Toe tags de George A. Romero

Con detalle: al final del primer número Damien, uno de los personajes principales, nos cuenta cómo, tres meses atrás, se encontró de bruces con la plaga de muertos vivientes. Sus padres le llevan en coche de vuelta a la universidad tras las vacaciones y de buenas a primeras se las ven con una horda de muertos que devoran a todo el mundo menos al susodicho personaje principal. Damien consigue llegar a pie hasta la universidad, a los jardines zoológicos, y libera a las fieras al ver que también están siendo atacadas, pero en esas recibe unas cuantas mordeduras (no por parte de las fieras, se entiende). Es entonces transportado por un elefante hasta las dependencias de un profesor, mad doctor de apariencia einsteiniana, y éste lleva a cabo una intervención quirúrgica que explica las peculiares características de Damien en el resto de la serie, pues será muerto viviente con inteligencia y don de la palabra.

Si ha habido en los últimos años un subgénero de terror que no ha parado de evolucionar, ofreciendo estupendas historias, ese es el zombi. Y es que desde que a finales de los años 90 pareciera dar inequívocos síntomas de agotamiento, ha ido apareciendo, tan silenciosa e imparablemente como los protagonistas de sus historias, toda una generación de autores que, amamantados en las pútridas ubres de la filmografía de Romero, han desenterrado al zombi, abriendo nuevas posibilidades sin traicionar las convenciones no escritas del subgénero de un modo que ha llamado la atención tanto de la crítica como del público mayoritario.

Ha surgido un auténtico aluvión de obras destacables que van desde el clasicismo de series de cómic como Los muertos vivientes, de Robert Kirkman, pasando por películas como The dawn of the dead, de Zack Snyder, hasta la originalidad de propuestas renovadoras de series televisivas como Dead Set o las novelas de Max Brooks, Guerra Mundial Z y Guía de supervivencia zombi. Sin olvidar tampoco las adaptaciones zombis de clásicos literarios, como Orgullo y prejuicio y zombis, de Seth Grahame-Smith, o de cómics de superhéroes como Marvel Zombies o La noche más oscura. Ni otras provenientes del cómic alternativo como Apocalipsis friki, de Peter Bagge, o las destacables aportaciones patrias como las excelentes novelas de Manel Loureiro, Apocalipsis Z y su reciente continuación, Los días oscuros. Un auténtico renacimiento de un subgénero que, sin entrar a analizar sus causas (y es que probablemente el zombi es el monstruo que mejor encarna los terrores del hombre contemporáneo…), hace las delicias de unos aficionados que durante demasiado tiempo habíamos padecido la escasez de obras de calidad.

Y entre todo este mogollón, Planeta DeAgostini publica Géneros DC: Toe Tags, donde ofrece una miniserie publicada por DC Comics que supone la guinda del pastel, colocada por quien lo iniciara todo en 1968 con La noche de los muertos vivientes. Un George A. Romero en forma que se atreve en su primer cómic a subvertir las reglas que él mismo creara en un medio novedoso en el que puede dar rienda suelta a su portentosa imaginación hasta límites inconcebibles en el cine, con la complicidad del espectacular dibujo de Tommy Castillo y el sobrio contrapunto de las portadas del excelso Bernie Wrightson, en una historia excesiva y gore como pocas en la que apunta ideas que renovarán el género en los próximos años y que auguran que lo mejor está por venir.

Sin más, te invito, si te atreves, a que conozcas al atormentado Damien y su terrible historia, porque los zombis nos han invadido y están aquí para quedarse. Y, si no te gusta, es que probablemente estés muerto.


Pablo de Blas Andrada