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Segunda prueba
¿Furulas?
Desalmados.
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Toletum
Leafar
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Re: Desalmados.
tampoco hay que ser tan tiquismiquis con lo de los horarios, y menos aqui, que son los trabajos de cada uno, y si te fijas en otros trabajos, tampoco hay 24 horas de diferencia entre post y post, pero en esta seccion doy un poco de manga ancha, si el doble post fuese con 2 horas, pues si, pero cuando el doble post tiene 20 horas o mas, tampoco pasa mucho
que os llame la atencion porque falten 5 minutos no quiere decir que se os quiten puntos
que os llame la atencion porque falten 5 minutos no quiere decir que se os quiten puntos
Re: Desalmados.
Yo lo sigo aunque no postee que lo sepas!! Jajajaja!
xalakabula- Aprendiz de cazador
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Re: Desalmados.
jaja genial, te e echo caso y he dedicado un capitulo al tipo y no a la situación y he añadido algunas cosillas en capitulos anteriores.
Leafar- Encargado de las mantas
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yo lo leo y ME GUSTA!!
SALUDOS!!! Ya pusiste los capitulos que tenias escritos pero que no habias puesto aqui??
Re: Desalmados.
Si, todos estan aqui, pero te aconsejo leerlos desde el blog que esta en mi firma, ya que ahí tiene titulos y esta completito.
Leafar- Encargado de las mantas
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Re: Desalmados.
Capitulo XIII.
Salí de mi mundo de fantasía para volver a la triste realidad. Aquel hombre seguía en el suelo mirándome con sus muertos ojos.
Había acabado con su vida... “ o con su no-vida” pensé con una pequeña sonrisa esbozada en la boca.
Ya era hora... llevaba demasiado tiempo lamentándome ya eran las cinco y si quería hacer algo tendría que hacerlo antes de que anocheciera.
Saqué las botellas vacías de la mochila y me dirigí hacia la cocina. Al abrir el grifo tres largos chorros cortados por ráfagas de aire que salían de este fueron las últimas señales de vida del suministro de agua.
-No me jodas.-
Pude llenar una de las botellas, la otra la dejé bajo el grifo el cual seguía soltando un pequeño hilito de agua.
Mientras se llenaba la segunda botella fuí a comprobar los grifos del baño con una garrafa vacía que me encontré. Salía algo de agua del baño del primer piso, pero no dió ni para llenar ni un cuarto de la garrafa.
Con ese agua llené un cacharro y se lo puse en los morros a bronco el cual bebía como un camello.
Ahora debía subir al piso de arriba, cogí el hacha, ya que aún no había subido a ese piso y no sabía si podría haber algún araña-puertas.
Así que subí las escaleras a paso lento, al llegar al tope de estas abrí la puerta que da al pasillo... otra vez este olor... miré a un lado y al otro , todo parecía despejado. Empezé a mirar en las habitaciones de la izquierda. Todas las puertas estaban abiertas a excepción de una, así que solo tenía que darles una pequeña patadita para que se abrieran del todo.
El dormitorio parecía despejado. Las camas estaban desechas y los cajones estaban tirados por el suelo, había ropa por todas partes, incluso una maleta a medio hacer, parecía que tenían prisa en largarse de aquí.
Continué con la siguiente habitación, la sala de invitados. También despejado, estaba muy ordenada, con cada cosa colocada meticulosamente en su sitio, nada fuera de lo normal.
Ahora tocaba el baño, la puerta cerrada, y posiblemente la procedencia del hedor. Al abrir la puerta el pulso se me aceleró desmesuradamente y el olor que de ahí salía casi hizo que me desmayara. Lo primero que ví fueron huellas de manos ensangrentadas en el espejo del baño, después un charco de sangre, la espectación me obligaba a seguir abriendo aquella puerta y desvelar el misterio, seguí, el charco de sangre conducía a la bañera, de la que colgaban dos piernas del bordillo. Un estampado de sesos decoraba la pared que se encontraba detrás del cadáver de mi vecino, el cual se encontraba metido en la tina.
Me quedé de piedra, hasta que, como el día anterior, las arcadas hicieron que saliera de ahí.
Cerré la puerta del baño y a continuación la del pasillo. Bajé corriendo y vomité lo poco que tenía en el estómago sobre una preciosa planta
Le habían disparado en la cabeza. ¿ Quien demonios haría algo así ? Y ¿por qué?
Haciendo memoria, pude recordar que el día de la evacuación, pude ver a la mujer del vecino subir al autobus poco antes de subir corriendo a la habitación acorazada.
“Subió sola... Debieron matar a su marido, quizás por ese virus.” Era lo que pensaba entonces, pero ahora tengo absoluta certeza de ello.
Una vez recuperado de soportar aquella terrible imágen y ese repugnante hedor me dirigí a la cocina. La botella solo se había llenado hasta la mitad.
-Joder... tendré que sacar agua del inodoro.-
Decidí que era hora de comer algo, y quería comer bien, así que encendí la bitrocerámica y saqué una sartén, buscando por todas partes encontré unos dientes de ajo y algo de aceite. Cuando ya había preparado todo para hacerme una fritura de ajo que luego echaría en los espaguetis ya echos, ví que la bitro no funcionaba, ni la nevera, ni la luz... la electricidad finalmente, se fue al garete.
Salí de mi mundo de fantasía para volver a la triste realidad. Aquel hombre seguía en el suelo mirándome con sus muertos ojos.
Había acabado con su vida... “ o con su no-vida” pensé con una pequeña sonrisa esbozada en la boca.
Ya era hora... llevaba demasiado tiempo lamentándome ya eran las cinco y si quería hacer algo tendría que hacerlo antes de que anocheciera.
Saqué las botellas vacías de la mochila y me dirigí hacia la cocina. Al abrir el grifo tres largos chorros cortados por ráfagas de aire que salían de este fueron las últimas señales de vida del suministro de agua.
-No me jodas.-
Pude llenar una de las botellas, la otra la dejé bajo el grifo el cual seguía soltando un pequeño hilito de agua.
Mientras se llenaba la segunda botella fuí a comprobar los grifos del baño con una garrafa vacía que me encontré. Salía algo de agua del baño del primer piso, pero no dió ni para llenar ni un cuarto de la garrafa.
Con ese agua llené un cacharro y se lo puse en los morros a bronco el cual bebía como un camello.
Ahora debía subir al piso de arriba, cogí el hacha, ya que aún no había subido a ese piso y no sabía si podría haber algún araña-puertas.
Así que subí las escaleras a paso lento, al llegar al tope de estas abrí la puerta que da al pasillo... otra vez este olor... miré a un lado y al otro , todo parecía despejado. Empezé a mirar en las habitaciones de la izquierda. Todas las puertas estaban abiertas a excepción de una, así que solo tenía que darles una pequeña patadita para que se abrieran del todo.
El dormitorio parecía despejado. Las camas estaban desechas y los cajones estaban tirados por el suelo, había ropa por todas partes, incluso una maleta a medio hacer, parecía que tenían prisa en largarse de aquí.
Continué con la siguiente habitación, la sala de invitados. También despejado, estaba muy ordenada, con cada cosa colocada meticulosamente en su sitio, nada fuera de lo normal.
Ahora tocaba el baño, la puerta cerrada, y posiblemente la procedencia del hedor. Al abrir la puerta el pulso se me aceleró desmesuradamente y el olor que de ahí salía casi hizo que me desmayara. Lo primero que ví fueron huellas de manos ensangrentadas en el espejo del baño, después un charco de sangre, la espectación me obligaba a seguir abriendo aquella puerta y desvelar el misterio, seguí, el charco de sangre conducía a la bañera, de la que colgaban dos piernas del bordillo. Un estampado de sesos decoraba la pared que se encontraba detrás del cadáver de mi vecino, el cual se encontraba metido en la tina.
Me quedé de piedra, hasta que, como el día anterior, las arcadas hicieron que saliera de ahí.
Cerré la puerta del baño y a continuación la del pasillo. Bajé corriendo y vomité lo poco que tenía en el estómago sobre una preciosa planta
Le habían disparado en la cabeza. ¿ Quien demonios haría algo así ? Y ¿por qué?
Haciendo memoria, pude recordar que el día de la evacuación, pude ver a la mujer del vecino subir al autobus poco antes de subir corriendo a la habitación acorazada.
“Subió sola... Debieron matar a su marido, quizás por ese virus.” Era lo que pensaba entonces, pero ahora tengo absoluta certeza de ello.
Una vez recuperado de soportar aquella terrible imágen y ese repugnante hedor me dirigí a la cocina. La botella solo se había llenado hasta la mitad.
-Joder... tendré que sacar agua del inodoro.-
Decidí que era hora de comer algo, y quería comer bien, así que encendí la bitrocerámica y saqué una sartén, buscando por todas partes encontré unos dientes de ajo y algo de aceite. Cuando ya había preparado todo para hacerme una fritura de ajo que luego echaría en los espaguetis ya echos, ví que la bitro no funcionaba, ni la nevera, ni la luz... la electricidad finalmente, se fue al garete.
Leafar- Encargado de las mantas
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Re: Desalmados.
Capitulo XIV. Mayday. Parte 1 y 2.
-¡Sargento algo está fallando en el motor!
-¡Maldita sea Fernandez mantenga el aparato enderezado!
-¡Si seguímos así no nos quedará más remedio que aterrizar!
El ruido del helicóptero se alejó del improvisado refugio en medio de la noche. El plato oscilante soltaba una cantidad de humo considerable, algo estaba fallando en el motor.
Atraídos por la presencia humana, los araña-puertas siguieron ese sonido que se alejaba.
-¡Mayday! ¡mayday! ¡ Tenemos problemas ! ¡ El motor está fallando ! ¡ No llegarémos a la torre !
-! Sargento, debemos aterrizar¡ ! Esa plaza parece un buen sitio¡
- Identifíquese.
-¡ Sargento Macías a base ! ¡Tenemos problemas, debemos tomar tierra! ¡ Vamos a aterrizar en la plaza Santa Ana ! ¡Repito!
¡ Vamos a aterrizar en la plaza Santa Ana !
-De acuerdo Sargento, enviaremos un equipo de rescate en su dirección, ya sabéis las ordenes.-
-¡ Protegeremos la carga con nuestra vida señor !
El helicóptero empezó a descender hacia dicha plaza con dificultad, la destreza del pilóto consiguió posar el enorme pájaro de acero en la plaza sin problemas.
Ellos lo sabían, sabían que pronto aparecerían.
-Poneos en círculo alrededor del helicóptero, Fernández cubrirá el la zona noreste de la aeronave, Monalí la sureste y yo la oeste. Recordad, la carga debe llegar a la torre. Pase lo que pase. Mucha gente depende de nosotros.
Con el helicóptero cubierto por todos los flancos por soldados profesionales solo quedaba esperar.
El primero de ellos en aparecer, un hombre con una bata de hospital que corría hacia el origen del ruido.
-¡Infectado al oeste!
Capítulo XIV. Mayday. Parte 2.
Los disparos resonaban por toda la ciudad, rompiendo el ahora eterno silencio de la noche, los cuerpos empezaban a amontonarse alrededor del helicóptero; la munición escaseaba y los refuerzos no llegaban.
- ¡ Maldita sea donde esta el equipo de rescate ! ¡ Monalí coge esa radio y vuelve a llamar a la torre!-
Las constantes llamadas no tenían respuesta alguna.
- ¡ Mierda Fernández! ¡ Más vale que afines esa puntería ! -
- ¡ Ya lo intento sargento ! -
- ¡Cabo Monalí a base! ¡Responded! ¡Estamos en problemas no resistiremos mucho más! Cambio. -
-¡Repito estamos en problemas no resisitiremos mucho mas! ¡Cambio!- Repitio despues de un largo silencio.
- ¡ No dispares ráfagas! ¡Recordad! ¡Disparos precisos y a la cabeza!- Les recordó Macías.
- ¡ Que pasa con esa puta radio !-
- ¡ No responden sargento ! ¡ Creo que nos han dejado tirados !-
El equipo de rescate debía haber llegado hacía una hora, durante la cual decenas de infectados y no-muertos habían estado atacando el helicóptero de una forma constante y tenaz.
- ...No podremos conseguirlo...- Dijo Monalí mientras miraba por la enorme pantalla de cristal del helicóptero.
Se acercaba un grupo muy numeroso por la calle al norte del helicóptero.
-¡ Joder ! ¡ Nos largamos de aquí !-
-¿¡ Y que pasa con las ordenes!?- Preguntó Fernández mientras disparaba.
- ¡A la mierda las ordenes! ¡ No pienso morir aquí ! -
- ¡Comprobad el equipo por que nos largamos!
Sacaron todas las cosas que les podría ser útil del helicóptero y se reunieron a un lado de este.
- ¿Que hacemos con la carga sargento? - Preguntó Monali.
- ¡Si quieren que vengan a buscarlo, nosotros nos marchamos YA!-Dijo el sargento Macías mientras cogía toda la munición que podía del helicoptero.
- ... nos matarán por desobedecer las ordenes, seremos desertores.- Comentaba Fernández.
-¡Pues que así sea, prefiero morir de un tiro que devorado por estos hijos de puta!- Dijo el sargento mientras le tiraba un cargador a Fernández.
-Vamonos de aquí...- El pesimismo en las palabras de Monalí se reflejaba en su mirada mientras echaba un último vistazo al helicóptero.
Sin apenas munición se pusieron rumbo a ninguna parte, no podían volver a la torre, ya eran desertores.
-¡Sargento algo está fallando en el motor!
-¡Maldita sea Fernandez mantenga el aparato enderezado!
-¡Si seguímos así no nos quedará más remedio que aterrizar!
El ruido del helicóptero se alejó del improvisado refugio en medio de la noche. El plato oscilante soltaba una cantidad de humo considerable, algo estaba fallando en el motor.
Atraídos por la presencia humana, los araña-puertas siguieron ese sonido que se alejaba.
-¡Mayday! ¡mayday! ¡ Tenemos problemas ! ¡ El motor está fallando ! ¡ No llegarémos a la torre !
-! Sargento, debemos aterrizar¡ ! Esa plaza parece un buen sitio¡
- Identifíquese.
-¡ Sargento Macías a base ! ¡Tenemos problemas, debemos tomar tierra! ¡ Vamos a aterrizar en la plaza Santa Ana ! ¡Repito!
¡ Vamos a aterrizar en la plaza Santa Ana !
-De acuerdo Sargento, enviaremos un equipo de rescate en su dirección, ya sabéis las ordenes.-
-¡ Protegeremos la carga con nuestra vida señor !
El helicóptero empezó a descender hacia dicha plaza con dificultad, la destreza del pilóto consiguió posar el enorme pájaro de acero en la plaza sin problemas.
Ellos lo sabían, sabían que pronto aparecerían.
-Poneos en círculo alrededor del helicóptero, Fernández cubrirá el la zona noreste de la aeronave, Monalí la sureste y yo la oeste. Recordad, la carga debe llegar a la torre. Pase lo que pase. Mucha gente depende de nosotros.
Con el helicóptero cubierto por todos los flancos por soldados profesionales solo quedaba esperar.
El primero de ellos en aparecer, un hombre con una bata de hospital que corría hacia el origen del ruido.
-¡Infectado al oeste!
Capítulo XIV. Mayday. Parte 2.
Los disparos resonaban por toda la ciudad, rompiendo el ahora eterno silencio de la noche, los cuerpos empezaban a amontonarse alrededor del helicóptero; la munición escaseaba y los refuerzos no llegaban.
- ¡ Maldita sea donde esta el equipo de rescate ! ¡ Monalí coge esa radio y vuelve a llamar a la torre!-
Las constantes llamadas no tenían respuesta alguna.
- ¡ Mierda Fernández! ¡ Más vale que afines esa puntería ! -
- ¡ Ya lo intento sargento ! -
- ¡Cabo Monalí a base! ¡Responded! ¡Estamos en problemas no resistiremos mucho más! Cambio. -
-¡Repito estamos en problemas no resisitiremos mucho mas! ¡Cambio!- Repitio despues de un largo silencio.
- ¡ No dispares ráfagas! ¡Recordad! ¡Disparos precisos y a la cabeza!- Les recordó Macías.
- ¡ Que pasa con esa puta radio !-
- ¡ No responden sargento ! ¡ Creo que nos han dejado tirados !-
El equipo de rescate debía haber llegado hacía una hora, durante la cual decenas de infectados y no-muertos habían estado atacando el helicóptero de una forma constante y tenaz.
- ...No podremos conseguirlo...- Dijo Monalí mientras miraba por la enorme pantalla de cristal del helicóptero.
Se acercaba un grupo muy numeroso por la calle al norte del helicóptero.
-¡ Joder ! ¡ Nos largamos de aquí !-
-¿¡ Y que pasa con las ordenes!?- Preguntó Fernández mientras disparaba.
- ¡A la mierda las ordenes! ¡ No pienso morir aquí ! -
- ¡Comprobad el equipo por que nos largamos!
Sacaron todas las cosas que les podría ser útil del helicóptero y se reunieron a un lado de este.
- ¿Que hacemos con la carga sargento? - Preguntó Monali.
- ¡Si quieren que vengan a buscarlo, nosotros nos marchamos YA!-Dijo el sargento Macías mientras cogía toda la munición que podía del helicoptero.
- ... nos matarán por desobedecer las ordenes, seremos desertores.- Comentaba Fernández.
-¡Pues que así sea, prefiero morir de un tiro que devorado por estos hijos de puta!- Dijo el sargento mientras le tiraba un cargador a Fernández.
-Vamonos de aquí...- El pesimismo en las palabras de Monalí se reflejaba en su mirada mientras echaba un último vistazo al helicóptero.
Sin apenas munición se pusieron rumbo a ninguna parte, no podían volver a la torre, ya eran desertores.
Leafar- Encargado de las mantas
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Re: Desalmados.
Capitulo XV. Disparos.
Comprobé el cuadro de palancas y todo parecía en orden. Todo se había ido a la mierda en apenas un mes. Electricidad, agua, luz, medios de comunicación...
Otra vez la misma historia se repite, en el siglo XVII la peste negra azotaba la población Europea. Ahora en el siglo XXI, me tomé el capricho de bautizar el virus que había aniquilado a la mayoría de la población mundial como Virus Lázaro, haciendo una alegoría hacia el mítico personaje de la bíblia, Lázaro, el cual se levantaba de su tumba tras unas palabras de Jesús, el primer zombie de la historia en toda regla.
Bronco y yo acabamos con los fríos espaguetis en un momento , tenía mis dudas acerca de si al perro le gustaran , pero parecía encantado de tener algo que comer, aunque no tuviera sabor alguno.
Pasaríamos otra noche en el sótano, por ahora el lugar más seguro de la casa.
A la mañana siguiente partiríamos en busca de algo más de comida a mi antiguo hogar. Nos quedaban muy pocas provisiones.
Abrí la puerta que da al sótano justo cuando oí varios disparos a lo lejos.
¿¡Disparos!? ¿¡Hay mas gente!?- Pensé.
Por primera vez en siete años me alegraba de oir signos de civilización. No sabía de donde venían los disparos, ni quienes eran los que los efectuaban, solo sabía que yo solo no tardaría en acabar como pasto para esos bastardos.
Pensé muy detenidamente en si debía ir hacia la procedencia de los disparos. Y entre todos los pros y los contras no había uno que se diferenciara entre hacerlo de día y de noche. De día hay luz, pero esto hace que sea más localizable, en cambio de noche yo no los podría ver a ellos, pero suponía que ellos tampoco a mí. La noche estaba despejada con una enorme luna llena que iluminaba la calle, mejor momento para salir no habría.
Lo había decidido, había decidido no atrasar lo inevitable, si tenía que morir lo haría esa noche, sino, con suerte, me reuniría con los causantes de esos disparos que se oían a lo lejos.
Rebuscando por la casa encontré un bozal para perros algo mordisqueado, parecía que bronco le tenía algo de manía ya que se resistió a ponerselo.
Preparé la mochila para ir a por provisiones, lo haría rapido, entraría en la cocina desde el jardín y cogería todas las provisiones que el día anterior había saqueado de la casa de mis vecinos.
Desde el paterre eché un ojo al interior de la cocina, parecía despejada. Entré y con el foco de la linterna no pude descubrir ningún peligro.Asi que, una vez seguro de que no había ningúno de esos asqueroso empezé a recoger la comida. Lo que más abundaba era pienso para perros, Bronco estaba de suerte, tendría comida para una temporadita.
Salí contento de aquella cocina por el echo de que lo había conseguido, tenía comida y no me había supuesto una odisea conseguirla.
Ese sentimiento de felicidad se remplazó por uno de pánico al pisar los restos de cristal de un baso roto.
La mujer chamuscada, la que el día anterior se había desplomado al ser empujada por el lunático de la bata de hospital, estaba allí, en el salón.
Pude enfocarla de arriba abajo, no se movía, simplemente estaba allí de pie, abriendo y cerrando la boca mientras se tambaleaba...
No tenía ojos, en lugar de estos habían dos enormes agujeros negros. Su piel estaba quemada en toda regla, carbonizada, resquebrajada hasta el punto de que en cada movimiento un trozo de piel se le caía dejando descubierto el músculo que se encontraba debajo.
Decidí irme de ahí, no creía que pudiera hacerme daño alguno en su lamentable estado,aquella escena me volcó el estómago.
Una vez de vuelta me planté delante de la puerta principal. Con el arco en mano y una flecha preparada, solo quedaba saltar a la acción.
Comprobé el cuadro de palancas y todo parecía en orden. Todo se había ido a la mierda en apenas un mes. Electricidad, agua, luz, medios de comunicación...
Otra vez la misma historia se repite, en el siglo XVII la peste negra azotaba la población Europea. Ahora en el siglo XXI, me tomé el capricho de bautizar el virus que había aniquilado a la mayoría de la población mundial como Virus Lázaro, haciendo una alegoría hacia el mítico personaje de la bíblia, Lázaro, el cual se levantaba de su tumba tras unas palabras de Jesús, el primer zombie de la historia en toda regla.
Bronco y yo acabamos con los fríos espaguetis en un momento , tenía mis dudas acerca de si al perro le gustaran , pero parecía encantado de tener algo que comer, aunque no tuviera sabor alguno.
Pasaríamos otra noche en el sótano, por ahora el lugar más seguro de la casa.
A la mañana siguiente partiríamos en busca de algo más de comida a mi antiguo hogar. Nos quedaban muy pocas provisiones.
Abrí la puerta que da al sótano justo cuando oí varios disparos a lo lejos.
¿¡Disparos!? ¿¡Hay mas gente!?- Pensé.
Por primera vez en siete años me alegraba de oir signos de civilización. No sabía de donde venían los disparos, ni quienes eran los que los efectuaban, solo sabía que yo solo no tardaría en acabar como pasto para esos bastardos.
Pensé muy detenidamente en si debía ir hacia la procedencia de los disparos. Y entre todos los pros y los contras no había uno que se diferenciara entre hacerlo de día y de noche. De día hay luz, pero esto hace que sea más localizable, en cambio de noche yo no los podría ver a ellos, pero suponía que ellos tampoco a mí. La noche estaba despejada con una enorme luna llena que iluminaba la calle, mejor momento para salir no habría.
Lo había decidido, había decidido no atrasar lo inevitable, si tenía que morir lo haría esa noche, sino, con suerte, me reuniría con los causantes de esos disparos que se oían a lo lejos.
Rebuscando por la casa encontré un bozal para perros algo mordisqueado, parecía que bronco le tenía algo de manía ya que se resistió a ponerselo.
Preparé la mochila para ir a por provisiones, lo haría rapido, entraría en la cocina desde el jardín y cogería todas las provisiones que el día anterior había saqueado de la casa de mis vecinos.
Desde el paterre eché un ojo al interior de la cocina, parecía despejada. Entré y con el foco de la linterna no pude descubrir ningún peligro.Asi que, una vez seguro de que no había ningúno de esos asqueroso empezé a recoger la comida. Lo que más abundaba era pienso para perros, Bronco estaba de suerte, tendría comida para una temporadita.
Salí contento de aquella cocina por el echo de que lo había conseguido, tenía comida y no me había supuesto una odisea conseguirla.
Ese sentimiento de felicidad se remplazó por uno de pánico al pisar los restos de cristal de un baso roto.
La mujer chamuscada, la que el día anterior se había desplomado al ser empujada por el lunático de la bata de hospital, estaba allí, en el salón.
Pude enfocarla de arriba abajo, no se movía, simplemente estaba allí de pie, abriendo y cerrando la boca mientras se tambaleaba...
No tenía ojos, en lugar de estos habían dos enormes agujeros negros. Su piel estaba quemada en toda regla, carbonizada, resquebrajada hasta el punto de que en cada movimiento un trozo de piel se le caía dejando descubierto el músculo que se encontraba debajo.
Decidí irme de ahí, no creía que pudiera hacerme daño alguno en su lamentable estado,aquella escena me volcó el estómago.
Una vez de vuelta me planté delante de la puerta principal. Con el arco en mano y una flecha preparada, solo quedaba saltar a la acción.
Leafar- Encargado de las mantas
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Re: Desalmados.
Capitulo XVI. Respuestas.
Salí de la casa corriendo, algo me decía que corriera y no parara hasta encontrar la procedencia de los disparos. Corrí a lo largo de las calles, ya no los escuchaba, empezé a pensar que no los encontraría, que no saldría de esa. Fue entonces, cuando giré una esquina, ahí estaban, sonreí como un niño cuando un culatazo hizo que perdiera el equilibrio y cayera.
-¡JODER!- pude oir antes de recibir otro golpe que hizo que perdiera la consciencia.
Desperté en un cuarto de baño bastante pequeño, metido en la bañera, esposado a la grifería y bañado en sangre.
-¿ Hola...? ¿Hay alguien ahí?
-¡Macías! Parece que la bella durmiente se ha despertado.
Se abrió la puerta de golpe y tras esta apareció un hombre de uniforme, un soldado vestido de camuflaje. Tenía los ojos negros; una nariz monumental y una sonrisa de oreja a oreja. En la frente una cinta roja decoraba su cabeza.
-¿ Que cojones...? ¿ Por que me habéis esposado ? ¿ Que queréis de mi? -Pregunté nervioso
-Tranquilo amigo, no te vamos a hacer nada, te cruzastes en mi camino, pensé que eras uno de ellos y te tumbé.
-Pero que...Dónde está mi perro...
Apareció otro hombre de uniforme, tendría unos treinta años de edad, su cara connotaba seriedad y templanza. Llevaba un pañuelo rojo en la cabeza con una calavera negra en un lado.
-Su perro está bien, -me aclaró- se le echó encima a Fernandez cuando te atacó. Gracias a dios que llevaba bozal, es el primer perro vivo que vemos en dos semanas, si nos hubiera supuesto una amenaza probablemente ahora estaría muerto.
-Fernández, baja a hacer guardia con Monalí.
-¿Quienes sois? ¿ Por que me habéis atacado ?
-Somos... éramos soldados del ejército español - dijo mientras miraba al techo tornando los ojos - Fuimos enviados en helicóptero al hospital Negrin a por suministros médicos. Nuestro helicóptero se averió antes de llegar a la torre, nuestro principal asentamiento. Tuvimos que aterrizar a unos tres kilómetros de aquí, pedimos un equipo de rescate que nunca llegó. Nuestras órdenes eran recoger la carga y llevarla a la torre y en caso de complicaciones informar al cuartel y proteger la carga con nuestra vida.-
-¿...Debo suponer que la abandonasteis ? -
-Así es, desobedecimos las órdenes y ahora no podemos volver.
-¿ Por qué? - Pregunté.
-Porque nos matarían. -
El silencio se hizo después de sus palabras, ¿ En qué se había convertido la democracia?
-Veo que no sabes de que te estoy hablando. Desde que empezó todo esto, el sistema político se fué a la mierda. Se decidió que el poder político no debía centrarse en una sola persona, y los presidentes de cada comunidad autónoma tomaron el control sobre su territorio.Fué entonces cuando Paulino Rivero ordenó hacer análisis de sangre de toda la población Canaria, el seis de junio soldados armados fueron casa por casa recogiendo a los ciudadanos para llevarlos al puesto médico más cercano para tomar muestras de sangre, que determinarían que habitante estaba infectado... la cosa se complicó cuando el virus se despertó entre las multitudes que hacían cola para realizarse los análisis. Fué una masacre.Paulino la había cagado. A partir del 8 de junio se decretó la ley marcial, tomando así el control de la situación el ejército. Las personas libres del virus se refugiaron en las bases militares, distribuidas por toda la Isla. El Hotel ACI es una de ellas, de la que venimos nosotros. Pues como te iba contando... después de aplicarse la ley marcial el General Olmo asesino a Rivero en un golpe de estado. Las Palmas ahora está bajo una dictadura comandada por este.
-Cuya política acerca de los desertores es un tanto contundente...- le interrumpí.
-Exactamente, Olmo se ha vuelto totalmente loco, no deja que nadie entre en los límites del hotel, esté infectado o no.
-¿Y que pasa con las otras bases? -
-Perdimos las comunicaciones con estas a lo largo de estas semanas. Posiblemente hayan caido todas.
Miles de preguntas volaban en mi cabeza en aquél momento, y todas buscaban respuestas.
-¿Que demonios son esas cosas? ¿ Como siguen en pie?
-¿Que que son? Son lo que ves. Por lo visto el virus revive el tejido muerto, pero a causa del rigor mortis estos son muy lentos, los más peligrosos son los sujetos cero, aquellos que contrajeron el virus de una forma no violenta, son muy rápidos y agresivos, no se cansan y la única solución para ellos es matarlos de un tiro a la cabeza.
-¿De una forma no violenta? ¿ que quieres decir ?
-Con eso me refiero, a que no murieron a causa del virus o no fueron devorados por un portador de este. Aquellos sujetos que tienen el virus y mueren acaban despertandose como, digamos, zombies, más lentos y débiles.
-Esto es una locura... dejame ver si lo he entendido... - Dije intentando sacar algo en claro - Entonces hay dos tipos de infectados, aquellos que murieron y se despertaron como... ¿zombies? ¿Y los que fueron portadores del virus desde un principio y no han muerto? - dije incrédulo.
-...Sí, mas o menos eso.
Jamás me habría creído una cosa así si no la hubiera vivido, pero aún así me parecía una auténtica locura.
- Entonces... ¿cuanta gente queda?
-En el Hotel hay 53 ciudadanos y 21 miembros de las fuerzas armadas. En cuanto al resto del mundo no lo sé, no soy adivino.
-¿Como es posible? ¿ Como es posible que de los ochocientos mil ciudadanos de Gran Canaria solo queden 74 personas?
-...¿Y tu que crees?
Estube pensando durante un tiempo, mientras aquel individuo se fumaba un cigarrillo.
-...¿Que vais a hacer vosotros? -pregunté confuso respecto a su futuro.
Echó una calada y expulsó el humo por la nariz antes de contestarme.
- Nos vamos de Gran Canaria. -
Salí de la casa corriendo, algo me decía que corriera y no parara hasta encontrar la procedencia de los disparos. Corrí a lo largo de las calles, ya no los escuchaba, empezé a pensar que no los encontraría, que no saldría de esa. Fue entonces, cuando giré una esquina, ahí estaban, sonreí como un niño cuando un culatazo hizo que perdiera el equilibrio y cayera.
-¡JODER!- pude oir antes de recibir otro golpe que hizo que perdiera la consciencia.
Desperté en un cuarto de baño bastante pequeño, metido en la bañera, esposado a la grifería y bañado en sangre.
-¿ Hola...? ¿Hay alguien ahí?
-¡Macías! Parece que la bella durmiente se ha despertado.
Se abrió la puerta de golpe y tras esta apareció un hombre de uniforme, un soldado vestido de camuflaje. Tenía los ojos negros; una nariz monumental y una sonrisa de oreja a oreja. En la frente una cinta roja decoraba su cabeza.
-¿ Que cojones...? ¿ Por que me habéis esposado ? ¿ Que queréis de mi? -Pregunté nervioso
-Tranquilo amigo, no te vamos a hacer nada, te cruzastes en mi camino, pensé que eras uno de ellos y te tumbé.
-Pero que...Dónde está mi perro...
Apareció otro hombre de uniforme, tendría unos treinta años de edad, su cara connotaba seriedad y templanza. Llevaba un pañuelo rojo en la cabeza con una calavera negra en un lado.
-Su perro está bien, -me aclaró- se le echó encima a Fernandez cuando te atacó. Gracias a dios que llevaba bozal, es el primer perro vivo que vemos en dos semanas, si nos hubiera supuesto una amenaza probablemente ahora estaría muerto.
-Fernández, baja a hacer guardia con Monalí.
-¿Quienes sois? ¿ Por que me habéis atacado ?
-Somos... éramos soldados del ejército español - dijo mientras miraba al techo tornando los ojos - Fuimos enviados en helicóptero al hospital Negrin a por suministros médicos. Nuestro helicóptero se averió antes de llegar a la torre, nuestro principal asentamiento. Tuvimos que aterrizar a unos tres kilómetros de aquí, pedimos un equipo de rescate que nunca llegó. Nuestras órdenes eran recoger la carga y llevarla a la torre y en caso de complicaciones informar al cuartel y proteger la carga con nuestra vida.-
-¿...Debo suponer que la abandonasteis ? -
-Así es, desobedecimos las órdenes y ahora no podemos volver.
-¿ Por qué? - Pregunté.
-Porque nos matarían. -
El silencio se hizo después de sus palabras, ¿ En qué se había convertido la democracia?
-Veo que no sabes de que te estoy hablando. Desde que empezó todo esto, el sistema político se fué a la mierda. Se decidió que el poder político no debía centrarse en una sola persona, y los presidentes de cada comunidad autónoma tomaron el control sobre su territorio.Fué entonces cuando Paulino Rivero ordenó hacer análisis de sangre de toda la población Canaria, el seis de junio soldados armados fueron casa por casa recogiendo a los ciudadanos para llevarlos al puesto médico más cercano para tomar muestras de sangre, que determinarían que habitante estaba infectado... la cosa se complicó cuando el virus se despertó entre las multitudes que hacían cola para realizarse los análisis. Fué una masacre.Paulino la había cagado. A partir del 8 de junio se decretó la ley marcial, tomando así el control de la situación el ejército. Las personas libres del virus se refugiaron en las bases militares, distribuidas por toda la Isla. El Hotel ACI es una de ellas, de la que venimos nosotros. Pues como te iba contando... después de aplicarse la ley marcial el General Olmo asesino a Rivero en un golpe de estado. Las Palmas ahora está bajo una dictadura comandada por este.
-Cuya política acerca de los desertores es un tanto contundente...- le interrumpí.
-Exactamente, Olmo se ha vuelto totalmente loco, no deja que nadie entre en los límites del hotel, esté infectado o no.
-¿Y que pasa con las otras bases? -
-Perdimos las comunicaciones con estas a lo largo de estas semanas. Posiblemente hayan caido todas.
Miles de preguntas volaban en mi cabeza en aquél momento, y todas buscaban respuestas.
-¿Que demonios son esas cosas? ¿ Como siguen en pie?
-¿Que que son? Son lo que ves. Por lo visto el virus revive el tejido muerto, pero a causa del rigor mortis estos son muy lentos, los más peligrosos son los sujetos cero, aquellos que contrajeron el virus de una forma no violenta, son muy rápidos y agresivos, no se cansan y la única solución para ellos es matarlos de un tiro a la cabeza.
-¿De una forma no violenta? ¿ que quieres decir ?
-Con eso me refiero, a que no murieron a causa del virus o no fueron devorados por un portador de este. Aquellos sujetos que tienen el virus y mueren acaban despertandose como, digamos, zombies, más lentos y débiles.
-Esto es una locura... dejame ver si lo he entendido... - Dije intentando sacar algo en claro - Entonces hay dos tipos de infectados, aquellos que murieron y se despertaron como... ¿zombies? ¿Y los que fueron portadores del virus desde un principio y no han muerto? - dije incrédulo.
-...Sí, mas o menos eso.
Jamás me habría creído una cosa así si no la hubiera vivido, pero aún así me parecía una auténtica locura.
- Entonces... ¿cuanta gente queda?
-En el Hotel hay 53 ciudadanos y 21 miembros de las fuerzas armadas. En cuanto al resto del mundo no lo sé, no soy adivino.
-¿Como es posible? ¿ Como es posible que de los ochocientos mil ciudadanos de Gran Canaria solo queden 74 personas?
-...¿Y tu que crees?
Estube pensando durante un tiempo, mientras aquel individuo se fumaba un cigarrillo.
-...¿Que vais a hacer vosotros? -pregunté confuso respecto a su futuro.
Echó una calada y expulsó el humo por la nariz antes de contestarme.
- Nos vamos de Gran Canaria. -
Leafar- Encargado de las mantas
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Re: Desalmados.
Capítulo XV. El Diablo Vestido de Etiqueta. Parte 1.
La noticia de que abandonaban Gran Canaria me sorprendió de sobremanera, quería ir con ellos, pero no me atrevía a pedirselo. Decidí esperar al momento indicado.
Finalmente Macías me quitó las esposas, giré las manos con alivio, la presión que estas habían ejercido me habían herido las muñecas .
-¿Tenían que estar tan apretadas? - dije con resentimiento.
-Es por seguridad.
Parecía que la cosa había estado muy complicada en todo este tiempo como para esposar a una persona a la primera de cambio.
-¿Donde están mis cosas?
- Tu mochila y el perro se encuentran en uno de los despachos.¿ No te importará que te hayamos quitado un paquete de espagueti verdad?
Bajé al piso de abajo, en el estaba el hombre a una nariz pegado y otro chico rubio.
-¡Valla! ¡Parece que el principe azul te ha despertado!-
-Alex, seguro que no quieres acabar con una bala en tu blanco culo- dijo Macías como respuesta.
El susodicho Alex, al igual que Fernández parecía que le había robado toda la gracia y la alegría a Macías, que de vez en cuando, les seguía el rollo contestando a sus guasas.
Alex era un chico de unos veintidos años de edad, era alto y corpulento y a diferencia del prototipo de rubio y ojos azules este los tenía negros.
Al igual que sus compañeros, tenía una prenda de color rojo. Este tenía un pañuelo magenta atado al cuello.
-¿ A que viene eso de los pañuelos ?
-Es de nuestra división, somos de la división de búsqueda y rescate habilitada por el General Olmo... la verdad no sé por que las seguímos llevando.- Contestó Fernández con su característica voz de ultratumba, ronca y casi inaudible pero que se dejaba notar.
-Te hemos dejado un plato de espaguetis. Ten.
El olor de unos espaguetis con tomate recien echos se me coló por las fosas nasales provocando un orgasmo culinario en mi cerebro.
Los devoré en un momento.
-Decís que os vais. - Dije mientras masticaba aquellos deliciosos espaguetis.
-Si, hemos conseguido un coche, y ahora nos dirigiremos al aeropuerto. - me contestó Macías
-¿A caso alguno sabe pilotar?
-Fernández es piloto de helicóptero. Planeamos ir a Lanzarote, quizás allí la cosa habra ido mejor.
-Pero antes debemos hacer una paradita en el Hotel AC. - interrumpio Monalí.
-¿Que? ¿ No decíais que os matarían ? - Dije confundido.
-Sí. Pero seras tu el que entre.
La noticia de que abandonaban Gran Canaria me sorprendió de sobremanera, quería ir con ellos, pero no me atrevía a pedirselo. Decidí esperar al momento indicado.
Finalmente Macías me quitó las esposas, giré las manos con alivio, la presión que estas habían ejercido me habían herido las muñecas .
-¿Tenían que estar tan apretadas? - dije con resentimiento.
-Es por seguridad.
Parecía que la cosa había estado muy complicada en todo este tiempo como para esposar a una persona a la primera de cambio.
-¿Donde están mis cosas?
- Tu mochila y el perro se encuentran en uno de los despachos.¿ No te importará que te hayamos quitado un paquete de espagueti verdad?
Bajé al piso de abajo, en el estaba el hombre a una nariz pegado y otro chico rubio.
-¡Valla! ¡Parece que el principe azul te ha despertado!-
-Alex, seguro que no quieres acabar con una bala en tu blanco culo- dijo Macías como respuesta.
El susodicho Alex, al igual que Fernández parecía que le había robado toda la gracia y la alegría a Macías, que de vez en cuando, les seguía el rollo contestando a sus guasas.
Alex era un chico de unos veintidos años de edad, era alto y corpulento y a diferencia del prototipo de rubio y ojos azules este los tenía negros.
Al igual que sus compañeros, tenía una prenda de color rojo. Este tenía un pañuelo magenta atado al cuello.
-¿ A que viene eso de los pañuelos ?
-Es de nuestra división, somos de la división de búsqueda y rescate habilitada por el General Olmo... la verdad no sé por que las seguímos llevando.- Contestó Fernández con su característica voz de ultratumba, ronca y casi inaudible pero que se dejaba notar.
-Te hemos dejado un plato de espaguetis. Ten.
El olor de unos espaguetis con tomate recien echos se me coló por las fosas nasales provocando un orgasmo culinario en mi cerebro.
Los devoré en un momento.
-Decís que os vais. - Dije mientras masticaba aquellos deliciosos espaguetis.
-Si, hemos conseguido un coche, y ahora nos dirigiremos al aeropuerto. - me contestó Macías
-¿A caso alguno sabe pilotar?
-Fernández es piloto de helicóptero. Planeamos ir a Lanzarote, quizás allí la cosa habra ido mejor.
-Pero antes debemos hacer una paradita en el Hotel AC. - interrumpio Monalí.
-¿Que? ¿ No decíais que os matarían ? - Dije confundido.
-Sí. Pero seras tu el que entre.
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