Involución

"Saludos, amigos. Como a muchos, sé que les interesa lo misterioso, lo inexplicable. Historias que les quiten el aliento, y que les hagan ver el mundo con otros ojos; eso es lo que esperan leer aquí. Yo sólo soy un objetivo, alguien que cuenta las cosas como son. El límite entre realidad y ficción, como siempre, lo pondrán ustedes; los que deseen creer o permanecer indiferentes, serán ustedes... Los lugares y nombres se han respetado de acuerdo a los relatos de los testigos, que esperan que, gracias a esto, los culpables sean castigados, y los inocentes vengados... ¿Se encuentran listos para la verdad? ¿Para descubrir de una vez por todas lo que pasó aquel día?... Esta es la historia a la que hemos dado en llamar…"

INVOLUCIÓN

Prefacio I

* Ese tormentoso día Maribel sintió el pinchazo de la soledad y la nostalgia. Ya hacía un año que se había mudado a Barcelona, y no tuvo ningún problema para adaptarse al vecindario, a la universidad o al trabajo como traductora de la editorial Feuilletons que había conseguido. Tenía amigos, salía a bailar, y estaba segura de que su novio Javier le propondría matrimonio antes de que el año terminase. Sin embargo, en el fondo echaba de menos la Argentina, y más precisamente Salta, tierra que la vio nacer y crecer, hasta el año en que terminó secundaria y tuvo que irse del país para hacerse un futuro, como sus padres querían. Extrañaba a sus amigas Flor y Meli, sus “almas mellizas” como las llamaba, con las que había convivido la infancia y la adolescencia.

Por eso ese día, esa tarde, sintió el deseo de charlar con alguna de ellas, preguntarles por las novedades que el tiempo les había traído. Cuando entró a su correo de messenger, vio con emoción que Flor estaba conectada, y con webcam. Se preguntó cómo se vería. ¿Seguiría usando el pelo rubio enrulado que tanto le envidiaba? ¿Aún se maquillaría de esa forma extravagante y casi pornográfica? ¿Seguiría siendo esa chica tan callejera? Sin pensarlo dos veces hizo click en el icono de su amiga, y en la pantalla se abrió una ventana por la cual apareció su amiga.

El corazón de Maribel dio un vuelco cuando la vio. Estaba pálida, ojerosa, y sus cabellos, ahora canosos y lacios, caían groseramente sobre la mitad de su frente. Parecía estar drogada, tenía la vista perdida. Casi se cae de la silla al verla en ese estado.

-Flor, ¿sos vos?-le preguntó, incrédula, arrimándose un poco a la pantalla para verificar que no alucinaba.

-¿Mari? Hola, ¿cómo estas?-le respondió Flor, en un hilo de voz.

-¿Que “cómo estoy”? ¡Cómo estas vos! ¿Qué te pasó?

-Una enfermedad, Mari. Ayer pesqué una enfermedad que anda dando vueltas por la ciudad.

-¿Qué?

-Sí, mirá… Todo empezó cuando aparecieron esos aviones a chorro en el cielo. Una mañana aparecieron miles, y dejaron estelas de colores por todos lados. Después de que eso pasara, a mucha gente le empezó a agarrar una alergia, formándose ampollas en la piel. Mirá…

Rápidamente, se vio cómo Flor tomaba la camarita, la levantaba bruscamente y enfocaba una repugnante llaga que tenía en el abdomen. El impacto fue tanto para Maribel, que tuvo que apartar la vista.

-¿Viste?-continuó Flor- Bueno, esa visita de los aviones continuó por varios días, hasta de noche andaban. Si lo hubieses visto, parecían arco iris como brillaban las líneas en la oscuridad…

-Flor-interrumpió Maribel, la voz quebrada-, me dijiste de una enfermedad…

-¡Ah! Resulta que hace unos días… dos creo, uno de esos aviones expló en el aire, así nomás. No lo vimos explotar, porque en el cielo había muchas nubes, pero todos vimos cuando caía a la tierra, y junto a los pedazos del avión, una especie de vapor morado… bah, era morado, verde, amarillo, de todos colores. Y desde entonces, desde ese accidente, empezó esta gripe, muy fea…

-¿Pero estas bien?-preguntó Maribel, profundamente conmovida-¿Te vas a poner bien?

-Los médicos están seguros de que sí… bah, ellos especulan, porque la verdad es que no tienen ni idea de qué virus tenemos… Una cosa que les impresiona es el aumento del apetito en los enfermos, y el hecho de que este no engorde, si no al contrario, se consume poco a poco…

Los siguientes hechos fueron tan shockeantes, que la pobre de Maribel se preguntaría por siempre “¿por qué justo en ese momento?”.

Recién había Flor acabado de ponerla al corriente de los hechos, cuando fue victima de un espasmo, su garganta se cerró, tosió roncamente un par de veces, alcanzó a ponerse de pie y retroceder unos pasos, para finalmente caer al suelo. Maribel quedó unos segundos en silencio, observando esa ventanilla en la pantalla donde unos minutos antes había visto a una de sus mejores amigas después de tanto tiempo, y que ahora sólo enfocaba una habitación vacía y a oscuras. Cuando la impresión se desvaneció, comenzó a llamarla, primero lentamente, pero luego más y más fuerte, agarrando el monitor y sacudiéndolo, como si de esa forma haría reaccionar a su amiga. Cuando entró en conciencia de que esas acciones serían inútiles, fue corriendo hacia el comedor a buscar su teléfono y llamar a la casa de Flor para dar aviso de lo sucedido a sus padres o a su hermano. Pero en el camino se tropezó con una mesa ratona y quedó tirada en el suelo, llorando desconsoladamente por lo que había sucedido, y sintiendo que jamás volvería a ver a Flor; del mismo modo que Flor jamás volvería a salir a las calles, y digo esto porque lo que la webcam enfocó, dos horas después, en la ciudad de Salta, que se levantaba del piso y comenzaba a deambular ya no era Flor, era otra cosa..

...Haz lo que puedas por vivir...por pensar...por ser humano...Pero en esta ciudad estás condenado a la...

..."INVOLUCIÓN"...

Prefacio II

La noche ya había caído, pero el descanso era nada más que un sueño para Lucas. Avanzando por los pasillos del Hospital del Milagro (uno de los más viejos de Salta), empujando la camilla en la que llevaba a ese pobre moribundo, sintió que el lugar en donde estaba era algo así como un purgatorio. Desde hacía dos semanas, habían llegado un sin número de infectados por aquel extraño mal. Los médicos no sabían cuál podría ser la causa, los cuidados que les daban eran inútiles, y mientras tanto aquellos No-Vivos (como le gustaba decirles) se agrupaban y crecían en número. Y todos ellos, ya a esas alturas, en una lamentable situación, pues a los síntomas de gripe se le sumaban el voraz apetito que tenían, y sin embargo seguían delgados y en algunos casos, escuálidos, además de las horribles llagas que brotaban de la piel. Despojos humanos, que se debatían entre la vida y la muerte, que imploraban a Dios por la salvación, que pedían ver a sus seres queridos, o que sencillamente esperaban oír una palabra de aliento.

Así, tratando de ignorar el cuadro dantesco que le rodeaba, Lucas seguía empujando la camilla con el "sujeto de prueba". Sus pasos se detuvieron frente a un cuarto. Cuando golpeó la puerta, un medico lo dejó pasar.

-Al fin, Lucas-lo recibió.

-Perdón, señor. Se me complicó un poco la selección del "mejor" infectado. Hay muchos casos...

-¡Ya sé que hay muchos casos!-Se enojó el doctor-Para eso es que hacemos esta prueba.

Sin atreverse a decir nada más, Lucas se dispuso a acomodar la camilla contra la pared, a un lado de ciertos aparatos que allí había. También callado, el doctor comenzó a conectar al enfermo unos cables en la cabeza, el pecho, los brazos y las piernas. A continuación, revisó sus pupilas, su garganta, escuchó sus latidos, tomó su pulso, entre otras cosas. Al final, miró a Lucas y extendió una mano.

-Necesito saber quién es-dijo.

Lucas le mostró una planilla con el historial del tipo. El doctor la leyó con sumo cuidado.

-Martín Miguel Rojas... Internado el pasado 20 de Julio... Ha presentado los síntomas clásicos... Fiebre, vómitos, apetito desmedido, irritación en piel y garganta... Su estado es uno de los más avanzados que he visto.

Cuando acabó de leer, se acercó a una pequeña mesa instrumental que había a un lado de la camilla, tomó una jeringa y una ampolla con un líquido dentro.

-Este es un antibiótico experimental-explicó el doctor mientras cargaba la jeringa con el remedio-. Un colega del laboratorio Richmond lo desarrolló hace unos días. Veremos si funciona.

-¡Espere! ¿Le va a dar a este hombre una cosa que ni siquiera esta probada?

-Es necesario, ni hay otra opción ni tenemos tiempo. Que sea lo que Dios quiera-contestó el doctor, y le inyecto el "remedio" en la vena basílica. En seguida, le conectó en el mismo lugar el suero.

-Lo que quiero es que vigiles al paciente-continuó el doctor- . Quiero que tomes nota de todas las reacciones que tenga, mejoras o decaídas. Anotá acá... -y le ofreció una libretita.

-¿Yo? ¿A dónde va usted?-sintió un poco de miedo Lucas.

-Debo ver a otras personas. Como dijiste, hay muchos casos-Y se fue.

Así es como tuvo que quedarse toda la noche en vela, anotando cada cambio, cada tonalidad que la piel, ojos y boca adquirían, y a qué hora habían ocurrido. Lucas pensó que no podría haber otro trabajo más aburrido que ese. Las horas pasaban, y el hombre no mejoraba en nada. Pero cerca de las seis de la mañana repentinamente despertó y pidió un vaso con agua. Lucas casi se cae de la silla por la sorpresa, pero ya recobrado aprovechó para hacerle algunas preguntas y ver si de verdad sentía alguna mejora. El tipo le dijo que tenía sed y hambre, pero que eso era lo único que sentía. Ni tenía frío, ni calor, ni dolor, ni comezón, ni nada.

-¿Puede levantarse?-le pregunto Lucas en un hilo de voz.

Y entonces sucedió algo inquietante: Cuando el hombre comenzó a correrse hacia el borde de la camilla para bajarse, empezó a gritar. Por extraño que parezca. Chillaba y se agarraba el pecho, revolviéndose en el lecho. El monitor cardíaco empezó a registrar un ritmo de latidos enloquecidos. Pero esto sólo duró un instante porque enseguida, tal vez debido al terrible dolor o al estado famélico en el que decía estar, murió. Así de simple.

Lucas no sabía que hacer. Trató de reanimarlo, pero fue inútil. Entonces salió al pasillo en busca del doctor para contarle lo sucedido. Hubo un grito, y luego otro, y otro. Recorrió todas las salas y cuartos buscando ayuda, pero fue inútil. Y peor aún: ¡TODOS LOS ENFERMOS, EN TODO EL HOSPITAL, Y TAL VEZ EN TODA SALTA, HABÍAN MUERTO! Los doctores y enfermeras estaban enloquecidos, no sabían que había pasado. Procuraron no comunicar lo sucedido a los familiares por el momento, pero claro, algunas palabras volaron y llegaron a oídos de padres, madres, esposos, esposas, hijos y nietos.

Ahora sí, el hospital era un infierno. Muchas personas comenzaron a presionar al personal medico para que les dijera qué es lo que había pasado. La respuesta de que no tenían ni idea convenció a pocos y a otros molestó. Las agresiones no se hicieron esperar. Primero zamarrearon a varias enfermeras y miembros de la ordenanza. Muchas madres, armadas con palos de dudosa procedencia, golpearon a varios médicos que trataron de apaciguar las cosas. La policía no tardó en entrar en acción, aunque no pudieron hacer mucho para calmar la turba furiosa y destrozada. ¿Cómo era posible que todos los infectados, en todo el lugar y a la misma hora, murieran?
Mientras tanto, Lucas literalmente había escapado de la pesadilla que invadía el hospital. Como no encontró a nadie que pudiese ayudarlo, volvió a encerrarse en la habitación con aquel paciente ahora "fiambre". Tenía miedo de salir afuera. La amenaza de recibir un golpe por parte de algún familiar desesperado era inminente. Estaba cansado, así que se sentó. Lo último que pensó antes de quedarse dormido fue que tendría que haber sido bombero.

El sueño fue pesado, lo que corresponde por haber estado más de dos días despierto atendiendo No-vivos. Soñó que estaba devuelta en la escuela, rindiendo un examen de biología. Era bueno en esos temas, y más aún en anatomía. Por eso se hizo enfermero. Pero también le atraía la idea de ser un héroe, como los bomberos, y salvar la vida de muchas personas.

El grito sonó tan fuerte que lo hizo despertar de un golpe. ¿Cuanto tiempo había dormido? Se levantó de la silla como pudo, todavía tenía los músculos dormidos. ¿Qué estaba pasando ahora? Se dirigía hacia la puerta, cuando escuchó algo a sus espaldas. Pensó que alguien había entrado mientras descansaba, pero enseguida recordó que la había cerrado con llave. Prácticamente solo estaban el y... Un escalofrío recorrió su nuca. Lentamente se dio vuelta, temeroso de lo que vería, rogando porque todo saliera bien. Ahí, a un lado de la camilla, estaba Martín Miguel Rojas, el enfermo que había muerto, pero que ahora permanecía de pie frente a el. Tenía los ojos infectados en sangre, y los dientes rojizos. Parecía un sonámbulo, pero no se veía inconsciente.

-¿Señor?-intentó comunicarse Lucas.

En un segundo, sin previo aviso, el No-vivo dio un salto con los brazos extendidos, y trató de agarrar a Lucas. Este lo esquivó, alcanzó la puerta y escapó. ¿Para qué? En los pasillos había más tumulto que antes, con la única diferencia que ahora las personas (médicos, enfermeras, familiares, policías, etc.) huían de aquellos enfermos que habían muerto horas antes, y que ahora perseguían a cualquier “vivo” para golpearlo salvajemente, morderlo, patearlo y, tal vez, pensó Lucas, comérselo. Comenzaron los disparos. Los canas abrieron fuego contra los No-vivos, pero ninguno caía. La única solución era correr, lo más rápido posible hacia fuera.

----------------------------------------------------------------------------

Lucas fue uno de los primeros que lograron salir. Lo único en lo que pensaba era alcanzar su auto e irse a la mierda de ahí. Pero cuando vio como estaba la ciudad, su ciudad, el corazón se le estrujó. En las calles había cientos, tal vez miles de esas cosas causando destrozos. Localizó su auto a lo lejos, y sin dudarlo empezó a correr. Lo bueno es que los No-vivos eran lentos, así que pudo esquivar varios. Pero cuando vio como uno de esos seres arañaba brutalmente a una niña que había caído, se dio cuanta de que eran feroces si te agarraban.

-Dejála, carajo-bramó, dándole una patada en la cabeza a esa cosa, procurando defender a la pobre victima-¿Estás bien?-le preguntó cuando ya no estaba en peligro, sin embargo no obtuvo respuesta porque había perdido el conocimiento.

Rápidamente la levantó, la llevó a su auto, arrancó y pisó el acelerador a fondo. Lo importante era escapar, esconderse, y ni se inmutó por arrollar a varios No-vivos en el camino.

Era el mediodía del 23 de Julio del 2012


...Con conciencia dominas a tu bestia... Pero cuando muere, la bestia te envenena y te corrompe... te degrada y deforma... Y es entonces que comienza la...

..."INVOLUCIÓN"...

Prefacio III


-¿Sabés a qué me hace acordar esto?-exclamó el Faca, divertido-. Me hace acordar a ese año que jodían con la gripe "A". ¿Te acordás? Todo el mundo con barbijos. ¿Hace cuanto fue? ¿Cuatro, cinco años?

-No sé, gil. Dejáme manejar tranquilo-le contestó Juan.

Iban los dos solos, conduciendo por Avenida Entre Rios esa triste tarde de Julio. El citröen en el que estaban era uno de los pocos vehículos que había. Y tampoco el número de peatones era alto. Se veían entre diez a veinte personas por cada cuadra que pasaban. El hecho de que todos anduvieran con barbijos le hizo acordar al Faca aquel año en que todos los usaban por temor a la gripe porcina o "A". Ahora lo usaban por otra peste que andaba por la zona.

-¿No tendríamos que cuidarnos también?-se preguntó el Faca en voz alta.

-Llevamos buzos y camperas. ¿Qué más querés?-contestó ofuscado Juan. Tal vez debido al gran número de personas que, al parecer temerosas de contagiarse del que tuvieran al lado, optaban por caminar por la calle, por lo que tenía que hacer maniobras para esquivarlos y no arrollarlos; o tal vez, porque se había comprado el auto para presumir y levantar minas, dos de las cosas que no conseguiría en una ciudad invadida por semejante epidemia.

-¿Sabés qué horas son?

-Las una y media-contestó Juan, sin siquiera ver su digital.

-Voy a prender la radio. Esto es embolante-avisó el Faca, oprimiendo los botones del estéreo para ver con cual encendía.

-Hacé lo que quieras.

Mientras Juan conducía frente a una fría y desolada peatonal Balcarce, el Faca buscaba un poco de música. Le gustaba particularmente la cumbia y el reggaetón, aunque en momentos aburridos recurría a cualquier cosa. Pero en ese momento, lo único que encontraba era el confuso sonido de la estática en una emisora tras otra. Claro que también recibía noticias, pero él las pasaba de largo, sin oírlas. ¿Para qué amargarse más?

-... disturbios en barrio Tres Cerritos...

Juan quitó su vista del frente por un segundo. Por suerte, él sabía escuchar.

-Pará, dejálo ahí-casi le gritó al Faca cuando sacó la emisora que había dicho eso.

Su amigo, confundido, volvió a ponerla. Lo que oyeron los dejó helados.

- ...Un grupo de personas a ingresado al conocido Alto Noa Shopping desde hace varias hora. Se reportan robos y agresiones por parte de los inadaptados. Según testigos, los individuos no responden a preguntas ni muestran ningún respeto por las autoridades que tratan de dispersarlos. "No parecen tener conciencia de sus actos", nos comentaba una señora que, increíblemente, fue mordida por uno de esos malvivientes... En otras noticias, los expertos aún no saben el origen la epidemia que ronda Salta, y ya ha cobró la vida de muchos hace apenas unas horas. Según fuentes de confianza, se debería a una mutación de un hongo aún no catalogado... Tampoco hay una explicación clara de la sustancia que contenía el avión caído hace algunos días en la ladera del cerro San Bernardo, por lo que podría haber alguna relación entre ambos hechos... Un momento... Parece que el número de revueltas ha aumentado en la ciudad... Están ocurriendo saqueos de supermercados a cada momento... ¿Qué? ¿Están seguros?... Damas y caballeros, me resulta difícil comunicarles esto, pero perece ser que aquellas personas que fueron infectadas y sucumbieron al virus hace algunas horas, se han levantado de sus lechos y son los responsables de estos acontecimientos... La motivación de estos "resurrectos" parece ser la búsqueda de alimento... Se deben tomar precauciones ante estas "personas", ya que no dudan en atacar a cualquiera que intente hacer contacto con ellos. Evítelos de ser necesario... ¡Dios! Las noticias no dejan de llegar, y son cada vez más increíbles... Hace escasas horas, vecinos de villa Las Rosas han denunciado que, literalmente, varios muertos que recientemente fueron enterrados en el Cementerio de la Santa Cruz se "levantaron" y atacaron a un grupo de turistas que estaba por la zona... Se ruega a los ciudadanos que no intenten abandonar sus hogares, permanezcan en sus casas por seguridad, ante el peligro que representan estos "seres"... Según reportes de la policía, la constante búsqueda de comida los lleva a asesinar y comer "personas vivas" si no encuentran otros recursos... Mantengan la calma...

Ambos, Juan y el Faca, miraban estáticos el estéreo, como esperando una explicación a esa noticia imposible de entender con la razón.

-¿Cómo que "los muertos están vivos"?-preguntó Juan, con la voz quebrada, apagando el estéreo.

El Faca no tuvo tiempo de contestar (aunque tampoco tendría respuesta a esa pregunta), porque súbitamente el auto fue sacudido por un golpe en el parachoques, seguido por el estallido del parabrisas, una abolladura del techo, y finalmente el sonido de un cuerpo que se estrellaba en el camino después de haber volado algunos metros.

-¡Pará, gil!-gritó a todo pulmón el Faca, y preso del miedo y la impresión, abrió la puerta y se bajó. Obviamente, terminó dando vueltas en el asfalto, golpeándose feo en la pierna, aunque gracias a la adrenalina no tuvo problemas de levantarse y correr a ayudar a la mujer (era mujer) que habían atropellado.

-¿Señora, está bien?-le preguntó a la herida, dándole palmadas en la cara para que reaccionara.

-¿Está bien?-preguntó Juan, que mientras tanto había dado reversa en el citröen

-No sé, no me responde-el Faca, agitado, trataba de adivinar su pulso oprimiendo su muñeca

-Fijáte si respira-aconsejó Juan, que hasta entonces había bajado del auto.

El Faca acercó su oreja a la boca de la mujer. No oía ni sentía respiración.

-¡Está muerta!-exclamó unos segundos después, echándose hacia atrás.

-¡No puede ser!-se alarmó, ahora sí, Juan. Se echó sobre la muerta y comenzó a sacudirla con violencia para que reaccionara. El Faca lo hizo desistir de sus intentos.

-Tenemos que avisar al hospital...-le advirtió.

-¡NO! Nos van a meter en cana. No es un simple choque o accidente... ¡La matamos!

-Vos la arrollaste... Y además, quizá todavía no murió...

-No importa, ya cagamos... Además, mira como está...-señaló la cara de la mujer. Verdaderamente, estaba muy demacrada, con moretones y sangre por todos lados- ¡La reventamos!

-Como sea -se puso duro el Faca, sacando el celular-, yo voy a llamar una ambulancia...

Comenzó a marcar el número, mientras Juan caminaba en círculos, nervioso. Esperó a que le contestaran un rato, después colgó furioso.

-Mierda, no contesta nadie...

-Ya fue. Dejémosla acá y rajemos-opinó Juan.

-Ni en pedo. Alguien nos habrá visto. Después nos buscan por abandono de persona y es peor. Vení...-dijo el Faca, agarrando a la mujer por los hombros-, ayudáme a ponerla recostada atrás...

-¡Pero qué decís! ¡Ni empedo voy a dejar que metas una muerta en mi auto!

-¡Ayudáme y dejáte de joder, pelotudo!-gritó el Faca, ya furioso.
Casi demente, Juan estuvo a punto de pegarle al Faca y darse a la fuga, cuando comenzaron a oírse sirenas de la policía a lo lejos.

-¡Los cana!-se alarmó, y en un segundo levantó el solo a la muerta y la metió adentro-¡Dale, subí!-le ordenó al Faca, que quedó sorprendido por lo rápido que había actuado su amigo. Enseguida emprendieron la huída.

--------------------------------------------------------------------------


-Carajo, ahora qué hacemos...-repetía una y otra vez Juan, congelado por el frio que ingresaba a falta de parabrisas.

-Primero tenemos que llevarla a un hospital y explicarles lo que paso-dijo el Faca, tratando de verse tranquilo.

-Sí, y vos pensás que van a ser compasivos. Estas en pedo...

-¡Bueno, no sé qué va a pasa, che...!

Ahora transitaban por una caótica Avenida Toledo. Había señales de destrozos y saqueos por todos lados. Mucha gente tirada en el suelo.

-¡Qué mierda pasó!-preguntó Juan, viendo impresionado el revuelo que los rodeaba.

-Debe ser por esas "personas" de las que escuchábamos en la radio. Habrán estado acá...

-Quizás siguen acá...

Sin decir palabra, el Faca estiró la mano y volvió a prender el estéreo. A diferencia de otras veces, buscó noticias o alguien que hablase de lo que estaba pasando.

Luego de un rato, se oyó la voz de una locutora en Cadena Global .

- Los hechos vividos hace horas han provocado que un gran número de salteños abandonase la ciudad. Familias, comerciantes, indigentes, incluso miembros del Palacio Legislativo que debatían sobre los controvertidos cortes en las becas estudiantiles que iban a producirse, escaparon por temor a los "enfermos" que revivieron y comenzaron a atacar a personas y a saquear supermercados y negocios por comida. Lamentablemente, es un misterio la razón por la cual los muertos están volviendo a andar. Por su seguridad, no se acerque a individuos de comportamiento errático o agresivo. Si encuentra personas heridas o inclusive muertas, no trate de ayudarlas. El contagio de este mal se produce por una mordida o un arañazo de esos seres; alguien que ha muerto se convierte en uno de ellos a los pocos minutos... Estén alertas...

Juan, como había hecho antes, apagó la estéreo. El silencio que los acompañó a continuación fue de suma tensión. A medida que avanzaban eran testigos de la devastación en la que había caído la zona céntrica. Había heridos por todos lados, autos y colectivos chocados, almacenes y tiendas saqueadas por los (ahora podemos llamarlos) zombies, o tal vez por aquellas personas oportunistas que aprovecharon el pánico para llevarse cualquier cosa. Pero no había señales de nadie por el momento. Ni vivos ni No-vivos. Había señales de incendios. Muchos de los vehículos estaban prendiéndose fuego. El Faca trató de no pensar que dentro de algunos había personas todavía.

-Che, Faca, bajémosla...-fue el primero en hablar Juan. Temblaba de pies a cabeza.

-No. No podemos.

-¿No escuchaste lo que dijeron?

-No importa, es una persona...-se frotó la frente, preocupado- Sé que todavía es una persona...

-Vos estás loco.

-Prometémelo... Yo sé que algo de razón queda oculta entre lo inconsciente. Si alguna vez me "enfermo" de esto, no me hagas nada. Estoy seguro de que yo no te haré nada a vos. Me prometo eso...

-Vos, en cambio, tenés mi permiso de dejarme o clavarme un cuchillo en la cabeza si es necesario. No quiero ser uno de esos... esos... "enfermos sin alma"...

Se dieron la mano afectuosamente. Algo de profético había en la charla, porque súbitamente, como uno de esos payasos que saltan de las cajas sorpresa, la mujer que viajaba atras, la que había muerto, se estiró hacia adelante y le dio un terrible mordisco al Faca en la yugular. El Faca gritó de dolor; Juan gritó de furia. Adrede, aumentó la velocidad y chocó contra otro auto que estaba volcado. La No-viva salió volando por el vacío del parabrisas, lo mismo que el Faca, lamentablemente.

-¡FACA!-gritó Juan a todo pulmón, saliendo fuera del citröen. Medio aturdido (el choque hizo que se pegara contra el volante), fue a socorrer a su amigo. Lo encontró moribundo, ahogándose en su propia sangre y tembloroso. Trataba de decirle algo pero no podía. Igual, Juan sabía qué podía ser: Quería recordarle lo que le había prometido. Aunque no era eso lo que decían sus ojos.

-Vamos, tenemos que salir de acá...-dijo Juan, cargándolo hacia el auto, y notando cómo la mujer que los había atacado comenzaba a levantarse del suelo como si nada.
Quién sabe por qué razón el estéreo estaba encendido otra vez. Posiblemente fue por el golpe, aunque eso no es lo importante. Mientras Juan acomodaba al Faca en el asiento trasero, y ponía un jirón de su buzo roto como vendaje para la herida del cuello, no pudo evitar oír lo que un hombre decía.

- Multitud de personas han abandonado Salta hace pocas horas. Fuerzas del ejército y de la policía se encuentran cercando las vías de acceso para contener esas "cosas" y evitar que invadan otros lugares. Por suerte, aún no hay señales de que estos muertos vivientes traten de escapar. Según parece, están más preocupados en asaltar supermercados y en buscar comida, que de perseguir personas. No obstante, el comportamiento animal que tienen los lleva a lastimar a cualquier cosa, viva o No-viva, que invada su espacio personal... Una hecho trágico fueron los ataques que sufrieron miles de estudiantes que protestaban en las calles por el estado de las escuelas... Por favor, es de suma urgencia que cualquiera que oiga esto y continúe dentro de la ciudad, sepa que debe abandonarla en menos de media hora. Grupos militares tienen órdenes de disparar a cualquiera que trate de salir del perímetro pasado este tiempo... Quien oiga esto, salve su vida...

-Apagá eso...-dijo con un gran esfuerzo el Faca. Había perdido mucha sangre, y ya estaba a punto de desfallecer. Juan calló la radio y se puso al volante.

-¿A dónde, Facundo?-dijo, la vista clavada al frente. Muy posiblemente, en esos No-vivos que se acercaban lentamente hacia ellos.

-Lleváme a casa... Dejáme allá y andáte... No quiero que termines así...

Juan, en un estado impertérrito, puso en marcha el citröen. Por suerte aún funcionaba.

-Voy a ver si hay alguien allá. Si ya todos se fueron...

Y ya no dijo nada más, sólo condujo.


...Cuando el hombre se entrega a los vicios y placeres... Cuando desvaloriza el don de la vida... Cuando resalta lo efímero en lugar de cultivar lo eterno que tiene... Cuando todo lo que es Humano se desprecia y corrompe, entonces ha comenzado la lenta...

..."INVOLUCIÓN"..

esta muy interesante tu historia,sigue asi XD