Rol - INFECCIÓN

Oliver miró a su alrededor, coches totalmente accidentados y restos de equipajes de antiguos clientes del hotel les daban la bienvenida a la cruda realidad. Jake y Angus, totalmente aferrado al chico como si de padre e hijo se tratasen miraban utilizando su mano como si de una visera de gorra se tratase.

- Podemos pillar un coche e intentar hacer lo máximo de camino en el, aunque visto lo visto, será algo difícil encontrar uno en condiciones...

- ¿Que te parece ese?, deberían de tener las llaves en recepción, ¿no?.- Dijo Jake mientras señalaba un micro-bus propiedad del hotel.

El micro-bus era una berlina grande de siete plazas, de un color oscuro y con el nombre del hotel con grandes letras blancas. Oliver ya había subido en uno de esos alguna vez, era el típico transporte que daba el hotel para ir del hotel al aeropuerto y viceversa.

- Nos podría servir, si... es grande y si encontramos algo que nos impida el paso podríamos apartarlo mejor que con un turismo.

Volvieron a entrar al vestíbulo y la oscuridad los volvió a engullir. Los cristales rechinaban al ser pisados y el ruido retumbaba en todo el hotel. El miedo cada vez era mayor, solo esperaban no encontrarse con una cosa de esas... 

Recepción se encontraba a su derecha, su mostrador tenia grandes charcos de sangre, y encima de estos reposaban papeles que habían adquirido un color rojizo al absorber la sangre.

Oliver se dispuso a abrir la pequeña puerta para entrar a recepción, en el suelo un cuerpo con el uniforme del hotel permanecía inmobil bañado en sangre. Era una chica joven, de no más de treinta años, su brazo derecho había desaparecido dejando a la vista el hueso.

Un sudor frío empezó a empapar a Oliver mientras buscaba la llave del micro-bus, siendo observado desde fuera por Jake y Angus. Oliver tiraba el interior de cada cajón, sin ningún control, y al fin, en uno de los cajones del fondo de recepción la encontró. De ella colgaba un pequeño llavero con el numero dos.

- Espero que sea esta.- dijo mientras la enseñaba al resto del grupo y salia de recepción.

Y por arte de magia, el cuerpo que descansaba en el suelo comenzó a levantarse a su espalda emitiendo un sonido aterrador.

- ¡CUIDADO OLIVER!- chilló Jake señalando al cuerpo.

Oliver se giro y lo vio, vio como aquella chica sin brazo subía encima del mostrador y los miraba fijamente con una cara de rabia que heló su sangre.

Sin mediar palabra los tres salieron corriendo en dirección a la puerta principal. Oliver corría al lado de Jake y este arrastraba a tropicones a Angus.

Salieron por uno de los ventanales rotos sin darse cuenta, Oliver, se adelanto unos pasos y con llave en mano empezó a jugar con ella en la cerradura. 

- Date prisa Oliver!

- Eso intento joder.- el cuerpo de la chica ya salia del edificio.

Y al fin, un "click" quitó el cierre centralizado del vehículo y los tres se lanzaron a su interior al tiempo que "eso" comenzó a aporrear el cristal con su única mano. 

Oliver arrancó y dejaron atrás el hotel y a aquella cosa que les seguía sin ninguna posibilidad de pillarlos.

- Bufff- suspiró Oliver aún con el miedo en el cuerpo- y ahora, guíame asta tu casa.

El camino fue más largo de lo que pensaban, ya que había calles las cuales estaban totalmente cortadas por el trafico. Más de una vez se toparon con alguna de esas cosas que salían corriendo detrás de ellos inutilemente.

- Estamos cerca- comentó Jake mientras el vehículo entraba en una calle con todas las casas iguales.

Tras una rápida ojeada, Charlie, Danny y Carter descartaron que hubiera vecinos en los dos primeros pisos.
- Parece como si la mayoría de la gente hubiese movido ya ficha. Dijo Charlie con tono irónico.
- Pues yo preferiría no tener problemas hasta que acabemos, el trabajo en la fábrica llega a ser agotador. Comento Carter.

Cuando llegaron al tercer piso los tres comenzaron a escuchar un sollozo en uno de los pisos; pero por mucho que preguntaban, nadie respondía.

- De verdad hay que entrar ahí? Se quejó Danny.
-Si, preferiría que no me atacase nada desde dentro y poder estar tranquilo al menos. Respondió Charlie haciendo el amago para abrir la puerta.

La puerta estaba cerrada con llave desde dentro así que sería difícil abrirla. Ademas este edificio tiene algunos años y las puertas tienen diseños grandes y toscos por lo que tampoco se podría derribar a golpes.

- Solo queremos ayudar, estamos viendo que tal están los vecinos. Al menos respóndenos y no molestaremos. De acuerdo? Negoció Charlie desde el portal.

-............(entre sollozos) Si! Si! Maldita sea! Dejadme en paz!
- Así sea........ Señor.

En el portal de enfrente no había gran cosa y cuando tocaron no recibieron respuesta.
Varios pisos a continuación siguieron con la tarea y encontraron tanto pisos vacios como vecinos asustados, pero ninguno de esos seres por ahora. Hasta que llegaron al séptimo piso que daba la casualidad que era el de Charlie y Danny; allí, en el portal de enfrente el cual cerraron por seguridad volvía a estar abierto y con una mancha de sangre en el suelo....








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Que rabia me da no poder postear mas.

La noche había llegado su fin y comenzaba a amanecer. Annika se despertó con los primeros rayos del sol entrando por aquella amplia ventana. Sonrió y se estiró antes de recordar donde verdaderamente estaba: En un camión, maldurmiendo y posiblemente rodeada de una horda de no muertos hambrientos de carne humana.
Tenía que salir pitando de aquella zona. No sabía cuánto había dormido pero si no se apresuraba, pronto estaría rodeada.

No quería siquiera mirar por las ventanas laterales. De momento no se oía ningún ruido alrededor así que aún la quedaban unos minutos de "falsa tranquilidad". Revisó su equipo. Conservaba todo lo uqe había guardado en la mochila el día anterior, excepto su martillo, que lo había dejado abandonado en la cabeza del conductor de aquel camión. Era su vida o el martillo.

No había tenido tiempo para hacerlo por la noche así que, una vez que comió algo de fruta y embutido para coger fuerza y bebió agua, se dispuso a revisar la cabina del camión en el que se escondía.
Encontró una botella de agua medio vacía que decidió no llevarse por si eso se contagiaba a través de la saliba, otra botella de agua sin abrir, un paquete de galletas, chicles y una bolsa de patatas fritas. No la extrañó que el camionero estuviera tan gordo.
Encontró también un martillo, un extintor y otras cosas que eran útiles dentro de la cabina de un camión pero que estaban muy lejos de que ella pudiera llevar. Cogió el martillo y el extintor, dejando lo demás y abrió la guantera. Allí reluciente estaba una pistola pequeña y unas cuantas balas que recogió entre los papeles del camión.
No quiso mirar el nombre del dueño del mismo ya que no quería saber a quién había matado. Suficiente tenía con vivir con la culpa.

Se sentó por unos minutos en el asiento del copiloto, disfrutando de las vistas. Era un día cálido, despejado y el sol bañaba su rostro. Cometió el error de bajar la cabeza y mirar a su alrededor.
La podredumbre, el caos y la muerte asolaban cada rincón de su pequeña ciudad. Observó gente dormida en sus vehículos, inertes pero expectantes. Sólo bastaba una pequeña chispa de vida para reactivarlos y que todo estuviese perdido. Se armó de valor y fue a salir de su escondite pero decidió echar un último vistazo al cristal.
Una mariposa se posó en la parte superior izquierda y Annika sonrió. "Aún quedaba esperanza" De repente, salió volando hacia el este. Iría hacia las montañas, como la mariposa.
Siguió su camino durante unos segundos y allí, lo vio. Un sujeto con una bufanda, una especie de pasamontañas con un bate en alto observaba la misma mariposa que se acababa de posar en su cristal y que ahora, segundos después, descansaba plácidamente en su bate, sin ser consciente del peligro que la rodeaba.

¿Era un humano o uno de esos seres? No lo sabía aunque, probablemente, estaba vivio. ¿Infectado? No tenía ni idea pero tenía que comprobarlo.
Abrió la ventanilla lentamente y espero a que viniese corriendo pero aquel extraño sujeto no se movía.
Decidió lanzar algo contra él. Lo esquivó fácilmente y la mariposa salió volando. "No es uno de ellos" Pensó. Así que se dispuso a abandonar su lugar seguro. No sin antes cargar el arma. Nunca había usado una pero quizá ese era el momento perfecto para aprender.

- Shhhh, loca - Gritó el tipo mientras corría hacia ella - No hagas ruido.

- Estabas ahí parado en medio de la calle y soy yo la que está loca, ¿no? - Dijo apuntándole con la pistola. - ¿Qué hacías ahí?

- Te seguí. Dispara o aparta ese arma pero ten en cuenta que, si disparas, vendrán a tu encuentro cientos de esos seres. Así que, deberías cerrar la boca y guardar el arma. - Comentó muy serenamente.

- ¿Y quién me dice que cuando guarde el arma no me harás daño?

- Eres tú la que debe valorar eso pero.. ¿Ves aquel coche de tu izquierda? Algo acaba de abrir los ojos ahí dentro y no creo que quieras estar aquí cuando esa cosa comience a gritar.

Annika dudaba. No sabía que hacer. Si seguir con él o tomar su propio camino. Entonces, todo quedó claro y cristalino. La mariposa regresó, sólo para posarse en el hombro de aquel sujeto. Annika guardó el arma.

- Está bien. Iba hacia las montañas pero antes, tengo que hacer una pequeña parada. Sígueme.

- De acuerdo pero... Será mejor que corras.

Hey Aston!reacciona!-exclamó Maria en un tono nervioso.
-He?...que?q-que pasa?-respondió.
-Llevas como media hora mirando fijamente a esa esquina y ni siquiera has comido nada!
-Ya te he dicho que no me interrumpas cuando me pongo asi!-Dijo Aston algo enojado-Estaba pensando en algo importante!
-Ya se que lo que me dijiste!...Pero empezaste a hablar solo y me preocupe!.
-Que?-Pregunto Aston mientras su mueca enojada se tornaba en una sonrrisa macabra-Asi que en verdad te preocupas por mi eh?.
-Por supuesto que si,sos mi amigo-Dijo Maria cada vez más furiosa.
-Ese es el comentario que una tsundere diría...-soltó Aston conteniendo la risa.
-YA TE DIJE QUE NO SE QUE ES UNA TSUNDERE!.
En ese moment Aston empezó a reír a carcajadas a lo que Maria solo respondió:
-Andate a la mierda...
Cuando por fin paro de reír,dijo:
-No se por que te enojas tanto por una estupidez-Acto seguido,empezó a comer.
-Y yo no se que te hace tanta gracia...
El resto de la comida transcurrió en silencio.Lo cierto es que lo que acababa de pasar le había alegrado el día a Aston,no solo porque lo había puesto de buen humor,sino que había logrado distraerlo de aquella aterradora figura que lo observaba desde la esquina más oscura de la habitación.