalada y cuando mis botas tocan el suelo un gemido sale de entre los coches que tengo delante de mí. Mi mano derecha a la cual le falta el dedo anular se aferra firmemente a la barra de hierro que ha sido mi único método de defensa cuando mi pistola me resultó totalmente inútil al vaciar el cargador en menos de una hora el primer día de esta mierda. Ja, un novato con un arma que apenas sabía usar, qué patético.

- ¿Hola? - Pregunto en voz alta. Sé que lo del gemido no es un ser humano. Lo que busco es que salga de su agujero así termino con ésto de una forma rápida. Una ciudad me espera al final de esta carretera repleta de pesadillas.
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Mensaje  PeKaDoR Lun Jul 15, 2013 3:59 pm

- Ahora en serio, una de esas cosas entro en el piso y se abalanzó contra mí. Era Pit, el vecino de enfrente.
Cuando me quise dar cuenta ambos estábamos forcejeando sobre el sillón y este me acabo tirando al suelo.
En ese momento conseguí zafarme de el y huir hacia la cocina; por eso esta todo el piso echo un desastre.
- Que ocurrió después? Preguntó Charlie absorto intentando recrear la batalla.
- Después pensé en todo ese tema del avión y el problema que teníamos con el televisor.
Pensé lo peor, agarré una sartén y le golpee con todas mis fuerzas. Contestó Danny entusiasmado.
- Pues sigue pensando mal, algo terrible parece haber pasado en la ciudad. tenemos que salir de aquí y huir al campo.
Y cuando digo campo, digo volver a nuestro pueblo; si toda esta locura aun no se ha extendido demasiado podemos refugiarnos allí o en el peor de los casos, podremos encontrar amigos que nos ayuden.
por cierto, me gusta tu idea de las sartenes, es la mejor arma que encontraremos por aquí.
Durante unos minutos, Charlie y Danny prepararon todo lo que pudiera servirles hasta que se dieron cuenta de algo.
- Denis y Carlos siguen por ahí aun! Saltó charlie alarmado.
- De verdad crees que en mitad de este caos los encontraremos?
- Tienes razón en eso, aunque bien sabes que en cuanto hubieran podido habrían vuelto a casa. no quiero temerme lo peor, pero te agradecería si esperásemos un poco en el edificio.
- Si razonamos bien, lo mejor sería que esperemos a que todo el alboroto de afuera amaine un poco, así que seguiremos tu plan.
Pero me gustaría comprobar el edificio para no llevarme mas sorpresas. Razonó Danny.
- Empecemos por el portal y los primeros. Si aseguramos esas zonas y bloqueamos la salida, podemos ir descartando de forma mas segura el resto del piso.

Charlie y Danny abandonaros su piso armados con dos buenas sartenes y ropas impropias del calor de la estación, pero que los ayudarían a protegerse del contacto con los zombies.

- Mira, el portal de enfrente sigue abierto. Y si la señora de Pit anda por ahí en busca de presas a las que morder? Dijo Charlie asustado de su visión de futuro.
- Cerremos la puerta por ahora, ya volveremos luego. Dijo Danny tranquilizando a Charlie.

Todo parecía normal según iban bajando los pisos, todo hasta que llegaron al primer piso. Justo en la puerta de su vecino Carter había un cadáver del que parecía ser Antonio, el vecino del segundo. Siguieron bajando hasta el portal, allí reinaba una oscuridad mayor que la de los demás pisos ya que la planta baja carecía de ventanas y la luz se había ido al parecer mientras descendían.
Sin perder más tiempo, apilaron unos cuantos muebles de la zona donde normalmente anda el conserje en el portal de la calle de forma que alguien consciente pudiera entrar trepando un poco pero lo suficiente como para que ninguno de esos seres entrase por casualidad.

- De acuerdo, a continuación comprobemos quien se encuentra en el edificio.
- lo mejor será ir tocando puerta a puerta, si abren date por seguro de que no son zombies. Dijo Danny riendo.
- Empecemos por el primero.
- La puerta de Carter? Pero es que no has visto ese cadáver o que? Se alarmó Danny
-Si, pero puede que sea Carter el que lo haya matado y se haya refugiado en su piso.

Ambos compañeros subieron las escaleras y golpearon la puerta de Carter en busca de respuesta.
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Mensaje  Toletum Lun Jul 15, 2013 6:55 pm

La puerta se movia a cada aporreo que daban fuera, unas voces que al parecer conocían su nombre lo llamaban a gritos. Era posible que las criaturas de la calle fueran capaces de hablar, pero de ser asi, ¿Cómo conocían su nombre? La cabeza de Carter le daba vueltas, el subidon de adrenalina que se habia apoderado de el, ahora le pasaba factura con un cansancio global en su cuerpo. Se acercó a la puerta y escucho, parecían conversar entre ellos, preguntándose cosas sobre el mismo. Adquirió valor de flaqueza y observo por la mirilla, dos personas estaban frente a su puerta,  no parecían ser como los de fuera asique decidió abrir.

-Carter al fin abres la puerta, ¿no has escuchado todas las veces que hemos llamado? – dijo un joven frente a él.

Frente a Carter, dos personas vestidas con ropas de invierno le estaban mirando, uno de ellos en su mano portaba una sarten, blandiéndola como si de una porra se tratara. La escena le parecía muy comica pero la situación no le permitia reírse, solo una mueca salir de su cara. Sus caras le sonaban, serian vecinos pensó de repente, pero por su trabajo no solia esta mucho tiempo encerrado en el piso o fuera de él haciendo amistad.

-Pasar, no es muy seguro quedarse aquí fuera´- dijo Carter, salió del apartamento recogió el bate improvisado y vió de nuevo el cadáver.

-Ya que abres y sabemos que estas bien, tenemos que seguir llamando para ver que mas vecinos siguen con vida. – respondió Charlie.

-¿Cómo están las cosas por allí arriba? – preguntó Carter sentándose en una de las sillas del salón.

-Bastante tranquilo, pero esta oscuro, a saber si hay algún zombie por aqui. – aclaro Danny.

-¿Zombie?, no creo que sean zombies, bueno no al menos como los de las películas. – Dijo Carter, la palabra zombie le recordaba demasiado a los juegos y películas, esas torpes e idiotas criaturas vueltas a la vida.

-Es lo que se nos ocurrió, como en las películas y eso. Despues de caer el avión y bajar vimos un par de esas cosas, asique se nos ocurrió llamarlos asi. – aclaro Charlie.

Tras una pequeña charla aclaratoria, Carter comprendió que el ruido que escuchó en la fabrica era el de avión estrellándose contra el colegia que habia cerca de allí. Tomando una bocanada de aire profunda, se levantó y abrió de nuevo la puerta blandiendo el palo como bate, los tres salieron al rellano vieron que no habia ningún peligro para seguir comprobando las viviendas en busca de alguien que siguiera vivo.
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Mensaje  Skimmer Mar Jul 16, 2013 8:36 pm

- ¿Entonces estamos listos? – preguntó Oliver por tercera vez.

Jake revisó el interior de su mochila. Habían decidido llevarse todo el contenido del mini-bar, el cual consistía en patatas fritas, chocolatinas, agua y refrescos. Las bebidas alcohólicas las dejaron en la habitación, a pesar de lo tentadora que pudiera parecer la idea de echar un trago.

Los muebles ya no tapaban la puerta. Había llegado el momento de partir. A ambos les aterraba lo que pudieran encontrarse ahí fuera, pero más horrible les parecía la idea de quedarse encerrados sin hacer nada, esperando una ayuda que sabían que no llegaría.

Además, las imágenes de sus padres muertos y descuartizados asaltaban la mente de Jake con cada vez más frecuencia. Tenía que ir y comprobar qué había sido de ellos. Tenía que saber.

Jake respondió con un escueto asentimiento a la pregunta de Oliver. El pequeño Angus dio su particular respuesta apretando con fuerza la mano de Jake. Desde que había salido de su cautiverio en el cuarto de baño, el chico no se separaba de él en ningún momento. Tal vez porque no había tomado parte cuando Oliver le encerró, quien sabe.

- Muy bien, pues vamos a ello – dijo Oliver con un tono que intentaba aparentar seguridad.

Lentamente, cerró su mano derecha sobre el pomo  y comenzó a girarlo. Cuando lo hubo girado del todo, empujó la hoja de la puerta procurando hacer el menor ruido posible. Cada vez que ésta emitía un chirrido, por leve que fuese, una mueca de dolor se dibujaba en el rostro del famoso actor.

- Vale, creo que no hay nadie – comentó en voz baja mientras giraba la cabeza hacia ambos lados del pasillo. De repente su rostro palideció – Mierda, tápale los ojos al chico. Hay un cadáver tirado en el suelo.

- ¿Está muerto? Quiero decir… ¿realmente muerto?

- Sí.

- ¿Estás seguro?

Oliver le miró directamente a los ojos.

- Créeme, cuando lo veas no tendrás ninguna duda.

Jake le tapó los ojos a Angus con la mano que tenía libre y lentamente salieron de la habitación. En el pasillo reinaba un silencio sepulcral, únicamente roto por el eco de sus pisadas. Pronto se percataron de que la mayoría de las puertas estaban abiertas, lo que significaba que sus ocupantes habían abandonado la seguridad de sus habitaciones, ya fuese por voluntad propia o porque se vieron obligados a ello. Debían ser unas de las pocas personas que quedaban en el hotel.

Entonces Jake lo vio.

Tirado en mitad del pasillo, yacía el cadáver del que debía haber sido el compañero de habitación de Elisa. Ahora comprendía por qué Oliver estaba tan seguro acerca de si estaba realmente muerto. Lo que quedaba de aquel pobre hombre era un amasijo de carne irreconocible, salpicado por algunas prendas de ropa.

- Dios santo – murmuró mientras luchaba por contener el vómito que intentaba abrirse paso a través de su garganta.

Angus intentó apartar la mano de Jake para ver qué era aquello que causaba tanta expectación, pero éste respondió tironeando de la mano del pequeño y susurrando a su oído un simple “no”. Finalmente el niño se dio por vencido.

Los tres supervivientes pasaron junto al cadáver, esforzándose en no mirarlo directamente. Sin embargo, aquel olor dulzón era imposible de ignorar. Esencia de muerte, una fragancia a la que tendrían que acostumbrarse.

El vestíbulo presentaba un aspecto más caótico que el pasillo. Los muebles se encontraban desparramados por toda la estancia. En el suelo y paredes se podían observar rastros de sangre, pero no conducían a ningún cuerpo.  Aquel había sido el escenario de una batalla campal, aunque Jake pensó que el término “cacería” se ajustaba más.

Aunque los ventanales de la entrada habían explotado en un millar de esquirlas de cristal, decidieron salir por la puerta giratoria. Ninguno se esperaba encontrar el nivel de destrucción que se presentaba ante ellos. Aquella vista se correspondía más al escenario de una película apocalíptica que a la pacífica ciudad en la que Jake había vivido toda su vida. ¿Sería esa la respuesta? ¿Acaso se enfrentaban al fin de los días?

- Parece que no hay nadie – observó Oliver sin alzar mucho la voz. Una fina capa de sudor le cubría la frente.

- Lo mejor será intentar encontrar un coche que todavía tenga las llaves – dijo Jake adelantándose junto a Angus – Mi casa no está muy lejos, pero creo que lo mejor será cubrir la mayor distancia posible en coche. O también podríamos ir a pie, ¿tú que opinas?
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Mensaje  DarkHades Jue Jul 18, 2013 1:30 am

La noche cayó sobre mí fría y lentamente en medio de la carretera. El peligro aumenta demasiado de noche ya que no tengo nada con qué poder iluminar mi camino y aunque normalmente cuando cae la noche busco refugio dentro de uno de los tantos coches abandonados esta vez decido seguir el camino y no demorarme demasiado más. Camino a un lado de la carretera misma con la luna que me ofrece a duras penas un poco de miserable luz, trato de hacer el menor ruido posible y agudizo mis sentidos, no podría estar más precavido. Me muestro decidido a llegar a aquella ciudad sin importar qué pero tristemente no buenos motivos para llegar a ella, no sé qué me encontraré, no sé qué demonios me pienso encontrar en ella.

Me paro en seco y me doy media vuelta, escucho y...escucho. Es un vehículo, uno enorme con esos faroles encendidos, un camión de gran tamaño aquí en medio de la desolada carretera repleta de obstáculos y de esas cosas. No puedo evitar llevarme una mano a los ojos para tratar de reducir el daño que esos potentes faroles provocan en mis ojos. El conductor sea hombre o mujer parece no darse cuenta de mi presencia a un lado de la carretera o más bien puede que yo simplemente le importe un comino, cosa que entiendo. Observo como el gran vehículo se aleja hacia la misma ciudad a la que yo tengo como destino. Puede ser que tal vez haya algo en esa ciudad que no he visto en las otras, un posible lugar de cuarentena, un campamento militar, un fuerte o algo. Aprieto mi puño izquierdo, sigo aferrándome a cosas inútiles, meras fantasías.

Sigo con el trayecto con unas pequeñas fuerzas extras, renovadas. Me acomodo la bufanda sobre la boca y nariz, empuño fuertemente la barra de hierro con ambas manos. Mis manos...no puedo creer que haya acabado con una de esas cosas a puñetazos furiosos. Cualquiera pensaría que he perdido el dedo anular izquierdo en las fauces de una de esas monstruosidades pero no, lo perdí cuando era un crío, uno que gustaba de jugar con cosas muy afiladas. Hablando de cosas afiladas, cómo desearía tener un arma en mejores condiciones, un machete tal vez o un buen bate de los de toda la vida. Armas de fuego nah, han quedado completamente descartadas, ruidosas y la munición...vaya problema. Los primeros días uno podía escuchar los disparos en distintos puntos de la ciudad, luego de esos días los disparos se hicieron cada vez menos hasta que finalmente cesaron. Qué tarde se dieron cuenta esos pobres desgraciados que con cada disparo se condenaban a ellos mismos atrayendo más y más la atención de estos monstruos.

Para mi mala suerte debo pasar encerrado dentro de un van una hora entera esperando a que tres de esas putas cosas dejaran de rondar los alrededores. Fue algo raro ya que parecían casi como oler el aire o saber que yo estaba cerca, demasiado cerca y bien oculto. Ojalá supiera exactamente a qué es lo que me enfrento cada vez que escucho un aterrador grito y pisadas que cargan contra mí. Ojalá pudiera saber si quedan restos, fragmentos de memoria o algo en su interior de la persona que una vez fueron. Río en voz baja ante la idea y recuerdo como un padre devoraba a sus hijos sin piedad alguna disfrutando cada bocado como si ese fuera el último. "Policia por favor, haga algo" gritaban las personas a mi alrededor como si yo siquiera pudiera reaccionar, no podía hacer nada. Cuando esas cosas se alejan lo suficiente salgo afuera del van de un salto y me aparto la bufanda de un tirón para vomitar casi nada.
Viajo el resto de la noche y una o dos horas antes de que el sol me reciba ya doy mis primeros pasos sobre la ciudad, sobre sus calles y casas buscando elementos que me puedan ser de utilidad. Es la misma mierda de siempre, esta ciudad no se diferencia en nada con las otras que ya he visitado antes, aquí los muertos arrasaron con todo lo que pudieron como en el resto.

Agotado y completamente desanimado me dejo caer de rodillas en plena acera con la mirada perdida hacia delante. Ya no creo que valga la pena vivir en un mundo donde los muertos dominan y es en momentos como éste en los que me sobran las ganas de tener una pistola con una bala en mis manos, acabar con toda esta mierda de u...¿es el mismo camión acaso?
Me levanto algo ilusionado de esa posición tan patética y con los ojos abiertos de par en par empiezo a caminar lentamente hacia la dirección del camión. Me ajusto la bufanda a la cara y empuño la barra de hierro. Estoy a unos míseros pasos de la puerta del chofer pero no golpeo la misma. Ahí hay alguien, una persona común y corriente, viva. La primera que veo en una semana casi. Retrocedo dos metros y firme mantengo la mirada sobre la ventanilla. Los primeros rayos del sol bañan mi piel y una mariposa se posa sobre la punta de mi barra de hierro por unos segundos antes de seguir por su camino.
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