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La Voluntad

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Mensaje  Renfield Lun Jul 04, 2011 4:07 am

Se trata de varios capítulos de corta duración que contarán una historia. Ser pacientes, que si algo es gratis, es lento. ;-)

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Título: LA VOLUNTAD


CAPÍTULO 1. LA voluntad del ser humano.

Unas venas de color bronce viejo parecían nacer en el interior del cuello de Antonio, pero eso no le importaba. Al igual, que no le importaba que aproximadamente un quinto de su cara no existiera, y el restante era una masa de un color extrañamenfe familiar a esos estúpidos videos de zombies, donde gente sin talento ni nada que hacer en la vida se dedicaba a amasar dinero y fama, injectarse todo lo que podían y acostarse con todo lo que se movía, pensaba el Padre Anselmo. Eso ahora le daba igual, él estaba seguro sobre suelo sagrado, el Dios Padre Todopoderoso le salvaría. Afuera, el juicio final había comenzado, y todos los muertos, infectados por la codicia, la pestilencia humana y en general, por la maldad del anticristo, corrompieron sus almas con una vida de heregía y pecado. Pero el padre estaba bien, Dios le protegía, Dios le sonreía, y le agradecía todos esos años de servidumbre fiel.
-
¡¡Jajajajajaja!! - Las carcajadas del padre Anselmo eran apagadas, pero perceptibles. - Por fín los hombres sembrarán lo que recogen y las sagradas escrituras se seguirán a pies juntillas...

Un ruido, como metal revotando contra el suelo se oyó tras una de las puertas de la iglesia. El padre no portaba armas, no las necesitaba. Tenía una fé inquebrantable y toda la voluntad del Señor. Abrió la puerta sin mas miramientos. Le daba igual que encontrase, como si de una esfera sagrada de fuerza incapaz de quebrarse le protegiera de todo mal.

Allí se encontraba David Lopez, un joven del barrio. Un pandillero. Un sucio y rastrero pandillero que no iba a rendir cuentas con el señor desde hacía ya muchos años. Y el infeliz tuvo la genial idea de refugiarse en la casa del señor, sin siquiera pedir permiso al perro que lo guarda, Anselmo.

-
¿Que haces aqui?- Preguntó el sacerdote.

-
¿No ha visto las calles, padre? ¡¡Están llenas de muertos que andan!!

-Sé lo que hay, infiel. Pero nada se puede hacer, es lo que ÉL quiere - Dijo, señalando a la cúpula que se situaba sobre sus cabezas...

David no lo entendía. Anselmo debería ser una persona de Dios, había algo que no le cuadraba. Se percató en su estado. El anciano llevaba la ropa raída, y una biblia muy vieja y ennegrecida en su mano derecha. En la izquierda, llevaba un rosario de esos que llevan las abuelas. Pero en general tenía un aspecto saludable. Rollizo como decía su abuela. David llevaba un par de días sin comer, y aun con mucha aspereza, se lo hizo saber.

-
Ya, bueno - Dijo David un poco dubitativo - ¿Tiene agua y comida, señor?

- Padre... - Le corrigió Anselmo - Llamame Padre. Y no, no tengo comida. Y agua solo está la bautismal. Debes irte, ÉL no te quiere aqui.

- Pero, ¿quien es él? - Preguntó David, inconsciente de la pregunta.

Sin que David hubiera pensado en la reacción de un hombre de Dios, el Padre Anselmo con un movimiento diestro de tobillos y cintura asestó un golpe perfecto en la mejilla de David con La Biblia. Quizás fue por el golpe, o quizás por la sorpresa, David se encontró un instante después en el suelo de rodillas y con la palma de las manos en contacto con el frio marmol de la iglesia.

David no lo entendía, no lo podía entender. Todas las viejas toxinas en su cabeza provenientes del alcohol y las drogas blandas ilegales de su adolescencia parecían haberle hecho mella. Al igual, que no comprendía como podía estar llorando, cuando unas lágrimas se escurrían por sus mejillas, pasaban por la nariz y caían al suelo pulido.
Así que allí estaba, como un perro, humillado, lastimoso y llorando delante del hombre que acababa de golpearle.
-
ÉL, es Dios, nuestro señor, amo de todas las cosas. - Dijo Anselmo tras carraspear un poco, como si de una obra de teatro se tratase - Así que, como ya te he dicho, no eres bienvenido aquí.

- Pero, no puedes dejarme solo, por favor, no lo hagas... - Gimió David. Algo no le olía bien, pero no tenía mas opción que apechugar.

La luz del atardecer iba filtrandose por las vidrieras, y perdiendo fuerza mientras los rayos de sol pasaban por entre las motas de polvo flotantes en el ambiente de la iglesia. Anselmo, al escuchar el tono de lo que parecía su nuevo feligrés, le perdió el pecado mas usual de todos, LA VANIDAD. Pensando en una nueva creencia firme, en una religíon donde él sea el apostol que llevará al mundo la voluntad del señor tal y como lo hacía la Santísima Inquisición. Y manteniendo este pensamiento, dibujó una sonrisa encima de esa horonda papada digna de un obispo medieval.

-
¿Estás suplicando perdón? - Dijo en un tono burlón - Tan solo has de A-RRO-DI-LLAR-TE - Marcó las silabas.

David apretó los dientes... No le gustaba Anselmo. Siempre se ha dicho por el barrio que había veces que se le iba la mano con los niños de la comunión, aunque nunca se probó. Pero estando así, en esta situación, pensó David, no puedo hacer otra cosa que seguirle la corriente.

Supucó por su vida, como nunca antes había hecho. De rodillas, Anselmo le hizo jurar ante la biblia y ante Dios que todo lo que haría sería por el bien de ésta nueva faceta del cristianismo católico.

-
Ahora levantate - Dijo el Padre Anselmo - He de confesarte y bautizarte, si de verdad quieres servirnos - Concluyó, con el mismo modo burlón de antes. Mientras tanto, los muertos vivientes, enfurecidos, aporreaban la puerta, como quien en un burguer ha pedido su cena y aun no está servida.

- Continuará... -
--Fin del 1er Capítulo--

PD: Aunque se le puedan ver similitudes con las del Padre Isidro, de "Los Caminantes", he de decir que solo se le parecen en que ambos son curas. Pero eso se verá mas adelante. ^^
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Mensaje  the last cowboy Lun Jul 04, 2011 5:03 am

buena esa Red, espero y pronto continúes con esta historia que pinta para bueno


saludos
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Mensaje  Renfield Mar Jul 05, 2011 4:15 pm

the last cowboy escribió:buena esa Red, espero y pronto continúes con esta historia que pinta para bueno


saludos

Gracias, compañero. Tardaré un poco en sacar la continuación, pero es lo que hay. Wink
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Mensaje  Segu Mar Jul 05, 2011 11:56 pm

Hola Renfield:

Me ha gustado el capítulo, buen lenguaje descriptivo y sabes mantener la intriga. Haré seguimiento de las actualizaciones, vale la pena.

Un saludo.
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Mensaje  Renfield Miér Jul 06, 2011 12:35 am

Segu escribió:Hola Renfield:

Me ha gustado el capítulo, buen lenguaje descriptivo y sabes mantener la intriga. Haré seguimiento de las actualizaciones, vale la pena.

Un saludo.

Vaya, muchas gracias. ^^ Creo que estáis poniendo el listón muy alto. Espero no os llevéis una decepción con los siguientes capítulos. xDD
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Mensaje  Segu Lun Ago 01, 2011 2:32 pm

Muy buenas Renfield;

Ya hace tiempo que no sabemos nada del padre Anselmo, a ver si pronto nos cuentas novedades!,

Un saludo!! Wink
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Mensaje  Renfield Mar Ago 16, 2011 9:05 pm

CAPÍTULO 2. La voluntad de la iglesia.


La noche había comenzado a los ojos de Ester. Pestañeó, obligando a sus pupilas a acostumbrarse a la negrura nocturna. No recuerda cuanto tiempo lleva en su mercería “Punto a punto”, pero hace horas que no siente la necesidad de comer. Con la mirada perdida, y la cabeza inquieta, solo podía alcanzar a respirar por si sola. La enorme marabunta humana se desplazaba hacia abajo, iluminada con las farolas de la calle. Ester no se preguntaba porque las luces seguían encendidas, al igual que no sabía que la central eléctrica fue atacada hace dos días, y que lo que está viendo son las últimas luces artificiales que vislumbrará. No lo entiende, no lo comprende, no se percata de ello.

Ella miraba la calle, miraba los rostros grotescos con forma humana. No eran ellos, reconocía a personas, gente con la que se había cruzado por la calle. Dejó de mirar, era demasiado doloroso. Se limitó ha hacer una mueca con los labios a modo de desprecio, y siguió a la ventana del bajo nº23 de la C/ Alcalde Alberto García Reyes.

Sin prestar atención, los pies deformes y aquejumbrados iban profiriendo ese sonido caracteristico propio de arrastrar tela. La mirada muerta y vacía de Ester pasaba rostros sin mandar al cerebro la necesidad de buscarlos en su base de datos, hasta que...

...La vio. No era ella, por supuesto, no podía ser. No quedó nada de ella, pero se parecía tanto. Tenía el mismo pijama, el mismo corte de pelo y ésta arrastraba un oso de peluche mugriento y lleno de sangre.

-
Lucia...- Resbaló por sus secos labios. - ¿Lucia, eres tu, hija mía...? - Las palabras salían como un hilo de agua cayendo por una botella de plástico rota.

No hubo respuesta. Nadie le contestó, y la nueva Lucía, siguió su camino hacia la dirección que tanto otros muertos llevaban. Tantos pies y tanta mugre impedía ver a Ester el lugar donde vio por última vez a Lucía, el rastro de sangre, trozos de ropa rasgados y carne masticada.

Su mente se dividió... Empezó a rezar..

- Uno, dos, tres, cuatro... Uno, dos, tres cuatro...

Se sentía muy cansada, tenía los ojos rojos, y un temblor en las manos. Padecía de parkinson, no muy grave al menos por le momento. Llevaba días sin tomar sus medicinas, estaban en casa.

Se escuchó una explosión, seguido de un “bhummm...” muy apagado proveniente del tendido eléctrico. Todas las luces se apagaron. A Ester se le erizó el vello. Era mejor verlos, desde luego. Cerró los ojos, murmurando nuevamente su mantra agónico...

- Uno, dos, tres, cuatro... Uno, dos, tres, cuatro...

Agarraba con fuerza y acariciaba frenéticamente una cruz de madera, con una talla que decía “Traemela de vuelta” en uno de las superficies. Pasados unos minutos, mas relajada, volvió a abrir los ojos, y vio una débil luz de una vela. Soltó la cruz, se puso de pié. Esa luz, pertenecía a la iglesia de enfrente, a apenas 6 metros de distancia. Si conseguía avisarles, podría entrar.

- Me dejarán entrar, y todo se habrá solucionado. Siempre se soluciona todo... Uno, dos, tres, cuatro...

Mientras tanto, el David terminaba de comer a la luz de un cirio un plato de lentejas frias de bote que Anselmo guardaba en una pequeña alacena. Aunque no les gustasen, las devoraba como si fuera lo último que comiera en su vida. En cambio, el padre Anselmo estaba de rodillas, rezando, mirando una enorme cruz donde un hombre barbudo fue sacrificado hace casi 2000 años.


Ester estaba eufórica, pensando como podía hacerse notar sin que los monstruos lo hicieran también. Sus ojos pasaban por la negrura del lugar buscando objetos largos. Dio con una escoba, una fregona y algunas agujas de lana. Empezó a unir las piezas lo más rápido posible. Hizo un lanzador con una de las agujas y la lana. De tal forma, y durante los próximos 10 minutos, estuvo haciendo probaturas para saber si llegaría a tocar la vidriera. Al fin, al minuto 23 y a los 57 intentos, dio un golpe sonoro contra la vidriera.

Anselmo, dio un respingo. Algo había golpeado una vidriera a la altura de 3 metros... Mandó a su feligrés ir a ver que ocurría, y le dijo..

- No lleves armas, tranquilo. Dios está de nuestra parte...

- ¿A que te ref... - Empezó a preguntar David, pero se contuvo. Recordaba que horas antes había sucumbido al golpe del padre. Una lágrima imaginaria amaneció al borde de su cordura. - … Si, por supuesto.

David se levantó, con el cuchillo de la comida en la mano derecha, oculto tras el brazo a modo de puñal. Se acercó a la vidriera, y miró por la ventana. Vio a una cantidad ingente de hombres y mujeres mutilados, ensangrentados y sin voluntad propia. Tan solo, andaban, como si de un camino hecho por hormigas se tratase. Y al otro lado de la calle, se encontraba otro muerto viviente, andando y haciendo gestos extraños desde dentro de una vieja y mugrienta tienda de barrio. Una mujer menuda, de unos treinta años, desarreglada y a oscuras hacía señas desde el otro lado de la calle. Era una viva, “¡¡Una persona viva!!” pensó David. Debo decirselo.

- ¡Está viva! ¡Hay una mujer viva! - Gritó David a pleno pulmón, aunque no se duera cuenta. - Mire, Padre, es enfrente, en una tienda de telas...

- Si, supongo que seguirá viva.

-¿Como que supongo? - Dijo David intrigado.

- Ella es una mujer de Dios, y Dios tiene planes muy importantes para nosotros. Seremos el futuro. Pero no quiero adelantar nada, todo se sabrá en su momento.

Mientras Anselmo hablaba, David no había mas que pensar si él estaba deseando que Anselmo no estuviera, para que querría la muchacha de enfrente venir aquí. ¿Tan sola se sentía?

Y mientras David entraba en una vorágine de pensamientos filosóificos, Esther empezaba a planear su huída…
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