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Segunda prueba
¿Furulas?
Guerra mundial Z Aztlan. Fanfic
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Guerra mundial Z Aztlan. Fanfic
Hermosillo, Sonora, Aztlán.
[Es tarde y el despiadado sol del desierto se oculta tras las altas montañas que rodean la ciudad. Desde lo alto del cerro de la campana Rock of ages de Def Leppard sonaba en el auto estéreo del coche de mi anfitrión. Un hombre delgado y de apariencia adolecente que ha excusado el envejecimiento prematuro que afecta a la gran mayoría de los hombres de su generación. “James” Saca del maletero de su coche un par de cervezas. Me ofrece una. Yo la acepto. El sonríe amistosamente haciendo que aun que surcado por una gran cicatriz su rostro tome una apariencia juvenil.]
Se lo que está usted pensando: se que aparento muchos menos años de los que tengo en verdad.
[Trató de justificarme, pero “James” hace un gesto con la mano como restándole importancia]
Tranquilo, no pasa nada. En los viejos tiempos la gente solía decírmelo todo el tiempo.
[Hace una pausa. Se acerca al borde del mirador. Con una mano sujeta la cerca de malla que protege el lugar. Y observa con aire anhelante la ciudad bajo nosotros]
[/b]
¿Sabe?, antes cualquiera podía venir aquí. De hecho este era uno de los lugares favoritos de la juventud Hermosillense. Si uno no tenía nada que hacer un sábado por la noche, podía venir, tomar un par de cervezas y charlar con otras personas. Ahora apenas y dejan subir a los trabajadores de la emisora de radio (1). No tiene idea de lo que tuve que hacer para que nos dejaran subir. Me pase el fin de semana haciendo llamadas, concediendo un par de favores y cobrando otros pocos.
[Sonríe y continua con hablando]
Antes de la guerra este sitio era emblemático. Aparecía en cada postal, en cada reportaje y en cada fotografía que hablara sobre la ciudad. Claro que entonces la ciudad era mucho más bonita, no había tantos escombros, ni tanto polvo, a demás apenas estamos restableciendo la corriente eléctrica en el centro así que cuando oscurezca en un par de horas no podremos ver nada. Y la bajada será un poco peligrosa, pero: por dios que merece la pena solo por poder ver mí amada ciudad desde lo alto una sola vez más.
Pero bueno. Comencemos. Hermosillo es una ciudad en verdad hermosa, de ahí viene su nombre, supongo, en realidad no estoy seguro (2). Bueno lo importante es que lo fue hace quince años y ahora está en proceso de recuperar su antigua gloria. Pero, desde el primer día del gran pánico hasta la muerte del último hostil y la culminación de la guerra una década después. La ciudad era un verdadero infierno. Había docenas de problemas, cada uno más grave que el anterior. El principal problema excluyendo a los caminantes de la lista era el clima extremo. Pues un día común, uno no particularmente caluroso, la temperatura podía rebasar con relativa facilidad los treinta y ocho grados. No importaba que hicieras o donde te metieras. El calor era abrazador. Empeoro todavía más cuando se corto la corriente eléctrica y el suministro de agua potable. Por suerte para nosotros, hoy en día el cambio climático producto de la guerra ha disminuido en gran medida este problema. Gracias a dios.
¿Sabe?, he leído que su gobierno afirma que un octavo de la cantidad total de zombis exterminados durante su marcha de reconquista eran latinos, mexicanos en su gran mayoría que intentaban llegar al norte de Canadá. (3)
Si, estaba al tanto de esa información.
Bueno, pues, yo creo que ese dato es mentira. O una gran exageración por lo menos.
¿Por qué cree usted eso?
Antes que nada he de avisarle que yo solo tengo estimaciones y que este es mi punto de vista personal. Si quiere datos exactos tendrá que hablar con los federales. .
[Asiento invitándolo a continuar]
Antes del pánico en Hermosillo Vivian alrededor de ochocientas mil personas. Según las mejores estimaciones en los peores momentos del pánico la ciudad triplico su población. Esto es solo un estimado, como le dije yo no tengo datos exactos.
Por supuesto, Continúe.
Bien, entonces resulta que a mitad del gran pánico éramos casi tres millones de personas entre Hermosillenses, habitantes de los pueblos y ciudades cercanas, gente que venía de tan a sur, como, no sé, Chiapas. Y por ultimo su gente, los “Gringos” que cruzaban por centenares el rio bravo creyendo estúpidamente que estarían a salvo de este lado de la frontera. Pobres idiotas, nunca se enteraron que se enfrentaban a un enemigo que no conocía de fronteras ni de líneas divisorias.
Ahora, según uno de los primeros censos llevados a cabo en la península de baja california. Cerca de un millón y medio de personas decían haber pasado por Hermosillo durante el gran pánico. Luego al final de la guerra cuando recuperamos la ciudad, contabilizamos alrededor de dos millones y medio de muertos vivientes.
[Le miro con cierta desconfianza]
No salen las cuentas, ¿verdad amigo?
[Tomo nota del dato en mi cuaderno.]
¿Confirmara él dato con sus superiores?
Por supuesto.
Bien. Ahora, ese represento el segundo mayor problema en la ciudad: La sobre población. Cantidades ingentes de personas llegaban de todas direcciones. Montados en coches y camiones, cargando bolsas, maletas, niños y mascotas.
Hermosillo siempre fue una ciudad relativamente pequeña y no contaba con los recursos para mantener y proteger a tantas personas. La policía, los servicios hospitalarios y de emergencia se vieron rebasados rápidamente. Se establecieron campos de refugiados en distintos sitios como La universidad de sonora o el estadio de los Naranjeros. Cuando los caminantes se hicieron con el control de la ciudad algunos de esos lugares se convirtieron en verdaderos mataderos. Los muertos siempre encontraban la manera de abrirse paso atreves de las defensas…Arañaban, rasgaban, mordían, golpeaban, gemían y empujaban cada minuto del día, día tras día, tras día, tras día hasta que lograban entrar. Por supuesto una vez ellos entraban nadie salía.
Pero… no todos cayeron a causa de los no muertos. Algunos otros cayeron presas del caos, del des abasto, de la violencia y de la estupidez humana. El solo recordar lo que ocurrió en el estadio me pone los pelos de punta.
¿Qué ocurrió en el estadio?
A alguien le pareció buena idea bloquear todos los accesos al edificio con grandes cajas de camiones, retirarles las ruedas y llenarlas de escombros y tierra. Hasta ahí fue una idea magnifica. Los no muertos nunca entraron. Cuando nosotros llegamos, también nos costó un huevo abrir las puertas. Una defensa magnifica. Lo único malo fue que a alguien se le olvido la existencia de dicho campo a la hora de repartir provisiones. Incluso se les olvido avisarnos cuando en los años siguientes sobrevolábamos las zonas infestadas en helicópteros dejando caer pesadas cajas cargadas hasta los topes con comida y agua en las zonas seguras.Luego no importo, porque de igual manera abandonamos a muchas otras personas cuando el General Ribero ordeno la gran retirada.
¿Abandonamos? Disculpe, pero tengo entendido que usted era civil en ese entonces.
Claro que lo era. Pero ahora, viendo las cosas en perspectiva no puedo evitar sentirme culpable de todas maneras.
[Le miro sin entender y continúo con la entrevista]
¿Puede contarme como comenzó todo para usted?
¿Habla de la primera vez que vi un zombi?
Si.
[Bebe un largo trago de cerveza y poniéndose cómodo sobre el toldo de su auto comienza con su relato]
Bueno, pues cuando todo inicio yo tenía diecinueve años. Y como a cualquiera a esa edad me preocupaban cosas banales y que ahora parecen incluso ridículas. Quería sacarme la licencia de manejo, hacerme un tatuaje, recuperar a mi ex novia. Mi cumpleaños estaba cerca. Cosas de ese tipo amigo.
Entiendo.
La primera vez que vi un zombi ya se había oído hablar mucho sobre los muertos que regresan a la vida para devorar la carne de los vivos. En los diarios y noticieros trataban de encubrir todo el asunto. Diciendo cosas como “Histeria colectiva” “Violencia de pandillas satánicas” y “Es una nueva cepa del virus del abola”. Pero claro después del patinazo de la influenza porcina hacia un par de años nadie les creía una mierda. A demás yo estudiaba para ser paramédico y rodeado de doctores y personal médico como estaba no me podía creer cualquier tontería. Perdí la cuenta de cuantas veces en clase los doctores nos explicaban cual ridícula y risible era la idea de que los muertos regresaran a devorar a los vivos.
De pronto en mitad de una de estas clases. Se escucho un grito fuera. Todos salimos a ver qué pasaba, yo por estar más cerca de la entrada fui de los primeros en salir. La profesora Wong estaba tendida en mitad del pasillo, rodeada por algunos profesores y alumnos. Mantuve mi distancia, sorprendido al verla pues hacia más de dos meses que no la veía por ahí. Se había corrido el rumor de que estaba incapacitada por un trasplante de riñón o pulmón, no estoy seguro. La verdad lo único que recuerdo es que nos gustaba bromear diciendo que se había hecho una cirugía plástica para cambiar su clásica frase que repetía maniáticamente al final de cada oración “Si, jóvenes, si” por un “No, jóvenes, no”.
[Ríe de buena gana. Termina su cerveza de un trago y continúa]
De haber sabido lo que ocurriría después, habría salido corriendo en ese mismo instante. La profesora comenzó a convulsionar primero solo una pierna, luego el cuerpo entero, se sacudió violentamente antes de detenerse tan rápidamente como había iniciado. “Está en paro” grito uno de los doctores. Que acompañado por otro comenzaron las maniobras de RCP (4) después no vi ni oí nada hasta que uno de los doctores pego un alarido de dolor al ser mordido en el musculo trapecio. No sé porque Creo que simplemente deje de prestar atención. Luego un par de tipos grandes intentaron detenerla pero usted y yo sabemos lo difícil que es detener a un no muerto. No se imagina usted el terror que sentí al ver como Manuel uno de mis compañeros que rebasaba el metro noventa de estatura y el doctor Torres un hombre fuerte que en su juventud había sido jugador de americano eran superados en fuerza por la profesora Wong, por la pequeña profesora Wong, la química de sesenta kilogramos con problemas de auto estima. Que de pronto había enloquecido y empezado a pegarles bocados a todo el mundo. Claro, ahora sabemos que esas creaturas son tan fuertes, como, no sé, ¿Elefantes?, ¿Rinocerontes llenos de estimulantes? Aun más, supongo. Porque finalmente ellos jamás se cansan.
Una vez mas no recuerdo bien que ocurrió, solo tengo un recuerdo vago de cómo corría por los pacillos. Como la estampida humana aplastaba a un par de personas y como al salir tuve que hacerme a un lado para no correr la misma suerte.
Una semana después reanudaron las clases. Se difundió la noticia de que la profesora estaba metida en líos de drogas y cosas por el estilo. Nadie se lo creyó y casi nadie asistió a clases. Yo fui solo el primer día. Luego hubo otros casos de ataques similares pero de algún modo lograron encubrirlo todo. Alegando una vez más histeria colectiva y mierdas por el estilo. Luego llego el primer invierno y como usted y yo sabemos las cosas se tranquilizaron mucho ese primer invierno. Para la primavera siguiente. Todo el asunto era ya noticia vieja.
Fin de la primera parte.
[Es tarde y el despiadado sol del desierto se oculta tras las altas montañas que rodean la ciudad. Desde lo alto del cerro de la campana Rock of ages de Def Leppard sonaba en el auto estéreo del coche de mi anfitrión. Un hombre delgado y de apariencia adolecente que ha excusado el envejecimiento prematuro que afecta a la gran mayoría de los hombres de su generación. “James” Saca del maletero de su coche un par de cervezas. Me ofrece una. Yo la acepto. El sonríe amistosamente haciendo que aun que surcado por una gran cicatriz su rostro tome una apariencia juvenil.]
Se lo que está usted pensando: se que aparento muchos menos años de los que tengo en verdad.
[Trató de justificarme, pero “James” hace un gesto con la mano como restándole importancia]
Tranquilo, no pasa nada. En los viejos tiempos la gente solía decírmelo todo el tiempo.
[Hace una pausa. Se acerca al borde del mirador. Con una mano sujeta la cerca de malla que protege el lugar. Y observa con aire anhelante la ciudad bajo nosotros]
[/b]
¿Sabe?, antes cualquiera podía venir aquí. De hecho este era uno de los lugares favoritos de la juventud Hermosillense. Si uno no tenía nada que hacer un sábado por la noche, podía venir, tomar un par de cervezas y charlar con otras personas. Ahora apenas y dejan subir a los trabajadores de la emisora de radio (1). No tiene idea de lo que tuve que hacer para que nos dejaran subir. Me pase el fin de semana haciendo llamadas, concediendo un par de favores y cobrando otros pocos.
[Sonríe y continua con hablando]
Antes de la guerra este sitio era emblemático. Aparecía en cada postal, en cada reportaje y en cada fotografía que hablara sobre la ciudad. Claro que entonces la ciudad era mucho más bonita, no había tantos escombros, ni tanto polvo, a demás apenas estamos restableciendo la corriente eléctrica en el centro así que cuando oscurezca en un par de horas no podremos ver nada. Y la bajada será un poco peligrosa, pero: por dios que merece la pena solo por poder ver mí amada ciudad desde lo alto una sola vez más.
Pero bueno. Comencemos. Hermosillo es una ciudad en verdad hermosa, de ahí viene su nombre, supongo, en realidad no estoy seguro (2). Bueno lo importante es que lo fue hace quince años y ahora está en proceso de recuperar su antigua gloria. Pero, desde el primer día del gran pánico hasta la muerte del último hostil y la culminación de la guerra una década después. La ciudad era un verdadero infierno. Había docenas de problemas, cada uno más grave que el anterior. El principal problema excluyendo a los caminantes de la lista era el clima extremo. Pues un día común, uno no particularmente caluroso, la temperatura podía rebasar con relativa facilidad los treinta y ocho grados. No importaba que hicieras o donde te metieras. El calor era abrazador. Empeoro todavía más cuando se corto la corriente eléctrica y el suministro de agua potable. Por suerte para nosotros, hoy en día el cambio climático producto de la guerra ha disminuido en gran medida este problema. Gracias a dios.
¿Sabe?, he leído que su gobierno afirma que un octavo de la cantidad total de zombis exterminados durante su marcha de reconquista eran latinos, mexicanos en su gran mayoría que intentaban llegar al norte de Canadá. (3)
Si, estaba al tanto de esa información.
Bueno, pues, yo creo que ese dato es mentira. O una gran exageración por lo menos.
¿Por qué cree usted eso?
Antes que nada he de avisarle que yo solo tengo estimaciones y que este es mi punto de vista personal. Si quiere datos exactos tendrá que hablar con los federales. .
[Asiento invitándolo a continuar]
Antes del pánico en Hermosillo Vivian alrededor de ochocientas mil personas. Según las mejores estimaciones en los peores momentos del pánico la ciudad triplico su población. Esto es solo un estimado, como le dije yo no tengo datos exactos.
Por supuesto, Continúe.
Bien, entonces resulta que a mitad del gran pánico éramos casi tres millones de personas entre Hermosillenses, habitantes de los pueblos y ciudades cercanas, gente que venía de tan a sur, como, no sé, Chiapas. Y por ultimo su gente, los “Gringos” que cruzaban por centenares el rio bravo creyendo estúpidamente que estarían a salvo de este lado de la frontera. Pobres idiotas, nunca se enteraron que se enfrentaban a un enemigo que no conocía de fronteras ni de líneas divisorias.
Ahora, según uno de los primeros censos llevados a cabo en la península de baja california. Cerca de un millón y medio de personas decían haber pasado por Hermosillo durante el gran pánico. Luego al final de la guerra cuando recuperamos la ciudad, contabilizamos alrededor de dos millones y medio de muertos vivientes.
[Le miro con cierta desconfianza]
No salen las cuentas, ¿verdad amigo?
[Tomo nota del dato en mi cuaderno.]
¿Confirmara él dato con sus superiores?
Por supuesto.
Bien. Ahora, ese represento el segundo mayor problema en la ciudad: La sobre población. Cantidades ingentes de personas llegaban de todas direcciones. Montados en coches y camiones, cargando bolsas, maletas, niños y mascotas.
Hermosillo siempre fue una ciudad relativamente pequeña y no contaba con los recursos para mantener y proteger a tantas personas. La policía, los servicios hospitalarios y de emergencia se vieron rebasados rápidamente. Se establecieron campos de refugiados en distintos sitios como La universidad de sonora o el estadio de los Naranjeros. Cuando los caminantes se hicieron con el control de la ciudad algunos de esos lugares se convirtieron en verdaderos mataderos. Los muertos siempre encontraban la manera de abrirse paso atreves de las defensas…Arañaban, rasgaban, mordían, golpeaban, gemían y empujaban cada minuto del día, día tras día, tras día, tras día hasta que lograban entrar. Por supuesto una vez ellos entraban nadie salía.
Pero… no todos cayeron a causa de los no muertos. Algunos otros cayeron presas del caos, del des abasto, de la violencia y de la estupidez humana. El solo recordar lo que ocurrió en el estadio me pone los pelos de punta.
¿Qué ocurrió en el estadio?
A alguien le pareció buena idea bloquear todos los accesos al edificio con grandes cajas de camiones, retirarles las ruedas y llenarlas de escombros y tierra. Hasta ahí fue una idea magnifica. Los no muertos nunca entraron. Cuando nosotros llegamos, también nos costó un huevo abrir las puertas. Una defensa magnifica. Lo único malo fue que a alguien se le olvido la existencia de dicho campo a la hora de repartir provisiones. Incluso se les olvido avisarnos cuando en los años siguientes sobrevolábamos las zonas infestadas en helicópteros dejando caer pesadas cajas cargadas hasta los topes con comida y agua en las zonas seguras.Luego no importo, porque de igual manera abandonamos a muchas otras personas cuando el General Ribero ordeno la gran retirada.
¿Abandonamos? Disculpe, pero tengo entendido que usted era civil en ese entonces.
Claro que lo era. Pero ahora, viendo las cosas en perspectiva no puedo evitar sentirme culpable de todas maneras.
[Le miro sin entender y continúo con la entrevista]
¿Puede contarme como comenzó todo para usted?
¿Habla de la primera vez que vi un zombi?
Si.
[Bebe un largo trago de cerveza y poniéndose cómodo sobre el toldo de su auto comienza con su relato]
Bueno, pues cuando todo inicio yo tenía diecinueve años. Y como a cualquiera a esa edad me preocupaban cosas banales y que ahora parecen incluso ridículas. Quería sacarme la licencia de manejo, hacerme un tatuaje, recuperar a mi ex novia. Mi cumpleaños estaba cerca. Cosas de ese tipo amigo.
Entiendo.
La primera vez que vi un zombi ya se había oído hablar mucho sobre los muertos que regresan a la vida para devorar la carne de los vivos. En los diarios y noticieros trataban de encubrir todo el asunto. Diciendo cosas como “Histeria colectiva” “Violencia de pandillas satánicas” y “Es una nueva cepa del virus del abola”. Pero claro después del patinazo de la influenza porcina hacia un par de años nadie les creía una mierda. A demás yo estudiaba para ser paramédico y rodeado de doctores y personal médico como estaba no me podía creer cualquier tontería. Perdí la cuenta de cuantas veces en clase los doctores nos explicaban cual ridícula y risible era la idea de que los muertos regresaran a devorar a los vivos.
De pronto en mitad de una de estas clases. Se escucho un grito fuera. Todos salimos a ver qué pasaba, yo por estar más cerca de la entrada fui de los primeros en salir. La profesora Wong estaba tendida en mitad del pasillo, rodeada por algunos profesores y alumnos. Mantuve mi distancia, sorprendido al verla pues hacia más de dos meses que no la veía por ahí. Se había corrido el rumor de que estaba incapacitada por un trasplante de riñón o pulmón, no estoy seguro. La verdad lo único que recuerdo es que nos gustaba bromear diciendo que se había hecho una cirugía plástica para cambiar su clásica frase que repetía maniáticamente al final de cada oración “Si, jóvenes, si” por un “No, jóvenes, no”.
[Ríe de buena gana. Termina su cerveza de un trago y continúa]
De haber sabido lo que ocurriría después, habría salido corriendo en ese mismo instante. La profesora comenzó a convulsionar primero solo una pierna, luego el cuerpo entero, se sacudió violentamente antes de detenerse tan rápidamente como había iniciado. “Está en paro” grito uno de los doctores. Que acompañado por otro comenzaron las maniobras de RCP (4) después no vi ni oí nada hasta que uno de los doctores pego un alarido de dolor al ser mordido en el musculo trapecio. No sé porque Creo que simplemente deje de prestar atención. Luego un par de tipos grandes intentaron detenerla pero usted y yo sabemos lo difícil que es detener a un no muerto. No se imagina usted el terror que sentí al ver como Manuel uno de mis compañeros que rebasaba el metro noventa de estatura y el doctor Torres un hombre fuerte que en su juventud había sido jugador de americano eran superados en fuerza por la profesora Wong, por la pequeña profesora Wong, la química de sesenta kilogramos con problemas de auto estima. Que de pronto había enloquecido y empezado a pegarles bocados a todo el mundo. Claro, ahora sabemos que esas creaturas son tan fuertes, como, no sé, ¿Elefantes?, ¿Rinocerontes llenos de estimulantes? Aun más, supongo. Porque finalmente ellos jamás se cansan.
Una vez mas no recuerdo bien que ocurrió, solo tengo un recuerdo vago de cómo corría por los pacillos. Como la estampida humana aplastaba a un par de personas y como al salir tuve que hacerme a un lado para no correr la misma suerte.
Una semana después reanudaron las clases. Se difundió la noticia de que la profesora estaba metida en líos de drogas y cosas por el estilo. Nadie se lo creyó y casi nadie asistió a clases. Yo fui solo el primer día. Luego hubo otros casos de ataques similares pero de algún modo lograron encubrirlo todo. Alegando una vez más histeria colectiva y mierdas por el estilo. Luego llego el primer invierno y como usted y yo sabemos las cosas se tranquilizaron mucho ese primer invierno. Para la primavera siguiente. Todo el asunto era ya noticia vieja.
Fin de la primera parte.
Re: Guerra mundial Z Aztlan. Fanfic
Casi doscientas visitas y ni un solo comentario...:Okay meme: entiendo la indirecta.
Re: Guerra mundial Z Aztlan. Fanfic
Disculpa, pero creo que una de las cosas por las que quizás no te hayan respondido es porque leer tu escrito deja una sensación un poco desconcertante. A ver, por un lado usas el mismo título que una de las obras más famosas del género, pero es que además usas la misma estructura y para más inri lo ambientas en una zona donde también lo coloca Max Brooks, por ello uno se plantea si lo que se lee es algo realmente original o bien una simple reescritura de Guerra Mundial Z de Max Brooks. Quizás te deberías replantear esto y comenzar con otro enfoque una nueva historia.
lestatz- Recien llegado al refugio
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Fecha de inscripción : 18/08/2012
Re: Guerra mundial Z Aztlan. Fanfic
A ver, es Fanfic por lo tanto debe mantener el espíritu del libro por eso el mismo formato y el nombre. las historia es totalmente original. ahora dices que en wwz hay un capitulo ambientado en Mexico. realmente apreciaría que me lo mostraras pues he leido el libro mas de 3 veces y no he visto mayor referencia que el cambio de nombre de Mexico a Aztlan.
Re: Guerra mundial Z Aztlan. Fanfic
Vale, vale, no me había fijado en el detalle de que era una fan-fic y eso que lo pones, nada un lapsus, en lo referente a la ambientación creo que Aztlán es utilizado por Max Brooks en su novela Guerra mundial Z cuando
Todd Wainio relata la campaña “El camino a Nueva York” la cual abarca
desde Canadá hasta Aztlán (México antes de la guerra). Aunque ahora mismo no estoy seguro, así que no me hagas demasiado caso. En cuaqluier caso, por qué no planteas un episodio que ni se mencione en el original, España por ejemplo.
Todd Wainio relata la campaña “El camino a Nueva York” la cual abarca
desde Canadá hasta Aztlán (México antes de la guerra). Aunque ahora mismo no estoy seguro, así que no me hagas demasiado caso. En cuaqluier caso, por qué no planteas un episodio que ni se mencione en el original, España por ejemplo.
lestatz- Recien llegado al refugio
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Fecha de inscripción : 18/08/2012
Re: Guerra mundial Z Aztlan. Fanfic
Na que va, haría un pésimo trabajo. (Ya de por si). Pero es lo unico que se menciona que ahora mexico se llama Aztlan. todo lo demas de las zonas seguras en las penínsulas y así lo e puesto yo.
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