Zombie...no tengo titulo

Si lo se, es un poco triste el título pero no he pensado en él aun.
Bueno espero que tengáis paciencia y seáis capaces de leer lo que he escrito. Al principio puede parecer...ñoña? pero a partir de las primeras muertes solo habrán zombies, zombies y....ZOMBIES.
espero que disfrutéis.


- Acabo de salir de trabajar.
Laura mi compañera de piso, protestaba al otro lado del teléfono.
- Se que te prometí que intentaría salir antes, pero ha sido imposible.
Pareció calmarse.
- Si, en veinte minutos llego. Cenamos y salimos.
Cuando colgué estaba entrando en la boca del metro. A esas horas estaba repleto de gente. Cuando subí al vagón no tenía sitió donde sentarme. Cada tarde hacia el mismo recorrido. Del trabajo a casa y a la mañana siguiente a la universidad. Para algunos podría ser aburrido y monótono, realmente para mi también. Pero si alguna vez hubiera imaginado lo que me esperaba vivir en un futuro demasiado próximo sin duda alguna habría preferido seguir con mi vida aburrida y repetitiva y agobiante todos los años necesarios.

El metro me dejaba prácticamente al lado de casa. Solo tenía que caminar cinco minutos. Eso era lo bueno de vivir en Barcelona, el metro te dejaba en cualquier parte. Por lo contrario el tumulto de gente constante me llegaba aturdir, y cada fin de semana que me era posible bajaba a mi pueblo a pasar algún día con mi familia.
Laura estudiaba diseño. Era muy buena y había firmado un contrato con una empresa muy importante de Barcelona. Esa noche habíamos decidido celebrarlo.
Vivíamos cerca de Plaza Catalunya, en un edificio muy antiguo. No tenía ascensor y vivíamos en un quinto. Lo bueno era que a penas pagábamos nada, pues ese piso había pertenecido a la abuela de Laura y pagábamos lo justo y necesario.
Cuando abrí la puerta, completamente sin aliento, me recibió un delicioso olor a pizza. Nos encantaba comer pizza y más cuando Laura la preparaba. A penas sabía cocinar pero las pizzas...se le daban de maravilla.
Después de saludarla dejé las cosas en mi habitación y le ayudé a poner la mesa.
- Estoy hambrienta, necesito comer ya.
Estaba sentada en la mesa esperando la cena.
- ¡Tachan!- dijo Laura concentrada en que la pizza llegara sana y salva a la mesa.
- oh...que pinta tiene- dije mientras la boca se me hacía agua.
- Con extra de queso, como a ti te gusta.

Cenamos con tranquilidad degustando cada bocado de esa maravillosa pizza. En serio, era increíble. En cuanto acabamos me cambié y me fui a maquillar.
Pinte mis ojos con una sombra oscura. Resaltaba de alguna manera el color marrón de mis ojos. Me pasé por los labios un poco de gloss rosado, dándole algo de volumen a mi boca. No solía maquillarme mucho, por lo que enseguida acabe. Me dejé el pelo suelto. Lo tenía lacio y oscuro. Me puse unos pendientes y me fui a reunir con mi amiga.

Volví a sumergirme en el metro, esta vez estaba a reventar. La calor era sofocante y el olor que algunas personas desprendía repugnante.
Cuando llegamos a la zona prevista nos metimos en un bar el cual solíamos frecuentar. No era nada del otro mundo, pero la cerveza era muy barata. Había pasado alrededor de una hora, no lo recuerdo con exactitud, y ya íbamos más borrachas de lo normal.
Sobre las tres de la mañana decidimos ir a una discoteca a mover un poco el esqueleto. No se que me pasó pero en cuanto entramos las luces de la discoteca me hipnotizaron. No podía dejar de mirarlas. Ahora que lo pienso parecería gilipollas.
Seguimos bebiendo y bailamos como loca, hasta que no recuerdo en que momento estaba sentada en el bordillo de la calle y alguien me sujetaba el pelo mientras devolvía prácticamente todo lo que había ingerido.
- Ya puedes soltarme- me sorprendió escuchar mi voz, me costaba horrores hablar normal.
- ¿Te encuentras mejor?- al escuchar una voz masculina me puse recta de golpe.
Un chico rubio con pinta de pijo me estaba mirando.
- ¿Quien coño eres tu?
Pareció ofenderse.
- Pues el tío que ha estado aguantándote el pelo mientras potabas.
Alcé las cejas
- mm...que agradable, gracias.
Intenté dirigirme para la puerta de la discoteca pero estaba jodidamente mareada.
- Eh, espera un momento, no creo que estés en condiciones de irte por ahí solita.
Me agarró de la cintura y me sentó en un bordillo un poco más alejada de la discoteca.
- ¿Que quieres? -pregunté sin entender por que seguía conmigo.
- Nada joder, te vi tan mal que me supo mal dejarte sola.
Lo miré desconfiada. Pero él no pareció darse cuenta.
- Espera aquí voy a por agua.
Claro que iba a esperar, no tenía fuerzas ni para mantener los ojos abiertos.
No se cuanto tiempo tardó, creo que llegué a dormirme. Sentí unos golpecitos en mi cara.
- Tu, despierta- abrí lo ojos y volví a encontrarme con esa mata de pelo rubio despeinado adrede. Una moda que no entiendo ni entenderé nunca.- Toma, bebe un poco, te sentará bien.
- Le hice caso y tragué hasta que prácticamente me la acabé.
- Deja un poco para los demás- sacó del bolsillo del tejano una bolsita, en ella habías unas pastillas. Sacó una se la metió en la boca y tragó. -¿Quieres?- preguntó.
- Bueno- contesté.
Seguidamente colocó en su lengua una segunda pastilla y se acercó a mi. En mi estado normal le habría apartado, pero en ese instante le dejé hacer. Sentí como su lengua se introducía en mi boca, y antes de darme cuenta ya me había tragado la pastilla.

Sentía la boca pastosa, necesitaba agua. Abrí los ojos y el dolor de cabeza que sentí fue horrible. Me metí bajo las sabanas y saqué el brazo buscando el despertador. Pero lo que palpé fue una cara acompañada de una maraña de cabellos. Saqué la cabeza y vi un bulto a mi lado.

- Joder....- dije
Con los pies fui golpeando al muchacho hasta que se cayó de la cama.
- ¿Pero que haces?- replicó sin abrir los ojos desde el suelo.
- ¿Pero que haces tu?, estás en mi piso y en mi cama. Y no se quien eres.
Él tío me miró.
- Ya puedes estar vistiéndote. Voy a meterme en el baño. En cuanto salga no quiero verte, así que espabila.

Salí de la cama y fui directa al baño. En cuanto me vi en el espejo me horroricé. Llevaba todo el rimel esparcido bajo los ojos. El pelo enredado y los labios secos.
Hice un intento de recordar, pero me era imposible. Escuché un portazo y seguidamente sentí arcadas. Fui directa al váter. Cuando acabé me enjuagué la cara.
Sentí varios gritos. Sin pensármelo me acerqué a la puerta y abrí. Justo al lado de la escalera se encontraba el chico de cabello enmarañado empotrado contra la pared y sobre él había un hombre. Parecía que estaba agrediéndole.
- ¡Eh! Voy a llamar la policía- dije
El hombre no pareció inmutarse.
- ¡Suéltalo!- volví a gritar, pero seguía sin inmutarse.
- ¡HE DICHO QUE LO SUELTES!.
En ese instante el hombre ladeo la cabeza y fijó su mirada en mi. Sentí como mi bello se erizaba.
Tenía los ojos inyectados en sangre y la mirada parecía perdida, pero yo sentí que se había percatado de mi presencia.
Lo que más llamó mi atención fue la cantidad de sangre que llevaba esparcida por la camisa y por su rostro. Eché un vistazo rápido al chico, que había caído al suelo. Y sentí arcadas cuando vi que podía ver el hueso de su mandíbula. Ese hombre era un caníbal.
Cerré la puerta asustada. Eché la cadena y me acerqué a la habitación de Laura.
Estaba durmiendo con la misma ropa que la noche anterior.
- Laura- susurré. Pero no contestó.- Laura, despierta- esta vez la zarandee y emitió un leve gruñido.- Vamos, levanta tenemos un problema.
En ese instante sentimos como aporreaban con violencia la puerta. Laura se despertó de golpe.
- Ves abrir o tirarán la puerta abajo- dijo Laura despreocupada mientras volvía a tumbarse en la cama.
- Joder Laura. Levántate de una puta vez- dije desesperada, me miró molesta- ese tío esta loco.
Le resumí rápidamente lo que había pasado, mientras, ese hombre no dejaba de aporrear la puerta, estaba poniéndome muy nerviosa.
Laura se levantó de golpe y cogió su móvil.
Esperé en silencio a que hablara.
- Mierda, no me lo puedo creer- dijo volviendo a marcar.
- ¿Qué?- pregunté histérica.
- Nada, la policía comunica al igual que emergencias.
Me la quedé mirando sin poder creérmelo. De repente el hombre dejó de aporrear la puerta. Nos miramos, acerqué un dedo a mi boca para que se callara. Caminé con cuidado hasta la puerta. Miré por la mirilla y no vi nada. Me sentí aliviada. Hasta que un chillido desgarrador rompió ese maravilloso silencio. Pero se escuchó muy lejos, debería de ser en la segunda o tercera planta.
Me dirigí a Laura que estaba sentada en el sofá.
- Escuchame- dije sentándome a su lado.- Vamos a quedarnos aquí hasta que podamos hablar con la policía, si no somos nosotras algún vecino llamará.
Ella asintió.
Nos quedamos sin decir nada unos cinco minutos, comenzaba a sentirme algo agobiada. Fui a por un vaso de agua y decidí salir al balcón a airearme. Mientras tanto Laura de vez en cuando intentaba llamar a la policía, de momento sin ningún resultado.
Abrí la puerta y salí al balcón. Apoyé las manos en la barandilla y cuando mi vista se dirigió a la ciudad me quedé de piedra. ¿Que estaba pasando?, los chillidos inundaban la ciudad. Corrían de un lado a otro, la gente se pegaba y unos se abalanzaban sobre otros. Horrorizada entré y cerré la puerta, en definitiva, el mundo se había vuelto loco.
- ¿Que era todo ese jaleo?- preguntó Laura levantándose.
- Mejor que no te asomes. Aquí estamos seguras.
- Julia- dije Laura cruzando los brazos- no me estás tranquilizando.
Fui a contestar pero sentí la canción de la película d'Amelie. Corrí hacia mi habitación y contesté.
- ¿Diga?- la voz de mi madre sonó al otro lado.
- Cariño, gracias a dios.
Noté a mi madre asustada y eso me asustó a mi aún más.
- Mamá, no se que está pasando, la gente parece haber enloquecido.
- Tranquila Julia. Teníamos que coger el avión para Barcelona hace dos horas. Los aeropuertos están cerrados hasta nuevo aviso.
- ¿Pero que está pasando?- pregunté.
- Al parecer una serie de personas han transmitido un tipo de virus, algo como la rabia. Pero no han informado mucho. Aconsejan quedarse en casa. Están solucionandolo.
Me quedé un rato callada. ¿Solucionarlo? No me había parecido eso.
- No te preocupes por mi Mamá, estoy bien y en casa. No voy a salir.
Intentaba tranquilizarla.
Pi-pi-pi...la llamada se había cortado. Intenté volver a contactar con ella pero no había manera.
Con el móvil aún en la mano fui al comedor. Laura seguía pegada al teléfono intentando contactar con alguien para que nos ayudara.
Mi corazón se aceleró cuando sentimos dos golpes contra la puerta. Esta vez parecían menos agresivos. Me acerqué rápidamente a la cocina y cogí un cuchillo.
Miré por la mirilla y me sorprendió encontrarme con el rostro de mi ligue. Intenté no mirar su mandíbula, lógicamente estaba malherido pero me daba miedo abrirle. Le hice un gesto a Laura para que se echara hacia atrás. Con cuidado abrí la puerta. Estaba muy herido, y parecía trastornado. En cuanto fui agarrarle del brazo para que entrara se abalanzó hacia mi. Me asusté tanto que caí de espaldas contra mesita del comedor y él sobre mi.
- ¡Laura!- grité.
Nadie contestó, estaba atónita mirando la escena.
El chaval intentó morderme pero tiré de su cabeza hacia atrás con todas mis fuerzas. Y cuando vi que no iba a cesar y que había enloquecido le clavé el cuchillo en el cuello. Lo aparté y me puse en pié enseguida.
- Joder, ¡es que no ibas ayudarme!- grité a Laura. Pero esta empezó a sollozar.
- Vamos a morir- empezó a repetir una y otra vez entre llanto y llanto.
- Cállate ya joder.
- Vamos a morir- Esta vez me agarró de los hombros muy fuerte.
Con todas mis fuerzas le abofeteé la cara. Esta vez yo le cogí de los hombros.
- Nosotras no vamos a morir- dije mirándole directamente a los ojos.
Sentí una presión sobre mi tobillo, una asquerosa presión. Agaché la mirada y me encontré con el chico en el suelo agarrándome y con el cuchillo clavado aún en el cuello.
Laura empezó a chillar histérica. Y sin poder hacer nada salió corriendo por la puerta.
Empecé a patearle aquella cosa la cabeza con todas mis fuerzas, y en cuanto me soltó saqué el cuchillo de su asquerosa piel y corrí en busca de mi amiga.
Por suerte Laura es muy torpe y poco ágil. En cambio yo no. Y en la segunda planta la alcancé.
Cuando la agarré del brazo ella volvió a chillar.
- Si vuelves hacer eso, te juro que no se como reaccionaré- dije. Ella me miró y me abrazó.
- No entiendo nada....- decía llorando.- Nada....
Esperé unos segundo a que se calmara.
- Tenemos que volver a casa. Esa cosa esta muerta. O debería estarlo. Aquí no estamos seguras.
No se por donde apareció, pero antes de poder hacer algo, la vecina del segundo primera estaba sobre Laura. Cayeron al suelo. Laura intentó zafarse de ella, pero le era imposible. Empecé a patearle y clavarle repetidas veces el cuchillo en la espalda, hasta que pareció percatarse de mi presencia. Me miró con aquellos ojos aterradores inyectados en sangre y corrió hacia mi. La esquivé sin problemas. Volvió nuevamente a cargar sobre mi. Intenté clavarle el cuchillo y me estampo contra la pared. Yo tenía mas fuerza que ella, pero aún así no podía deshacerme de su abrazo.
De repente los ojos de mi vecina se abrieron desmesuradamente y su cabeza rodó al suelo. Exhalé un grito ahogado. El cuerpo cubierto de sangre cayó y ante mi vista apareció mi vecino Enric.
Era un musculitos de veinti tantos años. Había intentado ligar conmigo más veces de las que recordaba y realmente era un pesado, pero en aquel instante me sentí aliviada al verlo.
- Gracias- contesté.
Escuché un gorgoteo. Miré a Laura, estaba ahogándose con su propia sangre. Corrí a su lado. Le acaricié el rostro. Me agarró de la mano.
- Julia...-consiguió decir.
Empecé a llorar. Mi amiga se estaba muriendo.
- Tenemos que irnos-dijo Enric.
Lo miré con los ojos llenos de lágrimas.
-No puedo dejarla- dije- no puedo...
Me acerqué a ella y le besé la mejilla.
-Lo siento Laura, lo siento mucho- rompí a llorar desconsoladamente.
Me miró y juré ver una sonrisa en su rostro. Sus ojos ya no miraban a nada.
Lloré unos segundos más. Mientras Enric caminaba impaciente.
Iba a levantarme cuando noté como Laura clavaba sus uñas en mi.
No puede ser. Me dije, estaba muerta. Su pecho comenzó a bajar y a subir suavemente. Ladeó la cabeza y me miró. En cuanto vi su mirada, supe que no era ella. Me deshice de su mano y me separé.
Que le han echo...- dije. Pero creo que en ese momento realmente empecé a comprender que le estaba pasando a la gente.
Laura empezó a incorporarse. Y yo parecía ser que sería su primera víctima. Enric chilló y levantó con fuerza la hacha. Traspasó el cuello de Laura lanzando su cabeza a un metro de distancia.
Abrí la boca, pero no fui capaz de emitir sonido alguno. Enric se acercó a mi, me agarró del brazo y tiró de mi hasta que empecé a correr junto a él.
-No podemos quedarnos aquí.



ala...hasta aquí.

Nix

Hey, pues recién empezada a leer he de decir que era algo escéptico, pero conforme lo fui leyendo me gustó. ^^

Por cierto. Que hambre la parte de la pizza... ¡¡Yo quiero!! xDD

si se perfectamente que el principio es un poco...poco caca. Igualmente me he dejado el comienzo. Donde Julia describe una escena del final y luego empieza el primer capitulo (lo que he puesto)...pero ya verás que la cosa se irá animando.

No había leído este, creo no haber visto antes una pasada de pastilla con un beso en algún relato de este foro lol. Va muy bien y quede con ganas de mas, espero que lo continúes.
PD mola el titulo xD